Dentro de este proceso de planificación cada vez más complejo y dinámico, desde 1958
hasta el presente, se han producido siete planes de desarrollo, que abarcan los siguientes
períodos:
Refiriéndonos a los aspectos sectoriales del Plan se puede observar que la nutrición
forma parte del Plan de Sanidad. Esta concepción de lo nutricional dentro de lo
sanitario, se define acompañada por un Programa de Protección Social.
La referencia que de lo nutricional hace este Plan, no pasa de enunciar algunas causas y
consecuencias de una evidente y aguda problemática; la incidencia de enfermedades de
origen nutricional en la población infantil y en los sectores o grupos de mayor pobreza,
especialmente en madres, lo cual ocasionó que la prematuridad fuera primera causa de
muerte en niños de 0 a 4 semanas.
Aún así, en este Plan la nutrición juega un papel realmente insignificante, siendo la
única referencia con respecto al problema citado: “Siguiendo el criterio en materia de
política alimentaria se prevé fomentar los programas destinados a mejorar los índices
nutricionales, sobre todo en cuanto al pre-escolar se refiere”
El Quinto Plan (1976-1980) pondera aún más el papel que el sector social jugará en el
desarrollo general del país y expresa que el nuevo concepto de planificación
“...establece explícitamente, como indicadores de éxito de la gestión económica de la
Sociedad, aquellas variables que miden la mejora directa de la calidad de la vida del
venezolano -nutrición, salud, educación, vivienda, empleo- y aquellos controles de la
eficiencia en la utilización de la riqueza que procuran minimizar la relación de recursos
no renovables sacrificados con respecto al valor de la producción obtenida...”
Uno de los estudios base para la formulación de este Plan señala: “la política de
alimentación y nutrición requiere de una definición muy precisa de las medidas que el
Gobierno debe tomar, sea para estimular la producción de alimentos específicos, para
importar aquellos que las condiciones agroecológicas no permitan producirlos, para
mejorar su distribución, cuidar de su higiene y garantizar de que lleguen a los grupos
considerados como prioritarios, ampliar el poder adquisitivo de la población destinado a
alimentación y educar al consumidor en formas racionales de selección, preparación y
distribución de los alimentos dentro de la familia”[1].
Esto favorece al diseño de una estrategia de carácter integrador alrededor del problema
nutricional, la cual pondera la participación de un conjunto de variables en el proceso de
desarrollo: “proporcionar el mayor poder adquisitivo a las clases populares e incentivar
la producción nacional de alimentos ricos en calorías y proteínas, así como organizar
servicios de consumo básico mediante una red pública de mercados y centros de
distribución”.
Queda claro que por vez primera, un Plan establece una activa vinculación entre las
variables Nutrición, Empleo, Agricultura y Salud. A pesar de ello, la Nutrición se
estructura como uno de los programas del Plan de Salud.
Otra de las virtudes de este Plan, es que logra superar la ausencia de un diagnóstico
comprensivo, la cual es cubierta por el documento: “Elementos para una definición de
política Nacional de Alimentación y Nutrición”, donde se señala la necesidad de
“intensificar la coordinación entre los diferentes programas adelantados por los
ministerios de Educación, Sanidad, Fomento, Agricultura y las asociaciones de
productores privados, ya que es evidente que el éxito de la política nutricional no
depende sólo de las medidas de salud pública sino que hay una estrecha relación con la
producción, distribución y comercialización de alimentos. De esta manera, medidas
hasta ahora consideradas de estricto orden económico, elevación o baja de precios de
ciertos productos, serán analizadas desde el punto de vista nutricional y viceversa”[2].
El Sexto Plan de la Nación (1981-1985) contempla como uno de sus objetivos globales
“elevar las condiciones y calidad de vida de los venezolanos...” en este campo presenta
opciones para enfrentar en mejor forma las necesidades de alimentación, vivienda, salud
y trabajo, que no dependen sólo de factores materiales, sino que tienen profunda
influencia cultural, que afecta a todos aquellos renglones”.
Por lo tanto, para el período del Plan, se considera como acciones ligadas al campo de la
alimentación-nutricional, las contempladas en el Plan Agrícola en materia de
producción, abastecimiento y comercialización; las acciones del sector industria en
materia agroindustrial alimentaria, la política del Plan de Salud sobre todo el área
materno-infantil y de saneamiento ambiental básico. Igualmente, las vinculadas al área
y contempladas en los Planes de Educación, Comunicación Social y Ciencia y
Tecnología.
Analizando las propuestas de acción de los Planes Agrícola e Industria, con referencia al
problema nutricional, se expone:
Plan Agrícola:
Plan Industrial:
Como puede observarse, uno de los aspectos positivos del Plan es conferirle a estos dos
sectores, que tradicionalmente han tenido una acotación meramente económica,
participación en el desarrollo social del país.
Otro de los avances que se logra con este Plan, es la propuesta del “Plan de Desarrollo
Agrícola a Largo Plazo”[3], el cual logra definir un conjunto de rubros básicos sobre los
cuales girarán los programas de desarrollo y plantea que a fin de hacer efectivo el
abastecimiento de los productos alimenticios requeridos por la población, deberá
producirse una adecuación del patrón de consumo alrededor de los rubros básicos
seleccionados. Este plan al tratar de dar congruencia al aspecto social del mismo,
propone programas de salud, educación y servicios, de alcance nacional pero limitado al
área rural.
“Aunque existen relaciones entre las actividades que se llevan a cabo dentro de la
política de desarrollo agrícola y las actividades que se generan por la aplicación de una
política alimentaria, estas relaciones no son directas ni son las más importantes”.
De acuerdo con ello, en el período del Plan “se reforzarán los estímulos” a la
agroindustria ya la producción selectiva de bienes del sector agrícola”. Por su parte la
estrategia social contempla “un conjunto de operaciones públicas que enfrentarán
directamente el grave problema de la marginalidad social, impulsarán el logro de una
mejor distribución del ingreso y de la calidad de vida de la población e influirán en la
transformación de las relaciones de propiedad y de acceso a la riqueza creada”.
En forma concreta dentro de las operaciones propuestas para la ejecución del plan,
destacan:
Mediante esta operación se crearán las bases para la reorientación del consumo actual
en función de las posibilidades de la agricultura nacional.
Para concluir, se puede expresar que a pesar de las recientes tendencias para la
instrumentación en el país de un Sistema de Seguridad Alimentaria, el cual de alguna
manera iniciaría el proceso de solucionar la problemática alimentaria-nutricional por la
cual atravesamos, del análisis de la gestión institucional en este campo, se observa
desafortunadamente la existencia de una política nutricional incoherente, girando la
acción del Estado en torno a un conjunto de programas medianamente integrados, sin
una evaluación continua y permanente, muchos de los cuales han surgido como
expresión de situaciones coyunturales o de crisis, perpetuándose en el tiempo. Pareciera
ser que ha predominado una tendencia a suponer que el desarrollo económico sostenido
lleva inevitablemente a una mejoría en las condiciones nutricionales, y representa de
hecho, la solución de la desnutrición en el largo plazo.