JUEVES 24 DE AGOSTO DE 2017 LA TRIBUNA
OBITUARIO
JOSÉ M. DOMÍNGUEZ * | TOLEDO
redacciontoledo@diariolatribuna.com
E l curriculum profesional de
Ana María Sancho Sancho,
que fue directora del Conserva-
torio Jacinto Guerrero entre 1987
y 2009, apenas ocupa unas líneas
y debe leerse en la preciosa gale-
ría de retratos de toledanos de
Renate Takkenberg-Krohn.
Nació en Ocaña, descendien-
te de tres generaciones de músi-
cos del pueblo, lo que marcó su
dedicación profesional desde los
seis años. Estudió en el Real Con-
servatorio Superior de Música de
Madrid y fue maestra de Ense-
ñanza Primaria, conjugando am-
bas facetas en su dedicación a la
Pedagogía de la Música.
Su vida profesional transcu-
rrió en Toledo desde 1974, siendo
profesora de Solfeo y Piano en el
Conservatorio de Música Jacinto
Guerrero desde su creación en el
año 1980. Ejerció la dirección del
mismo desde 1987 hasta 2009.
Por sencilla que pueda parecer
una trayectoria así, hay un antes
y un después de Ana Sancho en la
vida musical de nuestra ciudad.
Toledo tiene una fuerte deuda
con ella: un legado impagable que
se explica, más allá de su currícu-
lum, por la calidad de su persona.
Repasando las memorias de
nueve cursos del Conservatorio
(desde 1989-90 hasta 1997-98),
destaca que ninguno de los tex-
tos de presentación está firma-
do. Además, todos están redac-
tados en primera persona del
plural. La excepción es un único
«quiero agradecer» en la memo-
ria de 1995-96 que revela la au-
toría de Ana e ilustra el carácter
discreto, pero profundamente
eficaz, de su labor directiva.
Entendía el Conservatorio co-
mo un logro colectivo, como una
comunidad formada por profe-
sores y alumnos y, en fin, como
un desafío constante, siempre
hacia mejores y mayores metas.
«Toda innovación lleva consigo
alguna inquietud, pero nuestro
Conservatorio siempre ha venci-
do problemas y dificultades con
el esfuerzo de todos» escribía en
1994-95 al haberse completado la
implantación del grado elemen-
tal LOGSE. Terminaba deseando
«que nuestro centro siga superán-
dose hasta alcanzar no solamen-
te el grado medio o profesional
[que llegaría en 1999], sino el su-
ANA MARÍA SANCHO,
IN MEMORIAM
El 19 de agosto falleció la directora del Conservatorio Jacinto Guerrero entre 1987 y 2009
FOTOGRAFÍA: RENATE TAKKENBERG-KROHN (WWW.RENATETAKKENBERG.ES)
perior, tan anhelado como mere-
cido en toda la región». Estas me-
morias son un resumen de «todo
cuanto forma parte de la VIDA de
este Centro» (así, con esas mayús-
culas, en la presentación del cur-
so 1992-93). Por eso daba espe-
cial importancia a la presentación
en ellas de lo que, en palabras de
Juan José Montero, era «una de
sus mayores preocupaciones: la
actividad musical de la ciudad
fuera de lo puramente académi-
co». En esta línea se inscriben el
Coro del Conservatorio con sus
viajes internacionales (Alemania,
Francia, Italia, Israel) y la graba-
ción de varios discos, el Concurso
Nacional de Piano (que alcanza
ya treinta ediciones), y el Festival
Internacional de Música de Tole-
do, así como la relación con nu-
merosas personalidades de la
música en España, entre las que
Montero, sucesor de Sancho y ac-
tual director, destaca a Antón
García Abril, Ramón Coll y Gui-
llermo Fernández.
La gestión de Ana Sancho fue
vital para que la Diputación Pro-
vincial, de quien dependió el
Conservatorio desde sus inicios
hasta 2009, apoyara el crecimien-
to en cuanto a especialidades,
profesores y alumnos. Muchas
veces, a costa de una entrega per-
sonal desmedida, como recuerda
Carmen López García, profesora
de piano y subdirectora del Con-
servatorio en la última etapa.
Esa gestión se concretó tam-
bién en importantes equipamien-
tos: una biblioteca especializada
que forma hoy parte de la red pú-
blica regional, atesorando lega-
dos musicales de gran valor, y el
auditorio, con capacidad para
225 personas, que ella presenta-
ba como un medio para sacar la
enseñanza «viva» de las aulas
«llegando a formar parte del en-
tramado socio-cultural de nues-
tra Ciudad» (Memoria de 1990-
91, ilustrada en la cubierta con la
portada cisneriana del auditorio).
Su vocación de maestra se ma-
nifestaba en el cariño que mos-
traba hacia los alumnos. Yo la re-
cuerdo en algunos momentos
muy especiales: mi primer día de
clase, dándonos la bienvenida en
el aula con la techumbre mudéjar
o, varios años más tarde, el primer
día que se impartió la asignatura
de Orquesta, buscando con preo-
cupación junto a don Antonio
Sendra un espacio donde ubicar-
nos: Éramos tantos que no cabía-
mos en el escenario del auditorio.
«Nuestro Conservatorio», es-
cribía en la Memoria de 1997-98
«está cumpliendo la difícil misión
de formar a los futuros profesio-
nales de la música que, sin duda,
en un tiempo no muy lejano ayu-
darán a humanizar más la socie-
dad». Ese futuro se ha convertido
en realidad para muchos anti-
TOLEDO11
guos alumnos que hoy vivimos
de la música. Sin su visión, sin su
empeño, nuestra carrera durante
los años siguientes habría sido
completamente diferente.
Al final del curso 2008-09, Ana
María decidió finalizar su labor
directiva tras culminar la compli-
cada transferencia del Conserva-
torio de la Diputación a la Junta
de Comunidades de Castilla-La
Mancha. Aun así, siguió prestan-
do su labor docente e interesán-
dose por sus compañeros, ya en
una etapa personal muy dura, co-
mo recuerda Juan Carlos Doria,
profesor de flauta y el de mayor
antigüedad del centro.
En 2013 fue homenajeada por
el alumnado y el profesorado, en
cuya ocasión Pedro Alcázar, bi-
bliotecario, escribió un emotivo
poema. Sandra Redondo, antigua
alumna y hoy profesora de piano
del Jacinto Guerrero, recuerda
cómo ella decía que leía esta poe-
sía todas las noches: «mujer de
valor probado... de la música pri-
sionera... de la tarde a la noche
oscura / trabajaste espartana /
entre arias y amalgamas».
Falleció en Toledo el 19 de
agosto de 2017, dejando en fami-
liares, amigos y compañeros el
«recuerdo imborrable» que sub-
raya María Dolores Villamiel Ba-
rrasa, persona cercana a Ana a
través del Festival Internacional
de Música. El poema de Pedro Al-
cázar, titulado Társila, decía así
en sus estrofas finales: «Canto ás-
pero de las piedras / sabiamente
gobernadas. / Sin ti, el piano que-
da. / Sin ti, trémula cae la tarde. /
Rotos cristales dejas / en inmen-
sas soledades». Que Toledo sepa
siempre llenarlas con la luz de su
vida ejemplar.
* José María Domínguez, antiguo
alumno del Conservatorio Jacinto Gue-
rrero de Toledo, en colaboración con
las personas citadas y con profundo
agradecimiento a las mismas.