Luksic 10/19/05 7:07 AM Page 2

CORRUPCION

FOTO: JAVIER ZAPATA

FOTO: EFE
Procurador Héctor Gutiérrez: “Si testigos se ratifican, solicitaré nuevo juicio.” Presidentes en el 2004 con manzana de la discordia.

CASO LUKSIC
Cata de Dólares 32 cm

‘ Investigaremos
En entrevista concedida esta semana al diario La Tercera de
Santiago, el empresario Andrónico Luksic se refirió al
testimonio de Matilde Pinchi Pinchi sobre la entrega de una
coima a Vladimiro Montesinos en el 2000 y dijo que resulta

31 cm
“insólito” pensar que un millón de dólares pudiera caber en una
caja de vino. CARETAS hizo las mediciones del caso (no

el Soborno’
necesariamente con el efectivo que tenemos a disposición), y
comprobó que no solo cabe un millón sino también millón y
medio – y dejando espacio para una esquela de saludo.
Un billete de 100 dólares mide 15.6 cm x 6.5 cm y un fajo de
US$ 10,000 tiene un grosor promedio de 1.5 cm. El volumen de
un fajo, por lo tanto, llega a unos 152 cm2.
Por otro lado, una caja común de 12 botellas de vino mide 30 6.5
cm
Luksic ha demandado al Estado peruano ante cm x 30 cm x 32 cm de alto. Es decir. 28,800 cm2. 23 c
Un millón de dólares se completan con 100 fajos de US$ m 1.5 cm
m
CIADI y la CIDH. Pide cerca de US$ 200 millones. 10,000 que suman 15,200 cm2. En otras palabras, bien
acomodaditos, sí caben los billetes aludidos por Pinchi Pinchi: 15
.6
c

Pero aquí la justicia no olvida la versión de la coima. millón y medio en una caja, y medio millón más botellas en otra.

32 CARETAS / OCTUBRE 20, 2005 CARETAS / OCTUBRE 20, 2005 33

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E Dura Prueba Para la CIDH

L último martes 18 fue un día
particularmente difícil para
Andrónico Luksic Craig, ca-
beza del descollante Grupo Luksic de
Chile, como tal propietario de la in-
dustria Lucchetti y uno de los hom-
bres más ricos de Latinoamérica.
Previamente, y ante su negativa
de presentarse a los tribunales pe-
ruanos, nuestra justicia lo había con-
vocado de grado o fuerza, pidiendo a
la Interpol su captura.
Esta semana la Primera Sala An-
ticorrupción, presidida por la vocal
Inés Villa Bonilla, rechazó el pedido de
sus abogados para que el empresario
declare mediante video conferencia.
Más aún, el tribunal, ratificando
su decisión anterior, ahora evalúa so-
licitar su extradición.
A esto se suma el asunto del so-
borno, de la coima. CARETAS 1895
ber y por una Comisión del Congreso
de la República.
El último domingo, La Tercera
publicó una entrevista al propio An-
drónico Luksic. El magnate reconoció
haber visitado dos veces a Montesi-
nos en el SIN, además de encontrar-
se con él en Chile en 1998, pero acla-
ró que sólo le regaló vinos.
Luksic señaló, por otro lado, que
es insólito pensar que en una caja de
vinos pueda caber US$ 1’000,000 -
cia, y lo acusan de malintencionado.
Pero el defensor del Estado tiene una
versión más precisa del entripado.
CARETAS lo entrevistó en su despa-
cho y éstas son sus declaraciones.
–¿Anteriormente se investigó en pro-
fundidad la declaración judicial de Matilde
Pinchi Pinchi, quien afirma que el señor
Luksic pagó US$ 2’000,000 a Montesinos?
–No, no fue tomada en cuenta.
–¿Por qué?
–Desconozco el motivo. Sólo sé
que, a la fecha, el proceso está por un
solo delito que es el de tráfico de in-
fluencias, comprendiendo a Vladimi-
ro Montesinos como autor y a los fun-
cionarios de Lucchetti como instiga-
dores de la falta.
–La defensa de Lucchetti sostiene
que el testimonio de la Pinchi Pinchi ya
fue investigado y archivado por la jueza
Jimena Cayo en el 2002.
Abogado de Grupo Luksic fue presidente de organismo.
Todo empezó cuando el Grupo Luksic insistió levantar una fábrica de
fideos Lucchetti en los Pantanos de Villa. Con arrogancia estimulada
por el régimen de Fujimori, ignoraron la prohibición del municipio de
Lima y las alternativas que planteó el alcalde Andrade. La cosa ha lle-
gado a mayores y ahora se espera que la prepotencia no se traslade
al campo internacional – preocupación del autor de esta nota.
la ley de Luksic y otros dos funciona- chilena y cercana colaboradora de
rios de Lucchetti. Según un comunica- alto nivel del también chileno y so-
do de Lucchetti, ha contratado al abo- cialista José Miguel Insulza, Secre-
gado chileno Claudio Grossman para tario General de la OEA.
patrocinar su caso ante la CIDH. Las relaciones con Chile posible-
Grossman tiene abundantes ante- mente lo condujeron a ser designado
cedentes en la materia. De antigua mi- como representante de la CIDH ante
litancia en el Partido Socialista de Chi- la Corte Interamericana de Derechos

FOTO: CARLOS SAAVEDRA

revisó el expediente judicial del caso –La doctora Cayo consideró que no le, fue arrestado y expatriado por la Humanos en el caso de los chilenos
Lucchetti y encontró, aparentemente había elementos para probar la coima dictadura de Pinochet. De Holanda, presos en Perú por colaborar con el
olvidado, el testimonio de Matilde y concluyó “no ha lugar” el pedido de la que lo acogió en esas épocas aciagas, MRTA. Esto fue interpretado por al-
Pinchi Pinchi. En el 2001 la colabora- Fiscalía para procesar a los funciona- pasó a Estados Unidos y, ya en Was- gunos como un conflicto de intereses,

dora eficaz reveló a la justicia que, en
el verano del 2000, Luksic llegó en su
jet privado para parlamentar con
Vladimiro Montesinos en el SIN tra-
yendo un obsequio: tres cajas de vino.
Lo singular, según afirmó la mu-
jer que fuera la confidente especial
del Doc, es que sólo una de las cajas
contenía tintos Tabalí, de los viñedos
del empresario. La segunda caja
ocultaba US$ 1’500,000 y la tercera
US$ 500,000 en efectivo.
Los secretarios de Montesinos, ca-
pitanes EP Wilbert Ramos Viera y
Mario Ruiz Agüero, así como Maruja
Arce, también declararon en el 2001
sobre la visita de Luksic con tres cajas
de cartón “que decían contener vinos”.
La edición de CARETAS desta-
cando estos pormenores armó el bo-
londrón en Chile. Diarios como El
Mercurio y La Tercera rebotaron
nuestra nota y publicaron también
un comunicado de los abogados del
Grupo Luksic.
La empresa sostiene que los testi-
monios aludidos carecen de valor,
pues ya fueron investigados y archi-
vados en el 2002 por la jueza antico-
rrupción Jimena Cayo Rivera Schrei-
Montesinos se
reunió tres veces
con Andrónico
Luksic y
otras con
funcionario
de Lucchetti,
no solo para
tomar vino.
ecuación monetario-geométrica que,
sin embargo, es fácil de resolver (ver
recuadro). En todo caso, Luksic de-
sestimó la versión de los testigos y
negó todos los cargos contra él y los
funcionarios de su organización.
Sus abogados, por cierto, alegan
que el actual procurador del caso,
Héctor Gutiérrez, parece desconocer
que la versión de Pinchi Pinchi ya fue
indagada y desestimada por la justi-
rios de Lucchetti. A su vez, la Procura-
duría no apeló, pese a que existían
otros testimonios importantes.
–¿Alguna idea de por qué no se inda-
gó más sobre este delicado asunto?
–No tengo una explicación válida.
Lamentablemente esto se aprobó
mucho antes de que nosotros llegára-
mos a la Procuraduría (en enero de
este año) y cuando el proceso (por
tráfico de influencias) ya estaba en
sus cauces.
–Dada la omisión, ¿solicitará usted
que se profundice la indagación en el
asunto del soborno?
–En el juicio oral, que actualmen-
te se ventila en la Base Naval, se pre-
guntará a Matilde Pinchi Pinchi y a
los demás testigos si se ratifican en
sus versiones sobre la coima. Lógica-
mente, tenemos que preguntarles so-
bre eso y, dependiendo de su ratifica-
ción, solicitaremos que se haga girar
cuanto antes la investigación que se
tiene que hacer.
–¿La Procuraduría pedirá entonces a
la Sala un nuevo proceso?
–Así es. Pero es el titular del Mi-
nisterio Público quien tiene que, en
PÁGINA 97 *
FOTO: A. SOTO
Chileno Claudio Grossman es, además,
esposo de la principal asesora del actual
Secretario General de la OEA.
Escribe: LUIS F. JIMENEZ*
C
OMO mancha de aceite se van
extendiendo las consecuencias
del problema desatado por las
acusaciones de corrupción contra el
magnate chileno Andrónico Luksic
(Ver CARETAS 1895), por haber en-
tregado una importante suma de di-
nero a Vladimiro Montesinos para
obtener un tratamiento favorable de
la justicia peruana respecto a la em-
presa Lucchetti y la construcción de
sus instalaciones en la zona ecológica
de los Pantanos de Villa. Ya se sintie-
ron los efectos del problema en las re-
laciones entre Perú y Chile, a raíz de
las declaraciones del canciller sobre
el asunto.
Ahora, el problema parece dirigido
a afectar a la Comisión Interamerica-
na de Derechos Humanos (CIDH), ya
que, según la empresa mencionada,
está recurriendo a ese órgano de la
OEA porque el Estado peruano está
hington, se vinculó con la American
University, donde es decano de la facul-
tad de Derecho.
Su activa participación en temas de
derechos humanos lo llevó a ser elegi-
do miembro de la CIDH con el adveni-
miento de la democracia a Chile, cum-
pliendo dos períodos en tal calidad y di-
rigiéndola como su presidente en dos
Observadores en
Washington
cuestionan el
conflicto de
intereses.
términos de un año cada uno.
Su influencia sobre las actividades
de la Comisión y de su Secretaría Eje-
cutiva no es un misterio para nadie
familiarizado con el ambiente. Desde
su cargo de decano de Derecho man-
tiene una presencia muy activa en los
más variados círculos políticos y aca-
démicos, habiendo mantenido una es-
trecha relación con el gobierno de Chi-
le, la cual se profundizó con el adveni-
miento de los socialistas como parte
de la Concertación.
pues los miembros de la Comisión
siempre se cuidaron de ser como la
mujer del César: no sólo serlo sino
parecerlo; y defender compatriotas
con antecedentes políticos como los
de Castillo Petruzzi y compañía se
prestaba a interpretaciones dudosas
que hubiera sido preferible evitar
por el bien de la CIDH.
Tanto más podría decirse de esta
representación de Luksic. Defender los
intereses de una persona sobre quien
pesan indicios serios de haber contri-
buido activamente a ejecutar actos de
corrupción del gobierno más corrupto
de la historia peruana para que preva-
lezcan sus caprichos empresariales, es
algo que debería hacer pensar seria-
mente a un ex presidente de un orga-
nismo como la CIDH. No hay que olvi-
dar que, según la Convención America-
na sobre Derechos Humanos, los
miembros de la Comisión deben ser
“personas de alta autoridad moral.” No
se trata de algo tan grave como el caso
de Héctor Gros Espiell, ex presidente
PÁGINA 97 *
*El autor trabajó durante 21 años en la OEA como
especialista de la Secretaría Ejecutiva de la Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos y abo-
gado principal de la Subsecretaría de Asuntos Ju-

El tribunal evalúa solicitar la extradición de Luksic. violando el derecho de igualdad ante Está casado con Irene Klinge,
rídicos. Fue también cuatro veces presidente de la
asociación del Personal de la OEA.

34 CARETAS / OCTUBRE 20, 2005 CARETAS / OCTUBRE 20, 2005 35

crimen 2 10/19/05 10:39 AM Page 4
ra de inversión del JP Morgan, posee
una amplia propiedad en una calle
que, no podía ser de otra manera, lle-
va de nombre Wall Street.
Sin embargo, la tranquilidad esti-
val del balneario sureño podría verse
de pronto quebrada ante el hallazgo
de un posible cuadro macabro: la Po-
licía ha recibido versiones de que en
Totoritas yace enterrado un cadáver.
RELACIONES PELIGROSAS
El último martes, agentes de Ho-
micidios inspeccionaron el balneario
buscando el cuerpo del abogado Luis
Echeandía Chiappe, desaparecido el
10 de octubre del 2004, en San Isidro.
Al cierre de la presente edición, con-
tinuaban con la diligencia.
FOTO: DIARIO CORREO
Pero, ¿cómo dieron con la pista? El
sábado 15, Janko Troha Nieto (19),
estudiante de Derecho de la Univer-
sidad de Lima, fue detenido por la
Policía en Talara, Piura. Planeaba
fugar a Ecuador con papeles falsos.
Su captura, sin duda, ha sido decisi-
va para el esclarecimiento del caso.
Echeandía, un exitoso abogado de
41 años, era dueño del estudio
“Echeandía Chiappe Abogados S.A.C.
de RL”. Casado y padre de una niña, la
noche del 9 de octubre, el abogado se
comunicó con su esposa Olga Begoña
indicándole que se dirigía a su oficina
de la calle Los Tucanes, en Córpac, San
Isidro, “para atender algunos asuntos
laborales”. El Reporte de Actividad de
Alarma del sistema de seguridad de su
estudio señala que llegó a las 7: 20 de
esa noche. A la 1 de la tarde del día si-
guiente no había vuelto a su casa y su
teléfono celular se encontraba desco-
nectado. Su esposa se inquietó.
Acompañada de su suegro, Luis
Echeandía Murguía, acudió al estudio
de su esposo para ver qué había suce-
dido. Lo que encontró la perturbó aún
más. El mobiliario se encontraba de-
sordenado y 14 computadoras habían
desaparecido también. De Echeandía
o de su automóvil Peugeot, modelo
406, no había el menor rastro.
Nueve meses después, el 24 de junio
de este año, fue detenido Hugo Castilla
Apaza (22) acusado de la desaparición
del abogado. Castilla se desempeñaba
como mensajero del estudio y, según las
pesquisas, “mantenía una relación sen-
timental con Echeandía”.
96 CARETAS / OCTUBRE 20, 2005
Horas después del
crimen, Troha hizo
una llamada al hijo
del general desde la
playa Totoritas.
La noche de su desaparición, se-
gún los dos atestados policiales del
caso obtenidos por CARETAS, el abo-
gado se había comunicado con Hugo
Castilla vía telefónica y en su oficina
se había realizado una reunión “con
personas de íntima confianza del pro-
pietario, en donde se había bebido li-
cor (whisky y cerveza), consumido
Hugo Castilla Apaza (23) fue acusado inicialmente por la Policía, pero no mató al abogado. Al
lado, discoteca miraflorina DownTown, point de los asesinos de Totoritas y de su víctima.
Luis Orbezo (23) y José Aguirre (27). Lo-
graron huir a Ecuador con papeles falsos.
drogas (marihuana y cocaína) y man-
tenido relaciones sexuales”.
Secuestros, unidad que inicialmen-
te investigó el caso, determinó que
Echeandía llevaba una doble vida: en
las noches era un asiduo a discotecas
de “ambiente”, especialmente a la mi-
raflorina “DownTown”.
Tres personas estaban relacio-
nadas al abogado, según la Policía:
Hugo Castilla, Janko Troha Nieto y
Luis Orbezo Tejeda (23). Echeandía
se desempeñaba también como pro-
fesor de Derecho en la Universidad
de Lima. Uno de sus alumnos era
Troha. Orbezo era habitué de las
playas del sur.
Las contradicciones en las que in-
currió Castilla en sus manifestacio-
nes sellaron su suerte. La Policía lo
culpó de la desaparición de Echean-
día, basándose en pruebas que pare-
cían sólidas: horas después del cri-
men, un desconocido había retirado
más de 1,000 soles de la cuenta del
abogado, desde un cajero del Banco
FOTO: JAVIER ZAPATA
Wiese, en Miraflores. Troha señaló
que los rasgos físicos correspondían a
los de Castilla. Además, un comer-
ciante de Las Malvinas lo sindicó co-
mo el que, tras el crimen, le vendió el
celular Kyosera, propiedad de
Echeandía. El caso parecía cerrado.
HILOS TELEFONICOS
Tras un trabajo de relojero, las pes-
quisas dieron un vuelco insospechado.
Según los atestados del caso, los ver-
daderos asesinos son Troha Nieto, Or-
bezo Tejeda y José Aguirre Zapata, ‘Ki-
ke’ (27). Los dos últimos huyeron a
Ecuador con documentos falsos.
Una vez detenido, el sábado 15,
Troha Nieto confesó su responsabili-
dad en el crimen, pero dijo que “el au-
tor del disparo y el que planificó la
forma y las circunstancias en que se
consumó el delito” fue José Aguirre
Zapata, hijo del general de brigada
EP José Aguirre Albán. Incluso, sin-
dicó a ‘Kike’ de ser la persona que
efectuó los retiros bancarios y que
vendió el auto Peugeot en el Cusco.
Los tres jóvenes eran amigos. Es-
tudiaron juntos en el colegio privado
Pedro Ruiz Gallo, ubicado en la Villa
Militar de Chorrillos. ‘Kike’ fue luego
expulsado de la Escuela de Oficiales
de la FAP. Ahora cursaba estudios
en la Universidad Ricardo Palma.
Los peritos unieron las piezas
rastreando los celulares 9779-4225,
9727-6908 y 9300-3736, de Troha,
Orbezo y Aguirre, respectivamente.
Los tres mantuvieron una comu-
nicación telefónica frenética la noche
del crimen. Se estima que llegaron al
estudio del abogado a la una de la
madrugada. A las 7:30 de la mañana,
hay una llamada de Troha al celular
de Aguirre. Se produjo, cuando el pri-
mero se encontraba en Totoritas, se-
gún determinaron los agentes. ¿Qué
hacía el estudiante de la de Lima en
el sur?, se preguntó la PNP.
LA CONFESIÓN
En su manifestación policial, Tro-
ha alegó que, la noche del 10 de octu-
bre del 2004, Orbezo, Aguirre y él
mismo golpearon a Echeandía por-
que se negó a entregarles más dinero.
Según la PNP, el abogado les pagaba
US$ 100 a cada uno por mantener re-
laciones sexuales. Pero esta vez, todo
indica que el abogado opuso resisten-
cia. Entonces, ‘Kike’ Aguirre sacó un
arma y disparó a matar. “El plan era
que nos suelte más plata, pero no ase-
sinarlo. Lo juro”, dijo Troha.
El universitario admitió que el
cadáver fue enterrado en Totoritas,
pero aseguró que la ubicación del
cuerpo sólo la conoce el hijo del gene-
ral, quien tiene casa en el balneario.
La División de Homicidios conti-
núa la búsqueda en Totoritas, pero
recientemente ha recibido llamadas
telefónicas misteriosas que podrían
ampliar el caso. Una informante anó-
nima dijo a la Policía lo siguiente:
“Echeandía no fue la única víctima.
Ellos extorsionaron también a un em-
presario de Barranco. Y lo mataron”
(Américo Zambrano, Carlos Hidalgo). ■ nal. No les da la gana.
Luksic
*PÁGINA 44
cumplimiento de sus obligaciones,
solicitar que se remitan copias de
esas declaraciones al fiscal provin-
cial a efecto que proceda. El fiscal su-
perior del caso está en la obligación
de actuar.
–¿Conoce alguna declaración de Vla-
dimiro Montesinos sobre el tema?
–No precisamente, pero el hecho o
la configuración del delito no va a de-
pender de Montesinos o de lo que no
haya dicho, sino de lo que declaren
los testigos.
–¿Para usted la versión de Matilde
Pinchi Pinchi y los secretarios del ex ase-
sor son suficientes para motivar una de-
nuncia de parte de la Fiscalía?
–No quisiera hacer un juicio de
valor. Sería una pretensión que no
me corresponde tomar.
–¿Conoce usted de otro testigo?
“Los señores
sencillamente no
quieren presentarse
ante el tribunal. No
les da la gana”.
–El ex jefe del SIN, (almirante)
Humberto Rozas, dice que Montesi-
nos le mostró un cheque de Lucchet-
ti por US$ 250,000. Él es un testigo
de la Procuraduría.
–La empresa Lucchetti acaba de de-
mandar al Estado peruano ante la Comi-
sión Interamericana de Derechos Huma-
nos (CIDH), alegando que en su caso se
está violando el derecho de igualdad an-
te la ley. ¿Cuál es la posición de la Procu-
raduría ad hoc sobre el tema?
–Creemos que es una actitud to-
talmente impropia, improcedente,
porque los funcionarios de Lucchet-
ti están sujetos a la jurisdicción de
nuestros jueces y no pueden saltar-
se a la garrocha esta realidad para
llegar a una instancia supranacio-
nal sin que la justicia nacional esté
agotada ni haya cumplido su fun-
ción. Los señores sencillamente no
quieren presentarse ante el tribu-
■ manos, en especial de la CIDH.
Jiménez
*PÁGINA 45
de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, que asesoró a Vladimi-
ro Montesinos sobre la mejor forma
que el gobierno de Fujimori podía de-
nunciar la jurisdicción obligatoria de
esa Corte. Pero anda cerca.
El fondo del caso puede y debe ser
discutido –la igualdad ante la ley es un
derecho cautelado por el artículo 24 de
la Convención– y Luksic y sus acompa-
ñantes de causa (uno de los cuales le
manifiesta a Montesinos en un vídeo
famoso que a él le gustan las “guerras
cortas y sangrientas”) merecen defen-
derse de la mejor manera que puedan.
Para eso pueden pagar jugosos honora-
rios. El asunto que se plantea es la co-
rrección, desde el punto de vista ético,
de que un ex miembro de la CIDH y ex
presidente del organismo emplee sus
influencias para defender a personas
involucradas en acciones claramente
objetables, pues no se trata, por cierto,
de una persona detenida o desapareci-
da por un régimen dictatorial; el actual
régimen peruano tiene un sistema ra-
zonablemente confiable que ha estado
funcionando, en el caso de Lucchetti,
durante cuatro años.
En muchos activistas de derechos
humanos existe un profundo malestar
por esta situación de patrocinio de
magnates en apuros políticos por parte
de antiguos miembros de la Comisión o
jueces de la Corte que reciben trato
preferencial en los procedimientos, es-
pecialmente ante la Comisión. Mien-
tras los casos de muchas personas lan-
guidecen ante la CIDH, sin que su Se-
cretaría Ejecutiva se digne a responder
las comunicaciones de los reclamantes,
otros casos reciben trato preferente.
También existe malestar por la co-
mercialización de los servicios alrede-
dor de un tema como la vigencia de los
derechos humanos que siempre se pre-
firió mantener al margen de los facto-
res económicos. Por eso es que el caso
de Luksic, patrocinado por Grossman,
constituye no tanto una prueba para la
vigencia de los derechos humanos en
Perú como para la vigencia del derecho
a la igualdad ante los órganos del Siste-
ma Interamericano de Derechos Hu-
■
CARETAS / OCTUBRE 20, 2005 97