Se han definido los lugares de trabajo más vulnerables como los servicios sanitarios,
el personal docente, empleadas de servicio doméstico, trabajadores solitarios o a
turnos, tareas de atención al público en bancos y comercios. Se ha señalado que
alrededor de mil personas mueren cada año en los entornos laborales por estas
circunstancias (Chappell y Di Martino, 1998).
Epidemiología
Se ven más implicadas las mujeres (10%) que los hombres (8%).
Concepto
El concepto de violencia debe ser más amplio que el de la mera agresión física
(pegar, golpear, empujar), y debe incluir otras conductas susceptibles de violentar
e intimidar al que las sufre, ya que en muchas ocasiones la violencia sigue un curso
gradual: comienza por situaciones en las que se empieza hablando y se va pasando
a cotas de mayor intensidad (escalada de la violencia). La propia reacción de los
trabajadores ante tal situación puede contribuir a determinar el curso de
acontecimientos en un sentido u otro. Esta última es una de las razones que justifica
el entrenamiento y formación en la detección y manejo de conflictos entre los
trabajadores (INSHT, 2001). Así, la violencia en el trabajo es uno de los riesgos a
los que están sometidas las personas que interrelacionan con otras personas en el
desempeño de su trabajo. Incluiría además de las agresiones físicas, las conductas
verbales amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes (INSHT, 2000).
1. NIVELES DE VIOLENCIA
En general, se podría afirmar que los trabajadores más vulnerables (OSHA, 2002)
o expuestos a mayor riesgo de violencia en el trabajo son los que manejan dinero o
atienden al público, los que toman decisiones que afectan a las vidas de sus clientes
o pacientes, los que trabajan en instituciones asistenciales, en mantenimiento, los
trabajadores de turno nocturno y los que trabajan en solitario.
Una de las clasificaciones más difundidas sobre los tipos de violencia en el trabajo
es la elaborada por la California Division of Occupational Health and Safety
(Cal/OSHA). Esta clasificación (INSHT, 1998) (INSHT, 2001) divide los eventos
violentos en tres grupos en función de quiénes son las personas implicadas y del
tipo de relación existente entre ellas:
Violencia tipo I
Se caracteriza este grupo porque quienes llevan a cabo las acciones violentas no
tienen ninguna relación legítima de trato con la víctima. Es decir, no existe un trato
comercial o de usuario entre el perpetrador y la víctima.
Los casos más habituales se refieren a acciones con ánimo de robo. El mayor riesgo
de sufrir violencia de este tipo lo tienen los establecimientos comerciales, bancos,
lugares de almacenamiento de objetos valiosos, personas que trabajan con
intercambio de dinero, taxistas, etc.
Violencia tipo II
En estos casos existe algún tipo de relación profesional entre el causante del acto
violento y la víctima. El primero puede ser quien recibe un servicio ofrecido por el
lugar afectado por el hecho violento o que ofrece la propia víctima (un cliente, un
paciente, un consumidor,...). Normalmente estos hechos violentos se producen
mientras se ofrece el servicio (como seguridad pública, conductores autobús,
personal sanitario, profesores, vendedores u otros trabajadores del sector público o
privado que ofrecen servicios profesionales, públicos o privados).
Lo más habitual en el tipo III es que el objetivo de la acción violenta fijado por el
agresor sea un compañero de trabajo o un superior suyo. Las acciones de aquel
pueden estar motivadas por dificultades percibidas en su relación con la víctima,
buscando revancha, ajuste de cuentas o hacer uno mismo justicia.
Los tipos de conductas violentas y las consecuencias de las mismas suelen variar
en función del tipo de que se trate. Las conductas de mayor violencia y con peores
consecuencias para la víctima se sitúan en el tipo I. En el tipo II lo más habitual son
agresiones físicas con consecuencias más leves y abusos verbales y amenazas. En
contraste con los de tipo I, en las que su periodicidad y ocurrencia es irregular en la
vida de un determinado lugar de trabajo, los de tipo II surgen del contacto habitual
y diario de los trabajadores con receptores insatisfechos de bienes y servicios. Así,
el tipo II representa un riesgo constante para muchos trabajadores.
Agresión física (realizar intentos para golpear, empujar, amenazar con algún objeto,
escupir, etc.).
Agresión física grave (romper el mobiliario, lanzar objetos con intención de hacer
daño, tirar al suelo a alguien, morder, arañar, golpear, dar patadas, dar cabezazos,
etc.).
También podemos distinguir entre violencia interna (la que se produce dentro de la
propia empresa, entre cargos directivos, supervisores, trabajadores) y externa (la
que puede darse entre trabajadores y terceros, o entre el personal y los clientes,
pacientes, estudiantes, proveedores y el público en general) (OIT, 2003 b).
Causas
Las empresas suelen estar ubicadas en zonas deprimidas, zonas con alto índice de
criminalidad, con economías inestables, con valoración cultural del individualismo,
de la violencia instrumental y de modelos de conducta agresiva (quien no exige
agresivamente no es atendido adecuadamente).
La violencia suele ser más frecuente en las empresas en las que impera una
organización muy rígida (burocratizada o autoritaria) o muy flexible (inestable,
precaria, impredecible), una organización carente de políticas y normativas
coherentes, con circuitos y canales de comunicación inoperantes o deficitarios, con
contenidos informativos insuficientes, ambiguos, tardíos y con un estilo de mando
autoritario o arbitrario y donde puede darse un trato de favor o un trato
discriminatorio, desigual y vejatorio, donde se desvaloriza al trabajador, donde hay
falta de participación en la toma de decisiones, donde las exigencias son excesivas,
donde hay falta de reconocimiento y de apoyo por parte de los jefes y compañeros,
donde se dan presiones para incrementar la productividad, donde las plantillas son
inadecuadas (escasez de plantilla, reducciones de plantilla, despidos), donde las
condiciones y el clima de trabajo es estresante y donde hay masificación y tiempos
de espera largos. Además la violencia en el trabajo suele darse en los trabajos que
se realizan en solitario, en los que implican intercambio regular de dinero con
clientes, en los trabajos nocturnos, en los lugares de trabajo que tienen bienes
valiosos, en los que se realizan servicios de seguridad privada, en los que se trabaja
con público (consumidores, usuarios, clientes, pasajeros, pacientes, etc.) y en los
que se trabaja con ciertos colectivos conflictivos o se desarrollan funciones de
seguridad pública (Cantera, Cervantes y Blanch, 2008).
Aunque entre los posibles agresores pueden estar los usuarios, los clientes, los
proveedores, los pacientes o familiares, etc., o algún miembro de la empresa, es
conveniente tener en consideración que el perfil del agresor con frecuencia está
relacionado con la delincuencia, con el abuso de sustancias psicotrópicas
(alcoholismo o drogodependencias), con la enfermedad mental o con un historial de
actitudes agresivas u hostiles.
Consecuencias de la violencia en el trabajo
Las patologías más frecuentes que sufren las víctimas son: el síndrome agudo de
estrés y el trastorno de estrés postraumático que afectan fundamentalmente a
policías, bomberos, trabajadores de banca, dependientes de comercio y, en
general, trabajadores que han sufrido una agresión grave o que han sido testigos
de agresión con resultado de muerte. También hay que tener en cuenta otras
consecuencias organizacionales como el abandono de la organización, el cambio
de trabajo, el mayor absentismo por enfermedad, las jubilaciones anticipadas, los
índices elevados de rotación, de traslado, de excedencia y de reemplazo del
personal, la disminución de la productividad y el incremento de quejas y pleitos
(Cantera, Cervantes y Blanch, 2008).
Prevención e intervención
Por otro lado, creer que la violencia en el trabajo es aleatoria e impredecible puede
llevar a considerar que los programas preventivos son innecesarios. Por el contrario,
muchos actos violentos pueden ser prevenidos. La violencia requiere de un enfoque
integrado de prevención de conductas y de atención reparadora a las víctimas.
Las medidas preventivas o correctoras (INSHT, 1998) (Llaneza Álvarez, 2002) (OIT,
2003 a) que se adopten dependerán en primer lugar, del tipo de violencia que con
más probabilidad pueda sufrirse en el centro de trabajo y en segundo lugar del tipo
de establecimiento y del servicio que se ofrece. Y tienen como objetivo lograr un
entorno laboral positivo, poniendo en práctica políticas de prevención eficaces y
definiendo procedimientos ágiles y adecuados para la solución de los problemas
de violencia que se constaten e impedir su repetición.
Los equipos diseñados para prevenir o detener la violencia tienen que ser
fáciles de utilizar.
Los equipos diseñados para prevenir o detener la violencia tiene que
disponer de un mantenimiento periódico.
Los trabajadores tienen que estar entrenados en el manejo de los equipos
diseñados para prevenir o detener la violencia.
CONCEPTUALIZACIÓN
EL término mobbing fue acuñado por Heinz Leymann en los años 80, para hacer
referencia a un tipo de comportamiento hostil, de tipo constante y sistemático
ejercido por un grupo de personas hacia otros. Para este investigador, el mobbing
en el ámbito laboral comportaba una cierta comunicación hostil, desprovista de ética
que se administraba de forma sistemática por uno o unos pocos individuos, contra
otro, quien, a consecuencia de ello, es empujado a una situación de soledad e
indefensión prolongada sostenida por acciones de hostigamiento frecuentes y
persistentes y a lo largo de un período de tiempo prolongado (Martínez, 2007)
En lo que respecta a la violencia laboral, la Psicología tiene como uno de sus objetos
la evaluación de los daños que la violencia provoca en el sujeto; pero también se
pueden pensar cuestiones como la reinserción en el lugar de trabajo tras el
abandono del mismo por enfermedades como estrés, depresión o enfermedades
orgánicas señaladoras del conflicto. Esta situación se ha planteado tanto en casos
contados por los participantes de los talleres en ambas Jornadas como en relatos
escuchados tras la atención del trabajador en la sede gremial.
En un informe elaborado por Phyllis y Liimatainen (2000) se observo que si bien los
orígenes de la inestabilidad mental son complejos y se dan grandes diferencias
entre los países estudiados en cuanto a prácticas laborales, ingresos y pautas de
empleo, parece haber algunos elementos comunes que vinculan la alta incidencia
del estrés, el cansancio y la depresión a los cambios que se están produciendo en
el mercado de trabajo, debidos en parte a los efectos de la globalización económica.
Muestra que la salud mental en el trabajo se encuentra en peligro. Los empleados
sufren agotamiento, ansiedad, un bajo estado de ánimo y estrés. Los empleadores
aluden una menor productividad, la reducción de beneficios. En cuanto a los
gobiernos, esta epidemia se traduce en una subida de los costos de la asistencia
sanitaria y una disminución de la renta nacional.
Esta institución gremial reconoce que la violencia laboral no sólo daña al sujeto que
la padece sino también a la sociedad toda y a la calidad institucional en 2 especial.
Como indica Sáez Navarro (2001), el acoso moral produce deterioro en la salud y
en la vida familiar, laboral y social, incluso pudiendo llegar a generar enfermedad e
incapacidad. Esta violencia puede resultar traumática, al punto de desarrollar
patologías graves como Trastornos de Estrés Traumático o Burnout. Como sostiene
Hirigoyen (2001) el estrés laboral puede derivar en un trastorno psicofísico
inevitable, no sólo dejando huellas imborrables de experiencias de vergüenza y
pena sino también provocando cambios perdurables en la personalidad del
trabajador.
Como acoso moral o violencia laboral entendemos toda conducta abusiva -gesto,
palabra, comportamiento, actitud- que por su repetición y sistematización atenta
contra la dignidad o integridad psíquica y/o física de la persona, poniendo en peligro
su estabilidad laboral o degradando el clima laboral (Martínez, 2007; Hirigoyen,
2007).
Como señala Hirigoyen (2007) la violencia sucede tanto en el sector público como
privado, pero adquiere particularidades propias en cada uno de ellos. En el público
el acoso moral puede durar varios años ya que el despido del acosador es algo
difícil de que suceda. Por ejemplo, el caso de una trabajadora afiliada que durante
25 años estuvo expuesta a situaciones de violencia laboral por parte de su jefe
directo, terminando hospitalizada en una institución de Salud Mental por sufrir
trastornos motores y depresión. Actualmente volvió a su lugar de trabajo pero por
acuerdos internos en los que participó el gremio, pasó a depender de otra persona.
Vale considerar que su afiliación fue posterior al acuerdo realizado. Sumado a esto
y según ideas de Leymann, los especialistas coinciden en que hay características
del ámbito laboral que fomentan la violencia como ser: espacios laborales sin
estructura real, una organización del trabajo empobrecida y burocratizada, los
comportamientos de desinterés y falta de apoyo jerárquico con existencia de
múltiples jerarquías difusas, cargas de trabajo excesivas y mal repartidas, y la
presencia de líderes espontáneos que detentan y luchan por conservar un poder
autoimpuesto, entre otras (Hirigoyen, 2007; Martínez, 2007; Scialpi, 2004)
Si bien no hay una única forma de caracterizar a la persona violenta, los autores
coinciden en la presencia de algunos rasgos como: un sentido moral alterado, sin
sentimiento de culpa, agresiva, cobarde, mentirosa y compulsiva, por tanto, es de
entender que el mobbing es un tipo de abuso de poder y quien lo ejerce busca
mantener su status ya que considera que la víctima es una amenaza por poseer
características como un fuerte sentido ético y del trabajo y ser un atractivo para sus
compañeros (Martínez, 2007). Llevado esto a una situación real, contamos con el
caso de una persona de alta jerarquía de un organismo público, que 5 utilizaba
palabras de agresión y de desprestigio para quienes consideraba personas
“riesgosas” para su crecimiento laboral dentro de la organización. Frases como “este
trabajo que hizo no sirve, ves que no sabe nada, es una burra, nunca va a trabajar,
mejor que nunca le toque mi área” eran moneda corriente en su lenguaje y formaban
parte de su estructura de comunicación. Es necesario hacer una salvedad. Como
víctima de violencia laboral, entendemos aquella persona que sufre o ha sufrido
hechos de violencia en su ámbito de trabajo, la cual puede ser ejercida por un
superior o un compañero que por instrumentar mecanismos perversos deja al otro
en situación de indefensión o incapaz de respuesta, perjudicándole en el
cumplimiento de su trabajo o tarea y deteriorando su estado de salud mental y física
como también, su capacidad de desarrollo social o personal (Martínez, 2007;
Hirigoyen, 2007; Scialpi, 2004).
Desde luego que creemos que este sujeto no está condenado a asumir una postura
pasiva y de inacción, esperando que el problema se resuelva con la mera solución
de aislar a quien ejerce violencia de su contexto o distanciarse cambiando su lugar
de trabajo. Además, creemos que si bien son parte de un sistema o de una relación
perversa (Scialpi, 2004) pueden ser capaces de encontrar mecanismos de acción
saludables y de instrumentar sus recursos personales de forma tal que lo que
cambie no es la realidad -inmodificable desde lo personal- sino la forma en la cual
el sujeto la enfrenta. Esto apoya la idea de no re-victimizar al trabajador haciéndolo
sentir que es incapaz de dar respuesta o que es una situación inmanejable por él
mismo y que siempre va a depender de alguien externo. Desde luego que el
abordaje de la problemática de la violencia laboral incluye a profesionales dedicados
al tema para que el tratamiento sea idóneo pero también debe haber un espacio de
participación gremial. Reconocemos que a partir de las jornadas realizadas ha
habido una mayor recepción de casos de hechos de violencia laboral. Como primera
necesidad, los sujetos en esta situación buscan una restitución de su dignidad como
trabajadores valorados y respetados. La denuncia ante la justicia y la necesidad de
resarcimiento económico o de orden jurídico suele ser manifestada una vez que se
restablecen los vínculos rotos en su entorno laboral. Con ello no queremos decir 6
que sea igual en todos los ámbitos pero nuestra realidad refleja que de 10 casos,
sólo uno optó por la pronta judicialización de la causa. No podemos dejar de
mencionar el papel que juegan los líderes en toda organización, sea pública o
privada. Goleman (1998)
Nos parece apropiada esta idea para reforzar los conceptos básicos que queremos
transmitir con este trabajo, pues como institución tuteladora de los derechos del
trabajador, nos parece prioritario que el trabajador también nos perciba como una
entidad que se preocupa genuinamente por ayudar a mejorar y a ser feliz, siempre
y más especialmente cuando las circunstancias son adversas. 8 A continuación
presentamos las acciones concretas llevadas a cabo por la institución.
ACCIONES CONCRETAS.
OBJETIVOS FUTUROS.
a. ALTERAR LA COMUNICACIÓN
No facilitar información.
No cosiderar.
Amenazar.
Amedrentar. Atemorizar.
Aislar.
b. CONFUNDIR LA REPUTACIÓN
Calumniar y mentir.
Injuriar.
Ridiculizar en público.
Acosar.
c. MALTRATAR
Originar inseguridad.
Descalificar.
Abrumar mediante:
Trabajos en exceso:
Innecesarios.
Monótonos o repetitivos.
De menor cualificación.
h. AGRESIONES
En Van RILLAER, 1975, p.35). Como afirman LUBEK y APFELBAUM (1979) se trata
de una aceptación de los principios básicos desarrollados por FREUD, pero
reformulándolos de forma que éstos, concretamente la relación entre frustración y
agresión puedan ser explicados en términos de la Teoría del Aprendizaje. La medida
en que consiguen este objetivo y el conjunto de diferencias y similitudes se irán
apreciando en forma más clara a continuación con la exposición de los principios y
postulados básicos de la teoría.
La estimulación aversiva produce ideas hostiles y de ira, incluso aunque nadie haya
maltratado voluntariamente a los sujetos. Los acontecimientos tristes producen
muchas veces ira y tristeza y la depresión también puede producir sentimientos de
ira y actos impulsivos de agresión ( James, 1989; Berkowitz, 1990). Ciertos
estímulos que rodean a la situación pueden intensificar o incluso activar las
inclinaciones agresivas cuando los estímulos implícitamente tienen un significado
agresivo o cuando están asociados con el dolor y el sufrimiento.
5. INTIMIDACION
¿Qué es la intimidación?
Son situaciones como las siguientes: los insultos y amenazas, dar órdenes a gritos,
hacer correr rumores sobre una persona, el confinamiento y aislamiento de los
demás, la humillación pública, la verificación constante del trabajo de la persona,
las críticas permanentes, imponer metas de trabajo imposibles de cumplir; asignar
tareas sin ningún sentido; despreciar a la persona, no dar información... La OIT
utiliza la siguiente definición de la intimidación en el trabajo: un comportamiento
intimidador, ofensivo, insultante, malévolo o humillante. El abuso de poder o
autoridad que pretende debilitar a una persona o a un grupo de empleados y que
puede provocarles estrés.
La intimidación tiene su impacto en las emociones y la salud, sobre todo si hay que
aguantarlo todos los días o todas las semanas. Según una encuesta difundida por
UNISON, sindicato británico del área pública, el 76% de las personas que han
sufrido situaciones de intimidación en el trabajo dicen que la experiencia tuvo un
impacto negativo en su salud física o mental. Un tercio dijo que la intimidación les
obligó a estar de baja. También una tercera parte se planteaba dejar su trabajo en
cuanto les fuera posible (el 25% de los que habían sufrido intimidación antes del
período de la encuesta ya habían dejado su trabajo por esta razón). Los testigos de
la intimidación también se ven afectados: un 73%, según esta encuesta,
experimentaron estrés pues se identifican con la persona afectada y, a la vez, temen
convertirse en víctimas.
Ejemplos
Tu jefe puede estar acosándote si, de manera intencional, te asigna tareas que sabe
eres incapaz de completar y constantemente descubre faltas en tu trabajo. Tus
compañeros de trabajo pueden estar acosándote si te aplican la "ley del silencio", o
de alguna otra manera te excluyen. El abuso verbal también es una manera
intimidar; los superiores, pares, o incluso subordinados pueden sabotear tu trabajo
para dar motivos para que te regañen o incluso te despidan. Quienes te hagan todas
estas cosas pueden incluso acusarte a ti de acoso si los enfrentas.
Consecuencias
Prevención
Una de las maneras más eficaces que tiene un administrador para prevenir el acoso
laboral es el respeto hacia sus propios subordinados, promoviendo así una cultura
empresarial de respeto mutuo. El tema debe ser planteado con los empleados de
una manera general, incluso aunque no se conozca ningún caso, y se debe alentar
a los miembros del equipo a hablar en caso de ser víctimas u observar que esto
ocurre. Los gerentes también pueden elaborar normas de la empresa en contra de
la intimidación en el lugar de trabajo, aunque es improbable que sean eficaces
contra las formas sutiles de intimidación. Como víctima, debes enfrentarte a quien
te acose a partir de las quejas. Mantén tus emociones bajo control; la empresa
puede estar secretamente esperando una excusa para despedir a alguien y, si quien
te acosa estalla en ira y tú no, puedes haberle dado a tu compañía el pretexto para
hacerlo.
Opciones legales
Si bien una sutil intimidación en el lugar de trabajo puede ser devastadora, es casi
imposible ganar una demanda basada en cualquier tipo de intimidación sutil. Incluso
los tipos más evidentes de intimidación son difíciles de litigar, a menos que
constituyan un hostigamiento sexual o discriminación ilegal. En los casos de
conducta escandalosa, el Estado de Texas permite a una víctima realizar una
demanda por daños emocionales intencionales, siempre y cuando los hechos que
motiven la demanda no puedan catalogarse de otra manera, tal como abuso sexual.
Sumado a esto y según ideas de Leymann, los especialistas coinciden en que hay
características del ámbito laboral que fomentan la violencia como ser: espacios
laborales sin estructura real, una organización del trabajo empobrecida y
burocratizada, los comportamientos de desinterés y falta de apoyo jerárquico con
existencia de múltiples jerarquías difusas, cargas de trabajo excesivas y mal
repartidas, y la presencia de líderes espontáneos que detentan y luchan por
conservar un poder autoimpuesto, entre otras
1. Maltrato Verbal
Los gritos y los insultos son los principales acosos laborales que algunas empresas
públicas o privadas utilizan para hacer sentir al empleado como un inútil y debilitarlo
moralmente. Incluso les gritan vulgaridades que hacen que el trabajador se retire
del empleo.
2. La Persecución
No solamente la hacen los superiores, también compañeros de trabajo o
trabajadores con más bajo perfil. Continuamente están pendientes de todos los
movimientos del empleado que hace que se sienta supervisado. Controlarle la
entrada y salida del almuerzo es un ejemplo o las llamadas son algunas de las
situaciones más comunes.
3. Discriminación
4. Entorpecimiento
5. Inequidad
6. Desprotección
La desprotección tiene que ver con falta de garantías al empleado y con el continuo
incumplimiento en el pago de derechos como cesantías, vacaciones disfrutadas o
aportes a salud, también consideradas como maltrato laboral.
Acoso psicológico.
Acoso, en su modalidad,
sexual y racista.
Actitudes agresivas.
Agresiones físicas.
Amenazas.
Apodos.
Arañazos.
Atracos.
Coacciones.
Esputos.
Gestos de rudeza en el uso del equipo y las herramientas de trabajo.
Gritos.
Homicidio.
Indirectas.
Intimidación.
Lenguaje soez.
Lesiones.
Mensajes ofensivos.
Mordiscos.
Ostracismo.
Palizas.
Patadas.
Pinchazos, pellizcos y actos análogos.
Puñetazos.
Silencio despreciativo.
Victimización.
Violación.
1. http://www.psicologia-online.com/ebooks/riesgos/
2. La violencia laboral. consideraciones y abordaje desde una entidad gremial
3. Psicología social de la agresión: análisis teórico y experimental justicia tesis
doctoral dirigida por el dr. tomás ibáñez gracia.
4. http://www.finanzaspersonales.co/trabajo-y-educacion
5. https://www.fundacionmapfre.org