Reseña del texto: Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez: ¿un «lugar de memoria»
de la Guerra Civil?”, de Sara Santamaría
Describir la proximidad entre esos campos de conocimiento no sirve para fijar sus
fronteras, sino para apuntar justamente la porosidad entre ellos, es decir, la ficción
incorpora la realidad, como la memoria incorpora la imaginación. De la misma manera,
la literatura puede tornar accesible la Historia, con más éxito do que el discurso
histórico mismo, de modo que la Historia es compuesta del conjunto de esos
recuerdos, imágenes, olores y ruidos de la memoria.
Sara Santamaria presenta Los Girasoles Ciegos como ejemplo de cercanía entre
memoria y ficción y plantea las cuestiones que se imponen, como: la posibilidad de
aproximarse del pasado, la relación entre los documentos y la realidad, etc.
Escrita con el ruido de la memoria, Los Girasoles Ciegos es una obra ambientada en la
Guerra Civil Española, compuesta de cuatro cuentos que se basan en la consciencia de
la derrota, bajo el mote: en la guerra, no hay vencedores. Sus personajes son
asustados y exhalan miedo. Voy poner atención a lo primero de ellos: Primera derrota:
1938 o Si el corazón pensara dejaría de latir. El protagonista es Carlos, irónicamente
apellidado Alegría, capitán de intendencia del ejército franquista que se rende horas
antes de la derrota del ejercito republicano. Carlos es condenado al fusilamiento por
su supuesta traición, pero los tiros mirados en la cabeza no acertaran su cráneo, así
que sale vivo del ritual de muerte. Ahí empieza un peregrinaje de vuelta hacia su
pueblo, para morir entre los suyos.