Para Freud la realidad del ser humano está regida por tres estructuras
mentales: el ello, el yo y el súper yo. La primera es la que rige nuestros
instintos más primitivos y se encuentra en un plano inconsciente. La
segunda, el yo, es de tipo consciente y racional y es aquella que nos
ayuda a regular nuestras pasiones y adaptarlas a la realidad individual.
Por último, el súper yo es la parte de nuestra mente que asimila
los valores morales de la sociedad.
Según otras concepciones, la cuestión de la naturaleza humana no debe
plantearse como una estructura uniforme que jamás cambia sino que
existen diferentes significados sobre nuestra esencia dependiendo del
momento histórico en que vivimos. Así, en el pasado se aceptaba que
ciertos hombres tenían una naturaleza inferior y, en consecuencia, era
legítimo que fueran esclavos.