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Universidad Nacional del Nordeste

Facultad de Humanidades
Departamento de Letras
Seminario de Literatura Contemporánea en Lenguas no Hispánicas
Alumna: Lezcano Fernández, Belén.
Profesora: Peón, María Laura.
DNI: 35450579
Año: 2019

LA CONSTRUCCIÓN NARRATIVA DEL RELATO Y DE LOS PERSONAJES A TRAVÉS


DEL MONÓLOGO INTERIOR

En el presente ensayo intentaré adentrarme en la obra Ulises de James Joyce (capítulo III)
enfocándome en una de sus estrategias discursivas utilizadas para construir el relato y los personajes
del mismo.

Mi propuesta es la siguiente: En el Ulises de James Joyce el relato y los personajes son construidos
fundamentalmente a través de la técnica narrativa del monólogo interior, lo que implica un
descentramiento del narrador.

El Ulises es una obra que como tantas otras rompe con los paradigmas literarios hegemónicos
tradicionales , en el siglo XX se produce un cambio de paradigma acerca de la verdad, el sujeto y la
objetividad. Estos cambios se ven reflejados también en las obras literarias a partir de la utilización
de estrategias discursivas nuevas o más bien la ruptura de las estrategias conocidas y tradicionales.

En todos los ámbitos científicos como artísticos y sobre todo con el surgimiento del realismo, se
intentaba encontrar una verdad, una visión única y acabada del mundo. En el siglo XIX la literatura,
sobre todo el género novela, aspiraba a ser una especie de laboratorio, de campo de ensayo de la
realidad (Tacca) uno de los recursos que podemos considerar primordial para ello fue la utilización
del narrador omnisciente (aquel que todo lo sabe y que todo lo ve) como una categoría indispensable:
esta fue con poca excepción la técnica tradicional de la novela y especialmente en su apogeo
decimononico. El género casi se identificaba con ella: la novela era el instrumento mágico
mediante el cual, como los dioses, podíamos penetrar en todas las conciencias y conocer
diafanamente todos los dramas (Tacca,1978).
Sin embargo, a partir del siglo XX se produce una ruptura o crisis, la manera de ver el mundo cambia
y por ende la literatura no es ajena a esto. Se caen los absolutos y la categoría tradicional del narrador
omnisciente recibe críticas:
“La reacción contra la potestad omnisciente se concentra particularmente, en la visión antinatural y
artificiosa deÍ narrador dotado de ubicuidad temporal y espacial. Por distintos caminos se propugna
el retorno a una visión más acorde con los modos normales de percepción y captación.”
(Tacca,1978))
“La segunda reserva radica en la imposibilidad de abarcar la vastedad de conocimientos que un drama
(que el más ínfimo segmento de un drama) implica. Esto fue advertido en los albores mismos del
realismo”. (Tacca, 1978)

El monólogo interior que observamos en el Ulises se diferencia de sus antecedentes (que podemos
hallar por ejemplo en lo soliloquios utilizados por Shakespeare) por insertarse en la “consciencia de
los personajes” por lo que se reflejará en el texto de manera desordenada, irracional y no lineal.
Podríamos decir que intenta acercarse al modo en cual un ser humano accede a su realidad, pero no
hablamos de representación absolutas de realidades puesto que eso sería imposible, la mente del ser
humano tiene a ser caótica llevarla a cabo a través de símbolos lingüísticos en un papel nunca seria
suficiente, pero es el modo más cercano en el cual Joyce se aproxima a ello. El soliloquio tradicional
a diferencia del monólogo interior tendrá linealidad, causalidad y claridad, y en le Ulises el lector
tendrá que esforzarse para decodificar lo manifiesto.

Tacca no concibe que el narrador no esté presente en el monólogo interior, por ello lo considera un
extremo de la omnisciencia del mismo:
“(...)¿qué caso de omnisciencia mayor que el de poder penetrar una conciencia hasta reproducir su
'grouíllement', su hervor interior? Considerando independientemente al narrador, y según tal
facultad de penetración,en efecto, el ejemplo extremo de omnisciencia resultaría, sin duda, el
monólogo interior.” (Tacca, 1978)
“(…) teniendo 'en cuenta primordialmente, como l0 hacemos, la relación de conocimiento entre
narrador y personaje, el monólogo interior no es sino una de las formas posibles de equisciencia,
por cuanto el narrador no hace más que identificarse con el personaje, con su conciencia profunda,
en su pura instantaneidad.” (Tacca,1978)

Considero que la voz que prima aquí es la del personaje, siendo el narrador descentrado, con
funciones mínimas, ya no es aquél dios que todo lo ve y que todo la sabe, ahora existe una voz que
ve, que siente, desde un lugar, un lugar determinado que construye la narración de mismo y del mundo
en que se encuentra. El personaje es el medio por el cual el mundo narrativo es construido por su
observador, desde dentro.

Entonces, el concepto de la figura del narrador como categoría indispensable de una narración de
alguna manera también cae, es puesta cuestión. aunque interviene en la obra, lo hace mínimamente.
Para Tacca “el narrador constituye la única realidad del relato. Es el eje de la novela.” (Tacca,
1978)), pero en el Ulises no parece ser así, se produce un descentramiento del narrador y la
construcción del relato es llevada a cabo por la técnica del monólogo interior que da lugar a la voz
interior del personaje como lo vemos en el siguiente ejemplo:

“Ineluctable modalidad de lo visible: por lo menos eso, si no más pensando a través de mis ojos.
Señales de todas las cosas que aquí estoy para leer, huevas y fucos de mar, la marea que viene, esa
bota herrumbrosa. Verde moco, azul plateado, herrumbre: signos coloreados. Límites de lo diáfano.
Pero él agrega: en los cuerpos. Entonces él los había advertido cuerpos antes que coloreados.
¿Cómo? Golpeando su sesera contra ellos, caramba. Despacio. Calvo era y millonario, maestro di
color che sanno. Límite de lo diáfano en. ¿Por qué en? Diáfano diáfano. Si puedes poner los cinco
dedos a través de ella, es una verja, si no, una puerta. Cierra los ojos y mira.” (Ulises, 1922)

Así inicia el capitulo III, podemos ver claramente que comienza con un monólogo interior, no hay un
narrador que nos diga quien habla , donde habla y de que habla específicamente, la voz del personaje
Stephen va construyendo el relato y a al personaje mismo. En este ejemplo podemos extraer una
característica de su personalidad. Podemos ver que Stephen tiene una personalidad reflexiva, sus ideas
se relacionan con conceptos filosóficos , y nos damos cuenta de que se encuentra en la playa por las
palabras que van indicando las imágenes de lo que él observa “huevas y fucos de mar, la marea
viene” .

En el siguiente ejemplo podemos observar este desplazamiento del narrador de modo más claro, ya
se limita a narrar la acción de Stephen, su voz tiende a difuminarse con la voz del personaje en el
monólogo interior, por ello el lector de no tener una mirada atenta e inquisidora podría no identificar
su presencia y/o su diferencia:

Esteban cerró los ojos para escuchar a sus botas triturar ruidosamente fucos y conchas. Quieras
que no quieras, estás caminando a través de ello. Sí, un tranco por vez. Un espacio muy corto de
tiempo a través de muy cortos tiempos de espacio. Cinco, seis: el nacheinander. Exactamente: y ésa
es la ineluctable modalidad de lo audible. Abre los ojos. No. ¡Jesús! Si yo cayera de una escollera
que desborda sobre su base, si me cayera a través del nebeneinander ineluctablemente. Voy
avanzando bien en la oscuridad. Mi espalda de fresno pende a mi lado. Golpea con ella: ellos lo hacen.
Mis dos pies en sus botas están al final de sus piernas, nebeneinander. Suena sólido: hecho por el
mazo de Los Demiurgos. ¿Estaré entrando en la eternidad por la playa de Sandymount? Crush, crack,
crick, crick. Dinero salvaje del mar. El dómine Deasy los conoce a todos:

¿No vendrás a Sandymount,


Madeleine la yegua? (Ulises, 1922)

Aquí es evidente que el narrador no construye al personaje, no nos brinda información sobre él,
simplemente describe algunos movimientos o acciones que éste realiza, mientras que su personalidad,
su curiosidad en este caso son construidos por la técnica del monólogo interior. Podríamos decir que
se detiene la voz del narrador, pero de otro modo la narración continúa porque podemos extraer
elementos, características del mismo. El narrador ya no nos brinda la información como lo hacia
antes, por ello difiero con Tacca cuando dice: “el que cuenta (el que aporta información sobre la
historia que se narra) es siempre el narrador (Tacca, 1978).

Tacca considera que el monólogo interior es la expresión de mayor omnisciencia, descarta la


posibilidad de la deficiencia del narrador, para él es imposible concebir la obra literaria sin un
narrador que narre la historia y construya el relato, pero considero que es posible este desplazamiento
y Joyce nos lo ha demostrado claramente. Aquí tenemos otro ejemplo:

—A través de las arenas de todo el mundo, seguida hacia el oeste por la espada
llameante del sol, emigrando hacia tierras crepusculares. Ella marcha agobiada,
schleppea, remolca, arrastra, trascina su carga. Una marca hacia el oeste,
selenearrastrada, en su estela. Mareas, dentro de ella, miríadinsulada, sangre no mía,
oinopa pontos, un mar vino oscuro. He aquí la criada de la luna. En sueños el signo
líquido le dice su hora, le ordena abandonar el lecho. Lecho nupcial natal mortal,
cirioespectroiluminada. Omis caro ad te veniet. Él viene, pálido vampiro, atravesando
la tormenta con sus ojos, su velamen de murciélago navega ensangrentando el mar, boca
al beso de su boca.

Vamos. Tomémoslo al vuelo, ¿quieres?


Mis tabletas. Boca a su besar. No. Debe de
haber dos. Pégalas bien. Boca al beso de su boca. (Ulises)

Nuevamente la técnica narrativa del monólogo interior cumple la función de efectuar la


narración, rompiendo así con la categoría narrativa tradicional de la novela, contando
la historia de otra manera, como de otra manera se concibe ahora al sujeto. A partir del
fragmento citado se puede observar que Stephen es un intelectual, una persona a la que
además de reflexionar, le gusta escribir poesía. Si bien no nos cuenta explícitamente que
Stephen está escribiendo un poema, podemos darnos cuenta de ello por el juego de
palabras que hace, “pégalas bien” . Más adelante se aclara también a través del
monólogo la acción que realiza: “¿Quién me observa aquí? ¿Quién leerá nunca en parte
alguna esas palabras que escribo? Signos sobre un campo blanco.” (Ulises, 1922). Según
Tacca las preguntas jamás pertenecen al narrador, y nos habla ya de intrusiones de
autor. En este caso explicita la acción del personaje a través de su voz interior donde el
se hace preguntas a sí mismo. Se elimina la figura del narrador que en el momento que
aparece el monólogo interior, pero no nos deja de aportar información importante que
conforma un modo de narración y nos ayuda como lectores a comprender el carácter del
personaje y su accionar.

El narrador está descentrado, corrido, desplazado hacían un lado, su función ya no es imprescindible


como en obras literarias más tradicionales, aquí la narración se construye desde la interioridad de los
personajes. Esto se debe como mencionamos al principio al cambio de paradigma que se sucede en
el extratexto. La verdad ya no es una, la objetividad ya no existe como pura, somos sujetos ubicados
en determinadas comunidades y éstas a su vez tendrán visiones únicas y diversas. En los ejemplos
citados el personaje se convierte en el observador de su mundo emitiendo juicios, emociones, ideas,
viendo cosas, imágenes, asociando ideas y no es observado por ninguna omnisciencia desde fuera, ni
le es impuesta una visión racional.

Bibliografía

Echeverría, Rafael (2009) El observador y su mundo. Volumen I. Buenos Aires, Granica

Gamerro, Carlos (2008) Ulises. Claves de lectura. Buenos Aires, Norma.

Humphrey Robert, "Las Formas" En La Corriente De La Conciencia En La Novela


Moderna. Editorial Universitaria, Santiago De Chile: 1969, págs. 106-109
Joyce, James. “Ulises” Traducción de J. Salas Subirat.2008 .Buenos Aires, Gradifco.

Peón, María Laura (2011) “De la intersubjetividad o la construcción social de la verdad.” Doctorado
en Ciencias Cognitivas, UNNE.

Tacca, Oscar (1978) “Las voces de la novela”. Madrid, Gredos.

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