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¿Qué es un mecanismo de defensa en Psicología?

En los inicios de su teoría, Freud concibe la escisión de la conciencia (elaboración teórica previa
a la concepción del inconsciente) como un mecanismo de defensa y alega que el aparato
psíquico vive bajo un Principio de Defensa en el que utiliza distintos mecanismos para
defenderse del displacer.

La defensa consistía en el acto de separación de una Representación inconciliable del Monto


de Afecto al que estaba ligada. La representación inconciliable pasaba a una “conciencia
escindida”, mientras que el Monto de Afecto se ligaba a una Representación Sustitutiva que
guardaba un nexo lógico con la inconciliable.

Temporalmente la defensa tendría éxito en su cometido: el sujeto ha olvidado aquello


inconciliable y lleva su vida con normalidad. Sin embargo eventual e inevitablemente fracasará
y de esta unión entre Rep. Sustitutiva y Monto de Afecto devendría un síntoma.

Ésta es la base del concepto. Anna Freud lo revisaría años después, agregando que son
distintas modalidades parcialmente inconscientes que el Yo lleva adelante para suprimir sus
excitaciones internas, recuerdos y fantasías.

¿Cuáles son los tipos de mecanismos de defensa y en qué consisten?

Cerebro-defensa-lifeder

Antes de dar un listado de mecanismos, es necesario aclarar que éste no es exhaustivo y que
no se da sólo un mecanismo; generalmente se utilizan varios simultáneamente y para distintos
recuerdos y fantasías.

También es importante mencionar que los mecanismos son defensas “secundarias”, pues
antes ocurrió la Represión que hace olvidar aquellos recuerdos y experiencias displacenteros
de los que, ante el peligro de volver a surgir a la conciencia, el Yo se defiende echando mano
de estas herramientas psíquicas.

Es decir que estos mecanismos son manifestaciones del retorno de lo reprimido. Son, a su vez,
defensas y síntomas ya que el sujeto, aunque sufre menos que si no lo hiciera, padece el uso
de estos mecanismos.

La represión

Mecanismo fundante del aparato psíquico, opera en dos instancias distintas: la represión
primaria y la represión secundaria.

La represión primaria

Ocurre exclusivamente en el Inconsciente y permite la inscripción en la psique de la


representación de la pulsión sexual, lo que permite que el sujeto sea capaz de desear y buscar
el cumplimiento de su deseo.

Se podría decir que es la creación de un vacío o una falta gracias a la cual el sujeto podrá
desear completarla, al mismo tiempo que le dará la fuerza al aparato psíquico para mantener
inconscientes aquellas vivencias que le recuerden que esta falta existe.

La represión secundaria

También llamada represión propiamente dicha.


Cuando una representación se vuelve intolerable para el Yo, el aparato psíquico la reprime,
volviéndola inconciente, por lo que el sujeto la “olvida” (o, más bien, desconoce que la
recuerda).

El yo sigue como si nunca hubiera ocurrido dicho acontecimiento hasta el fracaso de la


defensa, tras lo cual vuelve a intentar reprimir la representación o bien, se vale de otros
mecanismos para someterla y mantenerla olvidada.

Forclusión

Según Jacques Lacan, este mecanismo es como una represión pero mucho más radical y se
encuentra a su mismo nivel (es decir, previo a los retornos de lo reprimido).

La forclusión ocurre cuando el sujeto se encuentra con una representación o significante que
le genera tanta angustia que es incapaz de reprimirlo, pues para hacerlo necesita previamente
aceptar su existencia.

Es decir que el sujeto rechaza de tal forma esta representación que rehúsa su existencia
misma, produciendo la forclusión de ese significante, el cual no entra nunca al cúmulo de
representaciones inconscientes, a diferencia de aquellos contenidos reprimidos.

Formación reactiva

El sujeto, ante el retorno de una representación reprimida, manifiesta su total opuesto como
una forma de defenderse ante este conflicto o amenaza.

Por ejemplo, un niño odia a su hermano menor pero se siente culpable por dichos
sentimientos y los reprime. Dado que la represión fracasa, el hermano menor manifiesta un
intenso amor y sobreprotección hacia su hermano aunque sus acciones hacia él seguirán
estando marcadas por el odio.

Otro ejemplo conocido se encuentra en la película “El sexto sentido”. En ella una adolescente
muere a causa de una supuesta larga y desconocida enfermedad. Sin embargo se revela luego
que era la madrastra quien la enfermaba, la misma que manifestaba un enorme amor y
cuidado hacia la niña como formación reactiva.

Regresión

Ocurre cuando, ante la angustia de un conflicto emocional o una representación, el sujeto


regresa a comportamientos anteriores o infantiles, como consecuencia de la pulsión
regresando a satisfacciones previas, a las cuales ha quedado fijada por su historia infantil.

Por ejemplo, un adulto que se encuentra en una situación conflictiva en su trabajo se enferma.
En consecuencia, no puede ir a trabajar, al mismo tiempo que requiere ser cuidado y atendido
de forma parecida a un niño que no puede valerse por sí mismo.

Proyección

Ocurre cuando una representación reprimida se proyecta hacia afuera de forma desfigurada.
El sujeto, en vez de reconocer dicha percepción o pensamiento, se lo atribuye a un agente
externo.

Freud hace un abordaje gramatical de la proyección, tomando como ejemplo el enunciado “yo
lo amo” y sus posibles contradicciones:
Contradicción de verbo. El enunciado se transforma en “yo lo odio” y su proyección será él me
odia y me persigue.

Contradicción de objeto directo. El enunciado se transforma en “yo la amo” y su proyección


será ella me ama.

Contradicción de sujeto. El enunciado se transforma en “ella lo ama” su proyección será él la


ama.

Freud se ocupó extensamente de este mecanismo para intentar explicar el caso de paranoia de
Paul Schreber. Él hace uso de este mecanismo para explicar la paranoia del famoso juez,
aduciendo sentimientos homosexuales inconscientes hacia su médico que serían proyectados
en la ideación persecutoria de éste hacia Schreber.

Racionalización

Consiste en la justificación de aquellas acciones que realizamos y cuyo motivo reprimido no


queremos reconocer. El sujeto da razones variadas (a menudo verdades a medias) para
explicar su comportamiento, escondiendo para los demás y para sí mismo su motivación
inconsciente y reprimida.

Por ejemplo, una persona con un deseo inconsciente de suicidio podría cometer acciones
peligrosas y justificarlas para no reconocer el deseo de lastimarse, como cruzar la calle cuando
el semáforo se encuentra en verde y racionalizarlo diciendo que está apurado o demorado.

Conversión histérica

Muy parecida a la actual hipocondría, el sujeto reprime la representación a cambio de


manifestar un síntoma físico como incapacidad para hablar o mover ciertas partes del cuerpo.
Esta discapacidad generalmente guarda un nexo lógico con aquello reprimido.

Un caso famoso de Freud, en los inicios de su teoría, es el de Elizabeth von R., quien sufría de
una parálisis en las piernas. A través del análisis, Freud descubre en ella deseos de casarse con
su cuñado y culpa a raíz de dicho deseo por haber tenido ese pensamiento en el funeral de su
hermana.

Una vez el recuerdo es “revivido” y Elizabeth admite lo que siente, su parálisis se cura.

Delirio

Tanto para Lacan como para Freud, el delirio, lejos de ser la manifestación de un síntoma, es
una defensa y un intento de cura. Para Freud, el delirio es la reconstrucción del mundo de tal
forma que se pueda aceptar aquello que ha sido expulsado de la conciencia.

El delirio es la forma en que el sujeto justifica aquellos sucesos o representaciones


alucinatorios. Íntimamente relacionado con la forclusión, el delirio es la forma de “aceptar”
aquellos significantes forcluídos que el sujeto percibe como agentes externos y no cómo
estímulos provocados por él mismo.

Condensación

Es uno de los procesos del inconsciente y ocurre principalmente en los sueños. Fragmentos
reprimidos se unen con pensamientos conscientes, de tal forma que la nueva
figura/representación no se asemeja al contenido reprimido y sólo contiene un fragmento de
éstos.
En los síntomas se evidencia la condensación, pues éste está sobredeterminado por varios
contenidos inconscientes, los cuales se expresan parcialmente condensándose con contenidos
conscientes.

Por ejemplo, el síntoma de una persona con la compulsión de revisar que la cerradura de su
casa esté cerrada podría tener varias explicaciones el temor a que su intimidad sea invadida
pero también a exponer sus deseos inconscientes reprimidos. La puerta representaría la
entrada y la salida al inconsciente por condensación.

Desplazamiento

Se le podría llamar también formación sustitutiva, pues constituye el desplazamiento psíquico


de un elemento importante inconsciente a uno no importante. De tal forma, los contenidos
inconscientes y reprimidos por el sujeto se le presentan como ajenos. No puede reconocerse
en sus pensamientos o acciones por obra del desplazamiento.

El ejemplo común se encuentra en los sueños. Cuando las personas despiertan y evocan un
sueño acontecido sienten sus contenidos como ajenos a su vida y desconocen de dónde
provendrían dichas imágenes dado que los elementos importantes han sido desplazados hacia
los irrelevantes.

Negación

Este mecanismo ocurre como una forma de expresar una representación o pensamiento
reprimido de forma consciente. Es ya una cancelación de la represión -lo inconsciente ha
devenido consciente- pero aún no una aceptación de lo reprimido. La función intelectual se
separa del proceso afectivo.

Por ejemplo, a raíz de un sueño emotivo y de su posterior interpretación, el sujeto afirma: “Esa
mujer no es mi madre”. Dicha negación constituye la manifestación de un contenido reprimido
-la mujer en el sueño representa a la madre- y el sujeto puede enunciarlo, a condición de
negarlo.

La negación le permite mantener reprimido el afecto de la representación sin tener que


olvidarla.

Sublimación

Poco se sabe de este mecanismo, pues es mencionado por Freud en breves ocasiones en
diversos escritos. A diferencia de los demás mecanismos, en éste no hay un conflicto entre el
Yo y lo reprimido, sino más bien una vía placentera a través de la cual lo inconsciente puede
manifestarse.

El ejemplo paradigmático se encuentra en el arte, donde mociones pulsionales edípicas,


incestuosas o sexuales se expresan a través de objetos artísticos. Si bien no dejan de ser
contenidos inconcientes, el sujeto no padece su manifestación ni la defensa que acciona
contra éstos, a su vez que produce un objeto en el que otros también pueden expresar su
inconsciente al identificarse.

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