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Al plantearse el estudio compositivo desde una óptica hegeliana - donde el pasado explica los

problemas del presente-el problema del carácter de la arquitectura encuentra en la historia uno de
sus fundamentos. el recurso románico a la historia como material de proyecto lleva a plantear el
problema del estilo, el estilo propio del siglo XIX y conlleva una secuencia que arranca del
clasicismo romántico y se conduce a las diversas recuperaciones históricas o " revivals",
llegando hasta el eclecticismo y el modernismo o cosmopolitismo de fin de siglo.por ello, aunque
con la quiebra del clasicismo parece no cambiar nada porque siguen usando las mismas formas,
sustancialmente se produce un cambio radical, sustituyendo la confianza natural en este
repertorio por una simple convención. Así, del clasicismo se pasa al neoclasicismo, mostrándose
enseguida que el mismo procedimiento es aplicable a los repertorios extraídos de otros periodos
del pasado. Ello producirá los sucesivos revivals : el gótico, neo románico, neo bizantino, etc. Si
estilo es la adaptación de un lenguaje a un sistema espacio temporal concreto, en el siglo XIX la
aparición entre arquitectura y lenguaje hace de este una vestidura de algo que permanece debajo.
El concepto de estilo -antes casi universal- se limita de modo implícito hasta considerarse como
una mera forma decorativa que se aplica sobre el esqueleto portante genérico ello lleva a la
disociación entre lenguaje y la composición arquitectónica.

A este respecto es ejemplar el planteamiento del edificio del parlamento de Londres


(1837-1843)uno de los mejores y más académicos edificios del siglo XIX británico, concebido en
lenguaje clásico por Charles Barry  1796-1860 y por exigencias simbólicas impuestas por el
gobierno se ve revestido de formas negó góticas sin variar en absoluto la organización
compositiva de los espacios interiores ni de los volúmenes y cuerpos de edificación. Tenemos
pues, uno de los mejores ejemplos de historicismo  medievalista en el siglo XIX envolviendo uno
de los mejores ejemplos de la composición clásica-romántica, lo que evidencia sin embargo es
el divorcio entre composición y estilo en que se mueve la arquitectura decimonónica.Por su
parte, el rechazo de la cultura burguesa conlleva una crítica a la producción industrial expresada
en los planteamientos historicistas de Augustus Pugin y Jhon Ruskin,expuestos en sus
respectivos libros contrastes y las siete lámparas de arquitectura. ellos conducen a la búsqueda de
un diseño alternativo y al movimiento Arts and Crafts ppara la reforma de las artes aplicadas
constituido por William Morris, a partir de 1888 que, al lado de sus obras concretas de
arquitectura y diseño, tendrá una fuerte influencia teórica y urbanística.

Los historicismos decimonónicos

Quizá la característica más representativa de la arquitectura del siglo XIX está definida por la
aparición de una cultura historicista producida por el acercamiento a muy distintas arquitecturas,
geográfica e históricamente dispersas. La incorporación del conocimiento histórico a los
proyectos supone la concepción de cierto modo ideológica de la arquitectura, en cuanto permite
adscribir con cierto  descriptivismo una filiación estilística a cada ideología y a cada programa
arquitectónico. Así cada uno de los distintos lenguajes se ve sustentado por ideas diferentes cuyo
significado varía según los países y el momento.de modo análogo a cómo el neoclasicismo se
identificó con el periodo revolucionario de la República y con el imperio en Francia, el
neogótico- considerado por Chateaudriand como el genio del cristianismo- será identificado con
la arquitectura posrevolucionaria de la restauración ello no impide la continuidad de la opción
clasicista. el compromiso clasicista se manifiesta asimismo en la forma de integrar el hierro en la
arquitectura urbana con ejemplos destacados como los de la Gare du Nord 1861 y la biblioteca
de Sainte Genevieve  de 1850.Por su parte,la aparente oposición radical a los ideales académicos
y su significado religioso - con independencia de otros ideales coyunturales- difunden el
historicismo medieval, y en especial, el representado por el templo gótico cuyas altas naves se
identifican románticamente con la espiritualidad religiosa, de modo que mediado el siglo XIX, el
gótico - con alguna derivación románica o bizantina- es aceptado en todo el mundo como la
modalidad natural de la arquitectura eclesiástica. por otra parte, la multiplicidad de significados
del historicismo hace que ya a mediados del siglo Viollet le Duc puede entender la arquitectura
gótica como paradigma del racionalismo constructivo, y enfoque así tanto de sus trabajos de
restauración como sus teorías y sus proyectos ideales con su consiguiente influencia práctica.

El eclecticismo decimonónico

El acceso a la historia de la arquitectura como instrumento de proyecto nación no queda limitado


a la recuperación de estilos pasados, sino al historicismo asincrónico o revivalse une en el último
tercio del siglo I historicismo sincrónico y heterodoxo: el eclecticismo ( del griego "ecelein"
escoger que muestra las posibilidades infinitas del manejo libre de lenguajes y formas históricas
diversas. la historia ha permitido comparar, por tanto, revalorizar en consecuencia, desaparece la
unidad del gusto, dando lugar a la posibilidad de que coincidan varios lenguajes en una misma
arquitectura lo que, en definitiva, transforma esta misma variedad en un nuevo lenguaje;
diferente  de sus componentes y con autonomía molecular propia. El problema del estilo conlleva
la superposición de estilos; sin embargo, dado que el punto de partida no es constante, el
eclecticismo decimonónico difícilmente puede ser codificado estilísticamente. Así, junto al
eclecticismo de base medieval vivirá otro de inspiración clásica- o mejor, renacentista- lleno de
elementos de origen italiano y francés que - - con los nombres de estilo del segundo imperio o
más tarde estilo de las bellas artes prenderá en todo el mundo occidental en las últimas décadas
del siglo XIX. La Obra emblemática de este eclecticismo decimonónico es la ópera de París
(1861- 1875) la arquitectura espectáculo de Charles Garnier (1825-1898) y espléndida
encarnación del segundo imperio francés, es conocido también como un nuevo estilo: el estilo
Napoleón III. En este proceso los arquitectos suelen procurar mantener en sus composiciones un
equilibrio  racional inspirado en Durand por encima de la diversidad lingüística que puedan
manifestar cada una de sus obras, adaptando las tradiciones arquitectónicas al resto de los nuevos
materiales y tipologías de la época.

Por su parte, los poderes sociales encontrarían en las formas ecléctica su mejor expresión en los
años finales del siglo XIX- e incluso hasta bien entrado dos el siglo XX- como estilo oficial de
los edificios públicos y de todos aquellos que pretenden una representatividad ciudadana,
contribuyendo desde este eclecticismo orgulloso y brillante a fijar la imagen de las ciudades en
las capitales europeas y americanas.el esfuerzo por mantener unida a las experiencias dentro del
marco historicista o ecléctico se agota y ello trae consigo la importación y difusión de modelos y
formas exóticas, cosmopolitas y modernistas. A pesar de todos sus logros arquitectónicos- o
quizá precisamente por ellos - en los años inmediatos al cambio del siglo se manifiesta en todo o
ropa una sensación de agotamiento cultural por parte del eclecticismo, pese a lo cual vivirá hasta
bien entrado el siglo XX. pero para ello habrá de redefinir y depurar sus elementos formales,
incardinardinandolos en un marco de los ideales cosmopolitas. 

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