1. DEFINICIÓN DE ESTRÉS DESDE DIFERENTES PERSPECTIVAS
- Estrés como estímulo Se trata de un estímulo o varios que obligan a llevar a cabo cambios adaptativos, como el aumento de la tensión y la alteración de los patrones de respuesta normales, es decir, que llevan a estrés. Estos estímulos pueden ser de distintos tipos: Estresores agudos limitados en el tiempo, como puede ser la visita del niño al dentista. Secuencias estresantes, como por ejemplo la muerte de uno de los padres del niño (hay un periodo de tiempo algo más amplio) Estresores intermitentes crónicos, como los exámenes escolares (se presentan cada x tiempo) Estresores crónicos continuos, por ejemplo que el niño sea objeto de abusos físicos recurrentes por parte de sus padres (se presentan siempre o casi siempre) - Estrés como respuesta Se trata de una reacción de estrés como respuesta a acontecimientos estresantes. Se aborda el tema como un continuo que iría desde las reacciones apropiadas, y por tanto, no patológicas, hasta las respuestas claramente desadaptativas. Las reacciones desadaptativas comprenderían lo que se conoce como respuesta de estrés. - Estrés como interacción del individuo en el entorno. Se trataría de la desproporción o desequilibrio entre las demandas ambientales y las respuestas emitidas por el niño. Esta perspectiva contiene las dos anteriores, presentándose como una solución integradora. En este enfoque hay que tener en cuenta varios conceptos: Estresores: serían aquellos elementos del ambiente que son percibidos por el sujeto como una amenaza, que pueden desbordar la capacidad adaptativa del sujeto. Variables mediadoras: aquellas variables que modulan la relación entre estresor y reacción, como el estilo cognitivo del niño, las redes de apoyo social, etc… Reacciones de estrés: serían aquellas alteraciones que sufre el niño como consecuencia de la exposición al agente estresor Trastornos de estrés: suponen la presencia prolongada de reacciones de estrés desadaptativas, en un intento del sujeto de superar la situación o situaciones que le desbordan Por otro lado, como manera de enfrentarse al estrés, debemos conocer los conceptos de afrontamiento y los mecanismo de defensa, por ello: - Afrontamiento: se trata tanto de esfuerzos intrapsíquicos como orientados hacia la acción, para manejar las demandas ambientales e internas, es decir, son los mecanismos utilizados para responder al estímulo estresante. De esta manera, los mecanismo de afrontamiento se presentan como saludables, flexibles, conscientes y mantenedores del contacto con la realidad por parte del niño. Consiguiendo modificar la situación y la respuesta emocional. - Mecanismos de defensa: se trata de mecanismos para responder al estímulo estresante, que implicarían una distorsión de la realidad a la cual se enfrenta el niño, así como una respuesta rígida y desadaptativa por parte de este. Para evaluar si la respuesta es adaptativa, hay que tener en cuenta las características del niño, el momento de desarrollo y las exigencias del entorno.
2. FACTORES DE LOS QUE DEPENDE LA RESPUESTA DE ESTRÉS
No se puede establecer una relación fija entre el evento estresante y la respuesta que este provoca en el sujeto. Los factores de los que va a depender la reacción de estrés del niño giran en torno a las características del estresor, las características del niño afectado por dicho estresor y las características del entorno social en el que se halla el niño. - Factores relacionados con las características del estresor/estímulo Los efectos que los acontecimientos tengan sobre el niño, van a depender en gran medida del principio de victimización, que dice que cuanto mayor sea la multiplicidad e intensidad de los estresores, el periodo de permanencia ante los mismos y el carácter irreversible de las consecuencias que conllevan aquellos, mayores serán los efectos perjudiciales en el niño. Teniendo en cuenta esto, los estresores podrían ser: Originados en el ámbito familiar vs. originados fuera de dicho ámbito. Victimización primaria vs. victimización secundaria: un ejemplo de victimización primaria podría ser el caso de un niño que es objeto de abusos sexuales por parte de uno de sus progenitores, mientras que un ejemplo de victimización secundaria sería por ejemplo la observación por parte del niño de escenas violentas o agresividad en su colegio. La duración de la exposición a los estresores. Estos estresores pueden durar unos minutos, horas o días. Se considera que la exposición prolongada tendrá peores consecuencias, aunque no se puede establecer esto de entrada. El carácter reversible o irreversible del acontecimiento estresante y de sus consecuencias. Los estresores con consecuencias irreversibles tienen efectos más nocivos que aquellos otros que no presentan esta característica. El origen o naturaleza del estresor, si es humano o si es consecuencia de fenómenos de la naturaleza. Por regla general, producen más perjuicios en la salud infantil aquellos estresores que son consecuencia de comportamientos humanos intencionados. - Factores relacionados con las características del niño Se sabe que el mismo acontecimiento estresante no tiene las mismas repercusiones en todos los niños. Los factores que influyen aquí son la vulnerabilidad del niño a padecer estrés, y por otro lado se incluirían los recursos y estrategias de los que dispone el sujeto para hacer frente a la situación estresante, tanto los personales como los ambientales. - Factores relacionados con las características del entorno social En este punto son de especial importancia las redes de apoyo social de las que disponga éste. Esta apoyo social ayudaría a que el niño pudiera definir, comprender y afrontar las situaciones problemáticas que se le puedan presentar, compartir con otros semejantes experiencias similares, y obtener ayuda materias y psicológica de las personas que componen su red de apoyo.
3. CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE TRASTORNOS INFANTILES RELACIONADOS
CON EL ESTRÉS. TRASTORNO DE ADAPTACIÓN El deterioro en el funcionamiento del niño asociado al trastorno de adaptación, se manifiesta frecuentemente por una disminución en el rendimiento escolar, así como por cambios temporales en sus relaciones sociales. Los sujetos con trastorno de adaptación están asociados con incrementos del riesgo de tentativas de suicidio, así como puede complicarse el curso de otras enfermedades o el curso de otras psicopatologías. Los aspectos característicos y a destacar en el trastorno de adaptación son: - Normalmente el acontecimiento estresante es claramente identificable y suele aparecer inmediatamente o el los 3 meses siguientes al suceso. - La evaluación de la alteración funcional se hará en relación al funcionamiento que tuviera el niño antes de entrar en contacto con el estresor. - La ocurrencia de un acontecimiento estresante identificable, de suficiente intensidad como para producir en muchas personas determinadas alteraciones y un pronóstico optimista caracteriza a los trastornos de adaptación frente a otros. - Presentan patrones de conducta desadaptativa que desaparecen, como máximo en el plazo de 6 meses tras la ocurrencia del acontecimiento estresor o ceden ante intervenciones normalmente breves. Cuando pasado dicho tiempo los síntomas persisten, el diagnóstico del trastorno de adaptación será complementario o adicional a aquel que más se acerque a explicar el estado persistente del niño. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO - En el TEP, el estresor, además de claramente identificable, debe ser de una intensidad extrema. No es necesaria la exposición directa al acontecimiento y relato de otras personas sobre muertes, heridos o amenazas para la vida de otras personas, o el niño conoce a través de un familiar o personas cercanas acontecimientos que implican muertes inesperadas o violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves. - Debemos tener en cuenta que tenemos que considerar diagnostico de trastorno de adaptación para aquellas situaciones en las que la respuesta del niño al acontecimiento estresante no se ajusta a los criterios de TEP, así como aquellas situaciones en las cuales el patrón de síntomas asociado al TEP ocurre como respuesta del niño a un agente estresor no extremo. Por otro lado, cuando los síntomas tales como la evitación, embotamiento o incremento de los niveles de activación están presentes con anterioridad a la exposición ante el acontecimiento estresor, se debe considerar la presencia de otro trastorno. Además, si el patrón de respuestas que presenta el niño se puede encuadrar en otro trastorno mental, se ha de optar por ese otro trastorno o un diagnóstico doble. - Las intrusiones que son definitorias y las podemos diferenciar de las intrusiones obsesivas, siendo las del TEP caracterizadas por: Hacen referencia a las características estimulares del estresor, reiterándose el contenido traumático de la experiencia perturbadora. La variedad de la presentación de las intrusiones es mucho mayor que la de las obsesiones. Las intrusiones no van asociadas, como en el caso de las obsesiones, a los comportamientos compulsivos. Por otra parte, los episodios en los que el niño cree volver a revivir la escena traumática, contemplándola de nuevo, se han de diferenciar de las ilusiones, alucinaciones y otras alteraciones perceptivas que pueden ocurrir en la esquizofrenia, en otros trastornos psicóticos, trastornos afectivos con manifestación psicótica, trastornos provocados por sustancias psicótropas y en aquellos otros trastornos psicóticos con base orgánica. - Se ha de tener en cuenta también que el comportamiento de evitación, así como el de inhibición conductual, son característicos del TEP, siendo relativamente frecuente la aparición de episodios alternos de intrusiones y embotamiento psíquico. En la intrusión el niño se comporta como si el acontecimiento traumático desencadenante estuviera ocurriendo aún, con lo cual el niño reacciona de manera hiperreactiva. En el embotamiento el niño reacciona como si no estuviera ocurriendo ni el hecho traumático ni nada importante para él, se produciría conducta hiporreactiva. TRASTORNO DE ESTRÉS AGUDO Un diagnóstico de trastorno de estrés postraumático es adecuado solo para aquellos síntomas que ocurren dentro del mes siguiente a la aparición del estresor agudo. Dado que el TEP requiere de la presencia de síntomas durante más de un mes, el diagnóstico de éste no puede llevarse a cabo durante el primer mes tras la aparición del estresor. Por lo tanto, aquellos individuos en los que, tras un diagnostico inicial de estrés agudo, persisten los síntomas durante un mes, se ha de considerar TEP. Por lo tanto lo podríamos clasificar de la siguiente manera: - Trastorno de estrés agudo: desde el evento estresante hasta el mes siguiente. - TEP agudo: cuando este comienza dentro de los 6 meses posteriores al acontecimiento estresor y tiene una duración igual o inferior a seis meses (esto ocurre después del mes de TEA) - TEP crónico: cuando tiene su inicio dentro del periodo establecido para el agudo pero su duración es igual o superior a seis meses - TEP diferido: cuando la aparición del trastorno tiene lugar una vez que han pasado seis meses desde que ocurrió el hecho traumático.