2. Mejora la circulación
La exposición al agua fría tiene repercusiones positivas a nivel cardiovascular:
ante el frío nuestra tasa cardíaca aumenta y se contraen los vasos sanguíneos. La
sangre viaja a gran velocidad y cargada de oxígeno a los órganos principales y
a los músculos, mejorando la circulación hacia estas áreas. En este sentido
resulta recomendable ir alternando entre duchas frías y otras con agua caliente
(que harían que la sangre se dirigiera más fácilmente a la superficie de la piel).
Sin embargo, deben tener mucha precaución las personas que padezcan algún
tipo de cardiopatía y trastorno cardiovascular, ya que la contracción de los vasos
sanguíneos y la aceleración del ritmo cardíaco puede ser perjudicial en su caso.
5. Incrementa la oxigenación
Cuando nuestro cuerpo entre en contacto con agua muy fría, inmediatamente
solemos empezar a acelerar nuestra respiración. Ello está vinculado a la
anteriormente citada alteración y aceleración cardiovascular. El cuerpo necesita
una mayor cantidad de energía para hacer frente al frío, lo que implica acelerar
la adquisición de oxígeno. Así, aumentan los niveles de oxígeno de nuestro
organismo, así como el ritmo con el que la sangre circula por el cuerpo.
6. Acelera el metabolismo
Como se ha indicado anteriormente, ante la presencia de frío nuestro cuerpo va
a empezar a demandar energía con el fin de poder mantener la temperatura
interna en niveles adecuados. Para ello, genera una aceleración del
metabolismo, consumiendo los recursos almacenados en el organismo. La
consecuencia de esto es que con la exposición al frío empezamos a quemar
azúcares y grasas para mantener la temperatura corporal a niveles aceptables.
¿Hay estudios científicos que lo demuestren? Y de ser así, ¿son esos supuestos
beneficios lo suficientemente fuertes como para convencerte de que gires el
grifo hacia el otro lado?
De entrada, lo que está claro es que el agua fría, al contacto con la piel, es un
shock para el organismo: el cuerpo reacciona desencadenando una respuesta
masiva al estrés, que hace que suba el ritmo cardíaco, aumente la circulación
sanguínea y se libere adrenalina.
Por otro lado, a nivel doméstico, una ducha de agua fría es bastante segura y -
temblores aparte- no tiene adversos negativos significativos para la salud.
A no ser que tengas una edad muy avanzada o problemas de corazón, en cuyo
caso el agua fría podría hacer que te desmayes o sufras un ataque al corazón,
matiza el doctor Chris van Tulleken, presentador del programa de la BBC "confía
en mi, soy doctor" (Trust me, I´m a doctor).
La teoría detrás de esa idea es que la exposición repetida al agua fría hace que
el organismo se vuelva más eficaz a la hora de lidiar con la respuesta al estrés y
con todos los cambios químicos y hormonales que las personas con depresión
sienten.
También argumentan que adaptarnos a esa exposición repetida al estrés del frío
puede ayudarnos a lidiar mejor con el estrés psicológico que suele acompañar a
la ansiedad.
En una charla TED de 2013, el triatleta Joel Runyon argumenta desde una
perspectiva personal que darse una ducha fría puede cambiar la manera en la
que afrontas el miedo y en como lidias con situaciones en las que te sientes
incómodo.
Pero un estudio holandés sobre el efecto de las duchas frías sobre la salud y el
trabajo publicado en 2016 en la revista PLOS One halló que una ducha diaria de
agua fría resultó en una reducción del 29% en la autoevaluación de enfermedad
de los participantes durante los 90 días siguientes a haber adoptado ese hábito.
Durante al menos 30 días consecutivos los individuos debían ducharse con agua
fría al final de sus duchas habituales con agua caliente, durante periodos de 30,
60 o 90 segundos, según el subgrupo de estudio.
El efecto beneficioso más destacado por los voluntarios fue un aumento del nivel
percibido de energía, que muchos comparaban con el efecto de la cafeína. De
hecho algunos siguieron dándose una ducha final con agua fría más allá del
período mínimo de 30 días para el experimento.
Por otro lado, el efecto adverso moderado más reportado fue una sensación
persistente de frío en el cuerpo, las manos y los pies.
La teoría detrás de este hábito dice que sumergirse en agua fría reduce el dolor
y acelera la recuperación de las pequeñas fisuras en los músculos que genera el
ejercicio.
Por otro lado, un estudio de 2014 publicado en Physical Therapy in Sport halló
que no había diferencias estadísticas significativas entre darse una sola
inmersión breve de contraste, inmersiones breves intermitentes de agua fría y
caliente o baños de 10 minutos en agua fría a 6 o 10 grados.
¿De verdad ayudan a quemar grasa?
Esta es una de las creencias más populares sobre las duchas de agua fría: que
puede convertir la grasa "blanca" no saludable en grasa "parda" activa y
metabólicamente saludable, el tipo de grasa que quemamos para temblar.
Desafortunadamente, dice Tulleken, hay muy pocas evidencias de que eso sea
verdad.
¿En conclusión...?
Según el doctor Tulleken, hasta ahora las investigaciones científicas sobre los
beneficios de una terapia con duchas frías todavía están en una etapa muy
temprana y no hay muchas evidencias conclusivas.
Las duchas de agua fría han sido usadas miles de años como un tratamiento
natural para la salud y bienestar general. De hecho, hasta el siglo pasado tomar
duchas calientes era un lujo que no se podía permitir la mayoría de la población.
Los Espartanos se solían levantar de sus camas de madera, hacían dos horas de
ejercicio y después se tomaban un baño de agua fría. Pensaban que el agua
caliente era para los débiles y que el agua fría condicionaba sus cuerpos y
mentes para ser fuertes, vigorosos y estar siempre preparados para la batalla.
Las primeras duchas con sistemas de calentamiento se desarrollaron por los
Atenienses y parece que lujos como esos son los que ayudaron a la caída de la
sociedad Espartana que sea admira actualmente.
Varias culturas alrededor del mundo usan agua fría como parte de sus
ceremonias religiosas. Por ejemplo, los japoneses Shinto practican un ritual
llamado Misogi, el cual implica sentarse o estar bajo una catarata para purificar
sus almas.
Alternar entre agua caliente y fría mientras estas en la ducha es una gran forma
de estimular y mejorar la circulación. Esto también sirve para mejorar el
funcionamiento del sistema nervioso.
2-Beneficios psicológicos
Los antiguos samurais de Japón solían verter cubos de agua helada sobre sus
cabezas por la mañana para limpiar su cuerpo y espíritu.
Creían que les ayudaba a empezar cada día y cada aventura frescos. Las duchas
de agua fría liberan componentes químicos en el cerebro que mejoran tu humor,
disminuyen el estrés y ansiedad y alivian la depresión.
3-Mejora tu humor
Las duchas frías pueden estimular la secreción de noradrenalina en el cerebro,
lo cual esta asociado con la mejora de desordenes del humor como la depresión.
Cuando el agua fría toca tu cuerpo, tu respiración es más profunda en respuesta
al shock generado. Es la forma del organismo de intentar mantenerte caliente al
incrementar la toma de oxígeno. Tu tasa cardíaca también aumenta, resultando
en una oleada de sangre a través de tu cuerpo que hace que te sientas con
energía.
Por otra parte, el agua fría hace que te puedas recuperar antes después de hacer
deporte. De hecho, los atletas toman a menudo baños helados después de un
ejercicio físico intenso.
5-Tratamiento de inflamaciones
Los baños helados se suelen utilizar por atletas para disminuir la inflamación tras
una sesión de entrenamiento. Las venas se contraen en todo el cuerpo y se
eliminan toxinas de la sangre.
6-Tolerancia al estrés
En general, las exposiciones al frío mejoran la capacidad de controlar el estrés.
Con el paso del tiempo, esto lleva al fortalecimiento de tu sistema inmunitario.
La duchas de agua fría también se han usado para reducir el dolor crónica, la
función renal y mejorar la calidad del sueño.
7-Movimiento linfático
El sistema linfático esta separado de los vasos sanguíneos y es responsable de
transportar los desechos de las células y de combatir los patógenos. El líquido
linfático contiene los desechos y glóbulos blancos, los cuales combaten las
infecciones.
Las duchas frías provocan la contracción de todo el cuerpo y esto es muy bueno
para el sistema linfático ya que el líquido se expande a todo el cuerpo. Si el
sistema linfático no es eficiente, el líquido se acumula en las extremidades
(generalmente los pies) y esto puede resultar en daños para la salud.
8-Desintoxica tu cuerpo
El agua fría estimula que las toxinas se eliminen fuera de la piel. Por tanto, no
siguen en el interior del cuerpo, donde pueden causar infecciones.
9-Mejora el sueño
Por alguna razón ayuda a mejorar la calidad del sueño. Esto podría ser por la
sensación de bienestar y relax tras el shock con la ducha o baño frío.
12-Mejora la respiración
Es probable que tan pronto como tomes una ducha fría, hiperventiles, lo que es
una respuesta natural. Sin embargo, el pánico solo hará la experiencia algo más
desagradable por lo que es de tu interés calmarte y respirar hondo.
Las duchas de agua fría no deberían ser tomadas por mujeres embarazadas o en
su menstruación debido a que su cuerpo ya se encuentra en una situación de
estrés.
–Reconocer que los nuevos hábitos requieren incomodidad: tan pronto como
reconozcas que los grandes objetivos que quieres lograr y los nuevos hábitos
que quieres tener en tu vida requieren incomodidad, te será más fácil.
–Poco a poco o de golpe: hay personas que se sienten más cómodas haciéndolo
poco a poco y otras prefieren hacerlo de golpe. Si observas que haciéndolo poco
a poco te arrepientes y acabas sin hacerlo, trata de hacerlo de golpe para no
tener la opción de dar marcha atrás.
–No pienses a largo plazo: si consideras que te tendrás que dar duchas frías el
resto de tu vida te será mucho más difícil.
–Suda primero: incluso si vives en un país con un clima frío, puedes hacer
ejercicio primero y luego tomarte la ducha. Será también una manera de
refrescarse y de prevenir la fatiga y dolor muscular tras largas sesiones de
ejercicio.