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Neoclasicismo hispanoamericano

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El neoclasicismo o estilo neoclásico fue un movimiento cultural, artístico y literario que se desarrolló en Francia desde
mediados del siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XIX, que después fue sustituido por el Romanticismo. Su
origen viene de la reacción ante los "excesos" del barroco en el arte y especialmente el abuso decorativo de su última
fase: el rococó. Hubo también una poesía revolucionaria, aunque de valor estético limitado. Ésta celebraba los triunfos
de las armas americanas, enaltecía a los héroes de la guerra, promovía el entusiasmo nacional y atacaba a España, sus
hombres y sus actos. Esta poesía se ha recogido en cancioneros, y algunas de las composiciones son anónimas,
mientras que otras aparecen firmadas.
En la prosa, los fenómenos fueron los siguientes: el surgimiento del periodismo político, social y económico, como
medio de difusión de la nueva ideología y revolución. Una preferencia por los ensayos, proclamas, historias y
discursos; el nacimiento de la verdadera novela realista hispanoamericana en México José Joaquín Fernández de
Lizardi. Un ejemplo de este género son los himnos nacionales escritos en este estilo. Aunque el periodismo fue la
actividad literaria más inmediata y directa, la prosa revolucionaria es riquísima en memorias, autobiografías, cartas,
discursos, artículos, ensayos, panfletos y traducciones. En el teatro, sin embargo, no hubo grandes novedades. Se
representaban las comedias y tragedias del repertorio clásico español. Hubo, con todo, intentos de teatro popular,
que pueden considerarse como los precursores de los teatros realistas locales. El monólogo o unipersonal tuvo
bastante auge en esos momentos. Principalmente el neoclasicismo es la igualdad existente entre obras del siglo XIX y
escrituras griegas, pero todo la adicción que se tenía por participar en esta obra era por admiración a este tipo de
representaciones.
Autores y obras[editar]
Los temas preferidos por los neoclásicos hispanoamericanos fueron de libertad y progreso inspirados por los
generales Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y José de San Martín. El máximo representante de la época es José
Joaquín Olmedo (1780-1847), ecuatoriano que compuso una famosa obra que elogió a Simón Bolívar La victoria de
Junín: Canto a Bolívar. También está Rafael Landívar (1731-1793), con su obra "Rusticatio Mexicana". Y José María
Heredia (1803-1839), humanista cubano, autor de dos célebres odas: En el teocalli de Cholula y Niágara. Andrés
Bello (Caracas, 29 de noviembre de 1781 - Santiago, 15 de octubre de 1865) fue un filósofo, poeta, traductor, filólogo,
ensayista, educador, político y jurista venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela.
Considerado como uno de los humanistas más importantes de América, contribuyó en innumerables campos del
conocimiento.
De una profunda educación autodidacta, nació en la ciudad de Caracas, en la entonces Capitanía General de
Venezuela, donde vivió hasta 1810. Entre sus principales obras, se cuenta su Gramática del idioma castellano
(Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos y los esclavos españoles), los Principios del
derecho de gentes, la poesía Silva a la agricultura de la zona tórrida
Poesía Gauchesca[editar]
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Una manifestación importante de la época fue la poesía gauchesca, que fue un género escrito por lo general en
lenguaje rústico y tiene como artista principal el gaucho. Este fenómeno literario, cultural y social es propio del Río de
la Plata, en Argentina y Uruguay. Fue el uruguayo Bartolomé Hidalgo (1788-1823) al que se considera iniciador del
género. Entre sus obras podemos citar Diálogos patrióticos o sus Cielitos. La poesía gauchesca nace hacia el siglo XVIII
en el Río de la Plata, su difusión llega al último tercio del siglo XIX.
Refleja actitudes políticas como el culto por las armas, la habilidad del jinete y el sentimiento de libertad. Para algunos
críticos, la antigua poesía tradicional y anónima de los gauchos tiene una base española popular (romances, coplas,
canciones), ingresada en

¿Qué es el neoclasicismo?

El neoclasicismo fue un movimiento artístico que se originó en Francia durante el siglo XVII, aunque
su auge se presentó en los siglos XVIII. A este siglo se le conoce como “El siglo de las luces”, entiendo a las
luces como la razón. Este período marca un cambio entre el antiguo régimen y el nuevo de características
liberales.

Durante este periodo tiene lugar un acontecimiento que marcó un cambio importante tanto a nivel social
como político y económico. Este evento fue la Revolución Francesa en 1789. Con esta revolución,
la monarquía perdió poder y posteriormente desapareció.
Mediante el movimiento artístico neoclásico, se puede ver reflejada toda la Revolución Francesa así como
también el contexto que originó dicha revolución y el periodo napoleónico. Estos artistas intentaron cambiar
la sensualidad de los movimientos artísticos anteriores: el rococó y el barroco. Así el neoclasicismo tiene una
característica lógica y no sobrecargada como el anterior.

Hacia fines del siglo XVIII el movimiento neoclásico da lugar al romanticismo, basado en el sentimiento,
la individualidad y la libertad que tuvo su punto de mayor repercusión hacia el siglo XIX.

Características del neoclasicismo

1. El pensamiento ilustrado

El pensamiento ilustrado fue el precursor de la Revolución Francesa. Se trata de un grupo de intelectuales


que empezaron a concientizar al pueblo francés. Así sus principales ejes eran: la razón, el progreso y la
ciencia. Además hacían a un lado las ideas eclesiásticas (principalmente al catolicismo). Los ilustrados
proponían:

 Una ley única para los ciudadanos


 Supresión de los privilegios monárquicos
 Derechos e igualdad para todos

2. La Revolución Francesa

Durante el reinado de Luis XIV, Francia se encontraba con un gobierno monárquico en el que la figura de su
rey y la nobleza gobernaban al pueblo. Al llegar Luis XV (bisnieto de Luis XIV) la situación económica en
Francia se encontraba ya en una crisis como consecuencia de una mala gobernación.

Luego esta crisis aumentó aún más durante el reinado de Luis XVI (empeoró para el pueblo, no para la
monarquía quien vivía entre lujos, riquezas y despilfarros), quien decide elevar los impuestos. Pero el
pueblo, muerto de hambre y gracias a los ilustrados, decidió ir a tocar las puertas del reino para pedir
alimentos al Rey.

Frente a esta situación, la monarquía no oyó los pedidos del pueblo y éste se levantó en armas. Así el 14 de
julio de 1789, se realizó “La toma la Bastilla”, símbolo del régimen absolutista. Así se tomaron como
prisioneros a los Reyes y la nobleza. Luego se los degolló estableciendo un nuevo orden social dirigido por la
burguesía y basado en el comercio.

Más en: Características de la Revolución Francesa

3. Transformación social

Tanto la pintura, escultura, arquitectura y literatura conforman un bloque que expresa, cada uno con
características diferentes el contexto social que atravesaba Francia en aquellos años. Así, el quiebre de la
monarquía y el cambio en las estructuras sociales acompañado de la modificación de las costumbres, se
reflejó en este movimiento artístico.

4. Estilo
El estilo que atraviesa a este movimiento es el de la sencillez, la estética y la simetría. Por otra parte el
neoclasicismo utiliza la razón y el escepticismo en detrimento de los sentimientos. Por ende, las obras de
este período artístico reflejan cuestiones reales, vivencias y situaciones a las cuales la sociedad de aquella
época se tuvo que enfrentar.

5. Temáticas

Es un arte que se compromete y expresa la situación política, social y económica de la época. Desde la
literatura las obras tienen una fuerte orientación moralizante y didáctica. Sin embargo, no todo es razón y
lógica para el neoclasicismo, puesto que también entre sus principales temas aparece la mitología y la figura
de los Dioses como poder supremo.

6. Arquitectura

La arquitectura del neoclásico tiene como características generales la sobriedad y la elegancia. Utilizaron la
división tripartita y la ausencia del color. Sentían una atracción y agrado por la utilización de los arcos y las
columnas de tipo conmemorativas.

7. Pintura

La pintura se basaba en una completa simetría y estática. Se intenta llevar la razón al arte, intentando
expresar la lógica y el escepticismo de la época en las obras. No obstante no toman los modelos clásicos de
la antigüedad (como sí se hizo en la arquitectura y en la escultura).

Utilizaban luz clara y muy poco color. Los paisajes se ponen de moda, así como las ciudades muestran las
costumbres de la época.

8. Escultura

La escultura neoclásica tiene como principal interés los ideales estéticos de la antigüedad. Es una especie de
“mirada hacia el pasado”. Las esculturas se realizaban en mármol de color blanco.

El término Neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar al movimiento estético que venía a
reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se
venían produciendo en la filosofía y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ámbitos
de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con la decadencia de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo
fue perdiendo adeptos en favor del Romanticismo.

Literatura[editar]
Véanse también: Literatura española de la Ilustración y Neoclasicismo hispanoamericano.

La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera conocido como el
«Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos ilustrados conllevó un rechazo del
dogma religioso, que fue considerado origen de la intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba
de regir el mundo mediante las leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los
ilustrados promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico, la educación y
la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos de L'Encyclopédie. El arte se hizo
así más accesible y con menos pretensiones, y la literatura se dirigió a un público más amplio,
planteándose como un instrumento social. El aumento del número de lectores, especialmente entre
la burguesía, plantea la figura del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o
secundaria de sustento.5
Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres
grandes ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales exponentes.
También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, Georges Louis Leclerc y Pierre de Marivaux. En
el Reino Unido tuvo una gran cantidad de adeptos la novela de aventuras, destacando Daniel
Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry Fielding, junto a los poetas John
Dryden y Alexander Pope.6
De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La literatura
neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia de la educación, el papel
de la mujer y los placeres de la vida.7 Destacaron en España el monje benedictino Benito Jerónimo
Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso.
Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con animales, donde se
exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser una composición de carácter
didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales o de la sociedad, y por la recurrencia a
la prosopopeya o personificación. Es el subgénero que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas:
una composición sencilla en la que la naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los
fabulistas Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la Fontaine.8
En España, hubo una continuidad barroca en la poesía, con autores como Diego de Torres y Villarroel,
que consideraba a Quevedo su maestro; Gabriel Álvarez de Toledo y Eugenio Gerardo Lobo. La
segunda mitad del siglo XVII mostraba ya una poesía neoclásica, dominada por su admiración por la
ciencia y los temas filosóficos, o centrada en temas anacreónticos y bucólicos, y marcada en
ocasiones por el fabulismo. Destacaron Nicolás Fernández de Moratín, autor de Arte de las putas,
prohibida por la Inquisición, que pudo inspirar los Caprichos de Goya; Juan Meléndez Valdés y José
Cadalso, de la escuela salmantina; los fabulistas Iriarte y Samaniego en Madrid; en la escuela sevillana
destacaron José Marchena, Félix José Reinoso, José María Blanco-White y Alberto Lista.9
Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente durante la primera
mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de Zamora o José de Cañizares. El teatro en España
tuvo cambios como la prohibición oficial de representar autos sacramentales, la reaparición del gusto
popular por el sainete y la transición de los antiguos corrales a los teatros, como locales adecuados a
la nueva concepción del teatro. A finales del primer tercio de siglo los dramaturgos españoles
comienzan a seguir los modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las
estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir con las unidades de
acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y moral. Destacaron en la
tragedia Nicolás Fernández de Moratín, José Cadalso, Ignacio López de Ayala y Vicente García de la
Huerta; en el más popular género del sainete, destacaron Antonio de Zamora, el prolífico Ramón de la
Cruz e Ignacio González del Castillo. Destacó especialmente la figura de Leandro Fernández de
Moratín, creador de lo que se ha dado en llamar «comedia moratiniana» (La comedia nueva o El
café, El sí de las niñas), en que ridiculizaba los vicios y costumbres de la época, usando el teatro como
vehículo para moralizar las costumbres. Seguidores de esta línea son también Manuel Bretón de los
Herreros y Ventura de la Vega.10

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