La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa cerebral, progresiva e
irreversible. Afecta de forma difusa a las neuronas de la corteza cerebral y otras
estructuras adyacentes, y lleva a una degeneración de la función cognitiva y a trastornos
conductuales.
El alzhéimer se caracteriza por un deterioro de la capacidad del sujeto para controlar sus
emociones, desenvolverse en su entorno de acuerdo a unas pautas de conducta
normales, y coordinar adecuadamente sus movimientos y memoria, entre otros
trastornos.
Por lo general, suele hacer su aparición a partir de los 65 años –aunque también puede
darse en personas más jovenes–. Se trata de una enfermedad en la que la familia y el
entorno del afectado juegan un papel fundamental, tanto en la identificación temprana
de posibles síntomas que ayuden a realizar un diagnostico precoz, como en el cuidado y
manejo posterior del paciente.
Incidencia y prevalencia del alzheimer
Se trata de la forma más común de demencia (supone entre el 60% y el 70% de todos
los casos de demencia), y afecta a cerca de 36 millones de personas en todo el mundo.
La prevalencia alcanza al menos al 30% de la población que supera los 85 años. Siendo
mujeres cerca del 70% de los afectados de entre 65 y 90 años.
Causas
Se han determinado diversos factores biológicos que interactúan con distintos
mecanismos de tipo genético o ambiental, y que dan lugar a las lesiones que causarán la
degeneración progresiva de las células nerviosas y a la aparición del alzhéimer.
Se han identificado dos signos característicos de la patología como causa del
alzhéimer que son: la aparición de las denominadas placas seniles, placas amiloides, o
placas neuríticas, y la presencia de ovillos de neurofibrillas
Factores de riesgo
Los principales factores relacionados con el desarrollo de la enfermedad son:
La edad y la historia familiar de enfermedad de Alzheimer.
La exposición a determinadas sustancias, como el tabaco, también parece
favorecer su aparición.
Por el contrario, una ingesta de alcohol moderada, la dieta mediterránea, el
ejercicio físico a edades medias y una vida social activa, se han asociado a un
menor riesgo de desarrollar la enfermedad en diferentes estudios.
También se han relacionado los años de educación con un menor riesgo de
aparición de la enfermedad
Tipos de alzheimer
Alzhéimer familiar: se sabe que personas en cuya familia se hayan dado casos de
alzhéimer tienen más probabilidades de padecer la enfermedad. Además, existe
un tipo de alzhéimer llamado específicamente alzheimer familiar, que se
caracteriza por iniciarse de forma temprana, es decir, antes de los 60 años. Este
tipo de alzhéimer viene dado por mutaciones en genes como el gen de la
proteína precursora de amiloide, el gen de la presenilina I o el gen de la
presenilina II. Las mutaciones en estos genes llevan a un acúmulo anormal de la
proteína beta amiloide, principal componente de las placas seniles. Este tipo de
enfermedad de Alzheimer familiar es rara.
Alzhéimer asociado al síndrome de Down: debido a la trisomía en el cromosoma
21, las personas con este síndrome presentan exceso de proteína precursora de
amiloide, lo que favorece que su metabolismo lleve a una acumulación de los
fragmentos causantes de la placa senil. En individuos con síndrome de
Down encontramos casos de alzhéimer a partir de los 12 años.
Alzhéimer asociado a la edad: aunque esta enfermedad no es una consecuencia
del envejecimiento, afecta al 57% de las personas mayores de 65 años. Existen
más de 70 genes cuya presencia en el organismo puede favorecer la aparición de
alzhéimer asociado con la edad. Entre ellos cabe citar el gen de la ubiquitina, el
gen de la proteína tau, o el gen de la apolipoproteína E.
Síntomas del alzhéimer
Memoria y concentración
Cambio de lugar o pérdida de objetos importantes.
Confusión acerca de cómo llevar a cabo tareas cotidianas.
Dificultad para resolver problemas aritméticos sencillos.
Dificultad para tomar decisiones rutinarias.
Confusión acerca del mes o la estación del año.
Humor y conducta
Cambios de humor impredecibles.
Progresiva pérdida de interés por el entorno, o por sus gustos o aficiones.
Depresión, angustia o confusión en respuesta a los cambios.
Negación de los síntomas.
Puede presentar irritabilidad, agresividad, agitación y desinhibición social.
Diagnostico
En la actualidad no existe ninguna prueba diagnóstica específica o totalmente fiable
para diagnosticar el alzhéimer, de modo que es preciso recurrir a un conjunto de pruebas
de distinta índole que permitan, en primer lugar, descartar otros tipos de demencia y, en
segundo, evaluar el grado de la misma.
El primer paso que dará el facultativo que está evaluando al paciente será el
estudio del historial familiar, los antecedentes personales y los síntomas que
presenta el paciente. También realizará una exploración física general y una
exploración neurológica.
Se realizarán test neuropsicológicos. Algunos de los más empleados son el
denominado test minimental y el test del reloj. El test minimental consiste en
unas preguntas que exploran la orientación, la capacidad de repetir unas
palabras, la concentración, el cálculo, la memoria y el lenguaje del paciente. Se
puede realizar en 510 minutos. El paciente obtiene una puntación que, en caso
de ser baja, sugiere un diagnóstico de demencia. El test del reloj consiste en
hacer que el paciente dibuje un reloj con las manecillas señalando las once y
diez. De este modo podremos evaluar la actividad en los lóbulos temporales del
cerebro donde residen, entre otras, las funciones relacionadas con la memoria y
el desarrollo de actividades visuales complejas. Se evaluará si el paciente logra
escribir todos los números, si lo hace en el lugar adecuado, y si es capaz de
situar las manecillas marcando la hora que se le ha indicado. Cada uno de estos
pasos tiene asignada una puntuación; a partir de 7 se considera que el paciente
no padece la enfermedad.
Los estudios de neuroimagen son técnicas empleadas para confirmar una
sospecha de diagnóstico en pacientes que presentan otros indicios de la
enfermedad.
o Mediante TAC (Tomografía Axial Computarizada) y resonancia
magnética se pueden descartar lesiones estructurales como causa de la demencia.
Además, en el caso de alzhéimer, se suele apreciar atrofia de algunas estructuras
cerebrales.
o La Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Simple (SPECT) y
la Tomografía de Emisión de Positrones (PET) permiten realizar un análisis
funcional, es decir, proporcionan información acerca de cambios metabólicos
relacionados con el alzhéimer. Es característica una disminución del
metabolismo en algunas regiones cerebrales.
o Estudios recientes de la Universidad de Pennsylvania apuntan que un
nuevo método que consiste en analizar imágenes obtenidas por resonancia
magnética (RMN) empleando para ello un algoritmo permite detectar el
alzhéimer y su progresión con una efectividad del 75%.
Es posible emplear la detección de marcadores biológicos como método
adicional a los anteriormente citados. Se debe prestar especial atención si se
observa una disminución en el líquido cefalorraquídeo de la proteína beta
amiloide y un aumento de la proteína tau.
Tratamiento
Demencia Vascular
Sintomas
en la demencia vascular se produce un síndrome de disfunción cerebral crónico, lo que
implica regresión y pérdida de las funciones intelectuales. Como consecuencia, se
producen los siguientes síntomas característicos de demencia vascular:
Falla el pensamiento abstracto, aparece incapacidad de utilizar la lógica para
manejar conceptos y hacer juicios.
Cambia la personalidad (en general acentuándose los rasgos previos).
Se pierde la memoria.
Se deterioran el lenguaje y la capacidad de manipular objetos e instrumentos
habituales de la vida diaria.
Diagnostico
Además de las diferencias en la clínica que se han comentado, las pruebas que se deben
practicar y pueden ayudar en este diagnóstico diferencial de la demencia vascular son:
Análisis de laboratorio: de forma sistemática se deben medir los niveles de
hormonas tiroideas y vitamina B12. Además, pueden estar indicadas otras
pruebas como serologías y punción lumbar con análisis del líquido
cefalorraquídeo. En la demencia vascular no hay ninguna alteración típica de
laboratorio
Pruebas de imagen: está indicado hacer una resonancia magnética cerebral. Sirve
para descartar tumores, hidrocefalia, o hematomas inadvertidos, como causa de
los síntomas, y suele tener hallazgos específicos de cada tipo de demencia. En la
demencia vascular es típico encontrar datos que sugieren accidentes
cerebrovasculares, como anormalidades bilaterales en la llamada sustancia
blanca, a menudo con imágenes de pequeños infartos (infartos lacunares).
Escala de Puntuación Isquémica de Hachinski: es un test neuropsicológico
diseñado para diferenciar la demencia vascular de otras. Es bastante sensible,
pero no definitivo. Una puntuación mayor de 7 implica una alta probabilidad de
esta causa.
Ecografía: sirve para evaluar el grado de obstrucción de algunas arterias
cerebrales, y también para ver si en el corazón puede haber alguna enfermedad
que produzca trombos que puedan causar los infartos cerebrales.
Tratamiento
No existe ningún tratamiento farmacológico específico para la demencia vascular que
haya podido demostrar utilidad de forma inequívoca, ya que las lesiones de los infartos
son irreversibles una vez establecidas
Las recomendaciones en este sentido para prevenir la demencia vascular son:
Tratar la hipertensión arterial de forma óptima para tenerla lo más controlada
posible.
Evitar a toda costa el consumo de tabaco.
En pacientes diabéticos mantener un control de los niveles de glucemia y de la
hemoglobina glicosilada.
Esquivar la obesidad y el sobrepeso, y hacer ejercicio físico con una intensidad
adaptada a la situación funcional del paciente.
Vigilar el colesterol.
Además, son importantes una serie de actuaciones que pueden mejorar el riego vascular:
Respecto a los fármacos que se usan para el control de síntomas de la demencia, aunque
tienen poca eficacia, están:
Nimodipino: la evidencia clínica ha demostrado cierta mejoría clínica global.
Demencia con cuerpos de lewy
Causas
Se desconoce la causa exacta de la demencia con cuerpos de Lewy, aunque el desarrollo
de técnicas de inmunohistoquímica ha permitido identificar de manera más precisa las
sustancias implicadas en el origen de esta enfermedad.
Se postula que por alguna anomalía genética de los genes que se encargan de la
fabricación de determinadas proteínas neuronales –entre ellas la más protagonista en
este caso sería la alfasinucleína– se produce una agrupación de éstas en determinadas
zonas de la corteza del cerebro, interaccionando de manera anómala con sustancias
como la dopamina. Todo este proceso patológico da lugar a los llamados cuerpos de
Lewy, que serían similares a ovillos de proteínas que impiden un correcto
funcionamiento de las conexiones neuronales a nivel cerebral.
Este complejo mecanismo se observa no solo en la demencia con cuerpos de Lewy, sino
también en la enfermedad de Parkinson, y es por este motivo por el que parecen
relacionarse en su expresividad clínica.
De igual manera, y en común con la enfermedad de Alzheimer, también se han
observado acúmulos de material amiloide en el tejido cerebral de estas personas, aunque
en menor cuantía que en el alzhéimer. En todas estas situaciones debe recordarse que
existe además una pérdida neuronal más acusada que en la población general.
Aunque la mayoría de los casos son aislados, sin una clara evidencia de herencia
genética o agrupación familiar, se reconoce que la expresión del alelo E4 de la
apolipoproteína E es un factor de riesgo para su padecimiento, como ocurre en las otras
demencias de estirpe degenerativa. Y, como tal demencia degenerativa, su principal
factor de riesgo es el envejecimiento. Este hecho explica que con el aumento de la
esperanza de vida y el avance de las técnicas diagnósticas se reconozca un número
creciente de casos de esta enfermedad.
Sintomas
Como síntomas menores y algo menos característicos de la demencia con cuerpos de
lewy se reconocen también alucinaciones auditivas, trastornos del ánimo o depresión, u
otro tipo de reacciones basadas en irrealidades como hostilidad hacia sus cuidadores, a
quienes no reconocen, a su propio domicilio, etcétera.
Diagnostico
Para determinar que nos encontramos ante un diagnóstico de demencia con cuerpos de
Lewy deberemos encontrar los síntomas que se han venido describiendo
anteriormente: deterioro cognitivo, presencia de alucinaciones visuales, curso fluctuante
de los síntomas, rasgos de parkinsonismo, y una mala respuesta clínica al uso de
neurolépticos, como elementos clave.
Los test de evaluación cognitiva serán imprescindibles, como en otras ocasiones, para
determinar el deterioro cognitivoconductual. Estos síntomas pueden no presentarse
conjuntamente, o en un grado muy evidente, en etapas iniciales, por lo que existen
algunas pruebas que permiten acercarnos más al diagnóstico exacto de la demencia con
cuerpo de Lewy, o excluir otro tipo de demencias de un perfil similar.
Analítica: no existen datos en el análisis de sangre que sean característicos de
este trastorno, pero sí deben determinarse los niveles de vitamina B12, hormonas
tiroideas, serologias de sífilis y de VIH, etcétera. Su normalidad permitirá
descartar las enfermedades que sí las alteran y producen deterioro cognitivo.
TAC y resonancia magnética: como en otras situaciones, nos revelan la ausencia
de tumores u otras alteraciones. También se puede observar una mayor atrofia de
la sustancia gris con respecto a otras demencias. En el caso de patologías
cerebrovasculares, como el ictus o la enfermedad de pequeño vaso cerebral
(leucoaraiosis), puede darse conjuntamente con la demencia con cuerpos de
Lewy, puesto que sucede de manera más frecuente en personas mayores, pero
habrá que determinar si los signos y síntomas son más sugerentes de una u otra
demencia. Puede diagnosticarse de demencia mixta si se detectan datos de
ambas.
PET y SPECT cerebral (tomografía por emisión de positrones o fotón único,
respectivamente): son capaces de determinar un menor metabolismo y una peor
perfusión sanguinea cerebral, a nivel occipital especialmente, lo que sugiere la
presencia de este tipo de demencia. La rentabilidad de esta prueba aumenta
notablemente cuando se inyectan sustancias con afinidad para los núcleos
dopaminérgicos cerebrales, demostrando una actividad muy deteriorada de estas
zonas del cerebro.
Gammagrafía del corazón: se realiza mediante la administración de un
radioisótopo (MIBG) que pone de manifiesto una inervacion muy disminuida de
estructuras del sistema nervioso simpático que aquí se hallan.
Polisomnografía: en ocasiones resulta difícil realizarla si la demencia está muy
avanzada, pero es útil para demostrar las alteraciones del sueño REM.
En la exploración física es habitual encontrar signos de parkinsonismo consistentes en
rigidez, inestabilidad y marcha alterada. El temblor puede estar presente, pero de
manera más atenuada que en la enfermedad de Parkinson. No obstante, lo característico
es que el proceso inicial siempre sea la demencia, y con posterioridad aparezcan estos
hallazgos.
Tratamiento
Aunque no existe un tratamiento curativo para la demencia con cuerpos de Lewy, como
para otros tipos de demencia, se dispone de un conjunto de fármacos que, de manera
combinada, pueden conseguir un control de los síntomas de esta enfermedad:
Inhibidores de colinesterasa para el tratamiento del deterioro cognitivo: destaca
la rivastigmina, con un importante efecto beneficioso sobre la ansiedad, las
alucinaciones y, en general, sobre todos los síntomas cognitivos. Existe la
posibilidad de administrarlos por vía oral o en parches. Poseen efectos
secundarios, como aumento de la salivación o del lagrimeo, pero su tolerancia es
buena.
Antiparkinsonianos para el tratamiento del parkinsonismo: estos fármacos,
utilizados en la enfermedad de Parkinson, controlan adecuadamente los síntomas
de este tipo. Se aconseja usar levodopa a dosis bajas para evitar efectos
adversos.
Antipsicóticos para el tratamiento de síntomas neuropsiquiátricos: en este
sentido, siempre que se requieran para el manejo de conductas delirantes,
agitación psicomotriz, etcétera; se recomienda la quetiapina, risperidona, o
aripiprazol. Deben evitarse los neurolépticos convencionales, dado que agudizan
los síntomas de esta demencia, empeoran el parkinsonismo, y pueden
desencadenar un síndrome neuroléptico maligno con riesgo para la vida del
paciente.
Clonazepam para el tratamiento de los trastornos del sueño: es el fármaco
indicado para esta finalidad, aunque se puede incluir en este aspecto
la melatonina, o incluso la quetiapina y la risperidona a dosis bajas. Se deben
evitar las benzodiacepinas pues pueden empeorar la situación.
Tratamiento de los síntomas ortostáticos: para evitar los desvanecimientos
provocados por cifras de tensión arterial bajas se aplican medidas no
farmacológicas, como la administración adicional de sal en las comidas, o el uso
de medias de compresión en las piernas. Algunos expertos recomiendan el uso
de corticoides para combatir estas anomalías.
El pronóstico de la demencia con cuerpos de Lewy conlleva a un deterioro progresivo
de las funciones mentales, aunque con el tratamiento descrito puede llevarse a cabo un
control aceptable de síntomas, pero sin curación, y sin detener el curso de la enfermedad
Bibiliografia https://www.webconsultas.com/tercera-edad/la-salud-del-
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