INNOVADORA A UNA
ESCUELA INNOVADORA EN
CLAVE DE MISERICORDIA.
Padre Walter Guillen, SDB
Una Escuela innovada,
transfigurada y
redimensionada por la
Misericordia.
En el contexto del América
Latina: Una escuela
conocedora, acompañante y
sanadora de las heridas del
amor en las vidas de las
personas.
La mirada de Jesús: La
mirada de Jesús (que mira
siempre con amor), supone
percibir la urgencia de un
crecimiento de la sensibilidad
frente a la fragilidad.
Si se puede pastoralizar la escuela
alcanzando un estilo institucional marcado
por la “calidad”, esta ahora debe verse a la
luz de la Pastoral de la Excelencia. Es decir,
hacer de la Excelencia no sólo una meta sino
un camino para ofrecer la integralidad de la
propuesta católica de la educación.
Si queremos ser centros educativos
de “calidad total”, pensemos
también en que la meta no será
quedarnos en eso sino en la “caridad
total”, que responde con amor a la
realidad frágil, deficiente, doliente y
paciente de la porción de la
humanidad que nos corresponde
atender y servir.
Los maestros deben hacer también de
educadores: reclamar la atención
personalizadora y singularizadora de los
destinatarios, contra la tentación de
masificar la atención a un “gran público”,
volviéndonos clientelistas.
Acompañamiento misericordioso:
siempre, pues, “con paciencia
(…) y con «una pedagogía que
lleve a las personas, paso a paso,
a la plena asimilación del
misterio” (la pedagogía de la
“gradualidad”) (EG, 171).
La lógica del Evangelio es la
integración: “dos lógicas
recorren toda la historia de la
Iglesia: “marginar y reintegrar”.
Y, a imitación de Jesús, señala el
camino para la iglesia: “la
misericordia y la integración”
(Papa Francisco).
La misericordia, un apoyo para recorrer caminos:
desde la misericordia educativa, la institución escolar
con identidad evangélica y profundamente humanista
debe distanciarse de toda tentación de
“catalogación” o de “encerrarse en afirmaciones
demasiado rígidas, que no dejan lugar a un adecuado
discernimiento personal y pastoral” (AL 298).
La misericordia educativa y la rigidez
se topan: “la Iglesia —la Escuela—
no es una aduana, es la casa paterna,
donde hay lugar para cada uno, con
su vida a cuestas”. (AL,305).
Una responsable atención a las circunstancias atenuantes.
Misericordia y paciencia: