hambre
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Creado en 23 Febrero 2013
En América Latina aún hay 53 millones de personas que pasan hambre, dijo Guadalupe Valdés,
diputada dominicana
Fue Valdés quien concedió a ContraPunto una entrevista y explicó la situación en este tema en
la región y algunas de las causas que no permiten el desarrollo de una política de esta
naturaleza. Entre esas causas menciona que el asistencialismo generado por el modelo
neoliberal no ofrece verdaderas alternativas a las poblaciones para salir de la pobreza y
tampoco garantiza seguridad alimentaria.
En El Salvador no existe una política pública que garantice Soberanía y Seguridad Alimentaria
para la población, lo más lejos que se ha llegado en materia de instrumentos legales es a la
aprobación de la reforma del Artículo 69 de la Constitución de la República el cual se refiere a
ese derecho y al derecho humano al agua. Sin embargo aun está pendiente la ratificación del
mismo.
“Estamos trabajando con la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) y
diferentes organizaciones sociales para que se logre la ratificación de la reforma constitucional
para el derecho a la alimentación y el agua como derecho constitucional”, señaló Ana Iris
Martínez, encargada de la campaña CRECE en El Salvador por parte de OXFAM.
Dijo que se debe contar con marcos regulatorios que garanticen a la población salvadoreña el
derecho a la alimentación adecuada. Destacó que en los estudios de Oxfam-CRECE se
establece que para el 2020 la demanda de alimentos incrementara en un 40 por ciento debido
al crecimiento de la población.
“Por eso el tema de alimentación debe ser un tema estratégico para los países y sobre todo
con el tema del Cambio Climático, ya que somos una región altamente vulnerable, y eso tiene
un impacto sobre la agricultura, la alimentación por lo tanto se deben definir políticas y acciones
para hacerle frente”, señaló Martínez.
Pero entre las demandas que han presentado en repetidas ocasiones a la Asamblea Legislativa
está que le den continuidad a la Reforma Agraria para facilitar el acceso de las mujeres rurales
a tierras que tienen vocación agrícola. La aprobación de una Ley de Soberanía y Seguridad
Alimentaria con enfoque de género.
Además han pedido que se ponga en marcha una Política de Vivienda Rural de Interés Social
con enfoque de género, esto para que les garantice una vivienda digna, servicios básicos, en
un lugar sin hacinamiento y construida con materiales que no pongan en riesgo su salud.
¿De qué se trata el Frente Parlamentario de Lucha contra el Hambre en América Latina?
Se busca que los involucrados se puedan nutrir en sus diálogos, no solo en un país sino en la
región. En este momento estamos además comenzando a compartir la experiencia con el
continente africano, que es uno de los que presentan mayores niveles de hambre en el planeta.
Entendemos que esta lucha tiene que ser en todas partes, una lucha interplanetaria. Esta
experiencia que hemos tenido en América Latina es interesante y tiene algunos elementos de
avance, retos y desafío y es precisamente eso lo que estamos compartiéndolas con ellos.
En América Latina aún tenemos 53 millones de personas que pasan hambre, esto es algo que
no podemos verlo sin tomar acciones concretas que contribuyan a erradicar el hambre. Nos
habíamos planteado en los objetivos del desarrollo del milenio erradicar el hambre y la lucha
contra la pobreza, como primer objetivo, para el año 2015; y estamos viendo que a dos años de
llegar al plazo es prácticamente imposible, casi ningún país de la región logre este objetivo.
Y para que después se pase a aprobar la ley complementaria, como ustedes le llaman, sobre
Soberanía y Seguridad Alimentaria nutricional para que sobre ese marco se pueda avanzar y
para que el país en sus instituciones, pero también los ciudadanos y ciudadanas, tengan de
referente el marco legal que les garanticen avanzar en las políticas públicas para hacer valer
este derecho.
¿Cuál debe ser el abordaje que se le debe dar a una política de seguridad alimentaria
parque realmente sea efectiva?
El enfoque con el cual se está abordando el tema es que, hoy día, ya no es un tema como que
se visualiza como hasta hace unas décadas: que era que se debía garantizar la producción de
alimentos; hoy día eso es importante, pero es fundamental también el acceso, la disponibilidad
y la calidad de los alimentos.
Es a eso a lo que se debe el abordaje integral, a un enfoque con el que hay que ver la
Seguridad y Soberanía como primordial, en la que los Estados tienen que poder establecer de
manera propia cuáles son sus políticas, sus estrategias y líneas de acción para la producción
de alimentos; pero también para recuperar los hábitos y las costumbres alimentarias de su
país.
Es un tema en el que además tiene que ver con la educación, es fundamental que los niños y
las niñas desde la primera infancia aprendan a alimentarse, no es solo qué alimentos tomar,
porque estos alimentos son los que le garantizan un desarrollo como ser humano, eso hay que
trabajarlo en las escuela, incluirlo en la currícula; se debe ver desde la salud, desde el acceso
al trabajo, para generar la posibilidad de ingresos para comprar los alimentos.
¿Cuáles son las causas que no permiten que se desarrolle una política de esta
naturaleza en un país?
Las causas fundamentales son,
muchas veces, los intereses que
puede haber entre sectores para
defender beneficios particulares,
en este sentido se debe pensar en
el bien común de las poblaciones
y colocar esos intereses por
encima de los particulares.
Hay causas tienen que ver con los modelos económicos de hoy en día.
Porque son modelos económicos que muchas veces no están orientados a garantizar el
bienestar de la población o a eliminar en sus causas la situación de pobreza, hay que construir
esas propuestas, ese modelo económico que conduzca a políticas económicas inclusivas,
donde se genere acceso a crédito, a tecnología y genere posibilidades de que las personas
puedan superar la pobreza.
Es de tener claro que no vamos a mitigar o a erradicar el hambre con políticas de carácter
asistencialistas; en las cuales le damos desde el Estado semillas o regalos a las personas, sin
pensar que para erradicar el hambre hay que ir a las causas mismas que están muchas veces
en la educación, en el acceso a la tierra, el acceso al agua, el acceso al financiamiento, la
capacitación, para que las personas puedan realmente generar la posibilidad de salir de la
pobreza y de esa manera erradicar el hambre.
En muchos países, por ejemplo, en Brasil se implementó la estrategia Hambre Cero como
política pública con la que se ha contribuido a que 40 millones de personas puedan superar la
pobreza; pero esto se acompaña de una mirada integral, desde el apoyo a la agricultura
familiar, al tema de la alimentación escolar y la producción local; esta iniciativa ha generado
esperanza en la región, por eso esta siento tomada como ejemplo.
En muchos de nuestros países es un modelo neoliberal que no ha resuelto los problemas como
se planteaba en un principio, sino que se han profundizado los niveles de hambre, de miseria,
de desnutrición de las personas y eso es lo que tiene que llevarnos a hacernos un
planteamiento muy profundo en la región y en el planeta, porque lo que está ocurriendo en
África, los movimientos que se están dando en Europa, es por una crisis del modelo neoliberal.
La solución debe de estar orientada a encontrar un nuevo modelo económico que ponga en el
centro el bienestar de las personas y sobre todo de las grandes mayorías, que son los más
pobres, hay que general inclusión de la políticas y el modelo económico debe de estar al
servicio de mejorar la dignidad de las personas para que puedan desarrollarse en un mundo
más justo y humano.
¿Cómo se pueden crear las condiciones óptimas para el desarrollo de una política
Alimentaria?
Para que se dé es fundamental que haya voluntad política, que exista un compromiso desde
los tomadores de decisión tanto el ejecutivo, el legislativo, el municipal, como de la ciudadanía;
también de las organizaciones sociales para sentarse en la mesa de discusión y generar
procesos de diálogo inclusivos donde participen las diferentes fuerzas.
Se pretende que de esa discusión se lleguen a acuerdos importantes que deben estar basados
en los principios que ayuden a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional; por ejemplo el
acceso a la mujeres que se visibilicen, que se hagan marcos legales y políticas públicas donde
se reconozca el aporte de la mujeres sobre todo en el área rural y que tenga un enfoque
integral; llegar a marcos legales con enfoque en los casos de emergencia que hoy en día es
fundamental.
Son tres elementos que esta conectados uno con el otro, cuando hablamos de Soberanía y
Seguridad Alimentaria y nutricional hablamos de que las mujeres hoy día en casi todos los
países tienen una cada vez más una responsabilidad en la generación de ingresos, en el
trabajo que se hace en el área rural, en la producción de alimentos, también en la educación y
la administración de la familia, de los ingresos familiares.
Cuando hablamos de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres nos planteamos que
tengamos derechos igualitarios.
Cuando vinculamos estos temas a la lucha contra la pobreza es que cada vez más se ha dicho
que la pobreza tiene cara de mujer, porque somos las mujeres las que más sufrimos los
embates de la pobreza, por ejemplo tanto el tema de las políticas salariales como el tema del
trato discriminatorio que muchas veces se da a las mujeres en los empleos, y en el acceso a la
funciones y participación pública.
Se debe vincular estos tres aspectos con políticas que realmente contribuyan a erradicar la
pobreza pero con ese enfoque de desarrollo y de inclusión e igualdad que nos hemos
planteados con la lucha contra el hambre.
La política social dentro del paradigma por sustitución de importaciones fue en cierta medida
incluyente y con un Estado promotor de los mínimos de bienestar, pero no sobrevive a la crisis
del modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Ahora, dentro del paradigma
neoliberal, la política social se sustentara en el supuesto de generar una serie de medidas
compensatorias para suavizar los excesos iniciales de los ajustes macroeconómicos en
algunos sectores de la población aparentemente cohesionados. En estas condiciones, el
aspecto social es considerado una dimensión del gasto, no de la inversión; así se deja a un
lado, diluyéndose el concepto de desarrollo social, de progreso social, y se genera una nueva
visión de compensación social. Se deja de pensar la política social como un derecho legítimo
para el conjunto de la ciudadanía a participar de la riqueza socialmente producida.
Sin embargo, una de las dificultades que debe enfrentar es el cuestionamiento de hacia dónde
dirigir los servicios. Además, sin la presencia de un Estado fuerte y con decisión política se
abandona a su propia suerte a los sectores sociales más débiles, indígenas, campesinos,
grupos populares urbanos, originando una profundización de las condiciones de desigualdad,
pobreza y exclusión social. En tal sentido, desde el neoliberalismo, implica una reducción del
espacio público y la mercantilización de la vida social. La extrema pobreza, la cual, constituye
una característica persistente y agudizada por las políticas de ajuste de corte neoliberal que se
han aplicado desde hace más de dos décadas (Ibarra, 1996). La política social “mercantilizada”
en donde el mercado dentro de lo social es incapaz de asignar lo justo a los necesitados, mas
cuando la política económica a diario lanza al desempleo a millones de personas en plena
capacidad laboral, sonando absurdo que las capacidades competitivas de cada individuo le
harán llegar lo necesario para su subsistencia por ellos mismos. Este hecho revela el porque de
los eventos manifestados a lo largo de la aplicación de lo modelo neoliberal, el caso de la
insurrección indígena en Chiapas en el mes de enero de 1994, en el 2000 la huelga en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por el incremento de cuotas y allanar el
camino para la futura privatización de la Universidad publica, la privatización de las pensiones
de los jubilados, el deterioro del servicio de sanidad, el movimiento campesino en contra del
Tratado de Libre Comercio del Norte (TLCAN) en 2008, e infinidad de más ejemplos que
muestran el impacto del enfoque privatizador de lo social en México. Es evidente la
incompatibilidad entre política económica neoliberal y bienestar social. Ya que el modelo de
desarrollo dominante, descansa en dos características esenciales: cero subsidios o
transferencias a los agentes productivos y cero déficit públicos. Donde dichos postulados son
consecuentes con la naturaleza de un modelo basado en el proceso de mercado como único
criterio de racionalidad, dejando fuera otro tipo de criterio. Suscitando con el tiempo el
desmantelamiento de la red de políticas sociales generadas bajo la industrialización por
sustitución de importaciones y el abandono del pleno empleo (Cordera y Cabrera, 2007).