(fragmentos)
(…)
(…)
(Y las demás obedeciendo esa señal se acercan con respeto y la visten como si vistieran
a una reina -una camisa de fuerza, una mordaza entre los dientes, una especie de casco de
goma en la cabeza-, y se apartan. Entonces MADAME RAGE da rienda suelta a su dolor y
a su rabia: grita, se golpea contra las paredes, se revuelca por el suelo... El ataque no
dura mucho tiempo pero el efecto es instantáneo para todos: relajación general, como tras
un cubazo de agua fría.
Silencio.)
(…)
AL OTRO LADO ,
1999
LA SOMBRA MISTERIOSA
(fragmentos)
ESCENA 1.
(En la oscuridad del teatro se oyen truenos, relámpagos y el agua de la lluvia cayendo
con fuerza. ¡Menuda tormenta!
Ahora se abre el telón para dejarnos ver el escenario iluminado, representa el salón de
una casa: es el salón de la casa de los hermanos TOM y PABLO. Hoy ha sucedido algo
curioso: de un lado al otro del salón hay dos sábanas y todo tipo de ropa colgando de una
o varias cuerdas.)
(…)
TOM: ¡Jo! Me aburro. Llevamos todo el día encerrados en casa por culpa de la lluvia.
PABLO: Zí, todo el zanto día.
TOM: (Se acerca a la ventana.)
¡Cómo me gustaría bajar a jugar a la calle!
PABLO: (Corre hacia donde está TOM y mira también por la ventana.)
¡A lo mejor vemoz a Greta!
TOM: ¡Seguro! Greta nunca se pierde una tormenta.
PABLO: Eztará pizando charcoz...
TOM: Con sus grandes botas de agua.
PABLO: ¡Qué divertido! Cuando ze pone a zaltar de charco en charco...
TOM: ¡Sí! Salpicándonos a todos...
(TOM se pone a saltar con los pies juntos, como si fuera de un charco a otro, PABLO
le sigue.)
(De pronto una de las sábanas que está colgada detrás de TOM y PABLO se mueve,
parece un fantasma que lentamente se acerca amenazador hacia los despistados
hermanos.)
FANTASMA: ¡Uuuuh!
TOM y PABLO: (Se dan la vuelta.)
¡Aaaah! ¡Un fantasma!
(Se abrazan asustados.)
(El fantasma sigue avanzando hacia ellos hasta que la sábana se queda atrás, colgada
de la cuerda, y alguien aparece debajo: una niña vestida con un inmenso impermeable y
unas grandes botas de agua. Es GRETA.)
GRETA: ¡Hola!
TOM y PABLO: ¡Greta!
TOM: Vaya susto que nos has dado.
PABLO: Zí, vaya zuzto.
GRETA: Venía a buscaros, vi la puerta abierta y entré.
PABLO: Ezo ha zido mamá que fue a caza de la vecina...
TOM: Y siempre se deja la puerta abierta.
GRETA: ¡Guau! ¡Cómo llueve...! Traigo en las botas el agua de los charcos de media
ciudad. ¿A qué jugabais?
TOM: A nada.
PABLO: Noz aburríamoz.
GRETA: (Sorprendida.)
¿Aburriros? ¿Con esta súper tormenta?
TOM: A mí la verdad, es que las tormentas me dan un poco de miedo...
PABLO: (Señala hacia la ventana.)
Eztá muy ozcuro y loz truenoz hacen un ruido...
GRETA: Mejor, más divertido.
(Habla con voz misteriosa.)
Los días de tormenta suelen pasar cosas mágicas.
(Los dos hermanos miran a su alrededor con temor. Hablan en voz baja.)
(La luz, por efecto de la tormenta, parpadea varias veces y se apaga, dejando en
penumbra a nuestros protagonistas.)
(…)
TOM: Gre... Greta... ¿Y esa sombra...
PABLO: ...que..., que hay a tu lado?
GRETA: ¿Sombra? ¿Qué sombra?
(GRETA se da cuenta, la sombra se acerca a ella como queriendo tocarla.)
¡Aaaaah!
(GRETA sale corriendo de detrás de la sábana y se une a los dos hermanos.)
¡¡Es una sombra!!
TOM: ¡Ya te lo habíamos dicho!
PABLO: Zí, una zombra.
GRETA: ¡Pero es una sombra sola, no es de nadie!
TOM: ¿Quieres decir que no hay nadie delante de esa sombra?
PABLO: ¿O detráz?
GRETA: ¡Nadie! Es una sombra sola, sin dueño.
(De detrás de la sábana surge una voz.)
LA SOMBRA: Tranquilizaos, no os voy a hacer daño...
(Los chicos se miran extrañados, GRETA se separa del grupo y con cautela se acerca a
la sábana.)
(Los niños se miran: GRETA sus grandes botas, y TOM y PABLO sus manos unidas
que, rápidamente, sueltan asustados.)
(…)
ESCENA 3.
EL GUIA: Yo soy El Guía, el único que conoce la forma de salir o entrar en el país de las
sombras, por eso mi pueblo me encargó buscar ayuda en el exterior...
GRETA: ¡Nosotros te ayudaremos!
TOM y PABLO: ¿Nosotros?
EL GUIA: Otros lo han intentado sin suerte, ¿os atreveríais vosotros?
(PABLO, TOM y GRETA se unen en un corro y reflexionan sobre qué hacer, y al final...)
(Los tres se ponen manos a la obra, recortando con cuidado sus siluetas en cartulina.
GRETA es la primera en acabar.)
(EL GUIA entra en el mundo de las sombras y allí desaparece. Al pasar de una sábana
a la otra, EL GUIA empequeñece, se convierte también en una marioneta. El camino de
una sábana a la otra sería como el paso del mundo real al mundo fantástico de las
sombras.)
(TOM y PABLO saltan detrás de la sábana y al otro lado aparecen sus siluetas
recortadas, también van de la mano.)
(…)
LA SOMBRA MISTERIOSA ,
1995
EL DIALOGO DE LA AGONIA
(fragmentos)
© Antonio de la Fuente Arjona
(El escenario está dividido en dos espacios entroncados, diferenciados sólo por la
iluminación y los colores.
Sería MAR en dos frentes:
-en el pasado, al borde de la cama de la ABUELA, en una habitación de hospital en
penumbra,
-y en el presente de una taza de café compartida con su HIJO, alrededor de una mesa
en el salón de una casa modesta.
La ABUELA no paró de hablar en toda la larga noche en un estado de
seminconsciencia lúcida, asustando, entristeciendo o regocijando a su hija con recuerdos y
desvaríos que MAR le describe ahora a su HIJO tomando el papel de la enferma, imitando
sus expresiones, repitiendo sus gestos: MAR, reencarnación de la ABUELA, con sus modos
exagerados y tiernos, sus cambios de humor constantes marcados por el delirio o el dolor
que la corroe, MAR relatando la atormentada noche y su diálogo con la fiebre.
Al final MAR también perderá el equilibrio, poco a poco, confundiendo sueños y
realidades en su agotamiento de insomnio, se alejará de su HIJO y del presente para irse
perdiendo de mano de la ABUELA y sus fantasmas en el tiempo y el espacio.)
MAR: Yo lo que quería era salir de aquella casa, yo no sabía qué ocurría, nadie quería
decírmelo...
ABUELA: Mejor que no sepas, niña, no hurgues en el barro.
MAR: Allí se masticaba el odio, la amargura.
ABUELA: Pues tú no sabes lo que ha sido esta casa desde que te marchaste. ¿No
queríamos café? ¡Pues toma dos tazas! ¡Qué desafuero!
TRINI: Madre, otra vez está aquí el cura.
ABUELA: ¡Maldita sea!... ¡Espe! ¡Esperanza! ¡Baja del desván ahora mismo!
ESPE: Diga, madre.
ABUELA: Que otra vez está aquí el cura, que le devuelvas el San Sebastián
inmediatamente.
ESPE: Todavía no hemos acabado el bordado.
ABUELA: ¡Qué bordado ni qué niño muerto!
TRINI: Yo le estoy haciendo un pijamita con los agujeritos para las flechas y todo.
ABUELA: Que yo sepa el San Sebastián va en taparrabos de toda la vida. Además el cura
dice que los santos se visten en la iglesia, que no hace falta que te los traigas a casa, y tiene
razón, hija, ya está bien, ya está bien, todo porque alguien comentó un día en misa que el
Santo se parecía a Celso.
TRINI: ¡Pero es que es igualito, madre! ¡Es igualito!
ESPE: Es su retrato exacto.
ABUELA: Pero el cura dice...
ESPE: No es el cura, madre, son las demás mujeres del pueblo, esas brujas,...
TRINI: ¡Unas envidiosas!
ESPE: ...ya quisieran tener ellas el Santo en su casa.
ABUELA: Pasamos del odio y el remordimiento a la locura. Claro, tantos años de silencio,
cada una cosiendo a solas un mundo nuevo, falso, a la medida de los sueños frustrados:
Trini, la reina de la aguja, y Espe secuestrando santos. Así se arrascan los sabañones del
alma.
ESPE: Madre, es como si Celso hubiera vuelto, es un regalo de Dios.
ABUELA: Ya.
ESPE: (En trance místico-erótico.)
Los mismos ojos, los labios húmedos...
TRINI: La piel suave y sonrosada...
ESPE: ¿Qué sabrás tú?
ABUELA: ¡Otra vez están aporreando nuestra puerta!
MAR: ¿Igual que el día que se llevaron al tío Basilio?
ABUELA: Pero esta vez son las mujeres y no sé qué es peor: viudas, solteras, casadas,
fieras enamoradas que vienen a rescatar el Santo.
TRINI: Madre, Espe se ha atrincherado en el desván y no me deja entrar.
ESPE: ¿Para qué quieres tú entrar?
TRINI: A verle, a rezarle.
ABUELA: ¡A rezar a la iglesia! ¡Ya está bien!
TRINI: Al menos que me deje probarle las ropitas que le estoy haciendo...
ABUELA: Tú, Trini, deja ya de coser, por Dios, que los bordados y los encajes se salen por
las ventanas. Hija, Mar, como un manicomio, una jaula, una telaraña de hilo, en la casa se
instauró el imperio de los tapetes de ganchillo. ¡Coser y cantar, eso es lo único que sabe
hacer tu hermana! Cortinas, manteles, sábanas, cojines, un mareo de floripondios,
guirnaldas, cadenetas, vainicas, guarnición de animales extraños, paisajes disparatados,
palabras, nombres, hasta frases enteras mal copiadas de la Biblia, en esta casa cualquier
trapo se convertía en una pieza de lencería fina... ¡Espe, ya estás devolviendo el Santo a la
Iglesia!
TRINI: ¡No!
ABUELA: Tú, Trini, vete sacando todo el traperío a la calle que hoy se adelanta la hoguera
de San Juan.
ESPE: ¡No!
ABUELA: ¡Pero bueno!, ¿esto qué es...? ¿Te das cuenta, niña?: lo que Celso separó lo unió
el Santo. ¡Un milagro! ¡Éramos pocos y parió la abuela! ¿A ver quién pone orden en este
ovillo descompuesto, porque yo me rindo?, allá se apañen ellas con el cura y su ejército de
faldas. ¡Menuda rebatiña!
(La ABUELA se cruza de brazos...)
Pues todas al cuartelillo, ya verás. No pienso mover ni un dedo. Yo me rindo.
(...Se oyen los golpes en la puerta, nadie se mueve, tensión, todas pendientes del silencio
de la ABUELA.)
TRINI: Madre...
ABUELA: ...
ESPE: Madre...
ABUELA: ...
TRINI: ¡Madre!
ABUELA: Estoy dormida.
ESPE: ¡Pero madre...!
ABUELA: ¡Estoy muerta!
TRINI: ¡Van a tirar la puerta abajo!
ABUELA: ¡¡Rediós!! ¿Pero es que otra vez vamos repetir la misma historia? ¡Se acabó lo
que se daba, el San Sebastián a la puta calle!
ESPE: ¡No, madre, el Santo no!
ABUELA: Sí, hija, sí, el Santo sí, confórmate con una estampita como todo el mundo.
(Levantándose de la cama, viva de nuevo, resucitada, dispuesta a salvar a la familia
del naufragio.)
Y todo este ajuar inútil también...,
(Recogiendo sábanas, almohadas, cortinas...)
...¡al fuego!, se acabó la tontería, ya hace tiempo que tenía que haber terminado con esto...
TRINI: (Tratando de impedírselo.)
¡No madre, por favor!
ABUELA: ¡Y ese maldito vestido!
(Se lo intenta quitar, lo desgarra, TRINI huye, se refugia tras ESPE.)
¡Apártate Esperanza, no protejas a tu hermana!
TRINI y ESPE: ¡No, madre, por favor, no...!
ABUELA: ¡Ven aquí! ¡Te voy a liberar de esa mortaja! Ésta va a ser la última puntada que
se da en esta casa...
(Corretean. Forcejean. La ABUELA logra arrancarle el vestido dejándola medio
desnuda.)
¡A ver si os creéis que aquí sólo vais a estar locas vosotras, yo también quiero jugar! Ya
veréis qué divertido...
(Acumulando telas, haciendo un montón con el traperío, lista para prenderlo fuego.)
Siempre habéis hecho lo que habéis querido y por una vez se va a hacer lo que yo diga.
(…)
EL
DIÁLOGO DE LA AGONÍA , 1997
EL LADRON DE PALABRAS
(fragmentos)
ESCENA 1.
(El telón se abre, de fondo suena la famosa música televisiva del Telediario, en el
escenario vemos una pantalla gigante de televisión, en su interior, muy seria y como las de
verdad, la PRESENTADORA.)
(La PRESENTADORA señala hacia otro lado del escenario, fuera de la pantalla de
televisión, allí aparece el ALCALDE, acompañado de sus dos CONCEJALES, todos
trajeados para la ocasión.)
ALCALDE: Gracias al esfuerzo de todos ya tenemos esta bonita fuente en el barrio, por fin
veremos manar de ella ese precioso líquido: el... el...
(Parece que también se le ha olvidado lo que iba a decir, el ALCALDE se pone
nervioso porque todo el barrio le está mirando.)
El..., el...
(Mira a sus CONCEJALES pidiéndoles ayuda.)
CONCEJAL 1: ¿El coche?
CONCEJAL 2: ¿El pan?
ALCALDE: No, eso que todos esperábamos...
CONCEJAL 1: ¿Que nos tocase el gordo?
CONCEJAL 2: ¿Que ganara el equipo del barrio?
(...)