Anda di halaman 1dari 13

SANTISIMA TRINIDAD: DIOS UNICO, DIOS UNO Y DIOS TRINO

Citas bíblicas

Texto 1

Porque habéis de tener en vuestros corazones los mismos sentimientos, que tuvo
Jesucristo en el suyo. El cual teniendo la naturaleza de Dios, no fue por usurpación sino
por esencia el ser igual a Dios. Y no obstante se anonado a si mismo tomando la forma
o naturaleza de siervo, hecho semejante a los demás hombres, y reducido a la
condición de hombre. Se humillo a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. Por lo cual también Dios lo ensalzo sobre todas las cosas, y le dio
nombre superior a todo nombre. A fin de que al nombre de Jesús se doble toda rodilla
en el cielo, en la tierra, y en el infierno; y toda lengua confiese, que el Señor Jesucristo
esta en la gloria de Dios Padre. (Filipenses 2, 5-11)

Texto 2

Y hablo el Señor a Acaz diciendo: pide a tu gusto al Señor tu Dios una señal o prodigio,
sea del profundo infierno, sea arriba en lo más alto del cielo. Y respondió Acaz: no
pediré tal, por no tentar al Señor. Entonces dijo Isaías: oye pues tu ahora, oh prosapia
de David: ¿Acaso os parece poco el hacer agravio a los hombres, que osáis también
hacerlo a mi Dios? Por tanto el mismo Señor os dará la señal: sabed que una Virgen
concebirá y parirá un hijo, y su nombre será Emmanuel, o Dios con nosotros. Manteca y
miel comerá, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. Por que antes de
que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú detestas será
desamparada de sus dos reyes. Enviara el Señor por medio de rey de los asirios sobre
ti, sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre tiempos tales y tan aciagos, cuales no
existieron desde el día en que Efraín se separo de Judá. (Isaías 7, 10-17)
Texto 3

El pueblo que andaba entre tinieblas vio una gran luz: amaneció el día a los que
moraban en la sombría región de la muerte. Multiplicaste la nación; mas no
aumentaste la alegría. Sin embargo, han de alegrarse algún día delante de ti, como los
que se alegran en la siega, o como se huelgan los vencedores con el botín que
cogieron, al repartirse los despojos. Porque su pesado yugo y la vara que hería sus
espaldas, y el bastón de su exactor o tirano, tu lo hiciste pedazos, como en la jornada
de Madian. Porque todo despojo hecho con violencia y tumulto, y los vestidos
manchados de sangre serán quemados y hechos pábulo del fuego. Ahora que ha
nacido un niño para nosotros, y se nos ha dado un hijo, el cual lleva sobre sus hombros
el principado, o la divisa del rey, y tendrá por nombre el Admirable, el Consejero, Dios,
el Fuerte, el Padre del siglo venidero, el Príncipe de la paz. Su imperio será amplificado,
y la paz no tendrá fin; se sentara sobre el solio de David, y poseerá su reino para
afianzarlo y consolidarlo haciendo reinar la equidad y la justicia desde ahora, y para
siempre. El Celo del Señor de los ejércitos es el que hará estas cosas. (Isaías 9, 2-7)

Texto 4

Estando ya Isabel en su sexto mes, envió Dios al Ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de
Galilea, a una Virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José, y el
nombre de la Virgen era María. Y habiendo entrado el Ángel a donde ella estaba, le
dijo: Dios te salve ¡oh llena de gracia!, el Señor es contigo: bendita eres tú entre todas
las mujeres. Al oír tales palabras la Virgen se turbo, y se puso a considerar que
significaría una tal satulacion. Mas el Ángel le dijo: ¡Oh María! No temas, porque has
hallado gracia en los ojos de Dios; sábete que has de concebir en tu seno, y parirás un
hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David: y reinara en la casa de
Jacob eternamente, y su reino no tendrá fin. Pero María dijo al Ángel: ¿como ha de ser
esto? Pues yo no conozco ni jamás conoceré varón alguno. El Ángel en respuesta le
dijo: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su
sombra o fecundara. Por cuya causa el fruto santo que de ti nacerá, será llamado Hijo
de Dios. Y ahí tienes a tu parienta Isabel, que en su vejez ha concebido también un hijo;
y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes; porque para Dios nada es
imposible. Entonces dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu
palabra. Y en enseguida el Ángel desapareciendo se retiro de su presencia. (San Lucas
1,26-38)

Texto 5

En el principio era ya el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba
en el principio en Dios. Por él fueron hechas todas las cosas; y sin él no se ha hecho
cosa alguna de cuantas han sido hechas, en el estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres; y esta luz resplandece en medio de las tinieblas, y las tinieblas no la han
recibido. Hubo un hombre enviado de Dios llamado Juan. Este vino como testigo, para
dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de el todos creyesen. No era él la luz,
sino enviado para dar testimonio de aquel que era la luz. El Verbo era la luz verdadera,
que cuanto es de si alumbra a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo
estaba, y el mundo fue por el hecho, y con todo el mundo no lo conoció. Vino a su
propia casa, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, que son los
que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios. Los cuales no
nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino que
nacen de Dios por la gracia. Y para eso el Verbo se hizo carne, y habito en medio de
nosotros; y nosotros hemos visto su gloria, gloria cual el Unigénito debía recibir del
Padre, lleno de gracia y de verdad. (San Juan 1, 1-14)

Texto 6

Que ya sabéis a donde voy, y sabéis asimismo el camino. Le dice Tomas: Señor, no
sabemos a donde vas: pues ¿Cómo podemos saber el camino? Le responde Jesús. Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. Si me hubieses
conocido a mi, hubierais sin duda conocido también a mi Padre; pero lo conoceréis
luego, y ya lo habéis visto en cierto modo. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre, y
eso nos basta. Jesús le responde: Tanto tiempo ha que estoy con vosotros: ¿y aun no
me habéis conocido? Felipe, quien me ve a mi, ve también al Padre. Pues ¿Cómo dices
tú: Muéstranos al Padre? ¿No creéis que yo estoy en el Padre, y que el Padre esta en
mi? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mi mismo. El Padre que esta en mí, el
mismo hace conmigo las obras que yo hago. ¿Cómo no creéis que yo estoy en el Padre,
y el Padre esta en mi? Creedlo a lo menos por las obras que yo hago. En verdad, en
verdad os digo, que quien cree en mi, ese hará también las obras que yo hago, y las
hará todavía mayores; por cuanto yo me voy al Padre. Y cuanto pidieres al Padre en mí
nombre, yo lo hare: a fin de que el Padre sea glorificado en el Hijo. (San Juan 14,4-13)

Texto 7

Por lo cual tomando la palabra, les dijo: En verdad, en verdad os digo, que no puede
hacer el Hijo por si cosa alguna, fuera de lo que viere hacer al Padre: porque todo lo
que este hace, lo hace igualmente el Hijo. Y es que como el Padre ama al Hijo, le
comunica todas las cosas que hace: y aun le manifestara y hará en el y por el obras
mayores que estas, de suerte que quedéis asombrados. Pues así como el Padre
resucita a los muertos, y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida a los que quiere.
Ni el Padre juzga visiblemente a nadie: sino que todo el poder de juzgar lo dio al Hijo,
con el fin de que todos honren al Hijo, de la manera que honran al Padre; que quien al
Hijo no honra, tampoco honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os
digo, que quien escucha mi palabra, y cree a aquel que me ha enviado, tiene la vida
eterna, y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado ya de muerto a
vida. En verdad, en verdad os digo, que viene tiempo, y estamos ya en el, en que los
muertos oirán la voz o la palabra de Hijo de Dios: y aquellos que la escucharen
revivirán. Porque así como el Padre tiene en si mismo la vida: así también ha dado al
Hijo el tener la vida en si mismo. Y le ha dado la potestad de juzgar en cuanto es Hijo
del hombre. No tenéis que admiraros de esto, pues vendrá tiempo en que todos los
que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios. Y saldrán los que hicieron
buenas obras, a resucitar para la vida eterna: pero los que hicieron malas, resucitaran
para ser condenados. (San Juan 5,19-29)

Texto 8

Dios, que en otro tiempo hablo a nuestros padres en diferentes ocasiones, y de muchas
maneras por los profetas; nos ha hablado últimamente en estos últimos días, por
medio de su Hijo Jesucristo a quien constituyo heredero universal de todas las cosas,
por quien creo también los siglos y cuanto ha existido en ellos; el cual siendo como es
el resplandor de su gloria vivo retrato de su sustancia o persona y sustentándolo y
rigiéndolo todo con sola su poderosa palabra, después de habernos purificado de
nuestros pecados, esta sentado a la diestra de la majestad en lo mas alto de los cielos.
Hecho tanto más superior y excelente que los ángeles, cuanto es más aventajado el
nombre que recibió por herencia o naturaleza. Porque ¿a cual de los ángeles dijo
jamás: Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy? Y asimismo: ¿Yo seré Padre tuyo, y el
será Hijo mío? Y otra vez al introducir a su primogénito en el mundo, dice: adórenlo
todos los ángeles de Dios. Asimismo en orden a los ángeles dice la escritura: El que a
sus ángeles o embajadores los hace espíritus o ligeros como el viento, y a sus ministros
activos como la ardiente llama. Mientras que al Hijo le dice: El trono tuyo ¡oh Dios!
Subsistirá por los siglos de los siglos: cetro de rectitud, el cetro de tu reino. Amaste la
justicia, y aborreciste la iniquidad; por eso ¡oh Dios! El Dios y Padre tuyo te ungió con
oleo de jubilo mucho mas que a tus compañeros. Y en otro lugar se dice del Hijo de
Dios: Tu eres ¡oh Señor! El que al principio fundaste la tierra: y obras de tus manos son
los cielos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás para siempre el mismo y todos como
vestidos han de envejecerse: Y como un manto o ropa así los mudaras, y quedaran
mudados: pero tu eres para siempre el mismo, y tus años o tus días nunca se acabaran,
pues eres eterno. En fin ¿A que Ángel ha dicho jamás: Siéntate tú a mi diestra, mientras
tanto que pongo a tus enemigos por tarima o estrado de tus pies? ¿Por ventura no son
todos ellos unos espíritus que hacen el oficio de servidores o ministros enviados de
Dios para ejercer su ministerio a favor de aquellos que deben ser los herederos de la
salud? (Hebreos 1, 1-14)

Texto 9
Mas los once discípulos partieron a galilea, al monte que Jesús les había señalado. Y allí
al verlo lo adoraron: si bien algunos tuvieron sus dudas. Entonces Jesús acercándose
les hablo en estos términos: A mi se me ha dado toda potestad en el cielo, y en la
tierra; id pues, e instruid a todas las naciones en el camino de la salud, bautizándolas
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todas
las cosas que yo os he mandado. Y estad ciertos que yo mismo estaré continuamente
con vosotros hasta la consumación de los siglos. (San Mateo 28, 16-20)

Texto 10

Lo rodearon pues los judíos, y le dijeron: ¿Hasta cuando has de traer suspensa nuestra
alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Les respondió Jesús: Os lo estoy
diciendo, y no lo creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas están
dando testimonio de mí; mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis
ovejas oyen la voz mía: y yo las conozco, y ellas me siguen; y yo les doy la vida eterna; y
no se perderán jamás, y ninguno las arrebatara de mis manos. Pues lo que mi Padre me
ha dado, todo lo sobrepuja; y nadie puede arrebatarlo de mano de mi Padre o de la
mía. Mi Padre y yo somos una misma cosa. Al oír esto los judíos, cogieron piedras para
apedrearlo. Les dijo Jesús: muchas buenas obras he hecho delante de vosotros por la
virtud de mi Padre, ¿por cual de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos: No te
apedreamos por ninguna obra buena, sino por la blasfemia; y porque siendo tu, como
eres, hombre, te haces Dios. Les replico Jesús: ¿no esta escrito en vuestra ley: Yo dije,
dioses sois? Pues si llamo dioses a aquellos a quienes hablo Dios, y no puede faltar la
escritura, ¿Cómo de mi, a quien ha santificado el Padre, y ha enviado al mundo, decís
vosotros que blasfemo, porque he dicho, soy Hijo de Dios? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis. Pero si las hago, cuando no queráis darme crédito a mi, dádselo a
mis obras, a fin de que conozcáis, y creáis que el Padre esta en mi, y yo en el Padre.
Quisieron entonces prenderlo, mas el se escapo de entre sus manos. (San Juan 10, 24-
39)

Texto 11

Tomas, empero, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino
Jesús. Le dijeron después los otros discípulos: Hemos visto al Señor: Mas el les
respondió: Si yo no veo en sus manos la hendidura de los clavos, y no meto mi dedo en
el agujero que en ellas hicieron, y mi mano en la llaga de su costado, no lo creeré. Ocho
días después, estaban otra vez los discípulos en el mismo lugar, y Tomas con ellos. Vino
Jesús estando también cerradas las puertas, y se les puso en medio, y dijo: la paz sea
con vosotros. Después dice a Tomas: Mete aquí tu dedo, y registra mis manos, y trae tu
mano, y métela en mi costado y no seas incrédulo, sino fiel. Respondió Tomas, y le dijo:
¡Señor mío, y Dios mío! Le dijo Jesús: Tú has creído ¡oh Tomas! Porque me has visto;
bienaventurados aquellos que sin haberme visto han creído. (San Juan 20, 24-29)
Texto 12

Jesús pues alzo la voz, y dijo: Quien cree en mí, no cree solamente en mi, sino en aquel
que me ha enviado. Y el que a mi me ve, ve al que me envió. Yo que soy la luz eterna he
venido al mundo: para que quien cree en mí, no permanezca entre las tinieblas. (San
Juan 12, 44-46)

Texto 13

En el principio creo Dios el cielo y la tierra. La tierra empero estaba informe y vacía, y
las tinieblas cubrían la superficie del abismo; y el Espíritu de Dios se movía sobre las
aguas. Dijo pues Dios: sea hecha la luz y la luz quedo hecha. Y vio Dios que la luz era
buena; y dividió la luz de las tinieblas. A la luz la llamo día, y a las tinieblas, noche; y así
de la tarde aquella y de la mañana siguiente resulto el primer día. (Génesis 1, 1-5)

Texto 14

Y por fin dijo: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra; y domine a los peces
del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se
mueve sobre la tierra. Creo pues Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios lo
creo: los creo varón y hembra. Y les hecho su bendición, y dijo: Creced y multiplicaos, y
henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a las aves del
cielo, y a todos los animales que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1, 26-28)

Nota: cuando Dios dice hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, habla de sí
mismo en plural y lo afirma cuando el autor del Génesis dice: a imagen de Dios lo creo,
Dios desde un principio de la historia ya hablada de su Hijo Jesucristo afirmando que El
y su Hijo son uno solo, el Hijo que desde el principio estaba en Dios y por él fueron
hechas todas las cosas; y sin él no se ha hecho cosa alguna de cuantas han sido hechas,
en el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (San Juan 1, 2-4).

Texto 15

Hizo también el Señor Dios a Adán y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió. Y
dijo: Ved ahí a Adán que se ha hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del
mal; ahora pues, echémosle de aquí no sea que alargue su mano, y tome también del
fruto del árbol de conservar la vida, y coma de el, y viva para siempre. (Génesis 3, 21-
22)

Texto 16

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo o Mesías es hijo de Dios. Y quien ama al
Padre, ama también a su Hijo. En esto conocemos de que amamos a los hijos de Dios,
si amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Por cuanto el amor de Dios consiste
en que observemos sus mandamientos: y sus mandamientos no son pesados. Así es
que todo hijo de Dios, vence al mundo; y lo que nos hace alcanzar victoria sobre el
mundo, es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios? Jesucristo es el que vino a lavar nuestros pecados con agua y sangre:
no vino con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre, y el Espíritu es el que
testifica, que Cristo es la misma verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el
cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son una misma cosa. y tres son
los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, y el agua, y la sangre: y estos tres
testigos son para confirmar una misma cosa. (1 San Juan 5, 1-8)

Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a al celebración del día


de la Santísima Trinidad,

Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo
podemos comprender cuando Dios nos lo revela.

El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el


misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.

Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles.
Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el
Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones
en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un
sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una
de las tres Personas es enteramente Dios.

Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma
eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos
que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las
otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.

Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la
diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios
Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el
enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.

Lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés

En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.


En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del
pecado y llevarnos a la vida eterna.

En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la


Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos
con sus dones a alcanzar la vida eterna.

Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra
razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.

Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es
distinto

También podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela encendida: La vela
en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y
la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela", pero son distintos entre sí.
Hay quienes simbolizan a la Santísima Trinidad en forma de trébol. Cada una de las
hojas es "trébol" pero son distintas entre sí.

¿Que hacemos al persignarnos? "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"
Es costumbre de los católicos repetir frecuentemente estas palabras, principalmente al
principio y al fin de nuestras acciones.

Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio
de la Santísima Trinidad.

- En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que
controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de
nuestra vida.

-...y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al
amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y
resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.

-...Y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el


derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra
vida, el que nos ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los mandatos de
Jesucristo.

Algunas personas argumentan que no es verdad porque no podemos entender el


misterio de la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, no podemos
entenderlo con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de un misterio. Es un
misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para salvarnos.
¿En qué consiste el Misterio?

Sabemos que hay UN SOLO DIOS, en tres personas distintas entre sí, no por su
naturaleza -que es la divinidad misma- sí por su obrar en la historia de la salvación. Así
decimos que:

> DIOS PADRE, es el "Principio-sin principio"; no fue creado ni engendrado; es por sí


sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en absoluta comunión con el Hijo
y con el Espíritu Santo.

> DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo eterno y
consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al mismo tiempo Padre,
como el que engendra, e Hijo como el que es engendrado.

> DIOS ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una "espiración", soplo
del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se puede decir que Dios en su vida
íntima es amor, que se personaliza en el Espíritu Santo. .

Diferentes "misiones"

Si quisiéramos identificar a la Santísima Trinidad por sus "misiones" en el tiempo, o


atribuciones, diríamos que:

Ä EL PADRE es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.

Ä EL HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el
tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención.

Ä EL ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos,
por vía de voluntad, a modo de amor; se manifestó primero en el Bautismo y en la
Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los
corazones de los fieles con el don de la caridad (Cf. Ef 4,30). Se le atribuye la
Santificación.

Porque el entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina, no


puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, sólo puede conocer lo que Dios
revela y asumirlo con la fe; se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: "Si lo
comprendes, no es Dios". .

"Que todos sean uno…"

"Te preguntarás: ¿si no lo podemos comprender, para qué entonces quiso Dios
revelarnos el gran misterio de la Santísima Trinidad?

En el evangelio de San Juan, Jesús ruega al Padre por lo que es su gran deseo:

"Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mi y Yo en Ti. Sean también uno en
nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado". (Jn 17, 21)

Cuando revela el misterio de la Santísima Trinidad, deja ver también las relaciones que
hay entre las tres Divinas Personas; aunque esas relaciones son distintas, tampoco
dividen la misma y única esencia de Dios.

ª El Padre es pura Paternidad.

ª El Hijo es pura Filiación.

ª El Espíritu Santo es puro Nexo de Amor.

Son relaciones "subsistentes", que en virtud de su impulso vital salen al encuentro una
de la otra en una comunión, en la cual la totalidad de la Persona es apertura a la otra.

Es esto, el paradigma supremo de la sinceridad y libertad espiritual a la que deben


tender las relaciones interpersonales humanas, siempre tan lejanas a este modelo
trascendente.

"El Señor Jesús, cuando ruega al Padre que 'todos sean uno, como nosotros también
somos uno' abriendo perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta
semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la
verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura
terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud
si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás"

Ilustración del misterio de la trinidad

Todo ungido presupone por lo menos tres elementos: El que unge, el ungido y la
unción.
Siendo Jesús el Mesías, el Cristo, es decir, el ungido de Dios, podemos hacer referencia
a tres personas:

1. El que unge: sería Dios Padre.

2. El ungido: sería Dios Hijo.

3. La unción: sería Dios Espíritu Santo.

TRISAGIO BIBLICO A LA SANTISIMA TRINIDAD

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

ACTO DE ADORACION

Trinidad Santísima en esencia Una, Pura, Indivisible: Único objeto de nuestro amor,
adoración y culto: Señor Padre Santo, Dios Todopoderoso y eterno, que con tu Único
Hijo y el Espíritu Santo, eres un solo Dios; no una sola persona sino tres personas en
una sola naturaleza. Lo que creemos de tu gloria porque Tu lo revelaste lo afirmamos
también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo
que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad adoramos tres personas
distintas de única naturaleza e iguales en su dignidad.

TE ADORAMOS OH PADRE y te proclamamos, reconociéndote por nuestro Creador,


benefactor y origen benéfico de nuestro ser: de quien todo procede en el cielo y en la
tierra y a quien sea la gloria por los siglos. Amén.

TE ADORAMOS A TI: Hijo Único de Dios: en quien reside la plenitud de la divinidad y


por cuya Sangre obtuvimos el perdón de los pecados: imagen de Dios invisible;
Primogénito de toda la creación, por quien fueron creadas todas las cosas en los cielos
y en la tierra. A ti que eres el primero en todo, y por quien ha querido el Padre
reconciliar con El todas las creaturas: alabanza, honor, gloria y potencia, por los siglos
de los siglos. Amen.

TE ADORAMOS A TI ESPIRITU SANTO: Consolador, que procedes del Padre y del Hijo,
que nos haces comprender las verdades de la fe y nos recuerdas lo que Cristo ha
enseñado. Tú eres digno de recibir el honor y la gloria por los siglos. Amen.
ORACION AL PADRE

Santo y Santísimo Padre Eterno, centro de toda santidad, infinitamente santo en Ti


mismo, Santo en todas tus obras, de las cuales ni una hay que no sea perfecta. Te
alabamos y bendecimos tu santo nombre y no queremos olvidar tus beneficios. Tú
perdonas nuestras maldades. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en
clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados, ni nos castigas según
nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra así se levanta tu bondad sobre
nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, sientes Señor ternura por tus
fieles. Sabes de que estamos hechos, y recuerdas que somos barro. Tu misericordia
Señor dura por siempre.

Convéncenos de que bajo la mirada de un Dios tan santo y tan justo es imposible que
viva feliz quien trata de seguir en paz con sus pecados. Oh Padre: Que vivamos en
unidad, como tu, con el Hijo y el Espíritu Santo. Amen.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios Rey del Universo. Llenos están los cielos y la tierra
de la majestad de tu gloria. (3 veces).

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

ORACION AL HIJO

Santo y Santísimo Hijo de Dios, Verbo eterno del Padre que existías ya desde el
principio como Dios; por quien todo se hizo y sin quien no se hizo nada de cuanto
existe; luz verdadera que ilumina toda persona que viene al mundo, que a todos los
que creen en Ti les diste poder de llegar a ser hijos de Dios; que has recibido gloria del
Padre, como Hijo Único, lleno de gracia y de verdad; de cuya plenitud todos hemos
recibido gracia tras gracia; santo y perfecto modelo de toda santidad, de quien el Padre
nos ha destinado a ser imitadores lo mas perfectamente que podamos. Tu en quien
reside toda la plenitud de la divinidad, haz que aprendiendo de Ti que eres mando y
humilde de corazón, y no viniste a ser servido, sino a servir y a dar tu vida por todos,
nosotros llevemos una vida santa en la tierra, y suspiremos por aquel día en el cual te
amaremos por siempre en el cielo. Amen.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios Rey del Universo. Llenos están los cielos y la tierra
de tu gloria. (3 veces).

Padre nuestro, Ave María, Gloria.


ORACION AL ESPIRITU SANTO

Santo y Santísimo Espíritu de Amor, Don del Altísimo, Huésped de las almas, óptimo y
eficaz consolador; consuelo en el llanto, descanso en el trabajo, placida sombra en el
tenaz calor. Tu, tan generoso en dadivas. Tu poder de la diestra paternal, Tu, promesa
magnifica del Padre, que el torpe labio vienes a soltar. Con tu luz ilumina los sentidos.
Los afectos inflama con tu amor. Siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.
Denos tu influjo conocer al Padre. Denos también al Hijo conocer. Y en el uno y en el
otro Santo Espíritu para siempre creer. Que atractivo es para un alma el verse en el
abismo de tu bondad, y toda llena de tus inefables consolaciones. Oh si una gota de
ellas es tan gustosa, cuando mas será cuando Tu mismo las concedas como un torrente
sin medida y sin reserva, hablándonos claramente en tu gloria el Cielo? Oh, que trato,
que belleza, que luz!

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios Rey del Universo. Llenos están los cielos y la tierra
de tu gloria. (3 veces).

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Anda mungkin juga menyukai