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Informe de exposición del texto ¿Qué es un autor?

De Michael Foucault

Me propongo desarrollar en está exposición un concepto cargado de una

tradición filosófica muy fuerte y extensa, a saber, el de dialéctica. Mi intención no es

abordar el concepto en cuanto concepto sino en cuanto fenómeno, es decir, en cuanto se

manifiesta cómo una forma propia del discurso explicativo. Específicamente quiero

mostrar como el fenómeno de la dialéctica es un momento esencial y constitutivo del

proceso de lectura. Para este fin me baso en los textos: Oír-ver-leer de Gadamer y El

proceso de lectura de Wolfgang Iser relacionando ambos con el texto objeto de esta

exposición, a saber, ¿Qué es un autor? de Michael Foucault.

Antes de empezar a desarrollar el tema es necesario precisar el concepto de

dialéctica, el cual es el corazón mismo de mi exposición. Tomo como punto de partida la

definición propuesta por Hegel en sus Escritos pedagógicos, en los cuales se define la

dialéctica como un método compuesto por tres momentos. Al primer momento Hegel lo

denomina Abstracto, en el cual hay simplemente una afirmación de algo indeterminado,

afirmación inmediata, es decir, carente de mediación de la razón. Al segundo lo

denomina Dialéctico, en el cual la afirmación se niega, dotando la abstracción

indeterminada de múltiples determinaciones. El tercer momento es la reconciliación, que

lo denomina Especulativo, la negación de esa primera afirmación es negada, es decir,

hay una negación de la negación. Esta reconciliación es el momento fundamental de la

dialéctica hegeliana pues los dos opuestos se unen formando un todo orgánico, que da

cuenta de los dos opuestos sin ser ninguno de ellos.


La explicación anterior me sirve para deducir básicamente dos conclusiones. La

primera es que la dialéctica es un método compuesto por tres momentos y la segunda es

que el fenómeno de la misma genera un movimiento entre términos, que busca una

reconciliación. Es en estos dos sentidos que desarrollo el fenómeno de la dialéctica en

este trabajo.

En Gadamer fácilmente es perceptible este fenómeno, pues siempre hay dos

términos que confluyen en uno que les da unidad. En Oír-ver-leer el concepto central, en

la definición de la estructura específica de la lectura, es el de comprensión, el cual se

encarga, a lo largo del texto, de reconciliar dos términos opuestos, pero que necesitan

uno de otro. La letra muerta de un texto y la realidad del mundo de experiencia del lector

son un buen ejemplo de este fenómeno, pues ambos términos se sintetizan en la

comprensión. De igual manera el dualismo entre letra muerta y sentido vivo, entre

traducción e intuición, entre oír y ver, se supera con ese mismo término. En última

instancia la comprensión funciona, en Gadamer, como la superación dialéctica entre

texto y lector.

En Iser, el concepto de concreción se encarga de reconciliar dos momentos,

llámense protención y retención, espera y recuerdo, previsión y retroacción, percepción

y representación, etc. En general, todas estas expresiones se traducen en polo artístico y

polo estético, es decir, lector y texto; de modo que la concreción es el momento en que

el lector, que por sí mismo no es nada, y el texto, que sin lector no constituye una obra,

cobran vida. La superación de ambos términos conforma la constitución de sentido, es


decir, sólo en la concreción se da la obra de arte literaria. Así, de nuevo, el fenómeno

dialéctico ocupa un lugar esencial en la explicación del proceso de lectura, aunque

orientado desde otra perspectiva.

Demostrar que hay dialéctica en el texto de Iser y en el de Gadamer es

relativamente sencillo, pues, explícitamente, ambos autores hacen referencia a este

método, el desafío real es tratar de mostrar como funciona el fenómeno dialéctico en un

autor como Foucault, pues él fue un fuerte crítico del materialismo dialéctico de Marx y,

por tanto, del mismo sistema hegeliano. Se dirá que el intento de acomodar un término

hegeliano a un texto de Foucault es problemático, poco práctico e incluso estúpido, esto

es cierto, pero mi intención no es demostrar que hay dialéctica en Foucault, sino

proponer, a modo de hipótesis, un modo de lectura particular y diferente de un texto, que

en ocasiones se presta para hacerlo.

El texto ¿Qué es un autor? se divide en cuatro secciones y una introducción. En

la introducción Foucault propone el tema y los limites del trabajo, en la primera parte

desarrolla el nombre de autor, en la segunda trata el problema de la caracterización de un

discurso, en la tercera habla de los autores en posición transdiscursiva y en la última

plantea la importancia del tema si éste se desarrolla por completo. Me quiero concentrar

en la primera parte, ya que trabajar todo el texto, teniendo en cuenta el tema que estoy

desarrollando, sería toda una odisea.

Un primer momento dialéctico se encuentra en el siguiente pasaje:


El nombre propio y el nombre de autor se encuentran situados entre estos dos polos de la

descripción y de la designación; sin duda alguna, tienen un cierto nexo con lo que

nombran, pero ni completamente sobre el modo de la designación, ni completamente

sobre el modo de la descripción, nexo específico (Foucault, 1969, p. 59).

Por un lado está algo que designa, que por sí mismo es indeterminado, por otro

lado está lo que describe, que le agrega a la designación sus múltiples determinaciones,

finalmente la reconciliación de ambas nociones recaen en la figura de nombre de autor o

de nombre propio.

Un segundo momento dialéctico se aprecia cuando se establece la diferencia

entre nombre de autor y nombre propio:

Un nombre de autor no es simplemente un elemento en un discurso; ejerce un cierto

papel con relación al discurso: asegura una función clasificatoria; tal nombre permite

reagrupar un cierto número de textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros.

(Foucault, 1969, p. 60).

En este caso el nombre de autor toma el papel protagónico, pues se presenta

como concepto reconciliador entre simple elemento y función clasificatoria, es decir,

entre nombre propio y discurso. Así, el nombre de autor reconcilia la simple denotación

biográfica que trae consigo un nombre propio y el anonimato del texto en una figura que

le es esencial a un cierto tipo de discurso, que le da cierta forma de ser.

También se puede ver un tercer momento:


El nombre de autor no se sitúa en el estado civil de los hombres, ni se sitúa tampoco en

la ficción de la obra, se sitúa en la ruptura que instaura un cierto grupo del discurso y su

modo de ser singular. (Foucault, 1969, p. 60).

En este pasaje el fenómeno que estoy rastreando se presenta otra vez con

respecto al concepto de nombre de autor. Por un lado se encuentran las personas del

mundo real, los hombres civiles, por otro lado se encuentra su opuesto, a saber, el

mundo ficticio de la obra. La reconciliación se da cuando en un hombre recae tanto la

ficción como la realidad objetiva, es decir, el nombre de autor, que no es ni ficción ni

realidad, es un concepto reconciliador que toma la función de ser ambos a la vez, y esto

es propiamente dialéctica.

Finalmente, se puede deducir una conclusión más, incluso más disparatada que la

que he presentado: si el cuestionamiento ¿qué importa quien habla? es el punto de

partida del texto y a la vez es la conclusión del mismo, se podría decir que lo importante

es ¿quién recibe el discurso?, esta hipótesis llevaría a otra formulación dialéctica como

síntesis del texto, por un lado está el nombre de autor y todas las connotaciones que esto

trae, por otro está el que recibe este discurso escrito con la función de autor, por último

podemos hablar de un momento de reconciliación que denominaré discursividad,

entendiendo por ésta la relación entre discurso y receptor de discurso, aunque estas

consideraciones navegan en un mar de especulaciones y no tienen mucho fundamento.

Concluyo diciendo que es muy curioso que, de cierta manera, la hermenéutica

gadameriana, la fenomenología de Iser y el estructuralismo de Foucault concuerden en


un mismo concepto, entendido el concepto de cierta manera y leyendo a los autores con

cierta intención previa poco adecuada.


Bibliografía

- Foucault, Michael (1969), ¿Qué es un autor? Desconozco la referencia.

- Gadamer, Hans-George (1984), Oír-ver-leer. En: Arte y verdad de la palabra,

Trad. Zúñiga García, José Francisco. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica,

S.A. (1993).

- Iser, Wolfgang (1994), El proceso de lectura. En: Introducción al análisis de

Fuentes. Comp. Mendiola Mejía, Alfonso. México: Universidad

Iberoamericana. Departamento de historia.

- Hegel, Georg Wilhelm Friedrich (1984), Escritos pedagógicos. Mexico:

Fondo de Cultura Económica, S.A. (1998).

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