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Debilidades y oportunidades de la Didáctica

tradicional a la luz de las nuevas exigencias que


el desarrollo social impone a los componentes
del proceso de enseñanza-aprendizaje

Alumna: María Jesús Ponce Adriazola.

Santiago, marzo de 2017


Debilidades y oportunidades de la Didáctica tradicional a la luz de las nuevas
exigencias que el desarrollo social impone a los componentes del proceso de
enseñanza-aprendizaje

“Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a
formar su hombre” (Juan Amos Comenius)

Desde hace siglos el hombre ha buscado en la educación consciente o no, respuestas a


sus múltiples interrogantes, transformando con ello al conocimiento, en el centro del
progreso de toda sociedad. En la antigua Grecia la educación (paideia) nace cobijada por
la influencia de los tantos filósofos y poetas que se reunieron en aquel tiempo y espacio,
propiciando el aporte más significativo y fundamental que una comunidad humana haya
ofrecido a la cultura universal, criar a los niños y jóvenes como futuros ciudadanos se
consolidó en el quehacer cultural de los griegos, en donde se transmitían,
fundamentalmente, los valores y los saberes que les permitirían no sólo desarrollar sus
capacidades personales, sino que, sobre todo, ser un aporte en la construcción del ideal
humano griego. Otra comunidad que se propuso formar a sus integrantes desde la
cultura, la educación y la pedagogía, experiencias inherentes al ser humano libre, fue la
romana, por boca de Cicerón conocemos como un enjambre de disciplinas
interconectadas, que tenían como único fin la Humanitas, ideal del ciudadano romano, sin
dejar de mencionar los aportes dados por las civilizaciones de India, China, Persia,
Egipto, entre otras.

Es en esta búsqueda, que el conocimiento y el maestro formaron un lazo indisoluble, por


medio de la educación y junto a ello la pedagogía, teniendo como principal diferencia que
la educación nace como acción espontánea mientras tanto, la pedagogía, surge de forma
intencional y sistemática.

La pedagogía tradicional se funda en la ideología de Juan Amos Comenius y Ratichius


quienes proponen como principio esencial no enseñar más de una cosa a la vez, hay que
dominar bien una antes de pasar a la siguiente, de aquí se desprende el pensamiento “no
hacer más de una cosa a la vez”. Para estos autores la enseñanza debía ser valorada en
términos de importancia, cada asignatura se aplicaba en un lugar diferente, así como el
tiempo que se le dedicaba tenía que ser el requerido, acciones que no dista de la realidad,

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al enfrentarnos a aquellas “asignaturas medidas” que concentran la mayor carga horaria
de los programas de estudios, como son las matemáticas, el lenguaje, las ciencias
naturales y sociales, dejando de lado o hasta minimizando la importancia de las artes, el
deporte, la reflexión que aporta la filosofía, entre otras, en cuanto al rol del docente sigue
siendo fundamental que sea él quien logre transmitir la significancia, valor y el interés de
lo que enseña, estrategias basadas en la motivación al interior de las aulas.

En la actualidad, a pesar de existir múltiples esfuerzos de investigadores tanto ligados a la


pedagogía como a la psicología en realizar estudios, a fin de aportar a la mejora y
cambios sustanciales de las prácticas pedagógicas, siguen perpetuando diversas
prácticas provenientes de la didáctica tradicional, guste o no reconocerlo. Teniendo
presente por otro lado, que nos enfrentamos a una generación invadida de información y
nuevas tecnologías al alcance de sus manos, variables que podrían ser causales de
cambios conductuales en estos nuevos niños y jóvenes que hoy los educadores deben
educar y que se dificulta utilizando los métodos tradicionales.

Es por ello, que resulta necesario abordar las debilidades que emana de la didáctica
tradicional desde una mirada empírica, tales como, a pesar de los cambios sociales, el
estudiante sigue siendo tratado como un ser que recibe y asimila los contenidos que el
docente entrega, resuelve y repite indicaciones dadas de forma reiterativa,
desaprovechando la posibilidad de enseñarles a pensar.

Por otra parte, no es extraño ver a un profesor solo como transmisor de contenidos de su
disciplina, estructurando las materias que enseña solo al programa de estudio, de forma
aislada y muchas veces egoístas de los conocimientos que refiere a sus asignaturas y
que para ellos son los más importantes, transfiriéndolos de forma aislada y alejados de los
contextos del grupo curso en el que está inserto, no aprovechando el enriquecimiento que
le aportaría tanto para los aprendizajes de los estudiantes como para el crecimiento
profesional, enseñar interdisciplinariamente rescatando los aportes de las distintas
asignaturas de estudio.

Otra debilidad evidente refiere al aprendizaje en sí, al realizar prácticas relacionadas a la


asimilación de información, es que la memoria posee un rol protagonista, es decir, el éxito
de los aprendizajes de los educandos responderá a cuánto contenido declarativo hubiese

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asimilado y adquirido en un momento determinado de la enseñanza, más allá si lo retuvo
o no, dejando de lado el desarrollo de habilidades y las conexiones con el entorno social
en el cual el alumno está inserto, que habitualmente ayuda a fortalecer lo aprendido en las
aulas.

No obstante a lo anterior, es importante rescatar lo positivo que ha aportado la didáctica


tradicional; los esfuerzos realizados para la formación del intelecto humano; haber
sentado los cimientos que permitieron múltiples investigaciones con el único propósito de
entender cómo piensa y aprende el ser humano; transformar la pedagogía en una ciencia
y un arte a la vez, por medio de la formación profesional docente; a mi juicio, uno de los
ejes más importantes de la educación; dado que son los maestros los llamados a
transformar vidas, si ellos no están convencidos de los cambios en sus prácticas
pedagógicas, conscientes de la responsabilidad ética que poseen frente a su grupo curso,
ni el mejor de los científicos podría mejorar los procesos pedagógicos que en el aula se
desarrollan. De la Torre (1999) plantea que la pedagogía es la disciplina que hace objeto
de estudio la realización del proceso de enseñanza – aprendizaje y el conjunto de tareas
que han de llevarse a cabo aplicando una metodología propiciadora de su óptima
adaptación. Es por ello, que se hace necesario profesionalizar científicamente la
formación profesional docente, desarrollar profesores conscientes de la importancia de los
buenos procesos que realizan en sus salas de clases considerando los vertiginosos
cambios en la sociedad actual, por tanto, estudiantes más hiperactivos y críticos de lo que
hacen; que tengan la capacidad de transformar sus aulas en verdaderos laboratorios de
investigación y a partir de ahí, descubrir en sus propios contextos los problemas que se
les pueda presentar a fin de utilizar los conocimientos científicos recibidos, para levantar
propuestas de mejora considerando la realidad y características de sus educandos. De
nada servirán cambios en las políticas nacionales si no se integra al docente como parte
fundamental para que las mejoras lleguen directamente a quienes son nuestra razón de
existir profesionalmente. Nuestros niños, niñas y jóvenes que ven en nosotros una
oportunidad de vida para un mejor futuro.

Bibliografía:
 Comenius, J (1998) Didáctica Magna. Editorial Porrúa. México
 De la Torre, S. (1999). Creatividad y formación. México. Editorial Trillas.
 Díaz, A. (2006). Didáctica y Currículum.

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 Medina, A & Salvador F (2009), Didáctica General
 Torres, H & Girón, D (2009). Didáctica General.

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