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VICTORIA RAMÍREZ SERRANO

TEORÍAS EN SISTEMAS DE PSICOLOGÍA II


GRUPO: 4911
26 de septiembre de 2018

MITO 1

PSICOLOGÍA, PSQUIATRÍA Y PSICOANÁLISIS SON LO MISMO

La psicología clínica aspira a ser una ciencia y una profesión que se orienta a
compreder la coducta humana. El psicológo está más enfocado a la parte
emocional y las relaciones humanas.

Entre los aspectos fundamentales que el psicoanálisis integra a su práctica,


destacan: la libre asociación, los sueños y los lapsus, el inconsciente, una
comprensión diferente de la sexualidad, la interpretación de la historia del paciente
y la transferencia, esta es la diferencia principal entre psicólogos, psiquiatras y
psicoanlistas: la interpretación de la transferncia, en la que el rpetir sustituye al
recordar.

La psiquiatría plantea modelos médicos, que deberán tratarse con medicamentos,


en pacientes con enfermedades mentales. El psiquiatra estudia medicina por lo
que puede recetar medicamentos.

La psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis son tres campos diferentes, pero que


tienen en común el interés por el comportamiento humano, el vínculo con las
personas y algunas características del objeto de estudio. La psiquiatría surgió de
la medicina, en tanto que la psicología se desprendió, en gran parte de la filosofía.
El psiquiatra estudia medicina y después cursa una especialidad en psiquiatría. El
psicólogo estudia una licenciatura de cuatro años y medio. Los aspirantes a
psicoanalistas, en la mayoría de los casos, son psicólogos clínicos o médicos
psiquiatras. La formación psicoanalista exige un curso propedéutico de un año y
cuatro años de seminarios.

El psicológo clínico y el psiquiatra trabajan conjuntamente; por ejemplo, cuando un


paciente con depresión acude a su psicoterapia, trabajo los problemas
emocionales, las causas y el impacto que su trastorno depresivo tiene en su vida;
pero además, necesita el apoyo de medicamentos, que serán recetados por el
psiquiatra.

Existen distintos caminos para comprender la coducta, los trastornos mentales y la


forma en que el ser humano aprende, se relaciona y también se destruye, pero
pueden coincidir en muchos aspectos, como en el interés por descubrir y entender
más sobre os procesos que intervienen en el comprotamiento y las relaciones
entre personas.
VICTORIA RAMÍREZ SERRANO
TEORÍAS EN SISTEMAS DE PSICOLOGÍA II
GRUPO: 4911
26 de septiembre de 2018

MITO 2

No voy al psicoanalista porque no estoy loco

Una idea errónea que actualmente existe es que el tratamiento psicoanalítico está dirigido a los que
coloquialmente etiquetamos de “locos”, y es lo contrario ya que el psicoanálisis fomenta la cordura, la salud
mental y la lucidez necesaria para comprender la trama compleja que nos conforma, la autoestima para
confrontarnos y ver lo que no nos gusta de nosotros, además de la valentía, para así asumir errores y cambiar
hábitos, y por ende mejorar la calidad de vida. Se entiende que loco es aquella persona inadaptada, que
distorsiona la realidad y que es una amenaza para sí misma y para su medio familiar y social.

Las sociedades recurren a diversas estrategias para mantenerse cohesionadas e incólumes frente a todo
aquello que amenace su estructura. Una tendencia común es la de alienar y marginar a todo aquel que,
mediante su descontento y su dolor emocional, denuncia y crítica los vicios, las fallas y los valores imperantes
de una sociedad. De ese modo, se traza socialmente una línea que separa lo normal de lo anormal, sin admitir
puntos medios ni gradación alguna.

Sigmund Freud sostuvo que el hombre viene al mundo en una condición de desamparo, desde este punto de
vista, la imposibilidad de ser y de tener todo lo que deseamos provoca que, de manera inevitable, el
sufrimiento emocional forme parte de nuestra vida. La tristeza, el dolor, el miedo, la ansiedad, la
incertidumbre, la frustración, la inseguridad, colorean en mayor o en menor grado nuestras experiencias y
modelan nuestra personalidad.

Cualquier familia podrá optar por colocar una etiqueta al hijo problemático cómo: la oveja negra, el diferente,
el loco, etc. pero estas concepciones no sólo parcializan la realidad, sino que evaden un cuestionamiento
profundo en cuanto a su participación activa en el sufrimiento y malestar de ese hijo, quien, con sus síntomas,
expresa que hay algo que no funciona bien en esa familia.

Los padecimientos emocionales se atribuyen a un sinfín de causas que se combinan, como: Condiciones
congénitas, carencias emocionales tempranas, condiciones desfavorables en el entorno social y condiciones
desafortunadas en la vida.

La trama que tejen nuestros deseos, nuestra mayor o menor adaptación al medio, y los diferentes tipos de
causas o condiciones que originan los padecimientos emocionales nos ubican en un escenario en permanente
construcción por las fuerzas en tensión involucradas.

En nuestro inconsciente se juega una lucha virtual conocida como conflicto intrasíquico entre tres rivales
que buscan imponer sus necesidades al Yo: Demandas de nuestros deseos pulsionales, prohibiciones y los
valores éticos y Exigencias de la realidad externa.

Algunas veces nuestro Yo es capaz de salir de esta tremenda batalla que acontece en nuestro interior, otras
no, y opta por algunas soluciones menos afortunadas que dan origen a síntomas neuróticos. A esta
incapacidad para manejar conflictos inconscientes, se le conoce como neurosis.

Existe un nivel más grave de patología, conocido como psicosis, engloba una variedad de padecimientos
psicológicos, cuya característica principal es la incapacidad para ubicarse dentro de los parámetros de la
realidad externa.

Los trastornos de la personalidad que presentan actitudes y rasgos estereotipados que acotan la manera de
interactuar con el mundo.

Los trastornos afectivos como la depresión y la manía, se refieren a fallas en la regulación y la expresión de la
intensidad emocional.

Si consideramos el hecho de que en todos nosotros existen mecanismos psicóticos y neuróticos, resulta
evidente que la línea entre la locura y la cordura es tenue y siempre difusa.

En el tratamiento psicoanalítico clásico en diván sólo es aplicable a personas cuerdas, que les permitirá
conocerse a sí mismo y le dará la posibilidad encontrar mejores soluciones a sus conflictos internos.
VICTORIA RAMÍREZ SERRANO
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26 de septiembre de 2018
MITO 3

Los psicoanalistas siempre están analizando a todo el mundo

El paciente que se plantea por primera vez tomar psicoanálisis deber llevar varias entrevistas iniciales con el
analista, para elaborar un diagnóstico psicológico y evaluar la psique o personalidad, para indagar acerca de
lo que el entrevistado no sabe de sí mismo y tomar en cuenta todo lo que dice.

Las primeras entrevistas permiten estar en condiciones de ofrecer indicaciones de tratamiento y considerar si
el paciente reúne los criterios de analizabilidad.

Freud escribió dos artículos, que se refieren a las bases teóricas del contrato y establece las normas que lo
componen y sus cláusulas. En ellos describe las estrategias necesarias para llevar a cabo el tratamiento y,
esencialmente, los acuerdos a los que hay que llegar con el paciente para realizar el análisis.

El contrato psicoanalítico trata de derechos y obligaciones, así como de riesgos, inherentes a toda empresa
humana. En él se trata sobre la regla analítica fundamental, la asociación libre, el uso del diván, el acuerdo
sobre la frecuencia de las sesiones, los honorarios, el anuncio de los días festivos, las vacaciones y la forma
de pago. El contrato es un acto racional entre adultos; por lo tanto, la ecuanimidad con que se haga sienta las
bases del respeto mutuo entre analista y analizando o paciente.

La alianza terapéutica, trata de la relación racional, y relativamente no neurótica, que el paciente mantiene
con su analista.

La transferencia del paciente, es el factor más importante en la terapia psicoanalítica, pues implica revivir
experiencias anteriores con un fuerte sentido de actualidad. Las ideas y sentimientos que derivan de estas
situaciones previas son posibles en la relación con el analista, en quien el paciente se proyecta.

La contratransferencia del analista, Se refiere al conjunto de reacciones inconscientes del analista que
están en relación con las expresiones de transferencia del paciente.

Por medio de la interpretación se hace consciente un fenómeno inconsciente. Al interpretar se va más allá de
lo directamente observable y se atribuye significado y causalidad aun fenómeno psicológico.

Se considera que cualquier interpretación hecha fuera de este contexto es una agresión.

Elementos claves de una sesión:

1. Regla de abstinencia: El analista no puede darle al paciente satisfacciones directas.


2. Atención flotante: suspensión completa, de todo lo que en forma habitual centra la atención del
analista: inclinaciones personales, prejuicios, supuestos teóricos.
3. Resistencia: Es la fuerza que el interior del paciente se oponen a los procedimientos y procesos de
la labor analítica.

Exploración del inconsciente

Asociación libre: el paciente asocia libremente sus ideas, comunica sus sueños y sucesos de su vida diaria
y de su pasado.

Interpretación de los sueños: Freud explica la forma en que le psicoanálisis da significación al contenido
latente del sueño con el objeto de sacar a la luz el deseo inconsciente del paciente.

Actos fallidos y lapsus: Es un acto en el cual no se obtiene el resultado esperado y es reemplazado por
otro. El lapsus se refiere a las faltas cometidas al hablar, se considera que siempre están relacionados con
una significación inconsciente.

El acceso al preciado mundo interno de los pacientes debe llevarse a cabo en un ámbito determinado, con
reglas y técnicas específicas, pero fundamentalmente de la mano de la ética propia del psicoanálisis.

El psicoanalista no posee rayos X para entrar en cualquier momento en lo más recóndito de las personas, y
tampoco suena lógico que analizar a todo el mundo todo el tiempo, sea su deseo, como un médico no
muestra interés alguno en andar diagnosticando a cuanta persona conoce.

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