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Tema Relevante
MARCO NORMATIVO
I. Introducción
Desde una perspectiva histórica, podemos decir que el pensamiento iluminista, llevó a
la garantía de la presunción de inocencia a un sitial de importancia, en vista de que,
basado en un sistema inquisitivo no se aseguraba en la igualdad entre la acusación y
la defensa.
Desde esta perspectiva, Beccaria, en su obra capital De los delitos y de las penas,
establece que la presunción de inocencia es un principio necesario, manifestando que:
“un hombre no puede ser llamado reo antes de la sentencia del juez, ni la sociedad
puede quitarle la pública protección sino cuando esté decidido que ha violado los
pactos bajo los que fue concedida”1. De ahí que desde la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, producto de la Revolución Francesa se conciba una
reacción contra aquellos métodos de tortura utilizados con el fin de lograr una
confesión y resolver la investigación del delito.
Y finalizando este apartado con Binder7 la presunción de inocencia, significa que nadie
tiene que construir su inocencia; que solo una sentencia declarará esa culpabilidad
jurídicamente construida que implica la adquisición de un grado de certeza. Presupone
además, que nadie puede ser tratado como culpable, mientras no exista una
declaración judicial, es decir, que toda persona se considera inocente hasta que no sea
reconocida como responsable del ilícito penal, mediante una decisión que es adoptada
por el órgano competente para ello; y que no puede haber ficciones de culpabilidad ya
que la sentencia absolverá o condenará.
III. La contumacia
1. Concepto
Por ende lo que debe acreditarse dentro de la resolución judicial de declaración de reo
contumaz es que la persona a pesar de su conciencia jurídica ha decidido no
presentarse a su proceso penal, incumpliendo con sus deberes procesales; por tanto,
los contornos del thema probandi son: a) La presencia de un proceso punitivo iniciado
y que continúa con respecto a los presupuestos y requisitos de procedibilidad
señalados por ley, b) Que dicho proceso se siga contra una persona identificada, c)
Que el procesado haya tomado conocimiento que en su contra se sigue proceso
pendiente y d) Que el procesado de manera injustificada no haya cumplido con sus
obligaciones procesales entre ellas acudir a las citaciones emitidas por la autoridad
judicial competente.
Asimismo no debe perderse de vista que se debe agregar un juicio de valor por parte
del órgano jurisdiccional, lo que implica que el procesado rehúya al proceso penal. Y
esto se logra a través de una argumentación por parte del juez que descansa en
explicar con qué y por qué se han acreditado los ítems antes señalados, así como
considerando el supuesto de hecho contenido en el artículo 1 de la Ley N° 26641.
Siendo así, la rebeldía siempre dependerá de la voluntad del procesado para recurrir a
las actuaciones procesales, pero que ni el propio Código Procesal Penal define,
omisión que no fue especificada en la propia norma, teniendo en cuenta que la
consecuencia de esta rebeldía es precisamente la conducción compulsiva del
imputado; aspecto que tendremos en cuenta en el siguiente apartado.
Por otro lado, ordinariamente los operadores jurídicos entienden que la medida se
materializa con el “hecho de que el obligado sea puesto ante el despacho de juez”.
Esta es una interpretación muy restringida y una comprensión inadecuada de la
institución; por lo que para su entera aprehensión se requiere explicar los
presupuestos que la justifican.
Y esto relacionado con la contumacia, se debe recordar que esta es generada por la
voluntad del propio conducido, el cual deberá sufrir las consecuencias de su propia
conducta omisiva, con lo que deberá esperar a que se le programe la audiencia; sin
que el juez deba abusar del llamado “tiempo razonable”, que supone el suficiente para
garantizar, también, que las otras partes procesales puedan ser notificadas para el
inicio del juicio oral, dígase el Ministerio Público y el actor civil de ser el caso. Así, el
tiempo que pueda demorar esta restricción de la libertad, en realidad, debe ser
asumido por el propio afectado, pues responde en último término a su desinterés por el
proceso. De haberse presentado en la oportunidad en que fue emplazado, no estaría
en la condición de contumaz y, menos, en la de “conducido compulsivamente”19.
De ahí que deba ser analizado minuciosamente, bajo una interpretación no solo literal,
sino teleológica y sistemática, del artículo 79 del Código Procesal Penal en
concordancia con lo prescrito en el artículo 367 inciso 5 del mismo código acotado, que
establece que en caso de que el acusado ausente o contumaz sea capturado o se
presente voluntariamente antes que se cierre la actividad probatoria, se le incorporará
a la audiencia, se le hará saber los cargos que se le atribuyen y se le informará
concisamente de los actuados hasta ese momento.(...). Captura que será ejecutada
por la policía nacional, cesando dicha condición de contumaz cuando el imputado se
someta al acto mismo de juzgamiento; siendo el órgano jurisdiccional el encargado de
resolver dicha situación jurídica. Por tanto, si bien la conducción compulsiva ostenta la
obligación única de conducir al imputado, no solo se circunscribe a la presentación de
este ante el juzgado respectivo, sino también asegurar su permanencia en juicio bajo
los parámetros del debido proceso y plazo razonable, considerando que dicha
situación la ha propiciado el mismo sujeto proceso con su conducta omisiva que obliga
a desplegarse esta medida coercitiva así como su calidad de contumaz.
IV. Conclusiones
________________________
10 SAN MARTÍN CASTRO. Cesar. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Grijley, Lima,
2003, p. 282.
18 CHUNGA HIDALGO, Laurence. “La conducción compulsiva I”. En: Diario El Tiempo.
Piura, 15 de octubre de 2012.
19 Ídem.