El encéfalo está irrigado por las dos arterias carótidas internas y las dos arterias
vertebrales. Las cuatro arterias se ubican dentro del espacio subaracnoideo y sus ramas
se anastomosan en la superficie inferior del encéfalo formando el polígono de Willis. De
acuerdo a la arteria ocluida, la presentación clínica de los pacientes cambia, pudiendo
encajar dentro de diferentes síndromes clínicos.
La arteria cerebral posterior irriga la cara inferior del lóbulo temporal y occipital de la
corteza cerebral.
Por lo tanto, la isquemia se produce por la disminución del aporte sanguíneo cerebral de
forma total o parcial y varía de acuerdo a la arteria que haya sufrido la obstrucción, de
esta manera la presentación clínica de los pacientes varía, dando lugar a unos signos y
síntomas muy característicos que permiten realizar el diagnóstico del lugar en donde se
localiza la lesión. Algunas veces la circulación contralateral del cerebro podrá
contrarrestar dicha oclusión, pero de no ser el caso, la lesión se presentará como accidente
isquémico transitorio (AIT) o como infarto cerebral. Por esta razón es importante tener
los conocimientos adecuados de neuroanatomía, para brindar un diagnostico eficaz y el
accionar sea rápido y efectivo.
BIBLIOGRAFÍA