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¿Cómo se realiza el diagnóstico de lesión medular?

Aunque la prioridad son las medidas de soporte vital, la inmovilización ha de ser lo más
importante. Debemos sospechar lesión medular ante todo traumatizado con mecanismo
lesional compatible y en traumatismos de alta energía como los accidentes de tráfico o las
precipitaciones desde altura.

ANAMNÉSIS

Sólo los pacientes conscientes, orientados y colaboradores pueden aportarnos información


fiable sobre el traumatismo y sus síntomas. Aún así, el paciente puede confundir el dolor
vertebral con el producido por lesiones cercanas, el dolor de origen radicular puede
expresarse como torácico o abdominal, y la exploración puede enmascararse por la lesión
neurológica o por analgésicos. Es importante la información que nos puedan aportar los
servicios de emergencia extrahospitalarios, así como policía, bomberos, testigos, etc.

EXPLORACIÓN

Exploración vertebral

La exploración cervical debe realizarse, en la valoración secundaria, tras haber descartado


y/o solucionado las lesiones con compromiso vital, con el paciente en decúbito supino y con
el eje cabeza-cuello-tronco-extremidades alineado. Con una correcta inmovilización
podemos retirar el collarín, realizando un cuidadoso examen cervical (inspección, palpación
y exploración de la movilidad). En caso de detectar dolor o molestias, recolocaremos el
collarín. El examen de la espalda se realiza con un mínimo volteo del paciente, sincronizado
y manteniendo el eje corporal, al menos por tres personas y el examinador, que dirige la
maniobra, y absteniéndonos de realizarla cuando la lesión es evidente.

Exploración neurológica

Deberá determinar el nivel medular dañado y su grado de disfunción, siendo preciso


reevaluar periódicamente dado la alta dinamicidad de este tipo de patología. El nivel
neurológico de la lesión es el segmento más caudal que se valora como normal, tanto para la
función motora como sensitiva. Tras una valoración previa del nivel de con-ciencia
sirviéndonos de la Escala de Coma de Glasgow, exploraremos los pares craneales, las
extremidades superiores, tronco, inferiores y periné. Los pilares básicos de una correcta
exploración neurológica son:

- Fuerza muscular: La lesión del tracto cortico-espinal produce déficit ipsilateral. Se valora
mediante la escala de graduación motora: 0 = ausencia de contracción, 1 = contracción no
efectiva, 2 = movimiento activo sin vencer la gravedad, 3 = movimiento que vence la
gravedad, 4 = movimiento contra resistencia, 5 = fuerza normal

- Reflejos: Los reflejos desaparecen en el shock medular y tras la reversión de este se produce
una fase de recuperación con hiperreflexia.

- El reflejo bulbocavernoso o contracción brusca del esfínter anal como consecuencia del
estímulo generado sobre el pene o la vulva, está siempre presente aunque exista una lesión
medular completa; únicamente desaparece durante el período de shock medular. La
reaparición del reflejo indica que este ha finalizado y el grado de lesión es prácticamente
definitivo, lo que suele ocurrir en las primeras 48 horas.

- Sensibilidad: el haz espinotalámico lateral transmite la sensibilidad superficial (táctil fina,


dolor y temperatura). Los cordones posteriores transmiten ipsilateralmente la sensibilidad
pro-funda (táctil profunda, propioceptiva y vibratoria), que examinaremos con estímulos
dolorosos groseros.

- Funciones autonómicas: valorando la disfunción vegetativa. El shock medular se define


como la situación neurológica que acontece tras la lesión de la médula espinal, y se manifiesta
por parálisis fláccida, anestesia, arreflexia y disfunción vegetativa. Esta situación no implica
necesariamente una lesión completa, así como de forma contraria, la presencia de actividad
refleja en los primeros momentos tras el traumatismo, no descarta en absoluto que la lesión
sea completa.

Para la toma de decisiones terapéuticas es básico el considerar dos tipos de lesiones: - Lesión
medular completa: pérdida completa de la movilidad y de la sensibilidad distal a la lesión
incluyendo niveles sacros, estando presente el reflejo bulbocavernoso.

- Lesión medular incompleta: presentan algún tipo de función motora o sensitiva distal al
nivel lesionado con “preservación sacra” (sensibilidad perianal, tono rectal y capacidad de
flexión del primer dedo). Estos enfermos podrán recuperar algunas de sus funciones siempre
que se realice descompresión y estabilización quirúrgica en las primeras 8 horas del
traumatismo.

Existen 4 síndromes de lesión medular incompleta:

1. Síndrome medular central: en la región cervical, afecta a la sustancia gris central y a la


sustancia blanca más medial y produce mayor debilidad en los miembros superiores que en
los inferiores.

2.Síndrome de Brown-Séquard: es una lesión unilateral de la médula, con parálisis ipsilateral,


pérdida de la sensibilidad propioceptiva y pérdida de la sensibilidad contralateral del dolor y
temperatura.

3.Síndrome medular anterior: afecta a los dos tercios anteriores de la médula con parálisis y
pérdida de la sensibilidad al dolor y la temperatura y preservación de la propiocepción.

4.Síndrome medular posterior: lesión de las columnas posteriores, con pérdida de la


propiocepción únicamente.

Evaluación Radiológica

El objetivo es detectar lesiones “sospechosas” para luego confirmar nuestro diagnóstico con
posteriores estudios.

Recordar una obviedad como es que cualquier proyección que requiera la movilización del
cuello está contraindicada en el manejo urgente del trauma cervical. En las radiografías deben
visualizarse las dos zonas críticas como son la unión cérvico-torácica (C6-T1) y la charnela
tóraco-lumbar (T11-L1), ya que en ellas ocurren el 80% de las lesiones. No es extraño que
una mala técnica nos impida valorar C7 en una proyección cervical. Si así fuere, no
dudaremos en solicitar otra nueva, que puede que precise de la llamada “posición del
nadador” por parte del paciente. Debemos valorar fundamentalmente el contorno y la altura
de los cuerpos vertebrales, la alineación y el espacio intervertebral. De las 4 líneas a seguir
(línea anterior de los cuerpos vertebrales, línea posterior, línea espinolaminar y la línea que
conforman las apófisis espinosas) la más importante es la espinolaminar, ya que un signo
indirecto de compresión medular es una alteración de este trazado. Asi mismo, no debemos
olvidar examinar las partes blandas, ya que pueden indicarnos la presencia de un hematoma
prevertebral.

RADIOLOGÍA SIMPLE CERVICAL

La radiografía lateral permite detectar hasta dos terceras partes de las lesiones cervicales
traumáticas. Debe visualizarse la charnela occipitoatloaxoidea y el platillo superior del
cuerpo de T1. Ante la falta de visualización de C7 debemos repetir la placa si es preciso,
recurriendo a la proyección de nadador modificada (sin movilizar el cuello). Posteriormente
deberemos completar el estudio con la antero-posterior y la transoral, que nos van a permitir
una mejor evaluación de la zona cervicotorácica y de la charnela occipitoatloaxoidea,
respectivamente, aunque esta última requiere la colaboración del paciente. La luxación de
odontoides puede sospecharse cuando el espacio preodontoideo es > 3 mm en el adulto y de
5 mm en el niño.

En la transoral puede verse una asimetría en las distancias entre la odontoides y las masas
laterales del atlas.

RADIOLOGÍA SIMPLE DE COLUMNA DORSAL Y LUMBAR

Las proyecciones básicas de la columna dorsal y lumbar son AP y lateral. Deben visualizarse
las 12 vértebras dorsales y las 2 primeras lumbares, en las primeras, y las 5 vértebras lumbares
y las últimas dorsales, en las segúndas.

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA

Se debe realizar a todos los traumatismos medulares con lesiones detectadas o sospechadas
en las radiografías simples, con mayor urgencia en las lesiones inestables o que estén ya
produciendo daño neurológico susceptible de mejorar y estabilizarse tras descompresión
quirúrgica y artrodesis.

RESONANCIA NUCLEAR MAGNÉTICA (RNM)

De gran utilidad a la hora de evaluar lesiones disco-ligamentosas y la presencia de


compresión de elementos neurales.

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