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Probablemente sea esta la primera vez que, fuera de Norteamérica, se realizan estudios sobre un sitio arqueológico cuyo contenido

corresponde al complejo clovisoide.

El descubrimiento ocurrió en el año 1980, cuando en una de nuestras expediciones, y acompañados por el guía Vicente Barreno, quien
es vecino del pueblo de Sta. Ana, exploramos el lado sur del cerro del mismo nombre. Cuando llegamos al mencionado sitio,
quedamos sorprendidos, porque esperábamos encontrar cualquier cosa, menos un taller clovisoide. Este sitio está ubicado a media
falda del cerro, a 170 mts sobre el nivel del mar, en una pequeña terraza que bordea el arroyuelo El Cayude en el lado oeste. El
diámetro del sitio es de unos 50 mts, muy erosionado, con fondo rocoso y de muy poca vegetación.

Nombre y Apellidos del Autor:


Miklos Szabadics
Idioma:
Español
Nivel Educativo:
Grado Universitario
Area de Conocimiento:
Historia

INTRODUCCIÓN

Al examinar el sitio, quedamos asombrados por la variedad de los artefactos y la gran cantidad de lascas como residuos de talla, allí
presentes. Nos indican una ocupación prolongada del lugar. Luego del reconocimiento del sitio, nos dirigimos al Centro de
Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (C.I.A.A.P.) de la Universidad Experimental de Coro, para informar
al Prof. J.M.Cruxent de nuestro hallazgo, llevándole algunas muestras, las cuales también identificó como pertenecientes al complejo
clovisoide. En este tiempo, también trabajaba en el mismo Centro de Investigaciones el arqueólogo José R. Oliver, quien nos pidió
permiso para fotografiar las puntas clovisoides, a lo cual accedimos gustosamente.

Poco después, el Prof. Cruxent organizó una expedición con la participación adicional de E. Durán y M. S. Roka, para recolectar en
superficie, material arqueológico lítico en la terraza de El Cayude. Llegando al lugar, instalamos nuestro campamento y procedimos a
cartografiar el sitio. La recolección del material se realizó por cuadrícula, y logramos recolectar más de doscientos kilogramos de
material lítico, incluyendo también muchas microlascas. Algunos años más tarde volvimos a visitar la terraza de El Cayude con el
Prof. Cruxent y notamos que más material perteneciente a este mismo complejo, ha podido aflorar nuevamente, debido a las fuertes
lluvias que a veces azotan la zona.

Antes de comenzar el presente estudio en abril del 2001 volvimos a visitar el sitio de la terraza de El Cayude, acompañados del Tec.
Sup. Felipe Torrealba y Eva Höfle. Nuevamente pudimos constatar que ha vuelto a aflorar más material de chert perteneciente al
complejo clovisoide. Felipe Torrealba también nos acompañó a los depósitos del CIAAP, para revisar el material de El Cayude que
fue recolectado por Prof. Cruxent hace ya 18 años. Parece que el material había sido mudado de un depósito a otro, repetidamente,
dañando su envoltura, perdiéndose las fichas que indicaban a cual cuadro pertenecen. Hoy día, una mitad del material está en los
depósitos de la CIAAP, en la sede de Coro, y la otra mitad está en un galpón en la población de Tara - Tara.

Este material siempre estuvo al alcance de aquellos profesionales, que deseaban estudiarlo. Sobre el material de El Cayude también se
publicó un trabajo, realizado por Ardila y Politis - sin haber conocido el lugar de su origen - 1990 en el Boletín del Museo de Oro en
Bogotá.

Al elaborar este informe hemos realizado la descripción de la tecnología empleada para la elaboración de los artefactos líticos. Así
mismo hemos efectuado la clasificación tipológica del conjunto de los artefactos clovisoides que fueron elaborados por los cazadores
de la terraza de El Cayude. La elaboración de mapas indicando las entradas y rutas migratorias de estos cazadores, ha sido omitida por
nosotros por razones: que no es posible determinar por ahora de que donde se había desarrollado la cultura clovis; en el norte o en sur
América.
TEORIAS SOBRE EL POBLAMIENTO DEL CONTINENTE AMERICANO

Para comprender mejor la problemática del poblamiento Americano, nos sirve de ayuda el libro "The Ice Ages" escrito por John
Imbrie y Katherine Palmer Imbrie (1979.) En él hacen un resumen de la complejidad de los trabajos realizados por astrónomos,
geólogos, geoquímicos, paleontólogos y geofísicos, con el objeto de determinar las causales de las glaciaciones. Al finalizar las
investigaciones, quedó establecida y confirmada la teoría astronómica según cual existen tres ciclos causales.

Desde la perspectiva arqueológica, el tercer ciclo es el más importante; se repite cada 26.000 años y corresponde a la variación del
movimiento de precesión del eje de la Tierra (según gráfico), con respecto a su plano orbital. Debido a este ciclo, los polos Norte y
Sur quedaban expuestos alternadamente a la acción más directa de los rayos solares, produciendo en el polo menos expuesto una
mayor concentración de hielo. Esto significa, que aproximadamente cada 12 mil años el nivel de los mares subía o bajaba más de cien
metros, en un constante vaivén, alternando climas, produciendo cambios de los vientos alisios y corrientes marinas.

Durante el movimiento de precesión de la tierra, y debido a la atracción gravitacional del sol y la luna, el eje de rotación de la tierra se
mueve lentamente alrededor de un plano circular y completa una revolución aproximadamente cada 26.000 años. Independientemente
de este ciclo, la inclinación del eje de la tierra, medida desde su vertical con respecto a su plano orbital, puede variar (aumentar) en
uno y medio grados en un lapso de 40.000 años.

De esta manera, una franja de tierra de 1.500 kms. de ancho en el estrecho de Bering, podía quedar libre de agua y ser invadida por
flora y fauna, con cada descenso del nivel del mar, pudiendo así ser habitada durante miles de años, especialmente si la concentración
de hielo ocurría en el hemisferio sur. El paso del caballo, el mamut, los camélidos y otras especies como el hombre, pudo entonces
realizarse de un continente a otro. Este fenómeno ocurrió docenas de veces durante el Pleistoceno.

Debido a que el contacto entre los grupos de cazadores a diez o doce mil años atrás ya era relativamente frecuente (uno o más veces
por año) cualquier nuevo conocimiento: plantas curativas, su preparación y aplicación o cualquier otro invento, como perfeccionar la
construcción de las trampas y armas para hacer más efectiva la cacería, era transmitido de un grupo al otro, haciendo posible la rápida
difusión de todo nuevo conocimiento útil. Prueba de ello es que en Norteamérica el 90 % de los sitios clovisoides muestran una
antigüedad, que oscila entre nueve y once mil años. Es decir, que en solo dos mil años su difusión llega abarcar todo el continente.

Durante sus desplazamientos o migraciones, los grupos de cazadores no dejaron suficientes huellas como para crear una opinión
apoyada por evidencias. Sin embargo, creemos que el poblamiento de América pudo realizarse por vía marítima principalmente.

Mediante evidencias culturales líticas (pre-puntas de proyectiles) sabemos que el hombre, desde el principio de la larga trayectoria de
su evolución, vivía en la proximidad de un lago o río y fabricaba utensilios de piedra para trabajar la madera. Un tronco de árbol
flotando a la deriva, probablemente inspiró en el hombre la idea de crear la primera balsa o canoa. Considerando que el viento
manifiesta su efecto como fuerza motriz en un objeto flotante, creemos, que el hombre no tardó mucho en darse cuenta de ésto, y
comenzó a emplear ramas, tejidos de cestería y otros, como velas. Sin el recurso de la navegación nos resulta difícil comprender cómo
pudo el hombre dispersarse por todo el continente, vadeando innumerables obstáculos que hallaría en su camino terrestre y llegando a
poblar casi la totalidad de las islas en medio de los mares en tiempos remotos.

DESCUBRIMIENTOS DE ARTEFACTOS CLOVISOIDES A TRAVES DEL CONTINENTE AMERICANO

Suramérica siempre ha formado parte del estudio de la prehistoria Americana en general. Los profesionales en antropología física y
cultural, particularmente los norteamericanos, señalaron al estrecho de Bering como vía de entrada para el poblamiento del continente
Americano.

A lo largo de los márgenes de las grandes llanuras centrales de Norteamérica fueron descubiertos numerosos sitios con huesos fósiles
de bisontes, camélidos, equinos, mamut, etc. y junto a ellos, herramientas hechas de piedra por cazadores paleoindios. De este modo
Norteamérica quedó como centro de interés en la realización de investigaciones arqueológicas, quedando Suramérica relegada como
apéndice de la prehistoria Norteamericana

La historia del complejo Clovis comienza en el año 1929, cuando en las inmediaciones del pueblo Clovis en Nuevo México, un
adolescente de apellido Whiteman encontró unas piedras curiosas, a las que llamó "ojivas". Al reportarlas al Instituto Smithsoniano,
un especialista los identificó como puntas de lanza. Éstas habían sido hermosamente talladas para dar un filo cortante a ambos bordes
y posteriormente estaban terminadas con una acanaladura en los dos lados del próximal para así facilitar su enmangamiento.
Por sus características tan especiales y únicas estas puntas de lanza son consideradas como la "cédula de identidad" de los cazadores
especializados paleoindios. Recibieron el nombre del lugar donde fueron descubiertos.

Posteriormente el mismo tipo de puntas acanaladas fue encontrado en los sitios arqueológicos más antiguos de toda América del
Norte. En docenas de sitios fueron halladas puntas clovisoides, desde Columbia Británica al norte de México y desde Nueva Escocia
hasta la Florida, con una antigüedad máxima de 11.200 y una antigüedad mínima 8.700 años antes del presente. Las fechas del
material orgánico asociado a estas herramientas indican que los hombres que las usaron vivieron en América hace no más de 11.000
años, según un informe de Peter J. Mehringer Jr.

En este periodo cultural relativamente corto el invento de clovisoides llega hasta los más apartados rincones de América.

"Las clásicas puntas Clovis ocurren con menos frecuencia en los llanos altos de Norteamérica."

( Frison & Zeimens, 1991:146 Traduccion libre)

En la revista National Geographic (vol. 174 # 4. octubre de 1988) se hace mención del fascinante hallazgo de Moisés Aguirre, quien
en una zanja para riego de frutales en Washington central recogió una curiosa piedra delgada larga y cortante. Después de lavar la
tierra adherida, vio13,14 que tenía en sus manos una enorme punta de lanza, la mayor que se haya visto entre las elaboradas por los
paleo cazadores conocidos como clovisoide, y quienes hace unos 12.000 años cazaban mamuts, camellos, bisontes y caballos en la
América del Norte.

Según opinión de la mayoría de los especialistas norteamericanos, el hombre llegó de Asia y avanzó por el estrecho de Bering, que era
entonces un corredor libre de hielo. Luego se dispersó ocupando el norte de América y debido a las barreras naturales que ofrecían las
selvas del Darién, y el istmo de Panamá, estos cazadores de grandes mamíferos nunca llegaron a Sur América.

En 1885 Ernst Hackel manifestó que:

"(...) la aparente ausencia de artefactos de tipo Paleolítico en las exploraciones realizadas hasta este momento en
Venezuela ponía en duda la existencia de la "edad paleolítica" no solo en el país, sino en América del Sur".

En el trabajo de campo, hemos podido observar la presencia de muchos sitios con artefactos líticos sin duda pertenecientes a distintos
periodos culturales pre-puntas de proyectil. En Norteamérica, en la mayoría de los sitios clovisoides donde se han realizado
excavaciones, fueron encontradas puntas de proyectiles Sandia (que es el equivalente de puntas Joboides en Venezuela) en estratos
por debajo de las puntas Folsom y Clovis. Este hace pensar que la punta Clovis fue inventada presumiblemente en el Norte de América
por los cazadores Sandia.

Quienes mejor han descrito los diferentes periodos culturales en el Valle del río Pedregal son los doctores Mario Sanoja e Iraida
Vargas:

"No obstante tratarse de yacimientos superficiales, la diferenciación de los complejos de artefactos líticos
relacionados con las terrazas del río Pedregal, en el Estado Falcón permite suponer la existencia de diferencias
cronológicas dentro de los mismos. En base al estudio que realizamos sobre las diversas colecciones de artefactos
líticos de aquella región que se hallaban para 1962 en varios museos norteamericanos, pudimos constatar una
gradación en complejidad, mejoramiento de la técnica de talla y aspectos funcionales de los artefactos que podría
deberse a una larga evolución local. Vimos así, que los grandes bifaces de talla tosca de El Camare y que tienen un
largo promedio de 30 cmts, podrían considerarse como el punto de partida de una serie de artefactos líticos más
evolucionados que experimentan una sensible reducción en el tamaño, llegando a tener sólo 10 a 15 cmts, de largo,
acompañándose esta reducción, en muchos casos, con un mejoramiento del borde útil. Así mismo, al lado de los
artefactos bifaciales de aspecto tosco es posible discernir una tipología de artefactos de uso más específico y mejor
trabajados, tales, como puntas foliáceas, puntas dobles que presentan en oportunidades un filo dentado, bellamente
retocadas, hojas bifaciales plano-convexas, puntas pedunculadas, etc."

(Sanoja & Vargas, 1974: 30.)

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DEL SITIO CLOVISOIDE EN PARAGUANÁ


Venezuela, por su ubicación geográfica tan estratégica en el norte de Suramérica, está favorecida por formaciones costeñas tales
como: la Península de la Goajira, el Lago de Maracaibo y la Península de Paraguaná. Paraguaná estuvo en una época, rebosante de
flora y fauna, especialmente en períodos culturales pre-cerármicos, y debió ser como una encrucijada, o territorio de convergencias
culturales cuyos resultados estamos analizando en el plano arqueológico.

Dada su relevancia en la historia del origen del hombre americano, los sitios de puntas clovisoide merecen una atención especial. En
Venezuela estos antecedentes acentúan la importancia del sitio descubierto por nosotros, y el cual bautizamos como “Terraza de El
Cayude” (coord. N 11º 48’ 024" y W 69º 56’ 621".) En esta zona hemos encontrado un gran taller que contenía todo el complejo
clovisoide, y por la gran cantidad de artefactos presumimos que era utilizado como sitio de habitación a la vez.

El sitio arqueológico objetivo de nuestro estudio se encuentra en la media falda en el lado sur del Cerro Santa Ana sobre una pequeña
terraza en el lado este del arroyo El Cayude.

Para llegar a él, salimos en dirección al norte del pueblo de Santa Ana, por un sendero de suelo arenoso sombreado por cujizales. El
terreno es plano, en ambos lados del camino se extienden vegas cercadas abandonadas; por haber perdido su capa vegetal, están
escasamente cubiertos por matorrales espinosos, azotado por sequías y vientos alisios.

Luego de recorrer unos dos kilómetros llegamos al punto de confluencia del primer tributario (Curivito) de El Cayude. Aquí comienza
el pie de cerro con elevación suave, luego más pronunciada; el terreno es pedregoso, parcialmente cubierto con vegetación baja
espinosa que dificulta caminar. Al aproximarnos más a la terraza comienzan aparecer arboledas, cuyas alturas no superan los tres
metros.

La terraza de El Cayude mide 200 metros de largo por 50 metros de ancho aproximadamente. Su eje longitudinal es ligeramente
inclinado y cóncavo, va del este al oeste, donde colinda y drena en el arroyo El Cayude. El sitio arqueológico está ubicado en el
extremo oeste de la terraza, pegado a la orilla en el curso superior del mismo arroyo. El suelo de la terraza es erosionado y pedregoso,
con parches de arcilla compactada de color beige-rojizo; allí todavía se pueden observar artefactos de chert en proceso de
afloramiento.

En el pie de cerro en las márgenes de las quebradas Chamuriana, Varacara, Siraba y Curivito, también hemos observado afloramiento
de material arqueológico lítico que por su contenido tipológico pueden pertenecer al complejo joboide y a clovisoide.

ENTORNO

Las tierras litorales en el Caribe ocupan una porción importante del cuaternario Venezolano y son de origen fluvial-marino, por ser
producto principalmente de la acción combinada de la sedimentación y del efecto modelador de los cursos de agua y del mar.

En las diferentes fases interglaciales, las regresiones y transgresiones, crearon distintas formas de relieve que caracterizan las áreas
litorales. En la llanura costera se destacan cordones o barras, que son restos de antiguas albúferas muy erosionadas, también abundan
las ciénagas salitrosas. Algunos restos de las antiguas barras están cubiertos de concheros, que indican la presencia de recolectores
marinos quienes mudaban sus asientos adaptándose a los cambios de nivel del mar, a la formación de albuferas y manglares. La gran
extensión de algunos concheros nos indica, que debieron ser habitados durante miles de años por los recolectores marinos.

La ancha faja de la llanura costera se alarga desde la Vela de Coro, hasta el Lago de Maracaibo, interrumpida a veces por bajas colinas
de sedimentos terciarios, o secciones levantadas de depósitos cuaternarios antiguos.

Por fortuna en toda la zona costera las fallas geológicas existentes permitían el surgimiento de manantiales ascendentes de la zona y
hicieron posible la supervivencia de la fauna y la permanencia del hombre allí. Vale mencionar algunos de estos manantiales en el
Estado Falcón, que eran el último recurso de la megafauna y fueron estudiados por el Prof. J.M. Cruxent.

Entre los más importantes figuran: Muaco, Taimataima, Cucuruchu, Aguaclara y Aguaviva. En este último no se conservaron
osamentas, pero los artefactos hechos de cuarcita en el lugar revelan claramente la actividad del Hombre en la proximidad de las
fuentes de agua.

Los cursos de agua a pesar de tener régimen intermitente o estacional, transportan inmensos volúmenes de sedimentos con lo que han
podido construir una formación deltaica reciente. Como por ejemplo el río Mitare en el Golfete de Coro, y el arroyo El Cayude en el
lado sur de la Península de Paraguaná. El arroyo El Cayude tiene importancia muy especial en el presente estudio.
POBLAMIENTO CLOVISOIDE EN PARAGUANA

Al evaluar el entorno de los cazadores especializados clovisoides que vivieron en Paraguaná, tambien debemos formular otras
preguntas, tales como: ¿Por qué abandonaron el pie del cerro, donde se puede ver todavía restos de sus campamentos? ¿Por qué
subieron a media falda del cerro Santa Ana a 200 metros sobre el nivel del mar?

Como respuesta, creemos que los clovisoides vivieron en la terraza de El Cayude, entre 8 a 11 mil años atrás. En este tiempo la última
fase interglacial estaba en su apogeo en el hemisferio del Norte. Debido a ello, el mar estaba a unos 100 metros debajo de su nivel
actual, fenómeno que conlleva a la formación de grandes sequías que azotaban las tierras planas de la zona costera y sólo el
nacimiento del arroyo El Cayude en la comarca ofrecía el preciado líquido, más cerca de su fuente, continuamente en el lado sur.

"Los periodos culturales Clovis – Folsom del Paleoindio tardío debieron ocurrir: entre 11.500 y 8.000 años antes del
presente aproximadamente en las grandes planicies en el sur de los Estados Unidos"

(Boldurian & J.Cotter 1999:73 Traducción libre.)

En fechas cercanas a los 11.000 años antes del presente, finalizaba el último periodo interglacial y el nivel del mar estaba cien metros
más abajo tal como se ha indicado. En el Estado Falcón el entorno paleo ecológico era muy parecido al de Norteamérica.

Desde la Cordillera del sistema de Coro se extendía una llanura de doscientos kilómetros de ancho y la Isla de Aruba formaba parte de
tierra firme. Esta inmensa llanura costera drenada por una red de ríos y canales de agua dulce, poseía una rica variedad de flora que
abarcaba desde bosques selváticos, llanuras con herbazales, hasta interminables bosques de palmeras. Naturalmente esta riqueza
paradisíaca daba albergue a gran variedad de megafauna, así mismo a herbívoros más pequeños, anfibios, reptiles y aves.

Al comenzar el periodo clovisoide, el clima fue tornándose cada vez más seco y se incrementaron las llanuras con herbazales. Con
poca excepción, los cursos de agua se volvieron intermitentes, obligando la fauna a concentrarse en los sitios de fuentes termales, de
los cuales todavía podemos encontrar algunos activos en Paraguaná y en la zona costera del Edo. Falcón.

El cerro Sta. Ana posee la mayor elevación de origen volcánico en Paraguaná que constantemente es barrido por los vientos alisios del
Noreste, los cuales al estar cargados de humedad, condensaban agua dulce. Durante las sequías más severas, los cazadores clovisoides
y joboides mudaron sus establecimientos desde las tierras bajas a media falda del cerro Sta. Ana. También es posible que en ocasiones
la corriente de agua de El Cayude se desvaneciera, antes de llegar al pie de cerro, obligando al hombre a ir a su encuentro.

El Hombre formaba parte de la naturaleza, y sabía como obtener lo mejor de ella, y lo mejor entonces estaba en la terraza de El
Cayude. Allí obtenía temperatura idónea, sin plagas, mayor seguridad, árboles frutales cerca, vista panorámica del sur al este y al
oeste, lo cual ayudaría a planificar sus cacerías en la zona.

MATERIAL ARQUEOLÓGICO ESTUDIADO DE LA TERRAZA DE EL CAYUDE PERTENECIENTES AL COMPLEJO


CLOVISOIDES:

Percutores: .................................................5

Núcleos: .....................................................6

Hachas de mano: ........................................3

Hojas: ......................... ......................... .134

Proximales de hojas partidas: ..................72

Lascas: resultado de la talla para

dar forma a un artefacto: ........................921

Lascas: resultado de talla para

renovar el filo cortante de un artefacto:..283


Lascas fragmentadas............................2.590

Puntas clovisoides enteros .........................6

Proximales de puntas clovisoides ............38

Posibles distales clovisoides: ...................42

Hachas para enmangar............................... 5

Perforadores .............................................. 9

Trozos de pintura de color: rojo y

amarillo: .....................................................3

TOTAL PIEZAS: .............................. .4.174

PROCEDIMIENTO Y MÉTODOS DE ANÁLISIS UTILIZADO.

La colección de la terraza de El Cayude se compone de miles de artefactos de piedras talladas. Entre ellos podemos observar desde
lascas primarias hasta las puntas de dardos más sofisticadas. Lamentablemente artefactos hechos de hueso y madera no han podido
conservarse debido al acidez de los suelos. Nuestro interés lo enfocamos para analizar el complejo clovisoides de este (hasta ahora)
único sitio encontrado en Venezuela.

Antes de comenzar el detallado análisis y descripción como nuestro primer objetivo, hemos realizado un inventario de los miles de
artefactos que juntos representan el complejo ya mencionado.

Estamos conscientes que la mayoría de los arqueólogos están familiarizados con los diversos métodos a emplear en el análisis de los
artefactos líticos, también aceptamos, que si dos investigadores realizan el análisis del mismo conjunto, pueden llegar a distintas
conclusiones, por no haber tenido los mismos antecedentes culturales, o hasta por hechos que podrían juzgarse marginales como no
haber tenido oportunidad en su vida de utilizar un martillo, u observar el vaciado de una embarcación monóxila por los nativos del
Orinoco medio. Tales circunstancias pueden llevarnos a interpretaciones correctas o erróneas de la tecnología lítica, sus atributos y
sobre la función de los artefactos.

Para producir utensilios de piedra la tecnología varía mucho, a través de la evolución cultural del Hombre. Al comenzar se necesita un
núcleo y un percutor para extraer lascas del núcleo. La extracción puede efectuarse con un martillo duro o blando, con percusión
directa, indirecta o bipolar.

Para analizar y comprender los artefactos de piedra tallada, se requiere el uso de un área de estudio especializada, como es el análisis
lítico. Esta sub disciplina de la arqueología prehistórica nos puede proveer de significados para una mejor comprensión de la
tecnología lítica y su función tanto en lo económico, social, y ocasionalmente en lo ideológico, de culturas desaparecidas.

La cuidadosa reconstrucción de la tecnología lítica nos facilita la comprensión de la antigua subsistencia y de la paleoecología.

Debido a que el material arqueológico obtenido de la terraza de el Cayude no es producto de una cuidadosa excavación, sino
recolectado de la superficie, no es posible identificar y analizar al individuo prehistórico elaborando utensilios de piedra, sino el grupo
humano en general.

En la colección de la terraza de El Cayude hay muy poco desperdicio, hasta las lascas pequeñas con plano de percusión eliminado
fueron utilizadas como incrustaciones. Estas evidencias de máximo aprovechamiento de la materia prima no hemos podido observar
en ningún lugar de afloramiento rocoso, donde hay abundancia de materia prima.

Parte del gran número de utensilios elaborados y la poca cantidad de residuos nos ayuda a comprender como era un artefacto
determinado en un principio y como iba cambiando a través del uso, con la constante renovado de su filo cortante.

Debido a que el chert como materia prima importada era muy apreciada en la terraza de El Cayude, los clovisoides procuraban evitar
todo desperdicio. Por ejemplo; una hoja destinada a convertirla en punta clovisoide, a veces primero era utilizada como cuchillo,
luego, al renovar su filo cortante en la dirección apropiada, con el tiempo adquiría la forma deseada, una punta clovisoide. La
abundancia o escasez de la materia prima pudo haber decisivamente influido en la tecnología lítica, la clasificación del conjunto de
artefactos y analizándolos, trataremos de describir los atributos para determinar su naturaleza y expresarla desde el punto de vista del
arqueólogo.

RECURSOS DE LA MATERIA PRIMA LITICA

En el sitio arqueológico de la terraza de El Cayude hemos encontrado cuatro diferentes clases de piedra, de los que el Hombre
elaboraba sus utensilios.

De estas piedras diferentes detectadas y utilizadas en el sitio, sólo uno es originaria del lugar: es un granito gris, ocasionalmente de
color verdoso, con o sin incrustaciones de cuarzo lechoso. No fue utilizado por los clovisoides. Toda la materia prima utilizada por los
cazadores clovisoides en el lugar es exótica.

Entre la materia prima importada la más importante por su gran cantidad, debe mencionar el chert. Aparece con muchas tonalidades
puras o veteadas, desde color de miel traslúcido a marrón oscuro y también de color blanco. Su lugar de origen está ubicado 4
kilómetros al este en línea recta de El Cayude, cerca del poblado de Machuruca, donde existen importantes afloramientos del mismo
chert.

En segundo lugar, encontramos artefactos hechos en roca volcánica de ígneo plutónico que posee un color verde. Su lugar de origen
puede ubicarse en el lado noroeste de la isla de Aruba, único sitio, donde hemos podido comprobar la existencia de un afloramiento de
roca con estas características y existen volcanes – hoy en día inactivos -, de donde pudo provenir la materia prima que en principio se
encontraba en estado liquido.

Finalmente vale mencionar la presencia del cuarzo lechoso cuyo origen es muy común en Paraguaná, especialmente en el cerro Cano
y en el Pizarral, con excepción de los percutores líticos, de granito.

Toda la materia prima lítica que utilizaban los clovisoides, era exótica de la terraza de El Cayude y parece que no tenían impedimento
de obtener la mejor piedra volcánica de lugares tan distantes como Aruba.

En este punto de nuestro análisis es apropiado introducir la idea de que los paleoindio clovisoides utilizaban únicamente la materia
prima más fina disponible para elaborar sus utensilios de piedra. Esta observación de importancia antropológica nos indica, que para
obtenerlo probablemente había que organizar recorridos de grandes distancias para obtenerla, ó quizás los sitios se encontraban dentro
de los límites de los recorridos habituales de sus cacerías.

Durante el último periodo interglacial ocurrido en el hemisferio Norte, el nivel del mar estaba 100 metros más abajo que en la
actualidad, así, que la isla de Aruba formaba parte de tierra firme. La costa marina estaba ubicado a poca distancia al norte de Aruba,
donde comienzan las profundidades abisales por subducción entre placas tectónicas. Entre El Cayude y Aruba se extendía una llanura
de 80 kilómetros de ancho, que posiblemente formaba parte del terreno, donde los "clovisoides" practicaban la cacería.

De 8.000 a 11.000 años atrás, la Isla de Aruba era una península conectada en el lado suroeste con tierra firme, era un lugar
paradisíaco, con muchos recursos y debió estar habitado por un numeroso grupo de recolectores y cazadores marinos. Juzgando por la
gran cantidad de artefactos hechos de roca volcánica y de concha marina (strombus gigas) que hemos podido observar en numerosos
sitios en la zona costera y por su frecuencia parecía que vivían en simbiosis con los cazadores de tierra adentro, que probablemente
eran sus parientes. Evidencias encontradas indican que intercambiaban piedra de buena calidad, concha marina, sal y pigmentos
naturales entre otros.

DESCRIPCIÓN DE LOS ARTEFACTOS.

En principio todo artefacto tiene su origen en una lasca primaria desprendida de un núcleo.

Los clovisoides que habitaban la terraza de El Cayude en Paraguaná emplearon la tecnología mas sofisticada para producir utensilios
de diferentes clases de piedra.
Estudiando los atributos de los utensilios elaborados por la gente de clovisoide, en la terraza de El Cayude, estos nos revelan que
tenían una maravillosa unión con la naturaleza. De esto deriva el perfecto dominio y el aprovechamiento de lo que ofrecía su entorno.
También los admiramos por el gran conocimiento que tenían de la materia prima, por la tecnología desarrollada para trabajarla y por el
acierto en el diseño de los utensilios, que perfectamente correspondían a los requerimientos de sus necesidades.

En un complejo lítico la descripción de los artefactos tiene que reflejar fielmente el resultado de las investigaciones. El arqueólogo no
debe dejar de llevarse por el tentador camino de la fantasía. Cada conclusión debe tener suficientes y convincentes pruebas que se
ajusten a la realidad y generen un nuevo conocimiento sobre el tema, aunque esto haga más trabajosa la investigación.

PERCUTORES

En la terraza de El Cayude, los cazadores clovisoides utilizaron para la elaboración de los percutores el granito del lugar, cuyo peso
por volumen supera casi el diez por ciento a los de chert. Sus cristales se entrelazan de modo que lo hacen muy resistente a las
fracturas. Sus formas son esferoides por el uso, uno de ellos es ligeramente aplanado en dos lados opuestos, semejante a los que
encontramos en el periodo cultural cerámico. Sus superficies presentan pequeños cráteres causados por percusión. Sus medidas
diametrales varían entre 63 milímetros a 42 milímetros. Esta clase de esferoides fueron utilizados para extraer lascas de un núcleo con
el método de percusión directo. En el basal de las hojas o lascas pueden observar el remanente desprendido de la plataforma de
percusión, cuya forma nos indica que utilizaban un punzón de cornamenta o barra convexa con punta roma. Lamentablemente éstos
utensilios de huesos no han podido conservarse hasta el presente, y esto se debe a la acidez del suelo en donde se depositaron.

NÚCLEOS

Consideraremos núcleo un objeto cuya única función es: suministrar la materia prima para la elaboración de utensilios. Los núcleos de
cantos rodados o de un afloramiento rocoso, son cuidadosamente seleccionados, de acuerdo a la forma y el tamaño de los utensilios
que el hombre quería obtener de ellos.

Los cinco núcleos que encontramos en la terraza de El Cayude, tienen la plataforma de percusión ya preparada. Los núcleos fueron
facetados en todo su perímetro, dos de ellos presentan marcas en uno de sus extremos por haber sido utilizados como martillo.

En la terraza de El Cayude la extracción de lascas u hojas se efectúo con percusión indirecta utilizando el punzón de cornamenta con
punta roma, esferoide, cuyo diámetro queda registrado con el fragmento desprendido de la plataforma de percusión, en el reverso del
próximal de la lasca o hoja desprendida y así mismo en el borde de la plataforma de percusión del núcleo.

Para obtener hojas largas, delgadas y rectilíneas era preciso utilizar el método de percusión bipolar. Para emplear esta tecnología había
que preparar el núcleo, que tuviera forma de barril, con dos plataformas de percusión en el apex y también en su basal.

Otros núcleos con una sola plataforma de percusión al reducir su tamaño adquieren forma cónica, ocasionalmente puntiaguda en su
basal.

HACHAS

Hasta nuestros días el hacha nunca ha dejado de ser un artefacto muy importante en la vida del hombre. El uso del hacha aparece
desde muy temprano en la evolución cultural del hombre. En el periodo prechelense ya encontramos hachas de mano primorosamente
elaboradas por los Homo Erectus. Estas hachas poseen empuñadura facetada, ergonómica, que proporciona un buen agarre para la
mano. Ya en el periodo cultural Achelense comienza la talla bifacial de los artefactos y aparecen las hachas enmangadas. Estas últimas
pierden la empuñadura que es reemplazada con un filo cortante, que se extiende en todo su perímetro.

Es evidente, que para los cazadores clovisoides el hacha era un artefacto tan importante, como la punta de lanza, porque no sólo tenían
que matar un bisonte, mamut o un megaterio, sino también había que desollarlo y procesarlo. Para semejante tarea era preciso tener un
artefacto de alto rendimiento. Las culturas del Paleolitico medio en África utilizaban hachas de mano para éstos fines.
Los clovisoides en la terraza de El Cayude elaboraban hachas enmangadas de alto rendimiento, hechas de roca volcánica muy
resistente y de chert.

Tres de las hachas de la terraza de El Cayude presentan talla bifacial, tienen casi el mismo tamaño y peso, 180 m/m de largo por 140
m/m de ancho y 18 m/m de espesor, con peso de 600 gramos.

El enmangamiento en las hachas lo realizaban transversal o longitudinalmente. Desportillamientos y pequeños retoques en sus
márgenes laterales claramente indican la ubicación del filo cortante. Estas hachas debido a su utilización constante, requerían con
cierta frecuencia la renovación de su filo cortante, dejando claros indicios de la posición de su enmangado.

Las formas de las hachas enmangadas varía mucho. En la colección de la terraza de El Cayude las formas más frecuentes son, el
cuadranguloide con laterales ligeramente convexos, (barriliforme), el ovalado con basal trunco. Pero con el prolongado uso todas las
hachas se reducen de tamaño y se convierten en un pequeño artefacto de forma amigdaloide. Lo mismo sucede en el complejo joboide,
solo que el tamaño inicial de las hachas es más grande en el complejo clovisoide.

Nos sorprendió que en el excelente libro de Anthony T. Boldurian y John L. Cotter: Clovis Revisited 1999 no hablan de hachas.
Presentan dibujo de una bellísima hacha y lo catalogan como "núcleo móvil" de talla bifacial, a la que los cazadores transportaban a
zonas remotas, lugar de sus cacerías, lejos de toda fuente de materia prima. Y sí necesitaban un cuchillo o una punta de dardo, podían
utilizar el núcleo móvil para obtenerlo. Luego agregan:

" y sí no lo necesitaban, podían enterrarlo o almacenarlo en el interior del territorio para una futura ocasión."

(Boldurian & Cotter, 109; 1999. Traducción libre)

Es incomprensible, que las investigaciones realizadas en Norte América sobre los cazadores Clovis solamente hablan de puntas de
proyectiles y de cuchillos – raspadores, ignorando el resto del rico arsenal de artefactos, que están presentes en el complejo.

LASCAS PRIMARIAS

Consideramos como primarias, las lascas o hojas desprendidas de un núcleo con o sin plataforma de percusión, mediante el empleo de
cualquier técnica, sea percusión directa, con percutor duro o blando, o percusión indirecta. El tamaño de las lascas primarias puede
variar mucho.

La presencia de facetas en el anverso indica previo desprendimiento de lascas, o el anverso en su totalidad conserva su corteza con o
sin el remanente de plataforma de percusión. Como ya hemos mencionado, todo artefacto tiene su origen en una lasca primaria.
También había que preparar el núcleo para que la lasca primaria tuviera el mayor acercamiento a la forma del artefacto que deseaban
elaborar de él.

En la terraza de El Cayude los cazadores clovisoides hacían gala de sus conocimientos de tecnología: para elaborar una punta
clovisoide, desprendían del núcleo apropiado una hoja tan perfecta, que con unos pocos retoques pudo ser convertido en una punta
clovisoide.

LASCAS SECUNDARIAS

Generalmente tienen tamaño más reducido y podemos agruparlos según el origen de su elaboración.

El primer grupo incluye lascas y fragmentos, que son desprendidas de una lasca primaria, con el propósito de formarlo para
convertirlo posteriormente en un artefacto, empleando cualquiera de las técnicas antes mencionadas. La presencia de uno o más
facetas en el anverso indican que hubo un lasqueado previo.

El segundo grupo de lascas secundarias en general es el resultado de mantenimiento, reparación y modificación de utensilios ya
formados. Este mantenimiento incluía: la renovación del filo cortante, actividad que produce lascas; en uno de los extremos conservan
una pequeña sección del filo viejo formando así una cornisa o bulbo por la fuerza aplicada a presión con percutor blando.
El tercer grupo de lascas secundarias es el resultado de talla unifacial. En la terraza de El Cayude hemos podido observar en algunas
hojas delgadas utilizados como cuchillos la presencia de talla unifacial, realizada a presión.

La primera pasada producirá lascas, cuyo anverso es liso y el reverso mostrara una bulbosidad longitudinal convexa. La segunda
pasada producirá lascas con dos facetas en el anverso y la bulbosidad longitudinal convexa en el reverso, ocasionalmente su basal
conserva una pequeña porción en forma triangular del filo viejo. En la terraza de el Cayude hemos podido observar el empleo de la
talla unifacial solamente en hojas que presumiblemente fueron utilizadas como cuchillos.

HOJAS

La mayoría de las hojas de la terraza de El Cayude son angostas en relación a su longitud, esta relación varía de 1 : 2 hasta 1 : 5 o más.

La superficie del anverso presenta dos o más acanaladuras negativas (o facetas longitudinales paralelas o casi paralelas). En la
superficie del reverso ocasionalmente aparecen ondas, que marcan la dirección de la fuerza aplicada para lograr el desprendimiento de
la hoja. Con frecuencia el próximal de la hoja conserva una pequeña porción del borde de la plataforma de percusión, que
ocasionalmente se elimina para facilitar el enmangamiento de la hoja. Hay otra clase de hoja angosta, con sección trianguloide en
forma de cuña, con elevación suave al que llamamos cuchillo con espalda, llamado también “backed knife”.

"Las hojas son una subcategoria especial de lascas desprendidas de un núcleo"

Según lo definen Bordes y Crabtree 1969:39 (Traducción libre)

Ocasionalmente las hojas pueden ser resultado del trabajo de mantenimiento. Están caracterizadas por ser delgadas, curvas y en su
basal conservan una pequeña porción del filo viejo.

Entre las 134 hojas de la terraza del Cayude solamente 5 presentan talla bifacial en uno de sus laterales. Casi todas las hojas fueron
utilizadas como cuchillos y solamente en el terminal de su distal presentan renovación del sector activo con convexidad de 35º grados
aproximadamente. También encontramos hojas anchas de forma foliácea con plano de percusión eliminado. Su basal presenta
lasqueado adelgazante, para facilitar el enmangamiento.

Igual forma de hojas también están presentes en el complejo joboide, donde con el prologado uso se convierten en angostos raspadores
planoconvexos, en cuyo anverso podemos ver muescas cabalgantes como resultado de la repetida renovación del filo cortante y en
ocasiones también presentan pequeños canales que se forman por abrasión, y aparecen en forma diagonal respecto a su eje
longitudinal, por haber sido utilizado (posiblemente) por los cesteros.

PUNTAS DE PROYECTIL

Estos artefactos "puntas clovisoides" de la terraza del Cayude, entre enteros y fragmentados, suman 87 piezas. Presumiblemente los
más grandes serían utilizados como puntas de lanzas, y los pequeños como puntas de dardos para propulsor. Notamos en algunos
ejemplares, en su sector distal, márgenes laterales asimétricos, por ser utilizados como cuchillos. Entre las 87 piezas de artefactos
encontramos puntas que no poseen todas las características de los clovisoides. Si la punta es fragmentada, solamente el proximal nos
hace posible identificarlo con toda seguridad. En este conjunto hay puntas con el talón redondeado sin acanaladura. También hay
pequeñas puntas clovisoides, cuya silueta frontal nos recuerda los folsomoides, pero la acanaladura sola abarca la extensión de su
proximal.

Debido, a que toda la colección de la terraza de El Cayude fue recolectada de superficie, no es posible establecer, para su contenido un
orden cronológico.

¿Cuál punta era primera, la del basal redondeado o la del clovisoide o los pequeños folsomoides, o todos formaban parte desde un
principio del mismo complejo? Muchas preguntas quedan sin repuestas.
Basado en la morfología vemos que en el complejo hay tres categorías presentes. Si tomamos en cuenta la duración de este periodo
cultural en América (unos dos a cuatro mil años), tenemos que aceptar que debieron ocurrir cambios, al igual como ocurrió en el
complejo Joboide. Según el Prof. J.M. Cruxent, primero aparecieron las grandes puntas de lanza, después llegan las puntas de dardos
para propulsor, con un promedio de 86 mm de largo cuyo tamaño luego se reduce a un promedio de 45 mm de largo y en este punto
debió aparecer el fabuloso invento del arco y flecha, donde el peso de las puntas líticas se reduce aun más (Las Casitas, con
pedúnculo) y entrando al periodo cultural cerámico se convierten en puntas muy livianas, hechas de hueso de venado (en el Estado
Falcón).

CONCLUSIÓN

Como lo hemos mencionado, en el capítulo: "Ubicación geográfica del sitio clovisoide", en la terraza de El Cayude todavía existe
arcilla compactada de color beige – rojizo, donde podemos observar artefactos de chert en proceso de afloramiento. Sería importante
formar una comisión de profesionales multidisciplinarios, con el fin de efectuar un sondeo estratigrafico en el lugar, para realizar la
datación, con el fin de determinar la antigüedad del establecimiento de los clovisoides en la terraza de El Cayude.

En Venezuela aparte de la terraza de El Cayude fueron encontradas en varios sitios puntas clovisoides: Siraba (chert), Maitiruma
(chert), Valle de San Francisco (cuarcita), San José de Bruzual (chert).

En el sitio La Hundición, reportado por Sanoja y Vargas (1999:55)

..".es difícil en Venezuela publicar o diseminar ideas que presenten puntos de vista alternativos que cuestionen la
hegemonía clasista existente. Ello explica no solamente el que no existen museos nacionales de historia o
antropología, sino sólo museos de arte, sino también el que los textos que sostienen perspectivas críticas en teoría
social y los que se fundamentan en investigaciones históricas y arqueológicas que cuestionan la ideología
hegemónica de las historias oficiales, no hayan llegado a ser integrados, todavía en la enseñanza que se imparte en
las escuelas y liceos de Venezuela. El resultado de dicho proceso, hasta el presente, ha sido el empobrecimiento de
la información y de la formación sobre la historia nacional, reducida a un discurso desorientador que separa y
antagoniza al estudiante y al ciudadano común de su propia génesis como pueblo."

( Vargas-Arenas y Sanoja 1993:67)

Con la publicación de este informe sobre la presencia de los cazadores especializados clovisoides en Venezuela, queda demostrado,
que cazadores portadores de diferentes fases culturales se entrecruzaban durante el periodo Paleoindio superior y sus presencias queda
confirmado en todo el continente Americano.

Como resultado del continuo esfuerzo que realizamos dirigido a rescate arqueológico hemos encontrado nuevas evidencias de la
presencia de cazadores especializados clovisoides en la Peninsula de Paraguaná.

El 20 de noviembre del 2002 y acompañado por Eva Höfle, realizamos nuevamente un reconocimiento en la zona de Sirába,
Paraguaná.

Atravesando los terrenos muy erosionados de Pedro Juan Dávila y familia hemos encontrado artefactos clovisoides dispersos. Entre
lascas y hojas con retoques, encontramos cinco (5) proximales y dos (2) distales típicamente clovisoides de chert blancuzco muy
penetrado, por haber estado en la intemperie por tiempo prolongado.

Los artefactos presentan hechura más rústico, como los encontrados en el sitio de la terraza de El Cayude.

Las coordenadas del sitio son: N 11º 48´ 14 W 69º 56´ 84" 85 mts s.n.m.

RESCATE ARQUEOLÓGICO
El rescate arqueológico que estamos realizando consiste en proyectar y efectuar exploración de campo, realizar un inventario de los
sitios localizados, su ubicación y su contenido, además recolectar muestras sin alterar el contexto del sitio, si hay peligro inmediato de
ser destruido

En el laboratorio las muestras son estudiadas, catalogadas y preparadas para exposición museística permanente. Además, nos
ocupamos también de elaborar un informe para las autoridades y para el público en general.

Nuestro proyecto de rescate arqueológico de superficie lo hemos dirigido a regiones que forman parte de la franja árida pericaribeña
en Venezuela, donde por erosión de las capas sedimentarias del cuaternario, la arqueología ha aflorado en la superficie, quedando
expuesta a los elementos en la intemperie, corriendo peligro de ser destruidos. Entre los elementos más perniciosos figuran: la acción
"eólica", los vientos alisios cargados con polvo abrasivo, las lluvias ácidas, los rayos solares, la erosión laminar y la erosión regresiva.

Nosotros estamos trabajando desde hace más de treinta años en Venezuela en pro del rescate arqueológico de superficie. En varias
ocasiones ha sucedido que, por falta de tiempo, no hemos podido efectuar el rescate de algún sitio "en peligro", y poco tiempo
después, cuando tuvimos oportunidad de regresar, ya no hemos encontrado nada - el sitio había desaparecido.

Debemos aceptar la triste realidad, que en el Estado Falcón aparte del CIAAP de la UNEFM, ningún otro centro de investigación ha
logrado organizar un rescate arqueológico más o menos sistemático de periodos culturales pre-cerámicos en Venezuela. Ello pues,
contribuye a implementar medidas urgentes en tal sentido.

RESCATE CULTURAL

A través de los restos culturales arqueológicos estudiamos también las sociedades de los aquellos hombres que los crearon en un
remoto pasado. Con la investigación adquirimos conocimiento que nos permite encontrar las claves para planificar un futuro más
exitoso.

Los estudios del paleoindio en Venezuela, han sido realizados por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y el Centro
de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas de la Universidad Nacional Experimental Francisco Miranda,
quienes pueden considerarse pioneros en esta ciencia. Hasta el momento todas las publicaciones internacionales, al tratar el tema del
Poblamiento primitivo de América, citan los trabajos de investigadores venezolanos, especialmente los realizados por la UNEFM.

Las investigaciones confirman, no obstante, la situación de crisis actual, la poca comprensión de algunas personas, que consideran los
estudios, como no prioritario para las ciencias del Hombre, especialmente el estudio de las culturas pre-cerámicas ha quedado sin
apoyo, en Venezuela.

"La manipulación política de la historia venezolana supone también la sustentación de los mecanismos de poder en
sus dos vertientes: política y social, y lo que hace posible este poder es el orden social clasista que descansa en el
dominio económico. Lo relevante de ese proceso se sustenta en los privilegios de una burguesía que necesita alienar,
descalificar históricamente a los demás habitantes del país, para poder actuar de manera hegemónica. Es de esta
manera, como la ideología ha cumplido un papel estratégico en la estructuración del poder y en el sostenimiento y
reproducción de dicho poder. Es por ello que las historias oficiales, lamentablemente, también proyectan hacia los
venezolanos imágenes negativas sobre sus orígenes sociales: el salvajismo y la pereza de los indios, la herencia
esclavista y la vulgaridad de los negros, o la indisciplina y la corrupción moral aportada por los castellanos."

(Vargas-Arenas 1995:49)

Quienes programan las actividades de los centros de investigación antropológica, (en Venezuela) prefieren no tocar tema sobre los
orígenes del Hombre Americano.

Jacqueline Clarac en su trabajo publicado en el Boletin Antropológico y titulado “La Construcción de la Antropología en Venezuela”
acertadamente nos dice una gran verdad:

"...el Venezolano no puede hablar de sus antepasados indígenas, o africanos, porque considera que es avergonzante
tener tales antepasados, pero tampoco puede hablar del Español, como antepasado, pues desde la gesta de Bolívar el
español ha sido también rechazado como conquistador sangriento, colonizador culpable de etno y genocidio...
aunque trajo "la civilización". Todo niño Venezolano es educado dentro de esta ideología que lo incapacita
finalmente para la creatividad..."

(Clarac, 1993:28)

El investigador Richard Leakey casi veinte años atrás sentía la necesidad de crear exposiciones de Paleo-arqueología permanentes y
dice:

"...sostengo que con la creación de Museos Arqueológicos podemos ayudar a configurar una identidad nacional en
los países jóvenes, aunque por desgracia esto es algo que no suele entenderse ... a través de exposiciones y
programas es muy posible fomentar el interés en la ciencia y el orgullo en una identidad cultural nacional".

(Leakey R.1986:126)

Al investigar los orígenes del Hombre Americano a través de los restos culturales que nos han legado, hemos encontrado suficiente
evidencia, como para intentar a reemplazar este sentimiento de "vergüenza étnica". Por tal motivo, proponemos sustituir la ausencia
de valores antropológicos y arqueológicos con el sentimiento de orgullo de nuestros orígenes mostrando sus valores, a través del
establecimiento de exposiciones museísticas permanentes.

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