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Revista Vanguardia Nacional: Edición N°1 (4to trimestre)

Portada: Gilberto Alzate Avendaño


Dirección: Carlos Fernando Rodríguez
Diseño y diagramación: Camilo Ubaque
Colaboración: Israel Lira,
Bogotá ● Colombia
vanguardiacepc@gmail.com

ACLARACIÓN
Vanguardia Nacional aclara que es un centro de estudios que expone publicaciones libres
e independientes sin filiación de ninguna clase a partidos políticos o algún movimiento, a
su vez, que es meramente académico y cultural, abanderando el estudio científico y objeti-
vo tan necesario para las ciencias sociales, políticas y económicas. El fin es rescatar ele-
mentos válidos de estudios objetivos de las teorías emergentes en la modernización,
adaptando alternativas a contextos nacionales, como es a Colombia▲
V A N G U A R D I A N A C I O N A L

SENSIBILIDAD LEOPARDA Y EL ESTADO ÉTICO


El siguiente ensayo fue escrito por el Director de Revista Vanguardia Carlos Fernando Rodríguez,
estudia Ciencias Sociales en la Universidad de Caldas, y ha sido el tanque de pensamiento de la
Cuarta Teoría política en Colombia. Su escrito ha acaparado la atención por ser el primer manifiesto
nacionalista, que desde la superación de teorías políticas como liberalismo, marxismo y fascismo ha
logrado posicionarse como la materialización auténtica del pensamiento colombianista y patriótico.

Sin duda alguna una obra en la cual nos hemos fundamentado en el Centro de Estudios Políticos
para la Colombianidad, tan amplia que merece su atención y que nosotros recomendamos en una
lectura fácil de digerir y que servirá para este gran proyecto nacional.
SOBERANÍA
ÉTICA Y COLOMBIANIDAD
ELEMENTOS PARA LA CONCEPCIÓN DE
UN NUEVO ESTADO-NACIÓN COLOMBIANO

“Es fácil comprobar que la historia colombiana tiene renacimientos y letargos, albora-
das y crepúsculos, según predomine el conductor Bolivariano o se impongan los nota-
bles granadinos. Con aquel el país despierta y con estos se echa a dormir”
Gilberto Alzate Avendaño

RESUMEN nuevo Estado entendido como un gran entramado axio-

En la fase actual de globalización económica y conver- lógico que pivota sobre tres grandes categorías: sobe-

gencia cosmopolita de los pueblos, concurrimos a la ranía, ética y colombianidad. Como pretensión final del

transformación generalizada de los Estados nacionales artículo se desarrolla una reflexión integrada sobre la

hacia una estructuración multiescalar de poderes que soberanía en tanto eje problemático, como esbozo de

ha transmutado las relaciones entre lo local y lo global un nuevo entendimiento sobre la misma, todo ello en

en una nueva integración político-económico-cultural función de preparar una propuesta alternativa de con-

que rebasa a la figura tradicional del Estado-nación. temporaneidad e integración global.

Frente a esta progresiva disolución negativa de la so-


beranía, identidad y autoridad del estado nacional se INTRODUCCIÓN

hace necesario una reelaboración filosófico-política del Sobre soberanía han hablado numerosos autores como
objeto en cuestión, por lo que se abordan los paradig- numerosas han sido sus visiones y propuestas frente a
mas “espirituales” del Estado desarrollados en la mo- uno de los elementos más relevantes de la evolución
dernidad como vía a la creación teórica de un nuevo política en la modernidad. Si rastreamos sus nombres
Estado ético bajo elementos epistemológicos de la no podemos sino encontrarnos con los padres mismos
cuarta teoría política. Esta concepción se ensalza sobre de la modernidad política: Hobbes, Bodino, Maquiavelo,
una reflexión metapolítica a diferentes niveles y en Locke, Rousseau, Sieyès, entre otros. Este concepto -
torno a un entendimiento específico sobre el hombre, la esencialmente moderno- tiene multiplicidad de acepcio-
historia, el Estado y las identidades colectivas como nes. Desde aquellos que sostienen que la soberanía
elementos necesarios para la configuración teórica del está en el pueblo, hasta quienes la comprenden en el
Estado; de la concepción de la soberanía por derecho bal, la sociedad de riesgo, la sociedad civil transnacio-
divino devenida en la figura del monarca, a la sobera- nal, <<nuevos movimientos sociales, políticas de identi-
nía que anida en la nación. Aun así, más allá de la di- dad que unen a grupos étnicos, de género, religión,
versidad teórico-política que con el tiempo ha adquirido generación, entre otros>>[1]. Además del auge de las
la soberanía, la mayoría de analistas convienen en ad- autoridades múltiples en torno a ideas, identidades,
vertir que la soberanía del Estado-nación en la fase problemas de área y mercados, ilegales, étnicas, y de
actual de globalización está en crisis, que cuando me- comunidad internacional [2]. En efecto el Estado-nación
nos esta perturbada y los más moderados hablan de se ve sobrepasado –por debajo, a lo largo, por encima-
nuevas articulaciones de poder, una soberanía mutada. por grupos e instituciones que condicionan y alteran su
Investigadores como la colombiana Clara Inés Arambu- otrora soberanía monolítica. Estas entidades van desde
ro Siegert, señalan como las dinámicas de la globaliza- la legalidad (DIH, ONU, OEA, OTAN) hasta la ilegalidad
ción afectan el poder, autonomía y soberanía del Esta- del crimen internacional (terroristas, bandas armadas,
do. A este respecto la autora indica tres enfoques: narcotráfico). De las entidades económicas transnacio-
1) el debilitamiento de la autoridad soberana del nales como el FMI, el Banco Mundial, y las corporacio-
Estado; 2) el refuerzo o fortalecimiento de la autoridad nes multinacionales; al ejercicio de la dominación por
estatal; 3) la emergencia de nuevas organizaciones de parte de las potencias militares y la hegemonía esta-
cooperación y alianza entre los Estados nación; el sur- dounidense. En términos culturales el mundialismo o
gimiento de ensamblajes conformados con componen- cosmopolitismo devenido por la integración global del
tes de orden global, y del Estado (…) y de componen- capitalismo y la tecnología de la comunicación se ha
tes de nivel subnacional (Siegert Aramburo, 2013, desenvuelvo en fenómenos como el multiculturalismo,
p.198). el turismo masivo, la hiperconectividad, el flujo interna-
Como factores deconstructivos la autora señala - cional de bienes y personas y las migraciones masivas
citando al sociólogo Michael Mann- el capitalismo glo- inducidas por la guerra y la desestabilización de las
naciones del mal llamado tercer mundo. Frente a este
estado de cosas la nación como integridad cultural y
unidad identitaria se acerca progresivamente al mito o
espectro fúnebre pues la regla hoy es la open society y
el laicismo radical. Surge por lo tanto la necesidad de
una nueva reivindicación de la nación y el Estado en la
forma de un nuevo nacionalismo como alternativa a la
dinámica unipolar de globalización y en función a la
visión geopolítica de un mundo multipolar. Nos pregun-
tamos por lo tanto ¿Cuáles deben ser los fundamentos
teórico-políticos para la constitución de un nuevo nacio-
nalismo que procure la soberanía política, económica y
cultural de Colombia en los tiempos de globalización
contemporánea? En el presente ensayo sostenemos
que el camino hacia esta nueva soberanía debe ser
configurada por el eje primordial: nuevo Estado ético,
identidad nacional y comunidad organizada.
Identidad nacional, Estado ético y comunidad
organizada
EL ESPÍRITU DEL ESTADO: ¿CONFESIONAL, tud cualitativa como valor en la consecución del bien
LAICO O ÉTICO? común. Así quedó estipulado gracias a la ley estatuta-
Uno de los conflictos capitales en la construcción de ria 133 de 1994:
los modernos Estados nacionales ha sido la elección Ninguna iglesia o confesión religiosa es ni será estatal.
de su constitución espiritual, esto es, si este ha de ser Sin embargo el Estado no es ateo, agnóstico o indife-
rente ante los sentimientos religiosos de los colombia-
confesional o laico. En el confesional el Estado brinda nos. El poder público protegerá a las personas en sus
creencias, así como a las iglesias y confesiones reli-
un espacio central a la religión oficial gobernando se- giosas y facilitara la confesión de estas y aquellas en
gún los preceptos morales de la iglesia y de la mano la consecución del bien común. De igual manera man-
tendrá relaciones armónicas y de común entendimien-
con esta. En el secular o laico por el contrario se procu- to con las iglesias y confesiones religiosas existentes
en la sociedad colombiana [5].
ra la division del Estado y la iglesia sin imposición de
alguna religión oficial a los ciudadanos. A este conflicto Paralelamente al modelo de Estado secular se

del clericalismo/anticlericalismo Colombia no fue ajena, desarrolla el paradigma ético, intrínseco a la evolución

pues el primer siglo de vida de la nación estuvo condi- del Estado moderno. Según el filósofo y jurista católico

cionado por la guerra civil entre los partidarios del esta- Miguel Ayuso la construcción moderna del Estado se

do confesional –generalmente los conservadores-, y los desarrolla a través de cuatro hitos: 1) La ruptura religio-

liberales que defendían el modelo de Estado secular. sa del luteranismo – división de la gracia y la naturale-

Con la victoria de la regeneración conservadora se im- za. El príncipe debe gobernar como príncipe y no como

pone la constitución de 1886 donde se concebía a la un fiel de su religión. 2) Ruptura ética de Maquiavelo –

nación como fundamentalmente católica. La iglesia te- división de la moral y la política. El gobierno es consi-

nía un rol central en el ordenamiento social y la educa- derado en el sentido netamente técnico y se abstrae de

ción además de contar con exención fiscal y jurisdic- la ética. 3) Ruptura política de Bodino – el gobernante

ción eclesiástica. El problema de esta constitución es no depende de otra instancia más que de su espada.

que no reconocía la identidad cultural de otras pobla- Todos los poderes de la sociedad quedan concentra-

ciones como las indígenas y negras que no adscribían dos en la figura del monarca. 4) Ruptura jurídica de

al catolicismo como fuente vital de su identidad ances- Hobbes – vaciamiento de la sustancia comunitaria del

tral. Se debe además señalar que los derechos de los orden político por el contrato social [6].

nacionales estaban en función de su confesión religio- El Estado moderno se construyó sobre la pretensión

sa y moral, practicando el Estado la censura a quienes de alcanzar la neutralidad política negando la morali-

consideraba enemigos morales de la patria. Con la dad cristiana inherente a ella en la época medieval para

constitución de 1991 el Estado cambia de paradigma al generar un artefacto centralizado de control y orden

asumirse en una “sana laicidad” [3] que reconoce la social y no tanto como proyección de las relaciones

libertad de consciencia e igualdad de cultos: sociales comunitarias y los principios morales que les
Artículo 19: Se garantiza la libertad de cultos. Toda regia. El modelo ideal fue el Estado ético, moralmente
persona tiene derecho a profesar libremente su reli-
neutro pero al tiempo monopolizador y generador único
gión y a difundirla en forma individual o colectiva. To-
das las confesiones religiosas son igualmente libres de la ética. Si bien Rousseau fue el primer teorizador
ante la ley [4].
del Estado ético, su máximo desarrollador fue Hegel:
Sin embargo la constitución del 91 da un paso ade- El Estado es la realidad de la idea ética; es el espíritu
lante al imperante paradigma del Estado neutro liberal. ético en cuanto voluntad patente, claro por sí mismo,
sustancia que se piensa y se conoce, y que cumple lo
Frente al laicismo radical que pretende negar los valo- que él sabe y como lo sabe. En lo ético, el Estado
tiene su existencia mediata, y esta consciencia de si
res religiosos y morales de los ciudadanos en la partici- por medio de los sentimientos, tiene su libertad sus-
pación política, el Estado reconoce los sentimientos tancial en él, como su esencia, fin y producto de su
actividad (Hegel, 1968, §257, P.212).
religiosos tradicionales de los colombianos en su pleni-
El Estado es la realización fáctica del espíritu ético
de la sociedad civil. La ética ya no es solo una ideali-
dad sino realidad, entidad de hecho que cuenta con
sus propios medios materiales a través del Estado.
El Estado, como la realidad de la voluntad substancial
que esta tiene en la autoconsciencia particular elevada
a su universalidad, es lo racional en sí y para sí. Esta
unidad sustancial, es autofinalidad absoluta, inmóvil,
donde la libertad llega a su derecho supremo, así co-
mo este fin último tiene el más alto derecho frente a
los individuos, cuyo deber supremo es el de ser miem-
bros del Estado (Hegel, 1968, §257, P.212).

Debemos entender, el Estado no es entendido aquí


El Estado ético como estructura jurídico
como el simple aparato de coacción sino como realiza-
social de la colombianidad
ción máxima de las relaciones interpersonales en una
Se trata de la voluntad que es intervoluntad, del sujeto
sociedad concreta. El Estado en Hegel está constituido
que es intersujeto, del pueblo libre solo en el cual se
por tres momentos capitales: El derecho formal realiza la razón que es la voluntad racional. La volun-
tad-razón. El sujeto que es el intersujeto, lo racional en
(universal abstracto), la moralidad (particular concreto) sí y para sí. (Pérez Crespo, 2007) [7].
y la eticidad (universal concreto).
Este paradigma que convierte al Estado en la socie-
El primer momento, el del universal abstracto, corres-
ponde al derecho abstracto o formal que históricamen- dad total derivó en los dos primeros totalitarismos: el
te Hegel ubica en el imperio romano y en la sociedad Estado comunista y el Estado fascista. El primero bus-
feudal. El segundo momento, el de la particularización,
corresponde a la moralidad. Se trata del particular, caba la solución de los conflictos de clase a través de
miembro de la sociedad civil. Históricamente corres-
ponde a la modernidad en la que aparece el individuo la dictadura del proletariado. Según Carl Schmitt el Es-
como tal y se desarrolla la moral del individuo, es de- tado de excepción socialista es un artefacto fundamen-
cir, la moral kantiana, que Hegel se encarga aquí de
criticar. El tercer momento es el del universal concreto, tado en la filosofía histórica del marxismo cuyo fin máxi-
es el de la eticidad. Se trata del rico contenido ético
del pueblo. Universal y particular se superan en el mo es desalojar a la clase capitalista de la evolución de
mundo de las costumbres, los valores, las institucio- los tiempos y alcanzar así el anhelado fin de la historia,
nes, las leyes, finalmente en el Estado. (Dri, 2000,
p.220-221). el paraíso humano en la tierra [8]. El Estado ético so-

En el Estado ético hegeliano se sintetiza la idea de cialista pretendía abstraerse de la moral cristiana y la

derecho formal, que proviene de una concepción gené- religión -opio de las masas según Marx- declarándose

rica del hombre y las relaciones jurídico-sociales, y la no solo ateo sino radicalmente anticlerical, perseguidor

moralidad como conciencia particular del individuo, de la religión y el nacionalismo.

desembocando en las relaciones sociales como reco- Por su lado el Estado fascista -al contrario de la típi-

nocimiento mutuo de las voluntades que mediadas por ca opinión de la historiografía marxista ortodoxa que

la costumbre y las tradiciones comunes se realizan de concebía al fascismo como reacción de la burguesía-

manera superlativa en el Estado, entendido este como también seguía la línea hegeliana del Estado. La con-

proyección jurídica de la voluntad del pueblo quien es- cepción fascista era la del Estado ético totalitario, pro-

tablece así el contenido de su libertad. El Estado es yección política institucional de la consciencia histórica

convergencia racionalizada de las voluntades en un de un pueblo determinado.


El Estado ético del fascismo no es el Estado agnóstico
contexto cultural específico. Las tradiciones o conteni-
del liberalismo. Su ética deriva de la espiritualidad,
dos culturales son la inmediatez de la idea ética mien- una personalidad que es consciencia, un sistema que
es voluntad. El Estado es la voluntad de la nación
tras que el individuo a través de su conciencia y emo- completa y por ende de su inteligencia (…) El Estado
ético fascista, por su forma espiritual, es voluntad.
ciones es la mediatez de la eticidad.
Hablar de sistema es hablar de pensamiento, historia
de un pueblo reunido en el fuego viviente de una con- social – sin la sociedad el ser humano no sabe si es o
ciencia activa y actual. El Estado es la gran voluntad no individuo, y si el individualismo es o no el más alto
de la nación y por tanto su inteligencia [9]. valor- el individuo aprende que él es un individuo, una
persona particular, solo en una sociedad en la que
En el Estado se realiza el destino histórico de un domina la ideología liberal, que realiza la función de
medio ambiente en la operación. Así que aquello que
pueblo que adquiere consciencia de sí mismo. El Esta- niega la realidad social y afirma la individual también
do es consciencia y es voluntad de la estirpe que se posee en sí mismo una naturaleza social. En conse-
cuencia el liberalismo es una ideología totalitaria que
erige en ley. Es la síntesis de los valores y el máximo insiste, por métodos clásicos de propagando totalita-
ria, en que el individuo es la instancia suprema
espacio de la libertad, la elevación de la consciencia (Duguin, 2017) [10].
nacional a lo universal pero desde su personalidad. El
El Estado neutro deviene en el Estado débil poslibe-
totalitarismo fascista concebía a la nación como pro-
ral que relativiza las diferencias culturales y las nivela
ducto del Estado, por lo tanto este no solo se limitaba a
por lo bajo igualándolas y homogenizándolas al enaje-
regular y establecer normas sino a educar a sus indivi-
narlas de sus respectivos valores morales y poder polí-
duos en una forma cultural específica y restrictiva. El
tico. El modelo radical laicista del Estado en su preten-
Estado alberga toda la soberanía, el monopolio de los
sión de neutralidad niega la identidad axiológica de la
valores y el pueblo simplemente debe reconocerle y
nación y establece un espacio político universalista
subordinarse. Por ello Mussolini en su doctrina del fas-
donde hasta la cultura más ajena al espíritu nacional
cismo dice: “Todo en el Estado, nada contra el Estado,
tiene valor de igualdad a las expresiones culturales au-
nada por fuera del Estado” (1937, p.19).
tóctonas. Al imponer una ética abstractamente univer-
Con la caída del fascismo en 1945 y el socialismo
salista que censura sistemáticamente todo aquello que
soviético en 1991, el liberalismo se erige como único
se le oponga, el nacional queda marginado a un extra-
amo soberano de la escena política y económica en
ño en su propia nación. Si sumamos a esta nefasta
gran parte del globo. El modelo máximo del Estado en
ecuación el mercantilismo utilitario y la apoliticidad in-
el liberalismo –aparte de la tesis del Estado mínimo- es
herente al liberalismo, tenemos como única consecuen-
el Estado neutro liberal, que según Ayuso es la degra-
cia lógica la muerte de la soberanía y la identidad de
dación posmoderna del Estado ético hegeliano. El Es-
los pueblos. Si entendemos con Lira (2017) al Estado
tado neutro liberal enajena totalmente de si mismo los
como <<el instrumento (vehículo) mediante el cual los
valores morales de la sociedad, es el secularismo radi-
ciudadanos (motor) ejercen poder sobre sí mismos y
cal el laicismo negativo. El Estado se afirma como úni-
sobre los demás>> [11] es decir, como el medio a tra-
ca autoridad moral pero concibiéndose contradictoria-
vés del cual una nación cultural deviene en una nación
mente a sí mismo como amoral. Es el Estado inmoral
político-jurídica [12]; la expoliación del Estado que reali-
que pretende moralizar a la sociedad civil en una suerte
za el liberalismo a la nación cultural impide que ésta
de religión laica políticamente correcta que vacía lenta-
realice su gobernanza, consciencia y la
mente los valores morales del pueblo, minando al tiem-
“autodeterminación de su voluntad” [13], en suma, le
po su propio fundamento metapolítico. Acá el liberalis-
roba la posibilidad de llegar a ser un auténtico Estado
mo se transforma, en palabras de Aleksandr Duguin, en
nacional soberano.
el tercer totalitarismo. El hombre, la sociedad, la econo-
Hasta ahora hemos presentado cuatro paradigmas
mía, el Estado, las identidades solo pueden existir con-
de Estado que en nuestra opinión se muestran nefas-
forme al paradigma liberal individualista y la sociedad
tos o cuando menos obsoletos. El confesional por re-
de consumo.
presentar la injerencia de una institución extranjera en
Por lo tanto, el propio hecho de declarar al individuo
como el valor más alto y la medida de todas las cosas la soberanía del Estado. Por tomar un solo aspecto de
(liberalismo) es en sí mismo una proyección de la so- la realidad humana (la religión) y erigirlo como regla de
ciedad, es decir, una forma de influencia totalitaria y
de inducción ideológica. El individuo es un concepto
enculturación nacional, la imposición de un credo. El comunitario e histórico. En cuanto ético, el pueblo com-
socialista por comprender la historia y el hombre como prende su ley existencial, y en cuanto Estado, la organi-
dividido en clases en permanente conflicto por los re- zación institucional de su voluntad. Como unidad total
cursos, el materialismo histórico. El ético fascista por de los espíritus, el Estado no es ya solo un simple arte-
reducir la nación al Estado y el hombre a la raza, el facto sino interprete máximo de la voluntad integral de
Estado totalitario. Y el neutro liberal o laicista por expo- la nación y en tanto voluntad devenida en derecho el
liar a las naciones de su identidad y reducir la sociali- Estado se convierte en la suprema instancia de su li-
dad humana a las relaciones de puro interés mercantil, bertad. En sí mismo contiene todas las relaciones, ten-
el economicismo capitalista. Ante un panorama tan res- siones y contradicciones de la sociedad, por lo tanto su
tringido de elección política se nos impone la necesidad deber es de ser el realizador incontestable del orden, la
de buscar un camino radicalmente alternativo y revolu- paz y la justicia. El estado es la inteligencia del pueblo
cionario a lo hasta ahora construido. La anterior exposi- y el pueblo es la consciencia del Estado siendo al tiem-
ción nos ha llevado a considerar que esta vía alternati- po portador de una misión histórica, una idea civilizato-
va pasa por la renovación del Estado ético bajo un nue- ria que le anima y la cual promueve. El pueblo como
vo paradigma epistemológico: la cuarta teoría política y Estado es principio y fin de su voluntad organizada, y
su aplicación al contexto colombiano. A continuación se por lo tanto solo en el Estado la nación encuentra su
expondrán los materiales básicos para la elaboración soberanía como realidad total diferenciada en la comu-
de esta nueva teoría política en Colombia. nidad de los pueblos: su identidad nacional.
Según Hegel el individuo era la instancia más pobre
EL NUEVO ESTADO ÉTICO de la persona en tanto que abstraída de la pertenencia
Para la realización de esta nueva concepción políti- social solo puede realizar su identidad a través de la
ca debemos rescatar en primera instancia el significado mercancía. El Estado en sí mismo alberga todas las
de Estado ético en su pura esencialidad conceptual, organizaciones y relaciones sociales como fases con-
misión por la cual la hemos definido sintéticamente de secutivas de la realización del pueblo. En el Estado
la siguiente manera: ético converge la universalidad abstracta, la idea del
El Estado ético es la realización máxima de las virtu- hombre “en-sí”, y la particularidad concreta, el ser “para
des y valores que erige un pueblo en la forma de su ley -sí” en la moralidad de la consciencia individual. El re-
suprema. Esta ley es autoconsciencia y racionalidad sultado es la universalidad concreta, el ser racional “en-
superior de su ser como pueblo, es decir, como huma- sí-para-sí”, la eticidad en su plenitud que se realiza en
nidad en un espacio y tiempo específico devenida en los valores, códigos, costumbres, lenguaje, institucio-
instituciones, usos, valores y costumbres únicas. En el nes, leyes, y tradiciones de un pueblo particular cuya
Estado ético converge en superación dialéctica su parti- máxima expresión es el estado: síntesis suprema de lo
cularidad como pueblo y su universalidad como huma- universal y lo particular. En el sentido de la eticidad
nidad. En la ética el pueblo encuentra el sentido de su cada pueblo encuentra su ethos, el hogar de su ley mo-
ser, en la tradición el motor de su perpetuación, en la ral. En oposición al modelo absolutista o imperialista
razón la dirección de su progreso, en la ley la estructu- que aplastaba al individuo en beneficio del Estado, o el
ra de su organización, y en la fuerza su realización en liberal que subordina la comunidad política al individuo,
el mundo. Síntesis de los valores supremos del hombre en el Estado ético los intereses del individuo se ven
y la alteridad axiológica del pueblo, el Estado compren- realizados al pertenecer a una comunidad política.
de todas las expresiones del espíritu nacional, por lo
tanto es la instancia más alta de la persona en su ser
METAPOLÍTICA Y CONFIGURACIÓN TEÓRICA históricas. El hombre existe en situación, es decir, en

DEL NUEVO ESTADO relación con aquello que lo rodea y posibilita su existir.

La creación de este nuevo paradigma del Estado No existe una radical diferencia entre el hombre y el

colombiano se basa en la articulación multiescalar y mundo como sostenían la metafísica clásica y la teolo-

vertical de tres niveles metapolíticos: 1) el universal gía cristiana; el ser no es ente absoluto, indeterminado

metapolítico conformado por una concepción total del y metafísico. El ser del hombre no es inmóvil y finaliza-

hombre y la historia [14]; 2) el metapolítico nacional que do de una vez por todas, por el contrario el hombre es

comprende el espíritu y la identidad de la nación; 3) el proyecto inacabado –solo se acaba en la muerte-, vo-

metapolítico Estatal o fundamento filosófico-político del luntad que siempre está construyéndose a sí misma

Estado ético. A su vez de estos tres niveles surge una como posibilidad infinita. No existe el ser por fuera del

axiología propia que se sintetiza en el Estado ético na- hombre pues el hombre es el portador del ser como

cional. ente que conoce, valora y pregunta por el ser mismo.


El Dasein es, según Heidegger, el ser humano enten-
1-Universal Metapolítico: está constituido por dido como “ser-ahí”, como único ente capaz de pre-
una compresión específica del hombre y la historia, que guntar por el ser y que es a la vez ser-en-el mundo,
ser-en-el tiempo y ser-con-los otros (Alsina Calvés,
en el caso que nos convoca concebimos en el marco 2017) [15].
de una cuarta teoría política.
Al tiempo el hombre no existe por fuera del mundo
El hombre: En términos de la noción antropoló-
como absoluto diferenciado, sino embebido de relacio-
gica ya no entendemos al hombre en el sentido del indi-
nes con otro: el mundo, sus leyes y las cosas; la histo-
viduo cartesiano o el buen salvaje de Rousseau; el
ria y sus condiciones; la comunidad, sus códigos y
hombre esencialmente como individuo que funda el
afecciones.
individualismo de la primera teoría política, el liberalis-
El ser-en es un constituyente fundamental e irreducti-
mo. No es tampoco el hombre-clase del marxismo, ble de nuestra existencia (…) En primer lugar el Da-
sein no es una “cosa”, no es un ser dado y concluso,
aquel que era determinado en cuerpo y alma por su sino que es proceso, existencia, drama. Parafrasean-
do a ortega “no tiene naturaleza (más que la biológica)
posición en el sistema total de la producción económica
sino historia”. Pero al ser-en-el-mundo esta enraizado
y la lucha de clases del materialismo histórico, concep- en una familia, en una comunidad, en un territorio, en
una tradición, en una historia. No es anterior a estas
ción antropológica de la segunda teoría política, el so- realidades, sino que estas forman parte del mundo, y
el Dasein es el ser en el mundo (Alsina Calvés, 2017).
cialismo. En cuanto al nacionalismo tercerposicionista o
tercera teoría política la concepción del hombre es un En estos términos descubrimos al hombre como
poco más variada según el movimiento nacional que la esencialmente colectivo, arrojado al mundo como presa
elabore. Aun así se podría reducir su antropología a la de las condiciones socio-históricas que conmueven su
fórmula del hombre como producto de la nación, el Es- obrar. El lenguaje, la familia, los otros, el orden político
tado o la raza. Individuo, clase, o nación-raza todos y social pre-existen al individuo, moldean su forma de
estos paradigmas antropológicos convergen en un pa- concebir y ser en el mundo situándolo en un lugar y
tológico reduccionismo materialista que fragmenta al tiempo específico. Estas condiciones se realizan en su
hombre y lo explica de manera unidimensional desde consciencia pero al tiempo este a través de su libre
alguno de sus aspectos constitutivos y no desde la inte- voluntad modifica las mismas. Por lo tanto es individuo
gralidad de su ser. Frente a estas tres vías erigimos la a la vez que comunidad, es sujeto y objeto, animal y
comprensión total e integra del hombre que se realiza ser racional-espiritual al tiempo, es amo y esclavo. El
en el concepto filosófico del “Dasein” Heideggeriano: el hombre es <<yo-en>>, <<yo-nosotros>>, <<yo-con los
ser-ahí. El Dasein alude a la existencia situada que se otros>> Daseins, seres en situación. No debe interpre-
desarrolla en un complejo entramado de circunstancias tarse esta existencia situada como condicionamiento
total. Las cosas no poseen el ser en sí mismo, este
solo es cualidad privativa del hombre como Dasein que
al significar las cosas configura al mundo. Es así que
en su infinita capacidad creadora la libertad se revela
como rasgo consustancial de la humanidad. La raza, la
nación, la clase, la familia, el lenguaje etc. conforman
las situaciones en las que se vive el hombre, pero estas
no son condicionantes absolutas de su ser, su existen-
cia no se reduce a alguno de estos factores, por el con-
trario, es unidad que supera la suma de sus partes,
sintetizadas en su libre voluntad.
La revalorización axiológica de lo que fuimos
Esta libertad no debe ser entendida en el sentido liberal fundamenta el principio de lo que somos
clásico como total ausencia de coacción, idea expresa-
La libertad se realiza en un medio social lleno de otras
da en el abstracto “hombre en estado de naturaleza”
voluntades, por lo tanto la libertad plena se realiza en
cuya existencia precede lo social; sino como perfectibi-
tanto reconoce a través de la moral la libertad del otro.
lidad de la voluntad. El hombre tiene una segunda
Esta es una concepción donde el descubrimiento y res-
naturaleza que es el mundo de la cultura y que es su
peto reciproco de las voluntades funda un verdadero
dimensión más propia y para y por la cual ha evolucio-
espacio de libertad individual y colectiva. Solo se puede
nado. Solo a través de los otros, la vivencia del lengua-
ser libre en un ambiente social que garantice la seguri-
je, la razón y las instituciones puede llegar el hombre a
dad en una dialéctica que consiste en la autolimitación
ser verdaderamente tal más allá de su simple condición
como fundamento de una libertad aumentada. En resu-
animal. Es el segundo nacimiento -según la expresión
men, nos ubicamos en una concepción antropológica
de Savater- donde lo verdaderamente humano sale al
esencialmente espiritualista, integral en todas sus di-
mundo y por lo cual no solo se percibe como sujeto de
mensiones (social, individual, física, mental, histórica)
la cognición/acción propia, sino que llega a tomar con-
donde el hombre existe en situación y su libertad es
trol de sus facultades en un proceso de necesaria co-
una tarea moral de conquista.
existencia como fundamento de la verdadera libertad,
La historia: se hace necesario exponer las grandes
tarea que trasciende las veleidades del impulso pasa-
categorías de tiempo histórico que se han creado: el
jero. Solo en la medida en que el hombre se discipline y
tiempo cíclico y el tiempo unidireccional (o lineal para-
alcance la plenitud de sus facultades físicas, morales y
bólico). El tiempo cíclico es la noción de la historia que
espirituales podrá ser libre. Cómo expone el idealismo
predominaba generalmente en las religiones paganas.
actualista:
La historia era la concreción de fases vitales
El hombre desnudo de contactos humanos en el mítico
estado de naturaleza, es el hombre privado de la humani- (nacimiento, ascendencia, decadencia y muerte) que se
dad misma. El hombre se desarrolla como hombre a tra-
vés de contactos interpersonales. Pero hasta los más repetían eternamente. En el eterno retorno cada acon-
primitivos contactos humanos necesitan de una sujeción tecimiento no es nuevo o autentico en sí mismo sino el
a disciplina, un reconocimiento de la ley, una asunción de
obligaciones. La comunicación más elemental entre hom- regreso perpetuo de las mismas condiciones históricas.
bres, por poner un caso extremo, necesita de una suje-
ción a una disciplina, la disciplina formalizada en el len- En el tiempo lineal-parabólico o unidireccional por su
guaje. Pocos se atreverían a defender que la sumisión a lado, la historia es la sucesión continua de eventos
tal disciplina sea una rendición real de la libertad, pues en
la sumisión a esa disciplina y el reconocimiento de las nuevos movilizados teleológicamente desde un origen,
leyes implicadas en el empleo del lenguaje el individuo es
fiel a su ser esencial a su verdadera humanidad (A, Ja- pasando por el auge hacia un destino final sin retorno o
mes Gregor, p.89). vuelta atrás, esta es la concepción histórica que rige la
escatología judeo-cristiana. Esta visión evoluciona en la tiempo pues el ser en el hombre es siempre posibilidad
modernidad al paradigma secularizado de la historia, y proyecto:
sintetizado en la noción –ideología- del “progreso histó- El ser del Dasein solo puede ser entendido si se le con-
templa como un drama que se desarrolla por el tiempo (y
rico” enarbolado por el liberalismo y el marxismo. Para no en el tiempo), y es constituido por ese tiempo, a la vez
ambas ideologías el hombre evoluciona constantemen- que el tiempo es constituido por el Dasein (…) El Dasein
es ser-en-el-mundo y ser-en-el-tiempo, lo que implica su
te hacia estados cada vez más perfectos de civiliza- historicidad y que su esencia coincida con su existencia
(Alsina Calvés, 2017).
ción, el pasado es despreciado como barbarie y la meta
es la creación del paraíso en la tierra, el retorno al El hombre se hace en la historia y por la historia

“Edén”. Esta historiografía se revela en la modernidad pero él es el único –en nuestra visión secular- construc-

como el utopismo liberal-socialista. En el socialismo es tor de la historia, su ser es esencialmente histórico.

mucho más marcada esta teleología histórica: la histo- Aparte del biológico-físico el histórico es el tiempo más

ria es la sucesión de estadios de sistemas productivos propio de la humanidad. No habrá fin de la historia en

donde el hombre se libera progresivamente de la alie- tanto el hombre exista, ni tampoco está determinada

nación económica, la explotación del hombre por el metafísicamente sino que es producto y principio de la

hombre. De la etapa prehistórica a la barbarie, del feu- humanidad. Al hablar del hombre implícitamente referi-

dalismo al mercantilismo, del capitalismo hacia la uto- mos a la diversidad en las formas de ser por lo cual

pía socialista. El partido comunista se presenta como cada civilización posee su propio “tempo” o ritmo de

mesías que redimen la historia (pre-historia para Marx) existencia histórica.

en el “paraíso comunista”. Esta escatología secular del La temporalización se manifiesta en la diversidad de los
modos de ser. A la inversa, la diversidad en el Dasein y
marxismo es herencia tanto del protestantismo como los modos de ser entraña una diversidad en los modos
de temporalización (Alsina Calvés, 2017).
de la filosofía histórica hegeliana que predicaba el fin
de la historia como una época de sistematización gene- Paralela a la historicidad del Dasein reivindicamos

ralizada de la humanidad en la razón perfeccionada. en nuestra tesis la concepción capital de la reversibili-

Para decepción de los marxistas este “fin de la historia” dad de la historia expresada en dos teorías: la esferici-

no la declaró el socialismo sino el capitalismo liberal y dad del tiempo histórico de Giorgio Locchi, la teoría

su victoria en 1991 como promesa de único modelo ocasionalista sostenida por Aleksandr Duguin [17]. La

económico exitoso en traer libertad y prosperidad mate- concepción esférica del tiempo historico que inspirada

rial a la humanidad. Por lo pronto no existen pruebas en Van der Bruck sostiene Locchi propone una tridi-

empíricas de un progreso histórico determinado metafí- mensionalidad de la historia en tanto que las dimensio-

sicamente y por fuera la voluntad y las dinámicas socio- nes del tiempo (pasado, presente, y futuro) se realizan

lógicas del hombre, no existe un telos histórico cómo fin enteramente en la dimensión de la conciencia humana

de la historia tal cual lo celebró Fukuyama en su famo- como unidad indisoluble.

sa obra apologética del capitalismo y el neoliberalismo ¿Qué es la conciencia humana, en tanto que lugar de

globalizado [16]. un tiempo inmediatamente dado a cada uno de noso-

La concepción de la historia por nosotros entendida tros? Es, sobre la dimensión personal de lo acaecido,

como más coherente es aquella ligada al concepto an- memoria, es decir, presencia del pasado; es sobre la

teriormente mencionado de Dasein. El hombre es en dimensión de la actualidad, presencia del espíritu para

situación, esta imbuido en unas condiciones históricas la acción; es sobre la dimensión del porvenir, presencia

específicas y por lo tanto su ser-ahí muta según su si- del proyecto y del fin perseguido, proyecto y fin que

tuación espacio-temporal en el zeitgeist hegeliano o memorizados y presentes en el espíritu, determinan la

espíritu epocal. La condición fundamental del ser es el acción en curso (Locchi, 1990, p.31) [18].
La historia que para usos de representación se en- del progreso historico reforzada por la idea hegeliana
tiende de manera lineal como lo devenido, lo actual y lo del espíritu absoluto que ha alimentado metapolítica-
por devenir, en realidad se viven como una existencia mente a las ideologías políticas de la modernidad.
presente en la conciencia personal pero que está inte- Este concepto finalista o lo que podríamos llamar una sote-
riología teleologicista de las tres principales teorías políti-
grada en sus tres dimensiones. La tesis nominalista de cas de la modernidad, de acuerdo a Duguin, es lo que no
Locchi plantea que la historicidad de cada existencia se permite alcanzar una categoría de pluralismo político, ya
que la idea de modernidad ha sido enfrascada en una uni-
basa en una elección libre de la misma y que acarrea la direccionalidad de la historia y una irreversibilidad del tiem-
po. Retornar a una etapa o estadio anterior se manifiesta
configuración en tiempo presente del propio pasado y como una idea de retroceso y obstáculo a la moderniza-
futuro de forma simultánea dada la unidad de las di- ción, cuando en realidad la misma idea de progreso y mo-
dernización es en sí relativa y no absoluta (Lira, 2018,
mensiones históricas en la conciencia. p.32).
La elección del pasado existe en relación con el proyecto Relativa y no absoluta en tanto que la moderniza-
del porvenir (…) la elección de lo devenido no es otra
cosa, por así decirlo, que la memoria misma del porvenir ción y el progreso son reales [20] pero dentro del desa-
proyectado y a la vez la actualidad que en el revive, vive
y se apresta a vivir (Locchi, 1990, p.32). rrollo de una civilización concreta, y no como sentido
absoluto de la historia [21]. Estas categorías forman
En otras palabras, elegir un origen historico significa
parte de las nociones epistemológicas de los pueblos, y
al tiempo escoger un proyecto de futuro, una visión de
son más bien entendidas por Duguin como conceptos y
futuro implica concebir una ascendencia histórica espe-
preconceptos dentro de un logos diferenciado. En tanto
cífica. Esta elección de la propia historicidad fundamen-
que elecciones de la voluntad –como expone Locchi-
ta una actitud vital donde el tiempo no es concebido
se realizan dentro del desarrollo cíclico material y espi-
como destino fatal –tal como se revela en la concep-
ritual que rige la evolución socio-histórica de las comu-
ción unidireccional- sino que fluye en cualquier direc-
nidades humanas. Una civilización nace, se desarrolla
ción. De esta forma el pasado no solo no se presenta
y muere en relación con la vitalidad creativa de las ca-
como determinación absoluta del destino personal, sino
tegorías –conceptos, preconceptos- que conmueven su
también, lo acaecido no tiene la necesidad de
obra y pensamiento. Esta visión de la historia tiene por
desecharse en el olvido en función del progreso pere-
ventaja tanto la tolerancia de la pluralidad política, co-
ne, todo estriba en la voluntad de historia del hombre
mo la preservación o retorno de la herencia histórica
quien decide el curso de su devenir. Esta libre direccio-
por cuanto las categorías e ideas históricas pueden
nalidad por ejemplo, le permite al hombre “preservar”,
surgir y resurgir sin el condicionamiento de un telos
“recuperar”, “devolver” a la vida lo que se creía deste-
historico.
rrado de la historia regenerándola como un nuevo inicio
(Ex Novo). Más que hablar de un “retorno” de la histo-
2-Metapolítico nacional: está constituido por el
ria en un sentido literal es recrear o regenerar el pasa-
contenido ético del pueblo expresado en sus valores,
do como proyección a futuro: <<El denominado pasado
tradiciones, costumbres, códigos, raíces, usos, creen-
histórico es materia devuelta al estado bruto, materia
cias, conocimientos, instituciones, lenguas, principios,
bruta ofrecida a cada uno de nosotros para construir su
leyes etc. Así mismo como por la consciencia del desa-
propia historia. Esta ambigüedad del pasado se ofrece
rrollo histórico de la nación, sus factores constitutivos,
siempre en modo tanto más concreta a nuestra decisi-
patrimonio, problemas y necesidades. Es el espíritu del
va significación>> [19].
pueblo, el volkgeist hegeliano, forjado por las condicio-
Complementario a la tesis de la esfericidad del tiem-
nes específicas de su historia, en suma la identidad de
po histórico la propuesta ocasionalista de Duguin re-
la nación. Por lo tanto en materia de identidad simbóli-
fuerza la postura reversalista de la historia. El ocasio-
ca y características axiológicas cabe preguntarse
nalismo es la alternativa critica a la ideología dominante
¿Cuáles han sido los principales componentes cultura- mos construido un Estado débil, una sociedad anómica,
les que han configurado los rasgos identitarios de la una economía rezagada pero principalmente una
nación colombiana? Sin duda alguna la respuesta se “identidad nacional” ambigua, superflua, fragmentada y
haya en las tres grandes matrices civilizatorias que han sobre la base del desconocimiento profundo del devenir
interactuado históricamente en la construcción de la histórico y de la integridad de las vicisitudes de la so-
cultura nacional: la hispánica europea, la indigena ame- ciedad colombiana, en suma, una falta de consciencia
ricana, y la africana. Como sabemos el hoy territorio histórica de su volkgeist que en el actual panorama de
colombiano estaba habitado por diversidad de etnias globalización se profundiza estrepitosamente como
indígenas que pueden agruparse en tres grandes fami- desarraigo de la identidad comunitaria y situada, gene-
lias lingüísticas: Chibchas, Caribe, y Arawak. Con la rando lo que Heidegger nos advertía como el olvido del
conquista y colonización europea inicia un proceso de ser, en nuestro caso, del ser colombiano. El resultado
dominación, conversión e integración de las etnias indí- es la incapacidad de construir un fecundo proyecto de
genas al imperio español entendido este como expre- nación prospera, unitaria, ordenada y soberana. Retor-
sión de la cristiandad y por ende de occidente. La cos- namos necesariamente a la pregunta de ¿Qué es la
movisión panteísta indigena queda absorbida y mimeti- nación? y a la cual Lira nos responde bajo conceptos
zada en menor o mayor grado al paradigma de civiliza- puros en la forma de dos acepciones: nación cultural y
ción occidental, al monoteísmo judeo-cristiano, al mer- nación jurídico-política [22]. La primera expresada so-
cantilismo, la filosofía, la ciencia y al derecho hispano- meramente la define como una comunidad histórica
romano. El tercer elemento identitario es la población unificada por una cultura común y rasgos identitarios –
africana traída en calidad de mano de obra esclava raza, lengua, etnia- compartidos. La segunda es la inte-
para trabajar la minería y los campos. Proveniente del gración de esta comunidad bajo un orden político pro-
áfrica subsahariana esta población se asentó principal- pio que expresa su voluntad a través del derecho y la
mente en el caribe, la costa pacífica, Antioquia y valle constitución nacional. Por lo tanto ¿cómo comprender
del cauca. Bajo el liderazgo civilizatorio de la hispani- la existencia de una identidad nacional colombiana? si
dad, blancos, mestizos, indios y negros construyeron, aparte de las vicisitudes del proyecto nacional, su com-
en el marco de relaciones complejas y jerarquizantes, posición cultural es de un variopinto contraste de socie-
la sociedad colombiana en sus distintas fases de mo- dades, algunas veces antagónicas entre sí, derivando
dernización. Dado el agudo descenso demográfico de en lo que expresa Lira como “trastorno de identidad
la población indigena, su organización más primitiva múltiple poli-fragmentada” [23]. Los varios proyectos
frente a los imperios inca y azteca, la geografía diversa históricos de construcción de identidad nacional han
del territorio y las dinámicas socio-raciales del periodo girado en torno al hispanismo conservador, el moder-
colonial, la joven nación colombiana se ha configurado nismo anglo-afrancesante liberal, y el discurso neo-
como un país esencialmente mestizo, multipoblacional, izquierdista de las identidades subalternas del indige-
acrisolado culturalmente y regionalista, expresado ge- nismo y afrocolombianismo proletario. Pero al momento
néricamente en el campesino pobre y católico. Durante estos discursos solo han reivindicado una identidad
los doscientos años de historia republicana, la cons- colombiana univoca, fragmentada y sobretodo en per-
trucción del Estado-nación se ha visto truncada por manente conflicto intestino, pues son incapaces de
fenómenos como el caudillismo, el regionalismo, el ga- concebir un proyecto identitario integral, conciliativo y
monalismo clientelista, la partidocracia bipartidista, la positivo que armonice de forma unitaria la diversidad
violencia social, la concentración usurpadora de la tie- cultural de la nación. Ante la imperativa necesidad de
rra, el narcotráfico y el conflicto armado. En efecto he- este proyecto identitario se presenta como alternativa
viable y coherente la naciente teoría del sino por el contrario afirmación transcultural que articu-
“Crisolismo” [24]: la la diversidad en una unidad de destino. Tomando
(…) Esta nueva teoría política –que trata de enarbolar- apunte de este proyecto y afirmándolo como positivo, el
se como la superación que hay de negativo en las
anteriores teorías, rescatando lo mejor de todas para nuevo discurso identitario colombiano debe construirse
crear un nuevo concepto ya ajeno a las mismas- resu- sobre la base de su propio crisolismo tomando la forma
me el espíritu nacional en un neologismo creado para
dichos efectos y que se compone a su vez por una sintética de colombianidad: unidad de la hispanidad,
dicotomía consustancial conformada por la acción
conjunta entre nacionalismo y democracia, ya desde la andinidad y africanidad. Es una nueva empresa que ya
praxis popular son entendidos como medios o vehícu- empieza a tener precedentes en jóvenes autores como
los para la superación de todos los viejos esquemas y/
o fantasmas (indigenismo, hispanismo, liberalismo, Ubaque que elaboran un nuevo abordaje de la colom-
comunismo, fascismo, etc.), en tanto su esencia prag-
mática y metapolítica se ajusta a las nuevas necesida- bianidad en el marco de la cuarta teoría política:
des de una nueva teoría política peruana. Esta sínte- La disputa entre el poder legislativo y el ejecutivo por
sis de nacionalismo y democracia, se enarbola con el el control al Gobierno ha enseñado que en Colombia
nombre de crisolismo, en alusión precisamente, a que el sistema republicano fundado en 1819 ha llegado a
la sociedad peruana se configura como un crisol de su fin. La corrupción endémica del sistema durante
ideas, etnias y culturas, que con lo mejor de sus parti- casi dos siglos de república ha generado plutocracia,
cularidades conforma el concepto de peruanidad, co- desgobierno y corrupción. Es hora de fundamentar la
mo superación de las fragmentaciones propiciadas por “colombianidad” como teoría política. No obstante, la
todas las teorías ya mencionadas. Siendo así que ya misma descomposición de la política y el Estado ha
no se habla de indigenismo o hispanismo, sino de venido generando una conciencia colectiva en acción,
peruanismo (Lira, 2017, p.9). que va mucho más allá del posliberalismo (tercera
vía), el posfascismo (Alt-Right), y el posmarxismo
El crisolismo es una incipiente teoría científica y filo- (progresismo), y que espera realizarse en una teoría
sófico-política que pretende superar en la metodología práctica a nivel nacional. Por tal razón se formula el
proyecto de iniciar la construcción de una cuarta teoría
de la síntesis dialéctica y en el marco de la cuarta teo- política colombiana, basada exclusivamente en los
hechos circunstanciales sociopolíticos y económicos
ría política, uno de los principales factores problemáti- en las que se ve inmerso Colombia, porque solamente
cos en la consolidación de las identidades nacionales logrando manifestar la única cohesión de la nación en
conceptos puros y universales, como planteará esta
latinoamericanas: el multiculturalismo mestizo. A dife- teoría, basada en la unidad identitaria y las demandas
del pueblo colombiano, que llamo “colombianidad”,
rencia de clásica dicotomía hispanismo-indigenismo estaremos ad portas de un hecho genuino para el co-
que reivindica un modelo identitario lisiado, el crisolis- lombiano y toda la nación (Ubaque, 2018) [25].

mo comprende la identidad nacional como síntesis ar- Esta colombianidad entendida como crisol de cultu-
mónica de las principales matrices civilizatorias que ras, estilos y formas de ser nación, aún permanece ex-
han construido históricamente las naciones latinoameri- presada como una idealidad fragmentada pero no co-
canas contemporáneas. El crisolismo se erige sobre la mo una realidad inmediata en la forma de un destino,
base del reconocimiento y la exaltación de la identidad consciencia, sentir e identidad común. Parafraseando a
mestiza que se afirma –además- en el enraizamiento Álvaro pablo Ortiz (2016) no hemos logrado hacer de la
en la herencia de las civilizaciones que han integrado expresión “unidad en la diversidad” más que una frase
su ser. En el caso de lira esta unidad es expresada sin- de cajón [26]. ¿Cómo transformar esta diversidad en
téticamente como Peruanidad. unidad? En este punto entra en escena el siguiente
Es la andinidad nuestro padre, pero a su vez la euro- nivel metapolítico.
peidad y en ello, la hispanidad nuestra madre, ambos
componentes indisolubles de lo que llamamos perua-
nidad. No somos españoles, aunque algo tengamos
3-Metapolítico estatal: como hemos mencionado
de ellos, tampoco somos Incas, aunque algo tenga-
mos de ellos, sino peruanos (Lira, 2018, p.7). nuestra idea de Estado es el paradigma ético hegeliano

En el crisolismo solo se puede entender la identidad descrito líneas arriba. El Estado ético es pues la supre-

mestiza en la afirmación de sus raíces ancestrales aho- ma síntesis de los valores de un pueblo erigida tanto a

ra situadas en la historia en una nueva forma civilizato- máxima ley política como moral y existencial. El Estado

ria. El crisolismo no es homogenización desarraigante como la instancia suprema de la autoridad política sub-
sume todas las relaciones, costumbres e instituciones encuentra la concordia, la seguridad y la paz, además
del pueblo y las supraordena en una realidad orgánica de la autonomía y la libertad [27]. En la razón el Estado
total en función de alcanzar la plena autarquía funcio- encuentra el sentido de su existencia, tanto como orde-
nal. Pero el Estado no es solo instrumento del orden nador y garante supremo del derecho, como institución
sino también conciencia e inteligencia del pueblo. La racionalizante del hombre y sus relaciones. A través de
ley política y el ordenamiento institucional existen en los códigos, las normas y la coacción el Estado cons-
función y subordinadas a la ley moral o ethos de la na- truye el ambiente estructural racionalizante de las rela-
ción. El Estado convierte la eticidad como fenómeno ciones comunitarias como garantía de la perfectibilidad
ideal a plena realidad inmediata a través de la interpre- humana, la estabilidad y la armonía del orden social
tación y el ordenamiento de las escalas axiológicas. [28]. Este fundamento racionalista (filosófico y científi-
Como máxima realidad ética culminada, la persona, la co) del Estado le da la capacidad de interpretar los va-
familia, el trabajo, el sindicato, la corporación, la acade- lores y necesidades de la comunidad histórica estable-
mia, la religión, se comprenden como fases intermedias ciendo un orden jurídico, una justicia y una educación
de desarrollo ético-político cuyo fin último es el Estado por y para sus ciudadanos. En nuestra idea del Esta-
entendido este como portador de una misión histórica. do, el pueblo –entendido de manera cualitativa- es
Por lo tanto el Estado en nuestra teoría política es la el fundamento moral del estado ético, mientras la
columna que vertebra los otros dos órdenes metapolíti- razón es el fundamento del gobierno en tanto que
cos (universal y nacional) en la unidad de valores sinte- nos situamos en una concepción sofocrática del
tizada en el Estado nacional. En este punto debemos Estado. El fundamento racionalista no solo existe
preguntarnos ¿cuál es la cualidad que da al Estado su en nuestro sistema axiológico como fundamento orde-
vocación de aglutinar diversas escalas axiológicas en nador del derecho y la estabilidad social, sino también
una unidad ético-política? como inteligencia que se auto conoce. En el Estado y
sus instituciones científicas culturales el colombiano
3.1-Fundamento Racionalista del Estado: según debe hallar el contenido de su consciencia histórica
nos expone Lira, uno los fundamentos metapolíticos de nacional, base fundamental para cualquier transforma-
la teoría crisolista es la relación existente entre filosofía ción social hacia los puertos del desarrollo nacional
y política. Desde los clásicos y más aún desde los mo- integral. En la inteligencia del Estado el colombiano
dernos teóricos de la política, la filosofía mantiene una encuentra el saber de su historia, su presente y su de-
relación con la política como un deber ser, una sistemá- venir; de sus virtudes pero además de sus defectos. La
tica que ilumina el correcto proceder de la política en- razón es voluntad correctiva del pathos de la sociedad
tendida esta como arte o doctrina que tiende a la orga- colombiana. En el autoconocimiento proporcionado por
nización de las sociedades humanas. El objeto central la inteligencia del Estado la nación desarrolla su perfec-
de esta relación es la conducción de los asuntos huma- cionamiento.
nos según el orden más racional posible. El Estado La relación, en la tesis filosófico-política, entre el indi-
viduo, sociedad y Estado, seria de evolución de la
natural de las relaciones humanas en sociedad, la inter- consciencia política, entendida esta última como toma
subjetividad, es por lo general de irracionalidad, funda- de decisiones para el perfeccionamiento y evolución
de la característica individual y colectiva del ser hu-
mentada en sentimientos, costumbres, y dinámicas mano, y al Estado como máxima expresión de dicha
complejidad ascendente (Lira, 2017, p.16).
psicosociales de masa. El resultado lógico es una idea
justicia basada en el capricho y la aleatoriedad del jue- De la virtud razón deviene el segundo elemento capital

go de fuerzas desiguales. En la razón –expresa Lira de la teoría crisolista Liriana, “la identidad nacional”

basado en Spinoza y Rousseau- la comunidad humana comprendida como reconocimiento de la mismidad en


la otredad, y por lo tanto de la consciencia sobre el mento ético del Estado y su ordenamiento conforme al
otro. Basado en el concepto del volkgeist hegeliano o valor supremo de justicia. Para el jurista y filósofo del
espíritu del pueblo, Lira entiende la identidad nacional derecho argentino Carlos Cossio <<La justicia se ex-
como auto reconocimiento de la yoidad en la alteridad presa como un conjunto de seis valores básicos para la
del otro en el marco de una comunidad especifica. La vida social: el “orden”, la “seguridad”, la “paz”, el
yoidad es el reconocimiento del sí mismo como diferen- “poder”, la “solidaridad” y la “cooperación”. De acuerdo
ciado del resto de las yoidades de los otros, es la iden- con ello es posible evaluar el grado en que una socie-
tidad individual. Más los contenidos de esta individuali- dad se realiza según sea su capacidad para preservar
dad son abstraídos de un contexto social especifico, el orden y garantizar la seguridad, promover la paz y el
por lo que los individuos de esta comunidad comparti- poder, fomentar la solidaridad y conducir la coopera-
rán marcos referenciales comunes, esto es, la eticidad ción>> [30]. La justicia es para Cossio el concepto que
del pueblo, sus valores, códigos, principios y normas expresa de forma plena el sentido ontológico de la exis-
que configuran el geist o espíritu. Cita Lira de Hegel: tencia social: la co-existencialidad, la vida co-
El yo, como identidad universal y particular, solo pue- existenciada. La justicia entonces busca el entendi-
de ser comprendido a partir de la unidad de un espíritu
que engloba la identidad de un yo como otro que no miento, el acuerdo, la equidad, el equilibrio de la orga-
es idéntico con el mismo. El espíritu es la comunica-
ción de los individuos singulares en el medio universal nización social. Y se expresa en el valor de la juricidad
(…) Todo ello nos permite aseverar que la identidad como cualidad de una sociedad para organizarse en su
nacional, desde un enfoque netamente hegeliano, está
sustentada en la autoreferencialidad del yo en el otro, sentido de lo justo. A su vez este sentido ontológico de
base para el concepto de volkgeist, como plasmación
fenoménica del espíritu de la historia, en tanto referen- la co-existencialidad se revela en dos dinámicas fun-
cia a una comunidad o espíritu comunitario, es decir, dantes, el conflicto y la contractualidad. Estas dinámi-
de una sociedad en su conjunto (Lira, 2017, p.13).
cas operan en tres niveles fenomenológicos de la vida
El Estado por lo tanto es el reencuentro de las per-
social y sobre los cuales la justicia realiza su función de
sonalidades colombianas a través de la razón, la ética y
organización a través de una dupla de valores por cada
la consciencia histórica impartida a sus ciudadanos y
nivel. La coexistencia como circunstancia: donde el otro
conforme al método crisolista.
aparece frente a mí solo como componente del mundo
exterior, es la otredad percibida como indiferente, pro-
3.2-Fundamento Axiológico-jurídico del Estado:
tectora o a amenazante. Acá la justicia opera con los
es el conjunto de valores que determinan la construc-
valores del orden y la seguridad. La coexistencia en
ción de un sistema de derecho. Junto a la ontología
cuanto personas: la relación con el otro y su alteri-
jurídica y la filosofía jurídica existencial, la axiología
dad se realiza en el marco de lo personal. El otro me
jurídica es la rama de la filosofía del derecho que estu-
es significativo tanto por su valor de comunión como
dia las escalas de valores que subyacen a todo ordena-
por su disrupción enemiga. La justicia en este nivel se
miento jurídico y por lo tanto el contenido ético-moral
expresa en el poder como dominación del conflicto, y la
del derecho. Comprende la relación que existe entre los
paz como producto de dicha dominación, el restableci-
valores y sus contenidos como constructores de un
miento de la comunión. La coexistencia en cuanto so-
sistema particular de derecho. A su vez es un campo
ciedad: el máximo desarrollo de la co-existencialidad
de la ética que estudia los valores jurídicos y que se
es la comunidad, la unión de los individuos por lazos de
expresa generalmente como teoría de la justicia, enten-
reciprocidad y solidaridad, valor de justicia en el cual
dida ésta como supremo valor que subsume y encabe-
los individuos se reconocen como parte de un manco-
za los demás valores del plexo axiológico [29]. El com-
munidad, y reconocen en la alteridad del otro su mismi-
ponente axiológico-jurídico del derecho es el funda-
dad. Cuando el otro no pertenece a mi comunidad y no
comparte mis lazos de solidaridad puede generar sece- ca de sus premisas: la ontología jurídica de carácter
sión o disolución por lo tanto el valor a promover es la fenomenológico-existencial individualista y la del idea-
cooperación. Es la construcción de una empresa lismo actualista. La postura de la fenomenología indivi-
común, donde los individuos encuentran una norma dualista puede reducirse al antagonismo entre la liber-
compartida, el extraño vuelve a ser mi próximo. La justi- tad individual consustancial al hombre y la libertad que
cia como valor total se realiza en cada uno de estos propone el derecho que rebasa lo ontológico y coaccio-
valores, tanto a nivel subjetivo-emocional como princi- na la verdadera libertad con ficciones jurídicas.
pio ético del individuo, así como valor objetivo de la co- Más del mismo modo que en la fenomenología se
trata de fijar el ser-en-si del derecho, en el existencia-
existencialidad en la norma social. Es la eticidad de la lismo el derecho es un estar-fuera-de-sí, un definitivo
justicia. De la mano de Cossio y como señalamos lí- extrañamiento respecto al ser individual, y por lo tanto
la realidad jurídica es una realidad deficiente, de se-
neas arriba, solo una sociedad se puede desarrollar a gundo o ulterior grado, opresora de la incoercible reali-
dad proteóntica que sea la individualidad humana. La
plenitud y alcanzar destinos superiores si realiza de ontología jurídica existencialista supone frecuente-
mente una independencia fundamental del hombre
forma total la idea de justicia como principio y des-
respecto del mundo, y por ello su concepto de libertad
tino de su existencia. es más bien una concepción de valor de lo esponta-
neo frente a lo reflexivo, de lo individual frente a lo
social, del acto frente a la institución, de la creación o
destrucción –genial- frente al proceso evolutivo de la
3.3-Fundamento libertario del derecho nacional:
sociedad normal (Sánchez de la Torre, 1969, p.86).
con este punto aludimos a la reflexión ontológica del
Esta concepción que es la misma de la filosofía polí-
derecho que pregunta por el ser del mismo y a la reali-
tica del liberalismo [31] y el marxismo-anarquismo pros-
dad que este refiere, es decir, cuál es su origen y fun-
cribe por principio todo gobierno y toda coacción como
ción en la existencia social del hombre. Frente a esta
opresión y mal a la libertad inalienable de los indivi-
cuestión Ángel Sánchez de la Torre nos expone:
duos. El problema de esta concepción es que olvida
La ontología indica el comienzo de la filosofía, o sea
de aquella actitud reflexiva capaz de reconstruir en un extra-individual de la persona y la realidad social que le
sistema de conceptos las razones originarias de toda
realidad, así como definir el sentido último de las co- trasciende.
sas. Una ontología jurídica en tal proyección consisti- Sucede así que la ontología fenomenológica llega a
rá, por tanto, en afirmar la raíz propia de la realidad constituir una ontología jurídica de tipo individualista,
jurídica, teniendo presente aquel ámbito de la realidad con olvido de la dimensión trascendental de hombre (o
más amplia en que el derecho mismo sea una reali- sea aquella dimensión en que sin dejar de ser el mis-
dad. Pues el derecho no es ni tiene que ser un mo es también otra cosa con otros, o sea la dimensión
<<ente>> per se, sino que será aquel tipo de ente que social) (Sánchez de la Torre, 1969, p.86).
propiamente le pertenezca ser en el ámbito de la reali- Por otro lado la concepción del idealismo actualista
dad en que está inserto, atendida toda su complejidad
y su más rigurosa verdad dentro de las más exacta de Giovanni Gentile, la cual ostentamos parcialmente,
apreciación de su estructura (Sánchez de la Torre,
p.89) sostiene que no hay contradicción entre Estado e indivi-
duo (yo) siendo que el hombre se realiza de manera
Junto a la vida social y las necesidades que a ella
plena dentro de la organización social y moral de la
corresponde, la previsión de lo deseable y la reflexio-
nación, concepción correlativa a nuestra visión trascen-
nes sobre los obstáculos del desarrollo social, la vida
dental del hombre. Para el actualismo la libertad no
íntima y el poder político, la libertad se presenta como
radica en el simple impulso momentáneo, en la libre
el elemento central de la ontología jurídica pero el dere-
acción caprichosa, ésta como lo mencionamos líneas
cho mismo es una realidad ecléctica y estructural que
arriba, es producto de la realización de la conciencia
no se reduce a ninguna de sus partes constitutivas y a
del hombre y el cultivo de sus facultades físicas, mora-
las dimensiones de la realidad que lo hacen posible. La
les y espirituales.
pregunta por la libertad implícita al derecho es aborda-
No es libre la acción simplemente irreprimida; el poder
da de manera genérica por distintas posturas de las de seguir los dictados del humor o de la suerte es puro
cuales nos interesa resaltar dos por la calidad antagóni- capricho. La acción momentánea no es libre. La ver-
dadera voluntad evidencia elementos de continuidad e cial. Superamos la visión individualista y colectivista del
identidad, que se refleja a sí mismo como carácter, en
la persona. La libertad esta pues, de acuerdo con la derecho e incluso la actualista dialéctica por el valor
ley, una ley inmanente a ella, que es su norma intrín- que le damos al disenso y a la dignidad de la persona
seca. Es una ley intrínseca al yo y que se realiza en el
ser del yo. En la ley y en la libertad existen una identi- arrojada a su propia historicidad existencial. Creemos
dad y una integridad sustanciales. En el hecho de ad-
herirse a la ley no hay servidumbre, sino liberación del al tiempo que la suprema libertad que debe soportar el
hombre en cuanto hombre. La ley a la que está sujeto derecho en el Estado ético es el derecho a la existen-
moralmente, es la ley que refleja el proceso dialectico
de la autodeterminación en cuanto personalidad. Su cia, libertad y autodeterminación de los pueblos , condi-
obligación moral consiste en concordar sus acciones a
las necesidades de su propio yo real y verdadero ción sine qua non para cualquier otra libertad. Más allá
(James Gregor, 1962, p.88-89).
de una concepción genérica de la ley y el Estado
No existe contradicción absoluta entre hombre y socie- que opera sobre individuos concebimos el derecho
dad pues esta le precede siendo nuestra especie gre- como realizador en el mundo de una particular for-
garia y dependiente del otro para el crecimiento y desa- ma moral de existencia comunitaria y por lo tanto
rrollo de la propia humanidad personal. Sin la disciplina verdadero derecho nacional. En este derecho a la
de las instituciones y las relaciones sociales –de las existencia las diversas formas culturales de la na-
cuales la ley es la norma superior- no existe en absolu- ción encuentran su libertad de ser y por lo tanto el
to lo exclusivamente humano, por lo tanto: sentido y la necesidad de unidad en el Estado ético.
Para el actualismo, la autoridad de la sociedad y del
Estado se acredita por las leyes que gobiernan el
desarrollo de la personalidad. La fuente de la autori- 3.4-Fundamento sofocrático de la autoridad polí-
dad no está en las leyes que surgen inter hominis,
sino en las leyes que están in interiore homine. El tica: este punto refleja el retorno a una de las pre-
hombre está en la comunidad y en el Estado solo por- guntas más clásicas de la filosofía política ¿Quién debe
que la comunidad y el Estado están, en un sentido
significativo en el hombre. Solo en la sociedad y a ejercer el gobierno político y bajo qué fundamento? la
través del Estado –su voluntad manifiesta- se realiza
el hombre a sí mismo, en cuanto personalidad. Al obe- respuesta a dicha pregunta ha generado la variedad de
decer a las leyes del Estado, el hombre obedece las formas de gobierno que han existido históricamente.
leyes intrínsecas de su propio ser. Pues la autoridad
no es coaccionadora ni tiránica, descansa sobre leyes Para Platón en su “Republica” la mejor forma de go-
de crecimiento espiritual. Tal autoridad es una fuente
vital y viviente, una racionalidad que compele. Se codi- bierno era la Sofocracia entendida como el gobierno de
fica a sí misma como ley positiva. La ley es la voluntad los sabios o de los mejores. Solo quienes tienen el co-
general y universal como hecho. Es la voluntad que ha
actuado según su naturaleza (James Gregor, 1962, nocimiento y las aptitudes idóneas deben legislar y
p.88-89).
ejercer el imperio del poder político en las áreas que
Adherimos a este paradigma idealista por cuanto el corresponden a su destreza. Era la razón y el logos los
valor de la ley y el orden social deben ser la disciplina que debían gobernar y no el criterio de la masa o las
necesaria por la cual la voluntad humana llega a su opiniones populares movidas por la apariencia. En la
plenitud y por lo tanto a su esencialidad máxima, ese democracia la “potestas” (el ejercicio del poder) las más
es el deber ser moral de la ley como educadora del de las veces se desligan de la “Autorictas” (fundamento
hombre. El llegar a ser humanidad se nos presenta co- moral o sapiencial) para favorecer el imperium de la
mo imperativo categórico que no puede ser evadido. arbitrariedad. Aun así, el problema con la Sofocracia es
Pero disentimos por cuanto esta subordinación moral a que abstrae lo político a la mayoría de la población de-
la autoridad estatal no debe ser totalitaria, nos parece viniendo en autoritarismo o tecnocracia (gobierno de
una mirada univoca pues creemos que la persona indi- los técnicos). Para solucionar esto se debe pensar otra
vidual también es espacio de una propia moralidad y vez la política como constituida por el logos -o razón- y
autodeterminación por lo cual creemos que debe existir la ética. La moral fundamenta la politización de los
el derecho al disenso como motor de la renovación so- asuntos humanos en el ámbito público, el pueblo debe
participar en las contiendas donde se define su destino, una serie de valores inherentes a la condición humana.
la política es proyección de sus necesidades y de su Así pues el primer valor en esta escala axiológica es la
poder, de sus confrontaciones antinómicas. Mas el Es- Dignidad que parte de la fragilidad de la existencia
tado y el fundamento de la participación deben ser humana y su realidad más absoluta, el ser para la
guiadas por la “Autorictas” del conocimiento. Los oficia- muerte. La dignidad es un valor ontológico consustan-
les del Estado deben ser guiados por el criterio sofocrá- cial al hombre en tanto que hombre, es decir cómo ser
tico al tiempo que ético sin perder de vista su posición libre dotado de razón, inteligencia, sensibilidad, pasión
como sujetos políticos y politisantes. Es la expansión y voluntad. La condición mortal del hombre determina
del criterio racional al de capacidad y habilidad que de- una igualdad en el destino que realza su existencia co-
be integrar la moral y lo político. La autoridad moral y mo única e irrepetible digna en sí misma. Este es el
sapiencial habita en el pueblo en forma sectorizada, es fundamento del derecho humanitario y el primer dere-
decir en la forma de la diversidad de conocimientos que cho constitucional nacional, el derecho a la vida. Liber-
posee cada sector del mismo. Es por ello que una de- tad como valor moral es una cualidad inherente al
mocracia sofocrática, es decir, guiado por el criterio del hombre, el poder obrar con respecto a su criterio y vo-
logos donde el pueblo no sea abstraído del poder, solo luntad. La libertad en el hombre es su capacidad de
puede ser realizada bajo la forma corporativa en la que creación, pues es el propio artífice de su historia, de su
el pueblo de forma asociativa y sectorizada participa en ser-en-el-mundo, en esencia, de su destino. El Honor
las dimensiones idóneas a su propio logos. El logos –al es la dignidad o valor superior que se arroga el hombre
igual que la moral- debe guiar el criterio de autoridad y a sí mismo, es su valía y el reconocimiento de sí mismo
por ende de participación y representación política. De- al tiempo que por sus iguales. El honor establece una
ben ser los mejores en cada uno de los sectores de la serie de principios, ideales y obligaciones que debe
vida civil los que deben guiar la acción política de los cumplir el individuo con respecto a si mismo y a su co-
ciudadanos. La política debe ser la síntesis de la moral munidad, es todo aquello que merece ser realizado y
y el logos por lo cual la razón se convierte en un obedecido como norma suprema de conducta. El valor
verdadero criterio moral en tanto que la comunidad ético del honor debe ser el fundamento de toda relación
política encuentra en ella la mejor forma de organi- social. En tanto que universal abstracto esta dimensión
zación y armonía social. Al tiempo que la moral in- a su vez está compuesta por las categorías y valores
dica el sentido del obrar racional de la política. que sostuvieron las civilizaciones en sus máximas épo-
Tridimensionalidad axiológica del nuevo Estado cas de apogeo y creatividad, es decir la eticidad “como
ético colombiano matriz de los valores más altos de la humanidad” [32]:
Hemos expuesto tres niveles metapolíticos sobre los la gran voluntad de poder insuflada por los valores de
cuales deberá estructurarse el nuevo Estado colom- excelencia, disciplina, rectitud, nobleza, justicia, fortale-
biano. Estos niveles a su vez expresan cada uno un za, coraje, inteligencia, prudencia, coherencia, respeto,
campo axiológico, es decir, una inherente escala de piedad, solidaridad, impetuosidad, empatía, tenacidad,
valores cuya síntesis suprema es la idea-guía civilizato- responsabilidad, autonomía, sacrificio, honestidad; en
ria del pueblo colombiano cuyo fin es la realización de suma, los valores necesarios para engendrar el tipo
un tipo hombre y una comunidad nueva y soberana. humano expresado por el ideal extenso de grandeza.
Dimensión axiológica universal: conforme al Dimensión axiológica nacional: está compuesta
marco filosófico existencial heideggeriano del Dasein por el contenido ético de las diversas formas culturales
como ser del hombre expresado en una concepción que conforman el crisol colombiano. Son las virtudes y
integrista y total de sus dimensiones, se desarrollan valores, tradiciones, formas y usos que el colombiano
ha construido históricamente de localidad a localidad, en nuestro paradigma de Estado la idea de justicia no
de región a región. Esta reunión de valores, mestiza en es solo un valor instrumental, pragmático y utilitario, en
esencia, es la confluencia de tres grandes civilizaciones función de la preservación de un relativo equilibrio so-
matrices, la indoamericana, la europea ibérica, y la afri- cial, sino también y principalmente principio moral exal-
cana subsahariana. Este encuentro tricultural es identi- tado y superlativo como origen y fin de la comunidad
dad localizada, situada en un espacio y tiempo histórico colombiana. Como lo ha mencionado el columnista
específicos, desarrollada bajo los marcos instituciona- German Bolívar Blanco:
les del colonialismo absolutista y el republicanismo, del Necesitamos un Estado, “no simplemente de derecho
(gobernado por las leyes), como el liberal, sino un
catolicismo, la encomienda, la hacienda, la estructura estado de justicia, movido por la sed de justicia como
de clases, el terruño y el capital. Pero a la vez arraiga- inquietud moral” donde “la ética al uso parte de la
idea, el arquetipo, del Estado ideal, y declara confor-
da a los grandes espacios civilizatorios que le han dado me a ella, como ha de ser la realidad (Bolívar, 2017)
[33].
consistencia histórica. Este crisol axiológico es identi-
dad telúrica, fruto de la interacción del hombre colom- En este punto llegamos a la discusión entre el mo-
biano con las ricas y diversas tierras que le ha dado su delo estatal contractualista de Rousseau y el Ético he-
sustento de vida, creando tradiciones, principios, técni- geliano. El contractualista se funda en el derecho abs-
cas, creencias y valores propios según cada paisaje. tracto o formal donde el individuo es la máxima realidad
Las montañas andinas, los valles de los grandes ríos, del derecho como mero portador de derechos. El indivi-
las costas pacífica y atlántica, sus amplios llanos orien- duo es solo reconocido jurídicamente en una sociedad
tales, las islas caribeñas, las tupidas selvas amazóni- solo compuesta de individuos. Así queda establecido el
cas, en una palabra, su lebensraum, base de las terri- sistema de derecho que configura la norma social como
torialidades y las identidades arraigadas. Cada identi- autonomía y heteronomía de individuos que se relacio-
dad regional la concebimos como vía y fundamento real nan entre sí por medio del contrato social. Para el indi-
de la colombianidad, así Caldensidad, Boyacensidad, viduo en el paradigma liberal, la máxima realización se
Chocoanidad, Bogotanidad etc. son colombianidad en encuentra en la propiedad y la interacción de sujetos es
tanto esta última integra todas las identidades pero a la mediada por la enajenación de las propiedades para
vez las supera en un logos armonizado. En términos usufructo de su personalidad, es el contrato económico.
de valores hablamos de la piedad de su cosmovi- Para Hegel la persona y la propiedad son los momen-
sión, de su brava laboriosidad, su viril gallardía, de tos más pobres de la realización del sujeto [34] pues
su coraje libertario, su cálida amabilidad, su deter- funda un sistema de derecho como espacio de autono-
minación solidaria, su fuerte sentido de la justicia, mía de interacción del individuo consigo mismo y con el
su afable humildad, su capacidad de resiliencia pa- otro por medio del contrato en la propiedad. Para Rous-
ra superar los adverso, su enérgica jovialidad, su seau el Estado y sus leyes son producto de la voluntad
amor a la tradición, su orgullo patriótico y su juven- general, pero en el marco de su concepción individua-
tud festiva. Valores estos, entre muchos otros, que lista –a su pesar- la voluntad general deviene de la su-
esperan realizarse armónicamente en una superior ma de intenciones particulares donde no se puede en-
unidad de destino: la colombianidad. contrar lo universal sino simplemente lo común, en el

Dimensión axiológica estatal: el Estado es así marco de una concepción cuantitativa -no cualitativa- y
mismo un espacio autónomo –pero no indeterminado- aritmética de la sociedad. La crítica contra el contrac-
de valores éticos. El primero de ellos es la justicia, tualismo Roussoniano se basa en la relación asimétrica
compuesto por el mencionado plexo axiológico (orden, de la propiedad y el poder entre individuos que sumada
seguridad, poder, paz, solidaridad, cooperación). Más a la fragilidad arbitraria del contrato configura un Esta-
do donde se legitima la injusticia social. Acá entra en- triota, mi igual en la diferencia y junto al cual construyo
tonces a jugar la idea máxima de justicia pues en el la identidad de la nación. El problema radica en la di-
Estado -según Hegel- se deben resolver las contradic- versidad de tradiciones y expresiones culturales de co-
ciones sociales. El Estado es árbitro de las relaciones, munidades más o menos contrastantes en el marco de
es garante de la realización de la justicia y el dere- un Estado nacional pues definir un espíritu de la nación
cho, además del bienestar social. Pero esta idea de en un pueblo que -de manera real o presumida- se con-
justicia no es solo principio axiológico-jurídico de cibe como pluricultural muchas veces termina en formu-
la socialidad en el Estado, sino también principio laciones forzadas ad hoc o en nivelaciones poco sus-
moral de los individuos educados por el sistema tantivas. Peor aún es cuando esta nación realza su re-
pedagógico-ético estatal, es la síntesis de lo ideal y gionalismo –muchas veces localismo- enfrentándose a
lo real que deviene en la eticidad. Volviendo a Bolí- la otredad no como referencia de la mismidad sino co-
var Blanco: mo ajenidad. Por lo tanto, y es acá donde expresamos
Por encima de la oposición entre realidad y moralidad la tesis central del ensayo: es el Estado que a través
se da la síntesis de eticidad, que es justamente la mo-
ralidad no subjetiva e ideal, sino efectiva, realizada, de sus facultades axiológico-políticas de la justicia,
real”; ahora en crisis, donde “la historia tiene siempre
la razón y la libertad [36], el que debe realizar la sín-
la razón y constituye el único tribunal que pueda legíti-
mamente condenar o absolver, así la eticidad trans- tesis de los valores nacionales a través de una em-
portada al plano transpersonal y fundida en el curso
histórico, reabsorbe el deber ser en el ser y sobrepasa presa conjunta que reconcilie las identidades co-
toda posible contradicción [35].
lombianas en una verdadera síntesis existencial, la
En la plena idea de justicia como pilar del Estado colombianidad. En la razón encuentra la facultad de
ético, el crisol colombiano debe encontrar la herramien- la organización efectiva y la conciencia de su identidad
ta para resolver la contradicción y la injusticia social, el y devenir históricos. Esta inteligencia interpreta y reali-
bienestar y la seguridad física, el orden y la paz para el za la síntesis de los valores como un ethos o ley supe-
desarrollo armónico de su voluntad, la solidaridad y la rior de existencia reuniendo todas aquellas cualidades
cooperación para la creación conjunta de un nuevo or- éticas que nos son comunes y formulando un crisol
den social colombiano en base a la idea de comunidad axiológico que exprese de manera superlativa lo que
y la fraternidad inspirados en su idea de lo Justum co- significa ser colombiano. En la justicia, la idea y la fuer-
mo máxima aspiración nacional. za que movilice la realización social a través del orden,
En síntesis la paz, la seguridad, y el poder como armonizadores de
Como mencionamos líneas arriba el universal como la voluntad nacional. En la solidaridad y la cooperación
espíritu de la historia solo se realiza de manera fáctica el establecimiento de lazos efectivos, afectivos y reales
y real en los volkgeist, en los pueblos como identidades guiados por la idea de construcción unitaria de la ecú-
colectivas situadas en un espacio y tiempo específico. mene colombiana. Y en el derecho nacional la realiza-
La identidad nacional es encontrar en la otredad mi ción de su potencia y su voluntad como horizontes de
propia mismidad. La conciencia en el Estado se con- su libertad. En el Estado se reúne la idea ontológica del
vierte en un valor moral en tanto que el Estado mis- Dasein como el ser del hombre en el mundo, como to-
mo se comprende como sujeto realizador de una talidad espiritual constructora de la historia, es el hom-
misión histórica, una revolución axiológica que bre real situado; y la identidad nacional como la multi-
consiste en el reencuentro con el ser de la colom- plicidad ética y cultural cual dato real del espíritu colom-
bianidad. El Estado es ético por cuanto configura biano. El Estado para nosotros es la consciencia y la
una atmosfera moralizante que consiste en la concien- inteligencia de la nación, pero a su vez es el moldeador
cia ética sobre la humanidad del otro que es mi compa- de la misma, en lo que Lira llama proceso de nacionifi-
cación [37], que sin homologar la diversidad la reconci- junto del pueblo y el Estado como expresión de su
lia en un proyecto identitario único. El Estado como consciencia política en constante progresión. Así el
aparato superior y común a todo el territorio colombiano pueblo está en el Estado y el Estado en el pueblo.
debe integrar todas sus formas culturales, sociales, Debe ser el pueblo que a través de sus asociacio-
económicas y políticas, a través de sus recursos institu- nes políticas, económicas, sociales y culturales
cionales, jurídicos, académicos, militares e ideológicos luche por preservar y perfeccionar sus tradiciones
en un proyecto unitario basado en la idea de colombia- e identidades y el Estado debe ser tanto garante
nidad como síntesis espiritual en la forma de un ethos como empoderamiento trascendente en la colom-
nacional, consciencia y ley existencial del pueblo que bianidad como realidad identitaria unificante y et-
revalorando la diversidad la reúne no en “una unicidad hos existencial. No debemos confundir, nuestro
totalizante negadora del pluralismo cultural, sino como Estado es secular en esencia, pero a diferencia de la
unicidad diferenciante, o unidad en lo diversifican- religión cívica Roussoniana o el Estado confesional, el
te” [38]. En la tridimensionalidad axiológico-metapolítica Estado ético emula la identidad y valores nacionales en
del nuevo Estado se reúnen las tres fases del Estado una unidad política que verdaderamente sea propiedad
ético hegeliano [39]: el universal en-si en la axiología de los colombianos. El Estado es el poder y la cons-
jurídica del Estado [40]; el universal para-si en la con- ciencia del pueblo en tanto que se conoce a sí mismo y
cepción antropológica existencial del Dasein [41] (ser- eleva su identidad como potencia e imperium frente a sí
ahí) como condición ontológica del hombre; el particular mismo y a los demás pueblos. La principal función del
para-si en la eticidad del pueblo y el individuo [42]; el Estado ético es inculcar en el individuo la consciencia
resultado es el universal concreto en-si-para-si en el cívica y moral de su colombianidad –en ella está me-
Estado ético como sintetizador y realizador de la etici- diada la eticidad del Estado- que como identidad matriz
dad en la forma de la Colombianidad como volkgeist o ilustra su deber histórico para la construcción y perpe-
Dasein nacional. Acá la doctrina Joseantoniana adquie- tuación de su pueblo. Es el derecho de existencia co-
re todo su sentido pues la nación se convierte en la lombiana guiada por el ideal de justicia suprema, la
unidad de destino en lo universal. El ethos de la identidad nacional y la libertad como principio y destino
colombianidad será nuestra universalidad, unidad de de su universal.
destino conformada por los principios-fines de identi-
dad, justicia, y libertad. La construcción de la ética na- REFLEXIONES SOBRE SOBERANÍA
cional se realiza de manera biunívoca en un trabajo Llegamos entonces al problema que nos convocó en
conjunto entre el pueblo y el Estado. Si bien en este primera instancia y con el cual iniciamos éste ensayo:
paradigma de la cuarta teoría política el resurgimiento la cuestión de la soberanía. La actual mutación de los
de la consciencia espiritual de los pueblos no pasa tan- estados nacionales que desplaza la soberanía del esta-
to por una construcción estatal, como una reconfigura- do-nación –y por ende de los pueblos- hacia instancias
ción cultural en grandes espacios geopolíticos autóno- superiores inter y transnacionales, es una consecuen-
mos, en nuestra teoría resulta imperativa la acción del cia lógica del mismo proyecto moderno liberal del Esta-
Estado como configurador de la nación y como expre- do que ha desarrollado de manera superlativa la con-
sión superior de la misma. Pero se aleja de los postula- tradicción interna sobre la que se funda, esto es, pro-
dos del Estado totalitario en tanto que el pueblo es clamar la soberanía popular al tiempo que separa la
dueño de sus escalas axiológicas y el deber del moral -entendida esta de manera nietzscheana como
Estado es el de protegerlas al tiempo que corregir o cosmovisión y ejercicio de poder- de la política, elucu-
perfeccionarlas si es necesario en un trabajo con- bración intelectual iniciada por Maquiavelo y atizada
por las rupturas mencionadas por Ayuso. Abstraída la pactos internacionales, al tiempo que la injerencia de
moral de la política y por lo tanto el fundamento las mismas instancias al interior de los Estados preten-
metapolítico y metajurídico del Estado, queda dre- den arrebatar la soberanía desde abajo presentándose
nada la sustancia jurídica que alimenta los dere- como garantes de los derechos individuales, en lo que
chos fundamentales del pueblo en beneficio de un Aramburo y otros autores han denominado como lo
entendimiento meramente positivista del derecho y glocal. La recuperación de un concepto que ya pasa
por lo tanto unívocamente coactivo-represivo. En como un vestigio de la teoría política moderna, necesa-
segunda instancia el reino-nación y luego el Estado- riamente requiere de la evocación genuina del pueblo
nación nacieron como instrumentos centralizadores del como titular de la soberanía, pero no ya bajo la tesis
poder en función de la guerra, por lo cual los antiguos individualista del liberalismo que concebía al pueblo
fueros feudales y las corporaciones fueron eliminados como la suma de los integrantes de un territorio y a la
en beneficio del poder central por lo cual los individuos soberanía como agregado de la voluntad general, ni
y grupos sociales solo pueden participar del poder polí- tampoco como la soberanía clasista del socialismo. De
tico a través de la representación de funcionarios y par- la mano de Alain de Benoist y Aleksandr Duguin
tidos. Luego, el proyecto antropológico individualista del sostenemos que el concepto de soberanía debe ir
liberalismo que “rechaza” cualquier coacción sobre el ligado al de identidad por lo cual entendemos al
individuo generó un Estado de derecho que solo legisla pueblo de manera cualitativa orgánica como Etnos,
para individuos promoviendo una visión del hombre es decir como calidad moral diferencial e histórica. Para
como desarraigado de sus marcos de pertenencia, los de Benoist ambos conceptos –soberanía e identidad-
pueblos solo son entendidos como mera agregación de deben compartir una relación simbiótica, no se debe
individuos. La persona se ve enfrentada sola a la coac- entender el uno sin el otro pues la identidad es el senti-
ción del Estado y solo participa del poder político a tra- do de la acción soberana, es decir, por quien, para que,
vés del sufragio. Mas el golpe contundente al derecho de qué forma y para quien va dirigido el super omnia o
de existencia y autodeterminación de los pueblos lo poder supremo.
realiza la creación de instancias jurídicas supranaciona- La soberanía sin la identidad es una cascara vacía, la
identidad sin soberanía tiene todas las posibilidades
les y el derecho humanismo internacional, proyecto de convertirse en un ectoplasma. No hay que separar-
iniciado con la abolida “sociedad de las naciones” y las pues. La una y la otra a fin de cuentas son trascen-
didas en la libertad. Ser soberano es ser libre de de-
luego con la “organización de naciones unidas”. A este terminar por sí mismo tu política. Conservar su identi-
dad implica, para un pueblo, poder decidir libremente
respecto Carl Schmitt nos expone: las condiciones de su reproducción social (Alain de
En relación con este género de actividad internaciona- Benoist, 2017).
lista, surgió también una teoría adecuada a él. Su
“escuela” procedía de Viena. Quería ser “pura” doctri- Aludir al etnos es reclamar una soberanía de cuño
na jurídica, pero concebía, sin embargo, el derecho de nacional, la soberanía reside en la nación como comu-
una manera absolutamente positivista como mera
norma coactiva. Luchaba contra el concepto de sobe- nidad histórica organizada. Al respecto Alba Flores
ranía del Estado y a favor de una construcción escalo-
nada general del derecho concebida normativamente, Gaxiola expone:
a la cabeza de la cual debían encontrarse las normas La soberanía nacional quiere significar cosa distinta;
del derecho internacional, en lugar de ver en ella un no son los individuos, sino la colectividad, anterior y
orden concreto de pueblos que existen concretamen- superior a ellos, no simple suma aritmética, sino com-
te, como un sistema de normas con una “constitución”, plejo orgánico, quien resulta titular de la soberanía.
pensada de igual modo, normativamente, cuya “norma Hay frente el concepto atomizador, disolvente, de la
fundamental” debía ser la frase “pacta sunt servan- mera soberanía popular, un principio integrador, agluti-
da” (Schmitt, 1933, p.4). nante, representado por la nación, todo substancial,
perdurable en el tiempo y enraizado en la tradición
De esta forma la falaz soberanía popular del Estado (Gaxiola Flores, 2013, p.33).
nacional –que desde el inicio estaba viciada- queda
Es necesario aclarar, esta concepción hoy día sufre
drenada por arriba por el derecho humanismo y los
diferentes problemas sobre su legitimidad teórica. Si la de manera orgánica conquista de nuevo la facultad de
potestad del soberano es la capacidad de legislar, crear legislar sin la necesidad imperante de delegar de ma-
normas, la nación entendida como “corpus mysticium” nera absoluta su poder, sino que este es recuperado
solo puede realizarse políticamente en dos sentidos las por cada comunidad en la forma de una democracia
más de las veces concebidos como antagónicos: la orgánica.
tradición y la ley [43]. A su vez la tradición comprende 3- La nación de esta forma no se reduce a la mera
una forma particular de comportase socialmente y que forma o uso cultural, a la mimesis o reproducción sim-
solo comparte una parte de la población, mientras que bólica, a la identidad colectiva como simple imaginario
la ley, de facto, es voluntad del legislador, y puede ir social; sino como ejercicio factico del poder necesaria-
contra la misma tradición. Para completar la crítica a mente guiado por los valores culturales. El pueblo eje-
esta noción, la soberanía debe ser entendida como cuta su voluntad y la nación se convierte en el sentido –
<<acción, ejercicio; su esencia no es la potencialidad, en tiempo real- de las condiciones de reproducción so-
sino actividad en concreto, esto es, ejerciendo el impe- cial y simbólica.
rium que le es propio>> (Gaxiola Flores, 2013, p.37). 4- El sentido de la soberanía como ejercicio del po-
La pretendida identidad en el marco de una democracia der supremo en una comunidad política debe ser la
netamente representativa donde el pueblo delega el autarquía o autosuficiencia en la preservación –y ex-
poder, queda relegada a una simple veleidad teórica pansión- de las condiciones de existencia de dicha co-
siendo que la ley y el ejercicio de la misma la realiza el munidad. Esta autosuficiencia abarca la reproducción
derecho, el Estado, los funcionarios y la norma consti- de sus condiciones materiales de subsistencia, la re-
tucional, en suma la division entre el derecho y el poder producción de su población, la reproducción del poder
de hecho. Es sobre esta división sobre la que se funda político y la reproducción de sus símbolos y escalas
nuestra reflexión y que exponemos en los siguientes axiológicas.
puntos: 5- siendo la subsistencia y el bienestar del pueblo el
1- La nación en sus dimensiones políticas, económi- sentido de la soberanía, el ejercicio y protección de la
cas, sociales y culturales debe volver al poder público a misma debe recaer en la instancia político-jurídica que
través de cuerpos sociales intermedios, es decir, bajo pueda garantizar la sobrevivencia del bienestar colecti-
la disciplina corporativa, en lo que consideramos como vo. El individuo, la familia, el municipio o la corporación
el ejercicio de una verdadera democracia participativa. no pueden por si solos garantizar las condiciones inte-
En las corporaciones las comunidades aplican de facto grales de existencia señaladas arriba, por lo que y des-
su sentido moral a las políticas que deben satisfacer de un enfoque clásicamente republicano concebimos la
sus necesidades, por lo cual la tradición no se reduce a soberanía del pueblo-nación delegada en el Estado
un discurso performativo y exclusivista del Estado sino como suprema instancia del poder político. El Estado
a una acción de facto realizada por cada comunidad y guiado por una constitución soberana garantiza el or-
sus valores correspondientes. den normativo, político, social, cultural y económico del
2- Este corporativismo como verdadera democracia pueblo. Solo a través del Estado el pueblo puede reali-
participativa es un modelo descentralizado del poder zar su soberanía. Pero –recordamos- esta delegación
pero que no incurre en el neo-feudalismo. La comuni- debe realizarse bajo el paradigma participativo de la
dad nacional organizada a través de asociaciones del democracia en la que el pueblo a través de sus corpo-
más diverso rubro se articula de manera ascendente y raciones se liga fuertemente al Estado sin confundirse
vinculante con el poder del Estado hasta alcanzar la con él –según la expresión de Alain de Benoist-, en la
instancia legislativa. La nación-pueblo, entendida así forma del Estado ético nacional corporativo.
6-El pueblo es el titular de la soberanía pues es el vértice del poder, con los máximos tribunos. No hay
más protagonista que el presidente en el escenario. El
quien posee el etnos, más en nuestra teoría del Estado parlamento al fondo actúa como una comparsa (Alzate
ético, éste también es poseedor del etnos como protec- Avendaño en Ayala Diago, 2007, p.442).

tor, portador y transformador de los valores culturales Alzate al igual que los Leopardos estimaban la figu-
de la nación. Por lo pronto partimos de una concepción ra del libertador como núcleo central de un auténtico
compuesta y no absoluta de la soberanía pero no re- nacionalismo colombiano, hispánico, andino y autorita-
ductible o divisible. Consideramos a la soberanía como rio. Era la figura del caudillo fuerte que concentra toda
producto de la integración del pueblo y el Estado, pero la dirección soberana de la nación y establece no solo
no reducible a alguno de los dos por separado. los lineamientos de un periodo administrativo, sino los
7- El Estado por lo tanto debe ser la máxima instan- rasgos mismos de un periodo histórico completo.
cia del poder por lo cual el ejercicio de la soberanía Cuando los ejércitos Grancolombianos, realizaban
homéricas empresas por el continente, y Bolívar era
legitima no puede ser condicionada por instancias ex- arbitro entre los pueblos, obedientes a su voluntad
trínsecas o superiores a él. Se niega así la emanación imperial. Eran tiempos de ciclopes, en que desde una
esquina territorial de América se podía pensar conti-
vertical del poder que comienza desde los organismos nentalmente con grandes magnitudes históricas. El
libertador, lo mismo promovía el congreso de Panamá
internacionales, para reivindicar un orden y un poder para fundar un derecho americano, que proyectaba la
erigidos desde abajo-arriba, desde adentro hacia afue- federación de los Andes, como una constelación políti-
ca con Colombia en el centro. (Alzate Avendaño en
ra. Las condiciones del sano ordenamiento internacio- Ayala Diago, 2007, p.442).

nal y de los acuerdos entre naciones deben partir – Existe pues en la sensibilidad Leoparda de Alzate
según una perspectiva Schmittiana- desde la forma de una tendencia hacia la integración americana basada
ser de cada pueblo particular. en el proyecto Bolivariano originario y que se encuentra
CORPORATIVISMO Y BOLIVARIANISMO: en concordancia con nuestra proyección continental
ALGUNOS APORTES LEOPARDISTAS DE desde la cuarta teoría. Este caudillismo en la forma de
GILBERTO ALZATE AVENDAÑO un ejecutivo fuerte y extraordinario, que Alzate combina

Es necesario aclarar que la soberanía aún constitui- con un nacionalismo patriótico y una actitud hispánica

da por los poderes legislativos, y en nuestro paradigma, de integración continental, también es compatible en su

cohabitada por una democracia más directa, participati- ideario con la tesis corporativista de la cual formula al-

va y orgánica, su verdadero y más esencial ejercicio se gunos esbozos para la creación de la democracia orgá-

realiza por el poder ejecutivo, pues en él, el mismo con- nica. Así:

cepto adquiere plenitud de realidad. Desde una lectura Aspiro a establecer si en este país de “desarrollo com-
binado” para usar la terminología marxista, donde las
Alzatista Bolivariana el presidente –dictador legal- con- clases no están suficientemente separadas y alindera-
das, es posible cierto corporativismo, no de tipo con-
centra las facultades extraordinarias que la realidad temporáneo, pues supondría la presencia de industria
histórica le concede orgánicamente por fuera del crite- pesada y la bifurcación neta de grupos sociales, sino
de vago acento medioevico, intermedio, atemperado a
rio parlamentario, tiene pleno poder sobre el territorio y nuestro estadio económico, a la falta de ordenación
vertical e clases y horizontal en profesiones. Si a eso
sus funcionarios técnicos, es el máximo comandante de agregasen las implicaciones políticas de un movimien-
las fuerzas armadas y tiene la facultad –según la tesis to semejante, quedaría totalizado mi trabajo. (Alzate
Avendaño en Ayala Diago, 2007, p.192).
de Schmitt- de establecer la realidad jurídica según la
Es sabido que la tesis corporativista de Alzate pro-
necesidad lo exija.
venía tanto del pensamiento nacionalista europeo co-
Si hay crisis económicas, un conflicto político de mag-
nitud, una tensión internacional o un pretexto cualquie- mo de la doctrina social de la iglesia católica pero que
ra, se hace investir de prerrogativas discrecionales.
Así el reparto funcional en tres órdenes es apenas un sintetizaba en el ideario Bolivariano. En las corporacio-
simulacro. Aunque el ejercicio de la soberanía se re-
nes los hombres encontraban la más noble forma de
parta nominativamente entre ellos, el ejecutivo ocupa
solidaridad para con sus camaradas del trabajo en fun- funcionalista de la sociedad, para nosotros autentica
ción de la construcción social. Este corporativismo im- forma de participación activa y organizada del pueblo,
plica tanto una articulación con el Estado como una detentador de la soberanía legitima y que en nuestra
forma de organización social más allá de él y muchas idea del estado ético culmina en un ejecutivo fuerte
veces frente a él. Lo que revela ya la idea de lo político como depositario ultimo y definitivo de la responsabili-
como una función social que rebasa al Estado. dad soberana y vertebrador unitario de las diversas
estructuras sociales. En la figura del caudillo fuerte
No necesitamos introducir ninguna tesis de los movi- bolivariano queda sintetizado todos los momentos de la
mientos contrarrevolucionarios de ultramar, porque en
Bolívar están todos los ingredientes para formar el evolución social: como supremo líder se convierte en
Estado nuevo, si se exceptúa el régimen corporativo intérprete y guía de la nación, el ser colombiano-
de la economía, ya que el dramático conflicto entre
capital y trabajo sólo se ha agudizado en los umbrales hispanoamericano. Preside la egida y la ejecución de la
de este siglo, cuando los fenómenos sociales demues-
tran que la libre concurrencia es una prima otorgada a soberanía, vertebra todas las estructuras sociales sir-
los más fuertes. El corporativismo organiza las clases viendo de árbitro a la vez que conductor, que con exce-
económicas al servicio del interés nacional. No lucha
de clases, sino colaboración de clases. Solución fas- lencia de poderes puede establecer toda una nueva
cista, pero también tesis social-católica. (Alzate Aven-
daño en Ayala Diago, 2007, p.440). tendencia epocal a través de su suprema decisión so-
berana encomendada por el pueblo. Es el “supremo
Queda así planteada la divergencia y convergencia de espécimen”, el “filosofo rey” el mejor de todos. Toda la
las organizaciones sociales con el Estado, y su expre- soberanía, la colombianidad y la eticidad- racionalidad
sión político-espacial en el regionalismo y la disputa del estado tienen su aspiración y máximo desarrollo en
centralismo-federalismo. Alzate Avendaño dibuja ape- la figura del gran caudillo nacional. Por lo cual la figura
nas los primeros rasgos de un corporativismo de orden presidencialista, democrático-liberal tiene que dar lugar
regional. a una nueva forma de liderazgo, distinto en sus funcio-
Tan funesta como la existencia de los estados federa- nes, poderes, selección, accionar, moralidad y tempo-
les, guerreando unos contra otros y dividiéndose la
túnica inconsútil de la soberanía, puede serlo una ralidad de su supremo cargo.
coerción centralista que sofoque la vida regional, qui-
tándole estímulos y recursos. Esto aflojaría la solidari-
dad colombiana, relajando sus vínculos. Las provin-
cias no van a resignarse a sudar plusvalía en beneficio PARA CONCLUIR:
de una oligarquía financiera con asiento en Bogotá.
Una forma organicista (corporativa) de la sociedad
Hay que respetar sus fueros. El regionalismo, el apego
terruñero, expresa la vitalidad del país y es blasón de como forma de participación activa del pueblo en su
una economía de productores (Alzate Avendaño en
Ayala Diago, 2007, p.355). legítimo derecho de gobernar; una constitución ética
que tenga la colombianidad y la justicia militar-social
Se habla aquí de un modelo central pero descentra- como sentido máximo de libertad; y un ejecutivo fuerte
lizado del Estado que reconoce la regionalidad de las como sintetizador y realizador de la soberanía y trans-
dinámicas socio-económicas y culturales de la nación y formación nacional: este es para nosotros una posible
que pretende un esquema estructurante del gobierno alternativa que refuerce la soberanía y la identidad de
de forma orgánica. Es el poder delegado, la autonomía, la nación ante el fenómeno de la universalización uni-
la subsidiariedad y la articulación desde abajo del pue- polar.
blo con el Estado. Hablar de corporativismo no es solo La articulación continental es igualmente necesaria
tratar de organización económica (como lo plantea Al- para configurar un nuevo polo de soberanía y desarro-
zate) sino también de organizaciones sociales y territo- llo civilizatorio. Pero esta unidad solo puede ser realiza-
riales. La forma de estructuración de todos estos orga- da por la agrupación libre de las unidades políticas y
nismos comprende una verdadera forma estructural- sobre la base Schmittiana de que el ordenamiento in-
ternacional debe partir de las características de cada Citas
nación. 1
Siegert Aramburo, Clara Inés. Producción de nuevas
En la actual fase de globalización, mimetización cul- espacialidades y cambios de autoridad. Interacción glo-
balización-conflicto armado-grupos étnicos.p.198.
tural y pérdida del sentido de la identidad nacional, el 2
Ib.P.199
nuevo Estado ético, moral y moralizante, ya no será 3
Mercado Cepeda, Pedro. Falacia laicista. El Tiempo.
4
tanto el espacio jurídico pretendidamente neutro que Constitución política de Colombia de 1991. (pag.11).
pregonaba el liberalismo donde se desarrollaba con 2015.
5
Ley 133 de 1994. “por la cual se desarrolla el derecho
absoluta libertad cualquier expresión cultural igualada de la libertad religiosa y de cultos, reconocido en el ar-
con valor de norma a todas las demás. Sino más bien tículo 19 de la constitución política”.
6
Contenido extraído de la conferencia del Instituto de
un completo campo axiológico que establece con jerar-
Filosofía Práctica (INFIP): El Estado como sujeto inmo-
quía los contenidos culturales permitidos y frente a los ral. Llevada a cabo por el Profesor Miguel Ayuso To-
rres. Canal TLV1, Especial Nº31.
cuales la nación como Estado exalta, afirma, acepta, 7
El concepto del Estado ético en Hegel: carloseduar-
tolera o dado el caso contrario rechaza, niega o censu- doperezcrespo.blogspot.com/2007/08/el-concepto-del-
ra. Esta nueva tabla de valores que conformará la per- Estado-tico-en-hegel.html.
8
Schmitt, Carl. LA DICTADURA: Desde los comienzos
sonalidad plena del pueblo está constituida por la an- del pensamiento moderno de la soberanía hasta lucha
tropología filosófica del Dasein, una idea evolutiva de de clases proletaria. Prologo: pág. 25-26.
9
Gentile, Giovanni. ¿Qué es fascismo? Citado en: El
humanidad, la idea moral de justicia y la colombianidad
espíritu del fascismo. Carlos Videla. (pág. 102).
como ley de co-existencia, consciencia y libertad de la 10
Duguin, Aleksandr. El tercer totalitarismo (critica des-
nación colombiana. de la cuarta teoría política). Geopolitica.ru
11
Lira, Israel. Breve aproximación a los fundamentos
Será el crisol societario que dará a luz a un nuevo tipo
del crisolismo: o de la posible construcción de una
humano y social en la historia. Frente a las posturas de cuarta teoría política peruana y latinoamericana. Revis-
ta de estudios Crisolistas, Vol.Nº1. (pag.15).
la sociedad abierta Popperiana o la sociedad hermética 12
<<Nación cultural: comunidad histórica y cultural-
purista del totalitarismo, afirma una posición soberanis- mente unificada, cuyos integrantes se identifican entre
ta, la sociedad soberana, que se integra y relaciona con sí por la presencia de elementos característicos, ya
sean lengua común, tradiciones y costumbres comu-
los demás pueblos estableciendo ley de carácter donde nes, y/o raza o etnia comunes. Nación político-jurídica:
la nación consciente de sí misma evoluciona a su ritmo, comunidad unificada políticamente, cuyos integrantes
se pueden identificar a través de medios objetivos. Es
según su espíritu y decidiendo que le conviene o no decir, y para nosotros, la nación político-jurídica, es la
desarrollar en el seno de su eticidad en función de su nación cultural unificada políticamente>> (Lira, 2017.
P.13).
constante perfeccionamiento espiritual. El Estado es 13
Ibíd. Pág. 13.
14
concebido como supremo portador de una idea civiliza- Las tres grandes categorías recurrentes en la inter-
toria, una misión histórica revolucionaria: el reencuentro pretación metapolítica son las concepciones del hom-
bre, la historia y el mundo. De la última cuestión decidi-
-proyecto del ser colombiano. ▲ mos abstraernos de una reflexión exclusiva en tanto
objeto nos llevaría a reflexiones amplísimas que inquie-
ren la confrontación directa entre ciencia y religión. En
este modelo de Estado como ya el lector habrá adverti-
do hemos elegido una visión secularizada como vía a la
politización efectiva.
15
Alsina Calves, José. La dimensión colectiva del
“Dasein”. Geopolitica.ru.
16
“El fin de la historia y el último hombre”.
17
El ocasionalismo junto a la teoría de la ciclicidad de
los procesos socio-históricos postulada por Alexandre
Deulofeu son tomados en préstamo de los fundamen-
tos metapolíticos de la teoría crisolista de Israel Lira
pues estos son complementarios a nuestra visión histó-
rica hermanada con el crisolismo. El eje articulador es 40
Tomado en la esencialidad del derecho formal, pero
la reivindicación de la pluralidad política de los pueblos. nuestra axiología jurídica es una formulación propia de
18
Locchi, Giorgio. La esencia del fascismo. Edición nuestro modelo ideal de Estado como catalizador de la
traducida por Ernestina Garrido. eticidad en esta aplicación paradigmática.
19 41
Ibídem, pag.31. El Dasein es universal en tanto refiere al ser del
20 hombre. Esta condición más allá de ser un en-si se re-
Duguin citado en Lira, 2018, pag.32.
21
Ibídem vela eyectada en un ser-ahí-para-si en tanto referencia
22 arquetípica del Dasein autentico.
Véase la cita de la página 8 42
23 Cultura compartida y vivida individual y colectiva-
Lira, Israel. Crisolismo y Cuarta Teoría política: estu-
mente. De ahí el para-si como una fenomenología de la
dios propedéuticos sobre las bases metapoliticas y existencia cotidiana y comunitaria.
epistemológicas para una nueva teoría política perua- 43
na. (pág.6). Gaxiola Flores, Alba Beatriz. El concepto de sobera-
24 nía y sus transformaciones, con especial referencia al
<<El crisolismo como tal, es una idea sociopolítica caso mexicano. P.37.
científica –o pretende serlo- en construcción, y que ins-
pirada en cierta forma por la cuarta teoría política de
Aleksandr Duguin, propone un modelo político indepen- Bibliografía
diente como una contemporaneidad alternativa a los
modelos de desarrollo hegemónicos>>. Israel Lira. Ayala Diago, Cesar Augusto. (2007). El porvenir del
Ibíd. (pág.1). pasado: Gilberto Alzate Avendaño, sensibilidad Leopar-
25 da y democracia. La derecha colombiana de los años
Ubaque, Juan Camilo. ¿Hacia una cuarta teoría polí-
tica en Colombia? Las2orillas. treinta. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá D.C,
26
Serrano, Enrique. ¿Por qué fracasa Colombia? Colombia.
27
Lira, Israel. Crisolismo y Cuarta Teoría política: estu- Congreso de Colombia. (1994). Ley 133 de 1994, por la
dios propedéuticos sobre las bases metapoliticas y cual se desarrolla el derecho de la libertad religiosa y
epistemológicas para una nueva teoría política perua- de cultos, reconocido en el artículo 19 de la constitu-
na. ción política. Santa fe de Bogotá D.C. Colombia.
28
Ibídem.
29
Diéguez Méndez, Yurisander. La axiología jurídica. Constitución política de Colombia de 1991 (ed.2015).
La Razón. Nueva constitución política de Colombia. GRUPO EDI-
30 TORIAL THORRE FUERTE. Bogotá-Colombia.
Ynoub, Roxana Cecilia. La Axiología Jurídica De
Carlos Cossio: Revisión Teórica Para La Adaptación A
Categorías Descriptivas De La Psicogénesis De La Ex- Dri, Rubén. (2000). La filosofía del Estado ético, la con-
periencia Normativa. Acta Académica. cepción hegeliana del Estado. La filosofía política mo-
31
“Bentham, por poner un caso bien expresivo, afir- derna. De Hobbes a Marx. Atilio A, Boron. CLACSO.
mó que la ley era un mal y el gobierno una elección de Buenos Aires-Argentina.
males, puesto que creía que la ley era enemiga de la
libertad, cualquier constreñimiento de la libertad una Flores Gaxiola, Alba Beatriz. (2013). El concepto de
infracción moral. En este contexto libertad parece signi- soberanía y sus transformaciones, con especial énfasis
ficar no más que ausencia de coacción” (James Gre- en el caso mexicano. Universidad Católica San Anto-
gor, 1962, p.83-84). nio. Murcia-España.
32
Dri, Rubén. La concepción hegeliana del Estado
Gregor, James A. (1962). La filosofía política de Gio-
(pag.3). vanni Gentile. Revista de estudios políticos.
33, 35
Bolívar Blanco, German. ¿Estado ético: Cuando? Hegel, Guillermo Federico. (1968). Filosofía del Dere-
34
Dri, Rubén. La concepción hegeliana del Estado cho. Biblioteca filosófica, Editorial Claridad. Buenos
(pag.9). Aires-Argentina.
36
Las entendemos como imperativos categóricos y
facultades morales de un Estado entendido como suje- Lira, Israel. (2017). Breve aproximación a los funda-
to moral revolucionario. mentos del crisolismo: o de la posible construcción de
37
Proceso de construcción de nación cultural y jurídico una cuarta teoría política peruana y latinoamericana.
-política. En: Lira, Israel. Breve aproximación a los fun- Revista de estudios Crisolistas, Vol.Nº1. Lima-Perú.
damentos del crisolismo: o de la posible construcción
de una cuarta teoría política peruana y latinoamericana. Lira, Israel. (2017). Crisolismo y Cuarta Teoría política:
(pág.12). estudios propedéuticos sobre las bases metapoliticas y
38 epistemológicas para una nueva teoría política perua-
Lira, Israel. Crisolismo y cuarta teoría política. na. Filosofía y Política. Lima-Perú.
(pag.14).
39
De manera Homologable y aproximada. No se debe Locchi, Giorgio (1991). La esencia del fascismo. Edito-
olvidar que es una nueva versión del Estado ético. rial Tizona.
Mussolini, Benito. (1937). La doctrina del fascismo. Edi- Webgrafia
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Ubaque, Juan Camilo. ¿Hacia una cuarta teoría


política en Colombia? Las2orillas. https://
www.las2orillas.co/hacia-una-cuarta-teoria-politica
-colombiana/
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Portada: Gilberto Alzate Avendaño
Dirección: Carlos Fernando Rodríguez
Diseño y diagramación: Camilo Ubaque
Colaboración: Israel Lira,
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