El entrenamiento en habilidades de comunicación se centra en ayudar a las parejas a
aprender a ser asertivas de forma clara y a escuchar activamente. Resalta el ayudarlas a
evitar verbalizaciones o conductas que obstaculicen la comunicación eficaz. El objetivo principal del entrenamiento es proporcionar habilidades que faciliten el desarrollo de patrones simétricos de negociación Así, por ejemplo, en una negociación caracterizada por un patrón simétrico de comunicación, un marido que normalmente es el responsable de hacer la cena informa a su mujer que ese día se quedará trabajando hasta tarde y le pregunta si quiere salir a cenar fuera, pedir la comida por teléfono o cocinar ella misma. Por el contrario, característico de un estilo asimétrico, el mismo marido podría informar a su mujer que tiene que trabajar hasta tarde y que ella tiene que cocinar esa noche Estas habilidades son esenciales en el proceso de comunicación debido a que la comunicación termina tan pronto como el que escucha deja de reconocer el mensaje del que habla (Stuart, 1980). El que escucha puede interrumpir y terminar el proceso de comunicación no prestando atención al que habla o no abordando el contenido del mensaje. Esto último se puede hacer invalidando o descartando dicho mensaje considerándolo poco importante, no justificado o poco claro, o simplemente cambiando de tema. Las habilidades del que escucha se plantean para ayudar a los cónyuges a atender a su pareja y a abordar el contenido de los mensajes del otro. Para llevar a cabo estos objetivos, se incluyen en el entrenamiento cuatro principales habilidades de escucha: 1. Tener y mantener contacto ocular, orientación adecuada y proximidad física con el que habla; 2. Dejar que el que habla comunique cuándo ha terminado el mensaje, en vez de interrumpirle con una respuesta; 3. Resumir el mensaje del que habla; y 4. “Cotejar” el mensaje percibido con el que habla, con el fin de asegurarse que el mensaje que éste intentaba enviar ha sido recibido (Gottman, Notarius, Gonso y Markman, 1976). En orden de complejidad y dificultad, las habilidades del que habla incluyen la autoexpresión, el hacer peticiones, la clarificación y el proporcionar retroalimentación. En la autoexpresión se enseña a los cónyuges a comunicar sus experiencias de los acontecimientos maritales utilizando verbalizaciones en primera persona que se centren en el presente y sean breves (Gottman et al., 1976). Se enseña a los cónyuges a que sean descriptivos y a que adquieran responsabilidades, evitando explicaciones o justificaciones por el contenido de la comunicación. Así, por ejemplo, se puede enseñar a un cónyuge a que diga, «me molesta cuando llegas tarde a casa y te pierdes la cena conmigo y los niños», en vez de decir «eres tan po-