EUROPA
LA POLITICA
LA ECONOMIA
Tras la crisis de 2008 y sus consecuencias en las finanzas internacionales, ¿qué pasa en Europa?
Sucede que esas reglas decididas en Maastricht e inspiradas por una filosofía económica específica,
el neoliberalismo, se volvieron un dogma universal incuestionable. El punto central de tal dogma
económico es que la inflación constituye algo terrible y debe evitarse a toda costa. Se afirma incluso
que el nazismo de Alemania nació de la inflación. No lo creo. La verdad es un tanto diferente: el
nazismo nació de la deuda. La inflación en la Alemania de los años 20 se originó de la deuda. Un
episodio central en la historia moderna fue el Congreso de Versalles de 1919. En él se habló de
la guerra y los franceses decidieron castigar, destrozar la economía alemana y
humillar el sentimiento nacional. Y lo consiguieron: impusieron una deuda de guerra
que tuvo un efecto letal sobre la economía alemana. Dicha imposición, junto con la afrenta política
y cultural que cayó sobre Alemania, fue la raíz de la locura criminal que llamamos nazismo.
Si se me permite una licencia, en cierta forma es como si los protestantes le dijeran a los vagos
católicos del sur: demasiado sol, holgazanería, placer y espagueti. Hay que trabajar y pagar deudas.
Para mi gusto hay una idea antigua en este concepto de trabajo. La modernidad no sólo es trabajo,
es también y sobre todo comunicación, creación, libertad. Pero no es mi papel hablar de historia
religiosa.
Lo que está pasando hoy es que el centro económico de Europa, junto con una clase financiera
pequeña, está grabando una enorme deuda sobre la sociedad europea. ¿Cómo? A través del recorte
de gastos en educación, transporte público y salud, así como con la privatización de otros servicios
públicos. ¿Es esto la cura auténtica para la enfermedad europea? No lo sé, no soy economista. No
obstante, si me remito a los acontecimientos de Grecia en el último año y medio, puedo observar
que la reducción del salario de los trabajadores y los recortes en educación y servicios públicos, dio
como resultado la disminución de las tasas de crecimiento y, en contraste, un aumento de la deuda
pública. ¿Esa es la medicina que se pretende imponer a Italia, España y el resto de Europa?
Hoy en día experimentamos con verdadero pánico la política europea. ¿En qué consiste este
pánico? En la antigüedad, los griegos consideraban dicho sentimiento como la impotencia del ser
frente a ciertas manifestaciones de la naturaleza –privándonos hasta de la respiración. Para los
siquiatras modernos, el pánico está relacionado con una realidad que supera la capacidad de
elaboración racional del individuo; por su parte, el pánico colectivo es aquel en donde la sola
información produce miedo. Lo que sabemos nos pone en un estado de exaltación e irracionalidad.
Y eso es lo que está sucediendo en la política europea. Los dogmáticos creen que el crecimiento es
obligatorio siempre, la acumulación del capital infinito y el respeto a la regla de la inflación
indiscutible. Sin embargo, de ninguna manera se trata de una ley natural. Constituye una decisión
humana susceptible de modificación. Imprimir o morir, afirman. Donde imprimir significa aumentar
la disponibilidad de circulante y “permitir” a una sociedad retomar su vida productiva normal. Pero
¿quién tiene miedo de la inflación? Los individuos con capital. Para mí, con dos mil euros en una
cuenta, sólo significa la pérdida efectiva del 10%. Esto no es una tragedia. En cambio, sí es
alarmante perder los financiamientos públicos destinados a mi universidad.
LO SOCIAL
La Comisión ha iniciado hoy una consulta pública para evaluar las actuales realidades y tendencias
sociales de las sociedades europeas. Este «ejercicio de evaluación social» se propuso por primera vez
en la Comunicación de mayo de 2006 «Una agenda de los ciudadanos». El Consejo Europeo de junio
de 2006 aprobó esta idea. El objetivo es ponerse en contacto con diversos sectores de la sociedad
para discutir qué es lo que conforma la «realidad social» de Europa. Este ejercicio sin precedentes se
basará en un documento de consulta, una encuesta del Eurobarómetro y un sitio Internet especial. La
Comisión no está ensayando políticas, sino adoptando una actitud de «escucha». Cuando así proceda,
los resultados de este ejercicio podrán reflejarse en las futuras iniciativas estratégicas, como, por
ejemplo, la revisión de la Agenda social de la Comisión en una fecha posterior del presente año.
Como punto de partida para las consultas, la Comisión presentó los días 8 y 9 de marzo de 2007 un
informe provisional al Consejo Europeo, apoyado por un documento de consulta elaborado por la
Oficina de Asesores de Política Europea (OAPE) de la Comisión. El análisis de la OAPE, la
«realidad social de Europa», que expresa la opinión personal de los autores del documento, Roger
Liddle y Frédéric Lerais, plantea una amplia gama de problemas de una manera interesante que el
Colegio espera ayudará a estimular el tipo de debate serio y de amplio alcance al que querrían ahora
llegar. El Presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, acogió con satisfacción el lanzamiento de
este ejercicio y declaró lo siguiente: «El objetivo actual de la Unión Europea es permitir que los
ciudadanos de Europa aumenten su prosperidad, solidaridad y seguridad en esta era de globalización.
No podemos hacerlo adecuadamente sin un marco común de referencia a lo que está sucediendo en
nuestras sociedades y sin una comprensión común del probable impacto de los grandes desafíos
sociales a los que nos enfrentamos.» En la Cumbre de Hampton Court, los líderes de Europa
clasificaron estos desafíos en dos grandes epígrafes: la demografía y la globalización. Desde entonces
ha seguido creciendo la preocupación pública por las cuestiones relativas al bienestar y la equidad
sociales. «A nivel de la UE hemos examinado de manera objetiva y con gran detalle los desafíos
modernos de la competitividad. Ahora ha llegado el momento de analizar los desafíos sociales a los
que se enfrenta Europa y reflexionar sobre ellos de manera equitativa», añadió el Presidente Barroso.