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Clínica de Ia urgencia
Inés Sotelo

Con prólogo de
Leonardo Gorostiza

La edición de este título se realiza en cumplimiento del


Convenio suscripto entre la Facultad de Psicología UBA
y JCE Ediciones, cf. Resolución (C. D.) No 1533/04.

Comité Editorial
Constituido cónforme la citada Resolución

Profesor Lic. Virgilio Enzo Carriolo


Profesora Lic. Alicia Noelia Cayssials
Profesor Dr. Gustavo Eduardo González
Profesor Dr. David Alberto Laznik
Profesor Lic. Rodolfo Uribarri
Clínica de la urgencia / Inés Sotelo ...let al.); ilustrado por
I Héctor O.Pérez;con prólogo de Leonardo Gorostiza.
] 1a ecl. - Buenos Aires : JCE Ediciones, 2007.
i 192 p. ;23 x 16 cm.
i tseNgTs-s87-23217-1-0
1. Psicoanálisis. I. Sotelo, Inés. II. Pétez, H. O., ilus.
; ttt. Corostiz¿t. Leonardo. prolog'
cDD 150.195

Rcalización dcl intcrior Y tapas Héctor Osvaldo Pérez

Rcvisión técnica gcucral: Juan Carlos Esquivel

e zooz
JCE Edit:iones
Juan Callos Esquivel - Editor
Av. Olivcla 1059. "11" (l4t(r) Ciudad
ilc llucnos Ailcs
.jc_csquivclfti ¡ rthoo.cotn

Prinrcr-a cdición: abril dc 2007


l. S. B. N. :978-987-23217-l-0
Irrrprcso cn la AI'gcntirta.
llccho cl dcpósito quc rnarca la ley I 1.723

Todos los dct'cchos t'cscrvados.


Prohibida la rcproducción. total o parcial,
por cualquicr Ilcdio cluc fircrc.
lndice

Presentación ............ 11
Inés Sotelo
Prólogo ............15
Leonardo Gorostiza
Capítulo 1: El Sujeto en la Urgencia Institucional ...........21
Saltrd Mental y las Instituciones (27);La urgencia gene-
ralizada (23);La Urgencia en la Universidad (2,1);Urgen-
cia cle los profesionales (25); Localización de la tugencia
(26); Normalidacl y anormalidad (27); Encuentro con un
analista (29); El tiempo, entre la prisa y la pausa (30); Ur-
gencia y gravedad del caso (31); Tiempos lógicos (31); Eva-
Iuación y avaluación (35); Culpa y responsabilidad (3?: Una
experiencia en Francia (38); Viole,ncia en las familias, r'io-
lencia en ]as instituciones (39); Etica y Moral (a0); ¿Qué
bien? (41);Rivaliclad especular (43); Instituciones y poder
(44); Verdad... a mecli¿rs (46): Debates en eI Foro (47):
Momento de concluir (5ü;Bibliografía (56).

Capítulo 2: Urgencia y psicosis............... ..........59


Entrevista de admisión (59); Entrevista familiar (59);
Entrevist¿r familiar en la urgencia (61); Confección de la
historia clínica (62); Psiquiatría y psicoanhlisis en la eva-
Iuación (63); ¿,Qué diagnosticanos en la entrevista de
admisión? (66); Ruptura, perplejidad, delirio (67); Deci-
siones del analista en la guartlia (69); Recorrido analíti-
co en la internación Qü;Laesperanza de una pregunta
o acerc¿l de una estabilización posible (74); Acerca de la
Mujer en la ¡rsicosis (76);Resolución de la urgencia (78);
Debates en, el Foro (79);Biblíografía (83).

Capítulo 3: La angustia en la urgencia ............................... 85


En guardia (85); El grafo del deseo (86); Claves para leer
el grafo del deseo (86); La angustia (89); Acción en la
guardia (91); Otros cortes en su historia (91); Consbitu-
ción clel síntom¿r (93);La operaciór"r analítica (95); Una
nueva imagen (96); Pturtualizaciones sobre la angustin
(99);Angustia y fantasma (99); Otra versión del Padre
(lO1); Debates en eI Foro, (703); Bibliografía (109).
Capítulo 4: Acting out y pasaje al acto en la urgcncia.....111
Acting oul y pasaje al acto en el caso de "Ia joven homo-
sexual" (112); Pasaje al acto: IJna "calculadora sin cál-
crrlo" (113); Pasaje al acto y acting or¿l: dos momentos
(116); La vacilación calculada cle la neutralidad del ana-
lista (117); Dololes que matan (118); Lejos clel síntorna
(119); Irrpulsos y caíd¿rs (120)1 Acting out en I¿r cnra
(122); Intervenciones del analista (122): Reclarnos de
una madre (125); La interconsulLa (727): ¿Qué inter-
venciones en las psicosis? (128); Para concluir (128); De-
bates en el lroro (130): Bibliografía (I39).

Capítulo 5: Urgencias y toxicomanías ............. 141


¿Qué consumo? (141); La clroga como producto en el mer-
cado (142); "Soy toxicómano" (143); El goce es urlo por
uno (145); Los estudiantes en la gr.rardia (145); Sínto-
n1a y consumo de la época (146); Consumos en la urgen-
cia (147); Consumo y acting ou.t (148); La operación toxi-
cóm¿rna (151); Un uso de la ley y de las norrnas (153);
Localizar otras urgencias (154); Consumo en la psicosis
( 1 54) ; Ab stinenci¿r... del analista ( 1 56) ; ¿Qué inslitucio-
nes proponemos? (157); Debotes en eI Foro (158); Bi-
bliografía (166).

Capítulo 6: La urgencia, los niños y los adolescentes ...... 169


Nirios en Gnardia (169); Otras urgencias (170); Proble-
mas de aprendizaje (171); Urgencia en la escuela: un
niño dice a todo que NO (171); ¿;Qué trae al sujeto a la
consulta? (1,72); Tengo un problema (173); El saber del
retr¿rsaclo (174); Tiem¡ro cle comprender (175); Identifi-
caciones y apariencias (176); Aprencler lalengua (176);
La debilidad mental es la forma en que se €foza del seu-
tido (178); Nombrado por el padre (179); Una persona
mayor (179); Su hijo es normal, su hijo es varón (180)l
,,Qué es analizar a un niño? (180); El control y el cles-
control, el sentido se escapa (181); Teorías sobre la
enuresis (181); Una rnadre se callsa (183); Pensa-mien-
to (183); Un padre, un hombre (184); Cosas de chicos,
cosas de hombres (185); El despertar cle la primavera
(186); Bibli ogrqfíq (187).
Presentación

El.t" libro rcúnc algunos de los temas que he desarrollado


l',la lo largo dc 10 años en 1a Facultad de Psicoiogía dc Ia
Universidad de Buenos Aires cn ol marco de la Práctica Pro-
fesional Clínica de la Urgcncia.
Las Prácticas Profesionales forman parte clel plan dc es-
tudios de clicha carrera; cn cllas más de 1.000 alumnos por
año cligen prácticas con oricntación psicoanalítica y se in-
sertan en las institucionos participando do los espacios dc
asistencia, produciéndosc cn la mayoría dc los casos el pri-
mcr cncllcntro con los pacicntos, con los profesionales y con
las institucioncs.
En Clínica de la Urgencia, con cl compronetido equi-
po doccnte quc me acompaña dcsdc 1996 hcmos ido cons-
truyendo una lógica dc transmisión en la que se invicrte
la c1ásica rnodalidad univcrsitaria: lccr y rcproducir con
actitud crítica c1 sabcr dc maestros, profesorcs, autores
cn lcls cttalcs autol'izarsc.
En csta Práctica, el tcxto ccntral será cl del pacientc y os
a partir dc é1 quc volvcrán a los autorcs, a ia teoría qr.te han
recorrido a lo largo dc los años de fbrmáción acadómica. Tex-
to que sc clesprcnde de las cntrcvistas do guardia o admisión
ocurridas cn las instituciones asistonciales cn las que el estu-
dianto ha participado.
Ésc scrá el punto dc particla para ponorso a trabajar:
haccr cn primcr lugar ttna lcctura dc ia institución y sus
dispositivos; dc sus alcanccs y de sus lírnitcs; del entrccru-
zamicnto discursivo; dc los rocllt:sos dcsplcgados para quo
Ia urgoncia so alojc.
12 Clínica de la urgencia

Trabajarán tambión accrca de las cucstiones ligadas


a la particularidad con que la urgencia aparece on cada
sujcto; diagnóstico, recllrsos, subjetivación; trama en la
que se produce el dcsencadenamiento psicótico o cl esta-
llido de la neurosis.
Ubicarán las presentaciones clínicas de la época, tiempos
dc urgencia cn dondc las presentaciones clínicas más frecucn-
tes son: la angustia , al acting out, eI pasaje al acto, las toxico-
rnanías, y en la infancia el fracaso escolar o el ahora llamaclo
dóficit atencional.
Finalmente se cncontrarán con los profesionales que sos-
tienen su práctica dccidida; rnédicos, trabajadores sociales,
tcrapistas ocupacionalos, musicoterapeutas, enfermeros; tam-
bién con los psicoanalistas que no desaprovechan la posibili-
dad dc inventar un espacio dondc sorprendor lo real en juego
cn la clínica dc la urgcncia.
Los primcros capítulos fucron presentados en cl Curso
Virtual ofrccido por la comunidad Russcll,* cuyo director es
Jorge Bekcrman. Participaron del mismo, psicoanalistas de
distintos lugares del mundo con la cuidadosa modcración de
Beatríz Bacco que posibilitó una riquísima intcrlocución e
intorcambio de experiencias de analistas que sostiencn su
práctica en culturas muy divcrsas.
Al final dc cada capítu1o se incluyen algunas intcrvencio-
nes dcl debate quc cl foro produjo.
Este libro intenta sostener la intcrlocución entre la clíni-
ca, la episteme y la política de transmisión del psicoanálisis,
sin estándares pero con todo cl rigor ético.
Mi profundo agradecimiento a las autoridades dc Ia fa-
cultad, al consejo directivo, a la Decana Sara Slapak con cuya
gestión se han desarrollado las Prácticas Profesionales, con-
solidando así la formación de los psicólogos.
A1 editor Juan Carlos Esquivel por haccr posiblc csta
publicación.

*Comnniclad Russcll (rnsscll@comunidadrusscll.com).


Inés Sotelo r3

A todos los que han participado de oste libro con sus


relatos clínicos, con los debates en cl foro, transformándolo
en un espacio de conversación, lazo fundamental para la
formación de los analistas.
Mi especial rcconocimiento y gratitud hacia Leonardo
Gorostiza quc ha enriquecido estas páginas con cI prólogo así
como con su gonorosa lectura e interlocución.
A los estudiantes, a quienes está dirigida esta publica-
ción, que con sll presencia comprometida ponen en causa nues-
tro deseo por la transmisión del psicoanálisis.

Inés Sotelo**
Febrero 2007

**Inós Sotckr. Psicoanalista. Profesora dc la Práclica Prof'esional ciinrca


do la Urgoncia, Calrcra clc Psicoiogía y Prof'esora cle Psicopatoiogía cic la
Car|cra dc Nlusicotcrapia. Facultad dc Psicología. UBA. Micmbro clc la
Escucla clc la Orientación Lacaniana (EOL) v dc la Asociación Munclial cle

Psicoanálisis (AMP). (misotclo@psi.uba'ar)


Prólogo

T Ttto itnagen ya clásica, que los hunoristas gráficos han


LJ sabido popularizar durante dócadas, sin duda contribn-
yó a consolidar un prejuicio en el sabcr popular: la idea de
que habría una incompatibilidad o disyunción ontrc cl psi-
coanálisis y la urgencia. Efcctivamentc, la irnagen aírn hoy cs
evocada para delicia de los lcctores. Ei pacientc, tranquila-
mente rccostado en el diván, se cntrega a la asociación libre,
micntras eI analista, atiendc con caltna y realiza sus ocasio-
nales anotacioncs. Una atmósfcra atemporal parece apodcrar-
se dci cuadro hasta quc alguna ocurrencia del paciente -gene-
ralmentc vinculada a la rcalidad cfcctiva o a algún ardid de
Iógica pura- sobresalta al analista y lo reconduce aI cstado do
viáitia. Bastará entonces alguna elucubración de scntido de
cuaiquiera de los integrantes dc la paroja terapéutica para
quc la calma vuelva a instalarse para tranquilidad dc ambos.
El supuesto sueño analítico prosigue.
Hasta aquí Ia versión, más o rnenos fiel, de esta concepción
vulgar que a mcnudo hace pensar que un anáIisis sicmpre ha-
brá de irnplicar un minucioso trabajo de remcmoración de la
historia infantil clcl sujcto, voiviéndolo así incompatible para
haccr frcute q, aquellas situacioncs en las que la prcmura quc
impont-'la angustia demanda solucioncs rápidas y cficaces'
Sin cmbargo, bastaría con onumerar los comienzos de ai-
gunos ya clásicos historiales clínicos frcudianos para demos-
tru, q.,o, por cl contrario, cabc afirmar quc la urgencia subje-
tiva lcjos de oponerse al psicoanálisis es consustancial a su
práctica. Porque, ¿,no cs una inmanejable situación de urgcn-
cia subjetiva la que lo llcva al Hombre de las Ratas, cn Lrn
cstaclo dc agitación que el propio Freud destaca, a pedirle con
t6 Clínica de Ia urgencia

dcsesperación una solución a su ideación obsesiva'/ ¿No cs


acaso bajo Ia prcsión de la angustia quc expcrimcntan tanto
el padre de Dora como cl de la Joven Homosexual -por el
extravío y cl accionar dc sus hijas- que recurrcn a rtreud como
último intento dc rcspondcr a lo q'e para ellos no tiene nom-
bre? ¿1Y qué dccir de Juanito y de su padre? ¿No cs tarnbión
cn esto caso la angustia cl afecto que preside cl cortcjo sinto-
mático del pcqueño y altera el supuesto cquilibrio familiar
hasta cntonces a duras pcnas conservado?
Pero además, si se sabe lcerlo,l ha sido Jacqucs-Lacan quien
de un'rodo n otro ha señalado a lo largo de su enseñanza esta
rolación intrínseca cntre el psicoanálisis y la urgencia.
Ya sca cn su temprano <Informe de Roma>, on 1gb3, ai
señalar:
<Nada creado que r1o aparezca en la urgencia, nacl¿r en la
nrgencia que no engendre su rebasamiento en la palabra>.2

Ya sea en un brcvc cscrito de 1g66 titulado <Del sujeto


por fin cuestionado)) y que precedió a su <proposición...) so-
brc el pase, cuando -cn un contexto relativo a ia forrnación de
los psicoanalistas- afirrna sin ambages:
<Por lo menos ahora podemos contentarnos con que mien-
tras dule un rastlo de lo que hemos instaurado, habrá psi-
coanalista para respollcler a ciertas urgencias subjetivas...>.:l

O bicn cn la conclusión de su <Prcfacio a la edición ingle-


sa del Seminario 11> dondc sorprendentemente hace mon_
ción a Ias urgencias subjetivas:
<Serialo que, conro siempre, mieutras escribía esto los ca-
sos de urgencia me estorbabano'l -dice como al pasar.

1. com'lo hacc Jacqucs-Alain Millcr cn su actual curso do la oricntación


Lacaniana, clasc del lir dc novicmbre dc' 2006.
2. Escritos 1, Sigto XXI Editorcs, Argcntina 1988, pág. 281.
3. Ibíclen, pág. 226.
4. En In.tert:enciones I Textos 2, Manantial, Argcntina, 1ggg, pág. 62.
Inés Sotelo L7

Una y otravez, Lacan reitera el lazo indisolublc que exis-


te entre la urgcncia subjetiva y el psicoanálisis. ¿Por qué?
,-$
Porque la práctica analítica de orientación lacaniana pre- w"p
cisamente se funda en aqucllo que al hablanteser se le hace
presentc como lo imposiblc de simbolizar, aquello quc sobre-
pasa lo que su palabra puede nombrar, es decir, se funda en
aquello que Lacan llamó: cl traumatisrno -úrou matísme- del
agujero de lo reai, es dccir, el traumaf,ismo dcl <no hay rela-
ción (proporción) sexual>, inherente a todo ser hablante.
Es entonces desde esta perspectiva, bajo este marco, que
podemos afirmar que la práctica analítica de las urgencias
#
subjetivas -lejos dc oponersc- constituyc un ámbito privile-
giado para 1a práctica del psicoanálisis y, aún más, para el
esclarecimiento de sus fundamentos.
Porque se trata no sólo de detnostrar Llna y otra vez, como
el lector podrá muy bien constatar en las páginas que siguen,
Ia enorme efectividad tcrapéutica del psicoanálisis ante las
urgencias subjetivas. Esto es fundamental, pero también 1o
es destacar {omo también podrá corroborarse en varios pa-
sajes del texto- la dimensión ernincntemente ética de una
orientación que no ccdc cn Ia cxigcncia dc apelar a la apari-
ción de una subjetividad responsable allí donde otras prácti-
cas profundizan la victimización del pacicnte.
Es así que Clínica de Ia Urgencia, Iibro que reúnc la
expericncia dc las clases dictadas por Inós Soteio a lo largo
de dicz años de enscñanza cn la Facultad de Psicología de la
Univorsidad de Bucnos Aires, sc inscribc en una perspccti-
va crucial. Crucial porque se trata dc una expericncia de
cnseñanza que proviene de un cspacio anualmentc poblado
por aproximadamente trescientos alumnos. Nada más y nada
rnenos que trescicntos alumnos pueden acceder así a una
dimcnsión dc la cnscrianza y la transmisión que permite
contrarrcstar la pendiente a la que habitualmente conducc
el discurso universitario.
Porque la clínica de Ia urgoncia introduce otra dimcn-
sión, la que sc oponc a la experiencia concebida como una
mcra acumttlación de saber. Dicho dc otro modo, es como si
esta práctica -al darle la palabra al sujeto, o mejor dicho,
al propiciar que el sujeto advenga cn tanto tal- agujereara
J,P Clínica de la u

ol <todo saber> que está presente en la estructura misma


del discurso univcrsitario. De este modo, tal como rccién
subrayábamos, la clínica de la urgencia en tanto apunta a
quo el sujeto sea producido y alojado, se oponc a su masifi-
cación bajo rasgos comltnos, ya se llamen <las víctimas> o
los <traumatizados>.
Y cn cste scntido, al proponerse evitar que los individuos
se picrdan, st: desvanezcan en el anonimato de la rnasa, pllo-
de constatarse cómo la clínica de la urgencia necesariamente
debc ser inventiva. Hay que inventar cadavez, de nucvo, por-
que antc la urgcncia (sc nos queman los papeles>, y tambión
porque -tal como se trasunta con claridad en estas páginas-
los analistas pasan a ocupar lugares que no son los del dispo-
sitivo analítico tradicional sobrc el cual, sobre cuya caricatu-
ra, bromcábamos al comienzo.
Ocurre, como tambión aquí se recuerda, que cstamos cn
la <civilización del traumar>, cn los tiempos de <la urgencia
gencralizada> o en los tiempos <dei Otro que no existe>. Es
decir, estamos cn los ticmpos que muestran las conscclren-
cias dc Ia caída dc los grandes relatos, dc los idealcs y de las
tradiciones que antes daban cobijo a 1os sujetos; estamos en
la ópoca postradicional, la ópoca de los sujetos dosorientados,
sin brújula. Todo lo cttal sc manifiesta en una clínica muy pre-
cisa - hecha del trauma y de su corrclato,la angustia- que bien
podríamos llamar una <clínica del desamparo>. Es precisamcn-
tc lo que subrayamos más arriba y que cstablece un nudo
fundamcntal entre la urgencia subjetiva y el psicoanálisis.
Porque hay dos dirnensiones del trauma a considerar: cl
trauma estructural (constituyente) y cl traunt'a como aconte-
címiento impreuisto quc introduce lo inasirnilable a través del
cncucntro con una contingencia.
Esta doble caracterización pcrmite entcndor quc' cn cier-
to modo, cl trauma como aconteciendo imprcvisto no hacc sino
reduplicar el trauma estructural por el hccho de ser hablan-
tes, el troumatisme quc antos mencionamos.
Y, en cste scntido, así como decimos que para Ia forrna-
ción d<:l analista la práctica con la psicosis es formativa (las
prcsentacioncs de enfcrmos, cl estudio dc la psicosis) porqtte
<la psicosis es la estructtlra>, es dccir, revela la relación nativa
*¿41,uLt ú ¿n-'v-!-x-.'tr-a-(*r,l h a+ g;"*"ala
q
¿t4
*4fav^¡W-u¿.*WÁ/
Sotelo Inés 19

del sujeto con el significante cuando no ha sido vestida por la


myela edípica, tal vez podríamos dccir otro tanto de Ia prác- i'(
tir:a dc la urgencia por cuanto rcconducc a las rclaciones trau-
uáticas originales del sujeto cn su propia constitución. Des- lrY
de esta perspectiva, tal vez poclríamos cntcnder cómo el psi-
cunálisis aplicado a la terapéutica -dc cso se trata en esta
clínica de la urgencia- puedc esclarecer cuestiones relativas
al psicoanálisis puro,, aquól ligado a 1a formación dcl analista
¡- revitalizar cl dcsco dcl analista.s
A modo de una primera aproximación podríamos su-
brayar cinco puntos que hacen a esta dimcnsión formativa
de la práctica con Ias urgcncias y que puede leersc en ias
clases que siguen.
1) La práctica con las urgencias subjetivas es una práctica
que potencia la exigcncia de cscuchar el detalle. eI relicvc
singular en cl discurso de quien consulta.
2) Es también una práctica qlre, en la medida cn quc no se
plantea respondcr desde un protocolo prcestablccido, fuerza
al practicante a cjorcitarse en la clisciplina de <<oluidar lo
que sabet de antcmano.
3) Es una práctica que necesariamcntc debe ser inuentíua, ya
que -conro dijimos- hay quc invcntar cada vcz porque se
nos (querran los papeles>.
4) Es una exporiencia que l1eva al practicante a confrontarse
con Lrn equivalente dc lo traumático constitutivo a todo
parlétre. Esto por cuanto suponcmos que toda situación
traumática implica de algún modo una rcactualización de
su encuentro con eI troumatísme de la no relación sexual.
5) Nos atrevcmos a conjeturar quc una práctica cn la quc
resulta imprcscindiblc obtencr csc significante por cl cual
cl sujeto puedc localizarse yrcprcsontarse antc ol Otro-<<signi-
, ficante de Ia urgcncia> se lo ha llanado tambión-, y para
Io cual hacc f'alta tiempo, es decir, hacc faita una (pallsa))

5. Scgúrn una fórn.¡ul¿r clc Eric Laurcut.


Clínica de la urgencia

que introduzca un tiempo en Ia urgoncia, es una práctica


quc necesariamente implica que debe operar algo de lo <im-
piadoso> del deseo del analista. Impiadoso porque el deseo
del analista es el que, dosificando Ia angustia, no se detie-
nc ante la piedad propia del eje imaginario intensamente
convocada en el colapso, en la contracción temporal que
supone la urgencia subjetiva. Tal vez podríamos hablar
aquí de las virtudcs dc <una pausa impiadosa>.
Podríamos hablar cntonces de lo impiadoso de una pausa
que lc rccucrda constantcmente al practicante que no debe
olvidar quc su acto sicmpre está suspendido de una hiancia,
en un abismo que no tiene nombre. Es Io que se escribe con el
matema del S de A tachado y con el cual Jacques-Alain Miller
dijo en una oportunidad qtlo convendría que el anaiista hicie-
ra Lrna periódica (cura)), ya que cs la mejor rnallera de preve-
nir la infatuación que surgc de la identificación al sujeto su-
puesto saber. Entonces, ¿la práctica con Ia ttrgcncia como (cura
preventiva> de la infatuación? ¿Por qué no?
Entendemos que algo de csto es 1o fundamental que el
libro de Inés Sotelo logra transrnitir. No sólo una precisa ela-
boración de saber acerca de la práctica ante las urgencias
sino los límites mismos de ese saber ante el real que debe
afrontar cadavez.
Y de este modo, tarnbién alcanza a transnlitirnos stt pa-
sión: la de sostener tlna práctica de enseñanza quc persevera
y que no está dispuesta a abandonar la nobleza, esa noblcza
que la práctica anaiítica sólo puede extraer a partir de con-
frontarse cada vez su imposible.

Leonardo Gorostizax
Febrero de 2007

*Lconardo Grlrostiz¿r, Psicoauaiista crn Bucnos Airos. Analista Miembro


(ANf E) clc la Escucla dc la Oricntación Lat:aniana y do la Asoci¿rcián Mun-
dial dc Psicoanálisis. Dircctor dcl Instituto Clínico Buenos Ai":, iICBA)
(goro@flrbcrtcl.co ur. ar)
i.

F* Capítulo 1
F-
El Sujeto en la Urgencia lnstitucional*
F
ft

Salud Mental ylas instituciones

pensar cl lugar de la Salud Mental en la instituciones pú-


I blicas, nos lleva a reflexionar acerca de la dernanda quc
allí lloga.
Utilizarcmos una refcrcncia freudiana para abordar e1
tema: un judío vienés, pobrc, sube a un tren para dirigirse a
un lugar para tomar agllas tertnales, famosas por su función
terapéutica pero no tienc dincro para comprar boleto. El
guarda se 1o pide y, colno no lo tiene lo obliga a bajar del
tren; éste salc pcro sttbe nuevanente, el guarda vttelvc a
bajarlo y él a entrar. La tercera vez el guarda lc pega y Io
baja, repitióndose csta secuencia varias vcces. Finalmentc,
se encuentra con un conocido quc le prcgunta ¿hacia donde
vas?, el hombre le responde ((voy a tomar aguas tcrmales, si
1a salud me lo permitc...>.

*Est¿r clasc firc dictada tanbión on cl CONNAF-Consejo Nacional rlc la


Niñcz, Adolcsccr-rcia y Familia organistno quc dcpondo dc l¿r Sc<:rotaría de
Dcsarrt¡llo Soci¿rl-Mirlistt'rio dc D('sarl'()llo S,rcitrl ¡'Mcdio Anlbir'nt<'-Pl't'si-
clcncia dc la Nación dc la Rc¡lúrbli<:a Argcntina. Estc orgauistno intcrvicno
cn múrltiplcs situ¿rcioncs qttc involucron f'amilias, aclolcscentes y niños, rc-
sultanclo ¡rrcponclcrantc para talos intorvcncioncs cl trabaj<l rnultidiscipli-
nario o intcrclisciplinario dc los ¡rrof'csionalcs quc rloscmpoñ:rn allí su lirn-
r:ión: Psir:óiogos, Trabajatlorcs Socialcs, Abogados, Mirdicos, ctc.
CIínica de Ia urgencia

Eric Laurent tomará este relato afirmando que la Salud


Mcntal cs lo que nos pcrmitc permanecer en cl tren y alcan-
zar cierta paz, si... nuestra salud mental nos Io perrnite.l
Al hospital pírblico, a las instituciones llegan pcrsonas
golpeadas: dcsocupación, desarraigo, marginalidad, desmem-
bramiento familiar; manifcstando el dolor, el sufrimiento in-
soportable como signos dc lo que no anda.
En cierto nomcnto, quo no sicmpre coincide con hechos
objetivamente graves, se producc la ruptura dc la homeosta-
sis con que la vida transcurría; se rornpe el cquilibrio que
I sostenía las relacionos con los otros, con cl trabajo, cou los
lazos amorosos y farniliares, con los pensamientos y hasta
con el propio cuerpo.
Esta ruptura podemos ubicarla cotrro urgencia quc rc-
quicrc intervención profesional. Así, cl sujcto, la familia, la
escuela o el juez, solicitan, indican o acompañan para que el
cstado por la vía dcl hospital público trabaje para el retorno
al bienestar.
El cstado dc bienestar asegura que los ciudadanos estón
en slls trenos, cn sus cochcs, on sus casas y quc pucdan pcr-
manccer allí, <si es qlrc ticncn cicrta salttd>.2
Por su parto Ia Organización Mundial de la Salud impul-
sa la promoción, prcvcnción y asistcncia de la Salud Mental
como dorccho includible dentro del carnpo de la salud; para lo
cual promucve el trabajo intcrdisciplinario, con todos los pro-
fcsionalcs cuyas incumbencias los habilitcn a dcsanollar ac-
ciones eficaces que asegurcn tales objetivos.
En csta dirección la lcy de salud mental de la ciudad de
Buenos Aircs, cstablccc: el rcconocimicnto dc la salud rncn-
tal como un proccso detcrminado histórica y culturalmente
cn la sociedad, cuya prescrvación y mcjoramicnto implica una
dinámica dc construcción social, y está vinculada a la concrc-
ción dc los derechos al trabajo, al biencstar, a la vivienda, a la
segr-rridad social, a Ia cducación, a la cultura, a la capacita-
ción y a un modio ambicnto saludable. La salud mcntal cs
inescindiblc de Ia salud integral para lo cual es neccsario el
dcsarrollo con cnfoquc de rodes dc la promoción, prevención,
asistcncia, rchabilitación, reinserción social y comunitaria, y
la articuiación cfectiva dc los recursos, así couo de los lazos
Inés Sotelo D')

solidarios. Sosticne el respeto a la pluralidad de concepcioncs


teóricas cn salud mental estableciendo que es función del Es-
tado ser garante y rosponsablc del derccho a la salud mcntal
individual, f'amiliar, grupal y comunitaria. Evitando políticas,
técnicas y prácticas que tengan como fin el control social.
¿Cómo pcnsar en este contcxto, el lugar del psicoanáli-
sis? El psicoanálisis está incluido en los prograrnas de Salud
Mental y lo encontraremos sicmp4e que haya un imposible:
<educar, gobernar y... rnás aún: elgobiemo de la curación>.3
Si bien cl psicoanáIisis como terapia ef\.caz, permite tal
inclusión, agrega Laurcnt, no es una terapia dela psyché, es
decir del pensamiento, del órgano sino del sentido. Ordcnar
la prolifcración de sentidos, fundamentáTlmcnte el sE-tiffi
s política que alcanza el progra-
ma de la civilización>.'1
{ Incluirnos como psicoanalistas en las institucioncs, cnla-
izándonos con otros saberes es cl clesafío con el quc entramos
tdccididamcnte cn el siglo XXI. Scrá necesario ubicar el lugar
del <objcto psicoanalista>r, ¡5¡s¿. producido por un discurso al
que habrá que encontrarlc su uso ya que cl espacio analítico
es un espacio en cl cual se juega un destino fundamental dcl
scntido de la civilizaci6n.i'

La urgencia general tzada

De csta forma caracteríza Guillermo Belaga, Jefc dc Ser-


vicio de Salud Mental del Hospital dc San Isidro, a la prescn-
tación mas frecuento en guardias y admisiones en las institu-
cioncs. Bntidad clínica y política. dirá, en corrcspondencia
con cI nllevo rógimen social, producto de un mundo transfor-
mado por la ciencia y la globalizacíín económica
<La urgencia generalizada habla de un traumatismo tan-
to a nivel cle lo colectivo como en el singular, donde encon-
tramos la impotencia del discurso a la hora de leer el acon-
tecimiento>.6

Afirmará quc frentc al vacío subjctivo ante la falta de un


ideal común, la ciencia pasa a ser un discurso que da cierto
CIínica de la urgencia

abrochamiento, un sontido como Nombre dcl Padro, qlle rne-


diante una descripción programada hace existir una causali-
dad detcrrninista univcrsal.
La prcscncia del analista, su intervención, posibilita el
pasajc a la urqencia-subjctiva que la diferencia dc la crnci'-
gerrcia psiquiátrica con su presentaffia cn los
manuales. Mientras Ia rnedicina trabaja a partir do probabi-
lidades y estadísticas, (para el psicoanálisis los efectos dc gocc
son incalculables>, afirma Lucas Leserre.T
Síntomg, angustia, traurna, respuesta del sujeto q eregl,
rccu-r.sos-dcl strjcto, límites dcl sujcto, cobran una dimcnsión
oscnETáTTn cfdia$nóstico así como cn la táctica v ostralcqijl
quc

La Urgencia en la Universidad

Si los usos dcl psicoanálisis dependen de la producción de


analistas, la universidad es un espacio de formación episté-
mico qtre a la vez pcrrnite la inclusión de quienes sostiencn
allí su transrnisión, posibilitando cl cncueetro de los ostu-
diantes, no sólo con los textos sino tambión con la clínica y
con los analistas en las instituciones.
La Práctica Profesional Clínica de la Urgencia, materia
del plan de estudios de la Carrera de Psicología dc la Univcr-
sidad dc Buenos Aires, que dicto dcsdo 1996, surgió con la
idca de que los alumnos llcgucn a las guardias dc los hospita-
les; csta propuesta se fue ampliando a las admisiones y a
otros dispositivos asistcnciales.
A travós del ticmpo, fuimos verificando cólqq la _urtrn$
atraviesa no a una situación de cri-
rir, .ilgln*biór u l9s profeslgleleq¿a la institución misrna.
.-La
cllos están más preocupados cn cl modo de intervenir de los
profcsionalcs, cn verificar cómo sosticnen su práctica 1os psi-
cóIogos, psicoanalistas pcro tarnbién trabajadores sociales,
torapistas ocupacionalcs, tallcristas, y así dcscubren como la
urgoncia atraviesa cste quehacer.
Inés Sotelo 25

En lo particular dc la práctica del psicoanalista, sosticne


Eric Laurent, un r<cnjambre.de sabercs lo rodcan y qtlo no
lienen nada que ver con clasificación universitaria o con la
clasificación cle la cicncia... y ningún recorte organizativo dc
los sabcres de la civilización es satisfactorio para lo que sc
tionc que sostcner>.:e

Urgencia de los profesionales . t

Una de las cucstiones para pensar es ¿de quién es la ur-


góncia en esta situación de crisis?
Podría iocalizarge en el sufrimicnto de'esa persona qlre
llega; cada profesional que trabaja en instituciones asisten-
ciales, podría aportar distintos ejemplos de esta practica par- "
ticular quc sostiene.
En primcr lugar intentamos ubicar de quíén es esa Llrgen-
cia, si provienc del paciente misrno, si vicnc de la familia' dc1
juez, dc 1a cscuela, dol policía que 1o encontró deambulando
por la callc. ¿Para quién, ésa, es ttna situación insoportabie
quc hay quc resolver'l, ésta cs Lrna primera localización'
En el hospital dc Ste. Annc Lacan definió: <La urgencia
es lo imposible de soportar para un sujeto al quc nada di-
vicrto>. Franqois Lcguil, sostiene quc osta definición no nos
permitc retroccdcr en csta clínica particular quo encuentra
su lugar clc alojamiento on guardias, admisiones, y en la
clínica cn gencral.s)
En ias urgcncias lo irnposible dc soportar cs cl qttedar
inr¡erso en la repctición dc lo mismo donde la dimcnsiírn del
sujeto aparcce totalmente arrasada. Esto no sólo es para los
pacientcs sino que también atraviesa a los profesionales a
cargo; por oso una de las cuestiones a rcsolver e.s cómo hacer
soporlabic la monotonía, la cotidiancidad de la pobreza, de
la. rniscria, dc la falta de reclrrsos; esto sc transita en cada
situación, cn los problemas institucionales, cn la violencia,
cn cl desalnparo..'
Quiero dcstacar la importancia de reunirse cn la diversi-
dad cle formación, cn la diversidad dc tarcas, en la divcrsidad
idcológica, y tratar de construir el cspacio institucional corro
26 Clínica de la urgencia

ospacio crcativo, dc invenciones y ficciones, donde so consoli-


dcn las transferencias de trabajo. Buscar un hilo en comírn,
un hilo qilffi's pe'nita interlocución, es .ñffii6.
mas de salir o de tramitar'naesta urgencia.
<...ali¿trse cor"r todos los que luchan dentro de la psiquiatría
o dentro de la Salucl pública para construir estructuras
menos cmeles y esto sllpone tener una idea de los goces eu
juego en las organizqciones y en slr funcionamientor.l0

Las situaciones que se generan en las instituciones tic-


nen la rnarca del exceso con lo cual poder hacer algo con estg,
rcunirsc. trabaiar,
¿ ponsgr ^
y soportar la divcrsidad en la ins-
titución
cion dondc r:lii
donck: clijarnos, o nos eliia transitar ya es un
-
paso , conlo
uurnu para
IJa|a ir
rr rnás
rnas allá de
aila üo las propras
propias urge
urgonclas.
¡

Sc corrc cl ricsgó au.ffimcntc sc


tcrmina impotentizado.

I¡calización de la urgencia
-
La urgcncia, en general se prescnta como dolor, corno su-
frimicnto insoportablc, como mptura aguda. Frcud decía quie-
brc dc la homeostasis con quc la vida transcurría.
Habitualmentc cl profcsional se encucntra con aquól que
ha tenido dificultadcs y problernas desde sicmpre pero sc ha
sostenido en cierto cquilibrio, hasta que algún acontccirnien-
to impensaclo, inesperado, contingentc, llega a su vida. Un
nacimicnto, un embarazo, la pórdida dc un trabajo, la pórdi-
da de un ser querido; Lln oncuentro o desencuentro amoroso,
puedon irrumpir cn la vida de alguicn conmoviéndoia. euic-
bJq g" este eqlilibrio en cl devc +
La urgcncia da cucnta siempre dc algo dol órden la rup-
tura, por oso es impirtiñTdlocaúZer qü6@
do csa honrcostasl$ por quc si csa f'amilia, por quó si csc su-
¿ jCfdfncionab'a rnas o menos bien cn su vida, con sus proble-
mas, con sus dificultadcs, con sll adicción, con su síntoma, a
partir dc cierto mortcnto no logra sostencrse solo. Cuando se
I_ocaliza csto, ya pucdo empozar a haccrsc otra lectura.
Inés Sotelo ta

tratará d" r-bi.ut ul ot"r,, d" ¡


Se camo-lll-punfo do
runtura oue ,
---i'
pone en
:
cucstión cl lazo con ios
,
otrusllá-ñiáffi
p.gññi"n"t lo *d"an. con su parcja' con sus amigos. con cl
trabajo, pero tambñr co" su ptofuggryn, .offiropia ca-
n""$X1:ffi.i:T:ilt::iffff,"* * *,ación dcr sujcto
_ cI
con adffiEán cl_afitcra. E@ _
rujr.to--*¿i:zo** c a mi n o s :-iláT q u ic n p u c dc q u c d a l s u rn-iüo
én la inhibición absoluta, en el aislamiento, en el mutismo,
talvaz cTdescncaclEnaTñicnto dc una psiEos-is quo dcja a1 Sü:
jcto cn pcrp irse a los otros'
tam¡iónffitiarelnos los casos que-tieñEñ quo ver con la im-
-
-
pgsividad, con Ia agr.csividad, conagtos-ncligrosos, actos dTs-
glre ponen en riesgo su ylda o la-de otros.
"qp"*-&.t,
S i lv i a B a u d i n i a t ir ni ar?!üdEirr gc n cEIüEi-"tiv a c s u r] o
de los ltlsargg privilcgiados para vcrificar Ia eficacia dc los
efccteekryapiglcos de
Llce un e terapéut
micnto dc los cstados dc Pánico, AoñEF"ó angflJtií o
p-""t"rg".i¿" ¿" tt jes al actLll
r cn relación a esto re-
quiere ao c glg requicre on prineipio dc urla !gc!qle,
mas allá de lo apremiante de la situación, loer csto que po-
dríamos llamar ttna <coyuntura dc cmergcncia>.12

Normalid.ad y anorrnalidad '

Quien atravicsa por una crisis aguda experimenta cste


pasajo ontre 1a normalidad y ia anormaiidad; quien ostá atra-
vcsado por esta coyuntura sc sicntc anormal. Nos pregunta-
mos: ¿cómo vamos a al
Esa-mánEa de desbordc quo sacudc y desacomoda al su-
jeto y a su relación con-Ios.otros, tambión produce un pasaje de.
Ia intimidad de su sufrimicnto privado a algo que sc hace públi-
co. a la institución cs Lrc a ió de nertenccer a
tiong rclación con su síntoma,, cg¡L
effi ideas, con la fantasíá, con el cucrpo. A
28 Clínica de la urgencia

partir dc cicrta situ.ación de urgencia algo se atraviesa y pasa


á lo público; cruce clc las baneras de la normalidad, como si
estas barreias existicran. Hay una vivencia de lo anormal {g
acuerd.o bon lo esperable b io no espeiabie, con los propios
idcales, con los valores del sujcto, de la familia, de la oscuela,
dcl jucz y hasta dcl profcsional.
EncontramoTaquí un juicio normativb, sobre lo norrnal,
1o anormal, lo bueno, lo rnalo, y cn qeneral en la consulta el
p"dido qa,".. rrt','l'uu n lo rror@-
clama, ",que todo'vuelva a ser como antes, que esa señora que
ahora cstá delirando vuelva a estar con los chicos, les haga la
comida, para quc todo rctornc a sus cauccs normalcs.
He trabajado en el Hospital Piñero en la Ciudad dg Buenos
Aircs, en sala de internación. Allí hay sala de intcrnSción psi-
quiátrica do hombros y una sala de mujcres. En gencral, la ex-
ternación de un hombrc es bastante mas rápida, si hay farnilia
sicmpro hay alguien quc 1o aloja; para las mujeres es más com-
plicado. Sc espera quc rdtornen cuando se pucdan hacer cargo
nuevarrente de la casa, de los hijos, cuando todo vuclva."a la
norrnalidad". Externar a un holnbrc cra, por lo mcnos hacc unos
años, más sencillo, siorirprc había una madre, una rnujcr, una
hcrmana que lo alojara. Para una mujor la cxigcncia familiar
y social era mucho mayor.
Era ncccsario realizar Llna gran tarca con la familia en
los casos en que no había motivos para sostener cl tratamicn-
to cn una sala dc agudos y de ninguna manora arneritaba ir a
ttna sala do crónicos, pero sí se necesitaba una familia que
sostuviera y quo aceptara que probablemcnte esta mujer nun-
ca volvería a la <normaliclad> esperada, y cn cambio iba a
tcner quc estar para sicmprc, dc una lnancra u otra, sostcni-
da por familiares o anigos. Tarca muy complicada ya quo sin
recursos, es muy difícil implcmcntar la estratogia dc cgrcso,
tanto para c1 analista como para el trabajador social.
Bl terapcuta puede decir: ((desaparecidos los motivos de
internación, se Ic da cl alta>, cl asunto cs ¿a dóndo'/, ¿,quión
alpja?, ¿quión recibo?, uno puedc tcner clara esta situación,
pero ¿,cómo se instrumenta"el alta'/
Inés Sotelo 29

Encuentro conun analista .

Voivomos a la urgcncia, a la irrupción de síntomas y al


paciente que en realidad no qttierc sabcr nada del por quó io
pasa lo que le pasa, 1o quc pide cs <...vttólvame ustcd al cs-
tado anterior, yo quiero cstar como estaba antes, con mis
probiemas, con mi sufrimicnto, coll mi propia relación con cI
sufrimionto, pero de esto no quiero sabcr nada...>. En rea-
lidad, el encuent{o con el a
ta-pSlqpggl¡.va y torminar guerio@
zar un tratami

rcspondct
+-----'.
a3]!t, cs crucial en las guardias y ádmisioncs
r
<Evi-
l
-
tñiilónsentir la demanda dcsesperada del sujeto de volver
a scr el de antes y en sll lugar le proponcmos rocorrer el cami-
no de los vericuctos de su decir, para que con él se invontc una
nlleva versión de su historia causada por el traumatismo>.13
EI requcrimionto que recibimos de los jueces, o de la es-
cuela, es: (acolnodar csto para que se normalicc))' para que
rctornc a carriles soportables, lo quc es bastantc complicado
cuando la cosa se dcsarmó. En todo caso, la cuestión podría
ser c.ncontrar otra ((@¿drr, digamos' uqa nueyl&{lgil,
noro@ido cs un irnposible.
dccir que
depcnde dc cómo sc lcan cstos hechos y de quién los lca' Si cl
d.iscurso, finalmente es un mo{sllc usar ci lenguaje también
va a depender si esta lecturu I@
un ps-iéoáláfiFtálliñ social o el iuez. Es necesario
localizar cuál es ue está en júego, cuál es la
idd*.í"tomaypoi@aQ.
El desafío.serl tñEJar con profesionales afiavesados por
cliscursos distintos y con diferente cotlcepción, por ejemplo,
-
de lo normal y Io anormal. Cuando los
exclusiva y ex@ados por eI proplo dlsc
SO_St rse el suieto sobre@ándo. de
;Iffi;¡o"*a se oxpulsa y se anula al niño, a ll¡amilia.-Si se
e=iá-más centrado en la ia idea que sc tiene de la situación
c el sui <Uomrencen por creer que no '
cotrrpr"*ien. Partan de la idea del malcntendido fundamentai-
Clínica de la urgencia

Esta cs la disposición prinera...)) nos indica Lacan en el se-


minario 3.11
A los alumnos, sumorgirse cn esta rcalidad cotidiana los
obliga a salir de las aulas y dirigirse a la comunidad en donde
la urgcncia emergc; allí se cncuentran con el sufrirnicnto hu-
mano; Eric Laurcnt afirma que éste está cstructurado colno
un rncnsaje y os allí donde tt
subjetivación de la urgencia.
En el tiempo dc formación se corre el riesgo de aspirar a
convertirsc en un analista ideal, que tfabaja con ese niño ideal,
'con cl pacicnte ideal, cn la institución ideal.
En los rnírltiples dispositivos ernergi: el sufrimiento hu-
inano estructurado como un mensaje y hay que leerlo, en todo
caso habrá qlro vt:r si ahí hay lcctorcs, si hay'quien csté dis-
puesto a lcer y a alojar cse padecimiento tal cual llcga.

El tiempo, entre la prisa y la pausa

La dimensión del tiempo es central en la urgencia.


Las institucioncs que trabajan con minoridad podrían
decir mucho cn relación a esto ya que están apremiados por
la exigencia de rcspucs.ta del juez, de las familias, de los ni-
ños. Allí so pone cn cvidcncia la nccesidad de decidir a toda
prisa; <el jucz resolvió inmediato traslado de...>. Todo ticne
c! aprcmio de lo que dcbió ser resuelto, no ahora sino ayer,
todo parccc dcslizarso on una vcrtiginosidad en la cual, final-
mcntc sc picrdc cl pacicnte y se pierde el profesional.
Esta exigencia cs la dc tenor quo rcsolver, rápido, bien,
sin error, sin soslayar que tambión nuestra práctica está re-
corrida por la industria dcl juicio, el juicio normativo quc nos
atraviesa. La dcmanda do rcsolver urgentemente, sin recur-
sos pcro on forma absolutamcnte cficiente, pone a los profe-
sionales frente a sus propias urgencias.
" "El sujeto tambión roclama que sc rcsuelva con pronrlra,
.todo.parccc indicar qne (no hay ticmpo>, lo cual se vcrifica
con claridad en 1as guardias aunqlre ésta cs sólo uno dc los
lugares donde se aloja.
Inés Sotelo 31

Cada consulta tiene un punto dc urgencia, que hay


que
Ieerla y encontrarla; y aLrnque alguicn pueda esperar un -mes
los Con-
foru ."t atenclido, por las largas listas de espera cnque hubo
sultorios Extcrnos hospitalarios, podemos inferir
un punto de quiebre y ruptura, de urgencia para esc sujeto'
que lo condujo a pedir ser escuchado'

Urgencia y gravedad del caso

La urgencia no debe ser homologada a la gravedad del caso.


A su vez, si un caso es grave y el sujcto llega intoxicado' o
herido por supuesto requicrc de las maniobras módicas' de Ia
sutura que prirnero ponga a salvo su vida para luego escu-
char de qué se trata.
En estos casos la graveclad nos ponc en relación con la ley
de internación, 1a seguridad para sí y para terceros, mostran-
do csta dimensión dc la urgencia que vincula urgencia ries-
y
go o gravedad; no sicmprc coincidcn'
-Dctodasmanerascuandounsujetocstáatravesadopor
por eso
una Lrrgencia, su vivcncia es ia dc <uo hay ticmpo>' Es
que sicmpre interesa pregttntar bastante cn la primera cn-
trevista, detoncrsc cn las coordcnadas quc lo trajcron a osa
consulta: ¿Por quó llegó? ¿Por qué hoy'? ¿,Qué lo trajo'/ ¿Por
quó acá? Es decir, prcguntas quc perrnitirán comenzar a on-
tramar alguna rcd on relación a cso qlrc apalccc desarticula-
do del rcsto de la vida.

Tiempos lógicos

Trabajaremos un cscrito dc Lacan qlre so llarna <El ticm-


pológicoyelasertoclcccrtidtrnrbrcanticipada.IJnnuevo
sofirirrar.i i¡
El clircctor dc la cárccl comunica a tres detcnidos quc
pondrá cn libertad a quicn resuelva primcro un problema
iógi.o. Les mttcstra tres discos blancos y dos ncgros' advir-
tiJndotes quc colocará uno on la cspaida dc cada uno' Cada
Clínica de la u

individuo podrá ver el color dcr disco de los otros cros y, por
supucsto, no podrá ver el color del disco que lleva cn slr pro-
pia espalda.
cada prisionero dcberá deducir lógicamente el color del
disco qtrc tiene tras de sí. Agrega que se les dará todo el tiem-
po para rosolverlo.
Finalmentc Lacan llamará <la solución perfecta>> a la que
dan los trcs prisionoros al salir simultáneamente del recinto.
Dcsptrós de haberse considerado entrc ellos dura nte cierto
tiempo,los tres sujctos dan juntos algunos pasosy cruzan la
puerta a la vez diciendo:

<Soy blanco y lo sé porque daclo que mis compañeros


eran
blancos, pensé que si yo fuese negro, cada uno de ellos hu_
biera inferido lo siguiente: si yo también fuese negro, el
otro' se hubiera reco'ocido inmediatamente como blu,r.o
y habría salido enseguida; por Io tanto yo no soy negro. y
los dos hubieran saliclo juntos convencidos de ser blancos.
Si no hacían tal cosa, es que yo era un blanco como elloy.

Lacan refcrirá la rnodulación del tiempo cn el movimien-


to del sofis'ra: el instanto de vcr, el tiempo para colnprenclcr
y cl momento de concluir.
El dircctor comicnza diciendo <hay todo el tiempo>, sin
embargo la urgencia del rnornento de concluir también está
presente en el cálculo del director.
La incógnita rcal del problema, para Lacan, es el atributo
ignorado del sujeto mismo. Hay un ticmpo de meditació', un
ticmpo qnc el sujcto so ponc en relación a los otros, sujetos
indcfinidos salvo por su rcciprocidad. Finahnente, el aserto
sobre sí mismo, Ilcva al sujcto a'na conclusión, la urgencia
dcl momcnto dc concluir. Es bajo la urgencia del movimicnto
lógico, que el sujeto precipita su juicio y su partida.
El sujcto en su ascrto alcanza una verdad que va a sor
somctida a la prueba de Ia duda, pero que no podría verificar
si no la alcanzase primcro en la certidumbrc.
Mo intcrcsa pcnsarlo para ci mornento de la urgencia croscle
la pcrspcctiva de quicn la atraviesa: frente aI no hay tiernpo, <<no
hay ticmpo porquc quiero salir ribre, po'q'e quiero volver a la
norma, porquc quiero irme dc acá, de rni propia prisión, de mi
Inés Sotelo

síntoma, dc estc desbordc insoportable, dc esta situación dc


crisis cuanto antes>.
Frente aI no hay tiempo, el director o cada uno do noso-
tros en tanto analista, propone : hay todo el tiempo: <cuénte-
me qué le pasa, ticnc todo el ticmpo>, cuando el profesional
sabe que no,Io hay, que ias cosas hay que resolverlas y que éi
mismo tiene al juez pidiendo un informe para la resolución
de csa internación, adopción, tenencia dei mcnor...
Se propone un instante para ver, localizar algo de esta ur-
gencia. Este tiempo en el cual, para que el sujeto pueda decir
algo accrca de sí mismo, habrá quc ponerlo en rclación a otros.
El prisionero va a poder decir aigo de sí, sin certeza, sin
seguridad y avcnturar una afirmación que posibilite la salida.
La propuesta es que salga dc su propio encierro sufriente y que
pucda decir: <<soy blanco)), (soy negro)), decir en relación a otros.
Es invitarlo a que en este tiempo, cuando se le pregunta
por su mamá, su papá, su hijo, su amante, su trabajo. sus la-
zos, sus inquietudes; el sujeto pueda abrir un tiempo de com-
prender. Nuestro trabajo tiene mucho que ver con permitir la
instalación de este tiempo, en el que pueda decir algo de sí
en relación a otros y cn relación a nosotros como terapeutas,
pero tambión armando una trama de su propia vida.
Pero hay algo más; Mauricio Tarrab sostiene que para la
superación del trauma no basta con ia vía elaborativa y me-
nos aún con la racionalización, porque la cuestión central es
como operar con un rcal fuera de sentido. Esto es <desplazar
el interés desde Ia realidad del trauma a la insistencia del
trauma para indicar quo Io inasimilabie está allí como en-
cuentro inédito, poro quc siemprc ha cstado allí y retorna en
ese encuentro perturbadopt.16
Finalmente el ú1timo tiempo, cuando el sujeto atraviesa
la puerta, es cl momento de concluir. El segundo tiempo no se
puedc eternizar; en el análisis, en cada cntrevista, en Ia ad-
misión, en la guardia, hay un rnomento en quc sc precipita
un final sin la carteza absoluta sino con cierta certidumbre,
por eso se llama un aserto de certidumbre anticipada. Hay
una certidumbre sin garantía porque el color no lo vio; y cuaudo
dice <<soy blanco> va a anticipar, va a poder decir eso de sí,
pero sin garantía.
r-
34 Clínica de la ursencia

Cuando el profesional escribe un informe, cuando da un alta,


un pcrmiso de salida, cuando toma una dccisión, es una decisión
sin garantía. En todo caso cs la solución a la cual pudo arribar
luego dc que se han desplegado las coordenadas del caso.
Lorcna Hojman, quien trabaja en el CONNAF cn el Equi-
po de Famiiias y Crianzas, afirma que en estc proceso hay
qur: abstcncrse de las urgencias institucionalcs permitiendo
cl desplieguc dc un tiernpo lógico para cada uno de los sujetos
en cuestión, por lo que la duración del proceso no estará pre-
determinada sino que se va definiendo a partir de los dichos
de los niños y los adultos implicados.lT
Deberá tornarse una decisión aunque quizás no funcione,
o sobrc la que habrá quc volver, que tal vez fracase. Interven-
ciones sin garantías pero que en todo caso, perrnitirán abrir
una trama que ya tiene consecuencias sobre cada sujeto y
sobre nosotros misrnos, entre ese instante de ver, del no hay
ticmpo a la conclusión.
En cl pasajc al acto se anticipa Ia conclusión, cuand.o un
sujeto se corta las venas, y concluye antes dc comprender.
En las patologías del acto en las cuales hay una conclusión
anticipada, se pegan los tiempos, hay un instantc dc ver Io
insoportable y hay una conclusión: tirarse por Ia ventana.
Nnestra tarea es abrir esa brecha, ese espacio, en el cual,
efectivamente, también nos corren los ticmpos, sabemos que
Ia conciusión muchas voces debe cstar ahí, cn unas pocas cn-
trcvistas o t:n Llnas pocas horas.
Cuando se logra abrir otro tienpo, esa dimensión deja
marca en los sujetos, así como en los pacicntcs, y deja sLr lnar-
ca on ia institución y en cl analista.
Intcntarcmos que la conclusión no quede ligada al <bien
sabcp del profesional o a recornendaciones morales para la
vida dc eso sujeto, sino quc posibilite el camino hacia el
bicn decir acerca del sufrimiento, de la docisión dc dar un
hijo en adopción o de rccibir un hijo adoptivo; esto cs: pro-
piciar un ticmpo para poncr palabras, mas allá do que no
todo pueda scr dicho.
Aunque el resultado no cstó garantizado, cse tiompo no
es sin consccucncias, el'cctivamcntc cs la condición para dc-
jar nna marca.
Inés Sotelo .tJ

Evaluación y avaluación

Hablábamos dc la lectura dc cicrto acontecimionto, dc Ia


posición ética del lector. En estc tiempo, además de lo quc
nosotros podcmos dccir dc osc sujoto, dc csa situación, dc csa
familia, es fundamental lo que cllos pucdcn dccir de sí mis-
mos; abrir un ticmpo en clcual algo sea dicho.
Frccucnternente cn las institucioncs los sujctos son juz-
gados, no sólo por el juoz, sino por los profesionales: médicos,
maestros, trabajadorcs sociales, psicólogos.
Miller propone para la clínica la avaluación. En lugar dc
la evaluación, la avaluación que uno la cvaluación con el avai
del paciente; cn toclo caso la intervención tendrá otro cfito
cn tañIo @¡g!o avgle rg ruthlcnle..r8
Esc padecimicnto quc irrttmpe corno ajcno, como algo dol
destino, como algo quc ilcgó. puedc virar hacia ttn lugar en
quc el sujeto consicnta dc ó1.
La decisión dc un jucz dc scparar a un padrc dc los hi-
jos, suclo aparecor como una ley arbitraria, que sc le impo-
ne sin qnc cnticnda cuál es la lógica dc csto ni qué cs lo qnc
lleva a los profcsionalcs a recomendar csta separación. En
estos casos convcndría pensar si es posible introducir algún
aval dcl sujeto.
El dcsafío será quc cn cstos padres o en cste sujeto que
padecc un síntoma, sc prodttzca algírn movimicnto gracias
al cual dcjc de ser algo ajcno y extraño para pasar a ser
algo propio, algo quc tienc quc vor con slr vida, con su his-
toria y con slrs actos; pcro no cn ol sc'ntido dcl dcrccho, o no
exclusivamcntc.
Entendcmos entonces qllo <el uso fundamental del psi-
coanálisis os quc el encuentro con un analista sc transformc
en un paréntesis en el cual cl sujcto sometido a 1a tiranía de
la causalidad, tja,lsformc el setti
la que intenta dcfinir su posición c@n-
tlo con ia falta on ser, reintroducicndo la ncccsidad de la pro-
d trcciótl clc' scnticlo"''

_ Dcsde la pcrspectiva dcl psicoanálisis lacaniano cstas


situaciones traumáticas nos confrontan tarnbién con la in-
sondablc decisión dol ser <una decisión que sc toma la orilla
F

36 Clínica de la urgencia

de lo que traumatiza al sujeto y que le concierne al sujeto,


hay dcterrninación, hay encuentro con 1o real, hay traunia,
pero hay tambión una insondable decisión)).20
El dcrecho, por supuesto, funciona de acuerdo a la ley y
dc acuerdo a su propia lógica; no vamos a pretender que los
jueces intcrvengan dosde esta perspectiva, pero nuestro tra-
bajo ticnc la posibilidad de proponer que en ese ticrnpo el
sujeto avalo su propia posición sufriente.
A través de la maniobra del analista podría producirse
alguna rectificación para que el sujeto pueda reconocerse en
cso quc aparecc corno ajeno: su síntoma, o lo que lc llega por
la vía dcl juzgado.
Tomaré una referencia aportada por Alicia Lo Giudice,
psicoanalista que trabaja con las <Abuclas dc Plaza de Mayo>
cn cl Ccntro de Atención por el Derecho a la Identidad>. La
autora afirma que <cl practicantc del psicoanálisis convocado
por el discurso jurídico, dobc traumatizarlo, para incidir dan-
do lugar al sujeto clel inconsciente, ya que no se trata de la
vcrdad dcl cxpedicntc sino del sujeto que la transporta>.2r
Micntras la rnedicina o cl dcrccho van a buscar la objetivi-
dad en el diagnóstico, cl movimiento quc el psicoanálisis pro-
pone cs ubicar la relación que tiene ese sujeto con su padeci-
miento. Esto necesita prirncro la localización de su posición
corno sujeto. Mas allá do todas las acciones eficaces e inmedia-
tas, nccesarias y que no pucdcn espcrar! apuntar a rm mas
allá en el que cl sujeto se comprometa con su padecimiento.
El profcsional va dirigiendo la cura, va dirigiendo un pro-
ceso terapéutico, va dirigiendo un trabajo social, va coordi-
nando con otros sabercs la tarea pcro sin dirigir la vida de
nadie, esa sutil difcrcncia es justamente la quc nos separa,
por cjernplo, dc las psicoterapias, dcl derecho, que finahnen-
te dirige de acucrdo a la norma, cumplida o no cumplida. So
tratará de dirigir un trabajo personal o conjunto, pero sin guiar
la vida do los sujctos desdc cierta moral o desde ciertos valo-
res ni idealcs do familia, dc patcrnidad ni dc cualquicr orden.
En esta dirccción cncontramos una precisa afirmación de
Mauricio Tarrab: <Una clínica dc la urgcncia quo exploro la
rclación ontrc trauma y dccisión. Al bordc dcl agujoro que ol
trauma produce, no se trata solo de alentar la claboración, la
Inés Sotelo 37

¡econstmcción dcl Otro que se ha perdido, y que hay que ob-


lencr para producir una invención de un camino nucvo. Se
ürata también de situar el tiempo de decisión que el sujcto
habá de tomar, que tiene la oportunidad de tomar aI borde
de ese abismo>.22

Culpa y responsabilidad

El neurótico está atravesado por la culpa por los pgque--


ños crímenes, y sobrc todo por ol crimen inaugural. T,a fun-
ción del psicoanálisis es irrcalizarlos, csto es desplázar el sen-
timiento de culpa por la respohsabilidad del sujeto,
Por Ia vía del cncuontro con cl analista, aún en la institu-
ción, cl sujeto pttedc elnpozar a qlroplglse de su sufrimicnto,
a hacerse responsable dc sus actos y de aquello que'parece
esta rna,
En los casos de violencia estc padrc golpeador probable-
mcnte sc cncontrará, sin quc esto lo justifique, con una his-
rolia que atravicsa las gcncracioncs de los hombres cn esa
familia, <destino> violento dc repctición cn la modalidad dc
goce, dc rcalizacir'rn y de perpetuación do este crimen de ge-
neración cn generación.
La intervcnción del analista apunta a provocar ttn punto
de basta, esto es un frcno quc permita la localizacíín de un
instantc de vcr su propia urgcncia, un ticmpo dc comprcndcr
las coordenadas en 1as que csta cmergc con cl horizonto put:s-
to cn Lrn momento dc concluir. Es cl primcr paso para que el
sujeto pucda haccrse rcsponsablc dc stts actos, separarsc dc
la historia cle su paclre, apropiarsc cle su propia'historia, de
su propia posición cono padrc, dc su propia posición dc gocc.
Producir un quicbre dc esc dcstino de repctición, que con
tanta frccucncia sc obscrva cn los casos que se prcscntan on
institucionos como cl Conscjo Nacional de la Niriez, Adolescen-
cia y Familia, Juzgados dc nenorcs o clc familia, implica tan-r-
bién corrcr al sujcto dc su lugar de víctirna, hacerlo rosponsa-
blc do sus actos, separarlo de la culpa y dc la victirnización.
Habría quc pcnsar cómo poncr a jr.rgar csto, también con
los niños. Para qr.rc haya algúrn tratatniento posible con Lln
I
38 CIínica de la urgencia

infantc tendrá que hacorsc responsablc de sus actos, dc su


sufrirniento, cle su síntoma, de su goce.
En los casos que llegan a las instituciones cs difícil dcs-
plazarlos dc esc lttgar, porquc cfectivamente hay situaciones
muy crudas, muy dramáticas, muy dolorosas, donde hay adul-
tos a los quc la lcy dcbcrá juzgar y sancionar.
Sin cmbargo, ci rnovimicnto quc proponemos es el de correr
al niño desde esto lugar dc üctima hacia un lugar de responsable.
Encrucijadas rnuy complejas, en las quc habrá que dcs-
lindar Ia responsabilidad y sanción a los adultos dc la rcspon-
sabilidad subjetiva de cada uno, incluidos los niños o adoles-
centcs. A partir dc allí, del bordc de esc abismo, sería muy
propicio quo cacla sujcto tomara su propia decisión.

Una erqperiencia en Francia

En cl llbro Del niño rey al niño uíctima,2:t Carolinc


Eliachcff, una psicoanalista quc trabaja cn Francia en una
institución similar al Conscjo Nacional de la Niñez, Adolos-
ccncia y tr'amilia (CONNAF) dc 1a Argentina, dcscribo margi-
nalidad, violcncia institucional, dcsamparo. No sé si son exac-
tamcnte los mismos quo sc atraviesan en Arnérica, pero ol
texto ponc cn cvidcncia quc uo cstán librcs dc los problerlas
quo aquí so rocorrcn cn 1a clínica en las institucioncs.
La autora mucstra que hay ciertas dificultades cstructu-
rales; sujctos atravcsados por lo traumático de estar en cI
longuajc, cn Ia cultura, de cstar somctidos a la ley. La insti-
tución franccsa ticnc por sigla: ASI y esto cs Ayuda Social
para la Infancia.
Podcmos utilizar csto toxto aprovcchando los ejcmplos quc
nos pcnnitan pcnsar nucstra práctica. Hay cn cl ASI una
guardcría, cu la quc alojan niños cn situación dc dcsamparo,
fundamcntalmentc inmigrantes sin permisos o sin documen-
tos. En la Argontina cstc tema nos atravicsa con los inmi-
grantes bolivianos o poruanos, y cll Europa scrán los ruma-
nos, marroqttícs, paquistanícs, los inmigrantes dc 1os paíscs
dcl estc así como también los <sudacas>.
Inés Sotelo 39

En cada capítulo hay un caso y clla va tomando distintos


ejes. Uno es cl tcma dc la violcncia de los padres sobre los

tora se pregunta sobrc la logitimidad de la intcrvonción del


Estado sobrc la vida privada, 1o cual permite pensar cn sali-
das dc Ia victimización a la responsabilidad.

Violencia en las familias, üolencia en las instituciones

La problernática de la violencia y cxcesos dc los padrcs


hacia los hijos es absolutamente frccuentc, aparece diaria-
mcnte en los periódicos.
La autora sosticno quc la cultura, la sociedad y las insti-
tucione s francesas cstablccen un juicio normativo y un jui-
cio de valor, clasificando a los padrcs en buenos o malos.
Según su propia cxpericncia, csta valoración transforma a
ciertos sujetos en padres incapaccs, lo cual conclucc a quc no
vuelvan a la institución por scntirsc juzgados, perdiendo así
el lazo con los hijos. Probablcmcntc esc padre no pueda con-
vivir con ol niño pcro podría tencr algírn tipo de contacto o
relación con ó1, cn tanto el juicio normativo de la institución
no funcionc impidióndolo.
Tambión señala quc el padrc golpeador suelc ser asirniia-
do a sus actos, al llamarlo golpeador cs ese atributo qr.rc lo
definc. Más allá dc rcsponsabilizarlo por sus actos violentos
hacia su hijo, ese padrc no os sólo golpc, como cl hijo no es
solo golpcado; un riesgo frecuentc cs asirnilar al padrc a los gol-
pes quc da y al niño a los golpcs quc rccibc; cn los cquipos de
mujcr golpcada dc los hospitalcs suele ubicarse algo similar.
En cl Hospital Piñcro hacc muchos años se organizó un
uEquipo de asistcncia a la mujcr golpcada> y csto llevó a
grandes dcbatcs concoptualcs. trl nombre mismo, eI golpea-
da qnccla ligado al mujer, con lo cual sc dcfinc slr scr, ¿quién
cs Ud.? Una mujcr golpeada, vongo porquo so!..., cloja pega-
do un significantc al scr.
Si dcscle ia lcctura institucional so la ubica, se la clasifica
en osc lugar, tcndrá sus consecuencias. Esto tambión pone cn
Inés Sotelo

En cada capítulo hay un caso y


olla va tomando cristintos
ejes' uno es cr tcma de'la violcncia
de ros padres sobrc los
- flrijos. "
( d9n d 9 rp qgla,s j
a€ia&f;rua_d.l niñQ.en )
"l9.,rg!@
tór'a sc prcsunta sobrc ra rcgitiffii:::lr
Estado sobrc la vida privada] to
..,ut permite pcnsar en sali-
das do la victimización u lu ."rporrsabilidad.

violencia en Ias familias, üolencia


en las instituciones

La problernática de la violencia y
cxcesos de los paclres
hacia los hijos es absorutu-"r.tu-fr"cuentc,
mcnto en los periódicos. aparecc cliaria-
La autora sostienc quc la cultura,
la sociedad y las insti-
tuciones francesas cstabiccen un .
1io dc .iu.iri;;".1";;üj;i:'JffT,::il: Hil:' I
según "oro'.,
su propia cxpericncin, varoración transforma a
"rio lo cnal
ciortos sujetos cn padres i".upu.u.r,
concluce a que no
v'elvan a la institución por sentirse juzgaclos,
perdicndo así
ellazo con los hijos' probablcm"nt"
padro no pueda con-
vivir con cl niño pero poclría te'cr "."
algírn tipo de contacto o
relación con ó1, o.n- tanto el juicio
normativo clo la institución
no funcione irnpiclióndolo.
Tambión scñara c'e e_l padre golpcador
suerc ser asirnila-
do a sus actos, al llaniarlo gorp"iáo"
es ese atributo quc lo
dcfinc' Más allá dc respons"¡lir""l" por
hacia su hijo, eso padrl no cs
s's actos violcntos
,óio gotp", como el hijo no cs
solo golpeado; un riesgo frecuentc
c, n.i-ilo" nr poar" ilos gol-
pos quo da y al niño a los golpcs
quc rccibe; u"'lo. .q.,ipo*
mujor golpeada dc los hospitaies ¿o
,.*i".,¡i.urse argo similar.
En cl Hospital piñcrá hu." n .,.ho.
<Equipo de asistcncia a la_ oño"-r"?r*""ir¿
n r;""'gntpcada> y csto llevó""a
grandes debates conccptual"..
hl ntrrrbre misrno, cl golpea-
do qrrcda ligado al mujer,.o" to..,ut
os Ud.? Una rnujer golpcacla, ,u"rrgo
ru,l"fi;;-;,",.*,iori¿"
porqllo soy..., cleja pega_
do un significantc al scr.
si dcsdc la lcctura institucional sc la
ubica, se la clasifica
en esc lugar, tcndrá s,s corsecuoncias.
Esto tanibi¿;;;rr"
"r,
40 Clínica de Ia urgencia

cuestión los cquipos que se constituyon por Lrna slrpuesta cs-


pccificidad cn relación a un síntoma: adictos, fóbicos, ano-
réxicas, alcohólicos.
Si todo hccho os un hocho de discurso, depenclerá dc cómo
se lee, de cómo se nombre, dc cómo se alojc cl sufrirniento de
un sujeto; ser nombrado como golpeado o como goLpcador di-
ficulta el poder dcspcgarse de eso.
Identificarse con cstc niño, desdc los profesionales o des-
de la institución, obtura que pueda producirse algírn movi-
miento subjetivo. Este infante tiene estos padres, que en rnu-
chos casos ejercen violencia sobre él y deberá vérsclas con
esta rnodalidad dc lazo, con esta modalidad de goce quc será
neccsario conmover y separar.
Etrgenio Zafaroni, dcstacado penalista, actual Ministro
dc Ia Cortc Suprema de Justicia de la Rcpirblica Argentina, y
Profcsor de la Facultad de Psicología, en ol tcxto En busca de
las penas perdidas sostionc quc cl vcrdadcro y real poder del
sistcma penal no es la rcpresión sino su vertiente positiva de
control social, somctimicnto clc los carcnciados y difercntes, cri-
rninalizando segÍrn los parárnctros dc la configuración cstablc-
cida.2'1 Las condicionos de las cárccles o institutos dt: monorcs
sorl comparablcs con cl tratamiento de los enfcrmos mcntaies
previo a Pinel, dcstino dc castigo al cnfcrmo o al transgrcsor.
La idcntificación y coagulación dcl niño como víctima llc-
va a los profesionales y al pcrsonal de la institución al juicio
sobrc sus padrcs y de su historia, conducen a decisioncs que
operan como castigo más quc como cstratcgias dentro dc la
1ógica dc ese proccso tcrapóutico.

Ética y moral

Las familias dc cmigrantcs llcgan con costumbres, lcn-


gna, rnoclalidad dc rclaciones familiares, crcdos, absolutamcn-
to difcrcntcs. En Europa serán los marroquícs, paquistaníes,
bosnios... aquí bolivianos, pcluanos... dan cuenta de la sc-
gregaciíln prcscnto tarnbión cn las intervcnciones.
Otra dimensión es la dcl sometimiento que también dcs-
taca Eliacheff, siernprc cs más fácil trabajar con los padres
¡r-
40 Clínica de Ia urgencia

cuostión los cquipos quc sc constituyon por una supuesta cs-


pccificidad en relación a un síntoma: adictos, fóbicos, ano-
róxicas, alcohólicos.
Si todo hecho es un hecho de discurso, dependorá dc cómo
se lee, de cómo se nombre, dc cómo se alojc el sufrimiento de
r,rn sujeto; ser nombrado como golpeado o corllo golpeador di-
ficulta el poder despcgarse de cso.
Idcntificarsc con cstc niño, desdc los profcsionalcs o des-
de la institr,rción, obtura quc pucda producirse algírn movi-
miento subjctivo. Este infante tiene estos padres, que en rnu-
chos casos ejercen violoncia sobre él y deberá vérsclas con
esta modaiidad dc lazo, con esta modalidad de goce quc será
neccsario conmovt:r y separar.
Etrgenio Zafaroni, destacado penalista, actual Ministro
dc la Cortc Suprema dc Justicia de Ia Repúb1ica Argcntina, y
Profcsor de la Facultad de Psicología, en el texto En busca de
las penas perdidas sosticnc que el verdadero y real podcr del
sistcma penal no cs la roprcsión sino su vcrtientc positiva de
control social, sometimicnto de los carcnciados y difercntes, cri-
minalizando según los parámetros de la configuración cstablc-
cida.2'l Las condicioncs de las cárccles o institutos de mcnorcs
son comparablcs con cl tratamiento de los cnfcrmos mentales
prcüo a Pinel, dcstino de castigo al cnfcrmo o al transgrcsor.
La identificación y coagulación dcl niño como víctima llc-
va a los profesionales y al pcrsonal de la institución al juicio
sobrc sus padros y dc su historia, conducen a dccisiones que
operan como castigo más quo como cstrategias dentro dc la
Iógica dc esc procoso tcrapéutico.

Ética y moral

Las familias dc emigrantcs llegan con costumbres, len-


gua, rnoclalidad de rclaciones familiarcs, crcdos, absolutamcn-
te difcrentcs. En Europa scrán los marroquícs, paquistaníes,
bosnios... aquí bolivianos, pcluanos... dan cttenta de la se-
gtegaci<in prescntc tambión cn las intervcncioncs.
Otra dirnensión cs la dcl sometimiento que también dcs-
taca Eliacheff, siernpre es rnás fácil trabajar con los padres
Inés Sotelo 4r

que se someton acatando las indicacioncs. Están los padres


dóciles y los padres qllo no lo son. Esto también ocurrc cn la
escucla, o en cualqttier situación dc podcr. Ailí el pcor camino
será mostrarse en oposición a quien 1o cjcrce que puede ser la
maestra, el empleado quo da los turnos, o cl cncargado del cdi-
ficio. Habrá que saber manejarsc sin someterse. Es necesario
dctenerse y ubicar el lugar de la institución a Ia que perte-
neccmos, el lugar do los jucces y nuestro propio lugar allí.
Cada profesional está atravesado, por sus urgencias, por
su historia, sus valorcs, sus idcales. Desde allí se juzga y se
opina, estableciendo lo que está bien o mal. El problema surge
si se intervicne desde los propios juicios morales o de valor, y
peor aún, si dcsde allí se trabaja por cI supuesto bien de los
pacicntcs marginados, adoptados, golpeados, abandonados...
En cl reconido cn cl quc sc conducc un tratamicnto ha-
brá dos opcioncs: estar exccsivarncnte impregnado por cl pro-
pio cstilo de vida o bicn trabajar sobrc sí mismo, vía ol análi-
sis y el control de los casos para establccer una distancia.
Tcncr en cuenta otras perspectivas, otros paradigmas,
pernritc al profcsional dialcctizar el propio esqllena concop-
tual, teórico o hasta moral, intcntando ponerlo entrc parón-
tesis para que no sca desdc allí dcsdc dondc orientc el trata-
miento terapóutico o social.
Una clavc scrá ubicar la angustia dcl analista, reconocor
las propias dificultadcs, los propios puntos ciegos, localizar
aqucllos casos en los cuales es mejor apartarsc y derivar. Hay
tenlas que para alguien puedcn sel insoportablcs, cn esto hay
que haccr uso dc la institución y dcl trabajo interdisciplina-
rio. Cuando una situación llova al profcsional a puntos dc
angustia se corre cl ricsgo de conducir a la gcnte en lugar del
ploceso de rcsolución on la dirección de la cura quo son cosas
absolutamcnte diferentcs.

áQué bien?

La noción del bien cs problcmática para los psicoanalis-


tas, particularmcntc cn las instituciones y en la urgcncia.
Allí oncontrarcmos on primcr plano la pulsión de mucrtc.
42 Clínica de la ursencia

Carlos Gustavo Motta afirrnará que csta dimensión es radi-


calmente ignorada por la cicncia, porque está aI margen de
sll campo y para la medicina cuya función es cllrar, la pulsión
de muertc cstá al margen del discurso.2i'
En cl Scminario de La Ética, Lacan dará indicaciones rnuy
precisas: <tcnernos que saber a cada instante cuál debc ser
nuestra relación cfcctiva con el deseo de hacer el bien, cl de-
sco do clrrar>2(i alertándonos contra Ias vías vulgares del bien,
contra la trampa benéfica de querer el bicn del sujeto.
La verdadcra naturaleza del bien, dirá Lacan, se debe a
quo no es simplcmcnte bien natural sino poder posible, po-
tencia de satisfacer y el dominio del bien se vincula con el uso
de podcr ya que disponer dc ellos, supone privar a otros, sicn-
do imaginaria la función del privador.
<Es el otro con rninúrscula, el semejante, ése que está dado
en esa lelación tan arrzrigada a medias en lo natural que
es eI estadio del espejo, pero tal como se nos presenta allí
donde las cosas se articulan a nivel simbólico ...1o que se
llama defencler sus bienes no es mas que prohibirse a si
mismo gozar de eilos. La dimensión del bien levanta una
murall¿r poderosa en la vía de nuestro deseo. Es incluso
la primera con la qlre nos tenemos que enfrentar a cada
inst¿rnte>.28

trn la comunidad, el discurso del bien general lo vemos


represcntado por los cfcctos del discurso de la ciencia, <donde
se muestra ia potcncia del significante como tal>.2e La moral
del amo, al servicio de los bienes proclama <He vcnido a libc-
rarlos de esto o aqucllo. Continúcn trabajando, que el trabajo
no sc detenga. No hay ocasión para manifestar el mas míni-
rno desco)). Bl psicoanálisis plopone cn cambio una ética que
aporta algo como mcdida de nuostra acción <¿Ha sido usted
fiel con el deseo que lo habita?... medida inconrncnsurable e
infinita llamada deseo. Virajc de la orientación por los bienes
a la orientación por cl deseo>, afirmando Lacan que no hay
otro bion rnás que ol quc pucdc servir para pagar el prccio del
accoso al deseo en tanto metonimia de nuestro scr;... (ese algo
quc se llama goce, esa libra de carnc, lo quc del bien es sacri-
ficado por el deseo>.30
Inés Sotelo 43

Esta oricntación es fundamental cn el trabajo institucio-


nal, donde la dirnensión humanitaria arrasa muchas veces
con la dimensión dcl sujeto dol que sc octtpa el psicoanálisis,
aquél atravcsado por cl deseo y cl goce.
Laurcnt propone quc nuestra intcrvención, a veces úni-
ca, no apunte a obtcner cl bicn sino se dirija al sujeto de ma-
nera inolvidable, cs dccir quc dirigiéndosc a la letra, <camino
real hacia el inconsciente>.ilr dcje rnarca.

Rivalidad especular

Nos rcfcríanos a quc con los padrcs poco dócilcs se es-


tablece muchas voct: s un conflicto de podcr, se produco un
discurso cn cspcjo: la institución critica y cuestiona a los
padrcs y csto vuclve dc la misma nanora dcsdc los padrcs
hacia la institución.
Ocurrc frccucntetncnte qtto con los pacientes psicóticos
es necesario que alguua trausfercncia sc iustale pat'a quo cs-
tos padrcs acopten indicacioncs terapóuticas qlrc los profesio-
nalcs consideran nccesarias on cl devenir de un tratamicnto:
quc el pacicnte quodc intcrnado, o cxtcrnarlo, o respetar quc
el pacientc se haya pttesto dc novio, o qtle se dedique a alguna
actividad particular, son situaciones que si no se trabajan con
los padres es muy probablc quo no puedan sostonersc.
Esto no significa ceder a lo qttc no deba cedersc. Una po-
sición firmo deberá a su vez considcrar la perspcctiva de los
padres, sus micdos, sus dificultadcs. Carolinc triiacheff tione
una posición mlry crítica con ASI. Nos ofrece un cjemplo en cl
que los padres eran descalificados por los trabajadorcs socia-
les y por los psicólogos. En nna cntrevista la autora sc en-
cuc'ntra con quo óstos dccían cxactamcnte lo mismo de la ins-
tittrción que lo que los profesionalcs decían de ellos: qne cn la
guardería no cuidaban bien a la niña, quc le pegaban, eran
las mismas acusacioncs qlte los padres rccibían del ASI.ir2 Es
un ejemplo de la cspecularidad mortal.
El Estadio del cspejo cn Lacan os una construcción quc
permite desplegar la conexión cntrc las relaciones irnaginarias
44 Clínica de la ursencia

fundamentales en cierta etapa del desarrollo. Esta rclación


os la que observamos en el niño de seis meses frente al espe-
jo, el bebe sonríe a la sonrisa de quien tiene enfrentc, Lacan
caracteriza a cstc momcnto como (asunción triunfante de 1a
imagcn con la mímica jubilosa que acompaña y la complacen-
cia lúdica en el control de la identificación especular>.jr3 EI su-
jcto se identifica en el sentimiento de SI con la imagen del
otro. Y la irnagcn del otro cautiva en éI este sentimiento, de-
terminando un efecto de alienación fundamental.
lJna consecuencia en los adultos es la relación que es-
tablccc con el semcjantc, relación basada en la lógica de <o
él o yo> qlre en Hegcl lo encontramos como la <lucha a mlrer-
te por puro prestigio>. Cuando se responde en espejo, en el
filo mortal del lcnguaje , so conduce a la cristalización dc la
rclación mortífcra, porque nada del deseo aparece ahí; lo
quo aparece cs lo qLle cn psicoanálisis se llarna: a - a' (pri-
rna); una duplicación, repetición que en general ocurre cuan-
do algo toca ese punto cicgo, ese aspecto no resuelto, no
analizado. Si lo pcnsamos en la vida privada, cuando el
otro toca aquello qLrc para el sujeto es insoportable es fre-
cuentc reaccionar con Lrn: (¿y vos qué'/>, es un modo de res-
pondcr en espejo.

Insütuciones ypod€r

En las instituciones encontramos nutridos ejernplos en


los que el eje de las decisiones está puesto en la rivalidad, en
la pulseada de fuerzas y finalmente en el uso de poder, con
las consecuencias que esto tiene en la vida de ios sujetos so-
bre los que hay quc decidir una adopción, una internación, un
régimen de visitas...
En relación con los actos de maltrato, que se repiten de
generación en generación suele haber indicadores clínicos de
que estos actos de abuso o violencia pasaron sin ser verbaliza-
dos, y sin scr sancionados de alguna manera. La autora dará el
ejernplo de un padre violento, con una historia violenta, que
encucntra, o busca una mujer que ponga un tope y que logre
Inés Sotelo 45

sacarlo de ese lugar. Pide ayuda, una ayuda externa, un límite


a esa modalidad de goce que ha alcanzado niveles excesivos y
que provoca el sufrimiento propio y el de los hijos. trse límite
posibiiita una salida para el niño y para eI padre tnismo. De-
tener esa historia de repetición mortificante que funcionaba,
en sí misma como condena. Cuando esto es verbalizado y se
busca ayuda el padre podrá aceptarla o no, pero permite loca-
lizar un sujeto responsable do sus actos saliendo del silencio.
Sale del silencio el sujeto, la esposa y el hijo, io cual implica
un corrimiento de cada uno de la posición de víctima: víctima
de la historia qtte lc tocó vivir, víctima de un marido violento'
víctima de los goipes del padre.
Otra situación particular en Francia, cstablecida en el
código francós, es la figura del <niño anónimo> que permite a
las madres no dar a conocer su idcntidad cuando dan un niño
en adopción... La tnadre deciara previamente que no quierc
que so conozca su identidad y esto suelc ser muy común entre
mujeres extranjeras; que van a Francia a parir porque tienen
esta posibilidad. Numerosas historias de mujeres violadas en
Bosnia, eu Europa del Estc que se dirigían a Francia a parir
1' en dos meses ei niño podía ser dado en adopción.
Habitualmente, esta modalidad de adopción tiene eI pro-
blema de que las mujeres para proteger su identidad o por
vergüenza, no realizan exámenes ni controlcs durante el em-
barazo y sc dirigen directarnente a la guardia el día del par-
to, con las complicaciones clínicas, anímicas, afectivas, que
esto puede acarrear.:l'1
En Nantes, hay un hospital con un sistema cn el cual se
prepara a las madrcs quc deciden dar a sus hijos en forma
anónima. AIIí un equipo formado por trabajadores sociales,
psicólogos y médicos, respetando esta decisión que está ab-
solutarnente dentro de la ley, crea las condiciones para que
esta mujer se haga responsable de la misma. La orientación
de este equipo cstá en dirección a ponor a dccir y poncr a
trabajar una decisión, esto es intentar producir alguna mar-
ca para subjetivarla.
En oposición a osa modalidad de trabajo,la autora daba el
ejemplo ocurrido en otro hospital, en donde un niño había na-
cido cn esas condiciones cn una guardia: su madre había dicho
t- 46 Clínica de la urgencia

que no qucría ni vcrlo, poro los profesionales se lo poncn sobre


,., ..,"rio con ol intento cle que carnbie su decisión. Dctrás de
ia búrsquccla del supuesto bien del niño o de Ia ntadre, los médi-
.o. una viriencia instituci'onal, que pone de manifiesto
"j"rc"r-t <cl bien de
el juicio moral sobre la madrc y sobre esa decisión;
niño es estar cou la mad,rc.> podría enunciar el juicio mo-
toclo
ral. Podemos articularlo con lo trabajado por Lacan en el Se-
minario dc la Ética <.Haccr las cosas cn nombrc dcl bien' y
rnas aúrn, cn nombrc clcl bien del otro, esto es lo
que cstá muy
lejos cle ponernos al abrigo no sólo dc la culpa, sino de toda
suerte de catástrofcs intcriores>'il:'

Verdad... a medias

Bsto nos permitc pt:nsar las cuestioncs ligadas a la verdad'


Los juecés piclen qtlc sc jr'rre decir TODA la verdad' tarn-
bién oxigen a los prof'csionales quc digan la vcrdad dc los
padres,
' niños, f'arniliares.
Los profcsionales y las instituciones corrcn eI riesgo de
crcerse portadorcs dc la Verdad'
Lo que cl psicoar-rálisis nos cnseña es qtlo:
-La vcrdad no es fácilmentc acccsible'
cie ios cfoctos de lenguaje como
-Que la verclad es inscparable
tales y esto significa incluir cn cllos al inconscicnte.

-Que no hay LA VtrRDAD.


puccle dccirsc dcl todo, siemprc esta dicha
-Qr-re la vcrdad no
a trrcdias.
La verclacl e s siempre relativa; uno tiene algunos cn-
cuentros dc vcrdad, algo dc la vcrdad aparcco pcro nun-
ca es toda.
Un niño ciccía quc la rnarná Io qucría tirar por la ventana'
<yo qttiero
la jucz no le crcía y consultaba al pcrito psicólogo:
.uú", si mc micntco si rne clicc la vcrdad>. La analista trataba
de explicarle que si cl menor ic clice a Ia
jucz esto de la madre'
n'u. á11á dc que Ia marná 'o lo hubicra crnpujado hacia la vcn-
quc sll
tana, cra algo para prcstar atención osta sensación dc
Inés Sotelo 47

madre estaba quericndo matarlo. sin ombargo io que qlrería esta


juez era sabcr si a olla cl niño le mentía, cuái cra La Verdad'
Nuestra palabra no pretenderá dccir toda Ia verdad,
revelársela a ese sujcto en tiniebias, sino que on todo caso,
intcntarcmos quc algo de la vcrdad apatezca, algo dc Ia
verd.ad de ese sttjeto, de su historia' dc sus posibilidadcs,
en cse rnarco simbólico quo se arma cntre el analista y el
sujeto que padece.

- Debates en el Foro -

A continttación se transcriben algunas de las intervcncio-


nes clc ios particiPantes

Intcroencíón de Móním Cardia'


Lic. cn Psicología. Pt'ovincia clo Bucnos Aircs. Rc¡tírblica Argcntina.

El tema dc cstc primer capítr'tlo cstá muy ligado a mi


práctica clínica actual con adolescencia y tnonores cn rics-
go para la Subsecretaría do la Provincia de Bucnos Aires,
espccíficatnentc con la prcvención cn adicciones. Es fre-
cuLnte 1a clcrivación cte los juzgados para la atcnción
asistcncial por la ley dc penalización a1 conslrmo o <condi-
cionalidad de libcrtadcs>.
Bs habitual que Ia urgcncia jurídica corra por difercntes
caminos quc el abordaje clínico, regttlando en ocasiones ia
práctica para pensarlas cn rclación a quión demanda' La ur-
gencia está cn ocasiones paradójicamente determinada por
Ios diferontcs discursos: el jurídico, cl social del cuál somos
partO y ofccto, por cso cn ocasioncs ()s muy difícil discrirninar
donde está situada la demanda. En cstos tiempos de urgén-
cias, la demanda incluye partc dc uua tcmporalidad quc jue-
sa en contra dc una posible subjotivación.
Es irnprescindiblc dcterminar tenpranamente de quién es
la dcmanda cle atcnción y Ia urgcncia situándose eI profesional
r-
¡

I
i

48 Clínica de la urgencia

desde una posición ótica que oricnte la cscucha desde una


cicrta lógica.

Interuetrción dc Clara Holguín


Psicoanalista, micmbro dc la NEL. Cali. Colonbia.

La urgencia atraviesa las instituciones, en gran medicla


porqllc estas sc sienten cada vcz más compelidas a rosponclcr
a un discnrso quo les exige eficacia y eficicncia, aúrn a costa
dc los sujotos que las integran y constituycn. poclcrnos plan-
tearnos cntonces que la urgencia de dar rcspucsta cn rnúlti-
plcs aspectos al otro social, a la que se enfrentan las institu-
ciones de diversa índole, engendra ella mipma nna scrie de
urgcncias subjetivas quo se e.videncian, por ejemplo, cn el
deterioro crecicnto de los lazos sociales dc sus miembros, en
estados de deprcsión y desesperanza y aún en manifestacio-
ncs y motines que, a tnanera de acting,llaman a la pausa en
el Otro, al cstablocimiento del diálogo.
En cl árnbito do la Universidad pírblica en Colombia,
se hace evidonte la situación planteada. En el día a clía de
la vida universitaria asistimos a manifestaciones sintorná-
ticas que van desde los consumos compulsivos, las deser-
ciones, la agresividad cn las relaciones académicas y labo-
rales y los cmbarazos cn adolescentos, hasta las revueltas
cstudiantilcs en muchos casos con profundo sesgo de
violcncia. Velar por la salud rnental 'n en cstas instituciones
pasa necesariamentc por Ia recreación dc vínculos, por el
establocimic'to de la paiabra, por reconocer y exigir a cada
intcgrante de la comunidad univcrsitaria hacorse cargo clc
su propio <bienestar>. De estc modo, prctondemos incidir
desdc la instancia dcl Bicnestar universitario
-que on nlrcs-
tro país rcsponde a una exigencia lcgal a las institucioncs
de Educación superior- y quc tradicionalmente tiene un
corte emincntemente asistencialista; apostamos a lograr
paulatinamentc lo que podríamos considerar una cspecio
de <rectificación subjctiva>, hacer a los integrantes cle nues-
tra comunidad strjctos responsablcs de su vida y la de la
institución; rcconocomos en cstc trabajo las limitaciones
que la urgencia institucional en la búsqueda de cambios
Inés Sotelo 49

abruptos y rápidos, hace emcrgol. a lnanera do resistencra,


de obstáculo a ttn ticmpo quo sabemos neccsario'
Relataró un evcnto oll una institución escolar que aseso-
ro: una niña dc 11años, molesta con su profesora, hecha un
ácido on ei tormo dc la misma. No haríamos nal cn llamar a
dicha situación una Llrgencia institucional, la calma y la ho-
meostasis dc la institución se han quebrado. Se sanciona a la
niña, sttspendiéndola por unos días. Sin cmbargo, esto en lu-
gar dc causar un alivio institucional, causa un malcstar en la
maestra, que considora que nlrnca fue tenida en cuenta y con-
sidera el evcnto una amena za para ella y sus demás colcgas
(son maestros amcricanos) con una consigna, <los niños nos
quieren matar, son Llna ancnaza)).
Se gencra una <crisis> en la institución qnc da cuenta
de lo in.soportablc y ai ticmpo sc abrc la posibilidad do una
conversación quo sintomatice este llarnado tanto de lado
del niño como dci maestro. Podríamos aquí introducir al
menos tres de los puntos que se introduccn en la clase y
quc sc menciona arriba. ¿,Dc quión es Ia urgcncia? ¿Quó punto
de capitón para esta urgencia? ¿,Quó solución'?
Al mcnos podemos tener en clrenta a partir c1e Ia clasc
rres aspectos:
-El tiempo -la pausa.
-l-a Avaluación, tanto dcl lado del sujeto niño como de1 macstro.
institución.
-[,a importancia de cspacios clc conversación cn la

b*ruenci'ón d'e Marta Muhlru.d


Psicoanalista dc Buouos Aircs Argcntin:r

Plantear la urgcncia desdc la perspcctiva institucional


mc llevó a los acontecimientos ocurridos en una escuela en la
que trabajo.
Hacc unos años un alumno llevó un arma cargada, la tuvo
r.onsigo toda Ia mañana y al salir, disparó y mató a un cotnpañcro.
La situación fue tcrriblementc dramática y despertó di-
rersas cucstioncs:
Clínica de la

-la sorpresa, lo inesperado de la irrupción dc violencia.


-el dolor por el jovcn mucrto
-cl dolor, cl micdo y la crisis dc sus compañcros

-el dolor y los interrogantes de los docentes y autoridades

-las preocupacioncs ligadas


a la responsabiiidad del estable-
cimiento
Algunas consecuencias inrnediatas fueron:
-un prcsumario administrativo para las autoridades de la
cscuela.

-asistcncia psicológica grupal para los compañeros dc ambos


alumnos.
-una intervención institucional con un psicólogo, para cl per-
sonal dc la cscucla cn su totalidad, que no satisfizo las
expcctativas, principalmente porque nunca les cxplicaron
cuál cra el objetivo de la rcunión.
-cl alulnno, dc 19 años, cra i'rputablc sogún las leycs argenti-
nas. Se lo detuvo en la comisaría, luego en una cárcel, se kt
sometió a pericias y tcrminó interno en un neuropsiquiátri-
co dc la zorla, cor diagnóstico de esquizofrenia paranoide.

El sentimiento general fue ambivalento, rigado a ro si-


niestro, a eso familiar quc se torna extraño y peligroso.
E'tre los alnmnos había s*rgido el peligro y la amenaza,
y pcrmaneció durantc un tiempo. Lucgo, los mecanismos d.e
dcfensa van haciendo lo suyo.
Para algunos era mas seguro qlle el joven agresor cstu_
viera prcso on rlna cárccl por homicidio. No tenía antcceden-
tes dclictivos de ningírn tipo
En ninguna escucla dc la zona se rcalizaron intervencio-
nes a nivel institucional, cn relación al tema. Los profcsores
qucrían qlle se nos instruycra sobrc qué haccr si un alumno
saca nn arma en el aula.
¿Dónde cstá la urgencia? ¿Dc quién/es es la urgcncia?
¿;Qué rnodalidad dc intervcnción hubiera posibilitado cl
alojamionto de la urgcncia dc padros, docentes, alumnos...?
Inés Sotelo 5r

Intcruencíón d.e Rodnlfo Ceball,os


Practicantc cit:l psicoanálisis. Provin<:ia ck: Salta. Argontina'

Este capítulo me permitió ubicar la posición del psicoa-


nalista en las Llrgencias t:n una institución
El curso plantca ia intcrvención dcsdc la pcrspr:ctiva dcl
psicoanálisis, lo que cxplica el concepto dc trabajo asistencial
en una institución social.
El ejcrnplo clegido no adrnite controversias clínicas: el
psicoanálisis como práctica que clucida y localiza la urgeu-
cia. entendida ésta como cl punto donde se rornpe el orden del
sujcto. Esa vcrificación nro parecc ncccsaria y' a la voz' opor-
runa clc conscguir por cl sufrimiento mismo dei que consulta.
La urgencia cs la lcctttra quc hace el psicoanalista en la
ilamada <coyuntura cle cmcrgcncia>.
La prcgunta que se abre cs: ¿es posiblc llcgar a este pttn-
lo óptirno dc <cálculo> en La urgcncia'/

Interuencíón d'e LíIia Pérez


Psicoanalista. Saltillo. Coahuila, Móxit:o.

Voy a relatar una cxpericncia dc las mucltas, vivida en el


hospital dondc trabajó 22 años.
Trabajando cu cl Servicio dc Ncfrología, rne encuentro
una mañana coll un pedido de urgente intervcnción. Celis'
una pcqueña dc 14 años de la Siona dc Oaxaca' Lllla comlr-
niclaci indígena dc mi país, Móxico, había estado dosdc ha-
¡ia clos horas couvttlsionando y aventando espuma por la
'coca. Ya habíau acudido los ncurólogos y concluyeron que
ro había incrvaciór-r ncrviosa para tal evento y qtlo por tanto
cra <psicológicou.
La dcmanda de ]os módicos qtlo sc me dirigía' ora quc
rcsolvicra con promura tal urgetlcia.
El cuadro era impactante, Celis convulsionaba y Ia posi-
biliclad clc intcrvención parccía lirnitada. Dccido dirigirme a
ta pacicntc con ttna invitación a tomar la palabra: <¿Cclis
quiercs hablar'/> antc lo que clla rcsponclía con más convul-
:iones y los ojos cn blanco, rcpito mi apclación y finalmcntc
Clínica de Ia

intervengo diciendo: (.'.ctlando qttieras hacerlo me llamas,


tengo otros pacientes> y me di la vuelta.
Para mi sorpresa, Ia pacientc se levanta y poniendo la
mano cn mi hombro exclama en Lln grito <¡No te vayas, sí
quicro hablar!>, cesando tarnbién las convulsiones. A partir
,1" u." momento desplegará Ia angustia iue ie producía dejar
el hospital al que había llegado en estado gravísimo que requi-
rió dializarla. La vida y Ia muerte cn eI centro de la escena'
Me interesa destacar que la intervención se enmarca en
la transferencia de los módicos hacia la analista a quien con-
vocan, así como de la niña quien ya era una paciente que se
atendía en eI Scrvicio y tenía un lazo con la analista'

Interumcíón d.e Margarct hqh


Estudiantr: av¿rnzacla dc la liccnciattlta cn psicología on la univcrsidad
Regiomontana, en Montcrrcy, Nr'rcvo Lcón, Móxico.

En cI primer capítulo encontró una conexión inmediata con


cl contcnicio acerca dc la difrcultad de hacer soportable Ia falta
dc recursos y los problemas de la institución, es decir ei modo
en qlrc los profesionales somos atravesados por Ia urgencia'
En io personal me ha tocado presenciar la revictimiza-
ción dcl enfermo mental cuando se prescnta a denunciar he-
chos dc violencia intrafamiliar, pues Ia lcy en este país des-
acredita automáticamentc el discurso del cnfermo mental al
conseguir un dictamen médico o psicológico.
Esta experiencia definitivarnente muestra el grado de
indefensión y revictimización cle que se hace objeto al enfer-
mo mental en las instituciones.

Interuencíón de Inés Sotelo


Clara Holguín desdc Colombia aporta interesantes seña-
Iamientos y un ejemplo de urgencia institucional impactante,
que nos lleva a puntualizar algunas cuestiones:
La caída del padre, del ideal, de1 Otro, se manifiesta
crudatnente en la escuela. No hay Otro que ocupe el lugar
dc saber sttpuesto, dc quien valga la pena intentar tln (su-
puesto aprender>>. Devaluación del iugar dei padre, del
macstro y dcl saber.
Inés Sotelo 53

padres>,
La institución suele culpabilizar a los <malos ni-
a los
que no se ocupan, quo no "'tátt-"tt casa' que dejan
juicio sobre los pa-
io. ft".rt" aI ielcvisor, que no cliaiogan' trans-
dt*. q.," no sttele estar acompañado de intcrvencioncs como
tampoco saben
f--"¿otus. En realidad los maestros <maestro)) qlre deben
l;;;rl", tarnbién para ellos ci iugar dc sc tornan ex-
o..tput está devaluado' Los padrcs y los niñosjuicio y la vio-
;;;";, amenazadoros, y cle eiios retorna el
lencia hacia ia escuela o los maestros'
--_-Enmiexperienciaensaladeinternación'oculrelomis-
gravcs o psicóticos'
mo con los famiiiares de los pacientes
y los juzga llegando a
cuando la institución no los inciuye
-<ituaciones de
violcncia y amenaza'
quo tambión aspira-
Cuando la eficacia y Lficicncia, a la
sinónimo de <supuesto
*o. lo. psicoanaiistas, sc conviorte en
los sujctos t:n clres-
¡i"t".tuu cn las institucioncs' más allá dcgrita'
tión. el síntoma aparece, insistc, habla o
observa
En el .u.o pt"."ntado por Marta Muhlrad se
sino que es funda-
que no basta conquo haya-psicólogos'
lec y,
mental localizar la urgencia, clesde que lugar sc-la basta
finalmente ponerla a Jecit, poncrla en palabras' quedaron
No
aor, al joven' la violencia y ia affIenaza
"rr."rrar
*r, tu i.r"titución. Mc interesa puntualizar
que muchas ve-
ces frentc a Ia urgencia médica ante
la muette' o la urgen-
sornos convocados para
cia del juez que [uierc la Verclacl' la rt:s-
dar respuestas *ágitut' EI médico espcra a veccs
puesta
--- inágica d e la rnedicación'
brecha
El luga, del analista es apenas, el de abrir cierta
niño' sc despiieguc'
para qlre1a urgencia dcl sujeto' de csc
para Ia ur-
l.r.rq.ru no lleguemos al punto óptimo de cálculo
g"rr.iu, conro se interroga Rodolfo Coballos'
que nos ofrccc Os-
Podcmos pensarlo Jo" t'ttu referencia
en el campo de Io so-
car Zack,quien afirma que los cambios
determinando
.*f. fo politico, Io cultural, lo científico ha ido mas dírctil capaz
que el ánalista se transforme en un objeto
y los nucvos sínto-
de responder no sólo Ias nuevas angustias
Ia subjeti-
** .ino también a las tragcdias que irrumpen en
r-idad tnodcrna.:17
Clínica de la

posición nos
Considcro que la intervención desde cierta
cuya eficacia solo ve-
avala para tu1 momcnto cle ccincluir'
rificarcrnos desPuós'

Momento de concluir

particularidad con
Estas intcrvcncioncs nos acercan a la
países' atravcsados
qtte Ia clínica sc prcsenta en diversos
salud muy diversos' colllo
iu, t"ng.,us, historias, sistcmas de psicoanaiista en las institu-
así también ciivcrgc .ilt'go' del
puntos en comlrn que
ciones. Sin cmbargo hcmos encontrado
;;;;"t-itido reíanzar nuevos interrogantes para el
mo-

mcnto de conclnir:
iu posición clcl analista dctcrmina un uso particular de
asistencialcs
las instituciones, Itur"fo"ttando los espacios
nos aporta la cxpe-
clásicos. iln este senticlo Marta Coroncl
Isidro' la cttal
ricncia clc Ia aciml.iór. "r. el Hospital d'e san un
para convertirse.cn
;;j¿ .f" scr Lrn dispositivo univcrsal resultando
."p".i,, cliario ,l"rriro clc ttn proccso clc asistencia'Es dccir qr're
en sí mismo un tratamicnto del padecimicnto'3S
cs pensado como
alcjándosc cle ttn proccclimicnto burocrático'
Ia posibilidad de qtte algo nucvo se Inlcre'
Sc tlata tlJ artificios' en guardias y admi-
"t-tto,-,."t "'"u' hacicndo uso dc
siones, q.," lrur,.titu'-' tn t"tttti'a de los efectos
io, ,".,.,r.o, ,lu Io* quc se clisponga':lr) lo
La oricnta.i.t i"t ptitootruiitta en las instituciones
conducirá u propo,."t'ttto put-t'u frente a
la prisa institucio-
qlre vcces cs solo dc unos
,rul, ,r"ttgu cié donclc venga; pallsa a
ticmpo'
minutos pero quc posibilita instalar otro
Laurcnt, no es ttn funcionario
El anaiista, .omo afirma
dc un engranaJo' slno
del dispositivo,l0 no s0 hacc víctima
dccisioncs' Con
que se ttbica .ot to tttj"to responsable de sus
lo quc allí se deposite'
su acto pon".,tu pu.tto pu'u desplegar
cn esc encuentro con cl
en csc marco simbólico particular'
algún valor de ver-
sufrimiento cicl otro' tratando dc alcanzar
dad sin pretcncler sei: dueño de ella'
Inés Sotelo 55

Esto posibilitará localizar algo de lo subjctivo, ponienclo


en juego la avaluación ciel sujeto cn cucstión, aval del sujeto
aoeFca de su Padecer.
Desde esta perspcctiva, la ética del psicoanálisis conduce
a posponer los juicios, y no anticiparse en la adjudicación del
bien que se crec que Ie correspondería a cada uno'
La decisión final, siemprc sin garantías' se corresponde
otxr un momento de concluir qlrt: aunque deje el sabor de que
algo nras se podría habcr sabido o algo mas se podría haber
n*"no. entendemos que la conclusión es el tiempo lógico que
posibilita la salida.
:l

Clínica de la urgencia

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Capítulo 2
Urgencia y psicosis

ft ornettzaró llarnando <coyuntura de cmergcncia> a la ins-


\-/ tancia qttc rccibimos cn la guardia o en la admisión, cuan-
do llcgan cl pacicntc y sus familiares atravesados por una
situación que los ha conmocionaclo.
Esta expresión, quc J.-A. Millcr clige en <<La Expericncia
de Io rcal cn la cura psicoanalítica>,1 reúnc nltlncl.osas varia-
bles que el analista a cargo de ia guardia dcberá considerar y
pondcrar cuidadosamente.
Prcsentaré un caso clínico quc nos permita considerar cada
una dc estas cuestioncs'

Entrevista de admisión

Entreuista familíar

S. cs acompañada al hospital gencral por los padres y


varios hcrrnanos. La institución cuenta con guardia psiquiá-
trica y psicológica y con sala dc intcrnación en la misma es-
pecialidad. Scrán entrevistados por cl módico de guardia y
por.,rru iicenciada cn psicología, psicoanalista, integrantc clel
tquipo cle la sala dc mujcres. Son derivados descle guardia
donde la pacicntc fue cvaluada y sc indicó ]a interna-
"it"rnu
ción cn la sala dc agudos del Scrvicio de Psicopatología'
Entrcvistar primero a la familia tienc cn cstc caso el ob-
jetivo dc obtcner algunos datos sobre los acontccimicntos quc
6o Clínica de Ia urgencia

motivaron la consulta, ya que Ia paciente impresiona como


alucinada y con dificultades para comunicarsc. Se indagará
tambión accrca de los antecedcntes: si ha habido otros episo-
dios anteriorcs, si estos pueden ser situados temporahnente
y las coordcnadas on quc ocurrieron.
La familia rcfcrirá quc dcsde hace unos días <<sepu so tnlry
uiolenta, especialmente con los chicos, siendo ésta urua co¡t-
ducta inh,abitual yo que es nluy cariñosa con sus híjosn. Cuan-
do se interroga sobre cl inicio de este cambio en S, rcferirán
que dr:sde hacc un año comenzí a estar rara por lo que inició
un tratamicnto cn otro hospital. Los síntomas que recucr-
dan son cl aislamicnto y las alucinacioncs auditivas. En aquel
rnomento fue meclicada con ncurolépticos incisivos y scdati-
vos on dosis bajas; rcfiercn tarnbién que on cuanto ccdieron
los síntomas. interrumpieron cl tratamicnto y Ia mcdica-
ción. En oste día rcpiticron la dosis para poder tracrla al
hospital, ya qltc por Ia agitación y su ncgativa sc les hacía
irnposiblc haccrlo de otro modo.
La familia ascgura qlro no tuvo internaciones psiquiátri-
cas ni cnfenncdadcs o accidcntcs gravos. En rclación a la his-
toria familiar sc destacan como datos significativos quc S es
Ia menor dc docc hcrrnanos. Familia oriunda de un pueblo
llamado La Espei'anza dc una provincia dc la Rcpírblica Ar-
gentina. Partc dc la fantilia viajó a Bucnos Aircs hace unos
arios. S sc casa con P a quien describcn como alguicn raro,
introvcrtido y qne no pcrruitc su trato con la familia dc ori-
gen. En el írltimo ario la madrc consiguc quc S vaya con sus
hijos a vivir al hogar paterno ya quo no la veían bicn y les
preocupaba no solo la precariedad econórnica sino también
1as conductas cxtrañas del csposo.
La madrc reficrc quc S nnnca cstuvo tranquila a partir
de csta mudanza ya que vivir scparada dc ól Ic prodr,rcía gran
inquietud. Otro ctato rclcvante cs la pórdida dc un cmbarazo
avanzado ocurrido en cl írltirno año.
Sc indagará accrca de las posibilidadcs farniliares dc
acompañar y sostcncr cl tratamiento durantc la intornación,
tenienclo tambión cn cl horizonte los rocursos económicos y
humanos con los que so contará en cl moncnto de la extcrna-
i ción. Esta pcrspcctiva es fundamcntal pucsto que sc intcntará
t
l
l
Ir
x
lnés Sotelo 6r

que la intornación cn la institución hospitalaria sca 10 mas bre-


ve posiblc. Se trata de un rccurso irnprcscindiblc cuando los la-
zos sociales y familiares st: han quebrado o dcteriorado en tanto
permita ai analista trabajar para lograr un armado posible
que posibilite restablecer, al sujeto, los lazos con el exterior.

Entreuista familiar en Ia urgencía

En cste caso fue decidido entrcvistar primcro a la familia


porque aunque los síntomas patológicos aparezcan en S, son
ellos los que llegan en situación dc urgencia.
Este cambio de conducta, la agresividad con los niños
absoiutamentc inhabitual cn clla, fue el lírnite que los condtt-
ce a Ia guardia. Las conductas cxtrañas son dc larga data: el
sentirsc mirada por compañeros y vecinos, el casarniento, eI
lugar donde elige vivir, el ir y venir, los celos enfcrmizos, son
leídos hoy por la familia corno anormalos. Con anterioridad si
bien hubo alguna consulta prcvia no se sostttvo en un trata-
micnto. El episodio dc agrcsividad con los hijos en csc día, se
transformó para la familia cn cl límite dc lo soportablc.
Quiebre, dolor, rttptttra aguda, desconcierto, dcsequilibrio,
transformación cn la vida dc un sujcto, pero quo en cstc caso,
corno cn rnuchos otros, cs Ia familia la primcra cn aclrsar re-
cibo y dirigirsc a una consulta cttando la situación ha sobrc-
pasado lo que esos padrcs, hermanos, esposos o amigos puc-
den tolcrar y manejar.
La urgencia atraviesa tambión a la familia y es por ello
necosario cvaluar el irnpacto y las consecuencias quc el dcs-
encadenamicnto dc una psicosis ploduce cn el grupo fami-
liar. Esto permitirá al analista ubicar el marco y las coordc-
nadas cn qlrc se desarrolla la vida del sujeto cn cuestión, in-
formarsc dc ia vcrsión familiar y, fundamentalmcnte consi-
derar si sc contará o no con ellos a Io largo del tratamiento,
específicamcnte en cl momcnto de la cxtcrnación así como a
lo largo dc la vida de ese sujcto que prcsurniblementc necesi-
tará de ciertos soportcs para sostener el tratamiento, Ia eco-
nomía, las actividadcs, la vida cotidiana.
Sc ha producido un qttiebrc, un punto dc ürajc que marca nn
antos y un dcspués; csto cs: ya nada volvcrá a ser como antcs.
6z Clínica de la urgencia

Trabajar adccuadamente con la familia, pcrmito en nlu-


chos casos quo sean ellos quienes faciliten cicrto lazo, clue
acomparlcn cl tratamiento, que se ocupen de aqucllas cosas
quc cl sujcto ya no pucde sostcner, que ponclercn y toleren las
limitacioncs y, por sobrc todo, quc estón atentos y rcconcluz-
can al n'amiliar a la consulta cuando reapareccn signos cle
pcrturbacioncs.
La familia de S parcco muy comprometicla; han concLl-
rrido todos y a lo largo de la intornación sostenclrán su pre-
sencia colaborando cor los profosionales y respetando las
consignas institucionalcs. A partir de esta descstabiliza-
ción, padres y hermanos ubicarán aquellas conductas qlre
hasta cl momento sólo eran consideradas extravagantes,
colno sintomáticas. Para cl analista esto es la manifcsta-
ción dc una patokrgía estructural, que acompañará al pa_
ciente a lo largo dc su vida y que requicrc de un tratamien-
to adccuado sostenido en oI ticmpo.
concluida la entrcvista familiar invitarnos a pasar a s quien
entra sola al consultorio, rcsponde a nnestro saludo y sc sien-
ta cn u'a silla fre'te a nosotros. Está vestida adecuaclamen-
te sin ningún detalle que llamc particularmentc la atención.
Las entrcvistas, familiar c individual, pcrmitc'una eva-
Iuació'y Ia confccción dc la historia clínica, hcrramienta in-
dispensable y obligator.ia cn las institucionos

Confección de la historia clínica

La Historia Clínica en Psicopatología o Salud Mental ro_


úne diversos datos fundamentales para la institución que re-
cibe al pacientc así como para los profcsionarcs que intcrven-
drán en el tratamiento.
Scrá un documento que consignará datos importantes
para futuros tratamientos o internacioncs en el mismo hospi-
tal, así como para las instancias socialcs o jurídicas quo pu-
dieran intcrvcnir cn la actualidad o en cl futuro.
Hay divcrsos modclos de Historias clínicas pcro el objetivo
dc la rnisma cs consignar el rccorrido clesclc la entrcvista cle
admisión hasta las razoncs dc la conclusión dcl tratarnicnto.
Los ítems suclen scr los siguicntes:
Inés Sotelo 6S

l. Datos de filiación: dcl pacientc y su familia-


2. Motivo do intcrnación o dc consulta.
3. tos antecedentcs y cl cstado actual del pacicnte.
4. Examen Psiquiátrico: la entrevista diagnóstica permitirá
la evalttación dol paciente a través dc la altoración o con-
servación dc sus funciones psíquicas: conciencia, atcnción
y orientación, pcrcepción, memoria, afectividad, pensa-
miento y lenguajc y la actividad psicornotriz.
5. Diagnóstico presuntivo: El caráctcr presuntivo indica que
no es definitivo sino quc deberá confirmarse a lo largo del
tratamiento. La combinación dc determinados síntomas'
quc son manifestaciones egodistónicas para el sujcto, y los
signos quc son los datos positivos objetivables, conforman los
síndromes; por ejemplo la combinación dc ideas delirantes,
alucinaciones y perpiejidad, constituycn un síndrome psicó-
tico. En la actualidad, cl DSMIV y el CIE-10 describen tras-
tornos o entidadcs nosológicas.
6. Indicacioncs tcrapóuticas: intcrvcnciones, plan farmacoló-
gico, estudios complemcntarios.2

Psiquíatría y psicoanáIísís en Ia eualuacíón

El examcn psiquiátrico indica en cl aquí y ahora clel rno-


mento dc Ia cntrevista cl cstado actual dcl paciente; estaclo
quo ospcramos so vaya tnodificando a lo largo dcl tratamicn-
to. Tambión sc consignarán los antccedentos, lo cual pcrmiti-
rá una rclación entre cl momento actual, cje transvcrsal cn
Ia vida dcl pacicntc y su historia, cje longitudinal.
Dcsdc la pcrspectiva del psicoanálisis, Lacan nos invita a
ir un poco mas allá dc lo cvidentc; <..'la psicología humana
en lo mas antinatural quc hay'..>r agregando que la expcricn-
cia freudiana, no os una cxpericncia pura sino que es una
expcriencia cstructurada por algo artificial quc os la rclación
analítica, indicándonos con prccisión: <Comicnccn por creer
quc no comprcnden. Partan dc la idca dcl malcntendido fun-
damcntal. Esta es una disposición primora...r.tJ
Dc ias prcscntacioncs do enfermos dc Lacan, cxtracmos
enscñanzas fundamentales en el momcnto dc conducir una
cntrcvista con Lln sujcto prcsumiblctnentc psicótico.l
6+ Clínica de la ureencia

Lacan conducía las cntrcvistas sttponióndole ai paciente


un saber sobrc su onfcrmedad, dejando muchas vcces a cargo
dcl sujcto la dcfinición dc lo que le acontece y las coordenadas
en que esto succde. Se dctiene, interesado, en las cuestiones
que el paciente rcficrc, pidc dcfiniciones de palabras aunque
pcrtcnezcan al lenguaje común. Sc interesa por los fcnómenos
qur: dicc padccer, no duda en pedir más explicacioncs, en decir
quo no cnticnde. Se detcndrá on los fenómenos elementales,
en los fenómenos alucinatorios y on el delirio, en 1a reiación del
sujcto con cl lcnguaje. Lacan se ubica en el lttgar de quien toma
nota dcl testimonio quc el sujeto Ie ofrczca.
En las entrevistas se pesquisará Ia presencia, o no de fe-
nómonos elementalcs. Este término provienc de la psiquia-
tría y es tomado por Lacan. dc quien }]amará su maestro en
psiquiatría: Clórambault. Estc inventó un síndrorne que se
11amó dc autornatismo mental; conjunto de signos y síntomas
quc sc dan más o rncnos al rnismo tictnpo y quo se ubica como
la basc de la psicosis alucinatoria crónica.
Estos fcn<imcnos tienen un carácter neutro, anidcico esto
es sin carga afcctiva y no causados por ninguna idea; no pue-
dcn ligarsc con la scrio de ideas que el sujcto venía tcniendo.
Clórambault los organiz6 cn tres tipos de fenómenos cle-
mcntalcs: los ideo-vcrbalcs, los sonsitivos y los tnotores.s
Los elementos que 1o componon son:

1. El cco dcl pensamicnto.


2. La cnunciación de los propios actos.
3. Los diálogos intcriorcs.
4. Las alucinacioncs motrices diversas.
5. Las cenestopatías.
6. El pcnsamiento anticipado o mentismo... su pensamiento
cmpicza a marchar solo.
7. Asociacionos por contraste, sin ttna idea directriz, se hacen
o por contraste o por hornofonía.
8. Las alucinacioncs auditivas y psicomotricos.
9. Las intuiciones; la pcrcepción de una significación sin que
haya datos empíricos para ello.
10. Los fcnómcnos de no-scntido.
11. Las impulsioncs vcrbalcs.
Inés Sotelo 6S

X.2- Juegos silábicos.


l3- Retahíla de palabras.
l{- Flujo involuntario do rccuerdos.
L5- Vacío del pensamiento.

Para Lacan los fcnómcnos elcmentalcs, dcjan de tencr


un carácter basal. esto qttierc dccir, que no son los cl<¡mentos
primarios sobrc los cualcs cl delirio se producirá. No son los
datos primarios que tomará el delirio para su constitución,
sino que dan cuenta de la cstructura.
X{ientras quc cl carácter dc <clcmcntal> quc tenían para
Clórambault cstaba sobro todo sostcnido en el valor de clc-
mento, para Lacan <elemental> quiere dccir irreductible. Son
irreductibles a cualquicr otra cosa que no fuera la misrna cs-
tructura; csto cs: la mucstran. El delirio mismo será tambión
un fenómeno clemcntal.
Clínicamente, se caractcrizan por la aparición cn lo real y
porquc el sujcto queda involucrado on ellos; ticnen valor de men-
sajc que les os dirigido, lo cuai sostiene la certeza deiirante.
Jacques-Alain Millcr propone quc el fenómeno clcmcn-
ial cs a la psicosis lo qr-re la formación dcl inconsciente es
a la neurosis y como tal mucstra la cstructura dc toda ia
cnfermcdad.6
Encontrarlos cs fundamental para el diagnóstico clc
psicosis porquc revelan ia estructura misma, la partictt-
lar pcrturbación quc sc produce en las psicosis cn la rcla-
ción entre el sujeto y el aparato dol lcnguaje, cntre el su-
jeto y la palabra.
Para que cstetnos cn la psicosis ticnc qttc habcr trastor-
nos dcl lcnguaje, afirma Lacan en cl Seminario 3: <Si hemos
pues de esclarecer Lrna nucva dimensión on Ia fenomenología
de la psicosis, scrá cn torno al fenómcno dcl lcnguajc, de los
fenómcnos de lcnguaje más o menos alucinados, parasitarios,
extraños, intttitivos, persecutoriou.T
Clínica de Ia urgencia

áQué diagnosücamos en la enheüsta de admisión?

En Ia cntrevista de admisión, en el momcnto de la inter-


nación la paciente prcsenta fcnómenos de interferencia que
pcrturban cl curso dcl pensamiento, pcro no ticnetr conteni-
do, anidcísmos divcrsos: sin sentidos, juegos vcrbales silábi-
cos, estribillos vcrbalcs.
EIIa dice:
<<...escuchq,ba la palabra cqsa, casada, caseroso ruo se de
donde es. Es algo que escuchaba...tt
<...sietnpre se nte uierte encerrado, encerrer, en'cerra,da, no
tengo idea que quíere decir, creo que eso palabra no es de
crcá, es de La Esperclnze,...>>
uiene puerta normal, es una puerta pu.esta...>>
<<...se n'Le
(...une uoz decía Lau¿s, creo qu,e es una fornn. del diablo
qLLe me hqblaba...>

S también presenta fenómenos ideoverbales: eco del pen-


sarnicnto y comentario dc actos:
<<...escucho uno uoz de uqróru qu.e repite lo que digo, nte dice
lo qu.e a pasor, pero ahora es mós afectuosa, yo no nte
L)o
trato con odio, miedo, rencor. Antes nte decía: ¿nQtté lwce
esta señora/>>.
<<...núró, Jtablo d,e relígión"y sentí que alguien nte dice: cui-
doclo, estós hablando ntalb>.

En S se obscrvan fenómcnos alucinatorio-motorcs: scn-


saciones do movirniento, alucinacioncs scnsitivas, gcnitalcs,
cencstopatías:
<<...¡ni uoz no sqle por Io garganta, sale por el costedo...>.

<...sentía un cosquilleo de gérntenes, )/ eso tiene que chocar


para hocer u.n gol¡te, un retu.ntbo...>.
<<...parece que se nte desenroscó eI cordón del ontbligo...>.
<<...síento el estóntago aprisionado, nte siento clesorganiza'
da por qdentro. ¿Habró una operacíón que pueda organi-
zornte? Tal uez abriendo de lo gargantct ltasta abaio. No se
dónde está. el estóntago. Siento que los alimentos se n'Le uon
por cualqu.íer ledo...>>.
<...los nra,ruos me hablan, dicen el poemo Ojos sin Luz...>>.
Inés Sotelo 6z

Ruptura, perplejidad, delirio

Los fenómenos clemcntalcs sc caractcrizan por scr in-


accesibies, incrtes, estancados, refractarios a toda dialécti-
ca y no son causados por una idea anterior del sujeto.
Hemos ido localizando los fcnómonos que S prescnta y
que el psiquiatra de guardia dcscribc, pcro nos pregunta-
mos: ¿cuándo y córno se dcsencadenaron,/
Su f'amilia dicc que siempre fuc rara, cclosa y que siem_
pre se sintió mirada.
Aquí destacamos la divergencia entrc la versión de la
familia y Ia del sujeto. Trabajarernos con cada uno slr pro-
pia vcrsión.
ElIa lo sitúa así:
tt...estuue bien lmsta entes de entrar al ciuil y o la Iglesio,
cuando entré yo. nte sentía mal. Me dí cuenta que yo iba o
estar ntql, a tener relqciones con las t¡oces. Cuqndo el juez
dijo dos declctro ntarido y ntujern, y los clos tenío¡nás el
ntisnto apellido y los dos éramos iguales I lo primero que
rne uino: st;pe que no íbetnos a andar bien....>.

Antc la precisión de s accrca del momento del dcsencade-


narniento de la psicosis recordaremos la indicación clc Lacan
en cl seminario 3: <Al igual que toclo discurso, Lln clclirio ha
ctc ser juzgado en primcr lugar como un campo de significa-
ción quc ha organizado cicrto significantc, dc modo quc la
primera rcgla de un buen interrogatorio, y dc una buena in_
vestigación de la psicosis, podrá sor la dc dc'jar habiar el ma-
yor tiempo posible. Lucgo, uno se hace una iclca>.s
Podría'ros pensar este rnornento que rcficre s. a la luz
del concepto clínico de Lacan, momento fecundo, un momen-
to de calma y otro dc empujc, una precipitación. Este término
lo encontramos a la altura del seminario B ligado al inicio de
la paranoia, a modo de brotc, fase, ruptura, cuando se obser_
van una seric de trastornos que sólo luego podrán ser recons-
truidos analíticamentc.n
En cl Serninario 6, en la clase 24 Lacan se rcferirá al mo_
mento fecundo de la ncurosis, corno aquól que por tener rela-
ción con la estructura misma será ccrcado cn cl análisis.10
68 Clínica de la urgencia

Podcmos ubicar entonces la relación en el descncadena-


miento psicótico entre la irrupción dcl fenómeno elemental y
la ostructura misma. El fcnómeno elemental, siendo el deli-
rio mismo uno de ellos, la mucstra en tanto tal.

Miller utilizará el conccpto griego de gnomon que expli-


ca como a partir de una cólula inicial (un dibujo que sc rcpi-
te progrcsivamcnte rcspctando la forma y las proporcioncs
del primcro) se pueden reproducir figuras de las mismas
proporcioncs encontrando de rnanera más extensa Ia misma
estructura. <El momcnto fccundo es una reiteración gnórni-
ca do la cstructura del fenómcno elemental, que a la vez da
la idea dc una continuidad>. Millcr sostienc que eI elcmento
cs la cstructura y so repite como cn eI gnomon en distintos
nivcles; esto significa quc el fenómeno elemental tiene es-
tructura dc lenguajc. 11
En las cntrevistas de admisión se intentará situar la di-
mcnsión sr"rbjetiva dibujada a través dc los fenómenos. En el
trabajo dol Equipo dc urgencias subjetivas del Hospital dc
San Isidro, Ios autores proponen la localización de la certcza
como lo quc no cngaña cn las psicosis <situada en su costado
más cnigmático como son los fenómcnos de significación per-
sonal. de xenopatía cn cl cucrpo o en cl pcnsamiento o la per-
plcjidad misma>.12
En cl inicio todo parecc indicar que la psicosis no ticnc
prchistoria y, afirma Lacan en el Seminario 3 que cn condi-
ciones espccialcs algo aparece en el mundo extcrior quc no
fue primitivamcnte simbolizado, cl sujeto sc encuentra abso-
Iutamentc inet'me; desagrcgación en cadena, sustracción de
la trama en el tapiz qLre se llarna delirio.13
¿Quó sucede entonces frcnto al corte, a la ruptura, al sin-
sentido'i
El mornento de pcrplcjidad es el momento de la cspera dc
sentido quo no aparoce, tampoco hay mctonimia porque c}
sentido se fija, el fcnómeno elemcntal se parccc a la metoni-
mia inmóvil o a la motáfora impotcnte de hacer surgir un
sentido, sostiene Miller. La metáfora y la mctonimia son los
grandcs mccanismos de producción dc sentido. En la rnetáfora
hay sustitución quc produce un nucvo sentido mientras que en
lnés Sotelo 6g

la metoninia, en Ia concxión dc ttn significantc con otro, el


sentido no crncrgo, hay dcslizamiento por Ia cadcna. El fcnó-
meno elemental, continúa Miller, funciona como mctoni-
mia inrnóvil quc produce un cstado de confusión difuso y
en tanto funciona como mctáfora irnpotcntc, produce una
fijación absoluta. Siempre hay un significante en el fcnó-
mcno elcrnental o algo quc dcbería producir ttn efecto de
interrogación sobrc el scntido pcrmitiendo ttna vincula-
ción entre significante y sentido. Propone entonces Miiler
un operador de perplojidad, que pcrmita esta conexión que
es la situación normal en el habiante en tanto necesita ttn
Sz para descifrar al Sn, en tanto el Significante 1 siempre
es elerncntal, no se sabc lo que significa.la
Volvamos al momcnto del desencadenamicnto de la psi-
cosis en S. A partir dc csc tnotttonto, ciertas cosas lc haccn
signo, ella se transforma en vehículo do1 goce dol Otro comen-
zando a operar cierto sentido, cierto sabor, Sz.
Ticne la ccrteza dc quc el hijo que murió cra cn realidad
hijo de una prima, aunque ella lo llcvara en ei vicntre.
<....mi prima me trajo comicla el luues, la comí sin darme
cuenta que Ie podría haber puesto algo, o alguna palabra.
y el murtes me sentí tnal, intoxicada...>.

Decisiones del analista en la guardia

Se lc explica a la paciontc Ia convcnicncia de quedar in-


telnada por unos días, clla acepta. Se entrevista a la familia
para dar explicacioncs precisas sobre la decisión de intorna-
ción, indicaciones sobrc la rnisma (indumentaria, rnedicación,
acompañantcs, visitas, plazos, etc.), así como para compro-
meterlos cn cl tratamicnto.
La pacientc scrá entrcvistada diariamente por una ana-
lista y como instrumento que permita acotar e} exceso sinto-
mático, ol médico prcscribe un plan dc medicación diaria con
neurolépticos antipsicóticos incisivos y sedativos, en este caso
el1 urfa dosis mínima.
7o Clínica de la urgencia

El ttso de fármacos, la internación, la intervonción con la


familia, los talleres, funcionarán como herramicntas impres-
cinciiblcs dcntro dc una cstrategia que apunta a que algo co-
rnience a aquietarsc. En la misma línea los talleres, el traba-
jo cn muslcoterapia o cn terapia ocupacional, puedcn cobrar
una importancia crucial en el trataniento si se lo picnsa en
la lógica de la cura, allí dondc cI lazo social inexiste.
En las crisis agttdas, espcciahnente en las crisis psicóti-
cas, eI sujeto no logra sostenerse simbóiicamente en los luga-
res quo ocupaba como padre. como trabajador' como vecino,
como ciud.adano. En S obscrvamos quc no puede ocuparse cle
sus hijos, cuidarlos, libidinizarlos. También deja de concurrir
a su trabajo, no sólo no logra desarrollar las tarcas de costura
sino que la relación con los colegas se torna pcligrosa y hostil'
Sc han quobrado los lazos y no consigue prcsentarse ante los
otros bajo un scmblantc posiblc dc madre, costurera, vccina'
El taller es entonces propuesto corno otro al que el sujcto
pueda clirigirse y enlazarsc con otros. Pcnsar la inclusión de
un pacicntc cn el tallcr, scrá tambiéu caso por caso (no nos
oricnta ni lo ocupacional ni lo laboral, ni las habilidades ni Ia
resocialización masiva, sino la política dcl uno por ttno>.ri'
Es curioso colno a posar de Ia imposibilidad estructural
de constituir un grupo, en los talleres sc vcrifica quc <la seric
de prosencias constituye un polo convocante para Ia circula-
ción dcl síntona clcsdc un lttgar más afín allazo social'r{i
Estas intcrvenciones comicnzan producir algunos cfectos;
las vocr-:s se atemperan, el mundo comieuza a rcordcnarso, y
los lazos que sc han qucbrado podrían tencr un nucvo dcsti-
no, cl cuorpo encucntla algún orden micntras que la certaza
pcrlnaneccrá como rcducto inconmoviblc.
Frcntc al arrasamicnto gozoso dcl Otro, Ia institución
pública fttnciona como ordcnador quc lo regula y atempcra'
En guardias y admisioncs la escucha y prescncia dcl ana-
lista acepta cl testimonio dcl pacicnto sobrc su posición res-
pecto clel lcnguajc, privilegiando el pathos, c] sufri¡ricnto cn
su climensión subjctiva por' soblc Ias nortnas sociales, insti-
tucionales, familiarcs>. 17
Inés Sotelo 71

Recorrido analítico en la internación

A lo largo del tratamicnto S dospliega cicrtas idcas dc-


lirantcs de tipo persccutorio qr"rc no llegan a cstructurarse
en Lrn dclirio. Esta enfcrmcdad, csta intoxicación de la quc
habla es la palabra. Está imprognacla de palabra.
Tal como Io trabajamos en un apartado antcrior, la es-
tructura aparoce cn el f'cnómeno, cn cl delirio, pcro nos indi-
ca Lacan cn el Scminario 3 que la perspectiva del psicoaná-
lisis es difcrente a la dcl punto dc vista fenomenológico que
buscará 1o que subsistc dc la rcalidad en sí. El psicoanalista
no tendrá esa confianza a príori cn e I fenómeno y, en cambio
no rctrocederá frcnte a la palabra. <Nucstro punto dc parti-
da es cl siguientc: cl inconscientc cn la psicosis cstá ahí,
presente. Estc es todo cl scntido dc lo que enscño dcsde
hacc algunos años, y hasta ahí hemos llcgado en lo tocantc
a la psicosis. La promoción, la valorización en la psicosis
de los fenómcnos de lenguajc cs para nosotros la más fe-
cunda dc las enseñanzas>.rE
S prcscnta la contracara dcl aparato de influcncia, donde
el sujeto recibc mensajcs a travós, por ejemplo, del tclevisor,
dc los quc tienc la certeza quc eso le concierne. Ella como
tclópata emisora donde qucda a merccd del Otro, no pncde
controlar 1o que ella cmitc ni lo que el Otro recibe:
u...lo que yo uiuí fu,e terrible, tuue interferencías con rudios
del Paraguoy. Me escucltnban lo que yo pensaba, lo que yo
quería decir. Ellos d.eliberabon, ellos son testigos, saben
que ltubo una señora que in,terferíq, en su. trabojo y esta
señora ya no í.nterfiere más...>>.

En el momcnto quc os intcrnada lleva mescs separada de


su marido, ya qllo su familia sc la ha llovado porquo cstaba ma1.
En rclación a su marido dicc:
<...fuí heredan,do los problentas psicológicos de é1, siento
que él estó controldnd,onte. Me ntírabct en el espejo ), d.e e ste
lado se me uenía la mirqde de é1...>>.
<...qttiero que rcngcl mi esposo paro podcr lener esperan-
zct. ¡Lo quiero tanto!...>>.
Clínica de la u

t...Siento que la ttista se me entro poro adentro, mi marido


me buscó pcffa usortne, quería conftt'ndirme con el sexo' Yo
perusoba que usabcL a mi papó, mi mamó usoba a mi ntctri'
do y mi prímo usabq a nú ntarido...¡.
u...estqba con P v sentíct unos royos fuertes, que se me rnetío
Ia Virgen qu,e sonreía.

El signifrcarrta esperanzo sc torna importante en 01 tlata-


miento: el rnarido le da esperanza, ella quiere esperanza y has-
ba proponc al analista quc sc mude al pueblo de La Esperanza.

tr...sufrí tarutos tormentos, qlrcra uoy liberá'ndom'e, siento


qu,e algo tne sole por la derechq, el hombre síempre está
acá, por lq derecha. Si uuelue podremos tener esperonza"')''

Los significantes esperonzü y líberación, el analista tra-


ta clc recupcrarlos a 1o iargo del tratamiento. Las intervcn-
ciones apuntan a scguir las líncas de fuerza significante quc
la paciente trae . Tomará ciertas palabras que S utiliza con
un color particular: libcración, Iccllperación, r-rstcd os Lrs-
tecl. y cs ella quicn las eligc cuando afirma qtte escucharlas,
le prodttcc cierto aiivio.
Estos sigrifrcantes qr'rc S va desplegando a lo largo dcl cn-
cucntro con la analista, significantc Dos, Sz, arlnan una trama de
senticlo quc nos mlrostra cl lcnguajc dc sabor particttlar y a me-
nudo cxtraorclinario quc cs cl del tlclirantc, tal como 1o dcfine
(co-
Lacan en cl ser-ninario 3. I\luchos significantcs dc la sujeto
bran un ónfasis espccial. una clcnsidacl quc sc manifiesta a vcccs,
dándolc csc carácter fi'ancamcnte neológico tan impactante cn
las produccioncs de Ia paranoia... puntos de referencia csoncia-
les... la realidacl tocla esta cubierta por Ia rcd dcl lenguajc" '>'1r)
En una sesión clirá que fue a la iglcsia y vio a la Virgen
nloverse:
<<...sentí un golpe t:ti l(1 n'tundíbrtla y qrrc Ia Virgen nte de'
cía: uese es el dolor por el sufrimiento de lcts mujeres por el
cJolor d'e su,s marídosl. Pensé qu'e ero conlo unq descarga'
sentí el golPe...n'
una libe'rocióru? -pregttnta la q'nalista'
-¿Cómo
el n'Lomento que recibí su palabra, siento cotno que
-En
ustecJ me decía: tAhora tendrós mi mirq'da, no los ojos síno
1a
Inés Sotelo /.t

La uísta espociosan. Al lwblar con u.sted me libero, recíén


sentí una líbe.racíón en la espalda cuando usted repitió
uttsted es usted>.

Esta intervcnción, entiendo que íntimamcnte ligada a 1a


presencia del analista como secretario que se limita a rcpctir
lo que escucha, sin intcrprotar más allá, tiene en el trata-
miento efectos importantcs; Ios fenómenos alttcinatorios co-
mienzan a ceder y clla dcposita en la analista mayor con-
fianza, habla entonces dc cosas que prefería ni contar espo-
rando que se le pasaran.
por la uista. Tenía una clurídad ntuv
<<...parecía de,cir algo
intense. Tenía mareos, qsí su.frí de ntírer la chapa oscuro,
nte entró lct osu¿ridad de la chapa. De a poco se nte estó
yend,o la oscuridqd...>.

<¿Quó es el fcnómeno psicótico? La emcrgencia en la rca-


lidad de una significación cnorrnc que parece una nadcría -
en 1a medida en quc no sc la pucde vincular a nada, ya que
nllnca ontr'ó en cl sistcma dc la simbolización- pcro qlre, cn
dcterminadas condiciones puede amenazar todo el eclificio>.20
<<...atqn.do h.ablo corl usted síento que los oídos se nte desta-
pon...'>-
¿Cónto una liberacíón'/
- nte intpregnó eso palabra, no qrdero de,cirla ntós. Pre-
-Se
fiero decir reutperación,, no qu.iero nontbrar esa palabra,
la quíero respetar. Yo corafío en usted.

En S cncontramos una relación muy particr,rlar con cior-


ros significantcs quc cobran un valor ncológico. Son palabras
ülavcs, originalcs, la significación no remite a otra significa-
ción, sino que rcrnitc a la significación. Esto quicrc decir que
un neologisrno, anto todo, tione significación,la sujeto no sabe
cuáI. La significación está ahí y adquiere significación, aun-
que no se sepa cuáI. Sin cmbargo dc lo quc no hay ninguna
duda es quc osa palabra ha cobrado un valor particular y S
proponc cn cierto motncnto abstenerse de utilizarla. A partir
de ese rnornento, ya no será pronunciada en el tratamiento.
S dirá más acleiante a su analista:
74 Clínica de la urgerrcia

(...yo tne sentía, la Virgen que sonreía. Usted n.o sabe lo que
es sen,tirse sonreída todo el tiempo...n.

Padccirniento que da cucnta dc quc Io quc está en juc-


go no es la rcalidacl sino quo S tiene la ccrteza dc que eso
lc concicrno. (El mundo entcro es prcsa de1 delirio cie
significación...>.2l
EI psicótico es Lln rnártir dcl inconsciente, dando un testi-
monio abierto, y asegura Lacan quc ol psicoanálisis legitima
cl dclirio y rcconoce en su discurso 1o que descubre habitual-
rncntc coruo discurso del inconsciente pero alavez cste dis-
clrrso de la psicosis se revcla irreductiblc, no curable.22

La eslnaanzzade una pregunta o acerca de una


estabilización posible

i-:
A esta altura dc su tratamiento la pregunta es ¿en que lu-
flq gar tendría cspcranza? Blla dice que con su mamá sicnte una
espc'cie de imán, algo muy fucrte que sc la l1eva por delante.
l
La analista cita al marido que vicne a vcrla después de va-
d r-ios meses. Esto ticnc un efccto importantc: se tranquiliza y le
ii pide a la analista que 1c explique a ól acerca dc su recuperación.
1Fl
Los fenórnenos clomcntales se apaciguan y S decide que
va a voll.or a vivir con su csposo.
S. dirá:
(...n1e parece
tnentire la recuperacióru que tengo...t.
mi reat.peración, quiero ir más aLld de lq
((...tengo fe en
recrtperación qlt.e es sentirnte bien totctl¡nente, porque otra
formo de decirlo no habría...>>.
S es dacla de alta después de tres lneses de intcrnación
donde rccibió una dosis mínima dc psicofármacos.
La analista seguirá atendiéndola cn forma ambulatoria
pcro asiste por poco ticmpo. Seis mesos después, vuelvc al hos-
pital traycndo algo cscrito dondc hablaba de la internación:
tenía cosqs en la cabezq. qtLe me sal,íctn para fuera, 1,
<<...Yo
lo qut lo pensaba o quería decir psícológicantente nte salía
por afuera, y q.hora me qu.iere uoluer pero soy fuerte para

I
I
Inés Sotelo 75

segu,ir enfrentando la enfermedacl. qtte n7e ocosa la cabeza


y nte sigu.e a la uista. Debo ha,cer los cosas pero es la ui'stct
y la cabeza y me qtt.iere dar trq,stornos. Con' esta terapia
escrita nrc uol síntiendo ntejor, tne L)o)t desaltogando con
Io que no puedo decirle u nadie, )'a no lo hqblo nLos con
mis antígas ni con nti fanñlio, prefiero hablarlo solctmen'
te a mi doctora...¡¡.

EIla pedía una operación quc la organizara y ante 1a


imposibilidad de Lrna oporación anaiítica, tal vcz ósta con-
sistió en, desde tln lullar de tcstigo, rescatar las líneas dc
fucrza significante qlre la sujeto traía, posibilitando acotar
algo de ose goce a la dcriva por la falta de metáfora patcr-
na quc 1o normalizara.
Durantc el año siguicntc, S asistc al scrvicio irrcgu-
larmcnte. Los fenómcnos elcmcntales no dcsaparecen dcl
todo pcro clla sabc qtlc no dcbc comentarlos con las vcci-
nas ni con los parientcs, sabc haccr con este goce quc la
inunda y la escritlrra se torna fttndamcntal para estc au-
totratamicnto al qtlo arriba.
En una ocasión, la analista la invita a ttna prescntación
antc los alumnos de la facultad. Accpta con entttsiasmo. En
csos días loerá a los cstudiantcs rtn pooma escrito por ella:

<Al escuchar el primer soniclo


de algo que no comprenclí.
Al escuchal el segundo soniclo
aprendí a comprentler'.
Al escuchar el tercer sonido
igual sentí.
(o) es lrosible que ¡tttedn contar los sonidos
o es que sólo (o) sólo tenemos que etrtender
y (o) ¿Tenemos, tenetttos que enterttler'i>.

Blla toma cl espacio de prcsentación como Lrna nueva for-


ma de tcrapia ya que, dico:
<<...tne seruiró en estanueucl etapa, en que' me he conuertído
erl una inuestigadora de Ia enferntedad men'tal...t¡. tt...qu'ie'
ro aueriguar ¿Porqtté una ntujer que nunco escuchó uoces,
un díq. empieza a escu'chQrlas...?t.
76 CIínica de la urgencia

Efectivamcnte, S se ha transformado en una investigado-


ra quo ha producido un sabcr y nos enseña accrca del fenóme-
no psicótico así como de los recursos y de su trabajo para cl
acotamicnto; stt recorrido irá de la perplejidad frcntc a la <cha-
pa oscnra)) al poema <Ojos sin lua.
El Otro toma la iniciativa y arrasa con cl sujeto quien
sc vuelve cxtranjero dc su propia palabra y de su propio
cuerpo. Modalidadcs de irrupción de goce que dcjan al su-
jeto en un estado de arrasamiento y sin contar con la posi-
bilidad de encerrarso en el mundo ilusoriamente privado
del fantasma neurótico:
S sabe y Ie scntencia a su analista: uUsted no sabe>>, ni
podrá sabcrlo por cstructura, lo que cs el goce sin regulación
fálica, lo quc ser sonreído por el Otro, gozado por cl Otro.
Con cstos pacientcs, ttno puede manejar el ttso de las pala-
bras pcro hay algo dc la significación que permanentemente se
cscapa en 1os chistcs, en las expresiones, algo no compartido,
la significación fálica.

Acerca de La Mujer en las psicosis

A propósito de la psicosis de Schreber, en eI Atolondradi-


cho Lacan se rcferirá al <efecto dc crnpuje a 1a mujer)) quc
scrá considcrado uno dc los principales signos de la forclu-
sión dcl Nombrc dcl Padrc.23
Rccordcmos quc Schrober en su delirio acepta obedeccr al
forzamiento de scr la mujerzuela dc Dios, clolirio que cstaba cn
rclación con la intuición dc los inicios: <sería maravilloso ser
una mujcr durantc cl coito>r. Lacan advertirá que (a falta dc
poder scr cl falo quc lc falta a la madre>, Schrebcr cncuentra
como solución <scr }a mr.rjcr quc lc falta a los hombresr>.2l
Hay un cfccto de significación no coordinado con el falo
pero rclacionado con la sexttación afirma Jean-Claude Male-
val cn str libro La forclusión del Nombre del Padre, agregan-
do quc puedc tencr un efccto rcsolutorio para el dclirante. El
f'cnómeno de <empr.rjc a la mujer)) surge en Schreber ante 1a
llamada a un goce sin lírnite que da cuenta dc la deficiencia
dc la función fálica. Agrcga Maleval que estc goce evoca al
Inés Sotelo 77

que las mujercs experimentan pero de1 que no plreden docrr


nada, con la diferencia que mientras quc cl goce suplomenta-
rio de Ia mujer no deja de cstar limitado por el goce fálico, el
goce cn la psicosis no cuenta con este lírnite.2i'
Las modalidadcs dc prcsentación de este efecto de empu-
jc a la mujcr son variaclos pcro ¿córno se manifiesta en un
sujeto femenino? En Ia Sala de Mujcrcs dol Hospital Piñcro,
fue un terna dc investigación durante años. Recucrdo una
paciente que refería quc su cuerpo de transformaba en el de
un trauestl, esto es: que su cuerpo de mujer se transformaba
en un cuerpo de hombre con aparicncia dc mujer y que los
hombres la seguían por la callc creyendo que lo era. NIenos
ovidente pcro en la misma línea se prescntaba Juana quo se
transfbrmaba en <<La Virgen María, una mujer completa que
es uirgen y madre a la uezr rnodalidad particular dc convertir-
se en (La mujer-toda> no atravesada por la castración.
Si es a travós del significante fálico quc un hombrc y una
mujer pucden encontrarse sc debe a que <cl inconsciente solo
dispone de un significante adecuado para represcntar la fal-
ta quc regula la scxualidad: cl falo>, lo cual lleva a Lacan a
afirmar <La mujer no exi.ste> y cn la psicosis nos cncontrarc-
mos colno cfecto dc la forclusión dcl Nombre dol Padre el ha-
ccr existir a La Mujcr, encarnación clc un gocc infinito.z(j
¿Podríamos pcnsar en el caso presontado esto particu-
lar cfecto?
S frcnte a las palabras del juez y a Ia scmejanza on los
apellidos dc cila y de su parcja qucda cn perplcjidad, soste-
nicndo luego: no só cr¡al es la diferencia entre un hombre y
una mujer, cual cs la medida, cual cs 1a significación de por-
tar cstc cuerpo.
La maternidad sc torna incierta, lo quc cn realidad cs
propio de ia paternidad ya quo <la madrc cs vcrdadera>.
S ticne la certeza de quc lleva un cmbarazo de otra
mujer. No es la salida histérica que presentifica a la otra
rnujer cn pos de una respuesta sobre la feminidad; cs la
existcncia y consistcncia de La Mujcr que hace posiblc
la relación sexual.
S se siente La Virgcn quc sonreía, modo particular de
transformación dcl cuerpo tomado y gozado por La Mujcr.
78 Clínica de la urgencia

Podría pcnsarso entonces en la modalidad particular


clc <empuje-a-la-mujen; modo de pulsión qlre se desprendc
del funcionamiento dc las psicosis, articulada con una es-
tructura lógica quc cs precisamente la de La Mujer que le
falta a los hombres.2T

Resolución de la urgencia

S produce un sabcr, inventado, delirante y decide trans-


mitir ese sabor a los alumnos de la facultad cn las presenta-
ciones de cnfermos.
S cncuentra on Ia cscritura un recurso que le perrnite
mantcncrse cn cl orclen de la palabra, Sr que sc repite y qlre
podría localizarse entre los paréntcsis en su poesía.
La rcsolución dc Ia urgencia podríamos pensarla como
el rccorrido de la perplcjidad at delirio; Lacan afirrna en su
tesis <el delirio es la intcrprctación>, agregando Miller que
en cl texto dcl delirio encontraremos Llna vcrdad cxplícita y
casi tcorizada.
La interpretación dclirante sc impone, si bicn no hay es-
pacio para la interpretación analítica; la prcsencia del ana-
lista sostiene la escucha allí donde cl psicótico trabaja con sn
delirio dando un autotratamiento a osc goco sin rneclida qr_re
todo lo inunda.2s
Inés Sotelo 79

Debates del Foro

Interve¡rci,ón d,e Móníca Cardia


Psicoanalista Bucnos Aircs, Argcntina.

En relación a lo visto sobrc la urgencia en las psicosis y


las consecuencias en el entorno familiar, quisicra hacer el
comentario sobre un caso.
R, dc 20 años, solicitó una cntrevista por la necesidad dc
hablar acerca dcl cierto impuiso exhibicionista ocurrido hace
ya varios años, impulso irrefrenablc dcl quo nunca había ha-
blado. Estas confesiones son seguidas por el desencadenamion-
to de la psicosis con la aparición de fenómenos elementales
que llevaron a detcrminar cl diagnóstico de <Esquizofrenia
Paranoide>. El recorrido dcl caso es extenso, sin embargo lo
que quiero puntualizar es:

-La irrupción de los fenómcnos clcnentales dan cuenta de la


estructura psicótica.
-Esto pone en crisis a la familia de R, quien al principio alen-
taba la consulta acorca cle lo quc parccían ideas de tipo
obsesivo en un jovcn.
-Fue necesario quc el analista localizara las cuestiones liga-
das a la cstructura y a la particularidad en el tratamiento
posiblc para csa psicosis.
-Fue neccsario también pensar una estrategia para el contcx-
to familiar desbordado por la situación. Se sugiere una in-
ternación dado quc los fenómenos paranoides emergentes
parccían difíciles dc acotar en cl tratamiento ambulatorio.
-La farnilia sufre un fucrte impacto que obliga a considerar
nuevas estratcgias clínicas, clínica de decisiones y accio-
ncs por parte dcl analista.
-La estrategia de cxtcrnación tarnpoco f'uo sencilla y requirió
dcl trabajo conjunto dcsdc las distintas disciplinas.
Bo Clínica de la urgencia

Interuención dp Inés Soteln

La dccisión de la externación y sus condiciones, reqttiere


de todo nucstro cuidado:

1) Evaluar si los síntomas que motivaron la intcrnación han


ccdido o por Io nronos pcrdido suficiente consistencia.
2) Evaluar el riesgo para si y para terceros.
3) Evaluar el contexto familiar quc Io recibirá:
-si podrán cumplir las indicaciones terapéuticas
-si están cn condiciones de ticmpo, cconómicas y emocio-
nales corno para haccrse cargo d e un pacientc en proceso
de rccuperación de una patología psiquiátrica.
4) Suelc scr adecuado que e} paciente sca alojado en Hospi-
tal dc día, o con acompañantos terapéuticos o en Casas de
Nfedio Camino.
Lamentablerlente cn nucstro sistoma de Salud, a pesar de
lo que inclica la loy, hay pocas instancias intcrrnedias
5) Tarnbién es aconsejablc que varios profesionales evalúon y
den su opinión accrca dol cg::cso del paciente, beneficio de la
intcrdisciplina hospitalaria, aunque de todas mancras siem-
pre habrá un nivcl de ricsgo propio del tratamiento de pa-
cientes graves.
Con rcspecto al trabajo con la familia, podcmos afirmar
que es sumamentc difícil y por sobre todo a construir. Segu-
ramcntc nos c'ncontraromos con coyunturas farniliares de gran
complcjidad, y hasta dc rcchazo a toda intcrvención, o indifc-
rencia... y allí cstá el dcsafío.
Dobemos tencl mucho cuidado de no irnaginarizar a la
<madre> o al <padrc)) corlro los que no alojaron, no quisie-
ron, no abricron un espacio para o1 dcsco en eso sujcto psi-
cótico. Como dice Eric Laurcnt, no es ese padre pero tam-
poco es sin osc padre.
La contingcncia de Io traumático por un lado y lo traumá-
tico de estar en el Icnguaje rcttnidos en ese sujcto que un <día
empioza a cscuchar vocos))
Quiero aprovcchar cl foro internacional para comentar el
debate cn nuestra ciudad, cn la que como sabrán hay muchos
lnés Sotelo 8r

psicólogos, psicoanalistas, y una población quo cs muy frc-


cuente quc se analicc o quo por lo mcnos haya hecho en algún
ntomt¡nto d c su vida una consulta (psi)).
La lcy de salud mcntal de la Ciudad de Buenos Aircs,
sancionada en 2000 y reción reglamentada el año pasado, ie
da un lugar particular a la intcrdisciplina, yendo rnás allá dc
la rcspuesta exclusivamcntc médica. Otro aspecto intercsan-
te es el de internación y todas las altcrnativas quc exige an-
tcs dc decidir la intcrnación pcrmancnte. Nuestra ciudad tic-
nc 2 Nouropsiquiátricos de unas 1.b00 camas cada uno y cn
la Provincia dc Bucnos Aircs creo quc hay otros 4 de igualcs
dimensiones; además dc las camas dc psiquiatria en los hos-
pitalcs para pacicntcs agudos.
Me interesa puntualizar Io dificultoso que rcsulta, pri-
mero rcglamentar la lcy y cn algún momento, clcsmontar
ostructuras rnanicorniales, por lo mcnos en el diseño y di-
rnensiones actuales.

Interuencíón d¿ Vercnica Ortiz


Psicoanalista. San ffcrn¿rnclo. Provil-rr:ia cic Bucnos Aircs. Argcntina.

La primcra consccucncia dc cntendcr la urgcncia colno


un hccho de discurso es la dc situar a qué lc llamamos urgen-
cia en psicoanálisis; conlieva la scparación dcl conccpto cle
urgoncia del scntido quc so lc adscribc en otros discursos, cn
ospecial cn ol dcl amo; requicrc diferenciar la urgencia subjc-
tiva dr: la descripción dc los acontecimientos.
Considcro quc Ia prcgunta: <¿dc quién es }a urgoncia?>,
que abordamos cn la prirncra clase, es crucial en ose sentido.
Of'crtando Lrna prcscncia, una cscucha y propiciando una
maniobra con las coordenadas tcmporales, por ejemplo, in-
tcrcalando una pausa, apostarnos a ofreccr Ia posibilidad de
subjetivar la urgcncia.
Mc interesa cl dcsarrollo dcl concepto clínico dc <Momen-
to fccundo))
Clínica de la u

Interuención de Inés Sotelo


Cuando decimos ¿qué lugar para el analista en la ur-
gencia?, una respllesta posible es la de ofrecorse como un
Ótto q.," aloje csc sufrirnicnto que aparece mas cerca del
grito quc del llarnado.
Prcscncia, cscucha, que recibe io que se presenta y ofrece
Ia posibilidad de que eso grito comience a ser dicho en balbu-
ceos al inicio, hasta llegar a aiguna gramática. Posición de
quien intentará dejar de lado los prejuicios sobre las familias
pnru q.," ellas tambión pucdan hacerse responsables de sus
intervenciones personales y del familiar en crisis'
En relación al concepto de momento fecundo: en el caso
prescntado la pacicnte recorta y relata de este modo:
(...estu,ue bien ltasta antes de entrQr al ciuíl y a la lglesio,
cuo,nd,o entré ya me sentíQ ntal' Me di cu'entct qu"e yo iba a
estar mol, q tener relaciones con las uoces. Cu'ando el jttez
clijottlos declaro marido y mujern, y los dos teníamos eI
rnisnto apetlido y los dos éramos iguales y Io printero que
me t¡ino: supe que no íbatnos q, andQr bien'..n.

Mc interesaba puntu a\ízar a través de este caso la dife-


rencia entre cl modo de diagnosticar de la psiquiatría y el
psicoanáIisis. Para cl psiquiatra cl trastorno psicótico aparc-
óu .on los síntomas que Ia trajeron a la guardia: ideas deli-
rantes y pcrsecutorias, agresividad, etc. a partir de allí inter-
viene (médica, interna, deriva, etc.).
Desdc Ia perspectiva dcl psicoanálisis la invitarnos a ir
rnás allá dc lo observablc: la paciente refiere el inicio a ese
mornento particular cn que debiendo responder desde 1o sim-
bólico como <mujer de>, no cuenta con que responder'
Podría situarse un instante de perplejidad y luego un
empuje, dclirantc. Transformarse en esa mujer que porta, en
..|,, ..rurpo cl hijo de otra mujer en consonancia con cicrta
referencla posterior de la paciente cuando describe a los alum-
nos ese momento de perplejidad: <imaginen que están a os-
curas y de golpe abren la ventana y les da cl sol en la cara>'
Lo presenta como cl encandilamiento que ia deja
inmóvil, falta de refercntes imaginarios y simbólicos, detenida
en el significante Uno. Luego el delirio le permitc armar cicrta
trama que ordcna, y funciona como referencia'
#
*l

t
Inés Sotelo 8g

Bibliografia

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úa. Sotclo Inés (comp.), 2005, Buenos Aires, JCE Edicioncs.
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Padre, Paidós, 2002, Buenos Aires.
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Buenos Aires,1989.
28. Millcr Jacques-Alain. El saber delirante, Paidós. Buenos
Aires, 2005.
Capítulo 3
La angustia en la urgencia

En Guardia

Tl\n la cuardia o adnlisión cn las institucionc's nos oncon-


la
'tru-"os frccucntementc con pacientes quc llcgan mas cer-
ca dc la acción que dc la palabra: cortes, ingestas tóxicas,
fugas, golpes, son cjcmplos dc aquello que ha qr"rcdado por
fucra de la palabra para el sujcto: sin embargo para el analis-
ta, <eso dice>, aunque no soparnos cuál es su mensaje.
Suclcn ser situaciones de gran complejidad ya que cn
rnuchos casos se pone en jr.rcgo el <riesgo para si o para tercc-
ros>, 1o cual es considerado por la ley argentina como causa
de internación psiquiátrica.
Es habitual que estos pacientes rechacen las indicacio-
nes, así como toda intervención por la vía de la palabra; por lo
tanto cs crucial cl cálculo en la toma de decisiones dc quien
está a cargo dc la guardia.
El analista quc rccibe la urgencia on las guardias o admi-
siones, apuesta a que sc produzca con el relato del pacientc
un decir en el cual cl sujeto estó concerniclo, decir que lo ligue
al otro sicndo necesario onmarcar y localizar Ia angustia, afir-
ma Alcjandra Rojasl micntras quc Estela Schussler propone
desbaratar ciertos dichos dc quien consulta para que emcrja
un dccir quc lo haga responsable de aqucllo que parece vivir
como pura extcrioridad.2
Las guardias y admisiones suelen presentar una oncruci-
jada: la posición de quien llcga tomado por el exceso en el
Clínica de Ia

encucntro contingcntc con un analista. La dimensión de rc-


chazo del inconscicnte, silencio pulsional ligado a la pulsitin
dc muortc y al gocc por partc dcl sujeto y el bucn encucntro
con nn analista dccidido que no desaprovecha lás oportunida-
des que se lc prcsentan para que la urgencia se ponga a dccir
algo dcl sujeto cn cucstión.
seguiremr)s un caso clínico a la luz de los rccorridos de
Lacan a fin dc ubicar con precisión ¿cuál cs la lógica dclacting
out y del pasajc al acto?, lo cual nos permitirá accrcarnos a
las ostrategias y tácticas posibles para la intervención, cn el
marco de la política dcl psicoanálisis.
Antcs dc ello haremos un recorrido por algunos conceptos
clavcs que introduco Lacan valiéndosc clel grafo clcl desco.

El grafo del deseo

En 1962 Jacques Lacan comicnza a dictar el seminario so-


bre <La angustia>. Dntre sus primeras palabras dirá quc el
analista no está librc de sentir angustia en sLls primcras rcla-
cioncs con el paciente, pcro es nccesario interrogarse acerca
dcl ostatuto de la misma para el analizante y para el analista.
Hay una relación escncial de la angustia con el deseo del
Otro ya qlre para cl sujeto la pregunta clave, ¿Che Vuot!
¿evé
quieres'/ ¿Quó me quicre? ¿Qué quierc en lo concernientc a
cste lugar del Yo'/, es Ia que se mantiene en suspcnso cntre
los dos pisos del grafo, ontrc la relación con el deseo y la iden-
tificación narcisista.

Claues para leer el grafo del deseo:


Necesidad: está perdida para el humano. se recnpera e'el deseo.
S: Sujeto barrado. Sujeto como efecto del lenguaje
i(a): imagen especular. Imagen del otro. Alteridacl d.el otro
Demanda: será de L,ra presencia o cle urla allsellcia, no cle objetos.
A: Otro, tcsoro dc los signilicantcs
d: dcsco: condición absolLrta. Rcsto dc la difcrc-ncia entrc la ncccsidad y la
dcmanda. No articr¡lablc porquc es lo qLrc dc ra ncccsidad no cntra cn la
dcm¿rnda. objcto particulaq rcsto, objcto a causa dc clcsco. Abolido clc la
ncccsidad pol cl atravcsamicn{o dc la dcmanda.
Inés Sotelo 8z

Che vuoi?
Silencio
pulsional
castración

Goce
Angustia deseo
($oa¡
Síntoma Demanda

Necesidad

(SOD): Pulsión: lo qtte adviene de la demanda cuanclo el sujeto se


desvanece en ella. Artificio gramatical que la pulsiórt toma del Otro
(silencio pulsional).
S(.d): Significante de la falta eu el Otro, de la castración del Otro.
Las que siguen seráu las respuestas frettte a lo irlsoporbable de la
fall¿r en el Otro, del deseo del Otro:
I(A): Ideal del Otro. Rasgo uu¿rrio. Identificación del sujeto. Insig-
nia de la omnipotencia del Otro. Respuesta qtte cristaliza al sujeto.
moi: imagen del Otro qlle aparece como respttesta.
El yo que se articula cotno metonimia cle su significación.
s(A): El síntoma como formación del inconsciettte tiene estrttctura
de metáfora. Siguificación del Otro.
(SOa): Fantastna. Sosbiene al sujeto ett el desvanecimiento que le
produce el ser sujeto del deseo. Es el límite al clesliz¿rmiento
metonímico. Imaginariza la falta (menos fi) estructural del sujeto o
tlel objeto. E1deseo se regula imaginariameute sobre é1.

El grafo del deseo de Jacques Lacan, nos permite ubicar


en la clínica las respuestas del sujeto en el encuentro con cI
eseo ctel utro.
---En Ia SuÑcrsión de1 Sujeto (3) este grafo servirá para
prcsentar dónde se sitúa el dcseo cn rclación con el sujeto
definido a través de stt articuiación con el significante. Es en
el desdoblatniento fundamental dc dos cadenas significantes
88 Clínica de la urgencia

dondc so constitLrye el sujoto, sostiene Lacan cn cl Seminario


VIIr en tanto quo on cl Seminario VI cncotrtrarcmos quc lo
quc llamamos dcsco es la distancia que el sujcto pucdc rnan-
tcner entre las dos líneas, <cs ahí que rcspira duranic el ticmpo
qttc lc quccla por vivir>.i'
Es clccir qr-rc el lugar dcl sujeto como sujcto del deseo es cl
intervalo, cl agujcro cntre ambas líneas dcl grafo, cntrc cl
enunciado y la cntrnciación.
Lo llaniará grafo del deseo porque se constituyo en derre-
dor de un agujero, relación con la falta. En este seminario
dirá quc no es inoconte la forma de pcra que tiene cstc grafo,
pera dc angustia.
Estc Sujcto aparcco en medio de, en cl intervalo entre
significantes.
La cstructura dcl grafo del deseo articula las nocionos de
Nccosidad, Demanda y dcseo plantcando Lacan qr.rc <...cIdc-
seo so csboza cn cl margcn dondc la demanda sc desgarra dc
la neccsidad>(j sicndo cl dcsco inconsciente lo que pcrmitc al
sujcto salir del circuito infcrnal dc la demanda.
La nccesidad para cl humano eslé igQrllúegn por la
dcmfficcsidaduiotffii-
csta pcrctrda y [cl'lnrnara alrcnada a laTc-manda. La nc-
-r;:'-<-
rvA
l . r_ r
lccsidad cle ja dc ser dql suicto. Cuando cl otro utatorr)o inti6-
r

ldtrcc cl significantc y antc c-l llanto dcl nirlo aflrnra <tcnós


l
,-> ,rl
\Utro. Lacan sostrcnc cntonccs quc <Lo quo so cncucnlra
a -ado en las ncccsidadcs constituyc una (irildrangung,
lcp rTS rFo r gi n a ri a . p or n o p o d c r', ]bTFi pó t cs i s, a r ti cu l a r-
r

s@ro quo aparoco en un I'ctoño, qUelg]_g


prcscnta,cn cl hombro colno cl dcseo>7 agrcgando tam-
Q\c -.sc... -; ;_ --.-_--:==--_----------
,-.7 .
bión quc la dernanda va ¡nulho ma.s alildc -las satisfaccio-
nes que roclama transfr¡.mándosc-cn dcmanda - de Lrna prg-
scnc\a o üo una a\rsencra.
En cl grafo, mientras qr-re la Dernanda se escribe con D
mayúrscula -por cl caráctcr simbólico de la misma, cl clcseo va
con minúscula porquc cs lo quc no puede pasar a lo simbólico,
cs cl margcn, el más allá quc éstc prodncc pero que cs impo-
siblc quo sc rcincorporc, cl dcseo cs ose resto inoliminablc del
pasajc dc la noccsiclad porlo-

¡"-
Inés Sotelo 8g

Lacan localiza e! 4-c!g9 on ol intcrvalo cntrc {99 g-q4g"u'


si snific a n t('s cl u o r".rrn-t-r drr-r a I a oFñs rTió¡L cffiió-óñ u n c i a clo y
-
qli@ Ia opos-icffi lgügc-tl"o' {c
cada uno dc ellos.
-l,Z@ró es aqlrcllo qr"rc de la nccesidad no pasa al clesco?>
intorroga Aifredo Eidclsztcin, rospondicndo qrte cs la parti-
culariclad, no cic lo que sc pide, sino cle ia <prueba dc amor>;
also sc picrde uo sc pide y 1o quc se da y osc resto cs
lo que llamamos deseo.rl

La angustia

Lacan, en el Seminario 10, introduce ttna indicación clíni-


ca muy precisa qlle es la dc ubicar las cooldenadas en qtle apa-
rccc la angustia vinculando lucgo su rclacióu con cl deseo'
En un cuadro con un cje horizontal para la ciificultad y un
eje vertical para cl movimicnto, Lacan ubicará Inhibición,
Síntoma y Angustia.lo
DIFICULTAD

Nulr,tctÓ¡'l lmpedimento Embarazo

MOVIMIENTO Emoción SINTOMA

f urbación ANGUST/A

Tornará el impedimento como síntoma afirmando quc <está


vincnlado con e}mismo movimicnto con quo el sujeto avanza
hacia cl gocc, cs clccir hacia lo que está mas lcjos de él; se
cncucntra con esa fractura íntima al habersc dcjado atrapar
por eI camino de su propia imagen, la imagen cspecular>,
donde ubicamos la Inhibición on cl grafo.rl
Más allá de Ia inhibición c irnpcdimento, estará cl emba-
razo, cs dccir cl sujcto atravcsado por la barra que lo dividc.
En la línea clol movirniento cncontratnos Ia emoción tal
como la vomos en las crisis; más abajo la turbación qlrc Lacan
define como trastorno, caída de la potencia afirmando
que la
turbación es el trastornarse mas profunclo en la clirnensión
dcl rnovirnicnto, micntras q*c cl embar¿ zo cs el máximo
de la
dificultad alcanzada.
¿Qué tipo dc af'ecto es entonces la angustia? <La angus-
tia es un afecto clesplazaclo, loco, invcrtido, metabolizado
pcro
no está reprimido; lo. que esta reprimido son los
signiiican-
tes que lo amarran>.12
Este gráfico quo permite ubicar los lugares destinados
para la Inhibición, er síntorna y la Angustiá,
también locali-
zados en el grafo_del deseo, deja a esta altura
dos lugares
vacíos, quo serán lucgo complctados con particularc.io¿u-
lidadcs dc acción.
Situadas cstas coordenadas pasaremos a trabajar
una
viñcta clínica en la que intcntarlmos localizar las modali_
dadcs dc respuesta de una sujoto ante cl deseo
dcl otro,
ante el dcseo do ser calrsa de ose deseo. ciertos acontcci-
mientos de su vida produccn Lrn efecto de c,ncuentro
con cl
otro cn tanto clescante mas alrá de ra cremanda, antc lo que
respondcrá por la vía dcl Idcal del Otro, I(A), o
a través de
la inragcn cspccular. yoica.
En ol rccorrido analítico aparecerán ras rcspuestas por
cl síntoma cn tanto significación del Otro s(A) q.," la
pacicntc podría ubicarsc cn Ia dificultad pu.u
o.-ur ",una
pareja y final'rcnte cl fantasma ($ oa) como
modo Ju ,u"-
pucsta frente al dcsco clcr otro. Es allí doncle
rocalizare-
mos la angustia ante la proximiclacl con la castración,
ros-
pucsta insoportable quc el neurótico intenta
alejar.
Verificarnos así como cl grafo del dcseo pu"_ir"
situar
cn el rccorrido analítico las cliversas respuestas,
ubicadas
dcl lado izquicrdo clel mismo, respucstas quo el sujeto
se
va dando a lo largo dcl análisis cn tanto no ha quedado
congelado cn Lrn Idcal; esto es por la vía de la
éiica del
psicoanálisis cl sujcto va más oitá a" los ideares
hacia lo
quc causa su dcsco.
Inés Sotelo 91

Acción en la guardia

María, de 22 años, llcga a }a guardia dcl hospitai general,


acompañada por su madre y su tía. So ha hecho un corto cn
los brazos, suporficial pero quc produjo gran alarma en la
familia por Io que dccidcn dirigirse a un profesional.
La joven refierc qttc 1a nadrc lc comttnica quc el padrc se
quedará a vivir cn el interior del país por razones laboralcs,
ya que ha surgido Llna propucsta mtty convenientc desdo Ia
perspectiva económica.
Actualmente ól cstá allí cn una estadía quc se suponía
transitoria.
María rcficre quc al sentirse pt'esa dc descspcración se
dirige hacia la pucrta y atravicsa los viclrios con slrs lnanos
En ese momcuto, la pacientc no pttede dccir mucho mas
que <fuc un momento dc locura, no sc qtlc me pasó, tttvc una
sensaci6n do cncicrro insoportablc, dc abandono, no pensó en
las consecucncias>.
Bn la guardia sc sanciona quc permanecerá unas horas
allí, para volvcr a ovalttarla más tardc.
Luego la paciente sc tnostrará angustiada, intentando or-
denar y ponor en palabras los sucesos signados por el exccso.
Rcfiere quo mttchas cosas hau succclido en su vida dcsde
pequcña y quc llcgó al lírnitc, solicitando scr atcndida on Con-
sultorios Externos de Salud Mcntal por ulta mujcr, porquc t:n
lo fcnenino rcsidcn, a su parcccr, todos sus conflictos.
Considcrando qtto el momcnto agudo había concluido y
quo su familia podía acompañarla, se indica el nombrc dcl
profcsional quc comonzará a atendcrla a primera hora del
día siguiente.

Otros cortes en su historia

María cs Ia mcnor dc varios herrnanos, vivc con slls pa-


drcs a quicncs definc como brutos e incultos, clla ha trabaja-
do desde adolescentc y ha lograclo acccdcr a ulla carrera uni-
vcrsitaria brillante, por decisión y esfucrzo propios.
92 Clínica de la ursencia

Habiendo sufrido de niña un accidcnte automovilístico,


sllceso dcl cual cs la única gravemente lesionada, qucdó con
grandes cicatrices en cl rostro y en el cuerpo; sin ombargo
csto no parecc haberla afcctado durante la adolescencia.
<Viví en una cápsr-rla hasta los 21 años>.

Es en ose lnorrcnto quc sc somete a una cirugía repara-


dora, quc a pesar del éxito rnédico de la misma producc en
clla cl desmoronamiento, la caída.
<Antes er¿r la mejor, er¿r clistinla, la chiquita, la mimada,
ia rn¿rs inteligente, la rn¿rs querida por mis ¡tadres. Ela di-
fícil ser amiga mía pero sólo me im¡roltaba cómo rne veían
los grandes>.

La rncjor para los grandes, la mejor para el Otro, apareco


en su discurso como respucsta por cl ideal, I(A). Esta fórmula
implica tomar un significantc dcl Otro y otorgarlc al A la
onnipotcncia qr"rc se Ie acljudica a quicn ocupe esc lugar.r:J
Funciona como una fbrma dc inscripción de la omnipotencia
en relación con el significantc dc la falta en el Otro S(A).
El I cs un significantc que funciona como insignia; csta
rcspncsta lleva a un punto do detención a la idcntificación
dcl sujcto, dejándolo sin posibilidades de maniobra. Cuando
la sujeto se fija a L'sta imagen, pensamos en una dctcnción
por el Ideal. Si al sujcto dividido lo encontranos entre dos
significantcs, S1- S2, introdr"rcir otro significantc producc un
desplazamicnto. <¿Córno hace cl sujcto para detener la mcto-
nirnia infinita?> A. Eidelsztcin afirma quc es prccisamcntc
idcntificándosc a nno dc los significantes omitiendo quo sean
dos y para salir dcl intcrvalo sc afianza con uno; el probierna
entonces, es que cl sujcto quccla fijado a Llna imagen como
consecucncia dc la función del Icleal simbólico.11
Es en el análisis que el 51 se pondrá en relación con 52,
con otros significantes.
<Ahola algo me pasa, conozco a alguien, hay fascinación
pero la cosa se corta. No puedo fornar una pareja y que la
cosa dure.>
<Nunca me sentí igual a todas, poltgo una barrer¿r con los
otros, soy muy cortacla, termino alejándorne cle todosr¡.
Il.rés Sotelo

La insistcncia del significante corte y stt señalamiento


por partc del anaiista abre un enigma:
<¿Porqué estos cortes me pusieron tan mal? ¿,Porqué mi vida
parece cliviclirse eu un antes y un clespués de la cirugía'/>.

María pone en acto un cortc. que quedará en suspenso en


relación a cualquicr interprctación, pero la intervención y Ia
cscucha del analista produccn un cfecto en tanto aiojamicnto
del sujeto. Abriendo la vía significantc, los cortcs cobran nuo-
vos scntidos dando paso también, al sin scntido.
Ei corte aparecerá cn la línea sintomática, que la
posiciona d.c manera particular on sLl dificultad en el iazo
amoroso con el otro.

Constitución del síntoma

Para ubicar el síntoma en tauto significación dcl Otro,


Lacan afirma <...y airn falta clccir quo os a título do clemcn-
to dcl discurso particular cótno csa pregunta cn r:l Otro se
articula. Pucs es porquo csos fcnótnonos sc ordenan cn las
figuras dc ese discurso del Otro por 1o que tiencn fijeza dc
síntomas' por Io quo son legiblcs )¡ se rosuelven cuando son
dcscifrados. . .)).1i'
Ei síntoma es una rnetáfora. Parte dcl S(.4.), significante
de Ia falta cn el Otro, y pasando por cl fantasma, Ilcga al
síntoma s(A). La rnetáfora scrá la sustitución dc un signifi-
canlc dc la cadcna supcrior dcl grafo por ttn significante dc Ia
cadcna inferior, tcnicndo tambión una vcrticntc mctonímica
que on el grafo sc localiza cn la flccha quo va dc s(A) al A.
El síntoma aparecc para cl sujcto como tln enigma, afir-
ma Millcr cn su seminario <Dos dimensiones clínicas: sínto-
rna y fantasma> El sujcto no sabe quc hacer con eso quc ha
irrumpido cn su vida y por cso dctnanda interpretación, y si
ia instalación dol Sujcto Supucsto Sabcr so ubica a la cntra-
da dcl análisis cs porquo (en csc motncnto la dcmanda fun-
darncntal dcl pacicntc cs relativa al cnigma' a la intcrroga-
ción quc lc hacc su propio síntoma>.16
Clínica de la

El cortc cn María, toca también lo real de su cuorpo,


di_
mcnsión quc abro cl cnigrna de la ferniniclacl.
En cl análisis su posición femenina se abrc corno
interro-
gantc cn relación a su propia rnadre y las
otras mujeres. No
pucdc co'rprcndcrsc a la mujer si no se pondera
la fase de la
ligazón prc-cdípica, afir'ra Freud en su conferencia
sobrc ra
fcmi'idad y dirá quo cs aquella fase en que la maclrc
primcr objeto dc amor de la niña.r7 La disi'ret.ía era el
untrc ar'-
bos sexos sc sitúa a nivel simbólico, se clebe
al significantc.
<El acccso de la mujer al complcjo edípico,
., i¿"itiiica"lO'
imaginaria, se hace pasanclo po, ót padre, cxactame'tc
igual
quo cn varón' dcbido a la prevalencia
de ra forma imugi.rariu
dc falo, pero en tanto ósta está tomada co'ro
el elemcnto sim-
bólico cscncial dol Edips>.rs
Su madrc os para la sujoto una mujer fucrte,
dccidida,
capaz dc enfrentarlo todo y dc arreglarse por
su cuenta. Ma_
ría so ofrcce a clla en Lrna cquivarencia cucrpo-fato,
cntcra como hija pcrfccta a los ojos cle la maclre,
* otr"a"
ubiáada curno
metonimia de su deseo.
_ .Ant9 la progunt a ¿Che Vuoi,! ¿eué rne quierc cl Otro.i Es
cl significante dcl otro tachado la esta quc el sujeto no
"lspt
puedc tolorar ya qllo introduce la castración
dcl otro én tan-
to que deseantc.
María sosticnc en su discurso el <<soy virgcn, soy cntcra>,
cstas afirmacioncs aparecon como respuesta
al Otro que da
consistcncia y sustancia al i(a) a su imagen.
Dccíamos antes
q."u rcspucsta por el I(A) os la idcntiiicación auf
]1
significantc dc la ornnipotcncia dcl otro, detcnción
,.¡"io of
que deja
al sujcto inrnóvil, sin salicla. La sujeto interpone
la düróctrca
imaginaria quc encontramos cn ci grafo como i1¿;_lioi.-
Esta rcspuesta sc intcrponc a lá fi¡eza que
daba cl Ideal,
I(A) como rcspucsta ubicaclá cn <¡l extre'ro inferior
clcl grafb;
aparoce la irnagen dcl otro y clcr yo como circuito
rnetonlmico
imaginario on el grafo:

s(A) A
,ll ->
ri
]V
moi<_i(a)
Inés Sotelo 95

La significación permito otra significación. El circuito quc


va de la significación del Otro hacia clA, luego baja al i(a), va
al moi y dcsdc allí va hacia la significación del Otro, comple-
tando el circuito imaginario.
En el recorrido analítico María pondrá en cuestión su
imagen ante los otros, cstar con un chico seria dejar de ser la
chica <seria>, la quc pone distancia, la que Ie da un poco de
temor a ios chicos para acercarse. IVlujercs que se dividen en
<seriav y en <locas>.
Lacan explica la relación entrc la falta y la causa afir-
mando que la histeria es por Io que no es por lo que pretcndc
scr amada y dcseada, cuando en realidad, debajo dci habito
que llarnamos clrerpo no encontraremos más quc ese resto
que llarna objeto a.1!)
Los cortes del accidentc, los cortes dc la operación' los
cortcs en la relación amorosa, los cortes clcl analista, van dcs-
Iizando nuevas significaciones.
La irnagen fuerte, scria, entera. con la qttc creía scdttcir
al otro, convertirsc en objeto del amol dcl otro, desfallcce. Un
nlrcvo accidcntc sc ha producido cn su vida.

La operación analítica

Aparece un sueño dírigido a la analista en el cual estando


presentes la analista y el cirujano en un lugar sin paredes,
<donde se ueía y se oía todon, la sujeto dirige a la analista la
pregunta: u¿Soy uirgen?t. Despertard mLLy ongustiada.
Este sueño seró sancionado por la analista como de entra'
da en aná,lisis, por lo que se decide continuar el tratamíento
en. forma priuada.
El uso de Ia institución quc ha alojaclo a la pacicnte quc
fuc traída por su fhmilia, ha llegado a su límite' El carnbio de
posición, su compromiso subjetivo, ha producido la torsión
localizándose ahora otra ttrgencia, la dcl sujeto atravcsado
por prcguntas en rclación a la ferninidad. El cncucntro con la
analista ha posibilitado una cesión dc gocc;ha dcjado dc ofre-
ccr su cllcrpo al Otro n-Iatcrno, al Otro dc la cicncia, y cn
medio dc la conmoción que ha producido en lo rcal cl acto
quirúrgico, aparcccn las prcgttntas en cl análisis:
9ó ,Un,.*" ".r",r.," l i
náSoy uirgen? ¿Sigo siéndolo?> 1

Es muSr interesante ubicar quc primero en el sueño y lue_


go cn cl análisis csta interrogación está dirigida
a la u.,áli.t"
y no, cn todo caso al rnédico, que dcscle la realidacl es quien
dcboría podcr rcsponclorla.
La sujcto interroga a otra rcalidad, la psíquica, es Lln punto
cjemplar para comprondcr cl estatuto del cuerpo cn la iristc-
ria, en tanto c'erpo quc habla de un padece*ob.o el cual el
sujcto no sabc.
La medicina intentó obturar la pregunta con Lrn <sentido
común>, forclusivo dc la sujeto en cuestión, mediante Ia
ciru-
gía estótica, apuntando al Idcal do b.,lcza del
otro instarado
en la cultura. La opcración apuntó al bien dcl sujeto y pro-
al
grcso dc la cicncia ya quc cl prccio que pagaríu io
.,.r¡oto po,
ose acto rnódico fr"rc pagar con su cuerpo, la sr_rjeto
acepta pa_
gar con la libla dc carnc.
La analista propono otro cortc, cn principio con la gratui_
dad institucional al pagar con palabras y pagar con
clinero.
La instalación dcl sujeto Supuesto saber sc verifica cn cr
sueño. Sc ha producido un saber, un 52, y bajo la barra
r:n_
contraremos Lrn s.jcto quc padcce de falta de saber, un sujeto
dividido, barraclo, atravesaclo por cl d.cseo y cl gocc

S¿

$ =X

La respuesta por cl Idoal quc la pctrificaba y por la ima_


gon quc la dojaba atrapada e'er circuito rncton?mico,
ccdcn
su lngar al s'jcto diviclido, ar qne ubicamos cn cl más
allá
dc los idcalcs.

IJna nueva imagen

surge en el análisis ,tt equ.íuoco entre el accid.ente y ra


operación, como Io que la separa cortand,o la relación ,oi
lo,
clticos. ¿Fue el accidente o fue la operación?
Inés Soteio 97

Diró qtLe luego dela operación se síen'te frágil y expuesta.


Vrlnerable ante la mirada del Otro; había consagrado su cuer-
po a ocultar la castracíón de Ia madT¿ uYa que no tienes el
falo, lo seras para mín.
La angustia pcrmitc pasar por la articulación entre imagen
especular y significante; y afirrna Lacan cn las primcras clases
dol Seminario dc La Angustia que si cl sujeto se constituye cn ol
lugar dcl Otro, es por su marca cn la relación con o1 signifrcante.
Dcsarrollará también Lacan, cl modo on que sc anuda la
relación espccular a ia rclación con el gran Otro. La función
del investimento cspccular cs ul1 ticrnpo fundamental de la
rclación imaginaria y quo ticnc un límite: no todo r:l
investimiento libidinal pasa por la imagcn especular' Hay un
rcsto, pivote dc toda dialóctica: el falo. En todo lo que es loca-
Iización irnaginaria, el falo llegará bajo la forma de ttna falta,
clc un - fi. trn la mcdida en quo sc lcaliza on la imagcn rcal
i(a), la imagcn dcl cucrpo funcionando corno imaginaria' os
decir libidinizada, cl f'alo aparece en Inenos, apareco como
blanco; ci falo os una roserva opcratoria cortada dc la imagen
espccular. Dirá Lacan que hay quc ttbicar la relación clol falo
con Ia constitución dcl objcto a, objcto difícil de articular y dol
que habla Frcud cuando sc trata de la angustia.20
trl i(a) ostá dado en la cxpcricncia especular pcro
autontificada por cl Otro. Si cl sujcto pudicra estar realmcn-
tc, sin la mediación del Otro, tcndría relación con aquclio quc
se lc escapa, cl objcto dc su clcsco' el a.
Los dos pilares i y a son el soporte do la función dcl dcsco
y si cl deseo existo y sosticne al hombre en su existencia dc
hombrc, se dcbe a que hay artificios quc nos dan acceso a la
relación imaginaria que constituyc el fantastna, sostienc La-
can. El a soporto dcl dcsco en el fantasma, no es visiblc en lo
quo para cl hombrc constitttyc la imagen de su deseo.
Lacan afirma que ante lo que cl ncurótico rctroccde no es
su castración sino haccr dc su castración lo que Ie falta aI
Otro. <Hacc dc su castración algo positivo, a saber, la garan-
tía de la función del Otro, esc Otro que se lc escapa en la
remisión indcfinida de significacionos, esc otro donde cl su-
jcto no sc vc sino cotno dcstino, destino sin término que sc
picrde cn cl ocóano de sus historias>.21
Clínica de la u

Estos concoptos toóricos nos pcrmiten pensar en las res-


pucstas que csta sujeto sc ha dado frente al dcseo, a la cas-
tración dol Otlo.
En principio sc inventa un Otro matcrno, fucrtc,
autosuficic'tc y ajcno a todo deseo por Lln hombre. pero para
sostoncr esto. ella se ofrcccrá como la hija pcrfecta, virgen,
cucrpo-fhlo que obtura la castración materna.
La urgcncia aparccc cuando esta respuesta dcja cle fun-
cionar adccuadamentc. La operación, la mirada del otro, ol
desco clcl otro, la vuclvcn vulnerable y la angustia surge y
permite pasar por la articulación entro la imagen especular
y el significante.
Esta jovcn que sostenía su imagen, i(a), ante el Otro que
la autentificaba, sc topará en el análisis con n'evas vcrsio-
nes de estc otro
'ratcrno,dcl falo, el
esto cs pasaje de una maclre
autosuficicntc, portadora aparcntcmcnte completa,
a Lrna madre dcseantc.
Aparccen n*cvas asociacio'cs, la sujeto pucde ubicar, en
transfcrcncia, la conmocirin de la por la auscncia del
'raclre incxplicables
padre, la angustia, cl llanto y la añoranza por
parte dc alguicn quc sicmprc sc lnostró como capaz clc arre-
glarso sola y sin ningúrn apego por su pareja.
Es i'rportanto situar que si bien csta actitud clc la mailrc
no es nllcva, sí¡lo cobra valor para la sujeto a la luz dc str
propio cambio dc posicici' subjctiva on rclación al dcsco c'
tanto dcsco dei Otro.
La dimcnsión de la falta cn la macrrc, abre nucvos intc-
rrogantcs aco'ca dc s'propia posición como cleseantc, do str
propia relacirin con los hombrcs, de su cno sabcr> como hacon
otras rnujeres.
Bstc fragmcnto clínico podc'ros articularlo con aqucllo que
sosticnc Gustavo sobcl quien dirá quc cl dcsplieguc de los enlln-
ciados permitirá gcnerar la clir'cnsió' cnig'rática sobrc la
madro rointrodncicndo al sujeto cn cl rogistro dcl dcseo.22
Inés Sotelo 99

Funtualizaciones sobre la angusüa

Lacan vincula la angustia cono signo dc deseo, cntcn-


dicndo cl dcsco dcl hombre como dcsco dcl Otro el cual con-
cierne al deseo del sujcto cn la mcdida dc lo quc le falta,
írnica vía para quo elsujeto cncuentrc lo que le falta en clran-
to objcto dc desoo.
El sujeto será la única vía clc accoso al dcseo, con la de-
pendencia del Otro cn tanto lugar clcl significante. <EI dcsoo
es dcseo de un deseo quc respondc a la llarnada del sujeto. Es
el desco dc un deseante que es ei Otro>.2:l
Bl sujeto del quc habla el psicoanálisis es un sujcto (Suje-
to barrado) marcado por el significantc cn cl catnpo del Otro
(A) y hay en el sentido de Ia división un resto, el objcto a.

A S

(Sujeto barnado) (ürobanado)


É
a
^
Estc cuadro lc pcrmitc a Lacan mostrar quc el Sujcto on
tanto barrado E y el objcto a cstán cn el campo dcl Otro ya quc
cl fantasma, apoyo dcl dcsco, cstá en la totalidad del campo del
Otro. Estc Otro barrado cn Ia meclicla que cl sujeto no lo alcanza
cs lo quc Io constituyc como iltconscicntc. <Con cl yo te desoo
aunque no lo sepa, io digo al Otro quc deseándolo sin sabcrlo. lo
tomo corno objeto para rni mismo clesconociclo, de mi dcsco>.2{
La angr.rstia, afirma Lacan sllrgc cuando cn cl lugar quc
Ilamará (menos fi) aparccc lo unlrcintlich., Io siniestro. La
angustia cntonces surgirá cuando falta la falta.

Angustia y fantasma

Ligada a todo lo quc pucdo surgil cn cl lugar dc (mc-


nos fi), y para dcfcndersc de cila rccubriéndola, cl neuró-
tico se sirve dc su fantasma quo esta situado totalmente
en cl campo dcl Otro.
Clínica de la urgencia

Fantasma: ( É
o a)
El a del fantasma funcionará colno defensa frente a la
angustia, rcteniendo con ól al otro.
En <La dirccción dc la cura> encontraremos la afirmación
de Lacan accrca del uso q*e hace el neurótico de su f'antas-
ma: frcntc al deseo cl fantasma aparecc como respuesta del
sujeto a la demanda, significación de la necesidad, aunque,
agrega Lacan quc el fantasma no tiene nada que ver con la
significación en la quc intorfiere, la cual proviene del otro
del que depende que ósta sea colmada. El fantasma está allí
en cl medio de ese camino de retorno y <llevando ra demanda
hasta los limitcs del ser hace que el suleto se interrogue sobre
la falta cn la que sc aparecc a si mismo como dcscor.2¡,
El uso del fantasrna es lo que lc permitc al neurótico sos-
tencrse como sujeto al nivcl do su dcseo evanescente en tanto
la satisfacción dc la demanda lc <hurta su objeto>.
Siguiendo el trabajo de Eidelsztcin situaremos quc hay
un movimiento de la Idcntificación primera, crel I(A); cl objeto
dc la dernanda se dcsvanecc en la demancla misma y cl pasa-
jc del I(A) al objeto abre el camino que conduce al deseó.26
El fhntasrna pone cl rclación de t¡n modo particurar a1
sujcto y al objcto a y nos indica Miller que el fantasma tcndrá
un aspccto imaginario que son todas aquellas irnágenes que
produce cl sujeto, un aspecto sirnbólico ligado al texto con
una gramática quc rcsponde a las lcyes dc la lcngua y ticnc
también una dimensión real que en tanto imposible tienc un
residuo inmodificablc. El fin de análisis será la modificación
dc la rclación del sujeto con lo real dcl fantasma.2T
En el caso que estamos trabajando, IVIaría sostienc intac-
ta su virginidad como la pequeña nada que mantienc en re_
serva, como fbrma de rctener al otro. Allí sostendrá la de-
rnanda dcl Otro, se inventa un otro que le demand.a, <quiere
quc le demanden sin pagar el precio>,2s pero en el análisis la
sujeto pasa dc qucdar atrapada en la dcmanda del Otro a
situar cl objeto de la dcma'da, objeto que como nos indicaba
Lacan es nn objeto quo se desvanece.
uLa cortadan será en María una de las
formas con las que Ia
sujeto se representa, enlazando Inhibición, síntotna y Angustia.
Inés Sotelo

Ohaversión del Padre

Es en el análisis quc comienza a recorrcr la relación con


su padre, recordando esconas ticrnas y de protección.
El viaje del padre ha producido ttn primer cfecto de dos-
esperación quc la condujo a los cortcs, frentc a la inminencia
dcl Otro materno.
Un sogundo efccto recuperado en el análisis es la caída
de un velo que mucstra la incompletud materna ante la au-
scncia de su partenaire.
El padre aparoce en ei análisis cn una nueva versión, como
mctáfora del deseo materno. En <La instancia dc la lctra cn
el inconscientc o la razón desde Frcttd> Lacan sosticne que
sólo cr,rand o 7a metáfora paterna sc instala apalccc cl sínto-
tr-a y )a netáfora es posible en tanto metáfora'sintomal, a
partir de Ia castt'ación ntaterna.2e
como venros, cl sujeto ilega a la consulta con cierta
sintomatología, con un modo particular de presentarse ante
el otro, de rclatat su historia jerarquizando ciertos aconteci-
micntos, es docir que llega al inicio con cicrta vcrsión de sí
rnismo quo sc irá transformando a lo largo de los encuentros
con el psicoanalista.
Hay una procisa rcfcrencia dc Freud cn la conferencia2T:
(...ya ,"rt ." trabaja con la cnfcrmedad antcrior del pacicnte
sino con una neurosis rcción creada y recreada que sustituye a
la primera...> <'..todos los síntomas del cnfermo han abando-
,.udn =., significaclo originario y se han incorporado a Lrn senti-
do nuovo {r,re consistc ón cl vinculo con Ia transfercncia>.30
La dimensión dc Ia angustia en María irá cnlazándosc (rn
eI recorricio analítico. Lo más angustiantc es cuando la falta
quc produce cl dcsco sc ve perturbada, Lacan scrá tnuy prcci-
so: oct atdo Ia madre sc lc vienc encima, Iimpiándole cl culo'
modelo dc la demancla quo no puedc dcsfallecer>'3l
La Angustia, cstá encuadrada por el marco del fantasma
quc
cn Ia rclaclón dcl fantasma con lo real, afirmanclo Lacan
micntras que los significantcs en tanto huellas constituycn-
tes d.cl rnund.o, permiten cl engario, la angustia en tanto cor-
te, surco en lo rcal es lo que no cngaña'32
Clínica {C lo_1qgg¡g!,

El carnbio de posición subjetiva tienc co'sccucncias en la


imagcn con quo se mostraba ante los otros. Las clificultades
cn la actividad profcsional introduccn la dimc'sión dc la fal-
ta cn soi:: u¿eué soy? Me siento a la deriuat¡.
Dcl <soy virgen> al <¿,quó soy?> hay un movimiento cn el
qlrc sllrge Ia prcgunta sobrc la oxistencia, prcgunta quo la
invadc, la sostienc, la diviclc, la inunda y nos rtrar.u io.ur.
(...qllc es a título de clcrnentos dcl disc*rso particular
cómo
csta pregunta cn cl Otro sc articula>.3r1
un strcño cn cl análisís: @s¿cgq con un chíco, nos acaricid-
bantos, alguien nos mi,aba y yo me d,ejobo lleuar... me gustobatt.
La sujct. oscila cntrc sor Lrna hija perfccta y entcra a'tc
los ojos clc la lnadro y sor una mujcr que no sc roconoce como
cntcra y busca aqr,rello quc la cansa, pasa'clo nccesariamerte
por el paclrc.
Irá doscle la mirada quc pucclc vcrro todo (primcr sucño,
opcración) a Ia mirada quc sosticne la csccna de ella con un
hombrc, recorricndo cl camino clc ra I'hibición, cl sínto'ra y
la Angustia a lo largo dcl análisis.
Esta sujcto llegó a la consulta traída por los otros luego
dc un pasajc al acto q,c nos pcrnitía pcnsarla mas ccrca clcl
grito qr,re dol lla'ado. El b'on cncucntro con cl psicoanalista,
la instalación dc la transfercncia y cI sujeto supucsto sabcr,
producc' un sujcto que padecc falta dc saber, sujcto barrraclo
para quicn la angustia cobra otra dimcnsión, rcal quc no cn-
garla. sostionc Lacan quc es <...mecliante cl cliscur.so analíti-
co quc el Sujcto se manifiesta cn su hiancia, a sabcr, lo que
causa su dcsco...>.:l'l
Lucgo dc este r.ccorrido, podrcmos ,bicar el cstatuto dc
los cortcs quc María pr'ducc cn su cuorpo y que la tracn a la
primcra consulta hospitalaria.
Actuar, clirá Lacan es sacarle a la angr-rstia su certeza; clc
esto nos ocuparemos cn cl capítulo próximo.
Inés Sotelo 103

Debates en el Foro

Interuencíón de Antonio Amengual


Psicoanalista. Provincia del Ner"rqLrér-r, Argentina.

rcsulta dc un intcrós singular cl tema dc csta clase,


-Mc
particularmcntc por lo quc rlcja pcndicnto: la localización clí-
nica de las modaiidadcs posiblcs dc actuación: pasaje al acto
y actíng out.
Particularmente como cálculo y ya no como lcctura a.
posteriori, justamentc porque aparccon óstos como f'enómc-
nos clínicos ubicados al límitc: rnás allá dc cualquicr trama
discursiva, particularmcntc cn cl pasajc al acto.
Es clara Ia indicación inicial clc la clasc dc quc <cso dice>
algo para el analista. Pero a la vcz cl acto irrurnpc para in-
dicar la insuficicncia dc cualquicr dicho. Enticndo quc cl
discnrso no sc agota on los dichos. Pcro ¿como ubicar las
coordcnadas quo dc a1gúrn rnodo pcrmitan anticipar Ia inmi-
ncncia o prccipitación dc un acto? Prctcnder una anticipa-
ción prcsuponc una tcmporalidad (ya no Iógica o erótica) sino
claramentc cronológica, la de saber quó pucdc haccr alguicn
o, más humildcmcnto. qué pucdc prccipitar quo aiguien haga
algo con valol dc acto.
En la clasc sc proponc nna oi'icntación cstratógica y cs
por la transf'crcncia. Pcro csta oricntación, más que rcspon-
der, ordcna mi ¡rrcgunta, lo quo no cs poco. Queda pencliontc
la táctica, ahí dondc Lacan scñalaba quc cl analista cra más
libre, cs dondc vomos Ia necesidad de cierta pmdcncia (por
ej. no intclprctación dcl actittg).

Interuencíón d.e Inés Sotel,o

Eric Laurcnt nos ofrcce una prccisa indicación para la


ncurosis: quc cl síntorna so ponga a dccir hasta qLlc no qtticla
dccir nacla más.
Antonio Amcnglral scñala algo crucial cn relación al pa-
sajc al acto y acting ouú. No scrá lo misno si sc trata clc lrn
paciente en análisis, neurótico, donde cI cálculo se sosticnc
justamcnte cn cl soporte cstratégico dc la transferencia que
en Ia psicosis en la cual el analista sostiene un tratamiento
posiblc. Allí cs dcscablc que sc logrc ubicar aqucllo clue
dcsestabiliza y aqucllo quc sostiene al sujeto. Rccordarán la
referencia do Lacan cn el seminario B cuanclo refierc el uso
dc los carninitos lateralcs a fhlta de carrctera principal, csto
cs cl Nombre dcl Padro.
En el caso presentado en el capítulo 2, c's la paciente la que
le dice a su terapcuta: <esa palabra ia quiero respetar, no la
quiero nombrar más...>. Lcyendo el analista allí un <...respé-
tcla usted tarnbiénr. En cse caso, cuando el pacientc indica
qrle no quierc avar'zay por allí, el analista-sccretario tendrá
la prudencia dc acompañar tal decisión. Insistir en csa línea
podría conducir a una dcsostabilización o al pasaje al acto.
Más difícil cs el cálculo en las guardias o admisiones
donde, más allá de Ia cstructura no conocemos al paciente y
no contamos con el soporte de la transferencia: situaciones
dc urgencia dondc r¡nchas veces el acting o pasaje al acto ya
se ha producido.
El 22 de junio dc 2006 cn la noche de <práctica Institucio-
nal>, sc presentaron en Ia Escuela dc'la Orientación Lacania-
na dc Buenos Aircs cuatro trabajos sobre aclmisióu dol Hos-
pital dc San Isidro y se intcntaba mostrar un clispositivo cle
ad'risión no burocrático, quc alojara al pacientc en s* parti-
cularidad. Proponían cjernplos en los quc sc mostraba quc la
estrategia dc decidía en cada caso. Se podía. por ejemplo, ci-
tar al pacicnte varias vocos en cl día. r'arios días seguiclos,
intentando alojar lo quc el sujcto traiavez por vez.
Cuando rne refería a tratar de localizar las coordcnadas
en osas cntrevistas dcl inicio pcnsaba cn el modo de rodcar la
urgencia, o el acontecirilicnto ocurrido, o el dcsborde con algu-
nas hipótesis quc invitar-¡ros al sujcto a plantear: ¿cómo'i,
¿cuán-
do?, ¿por quó'/, ¿a partir dc qué'/, ¿enlazado con qué otros suce-
sos'?, ¿es algo nucvo o frecuente?... Podríamos decir quc se in-
tcntará quo csa urgcncia se dirija a alguien, que cleje d.e scr
algo ajeno y extraño, para cobrar alguna dimcnsión subjctiva.
Dc todas lllanoras sabcmos quc no hay prevención de los
acting, ni de los síntomas. Sabemos también que hay acting o
Inés Sotelo 105

pasajes al acto de mucho riesgo para el paciente y otros, en


cambio, como la bof'etada cle Dora al Sr K, o el comer sesos
frescos del pacicntc de Kris. que no ponen en riesgo la se-
guridad dc sí o de terccros. En todos los casos el <<analista
intenta ubicar el ejc libidinal a partir dc los dichos del pa-
cicnte, calcuiando un accionar prudentc sobre quó decir y
cuando dccirlo>.3:'
En cl capítulo 4 trabajaré el tema con varias viñetas clí-
nicas aportadas por distintos analistas.

Interuención d¿ Marta Muhlmd.


Psicoanalista. Bucnos Aires, Argcntina.

Mc intercsa ubicar con prccisión ¿,dónde se localiza la ur-


gencia en este caso? IJna vez que los módicoi crlraron sus
cortes en el brazo, parccc un caso como tantos, que puedc ser
asistido cn Ia mañana siguicntc.
¿Es csc corte con los vidrios una llamada a un Otro que
no la puode escuchar'i
¿,La urgcncia estaría en un (no aguanto más>?
¿Cuál es ol mecanismo que desata el acto de la pacicnte,
quc ella describe corno sentirse cnccl'rada, abandonada?
Relataré una situación clínica: un sujeto angustiado so-
licita atención cn forma nrgentc. Al ser cntrovistado se lc
interroga ¿Cuál cs Ia urgcncia? El sujeto no sabe que res-
pondcr, reconocc quc sn caso no cs urgentc a pesar dc la
angustia, y se avorgticnza. ¿Pucde considerarse Lln modo de
decir <No aguanto más'/

Interuención d.e Iruás Sotelo

La localización de la urgencia es un hecho de discurso,


dependc del lcctor, del intérpretc.
La urgcncia médica sc rosuolve con Ia sutura y un tran-
quilizante, micntras qne t:l psicoanalista interviene entendien-
do quc allí pucdc aparcccr una urgencia subjetiva, para lo cual
es necesario una operatoria. Opcratoria que como afirma
106
!!jniq¡ 1e la urgencia

silvia sassaroli, incluirá cn slr cálculo quc allí dondc habita


cl silcncio de la pulsión, <<cuando las palabras no ticnen ru-
gar, cl pasajc al acto pucde advenir>.i16
El psicoa'alista introducc otra rclación con el tiemp', n.
una cronología sino 1o quo Millcr llama la crótica del tiompo;
csto es Ia rclación dcl ticmpo y el gocc.
Ei rnodo dc decir'(no aguanto mas) quc cacla ¡tacicnte
elige o tra'sita pucde cncont.arse con clistir-rtas contin-
gcncias: un ((esto no os Lrna ¡rgcncia> del lado del discurso
Amo o puedc producirsc un bue n cncuentro con un analis-
ta qnc propono una llausa, cscansioncs quc sc modulan
dc divcrso modo: varias scsioncs cn cl clía, sesiones dia-
rias, comunicación tclefónica. sc introducc la tc'rporali-
dad nccesaria para quc la urgcncia sc transforrne cn sub-
jeliva, cs docir diga algo del sujeto cn cucstión, cliga algo
dc su gocc ccrrado on un cifrado inacccsiblc para cl suje-
to. Signo dc quc hay un sujcto pero airn no lo rcprescnta.
La vcrgticnza tambión clice algo del sujcto, habrá quc dcs-
pcjar cl cnigma.

Interuención d,e Cecilía CoIIazo


Psico¿rn¿rlista. La Plata, Provin<:ia dc Bncnos Air.cs. Argcntina.

Mc intorcsa un dcsarrollo sobrc ol punto de artictrlación


cntrc lo cspccular, la localización imaginaria. cl menos fi, el
Otro, y la angustia, cstablccicndo relacioncs cntrc csos tér-
minos y la subjetiviclad dc la pacientc cn cucstión.

Interuención dc Inés Sotela

\{aría cs traída lnas ccrca del grito quc del llamado; se ha


lastimado en Lrn acto dcl quc, al principio. no pueclc dar cuenta.
La prescncia dcl psicoanalista cn la guardia no cs sin con-
secucncias. Si bicn cvalíra cl riesgo para sí y para terccros, su
intcrvonción cs fundamentalmente la dc poner una pausa:
una tomporalidad quo abra alguna brccha.
El primcr efecto quo sc verifica cn la segunda cntrcvista
a pocas horas de la primora, cs la aparición dc la angustia.
Inés Sotelo 107

Tar-nbión ponc cn rclación csc signo quo aparecía aislado con


otros significantes: S:.
Algo dc Ia novcla familiar comicnza a scr dicho y la pa-
cicnte enuncia una suposición: quc csto que Ic pasa no cs
nllevo, quc tiene rclación con otros acontecimicntos de Ia vida
y que nccesita un intérprcte.
Enuncia ttna dcmancla: ttn tttrno para scr atendicla cn
Consultorios cxtcrnos dcl hospital.
En principio, la transf'orcnci¿r sc localiza en el hospital:
cicrta suposición clc quc allí pucclcn darlc la clave de su pade-
cimiento. Sti cstablecimicnto cstá ligado cou la prcscncia del
analista quc lcyó osa urgcncia do moclo particular c intcrvie-
no con una cstrategia particltlar: Ia dc la transforcncia.
¿Por qué aparcce la angustia'/ No pr-rcdc scr rcspondido
inmediatamcnte. Sabcmos quo os lo qr.re no cngaña, poro a
esa altura no sabot'uos qtio rcal mttcstra a modias.
A lo largo clcl tratamicnto ilcmos localizando algunas
cuestioncs:
El accidcntc. lo más cvidcntc cn cttanto acontecilnicnto
traurnático, no parocc scr lo qr.rc ha provocado cl cstallido clc
la neurosis.
Se arrcgló muy bicn con stts marcas, con rccursos, neuró-
ticos, pcro recursos al fin. Dsto nos llcva cntcnder cuando
Millcr cn los signos dcl gocc clicc quc no clobcmos confiar cn lir
vcrosímil, qttc la identificacirin quc cr.tcnta cs la invcrosímil.
Si buscamos al sujcto cn lo cvidcntc, no lo cncontrarcmos.ilT
Alcrta para no aprcsurarnos a intcrvcnir sobrc 1o evidente y
mucho rrienos intcrprctarlo. Se tratará clc ubicar a 1o largo del
rcconido analítico ¿,quo marcas ha dcjado eso cn el sr.rjcto'/
Antc e1 Che Vuoi'!, ¿Qtré mc quicrc?. María se armó otro,
clla rcspondcrá quc csc Otro lc dcmanda: tc quiero pcrfecta,
tc quicro cntora, te quicro sin falla. Rcspttcsta quc si bicn
podría estar sostcnida cn dichos matcrnos dc la rcalidad, cs
irnportante scñalar quc la tttatttá, osa quc cstá cn casa, no cs
cl Otlo materno, sino qnc cn lnonlcnLos particularcs, María
elcva a ose pcqucño a, pcqttctio otro que cs la madrc, a la
catcgoría del gran Otro.
Frcnte a la angttstia quc lc provoca quc cl Otro no cletnan-
de sino quc desec, csto cs: quc algo lc falta, quc está castrado.
108 Clínica
-lrnlcfl de la Itrgencla
oe Ia ursencia

grafo Ia ang'stia se localiza entrc el s(^{) y el fantasma),


len cl
María ticnc recursos e intcnta algunas otras respuestas: el Ideal
de perfccción,'se convierte en niña y alumna modelo: la ima-
gen ante los otros, es dccir cómo sc muestra en ei espejo que
son los otros on la rolación imaginaria. Recnrso qr" f.,nlio.ra-
rá muy bien por años, ese Otro que se inventó pur".o comple_
to con cila, clla se ofroce como falo para compretar a cse otro
matorno que insisto no es la mamá de la rcaliclad.
El análisis, deslizamiento discursivo de significaciones
antes cristalizadas, producc algunos movimientos. curiosa-
mentc sc abrc otra dimcnsión sobre un acontccimiento im-
previsto tal como fuc el viajc del paclre, pero fundamental-
mente el efccto que tiene csta ausencia sobre la madre. Re_
ción en ese mornento María logra la localización del cleseo de
la madrc (quc tomará la forma de: lo extraña, lo necesita),
dcsco quc clla había taponado con las rcspuestas antes mcn-
cionadas' Y fundamentalmente, las respucstas antcriores
dejan dc ser eficaccs, el <<soy virgen>, sc ponc en duda como
respucsta que obtura la falta en el Otro.
Es importante señalar que a partir de la angustia, su
rclación con la castración, su relación con er desco, se abrcn
para María las cucstioncs ligadas a la sexualidacl, a su cucr-
po dc mujcr, al cncucntro con el otro sexo, al clcsco que
provoca en Lln hombre .
Inés Sotelo 109

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Capítulo 4
Acting outy pasaje at acto en la urgencia

Ia clasc antcri.r hcmos trabajado cr conccpto cle an-


8."
r'¡gustia y su localización cn la clínica a partir dcl Grafb
del deseo y del serninario 10. Allí Lacan afirma quc actuar
es
sacarlc a la angustia su certeza, ya quc la acción toma pres-
tada su certeza de la angustia.
¿cómo se verifica csta certeza? Mauricio Tarrab sosticnc
quc <la experiencia subjetiva clc la angustia, no Ie
cleja a quien
la experimcnta ninguna duda. uno no sabó quc."rrii¿oiio.ru
lo quc lc pasa, pero sabe que dobc haccr algo para que oso
cesc. (...colIlo experiencia cierta, es un dato cle ccrtcza
frcnte
a un rnundo llcno dc inccrtidumbrcs>.r
_ En el cuadro prcscntado en la crasc 1 der scminario 10,
Lacan dcstinará los cspacios que qucclaron vacíos a esas par_
tictlJarca modalidadcs clc acción tal corno son el acting ouiy
er
pasajc al acto.l

DIFICULTAD

INHIBICIÓN lmpedimento Embarazo


MOVIMIENTO Emoción SíNTOMA pasaje at acto

Turbación Acting out ANGUSTIA


11?__ _Clínica de la t¡rgencia

Actíng outy pasaje al acto en el caso de


<<Ia j oven homosexual>>

Antcs dc trabajarlo en los casos clínicos que iré presen-


tando, scguiremos cl rccorrido d., Lacan en el seminario
10 en rclación al caso de la paciente de Freud conocido como
<la joven homosexuab,. Allí podrcmos ubicar estas dos mo-
dalidadcs de acbo.
Este análisis, afirrna Lacan pone de manifiesto qve araíz
de la deccpción por cl nacimiento de su herrnano, ella se orienta
hacia la homoscxualidad dirigicndo su amor hacia una mujer
de dudosa reputación comportándose de modo viril; cuanto
mas sc alcja su objcto amoroso, mas lo valora.
La cscena pública quc construye, en la quc se pasea por
las calles dc viena del brazo d.e su arnada, estará áestinada
al padre como desafío. En una ocasión, el padrc se oncuentra
por la callc con la parcja dc mujcres y Ia jovc' sc cruza con la
mirada furiosa del padre. La mujer mayor decide cortar la
relación y la chica se arroja por un puentc. Se deja caor,
NItrDERKOMNT, sc deja caor corno pequeño a, como objcto.
¿Córno cntender la lógica de este pasajc al acto,i
En cl pasajc al acto la ventana suclc ser frecuentemento
cl espacio propicio para arrojarse; ósta funciona como limitc
entre la esccna y cl nundo y Lacan nos enseña qlle cn el acto
dc arrojarsc por la ventana <el sujeto retorna a aquella cxclu-
sión fnndamental en la quc sc siente>.3
El dcseo y la le1' son la misma cosa cn el scntido que su
objeto és comirn. El de Edipo signifrca que on eloiigen,
ol deseo como deseo 'rito
del padre y Ia ley coinciden; es una rcla-
ción estrecha cn la que solo la función de la ley traza cl ca-
rnino dcl deseo.
El deseo por la madre, es idéntico a la función de la ley,
ya quc al prohibirla, la ley i.mpone desearla. El deseo del pa-
drc es lo quc hace lcy.
El cfccto central dc csta idcntidad entre deseo del padre
con la ley, es el complcjo de castración. Lacan dirá que por
eso coloca cl (-fi) en el rnismo lugar que cl objcto a, roca d.e la
quc hablaba Freud.
Inés Sotelo l1:l

El objeto a, vinculado a su falta, allí es donde el sujeto se


constituye en el lugar del Otro.
El salto, el pasaje al acto, se produce en el momento en que
se cumple la conjunción dcl desco y Ia loy. La hija, decepciona-
da del padre, so había dedicado a hacer dc su castración de
mujer lo que hace un hombre: ofreccrle una ofrenda de sacrifi-
cio a través de dc su conducta viril, que por invcrsión dc dicho
sacrificio, dice Lacan, hacía de ella el soportc de lo quc falta
en el campo del Otro, o st:a la garantía de la ley que es el
dóseo del padre, hay una gioria del padre, un faio absoluto'
Sicndo cl rcscntimiento y la venganza cruciales cn csta
relación, afirmará qlle son esa lcy, el falo slrprelno.
La joven arma esta escena que pierde su valor ante la
miracla furiosa dcl padre, produciendo, dice Lacan, ol supre-
nro embarazo,la división rnáxima del sujeto.
Luego aparoce la cmoción antc la osccna de su amada y ol
pasaje al acto, cumpliéndose las dos condiciones: identifica-
iión absoluta del sujeto con el a, al que se reduce y en segundo
lugar la confrontación del deseo con la lg, u...ley que so pre-
sintifica en la mirada dcl padrc, quc Ia hacc sentirsc identifi-
cada con e1 a y al misrno ticmpó rechazada, expulsada, fucra
de ia escen3.- Y osto sólo puede realizarlo d93-t"-:-:1clr,>j'
"l

Pasaje al acto: IJna <<calculadora>> sin cálculo

En las guardias, cs frccuentc encontrar estos actos des-


afortunados, quc muchas veces ponen en riesgo Ia vida o la
salud de un sujcto. Nos exigen pensar una táctica y estrate-
gia pero sin poder en cse tnomento estableccr si so trata de
ln ácting oui o d'cun pasajc ai acto. Habrá quc establ".et "t I

las coordenadas lógicas doi cSsg en qire lugar quedó ubicado '
el sujeto, la escena del mundo, e-!-O-trg.
Volvanios al caso que recibirnos en Ia guardia quc fue pre-
sentado en cl capítulo anterior.
María, de 22 años, llega a la guardia del hospitai gencral,
acompañada por su madrc y su tía. Se ha hecho un corte cn
las muñecas, superficial pcro que produjo gran alarma en ia
familia por 1o que dcciden dirigirse a un profcsional.
174
___l!ífrtqa. la u rgencia

La joven reficre qr.rc la madre le comunica que cl paclrc sc


quedará a vivir cn el intorior dc'.I país por razonos laborales,
ya quo ha surgido Lllla prolruesta muy convcnientc dcsdc la
porspectiva cconómica.
Actualmento ól cstá allí cn una ostadía quc se suponía
transitoria.
María rcficre sentirsc presa dc dcsesperación, sc dirige
hacia la pucrta y atravicsa los vidrios con sus manos
En csc mornonto, la paciente no pucdc decir mucho más
qne <fuc un rxolnonto dc locura, no sé qlle me pasó, tuvc una
sensación dc cncierro insoportable, de abandono, no ponsó en
las consccucncias>.
trn la guardia, ol nódico quc la rccibe la dcriva a los psi-
coanalistas con el dia¡;nóstico presuntivo: <es tuya, cs una F/,
una actuaclora>.
Las H, son las históricas, esa patología que para algunos
psiquiatras no merecc respeto, a pcsar que desdc Hipócrates,
Charcot, Iri:cud, liayan sido la callsa dc invcstigaciones, con-
ducic'do hacia la pregunta por csa modalidad de goce que lo
fcmcnino cntraña.
Lacan nombrará corno histérico uno clc sns discursos, cl
que sosticnc o1 analizantc. Sin ombargo en esa guardia, María
quodó rcducida a una lctra: uH,,, y su acción a una actuación_
La contingcncia dcl encuentro con un analista a cargo de
Ia guardia, posibilita quc cst: padccimiento tenga trn lugar on
ci Otro, que aqucllo qllc se prcscnta conlo urgcncia pasc por
cl Otro, pasc dcl grito al llarnado. Es cn estc scntirlo q*e Marta
Coroncl afirma quo oi Equipo dc Admisión clcl Hospital dc
San Isidro funcionará como Otro alojando <ataquos cle páni-
co, idcas suicidas, i.nsonnio, mutismo, nombrcs con los que
se rcspondc al malcstar dc la ópoca>.¡'
El analista sc abstione dc intcrpretar pero dccidc la pcr-
mancncia cn la guardia y conclucc al sujeto a rocorrcr los acon-
tccirnicntos quo la prccipitaron hacia la puerta en un act<t
quc qucdó por fucra cle todo cálculo.
En cl pasajo al acto hay nna dcsaparición del dcspuós, y
luego del rnismo, si no fuc un acto logrado, inrlediatarncntc
rcnaco otro; <cl acto sicnrpro cs r.ccupcrado por la significa-
ción aprés coup>r, y dirá -Millcr en Bonncval- que para Lacan
Inés Sotelo r15

cl pasaje al acto tiono la cstructura dcl acto, requiricndo dc


un paso, dc una mutación sujetiva.G
La clínica del pasajc al acto, cstá ligada la clínica de
-la urgcncia, dcjando (conlo rcsto crc la'ruy
oscena un cucrpo dcs-
moronado, como huclla clc un cxcoso cn la propia csccna de
aniquilación dcl sujcto>.7
La prccipitación, la prisa por concluir propia dcl pasajc
al acto dcja pcgados cl prirncr y cl tcrccr tiempo lógicos,
saltando del instantc clc vcr ai momcnto do conóluir; refc-
rencia quc trabajanos on la prirnora clasc con cl sofisma dc
los tres prisioneros.
La analista proponc otro ticmpo, Ltn ticmpo do pausa
para qllc algo allí sc dcpositc a posar dc quc aún no sca
posible su cifrado. A posar clc quo cl pasajc al acto implica cl
abandono de todo pcnsamicnto y clcl nalcntcncliclo propio
dcl lenguajc sin cmbargo <sólo tor'a su valor y slls clorcrc-
nadas qle'n univcrso dc lcnguajo) ya quo os nocosario quc
haya un dccir para quc hava acto.s
El acto suicida scrá para Lacan ol paracligna clcl acto, en
tanto no ticnc cn cucnta ci cálc,lo dc los bicncs sino quc p'nc
cn jucgo cl <s.icidio dcl sujcto>, scñalando que lo ponc cntre
comillas para indicar quo ól ptreclc ronaccr clc un modo clifc-
rcntc cn csto acto. scrá un acto cn scntido propio ya quc cl
sujcto no os cl antcs quc dcspuós. hay .,r-ro itorrrf,rr-
mación, nna mucrtc'rismoquc Lacan
fucrza utilizando cl término
dc suiciclio. Millcr nos indica con toda prccisión qut: (...todo
acto no cs sólo agitación, clcscarga motriz, toclo
acto verdadcro. todo acto quc'rovimicnto,
marca, quc cucnta, es trasgrc_
sión.... cl conccpto dc acto cn Lacan, os un conccpto homolo_
gado antc todo a la pulsión de mucrtc, al gocc.s)
Nlaría cnsoña quo frcnte al abanclono del otro, li-
brándola a'os la boca dcl cocodrilo, tal como Lacan nornbrará
al dosco matorno, olla pronnncia con su acto un No al otro;
sin cscona, sin sujcto, atraviesa la p'erta, el rnarco clc la
cscona dcl munclo, siondo cstc pasajc mncho mas quc dcs-
carga rnotriz, podríamos ponsar qnc op0ra como intcnto clc
scparación dcl Otro r¡atcrno.
Para oricntarsc cn la cuostión dcl acto, indica Millcr, p'i_
mcro hay quc plantcar la antinomia clel pcnsamicnto clol
5,
acto, dcl inconscientc y dcl acto.10
116 Clínica de la urgencia

Pasafe al acto y actíng out dos momentos

Alejandra Rojas, psicoanalista y docente de Ia práctica


profesional Clínica de la Urgencia, nos aporta la siguiontc
viñeta clír'rica:
M. Ilega a Lr,na guardia externa, en ambulancia y ücompü-
ñado por stt nouia.
Luego de una díscusión con ella, se encerró en el baño ha-
ciéndose uarios cortes en los brazos.
La nouia llamó a la emergencia médica y luego de cierta
resistencia para abrir Ia puerta, eI médico le rea,liza tornique-
tes para detener la hemorragia.
En el uiaje repetíd k¡ns quiero morint.
Al ingresar a la guardia se niega a ser atendid,o, dice que
nada le importa porque su nouia Io h,a abandonad,o, el cirujano
de guardia solicita la presencia de un enfermero y un psicóIogo.
La situación era límite y clara, había que strturarlo o co-
rría riesgo su, uida. Se indico sedación y se lo suturó.
Lo trataron pora saluar su uida y con el despertar comen-
zaba le apuesta a otro tratamiento, el de Ia urgencia su,bjetiua,
El psicoanalista esperaró, a que despierte. M dice que no
quiere uiuir, que no quería que lo saluaron, que tiene derecho
a morir, que es su uida.
Se le preguntó qué lo lleuó a actu,ar así.
u-Ella me dijo que me dejaba y me cortén.
Ahora, en la gu,ardia repite: u-¡Me quiero tnorir porque
me abandona, me deja...no tienen dereclto a tenerme acá, no
quiero qL¿e me atiendanlt.
Se interuiene señalando que atlí los médicos tienen ta obti-
gación de atenderlo ya que de de lo contrario pueden tener
problemas.
La respuesta a este señalamiento fue inmediata y de un
efecto pacificador. Se reubice en una serie uhabía otros que
podían tener problenre,sD en este caso, los médicos.
Sobreuiene la angustia y el interés en hablar d,e lo que le
estaba sucediendo con su nouía.
Como interuención se decidird su internación, Ia cual
seró finalmente de dos días. AIIí referiró que después d,e
muchas discusiones, marcados por la uiolencía uer.',"t1 y la
Inés Sotelo t17

impotencia de no encontror usalidasr, su desesperación lo


lleuó a hacer lo que hizo:
<-Fue algo rápidot. uSin pensarlon.
Sólo recuerda una intensa ongustia que Le tapretabar el pecho
y que aún, persiste, wlgo insoportable, me lo quería seccrn).
Cada discusión terminaba con el petiido de ella de ucor-
tar la relaciónn.
rr-.|y'o puedo soportar que no esté conmígo... qu,iero que
alguien me ayuden
Lo intolerable lo condujo al pasaje al acto, allí donde no
hay palabras que medien, que atentperen lo angustia.
Podríamos diferenciar en, la mistna situación clínica: el
pasaje al acto en los cortes iniciales, del actrng out en la esce-
na de la guardia.
Continuará el tratamiento en consultorios externos.

La vacilación calculada de la neutralidad del analista

El joven ingresa a la guardia porqlle cl acto quc ha come-


tido ponc cn riesgo su vida.
El analista no sabc aírn cl cstatuto del mismo pcro sin
ninguna duda para que esto pueda ser puesto a trabajar, para
que emerja la dirncnsión dcl sujeto cn juego on esta urgencia
sc tratará primcro de implernentar un ((acto médico> que des-
dc el Discurso Amo ponga a salvo su vida.
No hay lugar allí para vacilacioncs, es momento de poner en
marcha los protocolos módicos quc indican los pasos a seguir.
Sin cmbargo, dctengámonos cn el uso de la vacilación
calculada de la neutralidad dcl analista. Prcsentc en la guar-
dia, rcaliza cierto cálculo en rclación con lo que entiende como
la lógica del caso, una apuesta sin garantía absoluta.
Desde su cxperiencia en la guardia, Tomasa San Migucl
dirá que cs nocosario calcular Ia intervcnciones cn la urgen-
cia, por fucra de la transferencia <<apuntarán a volver a anu-
dar, alojar, velar esta verdad que ha qucdado brutalmente
dcvelada para el sujcto, ai punto de dcjarlo desamparado, sin
referencias identificatorias, sintomáticas o fantasmáticas> .rr
118 9!qgr de la urgencia

En ol caso proscntado cl psicoanalista tomará los sig-


nificantcs dcl sujcto )' dirá <tambión Ios méclicos pueclen
tcncr problemas>.
Esta intcrvcnción produce nn primer cfecto de sorprosa
ya quo no es la respuesta quc el sujeto espcraba. Hasta esc
momcnto las intervcncioncs módicas eran claramente dcl lado
dcl discurso Amo, discurso quc hacc ley. Lo'sorprcnclcntc para
cl pacicntc dci <...los rnédicos pucdcn tencr problernas...)) nos
remitc a la indicación dc Lacan 4l analista, cn tanto dcbe
presorvar para ol otro la climensión imaginaria dc sü no-do-
rninio. dc str ncccsalia inrpcrfccción, rcgüIai¿o tanl¡l¿il ó"
ñcla caso quc vicnc a ól cn análisis. <dc su ignorancia sicm-
prc nuova para qut: ninguno soa Lln caso>.12
En csta situación clínica rccibida cn la guardia difcren-
cianros cl pasajc al acto dcl primcr rnonlento, d,cl actittg ottt
quo so dcsplicga cn la guardial cscena quc llama a la intcr-
prctación incluycndo al Otro.
El analista intci-vione sorprcndiendo al sujeto: no fucrza ni
prohíbe, vacila con cálculo, sc dividc; sorprendedor dc lo rcal; cl
analista sorprendicndo las cmergcncias fngaces de lo roal.l;l
El sujeto sc dcticne en sll negativa que finalmentc soste-
nía la dcmanda dol Otro, posición sostenida por cl ncurótico
quc quierc que ic dcmandcn para lto cncontrase con el dcsco
dcl Otro, tal como lo ubicamos cn cl grafo del dosco.
La urgcncia concluyc cuando cs cl sujeto quicn clcmancla
un tratamicnto en Consultorios Externos dcl hospital.

Dolores que matan

Dolores es internada en el h,ospital después de un inten-


to de suicidio: cortes en el cuerpo. Pide a gritos que la inter-
nen diciendo: u...tal uez acá sepan qué hacer conmigo...n.
Habla deL intento cotno si se tratara de una tercero perso-
na: tFue un corte perfecto, rectrerdo qtLe la sangre entpezó a
saliru. En ella no aporece eI sufrimiento, hay clistancia en-
tre ella y su cuerpo, se presenta ausente de lo que dice. Sin
embargo, enuncia un pedido de internación, de algo que fre-
ne el exceso que la habita.
hrés Sotelo 119

Dolores produce un corte en lo real de su cuerpo, corte que


no puede producir la interuencíón del padre. Muy ligada a su
madre discapacitada, se ofrece a ella como soluadoru, cotno
objeto que sustittryct la falta.
Es una pacíente de Las que traen problemas en Ia guar-
dia: querellante, conflictiua, poniendo todo el tíempo en cues-
tión a los terapeutas y denunciando las debilidades del Amo.
Su,s denuncias hacia el padre qLte no opera y hacia Ia insti-
tu,ción impotente se acrecientan. Episodios de gritos, rotu-
ras de uídrios, amenazas, culminan con el anuncio de que
se uo del ltospital.
La analista escucha detras de estos intentos de significarlo
todo, el llamado de alguien que padece y pide uínternaciórut;
la emergencia de u,n Sujeto atrapado por el goce debido a la
ineficacia paterna. St¿ interuención consíste en anunciarle que
inforntará al ju,ez tal conto estó preuisto en la legíslación. La
analista conoce la uigencia del poder jurídico en el hospital,
pero a la uez conoce sus límites. Se uale de él como signíficante
que poniendo una barrera al goce abra la uía del signíficante. A
partir de ese ntotnento Dolores se detiene, asiste a las entreuis-
tas y com,ienza e. lnblar del úerrible onlor por su m,adren.

". Lejos del síntoma


-l

Lacan nos cnseña quc el discurso es un modo particular


de uso dcl longuajc, fr-rndándosc cl1 la estructura dcl lenguajc
cs efecto dc Ia cadena significante. Si la urgencia da cucnta
dc nn punto donde el Sujeto no pnede rcprcsentarso cntrc los
significantes, de una apelación a restableccr su lugar cn la
cacló-ñá, la cscucha dcl analista os una apucsta al advenimiento
del Sujcto, a través cie la trama significante, quc interrogán-
dose cuhninará en la producción dc un 51 que será el signifi-
cantc a través del cual cl Sujeto rcsolvcrá su relación cn la
vcrdad a -+ $
,
a ll s.,,
-:.1

En cI Discurso dcl Analista: el 51 estará en cl lugar de Ia pro-


clucción y el 52, dicho a mcdias, estará en el lugar cle la Vcrdad.
!-"-lq uIg_g41¡g
-9]ír11.I

La prcsencia del analista tendrá consecuencias para el


pacicntc, en tanto no toma la salud como Lrn bien a obtener ni
cl síntorna como Lln problerna a solucionar, en toclo caso to-
rnará al síntoma como andarniajc significantc origiclo alredc-
dor dc lo reprimido primordial.
Sin cmbargo Dolores se muestra rnuy lojos aírn de la cons-
titución do un síntorna. su posición aparoce consolidacra on cl
(yo soy así>, rcspucsta quc en el grafo localizamos a nivel de
la i (a), su forma do prosontar cl yo.
El rnalestar, el cnojo, la incomodidad no logran confor-
marse en algo quc la divida ni la interroguc. La consolidación
dc csta posición tienc sus ef'cctos en la relación con el analis-
ta y por supuesto con los profcsionales del hospital. Estc dcs_
plieguc dc dcsbordcs sin ningúrn compromiso subjetivo; el rc-
cltazo hacia todo tipo dc intervcnción o palabra, suelen pro-
ducir la scnsación dc impotcntizaciln por partc dcl anarista;
sobrc ól recac la barra quc Io dividc.
Habitualmcntc esto rcchazo produce una respuesta cn
cspojo por parte de los profcsionales que culmina, muchas
veces, cn las peorcs decisionos.
Dolores lc otorga consistencia aI Otro, alavez quc traba-
ja para castrarlo. El dcsco del analista es cl concepto que posi-
bilita otra salida;<en ti mas qu., tír>> se¡16 aqucllo quc nos haco
depositarios dcl amor, así como del odio o de otras pasiones;
habrá quc calcular cntonces ol rnancjo dc la Transfercncia.
El analista cscucha allí algo más y sc cleticnc, ofrccc su
prcscncia, apostando a croar con clla una demanda.

Irnpulsos y caídas

En Dolorcs, cl corle previo a la internación aparocc como


un irnpulso frente a csta rnadre quc demanda y dcmanda. La
sujcto la constituyc on el lugar de otro voÍaz que Ia acorrala
hasta quo so produce NItrDBRKOMNT, sc cleja caor de la
oscona a travós dc un corte, queda rcducida al objcto que le
asogrlra la Vcrdacl dcl Otro.
La demanda insaciablc dc csta madrc llega a límites cx-
cesivos a los que Dolorcs no puedc responder y es entonccs
cuando cac cle la ersccna.
Inés Sotelo

La joven qucda alicnada al <yo no picnso> propia dc1 pasajc


al acto cl cual está ligado a la pulsión, no al síntoma ni al dcsco.
Dolores no dicc nada y sólo muestra cn acto <osa curiosa
satisfacción muda que lc da cstc particular porsonaje que
dcscmpcña>.r'1
Siguicndo a Lacan en sLr Seminario <La lógica dei fantas-
ma) en las clascs dcl 11 y 25 da oncro dc 1967 podcmos ubicar
el <yo no pienso> como opción alionantc propia dol pasajc al
acto. Desde esa posición no hay intcrrogación, interrogación
quc sólo scrá posiblc en la opción (yo no soy).
Lacan dirá allí quc el problcma de Ia alicnación no es scr.
captado o representado por cl Otro sino que está fundada cn
el rcchazo del Otro <cn tanto que esc Otro es lo que ha vcnido
al h,rgar de la intr:rrogación dcl ser>.1:'
Bste corte, osta caída dcja por fucra al sujeto del desco y
al síntoma colno rcspuesta. Es una rcspuesta muda ligada al
silcncio pulsional quc ubicamos cn cl grafo.
Esas primcras entrevistas tcndrán como dirección intcn-
tar producir un movimicnto dcl <yo no picnso> al <yo no soy)),
(a csa incxistcncia dcl yo quo cs cl pcnsar inconscicnte quc
gcnora prcgnntas>>,16 tal como lo rcfiero Diana Rabinovich.
En cstc caso proscntaclo podcmos diferenciar cl movirnien-
to quc va dcl (yo no picnso>: cortc con la dosaparición clcl sujc-
to, a cierta dirección al Otro a partir dc la internación.
trl hospital y los profcsionalcs opcran como Otro al qr.rc
Dolores dirige los actings ouf postcriorcs sostenidos cn una
transferencia salvajc. Se producc un virajc ncccsario al <yo
no soy)) quc posibilita luego la aparición de la angustia por el
<tcrriblc amor por la madre>.
Síntomas, lapsus, forlnacioncs del inconsciente y hasta
el acting oul que localizamos dcl lado dcl <yo no soy)), quo
transfbrman la dernancla muda cn dcmanda quc habla, quc
sc dirige ai Otro.
El analista sc absticno de interprotar, prohibir, rcforzar el
yo poro apela al Otro dc la ley quc acogiéndola, frcna cl exccso.
Clínica de la urgencia

Actíng outen la cura

El siguicntc fragrncnto fue prcscntado por Gustavo


Sobel, psicoanalista y doccnte de la Práctica Profcsional
Clínica dc la Urgencia.
Un. Inntbre jouen, con cliagnóstíco de neurosis obsesiua, al
contienzo de stt tratamiento analítico queda a cargo de la em-
presa de su padre y durante ese tientpo sale a la luz LLne nlo-
niobra fraudulenta del mismo.
Ante dicha sítuación el sujeto decide responder con sus
ahorros. Al regreso del padre se produce una discusión y su
posterior renuncia a continuar trabajando para é1.
A los pocos días el padre enferma grauemente qued.an clo
en estado de coma. Por esta razón decide ocupar su lttgar en
los negocios.
El analizante, luego de ausentarse algu.nas sesiones con-
curre angustiado y relata Ltna esceno sexual en los siguientes
términos: unos reuentanlos con la prima de nti papan. El ana-
lista interuiene y solicita asociaciones en relación al signifi-
cante tpritnan. El sujeto asocia, uinculondo la tprima> con la
actiuidacl comercictl cle él y de su padre.
El acting nombrado cotno (reuentarse con la príman toca
lo reaL del sujeto por cuanto la prima es un costo que clebe
afrontar en tanto no sólc¡ es lrcredero de la cartera de clien,tes
sino tantbién del fraude del padre.
El acting ottt connttreue de tal forma su posición qlle
conuoca a la responsabilidad del su.jeto. En este caso se
ntuestra cónto el análisis por uía de la asociación tibre
rein.troduce al su.jeto a la elaboración por uía del incons-
ciente y tletiene la actu,ación.

Intervenciones del analista

En la claso IX dcl scminario do <La angustia> (1962-1963)


hay una rcf'ercncia al artícuio dc la psicoanalista phyllis
Grccnacrc <Goncral problems of acting ouD, cscrito cn 1950,
en cl cltrc propone trcs rcspucstas frcnte al actin,g :
Inés Sotelo L2:)

1) Interprctar
2) Prohibir
3) Rcforzar el Yo.

En relación con la intcrprctación Lacan dirá quc si


bicn cl acting llama a la interprctación es bajo una trans-
fcrencia salvajc.
El síntoma cn cambio no llama al Otro, cs goce rcvostido,
atravcsando la barrcra del bicn, cs displaccr, gocc, unLust. El
síntoma para quo sea intcrpretado debc scr pucsto cn forma
a travós de la transfcrcncia cstablecida.
En la urgcncia encontramos la irrupción de un síntoma
aislado quc no reprcscnta al sujeto
S

El significantc, quc al poncrsc cn rclación con un signi-


ficante cualquicra, Sq; significantc dcl analista.

s _sq
S (Sr, S: ...S")

agrcga bajo la barra una significación al sujeto que cl sínto-


ma scñala.
Finalmentc la entrada en análisis se matemiza :

S:

S -x
La producción dc un sujcto que padccc falta dc saber; a
partir dc allí sc autoriza cl anaiista para la intcrprctación a
la quc os convocado.
En o1 acting oul, nos cnseña Lacan, ia cucstión ccntral
estará cn cl mancjo de la transfcrcncia, <...cs saber cómo la
transf'crcncia salvajo sc puede domcsticar, córno se hace en-
trar cl clcfante salvajc cn cl ccrcado, cómo ponor al caballo a
dar vueltas on el picadcro>.17
r24 Clínica de la urgencia

Entonces Lacan descarta la interpretación. ¿por qué?


Porque si bien es Lrn llamado al Otro no es al Otro del saber.
Responder entonces con un saber interpretativo conduce a
quc los acting out sa incrcmenten.
Por otro lado, el camino dc la prohibición <hace sonreír a
la propia autora>. El analista, adviertc Lacan, hace muchas
cosas por cl bien, para cvitar que el paciente sc dañe, pero
nos advierte que cl análisis suele ser un seguro de acciciente o
de enfermedad y cuando en el transcurso dcl análisis ocurren
los acting, hay que localizar cl lugar que ha ocupado el ana-
lista como Otro al que se ie dirige.
Así, en contraposición al fortalccirniento del yo, nbicamos
<;l lugar dtll Sujcto barrado en tanto atravesado por el deseo y
cl goce qlle en cl análisis se articula con el concepto central de
<deseo del analista>.
La posición del sujeto en la viñeta que estamos traba-
jando, podríamos pensarla siguiendo a Lacan en <Función y
campo dc la palabra) quc dirá para el obsesivo: <El osclavo
so ha cscabullido antc el riesgo de la muertc (...) se sabe
mortal y sabe tarnbién que cl amo puede morir. (...) acepta
trabajar para el alno y renuncia al gozo mientras tanto; y,
on la incertidumbrc dcl momento en que producirá la muer-
tc del amo, espera>.ls
Duda y procastinación son sus efectos. Todo su trabajo
sc volvcrá así cnajenante. Pcro probablementc a Ia inhibi-
ción y postergación le siga la precipitación por actuar,
basculación típica dc la ncurosis obsesiva quo conduce clol
letargo a la urgencia.ln
En el caso prosontado, cl analista frcnte al acting no
intcrpreta, no prohíbc, no refuerza al yo a través cle reco-
mendaciones, abre otra vía a través del equívoco <prima>,
camino quc conduce al sujeto hacia el padre, la deuda; sexua-
lidad y mucrte.
La intervcnción opora por efecto del trabajo de la trans-
ferencia quc conciernc al pacientc y al analista en tanto pone
en juego cl amor. Abstenióndose dc interpretar y de colocar-
se on cl lugar de quicn prohíbe por el supuesto bien dcl suje-
to, abandona la idealización para scrvir de soporte al obje-
to a, separador, agrcgando Lacan quc <el analista debe

L
Inés Sotelo 125

encarnar al hipnotizado y no al hipnotizador que sugestio-


na, ordcna, prohíbe...20

Reclamos de una madre

La viñeta clínica quc a continuación abordaremos, fuc


presentada por Andrea Casals, cx alumna dc la práctica pro-
fesional Clínica de la Urgencia y cuyo texto está en cursiva.
La interconsulta con la Guardia Externa, en un hospital
poliualente de la Ciudad de Buenos Aíres, se inicia en el Ser-
uicio de Maternídad quíen conuoca la presencia del psicóIogo
de la guardia debido o que allí se lnbía producid.o una situa-
ción de u,rgencia.
Este h.ospítal cuenta con sala de ínternación de mujeres
en el Seruicio de Salud Mental y Seruicio de obstetricia; por Io
que toda embarazada que padece además alguna patología
psíqu,ica, suele ser deriuada a esta institución.
Al llegar al seruicio,la psicóloga se dirige a lmblar con el mé-
dico que ltabía solicitado su presencía eI cual refiere que la pacíen-
te P lnbía sido encontrada durmiendo en una sala de partos.
El médíco relataró los síguíentes acontecimientos que
motiuan la interconsulta.
La paciente refirió que la lnbía cltocado un auto y que
quería que alguien la reuisara.
Fu,e atendida por un médico quien, al no encontrar signos
de traumatismo le indica: rr...ly'o tiene nada, puede retírarse e
irse a sLL casaD.
Conto respuesta, la paciente se lanza sobre una de las puer-
tas, rompiendo el uidrío y cortandose así en distintas partes
del brazo y la muñeca izquierdas.
Luego de tal episodio, toma interuención tambíén la policía
y la trasladan a una sala dentro del seruicio de ntaternidad.
Es en este momento que los profesionales de Satud Mental
de la gu,ardia interuienen.
P. es una mujer de alrededor de 30 años, desaliñoda, en
una silla de ruedas, embarazada de 4 nLeses, con el brazo 1, la
mano izquierda uendados y rodeada por dos policías.
726 Clínica de la urgencia

La psícólogase presenta y le pregunta qué fue lo que le


¡:asó.
rt-¿Qué nte pasó? Esto fue lo que rne pasó, esto tne pasón
mientras se sacabo la uenda.
P se mostraba nttty ogresiua y a cada instctnte intentaba
agredir a la psicólogo y los policías debían interuenir para
ímpedirlo.
La pctciente no poseía ningún documento que acred.itara
identiclad.
In'tpresiona alucinada o bajo los efectos de strstancias.
La presencia de la paciente en el Seruicio de obstetricio
altera el funcionamiettto del mismo: tanto al personal como a
las pacierttes ínternadas a punto de parir o con los bebés re-
cién nacidos.
Tantpoco podría ser trasladada a otro seruicio por falta
de espacio físíco.
La decisión de medicorla no era sencilla porque se trata_
ba de u'na embarazada y atin no se había cliagnosticado si
l^¿abía ingerido sus tancias tóxico s.
El resport.sable del Seruicio de Obstetricia, rlecid.e qu. clebe
ser retírada por el riesgo que implicaba para las pacientes o,llí
internadas, en tanto la alteración qLrc presentaba ponía en ríes-
go la segu,r"idad para sí y pora terceros.
El ntédico se dirige directamente a la paciente pero su in-
teruención generú atín ntás agresíuidad.
Dado que Lu puciente sólo parecía responder a los policías,
la psicoortolista en reLación al discurso qtLerelrante y reiuíndi-
catiuo, le propone que ellos serán quienes la acompctñarón para
que rce respetett sus derecltosr.
La paciente es aconrpoñada por los policías a la guarclia
para ser euctluada por el psiqu,iatra.
Se le su¡ninistró un plan de ntedicación j, qu,eclaría en la
guardia unos lnras íntentando ubicar a un familiar. conto esto
no fue posible se decidira su troslado al un hospitat cre puertas
cerradas, )ta que el lrcspital general no cu,enta con infraestru.c-
tura que garantíce un tratontiento posíble para la paciente.
Estas situacioncs habitualcs lloro sicmprc sorprcnclen-
tes, convocan al aualista prcscntc cn las guardias a rcspon-
dcr, no sólo a Ia dol sr.rjeto sino fundamcntalmcnte a
la urgencia dc los 'rgcncia
otros profcsionalcs o pacientcs clel hospital.
Inés Sotelo 127

La Interconsulta

¿Cuándo sc convoca a los psicólogos para la interconsulta'l


¿Dóndc sr: localiza la urgcncia cn cstos casos? ¿,Quién consulta?
Estas prcguntas son clavcs para quien trabaja en guar-
dia o en cl equipo do intcrconsulta ya que frccuentcmcnto
será convocado clcsde distintos scrvicios hospitalarios: ciru-
gía, clínica módica, obstctricia.
Habituahncntc quicn solicita la presencia dc un profesio-
nal <psi> es cl médico. La urgcncia finalmcntc, on estos casos,
cs de los médicos o colegas ante una situación para la quc no
es cficaz cl discurso de la ciencia.
Bn esas consultas el paciente no piclo nada, sirnplemente
no colabora, o no mcjora, o se clcja morir o rechaza toda inter-
vcnciónl esto es: se oponc a su propio bicn.
Más allá dcl principio del placcr cs arrasado por el gocc:
se trata dc <un goce alicnado no al placer, sino al dolor, a unA
satisfacción dcl dolor qnc, ocasionalmcntc, cuando sc
autonomiza osc gocc, llega hasta la lnucrtc>.21
El sujeto no actúa por sll bicn ni accodc a quc otros lo
hagan, contrariando cl fundamcnto mismo do las institucio-
nes dc <bion púrbiico>. Esto no cs fácil dc tolerar para la ótica
dei Arno. Do cstc modo, cl aualista clebcrá intcrvcnil sobrc
clos frcntcs: los profcsionalcs quc lo convocan dcsdc sus ll'o-
pias urgcncias y cl sujcto cn cucstión, on ostc caso P.
P llcga al hospital, poro no pide nacla. Sc cscabulle ¡-cn-
cncntra abrigo on Lrna sala dc obstctricia. Imprcsiona incohe-
rcntc y alucinada, sin embargo no so ha oricntado mal: llcva
un cmbarazo dc cnatro mesos y sc rcfugia cn la sala cle obstc-
tricia. Vcrcmos si hay quien lca cstot cs dccir quó dci embar.a-
zo astá cn juego cl] slr dcscncadcnamiento o dcscstabilización
o en su dclirio.
Sin clocumcntos, on Llna situación social cviclcntemcnte
procaria, sin un marco de contcnción que la acompañe, no
sorá fácil rcsolver y tomar docisiones dcntlo cle la coynntura
asistoncial dc los hospitalcs.
r2B
QfqSg d" la urgencia

éQué intervenciones en las psicosis?

La pacientc, cn Lln impulso, atraviesa el espejo que csa


pnerta conforrnaba antc las palabras <no tienc nada>.
No podemos apresurarnos en la iógica del caso ya que nos
cncontramos cn Llna primcra entrevista; la cautela r:s la indi-
cación frente a aquól dc quicn desconocemos su estructura,
pero que ticne una prcsentación impulsiva qne no sabemos
hacia donde puede conducirlo y, menos aún sabemos aclonde
pucdcn caer nucstras palabras.
En las psicosis, el impulso, el trieb, da cuenta del estatu-
to real. <Tornar lo imaginario por real, señala Lacan, es lo
quc caractcriza la paranoia, y al desconocer el registro irnagi-
nario, Ilevamos al sujoto a reconocer sus pulsioncs parciales
en lo roal>.z2 Es dccir que nos encontramos con un real pul-
sional del quc da cuenta la urgencia en las psicosis.
Detrás de un confüso discurso reivindicativo en relación
a su derocho corl1o rnadre, la paciente paroce apaciguarse con
los policías. La analista tomará seriamente sus dichos e indi-
cará que sean cllos quicncs la acompañen.
Por primcra vcz, P accptará retirarse de Materniclad y
dirigirse a la guardia. Ya allí sc procedcrá a sn cvaluación
para trazar Llna estrategia considerando las posibilidades
estructurales, socialcs y coyunturales de la pacicnte así como
las posibilidades institucionales.

Para concluir

Graciela Brodsky cn cl libro llarnado <Fundarnentos dcl


acto analítico> que surge dol curso dictado en el año 2001 cn
el Instituto Clínico Buenos Aircs (ICBA), cuya lectura ro-
corniendo, trabajará los conccptos fundamentales en rela-
ción al acto analítico, así como al acting oul y pasaje al acto.2a
Mc interesa señalar algunos puntos que ella destaca y
quc ido trabajando a Io largo dc este capítulo:

-Lacan esboza un recorrido que va desde la posición inicial


cn un análisis hasta el pase conclusivo, en el cual podrán
situarse fcnómenos clínicos ligados con el acto.
Inés Sotelo r29

-El actirtg por Lacan como csa opción rcchaza-


out, as ubicado
da quc cs ol <picnso y no solD), a la cual sólo sc llcga por la
vía clc la transf'crcncia. Qucda así cl acting ouÚ ligado al
inconscicntc, conto algo quc dirá una vcrdad, que podrá
scr intcrpretado y qtlc no ticnc nada quc vcr coll Llll (no
pienso>. Brodsky alirma qLto so trata dc un f'cnómcno ab-
solutamcntc significantc y quc sc rclaciona con la transfc-
rcncia salvajc.
-Ei pasajc al acto, cn cambio, sc lo ubica cn la opción <Soy Y
no pionso>, cs dccir rcchazo absoluto dcl inconscientc, cs
dccir no qucrer sabcl nada clc ó1.
-Gracicla Brodsky localizará la tcnsión existcnte ontrc acting
out y pasajc al acto ya qtlc micntras cl primcro <cstá
clirigido al Otro, cs clcscifrabic, intorprt:tablc, vincttlado
a Ia vcrdad, cl pasajo al acto cs rcchazo dol inconscicn-
tc>. Concluycndo quc cl suicidio irnplica una posición
dc rcchazo al incottscicntc.

La clínica dal actirtg otrt y clcl pasajc al acto, muy plc-


scntc cn las urgcncias, pcro tarnbión a lo largo dc los análi-
sis, convoca al analista a pi:ccisar con mucho cuidado las
coordcnadas quo las dctcrminan ya qttc sin duda sc localiza
cn la particulariclad clci caso por caso. Es allí donclc cl ana-
lista dcbc responclcl con slt acto ya qlto os, cn irltima instan-
cia, una probiomática ótica.
La prcocupación por cl acto cn Lacan ostá cn cl ccntlo
de trn scmiuario La étíca del psicoanálisis' cn la mcclicla cn
quo la ótica no conciernc on principio a los pcnsatnicntos. Con-
cicrnc a los actos, cs decir, lo quc haccmos en tanto quo cs
susccptiblo dc ttn juicio>.2:J
llo Clínica de la urgerrcia

Debates en el Foro

Intervención d¿ Antonío Amengual


Psicoanaiista. Provincia deI Neuquéu, Ar-gentina.

A partir dc lo quc so mo ocurrió llamar la 'plasticiclacl dc la


técnica'y a la luz dc las viñetas propucstas. es quo recordé algo
quo mo dijcra un profcsor de psicoanálisis cn los primeros años
dc la Univcrsidaci: rnnchas vccos uno dicc más de lo quc crco o
sabe. No ostaba mal para introducirnos al psicoanálisis.
Mo parecioron csclarccedores los ejemplos clínicos, clon-
clc so ve por un lado, cn cl caso dc Alcjandra Rojas, donde
la intcrvonción frcnte al acting tiene quc ver con prcsentar
un otro, incornplcto, barrado, <los módiccls tambión pr.roclcn
tener problemas>.
La apclaciírn dcl Otro dc la lcy, antc la insuficicncia de la
rncdiación patcrna, cn cl caso clc Dolorcs.
En cl caso prcsontado, con ol cquívoco cn cl significante
'prinla' y la consccucntc apcrtura asociativa.
Y nn gran contracjcmplo cn cl Sorvicio de Matcruidad
cuando cl rnódico antc cl pcdido dc intcrnación I'cspondc <no
tienc nacla> prccipitanclo .lt pasajc al acto, c' contrastc con
Ia intcrvcnció' dc la psicóloga quicn, toma'clo los tír''inos
dc su discurso, ofi'ccc custoclia policial para vclar por cl <rcs-
pcto cio sus dcrcchos>.
Rcsnltan sorprcndcntcs las profu'das difcrcncias cn ra olien-
taciírn clc las intcrvcnciones poro con cl rcstrltaclo comúrn do lo-
grar pacificar o rcintroclucir al sujcto en l¿r cadcna significantc.
IJf'cctos cn tocios los casos lograclos por atcnclcr a la lógica
clc cacla plcscntaciírn. Por Io quc ptrcclc cntcndcrsc por quó
rcsulta irnposiblc prescribir lo quc sc clcbc haccr cn cstas si-
tuacioncs (corno sí lo haccn los prorocolos pcro sí
poclcmos cstai: aclvortidos clc lo cluc no clcbc 'ródicos).
haccr.sc.
Inés Sotelo 131

Interuencíón d,e Yeroníca Ortiz


Psicoanalista. San Femanclo. Provincia de Buenos Aires Argentina

Mc intcrcsa cl dcs¿rrrolki dcl cpisodio dc la jovcn homo-


scxualt su condlrcta viril, su sacrificio, su rclación al padrc y
al f'alo y corno cntcnclci: cl dcvcnir homosoxual dc csta joven
fucrtcmcntc ligada al padrc.

Interuención d,e Inés Sotelo

Lacan tomará cstc amor, cl clc la jovcn homoscxual, como


amor cortós, donclc clla sc comporta corlro Ltn caballero otor-
gánclolc favorcs a su dama sin cspcrar nada a cambio. Cuan-
to más sc alcja, lnas so valora al objcto. El interós sc aclo-
cicnta cuando sabicndo quo cs alguicn cio condncta cltrdosa cn
al sociedacl dc Vicna, sc propono salvarla.
Froucl lcía quc tambión sc trataba dc una pro\'oca-
ción hacia Ia familia, palticularrncntc i-racia cl padrc. en-
tcnclicndo cntrittcos quo csta rclación con cl padlc irabrá
quc dcscifrarla.
Podcmos tomar algttnas rcfcrencias frcudianas qrto sogtt-
ramcntc ilumir-ran cstas cucstioncs dc la i'clación clc ia niria
con la rnadrc y cl paclrc irasta qttc <clcvicuc> urlijcr. -scgirn cl
clccir dc Frcttcl.
Las cncontrarnos cn <Puntuacionc.s Frcuclianas st.l-
brc <La scxualicl¿rcl fcmcninar> (1Slil1) Ar-nolrortu Eclicio-
nes Tol-n<l XXI.:
-La mach'c apar'occ c,.)mo ¡rlinrci'obieto clc amor para cl
niño y Ia niña.
-Frclrd so prcgunta iCuánclo v llol' quó sc clcshace dc la
madrc'/ Hablará dc una primcl mttcianza: rcsignar cl clítolis
por la vagina y clc ttua sogttuda: cl trttcqltc dcl objcto tttaclrc,
original, por el padrc.
-Dirá quc las mujcrcs con intcusa ligazón al paclrc, scrán
por fuci'za ncuróticas. Esta intcnsa ligazón al paclrc va procc-
dicla dc antcrior intcnsa ligazón a la uraclrc.
-Habiará clo la biscxr.raliclad qLro so rcsaita con mayor
nitidez cn la nujer qtlc on cl varén.
r32 Clínica de l¡1rtgqnqin

-La vicla scxnai dc la rnujor so dcsarrolla cn dos fascs: Ia


primcra dc caráctcr masculino y solo la scgunda como lo cs-
pccíficamcnte fcmcnino. En ol dcsarrollo femcr-rino ha5, ¡¡
transportc clc una fasc a otra quc caroco cl varón.
-La mujcr rcconoco su castracirin pcro se rcvuclvc contra
clla y dc allí dcrivan trcs oriontacioncs:
*cxtrañamicnto rcspccto dc la sexualidad; atcrrortzada
por la cornparaciírn, Lcnuncia al quehaccr fálico y con ól a la
soxualidad cn general.
*cn porfiacia autoafirmación retiene la masculinidad
amcnazacla; fantasía cle ser a posal dc todo un varón, cstc
complcjo dc masculinidad pucdc torminar.on Lrna clocción dc
obj cto Itomoscxual manificsta.
*cl tci:ccr dcsarrollo dcscmbcica cn Ia conlignracirin f'cmc-
nina, toma al padro corno objcto y l-ralla la forma fcmcnina
dol Complcjo dc Edipo quo cn la rnujor no os clcstruicla por
influjo dc Ia castracitin sino creado por ó1.
-Frcud afirma quc la prohibición dc satisfhcción por vía
masturbatoria, llcva a algunas niñas a la insistcncia y cl vi-
rajc a la masculiniclad.
A su voz, cn la confcrcncia 33: <La fcminidad>,. (lgg2).
Amorrortu cdicioncs 'Iomo XXII sostcndrá Froud quc:
-Ei cnigrna dc la fcminidad ha pucsto cavilosos a los hom-
brcs dc todos los ticmpos.
-Lo quc constituyc la masculinidad o la feminidarl os un
caráctcr dcsconocido qllo la anatomía no ltucde aprchcnclcr'.
-El psicoanálisis no prctcndo dcscribir quó cs Ia mujcr,
tarca dc solución casi imposiblc, sino indagar como dcvicnc
mujcr, a partir clc su disposición biscxual.
-El pasajc a Ia f'cminidad rcquicrc ccder en todo o on par-
to a la \/agina, su valor.
-El dcscubrirnicnto do su castraci<in cs un punto de vila-
jc cn cl clcsarrollo dc la niria, con trcs saliclas: inhibición sexual.
masculinidad o fcminidad normal.
-El dosplicguc dc la fcminiiiacl ostá cxpucsto a scr pcrtur-
bado por los f'cnómcnos rcsicluales dc la prchistoria rnasculina.
-Acljudicanlos a la f'cminidad, nn alto grado dc narcisis-
mo qno inflr-ryc tambión sobrc la elccción dc objcto, dc sucrtc
qnc llara clla cs rnás imporlante scr amada quo alnar.
Inés Sotelo

En <Algunas consocuoncias psiquicas dc la clifercncia


scxual anatómica,) (1925) Amorrorttt Edicioncs, T. XIX cn-
contrarcmos quo:
Ernest Joncs cscribc <Poca clr.rda cabc dc qttc para Freucl
la psicología dc las nrttjcrcs t:s mas cnigmática quc la dc los
hombrcs. Lc dijo a Maric Bouapartc: <E1 gran intcrrogantc
qlrc nunca ha sido respondiclo y quc hasta ahora no hc poclido
rcsponcicr cs: ¿qr.ró dcmanda ttna urttjor?>.
Dn cstc artículo scriala qr-ic ol complcjo dc masculinidad pue-
dc deparar grandcs dificultadcs cn cl desarrollo de la feminiclad.
Puedc guardar la csperanza dc rccibir cl pcnc algún día y
proclucirsc la dcslncntida, comportándosc como varón.
La libido dc la r-riña so dcsliza a una nuova ecttaciíln: pcne
= hijo, rcsignando cl dcsco dc ttn ponc por cl dcsco dc un hijo.
tomando al ¡radrc conro objcto dc atnor.
Dcspuós dc csta ligazón -padrc, puodc atrinchcrarso cn
una iclcntificación- padrc con la cttal rcgrcsa al complcjo dc
masculinidad y sc fija a ó1.
Ubicadas cstas rcfcrcncias fttndamcntalcs con rcspccto a
la scxualidad fcmcnina, volvantos a la jovcn homoscxttal quicn
pascanclo por Vicna sc crtrza r:on la mirada irritada dc stt
padrc. Estc cncucntro con la interdiccirin provoca qr-rc la clama
lc diga a la jovcn dc concluii'con la rclación. En cso mistncr
instantc Ia chica sc arloja clcl pttcntc, sc dcja cacr, como cl
pcqucño a, rctorna a Ia cxclusión, cn cl momento qllo (dcsdc
la pcrspcctiva clcl psicoanálisis) sc producc la conjunción dcl
dcsco y la lcy.
La hija clcccpcionada con cl padrc a partir del nacimicnto
del hcrmano, se ofrccc sacrificialmontc al Otro. Lo sacrificial
dc ia histcria sc jucga en ofrcccrso como falo para obturar la
f'alta. cl dosco del Otro.
Dc csc pcquoño otro ai qttc clcva a la catcgoría dc Gran
Otro, cl dcsco clcl paclro como lc-v-, lc da cxistcncia al falo como
absoiuto. como fi.
En clla, como on tantas históricas, cl rcscntimicnto y la
vcnganza son csta lcy, csto f'alo suprcmo. Sc consagra a cllos.
Lacan va a dccirlo así: (ya qtto fui dcccpcionada cn mi
apcgo a ti, mi padrc, y ya qllc no pudo ser ni tu mujer ui ttt
objcto. cntonccs clla será rni Dama y yo scró quicn sostcnga
131__ _ _!lr!tgq !" !a u}.gencia

esta rclación con aqLlcllo quc justamcntc luc rcchazaclo, acluc-


llo qtrc dc scr clc r-'njc' cs ins'ficiencia. mi castracióli.>.
'ri
La jovo' rcr-runcia a s* coquotcría cic para convcrtirsc
cn caballcro scrviclor dc la dama y así 'rujcr
enscñarlc al paclrc qne
amar cs dar lo c¡tre no sc ticnc. es dccir, la castraciíln.
Todo csto cs lo quc sc prcscnta antc la r¡iracla clcl pa_
d'c, cscc'a qr-rc picrclc todo su valor antc csta miracla. con-
fro'tación clcl clcsco clcl paclrc, cn basc al cual sc constrr-ryc
tod¿r la conducta, co' la lcy qr-rc sc prcsentifica en la rniracla
del aquóI. Idcntinicacla con cl pcqr-rerio o, cxpulsada fucra dc
la csccna sc dcja cacr.
Al lcor cstc capítulo v volvcr a las rcfercncias frcudianas.
sc ponclcra ia rclación con cl padrc y Io sacrificial quc cstá elr
la basc dc la l'ristcria.

Interuención dc Veroníca Ortiz


Psicoanalista. San Fcmanclo, Provincia cle Buenos Aires, Argentina

Mc parcco intcrosanto clctcnornos cn cl'ornbrc: institu-


ción clc <bicn púrblicor, ya quo ahí mismo, conro ro scñala I'ós,
sc localiza la ótica en jlrcgo: la dcl amo. eucrcr cl bien clcl
pacicntc, quedar dcsconcc.tado y hasta cnf'urccorsc cuanclo
ci pacicntc so opolte a cso.
Nucstras rcfcrencias obligadas. Frcud y Lacan, nos scña-
lan cl c¿rmi'o. Frcucl prcvie'c cicl <fnro'curancliy y La-
can. cn su conftrr.rrcia'os<Psicoanálisis y mcclicina> sc cxplaya
largarlcntc accrca clc csto.
Tra'scrib'tino dc sus párraf.s más cor.cidos: <cuanci.
ci cnf'crnro os rcmiticlo ¿rl rnóclico o cnanclo lo ¿rbrilcla, no cligan
qllc ospcra clc ól ¡nla ¡' sirnplcmcntc la curación. coloca al
módico antc la prucba dc sac¿rrlo dc sri conclición clc cnf'c.mo,
lo quc cs lotalrnc'tc clin'crc'to, pucs csto pucclc impiicar quc
ól cstó totalnrcntc alado a la iclea clc conscr.varla.r>
Frc'tc a csta ótica dcl a'ro, crtorccs, la ótica clcl ¿rnalist¿r.
Y csta ótica del analista no cs si' la fu'ción dcsco clcl analista.
En las rziñctas apat.ccc clalamcnte: no sc trata clc orclc-
nar. prohibir, r'cfbrzal cl yo... Sc tlata dcl acto clcl anaiista on
cl mancjo do la transf'croncia.
Inés Sotelo 1:15

Bn cl caso dc Aicjandra Rojas, un scñalamicnto quc pcr-


mitc al sujcto rcubicarsc cn Lllta scric, cn c1 caso dc Gustavo
Sobci, cquivocar cl significantc <prima) y on cl de Andrca
Casals, cscuchar cl discurso qucrcllantc y apacignarlo <rcs-
pctando sus dcrcchos>.
Estas <solucioncs>, bion difcrclttcs cntrc sí y, sin cmbar-
go, sostcnidas cicsclc un misrno lngar, la función dcsoo dcl
analista. pcrmi.tcn intclcalar una pausa quc rcordcnc los ticm-
pos lógicos y quo dó impulsr) a un movimiento cicsclc cl pasajc
al acto, la caída del Otro, al ctcting out, al llarnado al Otro,
apostando a la cmcrgcncia dc un sujcto y un clocir.

Interuención d.e CecíIia Coll,azo


Psicoanalista. La Plata. Provincia de Buenos Aires. Argentinir

Esta frasc la consiclcro nrlry valiosa: <EI analista ].csllon-


dc con su acto>.
En una institución cic bicn pirblico: Fiospital, Ccntro clc
salud o Escuclas, la posición ótica clo un a'alista. posició^
quc silúa al analisl¿r on cl cliscr.rl'so cn i'clación a str clesccl
como tal, dcbc ubicarso cn la cscr,rch¿r dcl sujcto dcl inconscien-
tc. \{ás allá clc Ia artictrlacirir-i institucion¿rl. clc clf'elcntcs clis-
crirsos cn jucgo, csa ótic¿r cici anahsta scr'ía la clcl bicn-cscuciral
(si os quc sc pcrmitc csbozal cstc tórnritro). cs ciccir c,scuchar
al sujcto cn cl c¿rso por caso. on sll particularidacl. cn io singu-
lar quc io dcfinc. Aptr'tai' a snb'a'a' ia subjctiviclacl cn cl
acto o en la actuaciiiu dcl pacicntc cn ia ur.gencia.
La sordcra dcl ¿lnalisla cn cl traltajo cou la urgcncia, cs
evidcntc, producc rnás dcscontrol o clcsborcic subjctivo. nien-
tras quc Ia cscucha, poi' cl contrario. acota cl gocc, orclcna,
hacc bordc, y ltlarca algo dc la ltosició' dc cse sujcto frcntc a
lo quc acontece.

Otras interuencíones:

Ya quc, a dif'crcncia dcl síntoma, cl acting no cs intcr¡trc-


lablc pucsto quc sc jucga por fucra dc Io simbólico ¿,podría
pensarsc quc la maniobra clcl aualista sería la dc haccr pasar
1:16 Clínica de ia urgencia

eI acting ou.tala dimensión dcl síntorna'/, ¿Podría tratarse de


qr.rcalgo sc articule a la dimensión sirnbólica, rcconducirlo a
la transfcrcncia para qLle lucgo pncda dcvcnir matcrial dc
análisis c intcrprctación?
La actuación trae aparcjado un gran monto de sufrirnicn-
to para cl pacientc. Allí. hay quc detcnerso, oscuchar, a quicn
sufrc por lo quo sc lc aparcco por fucra dcl discurso. En una
institución csto lleva su ticmpo: cs cspcrar, darle su ospacio,
y armar la trana.
Mc intcrcsa cl punto mcncionado en rclación con Ia ho-
mosexnal dc Freud, pucsto qnc es una oscona rnontada para
Otro: cl padrc, se trata dc nn pasaje al acto o acting?
Otro punto que lno intcresó es la antinomia quo plantca
Milicr': Icc-acto; pcnsanricnto-acto.
El caso dc M, dcl capitulo 4... ¿No habría quo pcnsarlo
como Lrn acting'! ¿No cstá dirigido a su novia? ¿por quó pcn-
sai: el acting cn relación a la transfcrcncia salvajc?

Interuencíón d,e Ines Soteb

La histcria lo hacc síntoma a Ia cicncia, la interroga, la


cucstiona, la dividc.
La histcria sufre dcl cuorpo pcro dcl cucr.po atravcsado
por la palabra, csto cs por cl dcsco y cl gocc.
La histcria pone a hablar al cucrpo en sus síntomas, en
las parálisis de las maraviilosas pacicntcs dc Frcud, o cn
nuostras, porqne no, tambión rnaravillosas anoróxicas.
La histeria sc hacc oír a quicn sabc cscricharla y cuando
no,... actúra. Aunquc la actuación no os cxclusiva clc ninguna
cstructura.
Los llamábamos n(rros dcsafortnnados, más allá dc la pc-
ligrosidad quc muchas vccos onciorran, para difcrcnciarlas
clcl acto, al quc Lacan lc dcdica un scminario.
EI sujeto y su acto cstán ligados a la ética del desco, ótica
quo no concicrnc a los pcnsamicntos sino a los actos.
El ncurótico, cspccialmcntc cl obscsivo sc ocupa cn la
incesante cvaluación dc lo bicn fundado dc sus actos, cn hacer
o no haccr... ósa cs la cucstión... quc suclc llevar clcsclc la
Inés Sotelo 1:)7

inhibición y postorgación, al pasajc a la prisa, a la precipita-


ción por actuar, típica cr-r la clínica de la urgcncia.
El acto no sc calcula, no so prograrra, sc producc cierto
pasc hacia é1.
Un cjcniplo a nuostro alcancc cs cl cortc dc una scsión, cs
el dccir clcl paciontc el quo prccipita cl cortc ¡tor partc dcl
analista. Si ha tcnido cf'ccto de acto sólo podrá ser localizado
dcsptrés, cn los cfcctos sobrc ol sujcto.
Podcmos cntcnclcl la lógica dcl caso, cl diagnóstico, los
significantcs privilcgiados dcl sr.rjcto, pcro cl acto, si bion no
es por fr-rcra dc toclos cstos aspectos, us un más al}á.
Dc todas maneras, cn la clínica dc la urgencia el cálculo
imprcscindiblc dc nncstras intcrvcncioncs, o dc la pcligrosi-
dad para sí o para tcrccros, cs funclamcntal, no cstá reñida
con cl conccpto de acto; ticnc otro cstatuto.
El sujcto dcl pcnsamicnto, cl quc va a actuar y distri-
buir sns rocLrrsos quicrc su bicn. su propio bicn, bicncs idcn-
tificados con Io útil. Bl sujcto clcl pcnsamicnto, cl sujeto del
inconscientc cs cl sujcto dcl iclcal dci bioncstar; cn oposición
ubicamos cl acto suicida colno aqucl quc va jnstarncnto cn
contra clcl bicn dcl sujcto. Por cso Lacan dirá quc toclo acto
vcrdadcro cs cl <suicidio ilcl sujcto>, a partir dcl cual puedc
ronacor; cl sujcto no cs el mismo que ora antes. El acto sui-
citla -entendido a partir dc la pulsirin dc mucrtc cn Frcud-
mucstla 1a disyunción cntrc cl organismo, la vida, la ho-
mcostasis y, pof otra ¡tartc, lo quc lo dcstruyc.
Lacan llama ¿rcto a aqucllo quc apunta al corazón clcl
scr, al goco, al suicidio dcl Sr-rjcto. El acto no cs cifrablc, no sc
cxplica, es Lrn NO profcriclo al Otro.
La jovcn homoscxual, arma primero una osccna dirigida
al otro patcrno, ttn acting oul cnando pasea por Vicua con la
clama; podcmos imaginarla dcspotricando contra su padrc,
criticándolo furiosa por toclo aqucllo quc ól no lc da y sin cm-
bargo mcr'occ; conoccrllos cstos argumcntos on nuostras
aclolcscctrtcs dc ho¡'y clc todos los tiernpos.
Pcro la caída, cl pasajc al acto se producc fuera dc la cscc-
na, soparacirin clcl Otro y dc los otros, clc los argumcntos. clcr
l:rs palabras. ]trn csc crllco con la mirada paterna. ltro obstan-
te csta dif'crcncia cstmcLural, muchas vcccs los actings 1, los
pasajcs al acto aparocen sllpcrplrcstos o contit-luos.
!! Clínica de la urgencia

En cl caso cle M, podemos pcnsar el cstatuto del pasajc al


acto on la inmccliatcz cntrc cl cortar dc la novia y cl: <Fr_re algo
rápido, sin pcnsarlo>>. Sólo rccuercla una intcnsa angustia qr,ro
lc <aprr:taba> ci pccho..., ((algo insoportablc, mc lo qucría sacan).
Probablcmcntc la oscona quo so dcspliega en la guardia
sca dcl ordcn dcl octirtg oul: <¡Me quicro morir porqllc mc
abandona, rnc clcja... no tionon clcrccho a tcnormo acá, no
qtricrcr qlro rno aticndan!>. El actirtg cs algo, iudcciblc cn la
conducta del sujeto qllo so muestra. El actuar se opono al
rccordar y sc liga a la transf'crcncia.
Está cn rolación con lo rcal y por lo tanto no es dc natu-
ralaza significanto y lto cs pasiblc dc interpi'ctación, aunqlle
sc ofrezca a la intcrprctación. Es una concxiírn con ol otro clor
dosco pcro rcchazo del Otro cicl sabcr. Por ollo os transfcrcn-
cia pcro no on ia dir.ccción dc Sujcto snpuesto Sabcr, rcclama
al analista pcro a travós dc una cscolta, por fucra do la ¡tala-
bra. dcl fallicio o dcl síntonla; por.cso Lacan dirá quc habrá
quc vol crimo domcsticar csc animal salvajc ¡' rcconclucirlo
por las vías dcl discurso anaiítico.
lués Sotelo 139

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Capítulo 5
Urgencias y toxicomanías

J]t n las gtrarclias y admisioncs os frccuente cl ingrcso


I '/dc sr-rjctos atlavcsados po]'cl consumo dc alcohol, clro-
gas o psicofármacos.
Iln las crisis, encontramos tarnbión que la abstinencia deja
a quicn consumo cn nrgcncia.
Es necesario dctcrmillar quc si bien el consurno no cla
cucnta dc un síntoma ni clc una cstructura psíquica, ticne un
valor dc uso para cl toxicómano o cl alcohí¡lico, valor quc in-
tcntaremos esclarecer.

ri,Qué consumo?

Los objetos qnc la cicncia y la tecnología procluccn, ofrc-


cen una modalidad dc gocc qlto se exticndc, rnultiplica y gc-
ncraliza. La cicncia y la tócnica pucdcn tambión estar al scr-
vicio dc las leyes dcl mcrcado, ofrcciondo a los sujctos posibi-
licladcs dc consurno insospechados: cirugías, dietas, áB*aTa-
tos, -cosmótica, irnplantcs, rcsppnclicndgawr impcrativo clc
bellcza y juvcntud del quc os muy difícil abstcncrsc.
El uso permanentc de Intcrnet, navegación ilimitada
quc sc transforma en una ofcrta inagotable que va desde
material científico o turístiió*ña"ta la pornografía, vonta
dc objetos, arnas o drogas.
Dl consumo de tcléfonos cclularcs incluyc los variados nro-
delos y la conunicación permanente por la vía de los mensajes
142 Clínica cle la ulgencia

dc tcxto; pi'áctica cacla vcz más gcncrarizada qLlc aísla ar


stijcto dcl crtntcxlo cn cl quo sc ct-rcncntra.
Esta r¡.dalidad ta'rbió' ¡rr.rso fin a ras corvrl.sa-
cioncs tclcfti'icas traclir:ir'alcs transf'ormándosc cn
clc cstil, tclcrgi'áfico clLlc'rl reqnicre'la prc-
'rc.sajcs
scncia cicl otro cLr01.p0.
Iln rucst. país. Argorti'a. ci tclófono cclniar n'uc cl ,bje-
to más clogid. como rcgaio c'las írlti.ras na'iclaclcs.
El consumo clo fármacos so ha gc'cralizaclo incl.vcnclo
cstimr.rla'tcs. anticlcpLosivos, cstimula'tcs clcl ánimo ."*l.,o-
1,
lcs. En su libr' <Escucha'clo ar p.ozacr>, K.a'rcr afirma q.c
cl óiito clc cstc a'ticlcpi'.siv. <llos ciicc q'c h,¡'cl capitalisrno
clc alta tccnología vaiora un tcmperamcllto mtry clif'crcntc.
co'fianza, flcxibilidad, rapiclcz y encrgía quc sic'ck; ios as-
pcctos positivos clc Ia hipc'rimia, son objcto dc solici-
tt¡ci. 1 consu'ri' cnfrrria, hipci'activiciacl, renclirnicnto'rucha al scr-
vicio clcl impcrativo cicl Discui:so Amó: <continircn tr.abajan-
do, quc ol trabajo no sc clctcnsa)
La paradoja rnayor clc csta sociecracl post i'cl'strial, afir-
ma Erncsto sinatra* os q'c dcl i'rpcrativo supc.y<-rico clc gocc
quc impulsa ci mcrcado capitaiista: <Toclos conslrmiclorcs!>
sc l)asa al uTocio" i¡rliyirlrrr¡s. 1¡Lrjt,trs rlcl clolls.'.tor.l

La droga como producto en eI mercado

Docíamos quc la clroga ticnc .¡i varo' clc uso, cstá c' cl
morcaclo, allí ticnc un valor"eli?iritificab-ló cl quc cicponclc,
c\i-nuesti:o país, dc su costo, clc ra ilcr-nancla v clc l¿r comcr-
cialización ilcgal.
Pa'a quicn la consnmc so t'arsfbrrna, paracirijicamcntc,
on *n bic', un bicn c1.o cn cl r-'c'cacl. sc co'rp'a, so'unclc, s.
intcrc¿rmbia. Es clccii', c'rra cn cl r;ircriito clc circ,laciírn y
rclaciírn clontro dc cicrtos gt.ultos socialcs.
,i El pr,ducto rcquicrc clcl usri rlc corocimic'tos y tccnolo-
gía, cs clccir, dcl trabajo ck: mlrchos inclivicluos
Rolando Astarila, ecoru.rista. ag.cgará quc la ci.oga, al
no lrodcr rc¡rrociucirsc librcnrcntc )' a la vcz goncrar híitritos
dc co r-rsr"r'ro co'rplilsivos, ¡rr.o'r)ca r,' ¿r clcnl encla i llclá.tica.
Inés Sotelo 41

cl adicto cstará dispuesto a conlprar clroga a cualq'icr p*--


cio, supcrior al quc tcndría si ra nlisma sc col'erciali-
zara'ruy
libremcntc: csto cs: hay plusvalías cxtraordinanas en
cstc producto.il
Entonccs, como producto de un mcrcado localizamos la
droga cor)ro u'blen dc rrs.. rlc caulbio y rlircctarnt.ntc vincu-
lá*dó co' la tccnología y la cicrcia q.," ,ip".o sobrc l's Áujctos
ylsóbrc sr,rs cucrpos.
-"*"ói su paltc, Juan carlos I'clart proponc un anudamic'-
to cntrc <el capital>, <la pura fuerza clc trabajo>> y <oi sabcr
tccnológicr dc basc cicntífica>, afir'rancro quc oacia u'o dc cs-
tos tór'ri'os cstá por fhcra dc la castración, nuclo quc no sc
frena y cxigc algu'a ótica que ponga cn jucgo Ia rclación clcl
conslurlo y ol gocc.l Consurno qllo como verificamos en la clíni-
ca va allá dc las clrogas: intcrnct. cclularcs, chat, TV, ctc.
Lo'rás
crucial no scr'á cntonccs la ilcgaliclacl, sino la globali-
zacilrt clo csc fur-lcionamicnto pursiu,*l f.,""u dcl lírliic, fuc-
ra dc la castración.
En las viñctas clínicas qlre \¡or.omos más acicla'to, situarc-
mos como cl problcrna clcl consumo cxccdc al objcto cn cucstión.
La idca dc n*do quc sosticnc Inclart, pcrmitc ubicai' a
1os rcsponsablcs: al'capitolísrcz quc i'vicrtc para proclucir
rnás capital. al quc tsende la fuerza d,e trabajo cono rn"..ur.-
cía qucdando somctido a Lln trabajo compulsivo a la an_
5,
gustia, y fi'al'rcntc a ios técnicos tambión rcsponsables dc
la procluccirin ilirnitada.

..Soy toxicómano>>

En las guardias y las admisioncs, cs rrabitual csta


lidad dc prcscntación corr qr.rc los sujctos cligen para 'rocla-
ropro-
scntarsc: <soy adicto)), (soy toxiccirnano)), (soy alcohrjlico>.
Considcrr crr.rcial para cl an¿rlista, ulrigqr q,l" quó signifi_
c a n t c n r s uj cto s c s ic' tc-ñ p róo c
. qrÉ g ¿rxr i cc=i r' i Á to.,
qiiórasgo's, quó?ató.c solccciona para "T; prcsontarsc. suclcn scr
rlátitl qrió se articr.rlan con su posiciírn s.bjctiva, su fantas-
nra. slr síntonla. runquc cl alralista só},, poili'á silrrallrl cn la
lógica dcl caso lnas adclantc, c.r tanto sc inicic un ar-rálisis.
114 Clínica de la urgencia

En la cultnra, habitada por cl discurso Amo quc cn la


actualidad cs cl discurso dc la cicncia, qrJion consllmo cn-
contrará una forma dc nombrarse cludienclo la respr¡nsabi-
lidad subjctiva.
Las urgcncias dc hoy, afirrna Ricardo Scldos, implican
quc los modos do gozar pucdcn ir t:n coltocircuito con cl in-
conscicntc; cs dccil quo no sc prccisa de él para gozat-, sicndo
les adicciorcs su cviclt,llcia. Éstas cncrrentian I". co'luni-
dados dc gocc noclos dc <aliviarsc de la angustia "n a travós do
una idcntificación clc rccr,plazo qlro alivia el vacío que inipri-
ca la no escritura a nivcl dcl inconsciente acerca dc la rela-
ción scxual> a la vcz quo como respuesta concluce al fracaso.i,
La Jlrodncción dc nlrovos objctos dc gocc. cn cl nndo quc
proponía Indart, dcja por firr:ra la castracióu y por lo tanto la
falicizaciírn de gocc dcl sr,rjcto. Dc cste modo, cl <soy toxicó-
nano)) habia dc un gocc quc proviene dc este nudo, el nuclo
cntrc cl Otro clc la cicncia y el mcrcado.
El consumo, dcvcniclo cnfcrmcclacl clcs-rosponsabiliza a
los sujetos quicnes se plcsentan conlo víctimas d'c una cnfcr-
mcdad qllc se padccc.
' Ilstc nornbre, ofrccido por la cultura, supone un gocc y
una fbrma dc norubrarlo. Norninacirin quc habla dc una pre-
tcnclicia rlrcdida comirn, gcnolalizabic, un para toclos. <Nomi-
nación clc un gocc y r-ro idcntificación>.G Sc trata dc una aiic- i
nacitin ¿ri cliscurso dol otro qrio no resuclvc la ruptula con cl,
falo dc la qr.rc habla Lacan.
La alicnación. tal como 1o snbrayamos en cl capítulo an-
tcrirx, cstá ligada al rcchazo dcl Otro.I g:l
a ó' "tó.i ! 9stá cn,[199*91¿1
J o p c r a c i i c ó ir a n a . tr I t o ii c ír rn a ño ii s e s i t'a
-fré*n lCa-r á
cncric'ijacla scixual n() colr una ficci,in, siño coll Lln gr." 1.,1 t'1"
la int.xicacirn) q.c cstá cn r.ptrlra co' tocla-ficción. un gocc
no fractur'ado, a-scxual. Es una ciccción frolttc a Ia castra-
cióii. colrbla la clivisirin clcl sujcto. cor)ti'a cl iuconscicntc.r,
'no
sostienc N{auricio Tarrab.t'7 Así <EI ),o so)' toxicónranr)))
iclcntifica :rl sujcto sino quc hacicndo cxislir Lir] goco <<cla con-
sistcncia al yo>E y sutula la división .subjetiva.
lnés Sotelo 1-15

El goce es uno por uno

El intcnto clc gcncraiización dcl gocc quc los gt,Lrpos


monosintomáticos proponc -<<toxicírmanos)), (anoróxicas>, <al-
cohólicop, <<f'ribicos>, r:tc.-, tionc colno consccucncia las mocla-
lidadcs dc intcrvcnción ¡' tratamicnto <gcnoralizados>, trata-
micntos de rccnrplazo y dc rcclucción dc daños, tratamicntos
humanitarios, tratamicntos cluc por la vía dcl ideal transfor-
man al toxicórnant) cn un <cx>. Pcro clc csta manora la domcs-
ticación y Ia abstincncia nada diccn dcl dcstino dc la pulsión.
Por el contrario, cl psicoanálisis nos cnscña quc habrá -
que darlc algún tratamicnto al gocc cn jucgo: poncrlo cn ,
cucstión, poncrlo a clccir'; sabicndo quc cl psicoanálisis no A
se rcdncc a la palabi'a 1' al lcnguajc pucs cl cucrpo cstá
hecho paLa gozar.1l,
Dt¡sdc osta pcrspcctiva. ci psicoanálisis intcrroga a los
tratamicntos olt comunidadcs quo sogrcgan por una modali-
dad dc goct: o por un moclo dc vicla, proponicndo cn carnbio la
intelvcncirin dcl analista quc alllutt¿t a <tratar lo intratablo.l0
y a la subjctivaci<in clc Llll consulllo quc Io transforrnc cn cnig- .
lna, on intcrrogación. cn síntoma. ,

Los estud.iantes en la guardia

En su curso <Piczas do rcpucsto>,i1 Jacqucs-Alain Millcr


afirma cn slr primcra clasc c1r-rc ól cnsclia a título clc mártir
dcl psicoanálisis, agrcganclo quc la posición dc rnártir os aquc-
lla a 1¿r qno sc llcga cuando unr; ticnc una pasión.
Incluir a los alunutos cn cspacios hospitalarios a travós
dc la <Clínica dc la Urgcnciar>, matcria clc graclo dc la Facul-
tad dc Psicología dc la Univcrsidacl dc Bucnos Aircs, puso
cn jncgo la pasión por Ia clínica, sin la cual es muy dificil
sostcncr la práctica cn las institucioncs y la pasión por la
transmisión quo transforman cl rccorrido con los alumnos
on Lln primcr cncucntlo con las institticionos, cor) los sr-rjotos
quc padcccn, con los síntomas. dcjando atrás las tracliciona-
lcs clascs acaclémir;¿rs.
r46 cljqp¡ ¡e]af1gencia

¿,Quó cncucntra ol practicante novcl on slls primcras cx_


pcricncias clínicas'/
Ha c'contrado una invcrsión dc la lógica univcrsitaria
on la cual sc lec y so roprodncc con rnayor o menor actitud
crítica, la palabra con garantía dc antores y profesorcs. Aquí
cl tcxto fundarnclttal será cl dcl paciente.
Eric La'r'cnt scñala an cit¿dades Analíticos, qllo <las rui-
nas forman nn tcxto y qlrc indican cn sll silcncio la f'ecuncla
prcsencia dc la civilización dcsaparecida; hay un espoctáculo
clc ia i'uina como rcsorva, conlo una rcsorva clel tcxtr). colno
un r-nargcn dc dondc cl tcxto poclría ser dcscifrado. un tcxto
nucvo podrá surgir dc csta prcscncia del sile'cio on las már-
gcllos clcl tcxto>.12
El abandonar cl lugar fundamentalmcntc tcórico quc la
carrera académica ticnc y cmpczar a ponsar nucstro lugar cn
la guarclia, la admisión, la intcrconsulta, provoca intcrcsa'-
tcs movimicntos.
En las institucio^cs cncontramos analistas clcciclicbs clue
sosticncn su práctica cotidianamcntc. invcntanclo sin cstán-
clarcs ni programas prccstablcciclos pero con toclo cr rigor óti-
'co y clispuostos a lograr otla eficacia: cficacia cn Ia subjctiva-
ción clc la urgcncia, cn la lcctura y localización der síntoma,
cn introclucir una pausa quc pcrmita cl primcr tratamionto
dcl cxccso dc gocc quc irrumpc en la vida cle un sujcto.

Síntoma y consruno de Ia época

Las pi:csentacioncs clínicas va' toma'clo las formas sin-


tomáticas dc Ia ópoca; cl suf'rimicnto hurnano cstmctnraclo
conto Lrn mcnsajc, como dicc Eric Laurcnt, la lctra viva pcro
clondc las rnodalidaclcs mas fi'ccucntcs son al actíng out, al
pasajc al acto, Ias adiccioncs, anorcxias, ruptura clc los lazos,
clínica dc los ticmpos dcl otro qllo no cxistc, clínica clc i's
dcsa'rarrados, dc los i.clasificabics; síntoma que habra clc
Llna marca dc gocc y allí Ia intcn'cnción a vocos írnica clcl
analista apunta a dcjar una marca dirigióndosc al sujoto dc
mancr¿t inolvidablc.
lnés Sotelo r47

Encontraronos tarnbión las urgcncias de ias instittr-


cionos, dc los profesionalcs, cntcndicnrlo qllc os nccesario
para abordar csta ciínica transitallas a travós dcl análisis
y cl control. Allí cs donclc cl analista dcbcrá rccorror sus
propias urgcncias.
En las guardias 5t admisioncs, v¿]mos verificancftl quc cl
consllmo de divcrsas slrstancias cs absoiutamcntc habittial
cn los pacicntcs quc consultan: cl tóxico y Ia urgcncia se
cntraman y toman cn la ó¡toca lrna dimonsirin quc cs nocosa-
rio lcor cuidadosanlcntc. porquc la resolución dc la urgoncia -
depcndcrá clc quicn la }cc. dc cómo sc la akrje. El diagnóstico,
cl ticrnpo quc sc ofi'ccc. las intcrvcncioncs qut: sc decidan,
dopcnclerán de la conce¡rcirin dc sr-rjeto. clc síntoma, cle cura
así como dc la posicirin clc qtiicn rcciba dicha urgcncia.
A continuación ircnros dr:lincando las consccucncias dc
las intorvcncioncs a la luz clc la oricntación lacaniana cn la
clínica dc las toxicomanías v alcoholismo.

Consumos cn Ia urgencia

NIc intercsa ai:ticnlar nti cxpcricncia en Clínica do la Ur-


gcncia, a trar'ós clo tcxtos dc pacicntcs aportados por alum-
nos dc csta matcria Llabajaclos con ios conccptos clc la oricn-
tación lacaniana, cntramanclo ut'gcncia y adiccioncs qno ou-
contramos cn cl libro clc F. Naparstck y colaboraclorcs: <In-
trodr-rccií¡n a la clínica con toxicorlanías y alcoholismo).1i'|
EI autor ubica cl nso cic las cliogas on rclación a Ia lcligión,
la cnlttrra y la ópoca, dcstacanclo quo si lticn no dcscartarcmos
cl valor dc la sustancia. tamltoco dcbc ponor:so allí cl acento.
Una ahrmna cn Clínica dc la Urgcncia rotaba Ilor Lrn Scrü-
cio cn Adiccionos al quo llcga ur-ra pacicntc qr:c rclata 1o siguicn-
te: <<-...VetLgo porqu,e no oguanto nros, so)t adicta a mi nouio...>>.
Con sor¡rrosa, ya quc quicncs sucicn llcgar allí son su-
jctos quc consumcn sustancias, sc la cscucha dcsplcgar lo
quc clla rcficrc como rnta clcpcndcnci¿r cxccsiva qtrc lc pro-
cltrcc nivclcs insoportablcs clc sufrimionto, <...necesito uer-
lo, saber que lo tengo, ¡tero esto lleua a que esté nt(ts tiernpo
pcLectcla qu,e con é1. es un su,frimiento que nte deja solc...>.
r48
Qliqr. q !g leffl-c._"-rf t A

Sc la admitc cn cnlrcvistas; la urgoncia, cl oxceso, la dc-


pcndcncia, cl intcnto clc consumir al partenalre, aparcccn conlo
falta clc mcdida. La apncsta del analista cs la dc producir: un
pasaje a constituir cl síntoma.
E¡r <El Sabcr dcl Psicoanalista>, Lacan afirma quo so
pucdc gozay clo los mcdios, dcl usufmcto dc una hcroncia pcro
no dcspilf'arrarla; osto es distribuir lo quc toca al gocc.lr Es
una rcfcrcncia muy prccisa qtrc pcrmito ligar cl cxccso quo sc
concontra on la urgencia como dcs¡tilfarro. Es cuando sc in-
troclucc cl falo, quc cl gocc, autoerótico quc no sirvc para nada,
cobra valor. Sc lc agrcga la f'antasia, al portenaire. crcando
las condicioncs necosarias para el síntoma; es clecir la irrup-
ción sintornática quc llaroco ajcna sc ha transformaclo on Lrna
urgcncia qno sc ha subjetivado.

Consumo y actz'ngrout

Una ahrmna cn Clínica clc la Urgcncia prcscnta cl siguicn-


te rolato dc una gr-rardia.
Verónica tiene l7 años t llega a la guardia ocompañado
lJor sus paclres.
Presento síntomas extrapiramidales de rigidez. EI clínico la
deriua a la gtLardía de salud mental diciendo uEs tuya, es u,na Hr.
Una médica psicoanalista estit a corgo de la guardia y la
acompaña una estt¿cliante de la materia.
Interrogando a Veróníca sobre lo ocurrido, ésta se dirige a
su madre: t-Hablá uost¡.
La madre relata que su. hija fue a baílar y consumíó drogas
y alcohol. La madre intenta minimizar el episodío 3, considera
que la lúja actúa y exügera armando escenas para hacerse uer.
Ante las preguntas dirigidas a la jouen, ésta espera qu,e su
madre lnble por ella.
Si bien el procedirniento mds rapido para la desaparición
de los síntomas hu,biera sido una intnediata aplicación de un
psicofórmaco, la psicoanalista decíde otra táctica en el inten-
to cle poner a hablar la u,rgencia, ponerla a decir.
La analista pospone utLos i nstantes la m.edicación y solici-
ta a los padres que se retiren del consultorio.
Inés Sotelo 119

Ya a solas, la paciente ol principio intenta tnantenerse en


su posíción de alnta bella, ircesponsable de lo qu,e le acontece:
t-Todos tomabann. uDoctora: qu,édese tranquíla, esto no se
ua a repetírn <No se preocupe, dénte al,go ltore que se tne püse...)),
La nmniobra de la onalista será justanrcnte intentar que esto
no se le pase sino que pose a otro registro, que pose a la palabra.
Al indagar sobre lo ocurrído la noclrc anterior, y sin lct
madre qtte lnble por ella, l,'erónica se angttstia y referirá una
pelea con el not¡io.
u-Quise uengorme v nte entborraché, sientpre hago Lo mis-
mo, en casa las peleos son cottstantes y terntino agrediéndo-
tne yo)).
A Ia semana siguiente comenzaró entreuistas en Consul-
toríc¡s Erternos del hospital.
La guardia, la urgcncia. nos confi.ontan con la dcmanda
dc rcspucstas inmccliatas v cficaccs cn cl scntido dc Ia clcs-
aparición dc los síntomas.
Sin cmbargo, cl psicoauálisis, dicc Lacan en <Variantcs
dc la cura tipo> no cs Lrrla tcrapóutica como las clcmás, cxigc
toclo cl rigor' ótico.r;
Por cllo, sin descuiclar los aspcctos módicos clc cstas pato-
Iogías, la intorvonción del analista cstará ligada a su política:
Lacan afirma quo un psicoanálisis cs la cllra quo sc cspcra dc
un psicoanalista. Cura quc comicnza colt proponcr. frcnto a
la prisa: Lrna pansa. Pausa qtie pcrmita una lectura para quc
allí algo sc dcpositc.
Entonccs, la primcra cuestión a lccr os ¿dc quó padece?
Vcrírnica llega más ccrca clel grito quc del llamado; rigi-
dcz sin palabras propias. Hará falta la maniobra clc otro quc
aclrso rccibo para qno cstc grito sc transformc.
Recordemos aqní lo trabajado accrca del acting out y las
rcfelcncias de la clasc IX dcl scminario dc <La angustiartrt
(1962-1963). Allí hay una rcfcrcncia al artículo de Phyllis
Grecnacre <Gcncral problcms of acting ouf>, dondo sc propo-
nc frcntc aI acting trcs posibilidadcs:
4) Interprctar.
5) Prohibir.
6) Reforzar cl Yo.
150 cljqiq,q4" lqllgtq.ig

En rclacirin con la int.rprctación Lacan dirá quc si bicn


al acting llama a la ir-rtcrprctación es bajo una transfcrcncia
salvajc. Y clc lo qno so trat¿r cs dci rnancjo dc esta transf'crcn-
cia pnra rcconducirl:r por las fircrzas clcl trabajo analítico. No
cs cntonccs ticrnpo do itrtcrprctación.
Tampoco se trata clc prohibir, cn cstc caso el consl'fo
entc'diclo como acto clcsafbrtnnado y dirigido al otro; sin'
cic localizar dc quó otlr sc trata y quc lugar oc*pará cn l:r
transfcrcncia.
Entrar cn análisis, csto cs sintomatizar eI consullto, po_
ncrlo ¿r clccir y a trabajar como rnoclalidad clc gocc, producirá
cf'octos dc acotamic'to qur', por añacliclura, scrán cr seguro
conlra los cxccsos a los quc Vr:r.ónica oxponc su cncrpo.
Por lo tanto, cl clcsco dcl a'alisra sostir:'c su apucsta óti-
ca on cl caminr¡ cipucsto al fbrtalccimicnto clcl ¡,o propio clcl
<Tír pucdes)); por ia vía dcl síntoma sc localiza ar sujct.
barrado en tanto atravcsado por cl dcsco 5' cl gocc.
El analista f'r'cnlc al actíng'o inlorprcla, no ¡tr'iríbc,
no rcfircrza al yo a t,i.avós dc rccomcnclaciones, abrc otra
vía a t.avós clo la i'tcrvcnción clo scpararla clc s.s ¡r:r-
drcs, cr¡'fi'ontá'dol¿r c.r lo qr.ic clla tienc pa'a clecir. Es
alií clondc la angustia cmcrgc; <afccto clcsprazaclo,l,cr,
invcrtido, rnctabolizaclo pcro rcprimiclo; lo qr_rc csta
reprimido son los signific:intcs'oqr_rc lo amarran)). Afirll]a
Lacan cn cl Scminario 10 17
La anglrstia, quc no cngaña, posibilita cl pasajc clcl <to_
clos lo hacían> ai <sicmprc hago lo mismo> el vcrbo pasa a
pri'rcra porsona y pcr'ritc localizar lrn moclo clo gocc qllo so
rcpitc. qr-rc insisto cn cl sujcto. condición *cccsaria para ini-
ciai' algúr-r tratarnicnto clcl mismo.
cs el vaLo'dc ia clroga cn la ccon.mía cle gocc clc un
"cuál
sujcto? Lacan afirma quc la ciroga pcrmitc romllcr la rclación
con cl gocc fálico y os ul-r nrodo cic cvitar cl cncucntro con la
castración, con cl dcsco dcl Otro, con cl S (A).
E' cl clcsar'ollo dcl capitr-rlo tr.s acc.ca clci grafb crcl clc-
sco, ubicarros qlro ia angustia vincula al scr hablantc con cl
fhio. El parletrc ostá por cl significante quc trans-
fblma su o'g.nisrno on 'rarcaclo
clrcrpo, crl crcrlro q'c goza; cl f'alo
ful-lciona como mcdida quc posibilita la lcgr-rlación clcl cxcoso.
Inés Sotelo 15r

Localizamos tambión 1as divorsas respttcstas quc cl sujo-


to sosticnc para cvitarsc cl cncucntro con la castracitin, con cl
dosco dcl Otro S (A). El cncucutro con cl otro scxo couf'lont¿r
al parletre con Ia no rclación scxttal. cou la no complcmcnta-
ricdad, con la intcrrogación qttc ltbicamos en oi graftr dcl dcsco
¿Qué nte quiere?, cchaudo malto a las rcspttcstas por la vía
dol lclcal, dcl síntoma, o clcl fhntasma.
Mauricio Tarrab cnf'atiza quc lo itupcrativo dc la irnpr,rlsión
en la lrrgcncia ciel no picnso, dcl pas:rjc al acto, actttaliza las
formas dcl actnar cn desurcclro dcl dccir: toxicotnanías, bttlimias,
anorcxias, muostran cl pttnto dc irrcspottsabilización tlcl sujc-
to llcvado por ol impcrativo <no pltcdo dcjar de haccllo>.
Antc cste contcxto, el psicoaualista proponc sostcucr la
apucsta quc intonta tratar ol malcst¿rr dc un modo quo no sca
icliotizantc, cjcrcicnclo cl dcrecho a salir dcl anonimato al quc
condcna un goco quc la civilización actual promttevo.ls

La operación toxicórnana

Otro cstttcliantc accrca cl siguicnlc tcxto dc ttna adnisión:


LIn paciente llega ctcontpañado por su, fant.ílict: traen un
oficio judicial que ordeno tratantien,to. I'a madre está deses-
peroda,llora, rel.ata que no sobe qtLe hacer; su, lúio, atin' nte-
nor de edad, se drogu, estó. cott ttntalas ju,ntoe y ),a lta cometi'
do algunos deli.tos paro cotLse€u,ir dinero. El jouen tietrc una
actitud desafiante, dice que tiene que uenir por la con.stan.cia de
tratantiento que exíge eI juez, pero qLLe éL maneja la drogo, que
sabe h.asta d.onde constLtnír, qL¿e no es paro tanto...
Aquí la tti:gcncia apar'occ localizada clcl lado clc la madrc a
quicn csta sitttación sc lc hacc inmancjablc, sc prcgttnta por
su culpa cn ia conducta dc su hijo: ul,Quó irice como madrc'J>.
M lugar quc ocupa la droga para cstc jovcn cs cl enigura
a clcsciflar. Su posicit'rn cu la r,rrgcttcia cs dc rttptura: con la
familia. con cl cstttdio, oi trabajo, con cl otro soxo y hasta cot't
su paclccimicnto. Arma ttn scmblantc con cl qr-rc sc proscnta
antc los otros, sctnblantc qlto allgtlstia a su madrc pcl'o qtlo
al jovcn parocc darlc alguna ctlusistcl-lci¿r.
s: Ciínica de !4,!,gtlltn

Sc comprucba así que ai faltar a la cita con el falo, cl vcr-


dadcro toxicómano rcchaza la pucsta cn jucgo clc una vcrdad
Iigada al dosco y rcfirgiándose cn un goco que vuclto sobrc cl
propio cllcrpo, (genora la ilusión do la indepcndcncia dcl otro,
iinsión clc indcpcnclcncia dcl mundo cxtcrior fucntc clc priva-
ción)).*-Ls Bs clccir quc la opcración toxicómana cs aquólia qlrc
no rcqniclc dcl cucrpo clel Otro como mctáfbra dcl goco pcrcii-
do y cs colrclativa clc un rcchazo mortal dcl inconscionto.2o
A dif'ercncia dol caso antci:ior cn ci quc cl consurno clc
Vcrónica aparccía conto acting ottt, mcnsajo dirigido al Otro,
cn cstc jovcn parcccría rnás bicn como nrptura con cl campo
dcl Otrol csto cs: Lln goco quc toma cl cuerpo y no sc articula
a ttn partenaire.
Siguicndo los dcsai:rollos dc Mauricio Tarrab, podemos
afirrn¿rr quc cstc jovcn frcntc al cncucntro con cl otro scxo sc
sitíia. no con una ficción sino con un goco tóxico quc lo sinc
dc solución al probicma scxnal, cxpcricncia do intoxic¿¡ción,
vacía del sujcto del inconsciente, vacía tambión clc sexo. es
Llrl gocc a-soxual, cxpcricncia vacía dc significación. <Con la
positividacl dc nn goco como la cxpcricncia vacía dc la droga.
trata cl vacío ccntral dcl sujcto, es dccir lo incurable. quc con
la droga trata dc sor colmado, a costa dcl sujcto rnisrno>.2l
,,Quc h'atamicnto darlc dcsdc la pcrspcctiva dcl psicoa-
nálisis, clrando no sc trata de dar intcrprctacioncs vía ia ope-
ración an¿rlítica sino qncbrantar la opcración toxicómana para
confrontal al sujoto con cl dcsco?
La analista propoltc un ordcnamicnto difcrcntc al judicial:
citará a la scñora rcsponsabilizánclola, no clcl consumo dc str
hijo, sino do su ¡rropia urgcncia. quc habrá quc dcsplogar.
Scparar a la madrc, podría funcionar colno Lllt modo dc
abrir la <boca clcl cococlrilo>, mctáfora dcl dcsco matcrno
csti'agantc. Proponcr un trabajo quc posibilitc cl dcjar clo res-
ponclcr crl nombre dcl irijo, confirlntand<t así al jovcn con sll
propia rosponsabiiidad v su propia angustia, apostancio a quo
ésta ¡rudicra t:mcrgcr.
La intcrvcnción podcrnos pcnsarla scgírn la Oricutación
lacaniana: dcciclir la táctic:r, scrá a ia luz clc la cstr¿rtegia y la
política cn jtrcgo.

h
Inés Sotelo 153

Corncuzarclnos por ieer de quó forma llega, de quien es


Ia nrgeucia. En principio cs cl Otro sociai cl qttc ordcna a
travós dcl juez aigttna iutcrvcnción. Itrstc jovon ha sobrepa-
sado los límitcs dc lo tolcrablc, sus actos han producido ttn
quicbro, ttua ruptura. Sin cmbargo osto no parcco conmo-
vcrlo, al menos por ahora.
Es en estc scntido qlro Fabián Naparstck afirma qttc cl
verclaclcro toxicílmano mucstra quo con su patología prescin-
dc dcl Otro clcl lengtlajc; csa mtticta quc lc servía para paliar
cl malcstar lo deja por fuera dc la rclación con cl otro. Rcco-
nicnda también situar la instancia clínica dcl desenganchc
hacia la toxicomanía. Ncccsitarcmos un tiempo para verifi-
car cuál cs Ia rclación dc cste sujcto con el consumo' para
aproximarnos a un diagnóstico.22

LJn uso de la leyy de las normas

Eric Laurcnt sostietrc quc los analistas dcbemos trabajar


para qu(r so articlilc ia rciación cntrc lcycs, dispositivos asis-
tcnciales y clispositivos clc salud.
La discusiírn no clebcría ccntrarsc cn dcspcnalización si o
no, sino que sc llcguc a Lrna dcspcnalización razonada qlir-- sit-r
rCnnnciar a ocuparsc dc cstos consumidorCs intCrvenga sos-
tenicndo la rcsponsabiiidad dc los sujotos.
El joven clcl quc hablábamos ilcga a travós dc ttn oficio
juciicial; 1o cual ticnc consccuencias cn las instituciones y cn
1os tratamicntos. ffrcnte a 1a pcligrosidad qtte el adicto stlpo-
nc, cspccialmcntc cnanclo hay otros dclitos asociados al con-
sllrno, cl jucz ordcna ttn tratamicnto.
El sujcto ticnc derccho a ncgai:sc poro esto implica gono-
ralmcntc la rcclusión clt un instituto, por lo qttc los abogados
dcf'cnsorcs recomicndan accptarlo. Sin cmbargo qttc asista a
Ia consttlta no quicrc dccir qttc clcmanclc nada'
En nuestro país 1a jr'rdiciaiización dcl consumo de drogas
ticnc como consOcucltcia la intcrvcnción activa clcl Estado
imponienclo la obligatoricclad clc rcalizar tratamicnto a qttictr
consllm0 clrogas plohibidas, cspcrandt) como rcsttltaclo ia abs-
tinoncia. En cste scntido afirma Darío Galante. <<la leY no
r54
!¡qU¡ ¡Cl4f{gencia

cst¿rblecc sobrc q'c tcrapóutica basarsc, tampoco se clcticnc


c' cl slrfrimicnto subjctivo, sc considcro .,,,roáu c'anclo dcja
dc consumir...r.2'l
Josó L.is Gr¡nzálaz, Dircctor dc cElrARESo; ccntro Na-
cional dc Rccducación social. en la citrdacl ctc Bucnos Airos,
aporta un dato intercsantc: si bicn r-r' 50% de esas dcrivacir¡ncs 'os
no cntra cn tratarnicnto, hay un 50 g/o
Qu. sí. Es dccir. quc cn
muchos casos la contingc'cia dc la intcrvención jucliciai, prn-
dncc una ruptura. un quiebrc, algo quc toca al sujoto. Se tra_
tará dc verificar, caso por casr¡. cl cfecto de tal inclicación.2a
sc vislurnbra cntoncos quc la abstincncia clel laclo clcl
analista sc locaiiza on csta posición dc artic.laclor c.trc las
nornra s clc la civili zación y ia s particr.rlari daclcs incliviclualcs.
En cstc caso, cl analista da rcspucsta a las'orrnas dol otro
s,cial' pero ubica adcr-.¿is otra urgcncia: la dc ra madrc. Di-
cho clc obro urodo, haciondo uso dcl entrocruzamicnto clc dis-
cnrso y dc las norlnas, cl analista clccide su táctica.

Localizar otras urgencias

La adicciri' dcl hijo, la in¿crvcnción juclicial han c,nrno-


vido a la madrc', la ha' clividickr; algo clcl orclcn clcl cstalliclo
sc ha producido con cstc ac'ntocimicnto allí, frcntc a la
1,
prisa por concluir, so propono una pausa con otro ordcnamicn-
to: rcspctar la orclcn iudicial con cntrcvistas para cl jovcn,
vcrificar diagnóslico v posibiliclacl clc un tratarnicnto, pcro
tambión so proponc a la scriora, ya collro snjctri. c'trcvistas
para transitar. su propia urgcncia, rcsponsabilizánclola clcl
cxcoso cn qllo cl constrmo dcl iiijo, ia surnc|gc; cstcl cs,
clc su
propia alionación.

Consumo en las psicosis

cr'ro homos'citcrado, ra g'ai'clia es L,ro cic los lugarcs


privilcgiados on los qr-rc la urgcncia sc aloja. Allí IcgJ Mi_
riam, al lios¡tital gcncral, y un cstuciiantc cic Clínica clc la
Urgcncia nos aporter cl siguiontc infbrmc.
Inés Sotelo r55

Presenta la sintontatología de un desencadenamiento psi-


cótico: alucinaciones auditiuas e ideas delirantes. Su ntadrt,
refiere que síentpt'e fue una clúca clit'ícil, oislatla 1, sín anúgos
hasta que en lct ctdc¡lescerLcio comettzó a juntarse en Io plazct
con une borrita qrt.e tontabon aLcr¡ltol \ se drogo,ban.
Se puso ntut clifícil: si biett trobajaba el resto del tiernpo
qttería estar cc¡n esos clúc:os hasta que l.a madre la conuettce cle
ir a u,n,a lglesict euongéltco a lratar de curarse. Entonces, cleja
de drogarse pero cotnienzo tetrcr ideas y condu,ct.as rclros.
Diró: u-Dios nte elígió cotno a ll[oría Magdalena. Yo fui
prostitttto, uno perdida, cuando tengo ganas de drogarnrc es el
dento¡tio que se ntete ett ltii sorrgre. en tni cue.rpo y en mi a|n1e...,,.
(...-En nti cosct todo estaba re.uuelto, Ias camas reuuel-
tas, mis podres cluerntett separados... Cuanclo ui los cantos
reuu,eltas entendí todo, supe que ése rLo ere un ntatrüttonio,
qtLe las cosos no estaban ordenaclos, esto! en, el Plon Diuirto 1,
el Señor m.e lo reuelór.
La r.rrgcncia er] osta ¡tsicosis sc localiza cn principio cn ia
madro. Cuando Nliriam consun]o, aquclla intcnta por toclos
los rncdios quc clcjc Ia droga cntcnrlicndo qnc allí cstaba Ia
calrsa dc toclos los problcrnas clc str hija. Sin cnbargo podc-
mos ponsal'quo en cstc caso la droga fr"rncionaba anuclando ¡'
cs cl abanciono dcl consumo lo qr.rc clcscncaclcna la psicosis.
En Miriam, la r"naclrc intcnta conclucirla pol una tcrtrpia
rcligiosa quc Ia conclucc al idcal clcl padrc, cntonccs <Satanás
s0 m0t0 por Ia vcntana>.2;
Ella sostcnía nna 1rráctica dc consnmo qne clc alguna
nrancla la cnlazaba con los parcs, cra cl (porro)) io quc ia
anudaba a los otlos. Es dccir, r-rna práctica no anuclacla al
anclamiajc sinibólicol ttn tratamicnto dc lo roal por lo rcal.
Antc su propia nrgcncia, y con la prcr-nula clc una lcs-
pucsta qttc solttcionc. 1a macli'c la conclucc ai tcrnplo clonclt,
opcrall intrclducicnclo al Paclrc, hacicndo cacr l¿rs iclcntifica-
cioncs imaginarias qllt: Ia sostcnían. Y allí, cl dcscncaclcna-
nlicnto ltact'apat'c('('l'nrrc\'¿rs rrrgcrrcias: cl caos. la srrnrclsi,',n
radic;al dc tocias las calcgorías. cl clcsorclcn on las rclacioncs.
las alucinacioncs, las idoas dclirantcs.
156 Clínica de la urgencia

Abstinencia... del analista

l]na vcz más ia clínica nos confronta con la abstincncia


dcl analista, con la ncccsidacl dc diagnóstico. Fundamcntal-
mcnte intcntaremos ubicar el valor quc ticnc para cso sr_rjoto
la droga, cI alcohol, csa parcja violenta, cs dccir todo aqucllo
quc dcsclc nn scnticlo comírn <no lc convendría>.
Lacan cn cl Scminario clc la Ética cia osta prccisa indica-
ción a los analistas: <Tcncmos qno saber cn cada instantc
cuál dcbc scr nucstra rclación efcctiva con cl dosco dc hacer
el bien. ol dcsco clc cnrar>,26 alertándonos contra la trampa
bcnófica dcl qucrer cl bicn dcl sujeto.
Si la droga scrvía on cstc caso para I'cstituir la i:uptura quc
cstaba dada dcsdc cl inicio, la indicación quc hubicra convcnido
cs la clc un tratamicnto quc pcrmiticra orientar y rcgular ol
oxccso. L¿r intcrvcnción rcligiosa: un No a la clroga para todos,
opora cn cstc caso producicnckr la catástrofe imaginaria propia
dc la dcsrcgulación fálica qr,ic <ci porro) pcmritía limitar.
Sc c<instata así quc cl intcnto dc artictrlacirin dc toxico-
ntanías, alcoholisrno y urgcncia nos conduce a las situacioncs
dc crisis, a ias dificultadcs en cl cjercicio diagnóstico y la com-
plcjidad cn cl inicio dcl tratamicnto: la instalación dcl dispo-
sitivo 5' mancjo dc ia transf'crcncia. Dstas clificultad.s inclu-
yon las dol analista, clrya intcrvcncií;n cn las guardias, adrni-
sioncs, intcrconsultas rcquicrcn dc llna pcrmancnte invcn-
ción pclo con todo cl rigor ótico, cs dccir, oricntado por cl
clcsco dcl analista, clirigir la cura sin dirigir al pacicntc.
Oricnt¿rdos más bicn por Ia novcdad lacaniana que propo-
ne frcntc a la fijación al constimo, producir al sujcto corrlo ros-
pucsta dc lo rcal: <volvcr a 1lonL'r cn jucgo al sr,rjcto dol incons-
cicntc ailí clondc dcsaparccc on Lln goco quo lo pierdo.27
Pasar dc la monotonía clcl gocc cínico, dcl Sr, aislaclo, del
aburrimicnto dci UNO, a la divcrsidad dc'l dcsco. dcl cncncn-
tro con ci otro, dcl tino soiitario a la divcrsidad dcl otro scxo.2E
Por lo tanto, la clínica dc la urgcncia cs sin duda 1a dc la
clínica psicoanalítica tarnbión para cl tratamiento do las toxi-
comanías y dcl alcoholismo. Sostcnida cn el dcseo dcl analis-
ta más allá dc las ciificultadcs, más allá dc lo quc no ancla,
urás allá dc los bicncs.
Inés Sotelo l5-

éQué insütuciones proponemos?

El desafío hoy para los analistas cs cl clc crcar o cliscriar


instituciones quo alojcn ias urgencias y las pongan a trabajar
dcsdc la orientación dol psicoanáiisis. lo cual cs Lrn paso mas
al clc pensar al analista cn las institucioncs.
Esfucrzo dc construir rigurosarlcr-rtc dispositivos quo pcr-
mitan cl psicoaná1isis en cxtcnsión; tal como Frcnd nos anti-
cipó cuando irnaginaba institucioncs pírblicas y gratuitas cn las
quc los analistas dirigieran la cttra dc aquóllos quc padccon.
Institucioncs cn las quc so cntrccLuzan los discursos: Amo clcs-
dr: Ia lcy y la mcdicina, f)iscurso Histórico, cuando la urgoncia
sc subjetiviza y sc inicia un tlatarnie nto y ci Discurso Analíti-
co cuando un analista sc ofrccc como Otro qr-rc aloja dicha ur-
gcncia, quc posibilita quc el grito so transformc on llarnaclo.
Sc tratará clc discñal institr.rcior-ros quo para las toxicr.r-
manías Eric Laurcnt proponc. cada vcz lllcnos cspccializadas
y más integradas cn rcdcs rnírltiplcs. Allí r:stará ol analista
quc r1o ccntra su intorvcnción cn la prohibición dcl conslrnlo
pcro hace uso dc las normas y dc ia lc5'corno cstratcgia cn cl
tratamicnto. Tampoco intcrprcta ci consurno, por lo mcnos
on los inicios. sino quc intcnta poncrlos a dccir. Finahnentc
tarnpoco alcntará nominacioncs sogrcgativas dc un moclo dc
gozar: <Toxicómanos Anílnimos>, sino quc propiciará quo cl
sujcto salga dcl anonimato ¡' sc apropic de su propia rclación
con ol tóxico, con cl consurno y con la cnra.
158 clintss dp_b 1,rygya

Debates en el Foro

Interuencíón de Antonio Amengual


Psico¿u-r¿rlisla. Provincia clel Neuqtrén. Ar.gentina.

Mi intcrós actual la temática clcl curso surgía dc Ia


por.
rcvisión dcl proccso dc admisión cn cl Scrvicio clc Adiccioncs
cn cl quc mc dcscmpcño.
Considoro quc más allá dc las rutinas qlro se pucdan imple-
mcntar para la cvaluación, conscrvar.la mayor'plasticiclaci' po-
siblc para facilitar cl alojamicnto dc lo quc cadavaz mcnos f'rc-
cucntomcntc, sc prcscnta como dcmanda. llegando cn muchos
casos literalmontc traídos, cn Llna franca posición clc objcto.

Interuención dc Móniea Card,ía.


Psicoanalista. Provincia cle Buenos Air.es. Algentina.

Mi intcrós con ol tcma dc Ia urgencia sc rclaciona cou cl lrro-


ccso clc achnisirin on un ccntro pirblico paratlatal adiccioncs.
La población quc llcga os judicializada v son cn sll mayo-
ría mcnorcs. Esto nos invita a rcflcxionar acor.ca clc csa cscc-
na qllc sc constrtiyc cuanclo una porsolta cs atravcsada por ci
cliscurso jr-rrídico y lo privado pasa a scr pírblico.
Er-r cl caso prcscntaclo sc ha obscrvado un cfccto y c{)mo
cor'Isocllorlcia dc cstc acto, aparocc la urgcncia. Se podría do-
cir. como un¿r csccnificación cfccto dc nn cliscurso silcncioso
qllc so hacc púrblico y produco nrl impacto.

Interuención d,e Marta Mulhrad


Psico¿rn¿riisla. Buenos Aii'es. Argentina.

Dn cl caso pl'cscntado clc la jovon <adicta> a sn novio, mc


rcsulta intcrc¡santc como modaliclad particular dc adicción: sin
cmbargo como cjcm¡rlo cic urgcncia no mo resulta cviclcntc.
Inés Sotelo r59

Tar¡bión mc intcrcsaría a1gíin desarrollo sobrc la rcf'cron-


cia lacaniana acorca dc la hcrcncia cn rclación al caso clínico.

Interuencíón d.e Inés Soteln

El cjcmplo que inttoclujc cn cste calrítulo fu<¡ impactantc


y dcsconccrtantc, no solo para la cstudiantc quc hacía sus
primcras prácticas sino tambión para Ia psicóloga a cargo dc
la guardia, con vasta expcriencia cn sj.tnacioncs dc urgoncia.
La pacicntc llcga dicicndo cn la guardia de un Scrvicio en
Adiccioncs:
<.... porqne no aguanto rtas, soy adicta a mi
novio...>. -Vcngo
Efoctivamonto, no parccc tratarse clc una urgencia
dcsde la pcrspoctiva módica, ni que haya riesgo para sí
o para tcrccros.
Tarnbión podría objctarsc quo sc tratara de una adicción;
scguramcnte en otro scrvicio la hubicran derivaclo a un con-
sultorio extLlrno clc adtiltos.
Sin cmbargo, todo irccho cs un hccho dc cliscurso y depcn-
dcrá dc como so lcan los hcchtis y fundamcntalmcnto clcsdc
qr,rc posición so cllcr.icntrc cl icctor, cl intcrpretc. Scrá mr_ry
clistinta la lcctura si cl lcctor cs un psicoanalista, o un móclico,
o un trabajador social, sin que on csto haya un juicio cle valor.
Las miradas, las lccruras y las intcrvcncirines son clifcrcntes.
La analista a posar dc Io observablc, torna como urgcn-
cia cl (no aguanto máu; scñal clc quc allí hay un sujcto quc
padccc, quc ha ilcgado a sn pnnto lirnitc. Sc ha qucbrado la
homcostasis con qllc osa rclación sufricnto y cxccsiva con ol
no\tio, tlanscui'ría.
Las intervcncioncs clcbcrán propiciar quc <la persona
urgida por un sufrimicnto quc pucda plcscntarsc bajo urocia-
lidadcs diversas, ptroda adrnitir l¿r dimcnsión dcl sujcto pro-
picia a la intervcnciírn analítica>.2e
El significantc Scrvicio cle Adiccioncs ha conclucido a la
pacicntc, quicn supono quc ailí tcndrírn un sabcr sobrc aquc-
llo dc kr qnc padccc. L¿r analista lcc allí Llna Llrgoncia subjcrr-
va y lc cla un lugar. Se la admitc cu cntlcvistas: la ulgcncia.
160 Clínica de la urgencia

cl cxceso, la clcpendcncia, cl intcnto dc consumir al partenairc,


aparcccll corno falta dc ntcclida. La apucsta dcl analista cs la
dc proclucir un pasajc a constitnir cl síntoma.
Como hcmos scñalackr, cn <EI Sabcr del Psicoanalista> La-
can sosticno quc so pucctc gozat- dc los mcdios, del usnfmcto dc
ttna hcrcncia pcro no despilfarrarla; csto cs distribnir lo cluc
toca al gocc. Es una lcfcrcncia muy prccisa qnc pcrmitc ligai.
cl cxccso quo so concentra cn la nrgcncia como clcspilfarro.
¿Quó quercmos dccir con osto?
Que ol punto de partida del goce cs cl cncrpo, cl goco se
aprchcndc a travós clcl cucrpo, sc necesita un cucrpo llara
gozar. Micntras quc cl desco cstá en rclación con cl signifi-
canto, cl goce y cl significante ticncn relacioncs de exclusión.
Lacan dccía no sabcllos dc quc goza la ostra porquc no hay
distancia entre cl goco y cl cucrpo, csa distancia la introducc
el significantc. Pero aclcmás, cl goce no propolciona ltlaccr, sc
opono al bicncstar y hasta pue dc pr.oclucir dolor. Iil gocc ticne
quo vcr cntonces con ol UNO misrno y el nombrc dc Ia barre-
ra qLlc hace cl significante al goce dcl cuerpo cs cl dcsco. Así
lo sosticnc Millcr cuando afirma quc el dcsco cs Lllta barrora
al gocc fundacla cn cl lcnguajc.:ir)
¿,Cómo se sopara el gocc clcl cucrpo? A trar.és dcl efecto
sujcto quc Frcud llarnó castración. Es cuando se introducc cl
f'alo, quc cl gocc, autoorótico, cl clcl Uno mismo, quo no sirvc
para nacla, cobi:a valor. Sc lc agr.cga Ia fantasía. cl partcnaire,
creanclo las conclicionos nccosarias para cl síntoma; cs dccir
la irrupción sintomática quc par'oco ajcna se tlansf'orma cn
Llna urgcncia quc sc ha subjctivado.
Difcrcntcs scrán los dcstinos dcl gocc scgírn las cstructu-
ras clínicas. En la psicosis, cl gocc forcluiclo cn lo simbólico
rotorna on lrl rcal. En la ncurosis. vía Ia castración, cl -fi, cl
falo introduco Lrna rncdida. El síntoma conque el ncurótico
tambión goza pcrmito cstablccor una mcdida con la que scrá
posiblc cl trabajo analítico, cvitanclo cl <despilfarÍo)), sl sx¡s-
so, la localización cn los dcsfiladcros dcl significantc.
Inés Sotelo r6r

Ercesr¡s en el llornado <ataque de prÍnico>

Prcsentaró un cjcrnplo dci llamaclo <ataquc clc pánico>


qllc nos pcrrnitc dar otra vnclta por cl exceso dc gocc.*
Jorgc va por la aut.pista. como todos ros días, conclucicnclo
su auto hacia la cmllrosa cn la quc trabaja, cornicnza a scntir
inq'iotud, sudoración, scnsaci<in dc ahogo, oprcsión cn el pccho.
Tlata dc controlarsc y ro lo logla. Intenta pcnsar cn otras cosas,
distraersc, poro los síntomas van cn aumcnto y comicnza a
invadirkr la idca dc quc va a nro'ir'... quc csto os un i'farto. ¡¡¡euic-
ro bajar!!! Finalmcntc logra salir clc la autopista. Dctienc cl auto
y sc qucda allí por largo rakr espcrando quc cl psicofárn-raco quo
desdc hace un año lo acornpaña, haga su cfccto.
En realidad cl úrltirno ticmpo ha sido vertiginoso: la si_
tuación del país, el ricsgo clc pcrdor cl trabajo, el pcrjuicio clcl
corralito y la pesificación (crisis cconómica quc atravesó Ia
Argentina cn cl ario 2001) sobrc lo quc crcía su di'cro seg.-
ro..., Ios rcclanos dc su *rujcr... Los problcmas sc incremcn-
taban pcro logró mantcncr cicrto cquilibrio y contror hasta
quc csta irrupción sint.mática lo dcscstabiliza y cl pánico lo
invaclc. La m.crtc ro'da todo cl tic'rpo cI] slr cabcza y lo cluc
os poor'. ha atravesado la barrcra clc los ansiolíticos: si bien lo
alivia' no lo ¡rrotcgon... sc ha sumcrgiclo cn cicrto más allá.
Hasta aquí Ia irrtrpción cs signo dc quc allí hay un sujc-
to, quc goza dcl IJno mism', dcspilfarrando c'cxcoso, pcro nada
de csto lo rcprcscnta. Gocc quc torna cl cuorpo con la n-roclalidacl
dc ataquc carcüaco; allí ya sc introduccn algunos significantcs quc
dan scntido y lc pcrmitcn clirigirsc a la guardia.
Se dirigc a una guardia, dondc descartan cl infarto
quc ól crcía sogrl'o v allí la co'tingcncia: cl cncucntro
con un psicoanalista.
Encucntra, primcro, un lugar para clccir, para pont:l. a
hablar todo cstc sufrimic'to signado por cl cxcoso, por ro clue
sc le aparccc corro sin límitcs.
Los síntomas quc aparecioron dc golpc, como ajcnos a ól
mismo, sc ordcnan dc una lnanora particular cn cstc cliscur.scl

*Estc c¿rso firc Prcscntado por inós Sotclo cn fltdor:ciórt, publicaciri¡ r[,ia
llcd Asistcnr:ial clc la llOL.
t62 Ciínica dc la urgencia

que so dcsplioga cn rclacirin al analista. Allí cobra una climcn-


sión nucva un acontccimicnto quo Io ha conmocionado: será
padrc dc un varón. Sc pondrá cn rolievc la vertiginosa relación
con sLl propio padrc. Dirá <cra como vivir cn la montaña rusa>.
Jorgo dcscubre quc la rcalidad actual Ic ha dado lctra,
lc ha dado un tcxto que clurantc un ticmpo lc permitió cn-
contrar un <sentido comirn> a sus síntomas y un rcmodio
común a los mismos: los psicofármacos o las psicoterapias
con objetivos limitados, qllo baje la ansiodad y quc rnejoro cl
rondimicnto laboral.
El inicio dcl análisis si bien ticne como primer efecto cl
alivio sintomático. funclamcntalmcnte lo posiciona cn otro lu-
gar: más allá dc la contingcncia cle vivir en estc país, estc
sufrimicnto inundante lc cs propio.
Jorgc transita el camino quc va del vórtigo al quc el pa-
drc lo conducía a su propio vórtigo dc convcrtilse en padro. El
pánico abandona cl contlo dc la csccna....
Eric Lauront afirma quc cl psicoanálisis no da como rc-
sultado una mcjor adaptación al mundo sino sabcr quo cnan-
do algo es insoportable, hay quc poder vcr-dadcramcnte de-
cir no. Más ailá dci confbrmismo. rnás allá dc las iclcntifica-
ciones, mhs allá dc toda significación quo tr,rvo para cada uno
cl paclro. sicmpre cn falta.

Interuennión de Vercnica Ortiz.


Psicoanalisla. San Feruanclo, Provinci¿r de Buenos Ailes, Argentina.

Estc capítr.rlo mc pormitió rcflcxionar accrca dc un tcma


qllc, crco, cstá cn str órbita.
Allí sc hace rcfcrcncia cn la introcltrcción a la clasc a
los tclóf'onos colniarcs, los rncusajcs clc tcxto. los monsajcs
dc cstilo tolcgráfico.
IJn nucvo Lrso. quc mc llcvó a escribir un ti'abajito do
roflcxirin qnc prosontó a mis colcgas dircctoros clcl cstableci-
uricnto cclucativo cn cl quc trabajo, acorca dc un sistcrna clc
comnnicación dc calificacioncs, ausoncias, amoncstacioncs,
cle los alumnos a sus padrcs vía intcrnct y mcnsajes dc tcxto
a sus teléfonos cclularcs.
lnés Sotelo lft
!

Los puntos qllc so trabajan son algunos de los quc clesta-


quó on nti rcflr:xitin: a tlavós clc csta modalidad dc comunica-
ción no sc rcquicrr: la prcscncia dcl otro cucrpo y sc aísla a]
sujcto del contcxto cn cl qLlo sc cncucntra.
Si bicn sc trata clc un toma cspccíficamcntc cscolar. no
cstá ajono a los ticnrpos quo corron ya quo, sostienc Inós cn
su claso, <los objctos quo la cicncia y la tocnología prodtrcer-r
ofrcccn una moclalidad dc gocc qrro sc cxticndc, multiplica -r-
gcnoraliza. La cicl'lcia ¡' ia tócnica pucdcn tambión cstal al
servicict dc las lcycs clcl mcrcacio, ofrccicndo a los suietr)s ll(,-
sibilidacles de constimo insospcchados.>
Transcribo alglrnas dc mis i'cflcxiones:
<-Es ncccsario instalar para sll discusión acorca dcl ti¡t,t
dc vínculo quc cl sistcma l{otas por la rveb ofrccc cntrc cscuc-
la-farnilia: un vínculo virtual>.
<<-Opino csta rlodaliclad pucdc resultar intrusiva cn la
intimidad ajona c inoportlrnos a l¿r vcz quo so tcrccriza una
baso dc datos import:rntc. la dc nucstla comunidacl cscolai),.
<-Cuanclo uno so aprcsta, cclmo padrc o rnach'c, a infor.mar-
sc sobrc Ia situación cscolar clc nn hijo, csto no succdo cn cual-
qnicl contcxto... Es cstc contcxto cl qr"rc so picrdc cn la comnnica-
cirin virtr-ral y la doscontcxttialización cs nrás marcacla cuanclo
iugrcsa la infolrnación, incspcradamcntc, vía tclófono celularr,.
<-La infonlaciól-r os, por otra partc, sintótica y conccn-
trada, impcrsonal y saca ci cucrpo dc cscena. Poro los quc
haccmos cloccncia sabcmos hasta quó punto sc trata, cn ci
aula, clc poner cl cuolpo... EI lcngtiajc corporal y cl vínculo
afcctivo, idcntificatorio, iclcalizantu, persccutorio, ctc quc krs
paclrcs manticncn con los cloccntcs cs pucsto a un costado...>.
<Podcmos ubicar la importancia do otras cucstiones: cvi-
tar la dr:spcrsonalización oxccsiva no pcrdicnclo nucstro há-
bito institucional dc ofrcccr llnlrcrosas y opoltunas rcunio-
nos y citas a padrcs; mantoncr cl cuadcrno dc comunicados
como vía principal y oficial clc cornunicación cscucla-hogar:
cuidar cl uso quc sc haga clc la basc dc clatos por la clttpr'osa
contlatada, exigicndo garantías dc privaciclad. Adcmás. n-Ir,
pareco una cncstión sumamcntc importantc, cor-lsr-ritar' la
adhcsión al sistcma y rcspctar a aqucllas farnilias quc tcrlsir:l
roparos o sc nicgucn a rccibir la información pol cstc mt.cii ,. .
QLf¡Lqldg lqf!rgencia

<Finalmcntc. una írltima consideración, dcl lado clcl


alumno. Es dc sllma importancia quc oxista un lapso dc
ticmp<l cntrc el rnomcnto cn qlrc sc informa vía cuadcrno
y cl quc sc infbrma vía Notas rveb. Sc trata nacla más y
nacla mcnos quc dc scguir dándolcs la oportunidad a los
alumnos dc convcrsar con sns padrcs. Si no, corrcrernos
cl ricsgo dc convcrtit' cl sistcrna on un gran panóptico
foncaultiano, Lrn simplc dispositivo dc control nás. Los
padrcs <vcrán>r todos sus movimicntos y ias consocuon-
cias dc slrs actos antcs casi quc cllos rnismos, afectándosc
sr"r subjctividad y ia posibilidad clc asumir rcsponsabili-
cladcs y lomar dccisioncs. ¿No os acaso aqucilo para lo
cnal los cslamos fbrmando?>.

Interuencíón d.e Iruís Sotelo

Estas puntualizacioncs nos accrcan a ubical una vcz más


las consccucncias clc la pi'oscncia clo un analista on un ámbi-
to cducativo.
Analista quc frcntc a la prisa pol concluir, por comunicar
las notas, por tlansmitii'infrrmacirin a los paclrcs, o hacor lo
quo (sc clcbc>, pl'oponc una pausa.
Pausa clarancntc funclamcnt¿rda qlle prollono quo olt cso
cspacio qllc sc abra, sc dcsplicgtic algo dc la pai'ticularidacl
dc csc cstudiantc y clc csos padrcs.

Interuención d,e Mónico, Card,ia


Psicoan¿tlist¿r. Pr<¡vincia de Buenos Aires, Argentina.

La ui:gcncia cs lrna problcmática actual, poclomos pcn-


sarlo corno <el malcstar actual quc la ctrltula nos clcja>.
N{i práctica clínic¿r incluyo ol trabajo cn adiccionos y
cstc fcnóntono so obscrva cn cacla consulta, cuando al-
gr-ricn sc prosonta con la cmcrgcncia cle scr atonclidu, y
cn algunos casos os Llna (omol.goncia> quc sc ha prcscn-
tado continuamontc.
Inés Sotelo t65

Estoy prcparanclo un (Proslanta para adolesccntcs cn la


Subsccrctaría clc Acliccionos dc ia Provincia dc Bucnos Ai-
ros)), para producir intcrvcncioncs más cficaccs y más acoi'-
ctcs a la clcmanclas dc cstos ticmpos. En algunas circunstan-
cias piensc)... (nla\/or trlgcncia, ntorlor rclcvancia)), paj:ccc qlle
todo cs para ayL\r'...

Interuención de Inés Soteln

Trabajando con plof'esionalcs de CiINARESO, institución


pírblica cn la Citrclacl dc Bncnos Air.cs para ci tratamicnto clcr
las aciiccioncs, sc ponclcra la com¡tlcjidacl dc csta clínica, vcr'-
dadcramontc mu1'difícii. Por un lado nos cncontrarnos con la
cstructura clínica cn jucgo cn cada caso (ncurosis, psicosis, pcr-
vci'sión) y por otro. la particular rciación con cl consumo. La
adicción y sus consoclloncias cn cl cucrpo, y la urgcncia clcl
Otro social y f'amiliar quc suclc canalizarsc por la vía judiciat.
Las cxigencias iracia cl tcrapcnta o hacia la institución
son rnirltiplcs y la dcmanda de tratamionto dcl pacicntc rnu-
chas vcccs incxistcntc.
Las intcrnaciol-lcs. iltcvitablcs a vocos, f'rccucnto-
mcntc conduccn a afianzar ia rclación con las dtogas, a quo
so arlncn nuovas cactcnas dc consumo y tráficit.
Sin cnrbalgo lambión para muchos sujctos cs a vcces la
única oportunidacl dc cr-rcontrarsc con alguna intcrvcnción clric
toquc algo clc cste gocc, intcrvonción <inolviclabic> clc la quc
habla Eric Laurcnt, si allí cncucntra un aualista quc alojcr
dicha urgcncia, sabicnclo que ncccsitará haccr uso clc la plas-
ticidad cn la táctic¿r, dc 1a que habla Antonio Arncngual.
166 Clínica de la urgencia

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Inés Sotelo r6-

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nos Aircs, JCE Edicioncs.
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* Erncsto Sinatra, Mauricio Tarrab y Danicl Sillitti fucron
dircctorcs y rosponsablcs clcl dcparlamcnto dc toxicoma-
nías y alcoholismo (TyA) clc ia Escucla dc ia Oricntación
Lacani.ana (EOL).
Capítulo G
La urgencia, los niños y los adolescentes*

Niños en guardia

a clínica dc la urgencia, ticnc su particularidad en Ia clí-


nica con niños y adolcsccntcs.
En los hospitalcs gcneralcs, encontra'ros frccuentemente las
consultas quc provicncn dc la sala dc intcrnación o de peclia-
tría cuanclo un niño padcco una cnf'ermcdad orgá'ica y hay
un topc para Ia rncdicina.
El límitc sucle darsc cnando cle alguna rnanera el niño o
jovcn sc resistc a la tcrapóutica con variaclas mociali-
'ródica,
dadcs qLle van desde la inrnoviliclacl, o cl negarsc a comor o a
tomar ia medicación...hasta la rosistencia más escand.alosa
que revuela la sala.
Las prácticas son posibles, en tanto los paclres
primero y los niños'ródicas
lucgo, aceptan quc ticncn q.," ."g.,i, Io.
indicacioncs y tratanric'tos para alcan zar la cura, cl alirrio o
por lo mcnos un paliativo pa''a cl paclccer, rnás allá cle Io'ro-
Icstos o dolorosos quc pucdan rosnltar.
En ocasi''es sc rcsistcn a su bicn, no obcclccen.
sc tornan'rnchas
rebcldcs y hasta vioientos. El llamado al psicóiogo

*Est¿l clasc firc dict¿rcla ptlr


Inós Sotolo cn cl martxr cicl Scrninario cliuln, c'
la EoL <El síntonla cn la l)i.cr:citin cula> a cargo dc Inírs S'<rtcln.
crc ra
N{arita salgaclo 1' A,farisa Nlo'ao. Dario quc fbr'ríl partc clcl cur.so
tnai, uo tcllclrh iutorvcn<:ioncs clc] Foro. 'o 'ii.-
Clinica de la urgencia __

clc guardia por partc clc un llrofosional so clcbc a quo ha cn-


contrado un límito cluc cl plotocolo médico no pucdc considc-
rai:: cl sujcto cn cucstión.
Alcjancii'a Paloto, psicoanalista y psicóloga dc guardia dcl
Hospital Ricardo Gutiórrez de la ciudad dc Bucnos Aircs, clirá
on una clasc dictada cn la F acultacl de Psicología quc la rcso-
Iución dc la urgcncia no clcpcndo tanto dc lo quc sc haco como
dc lo quc va acontecicndo. cn cl intcnto dc construir un saber
sobre las coordenadas quc prccipitaron Ia consulta. A difc-
roncia dcl sabcr dc la ciencia. conocido de antemano, cstc sa-
bcr sc constnrye.
Plcscnta una situacióu clc guardia cn la quc Ia analista
cs liarnacla a la sala dc intcrnación cn oncología porque Llna
jovcn rcchazaba todo tratamicuto cn cl Hospital quc sc le
prcsontaba como Otro sin límitcs. La intcrvcnción dc la ana-
lista pcrmitió a la joven dccir No, y poder dccir nn No a algo
hizo inncccsario ncgarsc a todo lo quc los n-ródicos indicaban.

Otras urgencias

Habitualmcntc la nrgcncia aparccc localizada cn los pa-


drcs, son cllos quicncs dctectan cn principio algo del ordcn dc
lo sintomático, clc lo quc no anda y son quicnes dccidcn rcali-
zar Ia primcra consulta.
La aparición clc síntomas en la cscucla es un motivo frc-
cucntc: dcsatcnción, dificuitadcs do conccntración o dc apron-
dizajc, insuficicntc rcndir¡icnto cscolar o bicn problcrnas li-
gaclos a ia conducta, al rcspcto de las normas o al lazo con
los compañclos.
Cuando la r-rrgcncia sc localiza cn la cscucla sc prcscnta
muy ligacla a la tcmporalidacl dcl calcndario cscolar, quo suc-
lc traclucirse cn cl aprobar o no cl grado, o cn continuar o no
cn ol cstablccimicnto cducativo.
En la cntrcvista con los padrcs sorá convcnicnte locali-
zar csta dimcnsión dc la urgencia, a la quc habrá qr-rc clarlc
algírn lugar a lo largo dcl tratamionto, a travós dc las cntrc-
vistas quc cl analista considcrc oportunas o aqucllas quc los
padres solicitcn.
Inés Sotelo

Dar un ospacio propio y clif'crcnciado pcruritc tambión


sostcnor la transf'ercncia dc los padros, tlotor fundaurcntal
para qLlo análisis clcl urcuor sc sostcnga.
A lo largo dc las cntlcvistas con cl niño. vcrificarcrnos
quo no suclc habcr coincidcncia cntrc la ttrgcncia c1c óstc 1'la
dc los padrcs o macstt'os, y qno cl sínLotna dcl sujoto cn cl
análisis cobra otra clin-rcnsión.
Para clcsplcgal algruras clrt:stioncs ligadas a la urgcncirr
en niños y jóvoncs trabajaró una viricta prcsentada por Lorc-
na Rcisis, psicoanalista. doccntc rlc la Práctica Profcsional
Clínica clc la Urgcncia, con am¡rlia cxpcricncia cn clínica con
niños. El tcxto dc la analista cstá cscrito cn culsiva.

Problernas de aprcndizaje

Vivimos ticmpos c1c alarmantc anmcnto dcl fracaso csco-


lar cn todos los nivclcs clc cnsctianza: primario, sccunclario v
univcrsitario, lnás allá clcl uivcl social ¡t cr:onómico; cn ticm-
pos dc cstrcpitosa caída cic los idealcs ligados al sabcr y a los
macstros. Epoca clcl capitaiisrno tardír), como la llama Osval-
do Dclgado, con caícla dc los iclc¿rlcs y dcclinación dc la irnago
patcrna...>.1
La cscuela cs cl lugar rescrvado lrara transmitir los valo-
rcs dc la ópoca y clcsclc allí cl fracaso cscolal rctorna a modo dc
síntoma; síntoma clc una ópoca cn la que sc privilcgia cl gocc.
Un motivo mny fi'ccucntc cic cor-rsttlta al psicoanalista cs
la dificultad cscolar quo sc manificsta cn probJ.cnas clc aprcn-
dizajo, dcsintcrós. falta dc conccrttración. No sc trata sino dc
la niñcz atravcsada por un síntoura dc la ópoca: caída clel
clcsco clc sabcr y dc los iclcalcs iigaclos ¿r la cscucla, a los macs-
tros. a los sabios.

Urgencia en la escuela: un niño dice a todo que NO

T, cle 13 años, es deriuaclo por la esurcl.a a la ctLal concu-


rre por presentar problen"tas de aprendizaje. En, la etttret'islct
con Ia tnadre se sittian dos problentas.
Qllllgo dS_!q !Igg!.'n

1) qtt,e tiene u,n retraso ntadurotiuo estable,.


2) que tiene enuresis ttocturtta hasta la actu,alidad.

Antbos, sitt cau,sct orgóníca.


Viuieron uarios años en eL exterior.
Regresan a uiuir a La Argentina 1t se instalan en una citt,-
dacl deL itúerior deL país, donde resiclen.
Son u.na familia judía, rasgo que tomará at importanckt.
El ospecto del túño cierta sentejctn,za a |os rasgos propios de
la debilídod mental.
Se nutestra agresiuo especíolmente cort sus conrpoñeros,
muchos ueces cotno reacción a lcts burlas.
El atwlista ofrece u,n. lrcrctrio pora la printera entret¡ista
del jouert quien. finalizctdct la tnisnta, cotnunica a los adultos
que o partir de lo prórinta sesión concurrir(t solo.

iQué trae al sujeto a la consulta?

T. es traído por la maclrc. En principio hallamos dos locali-


zacioncs dc la urgcncia: la clc la madrc y 1a dc la escucla. Sc ha
qucbraclo la homeostasis con qr.rc ia vicla transcurría. Algo quic-
br¿r lo cstablc dcl I'ctr¿rso maciurativo: pcga a sLrs compañcros.
T ostá pcgado a los ciichos dc la rnadrc: rctraso y cnurcsis.
El rctraso madurativo nos rcrnitc a la dimcnsión tcmporal, al
ritmo y vclociclad con quc se lnadura, con quo sc alcanza aquo-
llo qr"rc so cspo\ra dc nn jovcn cic 13 años. La onurcsis tambión
rcmitc a la clctcnción cn otro ticmpo.
Sin cmbargo, cl rctraso y la cnuresis establcs no fucron
motivo clc consulta hasta que algo traspasó los lírnitcs dc lcr
soportablc para la ruachc y Ilara la oscucla. La irrupción sin-
tonática quizás soa signo dc quo para r:l niño tanbión.
Los síntomas, ias prcocupaciones, las solucioncs, parocoll
ajcnas; nada dc csto habla dc ó1, nada dc esto Io rcprcsenta.
Todo hccho os un hccho dc discurso y dcpendorá do cómo
sc lcan cstos hechos. Un discurso os Lrn modo dc usar cl
lcnguajo y tcndrá consocncncias divcrsas si quien lo lcc cs una
madrc, una rnacstra o Llna psicoanalista. Es dccir quc la lectu-
ra y cl diagnóstico, no están por fuera de la ética en jucgo.
Inés Sotelo ¡.)

T. cs Ilcvado con ias urgcncias dc los otros, con los mic-


dos dc los otlos y poi' las prcocr.rpacioncs dc los otros. sin
cnbargo pttcclc cnlpczar a tomar la palabra, hablar quc cs
habiar a otro. Podrá ir otorganric) una significación variacla
a los hociros y cn cl intcnto dc dcfinir su sor. sc cncontlar'¿i
con la lalta cn ser.

Tengo un problema

Sc rccortan dos líncas, la rclaci<in con sus parcs v la


cnurcsis.
u-Tengo tLn probler¡'ta de ntaduración, lo escuclté de ntí
mantri, me piyo a la noclrc... An,tes no nle piyaba, me uoltí ct
piyar por utL s¿¡slo.' me tiraron agua culiente 7,7'o tne asttsté...
Qtte tne piyo lo saben, tod,os, ttti ntontá, ntis hernanos¡¡.
La analísta interuien e at'irrnartdo r1ue el tinico que sobe de
eso es é1.
Se produce un silencío, y dice: <t-Tengo la cena de Roslt
ashondt.
La anaLista Io despide diciéndole ushana touón.
Se sorprende pues supone- que Lo anaLista es católíca.
En entreuístos postet"iores contíenza a llantarle la aten-
ción la paracloja cle que dos compctñeros que lo molestan son
también judíos: rr.\,16 r¿ porqLte nte corgon sie.ndo ju.díos. H es
uno, él es judío por eL padret.
Analista: ¿cuando se es ju,dío?
En la sesión siguíente diró: <-Si Los paclres son judíos el
chico es judío, si el padre. es judío y la madre católica, el chico
es católicot. La analista intercogo: ¿Si la madre es judía ¡, el
padre no? Responde: u-El chico es ju.d.íon.
Analista: u-Entonces se es judío por la tnodro,.
Se queja de su.s cornpañeros, y la analista interuoga ocer-
ca de por qué lo molestan tanto.
Dirá: <Tal uezyo lmgo algo que les molesta. No sé qué es...
l/o sd cómo sacdrnt,elos de encima>>.
Refiere: uEstos chicos son adolescentes... yo tlo sé si so-r'
adolescenle o no>>.
174 Clínica de
1e la ulgenc.ia

Lctonalista sancíon.a: hoy que saber.


T. dirú: q-Aclolescente. quiere decir crecitnientot.
Fi nolizo Ia entreuista.

El saber del retrasado

Algunos sujctos diagnosticacios como dóbiles mcntalcs


domucstran ciorta rclación al sabcr qnc inbcrroga a la cicn-
cia y al psicoanálisis mismo, sosticnc Alclandra GIazc, afir-
mando quc cuando cl niño no aprcndo o no cnticnde <nos
pono on la pista clc algo quo sc I'claciona a nn tnodo parti-
cular dc aprchcnsión dci nrundo>. <Com¡rrcndcr, aprchcn-
dcr, cntcndcr, conocor son c' q,o sc cviclencia cl
'roclosla mancra particular
moclo dc clr-rcubración clcl sabcr. en
quc alguicn se inscribc y aprchonde cl mtrndo>.2 La autora
scguirá los dcsarrollos dc Lacan qllc nos advicrtc quc lo
más gravc es la dcficicncia simbólica. La clcbilictacl qnccla
separacia dci dófjcit intclcctual ¡' ligada cn cambir) a Lu-r
modo particular on qlro cl sujcto sc apropia clcl munclo qnc
lo rodca <...1o cluc cviiicncia la dcbilidacl'rcntal os,r rl¿r-
lcstar clcl sujcto frcntc al sabcr, cntcnclido como la rcla-
ción dc csc sujcto con cl ordcn simbíriictu.;l
La anaiista pronuncia Lrn¿l intcrvcncirjn ascrtiva: <El que
sabc dc cso cs ól>.
Dcsdc los dichos clc la cscr.rcla, cstc jovcn cs nonrbra-
do como <rctrasadr))). corllo cl quc no sabc collo Ios otros.
T lo confirura: <toci<ts sabcn>...lrcnos ó1. Nficntras qnc la
analista intcrvii:nc ubicándolo corno cl único quc sabc accr-
ca clc su síntoma.
Lo ascrtivo clc csta intcrvención nos pci'rnitc pcnsat,cn lo
trabajado cn la pri'rcra clasc accrca clc c' los trcs ticmpos
lógicos quo Lacan pla'tca a partir clc un p'oblcma clc lógica
quc cl dircctor dc la cárccl lcs proponc a trcs pi:isioncros.
Rccordcmos cl problcrna lírgico: ci dircctor lcs mucstra
trcs cliscos blancos y clos ncgr<;s, advirtiírnclolcs quc colocará
Llno on la cspalda dc cada uno. Cada inclividuo poclrá vcr cl
color dcl clisco dc los otros clos ¡.', por supucsto, no podrá vcr cl
coior clcl clisco quo licva cn slr pro¡tia cspalda.
lnés Sotelo 175

Cada prisioncro dcbcrá doducir lógicarncnte cl color


dcl disco que tiene tras clc sí y quien lo logre primcro qtte-
dará cn libcrtad. t

Transcurrido cicrto ticmpo, los tres prisioncros saldrán pro-


nunciando lo quc Lacan llama Ia solución perfecta, fundamen-
tando cada uno como ha llcgado a la conclusión: <soy blanco>.
Lacan rcfcrirá la modltlación dcl tiempo en cl urovimien-
to doi sofisma: cl iustantc do vcr, clticmpo para comprcnder
y eI momento dc concluir.
La incógnita rcal dcl problcma, para Lacatt, es cl atributo
ignorado dcl sujeto urismo, oso quc cl sujcto uo sabc dc sí.'1

Tiempo de comprender

No só si soy adolcsccntc, tengo cnfi:entc a los otros


quc ya no sc comportan como niños...¿,Soy r,ur niño'/ ¿Soy
un adolcsccntc'/
Hay un tiempo dc rneditación, un ticmpo on quo cl sujcto
se pono cn rclación con otros. sttietos indefinidos salvo cn su
rcci¡rrocidad.
Finalmcntc cl asclto sobrc si mismo, llcva al sujcto a la
conclusióu, Ia ttrgcncia del tttomcttto clc cotrclttir. Es bajo la
urgcncia dcl movimicnto Iógico, quc el sujeto prccipita su jui-
cio y su partida.
EI sujeto en su asot'to, alcatrza una vcrclad que va a scr
sornctida a la prucba de la cluda, poro quo no podría vcrificar
si no alcanzase pritnclo cn la ccrtidumbrc. ¡'
Esta intcrvcnción, <El quc sabe dc cso os él>i conchtce - T.
lracia lo que hay que saber ciol scr juclío y dcl sor adolcsccnte:
cl sabcr sobrc cl origcn y el sabel sobrc cl crccimicnto 5'lo
ptrlsional ctr jtrcgo.

En cl análisis uos confrontamos con otro sabcr. Ha5,'ttna


producción dc sabcr, 52, pcro tal colno nos advicrtc Dialla
Campolongo no os cl dc la vcrticntc clcl conocimicnto sino clci
sabcr quc no sc sabe como lugar do 1o imposiblc dc sabcr acot'cA
dc la scxualidad y la tnucrtc.(i
176
__ _ {Iílica d_q la urgencia

La analista lo despido con Lln Sltana touó, qua suponc un


sabcr sobrc lo judío alavaz quc conduce al jovcn a invcstigar,
a buscar otro sabor. Lo conclucc al discurso dcl otro, csc dis-
cllrs() con cl quc fuc nombrado, con el que entró on los dcsfila-
dcros dol significantc.
Para Lacan ol discurso dcl Otro <...cs cl circuito en el que
cstoy intogrado. soy uno dc sus cslaboncs. Es cl discurso crc
mi paclrc...cl quc mc lcgó, no simplcmcntc porquc soy su hijo,
sino porquc la cadcna dcl cliscurso, no es cosa quc alguicn
puccla clctencr...forma circular de una palabra quc cstá justo
en cl limitc del sentido y cl sin scntido, quo cs problcmática>.7

Identificaciones y apariencias

Hay r,rn dctallc cscncial en los i'icios do cstc análisis: sc


plcscnta un snjcto cuya aparicncia confirma cl diagnóstico
clc los adultos: rctr.aso mcntal. La analista no os cicga, sin
cmbargo doja cntrc paróntcsis su juicio inicial, ya quo la ob-
scrvación sólo nos clará parccidos scgúrn adviertc Lacan.s
Estc jovcn ticnc apariencia clc retrasado, y por ollo scrá
funclamcntal disccrnir si no sc trata dc una idcntificacirin a
los significantcs con los qlro os nombraclo pol el Otro.
La prcgunta adccuada, afirma J.-A. Miller, es ¿dcsdc don-
clc sc proclucc la iclcntificacirin'?; <La iclc'tificación que cucn-
ta, la quc comancla no cs clcl orde' dc lo obscrvablc si'o de lo
clcduciblo, cs nras bicn clc ordcn lógico>. La clave, agrcga Mi-
llcr, cs ¿dcsclc dónclc rnc miro?r)Idcntificación invcrosímil
para cl sujcto mis'ro, por fucra dc toda imitación o coinci-
cloncia, cl análisis conclncc al sujcto a un punto cn cl quo
ya no so roconozca. Dc cstc moclo la analista dcja dc lado
su prcjuicio, sus imprcsionos, slls opinioncs y lo confronta
con cl <hay quc sabcrr>.

Aprender lalengrua

No habiendo daños ncurológicos, detongámonos cn 1o nom-


brado como rctraso, co'o incapacidad para aprcnclcr cn los mis-
mos ticmpos quc los otros y dc la forma quc a¡rrcndon los otros.
Inés Sotelo 177

La rclacicin con ci sabcr cstá ligada con el Otro, con cl


Otro dc la palabra, con cl tcsoro do los significantcs quo cn cl
grafb clcl dcsco localizamos cn cl A. Ds a partir do la proposi-
ción do Lacan de quc <nada cs todo> que csc conjunto crca
una pérdida quc conocolllos corno S (Á.), siemprc habrá un
elcmonto mcnos. <Toclo dominio sobrc cl significantc, toda com-
prcnsión sobre cl significantc S cn un conjunto A, crca una
pérdida anotada como: SiA¡¡.trr
En la última enscñanza Lacan vinculará cl saber con
lalanguc materna, entcncliendo por ósta mucho rnás que las
palabras quc sc tlansmiton para poclcr comprondcr un idio-
ma acomodando significantcs y significaclos.
Segnircmos algnnos desarrollos de Millcr quicn sostienc
que cl doscubritnicnto fi:cudiano inicia otro abordajc del lcn-
guaje cn cI quc los lopsu.s, los sucños, clan cucnta dc la no
coincidcncia cntre cl cnunciado y la cnunciacirin, ontre lo que
se sabc y lo quc sc clicc; cs dccir quo nos confronta con otra
lógica del lenguajc. Una lógica que impidc quc haya dominio
de una lcngua porquo no hay clichos idónticos.ll
¿Quó sc enticndc por lalangue? La tcsis quc sostionc quc
cn la lcngua sólo hay difcrcncias, quc no cs simplcmcntc un
idioma y, qlro cl significantc sólo pucdc dcfinirsc en rolación
con otrc¡ significantc: S1-S2.
Lacan crca csta palabra lalcngua dicicndo <cada lalcngua>
porqLlo una os incomparable con otra, señalanclo quc cl len-
guajc no cs lalcngua.l2
Para cl sr,rjeto humano, atravcsado por cl dcsco y cl gocc,
lalcngua será cl juego do sonidos y scntidos qllo sc sosticnc
dcl malcntcndido; es cl cnjambrc dc S1.i3 Allí se articula
un sabcr que va más allá dc lo quc se dicc: el inconscicntc.
Si nos refcrimos a la constitución dol sujcto dcl in-
conscicntc, estamos on prcsencia dc un sujcto atravcsaclo
por un goce sornotido a la rogulación f'álica. Como cf'ccto
de la castraci<in cl significantc do la falta, cl -fi, pcrmitc
cierta rcgulación dcl gocc quc conducc al sujcto por cl ca-
mino dc su dcsco.
Es cn este sentido quo cn cl scminario XXI <Los dcsenga-
ñados,se engañan> Lacan dcstaca quc ci sujeto sc afcn'a a
lalangue y paga un prccio, cl gocc del viviontc tal como cs ci
178 Clínica de la urgencia

gocc de la clstra se picrclc por csa marca quc lo dcja gozando


dc un gocc limitado: ei gocc fálico.r'r
El lcnguajc es cl trabajo sobre lalengua, cs Llna construc-
ción dc lalcngua, cs la manera de encontrarsc con clla, de
cntenclerla, siendo el lcnguaje cl discurso del Amo, elucubra-
ción dc sabcr sobrc lalengua.li,
Si cl inconscicnte cstá hecho de lalengua y sus efectos
van mucho más allá que el cornunical es porqllc tocan cl cuer-
po. El inconsciontc ostá cstructurado cono un lengnajc da
cue rrta dc lo quc el discurso analítico intenta sabcr da lalen gua
y de sns efcctos.l(;

I^a debilidad mental es la forrna en que se goza del senüdo

EI anirnal, no habitado por lalcngua, logrará cicrtas clos-


trezas por f'uera dcl sabcr; así lo sostienc Lacan qr.ricn habla-
rá do la rata cn cl labcrinto que pucdc ponor la pata cn cl
botrin adccuado sin entcnder el mccanismo-r7
El sr"rjcto barrado en cambio, cs ol rcsultado dc csc sabcr
que no sc sabc, allnquo sabe más dc lo quc crec saber.
El nirio recibc el significanto quc lo marca quedanclo in-
morso cn cl malcntcndido porque oi scntido se lc escapa. EI
saber se invcnta, hay nn sabcr quo no sc puedc cnscñar ya
quc cstá cn rclación con lo Rcal, con cl fucra de sentido.
La cscucla cs cl csccnario clondc transcurrcn las crlcs-
tioncs ligadas al cnscñar, al aprender y cs cn ese contcxto
qr-rc las dificultados para aprendcr pueden aparecer.como
una urgcncia.
La cducación cs posiblc porquc ticne que ver con los sen-
tidos sabidos, con cl sabcr amo, con un saber quc hacc débi-
los, sin embargo el psicoanálisis nos mucstla que hay un mas
allá dc csta articulación dc sabcr ya qlrc existe la posibilidacl
dc invcnción quo sc produco dcsde la falta. La dcbilidacl mcn-
tal dcsdc la pcrspcctiva dc Lacan cn cl desajuste cntrc cl sn-
jcto y su rclación al sabcr.ls afirmando también quo on ese
scnticlo, todos los ncuróticos sonros dóbilcs.rnontalcs.
El analista, a difcrcncia dcl cducador o dcl psicopcclagogo
trabajará para quo cstc sínloma se ponga on forma, se ponga a
Inés Sotelo L7q

dccir a trar,ós de l¿r iiccitin. del iuvcnto qtto so dcsplicga cn la


trama analítica. En cstc scnti(io \Iilta Bcrkoff'afirlna quc apron-
dcr invcntado es lo opucsto al aplanauricrlto propio dc la dcbili-
dad montal.rt'Dt'l sabel invcntaclo hará uso cl psicoanalista.
El alirendizaje surgiclo clc lalcngua dcja al sujcto prcndi-
do al gocc fálic<,. gozanclo tlc los scnticios, lo sumcrgc cn la
dcbilidad ntent¿tl )' ,,lltás r-ale qttc 1o haga>. N{as lc valc a1
sujcto scr dóbil. t:sto es qtte qttcclc ligado al gocc fálico, a la
castlacióu. porqtle stl r)tra opci(ill cs la psicosis'20
Si cl saber ltruducc sr:niido. la dcbilidad rncntal no ticnc
quo vor con cl déficit dc s¿rbel siuo qttc scrá la ftirma on qtlo so
goza dcl seuticlo.

Nombrado por el padre

El padre plctnteo lo po'ibilidctd de contbiarlo Q ttno es(:Lte'


la judío. La anulistQ Qp.)"u estu idea, que' tendrá sus efectos.
Por stt pat'te 1o rrtclc,sl ,'u qttir're pasorlo a u,ncl escuela pctra
niños con patolog¿cs -se¿ t'ros. Lo onalista recltaza estu posibi'
Iidad afirmando que 7-es un chico norntal con dit'icultades de
aprenclizaje como n'Lucl'tcls oiros ll¿ños norn'tal,es. La ntaclre re-
fiere ent,onces que T duernte en lo hctbitación de su' ltija' La
anali.sta indica que )'o rto puecle dormir con su lt'erntana. La
ma.dre se sorprende ¡tor la intertención., y afirnta qu,e lo posa-
rá. al cuarto de lc¡s L'clrorlc-\'.
Dtt,rante este período. T contienza a clecir qrLe quiere ir a
LLno (escLrcla contún,,, pero no sobe por qu.é no lo pasan"
La analista sctstiene ert el tientpo esta pregunta.

Una persona mayor

T dirá qtte hizo su Bor llitzu'ó: uEs intportante, nos Ll,a-


mctn ad,ttltos ct los 1,? ctños... En nti religión, qu.iere decir'ser
responsablr'... ,'o so1' chiquito, tendría qLLe crecer un' pctco m(t's
para ser nru,y responsable,,.
La analisto pregunto por la cliferencia entre cltíquito y
adttlto: tUl chiquito no entiende... tttt ch'iquito' es de 5 años¡¡.
18o Qllni.u 4qleruslgq

La ana,lista interuien,e: tVos no tenés 5 años, y sos responsabler.


En entreuistas posteriores T co¡ttienza a explicar a la ana-
lista sobre las cerentonias religiosas del judaísnro.

Suhijo es normal, su hijo es varón

La analista sosticnc sn apuesta y ante tu -uaru afirma:


<Su hijo cs norrnal>.
<Su hijo cs varón>.
Micntras quc antc T sosticnc la prcgunta.
La posición dc la analista posibilita quo so dcsplicguc cl sa-
bor, quc csc síntoma quc cn cl inicio era signo de quc alií había
un strjcto pcro quc no lo rcprcscntaba, so llonga cn rclación con
otros significantcs y produzca lur saber inconscicntc, Sr.
Sc trata dc transfbt'mal al sujcto: clcl sujcto quc cl síntoma
dci inicio scñalaba, cn sujcto qr.rc padecc una f'alta dc sabor

S?

S=X
Así la prcgunta ¿,Quó so¡-? Aparccc como índicc clc un cfcc-
to, el cf'ccto Snjcto-Supuesto-Sabcr.

áQué es analizar a un niño?

Lo qne sopara a un niño dc una porsona mayor cs la


ótica que cada uuo hacc dc sll goco. Dicho de otro rnodo, la
pcrsona grandc, sosticne Eric Lauront cs la quo se hacc res-
ponsablc clc su gocc.2l
Lo quc cabc csperal del psicoanálisis clc un niño cs que
dc algr.rna nlanora iraya dado una rL)spucsta a la prcgunta
<¿Quó dcsca mi ntadrc'?)) y para csta prcgunta hay una ros-
pucsta que paga con cl prccio dc la neurosis. Tomanclo una
rcfcrcncia dc Michcl Silvcstrc afirmará quc (...Ia progunta
quc so formula aqucl para quicn la castración es la condición
dc la scxualidad, scría nas bien la quc formula Frcud ¿Qué
quiorc una tnujer'/22 Prcgunta ante la cual no hay r¡ ,. l1'Jesta.
Inés Sotelo r8l

Allí ci significantc f'alta ya quc cl clesco dc la rnujor cs lo quc


nos conducc a la auscncia del significantc cn cl Otro. E} sig-
nificantc falta y la lcspr-rosta scrá por Ia vía del fantasma.ljl
Por lo tanto, ya soa cn cl niño como on cl adulto, <sc trata de
qr.re cl sujcto hal-a construiclo suficiontcmcnto cl fantasma
que lo anima. con la vcrsirin dc objcto c1c la quc disponga
scgún la cclacl quc tcnga>.!l
Constmir cl fantasma consistc on asogluarse dc cntrada
quo su cucrpo no \¡a a rcsponclcr al objcto a, quo slr cuorpo no
scrá oi objcto dc gocc clc la r-nadro. l,Pcro cómo producir csa
separación'l Latrlcnt sosticnc quc sei'á a travós dc construc-
cioncs de ficción.
Así, <qr-rc cl niño ha¡-a lcicalizado cstc gocc olt Lrna cons-
trucción f'antasmática cs lo quo lc pcrrtite rcsponder a ia prc-
gunta sobre cl gocc dc su madlc, sobrc cl goco dc la mujcr>,.r;

El control y el desconbol, el sentido se escapa

La anolisto pide un cotttrol del caso pare orientar la di-


reccióru cle la cu,ro, olli se localizott aLgunas cuestiones:

1) el problento con slts pores se debe a su dificttltad para


posicionarse conto utto entre otros, en tanto esto implica
ceder algo.
2) el sujeto debe ceder algo, pero por la uía de la transferencia.
,?) ntctrcar que él ya no es un niño, ubicondo su posición sexu,ada.

Teorías sobre la enuresis

En una ocasión, uuelue a lnblar del susto: uMe asustó el


uepor, porque nte quenté y por lo qtte se quentón.
La analista interrogo acerca esto.
T: tSoy un chico u,n poco grande, me da uergüenza qu,e
todos lo sepan ), esto del uapor sera algo psicológico, porque
m.e parece muy estraño piyarme a la edad que tengol.
182 Clínica dc la M9ncra

se ha producicio un'rovimiento, la onr-lresis comio'za a


scr Lln problema para cl sujcto y slr calrsa la suponc cle or-
dcn psíqtrico. sc dirigc al analista como intórprctc clci c'ig-
nra qLlc ol <piyarsc> lc proclucc. Antc la analista cl joven
sitira un acontccimicnt<l infantil como traumático, la cnulcsis
como síntr)na y la vci'gricnza como aqucllo Quc sc agrega a
partil dcl trabajo analítico.
La hi¡rótcsis dc T. ¿lccrca dc su cnurcsis nos conclucc a la
tcoría antropológica clc Frcr-rd cuanclo vinculaba la orina y la
conqnista dcl fircgo cn cl funciamcnto dc la cultura. Localiza-
rá como calrsa dc la cnurcsis a la rnasturbación infa'til y la
rolación cntrc rnasturbaci<in y fantasía las cualcs qucclan li-
gadas por cl scntimicnto clc culpa.
La vcrgticnza cla ctrcnta dc la articulación de1 dcsco y la
lcy, cviclcnciando la cmcrgc'cia dc la p'lsiírn y su satisnhc-
ción por la vía mastulbatoria
Sc abrc cntonccs cl i'tcr'oga'tc acerca dc la c.nstitu-
ción dc la onurcsis cono sírtoma. Ana cclia Nemaric afir-
llla quo si bicn cl nirio clc¡ror-rc ¡roi'Ia amcnaza dc castración
la actividacl mastui'batoria. las fantasías inccstr-rosas sigucn
opcrando danclo lugar a la sustitución sintomática. <sicnckr
la cnurcsis cl signo clcl gocc fálic, dosborcla'to cquiparablc
a la polución dc un adulto>.z{i
Aclcmás, sig'icr-rdo a Laca' ol1 s'<confcrcncia cn Gi'c-
bra sobrc cl síntoma, cr r-clacirin a Jna'ito hablará clc la irrr-rp-
ción prcmatura clc lilr goco quo sorpronck: al snjcto, cxpcricn-
cias sobrc sr.r propio cllcrpo quc clcspicrtan csc gozat primcro
¡rcro sobrc ci quc no cnticncle nada. Sc trata de un gocc quc kr
amcdronta (y qne parcco scl'ur-r rcal clc gocc>.27 quc cstá en cl
inicio dc la fbbia. <Grano dc arcna cn cl contro clc la pcrla>:s
llamará Frctrd a esc rcsto quc dcja la cxcitación infantil mas
allá dc toclo dcscifra'ricnto. clc toclos los rccucrclos quo pr.lc-
dan scr asociados y cvocados.
Dcsdc csta pcrspcctiva Ana Nemaric proponc trcs ticm-
pos: cl lrrirncro, dc las croccioncs prococcs como gocc mani-
fcstado cn cl cucrpo: cl scgunclo, dc los tcrrorcs nocturnos
como liamado al Nourbro dcl Paclrc, como apclación para al-
catlzal' la regulacitin fáiica; I'finalmontc lá r'ergiicnza y son-
timicnto clo ctrlpa qtrc cnlazaría cl {hntasma inccstuoso con la
Inés Sotelo ñfi

pulsión quc so satisfaco, y qLlo pcrmite ponsar la cnurcsils


como síntc)ma.2n
En T. a lo largo dcl análisis aparoco la dimcnsión dcl nti.-
do Ia vcrgticnza cn rclaci<in a Ia cnttrcsis como sinton'rática"
y

Una madre se cansa

La ntadre pide ttna entreuista: tEstoy preocu'pada, T está


más rebelde... Mi morido dice qu.e se le ua ü posar solo. Mi
marido no se preocLlpo... esta en otra, él no se mete.
Hay cosas qu,e no soporto de é1, tiene la actitttd de un chí'
co... Yo estoy cansada de estar en todon.
La analista afirnto que está bíen que esté cansada de es-
tar en todo. Corta la entreuista allí.

Pensa-miento

Se acenttia en el tratamíento una cttestión en relación al


pensamíento, al control de lo cosas, entre ellas, su uoz: que
tiene que ltacer reposo de uoz, que rlo quiere hablar de ciertas
cosos porque se le consa Ia uoz.
Refiere: (-Yo soy LuL tipo m,uy controlado, pienso mttclrc
antes de hablan¡.
La uez sigu,iente, no ltabla, se sostiene e.l siLencio un tíentpo.
[,a cLnalista corta Ia entreuista.
Eru el encuentro posterior diró: uEstoy pensando qué de'
cir... para tener el control de lo que hablon.
Anolista: no todo se puede controlar.
Diró: tHay cosas que no controlo... d ueces de noche ¡ne
descontrolo, du,ermo y anl.onezco ntojado... es íncontrolablett.
Y agrega: uNo tengo antigos porque me agreclen. Yo troto
de ltacerme amigo, sería tuta coscl nueua, pero no quieren ellos
ni ellas... A u,n chico le dije c)e jugar a.l ueo-ueo, aunque porece
u,n jtLego de nenan. La analísta exclama: iY, si in'uítós o utt
uarón a jugar un juego de nena!
otra ocasión dird: tMás uale solo que mal acompañoclot.
' EnAnalísta: n"tós uole acctmpañodo.
t; u¿Cómo? ¡Me espantaste con lo que me dijisteb.
184
__ Clínica de_la rllgencia

Un padre, un hombre

se cornprueba que sc produce una variación cn cl discur-


so clc la madrc: <Hay cosas que no soporto clc ó1, ticnc la acti_
tud de un chico... cstoy cansada clc cstar cn todo; sola no puc-
do, neccsito quc mc acompañc>.
Podcmos situar lrn cquivoco, un malcntcndido... no sc sabo
dc q'ión habla... ¿Dcl padrc o clcl hijo'/
¿El paclre es como'n
chico o ol chico s0 parccc al padre?
La qucja que onuncia ¿,cs corno nadre o corllo mujcr?
¿Dc
qué se qucja?, ¿,De quó cstá cansada,?
¿,eué cs lo quc ro.opur_
ta?.... ¿Quicrc un chico o quicrc un hombre,/
En los inicios dcl a'álisis cstc jovcn sc prcscntaba co'ro
síntoma dc la rclación dual con la madrc, atrapaclo on sus
dichos, cn el retraso.
Si' cmbargo, los movimicntos dcl joven connucvcn ra po-
sició' matcrna y pcr'ritcn situar argo dr: la condición dcl no-
todo: cl dcsco de la madrc divergc y ostc hijo ha dejado cle col-
marla. sola no pucclc, y dcmanda la prcscncia dc tin hombrc.
Sc prod'ccn cr-rto.ccs algunos signos clc scparaciri' clcl
dol objeto matcrno.." T. dirá quo va a haccr reposo cle
'irio
voz... silcncia'a Ia madre, i:cchazo dc la dcmanda matcrna.
Así la enurcsis y cl rctraso cobran otra dimcnsión separacla
do la urgcncia materna.
E'el scr'inario 1T Lacan introducc la prcgunta ¿eué cs
un paclre?
¿,Córno opora un padrc para scparar al niño de la madre./
un padre rcal como age'tc clo la castración es cl enunciaclo
dc una prohibició'y cl conlo enllnciaclo dc u' irnposiblc.
Lacan pondrá cn rclación 'rito
actuar'-acción-accionista con ug"r.-
te a quicn sc lc paga para quo lo haga, concluyendo"iqtic cl
padro'oal haco cl trabajo de la agcncia a'ro. Háce actuar al
padre para quo lo scparc dc la mad.rc.;J0
Pcro ¿,como opcra la acción estc paclre agcnte? En cl caso
quc nos ocllpa, podríarnos situar que cl análisis, a travós cle
construccioncs dc ficción aparoco cl significantc <juclío>) como
No'rbrc dcl Padrc. Ei judío quc pucclc ir a la cscucla comírn,
cl judío qlro por la vía do una ccremonia simbólica se convicr-
tc cn <rosp'nsablo a los 13 años. Es cl rnoclo cn q.o T. hacc
uso clcl padrc. sc sirvc dc ó1.
Inés Sotelo rffi

<EI psicoanálisis, scñala Eric Laurcnt, no dcbc dar cam.


rosultado adaptarsc al mnndo sino sabcr cluc cuando algcr --::
rcahncnte insoportablc hay qtic pocicr dccir quc NO. mri-
allá dol cornpromiso, más allá dc las idcntificacioncs. mas
allá dc toda significacirin quc tuvo para cada uno cl parh'e
sicmprc cn falta>.:]l Un padre dcl quc T. puedc haccr uso
ahora y quc por cf'ccto clol análisis deja boquiabierta a la
rnadro, cl palo cn la boca dcl cocodrilo dcl quc habla Lacan
cn el Scrninario 17.:12
La función fcliz dc la patcrnidacl, afinna Millcr cs rcali-
zar una rncdiación entro <...las cxigcncias abstractas del or-
dcn. clcl desco anónimo dcl discurso univcrsal, y por otra par-
tc lo que dcriva para el niño dc lo particular del dcsco dc la
maclrc. Es Io quc Lacan llamó <hurnanizar cl dcsco>.:l:l

Cosas de chicos, cosas de hombrcs

Finalmente, T es prontouid,o de grado, con excelentes no-


tas. Totnbién, desde hace utt tíempo. entpezó a estttdiar sobre
su religíón y ct practicor eL ltebreo.
Hablando de los contpoñ.eros ntolestos dice: q-De. repente
qttisieron ser antigcts, digo, orttigostt.
La atrulista setiala el fallidct: <Ellas nte ntolestaban. a rttí,
yo trataba de esqttiuor a las chicas... Hay uarias interesadas
en los chicos. Me persíguenr.
Analista: ¿Algttna está interesada en uos?
T: tSí, F. pero so| tlltly chico paro petl,sor erL esas cosos...
Algtin díu se uo o presetttar algunan.
Analista: lo se presettt,ó una.
T: uSi m,adu,ro t,ienen todas jun,tas, trato de ltacertne el
inntaclu.ro¡t.
A: Rentarca este dícho y corl,a la sesión.
En La sesión siguiente dírá:
T: uUl terna aprenclizaje lo tengo terntinodo... el tentu son
los pibes y las píbas que nle ntolestan, nte dicen cosos, pero no
cosos cariñosas... T'antpoco nte interesa, esto1, en eL ángulo del
estudio, no del onton).
r86 Clínica de la urgencia

Analista: u,na chica, aunque no diga cosos caríñosas, tie-


ne interés en acerclrse.
T: <No me interesa que tengan intet'és en mí. Aparte nín-
guna se fija en mí. El día qu,e se fijen. er mi se uan a fijar en
cu,estiones comercioles, y ),o no tengo platar.
Analista: ¿Que otra cosa podrías ofrecer?
T: qAtención, ayuclorla con algu,na tctrrea, y hay qu,e uer si
quiere lo que yo ofrezcott.
Analista: Efectiuanten,te, es tiempo de trabajar sobre otras
cosos más alld, del aprendizaje.

El despertar de la primavera

T cs llcvado por sn madrc a la consulta, con urgoncias


locaiizadas cn su madrc y cn la csctrela.
Ei cncuontro con una analista pcnnitió quo se produjcla
nna transfrrnnación dcl rctrasado hacia la mctamorfosis clc
la pubcrtad; cl rctrasado sc dcsliza. circula, se dirigc a las
dificultadcs en cl cncucntro con cl otro scxo.
Siguicndo a Frcud podríamos afirrnar qllo so va produ-
ciondo un clcs¡tlazamicnto dc la pulsión scxual autocrótica
hacia cl objcto scxnal, con la tcnsión scxual quc caractcriza
cstc momcnto;tcnsión displaccntcra y scntimicnto dc placcr.
Cono scñala Frcucl, la clccción dc objeto se consuma pri-
nroro cn la csf'cra clc la ro¡rrcscntación, dcsplcgándosc al ini-
cio cn oi cspacio dc jucgo qrio os cl dc las fantasías. o s<:a
roproscntacioncs no cicstinadas a cjccutarsc.;r'1
Dc cstc modo. ia inclinación infantil hacia los padrcs sc
dirigc ahora hacia la clccción dc objcto.
Esta rnctarnorfosis lc pcrmitc a T situarso como un joven
frcnte a otros jóvcncs, con las lnarcas clc la cultura y dc sr,r
propio paclrc. Lc permitc nonbi:arsc como judío, como adolcs-
ccnt0, corno rosponsablc.
Dcspci:tar dc la primavcra, al dccir dc Lacan quo lo con-
fronta con cl olro scxo, con las chicas, con Io qr.ro cluicrcn dc ó1,
con lo qnc tionc para ofi'cccrlcs y... con lo qno noticnc.
Cornicnza a confrontarsc cntonccs con cl cnigma clcl <¿quc
quicrc una mnjcr'/ Sc inicia un ticmpo cn el qnc T. probará con
distintas rcspucstas danclo paso a otras urgcncias subjctivas.
Ir.rés Sotelo dffir

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A modo de una primera aproximación podríamos subrayar cinco puntos
gue hacen a esta dimensión formativa de la práctica con las urgencias y que
puede leerse en las clases gue siguen.
I ) La práctica con las urlencias subjetivas es una práctica que potencia
la exigencia de escuchar el detalle, el relieve singular en el discurso de
quien consulta.
2) Es también una práctica que, en la medida en gue no se plantea
responder desde un protocolo preestablecido, fuerza al practicante a
ejercitarse en la disciplina de solüdar lo gue saber de antemano.
3) Fs una práctica que necesariament€ debe ser inventiva, ya que -como
diiimos- hay gue ¡nventar cada vez porqus se nos (queman los papelesn.
4) Es una experiencia que lleva al practicante a confrontarse con un
equivalente de lo traumático constitutivo a todo parlétre. Esto por cuanto
suponemos que toda situación traumática implica de algún modo una
reactualización de su encuentrb con el troumaüsme de la no relación sexual.
5) Nos atrevemos a conjeturar que una práctica en la que resulta
imprescindible y representarse ante el Otro -<significante de la urgenciau
se lo ha llamado también-, y para. lo cual hace falta tiempo, es decir, hace
falta una (pausaD que introduzca un tiempo en la urgencia, es una práctica que
necesariamente implica que debe operar algo de,lo..impiadosor del deseo del
analista. lmpiadoso porque el deseo del analista es el que, dosificando la an-
gustia, no se detiene ante la piedad propia del eje imaginario intensamente
convocada en el colapso, en la contracción temporal que supone la urgencia
subjetiva. Tal vez podríamos hablar aquí de las virtudes de <¡una pausa
lmpiadosa>.
Podríamos hablar entonc€s de lo impiadoso de una pausa que le recuerda
constantemente al practicante que no debe olvidar que su acto siempre está
suspendido de una hiancia, en un abismo que no tiene nombre. &. lo que se
escribe con el matema del S de A tachado y con el cual lacques-Alain Miller
diio en una oportunidad que convendría que el analiqta hiciera una periódica
<<curaD, ya gue es la meior manera de prevenir la infaluación que surge de la
identificación al sujeto supuesto saber. Entonces, ¿la práctica con la urgencia
como (cura preventivar de la infatuacién? ¿Por qué no?
Entendemos gue algo de esto es lo fundamental gue el libro de lnés Sotelo
logra transmitir. No sólo una precisa elaboración de saber acerca de la práctica
ante las urgencias sino los límites mismos de ese saber ante el real que debe
afrontar cada vez.
Y de este modo, t¡mbién alcanza a transm¡tirnos su pasión: la de sostener
una práctica de enseñanza que persevera y que no está dispuesta a abandonar
la nobleza, esa nobleza que la práctica.analítica sólo puede extraer a part¡r de
confrontarse cada vez su imposible.

tsBN 978-987-23217 -1,A

&, 11ruffiruililffi[fiilil

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