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¿Qué es la placenta?

Es un órgano con características estructurales y funcionales que une a la madre y el feto y permite el intercambio entre ambos.
Podría decirse que es bipartito aunque en esencia es tripartito. Si tomamos al inquilino como una persona aparte es bi pero si lo
tomamos como el producto del embarazo es tri. Un 50% de la placenta es aportado por la madre y el otro 50% es aportado por el
feto (que es 50% de la madre y 50% del padre), de tal modo que la placenta es 75% cariotipo materno. Porque la placenta de su
lado materno es cariotipo materno y del lado fetal es cariotipo fetal que tiene más o menor 50% cariotipo materno.

¿Qué cosas pueden interferir con ese proceso?

Todas las cosas que puedan tener una repercusión en este proceso normal se van a ver o documentar a nivel de:

Desarrollo Crecimiento

Toda disfunción placentaria va a dar una alteración en alguno de estos dos puntos o en ambos.Veremos como consecuencias:

Restricción del crecimiento intrauterino (RCIU) Muerte fetal Deformación estructural y funcional: hepático, neurológico,
cardiaco…

Alteraciones ambientales que interfieran con crecimiento y desarrollo:

Fumado Desnutrición Metabolismo Medicamentos Infecciones Hormonales

Configuración o implantación anormales

La mayor parte de las placentas es redonda u ovalada, pero a menudo se observan variaciones. Como se analiza en este capítulo,
muchas tienen relevancia clínica.

Placentas múltiples con feto único En casos aislados, la placenta está formada por varios discos independientes con tamaño
similar. El cordón se implanta entre los dos lóbulos placentarios, ya sea a través de un puente coriónico que los conecta, o en las
membranas intermedias. Este tipo de placenta se denomina bilobulada, pero también recibe el nombre de placenta bipartita
informaron que su incidencia se acerca a uno en 350 partos.

Lóbulo succenturiado: observaron una incidencia dos veces mayor de lóbulos succenturiados en las placentas gemelares. En
ocasiones, el lóbulo accesorio puede retenerse dentro del útero tras el parto y desencadenar hemorragias intensas. En algunos
casos, un vaso previo concomitante puede producir hemorragias fetales peligrosas en el momento del parto.

Placenta membranácea
En casos excepcionales, las membranas fetales o gran parte de ellas se encuentran cubiertas por vellosidades funcionales. La
placenta membranácea en ocasiones da origen a una hemorragia intensa si tiene implantación previa o acretismo hemorragia
severa asociada a placenta previa o acreta.
Placenta en anillo
En menos de uno de 6 000 partos, la placenta tiene forma de anillo, y en algunos casos hay un anillo completo de tejido
placentario. Este desarrollo podría corresponder a una variante de la placenta membranácea. Debido a la atrofia hística en una
parte del anillo, es más frecuente la configuración en herradura. Estas anomalías parecen asociarse a una probabilidad mayor de
hemorragia preparto y posparto, así como restricción del crecimiento fetal.hemorragia antepartoy postparto.
Placenta fenestrada
En esta anomalía infrecuente, no existe la porción central de la placenta discoide. En algunos casos, hay un orificio verdadero en
la placenta, pero es más frecuente que el defecto afecte sólo el tejido clínicos, puede inducir de manera errónea la búsqueda de
algún lóbulo placentario retenido.
PLACENTA ACCRETA
La placenta accreta se define como aquella placenta que se adhiere al miometrio de forma anormal. Su incidencia, que en la
actualidad es de 3/1000, ha aumentado en gran parte debido al aumento del número de cesáreas.
Se clasifica en función del grado de invasión de la misma sobre el miometrio:
- Accreta: Las vellosidades coriales se insertan directamente sobre el miometrio (80%)
- Increta: Las vellosidades coriales invaden el miometrio (15%)
- Percreta: Las vellosidades invaden miometrio y serosa o incluso órganos adyacentes como la vejiga (5%)Otras cicatrices uterinas
como miomectomías, legrados o extracción manual de placenta
El riesgo de placenta accreta si existe una placenta previa aumenta en función del número de
cesáreas previas:
- Ninguna cesárea previa: 3.3%
- 1 cesárea previa: 11%
- 2 cesáreas previas: 40%
- 3 cesáreas previas: 61%
- 4/5 cesáreas previas: 67%
Si la placenta no es previa, el riesgo de placenta accreta será menor (del 0.03% sin el
antecedente de cesárea previa a cerca del 1% si la paciente tiene 3 o 4 cesáreas previas)

. Tratamiento
En los casos de acretismo placentario es muy importante el estudio prenatal con el fin de poder planificar el nacimiento en un
centro adecuado y poder disponer de todos los medios necesarios para el m anejo de las pacientes en situación de riesgo.

A. Histerectomía. Es el tratamiento definitivo pero radical. Suele ser necesaria una histerectomía total ya que es en el segmento
donde se inserta la placenta.
B. Tratamiento conservador: Consiste en dejar la placenta intraútero y no realizar histerectomía en pacientes sin sangrado
importante, estables hemodinámicamente, con deseo de preservar la fertilidad.

Trastornos circulatorios
En términos conceptuales, los trastornos del riego placentario pueden agruparse en: (1) aquéllos en los que se interrumpe el flujo
sanguíneo materno hacia o dentro de la placenta y (2) aquéllos que alteran el flujo sanguíneo fetal a través de las vellosidades.
Muchas de estas lesiones son frecuentes y se observan en placentas maduras normales.
Si bien limitan el flujo placentario máximo, la reserva funcional de la placenta es muy grande. Algunos calculan que la placenta
puede perder hasta 30% de sus vellosidades sin que haya efectos adversos en el feto ). Sin embargo, si las lesiones son extensas
pueden limitar en grado intenso el crecimiento del feto.

Infarto del piso materno. Denominado de manera errónea infarto, en esta afección se deposita una capa fibrinoide densa sobre la
placa basal de la placenta . Esta superficie gruesa, blanquecina, de consistencia firme y textura corrugada actúa como un bloqueo
del flujo sanguíneo materno normal. Estos infartos se vinculan con restricción del crecimiento fetal, aborto espontáneo, parto
prematuro y). En ocasiones reaparece en embarazos subsecuentes. Su etiopatogenia no está bien definida, aunque puede asociarse
a alguna trombofilia materna.

Hematoma. Los hematomas placentarios se describen en distintas formas que se ilustran en la figura 27-3. Incluyen: (1)
hematoma retroplacentario, que se ubica entre la placenta y la decidua adyacente; (2) hematoma marginal, entre el corion y la
decidua, que también recibe el nombre de hemorragia subcoriónica; (3) trombosis subcoriónica, también conocida como mola de
Breus, que sigue el techo del espacio intervelloso y se ubica bajo la placa coriónica; y (4) hematoma subamniótico, ubicado entre
la placenta y el amnios.
Las acumulaciones retroplacentarias, las marginales y las subcoriónicas grandes se relacionan con tasas mayores de aborto
espontáneo, desprendimiento prematuro de placenta, restricción del crecimiento fetal, parto prematuro y adherencia placentaria.

Infartos placentarios
Son lesiones vasciilares causadas p o r trombosis del espacio intervenoso. La imagen ecográfica es redonda, anecoica,
intraplacentaria, y puede medir varios centímetros. Son lesiones frecuentes y no suelen causar patología a no ser que sean muy
extensas o afecten a la zona de inserción del cordón umbilical'^.

Corioangioma
Son los únicos tumores benignos de la placenta y su incidencia se aproxima al 1
Es posible que con estas lesiones se incrementen las concentraciones de fetoproteína a en el suero de la madre, lo que
induzca a una valoración ecográfica urgente Características frecuentes de la lesión es su predominio hipoecoico, su forma
redondeada y bien circunscrita, su ubicación cerca de la superficie coriónica y la protrusión hacia la cavidad amniótica
La confirmación del aumento del flujo sanguíneo mediante Doppler a color puede ayudar a distinguir entre estas lesiones y
otras tumoraciones placentarias .
Los tumores pequeños suelen ser asintomáticos. A pesar de esto, los grandes, de manera característica aquéllos con más
de 5 cm, pueden asociarse a la existencia de cortocircuitos arteriovenosos significativos dentro de la placenta, lo cual
conduce a anemia fetal e hidropesía. Los tumores grandes también pueden complicarse con hemorragia preparto, parto
prematuro, anomalías del líquido amniótico y restricción del crecimiento fetal
Debido a las secuelas graves para el feto en caso de tumores grandes, el tratamiento puede incluir alguna
maniobra para reducir el flujo sanguíneo hacia el tumor mediante oclusión del vaso o ablación.

Tumores metastásicos de la placenta


Es raro que los tumores malignos produzcan metástasis hacia la placenta. Entre los que pueden hacerlo, los más comunes
son melanomas, leucemias y linfomas, y cáncer mamario
Las células tumorales suelen estar confinadas al espacio intervelloso.
En consecuencia, son excepcionales las metástasis al feto, pero se observan con más frecuencia en caso de melanoma.

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