Ante el fenómeno de que, en muchos casos, la primera comunión
suele ser también la última, es oportuna la pregunta por las causas que originan este fracaso catequético en la preparación de las prime- ras comuniones. El problema principal que se debe afrontar es el re- planteamiento en serio de la catequesis que se da a los niños para la primera comunión. El autor analiza la trayectoria que la celebración de la eucaristía ha tenido a lo largo de los siglos e insiste en que, sobre todo, la participación en la eucaristía es fuerza de vida para vivir, no sólo con más coherencia y armonía sino también con mayor felicidad.
Eucaristía y primera comunión. Entre catequesis y teología, Catequé-
tica 46 (2005) 130-142
La primera comunión repite, o es cosa de poco tiempo,
en una notable cantidad de casos. Así, la catequesis para recibir la Hay cuatro hechos que nos primera comunión, de hecho, aca- deben hacer pensar: 1) Los niños ba siendo a menudo una cateque- se inician a comprender y vivir la sis del abandono de las prácticas eucaristía con motivo de la prime- religiosas. 4) En los ambientes ra comunión. Esta catequesis es la eclesiásticos no se suele tomar formación eucarística que, para conciencia de la gravedad de este muchos católicos, queda para el asunto, porque suelen ser reacios resto de su vida. 2) En esta cele- a reconocer en público sus propios bración, la mayor parte de los ni- fallos. Por esto suelen buscarse ños y sus familias están más pen- “otros” responsables del fracaso dientes de lo accidental y secun- catequético, atribuyéndolo a la dario (trajes, amigos, regalos...) descristianización de la sociedad, que de lo esencial (el sacramento la pérdida de la fe, la mala educa- y su significado), con lo cual se ción que reciben los niños, etc. Lo pierde una ocasión privilegiada cual es verdad. Pero lo que pasa para que los cristianos integren en es que esa verdad, que en gran su experiencia personal lo que es medida no podemos resolver, y representa la eucaristía. 3) Como oculta otra lamentable verdad. lo secundario (trajes, banquetes, Nos referimos a plantear en serio etc.) no se suele repetir, lo esen- la catequesis de preparación que cial, el sacramento, tampoco se se suele dar en la iglesia. No se 90 trata de cuestiones pedagógicas, sis queda orientada más para que sino de un problema teológico el niño entienda la misa que para muy serio. que viva la eucaristía. Con ello se pretende justificar y perpetuar lo que la iglesia hace hoy, dando por Los contenidos de la supuesto que coincide con lo que catequesis hizo y pretendió Jesús al instituir la eucaristía. Esta idea se reafir- ma en el Catecismo de la Iglesia Podemos preguntarnos por qué Católica cuando allí se dice, ba- hay tantos jóvenes que, después sándose en el testimonio de San de su primera comunión o poco Justino, que las grandes líneas de después, dejan de comulgar. Por desarrollo de la celebración euca- supuesto, el ambiente familiar y rística han permanecido invaria- social influye de una manera de- bles hasta nuestros días. Esta afir- cisiva. Pero no podemos quedar- mación es muy difícil de sostener, nos tranquilos con esta fácil res- porque entre la cena doméstica y puesta. Por esto podemos pregun- fraterna que describe Justino, y la tarnos también: ¿qué le puede que- misa, en cuanto acto “religioso” dar a un niño en su cabeza y en su y “sagrado”, tal como se celebra espíritu después de asistir a una actualmente, existe un cúmulo de catequesis basada en los Catecis- diferencias tan importantes que no mos de la comunidad cristiana? permiten identificarlos sin más. Para poder dar una respuesta a Por eso tampoco es aceptable la esta pregunta hemos leído con afirmación de que “la liturgia se atención lo que se dice sobre la desarrolla conforme a una estruc- Eucaristía en el Segundo Catecis- tura fundamental que se ha con- mo de la comunidad cristiana: servado a través de los siglos has- Jesús es el Señor, así como la In- ta nosotros” (nº 1346). troducción pastoral y pedagógi- Cuando el Catecismo afirma ca que ha preparado la Comisión que “los cristianos celebramos la Episcopal de Enseñanza y Cate- Eucaristía desde los orígenes, y de quesis, la Guía pedagógica edita- forma que, en substancia, no ha da por el Secretariado Nacional de cambiado a través de la gran di- Catequesis y lo que dice sobre la versidad de épocas y liturgias”, Eucaristía el Catecismo de la Igle- produce la impresión de que se sia Católica. quiere, a toda costa, inculcar la La catequesis parte de lo que idea de que la misa coincide con un niño puede ver y oír cuando sus la cena de despedida que fue el padres le llevan a misa el domin- punto de partida del sufrimiento go. Esto es bueno porque parte de mortal de Jesús. Pero no hay que la realidad inmediata que el niño esforzarse mucho para compren- puede aprehender, pero tiene el in- der que aquella cena y nuestras conveniente de que esta cateque- misas se diferencian en tantas co- Eucaristía y Primera Comunión. Entre Catequesis y Teología 91 sas que parece atrevido establecer Es de destacar el silencio del una identidad sin diferencias en- Catecismo sobre lo que es el sím- tre ambas celebraciones. bolo, su importancia determinan- te en la vida de los hombres y su El Segundo Catecismo desta- aplicación a la teología sacramen- ca dos ideas que son clave en la tal y, más concretamente, a la teo- teología eucarística: la presencia logía eucarística. El símbolo fue real de Cristo en este sacramento la categoría clave de la teología y la eucaristía como sacrificio de de los Padres y de todo el primer Jesús en la cruz. En la Introduc- milenio de la vida de la iglesia, ción pastoral y pedagógica se ex- cuando se trataba de explicar lo plica la presencia de Cristo adu- que es y lo que representa la eu- ciendo la doctrina del concilio de caristía para los cristianos. Sola- Trento sobre la conversión del pan mente en la Guía Pedagógica se y del vino en el cuerpo y la San- mencionan de pasada los símbo- gre de Nuestro Señor Jesucristo. los como algo equivalente al “len- Sobre el sacrificio, se apela a la guaje de los gestos”. De esta ma- muerte de Cristo en la cruz, sin nera, tanto el catequista como los más declaraciones. Es decir, se niños van a tener difícil poder indica de manera muy resumida la comprender por qué y para qué teología tridentina sobre la euca- hay sacramentos en la Iglesia, y ristía, desconociendo casi por concretamente el de la eucaristía. completo lo mucho y bueno que la teología moderna ha elaborado Por lo demás, el Segundo Ca- sobre los sacramentos en general tecismo de la comunidad cristia- y la eucaristía en particular. En el na les dice a los niños cosas que Catecismo de la Iglesia Católica, no es fácil saber si les resultarán el término sacrificio se repite has- comprensibles. Así, al presentar lo ta 38 veces. Y en cuanto a la pre- que es la eucaristía pone cinco ver- sencia de Cristo en la eucaristía se bos: “escuchamos la palabra..., limita a repetir la explicación tri- bendecimos y damos gracias a dentina sobre la “transubstancia- Dios... nos ofrecemos al Padre... ción”, sin referencia alguna a la recibimos a Jesús como alimento “transignificación” y la “transfina- de la vida que dura siempre”. De- lización”, que fueron recogidas y bemos preguntarnos si todo eso es aceptadas por Pablo VI en la encí- lo más importante para que el niño clica Mysterium fidei, como térmi- asimile el tema de la eucaristía, o nos y conceptos que enriquecen la si no hay cosas más fundamenta- doctrina elaborada por la gran es- les que habría que inculcarle ante colástica y que definió el concilio todo en su conciencia. No se trata de Trento. De esta manera, la idea de una cuestión meramente peda- que los niños pueden retener so- gógica. La cuestión está en saber bre el significado de la eucaristía si de esta manera se expresa el queda mutilada y, por tanto, resulta sentido fundamental y básico de más difícil de asumir. la eucaristía o, más bien, si hay 92 José M. Castillo algo previo a todo eso que sería de cualquier parroquia, es lo que necesario inculcar. hizo Jesús en la última cena. Por- que ni Jesús era un sacerdote, ni Del resto de materiales cate- la cena fue una ceremonia religio- quéticos consultados, lo más acer- sa en un templo. Ni aquello se ce- tado son los dos libros titulados lebró sobre un altar. Ni Jesús se Fiesta con Jesús. Iniciación cris- puso unas vestimentas sagradas tiana de los niños y especialmen- para decir misa. Ni los apóstoles te la Guía de catequistas. tuvieron que confesarse antes de acercarse a comulgar. Ni casi nada de lo que pasó aquella noche es lo Cuando la teoría es deficiente que pasa en la misa de cualquier pueblo o de cualquier parroquia. «En asuntos de verdadera im- portancia, lo más práctico es te- Ahora bien, desde el momen- ner una buena teoría» (J. A. Jung- to en que se mezcla la verdad con man). La experiencia así lo con- la mentira, el resultado es la con- firma. Con eso no queremos decir fusión. Por supuesto, con un ma- que el Catecismo contenga false- nual de teología en las manos, los dades. Lo que ocurre es que, a sacerdotes encontramos sólidas veces, hay silencios que son más teorías teológicas para rebatir esa elocuentes que todo un discurso. presunta “gran mentira” a la que Y esto es lo que suele ocurrir, por nos referíamos. Pero el problema lo general, en la catequesis euca- está en saber si mediante doctri- rística que se imparte a los niños. nas, por más sólidas que sean, un niño puede integrar en su vida una ¿En que falla la teoría eucarís- realidad que, tal como le entra por tica de los Catecismos? En que los sentidos, no coincide con lo presentan las cosas de manera que que realmente se le quiere trans- se viene a decir que la eucaristía mitir. Por desgracia, la experien- es la misa a la que los cristianos cia histórica nos demuestra que las asistimos cada domingo. En el catequesis más ortodoxas no son capítulo 18 de Jesús es el Señor, integradas en la vida de los jóve- se dice: “El domingo, que es el día nes. Por esto, pasada la primera de la semana en que Jesús resuci- comunión, la gran mayoría de los tó, los cristianos mayores, los jó- jóvenes dejan de comulgar. venes y los niños, nos reunimos con el sacerdote para hacer lo que Jesús hizo en la última cena antes ¿Qué está fallando en todo de morir”. En esta catequesis se esto? dice una gran verdad, a saber: que en la misa del domingo se celebra la eucaristía. Pero, al mismo tiem- En un asunto tan complejo po se dice una gran mentira, a como éste no se deben simplifi- saber: que lo que se ve en la misa car los planteamientos ni las so-
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luciones. De todas maneras, ante Semejante forma de celebrar la el hecho de que, incluso para los eucaristía evoca una serie de ex- mayores, las misas resultan abu- periencias que nada tienen que rridas y hasta ininteligibles, ver con la experiencia original de ¿cómo podemos pedir a los niños la eucaristía que vivieron los dis- y jóvenes que entiendan y vivan cípulos de Jesús y tal como ellos lo que nosotros no estamos capa- la transmitieron a las primeras citados para entender y vivir co- generaciones de cristianos, para rrectamente? Sin duda alguna, lo que la iglesia realizara el mismo más conveniente será preguntar- gesto a lo largo de los tiempos y, nos si nuestra teoría sobre la eu- de esa forma, los creyentes tuvié- caristía se corresponde con la rea- ramos siempre presente el recuer- lidad que pretendió Jesús, y tal do de Jesús. A esto se refiere el como esa realidad nos fue trans- mandato de Jesús al decir a sus mitida por las primeras comuni- apóstoles: “Haced esto en memo- dades cristianas. ria mía”. Ahora bien, ¿en qué con- sistió aquel gesto que la iglesia debe repetir constantemente para La primera comunión de los mantener el recuerdo de Jesús? apóstoles y nuestras primeras comuniones Lo primero que debemos te- ner en cuenta es que la iglesia pri- mitiva asoció la celebración de la Por lo general, las primeras eucaristía con una comida, como comuniones se suelen celebrar de cuentan los cuatro relatos de la manera que el niño asocia la idea institución. Además sabemos que de la eucaristía con algo que sólo fue una cena de despedida y, como puede celebrarse una vez en la consta en los tres evangelios, se vida. Como es lógico, no todos los trató de una despedida definitiva días podemos vestirnos con un tra- (Mc 14, 25) y que la eucaristía se je que vale un dineral, celebrar un celebró por primera vez en el am- banquete, organizar una fiesta, etc. biente de una despedida trágica. Es decir, la primera experiencia de Pablo comienza el relato dicien- la eucaristía se asocia, en la vida do que aquello sucedió “la noche de los niños, a algo que es, no sólo en que era entregado”. Y Lucas extraordinario, sino que también habla de la “mano del que me en- sitúa al sujeto en el centro, fomen- trega”. El momento y la situación tando su vanidad. Es un mal co- fueron de un realismo trágico. mienzo, porque centra la atención ¿Por qué? de los primeros comulgantes en cosas intrascendentes, y lo que es Los evangelios sitúan el rela- más grave, fomenta el deseo de to de la institución de la eucaris- protagonismo, el afán de tener y tía entre el anuncio de la traición otros sentimientos que no son pre- de Judas (Mc 14, 18-21; Mt 26, cisamente ejemplares. 20-25) y el anuncio de la traición 94 José M. Castillo de Pedro (Mc 14, 27-31; Mt 26, ca debidamente en la catequesis, 31-33), cuando el mismo Jesús y es aquí donde surge el proble- afirma: «todos vais a fallar» (Mc ma. Porque el «sacrificio» nos re- 14, 27; Mt 26, 31). Fue el momen- mite al Jesús histórico», mientras to de la soledad suprema, del que el resucitado nos habla del abandono. En ese momento Jesús Cristo de la fe. se hace comida y bebida compar- tida que pasa de boca en boca. Es La gente en general, y los ni- decir, en una situación así, Jesús ños en concreto, no entienden qué se funde con aquellos a quienes significa la distinción entre el Je- ama hasta el extremo. Esta reali- sús histórico y el Cristo de la fe. dad es constitutiva de la experien- Pero, sí es importante que com- cia eucarística. Esto es así hasta prendan que cuando comulgamos, tal punto que, como dice san Pa- no recibimos el cuerpo histórico blo, si en una comunidad cristia- de Jesús, el cuerpo que nació de na no se vive esta experiencia, María y murió en la cruz, porque sino que lo que se vive es la divi- este cuerpo ya no existe. Lo que sión y el enfrentamiento, en tales recibimos en la eucaristía es el condiciones ya no se come la cena cuerpo resucitado, y en este pun- del Señor (1 Cor 11, 20). Es decir, to han insistido mucho la tradición que eso ya no es la eucaristía, por y los Padres de la iglesia. Esto es más que en ella se asegure la «va- capital para hacernos una idea de lidez dogmática» y la «licitud cómo debe explicarse la presen- moral y litúrgica». cia de Cristo en la eucaristía. Re- sulta evidente que, si lo que reci- bimos en la comunión es el cuer- El cuerpo del resucitado po del Resucitado, la eucaristía no se pudo celebrar antes de la resu- rrección. Y esto significa, como En el capítulo 20 del segundo está bien demostrado, que los re- catecismo de la comunidad Jesús latos de la institución son relatos es el Señor, se dice: «En la comu- litúrgicos que utilizaban las prime- nión nos encontramos con Jesús ras comunidades cristianas cuan- resucitado». Seguramente en este do celebraban la eucaristía, sa- punto capital se ha insistido poco. biendo que ésta tenía su origen en En los catecismos se insiste más el mismo Jesús. Y donde mejor en la eucaristía como sacrificio encajaba ese origen era en la cena que en la eucaristía como encuen- de despedida. tro con el cuerpo del Resucitado. Lo que plantea un problema prác- Por tanto, la eucaristía empe- tico importante. La eucaristía tie- zó a celebrarse en las comunida- ne una dimensión sacrificial, pero des cristianas a partir de la resu- lo que es incuestionable es que en rrección, como en la comida de la eucaristía recibimos el cuerpo Jesús con los discípulos de Emaús del Resucitado. Esto no se desta- (Lc 24, 30-32), cuando, «al partir Eucaristía y Primera Comunión. Entre Catequesis y Teología 95 el pan» Jesús resucitado, «se les de Pedro, Jn 13, 36-38), pone el abrieron los ojos» y lo reconocie- mandamiento del amor (Jn 13, 34- ron. 35). Así parece dejar muy claro que el significado fundamental de la eucaristía y su finalidad es man- El significado fundamental tener unidos a los que comulgan. De manera que, a quienes hacen eso se les reconocerá como discí- Hablamos de «significado fun- pulos de Jesús porque se quieren damental» de la eucaristía en el y son capaces de superar las dis- sentido de saber por qué existe la tancias, soledades y divisiones po- eucaristía en la iglesia y para qué sibles, sean del orden que sean. Y nos la dejó Jesús. Esto debe que- este es el milagro más grande que dar sólidamente asumido por los se produce en la eucaristía. niños desde el primer día en que reciben la comunión. La eucaristía está asociada La Eucaristía se separa de la esencialmente a una comida com- Cena partida, en la que los comensales parten el mismo pan y beben de Las comunidades primitivas la misma copa. Para entender lo celebraban la eucaristía durante que esto representa, hay que en- una cena, que les recordaba la tender lo que esto simboliza. La «cena de despedida». Esta cos- eucaristía no es un mero signo. tumbre se mantuvo por lo menos Además de un signo es un símbo- hasta el siglo III. Pero, al aumen- lo. Simboliza algo tan fundamen- tar el número de fieles de las co- tal para los seres humanos como munidades, se hacía cada vez más la comida. El pan simboliza el ali- difícil que la eucaristía se celebra- mento que da vida. El vino es el se durante una cena, que supone símbolo del alimento que alegra un reducido número de participan- la vida. Son el símbolo de la vida tes. Por otra parte, en el siglo IV y la alegría compartidas. Este se intensifican dos experiencias simbolismo es común en todas las entre los cristianos: la conciencia culturas, y es una experiencia hu- de los propios pecados y la reve- mana a partir de la cual tenemos rencia ante los sagrados misterios. que entender e integrar en nues- De ahí que, ya entonces, eran po- tras vidas por qué existe la euca- cos los cristianos que se atrevían ristía y para que nos dejó Jesús a acercarse comulgar. En contras- este símbolo tan vital y gozoso de te con esto, las ceremonias se ha- su presencia entre nosotros. cían cada vez más solemnes, con El evangelio de Juan, en vez ornamentos, derroche de luces, del relato de la institución (entre incienso... Lógicamente, todo esto el anuncio de la traición de Judas, ya no se parecía a una cena de Jn 13, 18-32, y el de la negación amistad y menos de despedida 96 José M. Castillo dramática, como de hecho ocurrió donde se encuentra la presencia en la despedida de Jesús de los de Dios en Jesús. La comida y la suyos. Así, el acto humano, que bebida son las bases materiales de había sido hasta entonces la euca- la vida, de modo que la cena del ristía, se convirtió en un ceremo- Señor es crítica política y desafío nial religioso, que ya no inspira- económico, además de rito sagra- ba cercanía y ayuda mutua, sino do y culto litúrgico. Porque los respeto, reverencia y, a menudo, cristianos afirmamos que Dios y miedo. La consecuencia fue la se- Jesús están especialmente presen- paración de la cena fraterna y la tes cuando la comida y la bebida eucaristía. No sabemos con exac- son compartidas igualmente por titud cuándo se produjo esta se- todos. Cuando lo religioso se se- paración, pero parece que, al me- para de lo humano, la religión deja nos durante siglos, en determina- de ser cristiana. Porque en Jesús das ocasiones, los cristianos cena- lo divino y lo humano se fundie- ban juntos antes de la misa que se ron en una sola y misma realidad. celebraba por la tarde. Lo más fre- Es más, cuando lo divino y lo re- cuente era celebrar la eucaristía en ligioso se separan de lo humano y la mañana del domingo y por la lo profano, la religión tiene el pe- noche cenar juntos. En todo caso, ligro de terminar endureciendo el la experiencia humana original, corazón y, a veces, degenerar en que consistía en que era una mis- fanatismo y hasta violencia. ma cosa comer juntos y unirse a Jesús, dio paso a la experiencia religiosa, que progresivamente ¿Qué es comulgar? fue alcanzando más solemnidad, infundiendo más respeto y así se No es recibir una “cosa” sagra- fue separando de la vida diaria de da y santa. En este sentido, el ca- la gente. Cuando en el siglo VIII tecismo Jesús es el Señor indica el pueblo no entendía ya el latín y acertadamente que los niños en- la misa la decía el sacerdote de tenderán bien la analogía con la espaldas a los fieles, el acto dejó comida ordinaria en sus efectos de de ser un acto comunitario, para sustentar la vida y dar fuerza y convertirse en un ceremonial de vigor. Pero no acaban de compren- adoración sagrada. Todo muy so- der eso de “comer el Cuerpo de lemne, pero muy poco humano. Cristo”, por su tendencia a cosifi- Así las cosas, la eucaristía ya carlo todo. Hay que evitar que re- apenas podía evocar el recuerdo duzcan su comunión a “tomar el de aquel Jesús que vivió de tal pan que nos dan”. La expresión manera y terminó como sabemos. acuñada de “recibir a Jesús” ob- En todo caso, cuando hablamos de via algunas dificultades y facilita la eucaristía nunca debemos olvi- la comprensión, con tal de que se dar esto: es en la comida y la be- entienda correctamente: no se tra- bida ofrecidas igualmente a todos ta de que los niños se queden con Eucaristía y Primera Comunión. Entre Catequesis y Teología 97 la idea de que se comen el cuerpo evitar en lo posible lo meramente histórico de Jesús, cosa sencilla- festivo y convencional. Segura- mente imposible e impensable. mente lo que más puede desvir- Comulgar es hacer que la perso- tuar la primera experiencia de la na y vida de Jesús se hacen, real- eucaristía es insistir en una serie mente presentes en mi vida, en la de cosas que sólo consiguen que vida de los cristianos. los niños se queden con la impre- sión de que eso de comulgar es Ahora bien, si eso es realmen- una cosa muy complicada o quizá te así, la comunión con Jesús el que no sirve para nada en la vida. Señor se tiene que traducir y ex- Si esto se produce, es la mejor pre- presar en una forma de vivir. Co- paración para que la primera co- mulga de verdad el que de verdad munión sea la última en la vida empieza, a partir del acto religio- de muchos individuos. so de la comunión, a vivir, en lo posible, como vivió Jesús. En la La participación en la eucaris- comunión recibimos no un obje- tía es fuerza de vida para vivir, no to, sino a una persona viviente, el sólo con más coherencia y armo- Señor resucitado. Es decir, la per- nía, sino además con mayor feli- sona de Jesús se une y se funde cidad. Sólo a partir de este plan- con mi persona. Y eso solamente teamiento, la eucaristía podrá ser se puede realizar mediante la integrada en la vida de las perso- unión de las experiencias que son nas con probabilidades de perdu- centrales en la vida humana: el rabilidad y fruto en la vida de una amor, la fidelidad, la identificación persona. de sentimientos, la esperanza que El lenguaje tradicional religio- da sentido a la vida. Todo eso es so sobre la eucaristía pierde vali- lo que expresamos en la comunión dez de día en día. Sólo un lengua- y lo que en ella recibimos. je que pueda conectar con la men- talidad propia de nuestra cultura tendrá garantías de futuro. La cul- Conclusión tura actual es más laica, más se- cular, pero conecta más y mejor Siempre ha habido una cierta con el dolor y el sufrimiento de las tendencia a insistir en lo ritual y víctimas de este mundo. Si acer- en lo moralizante cuando nos pre- tamos a conectar la experiencia de paramos para participar en la eu- la eucaristía con esas experiencias caristía. Por esto, quizá el mayor en nuestra sociedad, la comunión peligro que hoy tenemos cuando eucarística tendrá un sitio impor- se trata de preparar para las pri- tante en la vida de los niños y de meras comuniones, no es ya sólo los cristianos en general.