Auguste Comte, cuyo nombre completo es Isidore Auguste Marie François Xavier Comte,
nació en Montpellier el 19 de enero de 1798 y falleció, probablemente de cáncer, en
París, en 1957.
Las obras de Comte son: Sistema de política positiva; Consideraciones sobre las
ciencias, los sabios y el poder espiritual, Tratado elemental de Geometría analítica;
Discurso sobre el espíritu positivo; Tratado filosófico de Astronomía popular; Discurso
sobre la totalidad del positivismo; Sistema de política positiva, o tratado de sociología,
instituyendo la religión de la humanidad; Calendario positivista; Catecismo positivista.
De sus obras la más importante es la titulada Curso de filosofía positiva, cuyo primer
volumen se publicó en 1839. En esta obra expone y desarrolla Comte su sistema
filosófico. Ahí plantea los fundamentos de la filosofía positiva de lo cual voy a tratar a
continuacion en estre trabajo.
El proyecto positivista
El positivismo de Comte es, a la vez, una filosofía de la ciencia y una ideología so- cial.
Como ideología social puede decirse que es una variante tecnocrática de la visión
conservadora de la sociedad. El nuevo orden social que Auguste Comte de- seaba
organizar con la ayuda de la Sociología positiva era un mundo orgánico y ordenado
según principios racionales. Los conocimientos científicos permitirían in- tervenir
eficazmente en la sociedad con el fin de restablecer la correcta relación que debe existir
entre los órganos que integran el organismo social.
Como filosofía de la ciencia, el positivismo se basa en los siguientes principios:
1. El objetivo del conocimiento científico es descubrir las leyes que rigen el fun-
cionamiento (sincrónico y diacrónico) de la realidad, ya sea ésta natural o so-
cial.
2. El conocimiento objetivo y científico se logra mediante la aplicación del
“método científico”, único en todos los casos, y basado en la observación
empírica controlada (experimental, a ser posible).
3. La ciencia debe hacer posible la previsión y el control racionales de los acon-
tecimientos y situaciones de la realidad natural y social (De aquí el lema de
Comte: “Saber para prever, prever para poder”).
Estas etapas son “estados mentales” del ser humano –una especie de “estado
men- tal dominante de la época”- y su evolución seguiría una secuencia lógica
fija. Cada estado se caracterizaría, pues, por un modo de pensamiento
predominante. Las tres etapas serían las siguientes:
La filosofía positivista
Inducido por el propósito de mostrar que la tendencia que sigue la filosofía es la
de acabar siendo absorbida por la ciencia, Augusto Comte enfocó su estudio
hacia el conocimiento de los hechos y de la sociedad, prescindiendo de cualquier
tipo de anteposición de doctrina filosófica alguna. Así pues, convencido de que
el objeto de la ciencia eran indudablemente el progreso y la paz, la metafísica
tradicional (a la que tildó de especulativa por recrearse en polémicas insolubles)
fue el blanco de sus críticas, si bien no como defensa de una postura filosófica o
tesis elaborada, sino como una conclusión ineludible: el final de la metafísica era
el resultado natural de la madurez que iba alcanzando la humanidad en su
proceso evolutivo.
La sociología
Por las ideas contenidas en el párrafo anterior se considera a Augusto Comte el
fundador de la sociología. Para Comte, la creación de una sociología
independiente está dirigida por la ley de la evolución del espíritu humano. Al
emprender la famosa clasificación de las ciencias, Comte enumera seis de ellas,
que clasifica por orden creciente de complejidad, de las más generales a las más
particulares: las matemáticas, la astronomía, la física, la química, la biología y la
sociología.
Pero esta última todavía ha de ser creada. De ahí el tema constante del
pensamiento de Augusto Comte: el progreso científico no es nada si no culmina
en una ciencia social, y la ciencia social no puede establecerse si las ciencias
que la preceden en la clasificación no han sido lo suficientemente desarrolladas.
Comte imaginaba esta sociología aún no constituida (por la enorme dificultad
que entraña explicar la complejidad del comportamiento social) como una "física
de las costumbres" o "física social" que descubriría las leyes de las asociaciones
humanas y permitiría formular una reforma práctica de la sociedad, regulando su
destino ético y político.
Su influencia
El positivismo se extendió por toda Europa en vida de Comte y después de su
fallecimiento. Hay que destacar el desarrollo profuso del positivismo en
Inglaterra, donde su máximo representante fue John Stuart Mill (1806-1873). Al
cultivar la “filosofía positiva”, Mill adoptó una orientación psicológica, tanto en la
investigación emprendida como en el método empleado, en directa conexión con
el empirismo inglés clásico. Autor de obras de moral, en las que unió el
positivismo con el utilitarismo inglés, consagró gran parte de su trabajo a la
epistemología científica y otra gran parte a la lógica.
Más especulativo, pero entusiasta del progreso como Comte, fue el positivismo
de Herbert Spencer (1820-1903), convencido defensor del evolucionismo
darwinista aplicado a la vida social. Frente al positivismo comtiano, el positivismo
inglés se convirtió con Spencer en la expresión ideológica paradigmática de una
clase social, la burguesía, y, como tal, en una doctrina individualista, liberal y
enemiga radical del socialismo.
Comte pensaba que los seres humanos eran fundamentalmente egoístas y que
se comportaban en función de sus sentimientos y no de su razón. No
obstante, cree que también hay en él tendencias altruistas que la “religión de la
humanidad” podría desarrollar, realizándose de esta manera una de las divisas
del positivismo comtia- no: "El Amor como principio, el Orden como base y el
Progreso como objetivo".