Otro libro del estagirita: Sobre la interpretación (en realidad, va sobre la expresión,
sobre cómo construir las oraciones para evitar la ambigüedad). En los Analíticos
segundos tenemos la teoría sobre el silogismo.
Ninguno de los dos, más allá de ciertas cuestiones retóricas, van a valorar textos que
no tengan interpretación literal ni orden lógico
Cicerón mantiene esto, pero nos interesa el mundo judío: EL MIDRASH. Los rabinos
discuten sobre los posibles sentidos de la torá. También tenemos los estoicos y su idea
de la representación alegórica del mundo. Los estoicos influyen en la interpretación
del cristianismo, rico en alegorías. Zenón, frente a Platón y Aristóteles, planteaba la
alegoría como forma de enseñanza. Crisipo y otros consideran que la religión es
alegoría.
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cuatro sentidos de Orígenes: literal, espiritual, moral y alegórico (el antiguo
testamento es una alegoría para él). La iglesia difundirá su doctrina, aceptada
definitivamente en Trento.
Lutero defiende la libre interpretación (tiene que ver con la impresión masiva de
biblias). Esto, además, acontece en el contexto de una polémica en torno a la idea de
libre arbitrio, determinismo, gracia, fe y obras.
Erasmo -defensor del libre arbitrio-, por su parte, tiende a caer del lado de la
interpretación literal. Es el contexto de la devotio moderna, que también influye en la
mística. Otro tratado de Erasmo, el eclesiástico, apuesta por la interpretación no
literal, sino ocasionalmente alegórica. En la disputa entre los luteranos y Erasmo
tenemos a Melanchthon , quien también apuesta por el sentido literal y, en algún
caso, el alegórico. Si el texto es muy oscuro, se puede recurrir a la interpretación
gramatical, capaz de fijar los límites interpretativos
Mathias Flaciuis Ilinicus, que va más allá que Lutero -es un protestante radical- y
arremete contra todo: el individuo está predestinado, y toda interpretación literal es
correcta. Además, plantea el círculo hermenéutico, consistente en que el individuo al
leer una parte del texto ya prevé la totalidad de su sentido.
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Con todo esto desembocamos en Friedrich Schleiermacher. Impartió un curso de
hermenéutica a principios del siglo XIX, del que nos quedan una serie de apuntes
fragmentarios.
Kant, en la crítica del juicio, propone que la interpretación de los objetos estéticos es
subjetiva, lo que es la base del idealismo alemán. También defiende la autonomía del
arte (es desinteresado). Estética y hermenéutica marcan qué tipo de textos son los
interpretables y cuáles son las condiciones para que eso logre el mayor grado de
sublimidad. Schiller habla de los géneros que requieren interpretación y respecto al
gusto dice que el artista no tiene que someterse a convenciones estéticas, sino
cambiar las reglas.
Después, tras la muerte de Schleiermacher, tiene lugar una polémica entre von
Ranke y Droysen en torno al estudio de la historia. ¿Qué requisitos debe cumplir el
estudio de la historia para ser un conocimiento verosímil? Esto afecta a nuestros
estudios en la medida en que trabajamos con historias de la literatura.
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precomprensión que, conociendo una parte del texto, nos permite inferir el resto. El
círculo nos lleva a una comprensión completa del texto. Vivencia es un concepto
fundamental, pues es aquello que nos muestran los textos de las ciencias del espíritu.
La traducción, por cierto, es de Ortega y Gasset.
¿Qué tipo de ciencias son las ciencias humanas? ¿Y la hermenéutica? Hay varios
problemas: la estilística intenta situarse en un marco intermedio entre las ciencias
humanas y las ciencias de la naturaleza. Podemos considerar las ciencias humanas
como una especie de ir y venir entre el idealismo y las ciencias de la naturaleza. Se
han probado diferentes métodos: la falsación popperiana (predictibilidad). Es una
manera de pensar las leyes científicas a través de contraejemplos
También tenemos teorías legaliformes (una serie de leyes determinan qué textos se
pueden crear). En literatura podrían inferirse leyes gramaticales o semánticas
Hay palabras que nos recuerdan a su referente, y son transparentes. La estilística del
habla considera que todas las palabras literarias son transparentes en cuanto
construyen el referente.
Leo Spitzer en “Lingüística del texto e historia literaria” señala que es necesario
emplear un método flexible: hay que readaptar e método a cada texto. Es el contexto
del realismo socialista y de Lukacs, que era un método estricto, Spitzer nos dice que
el objetivo de toda crítica es diferencias entre la forma interior (impulso sentimental)
y la forma exterior (estudiada por la lingüística estructural), esto es, analizar el
espíritu humano a partir de sus obras. La crítica debe partir de la intuición. Spitzer
considera importante el estudio histórico y psicológico.
Amado Alonso en Materia y Forma en Poesía y Alfonso Reyes. Quieren ver cuáles
son las bases de la creación literaria: lo que guía la creación poética es el sentimiento
y la intuición (Dilthey). La intuición es la base de la creación.
Kayser, en el 55, señala que las categorías de la crítica literaria son problemáticas: las
convenciones son muy amplias. Habla de contexto (autor, época), de estructura (que
incluye métrica, elementos formales). La estilística alemana termina fusionándose
con el estructuralismo.
La tercera estilística es la americana, esto es, la Nueva crítica, la cual varía mucho
según el crítico. I. Winters, por ejemplo, se dedica a los estudios históricos. La de
Wellek está en relación con la historia de las ideas; Richards se dedica a la crítica
práctica con un gran peso del componente lingüístico (en filosofía de la retórica
señala que el valor de la palabra es co-textual). T. S. Eliot tiene una crítica más
idealista, pero también defiende la tradición clásica, que marca la creación
contemporánea.
La fenomenología de Husserl nos interesa. Es, ante todo, un método inductivo. Bebe
de Heidegger y también de Nietzsche. Es un pensamiento apriorístico y especulativo
Otro hijo de Heidegger es Gadamer y su consideración del texto como pasado, así
como la idea derridiana del texto como potencialidad de interpretación, de sentidos,
(diseminación). Derrida asume a Heidegger desde una concepción extrema: como
cada cual organiza el mundo a su manera también interpreta el texto a su manera. Si
cada uno deduce una interpretación, el texto tendrá tantos sentidos como
intérpretes. La referencia se reduce a una clase vacía. Por otro lado, a esta idea de
diseminación y referencia 0 tenemos la no correspondencia entre significado y
significante: ninguna palabra representa realmente aquello que está significando. El
texto no tiene estructura, sino que lo que el autor hace es jugar (el texto se hace
haciéndose; no hay estructura preconcebida textual, sino que conforme se va
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realizando el texto va adquiriendo una estructura propia que no tiene que ver con la
estructura lingüística). Estos principios terminan desembocando en la idea de
diferencia (con z), un círculo vicioso. Siempre desembocamos en la referencia 0, al ser
nulo, al ser potencialmente infinito.
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lo que tiene que ver con interpretaciones más válidas que otras (F. Rico y el
Quijote). Como modelo teórico está bien.
Estética de la recepción
Ayer hablábamos de Husserl, y hoy nos vamos a Constanza. Kant en la crítica del
juicio proponía una recepción de corte subjetivo (a pesar de las apariencias objetivas,
donde pueden confluir los juicios). Husserl acuña el concepto de horizonte y de la
fusión de horizontes. El horizonte son acontecimientos, palabras y datos que remiten
a un sistema interracional de sujetos que comparten un sistema mental (a priori).
Estos dos mimbres, Kant y Husserl, dan lugar a Roman Ingarden, quien en La obra
de arte literaria parte de esos a prioris y nos dice que la obra de arte tiene como
objetivo extraer como experiencia una lectura individual, pero que viene dirigida por
el texto. Así aparece el concepto de lector esteta, capaz de deducir los valores del
texto de manera intuitiva. Cada lector estaría en situación de conocer el sentido de
un texto porque el texto, en sus componentes formales, está orientado en una
determinada dirección.
Varios aspectos:
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3. La proyección de objetos en la imaginación del lector que realiza el texto
4. Una vez que tenemos todo esto llegaríamos a la construcción del objeto textual. Se
recrea, al final, el texto en nuestra imaginación. Esta idea la asume la escuela de
Constanza.
Interesa ver cómo comprenderíamos los textos. El lector, además, realiza una tarea
de síntesis. Hay unos correlatos intencionales relacionados con la teoría de Ingarden.
Aquí aparece también el concepto de horizonte de expectativas. Este poseería dos
dimensiones: su primera dimensión se encontraría en el desarrollo de la obra,
conforme se avanza en la lectura; pero también puede ser previo a la lectura.
Podríamos decir que el acto de lectura se verá realizado o no se verá realizado.
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A H- U. Gumbrecht le interesa la sociología de la lectura. Existen unos actos
comunicativos motivados por cuestiones cultural-ideológicas. Lo que nos dice es que
son los actos comunicativos los que construyen las estructuras sociales. Estas quedan
íntimamente relacionadas al tipo de acto comunicativo que se está produciendo. La
lengua como acto comunicativo y todos los fenómenos que conlleva tiene que ver con
la actividad social. Al cambiar los sociedad, cambian los tipos de actos
comunicativos. En los tipos de relaciones lingüísticas entre individuos tenemos a
Habermas y su teoría de las acciones comunicativas: hay cuatro grandes tipos:
1. Conversación
2. Discurso oratorio
3. Negociación
4. Acción dramatúrgica, en tanto que punto de encuentro entre literatura y
sociedad.
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de la interpretación: plantea que hay dos tipos de lector: un lector semántico (lector de
metro) y lector semiótico (capaz de hacer una lectura más allá de las palabras). El
segundo posee instrumentos críticos suficientes para poder interpretar críticamente
el texto. Una determinada obra podrá tener unos sentidos. Todo texto no ha de ser
simbólico por naturaleza.
El último autor que nos interesa es Nelson Goodman, quien ve la lectura marcada
por la denotación. Tendríamos entonces dos tipos de referencia: una subjetiva o
recreada en la afirmación y una que a partir de elementos contextuales nos lleva a
confluir con los demás miembros de esa comunidad. Se logra así la referencia
compleja y la lectura sería entonces una mezcla de ambas: recreación imaginación y
lectura formal. Por tanto, tendríamos una visión de la realidad donde convivirían
ambas posturas: lo más tendente hacia lo objetivo y lo más tendente hacia lo
subjetivo.
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Desde la aparición de la lingüística de Saussure, la crítica y la interpretación se va a
ver influida, si no determinada, por la lingüística. La primera escuela son los
formalistas ruso. Aparece en el Círculo de Moscú con Potebnja. Nace luego la
OPOJAZ para estudiar la literatura, primero Pushkin y luego el futurismo. El
futurismo es el denotante y su nuevo campo de trabajo. De la OPOJAZ nace
Tomachevsky, que diferencia entre uso funcional del lenguaje y el uso expresivo.
Aparece en este contexto la noción de zaum (efectos emotivos del lenguaje cuyo
origen no está en su significado, sino más bien en la fonética).
En línea parecida, tenemos a Osip Brik, dedicado a las cuestiones del ritmo (ritmo y
sintaxis). Otro concepto: byt, que relaciona literatura y sociedad. A nosotros nos
interesa la concepción del texto literario como mecanismo. Esta escuela tiene su
crepúsculo con el advenimiento del marxismo como ideología oficial.
Roman Jakobson, que era de la Escuela de Praga y del formalismo, va a USA. Allí se
desarrolla el estructuralismo norteamericano (que, junto a Jakobson, incluye a
Samuel Levin); por otro lado, se desarrolla un estructuralismo en Francia a raíz de
las traducciones de los formalistas. Este tiene dos corrientes: una lingüísticas
(Greimas) y otras estrictamente literarias (Genette). Roland Barthes señala que la
crítica de su época de corte estilístico desvaría mucho, y propone que el lenguaje
hable del lenguaje. El estructuralismo se convierte en la tendencia predominante;
aquí conviene hablar de significación, no de significado, que es unívoco. Se habla de
significación o sentido (filiación wittgensteinana). Las proposiciones, según el
segundo Wittegeinstrin, adquieren su sentido dependiendo del contexto. El
estructuralismo, en cualquier caso, se centra sobre todo en el mensaje: pensemos en
Jakobson y su teoría de la comunicación. Es una teoría, como es bien sabido,
limitada y problemática.
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ocupa de la forma del contenido y de la forma de la expresión, esto es, la forma
semiótica.
La literariedad: el carácter formal que hace que un texto sea literario (García Berrio
le contrapone poeticidad). A través de la forma se construye la estética (poeticidad).
Frente al idealismo que considera que la estética y la forma van de manera separada,
la semiótica de corte estructural llega a la conclusión de que la forma constituye el
plano estético del texto. Habría que marcar de qué manera cabe estudiar el texto
desde el punto de vista de la semiótica.
Sobre la filosofía del lenguaje de Charles Morris, todos los semiólogos van a centrar
en un triángulo el objeto de análisis de la semiótica: semántica, sintaxis y
pragmática.
Al final, esto nos orienta hacia la lingüística del texto. De la semiótica también
podemos decir. Peirce plantea otro tipo de semiótica: una teoría general en que que
nos encontramos con un representamen, que es cualquier estímulo que hay que
interpretar. Está la conciencia del intérprete a través de un interpretante, que sería
un signo interpuesto y que nos ayuda a traducir esa nueva experiencia para poder
interpretarla correctamente. El intepretante es un signo interpuesto.
Umberto Eco nos dice que la lectura del texto literario es como escuchar música: al
interpretar una obra nuestro interpretante nos lleva a esa obra pero nuestra
imaginación nos lleva a seguir reinterpretando esos interpretantes hasta el infinito.
Se da cuenta del problema de la semiosis ilimitada. En Lector y fábula, del 79, nos
dice: para limitar las lecturas podemos considerar a la lingüística como elemento
determinante de la limitación. Tanto autor como lector tiene su enciclopedia, y la
enciclopedia del lector limita su interpretación. Todos, ante una misma forma,
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debemos interpretar de manera parecida si utilizamos los instrumentos comunes que
nos da la crítica (Petofi). El último tipo de lector que propone Eco en Los límites de
la interpretación, donde reintroduce el concepto de isotopía de Greimas; de aquí
deduce dos tipos de lectores: lector semántico y lector semiótico, quien conoce los
instrumentos críticos y es capaz de decucir los sentidos.
La teoría cognitiva tiene varias vías, la de Lakoff y la metáfora y aquella que estudia
la metáfora en su uso artístico. Tenemos la teoría cognitiva de la literatura, de M.
Burke. Esta teoría propone un estudio completo de la creatividad literaria, la
construcción de la metáfora o introduciendo los elementos que vienen de la
neuroestética. Así podemos conocer no solo las condiciones de emisión, sino las de la
recepción. Al final, esto termina dando lugar a la semiótica cognitiva. Para un
estudio semiótico completo, tenemos que ser interdisciplinares: la filosofía nos aporta
metafísica y estética y filosofía de la ciencia, la filología nos aporta teoría de los
géneros y la historia de la literatura; la antropología; la psicología nos aporta la
teoría cognitiva. Todo desemboca en el texto. No olvidemos la sociocrítica o la
psciocrítica.
Plano métrico-fonológico
Plano léxico-semántico
El Grupo Mi, de Lieja, van a decir en su Retórica general que cada nivel se
corresponde con un grupo de figuras determinadas. Sintaxis: estructuras bimembres.
Plano léxico-semántico: tropos como anáfora, metáfora, metonimia, campos
asociativos (campo léxico-semántico: tienen algún sema común, como objetos para
sentarse).
En primer lugar, es un soneto, forma fijada por la tradición de 14 versos endecasílabos. Lo primero
que tenemos son las rimas: abrazada en los cuartetos y encadenada en los tercetos. La rima es
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consonante (responde al homoteleupton, figura clásica; cuando el autor latino pierde la idea de la
cantidad silábica, cambia el tipo de métrica). Fonéticamente, además, hay que recordar la cuestión
endecasilábica, esto es, con axis en sílaba x, ritmo yámbico. Primer verso: endecasílabo enfático; 2,
sáfico; 3 énfático; 4 sáfico; etc. Hay algunos míxtos enfático-melódicos. Se distruyen casi
equitativamente los acentos rítmos y los extrarrítmos (no coinciden con el axis). La repetición
redunda en el ritmo y la musicalidad. El asínteton es importante para dar mayor velocidad.
En cuanto a los sonidos, aliteración de las vibrantes (r y rr), acompañado de oclusivas (b, c).
Dificultad articulatoria. Toda la musicalidad tiene que ver con la velocidad del paso del tiempo; su
ruptura, con la muerte.
Nivel morfosintáctico. Lo que más no llama la atención es un nexo: mientras, que indica
simultaniedad y la fugacidad del tiempo (mientras haces eso, se acerca la muerte: esencia semántica
del carpe diem). Los encabalgamientos son suaves en los cuartetos y empiezan a ser abruptos (hasta la
6 sílaba) en los tercetos. Formas verbales: imperatico, presente de subjuntivo y futuro. Tenemos
también estructruras bimembres de diferente tipo, por ejemplo, lateral “de luciente cristal tu gentil
cuello”. Recordemos que hiérbaton se da en pocos casos (CN + núcleo, v.aux + v.aux)
el “mientras” tiene que ver con sentido de la ruptura; tenemos asíndeton en el último verso, que tiene
que ver con la fugacidad.
Vemos que los fenómenos que nos orientan hacia la significación tienen que ver con los elementos de
lso diferentes planos. Tendríamos que decir, como se trata de isotopías semióticas, de dónde proviene
el soneto, el retrato de la mujer, el tópico del carpe diem. Viene de la lírica italiana y de Garcilaso de la
Vega. Góngora desautomatiza el tópico mediante la complicación de la forma; además, sustituye la
metáfora de la rosa por la del clavel y emplea una metáfora disémica.
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Esta consistiría en ver de qué manera un contenido semántico termina
convirtiéndose en un texto. Esto da lugar a la lingüística de PetÖfi: text Sere (el
contenido se-mántico en abstracto). A eso le atribuye García Berrio la inventio.
Tenemos también a John Searle con sus actos de habla, quien siguiendo a Morris lo
desarrolla. Hay actos locucionarios e ilocucionarios, junto con la perlocución. La
teoría supone que la información tiene que ser verdadera para que sea un verdadero
acto de habla, lo que es un problema para la literatura. Es criticado por Bonati y
Genette (literatura como acto de ficción: información no verdadera, sino verosímil).
La teoría de la literatura va a centrarse en qué tipo de acto de habla es un texto
literario.
Sobre estas premisas, Van Djik va a comenzar a establecer una lingüística textual o
pragmática de la literatura. Partiendo del concepto de macroestructura (contenido
semántico abstracto), primero en La Ciencia del Texto, va a establecer cómo eso se
materializa. Tenemos luego microestrcuturas (oración), estructuras (bloque de
sentido creado por la suma de oraciones) y, por último, el concepto de
superestructura (tipología genérica). La architextualidad estaría dentro de aquí, pero
una vez que aparece un texto.
Tras una impresión vivencial, lo primero que hacemos es situar esa experiencia en
una modalidad genérica (narrativa, lírica).
Otro libro fundamental es Texto y contexto, de 1980. Ahí recoge esa teoría semántica a
través de la relación entre enunciados y en cuanto al valor de esa macroestructura en
un determinado contexto (también co-texto). Hay que considerar cómo funciona el
texto desde el punto de vista desde el texto en sí, es decir, ver las condiciones para
que un texto sea tal.
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2. Presuposiciones pragmáticas. Conocimiento común y previo del tema y el
rema (lo que permite que haya progresión temática). Este es un rasgo que
diferencia a la lírica de la narrativa; en la primera se tiende a la redundancia y
en la segunda a la progresión temática. Las notas a pie de páginas restauran
las presuposiciones.
3. Implicatura: aquello que está implícito en el texto. Esto corresponde al autor.
Misericordia, de Galdós, implica la hipocresía de la burguesía.
4. Contexto: hay un contexto del texto (las coordenadas en que se desarrolla el
texto) y un contexto histórico (cómo funciona la sociedad en es emomento).
5. Inferencias. Esto viene de Grice. Es lo que el lector deduce tras la lectura del
texto. Se puede inferir que en la sociedad madrileña había una gran miseria.
Corresponde el lector.
6. Adecuación: si quien habla es el personaje, pueden aparecer variedades
diastópicas y diastráticas (dialectismos, leísmos, etc.). Decoro.
Elementos de cohesión:
Nosotros vamos a ampliar el sistema bajtiniano con Pozuelo Yvancos y su teoría del
lenguaje literario, que elabora una tipología de discursos referidos:
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ficticio en su conjunto (macroestructura dirigida al lector). Sin embargo, en el teatro
se produce un doble acto de habla: un acto de habla en el intercambio discursivo
(entre dos personajes) y uno global destinado al superdestinatario (el receptor). Es
decir: entre los personajes en el escenario y todo el discurso de los personajes con
respecto del público.
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