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DEJA DE SER PRISIONERO DE TU PASADO

El pasado es parte de nuestras vidas, negarlo es como “pretender ocultar el sol con un
dedo”, es sencillamente imposible. Por eso, en vez de mortificarte con el ayer, ¿no te
gustaría dejarlo y avanzar hacia la felicidad? ¿no sería fantástico despertarse un día y
focalizarte en lo que tienes por delante en vez de estar mirando siempre para atrás? En
este sencillo pero poderoso escrito te daré cinco consejos prácticos que te ayudarán a
abandonar la prisión de la amargura, lugar en el que has estado demasiado tiempo…,
¡basta de oxidarte en remordimientos añejos y comienza a disfrutar de la vida que el
Arquitecto divino diseñó para ti! El pasado, si no lo sueltas puede convertirse en tu
calabozo de por vida.
Okey, sin más palabrería que a veces cansa vamos a lo que nos convoca, aquí van los
consejos los cuales he escrito de manera sistemática (en orden, de lo más básico a lo más
complejo).
1º ACEPTA QUE EL AYER EXISTIÓ. Partamos de lo más básico, el pasado en tu vida fue
una realidad, nada puedes hacer para negarlo (ignorarlo y olvidarlo es una misión
condenada al fracaso, te lo digo por experiencia); tampoco puedes hacer nada para
cambiarlo, lo que pasó pasó, acéptalo y sigue avanzando. Deja el pasado donde está, en
el ayer, hacerlo te garantiza el inicio de tu éxito. Esto parece algo sencillo de hacer, pero
no lo es, en realidad es el primer paso hacia tu liberación y es críticamente importante
para tu desarrollo personal. Lo que trato de decirte es simple, ¡da vuelta la página! Mira
lo que el sabio nos dice al respecto: «Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y
Dios restaura lo que pasó» (Eclesiastés 3:15).
2. PERDÓNALOS Y PERDÓNATE. Si tu pasado contiene situaciones que te hicieron daño
lo que debes hacer es algo que tal vez no te gustará leer, algo que sabes que debes hacer,
pero has estado posponiendo por años: Perdonar. Así es, perdonar a esa persona, a esa
Organización, a esa situación; es un acto liberador, y perdonarte a ti mismo también. No
hacerlo es como abrazar un cactus e irse a la cama con él, lo único que conseguirás es
dañarte y por efecto colateral a los que amas. ¿Sabías que en muchos casos perdonar es
más beneficioso para el ofendido que para el ofensor? La Biblia dice: «Quien pasa por alto
la ofensa, crea lazos de amor» (Proverbios 17:9), y eso es justamente lo que necesitas,
rodearte de amor el cual nunca florecerá por completo en tu vida hasta que no perdones
a esa persona…, y a ti.
3. SUELTA EL AYER. Ahora bien, este consejo está muy conectado con el anterior, se
podría decir que al ejecutar el perdón se producirá por efecto un acto maravilloso (casi
automático), el acto de soltar el ayer. Sin embargo, hay personas que andan por la vida
diciendo: “perdono, pero no olvido”. Afirmar esto es el equivalente a aferrarse al ancla
de un buque que yace en el fondo del mar llena de algas. ¿Qué de bueno hay en hacer
esto? La respuesta es simple, ¡nada! Por eso, si quieres en verdad avanzar hacia tu
felicidad es importante que sueltes a esa persona, esa situación vivida, despréndete de
ese lugar, imagen o cosa donde sufriste tanto. Dios, por medio de su profeta declara:
«Ahora dice el Señor a su pueblo: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del
pasado”.» (Isaías 43:18).
4º HAZ DEL PASADO TU MAESTRO NO TU VERDUGO. ¿Qué haces allí torturándote por lo
que pasó? Hacerlo es desarrollar en ti una suerte de masoquismo que a la larga te pasará
factura. Lo mejor que puedes hacer es obtener lecciones del ayer incluso de aquellas
situaciones injustas, así lograrás convertir tu pasado en un maestro eficiente que te
obsequió cátedras del más alto nivel; en cambio si sigues llorando por los recuerdos que
vienen a tu mente lo único que estás haciendo es convertir a tu pasado en un verdugo
cruel que se hace más fuerte cada día…, ¡no le des ese poder! El sabio Moisés al final de
sus días exclamó: «Señor, ayúdame a entender que la vida es corta para así vivirla con
sabiduría» (Salmos 90:12). El Patriarca había hecho de la vida su maestra, ¿por qué no
hacerlo también con el pasado que fue parte de tu existir?
5º VUELVE A EMPEZAR. Errar es de humanos, ¿lo sabías? Pero permanecer en el error es
de necios, es de mediocres, ¡y tú no fuiste diseñado para vivir a medias! sino para vivir a
plenitud. Por eso, en vez de quedarte en el fondo del pozo donde caíste comienza a
escalar, porque si cavas ––como seguramente lo has estado haciendo estos años–– sólo
conseguirás agravar tu situación. Sacúdete el ayer, despójate de las ataduras del pasado,
niégate a morir en tus recuerdos y mira hacia el cielo, allá arriba hay Uno que está
dispuesto a darte la mano para sacarte del oscuro agujero. Así que arriba ese ánimo,
¡levántate, re-invéntate, energízate! y échale para delante, vuelve a comenzar. Salomón
sentenció: «Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse»
(Proverbios 24:16). Entonces, ¿eres de los que se levantan o de los que se quedan tirados
a orillas del camino?
FINALMENTE…
Pasar todo el día sumido en recuerdos de antaño no es de sabios, es más bien un acto de
necedad, es una condena a tu futuro…, ¡hacerlo es emitir una orden de cancelación a tu
porvenir! Permanecer estáticos nos impide trabajar en nuevos proyectos: una carrera
universitaria, un matrimonio, la consolidación de un negocio, escribir un libro,
perfeccionar tu profesión, asentar tu ministerio, etc.
Recordar aquello tan terrible que te pasó producirá culpa, vergüenza, rencor,
pensamientos de venganza, tristeza y todo eso repercutirá en que tu mente y cuerpo
enfermen (dolores de cabeza, dolor de cuerpo generalizado, cansancio, desánimo), y por
si fuera poco contaminará también tu espíritu. ¿Qué hacer? Vuelve a leer los cinco
consejos escritos arriba, asimilarlos te llevará más tiempo, que el que invertiste en esta
sesión.
Tu pasado ya fue, el presente es hoy, tu futuro aún no está escrito y tú eres el escritor.

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