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DISCURSO DE ANGOSTURA

UN PROYECTO DE PATRIA
PARA LA VENEZUELA
DEL SIGLO XXI

Edición conmemorativa del Bicentenario


del Discurso de Angostura
1819-2019
Comisión Presidencial para la Conmemoración
del Bicentenario del Congreso de Angostura

Coordinación de la colección
Comisión Presidencial para la Conmemoración
del Bicentenario del Congreso de Angostura

Coordinación editorial
Simón Andrés Sánchez
Yessica La Cruz

Asistencia editorial
Alexander Zambrano

Compilación
Manuel E. Carrero Murillo

Investigación documental
Iliana Galea
Javier Escala

Diseño de portada y diagramación


Orión Hernández

Corrección
Miguel Raúl Gómez

Discurso de Angostura. Un proyecto de patria para la Venezuela del siglo XXI

© Centro Nacional de Historia, 2019


Final Av. Panteón, Foro Libertador, edificio Archivo General de la Nación,
P.B. Caracas, República Bolivariana de Venezuela
Depósito Legal: DC2019000051
ISBN: 978-980-419-055-1
Impreso en la República Bolivariana de Venezuela
Nicolás Maduro Moros
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Delcy Rodríguez
Vicepresidenta Ejecutiva de la República Bolivariana
de Venezuela
Comisión Presidencial
para la Conmemoración del Bicentenario del Congreso de Angostura

GJ Vladimir Padrino López


Ministro del Poder Popular para la Defensa

Jorge Rodríguez
Ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información

Ernesto Villegas
Ministro del Poder Popular para la Cultura

Aristóbulo Istúriz
Ministro del Poder Popular para la Educación

Justo Noguera
Gobernador del Estado Bolívar

Ramón Carrizales
Gobernador del Estado Apure

MG Alexis Rodríguez Cabello


Comandante de la REDI Capital

César Trómpiz
Rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela
GD Félix Ramón Osorio
Rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela

Sergio Hernández
Alcalde del Municipio Heres del Estado Bolívar

Richard Roa
Constituyentista

Rubén Pinto
Constituyentista

Pedro Calzadilla
Presidente de la Fundación Centro Nacional de Historia

Desireé Santos Amaral


Directora del Correo del Orinoco
DISCURSO DE ANGOSTURA
UN PROYECTO DE PATRIA
PARA LA VENEZUELA
DEL SIGLO XXI

Manuel E. Carrero Murillo (comp.)


Alí Ramón Rojas Olaya
Emma Martínez
Ricardo Alberto Mata
Argenis Méndez Echenique
Alexander Torres Iriarte
Noemí Frías Durán
José Gregorio Linares
Enrique Viñoles Peña
Carlos Franco Gil
Omar Galíndez Colmenares
María Elena del Valle Mejías
Omar Hurtado Rayugsen
Nelson Guzmán
Oldman Botello
Belín Vázquez
ÍNDICE
Presentación
Manuel E. Carrero Murillo 11

Discurso ante el Congreso de Angostura,


el 15 de febrero de 1819
Simón Bolívar 15

Angostura geográfica, anchura libertaria


Alí Ramón Rojas Olaya 47

El Poder Moral: un proyecto civilizatorio


del Libertador Simón Bolívar
Manuel E. Carrero Murillo 81

Discurso del Libertador en Angostura:


Una propuesta para la formación de la conciencia
de un pueblo para la libertad
Emma Martínez 119

Carácter nacional y diversidad étnica


en el Discurso de Angostura
Ricardo Alberto Mata 143

Contemporaneidad sociohistórica de los llaneros apureños


con el discurso bolivariano de Angostura
en vísperas de su bicentenario
Argenis Méndez Echenique 161

Los votos de mi corazón: paternalismo político liberador


en el Discurso ante el Congreso de Angostura
Alexander Torres Iriarte 197

El Discurso de Angostura:
su perspectiva pedagógica en el siglo XXI
Noemí Frías Durán 229
1818: Bolívar contra Irvine.
Venezuela y Estados Unidos: dignidad versus injerencismo
José Gregorio Linares 251

Décimas nuestramericanas y prosa al Discurso de Angostura


Enrique Viñoles Peña 283

El justo celo de la libertad republicana:


Reenfoque del modelo político de Estado liberal
a partir de los planteamientos sobre la ciudadanía
en el Discurso de Angostura
Carlos Franco Gil 301

El Discurso de Angostura:
Simón Bolívar y su proyecto de Estado-Nación
Omar Galíndez Colmenares 333

La arquitectura emocional del Discurso de Angostura:


Una aproximación desde el análisis crítico del discurso
María Elena del Valle Mejías 373

La investigación y la docencia geohistóricas


apoyadas en el Congreso y en el Discurso de Angostura
Omar Hurtado Rayugsen 399

El Congreso de Angostura, América y la utopía libertaria


Nelson Guzmán 431

El Congreso de Angostura:
los fundamentos de un pueblo naciente
Oldman Botello 449

El Congreso de Angostura:
La bisagra histórica del proyecto republicano bolivariano
Belín Vázquez 471
PRESENTACIÓN

Han transcurrido dos siglos desde el 19 de febrero de 1819,


cuando el Libertador leyó el célebre Discurso ante los diputados
reunidos en Angostura –Ciudad Bolívar desde 1846–, y aun así su
contenido sigue interesando a los estudiosos de las ciencias socia-
les y de otros ámbitos científicos.
La profunda y extensa reflexión que articuló Simón Bolívar a
sus 35 años, para dirigirse a los congresistas, lo llevó a repasar y re-
pensar las experiencias políticas de la China ancestral, de la Persia
antigua, la Grecia clásica y la Roma imperial, con el propósito de
definir la forma de gobierno que podía armonizar libertad con
obediencia a la ley y democracia con virtud y estabilidad; a ellas
integró los aportes políticos que obtuvo de sociedades cercanas a
su tiempo, como Francia, Inglaterra, Estados Unidos, y hasta pre-
ceptos que habían regido en las sociedades aborígenes de “nuestra
América”.
El Libertador exploró en los anales de naciones antiguas y
modernas los modelos políticos que pudieran contribuir a la idea
de Estado más conveniente para Venezuela. Penetró en tiempos
remotos interrogando a otras naciones sobre la organización po-
lítica adoptada mientras continuaban su desarrollo civilizatorio, y
obtuvo juicios que fijó en el proyecto de Constitución dispuesto
para ser discutido.
Durante la exposición de sus argumentos, invitó a los diputa-
dos a echar una mirada al pasado, a razonar sobre cuáles debían
ser las bases de la República de Venezuela; él lo había hecho, y
se adelantó a la tarea que pudiera emprender cualquiera de los
congresistas, a quienes recordó que la ruptura de las antiguas co-
lonias con la metrópoli española originó una situación similar a la
de Europa cuando el Imperio romano se desintegró. En aquellos
inmensos dominios cada provincia formó una nación indepen-
diente reproduciendo sus primitivas formas de convivencia. En
nuestro caso, no sucedería igual porque “apenas –dijo el Liber-
tador– conservamos vestigios de lo que en otros tiempos fue”,
y además ya no éramos ni “indios, ni europeos, sino una especie

11
media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores
españoles”.
El juicio era cierto y advertía los riesgos para nuestros pueblos
por el peligro de caer en la anarquía y ser recolonizados, como
pretendía la propia España, o pasar a manos de otra metrópolis.
La suerte de los antiguos dominios que luchaban por la indepen-
dencia debía delinearse antes que la agitación de intereses perso-
nales tomara espacio y fueran víctimas del desconcierto.
Bolívar era consciente de la enorme responsabilidad que tenía
sobre sus hombros para fundar la República, cuyo texto supremo
colocó en manos de los congresistas, pero no confiaba en que
todos estuvieran a la altura del problema y se extendió hilvanando
argumentos como pocos de nuestros próceres podían hacerlo.
El texto es una pieza finamente hilada que muestra suficiencia
en conocimientos históricos y cultura política, además de persua-
siva elocuencia y cohesión en el propósito explicativo para con-
vencer a los diputados de las bondades contenidas en el proyecto
constitucional.
En la extensa alocución se aprecia la metódica seguida para ex-
traer de aquellas sociedades y civilizaciones las respuestas útiles al
pueblo venezolano en sus relaciones Estado-Gobierno, Gobierno-
ciudadano/a y ciudadano/a-ciudadano/a.
Si se intenta penetrar en la hondura de sus ideas, pudiera
evocarse la disertación de un sabio proclamando desde una
altura los caracteres espirituales y morales que debían definir a
la nación venezolana; pero más que un coloquio con el tiempo y
los genios de la naturaleza, el Discurso pone de manifiesto que el
Libertador pensaba en las dimensiones mestizas de ese “pequeño
género humano”, para quienes, finalmente, pidió al Congreso un
“gobierno eminentemente popular, eminentemente justo y emi-
nentemente moral (…) que haga triunfar bajo el imperio de leyes
inexorables, la igualdad y la libertad”.
A doscientos años de la instalación del Congreso y del Discurso
de Angostura, el Centro Nacional de Historia rinde homenaje al
restablecimiento de la República en 1819, a la perseverancia del
Libertador y a uno de sus documentos políticos fundamentales.

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Dieciséis investigadores del tema bolivariano  abordaron el
texto de aquella brillante pieza oratoria para indagar en la palabra
del Libertador la universalidad libertaria de su pensamiento, lo
raizal venezolano en el pasado y el presente, así como los anhelos
de un estadista en la difícil tarea de instituir una República demo-
crática y popular.
Son dieciséis ensayos para conocer mejor lo que hemos sido
como nación independiente desde los momentos fundacionales y
la incesante búsqueda de la ruta para consolidar nuestra soberanía.

Manuel E. Carrero Murillo

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DISCURSO DE ANGOSTURA PRONUNCIADO
POR EL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR
EL 15 DE FEBRERO DE 1819
EN EL ACTO DE INSTALACIÓN
DEL SEGUNDO CONGRESO DE VENEZUELA1

1 Tomado del original que reposa en el Archivo General de la Nación,


en la colección del Archivo del Libertador, volumen 100-B, folios 1-32,
letra del escribano Jacinto Martel. Esta transcripción fue cotejada con
el documento original, se incluyeron las enmendaduras del mismo y
fue actualizada en cuanto a ortografía y la grafía de algunas voces.
Señor:
¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su
mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza
su voluntad absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres más
favorecidos de la Providencia Divina, ya que he tenido el honor
de reunir a los representantes del pueblo de Venezuela en este
augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima, depósito de la
voluntad soberana y árbitro del destino de la Nación.
Cuando transmito a los representantes del pueblo el Poder Su-
premo que se me había confiado colmo los votos de mi corazón,
los de mis conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones
que todo lo esperan de nuestra sabiduría, rectitud y prudencia.
Al cumplir con este dulce deber, me liberto de la inmensa auto-
ridad que me agobiaba; como de la responsabilidad ilimitada
que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamente una necesidad
forzosa, unida a una voluntad imperiosa por parte del Pueblo, me
habría sometido al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe
Supremo de la República. Pero ya respiro, devolviéndoos esta Au-
toridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado man-
tener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden
afligir a un cuerpo social.
No ha sido la época de la República que he presidido una mera
tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía
popular; ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos desorga-
nizadores; ha sido la explosión de un torrente infernal que ha su-
mergido la tierra de Venezuela. ¡Un hombre! ¡Y un hombre como
yo! ¿Qué diques podría oponer al ímpetu de estas devastaciones?
En medio de este piélago de angustias no he sido más que un vil
juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una
débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresis-
tibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuírmelos
no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco.
¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del
orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Ve-
nezuela; examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios; la influencia de la religión y el dominio extranjero;

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Discurso de Angostura

observad los primeros actos del Gobierno Republicano; la feroci-


dad de nuestros enemigos; y el carácter nacional. No me pregun-
téis sobre los efectos de estos trastornos para siempre lamentables:
apenas se me puede suponer simple instrumento de los grandes
móviles que han obrado sobre Venezuela. Sin embargo, mi vida,
mi conducta, todas mis acciones públicas y privadas son del do-
minio del pueblo. ¡Representantes!, vosotros debéis juzgarlas. Yo
someto la historia de mi mando a vuestra imparcial decisión y
nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi
apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el subli-
me título de buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador
que me dio Venezuela, al de Pacificador que me dio Cundinamar-
ca y a los que el mundo entero me puede dar.
Legisladores, yo deposito en vuestras manos el mando supre-
mo de Venezuela. Vuestro es ahora el sublime deber de consagra-
ros a la felicidad de la República, en vuestras manos está la balanza
de nuestro destino, la medida de nuestra gloria, ellas sellarán los
Decretos que fijen nuestra libertad. En este momento el Jefe Su-
premo no es más que un simple ciudadano, y tal quiere quedar
hasta la muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas
mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos
hijos tiene la Patria capaces de dirigirla: talentos, virtudes, expe-
riencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres son
el patrimonio de muchos de los que aquí representan al pueblo;
y fuera de este augusto cuerpo se encuentran ciudadanos que en
todas épocas han mostrado valor para arrostrar los peligros, pru-
dencia para evitarlos, y el arte en fin de gobernarse y de gobernar
a otros. Estos ilustres varones merecerán sin duda los sufragios
del Congreso, y a ellos se encargará del gobierno que tan cordial y
sinceramente acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo individuo fre-
cuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos.
Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas popula-
res, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo
tiempo en un ciudadano el poder: el pueblo se acostumbra a
obedecerlo y él se acostumbra a mandarlo, de donde se originan

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad


republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada jus-
ticia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo
los mande perpetuamente.
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de
Venezuela puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus más
fieles amantes, permitidme Señor que exponga con la franqueza
de un verdadero republicano mi respetuoso dictamen en este
proyecto de Constitución que me tomo la libertad de ofreceros
en testimonio de la sinceridad y del candor de mis sentimientos.
Como se trata de la salud de todos, me atrevo a creer que tengo
derecho para ser oído por los representantes del pueblo. Yo sé
muy bien que vuestra Sabiduría no ha menester de consejos, y sé
también que mi proyecto debe pareceros erróneo, impracticable.
Pero, Señor, acepta con benignidad este trabajo que más bien es el
tributo de mi sincera sumisión al Congreso, que el efecto de una
levedad presuntuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones la
creación de un cuerpo político y, aun se podría decir, la creación
de una sociedad entera, rodeados de todos los inconvenientes que
presenta una situación la más singular y difícil, quizás el grito de
un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubier-
to o desconocido.
Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos cuál es la base de
la República de Venezuela.
Al desprenderse la América de la Monarquía española, se
ha encontrado semejante al Imperio Romano cuando aquella
enorme masa cayó dispersa en medio del antiguo mundo. Cada
desmembración formó entonces una nación independiente
conforme a su situación o a sus intereses; pero con la diferencia
de que aquellos miembros volvían a restablecer sus primeras
asociaciones. Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo
que fue en otro tiempo: no somos europeos, no somos indios sino
una especie media entre los aborígenes y los españoles. America-
nos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el
conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de

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Discurso de Angostura

mantenernos en el país que nos vio nacer contra la oposición de


los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y compli-
cado.
Todavía hay más; nuestra suerte ha sido siempre puramente
pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos ha-
llamos en tanta más dificultad para alcanzar la libertad, cuanto
que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidum-
bre; porque no solamente se nos había robado la libertad, sino
también la tiranía activa y dominante. Permítaseme explicar esta
paradoja.
En el régimen absoluto el Poder autorizado no admite límites.
La voluntad del déspota es la ley suprema ejecutada arbitraria-
mente por los subalternos que participan de la opresión organiza-
da en razón de la autoridad de que gozan. Ellos están encargados
de las funciones civiles, políticas, militares, y religiosas; pero al
fin son persas los zátrapas de Persia, son turcos los bajaes del gran
Señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria. La China no envía
a buscar mandarines a la cuna del Gengiskán que la conquistó.
Por el contrario, la América todo lo recibía de España que real-
mente la había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa; no
permitiéndonos sus funciones en nuestros asuntos domésticos y
administración interior. Esta abnegación nos había puesto en la
imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos, tam-
poco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo
del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia
en las grandes revoluciones. Lo diré de una vez, estábamos abs-
traídos, ausentes, del universo en cuanto era relativo a la ciencia
del gobierno.
Uncido el pueblo americano con el triple yugo de la ignoran-
cia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber,
ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las
lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudia-
do son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado
más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más
bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinie-
blas, un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

destrucción; la ambición, la intriga abusan de la credulidad y la


inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político,
económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilu-
siones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotis-
mo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que
instigado por el sentimiento de sus fuerzas marcha con la seguri-
dad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no
puede rectificar sus pasos.
Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve
a perderla; porque en vano las luces de la experiencia se esforzarán
en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud;
que el imperio de las Leyes es más poderoso que el de los tiranos,
porque son más inflexibles y todo debe someterse a su benéfico
rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las colum-
nas de las Leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la
libertad. Así, legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba,
cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos por las
ilusiones del error, y por incentivos nocivos. Vuestra obra, por im-
perfecta que sea, sin duda será superior a todas las fuerzas huma-
nas. La libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de
difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que en-
robustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable
nutritivo de la libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas,
debilitada su vista en las sombras de las mazmorras y aniquiladas
por las pestilencias serviles, ¿serán capaces de marchar con pasos
firmes hacia el augusto Templo de la Libertad?, ¿serán capaces de
admirar de cerca sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el
éter puro que allí reina?
Meditad bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que
vais a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podrá
elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros
proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra
elección no está presidida por el genio tutelar de Venezuela que
debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de
gobierno que vais a adoptar para la felicidad del pueblo; si no

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Discurso de Angostura

acertáis, repito, la esclavitud será el término de nuestra transfor-


mación.
Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de
gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado
sobre la tierra y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra
ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos
sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la
costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de
pueblos no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo,
nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la super-
ficie del globo como viles rebaños destinados alimentar a sus crue-
les conductores. La naturaleza a la verdad nos dota al nacer del in-
centivo de la libertad, mas sea pereza, sea propensión inherente a
la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila, aunque ligada
con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de
prostitución parece que tenemos razón para persuadirnos, que
los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante
máxima, que más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que
soportar el peso de la tiranía. Ojalá que esta máxima contraria a
la moral de la naturaleza fuese falsa. ¡Ojalá que esta máxima no
estuviese sancionada por la indolencia de los hombres con respeto
a sus derechos más sagrados!
Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opre-
sión; pero son rarísimas las que han sabido gozar de algunos
preciosos momentos de libertad; muy luego han recaído en sus
antiguos vicios políticos: porque son los pueblos más bien que
los gobiernos los que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la
dominación los hace insensibles a los encantos del honor y de la
prosperidad nacional, y miran con indolencia la gloria de vivir en
el movimiento de la libertad, bajo la tutela de leyes dictadas por su
propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa
verdad.
Solo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una
absoluta libertad; pero ¿cuál es el gobierno democrático que ha
reunido a un tiempo poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no
se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía, cimentar

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

grandes y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno


más antiguo que el de China? ¿Qué República ha excedido en du-
ración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no
conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de monar-
quía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas naciones, sin
embargo, han sido o son aristocracias y monarquías.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado
de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al
entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más
justo, y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la
nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su
igualdad, su soberanía nacional constituyéndose en una Repúbli-
ca Democrática, proscribió la monarquía las distinciones, la no-
bleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre,
la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos
inminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por
la pureza que los ha dictado. El primer Congreso de Venezuela
ha estampado en los anales de nuestra legislación con caracteres
indelebles la majestad del pueblo dignamente expresada al sellar el
acto social más capaz de formar la dicha de una nación.
Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la
vehemencia de que soy susceptible, el Supremo bien que encierra
en sí este código inmortal de nuestros derechos y de nuestras
leyes. ¡Pero cómo osaré decirlo! ¿Me atreveré yo a profanar con mi
censura las tablas sagradas de nuestras Leyes…? Hay sentimientos
que no se pueden contener en el pecho de un amante de la Patria,
ellos rebosan agitados por su propia violencia; y a pesar del mismo
que los abriga, una fuerza imperiosa los comunica. Estoy herido
de la idea de que el Gobierno de Venezuela debe reformarse, y
aunque muchos ilustres ciudadanos piensan como yo, no todos
tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la adopción
de nuevos principios. Esta consideración me insta a tomar la ini-
ciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que hay sobrada
audacia en dar avisos a los consejeros del Pueblo.
Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución federal
de Venezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su

23
Discurso de Angostura

aplicación a nuestro Estado. Y según mi modo de ver es un prodi-


gio que su modelo en el Norte de América subsista tan próspera-
mente y no se trastorne al aspecto del primer embarazo o peligro.
A pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de virtudes
políticas y de ilustración moral, no obstante que la libertad ha sido
su cuna, se ha criado en libertad, y se alimenta de pura libertad; lo
diré todo, aunque bajo de muchos respectos: este pueblo es único
en la historia del género humano, es prodigio repito que un siste-
ma tan débil y complicado como el Federal haya podido regirlo
en circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero
sea lo que fuere, de este Gobierno con respecto a la Nación Ame-
ricana debo decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea asi-
milar la situación y naturaleza de dos estados tan distintos como
el inglés americano y el americano español. ¿No sería muy difícil
aplicar a España el código de libertad política, civil y religiosa de
Inglaterra? Pues aún es más difícil adaptar en Venezuela las leyes
del Norte de América. ¿No dice el Espíritu de las Leyes que estas
deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Que es una gran
casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Que
las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la cali-
dad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida
de los Pueblos? ¿Referirse al grado de libertad que la Constitución
puede sufrir, a la Religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a
sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus
modales? ¡He aquí el código que debíamos consultar y no el de
Washington!
La Constitución venezolana sin embargo de haber tomado
sus bases de la más perfecta, si se atiende a la corrección de los
principios y a los efectos benéficos de su administración, difirió
esencialmente de la americana en un punto cardinal, y sin duda
el más importante. El Congreso de Venezuela como el americano
participa de algunas de las atribuciones del Poder Ejecutivo. No-
sotros además subdividimos este Poder habiéndolo cometido a un
cuerpo colectivo sujeto por consiguiente a los inconvenientes de
hacer periódica la existencia del Gobierno, de suspenderla y disol-
verla siempre que se separan sus miembros. Nuestro triunvirato

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

carece, por decirlo así, de unidad, de continuación y de respon-


sabilidad individual; está privado de acción momentánea, de vida
continua, de uniformidad real, de responsabilidad inmediata; y
un Gobierno que no posee cuanto constituye su moralidad, debe
llamarse nulo.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos
están limitadas con restricciones excesivas, ejerce por sí solo
todas las funciones gubernativas que la Constitución le atribuye,
y es indubitable que su administración debe ser más uniforme,
constante y verdaderamente propia que la de un poder disemina-
do entre varios individuos, cuyo compuesto no puede ser menos
que monstruoso. El Poder Judiciario en Venezuela es semejante al
americano, indefinido en duración, temporal y no vitalicio: goza
de toda la independencia que le corresponde.
El primer Congreso en su Constitución federal más consultó
el espíritu de las provincias, que idea sólida de formar una Re-
pública indivisible y central. Aquí cedieron nuestros legisladores
al empeño inconsiderado de aquellos provinciales seducidos
por el deslumbrante brillo de la felicidad del pueblo americano,
pensando que las bendiciones de que goza son debidas exclu-
sivamente a la forma de gobierno, y no al carácter y costumbres
de los ciudadanos. Y en efecto, el ejemplo de los Estados Unidos
por su peregrina prosperidad era demasiado lisonjero para que
no fuese seguido. ¿Quién puede resistir el atractivo victorioso del
goce pleno y absoluto de la soberanía, de la independencia, de la
libertad? ¿Quién puede resistir el amor que inspira un gobierno
inteligente que liga a un mismo tiempo los derechos particulares
a los derechos generales, que forma de la voluntad común la Ley
Suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al im-
perio de un Gobierno bienhechor que con una mano hábil, activa
y poderosa, dirige siempre, y en todas partes, todos sus resortes
hacia la perfección social que es el fin único de las instituciones
humanas?
Mas por halagüeña que parezca y sea en efecto este magnífico
sistema federativo, no era dado a los venezolanos gozarlo repen-
tinamente al salir de las cadenas. No estábamos preparados para

25
Discurso de Angostura

tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte cuando es súbito y


excesivo. Nuestra Constitución Moral no tenía todavía la consis-
tencia necesaria para recibir el beneficio de un Gobierno com-
pletamente representativo, y tan sublime cuanto que podía ser
adaptado a una República de Santos.
¡Representantes del pueblo!, vosotros estáis llamados para
consagrar o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado,
reformado o desechado a nuestro pacto social. A vosotros
pertenece el corregir la obra de nuestros primeros legisladores; yo
querría decir que a vosotros toca cubrir una parte de las bellezas
que contiene nuestro Código político; porque no todos los
corazones están formados para amar a todas las beldades, ni todos
los ojos son capaces de soportar la luz celestial de la perfección. El
libro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra divina que nos ha
enviado la Providencia para mejorar a los hombres, tan sublime,
tan santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla, y el Asia
entera ardería en vivas llamas si este libro de paz se le impusiese
repentinamente por Código de religión, de leyes y de costumbres.
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una
materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos pre-
sentes que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del
Norte; que más bien es un compuesto de África y de América,
que una emanación de la Europa; que hasta la España misma deja
de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones, por
su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia
humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniqui-
lado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africa-
no, y este se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos
todos del seno de una misma madre, nuestros padres diferentes en
origen en sangre son extranjeros, y todos difieren visiblemente en
la epidermis; esta desemejanza trae un reato de mayor trascenden-
cia.
Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución,
intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad política.
Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en
Francia y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para

26
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

corregir la diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es,


legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema
depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida
y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con
derechos iguales a los bienes de la sociedad, está sancionado por
la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos
los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los
rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la prac-
tican; todos deben ser valerosos y todos no lo son; todos debéis
poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene la distinción
efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más
liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política
es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad
física y moral. Es una ilusión, es un absurdo, suponer lo contrario.
La naturaleza hace a los hombres desiguales en genio, tempe-
ramento, fuerzas y caracteres. Las Leyes corrigen esta diferencia
porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación,
la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igual-
dad ficticia propiamente llamada política y social. Es una inspira-
ción eminentemente benéfica la reunión de todas las clases en un
estado en que la diversidad se multiplicaba en razón de la propa-
gación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la
cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han evitado!
Habiendo ya cumplido con la justicia, con la humanidad,
cumplamos ahora con la política, con la sociedad, allanando las
dificultades que opone un sistema tan sencillo y natural, mas tan
débil que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad
de origen requiere un pulso infinitamente firme, un tacto infini-
tamente delicado para manejar esta sociedad heterogénea cuyo
complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve con la más
ligera alteración.
El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce
mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social
y mayor suma de estabilidad política. Por las leyes que dictó el
primer Congreso tenemos derecho de esperar que la dicha sea el
dote de Venezuela; y por las vuestras, debemos lisonjearnos que

27
Discurso de Angostura

la seguridad y la estabilidad eternizarán esta dicha. A vosotros


toca resolver el problema. ¿Cómo, después de haber roto todas
las trabas de nuestra antigua opresión, podemos hacer la obra
maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no
se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la dominación
española permanecerán largo tiempo antes de que lleguemos a
anonadarlas; el contagio del despotismo ha impregnado nuestra
atmósfera, y ni el fuego de la guerra ni el específico de nuestras
saludables leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras
manos ya están libres y todavía nuestros corazones padecen de
las dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la libertad,
decía Homero, pierde la mitad de su espíritu.
Un gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Vene-
zuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de
los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la
abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la
igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de
los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas.
Luego, extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta por
recorrer, fijemos la atención sobre los peligros que debemos evitar.
Que la historia nos sirva de guía en esta carrera. Atenas la primera
nos da el ejemplo más brillante de una democracia absoluta, y al
instante la misma Atenas nos ofrece el ejemplo más melancólico
de la extrema debilidad de esta especie de gobierno. El más sabio
legislador de Grecia no vio conservar su República diez años, y
sufrió la humillación de reconocer la insuficiencia de la demo-
cracia absoluta para regir ninguna especie de sociedad, ni aun la
más culta, morigena y limitada, porque solo brilla con relámpagos
de libertad. Reconozcamos, pues, que Solom ha desengañado al
mundo; y le ha enseñado cuán difícil es dirigir por simples leyes a
los hombres.
La República de Esparta, que parecía una invención quimé-
rica, produjo más efectos reales que la obra ingeniosa de Solom.
Gloria, virtud, moral y por consiguiente la felicidad nacional fue
el resultado de la legislación de Licurgo. Aunque dos reyes en un
Estado son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que

28
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

sentir su doble trono; en tanto que Atenas se prometía la suerte


más esplendida, con una soberanía absoluta, libre elección de
magistrados frecuentemente renovados, leyes suaves, sabias y po-
líticas. Pisístrato, usurpador y tirano, fue más saludable a Atenas
que sus leyes; y Pericles, aunque también usurpador, fue el más
útil ciudadano. La República de Tebas no tuvo más vida que la de
Pelópidas y Epaminondas; porque a veces son los hombres, no los
principios, los que forman los gobiernos; los códigos, los sistemas,
los estatutos, por sabios que sean, son obras muertas que poco
influyen sobre las sociedades; hombres virtuosos, hombres patrio-
tas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas.
La Constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha
producido a ningún Pueblo del mundo; allí no había una exacta
distribución de los poderes. Los cónsules, el Senado, el pueblo ya
eran legisladores, ya magistrados, ya jueces; todos participaban
de todos los poderes. El Ejecutivo compuesto de dos cónsules
padecía el mismo inconveniente que el de Esparta. A pesar de su
disformidad, no sufrió la República la desastrosa discordancia que
toda previsión había supuesto inseparable, de una magistratura
compuesta de dos individuos, igualmente autorizados, con las
facultades de un monarca. Un gobierno cuya única inclinación
era la guerra y la conquista no parecía destinado a cimentar la
felicidad de su Nación; un Gobierno monstruoso y puramente
guerrero elevó a Roma al más alto esplendor de virtud y de gloria;
y formó de la tierra un dominio romano, para mostrar a los hom-
bres de cuanto son capaces las virtudes políticas, y cuán diferentes
suelen ser las instituciones.
Y pasando de los tiempos antiguos a los modernos encontra-
remos la Inglaterra y la Francia llamando la atención de todas
las naciones; y dándoles lecciones elocuentes, de todas especies
en materias de gobierno. La Revolución de estos dos grandes
pueblos como un radiante meteoro ha inundado el mundo con
tal profusión de luces políticas, ya que todos los seres que piensan
han aprendido cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus
deberes, en qué consiste la excelencia de los gobiernos y en qué
consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor intrínseco de

29
Discurso de Angostura

las teorías especulativas de los filósofos y legisladores modernos.


En fin, este astro, en su luminosa carrera, aún ha encendido los
pechos de los apáticos españoles, que también se han lanzado en
el torbellino político, han hecho sus efímeras pruebas de libertad,
han reconocido su incapacidad para vivir bajo el dulce dominio
de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras
inmemoriales.
Aquí es el lugar de repetiros, legisladores, lo que os dice el elo-
cuente Volney en la Dedicatoria de sus Ruinas de Palmira: “A los
pueblos nacientes de las Indias castellanas, a los jefes generosos
que los guían a la libertad: que los errores e infortunio del mundo
antiguo enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo”. Que
no se pierdan, pues, las lecciones de la experiencia, y que las es-
cuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América
nos instruyan en la difícil ciencia de crear y conservar las naciones
con leyes propias, justas, legítimas y sobre todo útiles. No olvi-
dando jamás que la excelencia de un gobierno no consiste en su
teórica, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a
la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instituye.
Roma y la Gran Bretaña son las naciones que más han sobresa-
lido entre las antiguas y modernas, ambas nacieron para mandar
y ser libres, pero ambas se constituyeron no con brillantes formas
de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os reco-
miendo, representantes, el estudio de la Constitución británica
que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a
los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea estoy muy
lejos de proponeros su imitación servil. Cuando hablo del Go-
bierno británico solo me refiero a lo que tiene de Republicano, y
a la verdad ¿puede llamarse monarquía un sistema en el cual se
reconoce la soberanía popular, la división y el equilibrio de los
poderes, la libertad civil, de conciencia, de Imprenta, y cuanto
es sublime en la política?, ¿puede haber más libertad en ninguna
especie de República?, ¿y puede pretenderse a más en el orden
social? Yo os recomiendo esta Constitución como la más digna
de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del

30
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

hombre, y toda la felicidad política que es compatible con nuestra


frágil naturaleza.
En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adop-
tásemos un Poder Legislativo semejante al Parlamento británico.
Hemos dividido como los americanos la representación nacional
en dos cámaras: la de Representantes y el Senado. La primera está
compuesta muy sabiamente, goza de todas las atribuciones que le
corresponde y no es susceptible de una reforma esencial, porque
la Constitución le ha dado el origen, la forma y las facultades
que requiere la voluntad del pueblo para ser legítima y compe-
tentemente representada. Si el Senado en lugar de ser electivo
fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma,
de nuestra República. Este cuerpo en las tempestades políticas
pararía los rayos del Gobierno y rechazaría las olas populares.
Adicto al Gobierno por el justo interés de su propia conserva-
ción, se opondría siempre a las invasiones que el Pueblo intenta
contra la jurisdicción y la autoridad de sus magistrados. Debemos
confesarlo: los más de los hombres desconocen sus verdaderos in-
tereses, y constantemente procuran asaltarlo en las manos de sus
depositarios; el individuo pugna contra la masa y la masa contra la
autoridad. Por tanto, es preciso que en todos los Gobiernos exista
un cuerpo neutro que se ponga siempre de parte del ofendido y
desarme al ofensor. Este cuerpo neutro para que pueda ser tal no
ha de deber su origen a la elección del gobierno, ni a la del pueblo,
de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema,
ni espere nada de estas dos fuentes de autoridad. El Senado he-
reditario como parte del pueblo participa de sus intereses, de sus
sentimientos y de su espíritu. Por esta causa no se debe presumir
que un Senado hereditario se desprenda de los intereses popula-
res, ni olvide sus deberes legislativos. Los senadores en Roma y los
lores en Londres han sido las columnas más firmes sobre que se ha
fundado el edificio de la libertad política y civil.
Estos senadores serán elegidos la primera vez por el Congreso.
Los sucesores al Senado llaman la primera atención del gobier-
no, que debe educarlo en un colegio especialmente destinado
para instruir aquellos tutores y legisladores futuros de la Patria.

31
Discurso de Angostura

Aprenderían las artes, las ciencias, y las letras, que adornan el es-
píritu de un hombre público; desde su infancia ellos sabrían a qué
carrera la Providencia los destinaba y desde muy tiernos elevarían
su alma a la dignidad que los espera.
De ningún modo sería una violación de la igualdad política
la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza la que
pretendo establecer porque, como ha dicho un célebre republi-
cano, sería destruir a la vez la igualdad y la libertad. Es un oficio
para el cual se deben preparar los candidatos, y es un oficio que
exige mucho saber y los medios proporcionados para adquirir su
instrucción. Todo no se debe dejar al acaso y a la ventura en las
elecciones; el pueblo se engaña más fácilmente que la naturaleza
perfeccionada por el arte; y aunque es verdad que estos senado-
res no saldrían del seno de las virtudes, también es verdad que
saldrían del seno de una educación ilustrada. Por otra parte, los
libertadores de Venezuela son acreedores a ocupar siempre un
alto rango en la República que les debe su existencia. Creo que la
posteridad vería con sentimiento anonadados los nombres ilustres
de sus primeros bienhechores: digo más, es del interés público, es
de la gratitud de Venezuela, es del honor nacional, conservar con
gloria hasta la última posteridad, una raza de hombres virtuosos,
prudentes y esforzados que superando todos los obstáculos, han
fundado la República a costa de los más heroicos sacrificios. Y si el
pueblo de Venezuela no aplaude la elevación de sus bienhechores,
es indigno de ser libre y no lo será jamás.
Un Senado hereditario, repito, será la base fundamental del
Poder Legislativo, y por consiguiente será la base de todo el Go-
bierno. Igualmente servirá de contrapeso para el Gobierno y para
el pueblo: será una Potestad intermedia que embote los tiros que
recíprocamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas
la calma de un tercero, viene a ser el órgano de la reconciliación;
así el Senado de Venezuela será la traba de este Edificio delicado y
arte susceptible de impresiones violentas: será el Iris que calmará
las tempestades y mantendrá la armonía entre los miembros y la
cabeza de este cuerpo político.

32
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Ningún estímulo podrá adulterar un Cuerpo Legislativo inves-


tido de los primeros honores, dependiente de sí mismo sin temer
nada del pueblo, ni esperar nada del Gobierno; que no tiene otro
objeto que el de reprimir todo principio de mal y propagar todo
principio de bien; y que está altamente interesado en la existencia
de una sociedad en la cual participa de sus efectos funestos o fa-
vorables. Se ha dicho con demasiada razón que la Cámara Alta de
Inglaterra es preciosa para la nación porque ofrece un baluarte a la
libertad y yo añado que el Senado de Venezuela, no solo sería un
baluarte de la libertad, sino un apoyo para eternizar la República.
El Poder Ejecutivo británico está revestido de toda la autoridad
soberana que le pertenece, pero también está circunvalado de una
triple línea de diques, barreras, y estacadas. Es jefe del Gobierno,
pero sus ministros y subalternos dependen más de las leyes que de
su autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun las
mismas órdenes de la autoridad Real los exime de esta responsa-
bilidad. Es Generalísimo del Ejercito y de la Marina; hace la paz y
declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente
las sumas con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los Tri-
bunales y Jueces dependen de él, las leyes emanan del Parlamento
que las ha consagrado. Con el objeto de neutralizar su poder, es
inviolable y sagrada la persona del Rey; al mismo tiempo que le
dejan libre la cabeza, ligan las manos con que debe obrar. El Sobe-
rano de Inglaterra tiene tres formidables rivales: su Gabinete que
debe responder al pueblo y al Parlamento; el Senado que defiende
los intereses del pueblo, como Representante de la Nobleza de que
se compone; y la Cámara de los Comunes que sirve de órgano y
de tribuna al pueblo británico. Además, como los jueces son res-
ponsables del cumplimiento de las leyes, no se separan de ellas; y
los administradores del erario siendo perseguidos no solamente
por sus propias infracciones, sino aun por las que hace el mismo
gobierno, se guardan bien de malversar los fondos públicos. Por
más que se examine la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglate-
rra, no se puede hallar nada que no incline a juzgar que es el más
perfecto modelo, sea para un reino, sea para una aristocracia, sea
para una democracia. Aplíquese a Venezuela este Poder Ejecutivo

33
Discurso de Angostura

en la persona de un Presidente nombrado por el pueblo o por sus


representantes, y habremos dado un gran paso hacia la felicidad
nacional.
Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones, se
encontrará auxiliado por la Constitución autorizado para hacer
bien, no podrá hacer mal, porque siempre que se someta a las
leyes, sus ministros cooperarán con él; si por el contrario pretende
infringirlas, sus propios ministros lo dejarán aislado en medio
de la República, y aun lo acusarán delante del Senado. Siendo los
ministros los responsables de las transgresiones que se cometen,
ellos son los que gobiernan porque ellos son los que pagan. No es
la menor ventaja de este sistema la obligación en que pone a los
funcionarios inmediatos del Poder Ejecutivo a tomar la parte más
interesada y activa en las deliberaciones del Gobierno, y a tomar
como propio este Departamento. Puede suceder que no sea el
Presidente un hombre de grandes talentos ni de grandes virtudes,
y no obstante la carencia de estas cualidades esenciales, el Presi-
dente desempeñará sus deberes de un modo satisfactorio, pues en
tales casos, el Ministerio haciendo todo por sí mismo lleva la carga
del Estado.
Por exorbitante que parezca la autoridad del Poder Ejecutivo
de Inglaterra, quizás no es excesiva en la República de Venezue-
la. Aquí el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza a los
magistrados. Este cuerpo deliberante ha asumido una parte de las
funciones Ejecutivas contra la máxima de Montesquieu que dice
que un Cuerpo Representante no debe tomar ninguna resolución
activa: debe hacer Leyes y ver si se ejecutan las que hacen. Nada
es tan contrario a la armonía entre los poderes como su mezcla.
Nada es tan peligroso con respecto al pueblo como la debilidad
del Ejecutivo; y si en un reino se ha juzgado necesario concederle
tantas facultades, en una república son estas infinitamente más
indispensables.
Fijemos nuestra atención sobre esta diferencia, y hallaremos
que el equilibrio de los poderes debe distribuirse de dos modos.
En la república el Ejecutivo debe ser el más fuerte, porque todo
conspira contra él; en tanto que en las monarquías el más fuerte

34
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monar-


ca. La veneración que profesan los pueblos a la magistratura real
es un prestigio que influye poderosamente a aumentar el respeto
supersticioso que se tributa a esta autoridad. El esplendor del
trono, de la corona, de la púrpura, el apoyo formidable que le
presta la nobleza; las inmensas riquezas de generaciones enteras
acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que
recíprocamente reciben todos los Reyes, son ventajas muy consi-
derables que limitan en favor de la autoridad real y la hacen casi
ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que
deben confirmar la necesidad de atribuir a un magistrado republi-
cano una suma mayor de autoridad que la que posee un príncipe
constitucional.
Un magistrado republicano es un individuo aislado en medio
de una sociedad, encargado de contener el ímpetu del pueblo
hacia la licencia; la propensión de los jueces y administradores
hacia el abuso de las leyes. Está sujeto inmediatamente al Cuerpo
Legislativo, al Senado, al pueblo; es un hombre solo resistiendo el
ataque combinado de las opiniones, de los intereses y de las pa-
siones del estado Social que, como dice Carnot, no hace más que
luchar continuamente entre el deseo de dominar y el deseo de
substraerse a la dominación. Es, en fin, un atleta lanzado contra
otra multitud de atletas.
Solo puede servir de correctivo a esta debilidad el vigor bien
cimentado y más bien proporcionado a la resistencia, que nece-
sariamente le oponen al Poder Ejecutivo el Legislativo, el Judi-
ciario y el pueblo de una república. Si no se ponen al alcance del
Ejecutivo todos los medios que una justa atribución le señala, cae
inevitablemente en la nulidad o en su propio abuso, quiero decir,
en la muerte del Gobierno, cuyos herederos son la anarquía, la
usurpación, y la tiranía. Se quiere contener la autoridad ejecutiva
con restricciones y trabas, nada es más justo; pero que se advierta
que los lazos que se pretenden conservar se fortifican, sí, mas no se
estrechan.
Que se fortifique, pues, todo el sistema de gobierno, y que el
equilibrio se establezca de modo que no se pierda, y de modo

35
Discurso de Angostura

que no sea su propia delicadeza una causa de decadencia. Por lo


mismo que ninguna forma de Gobierno es tan débil como la de-
mocrática, su estructura debe ser la mayor solidez, y sus institu-
ciones consultarse para la estabilidad. Si no es así, contemos con
que se establece un ensayo de Gobierno y no un sistema perma-
nente, contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y anárqui-
ca, y no con un establecimiento social donde tengan su imperio la
felicidad, la paz y la justicia.
No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en
nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha lo-
grado el género humano, lo que no han alcanzado las más grandes
y sabias naciones. La libertad indefinida, la democracia absoluta,
son los escollos donde han ido a estrellarse todas las esperanzas
republicanas. Echad una mirada sobre las repúblicas antiguas,
sobre las repúblicas modernas, sobre las repúblicas nacientes, casi
todas han pretendido establecerse absolutamente democráticas, y
a casi todas se les han frustrado sus justas aspiraciones. Son lauda-
bles ciertamente hombres que anhelan por instituciones legítimas
y por una perfección social; pero ¿quién ha dicho a los hombres
que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud,
que exigen imperiosamente la liga del poder con la justicia? Án-
geles, no hombres, pueden únicamente existir libres, tranquilos y
dichosos, ejerciendo todos la potestad soberana.
Ya disfruta el pueblo de Venezuela de los derechos que legíti-
ma y fácilmente puede gozar, moderemos ahora el ímpetu de las
inmoderadas pretensiones que quizás le suscitaría la forma de un
gobierno incompetente para él; abandonemos las formas federa-
les que no nos convienen; abandonemos el triunvirato del Poder
Ejecutivo, y concentrándolo en un presidente, confiémosle la
autoridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra
los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación, al estado
de guerra que sufrimos y a la especie de los enemigos externos y
domésticos, contra quienes tendremos largo tiempo que combatir.
Que el Poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que co-
rresponden al Ejecutivo y adquiera no obstante nueva consisten-
cia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los

36
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

tribunales sean reforzados por la estabilidad y la independencia de


los jueces, por el establecimiento de jurados, de códigos civiles y
criminales que no sean dictados por la antigüedad, ni por reyes
conquistadores, sino por la voz de la naturaleza, por el grito de la
justicia, y por el genio de la sabiduría.
Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración
adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el
equilibrio, no solo entre los miembros que componen el gobierno
sino entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra
sociedad. Nada importaría que los resortes de un sistema polí-
tico se relajasen por su debilidad, si esta relajación no arrastrase
consigo la disolución del cuerpo social y la ruina de los asociados.
Los gritos del género humano en los campos de batalla, o en los
campos tumultuarios, claman al cielo contra los inconsiderados
y ciegos legisladores que han pensado que se puede hacer impu-
nemente ensayos de quiméricas instituciones. Todos los pueblos
del mundo han pretendido la libertad, los unos por las armas, los
otros por las leyes, pasando alternativamente de la anarquía al des-
potismo, o del despotismo a la anarquía: muy pocos son los que se
han contentado con pretensiones moderadas, constituyéndose de
un modo conforme a sus medios, a su espíritu y a sus circunstan-
cias. No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre
la región de la libertad, descendamos a la región de la tiranía.
De la libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y
el medio entre estos dos términos es la suprema libertad social.
Teorías abstractas son las que producen la perniciosa idea de una
libertad ilimitada. Hagamos que la fuerza pública se contenga en
los límites que la razón y el interés prescriben; que la voluntad na-
cional se contenga en los límites que un justo poder le señala; que
una Legislación civil y criminal análoga a nuestra actual Constitu-
ción domine imperiosamente sobre el Poder Judiciario, y entonces
habrá un equilibrio, y no habrá el choque que embaraza la marcha
del Estado; y no habrá esa complicación que traba, en vez de ligar,
la sociedad.
Para formar un Gobierno estable se requiere la base de un
espíritu nacional que tenga por objeto una inclinación uniforme

37
Discurso de Angostura

hacia dos puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar


la autoridad pública. Los términos que fijan teóricamente estos
dos puntos son de una difícil asignación, pero se puede concebir
que la regla que debe dirigirlos es la restricción y la concentración
recíproca, a fin de que haya la menor frotación posible entre la
voluntad, y el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensible-
mente por la práctica y por el estudio. El progreso de las luces es el
que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud del espíritu es
la que ensancha el progreso de las luces.
El amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistra-
dos, son las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente
el alma de un republicano. Los venezolanos aman la patria, pero
no aman sus leyes; porque estas han sido nocivas y eran la fuente
del mal; tampoco han podido amar a sus magistrados porque
eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la carrera en
que han entrado. Si no hay un respeto sagrado por la patria, por
las leyes, por las autoridades, la sociedad es una confusión, un
abismo; es un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo
a cuerpo.
Para sacar de este caos nuestra reciente República, todas nues-
tras facultades morales no serán bastantes si no fundimos la masa
del pueblo en un todo; la composición del Gobierno en un todo; la
legislación en un todo; y el espíritu nacional en un todo. Unidad,
unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros ciu-
dadanos es diferente, mezclémosla para unirla, nuestra Constitu-
ción ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos; nuestras
leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y
modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga; y, apar-
tando hasta sus ruinas, elevemos un templo a la justicia; y bajo
los auspicios de su santa inspiración, dictemos un código de leyes
venezolanas. Si queremos consultar monumentos y modelos de
legislación, la Gran Bretaña, la Francia, la América septentrional
los ofrecen admirables.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del
amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de un
República, moral y luces son nuestras primeras necesidades.

38
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Tomemos de Atenas su Areópago y los guardianes de las costum-


bres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales
domésticos, y haciendo una santa alianza de estas instituciones
morales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se
contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tome-
mos de Esparta sus austeros establecimientos y formando de estos
tres manantiales una fuente de virtud, demos a nuestra República
una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de
los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral
republicana. Constituyamos este Areópago para que vele sobre la
educación de los niños, sobre la instrucción nacional; para que
purifique lo que se haya corrompido en la República; que acuse
la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria, el ocio,
la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de
corrupción, de los ejemplos perniciosos. Debiendo corregir las
costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos,
con penas aflictivas, no solamente lo que choca contra ellas, sino
lo que las burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las debi-
lita, y no solamente lo que viola la Constitución, sino lo que viola
el respeto público. La jurisdicción de este tribunal verdaderamen-
te santo deberá ser efectiva con respecto a la educación y a la ins-
trucción, y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus
anales o registros donde se consignen sus actas y deliberaciones,
los principios morales y las acciones de los ciudadanos serán los
libros de la virtud y del vicio. Libros que consultará el pueblo para
sus elecciones, los magistrados para sus resoluciones y los jueces
para sus juicios. Una institución semejante por más que parezca
quimérica es infinitamente más realizable que otras que algunos
legisladores antiguos y modernos han establecido con menos uti-
lidad del espíritu humano.
Legisladores, por el proyecto de Constitución que reverente-
mente someto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que la ha
dictado. Al proponeros la división de los ciudadanos en activos y
pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos
más grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber. Esti-
mulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza

39
Discurso de Angostura

lo más difícil entre los hombres, hacerlos honrados y felices. Po-


niendo restricciones justas y prudentes en las asambleas primarias
y electorales, ponemos el primer dique a la licencia popular, evi-
tando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos
ha imprimido el desacierto en las elecciones y ha ligado por consi-
guiente el desacierto a los magistrados y a la marcha del Gobierno;
pues este acto primordial es el acto generativo de la libertad o de la
esclavitud de un pueblo.
Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congreso
por el número de los legisladores, y por la naturaleza del Senado,
he procurado darle una base fija a este primer cuerpo de la nación,
y revestirlo de una consideración importantísima para el éxito de
sus funciones soberanas.
Separando con límites bien señalados la Jurisdicción Ejecutiva,
de la Jurisdicción Legislativa, no me he propuesto dividir sino
enlazar con los vínculos de la armonía que nace de la independen-
cia, estas potestades supremas cuyo choque prolongado jamás ha
dejado de aterrar a uno de los contendientes. Cuando deseo atri-
buir al Ejecutivo una suma de facultades superior a la que antes
gozaba, no he deseado autorizar un déspota para que tiranice la
República, sino impedir que el despotismo deliberante no sea la
causa inmediata de un círculo de vicisitudes despóticas, en que
alternativamente la anarquía sea reemplazada por la oligarquía y
por la monocracia. Al pedir la estabilidad de los jueces, la creación
de jurados y un nuevo código, he pedido al Congreso la garantía
de la libertad civil, la más preciosa, la más justa, la más necesaria,
en una palabra, la única libertad, pues que sin ella las demás son
nulas. He pedido la corrección de los más lamentables abusos que
sufre nuestra judicatura, por su origen vicioso de este piélago de
legislación española que semejante al tiempo recoge de todas las
edades y de todos los hombres; así las obras de la demencia, como
las de talento, así las producciones sensatas, como las extravagan-
tes, así los monumentos del ingenio, como los del capricho. Esta
enciclopedia judiciaria, monstruo de diez mil cabezas, que hasta
ahora ha sido el azote de los pueblos españoles, es el suplicio más

40
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

refinado que la cólera del cielo ha permitido descargar sobre este


desdichado Imperio.
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las
costumbres que la tiranía y la guerra nos ha dado, me he sentido la
audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la oscura
antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron algún
tiempo la virtud, entre los griegos y romanos. Y bien puede ser
tenido por un cándido delirio; mas no es posible; y yo me lisonjeo
que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado
por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado por la divergencia que ha reinado y debe reinar
entre nosotros por el espíritu sutil que caracteriza al gobierno
federativo, he sido arrastrado a rogaros para que adoptéis el cen-
tralismo y la reunión de todos los estados de Venezuela en una Re-
pública sola o indivisible. Esta medida, en mi opinión, es urgente,
es vital, es redentora; es de tal naturaleza que sin ella el fruto de
nuestra regeneración será la muerte.
Mi deber es, legisladores, presentaros un cuadro prolijo y fiel
de mi administración política, civil, y militar, mas sería cansar de-
masiado vuestra importante atención, y privaros en este momento
de un tiempo tan precioso como urgente. En consecuencia, los
secretarios de Estado darán cuenta al Congreso de sus diferentes
departamentos exhibiendo al mismo tiempo los documentos y
archivos que servirán de ilustración para tomar un exacto conoci-
miento del estado real y positivo de la República.
Yo no os hablaría de los actos más notables de mi mando, si
estos no incumbiesen a la mayoría de los venezolanos. Se trata,
Señor, de las resoluciones más importantes de este último perío-
do. La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra
de Venezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de tempestuo-
sas nubes. que amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la
protección del Dios de la humanidad, y luego la redención disipó
las tempestades. La esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se
ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos que han
convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de libertad.
Sí, los que antes eran esclavos, ya son libres: los que antes eran

41
Discurso de Angostura

enemigos de una madrasta, ya son defensores de una Patria. En-


careceros la justicia, la necesidad, y la beneficencia de esta medida
es superfluo cuando vosotros sabéis la historia de los helotas, de
Espartaco y de Haití: cuando vosotros sabéis que no se puede ser
libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las
leyes políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana
decisión la reforma o la revocación de todos mis estatutos y decre-
tos; pero yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los
esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la Republica.
Representaros la historia militar de Venezuela sería recordaros
la historia del heroísmo republicano entre los antiguos, sería deci-
ros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los sacrificios
hechos sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar los
nobles pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores
sublimes que se tributan a los bienhechores del género humano.
No combatiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aún por la
gloria, sino tan solo por la libertad, títulos de Libertadores de la
República son sus dignos galardones. Yo, pues, fundado una so-
ciedad sagrada con estos ínclitos barones, he instituido el orden de
los Libertadores de Venezuela. Legisladores, a vosotros pertene-
cen las facultades de conceder honores y condecoraciones, vuestro
es el deber de ejercer este acto augusto de la gratitud nacional.
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos
los bienes que antes poseían, como el producto de su virtud y
talentos: hombres que han experimentado cuanto es cruel en una
guerra horrorosa, padeciendo las privaciones más dolorosas y los
tormentos más acerbos; hombres tan beneméritos de la patria,
han debido llamar la atención del Gobierno. En consecuencia,
he mandado recompensarlos con los bienes de la nación. Si he
contraído para con el pueblo alguna especie de mérito, pido a sus
representantes oigan mi súplica como el premio de mis débiles
servicios. Que el Congreso ordene la distribución de los bienes
nacionales conforme a la ley que a nombre de la República he de-
cretado a beneficio de los militares venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las
huestes españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido

42
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

sorprender vanamente la conciencia de los magnánimos sobera-


nos que acaban de extirpar la usurpación y la tiranía en Europa;
y deben ser los protectores de la legitimidad y de la justicia de
la causa americana. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra
sumisión, recurre la España a su política insidiosa: no pudiendo
vencernos, ha querido emplear sus artes suspicaces. Fernando
se ha humillado hasta confesar que ha menester de la protección
extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo ¡a un yugo
que todo poder es nulo para imponerlo! Convencida Venezuela
de poseer las fuerzas suficientes para repelar a sus opresores, ha
pronunciado por el órgano del Gobierno su última voluntad
de combatir hasta espirar por defender su vida política, no solo
contra la España sino contra todos los hombres, si todos los
hombres se hubiesen degradado tanto que abrazasen la defensa
de un gobierno devorador, cuyos únicos móviles son una espada
exterminadora, y las llamas de la Inquisición. Un gobierno que ya
no quiere dominios sino desiertos; ciudades, sino ruinas; vasallos,
sino tumbas. La Declaración de la República de Venezuela es el
Acta más gloriosa, más heroica, más digna de un pueblo libre; es la
que con mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso,
ya sancionada por la expresión unánime del pueblo libre de Vene-
zuela.
Desde la segunda época de la República nuestro ejército care-
cía de elementos militares: siempre ha estado desarmado; siempre
le ha faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora
los soldados defensores de la Independencia no solamente están
armados de la justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas
pueden medirse con las más selectas de Europa, ya que no hay
desigualdad en los medios destructores. Tan grandes ventajas las
debemos a la liberalidad sin límites de algunos generosos extran-
jeros que han visto gemir la humanidad y sucumbir la causa de
la razón, y no la han visto tranquilos espectadores; sino que han
volado con sus auxilios protectores y han prestado a la República
cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filantró-
picos. Estos amigos de la humanidad son los genios custodios de
la América y a ellos somos deudores de un eterno reconocimiento,

43
Discurso de Angostura

como igualmente de un cumplimiento religioso a las Sagradas


obligaciones que con ellos hemos contraído. La deuda nacional,
legisladores, es el depósito de la fe, del honor y de la gratitud de
Venezuela. Respetadla, como la Arca Santa, que encierra no tanto
los derechos de nuestros bienhechores, cuanto la gloria de nuestra
fidelidad. Perezcamos primero que quebrantar un empeño que ha
salvado la Patria y la vida de sus hijos.
La reunión de la Nueva Granada y Venezuela en un grande
Estado ha sido el voto uniforme de los pueblos y gobiernos de
estas repúblicas. La suerte de la guerra ha verificado este enlace
tan anhelado por todos los colombianos; de hecho, estamos incor-
porados. Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus intere-
ses, sus derechos, sus destinos. Al contemplar la reunión de esta
inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la
perspectiva colosal, que ofrece un cuadro tan asombroso. Volando
por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos
futuros y observando desde allá, con admiración y pasmo, la pros-
peridad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me
siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del uni-
verso, extendiéndose sobre sus dilatadas costas entre esos océa-
nos que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne
con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo,
de centro, de emporio a la familia humana. Ya la veo enviando a
todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas
de plata y de oro. Ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la
salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo. Ya la
veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran
cuán superior es la suma de las luces a la suma de las riquezas que
le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la
libertad empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria,
mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.
Dignaos, legisladores, acoger con indulgencia, la profesión
de mi conciencia política; los últimos votos de mi corazón y los
ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros.
Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente justo,
eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la

44
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y


la paz. Un gobierno que haga triunfar bajo el imperio de las leyes
inexorables, la igualdad y la libertad.
Señor, empezad vuestras funciones, yo he terminado las mías.
El Congreso de la República de Venezuela está instalado: en
él reside desde este momento la soberanía nacional: todos le
debemos obediencia y fidelidad: mi espada y la de mis ilustres
compañeros de armas sostendrán su augusta autoridad. ¡Viva el
Congreso!

Simón Bolívar

45
ANGOSTURA GEOGRÁFICA,
ANCHURA LIBERTARIA

Alí Ramón Rojas Olaya


A “Chepina” Santamaría, heroína anónima,
aunque nacida en Tumeremo, hizo toda su vida en Ciudad Bolívar,
de donde partió a la eternidad a los 91 años.
Fue una vendedora de hallacas, sapoaras fritas y empanadas
en el mercado La Fortuna, alumbradora y fundadora del antiguo
cine Guayana de La Sabanita, madre de 14 hijos,
abuela de 45 nietos, bisabuela de 60 biznietos
y tatarabuela de 30 tataranietos
(más dos que vienen en camino).

ANGOSTURA: TRINCHERA Y TRIBUNA DE LA PATRIA

“Entre paisajes, matices, primores y hermosura”1 se yergue en


la conciencia de América una ciudad libertadora que ocupó un rol
preponderante en la gesta independentista.
Antonio de Berrío (1527-1597), militar, gobernador y explora-
dor español en la América colonial, llega de la Nueva Granada a la
primera de tres localidades al margen del Orinoco con la misión
de poblar la Guayana. El 21 de diciembre de 1595 dice él que
funda Santo Tomás de Guayana, aunque ya vivían allí personas
originarias. Bajo sus órdenes, los españoles construyen un puerto
fortificado que debió mudarse de emplazamiento en tres ocasio-
nes, ya que era blanco de constantes asaltos por parte de corsarios
europeos, entre los que destaca sir Walter Raleigh en 1617.
El nombre de Angostura nace el 22 de mayo de 1764 cuando
la ciudad es ubicada por tercera y definitiva vez en el sector más
angosto de la ribera sur del Orinoco, razón por la cual los espa-
ñoles la rebautizan como Santo Tomás de la Nueva Guayana de la
Angostura del Orinoco. Sobre este río dice Andrés Eloy Blanco:
“Río Indio, inconfundible, en el salto, en la bandada, en la garza

1 José “el Pollo” Sifontes, vals interpretado por Serenata Guayanesa,


1972, Ciudad Bolívar, LP, London-Palacio.

49
Discurso de Angostura

en un pie, que casi vuela y en tu último caimán en cuyo bostezo se


refugió toda tu tradición con silenciosa desembocadura”2.
El 18 de septiembre de 1795 nace en Angostura el prócer de la
independencia hispanoamericana Tomás de Heres, quien partici-
pará en la campaña final de la independencia librada en el Perú, en
calidad de jefe del Estado Mayor del Ejército Libertador.
En el año 1800, el barón Alexánder von Humboldt y Aimé
Bonpland la visitan y desde allí se dirigen por El Pao a Barcelona y
luego a Cumaná, terminando así el recorrido por el territorio de la
Capitanía General de Venezuela.
En el año 1816, Simón Bolívar organiza una campaña militar
para conquistar las provincias de Guayana, cuyas riquezas, produ-
cidas en las misiones capuchinas catalanas, le permitieron crear
una base económica estable desde la cual emprender la liberación
de la Nueva Granada y, finalmente, lograr la independencia de
Venezuela en 1821.
El 5 de abril de 1817, Bolívar se entrevista con Piar. Luego sale
de Angostura, cruza el Orinoco por Angosturita y antes de llegar
a El Pao se entera del caos reinante en la Casa Fuerte de Barcelona
y por ende de la pérdida de este importante bastión. Allí conoce la
cruenta forma en que familias enteras fueron masacradas. En El
Pao habla con Francisco de Paula Santander. Bolívar prosigue a El
Chaparro para arengar a las tropas del general José Francisco Ber-
múdez y hablar con los oficiales Juan Bautista Arismendi, Agustín
Armario, Manuel Valdés y Pedro Zaraza. De este pueblo oriental
sale a San Diego de Cabrutica, donde se entera de la victoria de
Piar en la decisiva batalla de San Félix. De acá termina su periplo
en el cuartel de El Juncal y toma la decisión de regresar a Guayana
para fijar en Angostura, o cerca de esta ciudad, el Cuartel General
y asumir el mando total del Ejército Libertador. El 24 de abril, Piar,
que se ha trasladado a la Mesa de Angostura con un porcentaje
significativo de su ejército victorioso, hace un nuevo intento de

2 Este poema, “El río de las siete estrellas (Canto al Orinoco)”, forma
parte del poemario Poda escrito por el poeta Andrés Eloy Blanco y
publicado en Caracas por la editorial Élite.

50
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

ataque por dos frentes para indagar la calidad de la respuesta, con-


venciéndose de la imposibilidad de ocuparla mientras el sitio mili-
tar no se extienda estratégicamente hasta el Orinoco y así impedir
toda comunicación de los sitiados con las Fortalezas y las fuerzas
de Morillo en San Fernando. El 25 de abril de 1817, Bolívar llega
con Arismendi, Bermúdez, Valdés, Armario, Carlos Soublette,
Fernando Galindo, Jacinto Lara, Rafael de Guevara, Francisco Vi-
cente Parejo, entre otros, a la margen izquierda del Orinoco. Para-
lelamente, mientras Piar instala baterías tácticas en varios puntos
del Orinoco, recibe una estafeta que le informa la presencia de
Bolívar frente a la Boca del Pao. Hasta allá se dirige con suficiente
tropa de resguardo. Bolívar instala el Cuartel General a un poco
más de ocho kilómetros de Angostura. Acá, Bolívar y Piar con-
versan sobre la Batalla de San Félix y del plan militar para la toma
de Angostura y Fortalezas de Guayana. Bolívar confirma el grado
de general en jefe de Piar con el que fue designado después de la
Batalla del Juncal y lo comisiona para que se encargue del sitio de
la Antigua Guayana, y a Bermúdez y a Cedeño de Angostura.

ACOMUNARSE

Es en esta ciudad donde el concepto de comuna adquiere una


dimensión de utopía posible cuando el 10 de octubre de 1817 Bolívar
decreta la Ley de Repartición de Bienes Nacionales entre los milita-
res del Ejército Libertador, que no era otro que el pueblo en armas.
Un significativo antecedente de este hecho lo constituye la Comuna
de los Andes del año 1781, noventa años antes que la Comuna de
París. Esta insurrección de los comuneros de Venezuela fue un
movimiento revolucionario que buscaba liberar a Venezuela del
colonialismo del Imperio español, bajo la búsqueda de la rebaja de
los impuestos decretados por el intendente general José Abalos que
apoyaba el monopolio comercial de la Real Compañía Guipuzcoana.

51
Discurso de Angostura

En este instrumento de proyección social el Libertador del Me-


diodía de América3, en su artículo 7 pide que:

… cuando las propiedades partibles sean de un valor más considera-


ble que las cantidades asignadas a los diferentes grados, el Gobierno
cuidará de que las particiones se hagan del modo más conforme a los
intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse
muchos, y solicitar se les conceda tal finca4.

FUSILAMIENTO DE PIAR

La historia de las grandes ciudades tiene sus bemoles. Angos-


tura no es la excepción. El jueves 16 de octubre de 1817, a las cinco
de la tarde, es fusilado el Libertador de Guayana, Manuel Piar. Es
complejo entender las decisiones de un comandante de la liber-
tad del inconmensurable tamaño de Bolívar, quien con este acto
de fuerza y autoridad quiso demostrar a los distintos caudillos
regionales que su autoridad como jefe máximo de la revolución
republicana no era algo negociable. Meses antes, en mayo de 1817,
se había reunido en Cariaco un Congreso conformado por jefes
republicanos disidentes de Bolívar, en donde Mariño desconoció
la autoridad del Libertador. Si bien Piar había logrado el triunfo en
la decisiva batalla de San Félix el 11 de abril de 1817 en la mesa de
Chirica y su prestigio se había acrecentado, Bolívar no podía per-
mitir que la unidad en el frente republicano siguiese erosionán-
dose por las rivalidades e insubordinaciones llevadas a cabo por
Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez, José Antonio Páez y
Manuel Piar. Arturo Úslar Pietri detalla el clima adverso:

3 Así lo llama Simón Rodríguez en el libro El Libertador del Mediodía de


América y sus compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa
social (Arequipa, 1830), también conocido como Defensa de Bolívar.
4 Simón Bolívar, Doctrina del Libertador, Caracas, 1976, Biblioteca Aya-
cucho, p. 102. Las negritas son nuestras.

52
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Es la época de las pugnas sordas o abiertas con hombres agresivos y po-


derosos como Mariño, como Arismendi, como Piar, como Páez, como
Bermúdez. Tendrá que lograr imponerse a ellos por los medios más
elementales de la autoridad, sin vacilar siquiera ante el fusilamiento,
ratificar su derecho al mando con victorias incontrastables, y elevar las
mentes de aquellos hombres de acción a la altura del estado de derecho5.

Cuenta Francisco Herrera Luque que Bolívar: “Una vez que


restalla la descarga, con voz sacudida por el llanto, exclama des-
garrado ‘¡He derramado mi sangre!’”6. El historiador Vinicio
Romero Martínez, en su artículo ¿Qué celebramos hoy?, formula
varias preguntas:

¿Se justificaba esta ejecución? ¿Era Piar el único sedicioso? ¿Por


qué no ejecutaron a los otros conspiradores que habían desacatado
la autoridad del Libertador y hasta humillado, como Ribas, Mariño,
Bermúdez, etc.? Bolívar, al parecer, necesitaba un escarmiento, uno
solo. Luego, irían los demás por el riel7.

Bolívar escribirá el 16 de noviembre de 1828 a Pedro Briceño


Méndez y a José Antonio Páez:

Las cosas han llegado a un punto que me tienen en lucha conmigo


mismo, con mis opiniones y con mi gloria. Ya estoy arrepentido de

5 Arturo Úslar Pietri, El mensaje de Angostura, Puerto Ordaz, 1993, Al-


sur, p. 51. El trabajo de este escritor venezolano es fechado el 15 de
febrero de 1969.
6 Francisco Herrera Luque, Manuel Piar, caudillo de dos colores, 1987. Ca-
racas, Pomaire.
7 Después del fusilamiento de Piar, Mariño se plegó a sus órdenes al
igual que Páez (Bolívar y Páez se conocieron en el hato de Cañafístola
el 30 de enero de 1818). Desde el fusilamiento, tanto rebeldes como
realistas entendieron que Bolívar estaba decidido a ganar la guerra en
todos los frentes. Para tal fin, se trazó la estrategia de aglutinar en tor-
no a sí a Cedeño, Bermúdez y Brion, que le reconocieron como Jefe
Supremo. Mariño se plegó a sus órdenes y Páez fue el otro importante
reto que tuvo que enfrentar Bolívar a lo largo de todo el año 1818.

53
Discurso de Angostura

la muerte de Piar, de Padilla y de los demás que han perecido por la


misma causa; en adelante no habrá justicia para castigar el más atroz
asesino, porque la vida de Santander es el perdón de las impunidades
más escandalosas… Lo que más me atormenta todavía es el justo
clamor con que se quejaran los de la clase de Piar y Padilla. Dirán con
sobrada justicia que yo no he sido débil sino a favor de ese infame
blanco que no tenía los servicios de aquellos famosos servidores de
la patria8.

En la placa de mármol adosada a la pared de la Catedral donde


fue fusilado Piar se leen las siguientes palabras de Bolívar: “La
victoria que ha obtenido el general Piar en San Félix es el más bri-
llante suceso que hayan alcanzado nuestras armas en Venezuela”.
Es en esa batalla donde Venezuela cobra forma y desde donde se
avizora la libertad de América.

LAS GOLETAS TIGRE Y LIBERTAD

En el año 1818, Estados Unidos violó el acuerdo de neutralidad


y vendió armas a los realistas que las transportaban en las goletas
Tigre y Libertad. El Ejército Libertador, al agarrarlas in fraganti,
las confiscó. Entonces el presidente de Estados Unidos, James
Monroe, envió a Angostura a su agente diplomático, John Baptist
Irvine, quien con el tono característico de la “supremacía” angloa-
mericana exigió que las naves le fueran devueltas. Bolívar le res-
pondió categóricamente el 7 de octubre de 1818 desde Angostura:

No permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los derechos


de Venezuela. Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una
gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por mere-
cer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España
que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende.

8 Tomado de José María Cordovez Moure. Reminiscencias de Santafé y


Bogotá, 1997, Bogotá, Gerardo Rivas Moreno Editor.

54
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

ANGOSTURA, CAPITAL DE VENEZUELA

Por razones estratégicas, Simón Bolívar la hace capital de Ve-


nezuela el 15 de febrero de 1819 al instalar allí el Congreso con-
virtiéndola en el centro de control para la movilización de grandes
cantidades de alimentos, reses y pertrechos que necesitó el Ejérci-
to Libertador para las campañas independentistas. Un año antes,
el 27 de junio, sale a la luz pública desde Angostura el primer
número del periódico Correo del Orinoco, que circulará hasta el
23 de marzo de 1822 y con el que Bolívar convierte a Angostura,
además de trinchera, en tribuna de la Patria. Esta artillería del
pensamiento escrita por espadas libertarias combate y derrota a la
Gazeta de Caracas.
Tras la guerra de independencia, Angostura sirvió durante más
de 80 años como un importante centro de comercio entre Vene-
zuela y Europa, aprovechando el río Orinoco como canal para el
ingreso y salida de goletas, mercantes y barcos a vapor repletos de
todo tipo de mercancía.

ANGOSTURA ES CIUDAD BOLÍVAR

Durante la presidencia del general Carlos Soublette, en 1846,


se decreta el cambio de nombre de Angostura a Ciudad Bolívar, en
honor al Libertador, quien estableció en la capital de Venezuela el
15 de febrero de 1819 las bases de la acción que le permitió liberar
a Venezuela, Nueva Granada, Ecuador y Perú, y crear Colombia
y Bolivia desde sus profundos conocimientos sociológicos, políti-
cos, históricos y jurídicos para ofrecer su visión sobre lo que debía
ser el futuro de América, libre del yugo español.
Angostura parió en 1780 a Ascensión Farreras, hijo de dos
esclavizados del Esequibo y quien siendo soldado al servicio de
la Corona se incorporó a las tropas patriotas; y en 1826 al peda-
gogo y abogado Ramón Isidro Montes, autor de los libros de
texto Aritmética práctica para escuelas primarias y Arte de hablar
i escribir correctamente la lengua castellana. Ciudad Bolívar es el
terruño de músicos de la talla de Antonio Lauro, Telmo Almada,

55
Discurso de Angostura

José Antonio Ramírez, Julio Áñez, Alejandro Vargas, Carmito


Gamboa, Eduardo Barreto, Asdrúbal “Cheo” Hurtado, Manuel
Yánez, Edith Salcedo y del cuarteto vocal Serenata Guayanesa;
poetas como Héctor Guillermo Villalobos y José Manuel Agosto
Méndez, también médico; artistas plásticos como Jesús Soto, líde-
res revolucionarios de la dimensión política de Manuel Arciniega
y heroínas de la cotidianidad como “Chepina” Santamaría.
El 21 de abril de 1881 nace en Ciudad Bolívar el meteorólogo,
pedagogo, cronista, ambientalista y observador hidrográfico del
Orinoco, Ernesto Sifontes, el primero en realizar y registrar ob-
servaciones diarias y minuciosas que permiten hacer predicciones
sobre las grandes crecidas del río Orinoco.
El 24 de noviembre de 1884 llega a La Guaira el naturalista
francés Jean Chaffanjon (1854-1913). En Caracas lo recibe el
presidente Joaquín Crespo. De Caracas viaja hasta Angostura para
desde allí hacer entre enero y abril de 1885 la primera expedición
en la cual exploró el Bajo Orinoco, remontó el Caura hasta el Ca-
naracuni y la desembocadura del Erebato. En 1888, Chaffanjon
publica el libro Viaje a las fuentes del Orinoco.
En 1887, Auguste Morisot (1857-1951), quien acompañó a
Chaffanjon en la segunda expedición por el Alto Orinoco, escribe
el diario Un pintor en el Orinoco9. En 1890, la Sociedad Antropoló-
gica de Lyon publica en su boletín las Notas recogidas en la cuenca
del Orinoco de Morisot.
Entre el 1.° de enero y el 15 de diciembre de 1898, el escritor
francés Julio Verne (1828-1905), impresionado por la aventura de
Chaffanjon, publica en la Revista de ilustración y recreo10 su libro
El soberbio Orinoco, en el que escribe que se construirá un puente
sobre el Orinoco en la parte más angosta del río y que Ciudad Bo-
lívar y Caracas estarán unidas por un ferrocarril.

9 Este diario, Un peintre sur l’Orénoque, fue entregado en 1949 al poeta


Fernando Paz Castillo, quien lo entrega al Gobierno nacional.
10 En francés, Magasin d’Éducation et de Récréation.

56
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

En 1903, esta “sublime capital de viejas callecitas que lucen tan


bonitas junto a la catedral”11 quedó nuevamente registrada en la
historia por ser el lugar donde se libró la última batalla y derrota
definitiva de la llamada Revolución Libertadora el 21 de julio. En
este enfrentamiento, las tropas de Cipriano Castro, comandadas
por su primer vicepresidente Juan Vicente Gómez, vencieron a las
del general Nicolás Rolando, con lo que se estableció un gobierno
central que puso fin a una larga etapa de luchas internas entre los
venezolanos.
En el año 1973 se inaugura el primer museo dedicado al cine-
tismo en el mundo: el Museo de Arte Moderno Jesús Soto, dise-
ñado por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, en honor al artista
plástico nacido en Ciudad Bolívar.

DISCURSO DE ANGOSTURA

El discurso de Angostura fue redactado por el hombre cuyo


corazón fue formado por Simón Rodríguez “para la libertad, para
la justicia, para lo grande, para lo hermoso”, como le escribirá a su
maestro desde Pativilca el 19 de enero de 1824. Bolívar sabe que
para lograr tan nobles propósitos humanos era vital “un gobierno
eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente
moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa”12.
Bolívar dirige su discurso a Juan Germán Roscio, José España,
Luis Tomás Peraza, Onofre Basalo y Francisco Antonio Zea, dipu-
tados de la Provincia de Caracas; a Diego Antonio Alcalá, Diego
Bautista Urbaneja, Eduardo Hurtado, Francisco Parejo y Ramón
García Cádiz, de la Provincia de Barcelona; a Santiago Mariño,
Tomás Montilla, Juan Martínez y Diego Vallenilla de la Provincia
de Cumaná; a Rafael Urdaneta, Ramón Ignacio Méndez, Miguel
Guerrero y Antonio María Briceño de la Provincia de Barinas; a

11 José “El Pollo” Sifontes, vals interpretado por Serenata Guayanesa,


1972, Ciudad Bolívar, LP, London-Palacio.
12 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 147.

57
Discurso de Angostura

Fernando Peñalver, Eusebio Afanador, Juan Vicente Cardozo y


Pedro León Torres de la Provincia de Guayana; y a Manuel Pala-
cio Fajardo, José de Jesús Guevara, Gaspar Marcano y Domingo
Alzuru de la Provincia de Margarita13.
El contexto en el que Bolívar escribe su discurso es adverso.
Arturo Úslar Pietri lo detalla:

El panorama no era favorable. La Nueva Granada parecía pacificada


y asegurada por el poder español. En Caracas, el general Pablo Mori-
llo representaba, con castellana sobriedad y energía, la autoridad de
Fernando VII. Apenas quedaban a los hombres de la revolución Mar-
garita, algunos pedazos de la costa oriental y cuerpos móviles en la
inmensidad de la llanura. La República y el porvenir de la Indepen-
dencia se han reducido a Simón Bolívar y su puñado de hombres14.

A pesar de esta adversidad, la visión de Bolívar está preñada de


humildad y esperanza: “… en medio de este piélago de angustias
no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que
me arrebataba como una débil paja”15. En esta alocución, brúju-
la de la Revolución Bolivariana, Bolívar esboza el Proyecto de
Constitución, define las bases de la República, critica la esclavitud,
nos dice que no imitemos el código de Washington, nos define
culturalmente: “Nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano
del Norte”16. Delinea el sistema de gobierno más perfecto, recom-
pensa a las mujeres y hombres que luchan contra el yugo español
con “la Orden de los Libertadores”17 y de ellos dice: “… nada ha

13 Posteriormente se incorporaron los diputados por la Provincia de Ca-


sanare: José María Vergara, Vicente Uribe y José Ignacio Muñoz. Fran-
cisco Antonio Zea pasó a ser un diputado por Casanare y Manuel Ce-
deño se incorporó luego como diputado por la Provincia de Guayana.
14 Arturo Úslar Pietri, El mensaje de Angostura, 1993, Puerto Ordaz, Al-
sur, p. 51.
15 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, pp. 120 y 121.
16 Ibidem, p. 129.
17 Ibidem, p. 144.

58
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

podido llenar los nobles pechos de nuestros generosos guerreros,


sino los honores sublimes que se tributan a los bienhechores del
género humano”18. Habla del “equilibrio de los poderes”19, vincula
a la educación popular dos pares de conceptos: “Moral y Luces” y
“Saber y Trabajo”. Diserta sobre el Poder Moral, nos habla de “la
historia de los Helotas, de Espartaco y de Haití”20 y bosqueja su
ideario libertario integracionista, anticapitalista, antieurocéntrico
y socioproductivo con la creación de la República de Colombia
que se concretará el 17 de diciembre de 1819 en Angostura. Allí
vislumbra lo que debe ser la Colombia que el jesuita peruano Juan
Pablo Viscardo y Guzmán (1748-1798) diseña en su “Carta a los
españoles americanos”, documento publicado por primera vez en
1799 gracias a Francisco de Miranda (1750-1816), quien había
delineado en 1798, una vez leída la carta de Viscardo, su “Proyecto
de Constitución para las Colonias Hispanoamericanas”. Bolívar,
seguro de hacer realidad su utopía, dice:

Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio, a la familia humana;


ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra, los tesoros que
abrigan sus montañas de plata y oro; ya la veo distribuyendo por sus
divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo
universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios
que ignoran cuan superior es la suma de las luces, a la suma de las
riquezas, que le ha prodigado la naturaleza; ya la veo sentada sobre el
Trono de la Libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por
la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.

18 Idem.
19 Ibidem, p. 137.
20 Ibidem, p. 144. Los helotas eran originarios de la ciudad griega de He-
los, esclavizados por los lacedemonios (gentilicio de los nacidos en La-
cedemonia o Laconia, región del Peloponeso de la antigua Grecia, cuya
ciudad más importante fue Esparta).

59
Discurso de Angostura

Bolívar, en un acto de justicia para saldar una deuda histórica,


propone que la capital de Colombia lleve el nombre de Bartolomé
de Las Casas, para que su memoria siempre fuere enaltecida21.

LA GAZETA DE CARACAS

Cuando el Libertador Simón Bolívar pronuncia el discurso,


la Gazeta de Caracas calumniaba todas las acciones bolivarianas
porque representaban un peligro para el gran capital europeo que,
en manos de los Borbón, los Austria de la dinastía Habsburgo y
demás oligopolios, seguían aferrados cual sanguijuelas a las venas
abiertas que le proporcionaban los elementos de la tabla periódica
en estas tierras.
Este periódico traía Apertura de la Imprenta a manera de nota
editorial, en la cual se lee:

Se solicita la asistencia de todas las personas instruidas en las Ciencias


y Artes, se da al público la seguridad de que nada saldrá de la prensa
sin la previa inspección de las personas que al intento comisione el
Gobierno, y que por consiguiente en nada de cuanto se publique se
hallará la menor cosa ofensiva a la Santa Religión Católica, a las leyes
que gobiernan al país, a las buenas costumbres, ni que pueda turbar el
reposo o dañar la reputación de ningún individuo de la sociedad, a que
los propietarios de la prensa tienen en el día el honor de pertenecer.

José Domingo Díaz, el redactor de la Gazeta de Caracas, sema-


nario que habían fundado Mateo Gallagher y Jaime Lamb el 24
de octubre de 1808, al hablar del Libertador confiesa con malevo-
lencia y nerviosismo: “La imprenta es la primera arma de Simón
Bolívar, de ella ha salido el incendio que devora a América, y por
ella se ha comunicado con el extranjero”.

21 Ibidem, p. 146.

60
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

BOLÍVAR DESCOLONIAL

La definición cultural que maneja Bolívar en el plano geopolíti-


co tiene la altura analítica de un hombre de sus dimensiones:

Al desprenderse la América de la monarquía española, se ha encon-


trado semejante al imperio romano, cuando aquella enorme masa
cayó dispersa en medio del antiguo mundo. Cada desmembración
formó entonces una nación independiente conforme a su situación
o a sus intereses; pero con la diferencia de que aquellos miembros
volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni aun con-
servamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos euro-
peos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y
los españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos,
nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de
posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la
oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y
complicado22.

Y es tal su concepción cultural que el Libertador asume la


emancipación desde una perspectiva antieurocéntrica:

Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el


americano del norte, que más bien es un compuesto de África y de
América, que una emanación de la Europa (…) ¿No dice el Espíritu
de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen?
¿Que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir
a otra? ¿Que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a
la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida
de los pueblos? ¿Referirse al grado de libertad que la Constitución
puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus
riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus moda-
les? ¡He aquí el Código que debíamos consultar y no el de Washing-
ton! (…) Que los errores e infortunios del mundo antiguo enseñen la

22 Ibidem, p. 123.

61
Discurso de Angostura

sabiduría y la felicidad al mundo nuevo. Que no se pierdan, pues, las


lecciones de la experiencia; y que las escuelas de Grecia, de Roma, de
Francia, de Inglaterra y de América nos instruyan en la difícil ciencia
de crear y conservar las naciones con leyes propias, justas, legítimas y
sobre todo útiles. No olvidando jamás que la excelencia de un gobier-
no no consiste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en
ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se
instituye23.

EDUCACIÓN POPULAR: MORAL Y LUCES

Bolívar habla de la importancia de la educación popular ya


que esta “debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
congreso”24. La educación popular para Bolívar gira en torno a dos
conceptos, de los cuales dice: “Moral y luces son los polos de una
República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”25.
Ambos conceptos van a cobrar significado dependiendo del lugar
de enunciación. Desde el 12 de octubre de 1492 tanto la moral
como las luces se sustentan en una economía esclavista. Desde
la óptica del colonizador, moral es tener mujeres y hombres
esclavizados, servir al rey, descuartizar a quienes luchen contra
la Corona, freír sus cabezas y exhibirlas en las entradas de las
ciudades, empalar indios, mutilar esclavizados en la picota26. A
través de las luces se estudia teología para justificar que los blancos
europeos son seres superiores, que las mujeres son seres inferio-
res al igual que los africanos y los originarios. Desde esta óptica,
inmoral es no ir a misa los domingos, ser bolivariano, abolir la
esclavitud, acomunarse, colaborar con Gual y España, llorar el
ahorcamiento de José Leonardo Chirino, formar parte del Ejército
Libertador. La oscuridad, como antónimo de luces para los colo-

23 Ibidem, p. 129.
24 Ibidem, p. 141.
25 Idem.
26 La picota era una columna donde se exponía a los reos y las cabezas o
cuerpos de los asesinados.

62
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

nizadores es que los esclavizados y originarios se alfabetizaran,


conocer el mundo a través de la lectura, ilustrarse a través de los
libros que llegaban vía contrabando. El Consejo del rey Carlos IV
del Reino de España habla por sí solo: “No conviene que se ilustre
a los americanos”.
El Libertador propone en su discurso otra moral y otras
luces cónsonas con otro mundo posible. Su ejemplo es garantía
impoluta de tal perspectiva: en 1816 decretó la libertad absoluta
a todos los esclavos, primero el 2 de junio desde Carúpano y el
luego el 6 de julio desde Ocumare de la Costa. No puede haber
educación popular con la moral y las luces de la cultura colonial.
La esclavitud es contraria a la educación popular; de hecho,
esta la combate. Bolívar en su discurso hablará en extenso de la
esclavitud: “La esclavitud es la hija de las tinieblas”27, dice en un
primer momento. Luego concluye: “La esclavitud será el término
de nuestra transformación”28. Después explica que las bases de
un gobierno republicano “deben ser la soberanía del pueblo: la
división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la es-
clavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios”29. Más
adelante, en un análisis de la situación sociopolítica, afirma que
“la atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra de
Venezuela”30. Por último, Bolívar expresa a los legisladores: “Yo
imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos,
como imploraría mi vida y la vida de la República”31.
Para Bolívar, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de
su propia destrucción”32 porque “la ambición, la intriga, abusan
de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo
conocimiento político, económico o civil”33. Estas personas ena-
jenadas “adoptan como realidades las que son puras ilusiones;

27 Ibidem, p. 124.
28 Ibidem, p. 125.
29 Ibidem, p. 131.
30 Ibidem, p. 143.
31 Ibidem, p. 144.
32 Ibidem, p. 124.
33 Idem.

63
Discurso de Angostura

toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la


venganza por la justicia”34. Para Bolívar “un pueblo pervertido si
alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla”35 porque le es
ajena la otra moral, es decir, “la práctica de la virtud”36; “el impe-
rio de las leyes”37; “las buenas costumbres”38 y “el ejercicio de la
justicia”39.
Explica el profesor venezolano José Marcial Ramos Guédez que:

Después de la Batalla de Carabobo (1821), Bolívar otorgó la libertad


a sus esclavos y luego, en el Congreso de Cúcuta (1821), trató de ob-
tener apoyo para abolir la esclavitud y los representantes y senadores
aprobaron una Ley de Manumisión, la cual contempló entre otras
resoluciones, la “libertad de vientres” y la prohibición del comercio
de esclavos. Durante los últimos años de su vida, Simón Bolívar no
abandonó su interés por abolir la esclavitud, a pesar de los temores
que ocasionaban en la República de Colombia el posible estallido de
una “guerra de castas” o “guerra de color”, tal como ocurrió en Haití y
otras islas del Caribe40.

Bolívar pide dar a nuestra República “una potestad cuyo domi-


nio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público,
las buenas costumbres y la moral republicana”41.

34 Idem.
35 Idem.
36 Idem.
37 Idem.
38 Idem.
39 Idem.
40 José Marcial Ramos Guédez, Simón Bolívar y la abolición de la escla-
vitud en Venezuela 1810-1830. Problemas y frustración de una causa,
Revista de Historia de América, (1999), N.° 125 (julio-diciembre). 7-20.
41 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 141.

64
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

EDUCACIÓN POPULAR: SABER Y TRABAJO

Simón Bolívar entiende que la educación popular, además de


proponer una nueva moral y unas nuevas luces, debe vincular in-
divisiblemente el saber y el trabajo, es decir, debe ser socioproduc-
tiva. Solo así garantiza el crecimiento moral, económico, cultural y
social del pueblo:

He pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más gran-


des palancas de la industria: el trabajo y el saber. Estimulando estos
dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre
los hombres, hacerlos honrados y felices42.

Tales filosofías: pedagógica (moral y luces) y metodológi-


ca (saber y trabajo), son heredadas, sin duda, de su formador
Simón Rodríguez, quien, al llegar a Bogotá en 1823 procedente
de Europa, donde formó la conciencia de clase del adolescente
mantuano entre 1804 y 1805, emprende la labor de organizar una
Escuela Industrial Pública de Artes y Oficios en la que se formaba
a las muchachas y muchachos humildes en y para el trabajo, en y
para la ciudadanía.
En el proyecto invierte todo su dinero: los 64000 duros que ha
traído del viejo continente. Sobre esta experiencia pedagógica,
Miguel Peña, quien fuera ministro de la Alta Corte de Justicia en
Bogotá y que había tenido una notable participación en la primera
guerra independentista, le escribe a Simón Bolívar el 21 de marzo
de 1824 esta carta:

Ahora me mueve a escribirle otro asunto de importancia, y es la Casa


de Industria Pública que se ha propuesto en esta ciudad el señor
Simón Rodríguez o Carreño. Nada digo a usted de su persona, carác-
ter o constancia y conocimiento para el caso, porque usted lo conoce
bajo todos estos aspectos mejor que yo.

42 Ibidem, p. 142.

65
Discurso de Angostura

De lo que usted tal vez no está informado es que una Casa con ese fin,
donde se da educación a los jóvenes y se les hace aprender un oficio
mecánico, fuera de los primeros indispensables conocimientos para
vivir en sociedad, como escribir, contar, la gramática de su lengua,
etc., es todo el objeto de sus más ardientes deseos.

Mucho ha trabajado desde que llegó aquí para establecerla, y sólo a


su infatigable constancia se debe el que le hayan concedido el edificio
público comúnmente llamado Hospicio, donde ha hecho algunos
reparos y tiene algunos muchachos; pero le faltan fondos para
montar su proyecto como quisiera, y según tengo entendido, éstos no
exceden de dos o tres mil pesos; él suspira constantemente por usted,
persuadido de que si estuviera aquí, él llenaría su objeto.

Tal vez sería una obra digna de usted el que tomase el establecimiento
de esta Casa bajo su dirección. Si el señor Rodríguez hubiese querido
escoger otro modo de vivir, le hubieran sobrado acomodos de donde
sacar utilidad; pero él quiere servir a la Patria con sus conocimientos
que ha adquirido en Europa y cree que no puede aplicarlos mejor que
empleándolos en instruir y formar miembros que después de algunos
años sean útiles a la sociedad.

Él goza de buena salud, tiene robustez y una actividad muy superior


a sus años. Si este hombre se pierde por falta de protección, no halla-
remos otro.

LOS NUEVE PUNTOS DE LA CONSTITUYENTE

Los nueve puntos propuestos para el debate por el presidente


Nicolás Maduro: paz, economía, bienestar, justicia, democracia,
defensa, cultura, juventud y ambiente, tienen asidero político en
el discurso pronunciado por el Libertador en Angostura el 15
de febrero de 1819. Es allí, en la entonces capital, donde Bolívar
bosqueja para la eternidad su ideario político que hoy conocemos
como Bolivarianismo.

66
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

CONSTITUYENTE DE PAZ

La paz es la razón de ser del Bolivarianismo: “un gobierno que


haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz”43.

Los constituyentistas [dice Bolívar] están llamados para consagrar, o


suprimir cuanto les parezca digno de ser conservado, reformado, o
desechado en nuestro pacto social. A ustedes pertenece el corregir la
obra de nuestros primeros legisladores; yo querría decir, que a uste-
des toca cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro Código
político; porque no todos los corazones están formados para amar a
todas las beldades; ni todos los ojos, son capaces de soportar la luz
celestial de la perfección44.

La independencia de España y la transición de la cuarta a la


quinta República guardan una estrecha relación. Sobre esto expre-
sa Bolívar:

Yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado


nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil,
animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto al separarse
Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su
libertad, su igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una
República democrática, proscribió la monarquía, las distinciones, la
nobleza, los fueros, los privilegios; declaró los derechos del hombre,
la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos
eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por
la pureza que los ha dictado. El primer Congreso de Venezuela ha
estampado en los anales de nuestra legislación, con caracteres inde-
lebles, la majestad del pueblo dignamente expresada, al sellar el acto
social más capaz de formar la dicha de una nación45.

43 Ibidem, p. 147.
44 Ibidem, p. 129.
45 Ibidem, p. 126.

67
Discurso de Angostura

La Asamblea Nacional Constituyente es el espacio para que:

… se fortifique, pues, todo el sistema del gobierno, y que el equili-


brio se establezca de modo que no se pierda, y de modo que no sea
su propia delicadeza, una causa de decadencia. Por lo mismo que
ninguna forma de gobierno es tan débil como la democracia, su es-
tructura debe ser de la mayor solidez; y sus instituciones consultarse
para la estabilidad. Si no es así, contemos con que se establece un
ensayo de gobierno, y no un sistema permanente; contemos con una
sociedad díscola, tumultuaria y anárquica y no con un establecimien-
to social donde tengan su imperio la felicidad, la paz y la justicia46.

CONSTITUYENTE ECONÓMICA Y DE BIENESTAR SOCIAL

Solo un nuevo sistema económico pospetrolero garantiza que


produzcamos alimentos, ciencia y dignidad47. Por ello es vital
constitucionalizar las Misiones y Grandes Misiones. Todo esto
allana el camino de la construcción colectiva del Estado Comunal,
el de la Toparquía, el que es posible a través del “sistema de gobier-
no más perfecto”48, es decir, “aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma
de estabilidad política”49.

CONSTITUYENTE DE DEFENSA INTEGRAL DE LA PATRIA

Sobre potenciar el funcionamiento del sistema de justicia, se-


guridad y protección del pueblo e impulsar la política exterior so-
berana de defensa de nuestra integridad, Bolívar es claro: “Serviré
sin embargo en la carrera de las armas mientras haya enemigos en

46 Ibidem, p. 138.
47 “Producir alimentos, ciencia y dignidad” es la propuesta de Kléber Ra-
mírez Rojas.
48 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 130.
49 Idem.

68
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Venezuela”50. El conocimiento de un futuro enemigo lo deja entre-


ver cuando dice:

Pero sea lo que fuere de este gobierno con respecto a la nación nor-
teamericana, debo decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea
asimilar la situación y naturaleza de los Estados tan distintos como el
inglés americano y el americano español51.

Hay analogía entre la Venezuela de 1999 y 2017 con aquella de


1813 y 1819. Explica Bolívar:

Desde la segunda época de la República nuestro ejército carecía de


elementos militares, siempre ha estado desarmado; siempre le han
faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora los sol-
dados defensores de la independencia no solamente están armados
de la justicia, sino también de la fuerza52.

CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICA

En un análisis exhaustivo de la realidad geopolítica, Bolívar, dice:

Por más que se examine la naturaleza del Poder ejecutivo en Inglaterra,


no se puede hallar nada que no incline a juzgar que es el más perfec-
to modelo, sea para un reino, sea para una aristocracia, sea para una
democracia. Aplíquese a Venezuela este Poder ejecutivo en la persona
de un Presidente, nombrado por el pueblo o por sus representantes, y
habremos dado un gran paso hacia la felicidad nacional53.

Con claridad meridiana, Bolívar, reconociendo las limitacio-


nes, expone:

50 Ibidem, p. 121.
51 Ibidem, p. 127.
52 Ibidem, p. 145.
53 Ibidem, p. 136.

69
Discurso de Angostura

No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nues-


tras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el
género humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias
naciones. La libertad indefinida, la democracia absoluta, son los es-
collos a donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas.
Echad una mirada sobre las repúblicas antiguas, sobre las repúblicas
modernas, sobre las repúblicas nacientes; casi todas han pretendido
establecerse absolutamente democráticas y a casi todas se les han
frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres
que anhelan por instituciones legítimas y por una perfección social54.

CONSTITUYENTE CULTURAL

Cuando el presidente Maduro pide “impulsar la identidad


cultural, la nueva venezolanidad, la nueva espiritualidad del país”,
se hace necesario analizar la visión cultural del Libertador cuando
nos dice:

Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el ame-


ricano del norte, que más bien es un compuesto de África y de Amé-
rica, que una emanación de Europa, pues que hasta España misma,
deja de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones y
por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia
humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquila-
do, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y
éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del
seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en
sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epider-
mis; esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia55.

54 Ibidem, p. 138.
55 Ibidem, p. 129.

70
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

CONSTITUYENTE DE JUSTICIA

La esclavitud es el más claro ejemplo de la injusticia. Signi-


ficaba para los imperios europeos la fuerza de trabajo que incre-
mentaba una enfermedad producida por una “sed insaciable
de riqueza”56, como define Simón Rodríguez al capitalismo. El
Libertador era enemigo de la injusticia. “Nuestras leyes son fu-
nestas reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos”57.
Su propuesta era clara: “Elevemos un Templo a la Justicia; y bajo
los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de leyes
venezolanas”58.

CONSTITUYENTE PARA LA JUVENTUD

En el proyecto para instituir un Poder Moral, presentado por


el Libertador al Congreso de Angostura como una parte de su
proyecto de constitución, Bolívar dedica un alto porcentaje a la
juventud, sobre todo en relación con su educación. El congreso
lo consideró “como de muy difícil establecimiento, y en los tiem-
pos presentes absolutamente impracticable”59 y “acordó que se
imprimiese como un apéndice a la Constitución, invitando a los
sabios del mundo entero a emitir opinión sobre el tema”60. Allí
vemos artículos como el 8 de la sección tercera sobre las atribu-
ciones de la cámara de educación, en la que, consciente de la rea-
lidad, expone que “nuestros colegios actuales” son “incapaces de
servir para un gran plan de educación”, propone delinear y hacer

56 Simón Rodríguez. (1842). Sociedades americanas en 1828. En Simón


Rodríguez, Obras completas, 2016, Caracas, Universidad Nacional Ex-
perimental Simón Rodríguez, p. 467.
57 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, pp. 140-141.
58 Idem.
59 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 148.
60 Idem.

71
Discurso de Angostura

establecimientos con “la solidez y extensión, la elegancia, el aseo,


la comodidad y el recreo de la juventud”61.
Para Bolívar la juventud es un pueblo naciente “que podrá ele-
varse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado”62. Juventud y
esclavitud deben repelerse: “la esclavitud rompió sus grillos, y Ve-
nezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos
que han convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de
libertad”63. Por ello es vital, que los constituyentistas proporcionen
las bases para tal fin. Bajo ningún concepto se podrá permitir que
la juventud sea víctima de sistemas que manejan hombres y muje-
res para oprimirlos,

… y si la costumbre de mirar al género humano conducido por


pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan chocante espec-
táculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la
superficie del globo como viles rebaños destinados a alimentar a sus
crueles conductores64.

CONSTITUYENTE AMBIENTALISTA

Bolívar, al igual que Rodríguez, es por excelencia un amante


de la naturaleza. El 19 de enero de 1824 le escribe al hombre más
extraordinario del mundo desde Pativilca sobre la naturaleza de
nuestra América:

Amigo de la naturaleza, venga usted a preguntarle su edad, su vida


y su esencia primitivas; usted no ha visto en ese mundo caduco
más que las reliquias y los desechos de la próvida Madre. Allá está
encorvado con el peso de los años, de las enfermedades y del hálito
pestífero de los hombres; aquí está doncella, inmaculada, hermosa,

61 Ibidem, p. 154.
62 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 124.
63 Ibidem, pp. 143-144.
64 Ibidem, p. 125.

72
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

adornada por la mano misma del Creador. No, el tacto profano del
hombre todavía no ha marchitado sus divinos atractivos, sus gracias
maravillosas, sus virtudes intactas65.

Bolívar dicta una serie de decretos en defensa del ambiente.


En algunos de ellos propone la creación de canales de irrigación
para la agricultura, plantea el control de las minas por parte del
Estado para evitar daños ambientalistas y la creación de una in-
fraestructura vial para poder transitar los productos. Para Bolívar
las riquezas minerales deben ser patrimonio del pueblo, razón por
la cual el Gobierno se encargará de repartirlas atendiendo a un fin
social. En el Discurso de Angostura, avizorando la futura Repúbli-
ca de Colombia, dice Bolívar:

Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los


siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la
prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región,
me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del
universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océa-
nos, que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne con
prolongados y anchurosos canales66.

Y recomienda a los constituyentistas:

… esta constitución como la más digna de servir de modelo a cuan-


tos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la felicidad
política que es compatible con nuestra frágil naturaleza67.

REPÚBLICA DE COLOMBIA

El 12 de junio de 1818, Simón Bolívar escribe desde Angostura:

65 Simón Bolívar. Doctrina del Libertador, 1976. Caracas, Biblioteca Aya-


cucho, pp. 205-206.
66 Ibidem, p. 146.
67 Ibidem, p. 133.

73
Discurso de Angostura

¡Habitantes del Río de la Plata! La República de Venezuela, aunque


cubierta de luto, os ofrece su hermandad; y cuando cubierta de
laureles haya extinguido los últimos tiranos que profanan su suelo,
entonces os convidará a una sola sociedad, para que nuestra divisa
sea Unidad en la América meridional68.

Esta unidad a la que se refiere el Libertador es Colombia, pala-


bra que nace como utopía de integración latinoamericana y cari-
beña en la visión de Francisco de Miranda quien, el 15 de marzo
de 1810, publica en Londres el periódico El Colombiano, realizado
en la imprenta de R. Juigné. La primera Constitución de Venezue-
la (1811) en su artículo 228 alude al “Continente colombiano”, “los
pueblos de Colombia” y “Congreso general de Colombia”. En la
Carta de Jamaica (1815) Bolívar escribirá:

Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal
que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las
virtudes y los talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos
la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está
destinada la América meridional; entonces las ciencias y las artes que
nacieron en el Oriente y han ilustrado a Europa, volarán a Colombia
libre que las convidará con un asilo69.

En el discurso de Angostura, Bolívar utiliza el gentilicio de co-


lombianos en el sentido de hispanoamericanos:

La reunión de la Nueva Granada y Venezuela en un grande Estado


ha sido el voto uniforme de los pueblos y gobiernos de estas Repú-
blicas. La suerte de la guerra ha verificado este enlace tan anhelado
por todos los colombianos; de hecho estamos incorporados. Estos
pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos,
sus destinos. Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi

68 Ibidem, pp. 115-116.


69 Simón Bolívar. (1815). Carta de Jamaica. En Simón Bolívar. Doctrina
del Libertador, 1976, Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 86.

74
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal que


ofrece un cuadro tan asombroso70.

Bolívar concretará el sueño mirandino cuando el 17 de diciem-


bre de 1819, a través de la Ley Fundamental de la República dis-
cutida por el congreso reunido en Angostura, une a las anteriores
entidades coloniales del Virreinato de la Nueva Granada y la Capi-
tanía General de Venezuela, y más tarde la presidencia de Quito y la
Provincia Libre de Guayaquil, bajo el nombre de República de Co-
lombia. Esta ley será ratificada por el Congreso de Cúcuta en 1821.
Simón Rodríguez dirá en 1828 que “Colombia debería ser el patro-
nímico, y el gentilicio colombiano, no América ni americano”71.
Lamentablemente el Libertador no pudo bajar tranquilo al se-
pulcro, porque no cesaron los partidos ni se consolidó la unión. Al
desmembrarse Colombia cada país retomó su nombre: Venezuela,
Ecuador y Nueva Granada. Este se denominó oficialmente Repú-
blica de la Nueva Granada entre 1831 y 1858 y Confederación Gra-
nadina entre 1858 y 1863. En este último año se hace del nombre
mirandino en la convención de Rionegro, población de Antio-
quia, pasándose a llamar Estados Unidos de Colombia hasta 1886
y desde este año usurpará oficialmente el nombre bolivariano de
República de Colombia. No hubo quejas por parte de Venezuela y
Ecuador. Para diferenciarlo del nombre original los historiadores
violaron el nombre nacido en Angostura y lo sustituyeron por el
de la Gran Colombia, nombre que nunca existió.

DESINTEGRACIÓN DE COLOMBIA

Después de establecida la República de Colombia, Bolívar se


encuentra en una bifurcación. La decisión es compleja: o se queda

70 Simón Bolívar. (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar. Doc-


trina del Libertador, 1976, Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 146.
71 Simón Rodríguez. (1828). Pródromo de Sociedades americanas en
1828. En Simón Rodríguez, Obras completas, 2016, Caracas, Universi-
dad Nacional Experimental Simón Rodríguez, p. 89.

75
Discurso de Angostura

en Colombia hasta consolidarla, o baja al sur para acabar con el


Virreinato de Perú. La estabilidad de Colombia dependerá de la
cimentación de un polo de naciones que equilibrara la geopolítica
mundial. Bolívar sabe que las naciones aisladas caerán en manos
de imperios europeos o del naciente imperio angloamericano.
Pero del otro lado de la balanza, Bolívar sabe que Colombia re-
clamaba sus esfuerzos, había tareas inconclusas, la impureza del
alma de Santander hace peligrar la novísima república. Sobre la
autoritas de Bolívar, explica Rodríguez:

En Europa pelean soldados contra soldados, y los generales, fuera del


campo de batalla, van en coche: en América, el ejército ha combatido
contra los elementos y contra los imposibles –abrasándose en las
llanuras y helándose en las montañas… ¡sin caminos, sin puentes, y,
las más veces, sin caballos!… ¡sin víveres, sin vestido, sin hospital, y,
en los poblados, ¡sin sueldo! … Los jefes, padeciendo como el último
soldado, trazaban los planes en la arena, y al ejecutarlos, les faltaban
pertrechos y, a veces, subordinación. Pero, todo lo vencía la presen-
cia de Bolívar en el combate, y de lejos, su nombre reunía todos los
ánimos, y conciliaba todos los intereses72.

La decisión es emprender la Campaña del Sur. Triunfará con su


Ejército Libertador en Bomboná, Quito, Junín. Paralelamente en
Colombia venteaba el hedor de la mezquindad. Bolívar ordena a
Sucre para que sea el comandante de Ayacucho y, a los pocos años
que el Abel de América se cubre de gloria, en Valencia organizan
La cosiata, en Bogotá planifican asesinar a Bolívar, toda la oligar-
quía de Colombia muestra su virreinal vileza. El Congreso tuvo
la osadía de ordenarle a Bolívar que dejara la jefatura del ejército.
Bolívar sucumbió frente a la ruindad que pululaba a sus espaldas.
La felonía concluye en San Pedro Alejandrino y Colombia, la que

72 Simón Rodríguez. (1830). El Libertador del mediodía de América y sus


compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social. En
Simón Rodríguez, Obras completas, 2016, Caracas, Universidad Nacio-
nal Experimental Simón Rodríguez, p. 127.

76
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

fuera “labrada en la roca del despotismo por el buril victorioso de


los libertadores” es disuelta. En 1830 nacerán republiquetas am-
putadas.

LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE

La Asamblea Nacional Constituyente de 2017, al igual que


aquella de 1819, es el órgano plenipotenciario encargado de
redactar una nueva Constitución para la República Bolivariana
de Venezuela. Fue promovida por el presidente constitucional
Nicolás Maduro el 1.° de mayo de ese año mediante decreto presi-
dencial N.° 2830, el cual contempla la convocatoria y las bases co-
miciales. En las elecciones del 30 de julio salieron electas y electos
545 constituyentistas que se instalaron el 4 de agosto en el Salón
Elíptico del Palacio Federal Legislativo en Caracas (también sede
de la Asamblea Nacional).
Ambos órganos, el de 1819 y el de 2017, coinciden en que
fueron instalados en tiempos de guerra. Los constituyentistas, el
poder constituido y el poder constituyente con sus cimarronas y
cimarrones sentipensantes deben abonar el terreno cultural para
la construcción colectiva del Estado Comunal. Tal tarea consiste
en la siembra de cuatro valores: (1) Defender la Revolución,
porque sin ella todo está perdido. (2) Defender al comandante Ni-
colás Maduro porque la relación amorosa del líder con el pueblo
es insustituible. (3) Desarrollar la conciencia del deber social
como lo dice Simón Rodríguez: “La mayor fatalidad del hombre
y la mujer en el estado social es no tener con sus semejantes un
común sentir de lo que conviene a todos”. (4) Avivar el amor a la
Patria y a la humanidad.
En toda revolución conviven las contradicciones. Debemos
verla como una balanza que tiene en el platillo derecho los intere-
ses particulares y en el izquierdo el bien común. Unos se disfrazan
de gatopardos para que los cambios sean tan tibios que no afecten
sus ganancias. Otros no necesitan disfraces y atacarán frontal-
mente. La mayoría, históricamente excluida, tiene la obligación
de formar su conciencia de clase, de instruirse para que haya

77
Discurso de Angostura

quien sepa y educarse para que haya quien haga73; solo así podrá
apropiarse de los medios de producción, no antes. Para tal fin
cuenta con cimarronas y cimarrones sentipensantes (intelectuales
orgánicos) que en distintas escuelas de formación política y uni-
versidades deben asumir esa tarea. El pueblo debe entender que
al enemigo explotador no se le envidia, se le combate para aniqui-
larlo, no para sustituirlo. Quienes llevaron a Bolívar a San Pedro
Alejandrino son los mismos que llevaron a Sucre a Berruecos. Son
heraldos sombríos que infestan las utopías. El poder constituyen-
te debe estar presto para derrotarlos. Esto es posible solo con la
unidad. Una persona puede dirigir una gesta libertaria, pero su
consolidación se logra si los pueblos superan el egoísmo, el descla-
samiento, la contracultura que la enajena.
Los constituyentistas deben tomar conciencia de que fue en
Angostura, el altar de la Patria, donde se tejió el manto de la li-
bertad americana. Así que ¡Constituyentistas!, dígnense conceder
a Venezuela: “un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de
leyes inexorables, la igualdad y la libertad”74.
Recuerden la lección que nos da Simón Rodríguez:

El hombre de la América del Sur es Bolívar. Se empeñan sus enemi-


gos en hacerlo odioso o despreciable, y arrastran la opinión de los
que no lo conocen. Si se les permite desacreditar el modelo, no habrá
quien quiera imitarlo; y si los Directores de las nuevas Repúblicas no
imitan a Bolívar, la causa de la libertad es perdida75.

73 Simón Rodríguez. (1847). Carta a Anselmo Pineda. En Simón Rodrí-


guez. Obras completas, 2016, Caracas, Universidad Nacional Experi-
mental Simón Rodríguez, p. 705.
74 Simón Bolívar (1818). Discurso de Angostura. En Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 1976, Caracas, Biblioteca Ayacucho, p. 147.
75 Simón Rodríguez. (1830). El Libertador del mediodía de América y sus
compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social. En
Simón Rodríguez, Obras completas, 2016, Caracas, Universidad Nacio-
nal Experimental Simón Rodríguez, p. 132.

78
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Empiecen sus funciones, ya el presidente Nicolás Maduro les


ha dejado el testigo. ¡Bolívar vive!

BIBLIOGRAFÍA

Bolívar, Simón. (1976). Doctrina del Libertador. Caracas, Vene-


zuela: Biblioteca Ayacucho.
Ramos Guédez, José Marcial. (1999). Simón Bolívar y la abolición
de la esclavitud en Venezuela 1810-1830. Problemas y frus-
tración de una causa. Revista de Historia de América. N.° 125
(Julio-diciembre) [7-20].
Rodríguez, Simón. (2016). Obras completas. Caracas, Venezuela:
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.
Úslar Pietri, Arturo. (1993). El mensaje de Angostura. Puerto
Ordaz, Venezuela: Alsur.

79
EL PODER MORAL:
UN PROYECTO CIVILIZATORIO
DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR

Manuel E. Carrero Murillo


… Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente
popular, eminentemente justo, eminentemente moral,
que encadene la opresión, la anarquía y la culpa.
Un Gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz.
Un Gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables, la
igualdad y la libertad.
Simón Bolívar
Discurso ante el Congreso de Angostura,
febrero de 1819

EL PROBLEMA MORAL Y LA CREACIÓN DE LA REPÚBLICA

La inopia moral heredada por los pueblos de “nuestra Améri-


ca” cuando terminaban los tres siglos de coloniaje hacía pensar en
los obstáculos para el funcionamiento del modelo republicano en
los nacientes Estados, por el nulo conocimiento que tenían sobre
los deberes y derechos requeridos para cumplir y compartir ese
modelo. Una gran parte del pueblo próximo a ser independizado
era analfabeto y desconocía las normas públicas que el Estado y
la sociedad exigían para convivir en la reipublicae, ofrecida como
novedad frente a las desgastadas formas monárquicas que aún
prevalecían en Europa.
Aquellos pueblos raramente habían oído sobre la cosa pública
en el modelo republicano que ahora advenía a nuestra realidad
sin tener la preparación de rigor; solo habían conocido la norma
monárquica durante tres siglos de ignominia, barbarie y genoci-
dio que había arrasado gran parte de la población originaria y la
original riqueza cultural de esta parte del mundo. El rey, a quien
solo conocían por la perpetua difusión de ese título, proyectaba
su imagen en el imaginario común y colmado lo que pudiera
llamarse “paisaje público”, los usos, costumbres, protocolos y sím-
bolos oficiales en lo pocos asuntos de gobierno que conocían, y
muy poco espacio dejaba a la pauta republicana y su influencia en
nuestro territorio.

83
Discurso de Angostura

La carencia de virtudes cívicas y morales en las llamadas “clases


viles y baxas” –así se llamaba al mestizaje–, quedó al descubier-
to cuando terminó la guerra de independencia. Excluida de la
política, poco o nada sabía de negocios ni de moral pública, en
gran medida porque la educación formal estuvo controlada por
la clase blanca dueña de la riqueza material, bienes y privilegios
que además monopolizó las relaciones y tratos de gobierno du-
rante el tiempo colonial; atesoró esas funciones, como privilegio
exclusivo y excluyente que tenía con la corona. Y cuando asomó
triunfante la causa patriota –desde la toma de Angostura–, con los
subsiguientes cambios de la realidad política y con ella los símbo-
los del poder, esa clase se ajustó a la forma política republicana,
acomodándola a sus necesidades e intereses para mantener los
privilegios y dispensas de clase.
La lucha que desde 1811 condujo a la guerra por la indepen-
dencia y a la reinvención de la vida política y social, hizo aflorar
grandes problemas sociales y económicos cuando “las clases viles
y baxas” se convirtieron en protagonistas de la guerra. Los nuevos
actores reclamaron espacios en la vida pública, que para el modelo
republicano proclamado resultaron categóricos, pero las escasas
condiciones morales los hacían ineficientes. Las virtudes públicas
de probidad, honradez, integridad, dignidad y decoro se tradu-
cían en altos valores públicos necesarios para la convivencia en el
Estado republicano; eran cualidades garantes de la fortaleza social
y de la soberanía nacional unidas a la praxis del buen obrar.
Aquella sociedad, descompuesta por las desigualdades que
durante tres siglos de segregacionismo ejerció España en “nuestra
América”, fue agitada por la guerra que develó la urgente necesi-
dad de educación para las clases desposeídas. No se podía aplazar
la enseñanza de normas de equilibrio para la relación entre ciuda-
danos y el acato a la ley, ilustrar al pueblo en la mesura y el equili-
brio que ayudara a establecer la medida de las cosas en la relación
social y en lo pertinente a la cosa pública. No era tarea fácil ense-
ñar hábitos solo a través de la educación formal, y se debía recurrir
al estímulo de las virtudes públicas y la ponderación, considerar
la sanción de la ley para obligar el respeto a la norma expresa y a

84
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

todo lo que no respondiera a la lógica de la razón aunque no lo


estableciera la ley escrita.
La enorme responsabilidad de crear la República con un
pueblo mayormente analfabeto, al que también se le había negado
el conocimiento y ejercicio de los negocios públicos, requería de
un extraordinario esfuerzo dirigido al aprendizaje de valores in-
dispensables para el desempeño en la vida pública en condición de
ciudadano. Se habría de comenzar imponiendo el orden y someter
los excesos causados por la guerra, mientras se le instruía en las
habilidades de la prudencia –que los griegos llamaban sofrosi-
ne–, para el equilibrio de su personal desempeño cotidiano. Era
necesario educar al pueblo mediante una cuidadosa ilustración
política y social que le diera formación en su propia responsabi-
lidad como sujeto y objeto de un sistema político frágil como la
democracia, que dependía en mucho de la honestidad en la admi-
nistración y el respeto al patrimonio de la nación, pero también de
los valores cívicos de cada ciudadano.
Poca confianza tenía el Libertador en la moral de aquellos pue-
blos que la opresión y el desprecio de la clase privilegiada había
obligado a vivir entre la ignorancia y la picardía, entre la incultura
de la ley escrita y la pillería ocasional. De sus temores le escribía
el Libertador a don Guillermo White el 26 de mayo de 1820, a
poco menos de un año para culminar en Carabobo el triunfo de
la causa patriota, y cuando ya el sueño de Colombia estaba en la
fragua de su lucha: “Tenga Vd. la atención de leer con atención mí
discurso sin atender a sus partes, sino al todo de él. Su conjunto
prueba, que yo tengo muy poca confianza en la moral de nuestros
conciudadanos, y sin moral republicana no puede haber gobierno
libre. Para afirmar esta moral, he inventado un cuarto poder que
críe los hombres en la virtud y los mantenga en ella”1.
Tras esos propósitos, en 1819 el Libertador propuso a los di-
putados del Congreso un proyecto de constitución formado por
cuatro poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, como lo habían

1 Simón Bolívar a Carlos White, San Cristóbal (Venezuela), 26 de mayo


de 1820. En: Simón Bolívar, Obras completas, tomo I, pp. 442-443.

85
Discurso de Angostura

propuesto John Locke y el barón de Montesquieu, pero agregó


el Poder Moral con “autoridad plena e independiente sobre las
costumbres públicas y sobre la primera educación”, con el fin de
promover la formación de ciudadanos respetuosos de lo público,
conscientes de los valores de la libertad, útiles a la sociedad y res-
petuosos del decoro, del pundonor y la decencia en público.
Para superar las carencias de la moral en la población, el Liber-
tador concibió un modelo de educación sistemática para formar
republicanos y transmitir conocimientos a los futuros ciudadanos,
de modo que aprendieran a desenvolverse en los laberintos de la
política cotidiana respetando los preceptos legales, las institucio-
nes y el acato al rigor de la ley. Venezuela recién comenzaba a salir
de la opresión en condiciones que el propio Simón Bolívar había
expresado a Henry Cullen en la “Carta de Jamaica”, en la cual le
expresó que los habitantes de estas colonias “… no ocupan otro
lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y
cuando más, el de simples consumidores; y aún esta parte coarta-
da con restricciones chocantes (…), en fin ¿quiere usted saber cuál
era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, el cacao y
el algodón, las llanuras solitarias para criar ganados, los desiertos
para cazar las bestias feroces, las entrañas de la tierra para excavar
el oro que no puede saciar a esa nación [España] avarienta”2.
De modo que el aprendizaje de valores ciudadanos era urgen-
te para estos pueblos. No podía transcurrir un largo tiempo en
el tránsito de la colonia a la República; se requería una armazón
jurídica propia y la instrucción y juicio para responder a las obli-
gaciones republicanas. El Libertador conocía las dimensiones del
problema y en el Discurso de Angostura lo planteó recurriendo
a situaciones similares que registra la historia griega y romana,
como solía hacerlo para argumentar decisiones de esa naturaleza,
pero ese razonamiento –se debe entender– lo hacía porque le daba

2 Simón Bolívar, “Contestación de un americano meridional a un ca-


ballero de esta isla”, Kingston, 6 de noviembre de 1815 (Carta de
Jamaica). En: Ibidem, pp. 159-175.

86
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

avales de juicio, de razón para discurrir los valores de la libertad y


el modelo político que la garantizaba.
La razón, como facultad para discernir, fue establecida por la
Ilustración como fundamento que podía impulsar las grandes
transformaciones en su tiempo, y por ese cauce se desplazaron
las ideas que dieron al traste con las monarquías absolutistas y
los rezagos del feudalismo medieval, pero en “nuestra América”
los pueblos que recién comenzaban a salir del dominio colonial
apenas comenzaban a proyectarse como ciudadanos de una Re-
pública dejando atrás la condición de siervos de un rey. La razón
resultaba fundamental para formar ciudadanos virtuosos y así lo
entendió el Libertador, cuyos principios filosóficos y sociales se
apoyaban en las tesis del raciocinio que sostenían los filósofos del
siglo de las luces.

DE LA FORMACIÓN INTELECTUAL DE SIMÓN BOLÍVAR

La solución segura, perdurable y de continuidad en el tiempo


obligaba a plantear medidas firmes, de resultados ciertos aunque
fuesen lejanos; debía ser un proyecto estable y promisorio, más
por los resultados de estabilidad cívica y racional social, que por
el rigor de la ley para hacerla cumplir. El Libertador buscó en la
historia de la Grecia antigua y la Roma republicana –que conocía
con solvencia–, y encontró en ellas algunas corporaciones, tradi-
ciones, leyes y costumbres para crear un cuarto poder público que
incluyó en el proyecto de Constitución con el nombre de Poder
Moral.
El joven Simón Bolívar había conocido durante sus años de
formación intelectual los procesos históricos de civilizaciones an-
tiguas: China, Persia, Turquía, Grecia, Roma, el universo indígena
de América y escritos de autores modernos. En la Europa de su
tiempo estudió a los pensadores de la modernidad y se identificó
con ellos: Maleblanch, Voltaire, Rousseau, Diderot, Condillac,
Locke, D’Alembert y sobre todo Montesquieu, cuyas lecturas lo
introdujeron en las ideas del liberalismo, el enciclopedismo y en
los principios que debían regir los pueblos según planteaban los

87
Discurso de Angostura

filósofos de la ilustración. Leyendo aquellos autores y sus obras


comprendió la permeabilidad de las sociedades cuando aban-
donan el cumplimiento de las reglas fundamentales para la recta
convivencia en sus relaciones político-sociales y el consecuente
debilitamiento del Estado, pero también los medios para cultivar
valores y fortaleza moral.
La Biblioteca de su padre don Juan Vicente Bolívar contaba
no menos de trescientas obras con las cuales probablemente tuvo
contacto el adolescente Simón en Caracas, entre cuyos rótulos re-
feridos se hallaban volúmenes de filosofía, medicina, misticismo,
historia, geografía, comercio, economía, medicina, narraciones,
exploradores, teología, religión, teoría política, navegación,
crónicas, relatos de cortesanos, agricultura, técnicas militares,
escritos de consejeros, diccionarios, etc., solo posible de localizar
en el hogar de una familia acaudalada, tanto por el costo de los
ejemplares como por la aprobación requerida de las autoridades
coloniales. Era parte de los privilegios reservados a las clases
propietarias que en el caso de la familia Bolívar contaba más de
trescientos títulos del pensamiento clásico antiguo, medieval y
moderno, así como textos narrativos del mundo indígena anterior
a la invasión euro-hispana, libros en varios idiomas que pudieron
servir de abrevadero al joven Simón3.
Los estudios de historia y cultura clásica adquiridos en Europa
le permitieron tener conocimientos generales sobre las sociedades
antiguas y modernas, pero también las excursiones que realizó
por países europeos ilustrados con los diálogos de su maestro
don Simón Rodríguez, a lo que se añadían los inevitables sobre el
triunfo de la Revolución francesa. Seguramente dialogaron acerca
de las ideas liberales, la crisis del reino español y las interrogan-
tes del sistema político-social recién establecido en Francia; allí
donde la República había liberado al siervo de las ataduras me-
dievales y dado protagonismo al pueblo con derechos políticos, y
sobre cómo en “nuestra América”, sin la raigambre de la nobleza

3 Manuel Pérez Vila, La formación intelectual del Libertador, pp. 193-215.

88
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

peninsular, se podía avanzar a ese modelo si se educaba al pueblo


y se transformaba con símbolos, normas y usos republicanos.
El Libertador solía referir en cartas, documentos y discursos
nombres y obras de grandes gobernantes, pensadores, legisladores
y sabios de la antigüedad griega y romana, así como de clásicos
modernos; de ellos probablemente fueron Rousseau con sus obras
Emilio, o la educación y El contrato social, y el barón de Montes-
quieu con Del espíritu de las leyes, quienes más lo influyeron para
la creación de leyes destinadas a los pueblos de “nuestra Améri-
ca”; en ellas encontró ideas para el proyecto constitucional que
presentó al Congreso de 1819, en cuyo texto propuso un cuarto
poder público con el propósito de estimular los valores y virtudes
públicas que fortalecieran las relaciones de respeto y convivencia
de nuevos republicanos. Montesquieu planteaba en una de sus
ideas sobre la democracia como principio político: “No hace falta
mucha probidad para que se mantengan un poder monárquico
o un poder despótico. La fuerza de las leyes en el uno, el brazo
del príncipe en el otro, lo ordena y lo contienen todo. Pero en un
Estado popular no basta la vigencia de las leyes ni el brazo del
príncipe siempre levantado; se necesita un resorte más, que es la
virtud”4.
La virtud fue postulada por Bolívar a través del Poder Moral.
La propuso como una de las bases fundamentales de su proyec-
to republicano y en ella depositó la confianza para promover en
el pueblo elevados valores de civilidad para el buen proceder y el
cumplimiento de deberes, aunque este no fuera grato ni estuviera
previsto en la ley escrita; la virtud como mecanismo capaz de esti-
mular en el individuo los valores de responsabilidad, respeto, sen-
sibilidad y solidaridad necesarios para la convivencia social. Pero
debía hacerlo ahora cuando comenzaba a organizarse la Repú-
blica, era este el momento para impulsar nuevas cualidades para
consolidar las bases sociojurídicas de la naciente República. Así lo
recomendaba Juan Jacobo Rousseau: “… La mayoría de los pue-
blos, como ocurre con los hombres, son dóciles en su juventud;

4 Barón de Montesquieu, Del espíritu de las leyes, tomo 1, p. 28.

89
Discurso de Angostura

en la vejez conviértense en algo incorregible. Una vez adquiridas


las costumbres y arraigados los prejuicios, es empresa peligrosa y
pueril querer reformarlas…”5.
La transición política era difícil, igual que en otros órdenes,
sobre todo en lo social porque los antiguos siervos del rey se con-
vertirían muy pronto en ciudadanos de la República con derechos
y deberes, para lo cual la población no tenía el juicio consistente ni
la madurez requerida. En ese propósito era necesario atemperar
las ansias seculares de los beneficiarios del sistema que estaba lle-
gando a su fin, y al mismo tiempo encauzar las nuevas relaciones
con los ciudadanos, como demandaba la norma republicana. El
problema adquiría mayores dimensiones por la arraigada sober-
bia de la clase esclavista-propietaria y por la sumisión que el látigo
del amo había infundido en la población, no obstante la resisten-
cia sostenida durante tres siglos de dominio colonial.
En la referida obra de Montesquieu encontró el Libertador de-
finiciones importantes:

Hay tres especies de gobiernos: el republicano, el monárquico


y el despótico. Para distinguirlos, basta la idea de que ellos tienen
las personas menos instruidas. Supongamos tres definiciones, mejor
dicho, tres hechos: uno, que “el gobierno republicano es aquel en el
que el pueblo, o una parte del pueblo, tiene el poder soberano; otro,
que el gobierno monárquico es aquel en que uno solo gobierna, pero
con sujeción a leyes fijas y preestablecidas; y por último, que en el
gobierno despótico, el poder también está en uno solo, pero sin ley ni
regla, pues gobierna el soberano según su voluntad y sus caprichos”6.

Desde esa perspectiva, en un gobierno republicano y demo-


crático el pueblo hecho poder político soberano debe ser objeto
y sujeto de esa forma de gobierno. Pero ese sistema exige cono-
cimientos sobre su funcionamiento y la obediencia necesaria
a la ley, porque al mismo tiempo que otorga derechos, exige

5 J. J. Rousseau, El contrato social, pp. 92-93.


6 Barón de Montesquieu, Del espíritu de las leyes, tomo 1, p. 11.

90
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

obligaciones y ambos eran desconocidos por la mayoría de la po-


blación. Fue para ese cuadro de circunstancias que Montesquieu
planteó la virtud como necesidad ineludible, así como la adverten-
cia de que un pueblo sin virtud haría fracasar la República:

Cuando la virtud desaparece, la ambición entra en los corazones que


pueden recibirla y la avaricia en todos los corazones. Los deseos cam-
bian de objeto: se deja de amar lo que se amó, no se apetece lo que se
apetecía; se había sido libre con las leyes y se quiere serlo contra ellas;
cada ciudadano es como un esclavo prófugo; cambia hasta el sentido
y el valor de las palabras; a lo que era respeto se le llama miedo, avari-
cia a la frugalidad. En otros tiempos, las riquezas de los particulares
formaban el tesoro público; ahora es el tesoro público patrimonio de
los particulares. La república es un despojo, y su fuerza no es ya más
que el poder de algunos ciudadanos y la licencia de todos7.

De ese modo el propio ciudadano debía ser vigilante de la recti-


tud y promotor de las virtudes cívicas para consolidar la República
y vivir en las condiciones provechosas que esa forma política y
social ofrecía.

EL PROYECTO DEL PODER MORAL Y LA POBLACIÓN

El Libertador redactó el proyecto de Constitución para la


nueva realidad político-social que comenzaba a perfilarse cuando
la lucha por la independencia anunciaba el fin de la dominación
colonial. Asumió la tarea de estadista planteando la organización
institucional con soluciones al complejo problema de ensamblar
grupos minoritarios cultos y opulentos con las grandes mayorías
míseras o escasas de bienes, bisoñas en el ejercicio de la libertad, la
igualdad ante la ley y otros derechos civiles republicanos.
La organización política de la nación era requisito insoslayable
para el proyecto constitucional que el Libertador proponía a los
diputados y al pueblo venezolano. La población venezolana era

7 Montesquieu, op. cit., pp. 30-31.

91
Discurso de Angostura

étnica y socialmente heterogénea en elevados porcentajes, según


datos que muestran la estructura social de clases y castas en la
primera década del siglo XIX: el 1% era blanca criolla, 10% penin-
sulares, blancos criollos, canarios y pardos; 22% pardos, mulatos,
zambos, blancos de orilla, negros libres y mestizos, 49% manu-
misos, negros libres, mulatos, zambos, mestizos, indios libres
e indios tributarios, y 18% negros esclavos, esclavos mulatos y
zambos, negros cimarrones, indios y peones mestizos ilegalmente
esclavizados8.
La gran mayoría de esa población era iletrada, carecía de la
instrucción que se requiere para el desempeño en la vida pública
con las obligaciones que impone la condición de ciudadano; igno-
raba la necesidad y beneficios de la ley para convivir en sociedad,
poco o nada sabía de los derechos políticos y civiles, ni de deberes
y obligaciones con la República. Su vida se había resumido hasta
ahora al trabajo recio de la agricultura o la minería y debía ser for-
mada y acreditada para desenvolverse en la vida con los derechos
y deberes que pautaban las leyes.
Sobre esa condición de la población venezolana, escribió al
editor de la Gaceta Real de Jamaica en septiembre de 1815:
Los más de los políticos europeos y americanos que han pre-
visto la independencia del Nuevo Mundo, han presentido que la
mayor dificultad para obtenerla, consiste en la diferencia de las
castas que componen la población de este inmenso país. Yo me
aventuro a examinar esta cuestión, aplicando reglas diferentes, de-
ducidas de los conocimientos positivos, de la experiencia que nos
ha suministrado el curso de nuestra revolución9.
Creía en las posibilidades de formar ciudadanos mediante una
sistemática educación dirigida a las mayorías, atendiendo a sus
propias especificidades, tal como lo aseguró en cartas y discursos.

8 Federico Brito Figueroa, Historia económica y social de Venezuela, tomo


IV, p. 1220.
9 Simón Bolívar. Señor Redactor o Editor de la Gaceta Real de Jamaica.
En: Simón Bolívar, Obras completas, tomo I, p. 178.

92
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Tras la búsqueda de soluciones exploró en los anales históri-


cos la organización de instituciones creadas por civilizaciones
antiguas y modernas, de las cuales extrajo ideas que expuso como
argumento del proyecto constitucional presentado a los congre-
sistas de 1819. Consciente de la enorme heterogeneidad social y
las diferencias económico-culturales, ajustó el proyecto del nuevo
código de leyes a lo sustancial de aquellos venezolanos, tal como
lo expresó en el afamado Discurso de 1819:

Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas nuestras


facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del
pueblo en un todo: la composición del pueblo en un todo; la legis-
lación en un todo; y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad,
unidad debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros Ciudadanos es
diferente, mezclémosla para unirla; nuestra Constitución ha dividido
los poderes, enlacémoslos para unirlos; nuestras Leyes son funestas
reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos, que este
edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando hasta sus ruinas,
elevemos un Templo a la Justicia; y bajo los auspicios de su Santa ins-
piración, dictemos un Código de Leyes Venezolanas…10.

Creía el Libertador que la firmeza de la República estaría en


la inclusión de toda la nación venezolana, pero aquel pueblo –es
necesario repetirlo–, que carecía de los valores cívicos, debía ser
amalgamado para compactarlo y superar prejuicios de origen
racial:

Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una mate-


ria que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que
nuestro Pueblo no es el Europeo, ni el Americano del Norte: que más

10 Simón Bolívar. Discurso pronunciado por el Libertador ante el Con-


greso de Angostura el 15 de febrero, día de su instalación, en op. cit.,
tomo III, pp. 691-692.

93
Discurso de Angostura

bien es un compuesto de África y América que una emanación de


Europa…11.

Establecer un proyecto republicano moderno era difícil por las


exigencias de madurez política y ciudadana que requería la nación
entera. A comienzos del siglo XIX, ya en tiempos modernos, solo
se conocía la experiencia republicana de Francia y el modelo de
Estados Unidos; en África prevalecían las formas tribales y en
Asia los despotismos; en Europa las rémoras medievales monár-
quicas continuaban enfrentando los avances históricos. Bolívar
planteó la forma republicana para los Estados que surgían y aspi-
raban organizarse en el modelo más avanzado cuando concluyera
el dominio colonial, y a esos fines consideró necesaria aunque
insuficiente la educación formal; por ello decidió complementar la
formación ciudadana con la instrucción moral que fomentara las
virtudes públicas, así como le manifestó a don Guillermo White:

… yo tengo muy poca confianza en la moral de nuestros ciudadanos,


y sin moral republicana, no puede haber gobierno libre. Para afirmar
esta moral, he inventado un cuarto poder que críe los hombres en la
virtud y los mantenga en ella…12.

Convencido de esas necesidades para la naciente República,


se propuso subsanar la carencia de valores ciudadanos y de otros
valores vinculados a la relación entre los seres humanos (solida-
ridad, gratitud, respeto, fraternidad, educación, etc.), mediante
el aprendizaje de vigorosos valores morales que fortalecieran la
conciencia respecto a deberes y derechos. Sin embargo, Bolívar
presentía los recelos al establecimiento de normas morales por
la severidad que implicaban, pero animado por las experiencias
históricas se decidió a proponer sus ideas convencido que tal

11 Ibidem, p. 682.
12 “Simón Bolívar a Don Guillermo White”, San Cristóbal, 26 de mayo de
1820, en: Ibidem, tomo I. pp. 442-443.

94
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

rigor era necesario. Esperaba la aceptación como una cuestión de


tiempo y praxis:

… Los establecimientos de los antiguos nos prueban que los hombres


pueden ser regidos por los preceptos más severos. Todo el cuerpo de
la historia manifiesta, que los hombres se someten a cuanto un hábil
legislador pretende de ellos, y a cuanto una fuerte magistratura les
aplique…13.

La República ideada debía ser sólida por sus virtudes, y sus


instituciones la harían respetable ante las demás naciones libres
por la conciencia de sus valores que la harían merecedora de esos
reconocimientos. Así aspiraba que la población se formara con un
carácter consistente al tiempo que fortalecía la República a través
de medios rigurosos y severos, tal como lo expuso en el Discurso
de Angostura:

Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las


costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido
con la audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la
obscura antigüedad, y de aquellas olvidadas Leyes que mantuvieron,
algún tiempo, la virtud entre los Griegos y Romanos. Bien puede ser
tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo
que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por
la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz14.

En su Discurso de 1819 dijo a los diputados que el Poder Moral


sería importante en el éxito de la nueva República, que se encarga-
ría de impulsar y desarrollar la virtud entre los ciudadanos y pro-
mover el bien común, el orden y el respeto entre la gente. Se refería
a ilustrados, es decir: ciudadanos educados y con conocimientos

13 Ibidem, p. 443.
14 Simón Bolívar, “Discurso pronunciado por el Libertador ante el Con-
greso de Angostura el 15 de febrero, día de su instalación”, en Ibidem,
tomo III, p. 693.

95
Discurso de Angostura

para mejorar el estado social de aquella nueva realidad política y


social: “… Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que
sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades:
¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados cons-
tituyen las Repúblicas!”15.
La República a fundarse tenía que incluir a las “clases viles
y baxas” que eran los más necesitados de esos valores. Pardos,
negros libres, indios y mestizos en general habían estado someti-
dos a la ignorancia y al aislamiento moral y espiritual:

No tiene noción de lo que puede ser la patria, la familia o la religión.


Es un grupo que en teoría es humano, pero en la práctica se conside-
ra como animal, o como intermedio entre la bestia y el hombre. Ven
al blanco con el odio de la inferioridad forzada. Por generaciones han
tenido que doblegarse a los caprichos más pequeños de sus amos y al
látigo, material o moral de sus capataces…16.

Formaban la gran mayoría de la población que el Libertador


había reconocido como sujetos del nuevo orden político en el
modelo republicano, y para ellos pedía a los congresistas:

Meditad bien vuestra elección Legisladores. No olvidéis que vais a


echar los fundamentos a un Pueblo naciente que podrá elevarse a la
grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis
su base al eminente rango que le espera…17.

Los luchadores por la independencia debían consolidar la


República implantando valores republicanos para ilustrar a “las
clases viles y baxas” y para amortiguar las bravezas de la aristocra-
cia territorial ansiosa de tener bajo control el poder. Solo educan-
do a las mayorías habría posibilidad de consolidar una nación de

15 Ibidem, p. 684.
16 Juan Úslar Pietri, Historia de la rebelión popular de 1814, p. 17.
17 Simón Bolívar, op. cit., tomo III, p. 678.

96
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

repúblicos que sirviera a todos. Así lo recordó a los representantes


en el referido Discurso de Angostura:

Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la


tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni
virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que
hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más
destructores…18.

Había llegado a esas conclusiones durante su exilio en Jamaica,


persuadido ya de que la inmensa mayoría de nuestros pueblos se
encontraban desprovistos del entendimiento cívico, y que poco
útil sería la independencia si no se cultivaban valores patrióticos
para administrar gobierno, potestades y responsabilidades de
manera recta y justa. En la célebre Carta enviada en Jamaica a su
editor le había informado:

… así como Venezuela ha sido la república americana que más se


ha adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más
claro ejemplo de la ineficacia de la forma democrática y federal para
nuestros nacientes estados. En tanto que nuestros compatriotas no
adquieran los talentos y virtudes políticas que distinguen a nuestros
hermanos del Norte [de Estados Unidos], los sistemas enteramente
populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser
nuestra ruina…19.

A los congresistas de 1819 les recordó que algunas causas de la


confusión dominante desde el comienzo del proyecto republicano
se debían a que:

… nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra exis-


tencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más

18 Ibidem, p. 677.
19 Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla.
En: Simón Bolívar, op. cit., tomo I, p. 168.

97
Discurso de Angostura

dificultad para alcanzar la Libertad cuanto que estábamos colocados


en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se
nos había robado la Libertad, sino también la tiranía activa y domés-
tica…20.

En este sentido planteaba que el gobierno de Venezuela debía


ser republicano, pero advertía que las debilidades de ese sistema
se debían equilibrar con instituciones fuertes. Recordaba como
ejemplos el modelo de la antigua República de Atenas, donde
surgió la forma política democrática y la estableció de manera
absoluta, pero apenas duró unos diez años. Y Solón, su creador,
reconoció la fragilidad de ese modelo así como la dificultad para
dirigir a los hombres a través de simples leyes; mientras que
Esparta, legislada con severa rigurosidad por Licurgo, alcanzó
gloria, virtud y relevante moral.

Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión;


pero, son rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos
momentos de Libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios
políticos: porque son los Pueblos más bien que los Gobiernos los que
arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominación, los hace insen-
sibles a los encantos del honor y de la prosperidad nacional; y miran
con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la Libertad, bajo
la tutela de las Leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del
universo proclaman esta espantosa verdad21.

De esas opiniones y criterios se puede deducir que el Liberta-


dor quería el modelo democrático y republicano como sistema
para nuestra nación, aunque desconfiaba de su firmeza si solo
se iba a sostener en leyes ordinarias, porque la historia mostraba
fracasos desde la antigüedad. Se requerían otros factores más

20 Simón Bolívar, “Discurso pronunciado por el Libertador ante el Con-


greso de Angostura el 15 de febrero, día de su instalación”, en Ibidem,
tomo III, p. 697.
21 Ibidem, p. 679.

98
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

eficientes y vigorosos que formaran parte del razonamiento de


cada persona, como anudado a su ser personal, más allá de toda
ley.

VALORES SOCIALES EN LA ANTIGÜEDAD


GRIEGA Y ROMANA

El Poder Moral del Libertador estaba dirigido principalmente


al problema de “la cosa pública”, aunque también lo ideó para
orientar la rectitud personal en la vida cotidiana. La virtud para el
respeto escrupuloso de toda pertenencia del patrimonio republi-
cano y la honestidad en la administración de lo público colocado
en manos de un funcionario. Esa responsabilidad en mucho se
articulaba con los valores personales de cada individuo que se ex-
tendía a las relaciones humanas y en lo cotidiano y familiar.
No proponía una moral pacata para invadir la intimidad, sino
para cuidar lo público y la conducta personal que pudiera afectar
la solidaridad humana y las relaciones fraternales. No se trataba de
pruritos ridículos que impusieran normas triviales o pretensiones
de santificar la sociedad, sino de compactar en un todo los valores
de honestidad y dignidad; era la moral como norma de pulcritud
en la ética del administrador y del gobernante y al desarrollo de
virtudes y valores para la convivencia, que en mucho dependía de
la fortaleza moral, el decoro y la decencia de la persona.
De ese modo la nación venezolana podría mostrar a las demás
naciones que su lucha por la independencia se sustentaba también
en los propósitos de una nación que se disponía a practicar valores
cívicos como en las más avanzadas, en la posibilidad para formar
parte de las naciones cultas y que podía establecer trato con otros
pueblos en condición de nación independiente y Estado soberano.
El Libertador ideó el Poder Moral formado por dos cámaras
reunidas en un solo cuerpo denominado Areópago, como parte de
una novedosa propuesta constitucional de cuatro poderes que su-
peraba el modelo del barón de Montesquieu. Introducía como in-
novación para nuestras realidades hispanoamericanas la Cámara
de Moral y la Cámara de Educación reunidas en el Areópago, cada

99
Discurso de Angostura

una con trece artículos que establecían sus funciones. Lo propuso


en los siguientes términos:

Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las


costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido la
audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la obscura
antigüedad, y de aquellas olvidadas Leyes que mantuvieron, algún
tiempo, la virtud entre los Griegos y Romanos…22.

Sabía que los diputados podían considerarla una fantasía con


pocas posibilidades de ser aplicada en aquellas condiciones, pero
él, que conocía la historia y lo que en otras civilizaciones habían
vivido los pueblos, propuso el Poder Moral como una posibilidad
para el nuevo Estado:

… Tomemos de Atenas su Areópago, y los guardianes de las costum-


bres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales
domésticos y haciendo una santa alianza de estas instituciones mora-
les, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta
con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso (…). Tomemos de
Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos tres ma-
nantiales una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta
potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el
espíritu público, las buenas costumbres y la moral Republicana…23.

Y adelantándose al pesimismo de los congresistas les advirtió:


“… Bien puede ser tenido por un cándido delirio mas no es impo-
sible, y yo me lisonjeo que no desdeñaréis enteramente un pensa-
miento que mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a
ser muy eficaz”24.

22 Ibidem, p. 693.
23 Ibidem, p. 692.
24 Ibidem, p. 693.

100
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

CATÓN “EL VIEJO”: CENSOR EN LA REPÚBLICA ROMANA

También encontró el Libertador causa y razón para el Poder


Moral en la República oligárquica de Roma. En sus tiempos exis-
tió la figura del censor, entre los cuales fue célebre Marco Poncio
Catón, llamado Catón el Viejo, político y militar recordado por
el celo de moral puesto en la cosa pública, por su defensa estricta
de las tradiciones romanas ante los excesos de las clases ricas ro-
manas, empeñadas en ostentar modas y usos foráneos, principal-
mente helenísticos, persas y asiáticos que desde finales del siglo IV
habían introducido cambios en el vestido, vajillas, sobrenombres,
utilería doméstica, arquitectura, idioma griego, corte de barba, ca-
bello, y en la pintura y la escultura realizadas a la manera griega, y
hasta algunas figuras mítico-religiosas adoptadas para los rituales.
Esas novedades fueron adoptadas por las clases acomodadas,
pero en poco tiempo se extendieron a los sectores bajos de la
sociedad, y repercutieron nocivamente en el carácter natural del
romano, hasta alcanzar los hábitos culinarios tradicionales. Los
nobles romanos se rodearon de artistas, músicos y actores griegos;
libros, vestidos, decoraciones, esculturas, muebles y vocablos
tenían el mismo origen, igual que las festividades en honor a
Apolo. Se practicaban orgías con desmesurado consumo de vino y
juegos, bailes con danzas y bailarinas griegas.
Las antiguas tradiciones de modestia, recato, honestidad y
respeto, y otras de carácter familiar y social, se deformaron hasta
arruinar el pudor y la decencia que habían caracterizado los va-
lores de alta estimación en el patriciado romano. Esos cambios
originaron modificaciones sustanciales en la sicología global de la
sociedad expresada en el advenimiento de una nueva época que
ponía en riesgo la autenticidad y soberanía de Roma. En el seno
de la familia surgieron fenómenos extraños y singulares con el de-
bilitamiento de la autoridad que ejercía el pater familias, haciendo
aumentar los divorcios y disminuir los matrimonios. Las bases
sociales se debilitaron en medio de una tenaz lucha entre las viejas
tradiciones y las nuevas modalidades.

101
Discurso de Angostura

Esos conflictos fueron estudiados y calculados por el Liberta-


dor para prevenir situaciones similares en las nuevas realidades
sociopolíticas de los nacientes Estados. Por esa razón extendió
los principios de la virtud, la instrucción ciudadana, la formación
personal y la rectitud en la relación familiar en la Cámara de Edu-
cación.

EL AREÓPAGO Y LAS CÁMARAS


DE MORAL Y EDUCACIÓN

El presidente del Areópago sería nombrado por el Senado


de entre doce candidatos “de los más virtuosos ciudadanos de la
República” (art. 4.o), que contaran treinta y cinco años de edad
cumplidos. Quienes de ellos ejercieren como areopagita durante
veinticinco años, se jubilarían con el título de Padre Benemérito
de la Patria. Sus personas serían sagradas y “las autoridades de la
República, los Tribunales y corporaciones les tributarán un res-
peto filial” (art. 7.o). El cargo de presidente y los demás miembros
solo se perdía por muerte o destitución; en este último caso solo
podía sancionarlo el mismo Areópago, caso en el cual la corpora-
ción se vestiría de luto durante tres días y el asiento del destituido
se cubriría durante cincuenta años con un paño negro que llevaría
escrito su nombre en letras blancas.
Como función suya (arts. 16.o-1.o), el Areópago en Cámara
conjunta designaría los veinte miembros de cada Cámara, y
elegiría de entre ellos al presidente cuando no lo hiciere el presi-
dente del Areópago; a su cargo estaría anunciar la destitución y
nombramiento de nuevos miembros; la distribución de premios
a ciudadanos distinguidos por las virtudes y patriotismo, así como
el despojo a quienes se hicieren indignos de poseerlos. Declara-
ría virtuoso héroe a quienes merecieran ese reconocimiento, que
sería condición determinante para que el Congreso pudiera de-
cretar estatuas o monumentos a toda persona.
La Cámara de Moral se encargaría de orientar la opinión pú-
blica moral, castigar los vicios y premiar las virtudes públicas con
honores y gloria. “Los actos singulares no son de su inspección, a

102
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

menos que sean tan extraordinarios, que puedan influir en bien


o en mal sobre la moral pública” (art. 2.o). Sus juicios no tendrían
apelación y quedaban dependiendo de la opinión y la posteridad;
“no admite en sus juicios otro acusador que el escándalo, ni otro
abogado que el buen crédito” (art. 3.o). La familia, los departamen-
tos, las provincias, las corporaciones, los tribunales, las autori-
dades y la misma República, pero también el Gobierno quedaba
sometido a su autoridad y podría declararlo indigno “si quebranta
los tratados o los tergiversa, si viola alguna capitulación o falta a
algún empeño o promesa” (art. 4.o). Igualmente quedaban sujetos
las obras morales, periódicos y escritos: “La política no le concier-
ne sino en sus relaciones con la moral” (art. 5.o), y su jurisdicción
también se extendía a lo expresado oralmente, a la declamación y
al canto en público. Cuando censuraba no se dirigía nunca a per-
sonas o corporaciones sino al público. En el artículo 8.o ordenaba
que tanto la gratitud pública, los tratados internacionales las capi-
tulaciones y la legalidad en el comercio, debían ser de escrupulosa
vigilancia de esta Cámara. Y que la ingratitud, el desacato a los
padres, maridos, ancianos, institutores, magistrados y ciudadanos
virtuosos, o faltas a la palabra y la insensibilidad, fueran materia
de esta Cámara según preveía el artículo 9.o; y el 10.o preveía la
creación de una “policía moral” formada por censores a quienes
por su eficacia se les otorgaría el título de “Catón”.
Esas referencias sobre virtudes y vicios que anualmente serían
registradas y publicadas por la Cámara de Moral, serían consulta-
das para elecciones y nombramientos de Colegios Electorales, el
presidente de la República y el Congreso, así como para descartar
a los viciosos; y finalmente, las mujeres quedaban sujetas a la com-
petencia de la Cámara y recibirían premios o castigos según sus
cualidades.
La Cámara de Educación, según establecían los artículos
1. , 2.o, 3.o y 4.o, se encargaría de la educación física y moral de
o

los niños hasta cumplir doce años, para lo cual se requeriría del
auxilio de las madres, y bajo sus instrucciones estaría la recomen-
dación de las obras extranjeras más apropiadas a esos propósitos;
igualmente tendría a su cargo estimular la publicación de obras

103
Discurso de Angostura

adecuadas a los usos y costumbres. “Al efecto de adquirirlos –dice


el artículo 6.o–, comisionará, pues, hombres celosos, instruidos y
despreocupados que viajen, inquieran por todo el mundo y ateso-
ren toda especie de conocimientos sobre la materia”. El artículo 7.o
disponía que la organización de las escuelas primarias de niños y
niñas estaría a cargo de esta Cámara, “cuidando que se les enseñe
a pronunciar, leer y escribir correctamente, las reglas más usuales
de la aritmética y los principios de la gramática”, así como en los
derechos y deberes del ciudadano, y que les inspiren sentimientos
de honor, probidad y amor a la Patria. También fijaría los colegios
que se debían construir y en cuáles provincias, departamentos y
parroquias, cuyo director sería un institutor nombrado por la
Cámara y su mujer sería la institutriz de las niñas. Formaría el
reglamento de organización y policía. La Cámara publicaría cada
año los nacidos y muertos, sus características físicas recurriendo a
información de institutores, curas, médicos, agentes departamen-
tales y autoridades; además “dirigirá la opinión pública en las ma-
terias literarias mientras se establece el Instituto Filosófico y hará
examinar las obras publicadas sobre cualquier aspecto, cuyo juicio
se publicará en el Monitor del Areópago.

DESAPROBADO EL PODER MORAL POR EL CONGRESO

El Congreso no aprobó la propuesta del Poder Moral. Algu-


nos diputados lo consideraron “como la idea más feliz y la más
propia a influir en la perfección de las Instituciones Sociales”;
otros lo vieron “… como una inquisición moral no menos funes-
ta ni menos horrible que la religiosa, y por todos como de muy
difícil establecimiento y en los tiempos presentes absolutamente
impracticable. Prevaleció después de largos debates el parecer de
que en la infancia de nuestra Política, y tratándose de objetos tan
interesantes al Estado y aun a la humanidad, no debíamos formar
de nuestras teorías y raciocinios en pro ni en contra del Proyec-
to –que convenía consultar la opinión de los sabios de todos los
países por medio de la imprenta– hacer algunos ensayos parciales
y reunir hechos, que comprobasen las ventajas ó los perjuicios de

104
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

esta nueva Institución, para en su vista proceder a la ejecución y


rechazarla”.
Las Actas del Congreso de Angostura no registran debates
sobre el Poder Moral; la materia aparentemente no fue discutida
con el interés de otros aspectos de la Constitución. Solo en el Acta
125 de la sesión del 23 de julio de 1819, se refiere la asistencia del
presidente Roscio y diecinueve diputados más que acordaron lo
siguiente: “Considerada la utilidad del establecimiento del Poder
Moral de que trata el proyecto de Constitución bajo el título 9°, se
deliberó quede por apéndice para que se verifique en circunstan-
cias más favorables, como lo desea el Congreso”.
Algunas opiniones expresadas por importantes autores que
se mencionan a continuación pueden contribuir a comprender
mejor el proyecto moral. Ramón Díaz Sánchez –historiador
venezolano– apreció rasgos socialistas en el proyecto moral del
Libertador y consideró que la anarquía y la falta de apoyo fueron
las causas del rechazo por los congresistas de Angostura:

Su intención, su finalidad es la misma del socialismo de nuestros


días al atribuir al Estado todo el ordenamiento cultural y un severo
control de la producción económica. Solo que en su tiempo, deba-
tiéndose en el oleaje de las fuerzas disgregativas, su concepción ca-
recía de elementos cualitativos en qué apoyarse y del poder material
necesario para darle forma concreta.

Novedosa luce la opinión de Díaz Sánchez por la relación con


las ideas socialistas de nuestro tiempo, aunque debe recordarse
que el socialismo como doctrina política no fue propósito del Li-
bertador. Por lo demás es comprensible que la escasez de diversos
elementos cualitativos y recursos materiales dificultaran en sumo
grado la implantación del Poder Moral. Díaz Sánchez agrega que
más allá de una conducta educativa y administrativa, en esta idea el
Libertador sintetizó “todo un programa de proyección sociológica”.
Rufino Blanco-Fombona, historiador bolivariano, quien daba
por seguro que el Libertador solo empleaba el rigor si era política-
mente necesario, dejó la siguiente opinión del malogrado proyecto:

105
Discurso de Angostura

Bolívar había ascendido, en el osado vuelo de su espíritu, a lo más


alto a donde puede aspirar un filósofo: a crear una nueva moral o a
dar nuevos fundamentos a la moral existente. Trató de introducir un
vigoroso deber de Patria y fuertes sanciones colaterales en la nueva
moral. / Su proyecto del Poder Moral, expuesto caudalosa y clara-
mente muchos años atrás, no obedece a otra cosa; pero se encontró
con que sus compatriotas, archiconservadores, se opusieron rotun-
dos y el proyecto no pasó en el Congreso. Lo que el Libertador había
querido ir sustituyendo de espíritu religioso en la moral antigua, con
un espíritu de patriotismo y exigentes deberes en la nueva moral, sus
compatriotas adscritos a la tradición, aunque ellos se creyesen tre-
mendos y radicales revolucionarios, no lo aceptaron…

La inspirada opinión de Blanco-Fombona expresa en el fondo


lo que Bolívar planteaba: una vigorosa y patriótica moral republi-
cana; y advierte que con ello trataba de crear un nuevo concepto
de este valor, así como fortalecer la noción moral existente, lo cual
induce a reflexionar sobre la permisiva moral pública de la alta
sociedad colonial, la cual conocía muy bien Bolívar por ser uno de
ellos.
Armando Rojas afirma que el Libertador proponía aplicar en
nuestros países las experiencias de sociedades antiguas que habían
corregido fallas de sus leyes, pero, en nuestro caso, Bolívar tomaba
en cuenta las condiciones de nuestra sociedad:

Quería Bolívar dotar a Venezuela de un código en el que se fundiera


la sabiduría y las experiencias de otras naciones. De una Constitu-
ción que tuviera en cuenta los principios formulados por la Ciencia
Política de los más avanzados y contemplara al mismo tiempo,
como premisa fundamental, las condiciones específicas de nuestros
medios…

Rojas confiere al proyecto bolivariano un sabio propósito al


intentar ensayar y ensamblar experiencias antiguas con principios

106
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

de los países más adelantados en las nuevas repúblicas, tomando


en cuenta los caracteres y las condiciones de nuestras realidades.
Para el historiador José Luis Salcedo Bastardo, apasionado bo-
livariano, el Poder Moral luce como producto de un superhombre:

… La idea de semejante estructura se comprende por la tendencia


organizadora y centralista de Bolívar; su afán aquí es reunir y unifor-
mar lo que existe fragmentado en la sociedad: toda sociedad posee
tácitamente un Poder Moral; (…) su utopía es querer colocar la
acción moral bajo la inspiración nacional, y fundir en un solo cuerpo
de categoría pública suprema las diversas instituciones en las cuales
existe y siempre ha estado disuelto este Poder, tales como las leyes
sobre instrucción, institutos educacionales, fomento de la cultura,
castigo del vicio y del delito, premio y estímulo al mérito, así como la
opinión pública y otros controles sociales convergentes.

Salcedo Bastardo considera al Libertador como máximo idea-


lista por la creación del proyecto moral: “propio de un poeta de
platónica estirpe ese fruto, inaccesible para la sindéresis barata del
común”, afirma que su deseo era colocar el comportamiento moral
bajo la inspiración nacional, y agrega que:

El Poder Moral desmiente a quienes han querido hacer de Bolívar


un ordinario positivista sometido a las peores determinaciones his-
tóricas, despreciador y negador de todo ideal de excelencia política,
incapaz de soñar y de levantarse sobre su circunstancia, heraldo de
autocracias y tiranías, escéptico ante las obras más perfectas del inte-
lectualismo político…

Para el escritor francés Marius André –quien parece ser alu-


dido por el historiador Salcedo Bastardo en la cita anterior–, el
Poder Moral fue el “gran error político de Bolívar”, y reclama
que el Estado “no es quién para legislar sobre cuestiones morales
ni decretar la virtud y obligar a sus contribuyentes a que la cum-
plan…”. André adversó el proyecto y juzgó innecesario que Bolívar
buscara paradigmas en la antigüedad, ya que, a su entender, tanto

107
Discurso de Angostura

el régimen de Calvino en Ginebra, como el establecido por los pu-


ritanos ingleses –cuáqueros– en Norteamérica al huir de la perse-
cución religiosa, fueron modelos de formas despóticas, y critica a
Bolívar haberse propuesto restaurar un orden inquisitorial recién
derogado por la Iglesia:

Con la mejor intención del mundo y sin más deseos que proteger el
reinado de la virtud y de la libertad en toda América, Bolívar acaba
de forjar el peor instrumento de opresión; cree pisar las sendas del
progreso y consagra una represión; para elaborar un porvenir dicho-
so vuelve la vista a un pasado que el cristianismo acaba de abolir.

André rechaza el Poder Moral porque aprecia en sus propósi-


tos una especie de tribunal inquisidor, una idea regresiva, “… un
salto hacia atrás en más de veinte siglos: el sistema teológico mi-
litar que dominó con toda la antigüedad, pero sin las ventajas de
organización de esas sociedades antiguas”.
El mismo Libertador Simón Bolívar opinó sobre los objetivos
de su proyecto moral, en carta enviada desde Guayaquil el 15 de
junio de 1823 a don Rafael Arboleda, director del periódico El
Fósforo, en el cual se criticaba la decisión de los congresistas de
Angostura y el juicio que emitían en el Apéndice de la Constitu-
ción sancionada:

Ha dicho muy bien “El Fósforo”, número 16, que no hay inquisición
en aquel establecimiento porque es el escándalo el que acusa, y el
escándalo es la voz pública horrorizada del crimen, y por lo mismo,
no hay tal inquisición. Defienda Ud., mi querido amigo, mi Poder
Moral: yo mismo que soy su autor no espero para ser bueno sino que
haya un tribunal que condene lo que las leyes no pueden impedir;
quiero decir, que mis propias flaquezas no esperan para corregirse
sino un tribunal que me avergüence. Este móvil de la vergüenza es
el infierno de los despreocupados y de los que se llaman filósofos
y hombres de mundo. La religión ha perdido mucho su imperio, y
quizá no lo recobrará en mucho tiempo, porque las costumbres están
en oposición con las doctrinas sagradas…

108
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

De ese modo defendía el Libertador la idea ofrecida en el pro-


yecto de 1819. Grandes debían ser sus temores acerca del estado
moral de la sociedad de la época y sobre todo de quienes des-
puntaban como futuros dirigentes, porque al mismo destinatario
agregó de manera pesimista:

… si un nuevo sistema de penas y castigos, de culpas y delitos, no se


establece en la sociedad para mejorar nuestra moral, probablemente
marcharemos al galope hacia la disolución universal (…). La religión
tiene mil indulgencias con el malvado, la filosofía ofrece muchos
sistemas encontrados que favorecen alternativamente los vicios: la
una tiene leyes y tribunales estables; pero la otra no tiene más que
profesores sin códigos y sin establecimientos fijos y autorizados
por ninguna institución política. De aquí deduzco yo que debemos
buscar un medio entre dos extremos creando un instituto autorizado
por las leyes fundamentales y por la fuerza irresistible de la opinión.

Más que paternalista, Bolívar luce como un orfebre de ideas


novedosas, y para llevar las a cabo en beneficio de la consolidación
del proyecto republicano podía acudir a recursos extremos, tal
como le dice a don Guillermo White en la carta referida en párra-
fos anteriores:
Todo el cuerpo de la historia manifiesta, que los hombres se
someten a cuanto un hábil legislador pretende de ellos, y a cuanto
una fuerte magistratura les aplique (…). ¡A qué no se han so-
metido los hombres! ¿A qué no se someterán aún? Si hay alguna
violencia justa, es aquella que se emplea en hacer a los hombres
buenos y, por consiguiente, felices…
Basta revisar los documentos epistolares del Libertador para
constatar su insistencia en la idea moral, entendida como probi-
dad en el manejo de los asuntos públicos y en el recto proceder del
ciudadano. En ese sentido la moral era fundamental para el éxito
de las nuevas relaciones políticas y sociales.

109
Discurso de Angostura

EL PODER MORAL

SECCIÓN 1.a

De la composición, elección, duración,


Prerrogativas y funciones de este Poder

Art. 1.o El Poder Moral de la República reside en un cuerpo


compuesto de un presidente y cuarenta miembros, que bajo la de-
nominación de Areópago, ejerce una autoridad plena e indepen-
diente sobre las costumbres públicas y sobre la primera educación.
Art. 2.o El Areópago se compone de dos Cámaras:
Primera: De Moral
Segunda: De Educación
Art. 3.o El Congreso nombra a pluralidad de votos por esta
primera vez, los miembros que deben componer el Areópago,
escogiéndolos entre los padres de familia que más se hayan dis-
tinguido en la educación de sus hijos, y muy particularmente en el
ejercicio de las virtudes públicas. Constituido una vez el Areópa-
go, provee él mismo las plazas que vaquen.
Art. 4.o El presidente del Areópago será nombrado siempre
por el Senado, en dos listas, cada una de doce candidatos de los
más virtuosos ciudadanos de la República, una presentada por la
Cámara de Representantes y otra por el Presidente de la Repúbli-
ca. Se necesita una mayoría de las dos terceras partes de los miem-
bros presentes en el Senado para esta elección.
Art. 5.o Para ser miembro del Areópago se necesita, además de
las virtudes públicas, la edad de treinta y cinco años cumplidos.
Art. 6.o El que ejerciere por veinticinco años las funciones de
areopagita, se publicará con el título de padre benemérito de la
patria, conservando hasta su muerte el derecho y no la obligación
de asistir y votar.
Art. 7.o Los miembros del Areópago se titularán padres de la
patria, sus personas son sagradas, y todas las autoridades de la
República, los tribunales y corporaciones les tributarán un respeto
filial.

110
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Art. 8.o La instalación del Areópago se hará con una celebridad


extraordinaria, con ceremonias y demostraciones propias para
inspirar la más alta y religiosa idea de su institución, y con fiestas
en toda la República.
Art. 9.o El Congreso reglará por una acta especial los honores
que deben hacerse al Areópago, la presencia que le corresponda
en las fiestas y actos públicos, su traje, sus insignias y cuanto con-
cierne al esplendor de que debe estar revestido este Poder Moral.
Art. 10.o La dignidad del Presidente y miembros del Areópago
no se pierde sino por muerte o destitución.
Art. 11.o Ningún miembro del Areópago puede ser destituido
sino por el mismo cuerpo.
Art. 12.o Siendo el Areópago un cuerpo esencialmente irre-
prensible y santo, todo buen ciudadano debe manifestarle los
defectos que se notaren en sus miembros, y el Areópago deberá
destituirlos por cualquiera causa que les haga desmerecer la vene-
ración pública.
Art. 13.o Cuando algún miembro del Areópago se hubiere
hecho reprensible, y el cuerpo se descuidase en destituirlo, el Go-
bierno deberá invitarlo hasta por segunda vez a que lo haga, y no
verificándolo, informará al Senado. Si el Senado no reconoce en el
acusado las virtudes necesarias a un padre de la patria, pronuncia-
rá que el Areópago debe destituirlo.
Art. 14.o Cuando el Areópago destituyere a alguno de sus
miembros, se vestirá de luto por tres días y el asiento que ocupaba
el destituido permanecerá cincuenta años cubierto de un paño
negro, con su nombre escrito en grandes caracteres blancos.
Art. 15.o Si en un período de doce años diese motivo el Areó-
pago para que el Senado intervenga tres veces en la destitución de
sus miembros, procederá el Congreso, de oficio, a la renovación
del cuerpo como en su primera instalación, y la República entera
se vestirá de luto por un mes. Pero en este caso, el Congreso exa-
minará las actas y reelegirá necesariamente a aquellos miembros
que todas tres veces se hubieren opuesto a la depravación del
Areópago.

111
Discurso de Angostura

Art. 16.o Las funciones que debe ejercer el Areópago, reunidas


sus dos Cámaras en una sola, son:
Primera. Designar los veinte miembros que deben componer
cada Cámara, y nombrar de entre éstos el que deba presidirla,
cuando no lo haga el presidente del Areópago, que tiene derecho
de concurrir y votar en cualquiera de ellas.
Segunda. Pronunciar la destitución de alguno de sus miem-
bros, conforme queda establecido, y nombrar los que deben suce-
der en las plazas vacantes por muerte o destitución.
Tercera. Nombrar dentro de su seno el secretario o secretarios
que juzgue necesarios para sus trabajos y para los de cada Cámara.
Cuarta. Pedir al Congreso los fondos que anualmente sean
necesarios para sus gastos y establecimientos, exigir cuentas a sus
agentes o empleados de la inversión de ellos, y darla al Congreso.
Quinta. Distribuir premios o coronas cívicas cada año a los
ciudadanos que más se hayan distinguido por rasgos eminentes
de virtud y patriotismo, y despojar de estos mismos premios a
los que después de haberlos obtenido se hayan hecho indignos de
llevarlos. Estos se celebrarán en una junta pública con la mayor
solemnidad.
Sexta. Declarar eminentemente virtuoso, héroe o grande
hombre a los que se hayan hecho dignos de tanta recompensa.
Sin que haya precedido esta declaratoria, el Congreso no podrá
decretar ni erigir ninguna estatua ni otros monumentos públicos
en memoria de nadie.
Séptima. Proclamar con aplausos en las juntas de que se ha ha-
blado arriba los nombres de los ciudadanos virtuosos, y las obras
maestras de moral y educación. Pregonar con oprobio e ignomi-
nia los de los viciosos, y las obras de corrupción y de indecencia; y
designar a la veneración pública los institutores e institutrices que
hayan hecho mayores adelantamientos en sus colegios.

SECCIÓN 2.a
De las atribuciones especiales de la Cámara de Moral
Art. 1.o La Cámara de Moral dirige la opinión moral de toda la
República, castiga los vicios con el oprobio y la infamia, y premia

112
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

las virtudes públicas con los honores y las glorias. La imprenta es


el órgano de sus decisiones.
Art. 2.o Los actos singulares no son de su inspección, a menos
que sean tan extraordinarios que puedan influir en bien o en mal
sobre la moral pública. Los actos repetidos, que constituyen hábito
o costumbre, son los que inmediatamente le competen.
Art. 3.o Su autoridad es independiente y absoluta. No hay ape-
lación de sus juicios sino a la opinión y a la posteridad: no admite
en sus juicios otro acusador que el escándalo, ni otro abogado que
el buen crédito.
Art. 4.o Su jurisdicción se extiende no solamente a los indivi-
duos sino a las familias, a los departamentos, a las corporaciones,
a los tribunales, a todas las autoridades y aun a la República en
cuerpo. Si llegan a desmoralizarse debe delatarlas al mundo
entero. El Gobierno mismo le está sujeto, y ella pondrá sobre él
una marca de infamia, y lo declarará indigno de la República, si
quebranta los tratados o los tergiversa, si viola alguna capitulación
o falta a algún empeño o promesa.
Art. 5.o Las obras morales o políticas, los papeles periódicos y
cualesquiera otros escritos están sujetos a su censura, que no será
sino posterior a su publicación. La política no le concierne sino en
sus relaciones con la moral. Su juicio recaerá sobre el aprecio o des-
precio que merecen las obras, y se extenderá a declarar si el autor es
buen ciudadano, benemérito de la moral o enemigo de ella, y como
tal, digno o indigno de pertenecer a una República virtuosa.
Art. 6.o Su jurisdicción abraza no solamente lo que se escribe
sobre moral o concerniente a ella, sino también lo que se habla, se
declama o se canta en público, siempre para censurarlo y castigar-
lo con penas morales, jamás para impedirlo.
Art. 7.o En sus censuras y amonestaciones se dirige siempre al
Público, y sólo se entiende con él. No habla ni contesta jamás a los
individuos y corporaciones.
Art. 8.o La gratitud pública, la deuda nacional, los tratados, las
capitulaciones, la fe del comercio no sólo en sus relaciones, sino
en cuanto a la calidad y legitimidad de las mercancías, son objetos

113
Discurso de Angostura

especiales sobre que la Cámara debe ejercer la más activa y escru-


pulosa vigilancia. En estos ramos cualquiera falta u omisión debe
castigarse con un rigor inexorable.
Art. 9.o La ingratitud, el desacato a los padres, a los maridos,
a los ancianos, a los institutores, a los magistrados y a los ciuda-
danos reconocidos y declarados virtuosos, la falta de palabra en
cualquiera materia, la insensibilidad en las desgracias públicas
o de los amigos y parientes inmediatos, se recomienda especial-
mente a la vigilancia de la Cámara, que podrá castigarlos hasta
por un solo acto.
Art. 10.o La Cámara organizará la policía moral, nombrando
al efecto cuantos censores juzgue conveniente. Como una recom-
pensa de su celo y trabajo recibirá el honroso título de Catón el
censor que por sus servicios y virtudes se hiciese digno de él.
Art. 11.o Cada año publicará la Cámara tablas estadísticas
de las virtudes y de los vicios, para lo cual todos los tribunales
superiores e inferiores le presentarán cuentas exactas y prolijas
de todos los pleitos y causas criminales. También publicará cada
año listas comparativas de los hombres que se distinguen en el
ejercicio de las virtudes públicas, o en la práctica de los vicios
públicos.
Art. 12.o El pueblo, los colegios electorales, las municipalida-
des, los gobiernos de provincia, el Presidente de la República y
el Congreso consultarán estas listas para hacer sus elecciones y
nombramientos, y para decretar los honores y recompensas. El
ciudadano cuyo nombre se halle inscrito en la lista de los viciosos
no podrá ser empleado en ningún ramo del servicio público, ni
de ningún modo, y no podrá obtener ninguna recompensa nacio-
nal, ningún honor especial, y ni aun una decoración, aquel cuyo
nombre no se halle inserto en las listas de los virtuosos, aunque sí
podrá ser empleado por el Gobierno.
Art. 13.o Las mujeres, igualmente que los hombres, están
sujetas a la jurisdicción de la Cámara y reciben de ella premios o
castigos, según su mérito.

114
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

SECCIÓN 3.a
Atribuciones de la Cámara de Educación
Art. 1.o La Cámara de Educación está encargada de la educa-
ción física y moral de los niños, desde su nacimiento hasta la edad
de doce años cumplidos.
Art. 2.o Siendo absolutamente indispensable la cooperación de
las madres para la educación de los niños en sus primeros años,
y siendo estos los más preciosos para infundirles las primeras
ideas y los más expuestos por la delicadeza de sus órganos, la
Cámara cuidará muy particularmente de publicar y hacer comu-
nes y vulgares en toda la República algunas instrucciones breves
y sencillas, acomodadas a la inteligencia de todas las madres de
familia sobre uno y otro objeto. Los curas y agentes departamen-
tales serán los instrumentos de que se valdrá para esparcir estas
instrucciones de modo que no haya una madre que las ignore, de-
biendo cada una presentar la que haya recibido y manifestar que
la sabe el día que se bautice su hijo o se inscriba en el registro de
nacimiento.
Art. 3.o Además de estas instrucciones, la Cámara cuidará de
publicar en nuestro idioma las lenguas extranjeras más propias
para ilustrar la nación sobre este asunto, haciendo juicio de ellas, y
las observaciones o correcciones que convengan.
Art. 4.o Estimará a los sabios y a todos los que escriban y publi-
quen obras originales sobre lo mismo, conforme a nuestros usos,
costumbres y gobierno.
Art. 5.o Como la Cámara misma recogerá dentro de poco
tiempo mejor que nadie todos los datos y conocimientos nece-
sarios para semejantes obras, compondrá y publicará alguna que
sirva a la vez de estímulo para que se ocupen otros de este trabajo,
y de ilustración para todos.
Art. 6.o No perdonará medio ni ahorrará gasto ni sacrificio que
pueda proporcionarle estos conocimientos. Al efecto de adqui-
rirlos comisionará, pues, hombres celosos, instruidos y despreo-
cupados que viajen, inquieran por todo el mundo y atesoren toda
especie de conocimiento sobre la materia.

115
Discurso de Angostura

Art. 7.o Pertenece exclusivamente a la Cámara establecer,


organizar y dirigir las escuelas primarias, así de niños como de
niñas, cuidando que se les enseñe a pronunciar, leer y escribir co-
rrectamente las reglas más usuales de la aritmética y los principios
de la gramática, que se les instruya en los derechos y deberes del
hombre y del ciudadano, se les inspiren ideas de honor y probidad,
amor a la patria, a las leyes y al trabajo, respeto a los padres, a los
ancianos, a los magistrados, y adhesión al Gobierno.
Art. 8.o Siendo nuestros colegios actuales incapaces de servir
para un gran plan de educación, será un cuidado muy especial de
la Cámara delinear y hacer construir los que se necesitan en toda
la República, tanto para niños como para niñas, que deben estar
separados por lo menos desde que la razón empieza a obrar en
ambos. La forma, proporción y situación de estos establecimien-
tos será la más conveniente con su objeto, y se consultará en ellos
no solamente la solidez y extensión, sino la elegancia, el aseo, la
comodidad y el recreo de la juventud.
Art. 9.o La Cámara determina el número de colegios que deben
construirse, señala la provincia y si es posible la posición que pre-
cisamente debe ocupar cada uno, calculando para esto las ventajas
del lugar, por su facilidad para reunir allí todos los niños, por la
salubridad del terreno, por la abundancia y bondad de los alimen-
tos, etc.
Art. 10.o Cada colegio estará bajo la dirección inmediata de un
institutor que será nombrado por la Cámara, escogiéndolo entre
los hombres más virtuosos y sabios, cualquiera que sea el lugar
de nacimiento. La mujer del institutor será la institutriz inme-
diata del de las niñas, aunque bajo la dirección de su marido. Este
empleo será el más considerado, y los que lo ejerzan serán hon-
rados, respetados y amados como los primeros y más preciosos
ciudadanos de la República.
Art. 11.o La Cámara formará el reglamento de organización
y policía general de estos establecimientos, según sus clases,
especificando la educación que respectivamente conviene a los
niños para que adquieran desde su niñez ideas útiles y exactas
nociones fundamentales, las más adaptadas a su estado y fortuna,

116
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

sentimientos nobles y morales, principios de sociabilidad y pa-


triotismo. Este plan se presentará al Congreso, para que siendo
examinado y aprobado se convierta en ley de la República.
Art. 12.o Todos los años publicará la Cámara tablas o estados
exactos y circunstancias de los niños nacidos y muertos, de su
constitución física, de su salud y enfermedades, de sus adelanta-
mientos, inclinaciones, cualidades y talentos particulares. Para
hacer todas estas observaciones se servirá de los institutores, de
los curas, de los médicos, de los agentes departamentales, de los
ciudadanos ilustrados y de todas las autoridades, que empezando
por el mismo presidente, le obedecen todas en materia de educa-
ción.
Art. 13.o Además de estas atribuciones, la Cámara de Educa-
ción dirigirá la opinión pública en las materias literarias, mientras
se establece el instituto filosófico. Ella examinará o hará examinar
y analizar las obras que se publicaren sobre cualquier asunto, for-
mando juicio de ellas en el Monitor del Areópago25.

Nota: Se ha tomado la versión impresa en Angostura en 1820 por Andrés


Roderick, impresor del Supremo Gobierno: fue reproducida por el Congre-
so de Venezuela tomada de un ejemplar que reposa en la Biblioteca Nacional
de Bogotá. Otras ediciones existentes presentan ligeras variaciones ortográ-
ficas sin modificar su contenido.

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117
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118
DISCURSO DEL LIBERTADOR EN ANGOSTURA:
UNA PROPUESTA PARA LA FORMACIÓN
DE LA CONCIENCIA DE UN PUEBLO
PARA LA LIBERTAD

Emma Martínez
… las naciones marchan hacia el término de su grandeza,
con el mismo paso con que camina la educación.
Ellas vuelan, si esta vuela; retrogradan, si retrograda;
se precipitan y hunden en la oscuridad, si se corrompe,
o absolutamente se abandona.
Estos principios dictados por la experiencia,
e incalculados por los filósofos y políticos antiguos,
y modernos, hacen hoy un dogma tan conocido
que no se hallará tal vez individuo alguno
que no se sienta penetrado de su verdad.

Simón Bolívar
Instrucción Pública, 1825

El Discurso de Angostura pronunciado por nuestro Libertador


Simón Bolívar en Angostura el 15 de febrero de 1819, en el acto
de la instalación del Senado del Segundo Congreso Nacional de
Venezuela, es uno de los ejemplos más claros en la relación entre
ética y política, entre política y educación, entre moral y civilidad,
entre lo viejo y lo nuevo, entre las cadenas o la libertad. El Discurso
de Bolívar en 1819 nos alcanza en el presente: la radiografía que su
autor hizo hace ya casi 200 años es la imagen que aún hoy conser-
vamos… para bien o para mal. Él palpó esa realidad y reconoció
sus más profundas intimidades, sus tejidos y sus conexiones tisu-
lares y nerviosas, su química, su manera de pensar. El Discurso es
un proyecto, pero también pone de manifiesto las dificultades para
ponerlo en ejecución. Con el Discurso, el Libertador inaugura una
nueva fase en la vía republicana, constitucionalista y democrática
de la política venezolana, aun cuando los tambores de la guerra
seguirían resonando, y dirigiéndose a los legisladores, en quienes
deposita la tarea de dirigir a la naciente nación, les comunica:

Legisladores: Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de


Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la fe-
licidad de la república; en vuestras manos está la balanza de nuestros

121
Discurso de Angostura

destinos, la medida de nuestra gloria; ellas sellarán los decretos que


fijen nuestra libertad1.

El Discurso de Angostura es fundacional y entre los objetivos


políticos estuvo el de la creación de las bases constitucionales de la
nación. Bolívar propone en este encuentro un cuerpo de leyes:

Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la Libertad de Venezuela


puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus más fieles amantes,
permitidme, Señor, que exponga con la franqueza de un verdadero
republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución,
que me tomo la libertad de ofreceros en testimonio de sinceridad y del
candor de mis sentimientos. Como se trata de la salud de todos, me
atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los Representantes
del Pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sabiduría no ha menester de
consejos, y sé también que mi Proyecto acaso os parecerá erróneo,
impracticable. Pero, Señor, aceptad con benignidad este trabajo, que
más bien es el tributo de mi sincera sumisión al Congreso, que el efecto
de una levedad presuntuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones
la creación de un cuerpo político, y aún se podría decir, la creación de
una sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes que presenta
una situación la más singular y difícil, quizá el grito de un ciudadano
puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido.

Uno de los temas cruciales en el Discurso de Angostura es la


educación: la educación del pueblo, la educación para la moral, para
la justicia y para la libertad. El tema de la educación sería esencial
para romper con el adoctrinamiento colonial, con la sumisión es-
perada y con la descalificación machacada hasta quedar impresa en

1 Simón Bolívar. Doctrina del Libertador, tomo 1. 2009. Prólogo de Au-


gusto Mijares. Compilación, notas y cronología de Manuel Pérez Vila.
Bibliografía de Gladys García Riera. El Discurso de Angostura ha sido
publicado en diversas ocasiones, entre ellas, en: Edgardo Mondolfi
(comp.). Bolívar, ideas de un espíritu visionario, 1990, pp. 49-75; José Gil
Fortoul (1942). Historia constitucional de Venezuela, tomo II, apéndice
6.º, pp. 307-334.

122
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

la médula. El tema es nuevo porque a su vez busca crear una nueva


estructura política que al mismo tiempo recogiera las huestes, las
redimiera y las hiciera pacíficas y cultas, dignas de vivir y convivir
en una sociedad libre e igualitaria. Tras más de trescientos años de
dominio colonial y más de nueve de guerra sin cuartel, era necesa-
rio educar, era necesario construir una nueva mentalidad, sacar de
la mente las formas coloniales, pero también la violencia instaurada
por las cruentas y largas guerras, y trabajar dura y conscientemente
en la formación de seres nuevos, con esperanza en el porvenir. Para
ello, la educación, el saber, los conocimientos, la ciencia, la técnica,
el trabajo, pero también, la dirección política, la organización del
Estado. Todos esos elementos eran sustantivos en el proyecto polí-
tico de una república independiente, libre y soberana. Ese proyecto
incluía la formación para la vida republicana, para la libertad y la
plenitud humana. Eso sería parte del proyecto ético y político en-
carnado en la educación. Bolívar no abandonaría su preocupación
por la Educación, tema sobre el cual volvería a escribir, legislar,
opinar. Lo haría en un trabajo no muy conocido que se llamó la
Instrucción Pública (1825). También en Los Estatutos Republicanos
(1828), o el Método que se debe seguir en la Educación de mi sobrino
Fernando Bolívar (memorial dirigido al director de un Colegio en
Norteamérica donde estudiaba su sobrino), o en el proyecto educa-
tivo expuesto en la Constitución de Bolivia en 1826, y por supuesto
sus ideas educativas que armaron el proyecto constitucional del
Discurso de Angostura. Pero antes de todo eso, Bolívar conocería
la idea de una educación de masas con el método de enseñanza
mutua, predicado por Joseph Lancaster, quien vendría años después
a Caracas invitado por la Municipalidad y por el propio Bolívar. Sin
embargo, ese proyecto fracasó y el principal tropiezo se enmarcó en
las diferencias religiosas entre Lancaster, cuáquero protestante, y la
población caraqueña cristiano-católica.
Luis Beltrán Prieto Figueroa entendería esta vocación hacia la
educación en Bolívar como el sentido que tendría que asumir la
revolución ya no por las armas, sino una más difícil, la revolución
de las ideas, de las mentalidades y que desde allí logre impulsar el

123
Discurso de Angostura

amor al conocimiento. Diría el Maestro en El magisterio americano


de Bolívar:

¿Desde cuándo comienza Bolívar a preocuparse por los problemas


educativos? Acaso era preocupación consubstancial a su pensamien-
to político, porque no podía concebir la democracia sin la educación,
ni el uso de la libertad por hombres que venían de la esclavitud con
una absoluta ignorancia de sus deberes de ciudadano, lo que les in-
capacitaba para medir el alcance de sus derechos enfrentados a los
derechos de los demás. “Educador del patriotismo” lo declara Manci-
ni. Parra Pérez afirma que en Bolívar “su concepto de la democracia
y su temperamento le arrastran a asumir el carácter de conductor y
educador de los pueblos”2.

En el desarrollo de ese trabajo del maestro Prieto Figueroa


sobre Bolívar (vid. Supra), y explicando esa disposición hacia
el tema educativo y la importancia que le otorgaba al hecho de
educar en el contexto de esta nuevas naciones, el Maestro dibuja
con claridad las características de educador y de líder que era Bolí-
var. Coincidimos plenamente con él. Dice:

En el educador auténtico y en el líder eficaz concurren cuatro carac-


terísticas fundamentales:
Confianza en la educación como fuerza de transformación de la vida
humana y como instrumento para el cambio de las estructuras sociales.
Fe en el porvenir, hacia el cual se proyecta la obra educativa.
Confianza en las posibilidades educativas, en la posibilidad de cam-
bios del ser que recibe la educación y de la sociedad donde se actúa, y
Capacidad creadora y habilidad para poner al servicio de la obra
educativa todos los recursos materiales y espirituales3.

Estas cuatro cualidades las poseía Bolívar en grado sumo, y se


expresan tanto en sus actitudes como en sus escritos.

2 Luis Beltrán Prieto Figueroa. El magisterio americano de Bolívar, 2006.


3 Ibidem, p. 101.

124
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Toda su obra es trasunto y expresión de esas cualidades de


ductor4.
Entre las frases más conocidas y expandidas del Discurso de
Angostura y que forman parte sustantiva de la mentalidad vene-
zolana, está la de “La educación popular debe ser el cuidado pri-
mogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los
polos de una República. Moral y luces son nuestras primeras nece-
sidades”. Esas largas y profundas frases han sido reducidas apenas
a Moral y luces. Esta reducción, a mi juicio, no es casual. Tiene
que ver con la idea de descontextualizar, fraccionar y cosificar el
pensamiento del Libertador; y tiene que ver también con la tarea
del antibolivarianismo empeñado en cercar, mutilar e ir alejando y
borrando la comprensión del ideario de quien fuera su autor.
La frase completa tiene un alto sentido ético y de compromiso
político y es compromiso formativo y orientador: educar no es
solo instruir; es formar en todo. Por esas razones Bolívar le asigna
esta tarea al Congreso, al constituyente. Es formar con propósito,
esta vez con el de fundar una nación desde sus cimientos, reco-
nociéndose en sus logros alcanzados tras la lucha; reconociéndose
diferente pero igual; reconociéndose mestiza. Para ello era nece-
sario aprender a gobernar o, como lo diría Bolívar en el Discurso,
refiriéndose al poder colonial: “estábamos abstraídos, ausentes
del universo, en cuanto era relativo a la ciencia del gobierno”. Más
adelante dice:

… nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existen-


cia política ha sido siempre nula, y nos hallamos en tanta más difi-
cultad para alcanzar la libertad, cuanto que estábamos colocados en
un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos
había robado la libertad, sino también la tiranía activa y doméstica.

El argumento del Libertador se basa en la carencia de for-


mación política del pueblo a lo largo del período colonial, que
vivió sometido a fuerzas represivas, a la coerción espiritual, a la

4 Ibidem, p. 77.

125
Discurso de Angostura

ausencia de información y de educación, a ser considerado de


menor jerarquía, a tener menos derechos, menos privilegios5.
Asunto que se agravaba dependiendo del nacimiento, de los
bienes de fortuna, del color de la piel, del sexo, etc. Con toda razón
Bolívar, tratando de explicar el proceso histórico y sus responsa-
bles, dice:

¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y


el orden actual? Consultad los anales de España, de América, de
Venezuela; examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero;

5 Miguel José Sanz: Exposición de motivos sobre la instrucción públi-


ca del proyecto de “Ordenanzas para el gobierno y policía de la muy
ilustre ciudad de Santiago León de Caracas, cabeza de la Provincia de
Venezuela”, en 1805. En: Francisco Depons, Viaje a la parte oriental de
tierra firme. Traducción de Enrique Planchart. Tipografía Americana
Caracas, 1930, pp. 57-70. Allí decía Sanz: “La falta de ideas y conoci-
mientos retiene a los pueblos en errores perjudiciales a su felicidad.
Si supieran que la obra más grata al Señor es la que tiende a la con-
servación del culto de nosotros mismos y del prójimo, se aplicarían
al establecimiento de escuelas, al pago de buenos maestros que edu-
quen la juventud y le inculquen máximas cristianas y positivas, lo que
hoy se invierte en fundaciones de misas, legados para fiestas de santos
con tambores y luminarias, limosnas para malas procesiones y esce-
nas ruidosas, gastos para blasonar las armas e insignias para entierros
pomposos y en otras larguezas que, aunque religiosas e hijas de la bue-
na intención, sin embargo no son indispensables. Por este medio se
obtendría de la juventud magistrados prudentes, sacerdotes ilustrados
y ciudadanos virtuosos que no abusen de la autoridad para satisfacer
sus pasiones, de la religión para disimular su ignorancia bajo el velo de
la hipocresía, ni de la superstición, el poder y la riqueza para oprimir
al pobre y sean gala del país y agentes de la prosperidad pública”. Las
ideas expuestas por Miguel José Sanz en el Semanario de Caracas, de
José Domingo Díaz, entre 1810 y 1811, muestran las ideas del mo-
vimiento revolucionario e independentista venezolano en el contexto
de un tiempo histórico marcado por las ideas ilustradas, las luces, la
ciencia, la educación masiva y sus beneficios. Muchas de ellas, sobre
todo en relación con la autoridad de la ley, la escuela, la educación, qué
enseñar y para qué las encontraremos en el ideario bolivariano.

126
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

observad los primeros actos del Gobierno Republicano, la ferocidad


de nuestros enemigos y el carácter nacional.

Este Congreso en su conformación –decía el Libertador en


su Discurso– no solo tendría en cuenta a los guardianes de las
costumbres y las leyes del ateniense; o los censores y tribunales
domésticos del romano; o la austeridad del espartano; tendría este
Congreso potestad sobre “la infancia y el corazón de los hombres,
el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana”.
El Congreso de la naciente República tendría la tarea de velar:

… sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional;


para que purifique lo que se haya corrompido en la república, que
acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor de la patria, el
ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios
de corrupción, de los ejemplos perniciosos, debiendo corregir las
costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos
con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino
lo que las burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita;
no solamente lo que viola la constitución, sino lo que viola el respeto
público.

Estas ideas abren un espacio de legislación en materia edu-


cativa que incluye lo escolar, pero va más allá de la escuela, las
proyecta hacia la sociedad, hacia el comportamiento social-civil,
en la manifestación de alguna conducta desviada de las buenas
costumbres, que intente burlarlas o debilitarlas o que dañe el res-
peto público. No se trata solo de educar en las escuelas y otras ins-
tituciones educativas, se trata de educar integralmente para la vida
republicana y constitucionalista, para la civilidad, lo cual pudiera
entenderse como buen vivir o felicidad6.

6 En el escrito sobre la instrucción pública, elaborado años más tarde,


Bolívar diría: “No es mi intención hablar del plan de estudios, creación
de escuelas, fomento de las artes y ciencias, estímulo y precio de los
literatos, y reglamentos útiles. El público ha visto con sus propios ojos,

127
Discurso de Angostura

El modo de legislar que propone en relación con la educación y


la instrucción es una idea de fondo y plantea que sea efectiva y se
pronuncie en cuanto a las maneras de penalizar y castigar, y pro-
pone, además, que estos casos se documenten para conformar lo
que llamó libros de la virtud y del vicio, los cuales podrían ser con-
sultados por los legisladores y especialmente por el pueblo. (Véase
la Sección Segunda. De las atribuciones especiales de la Cámara
de Moral). Estas preocupaciones de Bolívar no estuvieron aisladas
del estremecimiento de la guerra. Al contrario, quedan claras en
esta frase:

Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las cos-


tumbres que la guerra y la tiranía nos han dado, me he sentido con la
audacia de inventar un poder moral, sacado del fondo de la obscura
antigüedad y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron algún
tiempo la virtud entre los griegos y los romanos. Bien puede ser
tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo
que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que, mejorado por
la experiencia y las luces, puede llegar a ser eficaz.

Esto muestra, desde nuestra perspectiva, que Bolívar y el sus-


trato fundamental de su pensamiento ético y político puso por
encima de todos los beneficios de la independencia, de la consoli-
dación del poder del Estado naciente, de la libertad para ejercer la
tiranía, activa y doméstica, aquel de asegurar en la población ame-
ricana, grancolombiana, venezolana, la formación para alcanzar
los altos ideales de una nación. Esto se lograría con una educación
para todos, profunda, organizada; con la civilidad impulsada por
un vigoroso aparato escolar, que se abriera a los caminos del co-
nocimiento científico y humanístico, acompañado por un claro

que se practica ya este sistema de regeneración moral, y no hay quien


no sienta los efectos saludables de sus desvelos”. En: Ministerio del Po-
der Popular para la Comunicación y la Información, Antología Simón
Bolívar, 2009, Caracas, p. 25.

128
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

poder de las leyes. Estas ideas confluían con las del maestro Simón
Rodríguez. Ambos compartieron muchas de estas ideas de base.
Rodríguez, quien en 1823 regresa a América, funda en Co-
lombia, en 1824, una primera escuela-taller. Bolívar lo llama
desde Perú, para conformar el gobierno y lo nombra director de
la Educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas y
después director de Minas, Agricultura y Vías Públicas de Bolivia,
donde funda en 1826 una segunda escuela-taller, que sería parte
del proyecto para toda la nación del altiplano. Rodríguez tuvo
desacuerdos con el mariscal Antonio José de Sucre, quien en ese
momento era el presidente de Bolivia. En ese clima, Rodríguez re-
nuncia y dedicará el resto de su vida a la educación y a escribir una
importante obra política, educativa, pedagógica, revolucionaria,
aún bastante desconocida y sobre todo silenciada por la academia.
Entre ellas Sociedades americanas, escrita entre 1828 y 1842. En
ella pueden encontrarse valiosas reflexiones sobre estas naciones
recién nacidas en América y la impostergable necesidad de buscar
respuestas nuevas, innovadoras, que se adapten a los intereses
de estas naciones, con el fin de resolver sus problemas. De allí su
frase: “La América española es original, originales han de ser sus
instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno
y otro. O inventamos, o erramos”7.
Alrededor de 1823, Rodríguez regresa a América, la cual aún
no ha salido de la guerra. Venía pensando en seres con princi-
pios y con formación para los asuntos económicos, con amor al
conocimiento, al trabajo, a la tierra; seres con ética y proclives al
sistema social republicano, el cual representaba el triunfo sobre la
monarquía en América. Rodríguez estaba convencido de que no
hay República sin republicanos. En su discurso Extracto sucinto
de mi obra sobre la Educación Republicana8, de 1849, Rodríguez
expresa la importancia de formar seres útiles para producir y para
trabajar y hace una fuerte crítica a los políticos en su inacción

7 Simón Rodríguez, Extracto sucinto de mi obra sobre la Educación Re-


publicana, de 1849, Obras completas, 2016, p. 459.
8 Idem.

129
Discurso de Angostura

frente a los problemas de la realidad, que él ve relacionados con la


inexistencia de los mecanismos necesarios para formar una men-
talidad republicana:

Su inacción desmiente los unos y su importancia ridiculiza las otras.


Si el tiempo que pierden en hacer Torres de viento, y en echar leyes
como coplas de repente, lo emplearan en hacer, con los hijos de los
monarquistas, hombres para la República, en el corto tiempo de 10
años tendrían un Pueblo Republicano… esto es… un Pueblo que
sabría lo que es cosa pública, un Pueblo que entendería a su Go-
bierno… Enseñen, y tendrán quien sepa, Eduquen, y tendrán quien
haga. La diferencia que más distingue la Monarquía de la República
y que debe tomarse por característica es que en la monarquía las cos-
tumbres reposan sobre la autoridad (y) en la república la autoridad
reposa sobre las costumbres9.

Para Bolívar el Libertador, y para Rodríguez, el maestro, la


educación sería un eje y un pivote para el aparato legislativo. Era
necesario educar y organizar un sistema para ello: la educación
era la sustancia del proceso de independencia, era el inicio de un
nuevo comienzo en la construcción de una patria, de una gran
patria. La patria para ellos no sería una entelequia; estaba confor-
mada por seres humanos, a quienes debía formarse en el espíritu
de una nación libre y soberana. Para fundar la patria hacía falta
avanzar y para ello había que formar. Simón Rodríguez (1828)
en el Pródromo dice: “En la América del Sur las Repúblicas están
Establecidas pero no Fundadas”10. Más adelante dice: “La causa
pública está en ocasión de hacer época, y esta la de pensar en un
gobierno verdaderamente republicano. La América es (en el día)
el único lugar donde sea permitido establecerlo. Así lo cree el
autor; y sostendrá su opinión, mientras el estado de los pueblos no
varíe”11.

9 Ibidem, p. 549.
10 Simón Rodríguez, Pródromo, Obras completas, 2016, p. 49.
11 Ibidem, p. 50.

130
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Salcedo Bastardo lo dirá de la siguiente manera:

La independencia en Bolívar tiene un mayor alcance del que ordina-


riamente se le ha reconocido. Insistimos en que para Bolívar, inde-
pendencia es un vocablo socio-histórico que resume toda la tarea de
creación y libertad de América. Independencia para él: es separación
del imperio español, edificación jurídica de un continente libre, ab-
soluta soberanía económica, realización integral de la justicia, inspi-
ración constante en la moral12.

Bolívar diría que, con la guerra, habíamos avanzado en la bús-


queda y conquista de la independencia, pero lo fundamental, la
esencia de la nación, estaba en ciernes y había que construirla, re-
firiéndose justamente a la mentalidad y conducta de la población.

Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu na-


cional que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos
capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública.
Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil
asignación; pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlos es
la restricción y la concentración recíproca, a fin de que haya la menos
frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo. Esta ciencia se
adquiere insensiblemente por la práctica y por el estudio. El progreso
de las luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud
del espíritu es la que ensancha el progreso de las luces13.

Un gobierno estable del que habla Bolívar requiere el apoyo de


la voluntad general, que radica en el pueblo. Pero ese apoyo, ese
reconocimiento, debe formarse, y será la educación la que podrá
realizar esa tarea de cambio en las mentalidades que iría del des-
gobierno y del caos provocado por la guerra a la construcción de

12 José Luis Salcedo Bastardo, Visión y Revisión de Bolívar, 1999, pp. 104-
105.
13 Simón Bolívar, Discurso de Angostura (1818), Doctrina del Libertador,
2009, p. 140.

131
Discurso de Angostura

una república educada y pacífica. Eso lo comprende Bolívar y lo


explica claramente en la frase que incluimos a continuación:

El amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados, son


las nobles pasiones que debe absorber exclusivamente el alma de un
republicano. Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes,
porque estas han sido nocivas y eran la fuente del mal; tampoco han
podido amar a sus magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos
apenas son conocidos en la carrera en que han entrado. Si no hay un
respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades, la
sociedad es una confusión, un abismo: es un conflicto singular de
hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.

Como estadista, como conductor de masas, Bolívar propone en


el proyecto constitucional del Discurso de Angostura lo que llamó
el Poder Moral, constituido por dos cámaras: la Cámara de Moral
y la de Educación, organizadas en areópago con el fin de “ejercer
una autoridad plena e independiente sobre las costumbres públi-
cas y sobre la primera educación”14. Aunque no está claramente
expresado, el fin de las Cámaras del Poder Moral era esencial-
mente educativo más que punitivo. Se afianzó sobre todo en la
enseñanza moral, en el ejemplo y en el premio a las conductas
rectas, limpias, aceptadas, o en el señalamiento de lo incorrecto o
inaceptable. Tendría una policía moral y censores, quienes recibi-
rían el nombre de Catón, aludiendo al censor romano15. Mientras
que la Cámara de Educación vigilaría y organizaría la educación
de niñas y niños.

14 Poder Moral. Sección Primera. De la composición, elección, duración,


prerrogativas y funciones de este poder (1818). En: Simón Bolívar, Doc-
trina del Libertador, 2009, p. 148.
15 Hace alusión al personaje de Catón, el censor romano, “pasado a la his-
toria por su labor en defensa de las antiguas tradiciones romanas, que
él creía amenazadas por el contacto con el mundo helenístico”. Biogra-
fía en línea. Fecha de consulta: 10 de septiembre de 2018] Disponible
en: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/caton.htm.

132
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Las atribuciones de la Cámara de Moral están contempladas


en su Sección Segunda, compuesta por trece artículos. Entre las
más importantes estarían la de dirigir la opinión moral de toda la
República, castigar los vicios con el oprobio y la infamia, y pre-
miar las virtudes públicas con los honores y la gloria, pero además
comunicar sus decisiones a través de medios impresos16.
La autoridad de la Cámara era “independiente y absoluta”, tal
como lo establecía en su artículo 3.o y sus decisiones serían ina-
peables: “No hay apelación de sus juicios sino a la opinión y a la
posteridad: no admite en sus juicios otro acusador que el escánda-
lo, ni otro abogado que el buen crédito”17.
Los dictámenes de la Cámara eran aplicables a todas las perso-
nas, tal como lo prescribía el artículo 4.o:

Su jurisdicción se extiende no solamente a los individuos sino a las


familias, a los departamentos, a las provincias, a las corporaciones,
a los tribunales, a todas las autoridades y aun a la República en
cuerpo. Si llegan a desmoralizarse debe delatarlas al mundo entero.
El Gobierno mismo le está sujeto, y ella pondrá sobre él una marca
de infamia, y lo declarará indigno de la República, si quebranta los
tratados o los tergiversa, si viola alguna capitulación o falta a algún
empeño o promesa18.

Todo lo dicho (hablado, declamado, cantado), hecho, escri-


to que implicara o afectara la moral pública, se hacía objeto de
aplicación de censura, sanciones, repudio19. Pero su objetivo es la
moral pública y hacer públicas las censuras y amonestaciones, y
para ello establece con claridad en el artículo 7.o que no entablaría
diálogos con individuos ni corporaciones20.

16 Artículo 1.º Doctrina del Libertador, p. 151.


17 Artículo 3.º Idem.
18 Artículo 4.º Idem.
19 Artículos 5.º y 6.º Ibidem, pp. 151 y 152.
20 Artículo 7.º Idem.

133
Discurso de Angostura

Uno de los objetivos de la Cámara de Moral sería la lucha en


contra de la corrupción en todos sus niveles y el artículo 8.o, lo
expresa sin ambages:

La gratitud pública, la deuda nacional, los tratados, las capitulacio-


nes, la fe del comercio, no sólo en sus relaciones, sino en cuanto a la
calidad y legitimidad de las mercancías, son objetos especiales sobre
que la cámara debe ejercer la más activa y escrupulosa vigilancia. En
estos ramos cualquiera falta u omisión debe castigarse con un rigor
inexorable21.

El artículo 9.o legisla en cuestiones más intangibles como la


ingratitud, el desacato a los padres, a los maridos (no a las muje-
res, no a las esposas), a los ancianos, a los institutores, a los ma-
gistrados y a los ciudadanos reconocidos y declarados virtuosos;
igualmente en la falta a la palabra empeñada; a la insensibilidad en
las desgracias públicas o a no socorrer a personas en desgracia.
La información recogida en libros destinados para ello podía
ser consultada por “el pueblo, los colegios electorales, las muni-
cipalidades, los gobiernos de provincia, el Presidente de la Repú-
blica y el Congreso para hacer sus elecciones y nombramientos,
y para decretar los honores y recompensas”. Pero los libros con-
tendrían también listas de indeseables y viciosos, y quienes no
podrían ser empleados o votados “en ningún ramo del servicio
público”; tampoco podría “obtener ninguna recompensa nacional,
ningún honor especial, y ni aun una decoración”, “aunque sí podrá
ser empleado por el Gobierno”22.
A pesar de ser poco nombradas y tampoco lo serían de manera
directa, las mujeres estarían, igualmente, sujetas a la jurisdic-
ción de la Cámara y reciben de ella premios o castigos, según su
mérito23.

21 Artículo 8.º Idem.


22 Artículo 12.º Ibidem, pp. 152 y 153.
23 Artículo 13.º Ibidem, p. 153.

134
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Las atribuciones de la Cámara de Educación están contempla-


das en la Sección Tercera, compuesta por trece artículos: la más
importantes de ellas es la de ser la encargada de la educación física
y moral de los niños, desde su nacimiento hasta la edad de doce
años cumplidos24.
El artículo 2.o 25 contempla el rol adjudicado a las mujeres: la
crianza de los niños y niñas, el cual sería el fin de la educación de
las mujeres en los planes y programas estatales hasta bien entrado
el siglo XX: mujeres para el hogar, para el matrimonio y para la
maternidad. No era extraña esta orientación en los tiempos de
Bolívar. Dice:

Siendo absolutamente indispensable la cooperación de las madres


para la educación de los niños en sus primeros años, y siendo estos
los más preciosos para infundirles las primeras ideas y los más
expuestos por la delicadeza de sus órganos, la cámara cuidará muy
particularmente de publicar y hacer comunes y vulgares en toda la
República algunas instrucciones breves y sencillas, acomodadas a la
inteligencia de todas las madres de familia sobre uno y otro objeto.
Los curas y los agentes departamentales serán los instrumentos de
que se valdrá para esparcir estas instrucciones, de modo que no haya
una madre que las ignore, debiendo cada una presentar la que haya
recibido y manifestar que la sabe el día que se bautice su hijo o se ins-
criba en el registro de nacimiento26.

El artículo 3.o en consonancia con el 2.o ordenaba la publica-


ción de estas instrucciones en idioma castellano, además “de las
obras extranjeras más propias para ilustrar la nación sobre este
asunto, haciendo juicio de ellas, y las observaciones o correcciones
que convengan”27.

24 Artículo 1.º Idem.


25 Artículo 2.º Idem.
26 Artículo 2.º Idem.
27 Artículo 3.º Idem.

135
Discurso de Angostura

El artículo 7.o sobre las atribuciones de la Cámara de Educa-


ción ordenaba sobre las siguientes tareas:

establecer, organizar y dirigir las escuelas primarias, así de niños


como de niñas, cuidando de que se les enseñe a pronunciar, leer y
escribir correctamente, las reglas más usuales de la aritmética y los
principios de la gramática, que se les inspire ideas y sentimientos de
honor y probidad, amor a la patria, a las leyes y al trabajo, respeto a los
padres, a los ancianos, a los magistrados, y adhesión al Gobierno28.

El artículo 8.o legislaba sobre los planes de educación. Dice:

Siendo nuestros colegios actuales incapaces de servir para un gran


plan de educación, será un cuidado muy especial de la cámara deli-
near y hacer construir los que se necesitan en toda la República, tanto
para niños como para niñas, que deben estar separados por lo menos
desde que la razón empieza a obrar en ambos. La forma, proporción
y situación de estos establecimientos será la más conveniente con su
objeto, y se consultará en ellos no solamente la solidez y extensión,
sino la elegancia, el aseo, la comodidad y el recreo de la juventud29.

El artículo 9.o 30 dictaminó en materia de los locales escolares


y puede notarse en su redacción la idea de una educación para un
colectivo y la reminiscencia de la obra del gran maestro Jan Amos
Comenio, Didáctica magna31, donde hablaba de la escuela para
el pueblo en los mismos términos que ahora utilizaría Bolívar,
sobre todo en aseo, comodidad y recreo de la juventud, temas a los
cuales se referiría más explícitamente en su obra Instrucción pú-
blica, de 1825. La cámara determinaría el número de colegios que
habría de construirse, la provincia y la posición que ocuparía cada

28 Artículo7.º Ibidem, p. 154.


29 Artículo 8.º Idem.
30 Artículo 9.º Idem.
31 Juan Amos Comenio, Didáctica magna, 1971, Editorial Reus, Madrid.

136
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

uno, las ventajas de fácil acceso al lugar, la salubridad del terreno,


la abundancia y bondad de los alimentos, etc.32.
La Cámara de Educación tendría atribuciones para el nom-
bramiento de los institutores y directores de planteles, que en los
tiempos que corrían, recaería en los hombres “más virtuosos y
sabios”33. Años más tarde, diría en Instrucción pública:

El director de una escuela, es decir, el hombre generoso y amante


de la patria, que sacrificando su reposo y su libertad se consagra al
penoso ejercicio de crearle ciudadanos al Estado que le defiendan,
le ilustren, le santifiquen, le embellezcan, y le engendren otros
tan dignos como él, es sin duda benemérito de la patria: merece la
veneración del pueblo y el aprecio del gobierno. Él debe alentarle, y
concederle distinciones honrosas. Claro está, que no hablo de los que
llaman maestros de escuela: es decir, de aquellos hombres comunes,
que armados del azote, de un ceño tétrico, y de una declamación
perpetua, ofrecen más bien la imagen de Plutón que la de un filósofo
benigno. Aquí se enseñan más preocupaciones que verdades: es la
escuela de los espíritus serviles, donde se aprende con otros vicios el
disimulo y la hipocresía, y donde el miedo no permite al corazón el
goce de otra sensación. Fuera semejantes tiranos: que vayan a Sala-
manca que allí tendrán un lugar. El Gobierno debe proceder como
hasta aquí: elegir entre la multitud, no un sabio, pero sí un hombre
distinguido por su educación, por la pureza de sus costumbres, por
la naturalidad de sus modales, jovial, accesible, dócil, franco, en fin,
en quien se encuentre mucho que imitar y poco que corregir. Formar
el espíritu y el corazón de la juventud, he aquí la ciencia del director:
este es su fin. Cuando su prudencia y habilidad llegaron a grabar en el
alma de los niños los principios cardinales de la virtud, y del honor.

La esposa del director se convertiría “en la institutriz inmediata


de las niñas, aunque bajo la dirección de su marido”. El cargo de
director suponía además el reconocimiento de la población y “será

32 Artículo 9.º Idem.


33 Minci. Antología Simón Bolívar. Instrucción pública, pp. 25, 26 y 27.

137
Discurso de Angostura

el más considerado, y los que lo ejerzan serán honrados, respeta-


dos y amados como los primeros y más preciosos ciudadanos de
la República”. Algunos años después en el contexto del decreto de
Antonio Guzmán Blanco sobre la obligatoriedad y gratuidad de la
enseñanza en 1870, y en medio de complejas circunstancias políti-
cas, demográficas y económicas, las mujeres invadirían, desde en-
tonces y hasta hoy, los espacios escolares, con una representación
que supera el 70% en todos los niveles y modalidades34.
La cámara debía elaborar el reglamento de organización y po-
licía de los establecimientos escolares, “especificando la educación
que respectivamente conviene a los niños para que adquieran
desde su niñez ideas útiles y exactas nociones fundamentales, las
más adaptadas a su estado y fortuna, sentimientos nobles y mora-
les, principios de sociabilidad y patriotismo”. Este plan debía ser
aprobado por el Congreso, y así convertirse en ley de la Repúbli-
ca35. Esta idea continuaría desarrollándola aún más:

La enseñanza no es más, digámoslo así, que la disciplina de un


cuerpo de tropas, con la diferencia que a los soldados se les disciplina
físicamente, y a los niños física y moralmente. Mas así como a los
primeros se les instruye desde que se levantan hasta que se acuestan
dándoles a todos sus movimientos y trabajos regularidad, tiempo,
orden y duración, para que resulte un todo bello; así al niño debe
instruirle siguiéndole en todas horas del día36.

Aclara:

Los premios y castigos morales, deben ser el estímulo de racionales


tiernos; el rigor y el azote, el de las bestias. Este sistema produce la
elevación del espíritu, nobleza y dignidad en los sentimientos,
decencia en las acciones. Constituye en grande manera a formar la
moral del hombre, creando en su interior este tesoro inestimable, por

34 Artículo 10.º Ibidem, pp. 154 y 155.


35 Artículo 11.º Idem.
36 Minci. Antología Simón Bolívar. Instrucción Pública, p. 28.

138
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

lo cual es justo, generoso, humano, dócil, moderado, en una palabra


hombre de bien. […] La juventud va a hacer progresos inauditos en
las artes y ciencias. Así como director, el discípulo debe tener ciertas
cualidades al tiempo de entrar en la sociedad: tales son disposición
física y moral para ser enseñadas, dos vestidos por lo menos, un cor-
batín, sombrero y libro37.

La Cámara de Educación tendría, entre sus tareas, elaborar


un censo, el cual recogería información sobre la infancia: niños
nacidos y muertos, su constitución física, salud y enfermedades.
Censaría también a los escolares: progreso, avances, inclinaciones,
cualidades y talentos particulares.

Para hacer todas estas observaciones se servirá de los institutores,


de los curas, de los médicos, de los agentes departamentales, de los
ciudadanos ilustrados y de todas las autoridades, que empezando por
el mismo Presidente, le obedecen todas en materia de educación38.

Además, preocupado por la expansión de la cultura, encargaría


a la Cámara de Educación la dirección de “la opinión pública en
las materias literarias, mientras se establece el instituto filosófico;
examinaría y analizaría las obras que se publicaren sobre cual-
quiera asunto, formando juicio de ellas en el Monitor 5039 del
areópago”40.
Al cierre de estas líneas, podemos concluir que la obra de Bo-
lívar tuvo como fin fundar una nación libre, republicana, donde
sus habitantes, educados, pudieran vivir digna y pacíficamente y
acorde con el mandato de las leyes de la República, en las cuales
debían ser formados. El nudo central de la obra de Bolívar es pe-
dagógico, es educativo, es redentor, es regenerador; es, en primer

37 Ibidem, p. 27.
38 Artículo 12.º Idem.
39 Periódico del Areópago.
40 Artículo 13.º Idem.

139
Discurso de Angostura

término, una revolución en las ideas, en las mentalidades. Sigue en


pie…
Nuestro Libertador Simón Bolívar cierra su Discurso ante los
legisladores de Angostura, con las siguientes palabras que hoy,
más que nunca, deben resonar en nuestros cerebros:

Dignaos, Legisladores, acoger con indulgencia la profesión de mi


conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los ruegos
fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos
conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, emi-
nentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión,
la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la
humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio
de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.
Señor: empezad vuestras funciones; yo he terminado las mías.

BIBLIOGRAFÍA

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

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141
CARÁCTER NACIONAL
Y DIVERSIDAD ÉTNICA
EN EL DISCURSO DE ANGOSTURA
Ricardo Alberto Mata
Que la historia nos sirva de guía en esta carrera

Simón Bolívar
Discurso de Angostura,
15 de febrero de 1819

JUSTIFICACIÓN

Más allá del calendario celebrativo del Bicentenario de la fecha


luminosa del brillante Discurso de Angostura, pronunciado por
Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819, nos hemos propuesto traer
a la palestra pública algunas discusiones sobre la significación
de dicho documento, intentando una relectura de sus aportes
sociales, educativos, étnicos y humanísticos. Nuestro objetivo es
eminentemente pedagógico y en ese mismo sentido intentaremos
recrear, comparar, actualizar y encender el debate público, parti-
cularmente entre comunidades y organizaciones populares, la
escuela y los distintos niveles académicos, sobre la significación
de dicho documento en el marco de la realidad crítica por la que
atraviesa el país en los actuales momentos.
Es ahora cuando la madre Patria, herida, sofocada y amenazada
por el poder imperial y sus aliados, necesita de sus mejores hijos para
aclarar dudas, alumbrando con meridianas luces el duro camino que
le ha tocado vivir y resistir a la Venezuela revolucionaria del siglo
XXI. No tenemos dudas de la magnanimidad de dicho documento
y su vigencia actual. Creemos que el mensaje de nuestro Libertador
trasciende los tiempos y hoy nos coloca ante la obligación de revisar
el pasado y tomar grandes decisiones en materia económica, social y
cambio de conciencia que estremezca a cada venezolano.
Revisar nos permite dar apropiada y justa lectura a las ideas
y proyectos del Libertador sobre la estructuración del nuevo
Estado postindependentista, donde propone refundar el aparato
administrativo, jurídico, político, étnico y sociocultural nacio-
nal. Adaptarlo y actualizarlo es reconocer su valor histórico,
ético y moral. Es reconstruir el ideal bolivariano en tiempos de

145
Discurso de Angostura

transformaciones revolucionarias. También es, de manera peda-


gógica, recoger la siembra del Libertador en tan vasto y aleccio-
nador documento; agrandando su potencial de semillero, sentir
democrático y republicano.
Ello señala la urgente necesidad de resembrarlo en un marco de
futuro más inmediato, es decir, ponerlo a la disposición de nuestra
juventud, de los niños de la patria, crecidos a veces en espacios
escolares y territorios comunitarios lejanos a la figura y la obra del
Libertador Simón Bolívar. Asimismo, es validar el heroísmo patrio
y la gesta bolivariana, sucrense, urdaneteana y chavista, en mo-
mentos en que la patria así lo reclama. En este sentido, es propósito
destacar en el presente ensayo aspectos que seguramente han sido
tocados en magníficas obras dedicadas a estudiar la impronta dis-
cursiva y la herencia historiográfica de Simón Bolívar.
En el presente estudio queremos destacar aspectos sociales y
étnicos que integran el ideal bolivariano, pocas veces menciona-
dos, pero que fundan las bases de la concepción bolivariana de
ciudadanía, aparato jurídico, educación, ética y moral ciudadanas;
ampliadas posteriormente en el proyecto de Educación Popular
del maestro Simón Rodríguez. Es en este sentido que intentamos
abrir nuevos horizontes discursivos sobre la importancia de re-
coger para las aulas y los colectivos sociales las polémicas frases
del Libertador y su incipiente grado de historicidad en la visua-
lización y concepción geohistórica, sociológica y antropológica;
explícitas en apreciaciones, frecuente uso y convicción conceptual
bolivariana que define la comprensión y significación en el Dis-
curso de Angostura de categorías como: carácter nacional, pueblo,
americano, ciudadanía, nacionalidad, diversidad y muchas otras.
Cada término, cada concepción y cuerpo discursivo tienen en
el Discurso sus argumentos, los cuales utiliza Bolívar para reivin-
dicar y justificar la defensa del pueblo, de las nacionalidades, de los
grupos esclavizados (afrodescendientes), indígenas y pueblo llano,
amasijo de sujetos históricos entendidos desde la visión de mesti-
zaje como criollo o criollidad decimonónica. Significativos temas
asoman en el Discurso de Angostura junto al laberíntico análisis
histórico de las estructuras jurídicas de estado antiguo: el mundo

146
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

occidental, las leyes de la nación, los nuevos poderes, los cuales se


entrecruzan y otorgan vitalidad y fuerza epocal a tan importante y
esclarecido documento.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El sistema colonial que impone España a las posesiones de sus


colonias de Ultramar, lleva implícita la exclusión de los habitan-
tes de territorios que eran utilizados para la expoliación de sus
recursos y explotación de la mano de obra esclavizada. Venezuela
no queda excluida de tan inhumanas relaciones de producción,
modos de explotación y trato a la población nativa. El nuevo siste-
ma tiene como fundamento el aniquilamiento y destrucción de la
cultura, memoria y cosmovisión de sus habitantes.
Desde sus inicios los estamentos del sistema de dominación
condenaron al indígena, luego a los grupos étnicos provenientes
de África y las islas Canarias, a la esclavitud y trabajos forzados en
encomiendas, minas, haciendas y plantaciones agrícolas. El mundo
moderno, en los comienzos del siglo XIX, mantuvo la misma es-
tructura económica, sociopolítica y jurídica del Estado colonial. A
través de leyes que propiciaban la exclusión, esclavización, discrimi-
nación y racismo, condenaron a los sujetos sociales y comunidades
autóctonas a la invisibilidad y al “olvido”. Asumido el “mestizaje”
como teoría y discurso epocal, se tergiversó la comprensión del “ca-
rácter nacional” y su comprensión de diversidad étnica. La concep-
ción de lo “criollo” como “mayoría” y fruto conciliador de las clases
sociales, derivó en los campesinos e indígenas. Los pardos, zambos
y morenos no fueron tomados en cuenta por la legislación, las es-
tructuras de Estado, los sectores dirigentes, ni en las Constituciones
de la época de la emancipación. Al respecto dice Bolívar:

Los americanos en el sistema español que está en vigor y quizá con


mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el

147
Discurso de Angostura

de siervos propios para el trabajo y, cuando más, el de simples consu-


midores1.

La legislación y las estructuras de Estado, las clases sociales en


los siglos posteriores, XIX y XX, copiarían modelos, relaciones
y visiones sobre los componentes de la población condenados al
“olvido” por el racismo y la exclusión de los sectores dominantes.

ANGOSTURA, CORAZÓN DE VENEZUELA

¿Por qué Guayana? nos preguntamos los venezolanos. Guaya-


na fue siempre un emporio económico, biocultural y estratégico
que, bien temprano el proceso colonizador, llamó la atención de
las potencias extranjeras europeas, especialmente Inglaterra,
Holanda y Francia. Desde 1812, la región que bordea el gran río
Orinoco, limita con el Esequibo y desemboca en el Delta había
sido, en gran parte, asiento de enconadas luchas. Fue locación
estratégica para que un significativo grupo de realistas, apoyados
fundamentalmente por grupos religiosos, dominara la región en
contra de la causa patriota.
La abundancia y salud económica de la región otorgaron atrac-
tivos importantes al sur de Venezuela. Esto lo sabían la Iglesia, los
curas Capuchinos y los sectores dominantes instalados en las orillas
del gran río Orinoco y su delta. El comercio internacional, los recur-
sos agrícolas, ganado y otros atractivos sirvieron a realistas y comer-
ciantes hispanos y extranjeros, como salvoconducto y plaza comer-
cial al sur. Su fortaleza económica se fundamentaba en que fue:
a) Centro del comercio proveniente de los llanos y Andes ve-
nezolanos
b) Importante vía fluvial que penetraba la región guayanesa y
el sur.
c) Puerto de embarque y desembarque del comercio del Caribe
y el Atlántico, proveniente de Europa.

1 Simón Bolívar. Carta de Jamaica. 1815. Revista Memorias de Venezuela,


Nº 11, diciembre de 2009. p. 29.

148
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Por estas y otras razones, desde los inicios de la independencia,


1810, y especialmente desde 1817, el Libertador dirige todos sus
esfuerzos militares, estratégicos y mirada penetrante hacia el sur
del país. Analiza su importancia y evalúa la necesidad de su pose-
sión para emprender desde allí la reconquista del país. Debido a su
importancia económica y fluvial, era una necesidad desde 1811 su
ocupación y anexión a la causa independentista. Estratégicamente
Guayana representaba la vía natural al mar de las Antillas, la rela-
ción permanente con los llanos a través del comercio de ganado
con las provincias llaneras (Barinas y Apure). Militarmente, era
la base de recepción de armas, comercio exterior, infiltración y
apoyo de los realistas desde el exterior.
Desde los lamentables sucesos de Carúpano, Ocumare de la
Costa en 1816, los líderes del movimiento de liberación del orien-
te, J. B. Bideau, M. Cedeño, J. T. Monagas y M. Piar, conociendo el
potencial económico y estratégico de la región, intentaron planes
para su toma militar. Fue Manuel Piar, en el año 1817, quien logra
establecerse, y desde la población de Upata procede a organizar
el ejército, los poderes municipales, el comercio, los servicios y
sus autoridades locales. Así lo expresa M. A. Saignes (1997): “…
procedió a nombrar funcionarios y a labores administrativas y
militares destinadas a una organización permanente y al aprove-
chamiento de las ventajas de la región” (pp. 194-195)2.
Con la victoria militar de Manuel Piar sobre el realista De la
Torre, en la batalla de San Félix, el año 1817, gran parte de Gua-
yana pasa a manos de los patriotas. Simón Bolívar, considerando
la importancia del momento (liberación de Margarita, casi todo
el oriente y parte de Guayana), emprende gestiones entre el ejér-
cito que lo acompaña para tomar militarmente Angostura. El 4 de
abril de 1817 se instala en tierras del Orinoco, frente a la histórica
Angostura. Allí mismo, conoce de los acontecimientos en Cariaco
ocurridos el 20 de mayo de ese año. Sin la anuencia de Simón Bo-
lívar, una junta, convocada por el canónico Cortés de Madariaga y

2 Miguel Acosta Saignes, Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificul-
tades. Ediciones de la. Biblioteca UCV, Caracas.

149
Discurso de Angostura

presidida por Santiago Mariño, instala el conocido “Congreso de


Cariaco”. El mismo debía tomar como sede y capital a La Asun-
ción, isla de Margarita. Entre los resultados más evidentes del
Congreso se encuentran:
a) Desconocimiento de la autoridad de Simón Bolívar,
b) Creación de un triunvirato, con la participación de Bolívar,
c) Otras medidas, lesivas a la autoridad y a la estructura de
Estado centralizado.
En este sentido, cabe destacar los motivos y tendencias que
animaron dicha reunión. Desacuerdos y dolencias no saldadas del
primer Congreso Constituyente del año 1811 y las rencillas perso-
nales no resueltas de los años 1814 y 1816, en Carúpano, influye-
ron seguramente en el ánimo y los resultados de dicho Congreso:
1) La asunción del federalismo contra la visión centralista de
Bolívar,
2) Instalación y organización de un nuevo Estado que desco-
nociese la jefatura de Simón Bolívar,
3) La Tercera República nace huérfana, sin el Libertador.
Al enterarse en Angostura de sus deliberaciones, Bolívar des-
conoce y escribe al respecto: “Se diluyó como casabe en el caldo
caliente”. El 30 de octubre del año 1817, el Libertador decreta la
creación del Consejo de Estado para la organización del Poder
Legislativo. Además, organiza las cuestiones relacionadas con
la Administración del Estado, el Ejército y pasa a dictar la nueva
Constitución de la República. El Consejo de Estado se instala el
10 de noviembre de 1817, declarando a Angostura capital de la
Tercera República.

BOLÍVAR: PERSONALIDAD Y LIDERAZGO

EL PROYECTO BOLIVARIANO
DE ESTADO NACE EN EL SUR

Estudiosos y biógrafos de Simón Bolívar han hecho notar la


siempre constante y contradictoria actuación del Libertador en
los acontecimientos de la epopeya libertaria. Entre victorias y

150
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

resultados adversos agota su juventud y fuerza de gigante en la


cruenta guerra de emancipación (1810-1830). En su ínterin se
manifiestan las razones, la lógica, las contradicciones y los pro-
yectos de la personalidad en la historia. Una de sus fortalezas, el
liderazgo, lo ejerció con voluntad y disposición al realismo de la
vida que le tocó vivir.
Esa disposición innata a vencer obstáculos y sobreponerse a las
dificultades, ya sea para pronosticar los acontecimientos o para
imprimir un halo de voluntad premonitora a los hechos, lo persi-
guió durante toda su corta y trajinada existencia. Para el acontecer
o para el porvenir, Simón Bolívar demostró poseer energías y
fuerza extraña, pasión y calor en frio de los acontecimientos vi-
vidos o por nacer. Cierto es que hay en él una inclinación innata a
sobreponerse a los difíciles momentos y situaciones conflictivas.
Esto llevó a Miguel Acosta Saignes a calificarlo como el “Hombre
de las utopías y las dificultades”3.
A estos elementos demostrados en el escenario de guerra, la
revolución de Independencia unió otros muy importantes. Esa
misma fuerza vital, pre-visionaria y firme en las experiencias y
momentos cruciales, lo llevó a mostrarse como individuo dotado
de talento y destrezas para desempeñar diversas funciones y ofi-
cios a los que se entregó con pasión inusitada: soldado, estratega
militar, estadista, constitucionalista, periodista, diplomático, his-
toriador, entre otras facultades.
Una vez maceradas sus convicciones teóricas y proyectos de
vida el año de 1815, en la isla de Jamaica, se lanza a la construcción
del destino final de lo que habían sido proyectos inacabados ex-
puestos en Cúcuta (1812), en El Manifiesto de Carúpano (1814),
en la Carta de Jamaica, en 1815 y en el Discurso de Angostura, en
1819. Su confección y obra final es la creación de la Gran Colom-
bia. Para la construcción de este importante documento, el Liber-
tador debía volcar su sabiduría, sus conocimientos históricos, sus
lecturas y experiencias propias sobre el naciente estado postinde-
pendentista.

3 Miguel Acosta Saignes, Bolívar, acción y utopía... op. cit.

151
Discurso de Angostura

Angostura representa para Bolívar la concreción y actuación


del sereno y experimentado estadista que responsablemente ve
el momento de reformular y transformar el Estado burgués de
comienzos del siglo XIX. Habiéndose paseado por diversos esce-
narios de guerra, de enconado divorcio y ataques por parte de sus
congéneres patriotas, asedio a través de largos y peligrosos cami-
nos de las regiones de Venezuela y parte de Suramérica.
En los primeros días de mayo de 1817, está ahora a orillas del
gran río Orinoco, listo para exponer sus experiencias, sus sueños
y sus desvelos en el proyecto que presentará ante el Magno Con-
greso de Angostura. En el mismo no solo se pasea por las expe-
riencias constitucionales y parlamentarias del Mundo Antiguo y
el Medio Oriente; sino que revisa también las contemporáneas; se
inclina por la Constitución inglesa, pero también ofrece loas, cré-
dito y admiración a la democracia norteamericana.
Bolívar recomienda no copiarlas textualmente y advierte sobre
sus virtudes, ventajas y errores. Por otro lado, con pie de gigante
avanza y se adelanta a ellas al proponer un cuarto poder: el Poder
Moral. El mismo abarca estos principales aspectos:
• Formación ciudadana para el cultivo de las virtudes, los va-
lores, la educación y las costumbres conforman el proyecto
de formación del nuevo republicano.
• Humanismo, con atención centrada en el ser social y la ciu-
dadanía. Alerta al problema de las nacionalidades, sobre la
importancia de la diversidad étnica (pueblos indígenas, es-
clavizados y pueblo americano). Clama por los derechos de
la población esclavizada, participante en la independencia
nacional.
• Soberanía y paz. Destinos finales del proyecto republicano.
• Unión latinoamericana y pensamiento antiimperialista.
Visión y anfictionía de la unidad de los países de Suramérica.
• Concepción del Estado de acuerdo con el carácter y la
diversidad nacionales (inclusión de las clases sociales) y
grupos étnicos.
Desde nuestra apreciación personal, destacamos en el Dis-
curso una visión y convicción amplia: formativa, histórica y

152
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

antropológica del ser social. Con respecto al Estado, cree que las
leyes y las buenas costumbres, las tradiciones, entre otras, son la
fórmula para la lucha contra la corrupción y por el saneamiento del
Estado. De allí, debe nacer la nueva sociedad, el nuevo republicano.

CARÁCTER NACIONAL Y DIVERSIDAD ÉTNICA

Nos preguntamos: ¿Cuál es la concepción del Estado nacional,


de ciudadanía y engranaje del carácter nacional, cuál la equidad y
calidad de individuo, de ciudadano idóneo a la naciente repúbli-
ca? Al respecto dice Simón Bolívar:

… Nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la libertad,


cuanto que estábamos colocados en un grado inferior al de la servi-
dumbre porque no solamente se nos había robado la libertad, sino la
tiranía activa y doméstica4.

En ocasiones, el Libertador asume la vocería de la clase social


dominante que aspira deslastrarse del poder hispano para asumir
las riendas de la nueva sociedad, un nuevo Estado que establez-
ca nuevas reglas del Estado nacional. Para Bolívar, el ciudadano
común fue colocado en una escala social muy baja, alejado total-
mente de las esferas del poder gubernamental, sin derecho cons-
titucional, sin educación, ni derecho al trabajo. Eso sí, serviles al
Estado opresor que les exprime hasta el cansancio físico y mental
su fuerza de trabajo. Al analizar la situación de Venezuela Bolívar,
no solo descarna los tipos de regímenes vividos en América, sino
también el comportamiento del Estado español del cual se expre-
sa: “Unido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia de
la tiranía y de vicios no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder,
ni virtud”5.

4 Simón Bolívar, Discurso de Angostura: Poder Ciudadano, 2010, Caracas,


p. 6.
5 Ibidem, p. 7.

153
Discurso de Angostura

En el Discurso de Angostura, el Libertador da un salto prodi-


gioso en la visualización del individuo-masa-pueblo sin derechos
constitucionales, pero explotado por el Estado colonial y postco-
lonial. Es a partir de aquí (propuesta fundamental del Discurso
de Angostura), que escruta y expone el tema de la emancipación
e independencia. Su verdadero sostén son los estratos sociales
más bajos; el pueblo llano que él denomina de distintas manera:
pueblo, ciudadano, americano. La idea y concreción de la inde-
pendencia, la libertad, la igualdad de todos sus miembros, además
de la defensa y la soberanía nacional, conforman en Bolívar la ver-
dadera emancipación nacional del yugo y la opresión de potencias
extranjeras.
El fundamento filosófico y político social del sistema republi-
cano propuesto por Simón Bolívar en el trascendental documento
histórico conocido como Discurso de Angostura (1819) se afianza
hoy, en nuestra realidad –tal como lo afirmamos en la lectura de
los gráficos ubicados al final del ensayo–, en los aspectos siguien-
tes:
• Arquitectura jurídica de la nación venezolana en todos sus
niveles.
• Novedosa concepción de ciudadanía.
• Poder Moral para la justa aplicación de las leyes y la lucha
contra la corrupción dentro de las estructuras del Estado.
• Educación integradora: vinculada al poder ciudadano, la
creación de conciencia y valores patrios.
• Propuesta humanística de Estado con reconocimiento de la
diversidad climática, étnica, territorial y cultural.
Otros aspectos significativos en dicho documento son las
aportaciones de Bolívar a la concepción de “Estado” o República
democrática: La misma se afinca en la idea central de “ciudadanía”,
Al respecto dice: “… la majestad de un pueblo, capaz de formar
la dicha de una nación”. Para el Libertador, la nación no solo son
leyes, estructuras administrativas, gobierno, negocios e inversio-
nes. También son: los territorios, la diversidad étnica y climática,
las costumbres, su religiosidad y tradiciones. Conocedor de esos
pueblos que lucharon en la independencia, Simón Bolívar intentó

154
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

advertir al Ilustre Congreso sobre la necesidad de conocer las


identidades étnicas y la diversidad cultural que les asistía. Sobre
este respecto, al sugerir las nuevas leyes y estructura de Estado,
Bolívar opinaba que: “… Deben ser relativos a lo físico del país,
al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al
género de vida de los pueblos”6.
Bolívar previó la creación de un cuarto poder o Poder Moral,
donde reivindica la importancia del Parlamento (Areópago), las
leyes y los jueces, su perpetuidad, la educación y la lucha contra la
corrupción. A pesar de que no fueron aprobados sus postulados,
los venezolanos debemos reconocer los sustanciales aportes diri-
gidos a sanear el aparato burocrático e intento de estructuración
y arquitectura del Estado decimonónico, hacia el nuevo Estado
republicano.

CONCLUSIONES FINALES

Al revisar lo expuesto en este modesto trabajo quiero resumir


aspectos que en el mismo consideramos vitales para la compren-
sión de los aportes del Libertador, en los cuales resalta su condi-
ción de estadista visionario y en mucho se adelanta a los teóricos y
estadistas contemporáneos. Primero, los conceptos como: ciuda-
dano, ciudadanía, carácter nacional y diversidad. Con los mismos
construye una visión antropológica inmersa en la nueva arquitec-
tura del Estado republicano.
Para postular esta tesis, nos basamos en la insistente aprecia-
ción y definición de “pueblo soberano” como sujeto del sistema
republicano. También es significativo subrayar la tesis bolivariana
sobre la cuestión étnica y la diversidad cultural, lo cual sintetiza
en aspectos como: la diversidad territorial, el carácter nacional,
las costumbres, las tradiciones familiares. Esto no es otra cosa que
una alta comprensión por parte de Simón Bolívar del tema de la
diversidad cultural y étnica.

6 Ibidem, p. 12.

155
Discurso de Angostura

En diferentes momentos del discurso, menciona, de manera


reiterada, el cuidado, la atención y especial preocupación por los
indígenas y los pueblos esclavizados (afrodescendientes). Para
ellos decretó la “abolición de la esclavitud” (Carúpano y Ocumare,
1816). Nuestro Libertador entendió perfectamente que de la inte-
gración de los estamentos criollos (esclavizados, campesinos, mo-
renos y pardos, en fin, lo binacional) al Estado nacional dependía
la paz, la igualdad y la tranquilidad del país.
Poco tiempo después, el valiente y revolucionario Ezequiel
Zamora, levantando las masas campesinas “olvidadas” por los
legisladores del año 1819, concedía la razón a Bolívar. El pueblo
salió a reclamar sus derechos a terratenientes y sectores dominan-
tes. Implícito y explícito en el Discurso de Angostura está el tema
de la comprensión de la diversidad. Doscientos años después, aún
sigue vigente, pese a los aportes de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. En tiempos actuales, es un importante
aporte humanitario a la correlación étnica y cultural existente en
Venezuela y algunos países de Suramérica.
Finalmente, no se trata, en ningún caso, de reeditar estudios y
polémicas sobre las “razas”, como lo han planteado algunos auto-
res. Entendemos que nuestro Libertador estuvo claro en relación
con el sufrimiento, luchas, extinción y expoliación a la que han
sido sometidos los pueblos originarios nuestramericanos: indíge-
nas, afrodescendientes y canarios en Suramérica. A nuestro juicio,
sus tesis y apreciaciones sobre la diversidad étnica no han sido
objeto de la debida atención y juiciosa interpretación pedagógica
y humanística que permita su traspolación a la etapa de desarrollo
y comprensión de la dinámica sociocultural de la Venezuela con-
temporánea.
Como síntesis de nuestras ideas, incluimos este mapa y estos
gráficos que resumen las ideas que hemos planteado:

156
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Mapa 1. La región guayanesa

Fuente: https://prensaguayanes.files.wordpress.com/2017/11/bolivarciudades1.gif

Gráfico 1. Discurso de Angostura

Fuente: elaboración propia.

157
Gráfico 2. Discurso de Angostura: concepción
de ciudadanía y conciencia social

Fuente: elaboración propia.

Gráfico 3. Vigencia del Discurso de Angostura

Fuente: elaboración propia.


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CONTEMPORANEIDAD SOCIOHISTÓRICA
DE LOS LLANEROS APUREÑOS CON
EL DISCURSO BOLIVARIANO DE ANGOSTURA
EN VÍSPERAS DE SU BICENTENARIO
Argenis Méndez Echenique
El eterno fluir político hizo fundamentar
a Platón la ciencia política,
pues “si deseamos cambiar la vida ética de los hombres…
el primer problema y el más urgente es encontrar
el verdadero orden político”

Enrique González Pedrero

Hoy, y en cualquier otra circunstancia, constituye un reto


elaborar un ensayo sobre la contemporaneidad de los llaneros de
Apure en su propio devenir con los sucesos que condujeron al Li-
bertador Simón Bolívar a convocar el segundo Congreso Nacional
de nuestro país, que se instaló en la ciudad guayanesa de Angostu-
ra, el 15 de febrero de 1819, con la lectura del magistral documen-
to conocido como Discurso de Angostura, pieza fundamental en el
forjamiento ideológico, político y constitucional de nuestra actual
República Bolivariana de Venezuela.
Existe abundante material bibliográfico sobre la obra bolivaria-
na, hasta el extremo de hacerse alérgico a algunos destacados in-
telectuales venezolanos que ven en esta proliferación de estudios
históricos un exagerado culto a la personalidad y, además, como
una “ideología de reemplazo” al socialismo vigente antes de la
caída del Muro de Berlín1.
Esta contemporaneidad debe establecerse atendiendo a la segun-
da acepción de la definición que da el Diccionario de la Real Acade-
mia Española2 para el vocablo “contemporáneo”: “relativo al tiempo
o época en que se vive”. Ahora se refiere al paralelismo temporal de
los hechos acaecidos en la sociedad llanera apureña y las vivencias
para esa misma época de un personaje tan relevante en la historia

1 Tomás Straka, ¿Hartos de Bolívar? La rebelión de los historiadores contra


el culto fundacional. Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Nº
365, tomo XCII, Caracas, enero-marzo de 2009, pp. 51 -91.
2 Real Academia de la Lengua, Diccionario de la lengua española, tomo I,
22.ª edición, México, 2009, p. 636.

163
Discurso de Angostura

patria como fue el Libertador Simón Bolívar. Como es de suponer,


el presente texto no es ni debe considerarse un estudio exhaustivo
del tema, más cuando no constituye, ni se pretende lo sea, un análi-
sis a profundidad. Es un somero ensayo de aproximación.
El mismo proceso político de Apure explica las condiciones so-
cioculturales favorables a la Independencia que encontró Bolívar
en su gente, producto de una idiosincracia de pueblo muy parti-
cular, forjada a golpes de aventuras y desventuras sociopolíticas,
muchas de ellas contra la formalidad institucional española.
Adolfo Rodríguez3 da una posible explicación a esa rebeldía del
llanero ante el poder real instituido:

De la invasión hispana del territorio de los actuales llanos colombo


venezolanos, en el siglo XVI, a la proclama del Libertador Simón Bo-
lívar en 1818 reconociendo a sus habitantes llaneros como “indepen-
dientes a pesar del imperio español”, median casi tres siglos, en que el
paisaje y la cultura local experimentan una notoria transfiguración…
de la ganadería mayor proveniente de Europa (bovinos, equinos y
otros). Y, particularmente, la llanerización del caballo traído para
oprimir, invistiéndose, a un tiempo, de energía liberadora. Que al
asumirlo, etnias y demás grupos sociales perseguidos, para montar,
configuran una cultura que acrecienta así, el conocimiento y control
del nuevo hábitat…

La dirigencia política de la revolución emancipadora no cali-


brará, oportunamente, la fortaleza de una cultura con poderío su-
ficiente como para incidir determinantemente en la caída de dos
proyectos republicanos (1812 y 1814). De manera tal que, adver-
tido Bolívar de ello, los asuntos comienzan a favorecer su causa,
como apunta en 1817: “Ahora más que nunca debemos confiar en

3 Adolfo Rodríguez. Condiciones que favorecieron un clima emancipatorio


en los llanos colombo-venezolanos. Ponencia presentada en el XI Sim-
posio Internacional de Historia de los Llanos Colombo-Venezolanos:
Bicentenario de la Independencia, 20 de julio de 1810 - 20 de julio
de 2010. Támara, Casanare, República de Colombia, julio 17 al 20 de
2010; jueves, 5 de agosto de 2010.

164
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

la fortuna, ya que empezamos la restauración de Venezuela por


donde debemos: por el Orinoco y por los Llanos”
Ahora, bien, aun cuando la existencia de estos llanos del sur
era conocida por los europeos desde los primeros tiempos de
los Welsers en el siglo XVI en sus incansables excursiones tras el
sueño del Dorado y la incursión fluvial “descubridora” de Miguel
de Ochogavia a mediados del siglo XVII, que no fue más allá de la
efímera fundación de San Miguel del Castillo de la Nueva Cala-
tayud en 16514 , a mediados del XVIII, más de cien años después,
todavía se le menciona como “la Otra Banda del Apure”, tierra
ignota y misteriosa, poblada solo por belicosos y trashumantes in-
dígenas, fieras, serpientes y numerosos rebaños de reses realengas.
La presencia invasora del europeo depredador comienza a
sentirse con mayor intensidad cuando los hijos de Loyola son
expulsados de todo el imperio español (1767) y los pocos pueblos
misionales llaneros de Apure, a orillas del Capanaparo, Sinaruco y
Meta, quedan abandonados y a la deriva5. Luego los Capuchinos
andaluces, con sus famosas “entradas”, ocupan el vacío dejado
por los jesuitas y reinician, oficialmente, en la segunda mitad del
mismo siglo XVIII (1769), la labor evangelizadora en estas inhós-
pitas regiones, comenzando prácticamente desde cero.
Sin embargo, el indígena llanero, acostumbrado a actuar libre-
mente y sin rendir pleitesía alguna a las autoridades reales o reli-
giosas, en su contacto con entes foráneos, legales o no, recibe otros
aportes étnicos (blancos desarraigados de sus comunidades norte-
ñas o contrabandistas y negros esclavos escapados de las hacien-
das cacaoteras e ingenios azucareros del centro del país), aprende
un nuevo modus vivendi. Se familiariza con nuevos instrumentos
de trabajo y de solaz entretenimiento, con las aves de corral, los
cerdos, los asnos, las vacas y el caballo, haciéndose diestro jinete

4 Adelina Rodríguez Mirabal, Latifundio ganadero y conflictos sociales en


los Llanos de Apure 1700-1800. Caracas, Fundación Editorial Tropykos,
Universidad Central de Venezuela, 1995, pp. 29-31.
5 Edda Samudio y José del Rey Fajardo. Jesuitas, haciendas y promoción
social en la Orinoquia, Mérida-Venezuela, Universidad de Los Andes.
Ediciones del Rectorado, 2006, pp. 43, 68, 69, 111.

165
Discurso de Angostura

vaquero, e inspirado en el paisaje se trasluce poeta y trovador,


además de hábil en el manejo de la lanza, que le sirve de útil ins-
trumento pastoril en su faena cotidiana y para defenderse de las
fieras en constante acecho. Analfabeto en las letras de molde, pero
sapientísimo en el conocimiento de su virginal y cerril naturaleza.
En este nuevo ente humano está el germen del Centauro Llanero
de la Independencia.
Se da por sentado que la historia la construye el pueblo a través
del tiempo, como lo señalan los especialistas de esta disciplina
científica (Marc Bloch, por ejemplo). Los líderes, los caudillos,
los dirigentes, son solo expresión de necesidades colectivas en un
determinado momento del devenir histórico de una comunidad.
Ya lo señalaba José Martí, como lo recoge Miguel Acosta Saignes
en epígrafe de entrada al libro Bolívar: Acción y utopía del hombre
de las dificultades6: “No es que los hombres hacen los pueblos, sino
que los pueblos, en su hora de génesis, suelen ponerse vibrantes y
triunfantes, en un hombre”. Y este excelente exégeta bolivariano,
Acosta Saignes, señala que “Bolívar sintetiza históricamente el es-
fuerzo de miles y miles de combatientes a quienes él condujo, pero
de quienes aprendió y sin los cuales nada hubiera podido hacer”7.
Así también el mexicano Miguel León Portilla8 señala otra
de sus múltiples facetas cuando llama a Bolívar “Historiador del
Futuro”, basándose en los planteamientos del Manifiesto de Carta-
gena y de la Carta de Jamaica, en su ensayo “Visión invencible de
la historia”.
Por ello, consideramos que el presente proceso revolucionario
venezolano iniciado por el comandante Chávez hinca sus raíces
en lo más profundo de esa recóndita historia del pueblo indoa-
mericano, y él supo sacarlo a flote magistralmente, poniéndolo en
indetenible marcha hacia un mañana promisor. El pueblo ansiaba

6 Miguel Acosta Saignes, Bolívar: Acción y utopía del hombre de las dificul-
tades, Casa de las Américas, La Habana, 1977 (Premio Extraordinario
Bolívar en Nuestra América. Ensayo).
7 Ibidem, p. 11.
8 Miguel León Portilla. Revista Memorias de Venezuela, Nº 2. Caracas,
Centro Nacional de Historia, marzo-abril de 2008, pp. 42-45.

166
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

justicia social, libertad y soberanía, y en esa lucha están todos los


genuinos venezolanos que quieren a su país.
La elemental historia aprendida en la escuela primaria, una
historia episódica, diríase que coyuntural, se reducía general-
mente a la vida y actuación de determinados personajes (héroes,
caudillos o santos), autores y actores de altisonantes sucesos
nacionales e internaciones (en deslumbrantes textos a los ojos
infantiles, de Historia Universal, Historia de América, Historia
de Venezuela); estudios posteriores han ampliado esa concepción
inicial y hoy se la concibe como una potente arma ideológica que
debe utilizarse en la lucha por la reivindicación de los derechos
humanos y ciudadanos de cualquier habitante de este planeta
Tierra. Esta posición concuerda con la propuesta de L. Althusser,
en su libro La filosofía como arma de la Revolución, al hablar sobre
la “teoría de la producción del conocimiento”.
Es necesario crear conciencia histórica y revolucionaria. Por
tanto, la historia hay que estudiarla, con pleno sentido de perte-
nencia, no solo desde el aspecto económico, como señalaban los
teóricos materialistas pioneros, sino también utilizando criterios
de totalidad o integralidad gestáltica, con visión caleidoscópica,
desde todos los ángulos posibles: filosófico, social, político, eco-
nómico, militar, geográfico, religioso, psicológico, educativo… Y
por ello, se necesita aprender del quehacer haciendo del pueblo en
marcha, como enseñaba el maestro Brito Figueroa9.
Ahora los mecanismos para combatir el permanente, ato-
sigante y alienante ataque a nuestra identidad e idiosincracia
latinoamericana y venezolana, amante de la paz, la concordia y
la solidaridad continental, deben estar encaminados a crear una
clara conciencia patriótica, bolivariana y revolucionaria, que
haga comprender el peligro en que se está de perder la libertad, la
soberanía y la independencia, si caemos bajo la férula del neoco-
lonialismo imperial y capitalista yanqui, que aliado con nefastos

9 Federico Brito Figueroa, Historia disidente y militante, Problemas de mé-


todo y métodos en historia económica y social. Santa Fe de Bogotá, Plaza
& Janés, Universidad Rómulo Gallegos, Venezuela, 2000.

167
Discurso de Angostura

y serviles lacayos internos, o solapados en organismos internacio-


nales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el
llamado “Club” de Lima, solo persigue apoderarse de las riquezas
del subsuelo de estos países. Ellos, los grandes magnates del capi-
tal, hasta ahora, han venido saqueando impune y criminalmente
los recursos naturales de todo el mundo, masacrando pueblos, y
pretenden seguir haciéndolo. A ellos lo menos que les interesa es
defender los derechos de los pueblos, la “democracia”, y reivindi-
car los derechos humanos y ciudadanos de la gente. En su criterio,
eso es pura basura.
Luego de este breve preámbulo, se trata el tema de la sociedad
apureña y su contemporaneidad con el Discurso de Bolívar en la
inauguración del Congreso de Angostura. Sin poseer la maes-
tría de un experto como Fernando Braudel, autor, entre otras
magníficas obras historiográficas, de El Mediterráneo y el mundo
mediterráneo en la época de Felipe II (1949), todo un portento de
sabiduría en la materia, pero se hace modestamente el intento.
Para hablar de los momentos históricos iniciales de la presen-
cia europea en Apure hay que comenzar aludiendo necesaria-
mente a la íntima vinculación de esta región con la de Barinas. La
Provincia de Barinas había sido creada por Real Cédula de Carlos
III, el 15 de febrero de 1786, en jurisdicción de la Capitanía Gene-
ral de Venezuela (existente desde septiembre de 1777); sus antece-
dentes históricos están en que “… en 1742, una Real Cédula del 12
de febrero relevó a la Provincia de Caracas de toda dependencia
virreinal (…). Las otras circunscripciones (Maracaibo –que com-
prendía los Andes, el territorio barinés y el apureño–, Cumaná,
Guayana, Margarita y Trinidad) permanecieron bajo la jurisdic-
ción militar del virrey de Santa Fe hasta 1777”10.
La descripción que hace Fray Jacinto de Carvajal11, capellán de
la expedición que partió de Barinas en 1647, sobre los habitantes

10 Bernardo Briceño Monsillo. La Provincia de Barinas. Creación y límites,


1786. Mérida, ULA, 1987, p. 16.
11 Fray Jacinto de Carvajal. Descubrimiento del río Apure. Caracas, Ma-
drid, Ediciones EDIME, Grandes Libros Venezolanos, 1956, p. 80.

168
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

indígenas de la región apureña, de los caudalosos ríos y otros


amplios espacios acuáticos, de una flora multicolor y de una rica
y variada fauna, con abundancia de reses vacunas en estado silves-
tre, hacen pensar en un inagotable manantial de riqueza natural,
parecido al Paraíso Terrenal. El cronista Carvajal estaba imbuido
de un inmenso caudal de fantasías medievales y veía las cosas con
ojos de beatífico ensueño bíblico.
Con todo y lo fabuloso de sus relatos, consideramos que Fray
Jacinto de Carvajal debe ser catalogado como el primer cronista
de la región llanera, y, muy especialmente, de la apureña.
Se infiere que esas reses que poblaban las regiones llanas de “la
otra banda del Apure”, llegaron algunas escapadas de los estable-
cimientos ganaderos ubicados en las zonas de pastos del centro y
norte de Venezuela; y otras, escapadas de los rebaños que condu-
cían los grupos expedicionarios para su abastecimiento, que, en
diferentes épocas, buscaban el Dorado. También pudo ser de las
que llevaba, a mediados del siglo XVI, por ejemplo, Cristóbal Ro-
dríguez, desde El Tocuyo hasta Tunja, por el primer camino gana-
dero del que se tiene referencias12. Y ese ganado salvaje era cazado
inicialmente por los indígenas al igual que cualquiera otra pieza
de cacería. Ese fue el principal atractivo que vieron los codiciosos
invasores en estas tierras de infinitos horizontes, por cuanto valían
más las reses que los terrenos ocupados.
Con la creación de la Provincia de Barinas, en 1786, y la fun-
dación de la villa de San Fernando de Apure, en 1788, con 200
avecindados de origen europeo, como lo establecían las Leyes de
Indias, recogidos en los campos aledaños, por el gobernador y
comandante militar de la misma, don Fernando Miyares González
(nunca firmó de otra manera), se puso freno a esa penetración
ilegal saqueadora de la riqueza pecuaria regional.
Se deduce que el territorio apureño había quedado desguarne-
cido luego de la expulsión de los jesuitas y sin muestras notorias
de presencia europea para ese momento; por ello en 1769 (carta

12 Nieves Avellán de Tamayo: En la ciudad de El Tocuyo, 1545-1600. Aca-


demia Nacional de la Historia. Caracas, 1997, 477 y ss.

169
Discurso de Angostura

del 16 de diciembre), Fray Jerónimo de Gibraltar, misionero


apostólico capuchino en la Provincia de Venezuela, solicita al
gobernador de la misma, José Solano y Bote, que lo autorice para
iniciar la reducción de los indígenas existentes entre el Meta y el
Apure, como se refleja en documento que se conserva en el Archi-
vo General de la Nación (Caracas, 222), según referencia de Fray
Buenaventura de Carrocera13:

… para proceder con acierto al caso de fundaciones como también


de camino tratar con las naciones de indios de su reducción y po-
blación, para lo que se hacen indispensables varias gratificaciones
de rescates y herramientas para agradar y habilitar a dichos indios
a que se funden en su propio país, lo que considero harán gustosos,
respecto a que ya van poblados en dicho terreno tres pueblos de
indios [probablemente San José de Leonisa de Cunaviche, San Juan
de Payara y San Rafael de Atamaica] sus circunvecinos, que de dos
años a esta parte tienen fundados mis hermanos misioneros de esta
provincia…

Como ya se mencionó, es en este tiempo cuando se comenza-


ría a conformar étnica y culturalmente un nuevo ente humano,
una neoetnia, en el decir del llanerólogo Adolfo Rodríguez14,
originado en el cruce de genes e intercambio de valores culturales
aportados por blancos aventureros, indígenas seminómadas y
cimarrones africanos, acompañados del caballo y las reses vacu-
nas realengas. El resultado fue el llanero, “hombre a caballo y de
sabana abierta”.
“El Llano nuestro se dio el lujo de fabricar hombres a su imagen
y semejanza y los difuminó luego con la soledad y las sequías para
que sus nombres se olvidaran para siempre”, según el intelectual

13 Fray Buenaventura de Carrocera, Misión de los Capuchinos en los Llanos


de Caracas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1972, pp. 141-
143.
14 A. Rodríguez, Los llaneros. La utopía que cabalga entre Venezuela y Co-
lombia. Caracas, Fondo Editorial Ipasme, 2012, pp. 171-172.

170
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

araucano Hugo Mantilla Trejos15. Existe, en pocas palabras, una


firme consustanciación del hombre con el ambiente, con la madre
naturaleza, con una gran fuerza telúrica.
Algunos autores, al analizar la presencia europea en esta zona
llanera, expresan que

… en Apure no puede hablarse propiamente de penetraciones de


conquista por cuenta del recién llegado y sí solo de mera ocupa-
ción. Los indígenas, poco abundantes en el territorio estatal, bien se
mezclaron rápidamente con el español o bien, al tratarse de pueblos
aborígenes de vida muy primitiva, se aislaron en las inmensas y poco
codiciadas tierras que se extienden entre los ríos Capanaparo y Meta
o entre el Sarare y el Arauca16.

De allí la hispanización tardía, o somera, de la sociedad apure-


ña, que la diferencia de otras comunidades llaneras. Apenas unos
cuarenta años de colonización (1770-1810).
Miguel Izard17, al estudiar los orígenes de la comunidad llanera
apureña, señala:

En estos territorios había numerosas naciones indígenas, cada una


de ellas de pocos habitantes, y durante el período colonial huyeron al
Llano una cantidad de personas para refugiarse, porque no toleraban
su situación en el norte, el grupo más evidente fue el de los esclavos
traídos del África que querían dejar de ser siervos y recuperar su
libertad, trabajaban y eran considerados como bestias. El acoso la-
boral era muy fuerte, otros escapaban de la Inquisición. En esa época
era mucho más sensato tratar de fugarse hacia el sur que rebelarse.
Había un aparato represivo muy eficaz. No solamente huyeron afri-
canos, sino también indios, mestizos, mulatos y blancos…

15 Hugo Mantilla Trejos. Este es el Llano que hace a los hombres y luego
los desbasta. Memoria del Primer Encuentro Colombo-Venezolano de
Escritores Llaneros, 1987, p. 33.
16 Marco Aurelio Vila. Aspectos geográficos del estado Apure. Caracas, Cor-
poración Venezolana de Fomento, 1955, p. 142.
17 Entrevista. Todos Adentro, Nº 276. Caracas, febrero de 2009.

171
Discurso de Angostura

Este mismo autor, Izard, precisa muy bien, en el mismo texto,


las características de la sociedad llanera de esos tiempos:

Los cimarrones llaneros formaron una sociedad muy libre que tenía
una forma de organización que a nosotros nos parece inexistente,
pero ahora sabemos que estaban organizados. Cada persona era
muy autónoma, cada quien vivía a su manera en una especie de he-
donismo, constituyeron un tejido social que a nuestra vista parecía
invisible. Tenían una forma de relacionarse sutil, en momentos de
necesidad se organizaban de una forma extraordinaria, para cada
actividad escogían un responsable, al más capaz, que solo dirigía ese
evento concreto. Si querían cazar caballos se agrupaban y escogían
al más hábil para coordinar la faena; si eran atacados desde el norte,
cosa que ocurría a veces porque venían a cazar esclavos, ellos se
organizaban para enfrentar al enemigo (…). Creo que es un hecho
fundamental, me gusta utilizar la misma expresión de los conquista-
dores castellanos cuando se encontraron con ellos: “Son gente sin ley,
sin dios”.

Como se observa, el historiador catalán piensa que la sociedad


llanera estaba en esos momentos al margen de la sociedad colonial
española y, por supuesto, era contraria a los intereses políticos, ju-
rídicos, sociales y económicos de los todopoderosos señores de la
oligarquía criolla, asunto que concuerda con lo que hemos venido
sosteniendo.
Manuel Abrizo18, en su ensayo “Apure, pasión por la libertad,
y el más allá de más nunca”, citando a un historiador regional
(AME), dice que:

… esta zona siempre fue vista como tierra de libertad. Los negros
esclavos escapados del Norte se venían para acá y aquí eran recibidos
casi con los brazos abiertos. Nosotros vamos a ver que los apureños

18 Apure Adentro. Caracas, Ministerio para el Poder de la Planificación y


el Desarrollo, 2007, pp. 54-55.

172
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

son gente reacia a aceptar cualquier autoridad. El negro escapado del


Norte es un rebelde; viene con toda su amargura. Y el indígena de
aquí, aunque mucha gente lo ha calificado de flojo, habría que ver por
qué es flojo. Si se le examina desde la concepción europea, en donde
todo es manejado con una idea mercantilista, él no te va a producir
para ir a vender al mercado. El indígena prácticamente vivía en un
paraíso. Simplemente con estirar la mano conseguía una fruta. Iba al
río y con tirar un anzuelo sacaba un coporo. No necesitaba sacrifi-
carse por otro para vivir. Aquí también en el indio vamos a ver esa
rebeldía. Y el español que viene para acá, en mayor grado el andaluz,
en cierto modo es un rebelde en España. Por ello, la gente de aquí se
acostumbró a vivir libremente, sin atender ni respetar ninguna ley;
entonces eso implica que si le vas a imponer normas, no te las va a
respetar.

Los terratenientes y ganaderos catalogaban a los llaneros de


“vagos, ladrones, cuatreros y malentretenidos”. La vinculación y
posible nivelación sociocultural entre la entidad rural y pecuaria
del Llano y la sociedad urbana del norte venezolano se da en dos
ciclos: inicialmente con la irrupción violenta del llanero en la
historia de nuestro país, durante el siglo XIX; primero con José
Tomás Boves, luego con José Antonio Páez, después con Ezequiel
Zamora, y, posteriormente, en una segunda etapa, en el siglo XX,
mediante un largo proceso de captación y adaptación (¿asimila-
ción o aculturación?) que todavía no termina de cuajar.
De aquí que “… muchos centrales pensaron en la necesidad de
irse a graduar de héroes y a bañarse de libertad en el Llano. En-
cender la chispa. Llevárselos otra vez con el señuelo de la libertad
en las narices calientes de los caballos de la rebeldía”, señala José
Vicente Abreu19.
Apure durante mucho tiempo (siglos XVIII, XIX y parte del
XX) se mantuvo aislado del resto del país, siguiendo un lento y

19 José Vicente Abreu. “Entre Ovalles y Gallegos: El llanero”. Prólogo a la


segunda edición del libro El llanero, de Víctor Manuel Ovalles, Edicio-
nes de la Presidencia de la República, 1990.

173
Discurso de Angostura

propio ritmo de desarrollo sociocultural. Un destacado intelec-


tual apureño ya desaparecido hablaba, en plena vigencia de la IV
República y con gran objetividad, que Apure estaba sumido en un
profundo “sub-subdesarrollo” (si es que vale el uso del término),
por lo que se debía adoptar una sana y progresista política de
“regionalismo agresivo”, para nivelarlo culturalmente al resto de
Venezuela20.
Buscando una posible explicación a este fenómeno geohistóri-
co, se llega a la siguiente conclusión: A este aislamiento contribuyó
en mucho la carencia de vías de comunicación transitables duran-
te todo el año y una disposición real del 15 de marzo de 1686, que
prohibía la navegación por el río Apure, emitida con el propósito
de combatir el contrabando de mercancías que hacían los holan-
deses del Demerara, penetrando por el Orinoco; y, también, la
Real Cédula aprobada el 17 de enero de 1771 por Carlos III, donde
se prohibía el asentamiento de gente de origen europeo en la
región comprendida entre los ríos Apure y Meta, otorgada “a per-
petuidad” a los indígenas, por gestiones del misionero capuchino
Fray Jerónimo de Gibraltar, según consta en el Archivo General
de Indias, en Sevilla (Caracas, legajo 399)21. Todo lo dicho sobre el
aislamiento regional, por supuesto, son simples conjeturas.
Pero es evidente que la medida proteccionista del rey fue
violentada infinidad de veces (siguiendo la norma tradicional
indiana: “Se acata pero no se cumple”), puesto que, cuando se
fue a fundar la villa de San Fernando de Apure, a finales del siglo
XVIII (1788), don Fernando Miyares no trajo a nadie de otra parte
del país; y, sin embargo, reunió a más de doscientas personas de
origen hispano para asentarlos como vecinos de la nueva comu-
nidad urbana. ¿De dónde salieron? De los campos aledaños a la
naciente urbe.

20 Pedro Elías Hernández Figueredo, presidente de la Fundación “Rómu-


lo Gallegos”, de San Fernando de Apure.
21 Adelina Rodríguez. Latifundio ganadero y conflictos sociales en los Lla-
nos de Apure 1700-1800. Caracas, Fondo Editorial Tropykos, Universi-
dad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,
1995, p. 167.

174
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Además de existir ya en la región varios hateros (alrededor


de 28, todos sin títulos legales o fraudulentos), entre los cuales se
contaban los poderosos aristócratas y terratenientes Sebastián de
Mier y Terán y Fernando Domínguez de Rojas, quienes se opusie-
ron tenazmente a la mencionada fundación (caso parecido había
sucedido años antes con la Villa de Todos los Santos de Calabozo)
porque, supuestamente, tan indeseada presencia perjudicaba
sus ganados y se estaba realizando en tierras de su propiedad (el
pleito judicial lo resolvió favorablemente para San Fernando su
oportuno pronunciamiento por la Independencia en 1810, pues
estos señores pretendían pasar por encima de las decisiones reales,
valiéndose de sus influencias políticas y económicas con las auto-
ridades gubernamentales caraqueñas.
Sin embargo, este tipo de comportamiento no era compartido
ni aceptado por otros propietarios (u ocupantes) de tierras y ga-
naderos criollos, isleños (canarios) y peninsulares, pues la mayor
parte de los estudiosos del tema, como el historiador Luis García
Müller, aseguran que “el Hato fue una unidad económica propi-
ciadora para que se crearan los pueblos en torno a la actividad
pecuaria”22.
Como se deduce, los poderosos “hateros” del centro y norte del
país se establecieron en Apure atendiendo a dos motivos claves:
uno, saciar sus ansias terrófagas (que dieron origen al latifundio
ganadero colonial); y otro, los grandes propietarios calaboceños,
sancarleños, guanareños, barineses, caraqueños y valencianos
vieron en Apure la tierra prometida, porque ofrecía la posibi-
lidad de apoderarse gratuitamente de la gran cantidad de reses
mostrencas existente en sus dehesas y, también, la abundancia de
pastos de este lado del río, ideales para el pastoreo y engorde de
sus ganados en el “verano” (época seca). La trashumancia hacia las

22 Luis García Müller. La formación colonial barinesa…, Barinas, Unellez,


1996, p. 66.

175
Discurso de Angostura

islas del delta apureño, cantada por el poeta de la “Silva Criolla”,


viene de esa época23. Sobran, pues, explicaciones.
La exaltación del llanero como héroe épico durante el proceso
emancipador, según Víctor Rago24, atendió a:

… la intención de promover un estereotipo –del mundo natural y del


hombre que lo puebla– con miras a alimentar un proyecto ideológico
de consolidación del Estado nacional hegemonizado por las fuerzas
sociales, económicas, políticas y militares que resultaron victoriosas
en la guerra de independencia, fuerzas a las que el llanero, en cuanto
tal, no pertenecía más que en condición de subalternabilidad, pero
en cuyo nombre se tejió la rimbombante retórica de la historia oficial.

Pero es innegable que la participación de la gente del Llano


fue decisiva para lograr la victoria bolivariana durante la Guerra
de Independencia. Sus aportes en jinetes lanceros, caballos y reses
fueron los que hicieron posible alcanzar los laureles de la libertad.
Y como indica un versado historiador colombiano: “Al evocar la
gesta (…), no podemos dejar que el héroe se apee de su caballo
humeante y espumoso, porque la batalla la ganaron juntos. Es el
Centauro el protagonista de la epopeya”25.
El comandante Páez inicia su heroica carrera militar, como
máximo jefe de las tropas patriotas, a partir del pronunciamiento
de una junta militar constituida por comandantes de escuadrones
de jinetes llaneros, el día 16 de septiembre de 1816, en la pobla-
ción altoapureña de La Trinidad de Orichuna (no Arichuna, que
es otro pueblo del Bajo Apure: Parroquia Peñalver, Municipio

23 Alberto Arvelo Torrealba. Lazo Martí, vigencia en lejanía. Ensayo estilís-


tico sobre la silva criolla. Caracas, Biblioteca Popular Nacional, 1971.
24 V. Rago. “Llano y llanero: Contribución al estudio del forjamiento de
una imagen”. Boletín Antropológico, Nº 45. Mérida, Venezuela. Univer-
sidad de Los Andes. Centro de Investigaciones Etnológicas. Museo Ar-
queológico, 1999, abril, 36.
25 Enrique Caballero. Historia económica de Colombia. Bogotá, Oveja Ne-
gra Editores, 1986, p. 245.

176
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

San Fernando), que lo pone al frente del ejército y lo asciende a


General de Brigada. Esta asonada fue contra las autoridades gu-
bernamentales que se habían constituido en el mes de junio en
Arauca o Guasdualito, con los emigrados civiles y restos de las
tropas republicanas salvadas, tanto en Venezuela como en Nueva
Granada, primero de la acción devastadora de Boves y luego de
la “pacificación” de Pablo Morillo, enviado desde España con un
gran contingente militar veterano de las guerras napoleónicas
para acabar con cualquier movimiento sedicioso en Tierra Firme;
es decir, Venezuela y Nueva Granada, la futura Colombia Boliva-
riana.
Al frente de este fugaz intento llanero de organizar un Estado
se nombraron personajes de reconocida fe patriótica y desvelos
por la causa republicana, algunos de los cuales lograron alcanzar
posteriormente merecido renombre internacional: doctor Fer-
nando Serrano, antiguo gobernador de Pamplona (neogranadi-
no), como Presidente; generales Rafael Urdaneta (venezolano) y
Manuel Roergas de Serviez (francés mirandino), ambos como
Consejeros de Estado (ministros); y el doctor Francisco Javier
Yánez (jurisconsulto de origen cubano), como Secretario; para
comandar el ejército fue nombrado el coronel Francisco de Paula
Santander (neogranadino). Ninguno llanero. Esta nueva entidad
carecía de un territorio específico, de texto constitucional alguno
y no tenía rentas propias; solo los pocos bienes (vestidos, armas,
monedas, joyas, aperos y enseres domésticos) de la población mi-
grante que acompañaba a las tropas en su constante peregrinaje
por el Llano colombo-venezolano, huyendo del acoso realista, y
los fugaces recursos del medio que pisaban en ese momento.
Se desconoce cuál fue la denominación jurídica dada al nuevo
Estado (hasta el momento presente no se ha localizado documen-
to original alguno que respalde tal creación institucional; todo
se basa en referencias de algunos de sus protagonistas); por ello,
se ha señalado, atrevidamente, que con todas esas deficiencias
formales, puede hablarse de una “República del Llano”, contradi-
ciendo la opinión de algunos historiadores que la califican despec-
tivamente como “republiqueta”, ”república etérea” o “república de

177
Discurso de Angostura

pacotillas”, feudo de ficción, a lo Sancho Panza; pues, cuando se


instaló este nuevo gobierno no se aludió por ninguna parte a un
nombre específico del Estado que se constituía: ni República de
Venezuela ni tampoco República de Nueva Granada26.
Se deduce que no había tiempo para cumplir formalismos ju-
rídicos y solo se aspiraba en el momento constituir un comando
unificado para el ejército patriota, con miras a ofrecer al enemigo
un frente mejor organizado y con posibilidades de éxito. Se vivían
momentos de angustia, debido, fundamentalmente, a que también
debían proteger al numeroso contingente civil emigrado de Nueva
Granada y Venezuela, que seguía a las tropas, integrado por sacer-
dotes, magistrados, mujeres, niños y ancianos.
Las tropas combatientes, en su gran mayoría llaneras, no acep-
taban la jefatura de un oficial extraño al medio, como era el caso
del coronel Santander. Querían que fuese alguien con prestigio
y habilidad para enfrentar los peligrosos y rudos avatares de la
guerra. Allí estuvo, en parte, el origen del motín de La Trinidad
de Orichuna, cuya Junta nombró a José Antonio Páez como Co-
mandante General de la Tropas Patriotas en Apure, sobrepasando
a oficiales de más alta jerarquía militar… pero patiquines. Era
el 16 de septiembre de 1816. Ese día comenzó la hegemonía del
“Catire” Páez y terminó la efímera vigencia de la “República del
Llano” (apenas cuatro meses de existencia). No era tiempo de
“plumarios”, sino de actuar con las armas en la mano.
En opinión de algunos autores, la elección que recayó en el co-
mandante Páez fue la más acertada:
“Páez era dueño de un valor a toda prueba, estaba dotado de
una fortaleza física extraordinaria y sus hazañas estaban destina-
das a tornarse mitológicas. Era, indudablemente, el caudillo ideal
para conducir las huestes llaneras”, en la apreciación de la historia-
dora colombiana Pilar Moreno de Ángel27.

26 Argenis Méndez Echenique. La República del Llano. Una utopía a caba-


llo. San Fernando de Apure, 2016.
27 Santander. Bogotá, Editorial Planeta, 1989.

178
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

De aquí en adelante es conocida la epopeya del inmarcesible


“Centauro del Llano”28: El Yagual, Mantecal, El Frío, Mucuritas,
Paso del Diamante, Queseras del Medio, Carabobo… lo elevan a
la fama inmortal.
El reconocimiento de la autoridad suprema de Bolívar que
hace el general Páez en su cuartel de El Yagual en junio de 1817,
ante los coroneles Manuel Manrique y Vicente Parejo, comisiona-
dos al efecto, y jurado ante el sacerdote Ramón Ignacio Méndez,
va a constituir un invalorable elemento estratégico y logístico para
los futuros planes bélicos del Libertador. El comandante militar
de Casanare, en la Nueva Granada, coronel Ramón Nonato Pérez,
envía también sus comisionados (Fray Ignacio Mariño, Antonio
Arredondo y Agustín R. Rodríguez) a Angostura para participarle
al Libertador la resolución de los llaneros de esta provincia en
aceptar su autoridad como Jefe Supremo del Ejército (carta fecha-
da en Angostura, el 17 de diciembre de 181729). Como se observa,
cada día se fortalece más el fervor patriótico llanero por la causa
de la libertad e independencia hispanoamericana.
Estos hechos posibilitaron enormemente los futuros planes de
Bolívar: realizar la llamada Campaña del Centro (1818), que, par-
tiendo de Angostura, se inicia por Apure y termina fatalmente en
La Puerta. Luego, al año siguiente, Bolívar planifica y emprende,
desde el inmarcesible Apure, la Campaña de Liberación de Nueva
Granada, que culminó en los decisivos laureles de Boyacá, el 7
de agosto de 1819. Esa victoria le abrió las puertas de la gloria al
Libertador. De aquí que los llaneros apureños consideren siempre
que la cuna de la libertad suramericana estuvo en sus sabanas.
En la asamblea realizada en la aldea de Setenta, cercana a
Mantecal, el 23 de mayo de 1819, con asistencia de personeros de
diferentes confines de la naciente patria, Bolívar decidió realizar
la mencionada campaña de Nueva Granada, que, contra todos

28 José Antonio Páez. Autobiografía. Caracas, Academia Nacional de la


Historia. Fuentes para Historia Republicana de Venezuela, 1, 1973: I.
29 Vicente Lecuna. Bolívar y el arte de la guerra. The Colonial Press Inc,
New York, 1955, pp. 370-374.

179
Discurso de Angostura

los pronósticos, fue el inicio de un periplo libertario que culminó


cinco años más tarde en Ayacucho. Tres días después, antes de
partir de Mantecal, envía el Libertador un Informe al vicepresi-
dente de la República, asentado en Angostura: “Por fin, después de
las serias meditaciones, habiendo consultado antes a los Jefes del
Ejército, me he determinado a ejecutar la más importante opera-
ción que en nuestro presente estado puede emplearse…”30.
El texto “… en la desierta aldea de Setenta se decidió el desti-
no de América”, con todo orgullo patriótico reza en el escudo de
armas regional apureño, diseñado en 1932 (concurso) por el artis-
ta plástico sanfernandino, formado en Caracas y París, Francisco
Fernández Rodríguez. De aquí que en nuestra entidad territorial,
no por capricho, se tome esa gloriosa fecha, el 23 de mayo, como
Día del Llanero Apureño.
Ahora, ¿cómo explicar la conformación de la autoridad polí-
tico-militar de Bolívar ante ese rebelde e insubordinado contin-
gente de tropas que no están acostumbradas a obedecer a ninguna
autoridad? Algunos intérpretes de la personalidad y carácter del
Libertador opinan al respecto; así, se mencionan algunos autores.
El historiador cumanés Arturo Guevara31 da una excelente
explicación de las cualidades de conductor ideológico y militar de
Bolívar:

Muy pocos grandes capitanes han dado más reiteradas demostracio-


nes de osadía de carácter y de voluntad que el Libertador, y mucho
menos de desinterés. ¡Ninguno de ellos tropezó con la hostilidad
obstinada de sus compañeros como la que a Bolívar opusieron varios
de los suyos. Bolívar no nació monarca como Alejandro y Aníbal, lo
que ponía ejércitos sumisos en sus manos, ni estudió previamente el
arte de la guerra, como César y Napoleón, lo que facultaba a éstos
para comandar tropas sin que se dudara de su competencia. El

30 Ibidem, pp. 370-374.


31 A. Guevara. Boyacá. El genio militar del Libertador. Caracas, Biblioteca
de la Sociedad Bolivariana de Venezuela. Diversos, 1993, pp. 20-21.

180
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

coronel de las Milicias de Aragua, sin entrenamiento y sin prueba


de fuego, recibe su bautismo de sangre en Puerto Cabello, con la
traición de un subalterno que ocasionó la pérdida de la plaza. Y es
desde entonces cuando comienza, entre derrotas y victorias, una de
las epopeyas más raras y difíciles de cuantas en la Historia se registra
(…) Lo menos que contó para la gloria de las campañas y victorias de
Bolívar fue la infinidad de encuentros bárbaros, escaramuzas o bata-
llas a lo Pirro, donde la ferocidad de los beligerantes equilibraba en
agotamiento al vencedor y al vencido: lo más horrendo de esa guerra
consiste en el rigor de la Naturaleza, del hambre y de las marchas.
Bolívar estuvo marchando veinte años…

Jacinto Pérez Arcay, reconocida autoridad militar venezolana,


opina32 que:

Un Gran Capitán no es copiador de nadie; es un creador dentro de


la disciplina científica referida al fenómeno guerra, que implica,
para comprenderlo y resolverlo, dominio del conocimiento, no en
términos parciales sino enciclopédicos. Así, en un ambiente como
el hispanoamericano, cuya superestructura cultural estaba naciendo
y, por tanto, todo estaba por hacer; en una geografía absolutamente
desconocida, virgen y acomplejante, poblada de una raza mestiza
producto de otras tres que llegaron a la historia más tarde que la an-
glosajona; requería de hombres que tuviesen visión futurista, coraje,
espíritu de sacrificio y suerte; pero sobre todo, que fuesen creadores,
de geniales empujes con que pudiesen sacar recursos de la nada; que
pudiesen transformar montoneras en batallones, unidades homogé-
neas, organizadas y espiritualizadas; que pudiesen deducir corolarios
de las leyes aplicables a la guerra e inducir nuevos conocimientos
para resolverla favorablemente…

Lo que asombra en el Libertador es su extraordinaria imaginación


creadora; su gran capacidad para adaptarse a las situaciones nuevas

32 Jacinto Pérez Arcay. El fuego sagrado. Bolívar hoy. Caracas, Edición Es-
pecial CLI-PER, 1980, pp. 68-69.

181
Discurso de Angostura

campeantes en Hispanoamérica, resolviendo sus problemas inhe-


rentes, contra los cuales se estrellaba España, Inglaterra y la Santa
Alianza. Esto plantea que en América la doctrina, la táctica y la es-
trategia habrían de observarse desde puntos de vista distintos a los
europeos…

Tomás Polanco Alcántara33 cita la costumbre del presbítero y


general José Félix Blanco de hacerle acotaciones a algunos docu-
mentos que él recopiló para su libro Documentos para la historia
de la vida pública del Libertador, comentando hechos de los
cuales fue testigo presencial o protagonista, y retrata la esencia de
Bolívar de manera clara y precisa:

Muchos otros sucesos de la vida militar del General Bolívar, que


aparecen como errores militares, impericia, debilidad o falta de
cálculo, provinieron de la poca subordinación de sus Generales.
Acostumbrados éstos, primero como Jefes de Guerrillas y después
como Generales, a obrar con absoluta independencia, se sometieron
muy lentamente y con fuerte repugnancia a la autoridad del Jefe Su-
premo… Esas frases [dice el autor citado] describen, con precisión,
el problema que, en forma especial, deberá enfrentar Bolívar, desde
que llega a Barcelona, al comenzar enero de 1817, hasta la reunión
del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819.

Tendrá que manejar personajes, que ganaron su generalato con


intensa y valiosa acción, pero estaban acostumbrados por el tipo de
guerra que se hacía, a una libre movilidad sin tener que someterse a
nadie. Un Jefe Supremo les era sentimentalmente grato y necesario,
pero no entendían ni esperaban que la autoridad de ese Jefe sobre
ellos llegase a ser real y efectiva y en manifestaciones concretas.

33 T. Polanco Alcántara. Simón Bolívar. Ensayo de una interpretación bio-


gráfica a través de sus documentos. 5.ª edición. Caracas, Ediciones GE,
2000, pp. 301-302.

182
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Se necesitó un proceso de convencimiento, en parte impuesto por


las circunstancias de la guerra, pero que, al ser observado con aten-
ción, enseña la forma como Bolívar se fue imponiendo hasta que, a
la larga, resulta obedecido, no solamente por una necesidad militar
o política sino por el reconocimiento y admisión de su jefatura y
superioridad… En tres Generales la actitud revistió características
particulares alrededor de las cuales gira, de hecho, todo lo que va su-
cediendo durante el período que hemos determinado (enero de 1817
a febrero de 1819). Se trata de Piar, Mariño y Páez.

El inigualable y universal Miguel de Unamuno34, en su estudio


sobre el Bolívar Padre de la Patria Hispanoamericana, lo presenta
como una admirable emanación del ingenio español insertado en
América:

Era un hombre, todo un hombre, un hombre entero y verdadero,


que vale más que ser sobrehombre, que ser semidios –todo semi o
a medias es malo y ser semidios equivale a ser semihombre–; era un
hombre este maestro en el arte de la guerra, en el de crear patrias y
en hablar al corazón de sus hermanos, que no catedrático de la cien-
cia de la milicia, ni de la ciencia política, ni de la literatura. Era un
hombre; era el hombre encarnado. Tenía un alma y su alma era de
todos y su alma creó patrias y enriqueció el alma española, el alma
eterna de la España inmortal y de la humanidad con ella.

Recuérdese que los llaneros son mestizos, con una carga gené-
tica llena de virtudes y defectos provenientes de sus triples raíces
étnicas, sin cabida en el cerrado mundo social de esa oligarquía
criolla dominante, y participan en la guerra aspirando la con-
quista de un buen caballo, un cuantioso botín y una bella y her-
mosa mujer blanca (recuérdese lo que le confiesa Pedro Camejo,

34 Miguel de Unamuno. “Don Quijote Bolívar”. En: Juvenal Herrera To-


rres. Bolívar Quijote de América. Antología de ensayos, Caracas, Funda-
ción Editorial El Perro y la Rana. Biblioteca Popular para los Consejos
Comunales. Serie Libertador de la Palabra, 2007, p. 88.

183
Discurso de Angostura

el “Negro Primero” a Bolívar cuando este le pregunta por qué


había luchado al lado de los realistas). Y por esa dura y espartana
escuela, de reveses y victorias, tuvo que pasar el Libertador en el
forjamiento de su acerado temple como guerrero y paladín de una
noble y redentora causa. Pero lo paradójico del destino es que de
esos despiadados guerreros que seguían al asturiano van a surgir
los futuros forjadores de la Patria Bolivariana: Farfán, Infante,
Rondón…
De allí que un ilustre historiador venezolano (José Gil Fortoul,
en su valiosa Historia constitucional de Venezuela35), sentencie: “La
República es madre, y de sus hijos no recuerda en este día sino las
acciones nobles y heroicas”.
Así, cuando Bolívar regresa de su periplo por las Antillas
(Jamaica-Haití) y logra conquistar a Guayana, en 1817, tras la
brillante victoria de Manuel Piar en San Félix, contra el general
Miguel de la Torre, segundo en el mando del ejército de Morillo,
obtiene también el dominio de las misiones del Caroní y sus
cuantiosos recursos, además del control de la navegación por el
Orinoco, llave de la comunicación con los Llanos de Apure y con
las Antillas, ejercido por la escuadrilla del almirante Luis Brion y
otros corsarios a su servicio. Angostura cae en poder de Bolívar y
se convierte en capital provisional de la República. Sus sueños se
van haciendo realidad y cada día se asientan en hechos concretos.
Desde allí, desde Angostura, planifica la conquista de Caracas
en 1818, contando con los llaneros, que no logra coronar exitosa-
mente por diferentes circunstancias, pero la experiencia militar
adquirida es inmensa. Por primera vez un ejército patriota orga-
nizado y unificado bajo un mando único se enfrenta y comprueba
que al soberbio León Hispano se le puede humillar haciéndolo
morder el polvo de la derrota.
Y como el combate al enemigo no solo se debía hacer en el
campo de batalla, sino también en el de las ideas, crea un periódi-
co: el Correo del Orinoco, el 27 de junio de 1818, que se convierte

35 José Gil Fortoul. Historia constitucional de Venezuela. 5.ª edición. Cara-


cas, Librería Piñango, 1967, p. 392.

184
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

en su principal instrumento político de divulgación y proselitismo


en el extranjero sobre los triunfos alcanzados por la revolución,
llamándolo su “artillería del pensamiento”.
La situación internacional de ese momento va aclarándose, tras
la caída de Napoleón en Europa: la actitud de los Estados Unidos,
de supuesta neutralidad, es simplemente mantenerse al acecho,
hipócritamente, para sacar provecho de las necesidades comercia-
les y bélicas de los contendientes; Gran Bretaña tampoco se expre-
sa abiertamente a favor de los independentistas, porque se supone
aliada de España, y su apoyo a la revolución consiste en dejar que
en su territorio se organicen cuerpos militares voluntarios para
que vengan a luchar a favor de la emancipación americana. Fran-
cia está en pleno proceso de reorganización y restablecimiento
del antiguo régimen borbónico y no presta ningún apoyo. Rusia
se mantiene lejos del conflicto. Y España, como es de esperarse,
ansía someter a sus sublevadas colonias, buscando el apoyo de
las potencias integrantes de la Santa Alianza, que no terminan
de decidirse a proceder según sus deseos y restituirle su dominio
imperial en las Indias.
Bolívar no estaba ocioso y en su mente elucubra sobre la res-
titución del Estado de Derecho Republicano en su lucha por la
autonomía soberana de Venezuela, por lo que el 10 de octubre de
ese año 18 convoca a la instalación de un Consejo Provisional de
Estado.
Polanco Alcántara36 señala que el Consejo de Estado iba a
llenar parcialmente las funciones del Poder Legislativo y sería
además un cuerpo de consulta. Ese Consejo de Gobierno se insta-
la el 5 de noviembre de 1818, teniendo como propósito inmediato
convocar a elecciones para la instalación del Segundo Congreso
Nacional de la República de Venezuela.
Todos estos acontecimientos van a propiciar la conformación
de nuevas instituciones republicanas; y con la convocatoria de
este segundo Congreso se le daría sustentación jurídica al nuevo

36 T. Polanco Alcántara. Simón Bolívar. Ensayo de una interpretación bio-


gráfica a través de sus documentos... op. cit.

185
Discurso de Angostura

Estado. El discurso de Bolívar en la instalación de este magno


parlamento marca el punto fundamental de la gestación de la Co-
lombia Bolivariana.
Según Germán Carrera Damas37:

… la determinación del alcance que debe reconocérsele a la influen-


cia de las doctrinas constitucionales, y demás postulados generales
derivados del liberalismo, sobre todo en lo político y social, en
relación con la demolición de la Monarquía y el establecimiento pri-
mario del Estado nacional en la República de Colombia, denominada
Gran Colombia por la historiografía, es la expresión más significativa
de la controversia que envolvió el restablecimiento de la estructura
de poder interna de las sociedades que la formaron.

Aun cuando el propósito del autor del presente texto no va más


allá de referirse a la vital vinculación del Libertador con el Llano,
se han tomado algunas notas de interés relacionadas con la impor-
tancia literaria, jurídica, política e histórica del aludido documen-
to fundacional.
Ahora, habría que preguntarse: ¿cómo fue posible que Simón
Bolívar pudiese redactar un documento de tan alto calibre
intelectual y filosófico como el Discurso de Angostura?
La respuesta estaría en la formación educativa del Libertador,
que, según creencia general, se caracterizó por una gran infor-
malidad académica. A continuación se dan algunos criterios al
respecto.
En opinión de Pérez Arcay38, “es evidente que una obra intelec-
tual de tal envergadura requiere el concurso de distintas áreas del
conocimiento y gran penetración filosófica”. Un solo párrafo de su
estructura discursiva confirma la aserción…

37 Germán Carrera Damas. Colombia, 1821-1827: Aprender a edificar una


República moderna. Demolición selectiva de la Monarquía, instauración
de la República y reanudación política de la disputa de la Independencia.
Caracas, Universidad Central de Venezuela - Academia Nacional de
Historia, 2010, p. 23.
38 Jacinto Pérez Arcay, El fuego sagrado..., op. cit.

186
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Pérez Arcay cita al mismo Bolívar para ratificar sus palabras39:

Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresistibles han dirigi-


do la marcha de nuestros sucesos: atribuírmelos no sería justo, y será
darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer los au-
tores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad
los anales de España, de América, de Venezuela: examinad las leyes
de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la influencia de
la religión y del dominio extranjero: observad los primeros actos del
gobierno republicano, la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter
nacional.

Para el erudito constituyentista Hermann Escarrá Malavé40,

Este Discurso es considerado como el documento fundamental del


Derecho Político Americano. Técnicamente es la “exposición de mo-
tivos” de la Constitución de 1819 y constituye un profundo análisis
sobre la realidad del Estado, su organización, las Instituciones Jurí-
dicas y Políticas, los Derechos de los Ciudadanos, la originalidad del
Poder Moral, las bases sociológicas de la democracia y su adecuación
al cuerpo social del Nuevo Mundo. En este Documento el Libertador
reitera lo que en el orden político internacional ha expresado en Ja-
maica y en otros documentos…

El enjundioso profesor Manuel Pérez Vila41 dice:

… aquel genio militar, estadista, político, pensador y escritor que


se llamó Simón Bolívar, dedicó horas y horas a la formación de
sí mismo a través de la lectura desde que tuvo uso de razón en su

39 Idem.
40 Hermann Escarrá Malavé. El pensamiento geopolítico de Simón Bolívar y
el Sistema de Seguridad Colectivo Latinoamericano. Caracas, Instituto de
Altos Estudios de la Defensa Nacional. XII Curso Superior de Defensa
Nacional, 1983, p. 24.
41 Manuel Pérez Vila. La formación intelectual del Libertador. Caracas, Mi-
nisterio de Educación, 1971, p. 28.

187
Discurso de Angostura

Caracas natal hasta que, enfermo y adolorido, halló un refugio para


morir en las costas de Santa Marta…

Este hombre, que de un modo tan armónico conjugaba las cualidades


del pensador y del guerrero, sentíase atraído por el mundo fascinante
de los libros con fuerza poco común en seres de su temple. El suyo
fue un espíritu en verdad “ilustrado” provisto de un vasto y bien
asimilado bagaje intelectual, que puso enteramente al servicio de la
causa libertadora, razón y norte de su existencia. Muy lejos se hallaba
Bolívar de ser un erudito, un teórico de gabinete.

No es de dudar la benéfica y temprana influencia ideológica del


rousseauniano Simón Rodríguez sobre su distinguido discípulo
Bolívar. Esa influencia se puede constatar en el texto de la carta
que Simón Bolívar42 le envía a su apreciado maestro, fechada en
Pativilca, el 19 de enero de 1824, donde le da la bienvenida a Amé-
rica, después de su larga ausencia en Europa; donde en un emo-
tivo párrafo el ilustre alumno, a quien no veía desde sus tiempos
parisinos, le reconoce la gran fuerza moral y ética que recibió para
la conformación de su carácter y en la ideología revolucionaria:

Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo


grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me
señaló. Ud. fue mi piloto aunque sentado sobre una de las playas de
Europa. No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en
mi corazón las lecciones que Ud. me ha dado; no he podido jamás
borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha
regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido
como guías infalibles…

Y en carta al vicepresidente Santander (Arequipa, 20 de mayo


de 1825), el mismo Libertador le escribe sobre su formación in-
telectual, hablándole sobre sus lecturas parisinas de los clásicos

42 Simón Bolívar, Escritos fundamentales. Caracas, Monte Ávila Editores,


1983, pp. 252-253.

188
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

grecorromanos, franceses e ingleses, para refutar la opinión dada


por un viajero francés sobre las posibles deficiencias en su forma-
ción académica43:

Ciertamente que no aprendí ni la filosofía de Aristóteles, ni los


códigos del crimen y del error; pero puede ser que Mr. De Mollien
no haya estudiado tanto como yo a Locke, Condillac, Buffon,
D’Alembert, Helvetius, Montesquieu, Mably Filangieri, Lalande,
Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthot (sic) y todos los clásicos de la
antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas; y todos
los clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los
ingleses. Todo esto lo digo muy confidencialmente a Ud, para que
no se crea que su pobre presidente ha recibido tan mala educación
como dice Mr. De Mollien; aunque por otra parte, yo no sé nada, no
he dejado, sin embargo, de ser educado como un niño de distinción
puede ser en América bajo el régimen español.

Ahora, en cuanto al acrisolamiento del ideario bolivariano que


hizo posible la elaboración con alta calidad literaria y filosófica del
Discurso, el doctor Mario Briceño Perozo44, bolivariano de prime-
ra línea, opina:

… por la médula de su contenido y las excelencias del estilo ha de


considerarse, más que un mensaje, más que un manifiesto político,
como la obra maestra de un pensador, de un conductor de pueblos;
y esto es, precisamente, el Discurso de Angostura. En medio de los
ajetreos de la campaña, Bolívar apartó tiempo para reflexionar
hondamente, para evocar el pasado y extraerle toda su experiencia
aleccionante, para evaluar el presente y derivar de éste todo lo posi-
tivo que se había logrado al término de tantos años de lucha y para
avizorar el futuro y darle forma concreta a la gran obra que hasta allá
se proyectaba con caracteres precisos y bien definidos.

43 Manuel Pérez Vila. La formación intelectual del Libertador... op. cit., p. 17.
44 Mario Briceño Perozo. “El Discurso de Angostura”. Diccionario de His-
toria de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1988, tomo I, p. 1080.

189
Discurso de Angostura

De esas profundas reflexiones nace el Discurso de Angostura. Es un


escrito bien meditado; aplicado a la situación que vive Venezuela a
fines de 1818, pero en el cual condensa Bolívar ideas que venía ma-
durando desde años atrás. El proceso de elaboración final lo llevó
a cabo principalmente en su residencia de Angostura durante los
últimos meses de 1818, dictándole a su amanuense Jacinto Martel, a
su secretario militar Pedro Briceño Méndez y excepcionalmente un
párrafo al funcionario Manuel Echeandía; pero después del dictado
revisaba el texto, haciéndole correcciones autógrafas, leyéndolo y re-
leyéndolo con el cuidado del orfebre que se empeña en la perfección
de la obra. De esta manera agrega o elimina vocablos.

No vacila en confiar los originales a Manuel Palacio Fajardo, estadista


dotado de talento y erudición, para que opine sobre el texto. Palacio
Fajardo formula algunas observaciones, que Bolívar, en general,
acepta…

Gil Fortoul45 refiere que este espléndido y documentado texto


comenzó a redactarlo Bolívar en San Juan de Payara, cuando en
diciembre de 1818 andaba en sus preparativos para la campaña del
año 19; pero es posible que desde mucho antes viniese meditando
y madurando su genial obra.
En un ensayo anterior, el autor del presente texto (AME)46,
señaló:

Bolívar, apenas Palacio Fajardo pisa tierra guayanesa, lo incorpora a


su gabinete gubernamental, nombrándolo Secretario de Hacienda y
Relaciones Exteriores, le hace llegar el borrador de su conocido Dis-
curso que presentaría ante el Congreso el 15 de febrero de 1819 para
que corrigiese cualquier frase salida de tono. La respuesta de Palacio
Fajardo estuvo llena de respeto, delicadeza y cortesía:

45 José Gil Fortoul. Historia constitucional de Venezuela... op. cit.


46 Argenis Méndez Echenique. “Aproximación a un análisis de la obra
Bosquejo de la Revolución en la América española, de Manuel Palacio
Fajardo”. Boletín de la Academia Nacional de la Historia, tomo LXXXII,
Nº 326, Caracas, abril-mayo-junio de 1999, pp. 27-49.

190
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

“Me honra mucho V. E. al confiarme la revisión de su hermoso y


original discurso al Congreso, confianza de que hace uso, del modo
que corresponda a la alta distinción que se me hace, sometiendo a
mi examen la obra del talento. Franqueza tan estable, es un nuevo
mérito del discurso, por haber dado lugar a ella. Consagraré por
tanto, toda mi atención a corregirlo, es decir, dejaré los pensamien-
tos, porque son bellos todos, pero omitiré algunas cláusulas repeti-
das, o cuya sustancia se contiene en otras, que están expresadas con
más calor o con mayor propiedad…”.

El analista Polanco Alcántara47 reseña:

El concurso de ciudadanos y de extranjeros de distinción, como se


anotó en el acta de la sesión, era extraordinario. Ante todos ellos
inició Bolívar su discurso con una nota de optimismo y confianza:

“¡Señor! Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su


mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su vo-
luntad absoluta…”.
El Libertador, frente a la realidad de su tiempo y buen alumno de
Samuel Robinson, piensa que las instituciones deben surgir en
América del propio medio, respondiendo a las necesidades y posibi-
lidades de estas sociedades, sin copiar modelos de tierras extrañas:
“Inventamos o erramos”.

En su discurso se evidencian fácilmente reminiscencias de sus


lecturas sobre la historia y filosofía de antigüedad grecolatina y
examina las instituciones políticas modernas de Gran Bretaña
y Estados Unidos. Cita a los filósofos y políticos franceses de la
Enciclopedia y de la Revolución, para desembocar en la necesidad
del sistema republicano democrático, con proscripción de la no-
bleza, con todos sus títulos, fueros y privilegios, y la abolición de la
esclavitud, que recomienda encarecidamente.

47 T. Polanco Alcántara. Simón Bolívar. Ensayo de una interpretación bio-


gráfica a través de sus documentos... op. cit.

191
Discurso de Angostura

Bolívar, muy protocolar y ceremonioso, hizo entrega formal de


un proyecto de Constitución al presidente del Congreso, así como
del proyecto sobre el Poder Moral, a fin de que fueran estudiados
por los diputados y añadió:

El Congreso de Venezuela está instalado; en él reside, desde este


momento, la Soberanía Nacional. Mi espada y las de mis ínclitos
compañeros de armas están siempre prontas a sostener su augusta
autoridad. ¡Viva el Congreso de Venezuela!

Todo lo planificado en su mente, como consumado estratega


que era, fue realizándose paulatinamente, según las circunstancias
de la realidad política del momento:

La instalación de Bolívar en Angostura trajo consigo la atención


simultánea de dos necesidades, muy relacionadas entre sí, pero de
distinta naturaleza: el inevitable enfrentamiento con Morillo y la
organización de los mecanismos políticos, diplomáticos y jurídicos
elementales para que el Gobierno pudiese funcionar. Organizar un
nuevo gobierno resultaría inútil si no se le daba suficiente apoyo
militar que lo respaldara. Pero, los triunfos militares podían perder
su eficacia de no estar acompañados por la acción de un sistema ad-
ministrativo y político. Por tanto, había que atender a la vez la gestión
militar y la de gobierno.

Como señala este mismo biógrafo y prolífico investigador, Po-


lanco Alcántara48:

Los fundamentos políticos se estaban consolidando y ocurrieron pa-


ralelos a los militares, de esa manera Bolívar adquirió una visión más
concreta del problema que estaba en sus manos… Tenía como fines
militares, dos propósitos inmediatos y que mencionó a Páez: equipar
las divisiones que estaban a cargo de Bermúdez, Monagas y Zaraza y
atacar a Morillo en sus atrincheramientos y destruir su flotilla. Para

48 Idem.

192
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

todos esos fines le fueron necesarios “inmensos medios, mucha cons-


tancia y gran número de operarios, pero en fin tengo la satisfacción
de ver que no he trabajado en vano y que casi todo está listo para mi
marcha”.

Bolívar, como se puede comprobar, fue desarrollando en su


Discurso otros importantes conceptos políticos, para presentar al
final una visión de la grandeza y el poderío de la América libre y
unida en el concurso universal de las naciones, cuando termine
exitosamente el conflicto bélico y se logre la paz.
Para finalizar nuestro ensayo, cerramos con la exhortación que
hace el Libertador al presidente del Congreso:
Señor, empezad vuestra funciones: yo he terminado las mías.

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195
LOS VOTOS DE MI CORAZÓN:
PATERNALISMO POLÍTICO LIBERADOR EN EL
DISCURSO ANTE EL CONGRESO DE ANGOSTURA
Alexander Torres Iriarte
Yo, pues, me cuento entre los seres más favorecidos
de la Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir
a los representantes del pueblo de Venezuela en este augusto
Congreso, fuente de la autoridad legítima, depósito
de la voluntad soberana y árbitro del destino de la nación.
Al trasmitir a los representantes del pueblo el Poder Supremo
que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón,
los de mis conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones,
que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia.

Simón Bolívar, 1819

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Una amarga convicción aquejaba el alma del inquieto mantua-


no: la hidra de la guerra civil fue generada por la incomprensión
de los sectores sociales y étnicos a quienes se buscaba redimir. Esa
obsesión de que fueron vuestros hermanos y no los españoles los
que zambulleron en sangre la Segunda República debió generar
un trauma no del todo resuelto en Simón Bolívar, trauma que se
convirtió en una amenaza constante.
Después de la experiencia de Jamaica en 1815 la situación iba a
cambiar en tres contundentes orientaciones: no son los británicos
los aliados emergentes para el partido independentista, sino, a
despecho de algunos, los haitianos; no es una empresa exclusiva
de los criollos comandar la acción liberadora contra la España fer-
nandina, sino hay que contar con el concurso de las clases baxas;
y por el último, el centro de gravedad para la retoma del territorio
venezolano para el relanzamiento del proyecto republicano no es
Caracas, sino Santo Tomas de Angostura1.
Era Guayana el lugar estratégico para abrir los cauces de la
patria nueva. Sus bondadosos ríos, sus fecundos recursos, su
ubicación geográfica, le hacían la región indicada. Pero había

1 Hoy Ciudad Bolívar.

199
Discurso de Angostura

que poner la primera piedra. Un Congreso era imperativo para


mandar una señal clara de legalidad. Se tenía, igualmente, que
superar las diferencias de los liderazgos, más cuando los tribunos
invitados a este magno evento eran los inconformes actores del
año de 1811 y los díscolos orientales de 18172. También la apro-
bación internacional para la noble causa de la emancipación era
su propósito. Ese Congreso, como espacio necesario para discutir
el patrón a seguir, arrancaría a principios de 1819 y cerraría sus
deliberaciones a comienzos del año siguiente3. Pero esa instancia
no surgió por generación espontánea4. Recordemos que una vez
asegurada la liberación de la Provincia de Guayana, Bolívar está
consciente de la infraestructura urgente por levantar. La faena
hercúlea era toda la organización del Estado venezolano. Enton-
ces, era perentorio erigir un sistema de gobierno, fuerza armada,

2 Decimos esto con toda la intencionalidad del caso. Entre los conter-
tulios de Simón Bolívar asisten siete de los conspiradores de ese año,
los del Congresillo de Cariaco, sin soslayar que aún están abiertas las
heridas por el fusilamiento de Manuel Piar.
3 La última sesión ordinaria del Congreso está fechada el 20 de enero de
1820. Vendrían luego las sesiones de la Diputación permanente hasta
el 10 de julio del mismo año. El Congreso fue convocado a sesiones
extraordinarias debido a la reacción española en la región de Angos-
tura. El 19 de julio de 1820 vuelve a entrar en receso y la Diputación
permanente toma sus labores hasta su asamblea final del 31 de julio de
1821. Para ahondar sobre los temas tratados y las resoluciones defini-
tivas, véase: Actas del Congreso de Angostura (15 de febrero de 1819-31
de julio de 1821) (Pedro Grases (comp.), prólogo de Belín Vásquez.
Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas, 2011.
4 “El desenlace de la I República hace pensar al sector republicano en
una aplicación más ajustada a los principios de la teoría política clásica
en las colonias españolas. Esta preocupación la expone Simón Bolívar
durante los años que ocurren entre 1811 y 1819, y se caracteriza por
procurar salidas conciliatorias para el ejercicio del poder por parte de
los distintos sectores políticos surgidos al socaire de la declaración in-
dependentista. Dicha orientación presenta a su vez, el requerimiento
de un sector social capaz de sostener y orientar la organización del
novísimo Estado republicano”. Caballero y otros. “De la antimonarquía
patriótica a la virtud armada…”, p. 38.

200
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

tribunales, Consejo de Gobierno, Consejo de Estado y un Congre-


so. Este último fue convocado el 24 de octubre de 1818, cuando
el Jefe Supremo promulgó el reglamento respectivo, aprobado dos
días antes por el Consejo de Estado. Es en este marco que fueron
elegidos una treintena de diputados, representantes de las provin-
cias de Caracas, Barcelona, Barinas, Guayana, Margarita, Mérida
y Trujillo, respectivamente. La Provincia de Casanare, ya sin ata-
dura colonial alguna, adscrita a Nueva Granada, fue convidada
para que enviase a sus representantes. El Congreso se reunió en
Angostura el 15 de febrero de 1819, con la asistencia de 26 de los
30 representantes electos5.
Quisiéramos aproximarnos a algunos aspectos puntuales del
Discurso ante el Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819,
haciendo la salvedad de que es un texto polifónico contentivo de
un conjunto de decisiones, verdades y medias verdades, sugerente
cantera para decodificar la radiografía de un ideario universal.
Todo esto sin obviar que celebérrimo texto ejerce un influjo in-
dudable en la conciencia nacional y en el imaginario cultural del

5 Una alocución magistral dada por el Libertador abría fuego. Un dis-


curso lo percibimos como una práctica indivisible de unas condiciones
sociales específicas y la elaboración de sentidos de quien emite dicho
mensaje. Los enunciados presentados por distintas vías —general-
mente oral o escrita— buscan convencer o conmover al interlocutor
echando mano a un conjunto de recursos expresivos. Existe una re-
lación estrecha entre el hablante, lo que dice, y quien lo oye, dando
matices a un conjunto de voces y planos muchas veces imperceptibles
en la audiencia. Esos referentes y símbolos pronunciados o leídos son
susceptibles de ser comunicados de diversas maneras. Ya esto nos hace
inferir de la complejidad de la tarea, más cuando del Discurso ante el
Congreso de Angostura se trata, y del cual se ha vertido mucha tinta,
que casi nos imposibilita decir algo que implique una relativa innova-
ción interpretativa. No obstante, si algo caracteriza a un ensayo es el
acercamiento personal y a veces irreverente de quien escribe, generan-
do más problema que plausibles soluciones.

201
Discurso de Angostura

pueblo venezolano, como estrategia retórica que tiene como fina-


lidad la adopción colectiva de un enunciado político6.
Sostenemos que el Libertador es un paternalista, pero un
paternalista de nuevo cuño, que supera la carga peyorativa del
vocablo que la tradición política moderna ha sostenido7. Solo de-
seamos llamar la atención, en el marco de la celebración del bicen-

6 “Como tal, el discurso político es un discurso de persuasión, caracte-


rizado por los seis topoi siguientes: (a) Necesidad: Existe una situación
presente que debe ser cambiada para la obtención de un beneficio. (b)
Inherencia: La situación presente es inherentemente negativa y no pue-
de superarse con cambios menores. (c) Política: Existe un plan espe-
cífico para superar una necesidad inherente, colectivamente aceptada
o aceptable. (d) Practicalidad: Se cree razonadamente que la política
propuesta puede ser ejecutada. (e) Ventajas: La política propuesta im-
plica el logro de más ventajas que desventajas. (f) Contra-política: Exis-
te la posibilidad de que haya una política alternativa que pueda ser
implementada para superar una necesidad inherente”. Páez, El discurso
político del Libertador, pp. 232-233.
7 “Si se entiende que el gobernado —el pueblo, el colonizado— sufre de
una minoría de edad mental congénita e irredimible, si se entiende que
el gobernante, por el contrario, ha nacido ya con la mayoría de edad y
poder reflexivo, la forma en que este conduzca a aquel será la del pa-
ternalismo, lo cual implica la idea del ‘amor del fuerte por el débil´, se-
gún su principal definidor, el vizconde Luis de Bonald. El paternalismo
responderá, por lo tanto, a la idea mítica del padre en las sociedades
patriarcales: indulgente, benévolo, sentimental, pero también capaz de
castigar y reprimir, aun con la fórmula ‘a mí me duele más que a ti’, de
la que el paternalizado tiene razones muy fuertes para dudar. Es inhe-
rente al paternalismo la idea de que el así gobernado carece de juicio
suficiente para discriminar su propia conveniencia, y por lo tanto el
juicio del gobernante ha de sustituir esa carencia proyectando general-
mente la imagen de un esfuerzo considerable para realizar esta tarea
(´me sacrifico por ti’); de la misma forma, sus actos y sus decisiones
no necesitan explicación, o apenas una somera, porque de todas las
formas ‘no podría ser comprendido’. El paternalismo encubre muchas
veces formas de opresión, y en cualquier caso, un desprecio disfrazado
de amor. El paternalismo excede de un estilo de gobernar para con-
vertirse en un problema social, al invadir todas las formas de vida…”.
Haro, Diccionario político, pp. 206-207.

202
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

tenario del Discurso ante el Congreso de Angostura, de aristas que


desentrañadas nos puedan dar pistas para comprendernos desde
lo que denominamos paternalismo político liberador, sin obliga-
toriamente hacer concesión con la automática extrapolación al
presente, y no por ello menos valioso, críticamente hablando, en
estos días tan enrevesados.
Paternalismo político liberador lo conceptualizamos como la
propensión a implementar pautas de autoridad o protección a un
pueblo desprovisto de reglas eficaces que normen su conducta
para alcanzar modelos políticos y sociales caracterizados por la
inclusión, la democratización y la mejora colectiva. Superando
la carga despectiva del término paternalismo, nos atrevemos a
ensayar un concepto en el cual priva la posibilidad de un Estado
fuerte que no disminuye la libertad y la autonomía del grupo. Es
la manera de “empoderar” a sectores socialmente vulnerables,
partiendo de la conciencia política ciudadana, propiciada, en gran
medida, por el aparato estatal. Su premisa mayor es que con una
asistencia positiva y constructiva de un Estado robusto y respon-
sable el pueblo consciente puede codirigir su propio proceso de
avance social.

“EL TORRENTE INFERNAL”

El Discurso ante el Congreso de Angostura fue leído por Simón


Bolívar el 15 de febrero de 1819, con el plan firme de instalar el
segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela en
Santo Tomás de Angostura. Las huellas de Juan Germán Roscio,
Fernando de Peñalver y Manuel Palacio Fajardo se dejaron sentir
en esta pieza capital del pensamiento del Hombre de las dificulta-
des. De tal modo, el Discurso ante el Congreso de Angostura “re-
presenta el esfuerzo más importante realizado por Bolívar para
exponer, en forma sistemática, su concepción de la sociedad ve-
nezolana y de la forma de gobierno que a esa sociedad convenía.
No es un texto circunstancial, no es un texto preparado a la ligera,

203
Discurso de Angostura

no es un texto preparado en condiciones precarias”8. Al ser un


texto sopesado y bien asesorado, con una gran carga ideológica,
nos indica de las desbordantes implicaciones analíticas de la obra
mencionada.
De entrada el elemento más llamativo del Discurso ante el
Congreso de Angostura es el verbo triunfante de un Libertador
que se arroga haber resistido en sus hombros el peso mismo de la
República; de aquí que explote un yo-heroico, de quien se entiende
como el guía indiscutible, honrado por retribuir un mando que
dice haber recibido de la voluntad de las mayorías. Una aguda ob-
servación nos puede indicar que no hubo tal delegación del poder,
recordando que el Primer Congreso de Venezuela confirió tal
responsabilidad en Francisco de Miranda, quien nunca lo delegó
en el mantuano caraqueño. Si bien es un señalamiento oportuno, a
nuestro entender le da más mérito a la capacidad de liderazgo del
Libertador9. Por eso se puede decir que el Discurso ante el Congre-
so de Angostura podría ser más bien un mensaje propositivo, valga

8 Carrera, “El Discurso de Bolívar en Angostura…”. p. 90. En este escrito


cardinal el Libertador recomienda no calcar modelos extranjeros, por
muy exitosos que estos fueran en otras latitudes, en este sentido no le
resta importancia al régimen federal, pero ajustado a otras naciones
con elementos sociohistóricos muy específicos. Invita a la adopción
del centralismo, fundamentado en un Poder Público tripartito: Ejecu-
tivo, Legislativo y Judicial; enfatizando la solidez del Poder Ejecutivo y
planteando una cuarta potestad, denominada Poder Moral. Propone el
senado hereditario y la presidencia vitalicia. De igual manera defien-
de el sistema republicano-democrático como la fórmula política para
nuestras jóvenes naciones, con la eliminación de la nobleza, los fueros
y privilegios, además de la abolición de la esclavitud, como condicio-
nes básicas.
9 “Al consignar el mando supremo, Bolívar quiso dar ejemplo de acata-
miento a la soberanía popular. Él tenía en realidad en su mano la fuer-
za. Era el jefe indiscutido en este momento del ejército. Podía mandar,
podía prolongar el ejercicio de la autoridad suprema, pues aún duraba
la guerra, pero se apresura a despojarse de ella y a dar una demos-
tración de respeto a las instituciones republicanas, al someterse a esa
autoridad del Congreso que representa la soberanía del pueblo y que él
puso empeño en reunir”. Acosta, R., Bolívar para todos, tomo II, p. 422.

204
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

el término, porque si bien hace un balance unilateral de quien di-


rimió –no sin objeción– los destinos de la República, recomienda
asimismo una estructura de Estado concreta. Se trata de política
en época de guerra, no lo olvidemos.
Se autopondera Simón Bolívar como un Dictador Jefe Supre-
mo de la República, hijo de las circunstancias dificilísimas, verda-
dero “torrente infernal” que desafió todas sus flacas capacidades:
“Un hombre, ¡y un hombre como yo!, ¿qué diques podría oponer
al ímpetu de estas devastaciones?”, “un vil juguete del huracán
revolucionario que me arrebataba como una débil paja”, para en
reglón seguido evaluarse: “Yo no he podido hacer ni bien ni mal;
fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos;
atribuírmelos no sería justo y sería darme una importancia que no
merezco”10.
A primera vista el Libertador utiliza una argumentación muy
sugerente: a ratos se autoproclama como el adalid de la gesta
que se está haciendo y a la vez nos proporciona una imagen de sí
mismo como especie de víctima del contexto, lo que nos dice de
una hábil manera de situarnos en un razonamiento contradicto-
rio, en esa díada hombre-circunstancia que generará una disputa
álgida, con gran viso de romanticismo, años después a la hora de
justipreciar su obra11. Pero su consideración no se queda corta, se

10 Bolívar, “Discurso de Angostura”, p. 96.


11 “Esa perspectiva es la que tratamos de plantear con respecto a uno de
los temas centrales de nuestra historia. Bolívar y su tiempo. Se trata
en este caso de acercarse a un individuo, pero también a su tiempo, a
su época, a los diversos contextos que lo rodean. Mucho se ha escrito
sobre el papel del individuo en la historia, mucho se ha discutido sobre
la trascendencia del ‘héroe’ y su función transformadora de la realidad
que lo rodea, pero también se ha analizado y discutido cómo el héroe
no es más que el producto de la realidad que lo rodea. Sin retomar esa
larga como bizantina discusión, es evidente que la acción del individuo
se desarrolla al interior de una situación concreta, siendo expresión
de ella, pero a la vez la intervención del individuo ejerce una presión
sobre dicha realidad que se expresa en cambios y transformaciones que
tienen su propia dinámica y que se expresan asociados a la acción de
dicha individualidad. En ese sentido, ambos elementos están en una

205
Discurso de Angostura

defiende como quien encarna en ese momento los altos fines de la


revolución:

¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del


orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Ve-
nezuela; examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero;
observad los primeros actos del gobierno republicano, la ferocidad
de nuestros enemigos y el carácter nacional. No me preguntéis sobre
los efectos de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se
me puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que
han obrado sobre Venezuela; sin embargo, mi vida, mi conducta,
todas mis acciones públicas y privadas están sujetas a la censura del
pueblo. ¡Representantes! Vosotros debéis juzgarlas12.

Comenta Bolívar anhelar la anuencia de sus hermanos de


causa para alcanzar el excelso título de buen ciudadano, superior
al de mismísimo Libertador o Pacificador conferido por Vene-
zuela y Cundinamarca, respectivamente. En su disertación ese
traspaso del mando supremo al Congreso lo convierte en acto
seguido en un ciudadano más, nunca indiferente a la demanda de
la Patria. Esto sin desconocer la “multitud de beneméritos hijos”,
verdadera reserva moral y política para gobernar un país que ha
decido derroteros soberanos. Se sitúa Bolívar enfáticamente como
uno más13.

permanente interacción, explicándose y alimentándose mutuamente,


por lo que el excluir uno de estos contextos no facilita el conocimiento
de la realidad en sus múltiples manifestaciones”. Rosas, Bolívar y las
tendencias actuales de investigación histórica, p. 186.
12 Bolívar, op. cit., p. 96.
13 “Este despersonalizarse como individuo para individualizarse como
anónimo signo de la temporalidad histórica en la que le toca actuar,
tanto en el pasado, el presente, incluso el futuro, es un recurso al que
Bolívar recurre con frecuencia. Es así como el que a fines de 1812 lle-
ga a Cartagena y dicta su primer gran documento político es un hijo
de la infeliz Caracas. Allí realiza un tenaz análisis de las causas de tan

206
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Ahora bien, vemos que el paternalismo político liberador de


Simón Bolívar reconoce que la autoridad debe democratizarse
para cerrar el paso a cualquier poder unipersonalizado14. De allí
que es menester regímenes más abiertos y respetuosos de las li-
bertades públicas. En este sentido, no es de extrañar la defensa de
Bolívar a las repetidas elecciones como verdadera garantía de que
uno solo no se perpetúe en el poder15. Es curioso ver que tal prin-
cipio liberal que hace a Bolívar un recalcitrante republicano, sea

lúgubre infelicidad. En 1815, el exiliado en Kingston es un americano


meridional que, cuando todo se ha perdido, aún se atreve a pensar en
la liberación de un continente. Posteriormente, el estadista de 1819,
en Angostura, luego de someter a su control militar la plaza que a la
postre inclinará el curso de la guerra en su favor y de someterse por
sí mismo al juicio del pueblo y de la historia, solo aspira ser buen ciu-
dadano; título que, asegura, es superior al de Libertador que le otorga-
ron en Caracas, al de Pacificador que le otorgaran en Cundinamarca, o
cualesquiera otros que el mundo entero le pudiera otorgar. Este tipo de
metáfora sugiere el sutil desdén del héroe por lo grande, que lo torna
aún más grande; el sobrio clamor por la sencillez ordinaria del paisano,
pero a lo que solo puede acceder quien, como él, transita el arduo ca-
mino de la gloria”. León, Carta de Jamaica. Historia, semántica y geopo-
lítica. pp. 178-179.
14 “La Filosofía Política concebida por el Libertador se inspiró en los si-
guientes principios: Justicia-Igualdad-Libertad. El tipo de relación que
debe existir entre estas nociones fundamentales, lo estableció de la si-
guiente manera: la justicia toma la categoría de virtud regidora y sobre
ella se sostienen la igualdad y la libertad. La suprema libertad social
consiste en un justo medio entre la libertad absoluta y poder absoluto.
La soberanía reside en el pueblo. Los gobernantes que reciben su man-
dato del pueblo deben alternarse en el ejercicio del gobierno. El poder
público no debe estar concentrado en un solo gobernante, por lo que
se impone la división de poderes”. Albornoz, Bolívar y la filosofía de su
tiempo, pp. 108-109.
15 No negamos que subyace en esta apreciación política de Bolívar toda
una configuración “contractualista” que considera la soberanía —ese
poder supremo por antonomasia— como producto de un pacto vo-
luntario por la preservación de “los derechos y la propiedad” a lo que
llegan los hombres. En el Libertador está de fondo parcialmente la idea
represiva o persuasiva del poder, verdadera mirada en parte pesimista

207
Discurso de Angostura

burdamente distorsionado por fracciones reaccionarias antipopu-


lares para acusar gobiernos de inspiración bolivariana de falsos y
dictatoriales. Una nota de interés es que esta conocida afirmación
del Libertador sobre el sufragio continuo, por contrapartida, nos
induce a deducir lo contrario: el gobernante que actúe bien debe
ser ratificado por las mayorías como premio al deber cumplido.
Que si bien es cierto que la ciega obediencia del pueblo fortalece al
tirano y usurpador denunciado por Bolívar, este juicio asimismo
nos abre la puerta para ratificar a los ecuánimes, de reconocer a
los virtuosos cuando el pueblo es enaltecido por su gobernante.
¡Toda una resemantización del principio de la alternabilidad re-
publicana! De esta sinergia maravillosa: un pueblo consciente es
elevado por la pedagogía política del gobierno16 y este crece con
las justas demandas de los más.

de la condición humana, lectura objetada por la filosofía política de las


últimas décadas.
16 Un señalamiento de Salcedo-Bastardo en su clásico trabajo desde ya
despoja parte de los equívocos conceptuales entre Nación, Estado y
Gobierno en la verba del Libertador, aclaratoria muy funcional para el
objetivo de este ensayo: “La Teoría Política en nuestros días precisa el
contenido privativo de cada uno de los tres grandes conceptos. Así se
han hecho visibles sus similitudes y sus diferencias; aunque pertenecen
a distintos niveles del conocimiento científico, si fuerza mentalmente
colocados en forma superpuesta mostrarían sus desiguales extensio-
nes. El término Nación, que corresponde al plano social, es el de mayor
extensión; se le usa para nombrar la población y sus vínculos cultu-
rales: cierta comunidad de tradición, lenguaje, religión, costumbres,
ideales, etc., a tales vínculos puede añadirse en algunos casos, otros
de tipo natural: vecindad geográfica, similitud étnica. El concepto de
Nación alude la institución de mayor permanencia; prácticamente la
nación es perpetua. El vocablo Estado pertenece al plano jurídico-polí-
tico. Es la organización legal, o personalidad jurídica, de la nación; no
obstante, que la nación es uno de sus elementos, tiene el Estado menor
extensión en cuanto que puede concebirse una nación sin Estado pero
no lo contrario. En el tiempo la duración del Estado es media; cambia
más que la nación y menos que el gobierno. El concepto de Gobierno,
muy afín al de Estado, podría ser situado en un plano casi idéntico al
de este aunque más acentuadamente político. Es de extensión mínima

208
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

ENTRE PUEBLO Y CIUDADANO

El Libertador apunta en el Discurso ante el Congreso de An-


gostura una idea que ya había sostenido con iguales palabras
en la Carta de Jamaica de 1815, la noción del “pequeño género
humano”:
… No somos europeos, no somos indios, sino una especie media
entre los aborígenes y los españoles. Americanos por nacimiento y
europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los
naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que nos
vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso es el
más extraordinario y complicado17.

Esta interesantísima autodefinición la complementará más


adelante Bolívar con las expresiones: “un compuesto de África y
de América”, “más que una emanación de Europa”; para rematar
con una admonición que lo pone hoy en la cresta de la discusión
antieuropocéntrica: “pues que hasta España misma, deja de ser
Europa por su sangre africana, por sus instituciones y por su ca-
rácter”. Todo esto sin dejar de aludir el genocidio de los invasores
hispanos contra los indo-originarios18. En este aspecto en especí-

en relación con los otros, ya que se refiere al conjunto de los personeros


del Estado, es decir, a sus gestores. Es de menor duración —también
relativamente— por cuanto cambia con facilidad superior a la usada
para los cambios de Estado”. Salcedo-Bastardo, Visión y revisión de Bo-
lívar. p. 125.
17 Bolívar, op. cit., p. 98.
18 Ibidem, p. 106. “Es de notar cómo Bolívar se fija antes que nadie entre
los teóricos y pensadores del tiempo en el panorama racial hispanoa-
mericano y en las dificultades que presentaba la compleja constitución
étnica para la organización política presente y futura. Lo que afloró
tímidamente en la Carta de Jamaica aparece ahora en el Discurso de
Angostura con gran nitidez. Consciente del peligro que entrañaba el
mosaico racial para el porvenir de América es que aconseja consagrar
en la constitución la igualdad política y social para corregir mediante
las leyes las diferencias naturales”. Hurtado, Ensayo de un método…, p.
27.

209
Discurso de Angostura

fico radica, a nuestro entender, parte de la valía de un documento


histórico recurrentemente reelecto. En sus conceptos resuena
lo que nos atrevemos a calificar como el núcleo de la identidad
latinoamericana, base de la particularidad que le da una relativa
personalidad histórica a lo construido societalmente después
de tres siglos de sujeción hispana. Decimos esto respetando las
especificidades en cada caso, sin omitir las herencias culturales
de comunidades y territorios en los que lo indígena y negroide
terminaron siendo predominantes. Insistamos: pero así como
encontramos aquí un aliento ontológico (lo identitario), este as-
pecto no lo divorcia el Libertador de la dimensión del poder (lo
político), y esto es altamente significativo19. ¿Cómo es divisible lo
que somos con lo que debemos construir? En este sentido agrega
Bolívar:

Todavía hay más: nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva,


nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en
tanta más dificultad para alcanzar la libertad, cuanto que estábamos
colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no sola-
mente se nos había robado la libertad, sino también la tiranía activa y
doméstica20.

19 “En esta concepción, la identidad se desprende del proyecto. De ahí


que aquel pequeño género humano se identifique consigo mismo y con
otro mediante el proyecto. En este contexto, el proyecto se llama inde-
pendencia de América, es en realidad la objetivación de la teoría de la
independencia. A este proyecto, Bolívar lo llamó partido de la patria, lo
cual presupone un Estado soberano, uno que conciba y lleve adelante
sus propios proyectos sin pedirle permiso a nadie. Entonces, la identi-
dad no es el color de la piel, ni el bailecito citadino, sino especialmente
el proyecto concebido de acuerdo a cierta manera de leer el mundo.
Dicho de otro modo, no es un plan de acción, ni táctico ni estratégico,
sino praxis, esto es acción y pensamiento que se desenvuelven, que dis-
putan, se critican y reconcilian, donde ni siquiera los propósitos finales
son intocables”. Rivadeneyra, Los enemigos invisibles, p. 46.
20 Bolívar, op. cit., pp. 98-99.

210
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Partiendo de este cuadro se lanza el Libertador a explicar lo


que considera una “paradoja”. Hasta en los regímenes más absolu-
tos del mundo asiático –tenidos como bárbaros por los ilustrados
modernos– los déspotas fueron generalmente oriundos de esos
mismos territorios, igual que sus funcionarios y subalternos. En
el caso americano, apunta Bolívar, no fue así. España impedía el
ejercicio del gobierno doméstico mínimo. “Lo diré de una vez,
estábamos abstraídos, ausentes del universo, en cuanto era re-
lativo a la ciencia del gobierno”21. Véase que este es el reclamo de
un criollo que en la pirámide social de entonces goza, en compa-
ración con otros grupos sociales, de ciertas prerrogativas nadas
despreciables22. Y aquí distinguimos uno de las habilidades argu-
mentativas más trascendentes del Libertador en su Discurso ante
el Congreso de Angostura, cuando llega a equiparar el criollo con
pueblo americano, operación expuesta en su afamada Carta de
Jamaica de 1815 y que ahora la hacía verdaderamente pública ante
los congresistas. Es decir, Bolívar iguala por encima la condición
americana, cuando incluye en su propuesta política al ”pequeño
género” –mezcla del negro, el indio, el blanco–, que, por ser dis-
tinto, requiere un futuro también distinto, bajo el estandarte de
la unidad para la libertad. Pero advertimos que en la mencionada
igualación por encima entraña una denuncia y una tarea.
La denuncia: existe un estado secular de postración. Un “triple
yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio” al cual histórica-
mente ha sido expuesto el mencionado gentilicio, ahora pueblo
americano. La mentira, el vicio y la superstición han sido más
potentes que la fuerza física, por lo que aduce el Libertador, que
“la esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un

21 Ibidem, p. 99.
22 “Otra vez, como en la Carta de Jamaica, por su voz habló su clase so-
cial, en sus palabras estuvieron las quejas de los mantuanos, en sus
proposiciones la búsqueda de una estabilidad que los criollos no sabían
todavía cómo se podría obtener, en vista de las duras contradicciones
que venían enfrentando desde 1810”. Acosta S., Bolívar, acción y uto-
pía… p. 212.

211
Discurso de Angostura

instrumento ciego de su propia destrucción”23; premisas mayores


para exponer sus ideas educativas y morales que en este ensayo no
vamos a tratar24. De tal forma, los enemigos a vencer son la am-
bición, la intriga y la perversión. Aunque en honor a la verdad esa
larga noche también tuvo estrellas, hubo una “legión extraordina-
ria”:
El orador parece ante sus coterráneos con apreciables cono-
cimientos sobre política, historia de Venezuela y de Europa, y
literatura universal, a lo cual se agrega la sólida formación moral
y la buena información acerca de los múltiples problemas socia-
les y económicos. Y entonces surge la pregunta: ¿Dónde obtuvo
todo ese acervo? Y la respuesta es una. Del sistema repudiado por
él con tanta vehemencia. Pero Bolívar no es el único beneficiario
de la época anterior a la lucha por la emancipación, pues con él
están todos aquellos hombres de quienes la Venezuela del siglo
XIX obtuvo lustre. Simón Rodríguez, Andrés Bello, Juan Germán
Roscio, Miguel José Sanz, Juan Antonio Rodríguez Domínguez,
Antonio José de Sucre, Manuel Palacio Fajardo, José Antonio
Páez, solo por citar algunos de esa legión extraordinaria. Pero,
aparte de los hombres nacidos durante aquel siglo, a quienes se
les negó ´saber, poder y virtud’, vinieron no pocas instituciones
descollantes por sus bondades. Con seguridad, el Libertador ha
expresado este sentimiento, obligado como estaba por su condi-
ción de líder máximo de una revolución y, por lo tanto, no podía
romper lanzas en favor de un sistema combatido por él, como lo
era el español. Resulta indiscutible que la buena calidad de los
ciudadanos antes nombrados y muchos más, dimanó del sistema
español, pero también es innegable que los beneficios del sistema
no fueron extensivos a toda la población sometida al poder ex-
tranjero; quizás esta circunstancia fue lo que inspiró en Bolívar las
reflexiones ya citas25.

23 Bolívar, op. cit., p. 99.


24 Sabemos que en el libro colectivo donde va inserto nuestro escrito,
otros investigadores abordarán estas temáticas con gran propiedad.
25 Bencomo, Bolívar ante la política, p. 100.

212
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

La tarea, por otro lado, está más especificada: la práctica de la


virtud:

Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a


perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad
consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más
poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo
debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no
la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia
es el ejercicio de la libertad26.

En este sentido, detectamos en el Libertador una mudanza


muy notoria de la noción de pueblo, sin excluir la honda impre-
sión que generó en él, en casa, el terrible año 1814, y fuera de
nuestras fronteras, las vivencias antillanas. Bolívar fue testigo de
excepción de la carencia de facultades y tradición política repu-
blicana en una masa hija de trescientos años de colonialismo
extranjero. Observamos que mientras en el Manifiesto de Carta-
gena de 1812 alude a la noción de pueblo como un aglutinado de
“estúpidos que desconocen el valor de sus derechos”, el desmoro-
namiento de la Segunda República lo hace considerar sus ásperas
palabras. Ya en la Carta de Jamaica de 1815, al estimar la situación
de Caracas y Nueva Granada, Bolívar patenta la separación entre
las instituciones representativas y nuestras costumbres. Las lides
políticas, la toma del federalismo para iniciales Estados, la excesi-
va fuerza de los gobiernos provinciales, el menoscabo de centralis-
mo, entre otros factores, nos han incapacitado para fundar recias
organizaciones. Después de Jamaica, por lo imprevisto de los
días ulteriores, Bolívar asume una postura distinta sobre negros,
pardos e indios, lo que nos habla de un Libertador más defensor
que displicente. En Angostura, para 1819, ya se autodefinía como
un instrumento de las peticiones de los menos asistidos.
Lo que queremos resaltar es el poder argumentativo del
paternalismo político liberador en Bolívar a la hora de dar

26 Bolívar, op. cit., p. 100.

213
Discurso de Angostura

sustancialidad a la noción pueblo, siempre y cuando esta mayoría


alcance el nivel político-moral para ser entendido como tal. No le
interesa a Bolívar el habitante, le importa el ciudadano.

SIN IMITACIÓN SERVIL

Una de las preocupaciones más importantes de Bolívar, que


pone en evidencia su paternalismo político liberador en su Discurso
ante el Congreso de Angostura, fue la apología de la democracia
como forma de gobierno. Si bien convenía el Libertador en que
era un sistema de vanguardia por cuanto de libertad implica, no se
llamaba a engaños: era una fórmula muy exigente para un pueblo
inmaduro políticamente hablando. Tomaba ejemplos concretos
de la historia antigua y moderna para fundamentar su criterio, a
primera vista poco alentador. Quienes se han quitado de encima
la fatídica opresión, salvo honrosas excepciones, no han podido
consolidar un régimen de libertades efectivas, asienta. Los “anti-
guos vicios políticos” paridores de tiranías, muchas veces han sido
más poderosos que el afán de vivir sin lastres. Las costumbres de
la atadura imposibilitan la autonomía que da una voluntad deci-
dida a caminar sola. De allí su alegato que permanentemente se
tergiversa: la democracia puramente química no basta, la libertad
absoluta es una quimera peligrosa que engendra el desorden y el
vicio. Existen medidas que si bien son de procedencias aristocráti-
cas o monárquicas, le pueden hacer bien al ensayo republicano que
ahora da sus primeros pasos. Aun cuando el Libertador califica sus
reflexiones como “crueles”, no desconoce las metas alcanzadas por
el proceso revolucionario independentista. Sacudirse a España,
desconocer las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios,
proclamar a viva voz los derechos del hombre, y muchas garantías,
actos eminentemente liberales, es una verdadera proeza que no se
puede ignorar. Sin embargo, y allí lo lleva su crítica, pese a los agi-
gantados pasos que dimos en la Primera República, desde el punto
de vista constitucional no tenemos que errar nuevamente.

214
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

El primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de


nuestra legislación, con caracteres indelebles, la majestad del pueblo
dignamente expresada, al sellar el acto social más capaz de formar
la dicha de una nación. Necesito de recoger todas mis fuerzas para
sentir con toda la vehemencia de que soy susceptible, el supremo
bien que encierra en sí este Código inmortal de nuestros derechos y
de nuestras leyes. ¡Pero cómo osaré decirlo! ¿Me atreveré yo a pro-
fanar, con mi censura las tablas sagradas de nuestras leyes?… Hay
sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de
la patria; ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar del
mismo que los abriga, una fuerza imperiosa los comunica27.

En este juicio es patente un asunto que no debemos perder de


vista cuando en nuestros análisis nos empeñamos en hablar de un
solo Bolívar, como si la realidad no es múltiple y contradictoria, y
los hombres fueran rígidos personajes, inamovibles ante el venda-
val de los acontecimientos. Simón Bolívar despliega en este razo-
namiento –”¡Pero, cómo osaré decirlo!”– una veteranía de quien
en siete años se había curtido de los sinsabores de la guerra y su
amargo exilio, experticia que adquiere quien ha calibrado perso-
nas tan diversas en horas tan aciagas. Su frontalidad e ímpetu de
1812 es taimado con un juego semántico de exaltar para criticar.
Los absolutos se van relativizando en su verbo y ve el “vaso medio
lleno”, que da señal de ser un espíritu más avezado. ¿Mas, qué
podría hacer quien convoca para el consenso, de quien invita para
reconstruir? Por eso en gran medida nos encontramos parcial-
mente con otro Bolívar, que es más realista, conoce los intereses de
su audiencia y busca no herir susceptibilidades.
Si bien su recuento es políticamente positivo, sugiere una re-
forma profunda que supere la desacertada Constitución Federal
de un poco más de un lustro. Emular el modelo norteño derivado
de una gente distinta –con virtudes políticas e ilustración moral–
es equivocado, imitar el federalismo estadounidense, verdadera

27 Bolívar, op. cit., p. 102.

215
Discurso de Angostura

planta exótica para nuestra idiosincrasia como pueblo, es contra-


producente. Enfatiza:

¿No sería muy difícil aplicar a España el Código de libertad política,


civil y religiosa de Inglaterra? Pues aun es más difícil adaptar en Ve-
nezuela las leyes de Norteamérica. ¿No dice el Espíritu de las Leyes
que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Que es una
gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Que
las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del
terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pue-
blos? ¿Referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir,
a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su
número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el
Código que debíamos consultar, y no el de Washington!28.

Desde su punto de vista dicho calco al patrón estadounidense


fue doblemente perjudicial, porque tomó lo menos favorable en
cada caso. En lugar de apuntar a un Poder Ejecutivo más fuerte
para la coyuntura que vivía la causa emancipadora, se terminó
tomando un blandengue triunvirato que le hizo una flaca ayuda
a la opción independentista. Ese “cuerpo colectivo sujeto, por
consiguiente, a los inconvenientes de hacer periódica la existencia
del gobierno, de suspenderla y disolverla siempre que se separan
sus miembros” fue ciertamente dañina. Fue lamentable, sigue el
Libertador, que el mencionado Congreso de 1811 decidiera por el
federalismo en lugar de formar una República indivisible y central.
Una decisión infortunada fue obviar el carácter y costumbres de los
ciudadanos. La ausencia de una condición moral que no teníamos,

28 Bolívar, op. cit., p. 103. Se apoya en la voz autorizada del socio-filósofo


Montesquieu (1689-1755). Para el pensador francés el gobierno brota
de la naturaleza propia de su organización social, y se fortifica por la
obediencia de sus respectivos principios de gobierno. Siendo los hom-
bres especie de artesanos políticos, están capacitados de procurarse
mediante cuerpos jurídicos más prosperidad individual y social. Para
Montesquieu, es deber del gobierno republicano hacer leyes de acuer-
do con el temperamento de los pueblos.

216
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

nos llevó al más estruendoso fracaso. Para ser más diáfano apela
el Libertador al sarcasmo: “la consistencia necesaria para recibir
el beneficio de un gobierno completamente representativo, y tan
sublime que podía ser adaptado a una república de santos”29.
Por todo esto señala que es imperioso rectificar el rumbo. A
quienes ahora les toca la sensible misión de redactar un nuevo
cuerpo de leyes no pueden ser indiferentes a su lamentación. La
igualdad política, en su percepción, es el principio fundamental
del sistema por establecer, sustentada sobre la virtud, valor que
debemos adquirir todos los individuos para ser considerados au-
ténticos ciudadanos. Per se somos desiguales30, siendo el talento,
el valor y las buenas costumbres, con leyes efectivas, el verdadero
factor nivelador:

29 Bolívar, op. cit., p. 105.


30 Otra vez Rousseau (1712-1778) glosado por el Libertador, en especí-
fico su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres
(1755). Desde los albores de la civilización, la convivencia humana
generó desencuentros. La necesidad fue el móvil fundamental de de-
fectos y virtudes que marcaron las distinciones en las comunidades.
Ante tan notorias diferenciaciones, la misma sociedad se vio obligada a
regular las asimetrías, estipulando derechos y deberes que terminaron
confiscando su mismísima libertad. En su análisis sobre la desigual-
dad, Rousseau estableció las discrepancias entre el hombre civilizado
y el hombre salvaje, llevando el primero de los mencionados la peor
parte. El hombre civilizado, impelido por un afán de ser superior a los
demás, engendró un artificio pernicioso sobre la vana idea de dominio.
Si bien el hombre salvaje vivía para sí mismo, el llamado civilizado
vivía buscando la aprobación de los demás. No obstante, el hombre sal-
vaje fue decayendo, siendo el motivo principal de la desigualdad entre
los hombres. “Lo que Rousseau plantea el edificio como el problema
del libro es esto: ¿qué hay de realmente natural y qué de artificial en la
naturaleza humana? En términos generales, su respuesta consiste en
que por encima del egoísmo y más allá de ir, los hombres sienten una
reacción innata ante el sufrimiento de los demás. La base común de la
sociabilidad es el sentimiento y no la razón; salvo por un hombre per-
verso, el sufrimiento, donde quiera que se produzca, es directamente
doloroso. En este sentido los hombres son ‘naturalmente’ buenos”. Sa-
bine, Historia de la teoría política, p. 445.

217
Discurso de Angostura

La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamen-


to, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque
colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la indus-
tria, las artes, los servicios, las virtudes, les den una igualdad ficticia,
propiamente llamada política y social31.

Este exhorto de Bolívar en su Discurso ante el Congreso de


Angostura, pese a inspirarse en el pensamiento más adelantado
de su momento32, es también una inferencia de quien sufrió las
desgracias de “repúblicas aéreas”. Instituir un sistema político más
simple y apegado a nuestra realidad y mantener a raya las natura-
les diferencias en una sociedad tan heterogénea como la nuestra es
de suyo problemático. Por eso “el sistema de gobierno más perfec-
to es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor
suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”33.

31 Bolívar, op. cit., p. 106. Sobre el contenido de estas palabras, Mijares es


agudo: “La idea de Bolívar no es solamente generosa, sino más acer-
tada; la ley, cuando organiza la sociedad y establece normas de justi-
cia, de pacífica convivencia y aun de moral, está corrigiendo en cierto
sentido a la Naturaleza; por consiguiente, la igualdad política entre los
hombres debe proclamarse, no para obedecer al orden natural, sino
para reducirlo a un orden legal más adecuado al buen desarrollo de
la colectividad. Con el cual, un argumento que por sus premisas es
reaccionario en la mente de la mayoría, se convierte en Bolívar en una
afirmación democrática profunda”. Mijares, La evolución política de Ve-
nezuela, pp. 54-55.
32 “Bolívar tiene una clara conciencia acerca de los límites de la acción,
sustentada en una concepción de la política como tarea humana y por
lo tanto imperfecta, tarea entregada no obstante a un propósito hon-
damente humanista: la creación de un orden de convivencia para el
desarrollo pacífico de la vida común (…) En este orden de ideas, cree-
mos efectivamente que los escritos del Libertador, y su acción históri-
ca concreta, ponen de manifiesto una visión de la política como área
perfectible de la actividad humana, en la que el desafío central consiste
en reconciliar equilibradamente intereses encontrados y conflictivos”.
Romero, Aproximación a la política, p. 222.
33 Bolívar, op. cit., p. 107. Es posible que sea principalmente Jeremy
Bentham (1748-1832) su soporte teórico, por excelencia, en esta afir-

218
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Que es decir, gobiernos sencillos con normas realistas y fuertes


que contrarresten modelos ajenos a nuestra cultura y que acaben
del mismo modo con los remanentes del colonialismo, pese a vivir
un tiempo social diferente.
Haciendo un uso oportuno de la recursividad dialéctica, Bo-
lívar confiere al Congreso la felicidad de la República, que no es
cualquier cosa. Redunda el Libertador en una postura protectora
que admite que generar cambios cualitativos en una Venezuela
cruzada por una guerra de liberación, sin el concurso de una sobe-
ranía popular bien entendida y una división de poderes verdade-
ramente funcionales, es un objetivo titánico, es el drama de Sísifo.
Todos los pensadores modernos por él citados en su Discurso ante
el Congreso de Angostura reman hacia el mismo lugar, hacia esa
sincronización entre comunidad y Estado, que como organismos
vivientes deben hacer una simbiosis casi perfecta. Lo otro sería
pensar que las transformaciones históricas se dan por un aluvión
o que ilusamente se decretan.

UN GOBIERNO ENÉRGICO

En el paternalismo político liberador de Bolívar, la mirada


retrospectiva es un mecanismo muy recurrente. De un modo ca-
tegórico el Libertador se esfuerza en demostrar cómo los hechos
pretéritos son los factores causales del presente, siendo su preo-
cupación más obvia registrar la simiente misma de la República

mación. Es casi imposible no remitir esa sentencia a la visión del uti-


litarismo británico. El principio de que toda acción humana –desde
las leyes hasta las instituciones– deben ser juzgadas por la cantidad
de placer que le proporciona al pueblo es extremadamente progresista
para el siglo XVIII. Es casi una solución generalizante y ambigua en
que todo sea medido por lo placentero o no de los resultados obteni-
dos. En el campo político en particular calzaba muy bien esta máxima
para desechar lo oprobioso que fue el régimen colonial, régimen que
no soportaba la idea de una mayor felicidad para el mayor número de
personas. Aquí late el carácter democrático y revolucionario moderno
de la proposición.

219
Discurso de Angostura

de Venezuela. Para explicar la génesis de su proyecto convoca


la fuerza de Clío, citando experiencias antiguas y modernas en
cada caso34. La historicidad es vertebral en el Discurso ante el
Congreso de Angostura, aspecto que nos conecta con una heren-
cia rescatable: cómo los argumentos que hablan críticamente de
lo remoto nos ponen rápidamente en sintonía con la inmediatez
que vivimos, y sin caer en automatismo unicausalista, con el
futuro por construir. Pero dicha historicidad no es in vacuo. La
conceptualización histórica de Bolívar es claramente pragmática
sin renunciar a la dimensión didáctico-moralizante: aprender del
pasado como brújula del porvenir, haciendo la salvedad de que
son innumerables moralejas que de sus anales podemos sacar,
siendo el universo jurídico inapreciable35. Visto así, las leyes deben
ser paridas por la realidad y no viceversa. Su súplica es para obte-
ner lecciones de hechos acaecidos tan emblemáticos que nos “ins-
truyan en la difícil ciencia de crear y conservar las naciones con
leyes propias, justas, legítimas, y sobre todo útiles”. Porque, a fin
de cuentas, la eficacia de un gobierno no radica en su decálogo de

34 “Bolívar, aun cuando conociera la historia y supiera aprovechar sus


enseñanzas y aducir sus ejemplos, no olvidaba sin embargo que muy
distintas eran las realidades prevalecientes en la Atenas clásica, en Es-
parta, en los antiguos imperios orientales o en la Roma republicana e
imperial y la situación concreta de Venezuela y de la Gran Colombia
(…) Como hemos visto, la historia antigua le ofrece a Bolívar elemen-
tos de comparación y posibilidades de comprensión de lo que ocurre
a su alrededor, en su propia época”. Pérez Vila, La formación intelectual
del Libertador, pp. 148-149.
35 “Todo el pasado del hombre es el inmenso teatro de su reflexión. Mira
sucederse en los anales de los tiempos los más hipócritas y los más
descarados sistemas de opresión. La libertad ha sido un milagro tran-
sitorio, perecedero y difícil, ‘porque son los pueblos más bien que los
gobiernos los que arrastran tras de sí la tiranía’. Por eso estudia y se-
ñala el rezago negativo del pasado, la herencia activa de un sistema
de legitimidad autoritaria y de sociedad de castas, pero no para ne-
gar la posibilidad de un régimen democrático o para renunciar a ella,
sino para afirmarla, como posibilidad histórica, realizable mediante la
aceptación de los hechos ciertos y la modificación de las circunstancias
sociales”. Úslar, Discurso de orden… p. 318.

220
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

buenas intenciones, sino en ser acorde a la naturaleza y al carácter


de la nación para quien se instituye.
Para Bolívar la responsabilidad de un buen gobierno, en gran
medida, ahora descansa en los legisladores, en invertir la ecua-
ción, en transformar el agua en vino, en permutar la materia bruta
en materia elaborada sin perder la máxima del ginebrino radical:
“La libertad –dice Rousseau– es un alimento suculento, pero de
difícil digestión”. Así, ese “saludable nutritivo de la libertad”36 es
un arma de doble filo si no se está a la altura de las circunstancias.
¿Cuánta razón no encuentra el Libertador en el autor del Contrato
social al tantear a un pueblo impedido de ejercer una conciencia
ciudadana de ruptura? Lynch señala:

Pero la libertad en sí misma no es la clave de su sistema político. En


efecto, él desconfió de los conceptos teóricos de la libertad, y su odio
hacia la tiranía no le llevó a una glorificación de la anarquía. Sostu-
vo que las teorías abstractas crean una idea perniciosa de libertad
ilimitada, y estuvo convencido de que la libertad absoluta invaria-
blemente degenera en poder absoluto. Por lo tanto, su búsqueda de
la libertad fue una búsqueda del equilibrio y por lo que él llamo la
libertad práctica, o libertad social, una medida entre los derechos de
los individuos y las necesidades de la sociedad. Ello consistía esen-
cialmente en la administración de justicia y el imperio de la ley, de
manera que el justo y el débil pudiesen vivir sin temor, y el mérito
y la virtud pudiesen recibir su adecuada recompensa. Creía, con
Rousseau, que sólo la ley podía ser soberana, y que la ley era el resul-
tado no de una autoridad divina o despótica, pero sí de la voluntad
humana y la soberanía del pueblo37.

En tal sentido, para superar las cadenas, las sombras de las


mazmorras, son imperativos procedimientos políticos edificantes
para dar como respuesta a un pueblo naciente. La naturaleza y la
forma de gobierno deben proporcionar mejoras populares, para

36 Bolívar, op. cit., p. 100.


37 Lynch, El pensamiento de Simón Bolívar… pp. 134-135.

221
Discurso de Angostura

no ser viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conduc-


tores, para poder trascender aquella humillante máxima, que más
cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de
la tiranía, reitera. En esta dirección Salcedo-Bastardo redunda en
esta tesis:

La expresión “gobierno fuerte” no alude a gobierno de césares criollos.


Se orienta hacia una distinta realidad: se encamina al problema de la
eficacia y de la autoridad moral. Bolívar solicita un gobierno compe-
tente en la solución de los problemas públicos, fuerte desde el punto
de vista administrativo y moral, que posea la fortaleza ética, patrió-
tica, técnica y política, suficiente para completar la revolución y me-
recer respeto, que todos los ciudadanos y todos los partidos políticos
lo vean como artífice del bienestar general y baluarte de la seguridad
común (…) Gobierno fuerte para él –formalmente– es el gobierno
centralista; no el despótico, sino el estable y firme del magistrado res-
petado, del administrador idóneo y del político honrado38.

La guía oportuna y protectora de un gobierno enérgico en el


proceso reconstructivo de un pueblo históricamente expoliado es
determinante en el Discurso ante el Congreso de Angostura, señala-
miento oportuno que hace Bolívar desde su mirador paternalista
liberador y humanista39 para descalificar la inopia administra-
tiva, el burocratismo, la demagogia y, sobre todo, la falta de una

38 Salcedo-Bastardo, op. cit., p. 139.


39 “Una política humanista o humanismo político deberá reconocer y
favorecer la realización del arquetipo humano que cada época tiene
que formular en función de las circunstancias pasajeras y sus caracte-
res eternos (…) Una auténtica política humanista no puede desdeñar
aquello que depende del cuerpo, de las pasiones, de los instintos y de la
vida del hombre, pero tampoco puede desconocer lo que depende de
la inteligencia (…) El valor de los Estados se aquilata por la facilidad
que brindan al perfeccionamiento del homo spiritualis estimulando la
realización de la vocación personal en conexión con la del destino na-
cional”. Basave, Teoría del Estado. p. 221.

222
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

organización robusta que demanda un pueblo en un tránsito his-


tórico definitivo.

UN COMENTARIO DE CIERRE

Quisimos experimentar un concepto de nuestra propia cose-


cha, paternalismo político liberador, para acercarnos al Discurso
ante el Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819. Nuestra
intención fue, tomando algunos aspectos puntuales de este texto
capital, llamar la atención sobre claves para un análisis más dete-
nido de una pieza magistral, sin obviar que es un discurso político
siempre circunscrito a una época muy específica hace dos siglos,
pero que nos suministra elementos para leernos hoy. No obviamos
que es un texto que tiene un propósito de poder, y esto es de gran
importancia. Había que edificar República como expresión de un
bien común, brega que ameritaba un esfuerzo extrahumano, labor
que bien direccionada podía alcanzar tan significativo propósito,
con el cual todos ganaríamos el don más preciado: la Independen-
cia. Pero además, no es solo diagnostico derrotista de una hora tan
menguada; en su disertación Bolívar se potencia –con sinceridad,
recursos retóricos y también con medias verdades, ¡hombre al
fin!– como el portavoz ideológico de la salida de tres centurias de
dominación.
No dudamos de que Bolívar sea aquí un paternalista, pero
paternalista diferente. Conociendo el caldo de cultivo de un
conglomerado sumiso ante la monarquía española, era socio-
lógicamente explicable por qué un pueblo idiosincráticamente
súbdito, abruptamente no se podía transformar en ciudadano. En
el Discurso ante el Congreso de Angostura, Bolívar rescata una con-
ceptualización política y discursiva distinta, que le quita, a nuestro
parecer, el sentido negativo que se le ha adjudicado al término
paternalismo. Bolívar hizo ejercicio de un paternalismo político
liberador. Bolívar sí fue defensor de la participación política. Plan-
teó un sistema democrático a favor de la acción virtuosa de la ciu-
dadanía. Sin negar lo atrasado del pueblo por razones históricas
mensurables, Bolívar creyó en las potencialidades de la mayoría,

223
Discurso de Angostura

individuos sensibles, conscientes y responsables para la toma de


decisiones políticas. Apela el Libertador al deber moral de los go-
bernantes, que consiste en regir constructivamente la vida de los
otrora vasallos.
Interrogarnos sobre el paternalismo del Libertador, general-
mente satanizado, nos puede conducir a comprenderlo como
“una de las actitudes humanitarias de la clase terrateniente crio-
lla”, aspecto no necesariamente negativo. Sobre este asunto Roig
pregunta: “¿Y por qué no afirmar luego que ese humanitarismo le
impidió en más de un caso a nuestro Bolívar una posición política
verdaderamente revolucionaria frente a los agudos procesos que le
toco vivir?”, para autoresponderse: “Lógicamente que ese paterna-
lismo y esa liberalidad tenían para esa misma clase sus códigos es-
tablecidos y con ello sus sentidos y límites. Un paternalismo y una
liberalidad excesivos se aproximan peligrosamente a los márgenes
de lo permitido y podían presentarse, por tanto, como una amena-
za contra la estabilidad de los propios sistemas codales vigentes”40.
Muchas conjeturas podemos hacer hoy de esta mina inagota-
ble de insinuaciones políticas, algunas superadas por un tiempo
menos optimista de la promesa tecnorracional moderna. Solo
resaltemos la demanda de un gobierno fuerte y francamente hu-
manista que contribuya a elevar moral, cultural y políticamente
al pueblo, sin convertir a sus mayorías en perezosos pedigüeños.
¡Una verdadera cultura del trabajo y del esfuerzo se pide a gritos!
Parte del reto es el imperativo de un Estado que proteja, cosatisfa-
ga las necesidades colectivas y eduque al pueblo, y este responsa-
blemente –no como un infante perpetuo– se vaya haciendo tam-
bién cargo de su existencia social y económica. De otra manera
el paternalismo no será ni político ni liberador –ni horizontal,
ni inclusivo–, sino un maquinaria corruptora, burocratizante e
inoperante que terminará asfixiando al ciudadano de a pie. De un
todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

40 Roig, Simón Bolívar y las dos revoluciones del proceso de la Independen-


cia, p. 105.

224
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

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227
EL DISCURSO DE ANGOSTURA:
SU PERSPECTIVA PEDAGÓGICA
EN EL SIGLO XXI
Noemí Frías Durán
¡Oh mi Maestro! ¡Oh mi amigo!¡Oh mi Robinson! (…)
Sin duda es V. el hombre más extraordinario del mundo (…)
V. formó mi corazón para la libertad, para la justicia,
para lo grande, para lo hermoso.
Yo he seguido el sendero que V. me señaló.
V. fue mi piloto, aunque sentado sobre una de las playas de Europa.
No puede V. figurarse cuan honradamente
se han grabado en mi corazón
las lecciones que V. me ha dado.

Simón Bolívar

Nos aproximamos los venezolanos y venezolanas a conmemo-


rar en febrero de 2019 doscientos años de uno de los documentos
más completos, integrales y visionarios brotados de la profunda
y certera pluma de Simón Bolívar; nos referimos al Discurso de
Angostura. Su relectura e interpretación consciente en el contex-
to de las primeras dos décadas del siglo XXI es imperativo para
los maestros y maestras del país y, de manera muy especial, para
quienes abrazamos una significativa inclinación por la historia, la
geografía, la cultura y las ciencias sociales en toda su amplitud.
Bajo esta premisa asumimos compartir algunas reflexiones que
tienen como hilo conductor la génesis pedagógica, en la que tran-
sitamos un poco más allá de treinta años, fundamentalmente en
el nivel de Educación Media General. Ámbito educativo en el cual
desarrollamos nuestra praxis didáctica sustentada en el método
retrospectivo, por influencia de uno de nuestros mentores, el pro-
fesor Freddy Domínguez en el Instituto Pedagógico de Caracas.
Destacamos la praxis del método retrospectivo por cuanto
desde esa perspectiva se irán estructurando nuestras reflexiones
con el propósito de develar la pertinencia del tejido sociológico
contextualizado, promotor de concepciones de soberanía, iden-
tidad, interculturalidad, ciudadanía, ética, entre otros aspectos
que emergen del Discurso de Angostura; y por ende, estamos

231
Discurso de Angostura

convencidos, deberían constituir, a nuestro juicio, el permanente


anclaje de la Educación Bolivariana hoy, mañana y siempre.
En coherencia con lo señalado, en agosto de 2011 se suscitó
un relevante acontecimiento que se convertiría en un hito histó-
rico en la vida educativa del país, cuya génesis está vinculada a
múltiples de las aristas del Discurso de Angostura. Nos referimos
a la emisión de millones de libros pertenecientes a la Colección
Bicentenario1.
Posiblemente surjan al respecto algunas interrogantes: ¿Qué
relación tiene la publicación de la Colección Bicentenario con el
Discurso de Angostura? ¿Qué aspectos del Discurso de Angostura
hacen referencia a la educación y generación de recursos peda-
gógicos? ¿Qué elementos reivindica Simón Bolívar en el Discurso
de Angostura vinculados al papel preponderante de la educación,
para la formación de republicanos y la consolidación de la In-
dependencia? Contribuir a develar estas interrogantes desde la
dinámica de presente-pasado-presente será el punto de partida de
nuestras reflexiones.
Al comenzar a dilucidar la primera interrogante necesaria-
mente nos apoyarnos en la ponencia “Libros de la Colección
Bicentenario. Un logro de la Revolución Bolivariana”, presentada
por la profesora América Bracho2, en el marco de jornada de En-
señanza de la Historia llevada a cabo por el Centro Nacional de
Historia en junio de 2013. Entre los aspectos relevantes sobre los
que disertó la profesora Bracho vinculados al Discurso de Angostu-
ra se encuentra:

1 Política educativa del Gobierno Bolivariano que a partir de 2011 esta-


bleció un sistema de recursos pedagógicos para niños, niñas y adoles-
centes, constituido por los libros de la Colección Bicentenario y com-
putadoras Canaima, cuya distribución gratuita abarca los niveles de
primaria y de media general.
2 América Bracho, Libros de la Colección Bicentenario. Un logro de la Re-
volución Bolivariana. Mimeo, 2013. Bracho es una docente venezolana.
Ganadora del Premio Nacional de Historia 2017. Autora y editora de
los libros de la Colección Bicentenario del área de Ciencias Sociales
para los niveles de Educación Primaria y Media General.

232
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

El Libertador Simón Bolívar fue el primero que ideó la publicación


de libros para ser distribuidos gratuitamente entre las madres de las
y los escolares. La idea está contenida en el Poder Moral, proyecto
entregado al Congreso de Angostura en 1819, que fue rechazado
por los legisladores. Uno de los aspectos relevantes de ese Poder
es que estaría conformado por la Cámara de Moral y la Cámara de
Educación3.

Recordemos la vehemencia con la que el Libertador presenta


su propuesta a los legisladores:

La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor


paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una Repú-
blica, moral y luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos
de Atenas su areópago y los guardianes de las costumbres y de las
Leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos;
y haciendo una Santa alianza de estas instituciones morales, renove-
mos en el Mundo la idea de un Pueblo que no se contenta con ser
libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus
austeros establecimientos, y formando de estos tres manantiales una
fuente de virtud, demos a nuestra República una quarta potestad
cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu
público, las buenas costumbres y la Moral republicana. Constituya-
mos este Areópago para que vele sobre la educación de los niños,
sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que se haya
corrompido en la República, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la
frialdad del amor a la Patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos,
que juzgue de los principios de corrupción (…)4.

La profesora Bracho respalda estas ideas bolivarianas, citando


al ilustre maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa5, quien refiere:

3 Ibidem, p. 1.
4 Simón Bolívar. Discurso de Angostura. Ideario político del Libertador,
Caracas, p. 94.
5 Luis Beltrán Prieto Figueroa: El magisterio americano de Bolívar, s/f,
Fundación Luis Beltrán Prieto Figueroa, Caracas.

233
Discurso de Angostura

Para los momentos de su creación, ésta representaba no solamente


una estructura apropiada para dirigir la educación pública, sino
que su concepción respondía al propósito perseguido de hacer de la
educación popular el remedio adecuado para fomentar la moralidad
y para crear, junto con una conciencia de nacionalidad, una actitud
de respeto a la Ley.

El artículo aludido por Prieto Figueroa planteaba lo siguiente:

Siendo absolutamente indispensable la cooperación de las madres


para la educación de sus hijos en los primeros años, y siendo estos los
más preciosos para infundirles las primeras ideas y los más expuestos
por la delicadeza de sus órganos, la Cámara cuidará muy particular-
mente de publicar y de hacer comunes en toda la República, algunas
instrucciones breves y sencillas, acomodadas a la inteligencia de
todas las madres de familia sobre uno y otro objeto.

Opina el maestro Prieto Figueroa, que con esta idea Bolívar


quiso “compensar la falta de maestros con las inspiraciones sabias
contenidas en los manuales” entregados a las madres de familia.
Más adelante expresa que, sin lugar a dudas, “el pensamiento de
Simón Bolívar sigue en esta materia, no solamente actual, sino
claramente de perentoria aplicación, con las correcciones aconse-
jables propias de este contexto histórico”.
En esa dinámica presente-pasado-presente, que ya aludíamos
anteriormente, se va develando una significativa preocupación del
Libertador por comenzar a concretar acciones coadyuvantes a la
equidad, a combatir la ignorancia que permanentemente le pre-
ocupó al concebirla como terreno fértil para la manipulación, ve-
jación y hasta de parálisis de ideas, tan necesarias su construcción
y obtención de las mismas con el aporte de todos los venezolanos
sin ningún tipo de distinción. Simón Bolívar, en este sentido,
estaba consciente de lo fundamental que era alcanzar la Indepen-
dencia, y en ese andar todos los ciudadanos sin ningún tipo de
distinción eran necesarios.

234
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Al proseguir la lectura de la obra El magisterio americano


de Bolívar, citada por la profesora Bracho en su disertación, nos
encontramos con el decreto número 567 emitido en 1966 por el
entonces presidente de Venezuela doctor Raúl Leoni, en el cual
se ordenaba la elaboración de textos para la escuela primaria por
comisiones técnicas que se ajustaran a las normas científicas de la
época. Señala la profesora que todo ese esfuerzo se quedó en los
archivos de la Escuela Normal Mácaro, por cuanto nunca fueron
distribuidos. Refiere, igualmente, que en siglo XIX, durante la
primera presidencia de Guzmán Blanco cuando decretó la Educa-
ción Pública Obligatoria, esta fue acompañada por la distribución
gratuita de cartillas, a lo que posteriormente no se dio continui-
dad.
El reconocimiento de estos intentos por hacer realidad la pro-
puesta de Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura en 1819
impulsa simultáneamente a la profesora Bracho a aseverar, con
gran regocijo, que “nada impide asumir abiertamente la distribu-
ción gratuita de libros escolares iniciada a partir de 2011 a través
de la Colección Bicentenario, como eco de las ideas del Libertador
planteadas en el Discurso de Angostura”.
Incorporamos al investigador Enrique Ayala Mora6 a este
amplio diálogo en pro de conocer e interpretar el pensamiento
educativo de Simón Bolívar, aunado a dilucidar cuanto del mismo
tiene la huella pedagógica de su insigne y siempre recordado
maestro Simón Rodríguez. Al respecto nos señala:

… la educación que planteaba Bolívar no podía ser elitista, limitada


a unos pocos gobernantes. Debía dirigirse al conjunto de los ciuda-
danos. Por ello, al contrario que muchos de sus contemporáneos,
promovió fundamentalmente la educación básica, alejándose en este
aspecto de la opinión ilustrada prevaleciente. Creó muchos colegios,
pero sus propuestas apuntaron a la generalización de la primaria.

6 Enrique Ayala Mora fue rector de la Universidad Andina Simón Bolí-


var, con sede en Quito, Ecuador.

235
Discurso de Angostura

En coherencia con lo expresado por Ayala, no cabe la menor


duda de cuánta incidencia tiene esta postura del libertador, con
respecto a sus vivencias en la niñez y adolescencia a través de
las prácticas educativas con su Robinson. Ideas que, mucho más
desarrolladas y profundas, debatieron y compartieron posterior-
mente en sus encuentros.
En este sentido, el papel más relevante que le atribuye Simón
Rodríguez a la educación en el ámbito de la escuela primaria es
la acción social, el formar republicanos como garantes de la so-
ciabilidad, con miras progresivas al arraigo de la solidaridad, del
trabajo colectivo y no individualista. Aspectos que sustentan la
educación para la emancipación, una idea permanente del accio-
nar del “ser” y el “hacer” en el que centró su postulado el Sócrates
de Caracas.
Para ampliar estas reflexiones, consideramos oportuno com-
partir algunos de los artículos que conforman la propuesta de la
Cámara de Educación inherente al Poder Moral, que con gran
vehemencia Simón Bolívar presentó en Angostura para que fuera
considerado y aprobado por los congresistas:

Artículo 3. Además de estas instrucciones, la cámara cuidará de


publicar en nuestro idioma las obras extranjeras más propias para
ilustrar a la nación sobre este asunto, haciendo juicio de ellas, y las
observaciones o correcciones que convenga.

Artículo 4: Estimulará a los sabios y a todos a que escriban y publi-


quen obras originales sobre lo mismo, conforme a nuestros usos,
costumbres y gobiernos.

Cuánto de equidad e inclusión progresiva sustentada en una


práctica de ciudadanía que nace en la escuela, con el apoyo y ase-
soramiento de un maestro que asume su rol para trascender más
allá del aula de clase. En palabras de Simón Bolívar, se interpreta
en su propuesta la relevancia de estar a tono con ese tiempo histó-
rico y se demandaba, en consecuencia, que la educación fuese al
mismo ritmo.

236
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Con respecto a los artículos 7 y 8:

Artículo 7. Pertenece exclusivamente a la Cámara, establecer, orga-


nizar y dirigir las escuelas primarias, las de niños, como de niñas,
cuidando de que se les enseñe a pronunciar, leer y escribir correcta-
mente, las reglas más usuales de la Aritmética, y los principios de la
Gramática; que se les instruya en los derechos y deberes del hombre
y del ciudadano, se les inspiren ideas y sentimientos de honor, probi-
dad, amor a la patria, a las leyes y al trabajo, respeto a los padres, a los
ancianos, a los Magistrados y adhesión al gobierno.

Artículo 8. Siendo nuestros colegios actuales incapaces de servir


para un gran plan de educación, será un cuidado muy especial de
la Cámara delinear y hacer construir los que se necesitan en toda la
República, tanto para niños como para niñas, que deben estar sepa-
rados por lo menos desde que la razón empieza a obrar en ambos. La
forma, proporción y situación de estos establecimientos será la más
conveniente con su objeto, y se consultará en ellos no solamente su
solidez y extensión sino la elegancia, el aseo, la comodidad y el recreo
de la juventud.

Al dar lectura al articulado anterior, no se puede evitar compa-


rar con la cotidianidad actual. Sorprende que subyazga la misma
inquietudes y necesidades con las diferencias propias de otro
contexto histórico, reconociendo igualmente, como gran parte
de estas preocupaciones del Libertador, han sido asumidas como
parte inherente a las políticas de Estado en el ámbito de construc-
ción de los espacios físicos para la praxis educativa.

Nos amplía su perspectiva a través de estos artículos:

Artículo 9. La Cámara determina el número de colegios que deben


construirse (…) y si es posible la posición que debe ocupar cada uno,
calculando para esto todas las ventajas del lugar, por su facilidad
para reunir allí a todos los niños, por la salubridad del terreno, por la
abundancia y bondad de los alimentos, etcétera.

237
Discurso de Angostura

Artículo 11. La Cámara formará el reglamento de organización y po-


licía general de estos establecimientos según sus clases, especificando
la educación que respectivamente conviene a los niños para que
adquieran desde su niñez, ideas útiles y exactas nociones fundamen-
tales las más adaptadas a su estado y fortuna, sentimientos nobles y
morales principios de sociabilidad y patriotismo. Este plan se presen-
tará al Congreso para que siendo examinado y aprobado se convierta
en Ley de la República.

El Sistema Educativo Bolivariano, cuya génesis se ha venido


construyendo desde la llegada a la Presidencia de Hugo Chávez
Frías, ha venido concretando estas propuestas realizadas por el
Libertador en 1819 a través de uno de los documentos más com-
pletos e impactantes por su proyección, como lo constituye el Dis-
curso de Angostura. Y tiene una razón de ser sin lugar a dudas: la
diligente y profunda lectura que siempre prodigó nuestro eterno
comandante al Ideario Bolivariano.
Y en este proceso de dilucidar la pertinencia y fortaleza de la
propuesta de la Cámara de Educación en permanente interco-
nexión con el Poder Moral, Simón Bolívar concede un espacio
relevante a la comunicación y producción literaria, como garante
de la adquisición de conocimientos para la consolidación de la
ciudadanía en un permanente ambiente republicano, sueño com-
partido, como ya hemos referenciado, con el Sócrates de Caracas,
como lo podemos interpretar a través del artículo 13, donde nos
señala:

Artículo 13. (…) la Cámara de Educación dirigirá la opinión pública


en las materias literarias, mientras se establece el instituto filosófico.
Ella examinará o hará examinar y analizar las obras que se publicaren
sobre cualquiera asunto (…).

Se deja entrever que el hecho de la producción de recursos


pedagógicos, y en especial, libros para nuestros niños, niñas y
adolescentes, es prácticamente un dictamen que ya avizoraba el

238
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Libertador a través de la Cámara de Educación. Y debía ser un


“deber”, una “potestad” de la República.
Pertinente es dilucidar, en este sentido, cómo surge la Colec-
ción Bicentenario. El equipo que elaboró los libros “Viva Ve-
nezuela” (1.er, 2.o y 3.er grados) y “Venezuela y su Gente” (4.o, 5.o
y 6.o grados) requirió de un tiempo considerable para adecuar a
la edad promedio del grupo de cada grado, la nueva visión de los
conocimientos de las Ciencias Sociales y la didáctica particular
de cada una de las tres disciplinas que la integran. Lo que exigió
más estudio y paciencia fue la necesidad de reflexionar y decidir
cómo lograr que niños y niñas de tan corta edad capten la noción
de tiempo y de espacio geográfico que, como sabemos, entre los 6
y 8 años de edad está limitada a lo inmediato y vivenciado. La idea
central era paso a paso ir construyendo la capacidad de compren-
sión, de criticidad y de conciencia de los futuros republicanos y
republicanas.
El pensamiento pedagógico del sabio Simón Rodríguez fue el
punto de partida en la búsqueda de respuestas al decir: “Hay tres
clases de maestros. Unos que se proponen ostentar sabiduría, no
enseñar. Otros que quieren enseñar tanto que confunden a sus
discípulos, y otros que se ponen al alcance de todos, consultando
sus capacidades”; quisimos ponernos a tono con estos últimos.
Y una de sus frases sirvió de impulso: “¿Dónde iremos a buscar
modelos? O inventamos o erramos”. Así, no deseando “errar”, ne-
cesario fue “inventar”7.
Coherente con este pensamiento robinsoneano, nos inser-
tamos en la obra del profesor Armando Rojas8, Simbiosis de los
Simones. Socialismo desde el Alba. En ella nos plantea la educación
como categoría de desarrollo social para la integración de los
Pueblos de la Patria Americana en el contexto que le crea la Revo-
lución para que el “inventar o errar permita al pueblo marchar al
paso de su educación”.

7 América Bracho, op. cit., p. 3.


8 Docente e investigador venezolano, viceministro de Educación entre
2004 y 2007.

239
Discurso de Angostura

Concibe su señalamiento de Simbiosis de los Simones como el


sendero para descubrir en ella la esencia originaria de una cultura
y lógica desde América al interpretar la libertad, la República, la
educación y el desarrollo en el pensamiento de Rodríguez y Bo-
lívar, cuando en ellos converge; asumir la educación como punto
de partida para el accionar y concreción de la libertad, la justicia,
la soberanía y la igualdad. En este mismo orden de ideas, percibir
cómo emerge una nueva cultura a partir del proyecto político-
pedagógico revolucionario de los Simones sustentado en la origi-
nalidad no occidental.
A lo largo de gran parte de su obra, Rojas reitera la Simbiosis
de los Simones anclada en la educación como categoría social para
la República de Moral y Luces; y en tal sentido, se hace imperativo
comprender la relación maestro-discípulo, que nos permite ubi-
carla desde la presencia bolivariana de Moral y Luces para avanzar
en la grandeza de las naciones al paso de la educación.
Al profundizar la lectura del Discurso de Angostura y entrelazar
con gran parte de los señalamientos que convergen en la Simbiosis
de los Simones, percibimos en el texto la huella pedagógica cons-
truida desde las interacciones dialógicas entre Simón Rodríguez
y Simón Bolívar, con especial incidencia en la progresiva toma de
conciencia sobre la génesis sociocultural del americano, marcan-
do significativo distanciamiento de la América del Norte.
Consideramos la pertinencia de resaltar esta arista intercul-
tural, que deja entrever Simón Bolívar en el Discurso de Angos-
tura, como relevante contribución para la praxis pedagógica
del pensamiento descolonizador en el siglo XXI, sobre el cual
insistió permanentemente en sus obras Luis Bigott9, consciente
de que en ese andar de la naciones al paso de la educación era
imperativo romper con todos aquellos elementos ideológicos que

9 Luis Bigott fue un maestro e investigador venezolano, con una pro-


lífera producción intelectual referida al proceso descolonizador de la
praxis e investigación docente, garante de la defensa de la soberanía del
país.

240
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

amenazaran la consolidación de la independencia, la soberanía y


la identidad cultural.
Bajo estas premisas, los libros de la Colección Bicentenario en
el nivel de primaria, en cuanto a las Ciencias Sociales como objeto
de conocimiento, enfatizan categorías fundamentales del área
(espacio, tiempo y sociabilidad) en secuencias del espacio-tiempo
vivido (escuela-familia) al espacio-tiempo local inmediato (la
casa, el vecindario, el barrio o la urbanización, la localidad), hasta
avanzar a espacios más amplios (regional, nacional, latinoameri-
cano, mundial).
Se acogen principios que facilitan al docente iniciar la aplica-
ción del enfoque geohistórico; cada libro tiene en la contraportada
una breve explicación al respecto en el entendido de que debe
enseñarse en conjunto: “La unidad del hombre y la naturaleza, la
interacción de ambos elementos dentro de condiciones históricas
determinadas y la interdisciplinariedad del saber social” (Tovar,
1996)10; por lo tanto, son libros que rompen con la tradicional
historia lineal-cronológica y el parcelamiento de la realidad social.
En las lecturas se intenta fortalecer el sentimiento de orgullo
por nuestro pasado indígena y por las luchas de resistencia indí-
gena y afrodescendientes; la valoración de nuestra diversidad
étnico-cultural; el respeto y admiración por los símbolos patrios
y en especial por el ideario bolivariano junto a los demás héroes
y heroínas de la patria; e igualmente los valores como el amor, el
respeto, el trabajo creador, la solidaridad, la identidad personal,
familiar, local, regional, nacional y latinoamericana; el ejercicio de
los derechos y el cumplimiento de los deberes; y la formación de
hábitos para la convivencia armónica. Aspectos que guardan sen-
tido a la luz interpretativa de lo referido por Bolívar en el Discurso
de Angostura al señalar:

10 Ramón Tovar: docente e investigador venezolano, Premio Nacional de


la Historia 2017, autor de El enfoque geohistórico. Academia Nacional
de la Historia. Caracas 1986.

241
Discurso de Angostura

… Nosotros ni aún conservamos los vestigios de lo que fuimos en


otro tiempo: no somos Europeos, no somos Indios, sino una especie
media entre los Aborígenes y los Españoles. Americanos por naci-
miento y Europeos por derechos11.

Es imperativo, en consecuencia, que las nuevas generaciones


de venezolanos y venezolanas posean claridad sobre los procesos
históricos que aportan y contribuyen a precisar la complejidad
de donde venimos, de nuestra ancestralidad y múltiples aristas
de la interculturalidad que nos caracteriza, hoy evidenciado en el
Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Ve-
nezuela (1999), con miras a respaldar jurídicamente la formación
del republicano y republicana que tanto insistió Simón Rodríguez
para que se consolidara la independencia y la soberanía, aspectos
que se constituyeron en permanentes líneas de acción de Simón
Bolívar a lo largo de la gesta libertadora:

El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invo-


cando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Liberta-
dor Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados
aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y so-
berana, con el fin supremo de refundar la República para establecer
una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica
y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado,
que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la
solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y
el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones…

Bajo esta proposición se asumió la necesidad de avanzar en la


concreción del sueño de los Simones, donde la equidad del cono-
cimiento se adjudica como estandarte preponderante. En este pro-
ceso que conlleva al “hacer” en permanente armonía con la teoría
para concretar acciones de relevancia es pertinente el aporte que
una vez más proporciona el maestro Simón Rodríguez al señalar:

11 Simón Bolívar, op. cit., p. 94.

242
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Asuma el gobierno las funciones de padre común en la educación;


generalice la instrucción, y el arte social progresará, como progresan
todas las artes que se cultivan con esmero. Esta indicación no es de
consejo: ella encierra el primer precepto que impone el honroso en-
cargo que representa al pueblo en el Congreso12.

Nos planteamos en tal sentido, con miras a contribuir con el


protagonismo certero del Estado Educador que tiene una oportu-
nidad de oro de la mano de la consigna robinsoniana, generado
de ese pacto cómplice entre mentor y pupilo por consolidar la
educación popular, dar continuidad al proceso de producción
de libros para el estudiantado de Educación Media. Aceptamos
el reto de proseguir el compromiso bajo las mismas perspectivas
pedagógicas: enfoque geohistórico (ahora con más rigurosidad),
integración de saberes, realce de la pluriculturalidad y multietni-
cidad, entre otros aspectos que se constituyeron en comunes para
todas las áreas de estudio.
En coherencia con estas directrices, se elaboraron 43 libros
referidos a todas las áreas de estudio presentes en el currículo y
que fueron distribuidos de manera gratuita a comienzos del año
escolar 2012-2013, correspondiendo al Área Ciencias Sociales la
autoría de 9 libros para Educación Media General.
Oportuno es destacar que todos los libros de la Colección Bi-
centenario reflejan las características inherentes a la Educación
Bolivariana, entre ellas “La educación liberadora como espacio
de diálogo socializado de saberes, de búsqueda, de creación e
innovación: intelectual, científica, humanística, tecnológica y
productiva, con sentido de pertenencia social, cultural y geohistó-
rica…” (MPPE).
La educación liberadora fue acogida en la Ley Orgánica de
Educación (2009) al introducir especificaciones, entre ellas: edu-
cación integral e integradora, desarrollo del pensamiento reflexivo
y crítico, formación en y para el trabajo liberador, una didáctica y

12 Simón Rodríguez. Luces y virtudes sociales. En: Obras completas, tomo


II, p. 131.

243
Discurso de Angostura

una metodología activas que tienen como eje la democratización


del saber y la investigación.
En coherencia con los aspectos que destacamos, vinculado a la
educación emancipadora desde una praxis integradora, Manuel
Carvajal13 nos aporta desde el pensamiento de Simón Rodríguez
lo siguiente:

Forjar (…) la novedad en el espíritu de los niños, dará como resul-


tado la República que se busca (…) El fundamento del sistema re-
publicano (…) está en la opinión del pueblo y este no se forma sino
instruyéndolo. Nadie hace bien lo que no sabe hacer. Por consiguien-
te nunca se hará República con gente ignorante (…).

Conscientes de la profunda necesidad de forjar el conocimien-


to, construido de la convergencia de formación y vivencias, los
libros para secundaria tienen como fundamento legal la obliga-
toriedad de la enseñanza de la historia y la geografía de Venezuela,
así como los principios del ideario bolivariano, consagrada en el
artículo 107 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela; y se reitera esta obligatoriedad en la Ley Orgánica de
Educación en su artículo 6, inciso c en busca de

… la formación de nuevos republicanos y republicanas para la par-


ticipación activa, consciente y solidaria en los procesos de transfor-
mación individual y social, consustanciada con los valores de la iden-
tidad nacional, con una visión latinoamericana, caribeña, indígena,
afrodescendiente y universal.

Reiterar la interculturalidad, puesta de manifiesto en el Dis-


curso de Angostura por el Libertador Simón Bolívar, como ya lo
referimos, lo consideramos clave y pertinente desde la perspectiva
generacional.

13 Tomado de Simón Rodríguez: El Libertador del Mediodía de América, p.


141, por Manuel Carvajal en Simón Rodríguez. Selección de Documentos.
Biblioteca Familiar.

244
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

En cuanto a los fines de la educación, la LOE propone en su


artículo 15:

A. Desarrollar una nueva cultura política fundamentada en la par-


ticipación protagónica y el fortalecimiento del Poder Popular, en
la democratización del saber y en la promoción de la escuela como
espacio de formación de ciudadanía y de participación comunitaria,
para la reconstrucción del espíritu público en los nuevos republica-
nos y en las nuevas republicanas con profunda conciencia del deber
social (Numeral 2).

B. Formar ciudadanos y ciudadanas a partir del enfoque geohistórico


con conciencia de nacionalidad y soberanía, aprecio por los valores
patrios, valorización de los espacios geográficos y de las tradiciones,
saberes populares, ancestrales, artesanales y particularidades cultu-
rales de las diversas regiones del país y desarrollar en los ciudadanos
y ciudadanas la conciencia de Venezuela como país energético y es-
pecialmente hidrocarburífero, en el marco de la conformación de un
nuevo modelo productivo endógeno (Numeral 3).

C. Desarrollar un proceso educativo que eleve la conciencia para


alcanzar la suprema felicidad social a través de una estructura socioe-
conómica incluyente y un nuevo modelo productivo social, huma-
nista y endógeno (Numeral 9).

Los fines de la educación, establecidos en la LOE, exigen tener


presente (implícita o explícitamente) en cada uno de los temas la
formación de valores y actitudes, como la solidaridad, la coope-
ración y el colectivismo practicados en las comunidades indígenas
del pasado y de hoy, así como en las actuales organizaciones del
Poder Popular; la valoración del saber popular y de las potencia-
lidades creadoras del pueblo, la igualdad, la equidad y la justicia
social acompañados por el amor a la humanidad para el logro de
la paz, el respeto a la diversidad, el trabajo creador para la satis-
facción de necesidades, la identidad local, regional, nacional y
latinoamericana; la defensa de la autodeterminación, la actitud de

245
Discurso de Angostura

lucha para el ejercicio de los derechos, conciencia del deber social


y la armonía con la naturaleza, entre otros.
Nos aporta en estas reflexiones Iluska Salazar14, desde la pers-
pectiva robinsoniana:

… la educación popular es nutrida por Simón Rodríguez, con la


teoría y praxis, para sistematizar una visión política y filosófica que
trasciende en el tiempo, con pertinencia y vigencia, en nuestros
días, al encarnar un proyecto educativo emancipador, necesario en
el fortalecimiento de un pueblo que hace más de doscientos años se
elevó en la lucha libertaria contra la opresión y explotación colonial,
y ahora, al igual que en el pasado, se eleva por la conquista de su se-
gunda independencia.

Por ello, en nuestra insistencia de impregnar la Colección Bi-


centenario con los postulados de Simón Rodríguez, no se les pide
que memoricen conceptos y definiciones. Estas deben surgir de la
realidad estudiada. Las apropiaciones o asimilaciones conceptua-
les de cada estudiante son producto de sus propias elaboraciones,
que aunque parezcan incompletas y aproximativas se deben valo-
rar como creaciones y recreaciones auténticas, suyas.
Asumimos que solo así se deja la libertad para el pensamien-
to creativo, reflexivo, consciente, que al paso de los años podrán
valorar adquirieron de sus maestros, tal y como lo reconoce el
Libertador Simón Bolívar del Robinson de América, referido en
el epígrafe y que en carta enviada a Teresa Laisnay15 comenta: “Yo
esperaba mucho de la sociedad de un amigo, del compañero de
la infancia, del confidente, del mentor cuyos consejos han tenido
para mí, siempre tanto imperio (…)”.
Referencia que potencia las reflexiones del profesor Armando
Rojas en la Simbiosis de los Simones y que compartimos, sin lugar a

14 Iluska Coromoto Salazar. Simón Rodríguez: Educador militante por la


emancipación de los pueblos, p.100.
15 Cartas de Bolívar a Teresa Lisnay de Tristán. CE. Marcos Falcón Brice-
ño: Teresa la confidente de Bolívar.

246
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

dudas, en el entendido de la demanda de docentes que no asuman


el Discurso de Angostura como algo del pasado. Cuánto riesgo
se corre si prevalece una concepción trivial de “efemérides” que
derive en elaboración de carteleras, sin menoscabo de este recurso
didáctico.
Se ha dejado entrever en este sencillo ensayo la riqueza ideo-
lógica del ideario bolivariano en los numerosos párrafos del
Discurso de Angostura y, siguiendo este hilo conductor, la mentora
de la Colección Bicentenario, América Bracho, formada en los
postulados de la Escuela Activa en las primeras décadas del siglo
pasado, aunado a constituir parte del profesorado que acompañó
a Belén San Juan en la potenciación de la Escuela Integral, ingenio
del Sócrates de Caracas, impregnó y direccionó la producción in-
telectual del equipo de docentes venezolanos que la acompañó en
la aventura por reivindicar la permanente Simbiosis de los Simones.
Con el hecho cumbre de haber impreso en solo siete años más
de 42 millones de libros, el Ministerio del Poder Popular para la
Educación, representante del Estado Docente, puede asumir con
orgullo que ha cumplido el ideario educativo de Simón Bolívar
evidenciado en el Discurso de Angostura, que no es otro que el
concepto de Educación Popular de Simón Rodríguez.
Como se trata de un avance gigantesco, no solo a nivel nacional
sino que trasciende hacia el continente, Federico Villalba, coautor
de la Colección Bicentenario, nos señala: “Las transnacionales del
negocio editorial han reaccionado al ver afectados sus intereses
por los procesos de masificación de la enseñanza, la inclusión de
las mayorías y la democratización del libro”16.
Es tal la fuerza ideológica y el compromiso social proporcio-
nado por la profesora América Bracho al equipo de docentes
que la ha acompañado en contribuir a concretar ese sueño de los
Simones, que no han desmayado en la permanente revisión de
los contenidos, en especial en lo referente al área de las Ciencias

16 Federico Villalba, La Venezuela capitalista. Contribución a la historia


de las totalidades: La Colección Bicentenario frente al pensamiento único
transnacional, Caracas, 2017. No publicado.

247
Discurso de Angostura

Sociales e ir diseñando un profundo proceso de formación para


los docentes de los diversos niveles y modalidades, para que si-
guiendo la máxima de Simón Rodríguez, no se conformen con ser
receptores sino analistas y críticos, aspecto que solo en permanen-
te acción dialógica de saberes puede ser empoderado y, por ende,
asumirse como sendero emancipador para una praxis pedagógica
contextualizada.
A manera de cierre para seguir debatiendo en torno a la pers-
pectiva pedagógica del Discurso de Angostura, que cobra una sin
igual vigencia en el presente, compartimos parte de la disertación
realizada por el profesor Ramón Tovar, formado al igual que la
profesora América Bracho en los preceptos de la Educación Ro-
binsoniana y Escuela Activa en el Primer Congreso Bolivariano
de Pedagogía, reseñada por el profesor Armando Rojas en su obra
Simbiosis de los Simones. Socialismo desde el Alba17:

Una Pedagogía Nacional se impone como único recurso de defensa,


garantía de la conservación de identidades, de los países definidos
como subdesarrollados, de bajo o débil desarrollo. El actual espacio
geohistórico, a escala mundial, gracias a la “informática”, ignora las
fronteras. Asimismo al Ciberespacio reproductor de la “Globaliza-
ción”, controlado en forma indiscutible por las grandes potencias
económicas cuyos agentes son los grandes consorcios internacionales.

Domina una Economía de Redes causante de este nuevo espacio


geohistórico… El proceso de mundialización que se iniciara a fines
del siglo XV con la expansión Europea ha llegado a su clímax (…)
Justicia es defenderse, pueblos como los nuestros claro y firme, deben
mantenerse sin dobleces, en su discurso en todas las instancias que
sean necesarias, en especial las Naciones Unidas. Las instituciones
educativas, sin discriminación, deben velar por la formación, que
reclama, en este momento histórico, nuestra supervivencia como
Estado Nación.

17 Ibidem, p. 34.

248
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Una Pedagogía Nacional se hace más indispensable, cuando se han


asomado síntomas “desnacionalizadores”, amén de anticonstitucio-
nales. Uno la difusión de la Doctrina de la injerencia que antepone
los Derechos Humanos por encima de la Soberanía Nacional.

El tejido de acción sociológica que tratamos de hilvanar a


partir de nuestras reflexiones iníciales, se encuentran impregna-
das del ideario de los Simones, cuya convergencia ideológica en
las ideas centrales del Discurso de Angostura, particularmente lo
referente a las categorías educación, República, soberanía, iden-
tidad, integración, solidaridad, independencia, entre otras, cons-
tituyen premisas avizoradas en otros documentos del Libertador.
La integralidad y trascendencia que se evidencia constantemente
en el presentado ante los congresistas a orillas del río Orinoco,
sin temor a equivocarme, marca significativa pauta pedagógica
no solo por su contenido en sí, sino por las interconexiones que
siguen direccionando intrínseca y explícitamente en estas prime-
ras décadas del siglo XXI.

BIBLIOGRAFÍA

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se debe seguir en la Educación de mi sobrino Fernando Bolívar.
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Prieto F., L. B. (s/f): El magisterio americano de Bolívar. Edición de
la Fundación Luis Beltrán Prieto Figueroa, Caracas.

249
Discurso de Angostura

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Editorial William Lara. Caracas
Tovar, R. (1986). El enfoque geohistórico. Academia Nacional de la
Historia. Caracas.
Villalba, F. (2017): “La Venezuela capitalista. Contribución a la
historia de las totalidades: La Colección Bicentenario frente al
pensamiento único transnacional”. Caracas. No publicado.

250
1818: BOLÍVAR CONTRA IRVINE
VENEZUELA Y ESTADOS UNIDOS:
DIGNIDAD VERSUS INJERENCISMO1
José Gregorio Linares

1 Este artículo fue publicado como parte del volumen Pueblos libres ven-
cen a imperios poderosos. Epistolario entre el Libertador Simón Bolívar y
un agente estadounidense, publicado por el Centro Nacional de Historia
y Ediciones Minci en 2018.
Estados Unidos, desde su nacimiento como nación, manifiesta
sus ansias imperialistas y su rechazo a apoyar la independencia
de las naciones suramericanas. En 1786, solo tres años después
de que Gran Bretaña reconociera la independencia de Estados
Unidos, uno de sus “padres fundadores”, Thomas Jefferson, sen-
tenció:

Nuestra Confederación debe ser considerada como el nido desde el


cual toda América, así la del Norte como la del Sur, habrá de ser po-
blada. Mas cuidémonos de creer que interesa a este gran Continente
expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuen-
tran en las mejores manos, y solo temo que estas resulten demasiado
débiles para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población haya
crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo2.

Es de destacar que este “padre fundador” siendo presidente de


EE. UU. “rechazó toda posibilidad de concederle cualquier ayuda
estatal a la organización de la expedición revolucionaria con la
que el Precursor Francisco de Miranda inició, en 1806, las luchas
por la independencia de Hispanoamérica”3.

ESTADOS UNIDOS: ¿NEUTRALIDAD O PARCIALIDAD?

Las relaciones entre Simón Bolívar y el Gobierno de Estados


Unidos fueron en general tensas debido a la sistemática animad-
versión de la Casa Blanca hacia los movimientos independentistas
suramericanos. Al principio de la guerra de independencia, EE.
UU. asumió una postura de dudosa neutralidad. James Monroe,
siendo secretario de Estado en 1812 (luego fue presidente entre
1817 y 1825) declaró: “Los Estados Unidos se encuentran en paz

2 Adalberto Pérez, Las mentiras del Tío Sam o los mitos del imperio. Fun-
dación Editorial El Perro y la Rana, Caracas, 2007, p. 193.
3 Luis Suárez Salazar, Las relaciones interamericanas desde la Revo-
lución Haitiana hasta la Guerra de Secesión en EE. UU., p. 34. Dis-
ponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/formacion-vir-
tual/20160315045202/lec2.pdf

253
Discurso de Angostura

con España y no pueden, con ocasión de la lucha que esta mantie-


ne con sus diferentes posesiones, dar ningún paso que comprome-
ta su neutralidad”4.
Esta sospechosa neutralidad fue denunciada por el Liberta-
dor, que esperaba beligerancia y parcialidad de parte de EE. UU.
a favor de los patriotas suramericanos, pues recientemente esta
nación había alcanzado la independencia con respecto a Gran
Bretaña, entre otras cosas, gracias al apoyo de Estados e indi-
viduos que se involucraron abiertamente en la lucha a favor de
Norteamérica5; como fue el caso de Francisco de Miranda, quien
luchó en la estratégica Batalla de Pensacola (1781), al final de la
cual fue ascendido a teniente coronel en reconocimiento a su bri-
llante desempeño al lado de los patriotas norteamericanos. Nada
parecido a esto se hizo en EE. UU. en favor de la causa indepen-
dentista suramericana.
Al respecto, en la Carta de Jamaica (28 de septiembre de 1815),
Bolívar sostiene:

Fuimos abandonados por el mundo entero, ninguna nación extranje-


ra nos ha guiado con su sabiduría y experiencia, ni defendido con sus
armas, ni protegido con sus recursos. No sucedió lo mismo, a la Amé-
rica del Norte durante su lucha de emancipación. Aunque poseyendo
sobre nosotros toda suerte de ventajas, las tres más poderosas nacio-
nes europeas, dueñas de colonias, la auxiliaron en su independencia;
y sin embargo la Gran Bretaña no ha usado de represalias contra
aquella misma España que le había hecho la guerra para privarla de
sus colonias. Todos los recursos militares y políticos que nos han
negado a nosotros se han dado con profusión a nuestros enemigos…

4 En Juvenal Herrera Torres, Bolívar, el hombre de América, p. 292.


5 De acuerdo con Francisco Pividal: “… tres expediciones partieron de
los puertos galos (1778, 1780 y 1781), para ayudar a la independencia
de los Estados Unidos. La segunda trajo 6.000 veteranos franceses para
engrosar las filas del ejército de Washington. En la última, 22 navíos de
guerra componían la escuadra que hizo frente a la armada inglesa. En
todo momento la ayuda económica fue cuantiosa”. Bolívar, precursor del
antiimperialismo, p. 68.

254
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Los Estados Unidos del Norte que, por su comercio, pudieron haber
suministrado elementos de guerra, nos privaron de ellos.

A pesar del tono diplomático con que se expresa, Bolívar no


logra esconder la indignación que esto le causa. Reclama: “…
nuestros hermanos del Norte se han mantenido inmóviles espec-
tadores de esta contienda, que por su esencia es la más justa y por
sus resultados la más bella e importante de cuantas se han susci-
tado en los siglos antiguos y modernos” (Carta de Jamaica, 1815).
En realidad, Bolívar era generoso en sus apreciaciones. Los
“hermanos del Norte” no se habían mantenido “inmóviles espec-
tadores”; en la práctica se habían parcializado a favor de España.
Esto lo sabía Bolívar de primera mano, porque lo había sufrido
personalmente. En 1810 su hermano mayor, Juan Vicente Bolívar
(1781-1811), fue enviado a Washington (junto con Telésforo de
Orea y José Rafael Revenga) por la Junta Suprema de Caracas en
representación del movimiento insurgente para demandar el
reconocimiento oficial de parte de los EE. UU., y para comprar
un lote de armas que permitiera continuar la lucha. Su misión
fracasa porque: 1.o) los Estados Unidos se declararon neutrales y,
en consecuencia, no reconocieron a las nuevas naciones; 2.o) las
armas que le habían prometido vender a la comisión que presidía
Juan Vicente Bolívar (que aportó 70.000 pesos de su propio pecu-
lio para la transacción) fueron vendidas a los españoles, quienes
ofrecieron algo más de dinero por el armamento, que luego sería
empleado en los campos de batalla en contra de la causa indepen-
dentista; 3.o) de vuelta a Venezuela, sin haber conseguido nada de
lo que había ido a buscar en Norteamérica, y decepcionado por la
postura mercantilista y por la falta de apoyo político de EE. UU.,
muere ahogado en el naufragio del bergantín San Felipe Neri, entre
Florida y Las Bahamas en 1811. Tenía apenas treinta años de edad.

EE. UU. A FAVOR DE ESPAÑA

Con el paso del tiempo, EE. UU. no se conformó con el rol


de supuesto observador neutral que tras bastidores apoyaba a

255
Discurso de Angostura

España, sino que en los hechos se parcializó abiertamente a favor


de los realistas, impidiendo mediante una primera ley que en su
territorio se desarrollara cualquier acto de solidaridad o de apoyo
logístico-militar hacia los patriotas, así como penalizando con
cárcel o sanciones pecuniarias a quienes violaran esta legislación.
Luego James Madison (1751-1836), cuarto presidente de EE.
UU. (1809-1817) propuso una nueva “ley de neutralidad”, apro-
bada por el Congreso de EE. UU. el 3 de marzo de 1817, donde
se establecía que toda persona descubierta transportando armas
hacia un Estado de América del Sur en favor de los patriotas, sería
castigada con 10 años de cárcel y 10.000 dólares de multa.
Esta política exterior estadounidense obedece a razones impe-
riales. En efecto, este Estado se había liberado recientemente de la
Corona británica, pero su pragmatismo geopolítico no lo impulsa-
ba a convertirse en promotor de las independencias de las nacio-
nes suramericanas. Tenía otros planes: someterlas y explotarlas.
La negativa de vender armas a los patriotas venezolanos y la
aceptación de los pedidos de España no eran, pues, una actitud
casual de las autoridades norteamericanas. Obedecía al desarrollo
de una política expansionista, que entraba en contradicción con el
movimiento de independencia nacional de las colonias españolas.
Los gobernantes norteamericanos aspiraban a suceder a los espa-
ñoles en el dominio colonial. (…) La política exterior norteameri-
cana estaba embargada en aquellos años por la idea de la expansión
de sus fronteras, a costa de los territorios vecinos, pero querían
hacerlo sin provocar demasiado a las potencias europeas6.

LA REPÚBLICA DE LA FLORIDA (1817)

Otro suceso importante que caldea los ánimos entre Bolívar y


el Gobierno estadounidense es el relativo a la conducta asumida
por los norteamericanos en ocasión de la proclamación de la
República de La Florida como territorio patriota arrebatado al

6 Guillermo García Ponce, Bolívar y las armas en la Guerra de Indepen-


dencia, p. 80.

256
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Imperio español. La misma limitaba al norte con Estados Unidos,


al sur con la Capitanía General de Cuba a través del mar y al este
con la colonia británica de las Bahamas. El 29 de junio 1817, en
una osada acción militar, un grupo de 150 hombres de la máxima
confianza del Libertador (Pedro Gual, Lino de Clemente, Juan
Germán Roscio, Agustín Codazzi, Vicente Pazos, entre otros)7,
liderados por el revolucionario escocés al servicio de Venezuela,
Gregorio Mac Gregor, desembarcan y ocupan la isla Amelia, en
la costa atlántica de América del Norte. Después de someter a las
fuerzas militares españolas atrincheradas en el Fuerte San Carlos
al mando del brigadier Francisco Morales, proclaman la Repúbli-
ca de Florida, con capital en Fernandina.
Esto no fue una acción aislada ni improvisada, liderada por
unos patriotas irreflexivos y asumida por cuenta propia por Gre-
gorio Mac Gregor. Fue una acción cuidadosamente pensada, pla-
nificada y organizada por insurgentes suramericanos residentes
en EE. UU. que se organizaron para tal fin. Fue un “procedimiento
avalado por Venezuela, Nueva Granada, México y Río de la Plata,
a través de sus representantes en Estados Unidos”8.
Entre los comisionados estaban Lino de Clemente, que actuaba
como comisionado de Venezuela, designado por Simón Bolívar
como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la
República de Venezuela ante el Gobierno de los Estados Unidos
de América, cargo que no asumió; el futuro Canciller de la Gran
Colombia, Pedro Gual, comisionado por Nueva Granada y apo-
derado de F. de Zárate, comisionado de México; y el comisionado
de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el norteamericano
Martin Thompson. Mac Gregor tuvo reuniones con ellos en la

7 MacGregor, casado con Josefa Aristeguieta y Lovera, prima del Liber-


tador; Pedro Gual, quien estudió con él en la Casa de las Primeras
Letras donde recibieron clases de Simón Rodríguez; Lino de Clemente
y Palacios, quien era cuñado de Bolívar; y Juan Germán Roscio, mano
derecha civil del Libertador, entre otros.
8 Patricio Núñez Henríquez, “La república de las dos Floridas: Amelia”.
Disponible en: https://www.lemondediplomatique.cl/La-republica-de-
las-dos-Floridas.html

257
Discurso de Angostura

ciudad de Filadelfia, donde aprobaron el plan presentado y “ex-


tendieron en Filadelfia el 15 de febrero de 1817 una carta poder
a Gregory Mac Gregor para que tomara posesión de la Florida, y
por tanto de la isla Amelia”9.
Tomar el control de la Florida Oriental, para ese entonces una
posesión española, era una acción estratégica clave en la lucha por
conquistar la victoria contra España. La Florida era un puerto vital
para abastecimientos de tropas y controlaba el acceso al Caribe.
Desde allí se podía vigilar la zona de tránsito marino que lleva a
los principales puertos de Estados Unidos, desde donde salen y
entran barcos con pertrechos y municiones para los españoles que
combaten en el continente; pero, además, la Florida constituía un
punto geopolítico fundamental en los futuros planes del Liberta-
dor de liberar Cuba, las Bahamas, Puerto Rico y brindar apoyo en
la independencia de las naciones de Tierra Firme.
Al tomar Florida, los oficiales designados por Simón Bolívar
convocan una Asamblea Constituyente y llaman a elecciones
libres para legitimar el nuevo gobierno revolucionario que se
instala en Florida. Conforme a los planes, designan a las autori-
dades civiles y militares; de inmediato se organizan para elaborar
la Constitución, acuñar la moneda y crear una bandera propia.
Lino de Clemente es designado como representante diplomáti-
co de la nueva República ante el Gobierno de Washington, para
hacer valer los derechos de la nueva nación. “Su misión era dar a
conocer las acciones de la nueva República, que Amelia no era una
amenaza para los Estados Unidos y que la declaración indepen-
dentista era el proceder conjunto de países como Buenos Aires,
Venezuela, Nueva Granada y México en su lucha contra de Impe-
rio español. Por la acción emancipadora había surgido la Repúbli-
ca de La Florida como nación libre e independiente”10. Dice Pedro
Gual: “Aquí estamos haciendo algo en beneficio de Suramérica.

9 Patricio Núñez Henríquez, “La república de las dos Floridas: Amelia”.


Disponible en: https://www.lemondediplomatique.cl/La-republica-de-
las-dos-Floridas.htm
10 Idem.

258
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Este es el único y exclusivo objeto que nos une a todos. (…) El es-
tablecimiento de una República en La Florida reclama la atención
y el apoyo de todos los verdaderos amigos de Suramérica”11.
Pero la respuesta adversa de los Estados Unidos, que codi-
ciaban apropiarse de La Florida no se hizo esperar. El presidente
James Monroe (quinto presidente de EE. UU., entre 1817 y 1825)
arremete contra la presencia en La Florida de “personas que pre-
tendiendo actuar bajo la autoridad de algunas colonias” habían
convertido esa zona en un espacio libre para el comercio ilícito de
esclavos, refugio de cimarrones y contrabando de todo tipo12. Ex-
presa lo siguiente en el Congreso: “Los fundadores de la nueva Re-
pública son unos bandoleros, aventureros, fugitivos internaciona-
les, piratas y esclavos fugados, que no habían establecido un nuevo
gobierno, sino un centro de piratería que propicia el contrabando
y la rebelión de los indios Seminolas contra los Estados Unidos”13.
Dio la orden de captura al “pirata” Gregorio Mac Gregor y soli-
citó además al Congreso de Estados Unidos, autorización para
intervenir militarmente en La Florida14. Simultáneamente, el cru-
cero de guerra estadounidense Saranac, al mando de John Elton,
aborda e incendia el buque venezolano Tentativa, afirmando que
ha violado las aguas territoriales de Estados Unidos.
De inmediato, por orden del presidente Monroe, tropas esta-
dounidenses al mando de Andrew Jackson (un conocido genocida

11 J. Salcedo-Bastardo. Bolívar: un continente y un destino, 1982, p. 168.


12 En Ana Joana Vergara Sierra, República pirática. Los diputados de la
América Libre y la Republica de Las Floridas. Trabajo de grado para op-
tar al título de Magíster en Historia de las Américas, 2013, p. 175.
13 En Patricio Núñez Henríquez, “La república de las dos Floridas: Ame-
lia”. Disponible en: https://www.lemondediplomatique.cl/La-republi-
ca-de-las-dos-Floridas.htm
14 En la Florida Louis Aury sucedía en el poder a Gregorio MacGregor.
Este, “conocedor de los problemas políticos internacionales que se es-
taban produciendo; de las infundadas, pero graves acusaciones del go-
bierno norteamericano; y la fuerte presión del grupo encabezado por
el norteamericano Huban, decidió abandonar la república de Amelia
con su escuadrilla” (4-IX-1817). Patricio Núñez Henríquez, “La repú-
blica de las dos Floridas: Amelia”, Idem.

259
Discurso de Angostura

de indios de La Florida apodado “Cuchillo afilado”, quien en 1829


llegaría a ser el séptimo presidente de EE. UU. y mostraría siempre
una gran animadversión hacia Bolívar) desembarcan y, en diciem-
bre de 1817, se apoderan de la isla que tan útil era al Libertador en
sus planes por liberar el continente americano y a la fuerza expul-
saron a los patriotas.
Esto fue una clara violación del derecho internacional y de la
soberanía nacional del nuevo Estado. Los patriotas intentan hacer
valer sus derechos. Envían notas diplomáticas al Gobierno esta-
dounidense donde expresan que ni la República de la Florida

… ni ninguna otra de Suramérica estaba en guerra con los Estados


Unidos. Desde el momento en que tomamos a Fernandina por la
fuerza de nuestras armas entramos en posesión de todos los derechos
pertenecientes a nuestro enemigo [España] a riesgo de nuestras vidas
y fortuna. Profesamos muchísima veneración a vuestra Constitución
para creer siquiera por un instante que ustedes, supuesto que ya estu-
vieran en posesión de esta isla, que nunca ha sido cedida por el Rey
de España, ni por sus habitantes, a los Estados Unidos, puedan traer
un tribunal competente para decidir sobre este asunto. La única ley
que ustedes pueden aducir es la de la fuerza15.

IRVINE VERSUS BOLÍVAR (1818)

15 En Harold Bierck, Vida pública de don Pedro Gual, pp. 95-96. Posterior-
mente, para evitar la retaliación del Gobierno español por ese acto de
arbitrariedad, ilegalidad e ilegitimidad, hicieron un contrato de com-
pra-venta por la cantidad de 15 millones de dólares que enviaron a las
autoridades españolas, para que se finiquitara el asunto de la posesión
de Florida, lo cual quedó “resuelto” en 1819 con la firma del Tratado
de Adams-Onís entre Estados Unidos y España. A los patriotas su-
ramericanos a quienes se les había arrebatado su naciente República,
simplemente los ignoraron. La anexión estadounidense del territorio
se concretó finalmente en 1821 cuando el gobierno liberal que había
derrocado a Fernando VII ratificó el tratado Adams-Onís. El 3 de mar-
zo de 1845, Florida se convirtió en el estado número 27 de los Estados
Unidos de América.

260
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

A pesar de estos negativos antecedentes, Bolívar albergaba la


esperanza de que Estados Unidos finalmente respaldaría la lucha
independentista suramericana. Por esa razón, cuando en julio de
1818 llegó a Venezuela Juan Bautista Irvine como representante
oficial de EE. UU., el alborozo fue general. En la edición del Correo
del Orinoco del 18 de julio de este año se habla de la “satisfacción
de ver entre nosotros a un agente de los Estados Unidos de Norte-
América. Este es el señor Juan Bautista Irvine, ventajosamente
conocido por sus principios filantrópicos y republicanos”. Al
principio informaron que este emisario “traía despachos muy im-
portantes de su Gobierno para el de Venezuela”. Luego las noticias
se hicieron más claras y promisorias. A Bolívar le informaron que
el agente diplomático “viene a tratar con el gobierno de Venezuela
sobre el reconocimiento de nuestra independencia, y nos asegura
la declaratoria de guerra entre los Estados Unidos y España”.
Esto era música para los oídos de Bolívar. Irvine llega a nuestro
país cuando la causa patriota vivía momentos críticos. La nación,
en palabras de Bolívar, estaba “cubierta de luto tras ocho años de
combates, de sacrificios y de ruinas”, y “la fatalidad, anexa a Vene-
zuela, la ha hecho sucumbir dos veces, y su tercer período se dis-
puta con un encarnizamiento de que únicamente nuestra historia
suministra ejemplo”16. El Libertador expresa que para entonces
era Venezuela

… un monumento solitario que recordará a la América el precio de


la Libertad, y renovará la memoria de un Pueblo magnánimo e inco-
rruptible. Sin duda Venezuela consagrada toda a la santa Libertad ha
considerado sus sacrificios como triunfos. Sus torrentes de sangre, el
incendio de sus poblaciones, la ruina absoluta de todas las creaciones
del hombre, y aun de la naturaleza, todo lo ha ofrecido en aras de la
Patria (1 de junio de 1818)17.

16 Simón Bolívar, Correo del Orinoco, 12 de junio de 1818.


17 Simón Bolívar a Juan Martín Pueyrredón. 1 de junio de 1818. En Co-
rreo del Orinoco, 27 de junio de 1818.

261
Discurso de Angostura

Pues bien, en esas circunstancias los independentistas buscan


activamente el apoyo de otras naciones. Pero solo llegan algunos
mensajes de solidaridad y pocos refuerzos.
Sí, permanecía vivo el recuerdo del apoyo del presidente de
Haití, Alejandro Petión, que en 1816 armó dos expediciones pa-
triotas, con la ayuda de Juan Bautista Bideau de Santa Lucía; y en
aguas del Orinoco el almirante Luis Brion, de nacionalidad cura-
zoleña, se batía contra los realistas. Por esa época llega también la
solicitud del oficial español Mariano Renovales de incorporarse
a la lucha por la independencia de Venezuela. Bolívar le respon-
de: “Ud. nos hace un verdadero servicio ofreciéndonos su activa
cooperación al restablecimiento de la independencia de América”
(20 de mayo de 1818). Sin embargo, nada de esto era suficiente.
Se necesitaba el apoyo de una poderosa nación para equilibrar
las fuerzas en el desigual combate contra España. Bolívar busca el
respaldo de Gran Bretaña, pero esta gran potencia, a la que el Li-
bertador llamaba la “Señora del Universo”, se mantuvo vacilante y
no apoyó la lucha por la independencia. De modo que estábamos
solos. Rodeados de indiferencia y recelo.
En esa difícil circunstancia aparece en Venezuela el “agente de
los Estados Unidos de la América del Norte”, Juan Bautista Irvine,
quien había sido nombrado para desempeñar el cargo desde
enero de 1818. Llegó en junio a Margarita, donde recibió el más
caluroso recibimiento y de allí pasó en julio a Angostura, donde
lo aguardaba el Libertador, que siempre estuvo informado de los
pormenores del itinerario del emisario estadounidense.
Como hemos dicho, en el complejo escenario donde nos en-
contrábamos, la visita del estadounidense causó una gran expec-
tativa. Bolívar, emocionado, escribe al general Páez (1.o de julio
de 1818): “… un Embajador de los Estados Unidos del Norte de
América cerca del Gobierno Supremo de Venezuela que viene a
tratar sobre su reconocimiento y que nos asegura la declaratoria
de guerra entre el Norte y la España, es cuanto podíamos apetecer
y la Divina Providencia se ha dignado concedérnoslo todo”. Al día
siguiente asienta:

262
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Yo no dudo que la escuadra norteamericana se empleará en arrojar


a los españoles lejos de nuestros mares, y que sus tesoros, sus armas,
municiones y aun sus tropas se nos franquearán para extinguirlos en
el Continente. La libertad e independencia de la América hallan al fin
un protector (2 de julio de 1818).

El mismo día le escribe a los generales José Tadeo Monagas y


Pedro Zaraza:

Tenemos por fin, cuanto necesitábamos en armas y municiones de


guerra, y tenemos, sobre todo, un Embajador de los Estados Unidos
del Norte de América que viene a tratar con el gobierno de Venezuela
sobre el reconocimiento de nuestra independencia, y que nos asegu-
ra la declaratoria de guerra entre los Estados Unidos y la España; así
es que nuestros negocios se hallan bajo el pie más brillante y presen-
tan un aspecto el más lisonjero.

Días más tarde le escribe a su primo José Leandro Palacios:


“… el Enviado Americano viene comisionado por su gobierno a
tratar con el nuestro sobre el reconocimiento y aun sobre la guerra
contra España” (11 de julio de 1818).
Pero pronto vino el desengaño. Tales proyectos no estaban
en la agenda del representante gringo. Él venía a otras cosas: en
primer lugar, el gobierno de EE. UU. quería conocer de fuentes
confiables la correlación de fuerzas entre los bandos en disputa,
los realistas y los patriotas, para así preparar la estrategia geopolí-
tica a seguir de acuerdo con sus intereses. El secretario de Estado,
John Quincy Adams (1817-1825), quien llegaría a ser el sexto pre-
sidente de los Estados Unidos (1825- 1829) le ordena:
… recogerá y remitirá a esta Secretaría de Estado, la más correcta in-
formación que usted pueda obtener respecto al estado real del país, la
situación relativa de las fuerzas patriotas y realistas y su perspectiva
futura; los presentes efectos y probables consecuencias que en el por-
venir tenga la emancipación de los esclavos; recursos con que cuen-
tan las Provincias de la Confederación Venezolana; sus miras y es-
peranzas en relación con otras Provincias sudamericanas; situación

263
Discurso de Angostura

comercial y proyectos especialmente en lo que se refiere a los Estados


Unidos y a su comercio e intercambio con ellos; y en general noticias
sobre todo aquello que llame su atención y cuyo conocimiento pueda
ser de interés para nuestro proceder18.

Irvine cumplió cabalmente con esta misión. Escribió:

… utilizando seguramente numerosas notas tomadas en Angostura,


un trabajo que tituló Notas sobre Venezuela, que fechó en Baltimore
y dirigió al secretario de Estado el 25 de setiembre de 1819. Es una
interesante relación, y contiene noticias sobre Venezuela desde su
descubrimiento hasta 1819. Historia, estadística, comercio, costum-
bres, naturaleza del país, economía, población, vida política y social,
descripción de ciudades, de todo se trata en esta relación. Está escrito
en papel tamaño oficio, por ambas caras, con pequeños márgenes y
numerosas adiciones. La numeración es de 1 a 441, por páginas, no
por folios. Parece que Irvine tenía una magnífica información histó-
rica obtenida en buenas bibliotecas, a juzgar por las citas que hace
en su trabajo del famoso jurista Solórzano Pereira, de los viajeros
Humboldt y Depons, de los historiadores López de Gomara, Acosta,
Bernal Díaz del Castillo, Acevedo, Garcilaso de la Vega, Herrera,
Raynal, Jorge Juan y Antonio Ulloa, Bonecastle y Walton19.
Valdría la pena localizar, traducir y divulgar esta obra, para que
sea del conocimiento de los venezolanos.
Pero Irvine no solo vino a hacer un diagnóstico de la realidad
venezolana y a escribir libros sobre nuestro país. Venía, sobre
todo, con la orden expresa del Gobierno de James Monroe,
de exigir al Gobierno patriota asentado en Angostura y diri-
gido por Bolívar, que le devolvieran unas goletas mercantes

18 Héctor García Chuecos, Discurso de incorporación a la Academia


Nacional de la Historia. “Concepto que a Bolívar merecieron los
deberes y derechos de los neutrales en caso de guerra internacional”,
7 de junio de 1951, p. 4. Disponible en: Fuente: http://www.anhvene-
zuela.org.ve/content/concepto-que-bol%C3%ADvar-merecieron-los-
deberes-y-derechos-de-los-neutrales-en-caso-de-guerra
19 Ibidem, p. 15.

264
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

estadounidenses, la Tigre y la Libertad, que fueron incautadas por


las fuerzas patriotas en el río Orinoco y cuya mercancía fue con-
fiscada. El hecho es que unos negociantes gringos transportaban
armas, pertrechos y víveres destinados a los realistas que estu-
vieron sitiados en Guayana y Angostura, violando de este modo
el decreto de bloqueo de la costa oriental y central de Venezuela
del 6 de enero de 1817, emitido por las autoridades patriotas, que
establecía:

Como es necesario que las fuerzas de la República deban operar por


tierra como por mar contra las ciudades de Guayana, Cumaná, La
Guaira y Puerto Cabello, hemos tenido a bien declarar dichas ciu-
dades y son por esta declaradas en el estado de un riguroso bloqueo
(…) En consecuencia de esta resolución todo buque sin excepción de
Nación, que después de cuarenta días de la fecha, sea tomado a tres
millas de dichos puertos de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto
Cabello, será buena presa, sin admitir excusa alguna o pretexto20.

Estos eran los términos, ajustados al derecho internacional pú-


blico en lo que concierne a situaciones de guerra; sin embargo, en
palabras de Bolívar, los estadounidenses

… olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los


principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado burlar
el bloqueo y el sitio de las plazas de Guayana y Angostura, para dar
armas a unos verdugos y para alimentar unos tigres, que por tres
siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana, ¡la
sangre de sus propios hermanos! (29 de julio de 1818)21.

20 Héctor García Chuecos, Discurso de incorporación a la Academia


Nacional de la Historia. “Concepto que a Bolívar merecieron los
deberes y derechos de los neutrales en caso de guerra internacional”, 7
de junio de 1951, p. 3.
21 Las cartas que se citan a continuación, salvo que se indique otra cosa,
forman parte del Cruce epistolario Bolívar-Irvine. En cada caso indicaré
la fecha de su envío y su remitente.

265
Discurso de Angostura

Con esta acción, insiste Bolívar, violaron las cláusulas de


neutralidad, y se involucraron directamente en el conflicto entre
España y los independentistas; lo que les acarreó la incautación de
las fragatas y la confiscación de la mercancía, ejecutadas por los
republicanos al capturarlos infraganti en aguas del Orinoco.
A pesar de los argumentos, el diplomático de EE. UU. exigía:
1) que los patriotas reconocieran que los contrabandistas eran
ciudadanos neutrales, imparciales y pacíficos; 2) que debían ser
indemnizados; 3) que las naves confiscadas debían serles devuel-
tas; 4) que el bloqueo patriota no era materialmente posible dada
la extensión del territorio que comprendía y lo escaso de nuestras
fuerzas; y, por tanto, 5) que las penas impuestas por las autorida-
des navales venezolanas contra los estadounidenses eran ilegales y
“tienen derecho a una reparación total”.
El Libertador se opone a tales pretensiones. Por cortesía di-
plomática y con el fin de garantizar el respaldo norteamericano
a nuestras luchas, acepta devolver las naves gringas e indemnizar
a los dueños de las goletas por el daño que presuntamente re-
cibieron en sus intereses; pero esto se haría siempre y cuando el
enviado estadounidense se convenciera y así lo hiciera saber a su
Gobierno, de que los patriotas que incautaron las naves estadou-
nidenses y sancionado a los infractores, habían actuado apegados
a la ley, e informara que estaba “plenamente convencido de la jus-
ticia con que hemos apresado los dos buques en cuestión” (29 de
julio de 1818).
A partir de entonces se desarrolla un duelo epistolar entre
Bolívar e Irvine que dura alrededor de cuatro meses, entre julio y
octubre de 1818. El Libertador enarbola las banderas de la verdad,
la justicia y la soberanía; el norteamericano las del sofisma, la arbi-
trariedad y el injerencismo. El Padre de la Patria alega:

Desde los primeros días de enero de 1817, las plazas de Guayana y


Angostura fueron sitiadas hasta el mes de agosto del mismo año. En
este tiempo las goletas Tigre y Libertad han venido a traer armas y
pertrechos a los sitiados, y por esto cesan de ser neutrales, se con-
vierten en beligerantes, y nosotros hemos adquirido el derecho de

266
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

apresarlas por cualquier medio que pudiésemos ejecutarlo (6 de


agosto de 1818).

Con base en la doctrina del derecho público internacional y de


acuerdo a lo establecido en el mencionado decreto, subraya Bolívar:

… el río estaba bloqueado por nuestras fuerzas y ningún neutro


podía auxiliar con armas y municiones las plazas sitiadas y bloquea-
das sin ejecutar actos hostiles que le harían perder los derechos de
neutralidad, si fuese apresado por los sitiadores y bloqueadores en
su entrada o salida, pues que contra ambas operaciones se oponen
las fuerzas enemigas. Tanto se contraviene en entrar como en salir
de un puerto bloqueado, donde se ha entrado después de establecido
bloqueo, y por consiguiente ni la Tigre ni la Libertad tienen legítimos
reclamos que hacer contra el Almirantazgo de Venezuela (6 de agosto
de 1818).

Bolívar refuta la opinión de que el bloqueo del Orinoco era


pura ficción debido a que las fuerzas marítimas republicanas no
estaban en capacidad de hacerlo efectivo, que era el argumento
que adelantaba el representante Irvine para inhabilitar cualquier
medida judicial contra las naves infractoras. El Libertador, ha-
ciendo uso de los registros oficiales, demuestra que el bloqueo fue
bien efectivo y lograron contener al enemigo. Nuestros buques,
dice Bolívar, “apresaron en los meses de marzo, abril y mayo un
bergantín, una goleta, un guairo mercante y el apostadero militar
de la isla de Fajardo” (6 de agosto de 1818).
El Libertador desmonta toda la argumentación tendenciosa
esgrimida por Irvine sobre la supuesta neutralidad e imparciali-
dad de las naves involucradas y acerca de los derechos de Estados
neutrales y sus ciudadanos en las contiendas bélicas, en especial
en la guerra por la independencia en Suramérica. Explica:

Si las naciones neutrales hubiesen obligado a nuestros enemigos


a respetar estrictamente el derecho público, y de gentes, nuestras
ventajas habrían sido infinitas, y menos tendríamos que quejarnos

267
Discurso de Angostura

de los neutros. Pero ha sucedido lo contrario en todo el curso de la


presente guerra. La España ha extendido el derecho de bloqueo
mucho más allá que la Nación Británica: ha hecho confiscar cuantos
buques neutrales han podido apresar sus corsarios por cualquier
causa o pretexto. En la plaza de Cartagena el General Morillo  ha
prolongado el bloqueo después de tomada por las armas del rey, y ha
tratado como prisioneros de guerra a cuantos neutrales cayeron en
sus manos, haciendo de este modo una innovación tan escandalosa
en las leyes públicas de las Naciones. No se ha visto, sin embargo,
que ninguna potencia marítima haya reprimido este abuso tiránico
y atroz, cuando todas las naciones marítimas son más fuertes que
la España. Pretender, pues, que las leyes sean aplicables a nosotros,
y que pertenezcan a nuestros enemigos las prácticas abusivas, no es
ciertamente justo, ni es la pretensión de un verdadero neutral, es, sí,
condenarnos a las más destructivas desventajas. ¿No sería muy sen-
sible que las leyes las practicase el débil y los abusos los practicase el
fuerte? Tal sería nuestro destino si nosotros solos respetásemos los
principios y nuestros enemigos nos destruyesen violándolos (6 de
agosto de 1818).

El Padre de la Patria busca alternativas decorosas ante el con-


flicto. Seguro como está de que a nuestra República la asisten la
justicia y la razón, propone que se desarrolle un nuevo juicio,
para revisar la sentencia con base en las pruebas que puedan
ofrecer las partes en conflicto. Expresa: “… el único derecho que
podría reclamar el extranjero que se cree ofendido, es que vuelva
a seguir el juicio conforme a los trámites ordinarios. La cuestión
se debe reducir a examinar escrupulosamente si el Almirantazgo
de Venezuela ha tenido derecho para condenar las goletas Tigre y
Libertad” (6 de agosto de 1818). Va más allá, propone diplomáti-
camente que el mismo Irvine asuma la condición de árbitro en la
disputa. Lo invita:

Yo vuelvo a someter al juicio de Ud. la decisión de esta cuestión,


refiriéndome confiadamente a la rectitud del discernimiento que tan
eminentemente distingue a Ud.; bien convencido de que el Gobierno

268
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

de Venezuela está pronto, por generosidad, a la devolución de los


intereses confiscados a los dueños de las goletas Tigre y Libertad,
siempre que Ud. se persuada íntimamente de la justicia con que ha
obrado el Almirantazgo de esta República (6 de agosto de 1818).

El Libertador insiste en que ninguna potencia puede obligar


a los patriotas venezolanos a aceptar la injerencia extranjera en
contra de nuestra lucha por la independencia; mucho menos:

Estados Unidos, donde no se permite que se hagan armamentos de


ninguna especie por los independientes contra los países españoles,
donde han sido detenidos y aprisionados algunos oficiales ingleses
que venían para Venezuela, y donde se ha impedido la extracción de
las armas y municiones que podrían venir para el Gobierno de Vene-
zuela (6 de agosto de 1818).

Para el momento cuando Bolívar escribe esta última carta, la


situación política y militar va cambiando a favor de la causa pa-
triota. Según expresa el Libertador el 7 de agosto de 1818, la cam-
paña militar llevada a cabo durante los meses previos:

… nos han dado por resultado final la posesión de todos los Llanos,
la parte de Barinas que ocupaban los españoles, y sobre todo la ruina
del ejército español, que ha quedado reducido a cero (…) En una
palabra, nuestra situación es la más ventajosa. El enemigo destruido,
como está, no puede emprender nada contra nosotros y debe ser ata-
cado en todas sus posiciones22.

La base de toda la argumentación de Irvine para formular sus


exigencias era la supuesta neutralidad de las goletas incautadas,
las cuales a su juicio tenían perfecto derecho de comercializar
libremente en un escenario de guerra sin que su participa-
ción a favor de uno de los bandos deba ser interpretada como

22 Bolívar al coronel José Leandro Palacios, Angostura 7 de agosto de


1818, Archivo del Libertador. Documento 3135.

269
Discurso de Angostura

parcialidad, pues “un neutral puede ejercer sus derechos, pasiva


o activamente (exceptuando convenios privados), puede vender
toda clase de mercancías a beligerantes en su propio territorio, o
conducirla al de partes en guerra, siempre que lo haga de manera
imparcial” (17 de agosto de 1818). Todo esto podía hacerse porque
según él es imperativo respetar el libre comercio y a los comer-
ciantes que lo ejercen, independientemente del contexto donde
realicen sus negocios y obtengan sus ganancias, e independiente-
mente de los perjuicios que puedan causar a algunas de las partes
involucradas, ya que

… el comercio es el cambio mutuo o intercambio entre las diversas


regiones del globo, o entre diversas partes de un mismo país, es
el comodín de la civilización, y como es el mayor incentivo para la
industria, es el patrono de la virtud. Si a veces surgen de él daños
particulares, ello no puede negar, en consecuencia, el beneficio del
público en general (17 de agosto de 1818).

El emisario norteamericano argumenta de ese modo sus opi-


niones, pero se niega a aceptar la gentil propuesta de Bolívar de
constituirse en árbitro en el conflicto, “aunque le estoy agradecido
por los términos encomiásticos en los cuales habla Ud. de mí y por
la confianza con la cual desea Ud. someter a mi arbitrio el fondo
de la querella”. Con arrogancia mal disimulada le responde: “Que
la Ley se convierta en árbitro entre nosotros dos” (17 de agosto de
1818).
Posteriormente, el 19 de agosto de 1818, Irvine expone las ra-
zones que animan al Gobierno de EE. UU. a aprobar las leyes que
penalizan a los ciudadanos estadounidenses o extranjeros que se
involucran a favor de los patriotas suramericanos. Dice que son
leyes contra el contrabando y la piratería. Alega que:

… al promulgar las leyes restrictivas en cuestión, el gobierno de los


Estados Unidos tuvo especialmente en mente el reprimir las expe-
diciones o empresas ilegales emanadas de sus puertos, mediante las
cuales podría verse comprometido con potencias extranjeras. El

270
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

principal objetivo fue el de privar a los cruceros deshonestos de los


medios de cometer arbitrariedades contra la bandera o el comercio
de cualquier nación con la cual estuviésemos en paz. Habían ocurri-
do muchas capturas ilícitas, varias de ellas en nombre y bajo la presun-
ta autoridad del Gobierno de Venezuela. La carretera de las naciones
⦋los mares⦌ estaban infestadas por sus correspondientes salteadores
de camino ⦋los piratas⦌ (19 de agosto de 1818).

De modo que los buques que comerciaban a favor de los espa-


ñoles eran “neutrales” y los que lo hacían en favor de los patriotas
eran “salteadores de camino”. Al gobierno de EE. UU. le incomoda
que las goletas hayan sido incautadas, su mercancía confiscada
y que, además, en Venezuela los insurgentes hayan dispuesto de
las naves incautadas y las pusieran al servicio de la causa patriota.
Irvine cuestiona “la conversión del buque”, que de nave mercante
fue convertido en nave de guerra, con los peligros que para la pro-
piedad entraña tal transformación.
A pesar de las evidencias expuestas por Bolívar, Irvine insiste
(19 de agosto de 1818) en primer lugar, en que el bloqueo del
Orinoco no existió, porque los republicanos no contaban con
suficientes fuerzas militares para ejecutarlo; incluso agrega que
este bloqueo no fue debidamente publicitado. Expresa: “… ¿en
qué términos se publicó la noticia del bloqueo? No lo sé. Hasta el
actual momento yo jamás la vi” (19 de agosto de 1818). En segun-
do lugar, asegura que los estadounidenses que comercializaban
con las goletas no cometieron ningún delito: “… si los dueños o
sobrecargos cometieron o pensaron cometer alguna infracción (lo
que me resisto a creer, dada la fuerza del testimonio, de sus protes-
tas y del carácter de los dueños) esto parece ahora haber quedado
oculto”, expone. En tercer lugar, y como lanzando indirectas, cues-
tiona la sentencia del juez de la Marina venezolana en contra de
las goletas norteamericanas, pues “ha habido jueces mercenarios
dispuestos a apoyar a los tiranos de los mares (…) Mientras mayor
fuese el número de silogismos falsos que pudiera fraguar un juez
(en ciertos países) mayor sería su fama, de profunda sabiduría y
perspicacia; siendo de mucho mayor trascendencia defender los

271
Discurso de Angostura

errores y paradojas que el impartir justicia”. Irvine, además, cues-


tiona que se castigue a una de las embarcaciones por delitos co-
metidos en el pasado. “Esto sería casi tan razonable como seguirle
juicio al inquilino actual de una casa por el crimen cometido por
uno anterior”, dice (19 de agosto de 1818).
Bolívar toma nuevamente la pluma y le refuta el 20 de agosto
de 1818. Primero, en relación con la supuesta neutralidad e im-
parcialidad de las naves que llevaban armas y víveres a españoles,
le riposta: “La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad
desaparece en el acto en que se socorre a una parte contra la vo-
luntad bien expresada de la otra, que se opone justamente y que
además no exige ser ella socorrida”.

Si es libre el comercio de los neutros para suministrar a ambas partes


los medios de hacer la guerra, ¿por qué se prohíbe en el Norte? ¿Por
qué a la prohibición se añade la severidad de la pena, sin ejemplo
en los anales de la República del Norte? ¿No es declararse contra los
independientes negarles lo que el derecho de neutralidad les permite
exigir? La prohibición no debe entenderse sino directamente contra
nosotros que éramos los únicos que necesitábamos protección. Los
españoles tenían cuanto necesitaban o podían proveerse en otras
partes. Nosotros solo estábamos obligados a ocurrir al Norte así
por ser nuestros vecinos y hermanos, como porque nos faltaban los
medios y relaciones para dirigirnos a otras potencias.

Segundo, con respecto a la política exterior de EE. UU., cla-


ramente sesgada en pro de España y en contra de los patriotas,
Bolívar denuncia:

Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto


a los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas
con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiéramos
procurarnos allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto
imponer una pena de diez años de prisión y diez mil pesos de multa,
que equivale a la de muerte, contra los virtuosos ciudadanos que qui-
siesen proteger nuestra causa, la causa de la justicia, y de la libertad,
la causa de la América.
272
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Al norteamericano Irvine le incomodó la acusación de Bolívar


contra EE. UU. Escribe airado el 25 de agosto de 1818:

No existe ningún estatuto en los Estados Unidos para la desagradable


finalidad que Ud. menciona. Existe (sí) una ley para mantener la neu-
tralidad de los Estados Unidos entre los dos beligerantes y para evitar
que el país se vea embrollado con naciones extranjeras por ⦋culpa de⦌
cruceros ilegales equipados en sus puertos (…) El pensar o hablar de
la parcialización de los Estados Unidos en favor de España, me parece
una insigne monstruosidad, una violación contra toda probabilidad
y razón! Ningún idioma es adecuado para expresar las ideas que con-
cibo con respecto a semejante suposición.

Y no obstante toda la argumentación jurídica y las pruebas


dadas por el Libertador, el enviado norteamericano continúa
preguntándose una y otra vez: “… si el bloqueo era efectivo, si las
goletas americanas lo violaron; si se les siguió un juicio regular, y
si este gobierno podía con justicia apresar y confiscar el producto
de diversos cargamentos, largo tiempo después de ocurrida la pre-
sunta ofensa” (25 de agosto de 1818). Haciendo uso de un lenguaje
poco respetuoso le reclama a Bolívar: “Es quizás de lamentarse
que en su última comunicación haya Ud. ampliado el campo de
discusión tan extensamente, y (de acuerdo con mi estimación) tan
innecesariamente” (25 de agosto de 1818).
En la siguiente carta (29 de agosto de 1818), ante la condescen-
diente propuesta de Bolívar de hacer un nuevo juicio para revisar
las condenas de que fueron objeto las goletas Tigre y Libertad,
le responde con una frase destemplada: “A decir verdad, si este
recurso no hubiera sido propuesto y reiterado con seriedad (de
provenir de cualquier otra parte), yo lo habría considerado como
una burla sangrienta”. Critica, en tono provocador, a aquellos
“que aspiran a la absoluta soberanía sobre los mares”. Aprovecha
para cuestionarle “respecto a los motivos de la política americana,
sobre los cuales Ud. presenta diversas soluciones conjeturadas,
pero ninguna basada en los hechos”.

273
Discurso de Angostura

Bolívar no capitula ante las bravatas del comisionado nor-


teamericano ni ante sus evidentes faltas de tacto en el trato con
él como representante del Gobierno de Venezuela en la insur-
gencia. Tampoco cede Irvine ante los argumentos doctrinarios y
las pruebas que expone el Libertador. A partir de allí el clima se
ensombrece y los ánimos se caldean aún más. Es un duelo entre la
verdad, la soberanía, la justicia y la nobleza representadas por el
Libertador, contra las argucias, el injerencismo, la arbitrariedad y
la medianía encarnadas en el representante de EE. UU.
Las siguientes epístolas no agregan nada nuevo en lo sustantivo
a la controversia, salvo nuevas frases destempladas y otros sofis-
mas esgrimidos por el emisario estadounidense. En la carta del 6
de setiembre de 1818, se burla del bloqueo del Orinoco ejercido
por las fuerzas navales republicanas y omite las evidencias propor-
cionadas por Bolívar. Es “un bloqueo en papel”, dice. Agrega: “Lo
que unas cuantas canoas, etc., etc., hubieran podido lograr, apenas
merece comentario. Eran la sombra de un espectro”23. También
critica, sin el menor sentido del recato, que la tripulación de vene-
zolanos que abordó las goletas norteamericanas mostrara “avidez
al abrir los barriles de provisiones” e hiciera inmediato uso de los
víveres. Deplora que “gente con ansias de comer” se dedicara a

23 Esa fue la simple respuesta a los siguientes argumentos y a los hechos


expuestos por Bolívar en epístolas anteriores y en la carta enviada el
mismo día, donde le escribe: “Si Ud. no se convence de que el bloqueo
marítimo de los puertos del Orinoco era efectivo basta que lo haya sido
el de tierra. Esta ley española, única que puede regir nuestra conducta,
así porque no conocemos otra, como porque la represalia nos obliga a
aplicarla, fue promulgada en 1796, y desde entonces ha estado en uso
en presencia de toda la Europa y de los mismos Estados Unidos del
Norte. Ninguna potencia la ha reclamado y todas han sufrido y visto
con indiferencia las escandalosas transgresiones del derecho público
en nuestra lucha actual. Las intenciones de los neutros han sido adivi-
nadas y las adivinaciones han sido bastante causa para pronunciar con-
fiscación contra los buques y efectos, y prisión contra las tripulaciones
de los buques apresados en el bloqueo de Cartagena. La conducta de
Venezuela ha sido incomparable más regular: no se le puede atribuir
un acto semejante”. Bolívar a Irvine, 6 de septiembre de 1818.

274
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

abordar naves que transportaban alimentos y ejecutara un “rapaz


apresamiento” (6 de septiembre de 1818).
Posteriormente, en la carta del 10 de septiembre, Irvine le
asegura a Bolívar que los comerciantes estadounidenses invo-
lucrados, que traficaban armas y víveres en favor de los realistas,
no solo eran neutrales sino que “eran partidarios de Sur América
más bien que de España”. Le invita a reflexionar serenamente, en
especial “ahora, cuando Ud. se halla en vísperas de cosechar los
ricos premios de sus sangrientas tareas”. Y como para incomodar
al Libertador, que enfrentaba para entonces a otros líderes repu-
blicanos, alude a “la perplejidad en que se halló el gobierno de los
Estados Unidos al darse cuenta de la aparición de dos gobiernos
patriotas en Venezuela” (el de Cariaco dirigido por Santiago
Mariño y el de Angostura presidido por Bolívar).
Días después, en la carta del 26 de septiembre de 1818 y en las
siguientes, ya irrespeta abiertamente al Libertador y descalifica
sus juicios en relación con el tema en litigio. Le recrimina: “En
realidad, no existe fundamento para su doctrina. Ningún jurista
de los tiempos antiguos ni de los modernos la citó jamás. Su ar-
gumento está encaminado a disolver los vínculos del derecho
internacional”. Le invalida: “El libro americano que Ud. cita, solo
prueba la ignorancia del escritor o compilador”. Le rebate por
“asumir una posición insostenible de acuerdo con la ley de las
naciones”. Se burla de todo lo dicho hasta el momento por el Li-
bertador: “Pretender pues, confiscar un buque por la violación de
un bloqueo imaginario, y a otro por la intención de violar lo que
no tenía existencia legal, y de lo que no había recibido una amo-
nestación regular, es asumir una posición insostenible de acuerdo
con la ley de las naciones”.
Llega al colmo de la desconsideración, la mezquindad y la
falta de sutileza en su comunicación del 1.o de octubre de 1818,
cuando acusa a la tripulación patriota que abordó una de las naves
estadounidenses de “consumir las provisiones”, de haber sacado
“3 barriles de pan, 2 y 1/2 idem de carne de res y un cuñete de
mantequilla”. Allí descalifica petulantemente al Libertador: “Si
Ud. pudiera citar tan solo un autor respetable en respaldo de su

275
Discurso de Angostura

paradoja, yo le cedería a Ud. el argumento; pero eso, me consta,


es imposible”. Asimismo, le reclama a Bolívar que como máxima
autoridad respalde “procedimientos ‘monstruosos’, que yo no
habría imaginado jamás pudieran ser contemplados, y mucho
menos defendidos, por este Gobierno”. Remata diciéndole: “es una
lástima que la correspondencia no se haya descontinuado antes de
que degenerara en una farsa”.
A sabiendas de que las diferencias entre Piar y Bolívar se
habían hecho públicas e irreconciliables, y que el primero estaba
preso, era enjuiciado y estaba a punto de ser condenado a la pena
capital, le dice como para provocarlo: “Su Excelencia no llegó
aquí hasta que la batalla de San Félix había sido dada y ganada
por los patriotas al mando del General Piar (…) Una batalla que
afortunadamente decidió el destino de Angostura” (8 de octubre
de 1818).
Bolívar no se deja intimidar ni mucho menos convencer por
los débiles alegatos y las desagradables palabras del representante
de EE. UU. J. B. Irvine. Entonces este recomienda confidencial-
mente a la Casa Blanca procurar la suplantación del Libertador
por un gobernante dócil. Pide en carta dirigida al secretario de
Estado, J. Q. Adams: “Un cambio de gobierno restauraría la ley en
este país más perjudicado por los daños de un Don Quijote que
por las crueldades de un inexorable y salvaje enemigo” (1.o de oc-
tubre de 1818). En otra comunicación, le dice que “Bolívar había
tenido más cambios que una mariposa; pasando sucesivamente
por todos los grados de la complacencia, de la queja, de la puerili-
dad y del reproche; y que la sofistería, falsos ascensos e infundadas
aserciones constituían su guía, o sus únicas armas” (10 de octubre
de 1818). También le expresa: “El régimen del Dictador Bolívar ha
producido desórdenes que necesitarán mucho tiempo para repa-
rar” (2 de noviembre de 1818)24. En el mismo estilo, escribe al Dr.

24 Héctor García Chuecos, Discurso de incorporación a la Academia


Nacional de la Historia. “Concepto que a Bolívar merecieron los
deberes y derechos de los neutrales en caso de guerra internacional”, 7
de junio de 1951, p. 12.

276
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Forsyth: “La dictadura de Bolívar debe tener un fin, las ruedas de


su gobierno están ya obstruidas por la imbecilidad” (6 de octubre
de 1818)25. Tiempo después, ya en su país, calificó a Bolívar de “ge-
neral charlatán y político truhan”.
El representante Irvine, con “soberbia luciferina”, escribe al Li-
bertador otras comunicaciones soeces y amenazantes instándole a
hacer lo que le demandaba. Emplea un lenguaje “en extremo cho-
cante e injurioso”. Además, se atreve a amenazar indirectamente al
Libertador con tomar represalias si no se hace lo que él demanda.

LAS CARTAS DE LA DIGNIDAD (OCTUBRE DE 1818)

El Libertador le contesta con las Cartas de la Dignidad. Cartas


que debemos divulgar para que todos los venezolanos conozca-
mos cómo se responde ante la impertinencia y el acoso de una
potencia. Cartas que expresan lo que significa defender la patria
ante un poderoso enemigo.
En una de ellas Bolívar dice:

No permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los derechos


de Venezuela. Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una
gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por mere-
cer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España
que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende (7 de octubre
de 1818).

En otra, el Libertador afirma:

El valor y la habilidad, señor Agente, suplen con ventaja al número.


¡Infelices los hombres si estas virtudes morales no equilibrasen y
aun superasen las físicas! El amo del reino más poblado sería bien
pronto señor de toda la tierra. Por fortuna se ha visto con frecuencia
un puñado de hombres libres vencer a imperios poderosos (12 de
octubre de 1818).

25 Ibidem, p. 12.

277
Discurso de Angostura

Este año 2018 se cumplen doscientos años de que estas dos


cartas fueron escritas. ¡Que nadie se quede sin leerlas y sin con-
memorar! Este año aniversario estas cartas deben convertirse en
pancartas que ondeen en cada plaza Bolívar del país; en murales
que cubran muros y paredes en toda Venezuela; en monólogos,
canciones y obras de teatro interpretadas en centros de enseñanza
y espacios de trabajo y lucha; en encartados que circulen con cada
periódico y revista; en tuits que vuelen y promuevan la resistencia
antimperial; en documentales que aviven la venezolanidad, en
manifiestos que inspiren patriotismo en los consejos comunales y
comunas; en arma ética dentro de la fuerza armada; en verbo que
entonemos en desfiles, fiestas y marchas.
En estas cartas está el verbo refulgente que nos anima a seguir
luchando y a no rendirnos ante ningún agresor. Han pasado
doscientos años. Pareciera que las cosas no cambian. Continúa el
duelo entre Venezuela soberana y Estados Unidos imperialista.
Entre la verdad, la soberanía, la justicia y la nobleza representadas
por el Libertador y sus herederos bolivarianos; contra los sofis-
mas, el injerencismo, la arbitrariedad y la soberbia, encarnadas
en el embajador de Estados Unidos Juan Bautista Irvine y sus
sucesores monroístas. Afortunadamente, como enfatiza Bolívar,
“se ha visto con frecuencia un puñado de hombres libres vencer a
imperios poderosos”.

ANEXO

Contestación de don José Nucete Sardi al discurso de incor-


poración a la Academia Nacional de la Historia del Dr. Héctor
García Chuecos (6-7-1951)26

26 Héctor García Chuecos, Discurso de incorporación a la Academia Na-


cional de la Historia. “Concepto que a Bolívar merecieron los deberes
y derechos de los neutrales en caso de guerra internacional”, 7 de junio
de 1951, p. 4. Disponible en: Fuente: http://www.anhvenezuela.org.ve/
content/concepto-que-bol%C3%ADvar-merecieron-los-deberes-y-
derechos-de-los-neutrales-en-caso-de-guerra

278
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

El famoso decreto de enero de 1817, por el cual se declara el


estado de sitio y bloqueo en la costa oriental y central de Vene-
zuela, tiene gran importancia intrínseca por su doctrina y por las
consecuencias de orden internacional en aquella hora de prefigu-
ración de la República.
Es una medida de guerra tomada en completo acuerdo con el
derecho de gentes. Y aún más: se practicó con tolerancia, pues
uno de los barcos extranjeros –a pesar del aviso– no se apresó
inmediatamente, se le ordenó regresar y se le ayudó con los
conocimientos de un práctico y sólo cuando realizó el segundo
intento para burlar el bloqueo, fue apresado. Establece con cla-
ridad, el Libertador, en sus refutaciones al Agente del Gobierno
de los Estados Unidos que hacía la reclamación, la diferencia al
tratarse de un buque del gobierno o de un buque de particulares,
pero sostiene que todo buque que viola las leyes de la neutrali-
dad está incapacitado para acogerse a ellas. Para aclarar más aún
sus puntos de vista, señala la diferencia entre sitio y bloqueo, que
parecía olvidar el reclamante norteamericano, y propone que se
someta el asunto a árbitros, con lo cual no sólo comprueba su
buena fe, sino su decidido espíritu de justicia. Y cuando el agente
diplomático pretende probar la nulidad del bloqueo por insufi-
ciencia de las fuerzas patriotas, Bolívar asienta con palabra indo-
mable su doctrina y sostiene con razones irrefutables, que cada
pueblo en guerra es arbitro absoluto para decidir sobre la especie
y número de tropas que debe emplear en sus operaciones milita-
res, sin que ningún neutro pueda mezclarse en definir las que se
necesitan para la empresa bélica, porque sería dictar leyes fuera
de su jurisdicción. Y agrega que tiene, en apoyo de su opinión, el
resultado del bloqueo y el conocimiento de las fuerzas bloquea-
das, que es la regla más cierta. Defiende pues, la independencia
de juicio de su Suprema Jefatura militar, la más autorizada para
conocer de los acontecimientos, y la proyección internacional de
esa independencia, toda vez que el agente diplomático no podía
tener jurisdicción sobre sus decisiones de Jefe Supremo en cam-
paña. Se acoge Bolívar a las leyes españolas, reconocidas, y que

279
Discurso de Angostura

para el caso de las relaciones externas estaban aún en vigencia,


pues mal podía un Estado naciente, en plena lucha, haber tenido
tiempo para modificarlas, y arguye: “Si esta Ley es injusta, si es
contra los derechos de la neutralidad, la nación española que
la ha promulgado y cumplido desde el siglo pasado, debe ser la
responsable y no Venezuela”.
Los hechos estaban desmintiendo al Agente diplomático y esos
hechos que Bolívar defendía, basado en la más precisa doctrina,
estaban en acuerdo con el derecho internacional. No es única-
mente un espíritu de justicia el que revela el Libertador en estos
documentos y en todos los que después, como Jefe de Estado,
ofreció en relación con la vida internacional, sino un pleno cono-
cimiento de los derechos de las naciones y un instinto sagaz para
defender la justicia entre los pueblos. Ese espíritu de justicia es el
que ha faltado y falta, muchas veces, en la política internacional de
ayer y de hoy, y el Libertador sigue siendo, a través de sus hechos y
de sus documentos, un internacionalista que con espíritu de equi-
dad nos dejó lección y mensaje que en nuestro tiempo mantienen
su vigencia.

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Vergara Sierra, Ana Joana: República pirática. Los diputados de la
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ARTÍCULOS RECOMENDADOS

Rodríguez Gelfenstein, (2018). En el bicentenario de la controver-


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nidense Juan Bautista Irvine. En: http://sergioro07.blogspot.
com/2018/09/en-el-bicentenario-de-la-controversia.html#more
Otazo M, José Rafael. (2015) Libertador Simón Bolívar y la cues-
tión diplomática con Estados Unidos en la figura de Juan Bautis-
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simon-bolivar-y-la-polemica.html

282
DÉCIMAS NUESTRAMERICANAS
Y PROSA AL DISCURSO DE ANGOSTURA

Enrique Viñoles Peña


A MANERA DE INTRODUCCIÓN:
MI ADMIRACIÓN POR EL LIBERTADOR

Las señeras enseñanzas de Simón Bolívar han de tocar las


fibras del alma de los seres consustanciados con el amor patrio;
especialmente los nacidos en las cinco Patrias bolivarianas. Sus
discursos, correspondencias, proclamas, documentos, arengas
y decretos, además de las innumerables opiniones acerca de su
magna obra, impactan la porosidad de los espíritus sensibles a las
causas, motivos y circunstancias que lo elevaron a la cúspide de la
historia; expeditas razones por las que hoy –a doscientos treinta
y cinco años de su nacimiento– su extraordinaria y apoteósica
epopeya libertaria continúe siendo motivo de admiración gene-
racional, y en consecuencia, objeto de estudio por eruditos de las
ciencias sociales, geohistóricas y políticas de los cinco continentes.
Bolívar ha enriquecido la cultura general y la cualidad humana
del orbe. No hay pueblo en el mundo que no se haya hecho eco de
su obelística hazaña visionaria, pensante, guerrera y libertaria; por
ello, del presente al pasado y viceversa del devenir nuestrameri-
cano y caribeño, sigue firme y desafiante su monolítica estampa
de preclaro humanista; su pedagoga enciclopedia rodrigueana; su
perenne magistratura y aún húmeda su pluma amanuense sobre
el papel de su racionalidad de sabio, estratega y conciso estadista.
Dechado de integridad y excelsa condición ciudadana.
Ahora quizá más que antes, pálpase vigente su altiva figura
solidaria, emancipadora; desenfundadas sendas espadas sobre el
brioso corcel de su ideario a galope tendido vigilando los territo-
rios meritoriamente liberados del otrora imperio colonial; hoy en
la “modernidad” amenazados por las fauces falaces del neolibera-
lismo salvaje: agorera carroña aniquilante de la Pacha Mama. Bo-
lívar es sangre indígena, afrocaribeña y mantuana, hacia el palpi-
tante corazón de la paz y del amor por la vida. Gracias a Él, la libre,
digna y soberana Patria venezolana –asediada por sus cuantiosos
recursos naturales– se ha convertido en ejemplo y ápice para las
luchas presentes y futuras –de los pueblos del mundo– en pro de

285
Discurso de Angostura

autodeterminación, respeto, justicia, felicidad y convivencia pací-


fica, al cobijo de la aún mancillada, pródiga naturaleza.

Mi admiración por Bolívar,


viene desde la niñez,
cuando por primera vez,
libé su embriagante almíbar.
Porque combatió el acíbar,
del otrora coloniaje,
dando a la Patria un viraje,
y a la Historia un raudo giro;
razones por las que admiro,
a tan digno Personaje

Decidí experimentar este ejercicio poético en “Décimas nues-


tramericanas” al Discurso de Angostura, por considerar necesario
–como cultor popular y cantor militante– mi modesto aporte a
la promoción, difusión, interpretación y sobre todo el abordaje
práctico de la mayoría de las premisas, variables y clamores que el
Padre Bolívar –desde su profética visión emancipadora– propone
en tan célebre e histórica pieza oratoria, de la que se cumplirán
doscientos años el 15 de febrero del venidero 2019.
Al intentar interpretar el Discurso de Angostura –reitero– en
“Décimas nuestramericanas” –denominación propuesta para di-
ferenciar nuestra décima de la espinela ibérica originaria– se cir-
cunscribe mi inquietud de motivar a la ciudadanía y en especial
a la población estudiantil junto a sus formadores, hacia la lectura
interpretativa y el debate permanente acerca de tan valioso do-
cumento para mayor comprensión y valoración de nuestra his-
toria. Al mismo tiempo nos convocamos a analizar las lecciones
de Bolívar en dicho documento y readaptarlas a la realidad de
hoy, en cuanto a la reafirmación de soberanía e independencia y
la reivindicación del Poder Moral para la salud de la Venezuela
Bolivariana.
Por experiencia personal, los conceptos sobre cultura general
aprendidos en décimas, son inolvidables; y ahora más que nunca

286
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

se hace necesario retomar el análisis de los papeles de Bolívar


–en este caso a través de la poética popular tradicional decimal–
porque la pertinencia de sus orientaciones aplican en la actual
coyuntura geopolítica en la que la República Bolivariana de Vene-
zuela requiere del concurso de sus hijos e hijas para conformar el
ejército de nuevos libertadores, ante las amenazas reiteradas de las
potencias imperiales con el apátrida concurso de lacayos locales,
regionales; quienes a pesar de ser oriundos de naciones liberadas
por el Libertador, se han “hermanado” a las infames pretensiones
imperiales hegemónicas.

Este ejercicio poético,


sobre el texto de Angostura,
reivindica la figura,
de Bolívar, cual profético.
Nos convoca al tema ético,
y a practicar los valores;
a vivificar clamores,
por la Patria y su defensa;
y hacerla a la paz, propensa;
digna y libre de invasores.

El Discurso de Bolívar en Angostura está lleno de sabias reflexiones,


de un insuperable contenido político y filosófico. Es difícil concebir
que pieza tan sesuda pudo haber sido creada en medio del estruendo
de la guerra, los viajes a caballo o embarcaciones, los sacrificios, las
intrigas de los mismos conciudadanos. Es el poder de concentración
lo que asombra de Bolívar, demostrado cuando dictaba hasta tres y
cuatro cartas a la vez… (Romero, 2000-2017, P.108-109).

Ciertamente, ni las confabulaciones ni los complots, de los que


conocía el Padre Libertador, ni las largas y agotadores jornadas
por las intrincadas selvas grancolombianas, las preocupaciones y
noches en vela en tan disímil escenario, fueron obstáculos para la
concepción de tan lúcidas propuestas hacia el encaminamiento y
consolidación definitivas de la moral, la paz y la integración.

287
Discurso de Angostura

El Discurso de Angostura,
es una Pieza Oratoria,
que ha trascendido en la historia,
por el nivel de su altura,
reivindica la cultura,
la política y su esencia,
donde la clarividencia,
de Bolívar se agiganta,
y por la Patria adelanta,
la humanística conciencia.

El Discurso de Angostura,
es un Proyecto político,
de un espíritu autocrítico,
y moralista estructura.
En él Bolívar procura,
unir poder y deber,
previendo el buen proceder,
en pro de una Patria estable;
por el dueto impostergable
del trabajo y el saber.

El discernimiento de Bolívar en el Discurso de Angostura


acerca de las categorías que transversalizan su lucidez y su obra,
son indicadores de una inteligencia superiorísima propia de
genios, de seres redimensionados en su tiempo y espacios exis-
tenciales, en los que el valor y la consideración por el ser humano
y, en su caso, por su Patria, adquieren características humanistas
incomparables; son, pues, cerebros pensantes adelantados a sus
épocas.
He allí la multifacética personalidad de Bolívar en las líneas de
tan juiciosa redacción:

En él se funden el conductor intuitivo, el estadista capaz de abarcar


como ninguno el movedizo campo de la política, el general ilustrado,

288
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

el orador de encendida elocuencia, el polemista de la palabra escrita,


el ser humano de formidables dimensiones (Valencia, 2010, p. 156).

Bolívar fue un prodigioso,


ser humano y humanista,
en su ser no hay una arista,
que no toque lo virtuoso.
Múltiple en lo talentoso,
y forjador de naciones,
muy firme en sus decisiones,
fue un adelantado etnólogo,
y un “visionario sociólogo”,
tenaz en sus convicciones.

Fue “escritor excepcional”,


“periodista, pensador”,
“de masas gran conductor”,
Líder a carta cabal.
estratega sin igual,
en su obra de libertad,
donde su tenacidad,
amarró a la diplomacia;
y dio su impetuosa audacia,
en pro de la humanidad.

En cuanto a los antecedentes del Discurso de Angostura, se


puede afirmar que en la vasta, rica y diversa obra escrita testimo-
nial de Simón Bolívar se expresa un asomo o una referencia a los
contenidos de dicha alocución. Entre otros documentos son cita-
bles –por ejemplo– el Manifiesto de Carúpano del 7 de septiembre
de 1814 y el Decreto de Abolición de la Esclavitud del 2 de junio de
1816, también firmado en Carúpano.
En el primero, enfatiza su carácter analítico y autocrítico: va-
riable extraordinaria presente en la mayoría de sus documentos,
en los que evalúa las causas y efectos, los pro y los contra de las
vicisitudes del escenario de la guerra, las circunstancias y sus

289
Discurso de Angostura

protagonistas; es allí donde deja a la posteridad su lapidaria frase:


“Dios concede la victoria a la constancia”. Y en el segundo, escue-
tamente otorga la liberación de los esclavos… Antes de la Expe-
dición de Los Cayos, Bolívar se había comprometido con Petión
a hacer realidad tan justa añoranza por el goce de igualdad del
derecho a ser libres a nuestros hermanos afrodescendientes, uno
de sus más caros anhelos.
Como ya es sabido, “Alejandro Petión es el gobernante negro
de la minúscula Haití, que rompió los eslabones de esclavitud que
la condenaban a Francia y proclamó la independencia” (Valencia,
2010, pp. 144-145). Ambas aristas están circunscritas al texto de
Angostura.
No obstante tales circunstancias, la intención de este modesto
trabajo es el de motivar a nuestros jóvenes hacia la investigación
de la gesta bolivariana, y en consecuencia a emularla en sus diarias
acciones:

Desde el año dieciséis,


sugiere el ordenamiento,
por el normal cumplimiento,
de la Justicia y la Ley.
Dijo: “olvidad si podéis,
a los que os han libertado”;
desprendido y despojado,
de cualquier personalismo;
dejando el protagonismo,
al virtuoso Magistrado.

Octubre día veintidós,


el año dieciocho fue,
cuando Bolívar dio fe,
de su libertaria voz.
de un gran Congreso fue en pos,
que en el año venidero,
se instalaría en febrero,
por voluntad popular;

290
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

y, la Patria refundar,
hacia un mejor derrotero.

INTERPRETACIÓN EN DÉCIMAS NUESTRAMERICANAS


DEL DISCURSO DE ANGOSTURA

Aquel quince de febrero,


del año mil ochocientos,
diecinueve, eran momentos,
de un acontecer guerrero.
Inspirado en el Pionero,
miranda el Gran Precursor,
el Padre Libertador,
el Congreso convocó,
y en Angostura abogó,
por un futuro mejor.

Allí llamó a revertir,


de la Gran Patria el camino,
con firmeza en su destino,
y un nuevo orden crear.
La Gran Colombia enlazar,
en una unión de naciones,
de acuerdo a sus convicciones,
de Líder y visionario;
planteando en su ideario,
noveles instituciones.

Fue su gran preocupación,


evitar el falso juicio,
desterrar el mal del vicio,
que crea la corrupción.
De cada Legislación,
tomó lo más pertinente,
y enriqueció la simiente,

291
Discurso de Angostura

de su propuesta oportuna,
que presentó a la tribuna,
del Gremio Constituyente.

Otro objetivo propuesto,


en Angostura, además,
era el de buscar la paz,
junto al pueblo siempre presto.
Que éste asumiera su puesto,
constituyente y gestor;
de un futuro promisor;
como premisa ideal;
fue el alma fundacional,
que inspiró al Libertador.

Aún bajo el poderío,


del cruel imperio español,
la “Gran Colombia” es un sol,
de independentista brío.
Bolívar por su albedrío,
convoca a una reunión,
en pro de la creación,
de un Congreso Federal;
y una Ley fundamental,
o sea su Constitución.

Bolívar creó los pilares,


para el Poder ciudadano,
la Moral va de la mano,
de sus ideas ejemplares.
En aquellos avatares,
por la patriótica estancia,
su inquietud se hizo constancia,
porque el gobierno expedito,
debiese estar circunscrito,
a la cruda circunstancia.

292
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

La Ley pondrá la primicia,


según el bien natural.
con la ética imparcial,
escuchando a la Justicia.
El ciudadano se inicia,
con noble moralidad,
otorgando prioridad,
a un convivir moderado,
conteste con el Estado,
y éste con la Sociedad.

El Estado debe actuar,


acorde con la Justicia,
la Ley procesa y enjuicia,
procurando el bienestar.
La voluntad, moderar;
con límite autoritario,
en el social escenario,
en pro de armoniosos cruces,
entre la praxis, las luces,
y el estudio voluntario.

“Voluntad integradora”,
fortificada en la acción”,
conformaban la visión,
De la idea innovadora.
pero, llegada hora,
nunca faltan los traidores,
se confirman los temores;
y aquel “sueño inalcanzado”,
resultó ser “abortado”.
Por “parte de sus actores”.

Gustavo Pereira opina,


que el Discurso desentraña,

293
Discurso de Angostura

la otrora social maraña,


de contramarchas e inquinas.
Y Bolívar determina,
con juicio avizorador,
lo que sería a posterior,
del pueblo su redención,
salvarlo de la opresión,
y ser su Libertador.

Extrapolando el momento,
de aquel Discurso Geohistórico,
el presente es alegórico,
de tan magno documento.
Nuestra Patria es fundamento,
de un sentimiento humanista,
donde el bolivarianista,
pensamiento prevalece,
y ante el mundo se enaltece,
con su perfil socialista.

Esa virtud visionaria,


del Padre Libertador
hoy se crece en esplendor,
con luz revolucionaria.
Venezuela es signataria,
ahora en la modernidad,
de un Pliego de libertad,
justicia y soberanía;
como luz, ejemplo y guía,
de toda la Humanidad.

El pensar bolivariano,
recorre el cuerpo social,
de la Venezuela actual,
con su perfil soberano.
Quien se sienta ciudadano,

294
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

debe a Bolívar, leer;


estudiarlo y comprender,
que en su palabra revive,
el amor que circunscribe,
por ver la Patria crecer.

Requiere nueva lectura,


desde una visión didáctica,
a fin de poner en práctica,
el Discurso de Angostura.
Hoy, en la actual coyuntura,
cuando el neoliberalismo,
unido al capitalismo,
afinca sus pretensiones,
caben nuestras reflexiones,
sobre el Bolivarianismo.

Hoy la Patria como ayer,


a pesar de las conquistas,
por las ideas socialistas,
requiere un retroaprender:
además del “deber ser”,
conciencia bolivariana,
voluntad republicana,
y sentir de pertenencia;
cultivar con suma urgencia,
Patria Nuestramericana.

Bolívar quiso hermanar,


Colombia con Venezuela,
como el buen padre que anhela,
consolidar un hogar.
Unidos para luchar,
codo a codo en la faena;
Alí el de la Patria Buena,
captó ese encuentro soñado,

295
Discurso de Angostura

nuestro Orinoco abrazado,


a su hermano el Magdalena.

El que lea el Documento,


del Discurso de Angostura,
asimilará en su hechura,
la mano de un gran talento.
Bolívar pintó el momento,
extrapolando el pasado,
yelogia lo bien logrado,
por otras legislaciones;
sugiriendo sus lecciones,
para el proyecto planteado.

“El clamor de Venezuela”,


es por paz y libertad,
más la solidaridad,
siendo la Patria una escuela.
Aunque este logro revela,
mejoras inobjetables,
y progresos sustentables,
según nuestra realidad;
vivir en conformidad,
es práctica inaceptable.

Priva un criterio autocrítico,


de nuestra ciudadanía,
y analizar el día a día,
el tema sociopolítico.
Basta del silencio mítico,
que amarra la corruptela,
si Bolívar dejó escuela,
del administrar honroso;
que se aplique el ser juicioso,
ante el vicio en Venezuela.

296
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

La estrategia de la actual
Asamblea Constituyente,
en cierto modo hace frente,
a la apetencia imperial.
La guerra convencional,
en nuestro Patrio escenario,
nos convoca al ideario,
del Discurso de Angostura,
que rescata en su estructura,
el Poder originario.

Se debe armar un manual,


para el corrupto confeso,
y además de hacerlo preso,
reformarlo en lo moral.
Instruirlo en lo conductual,
fortalecer su aptitud,
para que la rectitud,
sea el norte de su verdad;
y torne a la sociedad,
como un hombre de virtud

En donde se halle el delito,


de algún ente del Estado,
raudo ha de ser aplicado,
El sancionar expedito.
el vicio ha de ser proscrito,
desterrado el clientelismo;
romper con el nepotismo,
que corrompe al funcionario;
y sembrar el ideario,
de luz, moral y humanismo.

Urge el Bolívar pensante,


en la mente del civil,
que éste se amolde al perfil,

297
Discurso de Angostura

de superación constante.
En este histórico instante,
se hace “justo y necesario”,
que el actuar del funcionario,
de la Patria de Bolívar
libe en el honrado almíbar,
de su humanista ideario.

Aplica una revisión,


y a tiempo rectificar,
para luego reimpulsar,
la eficacia en la gestión.
No vaya la corrupción,
con su paso degradante,
a colocar tambaleante,
la Patria que defendemos;
las tres “erres”, apliquemos,
que sugirió el Comandante.

Parte de la juventud,
debe ser consustanciada,
a cuidar la Patria amada,
con su ejemplo y rectitud.
Asumir con plenitud,
el coraje de quererla,
cultivarla y mantenerla,
sin neocolonizadores;
ser nuevos libertadores,
dispuestos a defenderla.

Es menester que docentes,


padres y representantes,
revivan con sus infantes,
de Angostura, sus simientes
rememorar las vertientes.
Del Genio, su directriz;

298
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

indagar en la raíz,
de aquel glorioso pasado;
que reivindica al Estado,
a la Patria y al País.

Es hoy cuando ese Discurso,


reviste más pertinencia;
preservar la independencia,
es nuestro mayor concurso.
Es un notorio recurso,
pedagógico y enseña,
que si la Patria se preña,
del ímpetu por amarla;
habrá entonces que cuidarla,
como a una niña pequeña.

Hemos hecho una revisión de estos temas, la situación del país…


Hemos hecho un ejercicio autocrítico, transparente y profundo, de
las causas verdaderas que enfrentamos y seguiremos enfrentando…
con el Gobierno de Calle, vamos a una rectificación a fondo, retomar
las 3-R con fuerza: revisión, rectificación y reimpulso, 3-R históricas
lanzadas por el Comandante Chávez en el año 2007… (Maduro,
2013. Juramentación…).

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Las enseñanzas del Discurso de Angostura constituyen un arse-


nal de contenidos programáticos para la formación y reformación
ciudadanas. Bolívar representa, como su mentor, Simón Rodrí-
guez, el faro inextinguible de luces para iluminar las sendas por
donde habremos de transitar los niños, jóvenes y adultos de hoy,
para ir reconstruyendo, creando y recreando la Patria: nuestra Re-
pública Bolivariana de Venezuela. Es pertinente una transforma-
ción social a la luz de las ideas de Bolívar y a tono con los tiempos
y circunstancias que permean la vida.

299
Discurso de Angostura

Cada cual desde su trinchera y en amplia concordancia con


el otro y las otras, Constitución en mano y haciendo nuestras las
obras de Bolívar, estar dispuestos a orientar las nuevas simientes
hacia la consolidación de la “Patria Buena”. No podemos seguir
siendo militantes de sueños sino de realidades concretas. Existe
suficiente bibliografía para el reaprendizaje, la discusión, el debate
y la lucha permanentes por la felicidad de la Patria. Nosotros y no-
sotras debemos estar conscientes e internalizar la certeza de ser y
del “deber ser”, que somos los eslabones inseparables de la cadena
histórica legada por Simón Rodríguez, Miranda, Sucre, Bolívar,
Chávez y ahora Nicolás Maduro.
Los documentos de Bolívar y las propuestas o líneas del Eterno
Comandante esbozadas en el Plan de la Patria 2013-2019, además
de los escritos de formación sociopolítica, educativa y cultural,
han de convertirse en nuestra cartilla para el accionar junto al
Poder Popular.
En mi caso particular, como cantautor militante y poeta popu-
lar comprometido, procuro, en el día a día, canturrear mis versos
en “Décimas Nuestramericanas” y lanzarlas a mí amado pueblo
bolivariano, caribeño y del Sur. El barrio, el campo, las aulas de
clase, los conucos, las universidades, las Comunas, los sitios de
encuentro y los Clap –entre otros escenarios– son colectivos de
permanentes compartires.
Finalmente, invitémonos a estudiar, además del Discurso de
Angostura, las ideas del Padre Bolívar. Sintámonos privilegiados
por la Providencia al continuar y consolidar la obra del Liber-
tador. Él cumplió con nosotros(as), cumplamos ahora con él.
¡Seamos protagonistas de la defensa, la protección y el auténtico
amor por nuestra Patria Bolivariana!
¡Nuestras hijas y nuestros hijos de la Patria Nuestramericana
cuentan con nosotros; no los defraudemos!

300
EL JUSTO CELO
DE LA LIBERTAD REPUBLICANA:
REENFOQUE DEL MODELO POLÍTICO
DE ESTADO LIBERAL A PARTIR
DE LOS PLANTEAMIENTOS
SOBRE LA CIUDADANÍA
EN EL DISCURSO DE ANGOSTURA
Carlos Franco Gil
UNA IDEA PRIMORDIAL

La madurez del pensamiento del Libertador Simón Bolívar


estuvo en franca transformación a partir de los acontecimientos
políticos y militares que desde 1814 se desencadenaron en la
fragua de la lucha emancipatoria hispanoamericana. Así pues, a
partir de su exilio en el variopinto Caribe de la segunda década del
siglo XIX, Bolívar se acercó a la comprensión de las complejidades
sociales de la América Meridional, conllevando a la reflexión críti-
ca del sistema liberal burgués como base política para el proyecto
independentista y la propuesta republicana, y que a su vez trajo
como consecuencia que el prócer venezolano formulase ideas que
ampliaban y adaptaban la matriz liberal a las realidades complejas
e intestinas de la sociedad americana.
Como uno de los documentos fundamentales del pensamien-
to bolivariano, el Discurso de Angostura fue eminentemente un
tratado político que utilizó parte de los debates sociales abiertos
en la Carta de Jamaica1 sobre las diversas dimensiones de la
complejidad americana para llevarlos al pragmatismo exigido
en la cimentación del sistema republicano, tratándose no de un
simple acoplamiento de la matriz liberal a los entramados de la
América Hispana, sino un repensar de la enunciación2 burguesa
en torno a una entonación amplia de la ciudadanía como eje del
sistema de libertades promulgado. De esta manera, trataremos de
acercarnos al trasfondo de la función ciudadana en medio de una
propuesta en que este concepto dinámico es eje fundamental del
entramado de contrapoderes que se emana en la República, lle-

1 Se conoce como Carta de Jamaica al documento “Contestación de un


Americano Meridional a un caballero de esta Isla”, escrito por Simón
Bolívar y que fue dirigido a Henry Cullen con fecha 6 de septiembre de
1815 en Kingston.
2 Al referirnos a enunciación utilizamos la categoría lugar de enuncia-
ción, la cual se define como los puntos de construcción epistemológica
que se reflejan en la argumentación narrativa del conocimiento. Para
profundizar en ello recomendamos la obra de Michel Foucault, La ar-
queología del saber. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1988.

303
Discurso de Angostura

vándonos en cierto sentido a la percepción del sentido inmanente


de la soberanía, el cual acerca al pensamiento político bolivariano
a las ideas federalistas estadounidenses, entendiendo la necesaria
reformulación de la filosofía política ilustrada, la cual extiende y
complejiza en aras de una composición demográfica y cultural
distinta a la europea. En este sentido, Bolívar (que es un sujeto his-
tórico) navegó dentro de una postura eminentemente liberal re-
pensando las bases filosóficas y pragmáticas, en lo que podríamos
indagar como la construcción de un sistema liberal ciudadano que
avanzara sobre los postulados del liberalismo burgués europeo:

En este sentido el aporte de Bolívar no se limitaba a observaciones


críticas a la instrumentación de las formas liberales en América, ni
tampoco a una simple versión local del liberalismo moderado, sino
esencialmente era una reflexión histórica y prospectiva, fundamenta-
da en el estudio y la experiencia política, aportes entre los que destaca
su contribución pionera a la teoría de la emancipación americana,
que nos abrió el camino hacia la comprensión de la evolución de
nuestras sociedades de los siglos siguientes3.

Tomando en consideración estos aspectos, el siguiente arti-


culo busca ahondar en la reflexión y análisis desde herramientas
politológicas del Discurso de Angostura a partir del abordaje de
la formula Pueblo–Ciudadanía–Institucionalidad, como eje de
la construcción del modelo republicano venezolano desde una
matriz liberal ciudadana, la que a su vez fungió como base del pro-
yecto político y constitucional del Libertador en 1819.

ALGUNAS DEFINICIONES PREVIAS

Como hemos propuesto, haremos un acercamiento analítico al


Discurso de Angostura a partir de tres elementos fundamentales:

3 Alberto Navas, “La Carta de Jamaica: una visión crítica del proyecto
liberal”, en La Carta de Jamaica en el siglo XXI. Centro Nacional de His-
toria, 2016, Caracas, p. 105.

304
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

pueblo, ciudadanía e institucionalidad. Estos conceptos fueron


utilizados recurrentemente por el Libertador en la elaboración
del documento en cuestión, y a su vez son fundamentales para la
construcción liberal-ilustrada de los modelos republicanos du-
rante el siglo XVIII, principalmente anclados a las características
emanadas desde los postulados políticos maquiavélicos del siglo
XVI. Debido a esto, es menester aclarar algunas definiciones con
las que abarcaremos en gran medida nuestro análisis, aplicando
este acercamiento conceptual a la raíz del momento en que se sus-
cribe el documento, y su proyección prospectiva posterior.
De esta manera, la base del modelo republicano ilustrado se
sustenta en el Pueblo como ente donde reposa la soberanía, por
lo que Pueblo como categoría política es el origen concreto y te-
rreno del poder; del Pueblo emanan los poderes políticos que se
constituyen basados en él, aunque legitimados por una instancia
distinta: el Ciudadano. El Pueblo a su vez, en una lectura desde
el visor actual, es una construcción ideológica moderna que se le
opone a la idea de multitud, siendo igualmente eje del poder cons-
tituyente jurídico en tanto el sistema que se estructura lo valide y
reconozca como tal: “(…) si el pueblo es el sujeto del poder cons-
tituyente, solo puede serlo en la medida en que se someta a una
organización preliminar que sepa expresar su esencia”4. En la idea
liberal-ilustrada, y esto lo señaló Bolívar constantemente en el
Discurso de Angostura, el mencionado reconocimiento del Pueblo
como fuente de los poderes constituidos no desconoce el carácter
azaroso, desprovisto e incluso ingenuo de este sujeto, traducién-
dose en una especie de fuerza neta sobre la que encauzar por la vía
civil de las leyes al sujeto complejo del Ciudadano y a la libertad
como principio neurálgico del sistema.
Con esto en consideración, el Ciudadano es al igual que el
Pueblo un sujeto político activo, pero con un grado distinto de
interacción con respecto al sistema liberal. Si del Pueblo emana la
fuerza real del poder que constituye del sistema liberal, el Ciuda-
dano es el garante del sostenimiento del sistema liberal, ya que es

4 Antonio Negri, El poder constituyente. Senescyt, Madrid, 2015, p. 59.

305
Discurso de Angostura

consciente de su responsabilidad y de sus derechos dentro de la


estructura estatal:

El ciudadano es un actor socio-político, y en cuanto tal protagonista


de una actuación libre, una acción productora de libertad (…) siendo
también a partir de la acción ciudadana, que se pueden definir políti-
camente, y en la práctica, sus derechos y atributos; siempre pensados
en libertades (…) La principal actuación de los ciudadanos se cifra
en su participación en el gobierno, y nada define mejor la condición
de ciudadanía que dicha participación política5.

El Ciudadano es por lo tanto el ente de confluencia política, ya


que es garante y validador del sistema, y cuyo desenvolvimiento
tiene un real impacto en la dinámica del Estado, donde el Ciuda-
dano puede ser tanto participe del gobierno como ente supervisor
del mismo, todo esto enmarcado en la acción ciudadana y en un
nivel más amplio en la ciudadanía como estructura mental.
Todo el encauce de la ruta que lleva a la fuente del poder
constituido a ser garante de la estructura creada se da fundamen-
talmente por el cuerpo institucional como el plano que permite la
trascendencia del modelo constituido sobre la principal caracte-
rística humana: la finitud de la vida. Así pues, el Estado a través de
sus instituciones es lo que permite según el pensamiento liberal-
ilustrado tanto la formación del binomio Ciudadanía-Ciudadano
como elementos que permiten la supervivencia de los poderes
creados, y la transcendencia del sistema de libertades en sí mismo.
Aquí vemos entonces una de las principales dinámicas del manejo
político en el Estado liberal sobre las que Bolívar se abocó en el
Discurso de Angostura, complejizando en el sistema de contrape-
sos entre los diversos poderes constituidos en la República, lo cual
permitirá avanzar el explícito principio de igualdad y en el tácito
objetivo del equilibrio.

5 José Sánchez-Parga: Poder y política en Maquiavelo. Homo Sapiens Edi-


ciones, Rosario, 2005, pp. 419-420.

306
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Partiendo de estas aclaratorias, puntualizaremos en las necesi-


dades del Libertador de reflexionar y reconsiderar políticamente
el sistema liberal burgués, proponiendo una mayor amplitud en la
construcción del Pueblo como sujeto político, abriendo la concep-
ción ciudadana en comparación con los sistemas republicanos li-
berales experimentados para la época de la redacción del Discurso
de Angostura.

EL ESTADO LIBERAL EN LA PERSPECTIVA BURGUESA

Entre los años 1776 y 1898 se concibió un proceso estructural


que transformó las formas políticas fundamentales en el mundo
occidental, particularmente en América; un tiempo histórico
al que denominamos la era de las revoluciones liberales burgue-
sas, y que tuvo como punto de inicio la Revolución americana
tras la proclamación de independencia de los Estados Unidos el
4 de julio de 1776, y su epílogo con la independencia cubana de
1898 que determinó la expulsión definitiva del antiguo régimen
español del continente. En medio de estos hitos destacaron prin-
cipalmente la Revolución francesa de 1789 y las Revoluciones
hispanoamericanas dinamizadas primordialmente luego de 1810
con el establecimiento de la Junta Defensora de los Derechos de
Fernando VII en Caracas. Este marco inicial nos permite ver dos
dimensiones fundamentales para entender los principales rasgos
que caracterizaron la época en la que Bolívar expresó sus ideas
políticas. En primer lugar notar que el entramado ideológico que
deviene de la ilustración europea determinó un punto culminan-
te en la formulación de las ideas liberales en el campo político y
económico, principios en progresiva transformación desde el
inicio de la expansión de la modernidad europea a comienzos del
siglo XVI. Por otro lado, destacamos que en los procesos econó-
micos productivos el mundo occidental estaba en pleno tránsito
de consolidación del capitalismo en su fase industrial y los rasgos
iniciales de la dinámica financiera que se expandió durante el siglo
XIX global, y cuya matriz fue el capital inglés. Estos elementos que
expresamos sintetizan:

307
Discurso de Angostura

… recordar que el modelo de Estado soberano que se inauguró con


las independencias emergió en el contexto del Estado liberal burgués
de Occidente. Como una sucinta explicación, juzgamos de interés
comenzar por afirmar que, en esencia, se derivó del poder que surgió
con el capitalismo industrial6.

Partiendo de lo expresado, es necesario plantear de forma refe-


rencial cuáles eran los principales rasgos del liberalismo burgués
para la época, y como este fue la matriz para la conformación de
los sistemas republicanos en el marco de las mencionadas revolu-
ciones, particularmente en la América Meridional.
El liberalismo en su forma moderna deviene de los plantea-
mientos de John Locke, los cuales avanzan en la formación de un
Estado que garantice lo que se considera el elemento primordial
para la humanidad: la propiedad privada. Ahora, esta propiedad
privada no se limita al hecho exclusivo de un bien material bajo
posesión, sino a elementos personales que se pueden desglosar
en tres entes principales: la vida, la propiedad y los bienes. Estos
han de conforman los derechos naturales, que anteceden a los
derechos constitucionales. En función a estos planteamientos
ideales, es necesaria la creación de un Estado y una economía que
permitiesen la viabilidad de una sociedad de libertades. Para lo
económico fundamentalmente se apuntaló en la construcción de
una economía liberal, y sobre esto apuntarán los aportes de Adam
Smith en su obra primordial Una investigación sobre la naturaleza
y causas de riqueza de las naciones (1776), en la que se planteó los
principios fundamentales de la autorregulación del mercado por
medio de reglas internas.
En el plano político, se fomentó la construcción de un Estado
liberal sobre los planteamientos iniciales de Locke, en donde parte
de la intelectualidad ilustrada del siglo XVIII avanzó en ideas
que expandieron pragmáticamente las bases concretas para la

6 Belín Vázquez y César Pérez Jiménez: Estado liberal y gubernamentali-


dad en Venezuela. Caracas, Centro Nacional de Historia, Caracas, 2012,
p. 24.

308
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

formulación de estos modelos políticos. En primer lugar la idea


del pacto como base fundamental de convivencia para la sociedad,
lo que Thomas Hobbes definió desde la formulación de la “maldad
natural humana”, y Jean Jacques Rousseau7 en torno a la necesidad
de regular la corrupción del hombre por parte de la sociedad; el
pacto social a través de la carta constitucional como base del
Estado que es, al menos idealmente, resultado del consenso social.
El segundo eje del Estado liberal es la dispersión del poder en pro-
cura de evitar las dinámicas absolutistas; de allí el aporte del barón
de Montesquieu al promover la creación de tres grandes poderes
públicos que se autorregulen entre ellos, creando la sinergia nece-
saria para que el entramado político a su vez sea reflejo del pacto
social establecido en una constitución. Estos elementos inicial-
mente apuntaron a una visión individualista, en lo que el efecto
primordial del sistema es el desarrollo individual sobre el Estado;
posteriormente se planteó la necesidad democrática en función al
Estado liberal, ampliando la presencia y responsabilidad del ciu-
dadano en la dinámica política, y abriendo mayores márgenes de
interacción entre el Estado y la sociedad civil en pro de fomentar
la ciudadanía; es lo que varios estudiosos del liberalismo político
definen en dos etapas del desarrollo del Estado liberal: la fase libe-
ral (siglo XVIII) y la fase democrática (siglos XIX y XX).
Este sucinto esbozo nos conlleva a mencionar que las ideas
planteadas a su vez son reflejo de la construcción de una mentali-
dad burguesa8, que como grupo social desde la segunda mitad del
siglo XVIII se posicionó como clase pujante de la economía occi-
dental, por lo que su transcendencia al control del poder estatal se
notó en la formulación de un sistema de poder desconcentrado,
de garantías individuales, libertad económica y convivencia de
los actores dinámicos de la sociedad representados en institu-

7 Los planteamientos en torno al pacto constitucional son tratados por


Thomas Hobbes en su obra Leviathan (1651), y por Jean Jacques Rous-
seau en El contrato social (1762).
8 Referimos para el acercamiento de la teoría de la mentalidad burguesa
la obra de José Luis Romero, Estudio de la mentalidad burguesa. Alianza
Editorial, Buenos Aires, 1999.

309
Discurso de Angostura

ciones. Críticas importantes en este sentido son emanadas por


notables analistas del Estado liberal, como Hannah Arentd9, quien
argumentó la ausencia real del sentido amplio de libertad por el de
liberación, el cual limitó a la libertad como un marco de concesio-
nes que el Estado le brinda al Ciudadano. Ahora, para nuestros in-
tereses de análisis, referimos que a partir de estos planteamientos
se formuló el lugar de enunciación sobre el que se construyó dicho
Estado liberal, que no es más que la burguesía. Desde esta idea
logramos cimentar por qué hablamos de Estado liberal burgués y
de Revoluciones liberales Burguesas; los planteamientos filosóficos,
políticos y económicos del sistema propuesto fueron emanados
por la clase social en expansión y dinamizadora de los procesos
económicos: la burguesía.
Ahora, hemos notado una amplia presencia de ideas pro-
venientes de Europa; sin embargo los hitos de inicio y cierre del
tiempo de las revoluciones liberales burguesas son americanos.
Esto nos hace preguntarnos ¿por qué en nuestro continente estas
ideas tuvieron mejor desarrollo?, o si ¿al oeste del Atlántico se de-
sarrollaron igualmente propuestas que complejizaron el entrama-
do del Estado liberal?, y ¿cómo en este marco fue influenciado un
personaje promotor de la emancipación y la creación de repúbli-
cas como lo fue Simón Bolívar? En primer lugar, es menester se-
ñalar los aportes que para la filosofía y la praxis política se dieron
en la revolución estadounidense de finales del siglo XVIII, donde
se concentró fundamentalmente el desarrollo del sistema federal
de gobierno10, una clara definición del sujeto Pueblo en el marco
de su constitución, y una nueva formulación de la soberanía desde

9 Hannah Arendt, Sobre las revoluciones. Alianza Editorial, Buenos Aires,


2000, p. 30: “… ha llegado a ser casi un axioma, incluso en la teoría
política, entender por libertad política no un fenómeno político, sino,
por el contrario, la serie más o menos amplia de actividades no polí-
ticas que son permitidas y garantizadas por el cuerpo político a sus
miembros”.
10 Para profundizar en los debates en función a la formulación del siste-
ma federal estadounidense referimos la compilación de artículos The
Federal Papers, de James Madison, Alexander Hamilton y John Jay.

310
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

un enfoque inmanente, expansivo y de mayor participación ciu-


dadana:

La soberanía de los Estados Unidos no consiste pues en regular a la


multitud, sino que antes bien, surge como el resultado de las sinergias
productivas de esta (…) El poder no es algo que nos manda despóti-
camente, sino algo que creamos. La Declaración de Independencia
de los Estados Unidos ensalza esta nueva idea del poder en los tér-
minos más claros. La emancipación de la humanidad de todo poder
trascendente se funda en el poder de la multitud para construir sus
propias instituciones políticas y constituir la sociedad11.

Como notamos, aquí se avanzó en la conformación de ins-


tituciones ciudadanas que se construyen desde la inmanencia
social, a diferencia de instituciones que direccionen la ciuda-
danía. Es importante acotar que, según parte de los teóricos e
historiadores políticos, esta dicotomía Estados Unidos-Europa
determinó que la influencia de las ideas americanas sobre las
europeas fuera limitada, dándose mayor predominancia al sen-
tido utópico del escenario americano con respecto a las liberta-
des para la inspiración de los pensadores del viejo continente:
“No fue la Revolución americana, sino las condiciones exis-
tentes en América, que eran bien conocidas en Europa mucho
antes de que se produjese la Declaración de Independencia lo
que alimentó el espíritu revolucionario en Europa“12.
Tomando todos estos factores en cuenta, nos abocaremos a
desglosar el cómo Simón Bolívar desde los planteamientos sur-
gidos en el Discurso de Angostura manejó este caudal de ideas,
proponiendo a su vez nuevos elementos que buscaron ampliar
los propósitos del Estado liberal a las dinámicas sociales y cul-
turales de Venezuela y la América Meridional.

11 Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio. Paidós, Barcelona, 2002, pp.


158-159.
12 Hannah Arendt, op. cit. p. 25.

311
Discurso de Angostura

EL PUEBLO Y EL CIUDADANO PARA EL BOLÍVAR


DE ANGOSTURA: LA SINGULARIDAD AMERICANA

El Discurso de Angostura fue pronunciado el 15 de febrero


de 1819 en el acto de instalación del Senado que conformó el II
Congreso Nacional de Venezuela en la ciudad de Angostura
(actual Ciudad Bolívar, Venezuela), con los objetivos de generar el
cuerpo constitucional para la nueva República venezolana. En este
contexto entendemos por qué el mencionado discurso se enfocó
en ser un tratado político, pragmático e incluso sintético de las
diversas dimensiones de la realidad americana. Estas particula-
ridades nos permiten ver la vanguardia del pensamiento político
del Libertador. Las diversas visiones que sobre la figura de Bolívar
se han desarrollado, tanto en la historiografía venezolana como
americana y mundial, ofrecen varios elementos para adentrarnos
a atender las preguntas que nos permiten enfocarnos en lo que
consideramos parte de los aportes más importantes que para la
política se legaron en el pensamiento bolivariano.
Es necesario definir que el Bolívar de 1819 es una persona muy
distinta al sujeto de inicios de la lucha emancipadora, especial-
mente tras las pérdidas republicanas entre los años 1812 y 1814
que lo obligaron a tratar de encauzar un conflicto bélico dinami-
zado por los actores sociales a lo interno (de allí la caracterización
de la guerra de independencia en una primera etapa como una
guerra civil), esforzándose inicialmente en constituir una guerra
con un enemigo externo13, aunque posteriormente las circunstan-
cias del fracaso lo conllevaron a la reflexión de una de las raíces
más importantes del conflicto por la independencia: la realidad
socio-étnica americana14. Este Bolívar distinto:

13 El Decreto de Guerra a Muerte del 15 de junio de 1813 proclamó el


objetivo de guerra a actores extranjeros: “Españoles y canarios, contad
con la muerte”; sin embargo, para la época el conflicto se dinamizó
preponderantemente por los componentes sociales internos.
14 La Carta de Jamaica profundiza en la realidad sociocultural america-
na a partir de la construcción de un actor social propio, el “pequeño
género humano” que refirió notables descripciones de heterogeneidad.

312
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

… No es el caraqueño hijo de la infeliz Caracas que se dirige a los


ciudadanos de la Nueva Granada después de la caída de la Primera
República en 1812. Ni es un español americano como se identifica-
ban a los blancos criollos. Ha ensanchado su horizonte geográfico,
histórico y cultural15.

Este redefinir de la mentalidad del enunciador en el trasfon-


do sostiene los principios antimonárquicos y liberales, pero los
conduce a un reenfoque de modelo extrasocial a las dinámicas
intrasociales16 por la vía de la reacción17 a lo aséptico del modelo
de Estado liberal, sosteniendo esto en la creciente experiencia y
conocimiento político; a la par nos encontramos con el Discurso
de Angostura ante el primer ejercicio realmente estadista del Li-
bertador y, como afirmó Manuel Caballero, la trasmutación de
guerrero a creador de repúblicas.

Subsiguiente con el Decreto de Abolición de la Esclavitud del 2 de ju-


nio de 1816, Bolívar profundizó en comprender los matices sociales del
continente para encauzar dichas diferencias en pro de la independen-
cia política, abogando posteriormente en el Discurso de Angostura por
la creación de mecanismos que fomentaran la igualdad.
15 Luis Felipe Pellicer, “Un oprimido americano meridional” en La Carta
de Jamaica en el siglo XXI. Caracas, Centro Nacional de Historia, 2016,
p. 389.
16 Al tratar los sistemas políticos intrasociales y extrasociales, nos plega-
mos a la teoría del politólogo David Easton, quien define a estos como
“La primera consta de todos aquellos sistemas que pertenecen a la mis-
ma sociedad que el sistema político pero que no son sistemas políticos,
en virtud de nuestra definición de la naturaleza de las interacciones
políticas (…) La segunda parte del ambiente, la extrasocial, comprende
todos los sistemas que están fuera de la sociedad dada. Son componen-
tes funcionales de una sociedad internacional, supra sistema del que
forma parte toda sociedad individual”. David Easton, “Some Funda-
mental Categories of Analysis”, en A Framework for Political Analysis.
Chicago, University of Chicago Press, 1965, pp. 20-21.
17 Para comprender el uso en politología de la categoría reacción, referi-
mos la obra de Fernando Vallespín, Historia de la teoría política, Alian-
za Editorial, Madrid, 2002, quien define esta actitud política como la
delimitación de la postura propia a la del contrario.

313
Discurso de Angostura

Así pues, si hablamos de una transformación del pensamiento


de Bolívar como enunciador de una idea, a su vez cambió lo que
se enunció. Basados en esto, y quizás adentrándonos en uno de los
puntos más polémicos que se han abordado historiográficamente,
es menester enfocarnos a lo que el autor del Discurso de Angostura
definió como Pueblo, particularmente a dicha categoría en fun-
ción al pragmatismo político del documento en cuestión.
Uno de los puntos más interesantes del Discurso de Angostura
es que su invocación no es popular sino ciudadana. “Señores: ¡Di-
choso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando
ha convocado la Soberanía Nacional, para que ejerza su voluntad
absoluta!”, lo que ya nos permite indagar sobre el interés de Bolí-
var de anclar progresivamente la prosa en torno a la formulación
estatal. Sin embargo, en un punto subsiguiente define claramente
que se somete a los representantes del pueblo y que sus acciones se
edificaron en función al sometimiento al mismo:

Al trasmitir á los Representantes del Pueblo el Poder Supremo que


se me había confiado (…) Solamente una necesidad forzosa, unida
a la voluntad imperiosa del Pueblo, me habría sometido al terrible y
peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo de la República. Pero ya
respiro devolviéndoles esta autoridad, que con tanto riesgo, dificul-
tad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones más
horrorosas que puedan afligir a un cuerpo social.

Como notamos, las referencias al Pueblo nos conllevan a un


plano políticamente más inteligible, menos concreto en cuanto
una funcionalidad pragmática dentro del Estado. El Pueblo se
enfoca como una fuerza real a la que el sujeto se subordina, pero
a la que se le encauza a través de la representación. De la misma
manera, y sostenido como principio clave de la política moderna,
se evoca al Pueblo como fuente de la soberanía sobre la cual se
construye el Estado bajo ideales liberales:

Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la


Monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios:

314
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

declaró los derechos del hombre, la Libertad de obrar, de pensar, de


hablar y de escribir. Estos actos eminentemente liberales jamás serán
demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El primer
Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra lejis-
latura con caracteres indelebles, la Majestad del Pueblo dignamente
expresada al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una
Nación.

Así pues, el Estado de Libertades se edifica, según lo expresa


el Libertador, a través de la Majestad del Pueblo, expresado en la
signatura del acto social, o mejor dicho de la necesidad del pacto,
elemento que es factor clave en la política liberal.
Como mencionamos con anterioridad, Bolívar entendió cla-
ramente que el Pueblo es origen real del poder, e incluso planteó
muy tácitamente que es desde los adentros del Pueblo donde
realmente se emana la soberanía, insinuación que reta en cierto
sentido la idea trascendente de la soberanía moderna europea, y
nos conlleva a las influencias del pensamiento norteamericano:

El primer Congreso en su constitución federal más consultó el es-


píritu de las provincias, que la idea sólida de formar una República
indivisible y central. Aquí cedieron nuestros legisladores al empeño
inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el deslum-
brante brillo de la felicidad del pueblo americano, pensando que las
bendiciones de que goza son debidas exclusivamente a la forma de
gobierno, y no al carácter y costumbres de los ciudadanos.

Es un planteamiento muy implícito y que necesita de varias


relecturas y de reflexión aguda para captar la insinuación de que
las bondades del sistema se dan desde el Pueblo-Ciudadano y no
viceversa, dando a entrever que la ciudadanía forma al Estado, al
menos en su espíritu sustantivo; sin embargo, lo expresado no es
un elemento realmente claro en el discurso.
Igualmente, en dicha caracterización del Pueblo como ener-
gía que permite el real poder constitutivo avanzó en tal vez uno
de los puntos más controversiales, por así decirlo, en función a la

315
Discurso de Angostura

caracterización del mencionado actor colectivo bajo parámetros


sobre los que se pueden desviar los objetivos liberales del sistema,
describiendo al mismo como:

Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la


tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni
virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que han
recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destruc-
tores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por
el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. (…)
Un pueblo pervertido, si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a
perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad
consiste en la práctica de la virtud, que el imperio de las leyes es más
poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo
debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no
la fuerza, son las columnas de las leyes.

Posteriormente señaló: “(…) porque son los pueblos, más bien


que los gobiernos, los que arrastran tras si la tiranía”. Estas carac-
terísticas “negativas” que se exponen constantemente en el docu-
mento encierran una necesidad clara de exponer los temores y las
vías para la pérdida de la libertad y la República como objetos más
valiosos y ejes del cuerpo jurídico sobre el cual reposa el sistema,
y en las que el Estado en construcción debe fomentar las herra-
mientas que permitan un sostenimiento del modelo constituido,
tomando en cuenta:

La libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil


digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que robustecer su
espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutrimento de la
libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista
en las sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias
serviles, ¿serán capaces de marchar con paso firme hacia el augusto
templo de la libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus esplén-
didos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí reina?

316
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Es interesante que en la anterior cita ya no se menciona al


sujeto político Pueblo como el actor sino al Ciudadano, a quien
se le “reta” a tomar la batuta de la libertad, a digerirla. No es que
Bolívar demerite o desvalore al Pueblo como categoría, sino que
la liberación del yugo que somete al Pueblo es mediante la ciuda-
danía; comprende así que el Ciudadano es el actor político y diná-
mico, que sus acciones y sobre todo su conciencia son las garantes
del resguardo, idealmente, de la libertad. Visto así, el Pueblo como
sujeto sociopolítico es la base del Ciudadano; convertir al Pueblo
en Ciudadano es necesario, ya que a su vez el Ciudadano es el eje
del Estado liberal.
Ahora, en el marco de la época las personas que son considera-
das Pueblo son limitadas, ya que para los cánones del liberalismo
del momento, fundamentalmente el Pueblo se relaciona con la
posesión integral de los derechos naturales: vida, libertad y bienes.
Este último renglón hizo que al referirse al Pueblo en los proyec-
tos constitucionales de inicios del siglo XIX, frecuentemente se le
relacionase con el requerimiento de poseer propiedades, y en el
caso de la América Hispana ser sujeto de derecho. Partiendo de
eso existen historiográficamente posturas que nos refieren:

Para él, en ese texto [Discurso de Angostura], existen tres escalones


para acceder al rellano del pueblo: la guerra, la propiedad y la ilus-
tración. De los tres, es el primero el principal, el que priva sobre los
otros y en cierto modo es no solo necesario, sino suficiente. (…) El
Libertador emplea el argumento que luego será corriente entre los
liberales según el cual no puede haber un mejor defensor de la patria
que quien posea en propiedad un trozo de su tierra18.

Esta idea un tanto ortodoxa nos señala el presunto estatismo


de la figura de Bolívar en función de los planteamientos que este
viene construyendo tras el colapso de 1814, lo que no significa
que deje de verse dentro de la corriente liberal, pero sí desde un

18 Manuel Caballero, Por qué no soy bolivariano: una reflexión antipatrióti-


ca. Caracas, Alfadil, 2006, pp. 147-148.

317
Discurso de Angostura

enfoque de reacción que amplió parámetros. Así pues, en el Dis-


curso de Angostura se señala explícitamente a cuáles personas
considera como Pueblo:

Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el ameri-


cano del Norte, que más bien es un compuesto de África y de Améri-
ca, que una emanación de la Europa; pues que hasta la España misma
deja de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones y
por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia
humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquila-
do, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y
este se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del
seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en
sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epider-
mis: esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia.

Estos parámetros puntualizan la discusión abierta en la Carta


de Jamaica de 1815, y nos orientan hacia una ampliación significa-
tiva no del Pueblo como ente emanante de la soberanía, pero sí de
los sujetos sociales que componen dicha categoría:

Bolívar no habla de 16 millones de blancos criollos. ¿Entonces?


¿Quiénes son esos americanos? Si su cantidad es esa, su cualidad es la
de ser un pueblo que se esmera por recobrar los derechos con que el
Criador y la naturaleza le han dotado. Al decir de los sabios: la liber-
tad y la igualdad19.

Existen elementos que hemos referenciando que son criticables


en torno a la igualdad, pero sobre ellos nos enfocaremos en un
punto subsiguiente. Lo destacable de la premisa de ampliar la base
“poblacional” del concepto Pueblo en los márgenes del liberalis-
mo nos permite ver, a nuestro parecer, el factor innovador de la
propuesta bolivariana en la formulación del Estado liberal: ensan-
char la base ciudadana.

19 Luis Felipe Pellicer, op. cit., p. 390.

318
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

En el desarrollo del Discurso de Angostura las acotaciones


referidas al Ciudadano cumplen la función de meta del sistema;
una forma de objetivo a la que el Libertador se subordina: “(…) Si
merezco vuestra aprobación habré alcanzado el sublime título de
buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio
Venezuela (…)”, y a su vez se enfatiza como real sujeto poseedor
de derechos: “Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la
Constitución, intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad
política”. Notamos pues tanto la importancia que para el Estado
tiene el Ciudadano, y como a contraparte de los derechos se le
adecúan tanto sus deberes y sus acciones:

Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu


nacional que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos
puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad
pública. Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de
una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos es la restricción y la concentración recíproca, a fin de que
haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo.
Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y por el estu-
dio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la prácti-
ca, y la rectitud del espíritu es la que ensancha el progreso de las luces.

Las dinámicas ciudadanas son simbióticas ya que generan


un efecto sinérgico con el Estado: el Ciudadano es el creador del
modelo y a su vez la ciudadanía se reproduce por el sistema. Lo
señalado genera un sentido amplísimo de vinculación del Ciu-
dadano con el Estado, rozando una descripción (ideal) de virtud
ciudadana:

… La república de Tebas no tuvo más vida que la de Pelópidas y Epa-


minondas; porque a veces son los hombres, no los principios, los que
forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los estatutos, por
sabios que sean, son obras muertas que poco influyen sobre las so-
ciedades: hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados
constituyen las repúblicas.

319
Discurso de Angostura

Como notamos, el esbozo de Bolívar tiene rasgos claros del


liberalismo democrático al darle mayor presencia al ciudadano,
con un sentido más amplio en cuanto a la base popular que com-
pone ese sujeto. Tener esto aclarado nos permitirá avanzar en la
idea de la construcción de un sistema liberal ciudadano, en el que
el patrón de enunciación es distinto a los parámetros establecidos
hasta el momento en otras experiencias republicanas coetáneas.

UN LIBERALISMO CIUDADANO

Para inicios del siglo XIX las ideas liberales se encontraban en


plena transición en la formulación de las mismas con respecto a
la funcionalidad cierta en la construcción del Estado, estable-
ciéndose progresivamente los elementos que propulsaran a los
sistemas democráticos, en donde la participación ciudadana fuese
más activa, siendo esto contraparte del establecimiento de un
Estado que otorgase mayor preponderancia al desarrollo de las
libertades individuales20. Es importante destacar que para la época
las criticas fundamentales a la democracia se sostuvieron en la
inviabilidad de este modelo en torno a su evocación proveniente
del mundo grecorromano, que no era a vista de algunos teóricos
aplicable a la modernidad, argumento sostenido por el contem-
poráneo de Simón Bolívar, Benjamín Constant. En síntesis, se
consideraba que “(…) el perjuicio para los individuos se deriva
de que el Estado democrático, que interviene en la sociedad como
sujeto económicamente activo, no permite el pleno, libre, total y

20 Las ideas en torno al individualismo como eje de la construcción del


Estado liberal se centraron para la época en los aportes del filósofo y
político francés Benjamín Constant, quien formuló: “La independen-
cia individual es la primera necesidad de los modernos, por lo tanto no
hay que exigir nunca su sacrificio para establecer la libertad política.
En consecuencia, ninguna de las numerosas y muy alabadas institucio-
nes que perjudicaban la libertad individual en las antiguas repúblicas,
resulta admisible en los tiempos modernos”, en su obra De la libertad
de los antiguos comparada con la de los modernos, publicada en 1819.

320
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

absoluto juego del principio de la autonomía de la voluntad”21. A


pesar de esto, en la mencionada fase de transición de la formula-
ción del Estado liberal, confluyen las naturalezas de las propuestas
individualistas y democráticas:

… tienen las mismas raíces en la historia de las ideas, y, ante todo,


reconocen como base común la teoría del contrato social. En el
contrato social se expresa la idea del individuo, medida de todas las
cosas, anterior a la asociación y que ésta sólo surge por el acuerdo
entre los individuos, y que, por tanto, todo Derecho y todo Poder de
la asociación política es un conjunto de derechos individuales y de
factores individuales, aislados y compuestos. De aquí que el Estado
sólo exista para el individuo, a favor de “sus derechos”, que, siendo in-
suficiente el individuo para defenderlos el Estado los ha de amparar
con su fuerza22.

Tomando estos elementos, consideramos que el Bolívar de


Angostura al nivel de la propuesta política es representante de la
coyuntura del tránsito ideológico liberal, ya que expresa tanto las
bondades y lo necesario de la democracia: “Sólo la democracia,
en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad (…)”; a la
par de proclamar una estructura de gobierno sustentada en la dis-
persión del poder político, no en su concentración, o mejor dicho:
una república.
Ahora, el Libertador constantemente hace referencia en el Dis-
curso de Angostura al vínculo del sujeto ciudadano y su importan-
cia fundamental para el sostenimiento de la República, y esta es
una idea neurálgica para el liberalismo democrático de la época, y
que si nos plegamos a los cánones del momento, son a su vez refle-
jo de la enunciación liberal-burguesa:

21 Javier Ruiperéz Jaramillo, “El trasfondo ideológico de la Libertad Civil


y su eficacia”, en Teoría y realidad constitucional. Madrid, UNED, 2007,
Nº 20, p. 197.
22 Ibidem, p. 195.

321
Discurso de Angostura

El ciudadano moderno representa ya la aparición en la escena políti-


ca del individualismo burgués, y con él la estrecha pero tensa corres-
pondencia entre individuo y ciudadano, entre un individualismo aun
incorporado a la categoría pueblo y un nuevo individualismo que
tiende a independizarse de la dimensión colectiva; al mismo tiempo
que el individualismo se refuerza con la condición de ciudadanía, las
nuevas formas que irán adoptando pondrán en crisis los presupues-
tos y valores de la ciudadanía política23.

A partir de esto, nos preguntamos: ¿Bolívar se remite única-


mente a promover al ciudadano en su dimensión individual, lo
que lo aleja como categoría sustentada en un ensanchamiento del
ente emanante de poder, o sea del pueblo? ¿Es la ciudadanía un
coto cerrado en la idea bolivariana de Angostura, o un fenómeno
estamentario?
Responder esto obliga a dejar claro que para los preceptos
liberales la ciudadanía no es homogénea, sino que existen dimen-
siones en el ciudadano, y es algo que Bolívar expresa y propone sin
ningún resquemor:

¡Legisladores! Por el proyecto de Constitución que reverentemente


someto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que lo ha dictado.
Al proponeros la división de los ciudadanos en activos y pasivos, he
pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes
palancas de la industria: el trabajo y el saber.

Este parámetro nos habla de uno de los principios funda-


mentales en las ideas político-liberales con la existencia de una
ciudadanía política (activa) y una ciudadanía civil (pasiva). Estos
términos suelen prestarse a confusión, porque si bien es cierto
que la ciudadanía activa o política refiere a los sujetos ciudadanos
que interactúan con el Estado, siendo parte de los gobiernos y
de la elección de los representantes, y que la ciudadanía pasiva o
civil son los individuos de derecho bajo el marco de un Estado, no

23 José Sánchez-Parga, op. cit., pp. 423-424.

322
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

significa que estos últimos sean entes inertes para con la sociedad,
ya que al percibir derechos que garanticen sus libertades, estas,
de ser resquebrajadas, laceradas o restringidas, generan la actitud
de reacción, la cual indirectamente se trasmitirá al Estado, ya que
el Ciudadano es supervisor de este al ser portador de derechos y
libertades, pero no libertades en bruto sino libertad civil, la liber-
tad de las leyes; ese es el poder real de este sujeto político. Dicho
precepto lo entenderá Bolívar y sobre ello hará uno de sus más
importantes aportes, el cual abordaremos más adelante.
Consideramos que el Libertador enuncia al ciudadano desde
una óptica no individualista, sino como ente constitutivo (mien-
tras el Pueblo es la fuerza del poder, el Ciudadano es el constructor
del sistema de manejo del poder):

Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu


nacional que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos
puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad
pública. Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de
una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos es la restricción y la concentración recíproca, a fin de que
haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo.

Pero a su vez, hace profundas críticas al carácter de los ciuda-


danos venezolanos, a quienes señala de ser asiduos del sentimien-
to y goce de la libertad, pero ajenos a las leyes:

… Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes, porque


éstas han sido nocivas y eran la fuente del mal; tampoco han podido
amar a sus magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas
son conocidos en la carrera en que han entrado. Si no hay un respeto
sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad
es una confusión, un abismo: es un conflicto singular de hombre a
hombre, de cuerpo a cuerpo.

Es menester para Bolívar reconducir el Estado de leyes, pero


no por vía única sino dual; tanto el Estado debe legislar a favor

323
Discurso de Angostura

del ciudadano, y este acatar el cuerpo de leyes de los gobiernos.


Dichos parámetros refuerzan la idea de ver a la ciudadanía como
poder sinérgico, y no mero actor rígido: “(…) Constitutivo del
Estado, el ciudadano también es constituido por el Estado-nación,
puesto que solo la igualdad ante una ley común permite la libera-
ción de cada individuo de las redes de solidaridad y de domina-
ción particulares propias de la sociedad comunal”24.
Ahora, ¿es la ciudadanía un coto cerrado? Pues en los plantea-
mientos bolivarianos dados en el Discurso de Angostura no lo es.
Lo que sí nos aduce es que es un elemento al que se debe acceder,
sobre el que existen rutas de llegada, y que el Estado debe tomar
responsabilidades para conducir a los habitantes a la ciudadanía.
En la cita realizada con anterioridad de Manuel Caballero, este
importante intelectual venezolano señala que para ser ciudadano
Bolívar estableció tres vías: la guerra, la propiedad y la ilustra-
ción. Sobre los dos parámetros iniciales se sostienen principios
elementales tanto del liberalismo como de la complicada etapa de
conflictos bélicos que condujeron a Venezuela hasta 1819, pero
es la tercera idea, la de la ilustración, donde el Libertador conju-
ga abiertamente con el planteamiento de ensanchamiento del
concepto pueblo como innovador para la propuesta liberal suge-
rida. Así pues, surge el plantearnos si todos los sujetos realmente
pueden acceder a la educación como vía a la ciudadanía, ya que,
como dice igualmente Manuel Caballero, son los sujetos con pro-
piedades los que realmente tenían acceso a la ilustración25.
Este escenario nos conlleva a uno de los puntos que se trata en
el bicentenario documento: la igualdad. El Libertador está al tanto
de los altos niveles de diferencias existentes en la sociedad venezo-
lana; sin embargo, cree que la ley equiparará a los sujetos:

24 Ibidem, p. 423.
25 Según el profesor Manuel Caballero: “… hay el hecho de que, quienes
podían con mayor sino exclusiva facilidad llegar a ser ilustrados, eran
los propietarios”, op. cit., p. 149.

324
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

… Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido,


no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace
a los hombres desiguales en genio, temperamento, fuerzas y caracte-
res. Las leyes corrigen esta diferencia, porque colocan al individuo en
la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios,
las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada políti-
ca y social. Es una inspiración eminentemente benéfica la reunión de
todas las clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en
razón de la propagación de la especie.

Una de las desigualdades es la educación, que también es una


las rutas a la ciudadanía. Basado en ello, Bolívar abogó por una
educación popular, en la que los educados aprendan, en síntesis, a
ser ciudadanos:

La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor


paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república,
moral y luces son nuestras primeras necesidades (…) Constituyamos
este areópago para que vele sobre la educación de los niños, sobre
la instrucción; para que purifique lo que se haya corrompido en la
república, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a
la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los
principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos, debiendo co-
rregir las costumbres con penas morales, como las leyes castigan los
delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas,
sino lo que las burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las
debilita; no solamente lo que viola la Constitución, sino lo que viola
el respeto público.

Así pues, el camino de la ilustración es un mecanismo popu-


lar, recordando que nos referimos al Pueblo en un concepto más
amplio. Esta educación propuesta tiene unos fines formativos que
buscan crear en el ciudadano en construcción un sentido partici-
pativo para con la República, una interacción de supervisión sobre
el Estado, ya que el ciudadano tanto activo como pasivo es un ente

325
Discurso de Angostura

dinámico, y para Bolívar no es solamente un actor sociopolítico,


sino un poder dentro del sistema de contrarregulación público.

EL PODER CIUDADANO

La República como modelo de gobierno es uno de los llamados


prioritarios que realiza Bolívar durante el Discurso de Angostura,
fundamentalmente por los principios políticos que se establecen
en ella como garante de los derechos y libertades a partir de la dis-
persión del poder, el cual no se concentra en una persona o autori-
dad, sino que se desglosa en distintos entes que atienden ámbitos
específicos, los que a su vez trascienden los regímenes personales,
estableciéndose a partir de instituciones. Así pues, el orden repu-
blicano representa a los ojos de la época de enunciación el mejor
ambiente para el desarrollo de una institucionalidad política. El
Libertador, al “someterse” a los legisladores, se subordina real-
mente a la propuesta de una República. Es interesante que su evo-
cación de este sistema para Venezuela lo sustente en la confluencia
de los elementos canónicos del pensamiento liberal y su propuesta
de ampliar la base de la categoría Pueblo: “Un gobierno republica-
no ha sido, es, y deber ser el de Venezuela; sus bases deben ser la
soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil,
la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de
los privilegios”. Notamos cómo reafirma al Pueblo como fuente
del poder soberano, los principios de libertad civil y división de
poderes. Sin embargo, es la acotación de la libertad de los escla-
vos (elemento que defenderá profundamente) lo que extiende el
parámetro liberal moderno, posiblemente como consecuencia de
su reciente contacto con el Caribe y la República de Haití en 1816.
Es necesario, a consideración de Bolívar, que el sistema al
crearse profundice en el real equilibrio de los poderes públicos,
lo que se acometerá en cuanto se cimienten instituciones con
responsabilidades y límites definidos, que una vez sostenidos
generen los contrapesos institucionales que permiten el fortaleci-
miento tanto del Estado como del Ciudadano republicano. Esto lo
expresa criticando las experiencias políticas previas de Venezuela:

326
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

… Que el Poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que


corresponden al Ejecutivo y adquiera, no obstante, nueva consis-
tencia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los
tribunales sean reforzados por la estabilidad y la independencia de
los jueces, por el establecimiento de jurados, de códigos civiles y
criminales que no sean dictados por la antigüedad, ni por reyes con-
quistadores, sino por la voz de la naturaleza, por el grito de la justicia
y por el genio de la sabiduría.

Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración, ad-


quieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equi-
librio, no sólo entre los miembros que componen el gobierno, sino
entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad.

Como notamos, las acotaciones son puntuales y profundas, en


primer lugar por desechar formas que según su criterio no han
funcionado (especialmente en el documento señala al federalis-
mo26), pero por otro lado sugiere el “deseo” de forjar una sociedad
de equilibrio tanto para los que forman parte del gobierno como
los otros componentes de la sociedad, o en otras palabras en la
ciudadanía activa y pasiva.
Así pues, en un primer acercamiento pareciera que nos encon-
tramos ante una propuesta limitada por los principios liberales de
la época, en donde los vínculos entre la institucionalidad republi-
cana y la ciudadanía se dinamizan en función a la construcción de
una cultura política en los ciudadanos, y este elemento ciertamen-
te queda establecido (de allí la necesidad de formar ciudadanos
republicanos); sin embargo, consideramos que el Libertador está
atento a considerar las potenciales dinámicas de la ciudada-
nía en relación con el manejo de los gobiernos, surgiendo así la

26 Simón Bolívar señalo en el Discurso de Angostura: “Ya disfruta el


pueblo de Venezuela de los derechos que legítima y fácilmente puede
gozar; moderemos ahora el ímpetu de las pretensiones excesivas que
quizás le suscitará la forma de un gobierno incompetente para él; aban-
donemos las formas federales que no nos convienen”.

327
Discurso de Angostura

innovación propuesta: la consideración de un cuarto poder, el de


la ciudadanía. Para ello, al igual que lo hace al referirse a la demo-
cracia, se sustentó en retomar ideas del mundo clásico europeo:

… Tomemos de Atenas su areópago, y los guardianes de las costum-


bres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales
domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones mo-
rales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se conten-
ta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso.

De forma subsiguiente, expresa esta idea claramente al formu-


lar la propuesta de un cuarto poder público para el sistema repu-
blicano:

Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las


costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido la
audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la oscura
antigüedad y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron, algún
tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser tenido
por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo que
no desdeñaréis enteramente un pensamiento que, mejorado por la
experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.

Sobre esta idea, a la cual el autor considera como un punto


que necesita mayor desarrollo para ser realmente aplicable y fun-
cional, reposa la atribución ciudadana de la supervisión sobre el
aparato republicano, tomando en consideración que para llegar a
tal grado de interacción es necesario un desarrollo pleno y conso-
lidado de la conciencia ciudadana, o el llamado virtuosismo al que
refiere Bolívar. Se avanza en esta propuesta del poder moral en
transformar a la acción ciudadana en institucionalidad ciudadana,
ingresando así a la sinergia de los poderes públicos:

Aunque algunas instituciones republicanas parecen defender más es-


pecíficamente los derechos y libertades ciudadanos frente al Estado (el
orden tribunicio, la apelación al pueblo), y otras instituciones parecen

328
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

más bien proteger la libertad del Estado republicano de las ambiciones,


en el fondo se trata del mismo movimiento institucional, cuyas lógicas
y fuerzas atraviesan ambos estadios o aspectos de la libertad27.

Es la estructura de contrapoderes republicanos, donde los


ámbitos se autorregulan entre sí, tomando una nueva escala
dentro del manejo del poder político en el régimen democrático:
legislar, ejecutar, juzgar y supervisar. Con un sentido de ciuda-
danía ampliado en su base popular, toma este cuerpo social unas
proporciones novedosas en los márgenes del sistema liberal, con el
efecto intrínseco de trastocar el sentido burgués del modelo a un
enfoque ciudadano.

CONCLUSIONES

No podemos hacer una lectura aislada del Discurso de Angos-


tura, sino atarla a una evolución del pensamiento bolivariano
que para 1819 llegó a expresarse en el plano político como un
vaciado de ideas que vislumbraron el perfil estadista del Liber-
tador. Quizás este documento bicentenario vendría a ser la pieza
angular de la propuesta estadista bolivariana, y que avanzara con
otras piezas como la Constitución de Bolivia de 1826, por lo que es
menester continuar adentrándose en los contenidos legados por el
prócer venezolano.
Enfocándonos en los aspectos que hemos argumentado a lo
largo del artículo presentado, consideramos los siguientes puntos
conclusivos en relación con nuestra reflexión en torno a las ideas
presentadas en el Discurso de Angostura:

1. Se reconoce al Pueblo como fuente del poder político real


que permite la constitución de un Estado liberal. Este aspec-
to no rompe enunciativamente con los parámetros liberales
de la época, pero Bolívar avanzó en ampliar la base demo-
gráfica de la categoría Pueblo, reconociendo los diversos

27 José Sánchez-Parga, op. cit., p. 457.

329
Discurso de Angostura

grupos étnico-sociales del territorio como componentes del


mencionado entramado popular.
2. El Pueblo debe transformarse en Ciudadano, ya que este es
un actor dinámico de derechos y responsabilidades. Existen
varias vías para llegar a ser Ciudadano, siendo una de ellas
la educación, a la cual propone y aboga desde un enfoque
popular y abierto a la diversidad de los componentes so-
ciales, generando así la posibilidad de ciudadanía a mayor
cantidad de habitantes, en pro del reconocimiento sinérgico
del Estado y la institucionalidad, y viceversa.
3. El Ciudadano es un ente dinámico en la sociedad y sus ac-
ciones tienen impacto en el Estado. Por ello la ciudadanía
es el sujeto político que supervisa a los gobiernos a través de
la acción política, la cual debe de transformarse en institu-
cionalidad, proponiendo así un poder moral que genere un
contrapeso ciudadano en la estructura de poderes públicos.
4. Al tener como parte del entramado de poder a la ciudadanía
con una base popular ampliada, se trastoca la preponde-
rancia burguesa en el mencionado sujeto político, trans-
formando la matriz del Estado liberal burgués en una de
carácter amplio basada en el Ciudadano.

Varias de la ideas planteadas y que hemos puesto en la mesa


para la discusión no fueron aplicables para el momento, e incluso
parte de ellas desechadas al visor de las constituciones posterior-
mente aprobadas (Angostura del 15 de agosto de 1819 y Cúcuta
del 12 de julio de 1821), como la mencionada abolición de la escla-
vitud. Sin embargo, son elementos que enriquecen tanto la teoría y
la filosofía política del liberalismo a partir de propuestas hispano-
americanas, y que han servido como referencia prospectiva que ha
influenciado el modelo republicano a la luz del siglo XXI.

330
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

BIBLIOGRAFÍA

DOCUMENTOS

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chivo del Libertador.
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Discurso de Angostura

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332
EL DISCURSO DE ANGOSTURA:
SIMÓN BOLÍVAR Y SU PROYECTO
DE ESTADO-NACIÓN
Omar Galíndez Colmenares
La magistral pieza oratoria y mejor expresada del pensamiento
político de Simón Bolívar es, sin lugar a dudas, el Discurso dado
por el Libertador ante el Congreso de Angostura el 15 de febrero
de 1819. A los doscientos años de esta memorable fecha, sirva la
conmemoración de ese magno hecho de la forja de nuestra nacio-
nalidad –instalación del Congreso Constituyente y el Discurso de
Simón Bolívar presentando su Proyecto de Constitución– para re-
memorar la significación histórica de las ideas geniales del Padre
Libertador y el magnífico legado que tal proyecto involucra para el
porvenir de los pueblos no solo de Venezuela y Colombia, sino de
la América Latina toda y el Caribe.
Un homenaje que debe valorarse y enaltecerse con mayor sen-
tido de responsabilidad histórica y política, cuando hoy asistimos
los venezolanos y las venezolanas a la construcción de un nuevo
destino, guiado por una Revolución llamada “Bolivariana”, que
trata de modelar –salvando la temporalidad– y orientar la patria
bajo el ideario del Libertador; lo cual compromete cada vez más.
Y, si a ello agregamos que fue el comandante-presidente Hugo
Chávez quien trajo el pensamiento de Simón Bolívar al siglo XXI,
y asume su proyecto como el fundamento para construir el “socia-
lismo bolivariano” o del “siglo XXI”, el compromiso es aún mayor,
y la corresponsabilidad por el destino de la patria es inherente
para todos los venezolanos y las venezolanas. Y la responsabilidad
y el compromiso patrio son aún mayores para las altas autoridades
de dirección de los asuntos públicos nacionales.
En homenaje al Libertador y a la instalación del Congreso
Constituyente, se propone una revisión histórico-política de las
ideas que esboza lo que podemos llamar el proyecto de Estado-
nación de Simón Bolívar. El objetivo es elaborar un análisis
histórico-político de las ideas que sirven de referentes estructu-
rantes de la nación venezolana y el modelo de Estado que proyectó
Bolívar para la edificación y consolidación de un Estado-nación.
En esa dirección, se toma como propósito lo siguiente: un examen
de la idea de nación en Bolívar, una caracterización de la sociedad
colonial y la crisis de una dominación decadente; el proyecto de
Estado, sus poderes y los equilibrios intrainstitucionales para una

335
Discurso de Angostura

sociedad democrática, estable y justa; así como esbozar la formu-


lación teórica de un gran Estado-nación sintetizado en la Repúbli-
ca de Colombia que sirviera de eje integrador de una hermandad
confederada en la región de la América Meridional y el Caribe
ante los poderes externos y su estrategia de dominación continen-
tal. Esos contenidos constituyen los ejes temáticos para analizar el
Discurso de Angostura y el proyecto nacional que de él se deriva.

LA IDEA DE NACIÓN EN BOLÍVAR

Desde 1816, con la derrota del realista Morales en El Juncal,


se deja el camino expedito para el control patriota de Barcelona;
y así, en 1817, el general Piar asegura la toma de Guayana, que se
va a convertir, desde entonces, en epicentro de la Revolución de
Independencia. Los triunfos militares del general Manuel Carlos
Piar hicieron de esta región la base firme para consolidar la Re-
pública. Desde entonces, Bolívar se propone la convocatoria a un
Congreso para dar institucionalidad a la República, lo que –desde
su perspectiva revolucionaria– servía como fundamento político
institucional y legítimo para integrar la Nueva Granada y Vene-
zuela, a la cual se habría de adherir Ecuador. Era la creación de la
República de Colombia.
El 15 de febrero de 1819 es la fecha en que se ha de realizar la
instalación del Congreso Constituyente, pese al interés del Liber-
tador de realizarlo meses antes. En esta idea, Bolívar trataba de
ganar espacio político interno, frente a disonantes posiciones polí-
ticas adversas en el seno de la dirigencia revolucionaria, contrarios
al proyecto de construir grandes naciones. Y de allí deviene, tam-
bién, el proyecto integracionista de constituir un Pacto de Unión,
Liga y Confederación Perpetua con las excolonias españolas que
se habían liberado del dominio español. Esta era la visión del Li-
bertador que denotaba, en términos geopolíticos y estratégicos,
una nueva dimensión de la Revolución nacional de Independen-
cia, en primera instancia, proyectada hacia el logro definitivo de
la Independencia de Nueva Granada y Venezuela, unirlas, conjun-
tamente con Ecuador; y, en una segunda dimensión, emprender

336
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

la Campaña del Sur hasta llegar al Alto Perú, liquidando el último


bastión de dominio virreinal de España en América. Con ello pre-
tendía construir un proyecto de dimensión continental que diera
estabilidad a las excolonias españolas… “Ver formar en América
la más grande nación del mundo, menos por su extensión y gran-
deza que por su libertad y gloria” (Carta de Jamaica).
Bolívar, ya instalado el Congreso, ofrece el cargo de General
en Jefe de los Ejércitos y Jefe Supremo (Dictador Jefe Supremo de
la República) que había ejercido hasta esa fecha al Congreso y al
despojarse quedó investido como señala el Libertador, con “… el
sublime título de buen ciudadano, preferible al de Libertador que
me dio Venezuela, al de Pacificador que me dio Cundinamarca”1.
Sobre el origen de nuestras naciones, Bolívar compara –el
proceso ulterior a la Independencia de España– con la desmem-
bración del Imperio romano producida una vez que se desplomó
el mismo, pero “las regiones que lo integraron restablecieron sus
formas de asociación anteriores”, admite el Libertador. Nosotros,
los hispanoamericanos “… no somos europeos, no somos indios,
sino una especie entre aborígenes y los españoles. Americanos
por nacimiento y europeos por derechos”2. En la Carta de Jamai-
ca (1815) había apuntado, en este mismo orden, que “nosotros
somos un pequeño género humano”. Enfatizaba que “… nuestros
derechos los de Europa” debíamos disputárselos a los invasores: la
España monárquica.
De allí arranca un punto de discusión importante: nuestro
origen. Nuestra procedencia, que es la base primigenia de la po-
blación venezolana. En tal sentido, Mario Sanoja e Iraida Vargas
afirman lo siguiente:

Los grupos humanos que habrían entrado a Suramérica a través del


istmo de Panamá hace unos 13.000 años, encontraron el territorio ya
ocupado por los descendientes de los antiguos paleoasiáticos. Una
rama de aquéllos se dirigió al sur, a lo largo de la costa pacífica hasta

1 Discurso de Bolívar ante el Congreso de Angostura.


2 Simón Bolívar, Carta de Jamaica, Kingston, 1815.

337
Discurso de Angostura

llegar al norte de Chile y el noroeste de Argentina; otra se dirigió al


norte siguiendo la costa caribe hasta aposentarse en los valles coste-
ros y subandinos de los actuales estados Falcón, Lara y Carabobo…3.

Esos grupos –exponen los autores– 7.000 a 6.000 años de


nuestra era, se dedicaban a la caza y la pesca como descendientes
de los antiguos paleomongoloides o cenoamerindios alojados en
las montañas de los estados Lara y Falcón. Se distinguen otros
habitantes de las selvas y sabanas del Alto y Medio Orinoco, del
Caroní-Parguaza, extendiéndose al noreste del litoral del Caribe
venezolano, isla de Margarita y el área del noroeste de Maracaibo.
Así se agrupan en culturas y lenguas caribes con diversos matices
Geno-Pano, por ejemplo, los Arawak y los Chibchas, que son los
generadores étnicos-culturales que penetraron inicialmente por el
oriente venezolano, en los valles del gran Orinoco y sus afluentes;
otra rama se esparció a las costas del Caribe llegando al piedemon-
te andino y las montañas del noroeste de Suramérica y los Andes
venezolanos4. Ello configuró el mapa geohistórico que expresa la
fusión del medio geográfico, la cultura y lo étnico-societario de
la nacionalidad venezolana. Ellos se agrupan en siete regiones
geohistóricas –indican Mario Sanoja e Iraida Vargas–, que se
constituyen en 15.000 años de desarrollo productivo, cultural y
social, en ese transcurso construyeron relaciones productivas
y formaciones sociales que van desde la caza, la pesca y la reco-
lección y con jerarquías cacicales en el orden político-societario
predominante en las zonas caribeñas, hasta sociedades jerárqui-
cas con estructuras muy complejas e igualitarias y desarrollos de
núcleos de abastecimiento interno comunitarios e igualitarios;
algunos lograron prefigurar estatus jerárquicos que simulan rela-
ciones sociopolíticas de tipo estatal sobre el núcleo poblacional,
que varían en la región andina con desarrollos agrícolas de impor-

3 Mario Sanoja Obediente e Iraida Vargas, La Revolución Bolivariana.


Historia, cultura y socialismo, Monte Ávila Editores Latinoamericana
C.A., Caracas, p. 6.
4 Ibidem, p. 6.

338
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

tancia hasta la región del suroeste –llanos de Apure y Barinas y su


extensión hacia Cojedes y Portuguesa5.
Valga esa tesis de los eminentes autores citados para valorarla
en su justa dimensión; es decir, se trata de una concepción histo-
riográfica acerca de la conformación de la nación venezolana que
parte de su base primigenia incorporando el legado histórico an-
terior al dominio imperial hispánico del siglo XVI. Se fundamenta
en que hay, pues, 14.000 años de historia precolonial que asentó la
base constitutiva inicial de la nación venezolana.
Desestimar esa valoración histórica no es de rigor científico
–tal como la concibe la tesis de los eurocéntricos (criollos y ex-
tranjeros), cuyo punto focal es concebir nuestro origen nacional
desde la colonización hispánica exclusivamente– y se prescinde
interesadamente de un proceso histórico que en sus contenidos
étnico-cultural, sociopolítico y endógeno productivo es legítimo
incorporarlo como inicio inobjetable de la construcción nacio-
nal venezolana. Compartir la tesis de que el origen de la nación
parte desde el poblamiento del territorio previo a la colonización
hispana, es consustanciarse con una nueva concepción de nuestra
historia. Una visión de “historia insurgente”, podríamos decir,
para reescribir la historia nacional tomando ese largo período de
formación como parte del proceso histórico de formación de la
nación. Esa es una tesis a la que nos adscribimos6.
Cuando Bolívar alude al origen de la nación, parte de la afir-
mación de que somos un nuevo “género humano”. Y se refería a la
particularidad de nuestra conformación indoamericana, europea
y africana; admitía esa formación inicial de nuestra historia como
una herencia inestimable en la multiculturalidad y la policromía
étnico-social y a las comunidades socioproductivas que expresa-
ban el bagaje heredado del ser venezolano prehispánico: “… no
somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre
los aborígenes y los españoles”.

5 Iraida Vargas y Mario Sanoja Obediente, Historia, identidad y poder, 2.a


edición, Galac, Caracas, pp.26-27.
6 Ibidem, pp.16-18.

339
Discurso de Angostura

De allí deviene el gentilicio y la conciencia de la colectividad


nacional de lo genuinamente venezolano. De tal manera, ¿no es
acaso válido preguntarse si una mente lúcida como la de Simón
Bolívar, de tal agudeza, no concibió esa noción sobre nuestra his-
toria anterior a la imposición hispánica como base de nuestra for-
mación nacional? Sus observaciones sobre la nación, planteadas
en la Carta de Jamaica (1815) y el Discurso de Angostura (1819)
–explicitadas anteriormente– parecen advertir que no ignoraba
ese extenso proceso histórico y su determinación en la construc-
ción de nuestra nación.
Ahora bien, la comprensión histórica de la cuestión nacional
en el pensamiento bolivariano, que es nuestro centro de atención,
supone enfocarlo de manera dialéctica, tanto en el proceso histó-
rico, que llamamos primario, puesto que le correspondió a Bolívar
actuar políticamente, como en sentido revolucionario, creando las
condiciones políticas para la construcción nacional, o sea, supone
–strictu sensu– liberar a la nación de un Estado dominante opre-
sor que la subyuga. Para consumar ese objetivo, asume la guerra
revolucionaria como mecanismo viable y expedito para la libera-
ción nacional. Y, secundariamente, en el marco de esa Revolución
nacional de Independencia, lograr que su ideal de nación se ins-
titucionalice y establezca, o sea, se conforme en un Estado que le
dé corporeidad y arquitectura a esa nación y posibilite la creación
de un Estado-nación. Ello supone el impulso y desarrollo de un
proyecto nacional concreto que materialice la realización histórica
de la nación.
Se entiende, entonces, que la especificidad del fenómeno
nacional está imbricado con la totalidad de la formación econó-
mico-social que le sirve de alojamiento. La nación como categoría
histórica se “… específica en condiciones particulares para cada
experiencia histórica conocida, sin repetirse y, probablemente,
sin completarse”7. Esta acotación es acertada y válida para la

7 Federico Brito Figueroa, Historia económica y social de Venezuela, tomo


I. Publicaciones de la Biblioteca de la UCV, 1973, p. 101.

340
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

comprensión histórica del problema nacional en Venezuela en el


período colonial y en el decurso histórico de la Independencia.
Sobre ese asiento geohistórico inicial, la invasión española,
llegada durante el siglo XVI, intentó arrasar con la cultura y los
modos de producción primitivos de las comunidades tribales pre-
coloniales, muy arraigadas en las sociedades cacicales jerárquicas
y otras formas de subsistencia o de desarrollo agrícola comunal
incipientes –como se refirió anteriormente– esparcidos en el
espacio venezolano, e imponer – “a sangre y fuego”– su domina-
ción y sometimiento sobre la población aborigen. Seguido, claro
está, “del rosario y la cruz” para colonizar las mentes del ingenuo
indígena e imponer nuevos estereotipos de conducta y valores
ideológicos del tiempo de la Inquisición y el dominio clerical de
la España de los reyes católicos. Las relaciones de producción
indígenas fueron sustituidas por las encomiendas, repartimientos
o misiones, trocando aquellas relaciones de base comunitarias en
relaciones semiserviles o de “enfeudamiento”, esta última catego-
ría empleada por el historiador Federico Brito Figueroa.
Al igual, las plantaciones organizadas a mediados del siglo
XVII requirieron la incorporación de la mano de obra esclava;
y con ello, el comercio negrero y la trata de esclavos se convirtió
en un lucrativo negocio que adhirió a las costas venezolanas y,
también, a los comerciantes y terratenientes mantuanos –clase
originaria de la burguesía nacional– al proceso de acumulación
originaria desarrollado en Europa. La región de Venezuela y su
incipiente economía funcionaban como apéndice del capitalismo
mundial; y como corolario, tal inserción la convierte en “periferia
colonial capitalista”8. Los elementos estructurales y clasistas de ese
proceso histórico explican los contenidos que van modelando a la
nación venezolana durante los trescientos años coloniales. Bolívar
da cuenta de ese proceso.
El Libertador había sido muy claro y contundente en los ale-
gatos que expuso antes en la Carta de Jamaica en reclamo de los
derechos legítimos de los hispanoamericanos:

8 Simón Bolívar, Carta de Jamaica.

341
Discurso de Angostura

… somos […] una especie media entre los legítimos propietarios


del país (los indígenas) y los usurpadores españoles […] y nuestros
derechos los de Europa, tenemos que disputar éstos a los del país, y
mantenernos en él contra la invasión de los invasores [los españoles].

Y nos situaba muy bien en el sistema colonial impuesto por


España: “Nosotros estábamos en un grado todavía más bajo de la
servidumbre y, por lo mismo, con más dificultad para elevarnos
al goce de la libertad.” Expresaba el papel que nos correspondió
en la economía mundial, ya en plena formación con la expansión
europea, en lo que se denomina división internacional del trabajo:

Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizás con


más fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de
siervos para el trabajo y, cuando más, el de simples consumidores.

Refiere el monopolio irrestricto aplicado por España y el blo-


queo económico a que nos exponía sobre el consumo:

… y aun en esta parte coartada con restricciones chocantes; tales


como son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estan-
co de las producciones que el rey monopoliza, el impedimento de las
fábricas que la misma Península no posee, los privilegios exclusivos
del comercio hasta de los objetos de primera necesidad; las trabas
entre provincias y provincias para que no se traten, entiendan, ni
negocien.

Y concluye exponiendo que “es destino de los países cultivar el


añil, la grana, el café, el cacao, la caña de azúcar y el algodón; las
llanuras para trabajar el ganado; el oro para extraerlo y, todo ello,
para saciar a esa nación [España] avarienta”.
Sobre esas relaciones de producción que se desarrollan a lo in-
terno de la colonia, se pueden describir las estructuras del preca-
pitalismo y el monopolio colonial impuesto por España; se perfila
–de tal modo– una sociedad nacional donde coexisten relaciones

342
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

productivas semiserviles y esclavistas articuladas al proceso de


acumulación capitalista mundial.
A esa formación social en desarrollo, la metrópoli adosa tam-
bién un ordenamiento jurídico que modela el Estado metropolita-
no español para legitimar su dominación sobre Hispanoamérica.
La legislación castellana devino en Derecho Indiano; para ello echó
mano de las tesis del Derecho Divino, primero, y luego, el mismo
legitimaba de facto la ocupación y el sometimiento de la pobla-
ción aborigen. No obstante, el proceso de poblamiento aborigen
y la ocupación territorial en Venezuela fue particularmente lento
y desestructurado. No logró la metrópoli española compactar las
regiones que conformarían la región colonial venezolana, sino a lo
largo de un proceso complejo.
En efecto, el proceso histórico de estructuración del marco
nacional en Venezuela tiene antecedentes muy particulares,
porque el modelo del mercantilismo español (bullonista) vio con
mayor interés a las regiones que ofrecían riquezas en oro y plata.
La instauración político-administrativa de virreinatos estaba pre-
cisamente ligada a la tenencia de esos recursos. De tal modo que la
integración político-territorial de Venezuela fue un proceso muy
lento en la colonia y se extendió a lo largo de tres siglos. La po-
blación fue abandonada casi a su suerte. Laureano Vallenilla Lanz
destaca que las provincias fueron:

… dejadas de la mano del gobierno. Las poblaciones dependían casi


de los recursos que a duras penas podían arbitrar los Cabildos (…)
tal era la indiferencia con que la Metrópoli veía sus dominios en esta
parte de América, que durante siglos se desconoció por completo su
situación geográfica, la extensión de sus territorios y hasta sus ricas
producciones agrícolas9.

9 Laureano Vallenilla Lanz, Disgregación e integración (Ensayo sobre la


formación de la nacionalidad venezolana), p. 114. Caracas, Tipografía
Universal, 1933.

343
Discurso de Angostura

Así, predominó una división territorial muy contradictoria, y


España, intentó someter desde tan lejana distancia a las autorida-
des residenciales o vincularlas a dependencias administrativas tan
distantes como la Audiencia de Santo Domingo y otras adscritas al
Virreinato de Nueva Granada.
No es sino con los cambios administrativos impuestos por la
reformulación borbónica cuando se dan progresos de significa-
ción en la integración territorial de Venezuela. La instauración
de una entidad político-administrativa que integrara el territorio
de la Venezuela colonial solo vino a ocurrir en el último tercio del
siglo XVIII; en lo jurídico-político, con la creación de institucio-
nes como la Intendencia de Ejercito y Real Hacienda (1776), la
Capitanía General de las Provincias Unidas de Venezuela (1777),
la Real Audiencia de Caracas (1786), del Real Consulado de Ca-
racas (1793); y en lo ideológico-religioso, con el Arzobispado de
Caracas (1804). Con estas instituciones se impone el dominio
político-jurídico e ideológico-religioso y se reafirma el poder
dominante del Estado metropolitano sobre lo que históricamente
constituye el territorio de Venezuela. Así, es con la creación de
la Capitanía General de Venezuela que se cierra el circuito de la
integración territorial en el siglo XVIII. Y ello coincide con lo in-
dicado anteriormente, en términos económicos: se da una evolu-
ción y tendencia hacia la unificación y desarrollo económico –en
términos precapitalistas– de las diferentes provincias y regiones
que integran el territorio”10.
Pero hay que concluir, por una parte, que se configuraban con
esa institucionalización política borbónica las bases de la integra-
ción geopolítica de la nación venezolana en el plano de la moder-
nización institucional y adquirían mayor perfeccionamiento el
marco espacial y la comunidad nacional venezolana; y con la crea-
ción de la Real Audiencia, el Real Consulado y el Arzobispado de
Caracas se institucionaliza y legitima, pues, el dominio político del

10 Federico Brito Figueroa, “Laureano y la comprensión histórica de


la Venezuela colonial (estudio preliminar)”. En: Laureano Vallenilla
Lanz, Obras completas, 1987. pp. 17-18.

344
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Estado metropolitano español sobre el territorio colonial venezo-


lano. Empero, por otra parte, ello supone la implantación de una
estructura interna de poder que domina social y políticamente a
través del régimen burocrático metropolitano y su funcionariado
peninsular. En tanto, en lo económico-social, por el peso de la es-
tructura socioeconómica, ejercida por la oligarquía terrateniente,
los comerciantes peninsulares y la burguesía comercial-usuraria,
que se fue conformando a lo largo de los tres siglos de coloniaje y
para comienzos del siglo XIX, esa estructura social de dominación
entra en contradicciones y pone en jaque el sistema social implan-
tado. Y ello se da en la Venezuela colonial, donde se constata que
el proceso de integración para la dominación colonial implantado
también significó echar las bases del futuro proceso de formación
de la nación Venezuela, cuyas raíces provienen del período preco-
lonial y se conforman con sentido nacional en la propia colonia.
Ahora bien, ese marco ce conflictos y contradicciones aviva los
ímpetus autonomistas y las intentonas anticoloniales eclosionan
con mayor frecuencia.

LA SOCIEDAD COLONIAL Y LA CRISIS DEL


SISTEMA DE DOMINACIÓN COLONIAL

En la evolución económico-social de la Colonia, los sectores


dominantes, donde sobresalen los hacendados y latifundistas
provenientes del mantuanaje (blancos criollos), habían impuesto
para 1800, en su mejor estilo aristocrático, una formación eco-
nómico-social particularmente precapitalista que presentaba los
siguientes rasgos: relaciones esclavistas de producción donde pre-
dominaban, como fuerza de trabajo, los esclavos negros, quienes
laboraban para los hacendados de las plantaciones y eran el sector
explotado con mayor intensidad; sus excedentes de producción
iban al mercado externo; además, cuentan con los campesinos
en condición de mano de obra semiservil, pequeños y medianos
productores agrícolas ligados a la producción interna y externa,
dependientes de los dueños de latifundios, plantaciones y hatos,
controlados por la burguesía comercial para la exportación de

345
Discurso de Angostura

sus frutos. Su producción estaba vinculada al mercado capitalista


mundial en proceso de acumulación. Así se explica por qué de-
viene la estructura económica en extrovertida; ello es, fusionada
como apéndice del mercado capitalista mundial. En ese modelo
emerge una clase de comerciantes ligados a ese mercado de expor-
tación de los productos coloniales básicos: cacao, caña de azúcar,
café, añil, tabaco. Se convierten en los productos que incrementan
el capital y las transacciones de los comerciantes que se erigen en
burguesía comercial.
Esa relación permite definir la estructura económica colonial
como de contextura heterogénea: con predominancia de relaciones
esclavistas y semiserviles en lo interno; generadores del excedente
de producción controlado por hacendados y terratenientes. Y
buena parte de esa producción, sobre todo la de mayor cotización
en el mercado capitalista, es controlada por intereses comerciales
capitalistas que se instalan en los puertos y se articulan al comercio
mundial. Se trata de una estructura periférica con elementos capi-
talistas que coexisten en una nueva combinación estructural con
relaciones precapitalistas11.

11 Federico Brito Figueroa, 1973, op. cit., p. 101. Historia económica y so-
cial de Venezuela, t. IV, p. 1218, UCV, 1987.

346
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Cuadro 1. Estructura étnico-social


de la población de Venezuela en 1800

Categorías étnicas Porcentaje Población


Población
y sociales (%) total (%)
Blancos peninsulares
12.000 1,3%
y canarios 20,3%
Blancos criollos 172.727 19,0%
Pardos 407.000 45,0%
Negros libres
33.362 4,0%
y manumisos 61,3%
Negros esclavos 87.800 9,7%
Negros cimarrones 24.000 2,6%
Indios tributarios 75.564 8,4%
Indios no tributarios 25.590 3,3%
18,4%
Población indígena marginal 60.000 6,7%

898.043 100,0% 100,0%

Fuente: Federico Brito Figueroa, Historia económica y social de Venezuela,


tomo I, 1973, pp. 160-161.

347
Discurso de Angostura

La estructura económica de la Colonia expresa claramente la


sociedad que se genera, donde se agrupan las diferentes clases
de la comunidad nacional, según la actividad económica que
ocupan. Y se puede apreciar el particular grupo étnico al que
pertenece cada clase social, como se expresa en el gráfico de la
Estructura Étnico Social de la población de Venezuela para 1800,
que presentamos.
La composición era la siguiente: los blancos peninsulares
representaban el 1,3 % y eran los que detentaban los cargos de la
estructura burocrático-administrativa y de las Milicias designados
por el Estado metropolitano español, y entre ellos, una población
de medianos y pequeños comerciantes o el funcionariado menor
de la Colonia. Los llamados blancos criollos sumaban alrededor
de 172.727 habitantes y entre ellos se encontraban los hacendados
y dueños de las plantaciones, que dominaban el comercio; de ellos
surge la burguesía mercantil. Constituían el patriciado criollo y
eran descendientes de los primeros pobladores ya devenidos en
nativos y contrastaban sus intereses con los peninsulares por su
exclusión del aparato político y los cargos de gobierno o de alta
jerarquía eclesiástica. No alcanzaban el 20 % de la población, pero
detentaban el control de las fuentes económicas de la Colonia;
abogaban por el “libre comercio” para zafarse del monopolio co-
mercial impuesto por la metrópoli y la Compañía Guipuzcoana a
la cual cedió el control del comercio de exportación e importación
en Venezuela desde 1728. Los pardos, en número de 407.000,
representaban el sector más numeroso (45%) y se dedicaban a
diversas actividades: al comercio y al tráfico comercial interno no
legal, agricultura y oficios menores, vinculados a la Monarquía o
a los mantuanos, según los intereses que le ofrecieran y de acuer-
do con las circunstancias políticas. Estos, agregados a los negros
libres y manumisos (4%), a los negros cimarrones en las cumbes
y rochelas (2.6%) y con los negros esclavos que montaban casi el
10%, constituían el contingente más numeroso (61,30%) y de
mayor complejidad política en la sociedad colonial. La población
indígena (18,4%) –tributarios, no tributarios y marginal–, con
esas distintas categorías, se esparcía en todo el territorio, unos

348
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

integrados al aparato productivo en calidad de peones y trabaja-


dores semiserviles; otros controlados por las misiones religiosas y
dispersos en sus comunidades12.
Este cuadro complejo explica las contrariedades que para fines
del siglo XVIII comienzan a expresarse en la Colonia y generan
permanentes rencillas, rivalidades y pugnas, unas de poca monta
otras más intensas, pero progresivamente empiezan a agrietar la
estabilidad del orden colonial implantado, y los intereses y disen-
timientos antimonárquicos y antimantuanos se manifiestan con
mayor frecuencia.
Las rivalidades internas confrontadas por el patriciado criollo
contra los diversos sectores sociales –canarios, pardos y otros
grupos étnicos– dominaban y agrietaban seriamente la sociedad
caraqueña; razones étnico-sociales y otros anacronismos concita-
ban intereses adversos y pugnacidades feroces entre los hombres
de esta Colonia. El empeño de la aristocracia criolla contra los
canarios excluyó, por ejemplo, a la familia de Miranda. El padre
del prócer fue execrado como oficial de blancos de la milicia de la
ciudad de Caracas, a solicitud de los blancos criollos, quienes des-
estimaban a don Sebastián por su carencia de linaje y por ser “un
individuo de inferior calidad”, de oficio de mercader y casado con
una panadera. Esta impronta de la sociedad colonial venezolana,
determinada por “la expresión de conflictos étnicos-sociales gene-
rados por la singular estructura global de la sociedad implantada,
por derecho de conquista al norte de la América española por el
Estado metropolitano español”, hubo de marcar el desencuentro
entre nacionales de origen canario y los criollos. De ese conflicto
y las rivalidades generadas a lo interno de la sociedad colonial, da
cuenta la crisis derivada entre 1810-1812. Una vez declarada la
Independencia, y proclamada la Primera República, afloraron los
conflictos sociales y de raza que terminaron afectando a Miranda
en 1812, al caer el intento republicano producto de las rivalidades
enconadas.

12 Ibidem.

349
Discurso de Angostura

Las contradicciones sociorraciales y económicas de la sociedad


colonial pervivían en las mentes y los corazones de los mantuanos.
Ese encono de clase lo expresa nítidamente Laureano Vallenilla
Lanz, en estos términos:

… los blancos habían sido siempre amos, los propietarios, los domi-
nadores, los privilegiados por las leyes y las costumbres. Ejecutores
de la justicia y administradores perpetuos de los bienes del común
(…) Esta situación explica con claridad por qué contra esa casta
debían desatarse, naturalmente, los odios de las clases populares,
contra sus intereses13.

Son esos intereses los que primaron para que Miranda en 1812
fuese condenado por haber firmado la Capitulación ante Domin-
go Monteverde. Y era un caso que para Bolívar hubo de tener una
significación muy particular en relación con la sociedad venezola-
na y las desavenencias de clases y entre los grupos étnicos.

PROYECTO DE ESTADO Y LA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

A Bolívar, un aristócrata de cuna, pero liberal por convicción,


se le hacía insoslayable desde su visión revolucionaria la firme
determinación de transformar aquella sociedad precapitalista y
construir un Estado nacional adaptado a las condiciones deter-
minadas de la América Hispana, y de Venezuela en particular. Su
posición liberal era de avanzada y de corte jacobino. Entendía que
ante el cuadro social de unas clases dirigentes débiles y espolea-
dos por sus ambiciones particulares, con masas convulsionadas y
rebeldes de mestizos, negros e indios explotados; pardos que odia-
ban a los mantuanos y ambicionaban sus tierras y privilegios de
clase, se requería un orden político sólido y una estabilidad social
que ofreciera un cambio profundo sobre una sociedad escindida
por conflictos étnicos, sociales y políticos.

13 Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo democrático, Caracas, Eduven.


C.A, 2000, p. 55.

350
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Entrando al siglo XIX, como se precisó anteriormente, al


cuadro étnico-social que se había creado desde mediados del siglo
XVIII (1750) se agregaban las relaciones económicas de Vene-
zuela colonial y en interés de la aristocracia criolla y la burguesía
mercantil por la libertad de comercio.
La comprensión del momento histórico expresada por esa
realidad fue la que le tocó vivir a Bolívar, por lo que –indubita-
blemente– llega a la conclusión de la imposibilidad de una “Revo-
lución Democrática Popular”, si no se superaban la exclusión y la
explotación esclavista que se heredaba de la sociedad colonial. Esa
política la emprendió ya en Carúpano. Expresaba desde entonces
la clara decisión de legislar con sentido revolucionario en materia
social; y en tal sentido, en el año 1816, había concedido la liber-
tad a los esclavos, lo que ratificó el 6 de junio del mismo año en la
proclama de Ocumare a los habitantes de Caracas. En Angostura
lo expresó con mayor decisión libertaria y enérgica: “… pero yo
imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos,
como imploraría mi vida y la vida de la República”.
Por ello, con una visión clarividente y progresista, abogaba por
romper las cadenas de la dominación esclavista; y con frecuente
indignación por esa rémora social y gran sensibilidad social decla-
raba: “la esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante
es instrumento ciego de su propia destrucción”.
No desperdició la oportunidad a lo largo de los siete cruentos
años que van desde la caída de la Primera República hasta la insta-
lación de la Constituyente de Angostura, de trabajar por crear las
condiciones para edificar un orden social democrático con justicia
y equidad, que aminorara las desigualdades sociales y étnicas. En
su pensamiento concebía que la libertad era el estatus legítimo de
todo ser humano. Los venezolanos eran todos a partir de ahora
ciudadanos. Aspiraba construir una sociedad de iguales: “los
ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución (…)
de una perfecta igualdad política”. Sobre ese principio –en su con-
cepto– dependía la estabilidad del sistema político en Venezuela.
Ello denota la imperiosa obligación de “hacer efectiva la igualdad
política de las razas y trabajar sin descanso para obtener (…) la

351
Discurso de Angostura

nivelación de los profundos desequilibrios políticos y económicos


que la colonia había dejado como pesada herencia a la República”,
reseña el escritor Liévano Aguirre14. Esa era la piedra angular para
una profunda revolución en aquella sociedad de esclavócratas y
burgueses usurarios.
En el mismo orden, auspiciaba una radical transformación
social para conseguir un estable orden político. Y de manera ra-
dical y con sentido revolucionario desde 1816, la Revolución de
Independencia había mutado de una guerra social, una guerra
fratricida, como asienta Laureano Vallenilla Lanz, para devenir
en guerra internacional. Y haciendo justicia con el ejército po-
pular promulgó “los decretos de Secuestro y Confiscación de los
Bienes de los realistas peninsulares o criollos, para ser entregados
en propiedades a los oficiales, clases y soldados republicanos; es
decir, al pueblo en armas, como constantemente lo pregonaba el
Libertador”15. Se trataba de hacer justicia social y generar estabili-
dad en los campos venezolanos. Crear una sociedad de agriculto-
res y comerciantes pequeños y medianos era propiciar el estable-
cimiento de una economía de abastecimiento interno que habría
de impulsar las fuerzas productivas y relaciones de producción y
de intercambio más cónsonas con la equidad social y la emancipa-
ción que en doctrina Bolívar proyectaba.
Así, Bolívar hace de “la Libertad y la Igualdad” los pilares de
su fundamento político, lo cual distancia su pensamiento de
los liberales burgueses y de la democracia occidental burguesa.
Su propósito estribaba en establecer una sociedad democrática.
Afirma que “solo la democracia, en mi concepto, es susceptible de
una absoluta libertad”. Y en su discurso enfatiza que al separase
Venezuela de la metrópoli española “… ha recobrado su indepen-
dencia, su libertad, su igualdad, su soberanía nacional. Constitu-
yéndose en una República democrática”, concluye Bolívar “pros-
cribió la monarquía, las distinciones, la nobleza, los privilegios”.
En sustitución se reafirman los principios liberales en Venezuela:

14 Indalecio Liévano Aguirre, Bolívar, Caracas, Italgráfica, 1988, p. 243.


15 Federico Brito Figueroa, 1987, op. cit., pp. 1310-1311.

352
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

“declaración de los derechos del hombre, la libertad de obrar, de


pensar, de hablar y de escribir”. Su posición, como se aprecia, es
contraria a la monarquía y a la opresión, lo que lo convierte, de
hecho, en un avanzado demócrata.
Era contrario a cualquier forma de despotismo monárquico,
porque conocía claramente que a la América Hispana le “habían
robado su libertad” y anulado su capacidad política y el ejercicio
de autogobierno.
Decía enfáticamente, en todos sus documentos públicos y en
su ilustrado y penetrante discurso en Angostura, que la Monar-
quía española “canceló los derechos políticos de los americanos,
colocándonos en un grado de inferioridad similar al de la servi-
dumbre y nos había excluido del ejercicio de la tiranía activa y
doméstica” (derecho a ejercer nuestro propio gobierno; a formarse
como una clase política).
Contra el despotismo y la monarquía era implacable y no cedía
un ápice; demostrando su talante democrático y como político
avanzado marchó a pasos de siete leguas ante los liberales de la
Europa occidental. Afirmaba: “en el régimen absoluto, el poder
autorizado, no admite límites. La voluntad del déspota es la ley
suprema ejecutada arbitrariamente por los subalternos que parti-
cipan en la opresión organizada en razón de la autoridad…”.
Bolívar justifica la Revolución de Independencia como una
lucha por la libertad y la emancipación plena para liquidar los
nefastos males que hunden al pueblo en la ignorancia y la des-
trucción como consecuencia de su propensión a caer en los vicios
políticos. De tal manera fustigaba:

… son los pueblos, más que los gobiernos, los que arrastran tras sí la
tiranía. El hábito de la dominación los hace insensibles a los cantos
del honor y de la prosperidad nacional; y miran con indolencia la
gloria de vivir en el movimiento de la libertad.

Su admiración por los sistemas liberales basados en la jus-


ticia social y en la libertad del individuo lo consagra y exalta en
sus convicciones de profunda raigambre político social: “Que el

353
Discurso de Angostura

imperio de las leyes es el más poderoso de los tiranos”. Una plena


creencia en la libertad constituye el andamiaje básico de su idea-
rio: “Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar
el peso de la tiranía”. Y su acendrado espíritu democrático no tiene
parangón como ideólogo de un liberalismo social progresista
entre el liderato decimonónico americano, poco dado a ir más allá
de los clásicos de la Ilustración. Bolívar, al contrario, se inclinó por
posiciones de una democracia de avanzada: “… solo la democra-
cia (…) es susceptible de una absoluta libertad”.
Los principios republicanos bolivarianos los consagra de
manera inconfundible en su proyecto de Angostura, al subrayar,
entre ellos: “la base de la soberanía del pueblo, la división de los
poderes, el goce de las libertades públicas y civiles, la liquidación
de la esclavitud y la abolición de los privilegios aristocráticos”.
Estaba plenamente consciente de que la independencia debía
producir una profunda transformación de aquella sociedad atra-
sada semiservil y esclavista; era de la idea de que la Independencia
debía generar una nueva sociedad, una conciencia pública nacio-
nal que desarraigara la explotación y la dominación dentro de la
nueva República. La independencia no era para lucrar a un sector
social y sostener la exclusión y el dominio clasista; debía evitarse
caer en “anarquías demagógicas, o tiranías monócratas”. Abogaba
–en ese sentido– por un sistema político donde reinara la justicia,
la equidad y la igualdad entre los ciudadanos, como garantes de
la libertad y la justicia. Para él la democracia debía realizarse en
una república: “Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el
de Venezuela”, y agregaba que “necesitamos de la igualdad para
refundir (…) en un todo, la especie de los hombres, las opiniones
públicas y las costumbres públicas”.
El Libertador conocía de las veleidades y dobleces de la natu-
raleza humana y confiaba a la educación la gran tarea de la for-
mación de la conciencia pública, pues “los códigos, los sistemas,
los estatutos, por sabios que sean, son obras muertas que poco
influyen en las sociedades”, y resaltaba con entusiasmo: “¡Hom-
bres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen
las repúblicas!”. Solo así se forjaría una nueva sociedad que dejara

354
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

atrás los estigmas del origen heterogéneo y se lograría un orden


gubernamental que allanara las contradicciones sociales. Y lo mo-
delaba expresando:

El sistema de gobierno más perfecto es aquel que proporciona la


mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social
y la mayor suma de estabilidad política.

Su visión política revolucionaria destaca como una avanzada


concepción que se puede catalogar de democracia social boliva-
riana. Su penetrante intuición política de análisis profundo de la
realidad histórica concreta y sus relaciones sociales lo coloca en
las tesis del realismo social que, teóricamente y en la praxis, es una
aproximación epistemológica a los fundamentos del materialismo
histórico.
En su concepción de avanzada social y política, el Libertador
se diferencia de la intelectualidad de los prohombres de la edad
de la Razón, pues en Inglaterra con la Revolución Gloriosa se de-
fenestró del poder a los tories; adviene la oligarquía de los whigs
que reordena el poder con la Monarquía y recompone el sistema
burgués-aristocrático. En tanto en Francia, la fase girondina de la
Revolución se impuso sobre el pueblo cuando toma las banderas
del jacobinismo; empero la reacción termidoriana retoma el
poder y bloquea el progreso social. En Estados Unidos de Norte-
américa, las enseñanzas de John Locke sirven de ariete ideológico
para conformar un orden político basado en el libre albedrio y la
propiedad individual. Sin embargo, quedó como corolario que se
conformaron los Estados-nación modernos, pero el montaje del
proyecto burgués bloqueó en sí mismo el propio avance democrá-
tico y las conquistas populares.
En Venezuela, como bien destaca Vallenilla Lanz:

… las clases elevadas de la Colonia no solo fueron las que iniciaron la


revolución, sino que al mismo tiempo proclamaban los derechos del
hombre y pretendieron fundar la República de 1811 sobre las bases
de la democracia y del federalismo.

355
Discurso de Angostura

Pero el autor destaca cómo:

… los revolucionarios del 19 de abril y los constituyentes de 1811,


salidos de la más rancia aristocracia colonial, “criollos indolentes y
engreídos”, que gozaban para con el populacho de una consideración
tan elevada cual jamás la tuvieron los grandes de España (…) procla-
maron, sin embargo, el dogma de la soberanía popular, llamando al
ejercicio de los derechos ciudadanos al mismo pueblo por ellos des-
preciado. Sobre la dignidad social en que fundaban su poder, sobre la
heterogeneidad de razas que daba sustento a sus preocupaciones de
casta, pretendieron levantar el edificio de la República democrática16.

Allí estriba el problema esencial que percibió Bolívar del rol que
debió desempeñar su clase, los criollos; lo advirtió tempranamente:
aquellas contrariedades de las razas generadas por grupos tan di-
símiles social y económicamente nos distanciaba por el estado en
que España nos privó del ejercicio político. Nos condenó a:

… un estado tan negativo (…) que no encuentro otro semejante en


ninguna otra asociación civilizada, por más que recorro la serie de
las edades y la política de todas las naciones. Pretender que un país
tan felizmente constituido, extenso, rico y populoso sea meramente
pasivo, ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la huma-
nidad? (Carta de Jamaica).

Y resalta que estábamos excluidos del ejercicio de la política y la


economía “… abstraídos y digámoslo así, ausentes del universo en
cuanto a la ciencia del gobierno y administración del Estado” (Carta
de Jamaica). Expresaba que la Monarquía española violaba los dere-
chos de la humanidad al mantener a Venezuela e Hispanoamérica
ausente del ejercicio sobre sus propios asuntos americanos.
El realismo del Libertador se pone de manifiesto, también, en
el proyecto de Estado en el cual presenta un tipo de gobierno para
estructurar las ramas fundamentales del andamiaje del Estado.

16 Laureano Vallenilla Lanz, op. cit., 2000, p. 55.

356
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Deja muy clara su adhesión al centralismo, a la democracia y a


las tendencias liberales republicanas más avanzadas de su época.
Y advierte que “las lecciones de la experiencia; y las secuelas de
Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra nos instruyan en la
difícil ciencia de crear y conservar las naciones con leyes propias,
justas y legítimas, y sobre todo útiles”, e insiste… “sino en ser apro-
piado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se insti-
tuye”. En tal sentido, Bolívar admiraba el sistema político inglés,
en cuanto concierne a su esencia republicana y “no por imitación
servil”.
Diferenciaba y proponía el Parlamento británico en cuanto a
su sistema bicameral: la de los Comunes de libre elección; o sea,
la Cámara de Representantes del Parlamento estadounidense,
que sería la representación del pueblo; y un Senado, que optaba
porque fuera hereditario. Planteaba que sería elegido por prime-
ra vez por el Congreso. Su adhesión a este Senado hereditario lo
justifica porque se debía convertir en el centro del equilibrio entre
los poderes: no va a depender de la elección del gobierno ni del
pueblo; contendría las turbulencias del pueblo. Gozaría de plena
independencia y no habría de hipotecarse a parcelas e intereses
subalternos. Su misión no era otra que la estabilidad de la nación.
Por ello justifica como “la base, el lazo, el alma de nuestra Repúbli-
ca”. No era una casta burocrática ni una nobleza la que pretendía,
sino una clase de connacionales preparados para la completa tarea
de velar por el equilibrio y la buena conducción de la República;
e insistía: “no sería una violación de la igualdad política”. Bolívar
consideraba que esa tarea nacional de tan alta responsabilidad
debía adjudicársele a “los nombres ilustres de sus primeros bien-
hechores”, aquella generación de venezolanos (y colombianos)
que se habían esforzado y sacrificado por la patria. En relación al
Ejecutivo, considera que en las “repúblicas el Ejecutivo debe ser el
más fuerte, porque todo conspira contra él con vehemencia”. In-
sistió tercamente en el abandono del sistema federal de gobierno,
como lo hizo en el Manifiesto de Cartagena (1812), donde con-
denó la anarquía y la inestabilidad que generó por sí mismo ese
sistema adoptado a imitación del de Estados Unidos y que tanta

357
Discurso de Angostura

anarquía propició. Aconsejó el establecimiento de tribunales por


jurados, con estabilidad e independencia de los jueces; con códi-
gos civiles y criminales apegados a la naturaleza, dominados por
“el grito de la justicia y por el genio de la sabiduría”. Consciente del
estado de anarquía que se desató en medio de la guerra, además
porque se violaban con frecuencia las leyes imperiales y “los ma-
gistrados eran inicuos”; y si no existía un “… respeto por la patria,
por las leyes, por las instituciones”, devenía en una sociedad hecha
“… una confusión, un abismo: es un conflicto singular de hombre
a hombre, de cuerpo a cuerpo”. Y exclamaba como necesidad
nacional para fundir el pueblo, el gobierno, la legislación y “el
espíritu nacional en un todo”: “Unidad, unidad, unidad, debe ser
nuestra divisa”.
Bolívar solicita que “elevemos un templo a la justicia” y “dicte-
mos un Código de leyes venezolanas”. En ese cometido establece
que la educación “debe ser el cuidado primogénito del amor pater-
nal del Congreso”. Y fijó como preceptos de doctrina bolivariana:
“Moral y luces son los polos de la República. Moral y luces nues-
tras primeras necesidades”. Y exhorta a constituir un tribunal que
velara por la moral pública, por la educación, por las leyes y por
la aplicación de las penas y castigos. Era la solicitud de crear un
poder que llamo moral para ocuparse de la educación y la moral
pública.
Su conclusión del Discurso es la expresión cabal del sistema de
gobierno que aspiraba:

Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular,


eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opre-
sión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia,
la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el impe-
rio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.

El pensamiento político del Libertador, en aquel momento


estelar de su carrera política y militar, denotaba una profunda ma-
durez intelectual y una visión social progresista. En ese sentido,
su concepción –en teoría y en la praxis– era propia del realismo

358
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

social que se aproximaba a las tesis del Materialismo histórico que


surgirá en años posteriores del siglo XIX. Su sabiduría del aconte-
cer político social de Venezuela y de la América Hispana, lo llevó
a hacer formulaciones avanzadas que dejan atrás la visión euro-
céntrica del pensamiento de la Ilustración y la concepción liberal
burguesa clásica.

EL ESTADO NACIONAL Y LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

El proceso de formación de la nación en Venezuela tiene una


continuidad histórica que datan de 14.000 años de herencia de las
comunidades aborígenes precoloniales que poblaron inicialmente
la geografía de Venezuela. Su legado es la expresión de diversos
grados de desarrollo de sus modos de producción y de variadas
formas socioculturales que forjaron las estructuras primigenias
de las comunidades nacionales que para el siglo XVI fueran inte-
gradas a la dominación española. Pero es solo en el último tercio
del siglo XVIII, con la creación de la Capitanía General de las Pro-
vincias Unidas de Venezuela (1777), cuando en el plano espacial
se constituye lo que sería el territorio de Venezuela. Ahora bien,
con la creación de otros organismos del poder español, como la
Intendencia de Ejército y Real Hacienda (1776), la Real Audien-
cia de Caracas (1786), el Real Consulado de Caracas (1793) y el
Arzobispado de Caracas (1804), se configura el dominio político-
ideológico y burocrático-administrativo del sistema colonial
español. Es así como esa modernización borbónica va a permitir
la legitimación del dominio político por el Estado metropolitano
español; empero, contradictoriamente al dominio colonial, al
mismo tiempo creaba e incentivaba en las clases nacionales de
blancos criollos, pardos, mestizos, negros libres, el sentido de
identidad y de comunidad nacional, cuya raíz estaba en la colonia.
Así, en la medida en que el dominio ideológico-cultural y políti-
co-económico se moderniza, acentúa y profundiza, igualmente,
se echan las bases del futuro proceso de formación de la nación
Venezuela.

359
Discurso de Angostura

La crisis del orden colonial y el sistema de dominación implan-


tado que se desencadena durante el último tercio de siglo XVIII
–de distintos signos y con pronunciamientos de las diversas clases
sociales– trae aparejado hechos fundamentales en la formación
de la nación en Venezuela. Ya alumbrando el siglo XIX, con la
invasión de Napoleón a España, en los hechos que se desatan a
partir de 1808 se crean condiciones objetivas muy particulares que
conducen a la comunidad nacional de Venezuela, representada
por los cabildantes de Caracas, en su mayoría blancos mantuanos,
a asumirse como representantes del rey en cautiverio, Fernando
VII, y crean la Junta Conservadora de los Derechos del Rey; des-
conocen la usurpación y el asalto al poder español por parte de
Francia; desalojando así del poder político a España al defenestrar
a su representante, el capitán general y gobernador Vicente Em-
paran; y asumir el control político. Se trataba de aplicar la tesis de
la Reversión de la Soberanía, reclamada por Bolívar en su misiva
de Kingston y en su Discurso de Angostura, la cual cobra realiza-
ción plena. Ese es el curso del movimiento de ruptura del vínculo
colonial cuyos acontecimientos conducen y culminan el 19 de
abril de 1810. Una coyuntura internacional facilitó el movimien-
to que en esencia apuntaba a la Independencia. Un movimiento
autonomista que asumió el rescate de la comunidad nacional y
deviene orientado a la toma de la dirección política, haciéndose
por decisión propia una nación soberana, libre e independiente,
posición realizada el 5 de julio de 1811 por el Congreso Nacional
en representación de aquella comunidad. El 21 de diciembre del
mismo año de la Declaración se da una Constitución y con ello se
establece como Estado independiente y autodeterminado.
Así surge Venezuela como una nación independiente que
políticamente, a la que se dota de un instrumento jurídico –una
Constitución– para realizar la vida de los habitantes de esa nación,
cuyo desiderátum era que todos los habitantes gozaran de los
mismos deberes y derechos. Pero la realidad concreta implicaba,
en primer lugar, que una vez separada de España, esa sociedad
dividida en clases y grupos étnicos diferentes y contradictorios,
debían asumirse como integrantes de una comunidad donde no

360
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

todas las clases estaban catalogadas como iguales y la libertad de


los esclavos también estaba condicionada por la Constitución.
Es decir, esa realidad de una nación escindida socialmente por la
herencia colonial determinaba el curso histórico de la misma.
Retomando la definición de nación como una categoría históri-
ca que, tal como se cita de Edelberto Torres Rivas:

… es específica, se desarrolla en condiciones particulares para


cada caso, no se repite, y con probabilidades de no completarse. La
“incompletitud” se refiere más bien a las dificultades del desarrollo
capitalista o a las que atañen al funcionamiento de la integración
política17.

Esta acotación parece acertada, para la comprensión histórica


del problema nacional en Venezuela, toda vez que existía para
entonces una formación precapitalista, como se ha expuesto en
apartes anteriores. Ello implicaba que esta condición en el plano
de las relaciones de producción dominantes y de las clases sociales
de la colonia no van a ser otras con el proceso de Independencia,
y los nuevos factores expresados en nuevas fracciones de clases y
grupos que emergen con la Independencia van a involucrarse e
impactar significativamente el nuevo contexto sociopolítico.
En efecto, la especificidad del fenómeno nacional está anclada
en la totalidad de la formación económico-social donde se da, con
la Independencia, un cambio político, porque la nación asume
su autonomía, y a partir de la Declaración de Independencia y la
promulgación de la Constitución se conforma un Estado. Lo cual
tiene determinaciones particulares en la formación del Estado-
nación. Así, en una primera dimensión, ello implica la implanta-
ción de un Estado como ente institucional para la organización de
la comunidad política nacional: el Estado como institucionalidad
jurídico-política. Y en una segunda dimensión, la atinente al rol

17 Edelberto Torres Rivas, “La nación: Problemas teóricos e históricos”,


en El Estado y la política en América Latina, 3.ª edición, 1989, Siglo XXI
Editores, México, p. 90.

361
Discurso de Angostura

desempeñado por el sector socialmente dominante (o bloque


social dominante, en el control del poder) no como ente estatal,
sino ya como factor motorizador o vehiculizante para la reali-
zación histórica de la nación; ello en la concreción y desarrollo
–valga decir– de la idea nacional, de un proyecto nacional. Ese es
el papel de la clase nacional. El movimiento autonomista del 19
de abril y el 5 de julio cumplieron ese papel en la transposición
del orden político de la metrópoli a la comunidad que se asumía
independiente y soberana en la construcción como nación.
El fenómeno nacional se enmarca también dentro de un entra-
mado complejo de clases sociales, en luchas antagónicas y conflic-
tos; es decir, “comprende una estructura compleja de relaciones de
clases reciprocas-asimétricas, que encuentran, no obstante, un te-
rreno común de solidaridad en función de la cual desarrollan una
forma particular de identidad”18. La pertinencia de que el fenóme-
no nacional comprende una puja de luchas y contradicciones de
clases sociales diferentes, confrontadas, sin duda, por relaciones
de explotación, expresa la singularidad que hace más compleja la
comprensión de ese hecho. Y, como apunta el citado autor, que es
“justamente esa base clasista compleja lo que otorga su caracterís-
tica específica a la cuestión nacional”19. En nuestro tema, se apre-
cia cómo el bloque político de los blancos criollos o mantuanos
fueron la expresión de esa identidad nacional que se constituyeron
en la clase o el bloque de clases en su rol hegemónico, y afirmaron
su función dirigente al proponer al conjunto de las otras clases o
a la comunidad nacional un proyecto político de construcción de
un Estado nacional propio. Pero en las circunstancias históricas
de Venezuela, el proyecto planteado en la Constitución de 1811,
en esa fase inicial, se desvanece por los conflictos étnico-sociales
y la complejidad de una formación social excluyente, esclavista y
explotadora que exacerbaba las contradicciones interclasistas he-
redadas de la Colonia.

18 Héctor Díaz-Polanco, La cuestión étnico-nacional, Siglo XXI Editores,


México, 1988. p. 26.
19 Idem.

362
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

En el curso histórico del proceso de Independencia, la caída de


la Primera República tempranamente en 1812 y el fallido intento
de Francisco de Miranda de salvar la República recién instalada,
dejó en el vacío el proyecto independentista. Es Simón Bolívar
quien asume el reto de llevar adelante la construcción de la nación
y el restablecimiento de la República. Es entonces Simón Bolívar
quien cumple el rol histórico como vanguardia o “clase nacional”.
Y en tal sentido, hace fuertes críticas al modelo federal de Repú-
blica instaurada y a la conducción de la misma. En el Manifiesto
de Cartagena expresó el 15 de diciembre de 1812 que se pretendió
dirigir el país “imaginándose repúblicas aéreas”, y de los dirigentes
no “tuvimos más que filósofos por jefes; filantropía por legisla-
ción, dialéctica por táctica y sofistas por soldados”. Desde ese mo-
mento Bolívar asumió la dirección del proceso de Independencia
con plena conciencia de que se trataba de la construcción de una
nación, no solo la instalación de un orden político republicano,
sino echar las bases para unir a los venezolanos, para una rege-
neración que hiciera una sociedad de hombres y mujeres justos,
libres e iguales. Si bien Bolívar se asume como representante de su
clase, los blancos criollos, el mantuanaje, estaba consciente de la
transformación profunda que debía operarse en aquella espoleada
sociedad; en esa dirección hubo de dictar medidas para repartir
tierras entre los soldados y eliminar las discriminaciones sociales;
procuraba crear una sociedad de pequeños y medianos produc-
tores libres del campo. La liquidación del latifundio era una tarea
inaplazable, pues era una rémora que retardaba los cambios;
abolir la esclavitud y liquidar la ignorancia fueron asumidos como
política de Estado; en fin, superar las desigualdades heredadas del
orden colonial.
Como se explicitó anteriormente, su proyecto de Estado estaba
orientado a crear unos poderes institucionales que permitieran
centralizar el Estado y garantizar mediante equilibrios institucio-
nales la emergencia de una sociedad democrática, estable y justa,
donde prevaleciera la igualdad y la libertad: pilares de su ideario
político. Fue en Angostura donde concretó su proyecto de Estado
nacional.

363
Discurso de Angostura

Bolívar hace de la identidad nacional el elemento integra-


dor para la vinculación entre las distintas clases sociales que se
adhieran e impregnen solidariamente a la nación; tal función la
cumple –strictu sensu– la clase que hace de vanguardia del proceso
histórico de autodeterminación de la nación. En ese proceso del
fenómeno nacional, la clase nacional como clase dirigente propo-
ne al resto de las otras clases un proyecto político nacional para
construir un Estado propio, para consolidar su autodetermina-
ción: realizarse históricamente como nación consolidada y como
Estado nacional en un proyecto nacional. Es en esa dimensión
donde se desarrolla nacionalmente la clase o la alianza clasista en
el poder, pues promueve a un nivel de estadio superior a la nación
como fuerza histórica. Se consolida como Estado nacional sobre
la base de un proyecto nacional concreto. Bolívar desempeño
histórica y clasistamente ese rol en la construcción de la nación
en Venezuela, pero hay que hacer la salvedad de que, como líder,
asumió un papel vanguardista destacado y se sobrepuso a su clase,
pues entendía las limitaciones de su clase y la necesidad de avan-
zar socialmente para liquidar las limitaciones y los prejuicios y
reservas sociales de su clase. En esta dirección, V. I. Lenin definió
con lucidez el proceso histórico de formación de los Estados na-
cionales:

… todo movimiento nacional tiende a la formación de Estados


nacionales, que son los que mejor responden a las exigencias del
capitalismo moderno. Impulsan a ellos los factores económicos
más profundos, y para toda Europa Occidental, es más, para todo el
mundo civilizado, el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal
en el periodo capitalista20.

En el caso de Venezuela, la formación del Estado nacional está


definido por el proceso de autodeterminación más que por su

20 V. I. Lenin, “Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación”,


en El marxismo y la cuestión nacional, 2.a edición, Editorial Avance,
Barcelona, España, 1977, p. 214.

364
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

anclaje en una formación social capitalista, pero indudablemente,


desde una visión histórica, se entiende que los rasgos nacionales
son anteriores a la aparición de la Nación. En todo caso, la incom-
pletitud de la formación nacional en Venezuela y en resto de Amé-
rica Hispana obedece a las dificultades en el desarrollo capitalista,
y su inserción al sistema entraña consecuencias deformantes. No
obstante, se comprende que en el decurso histórico la elevación de
una comunidad de colonia a nación depende del proceso de auto-
determinación. Movimiento desarrollado por algún grupo hege-
mónico o dirigente que con sentido histórico nacional promueve
–por necesidad económica o por razones políticas– el proyecto de
autodeterminación.

… si queremos entender lo que significa la autodeterminación de las


naciones, sin jugar a definiciones jurídicas ni “inventar” definiciones
abstractas, sino examinando las condiciones histórico-económicas
de los movimientos nacionales, llegaremos inevitablemente a la con-
clusión siguiente: por autodeterminación se entiende su separación
como Estado de las colectividades nacionales extrañas, se entiende la
formación del Estado nacional Independiente21.

Esta función como dirigente y como representante de su clase


la cumplió cabalmente Bolívar. Fue nuestro Libertador quien edi-
ficó la nación y promovió un Estado centralizado.
Ahora bien, donde el Libertador presentó su proyecto nacional
de Estado en toda su extensión y profundidad fue en el Discurso
de Angostura, como lo presentamos anteriormente, pero plantea
la reunión de Nueva Granada y Venezuela en un gran Estado, que
se habría de constituir en la República de Colombia, ratificada en
el Congreso de Cúcuta en 1821. Este es el otro tema que pretende-
mos analizar.
En el proyecto de Estado-nación ideado en Angostura por el
Libertador para 1819, cuando aún no había logrado sellar defi-
nitivamente en el campo militar la independencia en Venezuela

21 Ibidem, p. 215.

365
Discurso de Angostura

y en Nueva Granada, visionaba, en términos estratégicos y hasta


geopolíticos, su nueva línea de acción que era formar grandes
Estados para nuevas comunidades integradas de nacionalidades
con el mismo origen indígena-afro e hispano. Se trataba de una
concepción militar y política redimensionada que implicaba crear
Estados fuertes y unidos, que permitieran construir unidades
territoriales extensas y bien estructuradas. Una vez afirmada la
República que habría de unir a Nueva Granada y Venezuela, plan-
teaba un objetivo de mayor alcance: procurar la liquidación de las
huestes españolas hasta llevar la libertad a los confines del Alto
Perú. Toda una estrategia que implicaba un despliegue de tácticas
militares y políticas. Esfuerzo centrado en ganar el frente interno
con una concientización firme sobre la necesidad inquebrantable
de darnos una nación soberana por sobre cualquier diferencia
personal subalterna; coordinar el apoyo logístico y desarrollar en
el frente externo una campaña de información y convencimiento
sobre la inminencia de la Independencia en Venezuela, en Nueva
Granada y posteriormente en Guayaquil y Quito.
Adicionalmente, concebía la grande idea continental de una
Confederación o Liga de Repúblicas que hiciera frente ante las ame-
nazas disolventes propiciadas por Estados Unidos o la unión de
países de Europa en lo que se llamó la Santa Alianza. Una visión
futurista para el establecimiento de lazos y mecanismos de unión
a perpetuidad de las Repúblicas de origen hispanoamericano.
Desde 1815 en su memorable Carta de Kingston escribía su con-
cepción:

Es una idea grandiosa pretender formar de todo este mundo nuevo


una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y
con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y
una religión, debería por tanto tener un solo gobierno que confede-
rase los diversos Estados que hayan de formarse; mas no es posible,
porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos,
o caracteres desemejantes dividen la América. ¡Qué bello seria que
el Istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el Corintio para los
griegos!

366
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

En esa línea de acción de unir las Repúblicas en una Liga de


Naciones que fomentara la gobernanza suprema de una sociedad
hispanoamericana, expresaba a Hipólito Unanúe:

Nuestras Repúblicas se ligarán de tal modo que no parezca en calidad


de naciones sino de hermanas unidas por todos los vínculos que nos
han estrechado en los siglos pasados, con la diferencia de que enton-
ces obedecían a una sola tiranía y ahora van a abrazar la misma liber-
tad con leyes diferentes y aun gobiernos diversos, pues cada pueblo
será libre a su modo y disfrutará de su soberanía según la voluntad de
su conciencia22.

Pero, en buena medida, pesó mucho la estructura económico-


social y la composición étnica de la sociedad colonial que desga-
rraba a la propia nación en construcción y estaba profundamente
aguijoneada por las apetencias de los diversos sectores económi-
cos y políticos-militares que surgían con nuevos ingredientes.
Valga decir que esa situación no era extraña a Nueva Granada o
Ecuador. En realidad, la integración entonces de los vastos terri-
torios que durante la Colonia formaron la Capitanía General de
las Provincias de Venezuela y el Virreinato de Santa Fe de Bogotá
(Nueva Granada, Guayaquil, Quito), o que constituyeron las hoy
Repúblicas de Venezuela, Colombia y Ecuador, no fue sino una
consecuencia de la misma guerra nacional de Independencia. La
República de Colombia era una visión geoestratégica concebida
por Bolívar como una línea político-militar y condicionada por
el escenario de la contienda bélica. Planteaba un proyecto de
dimensiones geopolíticas, de seguridad estratégica para las na-
cientes repúblicas, que puede admitirse como positivo en el plano
defensivo y estratégico militar; adecuado, en efecto, para el tiempo
de guerra, cuando era imperativo articular los recursos materiales
y humanos en una sola jefatura; así, con las fuerzas del ejército

22 Cartas del Libertador. Recopilación de Vicente Lecuna, Caracas, 1929,


en Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarianismo y monroísmo, Caracas,
Random House-Mondadori, S.A, 2007, pp.103-105.

367
Discurso de Angostura

como piedra angular y la guerra como el objetivo común, se podía


mantener de manera precaria la unidad política entre aquellas re-
giones tan diferentes. Solo el liderazgo y el prestigio del Libertador
pudieron mantener la frágil unión de la República de Colombia.
No existieron bases de integración ni elementos de identidad que
ligara aquel proyecto o idea de una gran República, presente solo
en la mente de Bolívar. Era una idea superior de una gran nación
unida por lazos de solidaridad e identidad común. Era la gran
visión de Bolívar; de un estratega.

De la Gran Colombia si puede decirse, en cierto modo, que fue una


creación del Libertador Simón Bolívar.

Pero aquel Estado-militar constituido por las necesidades de la


guerra, ¿llegó a ser jamás una verdadera nacionalidad?

Todo el poder deslumbrador y absorbente del caudillo, todas las


glorias conquistadas por los ejércitos de (Gran Colombia) Gran
República fuera de su territorio, fueron ineficaces para estrechar con
los lazos de la unidad nacional a pueblos profundamente separados
por la tradición y por la naturaleza. La nación colombiana no fue
verdad un solo instante; los constituyentes del Rosario de Cúcuta no
obtuvieron otro resultado sino el de ahondar la división y ahondar
la división y fomentar las rivalidades que de antemano existían entre
los pueblos que habían pretendido unificar23.

23 Laureano Vallenilla Lanz, 1933, op. cit., p. 100 (destacado nuestro). El


autor resalta, con profunda visión histórica, cómo para la compren-
sión histórica del problema hay que analizarlo deslastrándose de “sen-
timentalismos Gran Colombianos”, el cual es mantenido por cierta his-
toriografía que juzga la disolución de la República de Colombia como
“obra del maquiavelismo de Santander, o el “odio de Miguel Peña”, o
a la “deslealtad de Páez”. Esta concepción esquemática y simplista no
hace sino prescindir de los hechos históricos ajustados a la realidad
concreta que la generan. No se puede pretender adjudicarle a un indi-
viduo la fuerza que mueve los acontecimientos históricos hasta llegar a
determinarlos.

368
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Todos los esfuerzos militares y políticos emprendidos por Bolí-


var resultaron infructuosos para organizar una unidad en pueblos
cuyas tradiciones, cultura e idiosincrasia diferentes los separaba
profundamente.
Pero además de las razones específicas y singulares de las dis-
tintas nacionalidades que se pretendían integrar en aquella preca-
ria unidad política, las contradicciones de mayor peso estaban en
las aspiraciones igualitarias y libertarias de los pueblos oprimidos
por relaciones de producción que mantenían intactas las estruc-
turas económico-sociales de la Colonia. Y ello era válido para
Venezuela, Ecuador o Colombia. A pesar de que eran sus clases
dominantes las que instigaban con mayor fuerza la disolución de
aquel “monstruo político”, como lo ironizaba el propio general
José Antonio Páez. Pero el ingrediente mayor en aquel cuadro
nacional era la composición del bloque de clases dominantes, que
en las tres regiones se había conformado con un nuevo compo-
nente social nacido al calor de la guerra: la emergente clase militar
galardonada por sus triunfos militares, que aspiraba a posiciones
políticas y proventos económicos, confrontándose de hecho con la
rancia aristocracia terrateniente esclavista y la recién llegada bur-
guesía comercial, con sus cada vez más intensas pugnacidades por
el control político de la naciente República. Las diferencias y con-
frontaciones entre ellos no se hicieron esperar; así, los antagonis-
mos más críticos ya generaban frecuentes roces entre la jerarquía
militar de venezolanos y neogranadinos, y, más concretamente,
entre los partidarios de Bolívar y los venezolanos separatistas;
entre los santanderistas y los fieles al Libertador. Por ello, con
razón el general Carlos Soublette decía en 1827: “el nombre de
colombiano entre nosotros es la cosa más destituida de significa-
ción, porque nos hemos quedado tan venezolanos, granadinos y
quiteños como lo éramos antes y quizás con mayores enconos”24.
Las profundas rencillas y pugnas cotidianas entre los dirigentes
de la alta jerarquía en el gobierno de la República de Colombia

24 José Antonio Páez, Autobiografía, tomo I, p. 154, Editorial Piñango,


Caracas, 1987.

369
Discurso de Angostura

–Santander y Páez– denotan las dificultades para cualquier pro-


pósito superior de identidad entre las regiones y los pueblos de
aquella hipotética unión. El antagonismo de las clases dominantes
venezolanas contra el poder bogotano y sus dirigentes –con su
reciprocidad y asimetría hacia Venezuela por los neogranadinos
y su dirigencia– se había filtrado a los gobiernos locales y departa-
mentos en que había sido fracturada la región de Venezuela. Con
protestas de las municipalidades de Valencia y Apure que corren a
lo largo de junio de 1826 y se convierten en disentimientos contra
la estructura organizativa de la República de Colombia y la Cons-
titución de la Villa del Rosario de Cúcuta de 1821. De ello derivó
una fuerte corriente antibolivariana y anticolombiana atizada por
los máximos dirigentes –Páez, Santander y Juan José Flores– en
cada departamento de la gran República de Colombia que desin-
tegró el proyecto de Estado de Simón Bolívar.
En suma, la desintegración del proyecto de unidad colombiana
de Bolívar significó, en sentido político, la instauración en el poder
de un bloque de clases socialmente dominante que se adueña de
la dirección del Estado venezolano. Se reinstalan en el poder los
hacendados –propietarios de tierras y esclavos–, los comerciantes,
especuladores y prestamistas (burguesía comercial-usuraria); y
conjuntamente con los militares enriquecidos en virtud de la Ley
de Haberes Militares, los nuevos terratenientes venidos del campo
realista y otros conversos de diversos signos, se configuraba un
acuerdo o “pacto político” que legitimara sus intereses de clase en
lo político y económico-social; es decir, se arrogaban el derecho a
gobernar conforme a la formación social de las últimas décadas de
la Colonia. Se dan en ese contexto dos subprocesos con un tronco
común: la explotación, que delinea el carácter y el contenido de la
transición histórica de la ruptura con la República de Colombia al
montaje o implantación de un Estado oligárquico. El primero lo
explica el entendimiento de las clases dominantes para asegurarse
el restablecimiento de la estructura de poder interna, esto es: como
clases usufructuarias del poder, atenúan o disminuyen la contradic-
ción básica mediante la distribución de sus “cuotas de poder” en el
cuadro socioeconómico y político de una República oligárquica.

370
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Y segundo, establecen los mecanismos de control social y político


para excluir a las clases dominadas de participación democrática en
su derecho al ascenso social y político; de ese modo perpetúan la es-
clavitud y las relaciones precapitalistas. Esta marginación impuesta
a los sectores populares –carne, sangre y pasión de la guerra nacio-
nal de Independencia– es legitimada en la Constitución de 1830 y
prolonga en el poder a la oligarquía.
En conclusión, con la separación de la República de Colombia,
Venezuela, por ejercicio de soberanía, se restablece en nación
porque se autonomiza en su unidad político-territorial y se rees-
tructura en el plano estatal al conformar un Estado independiente;
pero las clases dominantes configuran un Estado oligárquico que
impone las condiciones precapitalistas de explotación de las últimas
décadas de la Colonia. Se comprende en el curso histórico venezo-
lano cómo esa República oligárquica y su bloque social dominante
suplantan su papel histórico como “clase-nacional” por el de clase
opresora explotadora; desdeña el objetivo histórico y la función
estratégica de asumir el progreso y el desarrollo de la nación, pero se
atasca en el precapitalismo. No emergió, en consecuencia, una bur-
guesía nacional de su seno que proyectara una sociedad democráti-
ca. Pero en el decurso histórico, por el rumbo asumido, ese bloque
social que toma la dirección quedó atrapado en su rol de clase
explotadora y bloqueó su rol de clase nacional y progresista. Aban-
donó la realización histórica de la nación, pues no se produjo el
desarrollo de la nación en su consolidación histórica como Estado
nacional, por la carencia de un proyecto nacional que profundizara
los niveles de soberanía del Estado-nación, lo que significaba un
enfrentamiento a las formas de dominación del capitalismo liberal
inglés de entonces: el desarrollo o montaje de una economía interna
protegida para el abastecimiento interno que garantizara la vida de
la comunidad, basada en el proteccionismo y defensa del mercado
interno. En el proceso político iniciado a partir de 1830, abandonó
el camino histórico trazado por el Libertador de una sociedad de-
mocrática fundada en la libertad y la igualdad, puntos cardinales
del código político bolivariano, y se bloqueó a sí misma como clase
nacional y a la nación en su desarrollo.

371
Discurso de Angostura

La siembra y el camino para un Estado nacional dentro del


ideario bolivariano están por construirse. El Discurso de Angos-
tura del Libertador es la idea política más acabada de Bolívar y
encarna las bases de nuestra nacionalidad.

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Vallenilla Lanz, Laureano. (2000). Cesarismo democrático. Cara-
cas: Eduven. C.A.

372
LA ARQUITECTURA EMOCIONAL
DEL DISCURSO DE ANGOSTURA:
UNA APROXIMACIÓN DESDE EL ANÁLISIS
CRÍTICO DEL DISCURSO
María Elena del Valle Mejías
INTRODUCCIÓN

El discurso político venezolano se caracteriza actualmente por


una preocupante fragilidad. Las palabras parecen haberse vacia-
do del significado y la formalidad, consistencia y contundencia
que en otros tiempos lo caracterizó; hoy es tan solo un recuerdo.
Ordinarieces, vulgaridad, violaciones flagrantes al protocolo más
elemental parece ser la práctica legitimada por audiencias poco
críticas. En este especial contexto leer a Simón Bolívar es un au-
téntico deleite. No solo por la perfecta estructura que caracteriza
sus escritos, sino por la densidad de todos sus argumentos. Para
aproximarnos a esta joya seguiremos la siguiente ruta:
- Análisis crítico del Discurso: ¿para qué?
- Discurso de Angostura
- Construcción
- Ideas fundamentales
- Contexto de su construcción
- Teoría de las emociones
- Herramientas retóricas
- Conclusiones

ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO: ¿PARA QUÉ?

A la pregunta ¿Por qué o para qué hacer análisis del Discurso?,


Pedro Santander responde1: Analizar discursos es una tendencia
que como indicábamos en la introducción ha logrado importante
aceptación en las Ciencias Humanas y Sociales. En lingüística se
trata de un movimiento que en su origen establece relación con
la necesidad de estudiar el lenguaje en uso, es decir, emisiones
realmente emitidas por lo hablantes, superando interesado en el
sistema formal del lenguaje (llamado lengua), antes que en su uso
real (el habla). A ello se suma la valoración de lo que Verón (1998)
y otros autores de la llamada segunda semiología denominan

1 Pedro Santander. Por qué y cómo hacer análisis de discurso, Cinta de


Moebio. 2011. 41: 207-224 www.moebio.uchile.cl/41/santander.html

375
Discurso de Angostura

la materialidad de los signos, o sea, los efectos sobre la realidad


social que tienen los discursos (constituidos por signos de dife-
rente naturaleza, no solo lingüísticos).
El uso del lenguaje en Simón Bolívar responde a las caracte-
rísticas de los discursos de su tiempo. Su formación, sus lecturas,
sus maestros pueden leerse como una marca de agua. De una ex-
tensión importante, cada discurso de Simón Bolívar, como los de
sus coetáneos, es concebido como una oportunidad para influir a
través de la lengua en las audiencias que son objeto del mismo.
En relación con los principios que operan el ACD, Fairclough y
Wodak2 señalan que:
1. El ACD trata de problemas sociales.
2. Las relaciones de poder son discursivas.
3. El discurso constituye la sociedad y la cultura.
4. El discurso hace un trabajo ideológico.
5. El discurso es histórico.
6. El enlace entre el texto y la sociedad es mediato.
El ACD trata de problemas sociales; los discursos se constru-
yen desde una problemática y para una problemática. Aluden
siempre a realidades sociales que los llenan y vacían de diferentes
significados. El Discurso de Angostura no es la excepción. Como se
explicará en líneas siguientes, la mencionada construcción aborda
casi todas las situaciones y nodos temáticos emergentes en la reali-
dad del momento; ninguno de ellos queda por fuera.
Todo discurso se construye desde específicas y delimitadas
relaciones de poder. No todos podemos decir todo, no todos pode-
mos hablar en específicos escenarios. Solo hablan los que pueden y
hablan dónde pueden. La noción de poder involucra sobre todo el
concepto de control sobre dos instancias: los actos de las personas
y la mente de las personas; es decir, hablar de poder es hablar de

2 Norman Fairclough, Critical Discourse Analysis: The Critical Study of


Language, Harlow: Longman. 1995. Ruth Wodak, Critical discourse
analysis, en T.A. van Dijk (ed.), Discourse Studies. A multidisciplinary
introduction. Vol. 2, Discourse as social interaction, Londres: Sage,
1997, 258-284.

376
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

control. El control remite a la limitación de la libertad de acción de


otros3. El discurso es poder y la persuasión es el mayor controla-
dor de actos lingüísticos en la modernidad. Como estudiosa de la
comunicación, como analista del discurso, observo que el control
mental se da generalmente, a través del discurso, es decir, el con-
trol mental es discursivo.
De lo anterior se desprende que existen élites, y estas tienen
acceso activo controlado a muchos elementos del evento de la
comunicación. Establecen las limitaciones de los tópicos determi-
nando quién debe hablar, sobre qué y en qué momento. Los otros,
los grupos dominados tienen acceso activo solamente a conver-
saciones privadas, acceso pasivo a los medios de comunicación y
un acceso parcialmente controlado a los diálogos institucionales4.
El Discurso de Angostura fue proclamado en la provincia de Gua-
yana, con motivo de la instalación del segundo Congreso Consti-
tuyente de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura
(hoy Ciudad Bolívar) y fue dirigido a los congresistas del país.
Sería un poco temerario asumir que el nivel intelectual de
quienes reciben el Discurso de Bolívar era el suyo propio, o asumir
que el común de la gente, esa masa popular en su mayoría analfa-
beta y marginada de todos los acontecimientos que aludieran a la
vida política, tuviera la capacidad de comprender su contenido o
siquiera escucharlo. De esta forma, asumir que el Discurso es evi-
dencia de una condición de la audiencia estandarizada, no sería
ajustado a la realidad.
Ahora bien, ¿a quién le habla Bolívar? Es ahora cuando la ideo-
logía entra en la ecuación. Los discursos son, desde antiguo, una
de las herramientas más eficaces para influir en las masas. Las fi-
guras retóricas, el manejo de las emociones, la argumentación uti-
lizada forman parte de las artes que desde la Antigüedad se hacía
aprender a los jóvenes destinados a grandes destinos. Todas ellas

3 Teun Van Dijk. Discurso, poder y cognición social. Cuadernos. N.º 2,


Año 2. Octubre de 1994. Maestría en Lingüística. Escuela de Ciencias
del Lenguaje y Literatura.
4 Ibidem, p. 12.

377
Discurso de Angostura

pueden usarse para dirigir u orientar el pensamiento de quien


escucha, persuadiendo, buscando de manera declarada o implícita
orientar las opiniones de la audiencia.
El Discurso es histórico. Este, que ocupa nuestro análisis, lo es
en grado máximo. Aborda problemas, atiende a causas, procesos
y personajes, y en función de llegar a los receptores adecuados
estructura una estrategia clara y contundente.
Por último, haciendo alusión a los principios mencionados,
el enlace entre el texto y la sociedad es mediato. En el contexto
actual esta sentencia es fundamental. No son pocas las prácticas
que intentan extraer con pinzas las afirmaciones de Simón Bolívar,
pretendiendo usarlas en la actualidad como si fueran piezas inter-
cambiables de un rompecabezas. Cada afirmación responde a un
entramado contextual que es el que le da sentido y es temerario e
irresponsable pretender que sean “sentencias genéricas reutiliza-
bles” a discreción.

EL DISCURSO DE ANGOSTURA

El Discurso de Angostura está organizado en cinco partes:


• Introducción: en la que plantea la devolución del poder al
pueblo.
• Segunda parte: en la que describe prolijamente el compli-
cado tiempo histórico que le ha tocado vivir.
• Tercera parte: en la que esboza el diseño de la Constitución
que propone rija los destinos de la naciente República.
• Cuarta parte: en la que aborda la esclavitud y su posición
al respecto, el reparto de las tierras y la institución de la
Orden de los Libertadores.
• Quinta parte: en la que expone su parecer en relación con
la deuda nacional y su proyección emocionada de la Gran
Colombia.
Puede afirmarse sin rubor que el Discurso de Angostura, siendo
extenso si lo miramos desde una perspectiva más actual en la
que las construcciones apuestan por la brevedad, es un ensayo

378
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

perfecto cuya estructura responde a la concepción tradicional de


los discursos políticos y académicos de la época.
El Discurso se introduce desde una muy determinante pri-
mera persona, lo que luego se constituirá en una declaración de
principios. Llama poderosamente la atención el uso de la primera
persona; expliquemos un poco por qué. Sobre este particular,
María Jesús Fernández García5 afirma que la enunciación supone
un acto individual; la implicación del locutor en su propio discur-
so, de una forma u otra, es inevitable; sin embargo las marcas de
esa presencia pueden ser más o menos abundantes dependiendo
de las intenciones discursivas. En el caso del Discurso que nos
ocupa, la primera persona es predominante, pero acerca de este
punto ahondaremos en líneas siguientes.
Compuesto por 10.303 palabras en su cuerpo, las emociones
representadas en etiquetas lingüísticas concretas resumen su pre-
sencia como sigue:

5 María Jesús Fernández García. Enunciación y discurso político. Anuario


de estudios filológicos, vol. 16, 1993, pp. 91-104.

379
Discurso de Angostura

IDEAS FUNDAMENTALES

PLANTEA LA IDEA DE UN GOBIERNO REPUBLICANO

En el Discurso, Bolívar renuncia al mando supremo, propone


un gobierno republicano, en el que se reconozca la soberanía
del pueblo; que haya libertad civil y libertad de los esclavos; que
además de los poderes Ejecutivo y Judicial, haya también un
Poder Moral que sea la base de la moralidad y la educación. En
relación con la necesidad de un Poder Moral, muchos estudiosos
lo ven como un ascendiente de la obra de Rousseau y del Emilio,
específicamente. Mirémoslo:
Los 42 artículos que conforman el proyecto del Poder Moral
desarrollan minuciosamente una de las ideas más caras a la pe-
dagogía política jacobina, tomada a su vez del capítulo 7 del libro
IV de El contrato social, a saber, la institución de una instancia de
control de la moralidad pública, que actúe en nombre del sobera-
no y garantice la pureza, la transparencia, de las prácticas sociales.
La imposición de esta moral, formal puesto que viene definida por
el poder político y se expresa en el hierático lenguaje de la ley, está
justificada por razones de Estado. Es la virtud sancionada por la
coerción. “Si hay alguna violencia justa, es aquella que se emplea
en hacer a los hombres buenos y, por consiguiente, felices”6.
En relación con el republicanismo de Simón Bolívar, Miguel
Malagón Pinzón7 asevera que: Nosotros tenemos otros argumen-
tos que nos llevan a plantear que la ideología de Simón Bolívar
perteneció al pensamiento republicano, y no a las ideas liberales.
Republicanismo que se origina en Roma, que será exaltado por
Maquiavelo y que tendrá en Rousseau y en Robespierre a algunos

6 Hernando Valencia Villa, La Constitución de la quimera: Rousseau y la


república jacobina en el pensamiento constitucional de Bolívar (pp. 41-
60). Bogotá: La Caja de Herramientas, 1982, p. 78.
7 Miguel Malagón Pinzón. El pensamiento republicano de bolívar en el
proyecto constitucional de Angostura de 1819 y en la Constitución bo-
liviana de 1826. Revista de Derecho, Universidad del Norte, 2007, 27:
98-133.

380
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

de sus más grandes representantes. Es por esto que estos últimos


pensadores serán solo algunos de los exponentes de esta ideolo-
gía y no unos filósofos liberales, como erradamente han pensado
otros analistas.
Bolívar es determinante en la necesidad del gobierno republica-
no, y para su justificación echa mano de la historia. Atenas, Grecia,
China, Esparta, Venecia, Roma, Francia e Inglaterra apuntalan su
Discurso y sirven de evidencia empírica para su argumentación.
Como ejemplo, la siguiente alusión:

Atenas nos da el ejemplo más brillante de una Democracia Absoluta,


y al instante, la misma Atenas, nos ofrece el ejemplo más melan-
cólico de la extrema debilidad de esta especie de Gobierno. El más
sabio legislador de Grecia no vio conservar su República diez años, y
sufrió la humillación de reconocer la insuficiencia de la Democracia
absoluta, para regir ninguna especie de sociedad, ni aun la más culta,
morigera y limitada, porque sólo brilla con relámpagos de Libertad.
Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al mundo; y le ha
enseñado, cuán difícil es dirigir por simples leyes a los hombres8.

Con respecto a esta idea afirma Malagón Pinzón9 que basándo-


se entonces en estos dos modelos republicanos, Bolívar propuso el
establecimiento de un Senado hereditario, que vendría a consti-
tuirse en un cuerpo que oficiaría de árbitro en los enfrentamientos
políticos entre el gobierno y el pueblo. Este cuerpo sería el aliado
del primero, evitando las invasiones del pueblo contra la jurisdic-
ción y sus magistrados. Y con respecto al segundo, se constituiría
en un fiel seguidor de sus intereses y de sus sentimientos. Insti-
tuido como poder neutral, la elección de sus miembros no podía
quedar en manos de ninguno de estos dos poderes políticos.

8 Simón Bolívar. Escritos políticos (pp. 61-62). 1989, Bogotá (s/e).


9 Miguel Malagón Pinzón. El pensamiento republicano de Bolívar en
el proyecto constitucional de Angostura de 1819 y en la Constitución
boliviana de 1826. Revista de Derecho, Universidad del Norte, 2007 27:
98-133.

381
Discurso de Angostura

LA AUTORIDAD Y SUS IMPLICACIONES

Piar gana la Batalla de San Félix, se sitia Angostura y los patrio-


tas salen victoriosos. Bolívar lo ve como una oportunidad única
de reunir fuerzas y desde una sabiduría añeja renuncia al mando
supremo; propone un gobierno republicano, en el que se reconoz-
ca la soberanía del pueblo, que haya libertad civil y libertad para
los esclavos; que además de los poderes Ejecutivo y Judicial, haya
también un Poder Moral que sea la base de la moralidad y la edu-
cación. Sostiene Bolívar que “moral y luces son nuestras primeras
necesidades”.
Afirma la necesidad de la oxigenación de las figuras de autori-
dad, señala que la idea de que se gobierne por demasiado tiempo
puede anquilosar la capacidad de respuesta y el espíritu crítico
de las masas, así como también hacer sentir demasiado cómodo
a quien gobierna en posiciones determinantes. Su apuesta es por
una sólida moral, innata o adquirida. Una moral que oriente de
manera clara la conducta de los ciudadanos.
La moral es un conjunto de normas que se respetan, general-
mente en forma espontánea, como buenas costumbres; su aplica-
ción no suele suscitar ninguna reflexión teórica crítica susceptible
de cuestionarla en su fundamento10. Esta –la moral– deriva en la
capacidad de hacer juicios morales para distinguir claramente
entre lo reprochable y lo que no lo es. Y las luces, asumidas en este
contexto como el quiebre de lanza del Libertador por la necesidad
de la educación, como práctica y espacio para la formación de
estos nuevos republicanos.

LA FELICIDAD

Es interesante la presencia de los argumentos emocionales en


el Discurso de Angostura. La palabra felicidad aparece en once oca-
siones representada como un bien y un derecho al que todos, sin

10 Adela Cortina. Ética sin moral. 3.a edición. Madrid, Tecnos, 1990, pp.
29-30.

382
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

distinción, debemos tener acceso. El sistema político –y su efec-


tividad– será determinado, desde esta construcción, como aquel
que pueda garantizar la mayor suma de felicidad posible para
quienes decidan abrazarlo.
Esta felicidad está abisagrada con la igualdad, una a la que se
accede por derecho y de la que debe disfrutarse sin más limitacio-
nes que aquellas derivadas del derecho ajeno. Su postura ante la
esclavitud está alineada con este concepto. En el Discurso plantea
la libertad de partos o vientres, por lo cual todo hijo de esclava, a
partir de aquel año, nacía libre.
El Discurso de Angostura, pronunciado el 15 de febrero de
1819 ante el Congreso recién instalado en la ciudad homónima
venezolana, es la pieza oratoria más importante del principal
conductor de la emancipación suramericana respecto del dominio
colonial español. De esa asamblea habría de derivarse la creación
de la Gran Colombia. En él, el Libertador se pronuncia a favor de
la democracia, mantiene su preferencia por el centralismo y se
inclina por un poder ejecutivo al estilo británico en el territorio
nacional.

CONTEXTO DE SU CONSTRUCCIÓN

El contexto del Discurso son las guerras de Independencia


de Venezuela y de la Nueva Granada. Carlos Pereira11 lo descri-
be como sigue: En ese momento el actual territorio del Ecuador
estaba totalmente bajo el dominio español, y Nueva Granada tenía
una representación puramente nominal en el Congreso. Sin em-
bargo en lo que tiene que ver con Venezuela y Nueva Granada, la
unión ya era un hecho cumplido, por la forma en que la lucha por
la independencia se había librado, con ejércitos compuestos in-
discriminadamente por venezolanos y neogranadinos yendo y vi-
niendo a través de los límites de los dos países y con la aceptación

11 Carlos Pereira. Historia de América española. Tomo VI. Madrid, 1925,


p. 245 y ss.

383
Discurso de Angostura

por parte de ambos del comando supremo del Libertador venezo-


lano Simón Bolívar […].
El primero de octubre del año anterior el Libertador Simón
Bolívar, jefe supremo de la República, se dirige desde Angostura
a los miembros del Consejo de Estado proponiéndoles convocar
al Congreso de la República de Venezuela. Consideraba Bolívar
que de esta forma se restauraría la institucionalidad republicana,
aunque el país, decía, no gozaba todavía de la necesaria tranquili-
dad para deliberar con inteligencia y acierto. Guerreros y ciudada-
nos pacíficos, afirmó, todos debemos ocuparnos de la salud de la
patria.
El 19 del mismo mes el capitán general de Venezuela, Salvador
Moxó, desde Caracas, ordena a los tenientes de gobernador de
las provincias suscribirse a la Gaceta de Caracas, a fin de que los
habitantes de las mismas sepan y entiendan las noticias públicas,
conozcan el verdadero estado de sus intereses, y no puedan ser
fascinados por los papeles que hacen correr los revolucionarios.
Es el 20 de noviembre del año 1818 cuando Simón Bolívar, jefe
supremo de la República de Venezuela, lanza en Angostura su
Declaración de Angostura en la que afirma que Venezuela es, por
derecho divino, un Estado independiente, libre y soberano.
De este tema opina Aníbal Romero12 señalando que conviene
recordar las circunstancias en que Bolívar escribió y luego pro-
nunció su Discurso, el 15 de febrero de 1819. Faltaban todavía
–puntualiza– más de cinco años para que tuviese lugar la batalla
de Carabobo, y no habían acontecido aún el paso de los Andes y
la batalla de Boyacá. Las regiones más significativas de Venezuela
en los planos político y económico, así como las más pobladas, se-
guían bajo dominio español, y Morillo tenía razones para sentirse
confiado acerca de la estabilidad de su control. Para ese momento,
Bolívar era un general que acumulaba en su haber derrotas im-
portantes. Había sido testigo del fin de dos Repúblicas, la primera
en 1812 con la capitulación patriota, y la segunda en 1814, arras-

12 Aníbal Romero. “La Venezuela que quería Bolívar”. En: Revista Zeta.
2004 (4-8).

384
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

trada por el huracán de la guerra social encabezada por Boves.


La ayuda haitiana y las expediciones de los Cayos, entre 1815 y
1816, lo habían conducido a establecer su presencia de nuevo en
Venezuela, y una mezcla de circunstancias y de talento estratégico
lo llevaron a mover el centro de gravedad geográfico de la acción
patriota hacia la zona de Guayana en 1817.
Todo esto y la necesidad de dar forma concreta al modelo de
naciente nación sirven de contexto para que en febrero del año
siguiente, en la misma ciudad, proclame el Discurso que ocupa
nuestro estudio.

TEORÍA DE LAS EMOCIONES

El vínculo entre el Discurso y las emociones es de longevo


origen. En este sentido, y en relación con el concepto –teoría de
las emociones– afirma Nicolás Bermúdez13 que la teoría de las
emociones registra una existencia de larga data en el interior de
la filosofía, al punto que los desarrollos que el tópico encontró en
diferentes disciplinas resultan impensables sin la remisión a los
estudios de Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, Leibniz, Hume,
Spinoza y otros. Del Arte de la Retórica de Aristóteles, señala:
agrupa las pruebas obtenidas por medio del discurso en tres
tipos, cada uno correspondiente a distintos polos (locutor/ethos,
alocutario/pathos, discurso/logos) de la actividad pragmática: “…
las primeras están en el carácter moral del orador; las segundas en
disponer de alguna manera al oyente, y las últimas se refieren al
discurso mismo, a saber, que demuestre, o parezca que demues-
tra” (L1, 1356 a). Es decir, el orador debe reflexionar sobre las
emociones capaces de afectar al auditorio que tiene enfrente.
Como se infiere, las emociones como elemento subjetivo se im-
brican con el discurso sea la naturaleza de este –la que correspon-
da– tan antigua como el desarrollo de la retórica como práctica.

13 Nicolás Bermúdez. “Las emociones en el discurso”. Acta Poética 35.


Enero-junio 2014 (11-43).

385
Discurso de Angostura

Christian Plantin establece un concepto importante para


comprender la teoría de las emociones14: La pasión: “la pasión
es una categoría explicativa [dice], se reconstruye y presupone
necesariamente a partir de sus manifestaciones. La pasión en el
discurso es solo posible cuando esta construcción y reconstruc-
ción se basa en emociones compartidas”. Pilar Medina afirma que
entre los individuos pertenecientes a un mismo (o similar) marco
cultural, el implícito de compartir dicho marco facilita la posibili-
dad de cierta semejanza en un conjunto de referentes emocionales
compartidos, que se traduce, a un nivel inmediato, en un similar
vocabulario emocional. También la cultura proporciona las bases
para un vocabulario emocional, es decir, el conjunto de vocablos
que traducen en palabras el conjunto de emociones, sentimientos
y pasiones que aquella cultura considera relevantes y necesarios
para la elaboración del sentir en aquella sociedad. Disponer de
palabras que traducen mi emoción y captar la comprensión de mi
sentir en la mirada del otro viene facilitado si uno y otro compar-
timos unos mínimos referentes emocionales15.
Ahora, ¿cuáles son los referentes emocionales compartidos a
los que alude Simón Bolívar? ¿Cuál es el vocabulario emocional
utilizado? ¿Quiénes eran la audiencia de Bolívar? ¿Compartían
estos referentes?
Para escuchar su Discurso se reunieron 26 representantes de
los 30 electos, quienes representaban las provincias de Caracas,
Cumaná, Trujillo, Margarita, Barinas, Barcelona y Guayana, por el
Estado de Venezuela (actual República Bolivariana de Venezuela),
y la provincia del Casanare por las Provincias Unidas de la Nueva
Granada llamado Estado de la Nueva Granada (actual República
de Colombia). Francisco José Zea, Diego Bautista Urbaneja, Luís
Tomás Peraza, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño figuran entre los

14 Christian Plantin. Les bonnes raisons des émotions. Principes et méthode


pour l’étude du discoursmotionné, Berna, Peter Lang, 2011.
15 Pilar Medina. Las emociones como barreras y como accesos a la diversi-
dad cultural. Congreso: Comunicación y Diversidad Cultural. 2004.

386
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

nombres de los representantes de las provincias que sirvieron de


público al Discurso.
Todos ellos personajes destacados del momento y de las cir-
cunstancias que después se desencadenarían; sin embargo, el
marco cultural en el que cada uno de ellos se forma y vive no es el
mismo. La emoción en el Discurso es una herramienta discursiva
efectiva si el marco de emociones es compartido; si no lo es, no
pasa de ser una hermosa construcción que no cumple con su pro-
pósito. Lo mismo ocurrirá con los conceptos complejos, a los que
también se hace alusión en el Discurso.
Siendo receptores de un discurso –cualquiera que este sea–, en
primer lugar, queremos entender; luego, podemos comprender
y, en ocasiones, somos capaces de compartir. Pero entender sin
comprender y comprender sin compartir puede ser uno de los
obstáculos más fuertes en el logro de los propósitos de un discur-
so. El compartir el marco de las emociones y su significado es de
importancia capital para el logro de los propósitos de quien diseña
un discurso. Difícil, utópico, ciertamente, pero estar conscientes
de esta complejidad hará de la selección de nuestras construccio-
nes argumentativas un proceso más efectivo.
Pilar Medina ilustra de manera muy efectiva el papel de las
emociones compartidas y el marco que ellas proporcionan al
manejo de las mismas en un discurso:

Hace poco recibimos una de estas historias que circulan por el cibe-
respacio. Dice así: “Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de
un pariente, cuando ve a un chino poniendo un plato con arroz en la
tumba vecina. El hombre se dirige al chino y le pregunta:

“—Disculpe señor, pero ¿cree usted que, de verdad, el difunto vendrá


a comer el arroz?

“—Sí –responde el chino–, cuando el suyo venga a oler sus flores…”

Más allá de la falta de entendimiento y comprensión, lo que com-


parten ambos protagonistas de este breve cuento es el homenaje que

387
Discurso de Angostura

cada uno, a su manera y con sus formas, ofrece a sus muertos. Cam-
bian los escenarios, pero no las tramas16.

Del mismo modo que cada protagonista de la historia asumía


de manera distinta el homenaje que quería rendir al ser querido, y
de la misma forma en que cada uno de ellos coincide en el hecho
de querer rendirlo, se pone en evidencia cómo al usar las emocio-
nes como herramienta argumentativa tal vez se conecte con algún
referente; pero este no tiene necesariamente que tener las mismas
implicaciones. Ambos piensan y comparten la necesidad de rendir
homenaje a quienes no están, pero sin duda cada uno lo asume de
manera muy distinta.
El compartir los referentes emocionales hace legítimo el dis-
curso. En este sentido Foucault17 afirma que

… en el discurso no es el sistema de su lengua, ni en general las reglas


formales de su construcción, (…) [la preocupación radica en] saber
lo que lo hace legítimo, o le confiere inteligibilidad permitiéndole
servir en la comunicación. La cuestión que [se plantea] no es la de los
códigos sino la de los sucesos: la ley de existencia de los enunciados,
lo que los ha hecho posibles, las condiciones de su singular emergen-
cia, su correlación con otros sucesos anteriores o simultáneos discur-
sivos o no.

La carga emocional puede ser una poderosa catalizadora para


transmitir el mensaje del orador o escritor. Es la emoción lo que
permite generar empatía entre individuos, pues no hay nada más
común a los seres humanos que la cualidad de poder sentir ira,
alegría, tristeza, miedo o asco. Luego, a través de dicha empatía se

16 Ibidem, p. 6.
17 Claudia Möller. “Entre Foucault y Chartier: Hacia la construcción del
concepto de apropiación”. Tiempos Modernos: Revista Electrónica de
Historia Moderna, 2 (3). 2001. Disponible en: http://www.tiemposmo-
dernos.org/include/getdoc.php?id=69article=14mode=pdf

388
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

genera lo que Bolívar18 llama “comunidad de sentimiento”, pues


intenta generalizar las emociones por medio del discurso, aso-
ciándolas con un contexto específico.
En efecto, la psicología social de la emoción ha demostrado
que los procesos, los determinantes y las consecuencias de las
emociones se desarrollan en la interacción a través del lenguaje.
La utilidad de examinar cuidadosamente el lenguaje ordinario,
estriba en que por lo general le proporciona una pista de las distin-
ciones que desde el punto de vista teórico es importante tener en
cuenta. Sabemos bastante de los seres humanos y tal conocimien-
to está implícitamente incorporado a nuestro lenguaje, afirma
Richard Peters19.
El Discurso de Angostura dice todo de Simón Bolívar. No solo
el manejo que hace de las emociones, sino todo lo que pensó para
su proyecto de nación. El uso específico que hace del lenguaje,
vinculándose en primera persona con todo lo que afirma y senten-
cia, es profundamente revelador. Sus emociones son, sin duda, el
catalizador que permite llegar más rápido y mejor a la audiencia.
A diferencia de otros discursos en los que se hace uso de los
referentes emocionales para no profundizar en los temas medu-
lares e importantes, este Discurso se caracteriza por la presencia
ineludible de las emociones y también por un andamiaje teórico y
de evidencias empíricas contundente. En él hace un uso consciente
e intencionado de las emociones y, como señala Patrick Charau-
deau20, las emociones se inscriben en un marco de racionalidad por

18 Íngrid Bolívar. Discursos emocionales y experiencias de la política. Las


Farc y las AUC en los procesos de negociación del conflicto (1998-2005).
2012, Bogotá D.C.: Universidad del Externado.
19 Richard Peters. The Concept of Motivation. Routledge & Kegan Paul.
1958, p. 89.
20 Patrick Charaudeau. “Las emociones como efectos de discurso”. Revis-
ta Versión, n.° 26, junio 2011, La experiencia emocional y sus razones,
pp. 97-118, UAM, México.

389
Discurso de Angostura

el hecho de que “contienen en sí mismas una orientación hacia un


objeto”21, del cual toman su propiedad de intencionalidad.
Es porque las emociones se manifiestan en un sujeto “en fun-
ción” de alguna cosa que él se imagina que ellas pueden denomi-
narse intencionales. La lástima o el odio que se manifiesta en un
sujeto no es el simple resultado de una pulsión; no se mide úni-
camente en relación con una sensación de enardecimiento debido
a un acceso de adrenalina, sino que está vinculada a la represen-
tación de un objeto hacia el cual se dirige el sujeto o al que busca
combatir.
El objetivo de Bolívar está más que claro; se trata de dibujar
frente a los representantes de las provincias el proyecto de nación
desde el principio hasta el final. Charaudeau agrega en este senti-
do que:
• El cómo imponer su persona de sujeto hablante al otro res-
ponde a la necesidad que el sujeto hablante tiene de que se
le reconozca como una persona digna de ser escuchada (o
leída), ya sea porque se le considera creíble, ya sea porque
se le puede otorgar confianza, o bien porque representa un
modelo carismático que convoca al sujeto receptor a que
se identifique con el sujeto hablante. Eso supone que este
último tiene que construir una imagen de sí mismo que
tenga un cierto poder de atracción sobre el interlocutor o
su auditorio. Se trata de la problemática del ethos.
• El cómo conmover al otro es el objetivo que se plantea el
sujeto hablante para hacer que ese otro no piense y se deje
llevar por los movimientos de su afecto. El sujeto hablante
se vale, entonces, de estrategias discursivas que tienden a
provocar la emoción, los sentimientos, del interlocutor o
del público con el fin de seducirlo o, por el contrario, hacerle
sentir miedo. Se trata de un proceso de dramatización que

21 Martha Nussbaum. Les émotions commejugement de valeur. La cou-


leur des pensées. Sentiments, émotions, intentions. Raisons pratiques,
EHESS, París, 1995, p. 24.

390
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

consiste en provocar la adhesión pasional del otro alcanzan-


do sus pulsiones emocionales. Es la problemática del pathos.

HERRAMIENTAS RETÓRICAS

Javier de Santiago22 define a la retórica como sigue:

La retórica se basa en la conjugación del estudio de la sociedad de


su tiempo, de aquellos argumentos que tocan las ideas sociales del
individuo, de aquellos otros que mueven los sentimientos sociales y
universales para aplicarlos al discurso. Y, una vez que estudian por
qué los discursos alcanzan el éxito, teniendo en cuenta esos condi-
cionamientos genéticos y sociales, se crean discursos, con diversas
técnicas lingüísticas, adecuados a cada situación.

La selección de esos argumentos que llegan de manera efectiva


a la audiencia y la efectividad que se estima que estos tendrán, son
las herramientas retóricas. Estas son múltiples y variables depen-
diendo de las propiedades del receptor. Conmover, generar empa-
tía, emocionar, despertar solidaridad, admiración, puede lograrse
haciendo un uso consciente de estas herramientas.

EL USO DE LA PRIMERA PERSONA

Las personas en el discurso denotan la relación existente entre


lo escrito y quien lo ha generado. Los textos de orientación ma-
gistral o académica como el que ocupa nuestro análisis usan –por
tradición no declarada– la tercera persona.
Tusón y Calsamiglia23 definen a la tercera persona, como la
persona ausente, como la no persona. En este particular señalan

22 Javier de Santiago. Entre Olózaga y Sagasta: Retórica, prensa y poder.


Instituto de Estudios Riojanos. N.o 14, de la Colección Quintiliano de
Retórica y Comunicación, Logroño, 2011.
23 Helena Calsamiglia y Amparo Tusón. Las cosas del decir. Manual de
análisis del discurso. Barcelona, Ariel Lingüística, 2001, p. 136.

391
Discurso de Angostura

que cuando se usa la tercera persona, no hay alusión al prota-


gonista de la enunciación. Se genera de manera inmediata una
distancia o ausencia de sentido de pertenencia con lo declarado
en el texto, hasta el punto de que quien lo lee podría ser perfecta-
mente eso, solo un lector. Desde este punto de vista, al borrarse los
protagonistas de la enunciación, esta aparece huérfana de padre y
madre, sin nadie a quien imputar los efectos de su acción.
Generalmente, los discursos como el de Angostura tienen este
tenor; podrían ser definidos como neutros, persiguen informar,
formar, aseverar, describir y de allí no pasan. Se supone que este
tratamiento coadyuva en la objetividad de lo abordado, dando
mayor rigurosidad a lo declarado. Ese no es el caso de esta cons-
trucción discursiva. Simón Bolívar comienza y termina con una
contundente e ineludible primera persona.
Benveniste24 llama a la inclusión del Yo en el discurso la sub-
jetividad del lenguaje. En este caso el acto enunciativo sí tiene
protagonista. La persona que lee o habla en este caso no es un ente
intangible, sabes su nombre y de qué declaraciones se apropia.
Existe en este caso un sujeto discursivo concreto, delimitado y au-
torreferencial. Bolívar en el Discurso de Angostura usa de manera
predominante la primera persona, delimitando de esta forma que
cada una de sus afirmaciones le pertenecen a él y que además no
requiere que nadie lo acompañe o valide en ellas.
El uso de la primera persona en este caso es comprometido y
arriesgado. No solamente se adueña de lo que dice, sino que se lo
impone a los demás. Está presente el uso del nosotros y del posesi-
vo nuestro, pero solo cuando habla en relación con las necesidades
del país, utiliza un “nosotros inclusivo”.

LIBERTAD

Los modos de decir o expresar tienen el propósito de resultar


atractivos y persuadir a quien escucha o lee. Hay enunciaciones

24 Emile Benveniste. Problèmes de linguistique générale I, París, Galli-


mard, 1966, p. 78.

392
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

que se realizan con ese específico propósito: fascinar, persuadir.


De los conceptos, en este caso el sustantivo abstracto más usado
en el Discurso de Angostura, es la polisémica libertad. Asumien-
do la comunidad de referentes emocionales, abordar un concepto
tan complejo desde antiguo como este deriva en complicaciones
que describiremos a continuación.
Jacobson25 afirma que el uso de este tipo de enunciados cumple
una función poética en el lenguaje. Lo que se persigue en este caso
es manipular al que lee y embellecer el lenguaje utilizado.
¿Existía la posibilidad de que los asistentes a la declamación del
Discurso, o quienes lo hemos leído décadas después, concibamos
la Libertad de la misma forma? ¿A qué aludía Simón Bolívar al
repetir tantas veces este polisémico concepto? Cada vez que esta
palabra era pronunciada funcionaba, y funciona, como un búme-
ran que se llena y se vacía de diferentes significados. Cada persona
que escucha esta palabra usará sus particulares preconceptos para
darle significación: su edad, su formación, su condición social,
su ideología; cada uno de estos elementos teñirá de referentes su
interpretación.
Existen numerosos estudios que abordan la definición del tér-
mino libertad a lo largo del tiempo: Heráclito, Aristóteles, Platón,
Rousseau, Kant y pare usted de contar; cada uno de ellos se apro-
xima preñándolo de condicionantes diferentes en cada contexto;
de allí lo temerario de su uso tan repetido. ¿A qué libertad alude
Bolívar? ¿La libertad de quién? ¿La libertad para hacer qué cosas?
¿Está este concepto imbricado con la igualdad? Y si es así, ¿hay
alguna posibilidad de que existiera en ese contexto?

EL PUEBLO / REPÚBLICA

Las palabras pueblo y república son metacolectivos singulares.


Los denominados “metacolectivos singulares” son –para Eliseo

25 Roman Jakobson. Linguistics and Poetics. T. Sebeok (ed.), Style in Lan-


guage, 1960, pp. 350-377, MIT Press, Cambridge.

393
Discurso de Angostura

Verón26– aquellas entidades usadas en el discurso político que


fundan la identidad de los enunciadores, no admiten cuantificación
y difícilmente la fragmentación. Este pueblo del que habla Bolívar,
¿a quién incluye?, ¿cómo es definido este pueblo? Y esta República
de la que habla Bolívar, ¿cómo está definida?, ¿coinciden todos en la
misma concepción de República a la que alude Bolívar?
En este caso ambos se resignifican como metacolectivos
amplios. Ambas entidades tienen como función primordial la
inclusión, es decir, figurativizan un “nosotros inclusivo”, un yo que
envuelve al tú como sujeto de la enunciación.
Verón27 sostiene que el discurso político se caracteriza por
hacer presente no solo a un destinatario al que se busca persuadir
o al que se lo considera parte del colectivo de identificación del
enunciador, sino también a un adversario con el que se polemiza.
En la audiencia que escucha al Libertador de seguro se encuen-
tran entonces y ahora los siguientes tipos de destinatarios:
Prodestinatario: el partidario, aquel con quien el enunciador
comparte sus creencias e ideas. El lazo entre ambos reposa en lo
que se ha llamado la creencia presupuesta.
Contradestinatario: el destinatario negativo. El lazo entre el
contradestinatario y el enunciador reposa en la hipótesis de una
inversión de la creencia.
Paradestinatario: el indeciso, aquel que, si decide, decide a
último momento y permanece en posición de escucha. El lazo entre
ambos reposa en la hipótesis de una suspensión de la creencia.

CONCLUSIONES

El recorrido que hemos hecho nos permite extraer las siguien-


tes reflexiones:

26 Eliseo Verón. La palabra adversativa. Observaciones sobre la enun-


ciación política. En Eliseo Verón, Leonor Arfuch y otros. El discurso
político. Lenguajes y acontecimientos, Buenos Aires, Hachette, 1987.
27 Ibidem, p. 78.

394
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

1. El análisis del Discurso de Angostura muestra cómo Simón


Bolívar se preocupa por la consolidación de una idea de Repú-
blica, aun cuando sabe que no cuenta con el apoyo de todos. El
empleo, en el plano del enunciado, de los distintos componentes
(descriptivo, didáctico, programático e interpelativo o pres-
criptivo) construye una red de relaciones con las entidades del
imaginario, a saber: el colectivo de identificación, marcado por
el “nosotros” del discurso seleccionado; entidades más amplias
de identificación que menciona el enunciador al decir Venezuela;
el empleo de metacolectivos singulares al dirigirse al “pueblo”
y el uso de formas nominales como imperio, patria o ciudadano
para explicar no solo el presente sino también el pasado, lanzando
además su proyección de República al futuro.
2. Todo ese conjunto de expresiones configuran un ethos o
figura discursiva que identifica a Simón Bolívar como un ciudada-
no más. Alguien, como la mayoría, que desea no solo consolidar
las instituciones democráticas sino también hacer colectiva y
compartida esa idea de República en la que se detiene explicando
prolijamente sus características.
3. La finalidad argumentativa del disertante es demostrar que
una República es posible si se abrazan esas condiciones de cohe-
rencia, formación, desapego al poder y la moralidad que describe
en el texto.
4. La apelación al componente prescriptivo por el cual entreteje
el orden del deber y, en este caso, de cada ciudadano venezolano,
dibuja como “necesario” acompañar el programa de gobierno
establecido, puesto que solo aspira consolidar la democracia y
el modelo de República, y ¿quién no quiere eso para el país? Esa
construcción argumentativa no deja a nadie por fuera puesto que
el prodestinatario es el partidario de la democracia. De la misma
manera, persuade al paradestinatario –aquel que ha suspendido
su creencia y que duda en apoyarlo– de que el camino emprendi-
do es el correcto puesto que –como todo buen ciudadano– piensa
en el futuro de sus hijos en un contexto óptimo.
Asimismo para contrarrestar las críticas del contradestinatario,
el discurso de Bolívar lo incluye en el colectivo de identificación;

395
Discurso de Angostura

ellos, como él y todos los presentes en el acto, son “pueblo” y, por


lo tanto, defienden o defenderán el sueño común. Se neutraliza el
Otro negativo, a través del uso preponderante de la primera perso-
na, lo cual le permite al discurso mantenerse hegemónico.
5. La lectura del pasado que realiza es en función de un presen-
te, explica el presente y permite proyectar el futuro. La mirada al
pasado es promesa que se dibuja en forma constante en su discur-
so y hasta el final del mismo.
6. Finalmente, el análisis de este discurso, aun con sus limita-
ciones, nos invita a pensar en la fuerza de los discursos políticos
para mantener la hegemonía de un proyecto de gobierno; así tam-
bién moviliza ciertos interrogantes como los siguientes: ¿Hasta
qué punto el discurso político logró en su momento los objetivos
que sin duda Bolívar se planteó? En consecuencia, ¿qué relación
hay entre el proyecto de República planteado por Bolívar y lo que
se concreta después? ¿Fracasó Simón Bolívar con su discurso o su
palabra no supo llegar de manera asertiva a hacerse uno con ese
pueblo que tanto menciona?
Concluimos con las brillantes palabras de Aníbal Romero28
en su análisis del Discurso de Angostura que encapsulan también
nuestras preocupaciones: Bolívar impulsó decisivamente la In-
dependencia, pero las estructuras de legitimidad derribadas no
volvieron a brotar en una dirección renovada y estable. Lo que
se fue se perdió para siempre, y lo que nació vino envuelto en los
conflictos e iniquidades de una Historia Patria que todavía hoy
experimenta los dolores de parto de una Libertad que no parece
germinar plenamente en nuestra tierra, asolada de desencantos.
Hoy más que nunca, las palabras de Bolívar requieren de quien
las lleve a una esperanzadora realidad. No basta con usar sus
frases como anestesia de la criticidad, no basta sacarlas de contex-
to haciendo uso del más patético fundamentalismo. Es hoy urgen-
te, como nunca, hacer introspección de sus adelantadas denuncias
y despertar.

28 Aníbal Romero, La Venezuela que quería Bolívar, Revista Zeta, 2004,


4-8.

396
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

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Discurso de Angostura

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398
LA INVESTIGACIÓN Y LA DOCENCIA
GEOHISTÓRICAS APOYADAS EN EL CONGRESO
Y EL DISCURSO DE ANGOSTURA
Omar Hurtado Rayugsen
Bolívar si concibe el espacio desde una perspectiva
sociopolítica, al nuestro lo incluye dentro de la tipología
de un espacio republicano, igualitario, realista
y democrático popular.

Ramón A. Tovar
Lo geográfico

La República Bolivariana de Venezuela se encuentra, desde el


año 2010, celebrando la década del Bicentenario, dedicada a exal-
tar los doscientos años de la magna gesta que nos llevó a alcanzar
la independencia política. De esta manera estamos conmemo-
rado el luminoso amanecer que nos instaló entre las naciones
soberanas del mundo. En esta oportunidad queremos enaltecer
lo correspondiente a la instalación del Congreso de Angostura, el
15 de febrero de 1819, y la emisión del Discurso de apertura pro-
nunciado por el Libertador. Tal efeméride constituye una ocasión
propicia para que propugnemos la utilización de tales eventos
como recurso pedagógico para la aplicación del método geohis-
tórico, tanto para el inquerimiento como para la enseñanza en los
diferentes niveles del sistema educativo nacional.
Con esta propuesta buscamos confrontar el tradicional manejo
de las disciplinas relacionadas con la formación de la conciencia
patria. Tal es la finalidad central avanzada por nuestro Maestro,
identificada en el epígrafe inicial, desde comienzos de la década de
los sesenta del pasado siglo. Con ella propone que desmontemos
la estructuración parcelada, desconectada de la realidad, asumida
desde nociones negadoras de la articulación del conocimiento,
descontextualizada con respecto al acontecer a diversas escalas,
centralizadora del abordaje del enfoque historiográfico, negadora
de los aportes de los espacios interioranos, afincada en la secuen-
cia en perspectiva, deficitaria en cuanto a vocabulario propio, y
carente de suficientes propósitos cuestionadores de la realidad que
vivimos y, a la vez, formativos de los futuros ciudadanos.

401
Discurso de Angostura

Los asertos anteriores constituyen los ejes transversales del


pensamiento de Ramón Tovar, tanto en su vertiente geohistórica
como en la pedagógica, desde sus producciones iniciales hasta
los momentos culminantes de su brillante existencia. En efecto, el
primer libro que nos regala, aunque es el informe de un trabajo de
campo adelantado con sus alumnos del Seminario de Geografía
de Venezuela del año lectivo 1957-1958, nos permite identificar
las tempranas notas indicativas de una técnica de comprensión de
la espacialidad con un criterio diferenciado del dominantemente
fisiográfico que primaba para el momento. Así lo destacan los par-
ticipantes, en lo que podemos considerar la parte conclusiva de la
comentada actividad, cuando asientan: “… no podría marginarse
el enfoque del elemento humano, el agente modificador del paisaje
natural, el parcelero”1.
Transcurridas seis décadas del trabajo anterior, encontramos al
Maestro ratificando las referidas directrices, con la sedimentada
convicción de haber establecido las líneas clave de una innovadora
propuesta metodológica. En esta nueva oportunidad nos dice:

Estamos obligados a crear nuestra propia ciencia. Ella debe respetar


nuestra especificidad; reconocer nuestra individualidad zonal y
[estar] orientada desde las directrices que se extraigan con nuestra
ciencia social. El papel histórico del saber científico está cambiado,
en nuestro tiempo es el “saber social” al que corresponde el rol fun-
damental. Justo es reconocer lo que ya andamos por estos senderos;
pero la realidad, al rebasar al conocimiento científico, lo ha puesto en
indudable estado de crisis2.

En función de los postulados anteriores hemos de colegir


que estamos ante la coyuntural obligación de repensar los

1 Contribución para un Estudio de la geografía del Guárico occidental. Ca-


racas, Publicación del Instituto Pedagógico, 1959. Cursivas en el texto.
2 “La Nueva Ciencia”, en Trascendencia del pensamiento de Ramón Adolfo
Tovar López: La geohistoria y lo pedagógico. Caracas, Ediciones de la
Fundación Escuela Venezolana de Planificación, 2018.

402
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

procedimientos que usamos para la indagación, enseñanza y


extrapolación de la geografía y la historia, así como de las otras
ciencias humanas. Ante la innegable obsolescencia de los que ve-
nimos utilizando desde inmemoriales etapas, estamos ante la obli-
gante disyuntiva de pergeñar propuestas mucho más renovadoras.
Cuando el profesor Tovar nos invita para que desechemos el viejo
conocimiento, nos está exhortando para que creemos una ciencia
nueva; tanto en la visualización de la realidad social, como en los
objetivos que se le asignen, pasando por las vías para alcanzar el
conocimiento, sin dejar de lado la incorporación del léxico propio
y la implementación de las técnicas que les sean propicias. No es
posible, en esta búsqueda, soslayar que la implementación de la al-
ternativa aconsejada parte de una reconceptualización de la cien-
cia, que ha de superar la barda de la fragmentación del conoci-
miento, sustituyéndola por la imbricación noosférica; para la que
no hay noción aislada, vacía ni infuncional. En síntesis, la realidad
es una sola, abordable a escala, con una concepción que convierta
a la ciencia en instrumento correctivo de las disfuncionalidades
asimétricas e inequitativas y que la dote del anhelado principio de
equidad, a todos los niveles, tan soñado por la humanidad.
Las aseveraciones incorporadas constituyen el soporte meto-
dológico en el que pivotearemos la lectura de los acontecimientos
señalados; enfoque que intentamos recomendar a los estudiosos
de las ciencias sociales; sugerencia que orientaremos en tres ejes:
(a) la espacialidad de los sucesos que nos ocupan, (b) el direccio-
namiento de estos en el tiempo y (c) la visualización de ambos
desde nuestra contemporaneidad. Del Maestro logramos captar
que, en materia de recomendaciones sistematizadoras, la vía más
expedita es la confrontación de criterios; con ese ánimo hilvana-
mos los párrafos siguientes.
Numerosos escritos se han elaborado acerca del devenir de
la promisoria Guayana. En los cuales, desde diversos ángulos,
se ha intentado develar cuál ha sido el desenvolvimiento de esta
sección del territorio nacional, cuya evolución cubierta, desde la
imposición del temprano capitalismo en nuestras tierras hasta los
tiempos actuales, ha sido bastante notoria. En los acontecimientos

403
Discurso de Angostura

que nos ocupan se ha insistido en la sustancial manera como la


campaña desarrollada al sur del padre río, en los años finales del
segundo término del siglo XIX, contribuyó a variar la óptica con
que las otras naciones veían la guerra nacional de Independencia,
especialmente Gran Bretaña y los Estados Unidos de América.
Verbigracia, el presidente de este país, en su mensaje al
Congreso de la Unión, como ellos denominan a tal acto, el 2 de
diciembre de 1817, el mismo año de la catalizadora Batalla de
San Félix, señaló que miraban “la confrontación bélica, no como
una insurrección o rebelión ordinaria, sino como una guerra
civil entre contendores casi iguales, con iguales derechos de
beligerantes”3. Por lo que respecta al citado reino, el agente re-
publicano Luis López Méndez encontró menos obstáculos para
contratar empréstitos, organizar expediciones de voluntarios y
realizar envíos de pertrechos y uniformes.
Tal cambio de actitud es explicable porque, a los ojos avizores
de las referidas potencias, no se difuminó la favorable circuns-
tancia que representó el triunfo patriota en la austral provincia, el
consecuente control por estos de esos ricos predios y, sobremane-
ra, el apoderamiento de la inmensa autopista fluvial representada
por el Orinoco. La visión, esencialmente política, del Libertador
no dejó escapar esta favorable coyuntura; por lo que febrilmente
se dedicó a organizar el incipiente Estado, decretar la octava estre-
lla para el pabellón tricolor, diseñar el paso de los Andes, liberar
la Nueva Granada, fundar imprescindibles instrumentos de lucha
en el campo de las ideas, cuyo mayor fruto es el Correo del Ori-
noco, y convocar un Congreso de todas la provincias liberadas,
para que se reuniera en la, a partir de entonces, capital provisional
de la naciente República. Condición política que le fue recono-
cida el primero de noviembre, “mientras los poderes públicos se

3 José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela. Tomo I. Caracas,


Ediciones Sales, 1964.

404
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

trasladaran a Caracas, todavía ocupada por las fuerzas militares de


los monárquicos absolutistas españoles”4.
El primero de octubre de 1818, recién arribado de una no muy
afortunada incursión en la región centro-sur del país, se dirige al
Consejo de Estado diciéndole:

Llamo muy particularmente la atención sobre la inmediata convoca-


ción del Congreso nacional: yo no me he atrevido a resolverla sin oír
su dictamen, no sintiéndome capaz de tomar sobre mí tal responsa-
bilidad o el mérito de tan importante medida. El Consejo, si lo juzga
conveniente, puede nombrar una comisión especial, encargada de la
formación del proyecto y modo de llevar a efecto las elecciones po-
pulares5.

La sugerencia fue tomada muy en cuenta por el órgano con-


sultado, que nombró una comisión integrada por: Juan Germán
Roscio, Fernando Peñalver, Juan Martínez, Ramón García Cádiz,
Luis Peraza y Diego Bautista Urbaneja; la que formuló y aprobó el
requerido instrumento y lo sometió a la autoridad del Presidente,
quien le colocó el ejecútese el 24 del mismo mes.
La convocatoria del Congreso, en medio de las circunstancias
reinantes, la entendemos como una medida de alta política, ase-
veración que puede ser refrendada con el estudio de la coyuntura
que condujo a su citación y las consecuencias que de su actuación
se derivaron. En efecto, para el último tercio del año 18, las únicas
provincias completamente liberadas eran las ubicadas al sur y en
el espacio insular, mientras que en las otras los patriotas no conta-
ban sino con las poblaciones ocupadas por sus tropas. Obviando
esta situación, luego de declarar disuelto el primer Congreso dada
la educación ostensible de los mandatos de sus representantes y
aduciendo la ausencia de condiciones que permitiesen adelantar

4 Santos Rodulfo Cortés. Cronología de Guayana. Caracas, Talleres Es-


cuela Técnica Don Bosco, 2010.
5 Archivo del Libertador. Documentos en línea. Consultados el 17 de
agosto de 2018. Disponibles en: www.archivodellibertador.gob.ve

405
Discurso de Angostura

elecciones de dos grados; se establece la elección directa de treinta


diputados venezolanos, distribuidos en partes iguales entre las
provincias de Margarita, Guayana, Caracas, Barcelona, Cumaná,
y Barinas, dejándose abierta la posibilidad para que Trujillo y
Mérida, cuando estuvieren en aptitud de hacerlo, nombraran
sus correspondientes diputados, e igual número Casanare, que
aunque era neogranadina se consideraba unida con los venezo-
lanos en la guerra. Como manifestación del afloramiento del,
previamente enunciado, proyecto bolivariano de formar un solo
Estado con Venezuela y la Nueva Granada, se invitó a las provin-
cias de esta para que nombrasen sus diputados en la medida que
recobrasen su libertad.
Las elecciones se efectuaron imperfectamente, atendiendo
a las características del momento que se vivía; en muchas de las
mencionadas circunscripciones solo votaron los jefes militares.
En suma, resultaron nombrados como representantes de sus en-
tidades los siguientes diputados provinciales. Guayana: Eusebio
Afanador, Juan Vicente Cardoso, Fernando Peñalver y Pedro León
Torres (posteriormente Manuel Cedeño se incorporó como dipu-
tado por esta sección); Margarita: León Gaspar Marcano, Manuel
Palacio Fajardo, Domingo Alzuru y José Jesús Guevara; Cumaná:
Santiago Mariño, Tomás Montilla, Juan Martínez y Diego de
Vallenilla; Barcelona: Francisco Parejo, Diego Bautista Urbaneja,
Ramón García Cádiz, Eduardo Hurtado y Diego Antonio Alcalá;
Caracas: Juan Germán Roscio, Luis Tomás Peraza, Onofre Basalo,
José España y Francisco Antonio Zea; Barinas: Ramón Ignacio
Méndez, Rafael Urdaneta, Miguel Guerrero y Antonio María
Briceño; Casanare: Zea (este, que inicialmente resultó electo por
Caracas, fue incorporado a la delegación de esta provincia por
ser natural de la Nueva Granada), José María Vergara, José María
Salazar, Vicente Uribe y Antonio Morales6. Al final los electos se
distribuyeron entre veinte civiles y trece militares.

6 Bartolomé Tavera Acosta. Anales de Guayana, tomo II. Ciudad Bolívar:


Tipografía La Empresa, Hermanos Suegart, 1913.

406
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Al haber extendido la representación de los respectivos diputa-


dos a las diferentes porciones de la neonata República, la intención
del consejo redactor del reglamento fue la de quitarles a aquellos
su esencia provincial, con lo que buscó “fortificar los lazos que
unían las provincias con la República, respondían [así] los patricios
de Angostura a la necesidad de solidarizar a todos los pueblos de
América en la empresa libertadora”7. Percepción que les permitió
asociar, solidaria e identitariamente, la causa de Buenos Aires,
México, Chile y Nueva Granada con la de Venezuela.
Dos visiones, separadas por unos treinta y seis lustros, nos
permiten refirmar esta conceptualización; expresada en la convo-
catoria recomendada por el Libertador y en el accionar de los co-
misionados. Veamos cómo un joven historiador actual, cuando se
interna en el proyecto adelantado por Bolívar al convocar el nuevo
congreso, nos dice:

En febrero de 1819… retoma su propuesta de crear una gran nación


colombiana y profetiza el mejor porvenir para este país…

… expone de forma más explícita su proyecto de crear Colombia “la


Grande”. Ha regresado victorioso de dar libertad e independencia a
la Nueva Granada, después de las batallas de Pantano de Vargas… y
Boyacá… Considera indispensable integrar en una sola gran nación
a Venezuela con la Nueva Granada8.

Encontramos en esta afirmación la clara manifestación del


motivo central que, dentro de los avatares que significaba la com-
pleja conducción de la guerra en el plano militar, llevó a Bolívar a
privilegiar el establecimiento de la institucionalidad fundamental
que reclamaban las relaciones internacionales. De manera que el

7 Caracciolo Parra Pérez (s/f). Bolívar: Contribución al estudio de sus


ideas políticas. Caracas, Academia Nacional de la Historia - Fundación
BanCaribe.
8 José Gregorio Linares, ¡Bolívar vive! Caracas, Ediciones conjuntas
Unearte - Alcaldía de Caracas, 2018.

407
Discurso de Angostura

Libertador, quien hasta entonces había actuado como jefe supre-


mo de la República de Venezuela, rango del que lo había investido
la Asamblea de Notables realizada en Santa Ana del Norte el 16 de
mayo de 1816, comprendió la necesidad perentoria en que se en-
contraba el naciente Estado de restablecer los órganos correspon-
dientes a las otras ramas del poder público. El accionar que puso
en marcha incluso desarmó los afanes conspirativos que habían
aflorado en Cariaco, cerca de un año después del cónclave, y en
el llano, aproximadamente en el mismo tiempo. En función de lo
cual procedió a nombrar el Consejo de Estado, para que fungiera
de ente legislativo, y desdibujase la pesada noción del poder per-
sonal que recaía sobre él.
El 10 de noviembre se constituyó el consejo, de la siguiente
manera:

Luis Brión, Jefe del Estado Mayor; Francisco Antonio Zea, Inten-
dente General de Hacienda; José Antonio Anzoátegui, Comandante
de la Guardia de Honor; Tomás Montilla, Gobernador; Fernando
Peñalver, Intendente de la Provincia; Antonio Díaz, Comandante
general de las fuerzas; Pedro Hernández, Comandante de la Caballe-
ría; Mateo Salcedo, Juan Francisco Sánchez, José Ucrós, José Manuel
Olivares; Fernando Galindo y Francisco Conde, Coroneles en servi-
cio activo; José España, Fernando Serrano, y Luis Peraza, Ministros y
Fiscales del Tribunal de Secuestros; Manuel Bremont, Comisario del
Ejército; Pedro Betancourt, Administrador de la renta del Tabaco y
José María Ossa y Vicente Lecuna, funcionarios principales9.

Sus integrantes, a partir de la normativa que regulaba sus fun-


ciones y atribuciones, que fueron ratificadas por Bolívar mediante
la exposición que les dirigió, asumieron la responsabilidad de
proponer, discutir y aprobar las leyes, reglamentos e instrucciones
necesarias para la organización y administración de las provincias
libres o que se libertasen, dejando a salvo el poder del veto para

9 Vicente Lecuna. Crónica razonada de las guerras de Bolívar. Tomo II.


Nueva York, The Colonial Books, 1960. V.

408
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

el Jefe Supremo. Este en su disertación resumió la marcha de la


República, una e indivisible desde la asamblea de Margarita; ex-
plicó, por la naturaleza de la guerra, la imposición de la dictadura
y concluyó exaltando el momento favorable que se vivía, que hacía
indispensable la conformación de un cuerpo, como el que se
estaba instalando, que llenase, aunque parcialmente, las funciones
del poder legislativo. A través de la mencionada explicación, tam-
bién les encomendó la conformación de la Alta Corte de Justicia,
que no pudo integrarse en su totalidad por la falta de suficientes
abogados en la sureña localidad.
Los pasos anteriores fueron adelantados para avanzar en la
conformación de la nación ideada, la que integraría a los dos
pueblos que se alojan en la parte septentrional de la América del
Sur. El diseño de Colombia, nombre que ulteriormente ha sido
maniqueístamente amañado para justificar supuestos propósitos
bolivarianos, respondió al enunciado proyecto de organizar un
ente nacional que, superando los estrechos linderos de la añeja
división territorial que signó a la colonia, sirviese de muro de con-
tención ante las ambiciones imperiales que, originadas en Europa
y al norte del golfo de México, amenazaban el futuro de la libertad
en el continente. Este direccionamiento también es resaltado por
el autor de Bolívar vive, cuando nos dice:

Para el Libertador, independencia, anticolonialismo e integración son


nociones indisolubles. Dos razones fundamentales justifican la puesta
en práctica de la unidad e integración suramericanas… es la mejor
manera de garantizar la consolidación interna de la Patria mediante la
aplicación de programas que garanticen el buen uso de su riqueza y la
formación de gobiernos estables…. desde el punto de vista internacio-
nal se hace necesario presentarnos como una nación fuerte, de modo
de hacer retroceder los planes imperiales de cualquier metrópoli ex-
tranjera… y… convertirnos en un polo de poder alternativo.

Este atisbo, que trasciende indefectiblemente el alindera-


miento localista, ubicándonos en una órbita mucho más interna-
cional, y que choca fuertemente con los intereses que de aquel se

409
Discurso de Angostura

beneficiaban, fue relievada por el autor de la primera historia de la


Venezuela independiente, quien nos informa:

Un adversario más formidable aún… preparaba en tanto Bolívar a


la causa española en el Congreso de Guayana; más formidable en sí,
porque sus pacíficos triunfos debían cimentar el gobierno en la opi-
nión, reina del mundo… Una asamblea de hombres buenos, emanci-
pados de la tutela colonial, iba a reunirse por segunda vez, no a crear
la república, como ya lo hiciera el memorable congreso de Caracas,
sino a fijar… su fortuna incierta y vacilante, a dar fin a su peregri-
nación y a curar las heridas de la guerra al abrigo de instituciones
generosas y fuertes…

Bolívar deseaba en extremo la unión política de Venezuela, Nueva


Granada y Quito, para formar la gran república que él se proponía
llamar Colombia; pero a este proyecto se oponía la sujeción de
aquellos territorios y también la repugnancia de muchos granadinos
que… no querían ligar su patria con vínculos que reprobaría acaso
cuando se viera libre. Jamás ha obrado el general Bolívar [dice el
autor mencionando citando a un respetado oficial británico] más
acertadamente, ni dado un golpe tan decisivo al gobierno español,
como reuniendo la representación nacional. Ésta es en efecto una
medida de grande hombre y de virtuoso ciudadano, que fija para
siempre su reputación y que vigorando el carácter nacional, asegura
muy pronto a Venezuela su completa independencia10.

La vital trascendencia que el Libertador le asignó a la magna


asamblea ha sido corroborada por tratadistas de diversos signos
y épocas. Como muestra, citaremos lo que el cronista de Ciudad
Bolívar menciona en su página:

El propósito del Jefe Supremo era despertar la confianza y atraer la


simpatía de las naciones extranjeras que dudaban de las ideas de los

10 Rafael María Baralt y Ramón Díaz. Resumen de la historia de Venezuela.


Tomo II. Brujas-París, Desclée, de Brouwer, 1939.

410
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

patriotas y al mismo tiempo echar las bases de una estructura política


que sirviese de apoyo a las futuras campañas que habrían de venir para
librar a Venezuela y al resto de América del coloniaje peninsular11.

Debe quedarnos claro que el Libertador pensó en dos planos


que, surgiendo desde un mismo punto del territorio nacional,
coetáneamente sirviesen a una finalidad coincidente. Mientras en
el interno dotaban de un consolidado pivote al poder central, en el
externo extrapolaban la imagen de una república suficientemente
sólida que estaba dotada de congruente solvencia y capacidad
como para tratar, de tú a tú, con las demás naciones. La sucesión
de los acontecimientos que se produjeron, después del 19, demos-
tró la asertividad del diseño planificado.
El Simón Bolívar que encontramos en 1819 es un ciudadano
consciente de su papel de líder en franco proceso de conso-
lidación. Hacía mucho tiempo que había dejado de ser el en-
cumbrado adolescente de sus años mozos, pudiendo superar al
emotivo joven que intervino ante la Sociedad Patriótica en 1811;
así mismo, ya no era el bisoño soldado de 1812; también pudo
exceder al optimista conductor de 1813; hubo de labrar sobre
su propia condición humana el terrible año de 1814; se había
tenido que comer el duro pan del exilio en 1815; en 1816 estuvo
en capacidad de conjurar las disidencias; le correspondió aplicar
duros correctivos en 1817; hubo de hilar fino para poder abortar
potenciales asonadas en 1818. No obstante, si bien esos episodios
no formaban parte de su presente en el momento que procuramos
analizar, sí estaban conformando la esencia de su ascendente
pensamiento emancipador y, por lo tanto, fueron los que le sumi-
nistraron el plafón indispensable para su magistral intervención

11 Américo Fernández, “Congreso de Angostura: Génesis del Poder Mo-


ral y subordinación militar”, 2016 [Documento en línea] Disponible:
http://www.correodelcaroni.com/index.php/nacional/item/42085-
congreso-de-angostura-genesis-del-poder-moral-y-la-subordina-
cion-de-militar-a-lo-ciudadano/crónicasangostureñas.blogspot.
com/2015/12el-parlamento-y-el-mensaje-al-congreso-de-angostura.
html [Consultado: 2018, agosto, 19].

411
Discurso de Angostura

ante la augusta asamblea que, atendiendo sus recomendaciones, se


instaló frente al tramo más angosto del mayor de nuestros ríos.
Este Bolívar sigue creyendo en la valía de las instituciones pri-
mordiales, como exclamó en la esquina de Sociedad, pero ahora
está más convencido de la imprescindibilidad de la masa popular,
como señaló desde el puerto del oriente venezolano donde casi fue
ajusticiado por las mismas acusaciones que él pregonó contra el
Precursor en el litoral central. Está convencido de la necesidad de
adaptar la aplicación de las leyes a las características dictadas por
la guerra, como ejemplificó en la fulgurante campaña sobre el cen-
trooccidente, pero entiende que aquellas tienen que suplir nues-
tros claros y oscuros, tal y como lo avizoró desde el Caribe insular.
Comprende que tenemos que superar las confusiones filosóficas,
como denunció desde el litoral caribeño granadino, pero asume
que hemos de aplicar las lecciones de las culturas clásicas, como
avanzó cuando llegó hasta ponderar una fatal decisión final. Pen-
saba en la necesidad de hermanarnos como seres iguales, como
decretó desde las costas venezolanas, pero intuía que era menester
impulsar movimientos más precisos, como tuvo que admitir en
las constantes disquisiciones con sus compañeros de armas. En
síntesis, a la vieja residencia angostureña llegó un ser adelantado
a su tiempo, pero consciente de las complejidades que aún nos es-
peraban para poder obtener la meta de la liberación definitiva de
la patria. Y se dispuso a confeccionar los aspectos indispensables
para alcanzarla.
La pieza oratoria mencionada, que ha sido calificada como
“la expresión más amplia y precisa de su pensamiento político”12,
es menester estudiarla como el resultado de la evolución de un
pensamiento que se había forjado al fragor de las más disímiles
y difíciles condiciones, pero que, en medio de la tormenta, logró
preservar los lineamientos centrales de su estructuración en fun-
ción de objetivos clave. Propósitos que aun hoy, transcurridas dos
centurias desde su hilvanación, continúan impactándonos por: (a)
su pertinencia, es decir, la absoluta correspondencia con el tiempo

12 Mijares, Augusto (1998). El Libertador. Caracas: Monte Ávila Editores.

412
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

que se vivía cuando fue leída; (b) su vigencia, digamos la validez


en el momento actual de las premisas fundamentales que explanó;
y (c) su proyección, entendiendo por esta la plena claridad con la
que se contextualiza hacia el porvenir.
Dejaremos claramente establecido que no pretendemos reali-
zar un análisis exhaustivo de la intervención que nos ocupa, por
cuanto ello requeriría una extensión mucho mayor que la sugerida
para estas notas, debería ser materia de especialistas en el ámbito
constitucional y porque lo que nos interesa, en esta ocasión, es
dejar establecidas unas líneas centrales para la aplicación sistémi-
ca que nos define e identifica en nuestra cotidianidad. En función
de lo anterior nos constreñiremos a sus primeros componentes,
donde creemos encontrar los aspectos conceptuales básicos a los
que nos referimos en las siguientes líneas.
Comenzaremos este tratamiento resaltando cómo uno de los
biógrafos del Libertador nos retrata el momento de la instalación
con estas palabras:

El día 15 de febrero, a las 10 de la mañana, en el salón de una vieja


casona española, se reunieron, además de los invitados especiales –
como el gobernador del Obispado, el… representante de los Estados
Unidos en misión especial ante Bolívar, y… el observador británico–
los 23 miembros del Congreso, representantes de las provincias…

Pocos minutos después, el toque de los clarines y las salvas de arti-


llería, anunciaron la llegada del Libertador al recinto… La majestad
de su porte, la seriedad de su fisonomía, donde ya se marcaban las
huellas de los terribles padecimientos de los últimos años, encajaban
perfectamente con aquel ambiente austero y lleno de expectación…
por la ansiedad de escuchar sus palabras…13.

13 Liévano Aguirre, Indalecio (1974) Bolívar. Caracas: Edición especial


patrocinada por el Sector Agrícola del Gobierno Nacional.

413
Discurso de Angostura

Comienza Bolívar su Discurso14 con el memorable reconoci-


miento de la majestad del poder popular y del sometimiento de
toda instancia a este:

¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas a su mando


ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad
absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres más favorecidos por la
Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los Repre-
sentantes del Pueblo de Venezuela en este Augusto Congreso, fuente
de la Autoridad legítima, depósito de la voluntad soberana y árbitro
del Destino de la Nación.

No deja lugar a dudas en cuanto al suprapoder que representa


el concilio que se estaba instalando, ni acerca de su personal res-
ponsabilidad en la organización del acto del que formaba parte.
De seguidas define las diferencias entre los momentos que se
habían vivido y aquel en que estaba participando. Volverá sobre
esta idea varias veces durante la disertación, por ejemplo al depo-
sitar en el Congreso el mando que se le había confiado y al presen-
tar el proyecto de Constitución:

Al transmitir a los Representantes del Pueblo el Poder Supremo que


se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis Con-
ciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo espe-
ran de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumpla con
este dulce deber, me liberto de la inmensa autoridad que me agobiaba
como de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles
fuerzas. Solamente una necesidad forzosa unida a la voluntad impe-
riosa del Pueblo me habría sometido al terrible y peligroso encargo
de Dictador Jefe Supremo de la República. Pero ya respiro devolvién-
doos esta autoridad, que con tanto riego, dificultad y pena he logrado

14 Bolívar, Simón (1818, febrero, 20 y 27 y marzo, 6 y 13). “Discurso pro-


nunciado por el General Bolívar al Congreso General de Venezuela en
el acto de Instalación”. En el Correo del Orinoco. Angostura: Impresión
facsimilar editada por el Centro Nacional de Historia.

414
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden


afligir a un cuerpo social.

Comienza a presentar una idea que no ha estado ausente de


sus ilaciones previas y que, más adelante, desarrollará de manera
más exhaustiva. Sostiene que la guerra en curso fue estableciendo
unas condiciones en las que se hizo indispensable una sola y fuerte
autoridad central, pero ese panorama estaba variando y por eso
él, que era el primero en reconocerlo, privilegiaba a los órganos
superiores del poder público y, al resignar ante este las omnímo-
das facultades con las que se le había investido, se reubicaba en
la sencilla condición de ciudadano con las limitadas atribuciones
que el soberano órgano tuviese a bien darle. Más adelante hace un
recorrido por las características de la guerra y la manera como,
afectándolo, lo colocaron al frente de los acontecimientos:

No ha sido la época de la República que he presidido una mera tem-


pestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía popular…
Ha sido la inundación de un torrente infernal que ha sumergido la
tierra de Venezuela.

Frente a esa cascada de acontecimientos, aparece el conspicuo


conductor que responde a las exigencias del momento, pero sin
perder la racionalidad de sus limitadas capacidades:

Un hombre ¡y un hombre como yo! ¿Qué diques podría oponer al


ímpetu de estas devastaciones? En medio de este piélago de angustias
no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me
arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer bien ni mal…

Tales afirmaciones las utiliza para invitar al análisis de las im-


placables variables que han incidido en el desenvolvimiento de la
conflagración:

¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y


del orden actual? Consultad los anales de España, América, de

415
Discurso de Angostura

Venezuela; examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos


mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero:
observad los primeros actos del Gobierno Republicano, la ferocidad
de nuestros enemigos y el carácter nacional…

Fiel a su manera argumentativa entra en la presentación de


su propuesta, pero, consciente de lo delicado de la materia y
conocedor de las reservas que sus planteamientos tienen entre
los congresistas y en muchos cuadros patriotas, recurre al uso
de la historia como ejemplo y a la comparación de países e ins-
tituciones. Asumiendo que se está superando la etapa de la con-
frontación armada y que, progresivamente, el país se adentrará
en la consolidación de las instituciones, se decanta por el sistema
electoral, como la manera más expedita de la delegación del poder
soberano:

Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares,


porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo
en un mismo Ciudadano el Poder. El Pueblo se acostumbra a obe-
decerle y este se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la
usurpación y a tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad Re-
publicana…

Se muestra prolijo al comparar la suerte corrida por las exco-


lonias de los grandes imperios preexistentes, con la que les corres-
ponderá a los otrora territorios españoles de ultramar:

Al desprenderse América de la Monarquía Española, se ha encontra-


do semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa cayó
dispersa en medio del antiguo mundo. Cada desmembración formó
entonces una Nación Independiente… pero con la diferencia que
aquellos miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones.

Hecha esta disquisición, se dispuso a diseccionar cómo la om-


nímoda concentración del poder en la figura imperial desconoció
la potestad del pueblo:

416
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo que fue en otro


tiempo; no somos Europeos, ni somos Indios, sino una especie
media entre los Aborígenes y los Españoles. Americanos por na-
cimiento y Europeos por derecho, nos hallamos en el conflicto de
disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el
país que nos vio nacer, contra la oposición de los invasores…

De seguidas explana una idea que ya ha aparecido en otros de


sus documentos clave, permitiéndose destacar aún más las caren-
cias que la limitaban:

… nuestra suerte siempre ha sido puramente pasiva, nuestra existen-


cia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificul-
tad para alcanzar la Libertad, cuanto que estábamos colocados en un
grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente nos habían
robado la Libertad, sino también la tiranía doméstica.

Incuestionablemente, encuentra las razones de tal privación en


el monopolio absoluto que el Imperio ejercía sobre las colonias:

… la América todo lo recibía de España que realmente la había pri-


vado del goce del ejercicio de la tiranía activa; no permitiéndonos sus
funciones en nuestros asuntos domésticos y administración interior.
Esta negación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el
curso de los negocios públicos; tampoco gozábamos de la considera-
ción personal que inspira el brillo del poder… que es de tanta impor-
tancia en las grandes Revoluciones… estábamos abstraídos, ausentes
del universo en cuanto era relativo a la ciencia del gobierno.

Ese control total se proyectaba, de manera integral, sobre las


condiciones de vida de los habitantes del continente:

Uncido el Pueblo Americano al triple yugo de la ignorancia, de


la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder,
ni virtud… las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que
hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha

417
Discurso de Angostura

dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado


más bien que por la superstición.

El condicionamiento que la Corona ejercía sobre el pueblo,


produjo una obnubilación en la visión que se pudiese tener acerca
de las condiciones de vida:

La esclavitud es hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un


instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga
abundan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos
de todo conocimiento… adoptan como realidades las que son puras
ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traición por el patrio-
tismo, la venganza, por la justicia.

La cortedad propiciada por las formas de dominación, hizo


que se perdiesen de vista las formas de superación y que se divaga-
ra, prácticamente sin sentido, en torno a ellas:

Semejante a un robusto ciego que instigado por el sentimiento de sus


fuerzas, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando
en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un pueblo per-
vertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque
en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la
práctica de la virtud; que el imperio de las Leyes es más poderoso que
el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a
su benéfico rigor…

Se muestra claramente consciente, en cuanto a la trascendencia


que tendrá, para el futuro de la naciente República, el órgano que
está instalando y el novedoso contenido del instrumento que so-
meterá a su consideración:

… Legisladores. No olvidéis que vais a echar los fundamentos de un


Pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le
ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que
les espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar

418
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

de Venezuela que debe inspiraros el acierto… la Esclavitud será el


término de nuestra transformación.

Una vez más, expresa su absoluta convicción en cuanto a que la


guerra es apenas el inicio de la etapa más importante para la con-
solidación del nuevo Estado:

Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de gobier-


nos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la
tierra y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún
es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de mane-
jar hombres, mas todos para oprimirlos.

Privilegia la entronización de la Libertad, como el más impor-


tante logro a alcanzar:

La naturaleza a la verdad nos dota al nacer del incentivo de la Liber-


tad; mas sea pereza, sea propensión inherente a la humanidad, lo
cierto es que ella reposa tranquila aunque ligada con las trabas que
le imponen… los más de los hombres tienen por verdadera aquella
humillante máxima que más cuesta mantener el equilibrio de la Li-
bertad que soportar el peso de la tiranía.

Sostiene que no basta con alcanzarla, sino que, lo más impor-


tante, es consolidarla:

Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión;


pero son rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos
momentos de Libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios
políticos; porque son los pueblos más bien que los gobiernos los que
arrastran tras sí la tiranía.

Durante toda la intervención rubrica la importancia de la de-


mocracia, como la mejor forma de gobierno. Sin perder de vista lo
delicado de su sostenimiento:

419
Discurso de Angostura

Solo la Democracia en mi concepto, es susceptible de una absoluta


Libertad; pero ¿cuál es el Gobierno Democrático que ha reunido a
un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿No se ha visto por el
contrario la Aristocracia, la Monarquía cimentar grandes y podero-
sos imperios?

Defiende, sin dudarlo, cómo los logros que la guerra nacional


de independencia y las instituciones que de ella han venido sur-
giendo constituyen garantía de la nueva relación entre el pueblo,
su gobierno y las demás naciones:

A pesar de esta crueles reflexiones [así las denomina], yo me siento


arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra Repú-
blica al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de
los más justo y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de
la Nación Española, ha recobrado su independencia, su Libertad, su
igualdad, su Soberanía Nacional.

Se mantiene firme en la crítica que, desde Cartagena en 1812,


viene formulando a la institucionalidad que surgió durante la pri-
mera forma de gobierno que nos dimos:

Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de Venezuela debe


reformarse; y aunque muchos ilustres ciudadanos piensan como yo,
no todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la
adopción de nuevos principios…

Sin negar las virtudes del sistema que se aplicó, considera que
no es apto para nuestra deficiente cultura política:

Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Ve-


nezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación
a nuestro estado. Y según mí modo de ver es un prodigio que su
modelo en el Norte de América subsista tan prósperamente y no se
trastorne al primer embarazo.

420
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Aunque no duda acerca de las excelencias del sistema que rige


en los Estados Unidos, no ceja en sus reservas con respecto a él:

El régimen de gobierno [dice uno de los estudiosos de su


pensamiento]15, de los países americanos no puede ser ni una monar-
quía ni una democracia absoluta. Menester es inventar un sistema es-
pecial, temperado en política, libérrimo e igualitario desde el punto
de vista civil, que se compadezca con el atraso de aquellas sociedades
y tenga en cuenta, al mismo tiempo, las conquistas del pensamiento
revolucionario. Este régimen debe ser central, en lo administrativo,
para que la autoridad suprema esté en capacidad de ejercer su inter-
vención y su influencia de modo eficaz y directo. La Constitución
americana resulta a Bolívar excelente para los yanquis pero (advier-
te) “mejor sería para la América adoptar el Corán que el gobierno de
los Estados Unidos”.

Reconoce las fortalezas del sistema estadounidense, pero no


deja de alertar acerca de sus debilidades intrínsecas:

A pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de virtudes po-


líticas y de ilustración moral; no obstante que la Libertad ha sido su
cuna, se ha criado en la Libertad, y se alimenta de pura Libertad: lo
diré todo, aunque bajo muchos respectos, este pueblo es único en
la historia del género humano, es un prodigio… que un sistema tan
débil y complicado como el Federal haya podido regirlo en circuns-
tancias tan difíciles y complicadas como las pasadas.

Tajantemente deja establecidas las diferencias que tenemos


como pueblos y como gobiernos:

Pero sea lo que fuere, de este Gobierno con respecto a la Nación


Americana, debo decir que ni remotamente ha entrado en mi idea
asimilar la situación y naturaleza de dos estados tan distintos como el
inglés americano y el español americano.

15 Parra Pérez, Caracciolo (s/f). Bolívar…

421
Discurso de Angostura

Apoyándose en los tratadistas más socorridos de ese momento,


reafirma su absoluta seguridad en cuanto a que los cuerpos legales
deben responder a nuestra idiosincrasia:

¿No sería muy difícil aplicar a España el Código de Libertad política,


civil y religiosa de Inglaterra? Pues aún es más difícil adaptar en
Venezuela las Leyes del Norte de América. ¿No dice el Espíritu de las
Leyes que estas deben ser propias para el Pueblo que se hacen? ¿Que
es una gran casualidad que las de una Nación puedan convenir a otra?
¿Que las Leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la cali-
dad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los
Pueblos? ¿Referirse al grado de Libertad que la Constitución puede
sufrir, a la Religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus rique-
zas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He
allí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!

Permanente y claramente se muestra identificado con la es-


pecificidad de nuestro mundo con respecto al del norte, al que
varias veces ha denominado indiferente y aun interesado solo en
nuestras potencialidades. Este criterio lo maneja con tal contun-
dencia que tratadistas como José Martí, Jorge Abelardo Ramos y
Francisco Pividal lo han definido como un sólido pensador anti-
imperialista16. En la secuencia que nos interesa dice:

Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo ni el ameri-


cano del Norte, que más bien es un compuesto de África y de Améri-
ca, que una emanación de la Europa, pues que hasta la España misma
deja de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones, y
por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia
humana pertenecemos.

16 Para hacernos una idea la enorme influencia que el pensamiento bo-


livariano tuvo entre muchos luchadores latinoamericanos recomenda-
mos que, entre otros, se revise a: José Martí, Nuestra América; Jorge
Abelardo Ramos, Historia de la Nación Latinoamericana; y Francisco
Pividal, Bolívar: Pensamiento precursor del antiimperialismo.

422
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Insiste en lo que constituye uno de los pivotes fundamentales


de su accionar:

Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus


bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes,
la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la
monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para
refundir, digámoslo así, en un todo la especie de los hombres, las
opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego extendiendo la
vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer fijemos la aten-
ción sobre los privilegios que debemos evitar.

Exhorta a los congresistas para que se conceda la libertad de los


esclavos, al decir:

Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación


de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro la confirmación
de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la
vida de la República.

Nos contentaremos con esa selección, sin duda hecha al voleo


y de manera incompleta, de esta magistral alocución. Asumimos,
como un pecado de lesa majestad, que estamos dejando fuera
aspectos tan vertebrales como el Proyecto de Constitución y,
dentro de este, nociones clave como la división, características y
permanencia de los órganos de poder que en él se recomiendan.
Igualmente bordearemos lo inherente al poder moral y a la edu-
cación, tanto de los gobernantes como del pueblo. Lo hacemos a
conciencia, porque –de otra manera– esta vertebración correría
el riesgo de superar en extensión al objeto de análisis y nosotros
perderíamos de vista el acimut que nos ha guiado.
Probablemente por desconocimiento de las características de
la conflagración, o temiendo a una hiperconcentración de poderes
en el Libertador, para fortalecer esta aseveración pedimos a nues-
tros lectores que recuerden el momento en que se reúne el cóncla-
ve estudiado: los legisladores angostureños optaron por descartar

423
Discurso de Angostura

los aspectos más novedosos del documento que aquel sometió a


su consideración. De manera que se inclinaron por estructurar
unos órganos que, en buena medida, copiaban los que ya se en-
sayaban en otras latitudes, reproduciendo muchas de las fallas
de ellos; no admitieron la estabilidad de los funcionarios a elegir,
fuesen representantes del ejecutivo, del judicial o del legislativo; se
inclinaron por calcar las atribuciones de instituciones que estaba
sometidas a cuestión en diversas partes del mundo libre; e, inclu-
so, descartaron el Poder Moral. No pudieron captar que:

Principios fundamentales de la república eran esas enseñanzas ele-


mentales de la escuela primaria o de primeras letras que en el mismo
Congreso de Angostura ratificaba Bolívar ante los legisladores…

De su observancia para edificar la república libre y virtuosa con


la ilustración y las facultades morales emanadas el espíritu público
y las buenas costumbres, la moral republicana en los infantes aspi-
raba formarse con la educación popular nacional sus dos pilares [la
Moral y las Luces]. Apelando a estas necesidades, con su proyecto de
Poder Moral aspiraba… que el Estado velase por la educación de los
niños17.

Tal vez la propuesta más valiosa de todo el documento fue des-


cartada con el subterfugio de:

… que se publicase como por apéndice de la constitución, invitando


a todos los sabios, que por el mismo hecho de serlo deben ser consi-
derados como los ciudadanos del mundo que comuniquen sus luces
a esta porción hermosa de su inmensa patria18.

17 Vázquez, Belín y César Pérez Jiménez (2012). Estado liberal y guberna-


mentabilidad en Venezuela. Caracas: Ediciones de la Fundación Centro
Nacional de Historia.
18 Siso Martínez, José Manuel (1963). Ciento cincuenta años de vida repu-
blicana. Caracas: Edición de la Presidencia de la República.

424
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Del escrito sometido al escrutinio de la cámara, solo lograron


sobrevivir las instancias menos comprometedoras, para el sentir
de la mayoría, que indudablemente, como lo señaló el orador, se
sentían alienados por los efectos de lo pautado por el primer Con-
greso constituyente. De tal guisa es lo que concluye un analista de
nuestros tiempos:

El Proyecto de Constitución para la República de Venezuela presen-


tado por el Libertador al Congreso fue discutido por dicho cuerpo y
sirvió de base, con numerosas modificaciones, algunas de ellas sus-
tanciales, para la Constitución en agosto del propio año19.

No podía el Libertador concluir su exposición sin solicitar a los


asambleístas lo que consideraba la joya más preciada de su aspi-
ración. Otro de los estudiosos de su ideal, nos lo presenta de esta
manera:

Antes de terminar su brillante discurso, Bolívar anuncia la idea para


la creación de la República de Colombia, proyecto que, a manera de
un hermoso sueño, embarga su espíritu y su mente desde los albores
de la revolución20.

Los tiempos que corren, en nuestros días, abundan en escri-


tores que pretenden desconocer el alto vuelo del pensamiento
integracionista del Libertador, por razones ajenas a este modesto
ensayo. Pero una rápida ojeada de lo que escribieron en años no
tan lejanos deja al garete sus actuales intenciones. Veamos un
caso; al estudiar la trascendencia de esos ideales, según la visión
de don Augusto Mijares, encontramos que uno de aquellos señala:

19 Ortiz Bruzual, Carlos (2015). “El hombre que escribía para adelantar
los hechos. Prólogo”, en Simón Bolívar: Carta de Jamaica y otros textos.
Caracas: Ediciones conjuntas Fundación Biblioteca Ayacucho – Banco
Central de Venezuela.
20 Bencomo Barrios, Héctor (1994). Lecciones de Cátedra Bolivariana. Ca-
racas: Grijalbo.

425
Discurso de Angostura

Mientras los patriotas diseñaban la república en Angostura, en


Europa conspiraba la Santa Alianza. En 1818 había llegado a Cádiz
una flota rusa para cooperar con Fernando VII en la reconquista de
América. Pero, con decepción y prontitud los españoles descubrieron
que aquellos barcos no podían atravesar el Atlántico… Bolívar reite-
ró entonces que con España, se hablaría de igual a igual o no se habla-
ría. El ajedrez con que jugaba iba más allá del Atlántico, y tenía que
moverse paralelamente entre la política y la guerra: echar las bases de
un Estado republicano y conquistar su independencia21.

El Libertador demostró a todo lo largo de su fecundo accionar


que nunca improvisó ni una acción ni un documento. Esto es
evidenciable, por ejemplo, con seguir algunas de las ideas más
resaltadas en su desenvolvimiento. Verbigracia, el llamado Decreto
de Guerra a Muerte puede ser rastreado en su producción escri-
ta desde el territorio neogranadino hasta San Carlos, lo que nos
permitirá concluir que, más que un decreto circunstancialmente
explicable, fue toda una política, diseñada como respuesta ante
la sangrienta y cruel represalia desatada por los realistas ante las
actuaciones de los primeros republicanos.
Del mismo modo sucede con su intervención ante el Congreso
de 1819. Las ideas que explanó ante el parlamento las había venido
hilvanando desde los meses previos y, cuando las tuvo organiza-
das coherentemente, las sometió al riguroso escrutinio de uno de
sus más brillantes amanuenses. Este, al anunciarle su revisión, le
notifica su parecer mediante una concienzuda interpretación, que
nos permite darle un mentís a quienes pretenden argüirle ausen-
cia de criterios de estadista en su ilación.

Consagraré toda mi atención a corregirlo; es decir dejaré los pen-


samientos, porque son bellos todos, pero omitiré algunas cláusulas
repetidas, o cuya sustancia se halla expresada en otras con más calor

21 Consalvi, Simón Alberto (2003). “Simón Bolívar, el hombre en la his-


toria”, en Augusto Mijares. El pensador y su tiempo. Caracas. Ediciones
conjuntas Academia Nacional de la Historia – La Oriental de Seguros.

426
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

o propiedad… La traducción inglesa… es excelente. El discurso de


V. E. no ha perdido… nada de su fuerza; antes bien gana en algunos
puntos, en los que el traductor ha sabido aprovecharse de las ventajas
de expresión que ofrece la lengua inglesa… El español de V. E., no
siempre es puro, aunque siempre escogido, cadencioso y elegante.
Hay pensamientos atrevidos en el discurso; pero dependen de la
originalidad con que V. E. juzga nuestra situación política y esta ori-
ginalidad será religiosamente respetada22.

Nunca hemos compartido la presentación del Libertador


como si hubiese discernido en funciones de profeta, porque tales
actuaciones aparecen llenas de misticismo y de aproximaciones
colmadas de nociones sobrenaturales. Pero la lectura del Discurso
de Angostura nos permite hablar de un conductor de pueblos que,
habiendo superado a sus predecesores y colocándose por encima
de sus compañeros etarios, nos ofrece un claro oteamiento de las
circunstancias que vivía la República para finales de la segunda
década decimonónica, así como de las líneas tendenciales que
podrían signar su porvenir.
Para ello se apoyó en el diagnóstico político, económico y
social, en el análisis del desenvolvimiento de la guerra, en la
proyección de las variables económicas, en la estimación del
comportamiento de los centros metropolitanos de poder, en la
proyección del papel que las nacientes repúblicas desempeñarían
para las apetencias de los imperios, tanto los decadentes como los
emergentes, en la comprensión del comportamiento de la pobla-
ción y en el establecimiento de nuevas estructuras que estuviesen
en capacidad de responder a las peculiaridades del mosaico que
definiría al mundo en ciernes. Para nosotros, el general Simón Bo-
lívar, al dirigirse al honorable parlamento reunido en Angostura,
nos ofrece un sólido enfoque geohistórico. Lo cual hace porque

22 Palacios Fajardo, Manuel [Documento en línea] Disponible: https://


www.scribd.com/document36358379/Actas-del-Congreso-de-Angos-
tura.html. [Consultado: 2018, agosto, 20]. Confróntese igualmente a:
Gil Fortoul, José: Obra citada.

427
Discurso de Angostura

“… entiende al espacio como un producto concreto de los grupos


humanos sobre su medio circundante, para su conservación y re-
producción, dentro de condiciones históricas dadas”23.
Quienes nos identificamos como continuadores de la obra
del maestro Tovar, seguimos con atención la manera coherente
como él logró superar la práctica ahumana como se abordaban
las ciencias, sobre todo las disciplinas sociales y, específicamente,
la historia y la geografía, para comienzos de la sexta década de la
centuria próximo pasada. La propuesta que, desde esos años, él
propugnó representa un quiebre epistemológico con esa práctica
pedagógica.
Para hacernos una idea de cuál ha sido el aporte del profesor
Ramón Tovar a la enseñanza de la historia y de la geografía recor-
daremos cómo, para mediados de la centuria del veinte, el énfasis
en las disciplinas estaba colocado en lo más lejano, las primeras
culturas universales y el espacio sideral. Él y quienes lo acompa-
ñaron en los esfuerzos pioneros, se dedicaron a implosionar los
parámetros dominantes, invirtiendo las antípodas del quehacer
educativo. Se empezó a enseñar desde lo más cercano hacia lo
más distante, desde lo concreto hacia lo abstruso24. Se convirtió al
ser humano, y en especial al nacional, al regional y al local, en el
centro de la actuación didáctica.
A partir de entonces empezamos a hablar de la población
como el punto de partida de cualquier análisis; se valorizaron
los recursos para la enseñanza: cartogramas, cortes topográficos,
ilustraciones y gráficos de diverso signo; se incorporaron los tra-
bajos de campo, incluyendo los que recorrían las rutas históricas, e
incluso por los espacios aledaños a las instituciones educativas; se
redescubrió la literatura, en sus diferentes vertientes, incluyendo a
los clásicos de la historia y la geografía continental; se revaloriza-
ron las aportaciones de las elaboraciones artísticas, destacando a
los creadores de este lado de la mar océana, y sus, hasta entonces,

23 Tovar L., Ramón A. (s/f). “El enfoque geohistórico”, en El enfoque…


24 Taborda, Maruja (1999). Antología geodidáctica. Caracas: Fondo Edito-
rial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

428
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

negadas o maniqueadas aportaciones a la comprensión de nuestra


espacio-temporalidad. Sin ninguna intención de utilizar pleo-
nasmos, diremos que, en función de la escuela de pensamiento
que nuestros maestros reconceptualizaron, no solo se comenzó a
enseñar las ciencias patrias de otra manera; sino que se empezó
a investigar hacia ellas y desde ellas de una forma radicalmente
distinta. Para nosotros, allí está la génesis de la geohistoria. Sin
esguince de ningún tipo, reafirmamos que, desde esa perspectiva,
Venezuela abrió sendas para la indagación y la formación en las
ciencias sociales.
Hoy, felizmente, en nuestras principales regulaciones superes-
tructurales están plasmados esos imperativos educativos. Aspira-
mos que el somero e incompleto recorrido que hemos realizado
en torno a los dos acontecimientos que nos congregan sirva de
acicate para aplicar lo que la metodología recomendada sugiere.
En ambos afloran suficientes elementos que así lo recomiendan.

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Discurso de Angostura

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430
EL CONGRESO DE ANGOSTURA,
AMÉRICA Y LA UTOPÍA LIBERTARIA

Nelson Guzmán
BOLÍVAR Y LA CONSTRUCCIÓN
DE UNA NUEVA NACIÓN

El presupuesto cardinal de Simón Bolívar para la constitución


de la patria era la unión. América debía coaligarse en un proyecto
común que le confiriera la fuerza necesaria para poder hacerle
frente a la España imperial. El propósito fue construir una Repú-
blica indivisible, unitaria y centralista. Se reclamaba el derecho
de que los Estados nacientes de América tuvieran la capacidad de
negociar a la par con España; esa probidad le había sido arrebata-
da a estas tierras mediante el terror. Simón Bolívar se estaba opo-
niendo a un Imperio español afiliado al Medievo. Europa había
discriminado y descalificado por todas las vías a los habitantes de
estas tierras. Acá se aplicó el terror en nombre de la civilidad.
Bolívar quería instaurar un República levantada sobre las leyes;
sabía de las dificultades por las cuales había transitado Venezuela
desde hacía 300 años. Los hijos de los mantuanos que reclamaban
presencia en aquel entramado social habían sido segregados;
siempre oficiaban como segundones; no ejercían como virreyes,
gobernadores, obispos, y pocas veces como arzobispos; su presen-
cia en las instituciones era precaria. Es por ello que el Libertador
destacará en la Carta de Jamaica de 1815 que los americanos eran
segregados por las leyes españolas. España imponía obediencia
total y ciega a su autoridad. Aquel viejo Imperio no era añorado
por las nuevas Repúblicas. La violencia que ejerció la metrópoli
hacia el Nuevo Mundo no mostraba otra cosa que el racismo
y el desprecio cultural. El flagelo que conduciría a las almas a la
independencia se venía incubando desde hacía mucho tiempo; la
vuelta atrás era imposible.
Venezuela era un hervidero de pasiones y de visiones del
mundo. El derecho a tener razón se ostentaba con vehemencia.
Las almas de los venezolanos fueron mancilladas y pisoteadas
por la voluntad colonialista de someterlos. Los realistas nunca se
plantearon una América libre y con autodeterminación. Nuestras
tierras eran un cementerio donde indígenas y africanos habían
caído víctimas del exterminio. Avanzada la colonia, hombres

433
Discurso de Angostura

como Francisco de Miranda fueron víctimas de la mirada de la


desconfianza de los peninsulares y de los propios mantuanos, que
consideraban que su padre no poseía limpieza de sangre para ser
el conductor de los ejércitos de blancos de la Capitanía General de
Venezuela. Para ellos constituía un severo peligro darles poder a
las clases inferiores. Cada vez que un hombre de otra casta desco-
llaba por sus ideas, el bloque de poder dominante y ultramontano
arremetía contra él. Era urgente detener aquellas pasiones que
podrían aferrar el poder conservador.
Bolívar no comulgó con la idea de imponer el federalismo en
Venezuela; ese sistema de gobierno convocaba al desorden, sobre
todo por la inmadurez que imponía la cultura. El federalismo
daba pie al poder ilimitado de las provincias y de las capitales. En
Estados Unidos funcionó –según nos dice el Libertador– por ra-
zones atribuidas a la madurez de espíritu. Bolívar estaba evitando
el dispendio y el personalismo de las malas acciones en esta parte
del mundo. Lo más adecuado sería la instauración de un orden
político centralista con reglas claras que nuclearan la diversidad
de propuestas. Sabía con claridad que los sistemas políticos debían
apelar a la mesura; de esa manera se contrarrestarían los odios
políticos y los pases de facturas.
Bolívar sabía de la responsabilidad y del peso que tenía como
conductor de la República; es por ello que en el Discurso de Angos-
tura le devuelve el mando al soberano. Las dificultades que habían
sufrido los pueblos en el camino de la libertad eran espantosas.
Conducir el propio ejército republicano era un camino lleno de
dificultades y contratiempos; las facciones eran diversas, entre los
propios patriotas los acuerdos se dificultaban. Bolívar tenía bien
claro que debía imperar la unión para que se mantuviera el pro-
yecto independentista.
La existencia política de Venezuela era ninguna; los venezola-
nos no contábamos con el reconocimiento de todos los derechos
que tenían los peninsulares. No podíamos comerciar nuestros pro-
ductos con otras naciones sino utilizando las sordinas e interme-
diaciones que nos había impuesto la Monarquía de los Borbones.

434
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

… nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existen-


cia política ha sido puramente nula y nos hallamos en tanta más di-
ficultad para alcanzar la libertad cuanto que estábamos colocados en
un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos
había robado la Libertad sino también la tiranía activa y doméstica.

En el Discurso de Angostura se manifiesta una crítica profunda


al absolutismo monárquico por considerar que ese orden no co-
nocía los límites, imponía de manera unidireccional la voluntad
del gobernante; esto daba pie al abuso y tiranicidio del aparato
burocrático del Estado. Todo esto no propiciaba sino la sumisión
ante una metrópoli que la mayoría de los hombres de estas tierras
no conocía. En la conducta del Libertador del año 1817 hay una
postura claramente anticolonialista. Bolívar señala que el camino
para salir de la barbarie no era otro que el de las Luces. En aquella
Capitanía General solo existían unas pocas escuelas públicas. El
analfabetismo marcaba la pauta. Las leyes que instrumentaban
los españoles sometían a los insurrectos a castigos despiadados e
insostenibles.
Contra aquel universo intolerante nos habíamos revelado
como pueblo; vivíamos en un mundo de profunda complejidad
que debíamos pensar; al entender del Libertador, éramos un
nuevo género humano. Sabía Bolívar que los pueblos nacientes
no contaban con el mando, ni el saber ni el poder. El menosprecio
de España hacia América era sin igual; desde allí no podíamos
aspirar a enrumbar naciones prósperas. Las riquezas de América
habían sido dilapidadas por una cultura que se dedicó a la os-
tentación y a regirse por un catolicismo cerrado que no se había
percatado de que la pervivencia de los pueblos necesitaba de la
industria y de la técnica. A los ojos de las autoridades españolas,
América solo era un simple proveedor de sus riquezas.
El norte del discurso de Bolívar se inspiraba en las leyes; solo
a través de ellas se podía evitar caer en los desajustes a que nos
conduciría la ignorancia. La virtud sería el verdadero camino que
nos permitiría no extraviarnos ante los vicios y abusos a que lleva
directamente la ambición. El discurso de la Ilustración se opuso

435
Discurso de Angostura

a las voliciones de las pasiones desenfrenadas; para evitarlas in-


vocaban la fronesis, sin moderación no se podría construir una
sociedad fundamentada en la justicia y en la equidad. La reacción
de Bolívar era contra aquella Europa etnocéntrica que a cada paso
descalificaba a nuestras naciones. El camino de Venezuela y de
América debía enrumbarse a la conquista de la libertad. Estaba
consciente Bolívar de que no se podían equivocar; la amenaza de
la Santa Alianza (Austria, Rusia, Prusia) preparaba sus espadas
para apoyar a España y someternos a la esclavitud.
Bolívar fue un hombre de rupturas extraordinarias. En 1803
había jurado en el Monte Sacro la libertad de estos pueblos.
Aquel hombre de profundas desgarraduras en el alma, que venía
de perder a su esposa en San Mateo víctima de la fiebre amarilla,
había emprendido un viaje sin retorno, el de la gloria que le de-
pararía la historia como fundador de mundos. Simón Rodríguez
lo había encontrado de nuevo en aquellos años en Europa. Asis-
tió a la coronación de Napoleón; bien pronto comprendió que
su camino no podía ser el de la monarquía, sino el de instaurar
la República y desde allí, con todas las dificultades que pudo
implicar aquella larga travesía, se inclinó hacia el republicanis-
mo, resaltando las coyunturas y especificidades que existían en
aquellos pueblos que fueron tiranizados por trescientos años de
dictadura. Muchas de las ideas de Bolívar, en su proyecto cons-
titucional del Congreso de Angostura, fueron señaladas de mo-
nárquicas; sin embargo, levantaba el Libertador los estandartes
de la democracia.
Los lemas de Bolívar eran la igualdad, la soberanía nacional, la
libertad. Lo fundamental era el libre ejercicio de la conciencia; no
había dogmas que pudiesen imperar sobre la libertad. El peor ene-
migo sería el de la esclavitud; solo una mirada miope podía con-
descender a los halagos de la corrupción con el fin de mantener la
monarquía. Una sociedad sana no podía ceder ante las ofertas de
los fueros, de los privilegios; debíamos por el contrario contar con
la libertad de prensa. Los hombres no podían ser reprimidos por
gozar de la libre expresión oral y escrita.

436
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

LA IDENTIDAD CULTURAL DEL PUEBLO VENEZOLANO

A diferencia de la América inglesa, Bolívar se refiere a Estados


Unidos y dirá que la realidad cultural del pueblo venezolano es
su integración racial. A pesar de los prejuicios de castas y de la
exclusión racial española, es de hacer notar que los colonizadores
se apersonaron solos a este continente; los ingleses, en cambio,
marcharon a Norteamérica con sus familias. Los vaivenes de la
historia hicieron posible que – aquellos presidiarios salidos de las
ergástulas de Cádiz y que por fuerza mayor aceptaron convertirse
en nómadas y venir en las carabelas de Colón a cambio de su liber-
tad– echaran raíces en estas tierras. No era exactamente la pros-
pección futura lo que los impulsaba en sus motivos de vida, sino
la aventura, el riesgo, el oro, la comodidad. Esos hombres vinieron
escapando de sus vidas maltrechas. Desde un comienzo impusie-
ron la única lógica que conocían: la violencia y el sometimiento.
Los fundadores de las colonias inglesas, a diferencia de los
españoles, vinieron apertrechados en su religión y en el puritanis-
mo. El protestantismo les decía que la solución de su vida estaba
en el trabajo y en la construcción de una familia estable. La mezcla
racial no se dio en Estados Unidos en las proporciones que se
observó en las colonias españolas. La colonización británica con-
fiaba en las leyes; su constitución, por más sesgada que fuera, era
la única garantía de orden y de equilibrio para aquella sociedad
naciente. Los nuevos territorios norteamericanos necesitaban
fomentar el comercio; desarrollaron sus empresas, pero no se
dio la integración cultural ni racial. Venezuela y Estados Unidos
eran dos realidades irreconciliables; por eso Bolívar creía un error
establecer el sistema federal en nuestras provincias. Había que dis-
ciplinar, controlar el pillaje y la insubordinación en nuestra tierra
aguerrida. Nosotros nacimos como República en el sobresalto de
la diáspora. En esta sociedad imperó el cacicazgo, la rebelión; la
integración se hizo difícil por la diversidad de orígenes y culturas.
El Libertador consideraba que debíamos superar en nuestros
suelos patrios el contagio del despotismo; había que vencer la
mentalidad totalitaria; eso implicaba fortalecer las instituciones

437
Discurso de Angostura

públicas; se debía emprender el camino de la sanación de las


almas que aún habitaban en la oscuridad. Como lo dirían Platón
en La República –en el mito de la caverna–, los hombres que
vivían largo tiempo entre las sombras de la caverna no eran capa-
ces de observar las luces del conocimiento; saber era un ejercicio
de liberación de la doxa hasta conquistar las cimas de la episte-
me, y esto se lograba mediante la razón; para hacerlo había que
romper con el ethos aristocrático. La explanación lingüística a la
cual apelaba Bolívar en su Discurso de Angostura era la histórica;
los paradigmas deben descender del topusuranus a las coyuntu-
ras históricas concretas.
Aunque Bolívar otorgaba un plano extraordinario a las leyes en
sus funciones, no por ello dejó de examinar el papel del individuo
en la historia. Consideraba que esos hombres excepcionales, des-
plegados sobre bases sólidas y realistas, estaban sostenidos por la
luminosidad que tenían sus ideas respecto a la República a la cual
aspiraban. Detrás de estos personajes estaba la idea de virtud, de
patria. Las instituciones no serían nada sin una filosofía:

Así, pues, os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitu-


ción británica que es la que parece destinada a operar el mayor bien
posible a los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy
muy lejos de proponeros su imitación servil. Cuando hablo del go-
bierno británico sólo me refiero a lo que tiene de republicanismo, y
a la verdad ¿puede llamarse pura monarquía un sistema en el cual se
reconoce la soberanía popular, la división y el equilibrio de los pode-
res, la libertad civil, de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime
en la política: ¿Puede haber más libertad en ninguna especie de repú-
blica? ¿Y puede pretenderse a más en el orden social?

Bolívar consideraba que el senado de la República debía ser


hereditario; confiaba en que esta sería la única garantía de inco-
rruptibilidad de nuestras instituciones, serviría de muro de con-
tención a la disputa política de los diputados y pararía las suspica-
cias que pudiesen darse en el pueblo. Esta apreciación política de
Bolívar –muchos sectores la vieron con escepticismo– parte de un

438
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

presupuesto epistemológico que en la historia se ha demostrado


poco fiable: el de la neutralidad axiológica. Siempre los actores po-
líticos tendrán sus causas que defender, bien que no estén, como
presume el Libertador, mediados por intereses económicos. Un
siglo después de Bolívar, sobre este aspecto se disputarían positi-
vistas y marxistas; posteriormente en el curso de la historia se le
atribuirían otras variables, en el caso de la filosofía alemana, al
concepto de Ser.
El Libertador defenderá con vehemencia la existencia de ese
cuerpo colegiado en la virtud de que serían los futuros senadores
quienes encarnarían la honradez. Bolívar no los considerará una
nobleza; dirá: “Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación
de sus bienhechores, es indigno de ser libre y no lo será jamás”. Bo-
lívar tratará mediante su Constitución de blindar el orden social;
se trata de instalar un Estado de equilibrio. El ejecutivo debe tener
poder suficiente como para que el gobierno sea eficiente, pero ese
ejecutivo debe tener la vigilancia de las leyes. A toda costa hay que
evitar la anarquía y la dilapidación de los dineros públicos. Los
principios de la filosofía bolivariana están construidos sobre pre-
supuestos de un realismo político. “¡Ángeles, no hombres pueden
únicamente existir libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo todos
la potestad soberana!”.

LA NECESIDAD DE UN GOBIERNO CENTRALISTA

Bolívar anotaba en el Discurso de Angostura la urgente necesi-


dad que tenía la República de Venezuela de aferrarse a las decisio-
nes del Poder Ejecutivo. El gobierno centralista permitiría tomar
las decisiones requeridas de manera inmediata. El mismo Poder
Legislativo necesitaba de decisiones inmediatas que nos libraran
del retraso procesal debido a la lejanía de las autoridades. Bolívar
clamaba por la justicia inmediata en aquel mundo consumido por
la barbarie de las insolentes leyes de un imperio decadente al que
solo le interesaban las riquezas de la América naciente. Procla-
maba la necesidad de mantener el equilibrio de los poderes y el
respeto hacia los otros.

439
Discurso de Angostura

La sociedad que estaba proponiendo construir el Libertador


debía desmarcarse de la idea quimérica de que era posible la liber-
tad absoluta; para él ese proyecto corría el riesgo de sucumbir en
la anarquía o en el despotismo. Había que crear un Estado funda-
mentado en las leyes y en las normas de la sana convivencia. La
Constitución federal podía retrogradar las costumbres alimentan-
do el individualismo y los privilegios de grupos. Estas creencias
del Libertador lo llevan a pensar que lo más importante en aquella
naciente República era establecer un Poder Ejecutivo fuerte, que
centralizara el orden en torno al presidente, y un Senado heredita-
rio incorruptible, que fuera garante de la probidad del Estado.
La libertad ilimitada no era posible para este caraqueño, pues
en estos estados no están bien establecidos los límites que tienen
el ciudadano y los pueblos. Bolívar rescata la idea de ciudadanía
propia de la filosofía de la Ilustración, puesto que allí todos los
hombres son iguales ante la ley. La philosophie des lumières echa a
un lado las diferencias biológicas, de castas y de razas que podrían
horadar el camino dándole privilegios a una élite. Los contentivos
que prescribe Bolívar son los que la razón debe poner a la volun-
tad general y a la autoridad pública.
Bolívar conocía con claridad los excesos que podían imprimir-
le a los cambios sociales las pasiones de ciudadanos exaltados por
la conquista de nuevas libertades. Se trataba de morigerar y reglar
la imaginación que en plena creación, después de trescientos años
de sometimiento, podría errar con el entusiasmo. Así mismo se
debía ser preventivo con el uso indebido de la fuerza que podrían
llevar adelante las autoridades públicas:

Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu


nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos
puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad
pública. Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de
una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos es la restricción y la concentración reciproca a fin de que
haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo.

440
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Bolívar partía de la idea de la modernidad de que lo fundamen-


tal era el amor a la patria. En el Discurso de Angostura observa que
la actitud de los venezolanos ha sido de descreencia perpetua en
las leyes, y lo atribuye al mal uso que los magistrados han hecho
de estas, pues se han utilizado para castigar al pueblo. A pesar de
que sus connacionales aman la patria, se mantiene en su espíritu
la impronta negativa de un poder extranjero que los ha manteni-
do en el ostracismo. España nunca pretendió fomentar en estos
territorios la unidad nacional. Ese país era víctima del fariseísmo
de sus reyes. Los americanos fueron tratados con minusvalía. La
penetración de Bolívar a este respecto es de gran profundidad;
hombres como Domingo Monteverde y Pablo Morillo habían sido
lesivos para el país.
Morillo entendió la pacificación como sometimiento. La reali-
dad le mostraría una tendencia distinta; a pesar de las jerarquías y
las diferencias de castas y de clases el discurso de los libertadores
apuntaba hacia el entendimiento nacional. Bolívar había com-
prendido que éramos hechura de distintas razas; en aquel caldero
extraordinario se manifestaban varias maneras de entender y de
ejecutar el mundo en que vivíamos. Bolívar, en su encendido Dis-
curso de Angostura, propone la unidad nacional:

… La sangre de nuestros ciudadanos es diferente, mezclémosla para


unirla; nuestra Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos
para unirlos; nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despo-
tismos antiguos y modernos; que este edificio monstruoso se derribe,
caiga y apartando hasta sus ruinas, elevemos un templo a la justicia.

Bolívar pide dictar un código de leyes venezolanas; esa audacia


del Libertador fue extraordinaria pues nos estaba invitando a que
nos pensáramos como pueblo. La inspiración del Libertador fue
dar al traste con las viejas tradiciones legales que eran el recuerdo
de la servidumbre a que habíamos sido sometidos por el coloniaje.
Con un sentido realista de lo que estaba ocurriendo en el mundo
de aquel momento, nos invita a examinar las legislaciones de la
Gran Bretaña, de Francia y de América septentrional; se trataba de

441
Discurso de Angostura

encontrar el camino de la tolerancia y de la libertad. El punto neu-


rálgico de nuestros pueblos estaba en las distintas maneras como
comprendíamos el proceso social de cambio.
La idea de un hombre como el Libertador era fomentar el res-
peto público; de allí que dijera que el camino de construcción de la
República fuese más plausible de lo que pensáramos: nos unían las
costumbres, una lengua común, tradiciones de lucha y un sinfín
de elementos que no harían posible nuestra disolución. Nuestro
estadista temía al leguleyismo de la Asamblea Nacional; ello podía
conllevar al despotismo o a la monocracia. Ningún provecho
tendría sustituir la anarquía parlamentaria por un cuerpo oligár-
quico todopoderoso que retuviera o hiciera de difícil ejecución las
decisiones del Poder Ejecutivo. El discurso del Padre de la Patria
se levanta desde la comprensión de la tiranía que ha ejercido un
Poder Judicial corrompido; desde esa simiente se haría imposible
sedimentar la idea de patria. Para contrarrestar los impactos de los
vicios propuso el Poder Moral como una especie de superego que
permitiese a la República corregir sus propios errores.

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA REPÚBLICA

La idea fue construir una República sólida e indivisible; esto


permitiría atenuar las luchas intestinas y el caudillismo en que
podía hundirse el país. Un signo importante de nuestra historia
política han sido los levantamientos y las pequeñas guerras por
controlar el poder. Bolívar sabía que había que integrar a la patria,
a la población esclava; de hecho su pensamiento distaba mucho de
la ideología del mantuanaje que quería mantener aquellos privi-
legios propios de la servidumbre. Hay que recordar que en 1815
había acordado con el presidente de Haití Alejandro Petión abolir
la esclavitud en Venezuela.
El Discurso de Angostura es una pieza teórica e histórica donde
se apela no solo a la integración nacional como un factor esencial
para conformar la República, sino a la necesidad de constituir y
fundamentar los imaginarios; allí hay una acción recordatoria
de la función capital que ha jugado en la historia el pueblo; este

442
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

se ha batido en cada rincón soñando con la libertad y la felicidad.


Bolívar recuerda la gloria y el tributo que la República debe rendir
a los lanceros de la patria y a los esclavos. Bolívar no solo fue un
gran tribuno, sino un hombre que supo apreciar el poder de la
fuerza de cambio que tiene la conciencia política. La gloria no era
el dinero tan solo, sino las máximas virtudes y los grandes idea-
les. La paz de la nación estaba en la necesidad de reunir aquellas
ansias redentoras. El lenguaje de Bolívar es de sentencias y de fe en
la revolución, en la honradez, en las Luces y en el futuro.
En las primeras sesiones del Congreso de Angostura se acordó
que la religión oficial fuese la católica; también se tomó la previ-
sión de otorgar beneficios a extranjeros que habían luchado por
la causa de la libertad nacional: se les concedieron tierras como
compensaciones. La República muchas veces confirió tierras
como contraprestación de los empréstitos recibidos de Londres.
La República se reglamentó sobre una base amplia que permitiera
la inserción de los extranjeros que estaban en el país. Se tomaron
disposiciones que permitieran a los comerciantes sentirse cómo-
dos y protegidos por la nueva República. Eso implicaba la exo-
neración del pago de impuestos para los productos exportados e
importados. Todas aquellas garantías eran necesarias para hacer
atractiva la convivencia humana en la República naciente.
Bolívar le exigió al Congreso que comenzara sus deliberacio-
nes inmediatamente, luego de que él finalice su discurso; debía
otorgarse el reconocimiento a los hombres que se habían batido
por la dignidad de la patria, se debía instituir una declaración so-
lemne para con estos hombres, quienes debían ser premiados por
sus servicios a la patria. Bolívar en acto oficial entrega el poder de
Primer Magistrado de la República y declara que será fiel servidor
de las líneas que establezca aquel Congreso de 1819 y estará presto
a cumplir, como un soldado más, las disposiciones que se tomasen
con respecto a su destino como servidor público.
El Discurso de Angostura predice lo que será Venezuela o Colom-
bia la Grande, como se han dado en llamarla algunos historiadores
para diferenciarla de Colombia. La decisión de unir a estos países
se debe a una vida histórica común, pueblos que derrocharon valor

443
Discurso de Angostura

y sacrificios por mantener la libertad. No sospechaba Bolívar, igual


que no lo hizo Sócrates, que las almas reaccionarias interpondrían
todos sus recursos para que este proyecto hecho realidad se de-
rrumbara. Para Bolívar el buen gobierno debería ser la suma de feli-
cidad de la República; esto implicaba la autonomía de los jueces y la
fortaleza del Poder Judicial; esta independencia relativa mantendría
el equilibrio del poder y evitaría la venalidad.
Aquella República que soñaba Bolívar se fraguó desde las di-
ficultades del hacer. El camino recorrido estuvo lleno de baches,
de contratiempos, de disputas. España quería seguir entronizada
en el poder. En 1812 Domingo Monteverde tuvo sus aliados entre
los criollos; había ensamblado la artillería de su acciones con
base en las patrañas que a diario fabricaba José Domingo Díaz
en la Gaceta de Caracas; este atacaba a los patriotas, los tipificaba
como “señoritos sin oficio” que no hacían otra cosa que sembrar
la anarquía entre la población. Aquel orden político peninsular
equidistaba años luz de las razones que esgrimían los patriotas
venezolanos para llevar a cabo la libertad.
El Discurso de Angostura exhibe una ruptura rotunda con los
ideales políticos de los mantuanos; el giro lingüístico de Bolívar
solicita a las comisiones que se van a instalar para discutir su
modelo de gobierno, que le otorgue prioridad al tema de la situa-
ción de esclavitud que aún persistía en Venezuela. El 11 de enero
de 1820 el Congreso aprobó el proyecto que decretaba la libertad
de los esclavos. A partir del exhorto de Bolívar se le reconocen a
los soldados de la patria sus sueldos; asimismo se instrumentan
los mecanismos para auxiliar a sus viudas, todo esto para fortale-
cer a los que venían luchando desde 1816. Se trataba de honrar a
quienes corrieron peligros por defender el país.

LA IMPRONTA DE LA EDUCACIÓN

A la base del pensamiento de Bolívar subsistía su proyecto edu-


cativo. El camino de la integración del país debía comenzar por la
instrucción de sus ciudadanos. Más de la mitad de la población
en 1819 era analfabeta. Las pocas escuelas estaban en manos de

444
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

la Iglesia, la educación había olvidado la instrucción en los oficios


artesanales. La igualdad debía construirse en términos pragmáti-
cos, enseñando a leer y escribir a la población, lo cual le confería
el derecho de elegir a sus representantes. Como lo señala Tomás
Polanco Alcántara en el prólogo al libro El Libertador y la Consti-
tución de Angostura, había que formar hombres virtuosos dispues-
tos a servir a la nación. Las madres debían ser estimuladas con
consejos –provenientes del Estado– donde se las instruyese sobre
la atención escolar que debían estimular y promover en sus proles.
La excelencia debía comenzar a cultivarse desde la infancia.
El proyecto bolivariano apuntaba a la necesidad de estimular
y de reconocer las labores de los maestros; estos debían propulsar
la moral y las buenas costumbres. Distaba largo rato su ideario,
de una quimérica democracia imperfecta que pretendiera ho-
mogeneizar la moral pública y desconocer los rangos obtenidos
mediante el estudio sesudo de sus materias y áreas de especialidad.
Se trataba de fomentar la educación popular; los niños debían ser
atendidos en fonética, en la lectura, en la higiene, en la modera-
ción. Sin duda, Bolívar había asimilado las enseñanzas aristotéli-
cas: el primado debía estar en la fronesis y en la ética.
El ethos social debía ser atendido desde la primera infancia;
los valores fundamentales eran la honradez, la valentía y el amor
a la patria. El docente –como profesional y ductor de la reserva
humana del pueblo– debía ocupar un puesto privilegiado en el
todo social. Los docentes eran los encargados de formar naciones.
En la concepción del Libertador, la familia tenía un papel pri-
mordial. Los padres debían inculcar a su descendencia los ideales
de la virtud, la libertad, la igualdad y el trabajo. Los hijos de la
patria debían a empujar su terruño hacia el desarrollo y el éxito.
Los ciudadanos de aquella República debían ser entes activos, vi-
gilantes del destino de sus conciudadanos. El amor al suelo sería
fuente y garantía de formación de una ética fuerte donde prima-
ran los principios del bienestar público. Bolívar pretendía desmar-
carnos con esto de siglos de corrupción y tiranía. El sistema social
y de poderes debía ser regulado por la vida ética y moral del espíri-
tu encarnado en la Cámara de Representantes de la República.

445
Discurso de Angostura

Las reflexiones de los representantes de la vida pública debían


encaminarse a promover el estudio realizado por investigado-
res de las normas morales y tradiciones del país. Se trataba de
fortalecer y regular las instituciones del Estado. Sugería también
Bolívar contar permanentemente con el concurso y cooperación
de doctos educadores internacionales; esto a los fines de dar con-
tinuidad a las medidas que se tomasen a favor de los ciudadanos;
esto evitaría la improvisación y permitiría instrumentar una for-
mación levantada sobre principios sostenibles.
En el Discurso de Angostura Bolívar exhibe una pedagogía
política de alto nivel. Lo que verdaderamente debería reclamar un
Estado es el equilibrio de sus poderes. A pesar de la autonomía del
Poder Judicial que le ha concedido Bolívar a esta instancia, el pre-
sidente de la República estaría facultado para intervenir en algunas
de sus decisiones cuando las considerase injustas; esto daría paso a
la revisión de la materia juzgada, y de no haber acuerdo correspon-
dería a la Cámara de Senadores la última palabra; lo que se buscaba
era impulsar el respeto y la convivencia plena de felicidad. La sobe-
ranía del pueblo era imprescriptible; el pueblo venezolano –desde
los sucesos de 1810 y 1811– con la declaración de la Independencia
había tomado conciencia de su papel en la historia: nunca más iba a
retrogradarse retornando a la tiranía. El vehículo democrático que
proponía Bolívar –para validar su concepción– eran las elecciones
y la promulgación de la segunda Constitución del país.
La Constitución emanada del Discurso de Angostura y discu-
tida por los representantes de las provincias, establecía en el artí-
culo 4 el derecho democrático a la libre expresión; el ciudadano
podía con libertad reclamar sus derechos estableciendo grupos
siempre y cuando lo hiciese por escrito y estuviese claramente
estipulado que el interés era común a todos los ciudadanos. Quien
reclamara sus derechos debía firmar el documento como tal; no
se podían tolerar estilos licenciosos que ofendieran la moral y la
virtud del otro. La Constitución venezolana de 1819 era taxativa
cuando decía que estaba prohibido el abuso emanado del Estado;
nadie podía suspender la libertad de otro ciudadano por simple
capricho, o por el uso de la fuerza y del poder.

446
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Ninguno puede ser acusado, preso, ni detenido, sino en los casos que
la ley haya determinado, y según las formas que haya prescrito. Todo
acto ejercido contra un hombre fuera de los casos y formas de la ley,
es un acto arbitrario, opresivo y tiránico, y cualquiera que lo haya
solicitado, expedido, firmado, ejecutado, o hecho expedir, firmar o
ejecutar es culpable, y debe ser castigado conforme a la ley.

En la Constitución de 1819, tal como nos lo muestra Pedro


Grases, el Poder Moral se imprimió como apéndice por los par-
lamentarios que revisaron el proyecto de Constitución propuesto
por el Libertador. El poder no se aprueba; se dejó para una época
posterior; se debía consultar a los eruditos de todos los países de la
época para establecer si esta figura añadía bondades o perjuicios
a la República naciente; de acuerdo con esto, su aprobación o re-
chazo dependía de la experiencia de otros pueblos que siguieron
ese camino. Posiblemente los magistrados que evaluaron el pro-
yecto bolivariano lo consideraron quimérico. Bolívar consideró su
utopía constitucional –en relación cobl Poder Moral– extraída de
la experiencia de Repúblicas antiguas y de su sueño por encami-
nar a la patria a la conquista de un mundo mejor.
El Congreso de Angostura da el paso decisivo para la Cons-
titución de la Gran Colombia. Vencer al poder español requería
la unidad de los pueblos; este Congreso elige a Bolívar como
presidente del naciente país y a Francisco de Paula Santander
como vicepresidente. Bolívar, en su carácter supremo de jefe del
Ejército Libertador, necesitaba desplazarse al sur: a Ecuador y a
Perú. Su ausencia sería suplida por Santander. Estábamos ante dos
concepciones ideológicas distintas: Bolívar quería el centralismo
y Santander fundar una sociedad liberal donde coexistieran los
antiguos vicios que el Libertador había criticado. A esa fatalidad
debían sumársele las ambiciones de Juan José Flores en Ecuador
y de José Antonio Páez en Venezuela, que se encaminaron a inde-
pendizar los departamentos de Colombia la Grande que dirigían
como vicepresidentes.
A lo interno de la naciente Colombia se habían comenzado a
fortalecer las fuerzas del personalismo y de la ambición. En 1828,

447
Discurso de Angostura

en una fatídica noche septembrina, se intenta asesinar al Liberta-


dor; milagrosamente lo salva Manuela Sáenz. Allí participa Pedro
Carujo, y en el asalto al palacio mueren varios custodios del Li-
bertador. Santander es condenado a muerte por ser considerado
ideólogo de aquella salvajada; la vida le es perdonada por Bolívar,
su camino sería el exilio. En el Departamento de Venezuela Páez
y Miguel Peña preparan la liquidación de la utopía bolivariana;
igual sucede en Quito con el general Flores, quien en franca cons-
piración contra el Libertador prepara la separación de Quito de
la Gran Colombia. El desenlace de Colombia la Grande termina
en una tragedia: muere Bolívar diezmado por su enfermedad
pulmonar según el dictamen de Alejandro Próspero Révérend. En
febrero había sido liquidado el mariscal Sucre en la montaña de
Berruecos. Los sueños de unión para la construcción de ese gran
país que sería Colombia la Grande –compuesta por Venezuela,
Cundinamarca, Ecuador, Panamá y otros países que como Puerto
Rico y Cuba querían anexarse como protectorado– expiran.

BIBLIOGRAFÍA

Agosto Méndez, J. M. (comp.). (1920). Libro del Centenario del


Congreso de Angostura. Compilación ordenada por el Ejecutivo
del Estado Bolívar. Ciudad Bolívar: Tipografía La Empresa.
Constitución política del Estado de Venezuela promulgada el 15 de
agosto de 1819. ww.ucv.ve/fleadmin/user_upload/…/Cons-
tit_politica_Estado_Vzla_1819.doc
Grases, Pedro (comp.). (2011). Actas del Congreso de Angostura
15 de febrero de 1819-31 de julio de 1821. Caracas: Biblioteca
Ayacucho / Banco Central de Venezuela.
Grases, Pedro. (1970). El Libertador y la Constitución de Angostura
de 1819. Caracas: Banco Hipotecario de Crédito Urbano.

448
EL CONGRESO DE ANGOSTURA:
LOS FUNDAMENTOS
DE UN PUEBLO NACIENTE
Oldman Botello
LA DESPEDIDA FORZADA DE LOS ESPAÑOLES EN GUAYANA

A las ocho de la mañana del 18 de julio de 1817 zarpó del puerto


de Angostura (hoy Ciudad Bolívar) un convoy integrado por dos
fragatas, cuatro bergantines, nueve goletas y varias lanchas, fleche-
ras y otras de menor calado. Iban a bordo el comandante general
de la provincia Miguel de la Torre y Pando, el vicario encargado del
Obispado de Guayana, el intendente provincial Lorenzo Fitzgerald
y otros altos y medios funcionarios, oficiales, tropa y casi todos los
vecinos de la ciudad, salvo doce que se quedaron escondidos en el
monte pues no quisieron viajar. Iban por el Orinoco buscando su
desembocadura para viajar a las colonias europeas del Caribe. Eran
los últimos españoles y varios venezolanos que se marchaban luego
de la caída de Guayana que siguió a la aplastante derrota de los rea-
listas en San Félix, por las tropas independentistas comandadas por
el bizarro general Manuel Carlos Piar.
El convoy que emigraba tuvo varios encuentros con las fuer-
zas de la libertad a través de su viaje por el Orinoco, más otros
contratiempos por el desconocimiento de la ruta que debían
seguir para salir al mar. Habían padecido seis meses y siete días
de sitio por las fuerzas que operaban sobre Guayana. Se agotaron
las provisiones y en los últimos días soportaban por todo
alimento cuero de ganado guisado con pira y otras hierbas. El acta
levantada el 15 de julio para justificar la desocupación y entrega a
regañadientes de Angostura dice:

… no es menos cierta una notoria y absoluta falta de víveres con que


se halla la plaza, en términos que sus habitantes se ven reducidos a la
infeliz suerte de haberse de alimentar de cueros, faltando de algunos
días a esta parte la ración a la tropa sin esperanza de ningún auxilio1.

El 8 de agosto de 1817, las tropas españolas recalaron en la isla


de Granada; el mismo día que salieron, el 18 de julio, la infantería

1 Tomás Surroca y de Montó, La provincia de Guayana en la Independencia


de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2003, p. 257.

451
Discurso de Angostura

patriota se adueñó de Angostura y de toda Guayana, expulsando


de un vez y para siempre las tropas de la monarquía.

TEMORES Y DESESPERANZA DE MORILLO Y OTROS

A partir de 1817, aun ganando pero también perdiendo bata-


llas, tanto él como sus demás oficiales en los diversos escenarios
de la guerra, el general Morillo observa muy trágica la situación
de las tropas españolas y en ello le iba la pérdida del territorio ve-
nezolano y neogranadino al reino. Estas reflexiones que no solo
eran cuitas íntimas con sus oficiales más cercanos, también las
hacía llegar a la Secretaría de Guerra en Madrid. El 4 de agosto de
1820 escribe desde Valencia el “Pacificador” a su subalterno real
sobre una delegación realista llegada a Angostura para tratar con
el Congreso, pero estaba plenamente consciente de que lo que
deseaban “(…) es la independencia de España y que así lo tienen
jurado, y todo lo que no sea tratar bajo de estas bases es escusa-
do (sic) perder tiempo en valde (sic)”2. El 26 de julio del mismo
año, Morillo envía una comunicación al secretario de Estado y del
Despacho de la Gobernación de Ultramar manifestando “(…) la
firme convicción en que está de que el Gobierno de Colombia solo
desea la Independencia” y hace una extensa relación de la guerra
a la que se enfrentaba a diario. En iguales términos le remite
otra el 6 de agosto y le agrega la urgencia: “(…) de tomar una
resolución que ponga a salvo los muchísimos intereses que hay
amenazados”3. El 24 de abril de 1821 ya Morillo está de vuelta en
Madrid después que se aprobara la restitución a su país que había
solicitado en nueve oportunidades luego de cinco años de aguda
lucha en Venezuela. No olvida a sus compañeros que permanecían
en dificultades y en vísperas de la decisiva batalla de Carabobo:
“(…) llamando la atención del Gobierno sobre esto y sobre los

2 Remedios Contreras, Catálogo de la colección Pablo Morillo, Conde de


Cartagena. Madrid, Real Academia de la Historia, II Vol., 1988.
3 Remedios Contreras, Catálogo de la colección Pablo Morillo... op. cit,
p. 223.

452
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

últimos partes del general de La Torre para que se atienda a la des-


graciada suerte de aquellos dignos militares y la de los habitantes
comprometidos”4.

BOLÍVAR CONVOCA A UN CONGRESO

Al año siguiente de aquellos sucesos, el 22 de octubre de 1818,


el Libertador llamó a la instalación de un Congreso Nacional
para lo cual debían elegirse en las provincias venezolanas y las
neogranadinas que estuvieran libres los diputados representantes
que no serían de cada provincia exclusivamente sino de rango
nacional, como para no perderse en diatribas de campanario. No
hubo mucho aparato para designar a los componentes de dicho
Congreso. Allí estuvieron muchos militares, pero también aboga-
dos, agricultores, latifundistas y dos sacerdotes, barineses ambos.
Fueron 27 con sus respectivos suplentes. De la provincia granadi-
na de Casanare vinieron tres5.

LA REPRESENTACIÓN ELECTA

La distribución de los honorables representantes electos fue la


siguiente: Provincia de Caracas: Dr. Juan Germán Roscio, nacido
en 1763, de 56 años; de San Francisco de Tiznados, Guárico;
Dr. Luis Tomás Peraza6, 54 años, abogado graduado en ambos

4 Ibidem, p. 245.
5 Actas del Congreso de Angostura. Pedro Grases (comp.). Caracas, Bi-
blioteca Ayacucho, 2011, pp. 33-34.
6 El doctor Luis Tomás Peraza y Rodríguez nació en Villa de Cura el
13 de marzo de 1765 y murió en la misma ciudad de Aragua el 31
de diciembre de 1822. Fue hijo del canario sargento mayor Fernando
Peraza y Ayala y doña Juana Rodríguez. Abogado graduado en am-
bos derechos, civil y eclesiástico. En 1797, cuando se desempeña como
defensor en el Juzgado de Difuntos de Caracas, se vio envuelto en la
conspiración de Gual y España. No corrió la misma suerte de los jefes
de la asonada en ciernes, pero fue enviado a La Habana, donde pur-
gó condena de seis años. Allí lo visitó Alejandro de Humboldt, quien
conoció a su familia en Villa de Cura en febrero de 1800 y le enviaron

453
Discurso de Angostura

derechos, de Villa de Cura, Aragua; licenciado José España;


Onofre Basalo y Francisco Antonio Zea, de Medellín, que fue vi-
cepresidente; vino por Casanare aunque representaba a Caracas.
Por la Provincia de Barcelona: coronel Francisco Parejo, coronel
Eduardo Antonio Hurtado; licenciado Diego Bautista Urbaneja;
licenciado Ramón García Cádiz; y Diego Antonio Alcalá y Figue-
ra, de 58 años aproximadamente. Provincia de Cumaná: general
en jefe Santiago Mariño, de 31 años, margariteño; general de bri-
gada Tomás Montilla, caraqueño; doctor y general Juan Martínez
Alemán, cumanés, de 46 años y coronel Diego Vallenilla, de 46
años, secretario del Congreso la mayor parte del tiempo, además
de diputado. Provincia de Barinas: presbítero (luego obispo)
Ramón Ignacio Méndez, de 46 años; coronel Miguel Guerrero, de
Guanare; general de división Rafael Urdaneta; Pbro. doctor An-
tonio María Briceño y Dr. Nicolás Pumar. Provincia de Guayana:
Eusebio Afanador, de Angostura; Juan Vicente Cardozo, de An-
gostura; Fernando Peñalver, intendente del Ejército, de 54 años;
general de brigada Pedro León Torres, caroreño, 28 años, el más
joven del grupo; José Tomás Machado, general Manuel Sedeño o
Cedeño. Provincia de Margarita: licenciado Gaspar Marcano, Dr.
Manuel Palacio Fajardo, nacido en Mijagual, Barinas en 1754 y

con él un puñado de dinero. Sufrió en total catorce años de prisiones y


regresó al país por Barcelona en 1811; se incorporó inmediatamente al
movimiento independentista en Barcelona, donde fundó la Sociedad
Patriótica local. Al caer la Primera República, el doctor Peraza fue nue-
vamente investigado y juzgado por causa de infidencia, por la supuesta
connivencia con el generalísimo Francisco de Miranda en La Victoria
y Villa de Cura. Fue miembro por su ciudad natal de la Cámara de
Representantes de la provincia de Caracas y más tarde electo diputado
al Congreso de Angostura. En Guayana colaboró con el sacerdote y
coronel José Félix Blanco en las Misiones del Caroní; fiscal del Tribunal
de Secuestros designado por el Libertador. Suscribió la Constitución
de Venezuela y la Ley Fundamental de la República de Colombia. Al
concluir las sesiones del Congreso en Angostura, fue presidente del
Tribunal del Almirantazgo y finalmente regresó a Villa de Cura, donde
murió en 1822. Sus restos se perdieron en el cementerio viejo de la
ciudad.

454
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

fallecido en Angostura en mayo de 1789 en pleno Congreso, por


fiebre palúdica; licenciado Domingo Alzuru, José de Jesús Gue-
vara. Provincia de Casanare: Vicente Uribe, José Ignacio Muñoz y
José María Vergara. Los de mayor edad eran Alcalá con 58; Roscio
con 56, Peraza y Peñalver con 54, Antonio María Briceño, 49; Va-
llenilla con 46 al igual que Martínez Alemán y el padre Méndez.
Los más jóvenes fueron Pedro León Torres con 28 y Mariño con
31. Solo faltaron Maracaibo, Coro y los Andes, todos en poder de
los realistas.

INCIDENCIAS EN EL CONGRESO.
ODIOS, CHISMES, DISIDENCIAS

No fue un lecho de rosas el desarrollo del Congreso de Angos-


tura. El 11 de noviembre de 1818 en la noche arribó el Libertador
a la ciudad guayanesa procedente de Maturín. Estaba pendiente
de todo lo que tuviera que ver con el anhelado Congreso donde
tenía previsto entregar el mando y aprobar una Constitución para
la República de Colombia, escogida para la unión de Venezuela y
Nueva Granada.
El expedicionario inglés Richard Longfield Vowell describe en
su libro Memorias de un oficial de la Legión Británica, las caracte-
rísticas de la pequeña población guayanesa que albergaría durante
un tiempo al Congreso y a los organizadores de la nueva patria.
La insalubridad, la fuerte temperatura, la propia conformación
de Angostura con subidas y bajadas que afectaban a los de mayor
edad para desplazarse a la sede donde se reuniría el Congreso. Co-
piamos in extenso lo que escribió Vowell en su país y que publicó
a mediados de los años veinte del siglo XIX en inglés y en 1828 se
tradujo al francés causando notable impacto:

La ciudad de Angostura está construida sobre una roca que tiene su


base a orillas del río y se eleva al nivel de una colina donde hay un
pequeño fuerte (…) Las calles de la ciudad son todas muy rudas,
excepto la que se extiende a lo largo del río. Es sin duda la calle más

455
Discurso de Angostura

agradable por el delicioso paisaje que domina y por la refrescante


brisa que se alza del agua. Casi todas las casas están muy limpias
y vistas desde el río ofrecen un lindísimo aspecto. (…) La plaza se
halla torpemente situada en mitad de la cuesta de una colina. Con-
tiene el armazón de una Catedral empezada con grandes vuelos,
pero cuya terminación han impedido la guerra y la pobreza que
siempre la acompaña. (…) En la parte superior de la plaza están la
cárcel y los cuarteles. (…) El palacio, que está situado enfrente, es
una sencilla construcción de ladrillos que no tiene más que un piso.
No hace mucho que en el salón de este palacio se reunió el Con-
greso de la República y continuó funcionando hasta 1819, en que
el Estado de Venezuela se unió con el de Nueva Granada (…) Este
edificio, por su situación en una rápida pendiente, es de forma muy
irregular y parece en peligro de desplomarse a la primera sacudida
de un temblor de tierra7.

Bastante se quejaron los diputados de la insalubridad de An-


gostura, lo malsano de las lagunas que se hallaban en el centro y
aledaños de la comunidad guayanesa. Allí se lanzaban animales
muertos y hasta cuerpos humanos, por no llevarlos hasta el ce-
menterio local por las subidas, según escribe Vowell. Las fiebres
palúdicas, la disentería asolaban el pueblo y como consecuencia
de aquellas falleció el diputado por Margarita Manuel Palacio Fa-
jardo en mayo de 1819.

BOLÍVAR EN SAN JUAN DE PAYARA

Desde el 16 de enero de 1819 se hallaba Bolívar en San Juan


de Payara, pequeño pueblo apureño a la izquierda y a pocos ki-
lómetros del río Arauca. Allí pasó revista a las tropas llaneras que
comandaba el general Páez. Los arengó de esta manera:

7 Richard Longfield Vowell, Memorias de un oficial de la Legión Británica.


Madrid, Editorial América [Biblioteca Ayacucho], 1916, pp. 38-40.

456
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Llaneros, vosotros seréis independientes aunque se oponga el mundo


todo. Vuestras lanzas y estos desiertos os libran de la tiranía (…)
Preparaos al combate, vuestros hermanos de Guayana, de Barce-
lona y Caracas estarán a vuestro lado. El impertérrito general Páez
os conducirá a la victoria y el genio de la libertad escribirá vuestros
nombres en los fastos de la gloria8.

Al día siguiente ascendió a Páez al grado de general de División


y le asigna el mando de la caballería del ejército unificado. Eran
3400 infantes y 1000 jinetes.
El Congreso originalmente fue planificado para el primero de
enero de 1819, pero las distancias, lo dificultoso de las comunica-
ciones y las movilizaciones de tropas embarazaron tal posibilidad.
Los diputados de Barcelona, al mando del general José Tadeo Mo-
nagas, estuvieron el día fijado. Luego llegó el general Zaraza con
los representantes de la provincia de Caracas. Estaban electos los
de Margarita, Barinas y Cumaná. Los de Guayana permanecían
todos en Angostura9. Por su parte, el Consejo de Gobierno, en
su sesión del 19 de enero, acordó que se cambiara la letra de los
latines en las misas de los territorios libres de Venezuela. Una nota
del Correo del Orinoco indicó que se omitía rogar a Dios por la
República o su Gobierno “(…) y siendo más digno de esta conme-
moración un pueblo en lucha por recuperar sus derechos usurpa-
dos por el mismo usurpador de ellos, acordaron el Apóstol en su
primera carta a Timoteo, Cap. 2, quiere y suplica se hagan preces
por todos los hombres, señaladamente aquellos que se hayan
constituido en plazas sublimes” y se rogaba y encargaba al Provi-
sor que todos los eclesiásticos de su jurisdicción sustituyeran en la
oración correspondiente las palabras Republicam nostram Venezo-
lanam en vez del suprimido nombre del rey de los españoles y que
no se omita la oración que la Iglesia acostumbra pro tempore belli y

8 Daniel Florencio O’Leary. Memorias del General O’Leary. Vol. 27. Cara-
cas, Ministerio de la Defensa, Vol. 27, p. 128.
9 Correo del Orinoco, N° 17, sábado 6 de febrero de 1819, p. 4.

457
Discurso de Angostura

comienza Deus, qui conteris bella10. Estuvieron todos los diputados


presentes en la capital guayanesa, informa el Correo:

… ha dispuesto el jefe supremo se verifique su instalación el lunes 15


del corriente. Este es el grande y memorable día en que Venezuela va
a presentar al Mundo civilizado el espectáculo más propio a fijar la
atención y conmover a todos los hombres virtuosos y sensibles11.

El 22 de enero, el Libertador emprende viaje desde San Juan de


Payara por el río Arauca con su Estado Mayor y el secretario de
Guerra. Llega en las embarcaciones a la boca del Orinoco y por
allí, rumbo noreste, se dirige a Angostura, adonde llega el 8 de
febrero de 1819. Cuenta O’Leary que el Libertador:

… en su premura por llegar pasó con su Estado Mayor a una embar-


cación más ligera para adelantarse al grueso de la tropa. Había sido
informado que 2.000 ingleses desembarcaron en Angostura y otro
tanto venía en camino. Bolívar había bosquejado su extenso discurso
ante el Congreso y a bordo (…) reclinándose en la hamaca durante
las horas del calor opresivo del día, o en la flechera que lo conducía a
bordo, sobre las aguas del majestuoso Orinoco, o bien en sus márge-
nes, bajo la sombra de árboles gigantescos, en las horas frescas de la
noche, con una mano en el cuello de su casaca y el dedo pulgar sobre
el labio superior dictaba a su secretario en los momentos propicios,
la constitución que preparaba para la república y la célebre alocución
que ha merecido tan justa admiración de los oradores y estadistas12.

Es poco sabido que quien revisó y corrigió in extenso y hasta


agregó lo propio al texto, con orden de imprimirlo a petición del
propio Bolívar, fue el abogado, diplomático, políglota y pensador
patriota Manuel Palacio Fajardo, diputado por Margarita, pero
nacido en Mijagual, pueblecito del llano barinés. En una carta en

10 Idem.
11 Correo del Orinoco, N° 18, p. 4.
12 Correo del Orinoco, N° 24, p. 4.

458
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

francés, idioma que Bolívar dominaba muy bien, le dice Palacio al


Libertador el 19 de marzo de 1818:

… Me honra mucho vuestra excelencia al confiarme la revisión de


su hermoso y original discurso al Congreso (…) Consagraré toda mi
atención a corregirlo; es decir, dejaré los pensamientos porque son
todos bellos, pero omitiré algunas cláusulas repetidas, o cuya sustan-
cia se haya expresado en otras con más calor o propiedad (…) El es-
pañol de usted de V. E. no siempre es puro, aunque siempre escogido,
cadencioso y elegante. Hay pensamientos atrevidos en el discurso;
pero dependen de la originalidad con que V. E. juzga nuestra situa-
ción política y esta originalidad será religiosamente respetada13.

Como se ve, el doctor Palacio Fajardo le enmendó la plana al


Libertador, pero este confiaba en su fiel amigo a quien tenía de
asesor, como también lo tuvo en Fernando Peñalver en muchos
aspectos políticos, literarios y personales. Fue el texto más extenso
de los que escribió Simón Bolívar en los más de 10.000 documen-
tos salidos de su pluma o de amanuenses bajo sus órdenes.

LA INSTALACIÓN DEL CONGRESO

El 15 de febrero de 1819, tal como lo había sugerido el Liber-


tador, se instaló frente a la plaza Mayor de Santo Tomás de An-
gostura el Congreso que llevó el nombre de la ciudad. Faltaron
cuatro diputados que venían en camino; y como había quórum,
con los presentes se cumplió la ceremonia protocolar, una vez que
el Libertador fue invitado a pasar al edificio por una comisión
designada al efecto y recibido con una salva de tres cañonazos;
llegó a las once de la mañana con aquel sol candente; estaban
presentes numerosos ciudadanos nacionales y extranjeros. A las

13 José Gil Fortoul, José. Historia constitucional de Venezuela. Caracas, Mi-


nisterio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, Comisión
de las Obras Completas de José Gil Fortoul, 1967, (Obras Completas,
Vol. 1), Tomo.1, p. 407.

459
Discurso de Angostura

11:30 comenzó la sesión y se le dio la palabra a Bolívar, quien pro-


nunció “… un largo discurso, cuyo objeto principal era exponer
los fundamentos de un proyecto de Constitución que presentaba
al Congreso y hacer ver que era la más adaptable a nuestro país”,
señala la primera Acta del Congreso14.
El discurso constó de 84 largos párrafos que angustiaron a los
circunstantes abrasados por el calor imperante en el período seco
del país. Tardó Bolívar 40 minutos aproximadamente en leer más
de cuarenta cuartillas manuscritas. El texto fue publicado por
partes en el Correo del Orinoco en siete páginas mezcladas con
otros asuntos, en sus ediciones desde el número 19 al 22. Asegura
el Correo que fue un discurso tan lleno de interés y tan patético,

… que ni ciudadanos ni extranjeros pudieron contener las lágrimas.


Su acción, su acento, la expresión de su semblante, todo acreditaba la
verdad de sus planteamientos y su íntima adhesión a los principios
filantrópicos y liberales de que hacía en aquel acto la más patética y
solemne profesión15.

Inmediatamente después del discurso, siguieron los aplausos


y los cañonazos de salva en la plaza Mayor; fue elegido y se jura-
mentó como presidente interino del Congreso Francisco Antonio
Zea, y como secretario interino también, Diego Bautista Urbaneja.
Desde las columnas de la Gaceta de Caracas, dirigida por
el médico realista José Domingo Díaz, se tildaba a la augusta
reunión de “farsa congresal” y a la provincia de Guayana la mo-
tejaba despectivamente de “una isla de seis miserables pueblos y
de seis varas de extensión”16. Se ve a las claras que el doctor Díaz
desconocía la geografía de Guayana y a los pueblos de españoles y
misiones existentes allí.
Contemporáneamente ha sido juzgado de diversas maneras y
puntos de vista el discurso del Libertador. El positivista José Gil

14 Actas del Congreso de Angostura... op. cit., p. 35.


15 Correo del Orinoco, N° 19, sábado 20 de febrero de 1819, p. 4.
16 Gaceta de Caracas, N° 253, 23 de junio de 1819, p. 1.952.

460
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Fortoul escribió en su Historia constitucional de Venezuela: “… Su


mensaje, más que discurso puramente político, es una como diser-
tación filosófica, de máxima importancia así por su forma cuanto
por la variedad y riqueza de su fondo”17. Por su parte, el abogado,
educador y fervoroso bolivariano Luis José Acosta Rodríguez in-
terpreta la forma y fondo de la pieza oratoria y define:

El Libertador, al actuar como legislador, revela un esfuerzo insistente


por hacer un texto constitucional que contenga lo mejor de las ins-
tituciones probadas ya en otros ambientes, con la índole peculiar de
la población, con la naturaleza de nuestra naciente república y con
la experiencia derivada de la Historia para que resultara aplicable,
práctico y conveniente el sistema de gobierno que se adoptase para
regir un pueblo naciente que salía del despotismo colonial y entraba
a la vía independiente y republicana sin mayor experiencia política.

Y se queja de los legisladores de 1811 que escribieron el primer


texto constitucional “… trayendo a nuestra república los rasgos
constitucionales de Estados Unidos y de Francia y lo han repetido
tanto en Venezuela como en el resto de América Hispana los legis-
ladores posteriores, con una que otra honrosa excepción”18.
El escritor y poeta emeritense Humberto Tejera también se
refirió al discurso bolivariano y escribió:

El complejo servil hacia lo europeo y lo norteamericano no ha


podido ganarle. Es un legislador con ímpetu interno que propone so-
luciones nuevas. Esto solo hace para Bolívar lugar entre los pensado-
res americanos, entre los pocos pensadores originales de América19.

17 José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela, Caracas, Ministe-


rio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, Comisión de las
Obras Completas de José Gil Fortoul, 1953, (Obras Completas, Vol. 1),
Tomo.1, p. 406.
18 Luis José Acosta Rodríguez, Bolívar para todos. Visión didáctica del Li-
bertador... op. cit.
19 Humberto Tejera, Bolívar, guía democrático de América. Caracas, Bi-
blioteca Popular Venezolana, 1962, pp. 89: 115.

461
Discurso de Angostura

El ensayista villacurano Augusto Mijares comenta también el


discurso:

(…) si por algo peca la amplísima y original estructura legislativa que


proponía, es por su extrema complejidad. Dijérase que angustiado en
exceso, porque no creía que la sociedad de su tiempo podía darle una
base estable para la reorganización del Estado, quiso invertir audaz-
mente los términos y forjar un Estado que fuera la base de una nueva
sociedad. Es lo que expresa cuando fiel al racionalismo revoluciona-
rio, sugiere al Congreso de Angostura que su misión será “echar los
fundamentos a un pueblo naciente”20.

CONTENIDOS Y ALGUNAS INCIDENCIAS


EN EL SENO DEL CONGRESO

LA ESCASEZ DE RECURSOS PARA EL EJÉRCITO

Entre las cuestiones de mayor interés con las que tuvo que
lidiar el Congreso reunido en Angostura, una de las prioritarias
fue la escasez de recursos logísticos: alimentos, armas, caballos y
mulas, para poder operar en las sabanas de los actuales estados
Anzoátegui, Monagas y Sucre que en mayor suma permanecían
en poder del ejército patriota al mando de Arismendi, Urdaneta,
Sedeño o Cedeño, Mariño y otros.
Planteada la situación en el seno del Congreso, el 23 de octubre
de 1819 se informó que los gastos dispuestos para la formación
del ejército hasta ese momento alcanzaban a más de 50.000 pesos
y el ministro del Interior estimaba que se necesitaban no menos
de 150.000 pesos “para ponerlo en aquel ventajoso que debe
tener”. En la misma sesión se aprobó “imponer, como se impone,
un impuesto del 10% sobre el valor o producto de los alquileres
de las casas de Angostura mientras sea capital del Estado”, lo que
se comunicaría al Poder Ejecutivo. Pero el Gobierno o el Estado

20 Augusto Mijares, “Bolívar como político y reformador social”. En: Doc-


trina del Libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979.

462
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

tenían fama de maula. El ciudadano Felipe Carrega reclamó la


casa de su propiedad donde vivía el comandante general de la
Provincia de Guayana, general Manuel Cedeño y exigía que se
cancelara la deuda atrasada. La diputación aprobó que se pasara la
información a la Corte de Justicia y que se averiguara si el Estado
o Cedeño debía pagar los alquileres. El 26 de noviembre siguiente
se aprobó que se cancelaran por el Estado y se incorporara en lo
sucesivo el pago de los alquileres a los funcionarios21.
El 10 de septiembre, el diputado Domingo Alzuru planteó
al Congreso “el estado crítico en que se hallaba la República”,
los ejércitos y la necesidad de destinar a la reorganización del
de Oriente al general Santiago Mariño y a Guayana o Margarita
al general Juan Bautista Arismendi, medida que era urgente que
tomara el cónclave y no dejarla a la consideración del Poder Eje-
cutivo, pues había procedimientos abiertos contra los dos oficiales
por indisciplina y problemas personales entre ambos jefes. En
torno a este problema, escribió Parra Pérez:

El señor Zea acusará luego a Mariño de haber lanzado o hecho lanzar


aquellos rumores alarmantes sobre la situación militar, acusación
que no pudo probar y que era, por lo menos, osada, si se considera
que el general en jefe no ocultó al Libertador ni al gobierno las noti-
cias que creía tener22.

El Congreso acordó dejar pendiente la resolución de que pa-


sasen al Ejecutivo “todos los medios o arbitrios de defensa que se
propusiesen”. El 13 de septiembre el diputado Alzuru pidió que
solo se discutiera lo relativo a “la salvación de la Patria” y recomen-
daba que el Congreso reasumiese el Poder Ejecutivo, y el general
Montilla lo rebatió expresando que de acuerdo con la Constitución
aprobada, los poderes públicos estaban perfectamente divididos.
Alzuru insistió en su posición “porque en la marcha que llevan

21 Actas del Congreso de Angostura... op. cit., pp. 297-298.


22 Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la Independencia de Venezuela. El
Ilustre General, T. III, Obras completas, 2014.

463
Discurso de Angostura

los negocios en nuestra situación es de esperarse la ruina de la Re-


pública”. El diputado José Luis Guevara lo apoyó, pero finalmente
fue desechada definitivamente la proposición de Alzuru23. Mas
no andaba descaminado el insistente Alzuru, porque los ejércitos
patriotas en el oriente carecían de recursos para seguir la guerra y
de allí lo cambiante de la situación. En la misma sesión se aprobó
solicitar ejecutivamente un informe del estado de la fuerza de los
ejércitos, incluyendo a la marina, y clasificando los elementos de
guerra y otros recursos destinados a la defensa. Se aprobó la pro-
hibición de extracción del ganado vacuno de esos territorios y so-
licitar un informe del número de reses con las que se contaba para
proveer a las fuerzas del interior24.
En la tarde del mismo día continuó la deliberación y el diputa-
do Alzurú expresó que el pueblo estaba temeroso de la noticia de
que 2000 hombres entraron a San Diego de Cabrutica (Anzoáte-
gui), y exigía al vicepresidente Zea que informara de las noveda-
des traídas por el ciudadano Diego Morales; y así se dispuso que el
secretario-diputado Diego de Vallenilla solicitara la información,
pero objetó por estar ocupado que se le reiteró la orden y debió
acceder porque el tiempo apremiaba y podía acarrear males. Zea
entregó dos comunicaciones: una del general Monagas sobre la
división limítrofe entre las provincias de Cumaná y Barcelona,
pero no era el momento propicio para estudiarlas; y en la otra, el
general Cedeño informaba a Monagas que el enemigo se aproxi-
maba al pueblo de Suata. Alzuru manifestó que se confirmaban las
informaciones que tenía “y que el Gobierno no tomaba ninguna
providencia ni presentaba los partes [que] debía tener sobre el
particular”25. Los diputados cayeron en disputas y dimes y diretes
entre Alzuru y Urbaneja por lo que el presidente llamó la aten-
ción. En ese estado llegó una representación del coronel Torres
asegurando que los realistas estaban en San Diego, a algunos
kilómetros de Angostura, mientras que las fuerzas republicanas

23 Actas del Congreso de Angostura... op. cit., p. 243.


24 Ibidem, pp. 242-243.
25 Ibidem, p. 245.

464
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

estaban dispersas, sin organización. Luego de divergencias sobre


si el Congreso debía reasumir las funciones del Ejecutivo y solici-
tar la renuncia del vicepresidente Zea, entró al recinto el general
Santiago Mariño, y actuando como diputado informó al Congreso
“… sobre la fatalidad del estado del ejército y que era necesario
nombrar un jefe que salvase la República, pues el enemigo estaba a
la vista”. Mariño insistió, aun contra la opinión de la mayoría, que
debía admitirse la renuncia de Zea y no hacer otra cosa26. Estaban
de bulto las maniobras de varios de los altos oficiales en contra de
Zea, quien tuvo que renunciar bajo presión. Explica Parra Pérez:

Desarróllase la tortuosa política del vicepresidente. Y el Congreso


por otra parte, acaso a instigación suya [de Zea] y de los que como
él se han convertido en enemigos de Mariño, no toma para nada en
cuenta la solicitud que este renueva de que le auxilie, y compuesto
como está en su gran mayoría de hombres “civiles”, absolutamente
inexpertos en cuestiones militares, adopta una actitud de convención
francesa y dicta a uno de los mejores generales de la República, a
distancia y sin saber con exactitud la realidad de las cosas, las opera-
ciones que debe hacer el ejército27.

De estos tejemanejes calificados por los historiadores como


una conspiración e insubordinación no tenía ningún conoci-
miento el Libertador, que estaba en Apure con Páez y consultando
aprestos operacionales para dirigirse a Nueva Granada por la vía
de Casanare y no por la de Cúcuta como había pensado al princi-
pio. Después de deliberar en el sitio de hato de El Setenta (a orillas
del Apure, al este del actual Bruzual y norte de Mantecal, pueblo
este de donde salió el 27 de mayo de 1820).
El Congreso acordó aceptar la renuncia y que se eligiese al su-
cesor. Obtuvo el general Arismendi 9 votos, Urdaneta 7 y Roscio
1. Acto seguido se fue en búsqueda de Arismendi, quien se jura-
mentó y entró a ejercer las funciones de vicepresidente. Zea, antes

26 Ibidem, pp. 245-246.


27 Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la Independencia... op. cit., p. 53.

465
Discurso de Angostura

de aceptarse su renuncia, recordó los servicios prestados como


republicano, la antigüedad y notoriedad de sus opiniones, los sa-
crificios que había hecho por Venezuela y su resolución de servir
en cualquier clase28. Roscio respondió manifestando su gratitud
a Zea a nombre del Congreso y luego se retiró del recinto. En la
sesión del 8 de noviembre estuvo el vicepresidente Juan Bautista
Arismendi, a quien se permitió ocupar puesto preferente. Aris-
mendi informó que tenía noticias de haber arribado a Puerto Rico
una fuerza de 3000 hombres al mando del mariscal Juan Manuel
de Cajigal, antiguo gobernador de la provincia de Cumaná, des-
conociéndose su destino final. Sugería que se le permitiese pasar
a Maturín, donde estaban reunidas las tropas inglesas llegadas de
Margarita y que conformarían la parte principal del ejército, y se
acordó que podía marchar adonde lo exigieran las circunstancias.
También consultó Arismendi sobre la libertad de los esclavos y se
le informó que había un proyecto que se estudiaría en próximas
sesiones.

LAS AUSENCIAS DE LOS DIPUTADOS

Las enfermedades, la temperatura, la estructura del área cen-


tral de Angostura, con subidas y bajadas, tomando en cuenta la
edad y la salud de los representantes del Congreso, obligan a los
congresistas a permanecer en sus casas. Peñalver escribía al Liber-
tador que no podía calzarse por una lesión en un pie. Ante tantas
ausencias que obligaban a suspender algunas sesiones, el diputado
Alzuru propuso una moción previa para que se oficiase a los di-
putados que estaban presentes para “que asistan o renuncien a sus
empleos”, y así fue aprobada la primera proposición29.
Esta es una secuencia de la inasistencia y suspensiones en el
último tramo del Congreso de Angostura: El 26 de noviembre de
1819 no hubo sesión por falta de quórum; tampoco el 27. Escri-
bió el secretario Vallenilla: “no habiéndose podido reunir para la

28 Actas del Congreso de Angostura... op. cit., p. 246.


29 Ibidem, p. 273.

466
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

sesión ordinaria de hoy el número señalado, por la enfermedad


de algunos señores diputados, quedó sin celebrarse”30. El 28 de
octubre José Luis Ramos declina la invitación para ser secretario
del cuerpo en sustitución de Vallenilla que debía viajar, “por su
estado insalubre (sic)”. El 10 de noviembre tampoco hubo sesión
por enfermedad de algunos de los diputados. Igual el 17 “por ha-
llarse indispuestos algunos diputados”. El 22 de noviembre solo
asistieron a la sesión, que no se verificó, los diputados Roscio,
Peraza, Basalo, García Cádiz, Martínez, Conde, Vallenilla, Car-
doso, Machado y Muñoz. El 23 tampoco hubo reunión, pues solo
asistieron nueve diputados. El 2 de diciembre de 1819 asistieron
solo diez; al día siguiente comparecieron solamente cuatro y no
estaba ni el presidente Zea; el 4 de diciembre igual. La situación
llegó a niveles dramáticos y obligó al presidente Zea a exponer
que se trajera la lista de los diputados presentes y ausentes “de lo
cual debía resultar como resultó que el Congreso era de necesi-
dad absoluta y que su dignidad desaparecería si no se llenase la
representación como correspondía” y se acordó oficiar al Ejecu-
tivo para que el 15 de enero del venidero año 1820 permanezcan
ocupadas las vacantes31.
El 11 de diciembre se anunció el arribo del Libertador y se
acordó recibirlo protocolarmente y no hubo más materia por
tratar “(…) por las ocupaciones que deben tener varios de los
señores diputados militares a la entrada de aquel jefe”. Pero aun
en presencia del Libertador en la ciudad, el 13 de diciembre no
pudieron reunirse por falta de quórum; solo asistieron diez repre-
sentantes. Tampoco hubo el 15; el 17 se reunieron 17 diputados y
se aprobó en tercera discusión la Ley Fundamental de la República
de Colombia, donde se hermanaban Venezuela y Nueva Granada.
No hubo más ausencias en las sesiones posteriores y se trabajó
hasta el 24 de diciembre y no el 25 de Navidad “por reverencia del

30 Ibidem, p. 273.
31 Ibidem, p. 276.

467
Discurso de Angostura

nacimiento del Salvador del Mundo”32. Se reanudaron las sesiones


el 30 de diciembre y luego el primero de enero de 1820.
El sábado 22 de enero se instaló la Diputación Permanente que
integraron los diputados doctor y general Juan Martínez, quien
la presidió; el presbítero Antonio María Briceño, García Cádiz,
Peraza, España y Afanador, y como secretario el angostureño An-
tonio Delepiani. El Congreso pleno se reinstaló el 10 de julio de
1820. Terminó sus sesiones el trascendental cónclave de Angostu-
ra el 31 de julio de 1820, al tener conocimiento la Cámara de que
se había instalado en Colombia en la Villa del Rosario de Cúcuta
el Congreso de la nueva República de Colombia.
Así dio sus frutos el Congreso de Angostura, con una Ley
Fundamental y una Constitución creando una nueva República
independiente en territorio de Nuestra América, luego dividida en
dos naciones autónomas. Venezuela está hoy amenazada por im-
perialismos que dragonean de policías del mundo y que ponen en
peligro la auténtica libertad y emancipación de la tierra de Simón
Bolívar y de los grandes Padres de la Patria que son su orgullo.

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32 Ibidem, p. 330.

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Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

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469
EL CONGRESO DE ANGOSTURA:
LA BISAGRA HISTÓRICA DEL PROYECTO
REPUBLICANO BOLIVARIANO1
Belín Vázquez

1 Con este título se ofrece una versión modificada del Prólogo de nues-
tra autoría, Actas del Congreso de Angostura (15 de febrero de 1819-31
de julio de 1821, Pedro Grases (comp.), Caracas, Fundación Biblioteca
Ayacucho / Banco Central de Venezuela, Colección Claves Políticas de
Venezuela, Nº 7, 2011, 697 p. Reedición de Actas del Congreso de An-
gostura (15 de febrero de 1819-31 de julio de 1821), prólogo de Ángel
Francisco Brice, edición al cuidado de Pedro Grases con transcripción,
notas y advertencia editorial, Caracas, Universidad Central Venezuela,
Facultad de Derecho, Instituto de Derecho Público, Colección Historia
Constitucional de Venezuela, 1969, 709 p. También publicadas en la obra
Congreso de Angostura 1819-1821. Actas de los Congresos de Ciclo Boli-
variano, prólogo de Ángel Francisco Brice, Caracas, Ediciones Conme-
morativas del Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar,
tomos I-II, 1983.
El año 1819 encarna una bisagra histórica instituida por los
alumbramientos de la Tercera República de Venezuela y de la Re-
pública de Colombia. No podría entenderse la relevancia y com-
plejidad de este proceso histórico, sin destacar que lo acontecido
durante este año denota la maduración del proyecto republicano
del Libertador, impregnado de su ideario doctrinario sobre la
República, el Estado, la soberanía, la unidad continental y otros
no menos importantes pensamientos que inspiraron su genial
mirada estratégica y geopolítica para asegurar la libertad contra el
despotismo y la dominación.
El despliegue de este ideario bolivariano y de los acuerdos in-
herentes a este tiempo histórico que se movilizaba entre guerras,
tuvo como magistral escenario el Segundo Congreso Nacional
de Venezuela, convocado por el Libertador el día 22 de octubre
de 1818 para designar las representaciones ciudadanas por los
territorios liberados y exponerles su proyecto constitucional.
Mientras las campañas libertadoras seguían su marcha y, cele-
bradas las elecciones, el 15 de febrero de 1819 fue instalado este
Congreso Constituyente de Venezuela o Congreso de Angostura,
en la ciudad ribereña de Santo Tomás de Angostura (hoy Ciudad
Bolívar).
Dos hitos históricos, emanados de los soberanos principios de
autodeterminación que Bolívar se propuso materializar durante
este año, le confieren una singular importancia al discurso inau-
gural bolivariano, así como a lo discutido y acordado en las nu-
merosas sesiones. De una parte, oficializa este Segundo Congreso
Constituyente la refundación de la República de Venezuela y su
ordenamiento constitucional, al firmarse el 15 de agosto la Cons-
titución del Estado de Venezuela. De la otra, después del triunfo
patriótico en Boyacá y libertada Cundinamarca, sanciona el 17 de
diciembre la Ley Fundamental de Colombia para oficializar el na-
cimiento de la República de Colombia, constitucionalizada el 30
de agosto de 1821 por el Congreso General en la Villa del Rosario
de Cúcuta.

473
Discurso de Angostura

Ambos proyectos bolivarianos, de refundar el Estado de Ve-


nezuela y la alianza de repúblicas para crear un Estado unitario2,
estaban sembrados en el espíritu de su plan geopolítico de instituir
la unidad de los pueblos para enfrentar con fuerza la liberación
de toda opresión y dominación. Forjado este principio bolivaria-
no en la idea que “solo el pueblo unido es soberano”, después del
año 1817, con la ocupación de Guayana por el Ejército patriótico
y, durante el posterior desarrollo de las guerras libertadoras, su
atención se dirigió a fortalecer los vínculos entre neogranadinos y
venezolanos.

No podría entenderse lo legislado por los diputados electos


para este Segundo Congreso Nacional de Venezuela, sin atender al
hecho cierto de que su proyecto político republicano lo comenza-
ba a anunciar nuestro Libertador el 15 de diciembre de 1812 desde
la ciudad portuaria de Cartagena de Indias, en su primer docu-
mento público como fue la Memoria dirigida a los ciudadanos de
la Nueva Granada por un caraqueño, conocida como Manifiesto
de Cartagena3. Al analizar el fracaso de la Primera República de
Venezuela y proponer medidas para su restauración, entre otros
motivos, juzgaba como error político haber adoptado el sistema
federal establecido en 1811 por la Constitución de los Estados Fe-
derados de Venezuela. Era su opinión que “El sistema federal, bien
que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad

2 Véase, Belín Vázquez, Entre libertades soberanas transitó la confedera-


ción bolivariana (1819-1830), Universidad del Atlántico, Revista Histo-
ria Caribe, Nº 14, Barranquilla, 2009; Derechos contractuales y constitu-
cionalismo liberal entre la refundación del Estado en Venezuela y la unión
pactada de repúblicas, 1819-1826, Universidad de los Andes, Procesos
Históricos, Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nº 30, Mérida, 2016.
3 Simón Bolívar, Doctrina del Libertador, prólogo de Augusto Mijares;
compilación, notas y cronología de Manuel Pérez Vila, Caracas, Funda-
ción Biblioteca Ayacucho/Banco Central de Venezuela, Colección Clási-
ca Nº 1, 2009, Vol. 1, doc. 4, pp. 10-19.

474
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intere-


ses de nuestros nacientes estados”4.
Exponía como resultado de esta confederación de estados con
gobiernos federativos, que además de verse envuelta Caracas entre
las conflictivas competencias del poder federal y el provincial: “…
dio lugar a que los enemigos llegasen al corazón del Estado, antes
que se resolviese la cuestión de si deberían salir las tropas fede-
rales o provinciales, o rechazarlos cuando ya tenían ocupada una
gran porción de la provincia”5. Con los siguientes argumentos,
exponía las razones que más debilitaron a la primera experiencia
constitucional de Venezuela:

… fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exagera-


das de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija
por sí mismo, rompe los pactos sociales y constituye a las naciones en
anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada pro-
vincia se gobernaba independientemente; y a ejemplo de estas, cada
ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquellas6.

En este mismo escenario del fracaso fundacional republica-


no, argumentaba Bolívar que al declarar el Congreso federal a la
ciudad subalterna de Coro insurgente y hostilizarla como enemiga
por desconocer la legitimidad del gobierno de Caracas, se “des-
pertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades y lugares
subalternos, contra la capital”7. Con estos y otros argumentos,
cimentaba sus esfuerzos por salvar la república de estos males y
evitar que los enemigos obtuvieran ventajas. Para reconquistar a
Caracas, veía la solución en la inminente medida de liberar a la
Nueva Granada, marchando en campaña a Venezuela, específica-
mente a Maracaibo por Santa Marta y a Barinas por Cúcuta.

4 Ibidem, p. 14.
5 Idem.
6 Ibidem, pp. 13-14.
7 Ibidem, p. 13.

475
Discurso de Angostura

Por otro manifiesto público, fechado el 7 de septiembre de 1814


en la ciudad oriental de Carúpano, se dirigía a los ciudadanos
de Venezuela y, entre sentimientos de frustración y esperanza,
hallaba las calamidades del fracaso de la Segunda República de
Venezuela en las ciegas ambiciones, la codicia, la anarquía y el fa-
natismo religioso. Orientaba sus razonamientos, no en juzgar con
indignación a los mártires granadinos y venezolanos que habían
luchado contra los tiránicos opresores, sino en dirigir la atención
hacia “… esos ciegos esclavos que pretenden ligaros a las cadenas
que ellos mismos arrastran”8. Con las frases, “libertador o muerto”
y “Dios concede la victoria a la constancia”, juraba retomar la
campaña libertadora por occidente con los auxilios de los pueblos
neogranadinos.
Con este espíritu de lucha sembrado en la idea de la unión pac-
tada entre neogranadinos y venezolanos, el 23 de enero de 1815
pronunciaba en Bogotá un discurso en ocasión de la instalación
del Gobierno de las Provincias Unidas de la Nueva Granada y se
preguntaba: “¿Qué razón ilustrada, qué virtud política, qué moral
pura podríamos hallar entre nosotros para romper el cetro de la
opresión y sustituir de repente el de las leyes, que debían esta-
blecer los derechos e imponer los deberes a los ciudadanos en la
nueva república?”9.
Ante estos planteamientos, alertaba que durante tres siglos
habíamos sido instrumentos dóciles de la opresión y pasivamente
esclavizados, pues “todo era extranjero en este suelo. Religión,
leyes, costumbres, alimentos, vestidos, eran de Europa”10. Enten-
día que romper con estas cadenas y alcanzar la libertad, solo era
posible mediante la unidad de la América, porque: “… si desastres
horrorosos han afligido las más bellas provincias y aun repúblicas
enteras, ha sido por culpa nuestra y no por el poder de nuestros
enemigos”11.

8 Ibidem, p. 51.
9 Ibidem, pp. 56-56.
10 Ibidem, p. 56.
11 Ibidem, p. 57.

476
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Exhortaba Bolívar al recién instalado Gobierno de la unión


neogranadina para que dirigiera sus esfuerzos contra quienes:
“Pretenden convertir la América en desierto y soledad (…)
porque sus armas son las viles pasiones, que nos han trasmitido
por herencia, la cruel ambición, la miserable codicia, las preocu-
paciones religiosas y los errores políticos”12. En este sentido, plan-
teaba que aisladas, separadas y divididas las hermanas Repúblicas
de la Nueva Granada y Venezuela, por estar representadas estas
por sí mismas, solamente reportaba beneficios a sus comunes
enemigos. Para enfrentar esta situación, le proponía al nuevo Go-
bierno “… entrar en la gran familia, que ligada con los vínculos
fraternales, es más fuerte que nuestros opresores”13.
Este proyecto unitario lo ratificaba desde Kingston el 6 de sep-
tiembre de 1815 en la Contestación de un americano meridional a
un caballero de esta isla (Henry Cullen), conocida como Carta de
Jamaica14, cuando expresaba que solamente la unión fundaría un
gobierno libre, con el perfeccionamiento del Estado republicano
de Venezuela y la formación en América de una gran república.
Cuando meditaba sobre el porvenir del Nuevo Mundo y del
sistema de gobierno a adoptar, reiteraba que la América estaba
dominada por la tiranía y privada de libertad, porque “los estados
son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de
ella. Luego un pueblo es esclavo cuando el gobierno por su esen-
cia o por sus vicios, huella y usurpa los derechos del ciudadano o
súbdito”15.
Aplicando estos principios a nuestra experiencia americana,
afirmaba que las juntas habían decidido por el Gobierno inde-
pendiente de Venezuela, acordaron un Gobierno democrático
y federal con equilibrio de poderes, declararon los derechos del
hombre y estatuyeron leyes en favor de las libertades y, al ser imi-
tados estos establecimientos políticos y sus reformas por la Nueva

12 Idem.
13 Ibidem, p. 58.
14 Ibidem, doc. 18, pp. 66-87.
15 Ibidem, p. 74.

477
Discurso de Angostura

Granada, lejos de favorecer la libertad, estas excesivas facultades


de los nacientes Estados, el espíritu de partidos y la falta de centra-
lización, habían sido las causas de la ruina republicana.
Contrario a convenir el sistema federal y representativo “… por
ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy
superiores a los nuestros”16, pensaba este porvenir republicano
en la asociación confederativa de Estados con un solo Gobierno
central, para lo cual proponía:

La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse


en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo (…)
Esta nación se llamaría Colombia (…) Su gobierno podrá imitar al
inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey, habrá un poder
ejecutivo electivo, cuando más vitalicio, y jamás hereditario, si se
quiere república; una cámara o senado legislativo hereditario, que
en las tempestades políticas se interponga entre las olas populares y
los rayos del gobierno, y un Cuerpo Legislativo, de libre elección, sin
otras restricciones que las de la cámara baja de Inglaterra. Esta cons-
titución participaría de todas las formas y yo deseo que no participe
de todos los vicios17.

Cifraba sus esperanzas en: “… formar de todo el Mundo Nuevo


una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí
y con el todo”18. Ese “todo” lo representaban las alianzas políticas
entre los Estados soberanos-las partes-, de manera que unidos
lograsen liquidar las relaciones litigiosas. Así entendía que la re-
pública indivisible, unitaria y central debía poseer: “… un solo
Gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de
formarse”19. Aspiraba con este pacto confederativo entre Esta-
dos el reconocimiento y trato justo por los Gobiernos europeos
y norteamericanos, y porque la nación española era opuesta a

16 Ibidem, p. 81.
17 Ibidem, pp. 82-83.
18 Ibidem, p. 84.
19 Idem.

478
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

esta lógica política del trato igualitario entre naciones soberanas,


advertía: “… lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los
españoles y de fundar un Gobierno libre: es la unión, ciertamen-
te; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos sino por
efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”20. Para ello, refería
al principio republicano de la comunidad política, esto es, la
igualdad entre los ciudadanos que asumían la libertad en la cor-
poración de Estados para ejercer su soberanía e independencia
respecto a otras naciones.
Entre otras razones, estos planes fueron frustrados por el Ejér-
cito expedicionario de Pablo Morillo quien, investido como Capi-
tán General de las Provincias de Venezuela, había logrado forta-
lecer la moral realista al ocupar Oriente y Caracas. Después de la
Expedición de los Cayos, trasladado Bolívar a la isla de Margarita
y reunidos los estados liberados de Venezuela en asamblea, el 6 y 7
de mayo de 1816, respectivamente, fue decretada la República de
Venezuela y proclamado Simón Bolívar Jefe Supremo del Ejército
y de la República.
La proclama bolivariana del siguiente día en el cuartel general
de la Villa de Santa Ana del Norte (isla de Margarita), refería que
para terminar con el tiránico dominio era menester instalar nue-
vamente el Congreso de Venezuela, “… donde y cuando sea vues-
tra voluntad. Como los pueblos independientes me han hecho el
honor de encargarme de la autoridad suprema, yo os autorizo para
que nombréis vuestros diputados en Congreso, sin otra convoca-
toria que la presente, confiándoles las mismas facultades sobera-
nas que en la primera época de la República”21. Esta convocatoria
para reunir el Congreso fue reiterada en su proclama del 28 de
diciembre desde Ocumare, cuando al dirigirse a los venezolanos
les recordaba:

20 Ibidem, p. 86.
21 José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela, Caracas, Ministe-
rio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, Comisión de las
Obras Completas de José Gil Fortoul, 1953, (Obras Completas, Vol. 1),
Tomo.1, p. 374.

479
Discurso de Angostura

Vosotros habéis sido convocados por mí desde el mes de mayo para


constituir el cuerpo legislativo, sin prescribirles restricción alguna,
autorizándoos para escoger la época y el lugar. No lo habéis hecho:
los sucesos de la guerra os lo han impedido; pero ahora debéis apre-
suraros a ejecutarlo como las circunstancias lo dicten (…) Nombrad
vuestros diputados al Congreso. La isla de Margarita está completa-
mente libre22.

No se equivocaba Bolívar cuando desde la isla de Trinidad le


escribía al Marqués del Toro sobre la importancia estratégica de
la provincia de Guayana: “… es un punto capital, muy propio para
ser defendido y más aún para ofender. Tomamos la espalda al ene-
migo desde aquí hasta Santa Fe y poseemos un inmenso territorio
en una y otra ribera del Orinoco, Apure, Meta y Arauca (…) el que
logre esta ventaja será el vencedor”23.
El interés bolivariano se dirigía a restaurar las instituciones
republicanas, aunque exceptuando a Guayana y Margarita, el resto
del territorio seguía ocupado por los ejércitos realistas; por estas
razones, la necesidad forzaba a instituir el Cuerpo Legislativo
para decidir sobre la constitucionalidad republicana y los órganos
judiciales. La liberación e incorporación de la provincia de Gua-
yana y la declaración de Angostura como capital provisional del
Gobierno de la Tercera República, fueron decisivas en la estrategia
geopolítica bolivariana de conciliar conflictos e intereses con sus
lógicas antagónicas: asumir la potestad soberana como Jefe Supre-
mo y ser reconocido el nuevo Estado soberano por los Gobiernos
americanos y europeos, en condiciones de trato igualitario según
lo establecía el derecho público o derecho natural de gentes.
Creado el Poder Ejecutivo por la asamblea reunida en la isla de
Margarita, la dificultad para instalar el Poder Legislativo que debía
dictaminar sobre la Constitución, las leyes, los reglamentos y las
instituciones, tuvo su respuesta táctica en el decreto de creación
del Consejo de Estado, emitido por Bolívar el 30 de octubre de

22 Ibidem, p. 376.
23 Ibidem, p. 379.

480
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

1817 en el Cuartel General de Angostura. Justifica su funciona-


miento, lo expresado en el Considerando:

… que es imposible establecer por ahora un buen Gobierno repre-


sentativo y una Constitución eminentemente liberal, a cuyo objeto se
dirigen todos mis esfuerzos y los votos más ardientes de mi corazón,
mientras no se halle libre y tranquila la mayor parte del territorio de
la República, especialmente la capital, y deseando que las providen-
cias importantes, las leyes, reglamentos e instituciones saludables que
deben entretanto publicarse para la administración y organización
de las provincias ya libres o que se liberten, sean propuestas, dis-
cutidas y acordadas en una Asamblea, que por su número y por la
dignidad de los que la compongan merezcan la confianza pública24.

En opinión de Ángel Francisco Brice25, aun cuando en la le-


gislación universal los Consejos de Estado tenían atribuciones
funcionales de expedir proyectos de leyes y reglamentos para la
administración pública, a su creación le extendía Bolívar otras
potestades provisorias mientras se elegía y constituía el Congreso
Nacional, como eran la defensa y aprobación de leyes. De allí que
en el discurso pronunciado al instalar este Consejo de Estado el 10
de noviembre de 181726, además de defender el equilibrio de las
autoridades constituidas y el equilibrio de los poderes fundamen-
tales del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a favor de ello
declaraba:

La ciudad de Angostura será provisoriamente la residencia del Go-


bierno de Venezuela. Permanecerán, pues, en ella hasta que la capital
de Caracas sea libertada, los Consejos de Gobierno y de Estado, la

24 S. Bolívar, op. cit., doc. 22, p. 104; A. F. Brice, “Prólogo”, Actas del Congre-
so…, op. cit., p. 15.
25 A. F. Brice, “Prólogo”, Actas del Congreso… op. cit., p. 14.
26 S. Bolívar, op. cit., doc. 23, pp. 107-112.

481
Discurso de Angostura

Alta Corte de Justicia y la comisión especial para la repartición de los


bienes nacionales entre los militares del Ejército Libertador27.

Convocado y presidido este Consejo provisional por el Jefe


Supremo de la República e integrado por militares, magistrados,
jueces y administradores, se le destinaba a suplir provisoriamente
parte de las funciones del Cuerpo Legislativo, en cuanto a las leyes,
reglamentos e instituciones para la salud republicana y, además de
órgano consultivo del Poder Ejecutivo antes de decretar su ejecu-
ción, sus dictámenes eran decisivos.
Si, como afirmaba Bolívar ante los miembros del Consejo de
Estado, la instalación de este cuerpo “será el más firme escudo del
Gobierno”28, también preveía en el mismo discurso de su creación,
dejar establecido el Consejo de Gobierno facultado para reempla-
zarlo provisionalmente, en caso de fallecimiento al emprender la
campaña libertadora; además de “fijar un centro de autoridad para
las relaciones exteriores, recibir cónsules y enviados extranjeros,
entablar, concluir negociaciones de comercio, comprar y contra-
tar armas, municiones, vestuarios y toda especie de elementos de
guerra”29.
Sin una Constitución que instaurara el estado de derecho para
una república que se oficializaba en Angostura y se negociaba
entre las guerras libertadoras, eran tácticas y oportunas estas deci-
siones del Alto Gobierno que aspiraba legitimarse con la designa-
ción provisoria del Consejo de Estado, el Consejo de Gobierno y
los poderes para instituir la refundación del Estado.
Al lado de estas decisiones, otras medidas estaba dirigidas
a garantizar las bases que fundamentaban la gestión del nuevo
Estado, como reglamentaciones sobre corso, reparto de presas,
confiscación y secuestro de bienes con tribunales especiales, orga-
nización del ejército, creación de la Municipalidad de Angostura,
tribunales mercantiles, modificación de la bandera nacional con

27 Ibidem, p. 111.
28 Ibidem, p. 112.
29 Ibidem, p. 111.

482
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

incorporación de la Provincia de Guayana, amnistías, decretos


sobre libertad de esclavos, moneda, contrabando, atribuciones
a gobernadores políticos y militares, exoneración de tributos a
extranjeros nacionalizados, impuesto de alcabala para las ventas
de buques y Ley de Repartición de Bienes Nacionales entre los
militares del ejército republicano30.
Si la capital provisional de Angostura fue teatro de operaciones
para dictaminar sobre leyes, reglamentos, proclamas, decretos
y otras disposiciones necesarias “para la salud de la República”,
también fue el escenario táctico para mostrar los principios de
autodeterminación soberana del Gobierno, ante las amenazas in-
tervencionistas del Gobierno español y los aliados gobiernos de la
Santa Alianza31. Los propósitos revolucionarios del pensar boliva-
riano que anunciaban la refundación del Estado soberano, sirvie-
ron de fundamentos políticos y estratégicos para la Declaración de
la República de la República de Venezuela emitida en Angostura el
20 de noviembre de 181832.

30 A. F. Brice, “Prólogo”, Actas del Congreso…, op. cit., p. 25.


31 En 1815, fue creada la Santa Alianza, en nombre de Dios, inicialmente
por los reinados poderosos de Europa (Austria, Prusia y Rusia) para
asegurar el absolutismo europeo,erecho se la ley y Natural,7) ,ma de po-
deresiernos reaccionaban contra el ideario republicano luego formaron
la Cuádruple Alianza con la adhesión de Inglaterra, después de la de-
rrota de Napoleón en Waterloo. Reunidos en el Congreso de Aquisgrán
(1818), acordaron restituir el absolutismo y reprimir las amenazas de
Francia con la propagación en Europa del ideario republicano de la Re-
volución Francesa. En coincidencia con ello, estaban las pretensiones de
Fernando VII, de allí que solicitara la mediación de estos gobiernos alia-
dos para reponer su gobierno absolutista sobre los Estados declarados
independientes en la América. Esta solicitud fue rechazada, debido a los
fallidos intentos ingleses de mediar con el gobierno español negociacio-
nes sobre comercio y pacificación americana.
32 S. Bolívar, op. cit., doc. 26, pp. 117-119; Correo del Orinoco (Angostura,
Venezuela) Nº 16 (30 de enero de 1819). Así lo acordaba el Considerando:
1º Que la idea de una reconciliación cordial jamás ha entrado en las
miras del Gobierno Español.

483
Discurso de Angostura

Investido Bolívar como Jefe Supremo de la República de


Venezuela y reunidos los poderes constituidos en el Consejo de
Estado, la Alta Corte de Justicia, el gobernador vicario general
del obispado y el Estado Mayor General fijaron sus criterios en el
Considerando que reiteraba como actos de soberanía la legalidad
de los sentimientos y decisiones soberanas de la República de Ve-
nezuela, manifiestas desde el 5 de julio de1811. Para ello, acordaba

2º Que habiéndosela propuesto la Gran Bretaña por dos veces, desde los
primeros días de las desavenencias, la ha desechado con desprecio
de todos.
3º Que al mismo tiempo que se trataba de reconciliación, ella bloquea-
ba nuestros Puertos, mandaba Ejércitos contra nosotros, y tramaba
conspiraciones para destruirnos.
4º Que habiéndose sometido Venezuela bajo una Capitulación solem-
ne; apenas ésta depuso sus armas, cuando ella la violó en todas sus
partes, sacrificando millares de Ciudadanos, cuyos derechos había
jurado respetar.
5º Que haciéndonos una guerra de exterminio sin respetar el sexo, la
edad ni la condición, ha roto los vínculos sociales, y ha excitado un
odio justo e implacable.
6º Que este odio se ha exaltado por las atrocidades que ha cometido, y
por la mala fe con que nos mira bajo de todos aspectos.
7º Que toda América, y muy particularmente Venezuela, está íntima-
mente convencida de la imposibilidad absoluta en que se halla la Es-
paña de restablecer de ningún modo su autoridad en este Continente.
8º Que toda la América está ya satisfecha de sus fuerzas y de sus recursos:
conoce sus ventajas naturales y medios de defensa, y está segura que
no hay sobre la tierra poder bastante para ligarla otra vez a España.
9º Que cuando lo hubiese, está resuelta a perecer primero que someterse
de nuevo a un Gobierno de sangre, de fuego, y de exterminio.
10º Que hallándonos en posesión de la Libertad e Independencia que la
naturaleza nos había concedido, y que las leyes mismas de España, y
los ejemplos de su historia, nos autorizaban a recobrar por las armas,
como efectivamente lo hemos ejecutado; sería un acto de demencia y
estolidez someternos bajo cualesquiera condiciones que sean al Go-
bierno Español. (S. Bolívar, op.cit, pp.117-118).

484
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

esta Declaración del Gobierno de Venezuela y legitimada por el


soberano derecho público o derecho natural de gentes:

1º Que la República de Venezuela, por derecho divino y humano, está


emancipada de la nación española y constituida en un estado inde-
pendiente, libre y soberano.
2º Que la España no tiene justicia para reclamar su dominación, ni la
Europa derecho para intentar someterla al gobierno español.
3º Que no ha solicitado, ni solicitará jamás, su incorporación a la
nación española.
4º Que no ha solicitado la mediación de las potencias extranjeras
para reconciliarse con la España.
5ºÚnicamente desea esta mediación extranjera para que interpongan
sus buenos oficios invitando a la España a ejecutar y concluir un
tratado de paz y amistad con la nación venezolana, reconociéndola y
tratándola como una nación libre, independiente y soberana.
6º No tratará jamás con la España sino de igual a igual, en paz y en
guerra, como lo hacen recíprocamente todas las naciones.
7º-Ultimamente declara la República de Venezuela que desde el 19 de
abril de 1810 está combatiendo por sus Derechos: que ha derramado
la mayor parte de la sangre de sus hijos: que ha sacrificado todos sus
bienes, todos sus goces, y cuanto es caro y sagrado entre los hombre
por recobrar sus Derechos Soberanos, y que por mantenerlos ilesos,
como la Divina Providencia se los ha concedido, está resuelto el Pueblo
de Venezuela a sepultarse todo entero en medio de sus ruinas, si la
España, la Europa, y el Mundo se empeñan en encorbarla bajo el yugo
Español. (Destacado en el original)33.

Por esta declaración que determinaba para Venezuela la condi-


ción de república independiente, libre y soberana, la ruptura con la
nación española y la negación de toda intervención de potencias ex-
tranjeras, salvo para interponer sus oficios donde fuese reconocida
y tratada la soberanía venezolana para negociar la paz o la guerra

33 Ibidem, pp. 118-119.

485
Discurso de Angostura

entre naciones iguales34, era lógico suponer que estos principios


de autodeterminación fuesen contrarios al absolutismo europeo
liderado por la Santa Alianza; posición que favorecía a la pretensión
realista y para lo cual “el Gobierno español solicitaba la mediación
de estas potencias para restablecer su autoridad a título de reconci-
liación con los pueblos libres e independientes de América”35.
Era de esperarse que estas soberanas decisiones del Gobierno
presidido por Bolívar, exaltaran “aún más el sentimiento patrióti-
co y sirvió de presente o doctrina para rechazar las condicionales
proposiciones de paz que más tarde presentara España”36; por
tanto, no quedaba más que convocar de nuevo al Congreso de Ve-
nezuela para ejercer, por la representación del pueblo, la voluntad
general de la soberanía nacional.
Designada por el Consejo de Estado una comisión especial
presidida por Juan Germán Roscio, redactó el “Reglamento para
la segunda convocatoria del Congreso de Venezuela”, que estipu-
laba: “… todos los ciudadanos libres gozarán del derecho de sufra-
gio, siempre que fueran mayores de veintiún años si eran solteros,
o menores si eran casados y si además, tuviesen una propiedad de
cualquier clase de bienes raíces o profesaren alguna ciencia o arte
liberal o mecánica”37. Tanto en la exposición de motivos como en
el articulado, este reglamento se dirigía a argumentar la necesidad
de la ordenación legislativa del Estado y fijar los fines del Congre-
so que colocaba como atención prioritaria: “Tratar de Gobierno y
Constitución”38.

34 Sobre el trato igualitario entre naciones, véase Emmer de Vattel, El De-


recho de Gentes o principios de la Ley Natural, aplicado a la conducta, y a
los negocios de las naciones y de los soberanos, Madrid, Ibarra, impresor
de cámara de S.M., 1822.
35 A. F. Brice, “Prólogo”, Actas del Congreso…, op.cit., p. 31.
36 Gil Fortoul, op. cit., p. 410.
37 A. F. Brice, “Prólogo”, Actas del Congreso…, op. cit., p. 37.
38 Los proyectos constitucionales de Simón Bolívar el Libertador, 1813-1830,
José Agustín Catalá (Editor), Caracas, Fondo Editorial Nacional, 1999,
p. 18.

486
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

II

Previo cumplimiento de las formalidades ceremoniales, el 15


de febrero de 1819 se reunieron en el Palacio de Gobierno vein-
tiséis de los treinta diputados electos por las provincias liberadas
de Caracas, Barcelona, Cumaná, Barinas, Guayana y Margarita
para la instalación del Segundo Congreso Nacional de Venezue-
la. Abierta la sesión con el discurso inaugural de Simón Bolívar,
conocido como Discurso de Angostura39, explicitaba sus ideas
políticas republicanas para exponerles su dictamen del proyecto
de Constitución y refundar el Estado de Venezuela, como máxima
autoridad que depositaba la voluntad soberana en estos legisla-
dores, con las argumentativas lógicas políticas a regir en la nueva
experiencia republicana que fue madurando años atrás en sus
documentos públicos de Cartagena, Carúpano y Jamaica.
Persuadido que el nuevo Gobierno de Venezuela debía for-
marse abrazando los principios doctrinarios de una república
democrática que proscribía la monarquía, las distinciones, los
fueros, los privilegios y declaraba como actos eminentemente
liberales, los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar
y de escribir, exhortaba a los legisladores a sancionar su proyecto
constitucional, sembrado en el pensamiento político nutrido de
los principios que transitaban entre la antigua república moral y la
moderna república liberal.
Acopiando el pensamiento igualitarista del ilustrado Rousseau
y el pensamiento político de Montesquieu en el Espíritu de las
Leyes, respecto a que las leyes deben ser propias para los pueblos
que se hacen, exponía Bolívar ante los legisladores que si por la
Constitución sancionada en 1811 todos los ciudadanos de Vene-
zuela debían gozar de una igualdad política, esta no se practicaba
como tampoco la igualdad social, pues las leyes no habían servido
para corregir la desigualdad entre los hombres producidas por la

39 Discurso publicado en el Correo del Orinoco (Angostura, Venezuela) Nº


19, 20, 21 y 22 (20 de febrero, 27 de febrero, 6 de marzo y 13 de marzo de
1819); S. Bolívar, op.cit., doc.27, pp. 120-147.

487
Discurso de Angostura

naturaleza en la sociedad liberalmente establecida. Y aducía: “Las


leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la
sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servi-
cios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llama-
da política y social”40.
Para ello exponía a los congresistas que si por la ley divina del
estado de naturaleza todos los hombres nacían libres e iguales y,
como tal, eran poseedores de derechos soberanos inalienables e
indivisibles, el gobierno civil debía asegurarles y garantizarles el
disfrute y preservación de las libertades políticas y civiles. Estas
libertades estaban inscritas en la naturaleza del pacto o contrato
social que regía la razón moral de la voluntad general de los De-
rechos del hombre, reconocidos en “una igualdad tal que todos se
comprometen bajo las mismas condiciones, y deben gozar todos
de los mismos derechos”41. Asimismo, en los Derechos del ciuda-
dano que producían un cuerpo moral y colectivo de compromiso
recíproco entre el hombre público o ciudadano y los particulares,
a partir de una doble relación “primero: como miembro del so-
berano para con los particulares; y segundo, como miembro del
Estado para con el soberano”42.
Investido del principio republicano que dictaminaba: “El siste-
ma de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma
de estabilidad política”43, argumentaba para su materialización
que las bases del Gobierno republicano en Venezuela debían sos-
tenerse en la soberanía del pueblo con la división y el equilibrio
de los poderes, la libertad civil, la prohibición de la esclavitud,
la abolición de la monarquía y de los privilegios, así como la
igualdad para refundir en un todo la naturaleza humana, las
opiniones políticas y las costumbres públicas44. Para ello, debían

40 S. Bolívar, op. cit., p. 130.


41 J. J. Rousseau, El Contrato Social o Principios de derecho político, Bogotá,
Panamericana Editorial, 1996, p. 5.
42 Ibidem, p. 25.
43 S. Bolívar, op. cit., doc. 27, p. 130.
44 Ibidem, p. 131.

488
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

inspirarse en las lecciones y errores de las experiencias legislativas


y constitucionales de las antiguas Roma y Grecia, de la América
Septentrional, colocando su atención en las modernas leyes de
Francia e Inglaterra porque “la Revolución de estos dos grandes
pueblos, como un radiante meteoro, ha inundado al mundo con
tal profusión de luces políticas, que ya todos los seres que piensan
han aprendido cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus
deberes; en qué consiste la excelencia de los gobiernos y en qué
consisten sus vicios”45.
Al proponer fijar la mirada en los peligros que debían evitarse,
reiteraba su crítica a la Constitución federal del año 1811, adu-
ciendo que sus legisladores más se ocuparon de recoger el espíritu
federativo de las provincias siguiendo el ejemplo de los Estados
Unidos,

… que [de] la idea sólida de formar una República indivisible y cen-


tral. Aquí cedieron nuestros legisladores al empeño inconsiderado
de aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de la
felicidad del Pueblo Americano; pensando que las bendiciones de
que goza son debidas exclusivamente a la forma de Gobierno, y no al
carácter y costumbres de los ciudadanos46.

Como acto de legitimación política para restablecer el Go-


bierno republicano, llamaba la atención del Congreso en lo que
también consideraba materia de vital importancia: “Tengamos
presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del
Norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que
una emanación de la Europa”47. De allí que juzgaba imprescindi-
ble para garantizar la seguridad y estabilidad política, resolver el
problema del contagio del despotismo con saludables decisiones
orientadas a legislar con leyes propias, justas, legítimas y útiles:
“No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no con-

45 Ibidem, p. 132.
46 Ibidem, p. 128.
47 Ibidem, p. 129.

489
Discurso de Angostura

siste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser


apropiado a la naturaleza y el carácter de la nación para quien se
instituye”48.
Al plantear que el goce de los derechos del hombre y la felici-
dad política debían ser compatibles con estas particulares condi-
ciones, proponía un equilibrio entre los poderes para fortalecer el
sistema de gobierno, sin excesivas pretensiones. Este equilibrio lo
reflexionaba a partir de lo expresado en su proyecto constitucio-
nal, respecto a la organización del Gobierno:
1. Forma republicana de Estado central y unitario, con aban-
dono del Gobierno federal y Poder Ejecutivo concentrado en la
autoridad de un Presidente vitalicio.
2. Un Poder Legislativo bicameral que, desprendido de las
atribuciones del Ejecutivo y semejante a la Cámara Alta del Par-
lamento Británico y dividido como el de los americanos del Norte
en la Representación Nacional y el Senado Electivo, se conformara
por una Cámara con elección de ciudadanos en representación de
la soberanía nacional y un Senado, vitalicio y hereditario con una
sola elección, que tendría influencia en el equilibrio de poderes y
“(…) no solo sería un baluarte de la libertad, sino un apoyo para
eternizar la República”49.
3. Un Poder Judicial, con tribunales reforzados por la estabi-
lidad e independencia de los jueces, por el establecimiento de
jurados y por códigos civiles y criminales50.
4. Un cuarto poder –el Poder Moral– para consagrar estas as-
piraciones de formar un Gobierno estable y fundando sus bases
en el espíritu nacional que debía tener “por objeto una inclinación
uniforme hacia dos puntos capitales: moderar la voluntad general
y limitar la autoridad pública”51. De allí su propuesta en el proyec-
to constitucional del Poder Moral con dos Cámaras: de Moral y de
Educación.

48 Ibidem, p. 133.
49 Ibidem, p. 135.
50 Ibidem, p. 139.
51 Ibidem, p. 140.

490
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Los constituyentes no acogieron la propuesta hereditaria


del Senado52, como tampoco la creación del cuarto poder con
funciones definidas “para asegurar una fundamental educación
cívica a los ciudadanos, a la manera de la propuesta de Platón
en su diálogo de ‘Las Leyes’, o de los censores de la República
Romana”53. Apenas colocado el Poder Moral como Apéndice de la
Constitución política promulgada por el Congreso, aspiraba Bo-
lívar a formar el espíritu nacional y la moral republicana para que
el pueblo, además de libre y fuerte, fuese virtuoso con educación
popular, sembrada en su fundamental principio: “El progreso de
las luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud

52 Esta decisión fue aprobada en la sesión del 24 de mayo de 1819, Acta No


79 de la edición de 2011, Actas del Congreso de Angostura…, op. cit., pp.
118-119:
… se procedió a la discusión de la Sección 3ª, Título
6º del proyecto de Constitución, que trata del Senado,
su duración, elección y atribuciones, y después de varios
debates y discursos producidos en virtud del artículo
2º, que determina que las funciones del Senador sean
vitalicias y hereditarias, declaró el Congreso que la ma-
teria estaba bastante discutida, y por tanto en estado
de exigirse la votación. Entonces el señor Presidente la
propuso en estos términos: Primera: Senado absoluta-
mente hereditario y exclusivo de todo acto de elección y
otras modificaciones. Resultó excluido tal Senado, por
unanimidad de votos. Segunda: Senado hereditario mo-
derado por la elección en la familia y por la regularidad
de las sucesiones, u otras modificaciones. Tampoco tuvo
lugar por la mayoría absoluta. Tercera: Senado vitalicio.
Se admitió, resultando la mayoría de diez y seis votos
contra diez, y el Congreso acordó que corregido el ci-
tado artículo 2º, según queda votado, continúe bajo de
esta forma el examen de los demás que contiene dicha
sesión. Asimismo que los señores diputados que gusten
den a la Gaceta sus opiniones si quieren manifestarlas al
público. Y se levantó la sesión. (Cursivas en el original).
53 Eduardo Rozo Acuña, Bolívar, pensamiento constitucional, Bogotá, Uni-
versidad del Externado de Colombia, 1983, p. 15.

491
Discurso de Angostura

del espíritu es la que ensancha el progreso de las luces”54; “Moral


y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestra
primeras necesidades”55.
Si las nobles pasiones de todo republicano eran el amor a la
patria, a las leyes y a los magistrados, al entender que en el Poder
Moral reposaba el espíritu de las leyes de los griegos y romanos56,

54 S. Bolívar, op. cit., p. 140.


55 Ibidem, p. 141.
56 Argumentaba Bolívar para legislar sobre este cuarto poder, el Moral:
Tomemos de Atenas su Areópago, y los guardianes de
las costumbres y de las Leyes; tomemos de Roma sus
censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una
santa alianza de estas instituciones morales, renovemos
en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta
con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. To-
memos de Esparta sus austeros establecimientos y for-
mando de estos tres manantiales una fuente de virtud,
demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo
dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el
espíritu público, las buenas costumbres y la moral re-
publicana. Constituyamos este Areópago para que vele
sobre la educación de los niños, sobre la instrucción
nacional; para que purifique lo que se haya corrompido
en la República; que acuse la ingratitud, el egoísmo, la
frialdad del amor a la Patria, el ocio, la negligencia de
los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrup-
ción, de los ejemplos perniciosos. Debiendo corregir las
costumbres con penas morales, como las leyes castigan
los delitos, con penas aflictivas, no solamente lo que
choca contra ellas, sino lo que las burla; no solamente lo
que las ataca, sino que las debilita; no solamente lo que
viola la Constitución, sino lo que viola el respeto pú-
blico. La jurisdicción de este Tribunal verdaderamente
santo, deberá ser efectiva con respecto a la educación, y
a la instrucción, y de opinión solamente en las penas y
castigos. Pero sus anales o registros donde se consignen
sus actas y deliberaciones; los principios morales y las
acciones de los ciudadanos, serán los libros de la vir-
tud y del vicio. Libros que consultará el Pueblo para sus

492
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

para el pensar político bolivariano esta república moral que ema-


naba de la voluntad unitaria y contractual de los ciudadanos, era
posible si se fundían en un todo pueblo soberano y gobierno con
la legislación y el espíritu nacional para el bien común. Por ello,
ante los congresistas, afirmaba con elocuencia:

Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de


nuestros ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla; nuestra
Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos;
nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos anti-
guos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y
apartando hasta sus ruinas, elevemos un templo a la justicia; y bajo
los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de Leyes
venezolanas. Si queremos consultar monumentos y modelos de le-
gislación, la Gran Bretaña, la Francia, la América Septentrional los
ofrecen admirables57.

Estas ideas centrales del proyecto constitucional de Estado


bolivariano sembrado en el republicanismo unitario, pueden re-
sumirse en las siguientes: rechazo al sistema federal de gobierno;
concentración del Poder Ejecutivo en el Presidente; disciplina
para combatir la guerra y los enemigos externos e internos; equi-
librio de los poderes; soberanía incardinada en la universalidad
de los ciudadanos; gobierno centralizado con reunión de todos
los Estados en una república unitaria e indivisible; igualdad como
derechos del hombre en sociedad y moralidad con educación po-
pular y pública para el progreso de la luces y la rectitud del espíritu
nacional, consagrado al amor a la patria, a las leyes y a los magis-
trados.
Si la república debía emanar de la independencia y de la
libertad de todo despotismo, el sostener la institucionalidad
republicana en la moral del voluntarismo de los ciudadanos, se

elecciones, los magistrados para sus resoluciones, y los


jueces para sus juicios. (Ibíd.).
57 Ibidem, pp. 140-141.

493
Discurso de Angostura

obstaculizaba por la falta de virtud, los vicios, la tiranía, la anar-


quía y la intriga que habían tomado “la licencia por la libertad,
la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia”58. A
nuestro entender, su idea de Gobierno fuerte para enfrentar estos
males republicanos, devino del pensamiento de Bodin [1576] para
quien “el dictador no era príncipe ni magistrado soberano, sino
simple comisario para conducir la guerra, reprimir la sedición,
reformar el Estado, o instituir nuevos oficiales”59.
Teniendo muy en cuenta el cuadro político-militar para la
administración del Gobierno constitucional, además de ofrecer
al Congreso la Declaración de la República de Venezuela, por
ser “el Acta más gloriosa, más heroica, más digna de un pueblo
libre; es la que con mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al
Congreso ya sancionada por la expresión unánime del pueblo de
Venezuela”60, prescribía a los legisladores que habiendo instituido
la Orden de los Libertadores de Venezuela, a ellos correspondía
gratificar a los beneméritos de la patria ordenando la distribución
de los bienes nacionales, “conforme a la Ley que a nombre de la
República he decretado a beneficio de los militares venezolanos”61.
Anudadas estas ideas constitucionales bolivarianas en los
propósitos de liberar del despotismo y unir a los pueblos, advertía
a los legisladores no ser pretenciosos, pero sí moderados ante el
ímpetu de tomar decisiones excesivas, porque “la libertad in-
definida, la democracia absoluta, son escollos a donde han ido a
estrellarse todas las esperanzas republicanas”62. Y agregaba: “No
aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región
de la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la liber-
tad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y el medio
entre estos dos términos es la suprema libertad social. Teorías

58 S. Bolívar, op. cit., p. 124.


59 Jean Bodin, Los seis libros de la Republica, Madrid, Editorial Tecnos,
2000, p. 49.
60 S. Bolívar, op. cit., doc. 27, p. 145.
61 Idem.
62 Ibidem, p. 138.

494
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

abstractas son las que producen la perniciosa idea de una libertad


ilimitada”63.
No podía dar por concluido su discurso ante los legisladores
del Congreso, sin llamar la atención sobre su plan geopolítico de
reunir a los pueblos y Gobiernos de las repúblicas de la Nueva
Granada y Venezuela. Aducía a favor de esta unión gran republi-
cana: “La suerte de la guerra ha verificado este enlace tan anhelado
por todos los colombianos; de hecho estamos incorporados. Estos
pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos,
sus destinos”64.
Liberada Cundinamarca con el triunfo republicano en Boyacá
y, juzgando “que más ventajas produciría a la República la libertad
de la Nueva Granada, que completar la de Venezuela”65, el 14
de diciembre del mismo año de 1819 ratificaba Bolívar ante el
Cuerpo Legislativo en la ciudad de Angostura, la necesidad de
crear la nueva República reuniendo en un solo Gobierno a las dos
naciones de Venezuela y la Nueva Granada66. Con estos propó-
sitos dirigió su “Proclama a los colombianos” del 8 de marzo de
1820, emitida desde el Cuartel General en la ciudad de Bogotá,
para anunciarles: “La República de Colombia, proclamada por el
Congreso General, y sancionada por los pueblos libres de Cun-
dinamarca y Venezuela, es el sello de vuestra independencia, de
vuestra prosperidad, de vuestra gloria nacional”67. Exaltaba el
significado de esta creación republicana con “la formación de la
República libre e independiente de Colombia entre dos pueblos
hermanos [Venezuela y Cundinamarca (Nueva Granada)]”68, para
dejar establecido que solamente unidas estarían en condiciones de
ser reconocidas y respetadas como naciones soberanas por las po-
tencias extranjeras y la “España misma, al veros montados sobre

63 Ibidem, pp. 139-140.


64 Ibidem, p. 146.
65 Ibidem, p. 156.
66 Ibidem, p. 157; véase en la edición de 2011, Actas del Congreso de Angos-
tura, op. cit., Acta No 226, pp.309-315.
67 S. Bolívar, op. cit., doc. 31, pp. 159-160.
68 Correo del Orinoco (Angostura, Venezuela) Nº 60 (29 de abril de 1820).

495
Discurso de Angostura

las inmensas ruinas que ella ha aglomerado en el ámbito de Co-


lombia, conocerá que sois hombres capaces de gozar de vuestros
propios derechos”69.
Esta alianza de confederación unitaria y central con la reunión
de los Estados asociados, se orientaba a instituir el estado de de-
recho que presuponía la condición soberana de los ciudadanos
armados y libres en las repúblicas independientes que llamó “la
nación americana” y fundamentó el idealizado republicanismo
liberal bolivariano para las provincias liberadas, después de los
triunfos militares de Boyacá en 1819. No obstante, las aspiraciones
de cristalizar el poder moral, las luces ciudadanas y un gobierno
unitario que garantizara el equilibrio republicano, en buena
medida, fueron obstaculizadas por el espíritu de libertades y de
partidos entre las facciones lideradas por las añejas y emergentes
élites civiles y militares, amalgamadas a intereses que circulaban
entre tácticas alianzas y redes de poder impulsadas y apoyadas por
Gobiernos e inversionistas foráneos.

III

Con diez Títulos70 había sido presentado ante el Congreso el


proyecto de Constitución para la República de Venezuela. Aun

69 S. Bolívar, op. cit., doc. 31, p. 159.


70 Al proyecto original bolivariano le fueron incorporados los dos últimos:
Título I: Derechos y deberes del hombre y del ciudadano; Título II: De
la República y la división de su territorio; Título III: De los ciudadanos;
Título IV: De las asambleas parroquiales y departamentales; Título V:
Del soberano y del ejercicio de la soberanía; Título VI: Del Poder Legis-
lativo; Título VII: Del Poder Ejecutivo; Título VIII: Del Poder Judicial;
Título IX: Organización interior; Título X: Revisión de la Constitución,
Título XI: Disposiciones generales y Título XII: Modo de sancionar la
Constitución. Véase, Los proyectos constitucionales de Simón Bolívar…
op. cit., pp. 279-337, la versión original del “Proyecto de Constitución
para la República de Venezuela formado por el Jefe Supremo, y presenta-
do al Segundo Congreso Constituyente para su examen” y su cotejo con
las respectivas modificaciones de la Constitución Política de Venezuela,
sancionada por el Congreso de Angostura el 15 de agosto de 1819.

496
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

cuando aspiraba Bolívar que fuese discutida y aprobada tan


pronto se estableciera el cuerpo ejecutivo, después de transcu-
rridos seis meses, el 15 de agosto de 1819, fue firmada la Cons-
titución Política de Venezuela con numerosas modificaciones y
sustanciales varias de ellas. Hacía constar el Soberano Congreso,
reunido en sesión ordinaria del 11 de agosto en la capital de Gua-
yana, que leída la Constitución su texto fue aprobado en todas sus
partes71, aunque el 13 de agosto resolvieron los diputados “que la
fecha de dicha Constitución sea la del día en que se firme”72. Buena
parte de lo discutido en las sesiones del Congreso Constituyente
no se recogen en las Actas, como tampoco lo acontecido en la
sesión extraordinaria del 15 de agosto, salvo lo que describe el tes-
timonio del Correo del Orinoco (Angostura, Venezuela) Nº 37 (21
de agosto de 1819):

El día 15 del corriente, previa citación especial, se reunió el Congreso


en la sala de sus sesiones para leer por última vez sus tareas constitu-
cionales y firmarlas. Dos horas fueron consumidas en este acto (…)
Declarada en estado de firmarse, lo hicieron todos los concurrentes,
y en seguida dijo el Presidente: -Está firmada la Constitución políti-
ca de Venezuela; los Diputados han concluido el encargo principal
de la confianza del pueblo. ¡Pueda esta Constitución asegurar los
derechos que ha proclamado Venezuela¡ -¡derechos por los cuales
ha combatido, y aún está combatiendo! -¡Pueda ella, en fin, hacer la
felicidad de los venezolanos, de todos los americanos, y del mundo
entero!73.

Cualquiera que fueran las particulares circunstancias para


postergar la firma del acta constitucional, las doscientas ochenta
y una sesiones durante los nueves meses y diez días de delibera-
ciones del Congreso, son reveladoras de que durante este tiempo

71 Véase en la edición de 2011, la Constitución aprobada en el Acta No 139,


pp. 178-215.
72 Ibidem, Acta No 142, pp. 217-218.
73 Los proyectos… op. cit., p. 19.

497
Discurso de Angostura

histórico se multiplicaban apremiantes razones que daban lugar a


medidas legislativas dirigidas a asegurar, mediante leyes, decretos
y reglamentos, la gobernabilidad del naciente Estado de Vene-
zuela, pero también la certificación de decisiones acordadas que
implicaban derechos de soberanía y libertades republicanas co-
nectadas al proyecto revolucionario bolivariano de libertar y unir
a los pueblos, consagrado en la unidad de repúblicas para luchar
contra los enemigos de las libertades conquistadas: la dominación
y el despotismo.
Ocuparon la atención de lo discutido y sancionado por los di-
putados durante los días 10 y 6 de febrero al 1 de marzo de 1819,
la renuncia, elección y juramento ante el Soberano Congreso del
Excelentísimo Capitán General Simón Bolívar, como Presidente
del Estado de Venezuela y del diputado neogranadino Francisco
Antonio Zea como Vicepresidente; el reglamento provisional para
las funciones y el artículo 5º sobre atribuciones de la Presidencia
de la República; el reglamento sobre funciones y facultades del
Vicepresidente; el proyecto del reglamento del Poder Judicial; el
reglamento económico y de la policía interior del Congreso; la
designación del Procurador General; la elección de Juan Germán
Roscio como Presidente y el diputado Francisco A. Zea como Vi-
cepresidente del Congreso y la promulgación del indulto general
para el territorio libre de Venezuela74.

74 El acta suscrita en la ciudad de Guayana, a 25 de febrero de 1819, recoge


los artículos aprobados al respecto:
1º Gozarán de este indulto todos los que al tiempo de su
publicación e encontraren presos o arrestados en las
cárceles públicas o cuarteles, siempre que la causa de
su prisión no sea alguno de los delitos que se excep-
tuarán.
2º Todos los desertores del Ejército de la República de
cualquiera clase que sea, bien se hallen en nuestro
territorio, bien en territorio enemigo, con tal que
aquéllos se presenten en el término de dos meses y
los segundos en el de cuatro, ante una autoridad civil
o militar.

498
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Ante la consulta del Vicepresidente de la República, a solicitud


del Tribunal del Consulado sobre la demanda contra uno de los
congresistas, respecto a cómo debía entenderse la inmunidad

3º Los que habiendo seguido constantemente el estandar-


te de la tiranía y opresión vengan en el término de
cuatro meses a tomar servicio a favor de la República.
4º Los que en la evacuación de esta provincia y otros pun-
tos han seguido al Gobierno español, caso que vuel-
van a cualquier parte del territorio de la República en
el mismo término del anterior artículo.
5º Los que habiendo abrazado antes el sistema republi-
cano se hayan incorporado al Gobierno español des-
pués de la emigración de Venezuela sin duda engaña-
dos y seducidos por sus alevosas promesas, siempre
que vuelvan al seno de la República en el mencionado
término de cuatro meses.
6º Todos los que como desertores o como criminales de
otra especie se encuentren refugiados en los montes,
perturbando con sus hechos la seguridad y sosiego
público; con tal que no hayan cometido asesinatos, y
se presenten en el término de dos meses ante cual-
quiera de las justicias territoriales, denuncien los per-
tinaces que continúan en su depravación y se presente
al servicio a que fueren destinados.
7º Los españoles europeos gozarán igualmente del pre-
sente indulto, en todos y cada uno de los artículos ex-
presados, cualesquiera que hayan sido sus hechos en
daño de la República, y cualesquiera que sean sus gra-
dos, distinciones y clases, en que serán conservados.
8º No serán comprendidos en este indulto los delitos de
espionaje, conspiración contra la patria cometida en
el territorio libre, el homicidio voluntario y sodomía,
ni ningún otro que se cometa después de su publica-
ción.
9º El mismo Soberano Congreso es el garante del exacto
y religioso cumplimiento de estas gracias, que para su
publicación, circulación y ejecución se comunicarán
al Excelentísimo Señor Presidente de la República.
(Véase en la edición de 2011 el Acta No 10, pp. 47-48).

499
Discurso de Angostura

concedida, en la sesión del dos del marzo fue taxativamente de-


clarado: “… los Diputados del Soberano Congreso, en cuanto
tales, no tienen fuero privilegiado en lo civil, con tal que no se
ofenda su inmunidad personal ni se interrumpa el ejercicio de sus
funciones”75.
En la misma sesión, Fernando Peñalver, intendente del Ejército
y diputado por la provincia de Guayana, hizo la moción ante el
Congreso de que se tomasen en consideración las leyes dictadas
por el Presidente del Estado cuando fue Jefe Supremo de la Repú-
blica, “para examinarlas y darles su aprobación o desaprobación,
y con especialidad la que por una proclama se hizo a favor de la
libertad de los esclavos, y estimándola como urgente, pidió que se
discutiese en la primera sesión”76. Esta urgencia la planteaba ante
la inminente ocupación del Ejército Libertador en la provincia de
Caracas y el Congreso no había reglamentado sobre el modo que
los esclavos harían uso de la libertad para alistarse en las armas.
Fue acordada su remisión a la misma comisión encargada de exa-
minar el proyecto de Constitución.
Ante una nueva moción del diputado Peñalver, en la sesión del
6 de marzo, fue planteada y acordada la urgente necesidad de dar
cumplimiento a los procedimientos judiciales del almirantazgo
y su jurisdicción de tribunal marítimo. Designados en comisión
los diputados Fernando Peñalver (provincia de Guayana), el Dr.
Manuel Palacio (provincia de Margarita), el licenciado Domingo
Alzuru (provincia de Margarita), el licenciado Ramón García
Cádiz (provincia de Barcelona) y Juan Germán Roscio (provincia
de Caracas), fue redactado y aprobado el reglamento para la orga-
nización y creación de la Corte Tribunal del Almirantazgo.
Durante varias sesiones ordinarias del Congreso, los diputados
se ocuparon de atender la propuesta del diputado García Cádiz,
respecto a determinar que la religión católica fuese incorporada
como la oficial en la Constitución. Fue una de las materias más de-
batidas, debido a que la tolerancia de cultos era impulsada por la

75 Ibidem, Acta No 14, p. 55.


76 Idem.

500
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

presencia e influencia de extranjeros y, por decisión mayoritaria,


finalmente deliberó el Congreso sobre tan delicado asunto:

… que no profesando el pueblo de Venezuela otra religión que la Ca-


tólica como única y exclusiva que hemos recibido de nuestros mayo-
res y la misma que siempre sostendrá el Gobierno, estaba demás esta
declaratoria, que por otra parte es impolítica en las circunstancias
en que estamos, siendo socorridos de toda clase de extranjeros para
asegurar nuestra libertad e independencia77.

Al lado de esta decisión, por demás legítima pero también “im-


política”, los legisladores debieron atender las numerosas deman-
das de extranjeros, respecto a recibir los beneficios del reparto de
tierras en compensaciones por pago de deudas o por los servicios
militares prestados en los campos de batalla. De estas solicitudes
se ocupaba la comisión encargada del “Reglamento para mejorar
el estado de las Misiones y sus naturales”.
Adquisición de tierras a cambio de préstamos en Londres para
atender el Ejecutivo los gastos de las guerras y satisfacer la falta de
erario público, en buena parte, explica por qué el Congreso debía
recibir y decidir en muchas de sus sesiones sobre las peticiones de
extranjeros. Entre las primeras solicitudes, destacan la de Tomás
Noulan, Carlos Herving, Ricardo Sufray y Guillermo Walton,
agentes encargados de crear una Compañía dirigida a establecer
colonos para poblar y cultivar las tierras aledañas al río Orino-
co78; también, la solicitud de un coronel prusiano al servicio de la
República que negociaba un empréstito de tres millones de pesos
“para el progreso de la causa de la independencia, en cambio de
tierras”79.
Aun cuando fue apoyada la moción del diputado Domingo
Alzuru, por la cual llamaba la atención que previamente, antes
de tratar el repartimiento de tierras a extranjeros, debía formarse

77 Ibidem, Acta No 56, p. 97.


78 Ibidem, Acta No 59, p. 99.
79 Ibidem, Acta No 66, p. 105.

501
Discurso de Angostura

una ley agraria a favor de los venezolanos, “pues que los más de
ellos carecían de una propiedad raíz que les exige la Constitución
como una de las calidades precisas para ciudadano”80. Acogiendo
esta moción, el Congreso dispuso decretar sobre las extracciones y
matanza del ganado vacuno81 y reglamentar sobre enajenación de
tierras de la República y autorizaciones al Ejecutivo para gestiones
de empréstitos82.

80 Ibidem, Acta No 60, p. 100.


81 La redacción del decreto fue encomendada a Francisco Antonio Zea por
acta del 22 de abril de 1819, con lo cual el Soberano Congreso decretó
el 28 de abril:
1º La exportación de ganados sólo es permitida al Gobier-
no supremo y a los propietarios de hatos reconocidos
por tales.
2º A éstos mismos les es prohibida la exportación de vacas
y terneras.
3º El vendedor que contraviniere a esta disposición paga-
rá el doble del precio que haya contratado, y lo mismo
el comprador, sin perjuicio de lo que está dispuesto en
materia de contrabando.
4º El Gobierno determinará el puerto o puertos por donde
sólo pueda exportarse ganado.
5º El Gobierno establecerá la más severa policía en la ma-
tanza de ganados, cuidando mucho de su aumento y
conservación. (Ibidem, Acta No 60, pp. 100-101).
82 Conforme a lo anteriormente discutido y acordado en la sesión cele-
brada el 12 de mayo de 1819, en el Acta No 71 fueron publicados los
artículos aprobados sobre la enajenación de tierras y autorizaciones al
Ejecutivo para gestionar empréstitos:
1º El Supremo Poder Ejecutivo podrá disponer de qui-
nientas leguas cuadradas de tierra pertenecientes a la
República en beneficio de su independencia y libertad.
2º La legua será compuesta de cinco mil varas castellanas.
3º El precio de la tierra será el mayor que pueda convenir-
se entre las partes contratantes, con tal que sea menos
de un peso fuerte la medida de ciento cincuenta varas

502
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Con la aprobación que autorizaba al Ejecutivo para gestionar


empréstitos “en beneficio de su independencia y libertad”, acordó
el Congreso solicitar el envío de comisionados a Londres, “en
virtud de que las noticias venidas de los sucesos del Ejército de Ca-
sanare y el de Occidente que dirige el señor Presidente del Estado
manifestaban un aspecto muy brillante para nuestras armas, como
que hacen concebir la ocupación de Venezuela y Nueva Granada
muy pronto”83.
Ante estas circunstancias, no solo fueron acogidas por el Sobe-
rano Congreso las peticiones de extranjeros, también contratos o
convenios que concedían a los colonos autorización para poblar
la provincia de Guayana y otros territorios, gozando de todos los
derechos constitucionales en calidad de ciudadanos de Venezuela;
además, los beneficios de la posesión y explotación de tierras, exo-
neración por diez años de derechos de importación, extracción de
frutos y cultivos por cinco años y exención del servicio militar por
diez años84.

castellanas en cuadro. Este ínfimo precio tendrá lugar


por sólo el término de dos años.
4º El Supremo Poder Ejecutivo está autorizado para to-
mar en empréstito tres millones de pesos fuertes sobre
el crédito del Estado, con el interés que conviniere y
bajo un plazo que no sea menor de seis años.
5º y último. Las negociaciones, contratos o comisiones
que librare el Supremo Poder Ejecutivo, serán some-
tidas al Soberano Congreso para su aprobación. (Ibi-
dem, p. 110).
83 Ibidem, Acta No 82, p. 122.
84 A efectos de formar la solicitada Compañía propuesta por los extranje-
ros Tomás Noulan, Carlos Herving, Ricardo Sufray y Guillermo Walton,
acordaba el Soberano Congreso en la sesión ordinaria del 1º de junio de
1819:
1º Con el objeto de poblar, se concederán a la Compañía
en la Provincia de Guayana, o cualquiera de las otras
de Venezuela, doscientas leguas cuadradas de tierra en
la parte o lugar que elija, con tal que no esté enajenado

503
Discurso de Angostura

Asimismo, para el disfrute pleno de estos derechos ciudada-


nos entre los extranjeros, aprobó el Congreso su admisión a la
dignidad senatoria, porque la Constitución Política de Venezuela
les garantizaba el ejercicio activo de las altas funciones públicas,

o reservado por el gobierno como importante para la


seguridad y defensa del Estado.
2º Cada legua de tierra constará de cinco mil varas caste-
llanas cuadradas, y será dividida en fanegadas de ciento
cincuenta varas en cuadro y cada una de éstas se pagará
por la compañía a un peso fuerte.
3º Los términos en que se hayan e pagar las doscientas le-
guas de tierra se convendrán con el gobierno.
4º La población que se funde en dicho territorio será parte
de la Provincia en cuyo territorio se sitúe y será gober-
nada según la Constitución que va a publicarse.
5º Los pobladores padres de familia, desde el momento
mismo en que principien sus establecimientos, gozarán
de los derechos de ciudadanos de Venezuela, y los de-
más conforme a la Constitución.
6º Por diez años los pobladores estarán libres de derechos
de importación de artículos que sean necesarios a sus
alimentos, vestido, provisión de hospitales y estableci-
mientos.
7º Los pobladores estarán exentos de todo servicio militar
por el término de diez años, y sólo serán encargados de
la defensa del territorio en que se establezcan.
8º Los pobladores gozarán de una absoluta exención de los
derechos de extracción de los frutos de su industria y
cultivo por cinco años.
9º El Gobierno cuidará de que los pobladores cumplan re-
ligiosamente los pactos que celebren con la Compañía.
10º Cuando la nueva población llegue a un estado en que
pueda obrar por sí misma, cesará la dependencia co-
mercial en que haya estado con la Compañía.
11º Luego que se forme la Compañía será un deber del Go-
bierno concluir con ella este negocio bajo las bases esta-
blecidas. (Ibidem, Acta No 84, pp. 124-126).

504
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

como ser elegidos Senadores de la República. Previo cumplimien-


to de lo que disponía el Artículo 6º85, establecía el Artículo 8: “Los
extranjeros, para ser elegidos Senadores, además de las cualidades
personales que se exigen de los ciudadanos de Venezuela, deberán
ser casados, tener su familia en el país, treinta mil pesos en bienes
raíces y haber hecho servicios muy importantes a la República”86.
Si este escenario aseguraba a los inmigrantes europeos obtener
jugosos beneficios las campañas libertadoras, como prestamistas,
propietarios y pobladores de grandes extensiones de tierra, de su
interés no escapaban las misiones indígenas y sus bienes, como
lo confirman las reiteradas peticiones de Elías Santacruz, capitán
de Artillería al servicio de la Legión Británica, para adquirir la
Misión del Caroní con el compromiso de su poblamiento por co-
lonos europeos. Para estos propósitos, solicitaba se le concediera
la facultad de reedificar su iglesia, “con el objeto de que no llegue
a su total ruina, y de que las familias católicas que debe conducir
para la ejecución del proyecto que el Soberano Congreso aprobó,
tengan dónde ofrecer su culto y adoración, para lo cual pedía se le
computase aquel terreno en parte del que se le ha concedido”87.

85 El Artículo 6º de la Sección 3ª del “Senado-Su duración, elección y


atribuciones”, establecía las siguientes calidades de ciudadano activo
para ser Senador:
1º Treinta años de edad.
2º Diez años de residencia en el territorio de la Repú-
blica inmediatamente antes de la elección, a menos
que su ausencia haya sido en comisión, o servicio de
ella. Hasta en el año 1825 bastará haber emprendido
la campaña de 1816 y haber continuado sus servicios
hasta el día de la elección.
3º Una propiedad e ochos mil pesos en bienes raíces, o la
renta correspondiente a este capital.
4º Y haberse distinguido en el ejercicio de algún destino
público (Ibidem, Acta No 139, p. 192).
86 Idem.
87 Ibidem, Acta No 90, p. 131.

505
Discurso de Angostura

Ante esta petición, referida a la venta a un particular de la


Misión del Caroní, respondía el diputado Peñalver en la sesión
del 8 de junio de 1819, “que las iglesias, así como otras cosas que
se llaman públicas, no son ni pueden ser propiedad de nadie”
y añadía el diputado Pumar: “… que era una fortuna encontrar
quien reedificara la iglesia y casas ruinosas, y formase un pueblo
en circunstancias que nuestra población se ve tan disminuida y
debemos aumentarla”88, varios meses más tarde, el 20 de octubre,
el Congreso acordó aprobar la contrata por diez años89.

88 Idem.
89 El acta de 30 de octubre de 1819, suscribe los once artículos de la contrata
del Gobierno con el extranjero Santacruz como propietario de tierras de
indígenas de la Misión del Caroní:
1º Se conceden al extranjero Elías Santacruz mil setecientas
setenta y siete y medias fanegas continuas de tierra de
ciento cincuenta varas en cuadro en el territorio de la
Misión denominada Caroní.
2º No se comprende en el territorio de que el señor Santa-
cruz es propietario el que ocupa el lugar de Caroní, ni
una legua en cuadro a los cuatro vientos del pueblo por
estar destinado para huertas de los habitantes.
3º Comprendiendo el terreno demarcado (…) mil setecien-
tas setenta y siete y media fanegas de a ciento cincuenta
varas en cuadro, el señor Santacruz pagará conforme al
Decreto del Congreso un peso fuerte de a diez reales del
país por cada fanega, en el término de diez años. (…)
4º Los indios que actualmente hay en el pueblo y los que
habiéndose ausentado por cualquier causa volvieren a
él conservarán sus casas, y conucos, aun cuando éstos
se hallen el terreno propio del referido Santacruz.
5º Las casas desocupadas serán cedidas en toda propiedad
a cualquiera que venga a establecerse en el lugar, ya sea
por su elección, ya atraído por el señor Santacruz, y a
unos y otros se les designará terreno para una huerta
con proporción a su familia. Toca al Teniente Corregi-
dor hacer estas adjudicaciones y la admisión de los que
por su propia elección vengan a establecerse en el lugar.

506
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Los que fueren atraídos por el señor Santacruz tiene la


preferencia.
6º El dicho terreno y sus moradores gozarán de una perfec-
ta exención de toda clase de impuesto, contribución o
tributo por el espacio de seis años. (...)
7º Se eximirán de todo servicio militar durante el mismo
término a todos los europeos empleados en los diversos
ramos de agricultura y fábricas que se pusieren en pie, y
ninguna autoridad podrá disponer de los ganados que
se criaren en dicho terreno, sin el previo consentimien-
to del propietario. (…)
8º Se permitirá al señor Santacruz la libre introducción
y sin derechos de todos los instrumentos y utensilios
necesarios para el cultivo de las tierras y el estableci-
miento de las fábricas enunciadas, como también de
todos los muebles y efectos de su uso y del de aque-
llos individuos que vinieren a concurrir a la empresa;
concediéndosele igualmente licencia para desembarcar
las personas y efectos sobre algún punto que habilite el
Gobierno inmediato al lugar del establecimiento, a fin
de ahorrar los crecidos gastos y mayores inconvenientes
de llegar hasta Angostura.
9ºComo estas ventajas se conceden al señor Santacruz para
que pueda con semejante aliciente, como se expresa él
mismo, atraer gente de Europa y formar los estableci-
mientos de agricultura y fábricas que ha ofrecido, y con
cuyo objeto tiene el territorio expresado, si dentro del
término de cuatro años no ha cumplido con estas con-
diciones de la contrata el estado volverá a tomar pose-
sión de las tierras sin pagar ninguna mejora.
10º Las franquicias y derechos que el Soberano Congreso
ha concedido a los extranjeros que vengan a estable-
cerse en la Guayana, se extenderán a los que atrajere y
condujere el señor Santacruz.
11º Habiéndose suprimido en las Misiones toda autoridad
militar, no hay necesidad del grado que solicitaba el se-
ñor Santacruz para no estar expuesto a alguna tropelía;
sin embargo no hay reparo en concedérselo luego que
presente su despacho de Capitán de Artillería en el ser-

507
Discurso de Angostura

Esta decisión fue calificada de perjudicial por el diputado


Alzuru, por considerar que al concederle a un solo propietario
grandes cantidades de tierra, además de estancarse en una sola
mano, podía venderla a otros y “la causa principal que movía
al gobierno para la venta de estos terrenos era el salir del apuro
actual de la escasez de numerario, y que no se conseguía dando
unos plazos tan dilatados a dichos propietarios, como el de diez
años convenido con el extranjero Santacruz”90.

IV

La sesión ordinaria del 12 de junio selló el otro hito histórico


en los acontecimientos del año 1819. Ese día el Soberano Congre-
so daba cuenta de dos oficios que consignaban los señores coronel
José María Vergara y teniente coronel Vicente de Uribe, ambos
diputados de la recién liberada provincia de Casanare, quienes so-
licitaban incorporarse al Congreso en representación de la Nueva
Granada.
Concedida la petición, después de los respectivos juramentos y
habiendo planteado el presidente del Congreso que esta incorpo-
ración se hacía “en orden a la necesidad de la unión que antes de
ahora hubo y debe haber en lo sucesivo entre Venezuela y Nueva
Granada”91, proponía el diputado Vergara como medio para con-
solidar esta unión: “… que se suspenda la Constitución hasta que
puedan tomar parte de ella los pueblos de la Nueva Granada; a que
se restablezca el Gobierno provincial que se estableció cuando se
vieron libres del yugo español; y se recomiende a los jefes y tropas
de ambos Estados la moderación y recíproca armonía que deben
observar”92.

vicio de Su Majestad Británica (Ibidem, Acta No 197, pp.


279-280).
90 Ibidem, Acta Nº 190, p. 271.
91 Ibidem, Acta Nº 93, p. 135.
92 Idem.

508
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Escuchada y discutida esta petición durante las sucesivas sesio-


nes ordinarias, era perentorio para el Congreso tomar medidas de
urgencia reglamentaria conducentes a que fuesen acogidas por los
jefes y tropas en los territorios liberados de la Nueva Granada y
Venezuela, las disposiciones sobre el secuestro y confiscación de
bienes a los enemigos y desafectos a la causa de la libertad en los
territorios liberados93. Asimismo, un proyecto de ley para estimu-

93 En la sesión ordinaria del 16 de junio fue aprobado el “Proyecto de Ley


sobre los bienes que deben secuestrase y confiscarse en los países que
ocupen las armas de la República”, elaborado y presentado por los di-
putados que integraban el Tribunal de Secuestros con los siguientes ar-
tículos:
Art. 1º Libertada cualquiera plaza, ciudad o lugar, por
las armas de la República, deberán ser secuestradas y
confiscadas todas las propiedades que se encuentren en
el territorio libertado, correspondientes al Gobierno
español.
2. En la misma confiscación caerán todos los bienes mue-
bles e inmuebles de cualquiera especie, y los créditos,
acciones y derechos que pertenezcan a los españoles
que emigren del país siendo amenazado o atacado por
las tropas de la República.
3º Se exceptúan de esta pena los americanos que en el espa-
cio de tres meses se hubieren restituido al mismo país
de donde emigraron, o a otro que se encuentre libre en
el territorio de la República, con calidad de que hayan
de permanecer en él.
4º También se exceptúan los bienes de todo individuo bien
sea americano, bien español, que al acto de entrar las
tropas de la República en un país libertado, se presen-
ten a sus Jefes y abracen el sistema de independencia.
5º Quedan exceptuados de la confiscación de los bienes
las mujeres e hijos de los emigrados que permanecieren
en el territorio libre; pero se reservarán para el Estado
el tercio y quinto de los que aquéllos habrán de heredar
del padre emigrado.
6º También están libres de dicha pena los menores de diez
y seis años, aunque hayan emigrado, siempre que cum-

509
Discurso de Angostura

lar a americanos y españoles que abrasaren el partido republicano


con la protección de sus vidas y bienes94.

plida esta edad al cabo de un año se presenten a incor-


porarse en la República, corriendo entretanto la con-
servación de sus bienes por cuenta del Estado.
7º Los bienes de las mujeres están exentos de la ley de con-
fiscación. Las que hayan emigrado y tenido una con-
ducta positivamente hostil, acreditada con actos de es-
pionaje, persecución declarada contra los patriotas, u
otros atentados de igual naturaleza contra la República,
si no vuelven a entrar en su territorio un año después
de haber sido libertado, incurrirán en la pena de confis-
cación de bienes.
8º Todas las propiedades confiscadas por el Gobierno espa-
ñol a los patriotas serán administradas igualmente por
cuenta del Estado, hasta que se presenten a reclamarlas
legítimos interesados.
9º Todas las cargas inherentes a las propiedades confisca-
das, ya sean por deudas escrituradas con hipoteca o
sin ella, ya por fundaciones piadosas, vínculos o cape-
llanías a que algún particular tenga legítimo derecho,
le serán adjudicadas y reservadas a sus señoríos en la
misma finca.
10º y último. Se derogan desde luego cualesquiera orde-
nanzas, leyes, órdenes y disposiciones que se hayan
dado y publicado en contrario. (Ibidem, Acta No 96, pp.
138-139).
94 Fundamentado en el deseo del Soberano Congreso de adherir voluntades
ante los males inevitables de la guerra debían abrirse las puertas para
atraer a americanos y numerosos españoles que abrazaban la causa del
Rey y combatían contra la causa republicana, decretaba este proyecto de
ley aprobado el 18 de junio:
Art. 1º Ninguna persona americano o español que de
buen fe presente a los Jefes de las tropas de la República
al tiempo que sea libertado un país, será molestado en
su persona o en sus bienes de cualesquiera clase y con-
dición que se a la persona presentada y sea cual fuere su
conducta anterior.

510
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Habiendo dirigido instrucciones el Congreso para su publica-


ción, impresión y circulación, después de incorporados los dipu-
tados de la provincia de Casanare, las discusiones se orientaban
a atender las reiteradas peticiones del neogranadino Vergara, en
el sentido de que el Soberano Congreso fuese reconocido por las
tropas al mando del general MacGregor en Portobelo. Esta solici-
tud fue aprobaba con un decreto95,“deseando poner las bases que
consoliden la importante unión de aquel país con el de Venezuela,
identificados como están sus intereses, y cuyas ventajas son tan
conocidas, que los Gobiernos de ambas Repúblicas han propendi-
do a ella”96.
Para elaborar un manifiesto sobre la importancia de la unión
entre Venezuela y Nueva Granada y las bases para este pacto
asociativo entre Estados soberanos, en la sesión del 22 de junio
fueron comisionados los diputados Dr. Ramón Ignacio Méndez
(provincia de Barinas), el Lic. Ramón García Cádiz (provincia

2º Cualquiera individuo americano o español al servicio


del Rey que abrazare el partido de la República será
conservado en su grado, distinción y clase.
3ºLas vidas y propiedades de los habitantes de cualquiera
país libertado, lo mismo que las cosas sagradas, monu-
mentos y establecimientos púbicos, archivos, etc., serán
respetados y protegidos.
4º Los Jefes de las Divisiones que ocupen el territorio li-
bertado, son responsables del religioso y exacto cumpli-
miento de esta Ley. (Ibidem., Acta No 98, p. 141).
95 El decreto fue emitido con el siguiente texto: “(…) que el Su-
premo Poder Ejecutivo tome las medidas conducentes, para
que las fuerzas que obran en el istmo de Panamá (territorio
perteneciente a la Nueva Granada), y a las órdenes del gene-
ral Mac Gregor y comandante Aury, reconozcan al Gobierno,
entendiéndose esto mismo con cualquiera jefe de otras fuer-
zas que se dirijan a facilitar la libertad de los pueblos oprimi-
dos en dicho territorio por la dominación española. Lo que
tendrá entendido el Supremo Poder Ejecutivo y dispondrá lo
conveniente a su cumplimiento”. (Ibidem, p. 142).
96 Ibidem, p. 142.

511
Discurso de Angostura

de Barcelona) y el teniente coronel Vicente de Uribe (provincia


de Casanare). Aun cuando transcurridos pocos días la comisión
presentó una proclama sobre la importancia de la unión, que esti-
maban fuese publicada, fue durante los días 16 y 17 de diciembre
que se procedió a examinar, discutir y aprobar entre acalorados
debates el Proyecto de Ley para la unión de los Estados de Vene-
zuela y Nueva Granada.
En la sesión extraordinaria del 14 de diciembre, fue recibido el
presidente del Estado por una comisión de diputados y conducido
con altos honores por el Congreso, para dar cuenta de la campaña
libertadora de Nueva Granada que selló el triunfo sobre Boyacá.
Ante el cuerpo legislativo, puntualizaba Bolívar como meritoria
ofrenda la doble victoria de haber triunfado las armas republica-
nas y logrado su anhelo de la reunión de las provincias liberadas
de la Nueva Granada y de estas con las de Venezuela. Argumenta-
ba a los legisladores sobre la nueva unión republicana:

Los granadinos están íntimamente penetrados de la inmensa ventaja


que resulta a uno y otro pueblo de la creación de una nueva Repú-
blica, compuesta de estas dos naciones. La reunión de la Nueva Gra-
nada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis
primeras armas: es el voto de los ciudadanos de ambos países y es la
garantía de la libertad de la América del Sur97.

Previa aprobación de la solicitud del diputado Alzuru para que


el Congreso declarase el reconocimiento a tan benemérito ciuda-
dano con la distinción de Libertador de Venezuela y la Nueva Gra-
nada98, en la sesión del 17 de diciembre, entre acalorados debates,
fue aprobado el proyecto sobre la reunión de Venezuela y la Nueva
Granada como Ley Fundamental de la República de Colombia.
Acordando el Soberano Congreso de Venezuela, “a cuya autoridad
han querido voluntariamente sujetarse los pueblos de la Nueva

97 Ibidem, Acta No 226, p. 311.


98 Ibidem, Acta No 227, pp. 316.

512
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Granada, recientemente libertados por las armas de la República”,


instituía el Considerando99:

1º Que reunidas en una sola República las Provincias de Venezuela


y de la Nueva Granada tienen todas las proporciones y medios de
elevarse al más alto grado de poder y prosperidad.
2º Que constituidas en Repúblicas separadas, por más estrechos que
sean los lazos que las unan, bien lejos de aprovechar tantas ventajas,
llegarían difícilmente a consolidar y hacer respetar su soberanía.
3º Que estas verdades altamente penetradas por todos los hombres
de talentos superiores, y de un ilustrado patriotismo, habían movido
los Gobiernos de las dos Repúblicas a convenir en su reunión, que las
vicisitudes de la guerra impidieron verificar100.

99 Ibidem, Acta No 229, pp. 317-318.


100 Por todas estas consideraciones de necesidad y de interés recípro-
co y con arreglo al informe de una Comisión Especial de Diputados de
la Nueva Granada y de Venezuela, en el nombre y bajo los auspicios del
Ser Supremo, ha decretado y decreta la siguiente Ley Fundamental de
la República de Colombia:
Art. 1. Las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Granada
quedan desde este día reunidas en una sola bajo el tí-
tulo glorioso de República de Colombia.
Art. 2. Su territorio será el que comprendían la antigua
Capitanía General de Venezuela y el Virreinato del
Nuevo Reino de Granada, abrazando una extensión
de 115.000 leguas cuadradas, cuyos términos precisos
se fijarán en mejores circunstancias.
Art. 3. Las deudas que las dos Repúblicas han contraído
separadamente son reconocidas in sólidum por esta
Ley como Deuda Nacional de Colombia, a cuyo pago
quedan vinculados todos los bienes y propiedades del
Estado, y se destinarán los ramos más productivos de
las Rentas Públicas.
Art. 4. El Poder Ejecutivo de la República será ejercido
por un Presidente y, en su defecto, por un Vicepresi-
dente, nombrados ambos interinamente por el actual
Congreso.

513
Discurso de Angostura

Como quedó demostrado, desde años atrás y durante el dis-


curso de instalación del Segundo Congreso de Venezuela en el

Art.5.La República de Colombia se dividirá en tres gran-


des Departamentos: Venezuela, Quito y Cundina-
marca, que comprenderá las provincias de la Nueva
Granada, cuyo nombre queda desde hoy suprimido.
Las capitales de estos Departamentos serán las ciuda-
des de Caracas, Quito y Bogotá, quitada la adición de
Santa Fe.
Art.6.Cada Departamento tendrá una Administración
superior y un Jefe, nombrado por ahora por este Con-
greso con título de Vicepresidente.
Art.7.Una nueva ciudad, que llevará el nombre del Liber-
tador Bolívar, será la capital de la República de Co-
lombia. Su plan y situación se determinarán por el
Primer Congreso General bajo el principio de propor-
cionarla a las necesidades de los tres Departamentos y
a la grandeza a que este opulento país está destinado
por la Naturaleza.
Art. 8. El Congreso General de Colombia se reunirá el
1°de enero de 1821 en la villa del Rosario de Cúcuta,
que por todas circunstancias se considera el lugar más
bien proporcionado. Su convocatoria se hará por el
Presidente de la República el 1° de enero de 1820, con
comunicación del Reglamento para las elecciones, que
será formado por una Comisión especial y aprobado
por el Congreso actual.
Art. 9. La Constitución de la República de Colombia será
formada por su Congreso General, a quien se presen-
tará en clase de Proyecto la que ha decretado el actual,
y que con las leyes dadas por él mismo se pondrá, des-
de luego, por vía de ensayo, en ejecución.
Art. 10. Las armas y el pabellón de Colombia se decreta-
rán por el Congreso General, sirviéndose entretanto
de las Armas y Pabellón de Venezuela, por ser más
conocido.
Art. 11. El actual Congreso se pondrá en receso el 15 de
enero de 1820, debiendo procederse a nuevas eleccio-
nes para el Congreso General de Colombia.

514
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

territorio libre de Guayana, delineaba Bolívar las bases políticas


de esta nueva república colombiana que nacía coronada con los
laureles de Boyacá ante la táctica, estratégica y oportuna decisión
de irrumpir con su Ejército popular que mezclaba indistintamente
a todos los sectores sociales entre neogranadinos, venezolanos e
ingleses, para tomar los Andes desde los llanos de Casanare.
Había propuesto Bolívar en su discurso inaugural, la creación
de este gran Estado republicano y al aprobarlo este Congreso de
Venezuela por la Ley Fundamental de la República de Colombia,
quedaban reunidas las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Gra-
nada en una sola, bajo el título de República de Colombia, con
el territorio de la antigua Capitanía General de Venezuela y el
Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Con una administración
superior y un jefe con el título de Vicepresidente, la nueva repú-
blica quedaba dividida en tres grandes departamentos, Venezuela,

Art. 12. Una Comisión de seis miembros y un Presidente


quedará, en lugar del Congreso, con atribuciones es-
peciales que se determinarán por un Decreto.
Art. 13. La República de Colombia será solemnemente
proclamada en los Pueblos y en los Ejércitos, con fies-
tas y regocijos públicos, verificándose en esta capital
el 25 del corriente diciembre en celebridad del naci-
miento del Salvador del Mundo, bajo cuyo patrocinio
se ha logrado esta deseada reunión, por la cual se re-
genera el Estado.
Art. 14. El aniversario de esta regeneración política se
celebrará perpetuamente con una Fiesta Nacional, en
que se premiarán como en las de Olimpia las virtudes
y las luces.
La presente Ley Fundamental de la República de Colom-
bia será promulgada solemnemente en los pueblos y
en los Ejércitos, inscrita en todos los registros públicos
y depositados en todos los archivos de los Cabildos,
Municipalidades y Corporaciones, así Eclesiásticas
como Seculares y depositada en todos los Archivos
de los Cabildos, Municipalidades y corporaciones, así
eclesiásticas como seculares. (Ibidem, pp. 318-320)

515
Discurso de Angostura

Cundinamarca y Quito, con capitales en las ciudades de Caracas,


Bogotá y el Reino de Quito, incorporado a partir de 1822. Se acor-
daba por esta ley la aspiración bolivariana de convenir esta alianza
política los Gobiernos de ambas repúblicas, pues “constituidas en
Repúblicas separadas, por más estrechos que sean los lazos que las
unan, bien lejos de aprovechar tantas ventajas, llegarían difícil-
mente a consolidar y hacer respetar su soberanía”101.

101 Ratificada esta Ley Fundamental de Colombia por el Congreso General


de Colombia reunido en la Villa del Rosario de Cúcuta y en su sesión del
12 de julio de 1821 fue homologada a la Ley Fundamental de la Unión de
los Pueblos de Colombia e invocando la necesidad y el interés recíproco
del ilustrado patriotismo, acordaron sus diputados decretar sus bases en
14 artículos, de los cuales destacamos:
Art.1º. Los pueblos de la Nueva Granada y Venezuela
quedan reunidos en un solo cuerpo de nación, bajo
el pacto expresado de que su Gobierno será ahora y
siempre popular y representativo.
Art. 2º. Esta nueva nación será conocida y denominada
con el título de República de Colombia.
Art.3º. La Nación colombiana es para siempre e irrevo-
cablemente libre e independiente de la Monarquía
española y de cualquier otra potencia o dominación
extranjera. Tampoco es, ni será nunca, el patrimonio
de ninguna familia ni persona.
Art. 4º. El Poder Supremo Nacional estará siempre divi-
dido para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Ju-
dicial.
Art. 5º. El territorio de la República de Colombia será el
comprendido dentro de los límites de la antigua Capi-
tanía General de Venezuela y el Virreinato del Nuevo
Reino de Granada.
Art. 6º. Para la más ventajosa administración de la Repú-
blica, se dividirá su territorio en seis o más Departa-
mentos, teniendo cada uno su denominación particu-
lar y una Administración subalterna dependiente del
Gobierno Nacional.
Art. 7º. El presente Congreso de Colombia formará la
constitución de la República, conforme a las bases ex-

516
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Con las disposiciones expresadas por este cuerpo jurídico sobre


la elección de los funcionarios para integrar el Poder Ejecutivo de
la República de Colombia, resultando el Libertador para presidente
del Estado y Francisco Antonio Zea como vicepresidente, Fran-
cisco de Paula Santander, vicepresidente de Cundinamarca y Juan
Germán Roscio vicepresidente de Venezuela y “por lo que respecta
a la Vicepresidencia de Quito se eligiese en aquella capital luego
que entrasen en ella las armas libertadoras”102, se iniciaba el año
1820 entre las debilitadas sesiones ordinarias del Congreso, para
dar paso a las decisiones acordadas de convocar el primer Congre-
so General de Colombia y celebrar nuevas elecciones de diputados
que debían reunirse en Cúcuta el 1º de enero de 1821 para sancio-
nar la nueva Constitución republicana colombiana.
El 6 de enero de 1820, el Soberano Congreso dejaba testimonio
del reconocimiento nacional al Jefe del Estado y al Ejército Liber-
tador de Cundinamarca, con el siguiente decreto103:

Art. 1º. El General Bolívar queda condecorado con el título de Li-


bertador, de que usará en todos los despachos y actos del Gobierno,
anteponiéndolo al de Presidente, y lo conservará como una propie-
dad de gloria en cualquiera otro destino, y en el retiro mismo de los
negocios públicos.
Art. 2º. Su retrato será colocado bajo el solio del Congreso, con
esta inscripción en letras de otro: “BOLÍVAR, LIBERTADOR DE

presadas y a todos los principios liberales que ha con-


sagrado la sana práctica de otras naciones. Artículo 8º
Son reconocidas in sólidum como deuda nacional de
Colombia las deudas que los pueblos han contraído
separadamente; y quedan responsables a su satisfac-
ción todos los bienes de la República. (Véase, Con-
greso de Cúcuta 1821. Actas de los Congresos del Ciclo
Bolivariano. Caracas, Ediciones Conmemorativas del
Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolí-
var, 1983, Tomo I, p.240).
102 Véase en la edición de 2001, op. cit., Acta No 229, p. 320.
103 Ibidem, Acta No 245, pp. 345-346.

517
Discurso de Angostura

COLOMBIA, PADRE DE LA PATRIA, TERROR DEL DESPOTIS-


MO”, y más abajo, en pequeños caracteres: “Decreto del Congreso de
Angostura a 6 de enero de 1820”.
Art. 3º. No solamente los vencedores de Boyacá, sino todos los
individuos del ejército que emprendió esta campaña memorable,
incluyendo los que perdió en el paso de los Andes, los patriotas que
se le reunieron y las personas que se han distinguido extraordinaria-
mente en favorecerlo, sean hombres o mujeres, quedan declarados y
serán reconocidos por libertadores de Cundinamarca. Sus nombres
se inscribirán con la separación y clasificación correspondiente en la
columna del triunfo de Boyacá, decretada por la asamblea de Bogotá.
Art.4º.Los libertadores de Cundinamarca llevarán la decoración de
una medalla en que esté grabado y esmaltado de rojo su nombre, y
debajo de estas palabras: Cundinamarca libertada, 1819. Esta mella-
da orlada de una corona de laurel, es maltada de verde, será de otro
guarnecida de esmeraldas para los Generales, de otro sin guarni-
ción para los Oficiales y ciudadanos empleados, y de plata para los
soldados y ciudadanos sin destino público. Los militares la llevarán
pendiente de una cinta roja en el segundo ojal de la casaca, y los ciu-
dadanos, de una cinta azul celeste.
Art. 5º. Las viudas de los militares muertos en la campaña llevarán
pendiente del cuello la decoración correspondiente a sus maridos,
como partícipes de sus trabajos y de patriotismo.
Art. 6º. Los nombres de los libertadores de Cundinamarca se pro-
clamarán por bando con música militar y salva de artillería en las
capitales del Departamento y plazas fuertes, y en las demás ciudades
con la posible solemnidad en todas las fiestas del aniversario del es-
tablecimiento de la República, quedando desde ahora inscrito en los
libros municipales y en todos los registros públicos. (Destacado en el
original)

En adelante, y sin dejar de atender problemas atinentes a la


seguridad política y económica del Estado de Venezuela, aun
cuando había sido declarado el receso del Congreso que pocos
días más tarde funcionó con una Diputación Permanente con
siete miembros, los esfuerzos de los diputados se dirigían a las

518
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

urgentes decisiones y aquellas pendientes que garantizan al Poder


Ejecutivo poner en marcha las garantías de los derechos ciudada-
nos para asegurar la felicidad pública y la unidad gran republicana
que nacía coronada con los laureles del triunfo patriótico en
Boyacá.
En este sentido, “atendiendo a las privaciones a que se han
sujetado todos los servidores de la Patria, sacrificios que han
hecho y peligros a que se han expuesto”104 y, tomando en consi-
deración la Ley de 10 de octubre 1817 sobre Repartimientos de
Bienes Nacionales entre los militares, el mismo 6 de enero decretó
el Congreso que teniendo en cuenta, principalmente, la deuda
del Estado y establecimientos de interés común, todos los bienes
nacionales fuesen repartidos entre los servidores de la patria con
asignaciones proporcionales de sueldos para quienes hubiesen
luchado por la República desde la campaña de 1816 hasta la insta-
lación del Congreso el 15 de febrero de 1819, así como beneficios
con la mitad de estos haberes militares para las viudas, “por haber
participado de sus privaciones, riesgos y trabajos durante la época
prefijada”105.
Como ningún hombre quedaba excluido de los derechos
ciudadanos y de alistarse al Ejército republicano, el Soberano
Congreso, ya con la denominación de República de Colombia, en
consideración a lo anteriormente proclamado por el Jefe Supre-
mo de la República de Venezuela el 6 de julio de 1816, respecto
a conceder la libertad de los esclavos porque en Venezuela todos
hombres serían ciudadanos, en su sesión del 11 de enero de 1820
aprobó el proyecto de “Decreto sobre la libertad de esclavos”106.
Por este decreto, fundamentado en el precepto constitucional
de “que el hombre no puede ser la propiedad de otro hombre”,
además de prohibirse la introducción de nuevos esclavos y
mantener en libertad a los que la hubieran obtenido, entraban
en posesión de la libertad los que se alistaban en las milicias,

104 Ibidem, p. 347.


105 Ibidem, p. 348.
106 Ibidem, Acta Nº 252, pp. 357-359.

519
Discurso de Angostura

“supieren algún arte u oficio, manifestaren alguna habilidad o


talento particular, o se distinguieran por su honradez, conducta
y patriotismo”107; así como formar un fondo de indemnización
a favor de los propietarios “que no hubiesen perdido derecho a
ella, por haber tomado las armas contra su país o por otra causa
justa”108. Asimismo, por estar cimentado este decreto en el dere-
cho natural que “todos los hombres nacen libres”, se acordaba la
libertad de los esclavos con civilización “por medio de diversas
instituciones, enseñando a leer y escribir a los niños, dando a
todos en general alguna idea de los deberes sociales, inspirándoles
amor al trabajo y a las virtudes públicas”109.
Por razones obvias, estas decisiones perjudicaban a los amos
de los esclavos y propietarios de tierras, entre los cuales se conta-
ban diputados del Congreso. Era de esperarse que los debates se
dirigieran a legislar un Estado liberal, pero también a crear el am-
biente propicio para mantener la paz republicana con milicianos
para asegurar tropas leales y establecer acuerdos que no afectasen
los intereses de los propietarios terratenientes. De allí que, pese
a estas disposiciones, quedaba abolida por derecho la abolición
de la esclavitud en los tres departamentos de la nueva República,
aunque por otro decreto de la misma fecha su ejecución fue pos-
tergada para futuras tareas legislativas de la Representación Na-
cional de Colombia; los diputados objetaban que “este plan exigía
diversos establecimientos, instituciones, medios y recursos”110.
Por el nuevo decreto, quedaban en posesión de la libertad con
las indemnizaciones a que hubiere lugar, los esclavos “que fueren
llamados a las armas por el Presidente de la República o hicieren
algún servicio distinguido”111.
Otra de las tareas pendientes fue la aprobación el once de
enero de 1820, del proyecto de “Decreto sobre la liquidación y

107 Ibidem, p. 358.


108 Idem.
109 Ibidem, pp. 357-358
110 Ibidem, p. 358.
111 Ibidem p. 359.

520
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

reconocimiento de la deuda nacional”. Para este cometido, la Co-


misión designada daría cuenta, cada cuatro meses, al Congreso o
Diputación permanente sobre los acreedores y créditos contraídos
por agentes del gobierno en el extranjero, para la causa libertadora
de Colombia112.
Otro proyecto aprobado al siguiente día fue el “Decreto de in-
dulto general para celebrar la reunión de los pueblos de Venezuela
y Cundinamarca”, que disponía el goce de indulto para los presos
a arrestados en las cárceles públicas, siempre que su prisión no
fuera por delitos exceptuados; los desertores del ejército; los que
en el término de los últimos cuatros meses habían tomado servi-
cio a favor de la República; los que habiendo seguido al Gobierno
español retornaron al territorio de la República; los que habiendo
abrazado el sistema republicano con engañosas y seducidas pro-
mesas es incorporaron al gobierno español; los desertores y crimi-
nales refugiados en los montes perturbando la seguridad y sosiego
público, con tal que no hayan cometido asesinatos y se presenten
al servicio. Por este mismo decreto, quedaban excluidos del indul-
to los delitos de espionaje y conspiración en el territorio libre, así
como el homicidio voluntario y sodomía113.
A estas disposiciones, le siguieron otras no menos importantes,
para dar cumplimiento a lo acordado en procura de los intereses
del gran Estado colombiano. En este sentido, iba el decreto que
facultaba al Libertador Presidente de la República para nombrar
un Capitán General, con miras a sucederle en su ausencia en el
mando de todos ejércitos; el decreto que estipulaba las funciones
a ejercer por el Vicepresidente de Venezuela, en ausencia del Vice-
presidente de Colombia; el decreto sobre asignaciones de sueldos
a los servidores del estado, en lo civil, militar y administrativo; el
Reglamento sobre elecciones de diputados para el Congreso Ge-
neral de Colombia y el decreto por el cual se anunciaba haberse
terminado los trabajos del Congreso de Angostura para instalar la
Diputación permanente, que velaría sobre la inversión de caudales

112 Ibidem, Acta No 253, pp. 360-361.


113 Ibidem, Acta No 255, pp. 363-365.

521
Discurso de Angostura

públicos y con atribuciones para conceder tierras baldías a nacio-


nales y extranjeros; enajenar tierras u otras fincas de la Repúblicas
para sostener la guerra; recibir informes del estado de la deuda
nacional; poder natural de una Corte de Justicia para admitir
acusaciones, oír, juzgar y sentenciar, así como reunir al Congreso,
en casos extraordinarios o muy graves, como la muerte del Presi-
dente o el reconocimiento de nuestra Independencia por alguna
potencia extranjera114.
En la sesión ordinaria del siete de enero de 1820, se aprobaba el
informe de la Comisión de Misiones y tierras del Estado que, por
los haberes militares o deudas, privilegiaba con franquicias y gra-
cias a los extranjeros para establecerse en las tierras de Guayana.
Como muchas otras, fueron aprobadas las solicitudes de contratos
a los militares extranjeros del ejército libertador, coronel Needhan y
capitán de Artillería Francisco Juan Pierre, para adquirir en propie-
dad fanegadas de tierras en la Misión de San Miguel en las riberas
del Orinoco, con las siguientes consideraciones: al primero, le fue
otorgada en propiedad tres mil fanegas a libre elección con el pago
de durante siete años de un peso fuerte de a diez reales por fanega;
traer colonos exentos de pago de contribuciones y de servicio militar
por seis años; disponer de las casas desocupadas y libre introducción
de instrumentos necesarios para cultivos agrícolas, establecimiento
de fábricas e industrias. Al segundo, con similares beneficios, por el
contrato suscrito se le concedieron en propiedad ochenta fanegadas
de terreno contiguas para establecimientos agrícolas115.
Después del 22 de enero de 1820, las sesiones de la Diputación
Permanente eran confirmatorias de los beneficios que reportaron
las guerras libertadoras y los haberes militares a mercenarios
particulares y de la Legión Británica por servicios a la República.
Con similares condiciones a las antes indicadas, entre otros, se le
concedió la propiedad a Edmundo Kerby, pero ahora con el otor-
gamiento de dos mil fanegadas de tierras indígenas de la Misión

114 Véase Acta (Reservada) de 14 de enero de 1820, pp. 370-371 y las Actas
261, p. 373; 266, pp. 378-380; 267, pp. 380-386; 268, pp. 386-389.
115 Ibidem, Acta No 246, pp. 349-351.

522
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Cupapuy; al señor Alejandro Smith, tres leguas cuadradas de


tierras continuas en la Misión de Puga y al teniente coronel de la
Legión Británica, Tomás Harrison, para comprar tierras en las
Misiones de Socaopana y San Félix, a orillas del Orinoco y varios
meses más tarde, cuatro leguas cuadradas de tierra de cultivo en la
Misión de Puga116.
En vista de los apoyos militares y el otorgamiento de emprés-
titos para la campaña libertadora, parte de las deudas nacionales
contraídas por comisionados del Gobierno en Estados Unidos y
Londres, eran cobradas por Mr. Hamilton, quien prestaba ser-
vicios a causa republicana y solicitaba en propiedad como pago
de deuda, las tierras que le dieron en arrendamiento con todo el
terreno de las Misiones de Palmar, Cumiamo, Miamo, Carapo,
Tupuquen, Tumeremo, Cura y Guasipati117.
Ante las circunstancias del pliego dirigido por Pablo Morillo,
general en jefe del Ejército español, y reasumido el mando de las
armas, el 10 de julio del mismo año fue reinstalado el Soberano
Congreso en Angostura. Declarado al siguiente día suficiente-
mente discutido el destino que debería darse al pliego, se acordó
por unanimidad responderle “que no se admitirán proposiciones
algunas que no lleven por base el reconocimiento de la soberanía e
independencia de la República de Colombia”118. Con este acuerdo,
tres días más tarde, fue emitido el siguiente decreto:

El Soberano Congreso de Colombia, deseoso de establecer la paz,


oirá con gusto todas las proposiciones que se hagan de parte del Go-
bierno español, siempre que tengan por base el reconocimiento de la
soberanía e independencia de Colombia, y no admitirá ninguna que
se separe de este principio, muchas veces proclamado por el Gobier-
no y los pueblos de la República119.

116 Véase en la edición de 2011, las sesiones 78, de 12 de septiembre de


1820, pp. 571-573; 106, de 10 de 20 de enero de 1821, pp. 617-618; 113,
de 17 de febrero de 1821, pp. 624-626.
117 Ibidem, sesión 20 de 9 de marzo, pp. 427-428.
118 Ibidem., Acta 2ª, pp. 524-525.
119 Ibidem, Acta 4ª, pp.527-528.

523
Discurso de Angostura

Son por demás pertinentes unas reflexiones finales sobre el


coloso y virtuoso hombre que fue el Libertador Simón Bolívar,
ganado a las guerras libertadoras para asegurar la unidad de nues-
tra América del Sur. Su figura y su emblemático discurso ante los
nuevos legisladores del Congreso, simbolizan la enseñanza ejem-
plarizante de un accionar político que, desde esta liberada tierra
sureña de Venezuela, desplegaba sus esfuerzos de guerrero y esta-
dista entre refundar el Estado de Venezuela y la visión geopolítica
de confederar las repúblicas para fundar un gran Estado unitario.
Así entendía que con gobiernos separados y sin pueblos libres, no
era posible luchar contra las amenazas de las potencias imperiales
y del despotismo monárquico, ni ser reconocida ni respetada la
independencia y la libertad, incardinadas ambas en los derechos
soberanos conquistados.
Si esta epopeya emplazada desde Angostura tuvo como sus
fundamentos los principios políticos soberanos de autodetermi-
nación, cabe valorar por qué fue devuelta por el Gobierno Boliva-
riano de Venezuela la octava estrella a nuestra bandera nacional,
la cual había sido incorporada por el decreto emitido en el Palacio
de Gobierno del 20 de noviembre de 1817. Además de saldar esta
deuda histórica con el decreto bolivariano de agregar la estrella
luego de liberada provincia de Guayana, a nuestro entender, su
reposición también simboliza para venezolanos y venezolanas, el
meritorio y necesario reconocimiento de su significación histórica
en la revolución independentista.
No solamente fue Santo Tomás de Angostura capital provi-
sional de la República de Venezuela, allí también nació el nuevo
Estado de Venezuela constitucionalizado en 1819 y en este mismo
año, la República de Colombia constitucionalizada en 1821.
Confió Bolívar en estas tierras ribereñas del Orinoco, sus aspira-
ciones de oficializar la segunda Constitución del Estado de Vene-
zuela para dar nacimiento a la Tercera República y, después de los
laureles triunfantes sobre los campos de Boyacá, sellar la alianza

524
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

unitaria entre neogranadinos y venezolanos consagrada por la Ley


Fundamental de Colombia.
Oportuno, por demás, es haber revisado el camino transitado
durante este tiempo histórico, para llamar la atención en la nece-
sidad de revertir en una segunda independencia esta inconclusa
revolución de la primera independencia. Precisamente, en el
escenario de las celebraciones bicentenarias, este nuevo tiempo
histórico ha anunciado su llegada en Nuestra América y los pre-
supuestos básicos del proyecto continental bolivariano de liberar y
unir a los pueblos para defender con fuerza la dominación y opre-
sión, hacen parte de acciones geopolíticas dirigidas a consolidar la
unidad y restituir los derechos soberanos.
Aparte de otras no menos importantes decisiones bilaterales y
multilaterales, concretadas durante los últimos años por Gobier-
nos alineados e inspirados en el principio “el norte es el sur”, con
estas aspiraciones fue creada la Alianza Bolivariana de los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), vertebrada por nuestras raíces his-
tóricas y el respeto a la soberanía de los pueblos. Una medida fue
el “Manifiesto Bicentenario de Caracas”, con la firme voluntad de
dejar declarado el histórico día 19 de abril de 2010 y suscrita por
los Jefes de Estado y de Gobierno de Antigua y Barbuda, Bolivia,
Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Las Grana-
dinas y Venezuela, la ratificación del compromiso de esta alianza
política estratégica inspirada en nuestro libertadores “Bartolina
Sisa, Tupac Amarú, Tupac Katari, Guaicaipuro, Miranda, Bolívar,
Sucre, Manuela Sáenz, San Martín, O’Higgins, Petión, Hidalgo,
Morazán, Artigas, Alfaro, Toussaint L’Ouverture y Martí, (…)
para que nuestros pueblos, con su firmeza, voluntad e incansable
capacidad de lucha, completen la tarea iniciada hace 200 años,
retomando la senda libertaria”120.

120 Manifiesto Bicentenario de Caracas. Declaración de la IX Cumbre del


ALBA. Caracas, Teatro Teresa Carreño, 19 de abril de 2010. http://www.
bicentenario.gob.ve/noticias/2010/04/mandatarios-del-alba-tcp-firma-
ron-manifiesto-bicentenario-de-caracas/.

525
Discurso de Angostura

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1819).
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de 1819).

526
Un proyecto de Patria para la Venezuela del siglo XXI

Correo del Orinoco (Angostura, Venezuela) Nº 21 (6 de marzo de


1819).
Correo del Orinoco (Angostura, Venezuela) Nº 22 (13 de marzo de
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527
Discurso de Angostura

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del ALBA. Caracas, Teatro Teresa Carreño, 19 de abril de
2010. http://www.bicentenario.gob.ve/noticias/2010/04/
mandatarios-del-alba-tcp-firmaron-manifiesto-bicentenario-
de-caracas/.

528
COLABORADORES

Manuel E. Carrero Murillo


Profesor de Historia y Geografía egresado del Instituto Peda-
gógico de Caracas, especialista en Historia. Magíster Scientiarum
en Historia, doctor en Historia, PhD en Historia y Educación.
Profesor titular jubilado de la UPEL. Coordinador de Investiga-
ción en la Escuela Nacional de Administración y Hacienda Públi-
ca (Enahp-IUT). Coordinador de la Cátedra de Historia Insurgen-
te Federico Brito Figueroa. Profesor en la Maestría del Instituto
de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual y en el Doctorado del
Centro Nacional de Estudios Históricos.

Alí Ramón Rojas Olaya


Rector fundador de la Universidad Nacional Experimental
de Caracas. Presidente del Centro Rodrigueano de Investigación
Social para Latinoamérica (Crisol). Coordinador general de la
Escuela de Defensa Integral Comandante Eliécer Otaiza (Ediceo).

Emma Martínez
Profesora titular de la UCV. Profesora de Historia de las Ideas
Pedagógicas en Venezuela. Profesora de Historia de las Mujeres.
Doctora en Historia. Investigadora PEII Nivel C. Licenciada en
Ciencias de la Educación.

Ricardo A. Mata
Historiador, antropólogo y docente (UDO-Sucre), fundador
del Museo Histórico de Carúpano. Cronista Municipal. Diploma-
do en Investigación, Comunicación y Activación Socio Comu-
nitaria (UNERS-Misión Cultura). Diplomado en Herramientas
Metodológicas GPS (Unearte-Fundación Misión Cultura).

Argenis Méndez Echenique


Docente universitario. Licenciado en Historia egresado de la
ULA. Miembro de la Academia Nacional de la Historia. Cronis-
ta de San Fernando de Apure. Director del Centro de Estudios
Históricos de los Llanos Venezolanos. Presidente de la Sociedad
Bolivariana del Estado Apure. Reportero gráfico; columnista.

Alexander Torres Iriarte


Profesor de Historia (IPC-UPEL). Magíster en Historia de
Venezuela Republicana (UCV). Doctor en Cultura y Arte para
América Latina y el Caribe (IPC-UPEL). Profesor universitario.
Director de la revista Tierra Firme. Premio Nacional de Literatura
Stefania Mosca, 2016. Múltiples publicaciones. Director de Post-
grado del Centro Nacional de Estudios Históricos.

Noemí Frías Durán


Profesora de Geografía e Historia. Magíster Scientiarum en
Enseñanza de la Historia y doctora en Cultura y Arte para Améri-
ca Latina y el Caribe. Coautora de la Colección Bicentenario, Área
Ciencias Sociales. Integrante del Colectivo de Tutores Nacionales
de la Micromisión Simón Rodríguez, Área Geografía, Historia y
Ciudadanía.

José Gregorio Linares


Licenciado en Historia, UCV (1983). Profesor de la Universidad
Bolivariana de Venezuela. Profesor-investigador de la Fundación
Escuela Venezolana de Planificación (postgrado). Articulista en
prensa nacional. Coordinador de la Cátedra Itinerante ¡Bolívar vive!

Enrique Viñoles Peña


Poeta popular militante. Decimista-galeronista. Creador del
Método de Enseñanza de la “Décima Nuestramericana”. Licen-
ciado en Educación Integral, UNA. Maestría en Enseñanza de la
Geohistoria. Cronista Parroquial. Diplomado en Investigación,
Comunicación y Activación de la Cultura Comunal. Diplomado
en Herramientas Metodológicas GPS. MPP.

Carlos A. Franco Gil


Licenciado en Historia (UCV). Magíster Scientiarum en His-
toria de las Américas (UCAB). Doctorando en Historia (UCAB).
Investigador-docente (Unearte-Cneh). Interesado en historia de
los Estados Unidos e historia política y económica venezolana de
los siglos XIX y XX.

Omar Galíndez Colmenares


Profesor jubilado de la UCV y de la UPEL (Pedagógico de Ca-
racas). Maestría en Historia en American University de Estados
Unidos. Profesor en la Maestría del Instituto de Altos Estudios Diplo-
máticos Pedro Gual y en el Centro Nacional de Estudios Históricos.

María Elena del Valle Mejías


Licenciada en Ciencias Sociales, especialista en Historia.
Magíster Scientiarum en Historia. Doctora en Ciencias de la Edu-
cación. Estudios posdoctorales en Semiótica y Pragmática en la
UCM-Madrid. Investigadora acreditada de la UCM-Madrid, con
proyectos financiados por la Universidad de Málaga. Quince años
de investigación en Análisis del Discurso.

Omar Hurtado Rayugsen


Profesor de Geografía e Historia, egresado del Instituto Peda-
gógico de Caracas. Docente e Investigador del IPC/UPEL, Centro
Internacional Miranda, Instituto de Altos Estudios Diplomáticos
Pedro Gual, Centro Nacional de Estudios Históricos y Escuela
Venezolana de Planificación.

Nelson Guzmán
Profesor titular en la UCV y en Uneartes. Antropólogo, UCV.
Licenciado en Filosofía, UCV. Doctor en Ciencias Sociales, Ecole
des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París, 2000. Doctor en Fi-
losofía, Université de París 8, 2001, París. Postdoctor en Filosofía,
Université de París 8, París, 2008. Ensayista y filósofo con 18 libros
publicados.

Oldman Botello
Profesor, periodista, cronista de Maracay. Autor de 175 libros
de historia, biografía, crónica. Premio Nacional de Historia 2018
por su trayectoria. Premio en la Bienal Ramón Palomares, Premio
en la Explosión Bicentenaria. Premio Nacional del Libro en 2006.
Premio de Crónicas de Fundarte por su historia de Chaguaramas.

Belín Vázquez
Licenciada en Educación con Doctorado en Historia de
América y Posdoctorado en Ciencias Humanas. Profesora titular
jubilada de la Universidad del Zulia. Docente en los programas
de Maestría en Historia de Venezuela, Doctorado en Ciencias
Humanas y Doctorado en Ciencias Sociales. Acreditada Programa
PEII, Investigadora C. Investigadora del Centro Experimental de
Estudios Latinoamericanos (Ceela). Autora y coautora de libros,
ensayos y artículos.
Este libro se terminó de editar
en el mes de enero de 2019.
En su diseño se utilizaron las familias tipográficas
Minion Pro y Albertus Mt Std.

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