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Soportes del poder

Sobrevivencia

Sentido

Convivencia

Aparte de las herramientas que tiene el poder (violencia, manipulación, engaño, seducción y
resonancia), este se sostiene por su capacidad para organizar la sobrevivencia, para dotar de
sentido a la existencia y facilitar la convivencia.

Los poderes pastorales organizan la sobrevivencia de dos maneras, una real y otra ficticia. La
primera la realiza mediante la organización del trabajo (en un sentido amplio), la segunda
mediante la manipulación de la imaginación con la que suple a lo real, tanto a nivel de la
percepción, como en el nivel de la expectativa.

En el nivel de la percepción los usos y costumbres sociales incardinan en el cableado neural para
que la gente perciba cosas ad hoc a lo que los poderes necesitan, o para percibir lo que se capta,
como si fuera real. Esto último es la base de la percepción, en donde se percibe lo que el cerebro
se inventa.

En el nivel de la expectativa, la imaginación se manipula mediante la imagen, la palabra y en


general todos los sentidos para crear expectativas como la de “tierras en las que brotan leche y
miel”, los paraísos pos mortem, etc.

Lo anterior es posible dada los escasos requerimientos que tiene el cuerpo para sobrevivir. Es por
ello que los poderes pastorales aparecen como posibilidades reales de sobrevivencia, como
optimizadores de las posibilidades de la misma.

El primer sentido de la vida es sobrevivir, salvo cuando, como dice Camus, se decide en contrario.
Pero el sentido de la vida dista mucho de ser filosófico. Tal sentido establece las líneas reales e
imaginarias de sobrevivencia, ya que lleva implícito el conocimiento de fuentes alimenticias, de
placer, de abandono, entretenimiento, creatividad y libertad. Todo ello indispensable para la
sobrevivencia.

Mediante las herramientas del poder (que se distinguen de las propiamente humanas por
orientarse a la organización, entre otras cosas), el sentido natural de la existencia puede
orientarse y reorientarse, particularmente cuando se sentidos generales como la patria, el
calentamiento global, la especia, etc. Mediante las herramientas ya citadas los poderes pastorales
crean riadas de sentido que arrastran a pueblos enteros, sin las cuales, los individuos serían
especies de autómatas procurándose la vida. De hecho, así procedemos normalmente
salpimentando el automatismo con la exaltación de alguno o algunos de los impulsos vitales.

Las formaciones sociales no son otra cosa que formaciones de sentido, con sentidos dominantes,
subordinados e individuales. La administración de sentidos de la existencia da a los poderes
pastorales la posibilidad de organización de la existencia a la vez que permite la convivencia.

En función de que cada individuo y cada comunidad tienen su particular percepción de la realidad
y de sí mismos, el choque con otros individuos y comunidades es su corolario. La convivencia se
hace imposible sin metas y sentidos comunes. Cada comunidad e individuo construyen su propio
sentido y en función de él actúan y dirigen su existencia. Con el conflicto como corolario de la
diversidad de sentidos de la existencia, es necesario un sentido mayor y trascendente a
comunidades e individuos, en esa coyuntura es justamente en la que se asientan los poderes
despóticos.

Una autonomía puede trascender el conflicto que genera la sobrevivencia instintiva mediante el
uso de la consciencia para transformar la interacción biosocial, en función de las capacidades
constructo-neurales de la consciencia. Para ello se puede servir de la natural meditación (que no la
contemplación) y del natural reflexionar (que del filosofar), auxiliándose del cultivo de la intuición
en función de las decisiones colectivas.

Lo anterior implica la necesidad recurrente de interacciones colectivas como fiestas,


celebraciones, rituales, asambleas, competencias, etc. La sobrevivencia llevada al azar
necesariamente desemboca en conflicto, por ello se necesita una labor constante de recableo-
cambio cultural-recableo, y cambio cultural-recableo-cambio cultural.

Nociones como la patria solo son sostenibles con la violencia, por lo que una autonomía debe
buscar ligarse con su entorno social (no necesariamente autonomías) a partir de intereses
comunes dictados por la sobrevivencia.

Los poderes pastorales parten de establecer sentidos de la vida generales, para ello necesita a la
filosofía, a la ciencia y al conocimiento. Una autonomía parte de los sentidos que las comunidades
se inventan y para ello solo requiere ligar socialmente a los individuos mediante la experiencia,
atendiendo a los impulsos vitales. Para una autonomía el lenguaje es auxiliar, para un despotismo
es vital.

Jorge Luis Muñoz


junio de 2019

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