Este artículo fue publicado originalmente en el Journal of International Relations and Development
(Vol. 7, No 2) en el marco de un número especial titulado “Materialismo histórico transnacional: el
proyecto Ámsterdam en economía política internacional”. Aquí se presenta una traducción realizada
por Mariana Dellavale y Juan Ignacio Staricco.
Introducción
Las relaciones transnacionales son tan antiguas como las relaciones
internacionales. No obstante, podría decirse que las transnacionales se han intensificado a
causa del denominado proceso de globalización. En este sentido, es sorprendente que a
pesar de la gran cantidad de estudiosos pertenecientes a los campos de las relaciones
internacionales (RRII) y de la economía política internacional (EPI) que conciben su
objeto de estudio desde el punto de vista de una "globalización de la economía mundial"
(Baylis y Smith 2001), la teoría de las RRII ha hecho pocos avances en la teorización de la
naturaleza y el impacto de las relaciones transnacionales. Esto es así, como manifiesta
Nölke (2003a), a pesar de la cantidad de estudios empíricos (relativamente dispersos)
sobre los fenómenos transnacionales que se están produciendo. Han pasado tres décadas
desde la edición especial de International Organization coordinada por Keohane y Nye
(1971) que aborda el tema y todavía no hay suficiente material que pueda considerarse
teoría de las relaciones transnacionales. La falta de reflexión teórica sobre "lo
transnacional" se evidencia particularmente en el debate de la corriente principal de las
RRII/EPI. Por el contrario, el interés por las relaciones transnacionales ha estado más vivo
en lo que podría denominarse EPI "crítica" o "radical" (en sentido amplio).
Particularmente, este es el caso de la amplia gama de perspectivas neogramscianas
(Morton 2001) dentro de la EPI. En esta vertiente, han sido pioneros los trabajos de Robert
Cox (1986, 1987) y Stephen Gill (1990). Dicho esto, ni Cox ni Gill ofrecen una
comprensión teórica integral sobre "lo transnacional" (como en relación a lo internacional,
lo global, etc.). En lo que también se ha denominado materialismo histórico transnacional
(Gill y Law 1988: 65; Overbeek 2000) el proyecto en EPI de Ámsterdam - el foco de esta
edición especial - representaría el enfoque más elaborado teóricamente sobre relaciones
transnacionales. También representa un enfoque relativamente específico - que se
construye sobre una perspectiva particular de análisis de clases - que tiene estrecha
afinidad con el trabajo de Cox y Gill, pero en otros aspectos importantes trasciende esta
perspectiva neogramsciana (ver Overbeek en esta publicación).
Con la intención de teorizar sobre "lo transnacional" más allá de lo existente en el
discurso predominante de las RRII, este artículo sostiene que el campo de las relaciones
transnacionales tiene, de hecho, mucho que ganar a partir de las ideas articuladas por la
perspectiva transnacionalista elaborada dentro del programa de investigación en EPI de
Ámsterdam. Por lo tanto, esta contribución busca puntualizar y avanzar sobre esta
perspectiva transnacionalista ubicándola dentro del contexto más amplio de la teoría de
RRII actual en este campo. En contraposición a la perspectiva liberal y centrada en los
actores sobre relaciones transnacionales que domina la corriente principal, la perspectiva
que se presenta aquí tiene sus bases en el materialismo histórico y destaca la importancia
de las estructuras transnacionales (económicas), a la vez que recupera el rol de agencia de
clases. Desde esta perspectiva, se dice que el mundo de las relaciones internacionales ha
estado desde siempre indisolublemente unido a la economía mundial en expansión y, por
ende, inmerso y moldeado por las relaciones sociales transnacionales que surgen de ese
capitalismo globalizante. El crecimiento de estas relaciones no lleva a la finalización de
las relaciones internacionales, sino que estas últimas, en términos de contenido, solo
pueden comprenderse dentro de un contexto que no sea nacional ni internacional, sino que
reúna ambas dimensiones; esto es, que sea transnacional.
Aunque individuos dentro y fuera de la EPI han reconocido la importancia del
capitalismo transnacional en este sentido, la contribución específica del Proyecto
Ámsterdam (AP) subyace en su enfoque sobre lo que se concibe como un proceso de
formación de clase transnacional. El argumento central esgrimido es que a medida que se
forman las clases transnacionalmente - proceso restringido en gran parte a (fracciones de)
la clase capitalista - las instancias de agencia de clase transnacional se convierten en
vectores importantes de la política global contemporánea. Otro aspecto que se relaciona
específicamente - también en comparación con otras perspectivas neogramscianas - con el
trabajo del grupo de Ámsterdam es el énfasis en la lucha dentro de la clase capitalista,
luchas entre lo que puede considerarse como "fracciones" rivales que compiten por la
hegemonía dentro de la burguesía y, posteriormente, sobre otros grupos sociales.
Este artículo se encuentra organizado en cuatro secciones principales. A
continuación expongo el interrogante de cómo teorizar "lo transnacional" en el contexto
de la teoría de las RRII/EPI y proporciono una revisión crítica de las principales
teorizaciones de la corriente principal de las relaciones transnacionales. Una vez expuesta
esta crítica, puntualizo las bases del materialismo histórico de una perspectiva
transnacionalista alternativa en la segunda sección. Sobre esta base teórica, la tercera
sección considera el origen de las relaciones transnacionales dentro del mercado mundial
capitalista y analiza brevemente cómo los procesos de formación de clase transnacional
subsecuentes se desarrollaron y moldearon dentro de la economía política global. La
sección final analiza las implicancias teóricas de dicho análisis (materialista) histórico
sobre nuestra intención de teorizar las relaciones transnacionales.
Conclusión
Habiendo notado la escasez de teorizaciones sistemáticas sobre lo transnacional,
y argumentando que tal teorización continúa siendo necesaria para un entendimiento de la
economía política global actual, este artículo ha avanzado una perspectiva materialista
histórica particular sobre las relaciones transnacionales – como la ha elaborado,
especialmente, el grupo de EPI de Ámsterdam – que trasciende un número de limitaciones
inherentes al debate dominante sobre transacionalismo en la política mundial. Una
revisión crítica de este debate ha demostrado cómo la mayoría de los enfoques
convencionales están relativamente centrados en los actores y son ahístoricos, lo que los
lleva a ignorar la estructuras de poder social generadas históricamente. Superando esta
concepción liberal, nuestro enfoque materialista histórico define a las relaciones
transnacionales en términos de relaciones sociales y afirma que con la emergencia del
mercado mundial capitalista, las relaciones sociales de producción capitalista se
convirtieron en las principales de dichas relaciones. Las relaciones transnacionales,
relaciones internacionales y el capitalismo global han terminado por constituir una tríada
histórica. A partir de esta constelación se han engendrado procesos de formación de clase
transnacional que han convertido a las clases transnacionales en importantes actores de la
política mundial. Se ha afirmado que las fuerzas sociales (clases) transnacionales le dan
contenido a – para utilizar la frase de Cox – diferentes formas de estado (Cox 1987) como
así también a diferentes formas de relaciones interestatales. Al respecto, hemos destacado
en particular el desarrollo de un heartland lockeano de estados centrales y una sociedad
civil concomitante que forman el espacio en el cual el dominio de la clase capitalista se
efectúa a través de las fronteras nacionales.
Habiendo enfatizado la relevancia tanto histórica como contemporánea de las
relaciones transnacionales para la política mundial, también he destacado que el
transnacionalismo no se basa en la negación del sistema de estados sino, por el contrario,
que las relaciones transnacionales no sólo presuponen lógicamente a las relaciones
internacionales, sino que también se encuentran mediadas de manera significativa por
ellas. Aquí, sin embargo, podemos también identificar algunas limitaciones del programa
de investigación de Ámsterdam y, a la vez, delinear una posible agenda para
investigaciones futura.
Primero, si bien se reconoce que las relaciones internacionales (es decir, la
política interestatal) no puede reducirse a las relaciones (capitalistas) transnacionales, ya
que las primeras también forman una estructura histórica de socialización en sí mismas
(de hecho, necesaria para el capitalismo global y el poder del capital transnacional), las
implicancias que de allí se derivan no han sido examinadas en profundida hasta la fecha.
Las implicancias de lo que Jessop (2002:40 y passim) llama selectividad estratégica del
estado como una forma institucional autónoma (incluso si el contenido dependa siempre
de las fuerzas sociales subyacentes) han parmanecido en buena parte alejadas del interés
de la perspectiva de Ámsterda, que tiene a ver al estado sólo como una arena para las
fuerzas (transnacionales) de clases. De manera similar, a nivel interestatal esto también ha
tendido a traducirse en una visión del heratland lockeano del centro capitalista como
principalmente una arena transnacional y no ya como el ámbito de la política interestatal.
Por supuesto que debe destacarse que el argumento que se ha hecho es, precisamente, que
dentro es dentro del heartland lockeano que las relaciones internacionales “realistas” son
trascendidas y la política internacional se vuelve más “domética”. Sin embargo, y aparte
del hecho de que tal unidad transnacional puede no ser completa ni eterna, esta
conceptualización no para perder de vista el hecho de que, por ejemplo, la “arena europea”
de la UE (que, de hecho, exhibe una gran especificidad en términos de su forma
instituconal) se encuentra separada y diferenciada de, por ejemplo, la arena transatlántica,
sin mencionar de otros patrones regionales de transnacionalización fuera del área
atlántica.
Segundo, podemos también destacar el hecho de que el enfoque materialista de
las relaciones transnacionales desarrollado por el proyecto Ámsterdam es primero y
principal una teoría de la integración capitalista transnacional en el centro de la economía
política global, esto es, Europa occidental y América del Norte. Dada la centralidad
histórica de estas regiones en la formación del sistema de estados como hoy lo conocemos
(internamente relacionado con el capitalismo) este enfoque está, por supuesto, justificado.
Sin embargo, no dejá de ser cierto que todavía no estamos bien equipados para analizar las
relaciones sociales transnacionales, y cómo son mediadoras de políticas estatales, en, por
ejemplo, Asia Oriental. Dado que el centro de gravedad de la economía política global
puede girar en aquella dirección, parece cada vez más relevante producir más
investigaciones y teorización sobre “lo transnacional” más allá de nuestro centro de
interés geográfico tradicional.
Referencias