No te prepares.
Sin oración ni estudio, sin una conversión personal y un testimonio de vida coherente, no
se puede evangelizar. No hay excusa para la pereza o negligencia. Y si no has tenido
una experiencia personal con Jesús como tu salvador, tu amigo y tu Señor, entonces
pídela antes de compartirla a los demás. En palabras del Papa Francisco: «Si en nuestro
corazón no existe el calor de Dios, de su amor, de su ternura, ¿cómo podemos nosotros,
pobres pecadores, enardecer el corazón de los demás?» (Sep 13, 2013).