EL APRA: SITUACIÓN ACTUAL.

Cuando decidí unirme al APRA, lo hice con la certeza de que me estaba uniendo a un verdadero
partido político – para mí el único en el Perú- con una organización y disciplina casi perfecta. No
obstante, el partido hoy se encuentra secuestrado por dirigentes que ya han caducado su
función en este movimiento. Javier Velasquez Quesquen demuestra que no es Aprista y a la vez
toda la célula parlamentaria en el congreso. Luego del bochornoso resultado electoral obtenido
en las elecciones de abril del 2016, pensé que el partido iba a renovarse, pero hoy veo con
tristeza que no se mueve ni un solo dedo para lograrlo. Haya de la Torre antes de morir dijo que
su preocupación principal era la unidad partidaria, que, si esta se perdía, se perdería en el APRA
en su totalidad. Hoy veo y escucho como entre militantes nos atacamos verbalmente dando un
mal ejemplo a las futuras generaciones y la juventud independiente, pero lo que es peor, nos
hemos hecho cómplices de imagen de la corrupción fujimorista, y eso se debe porque no hemos
fijado nuestra ruta ideológica. El APRA no es una agrupación o un simple grupo político, es una
doctrina de América Latina, que le ofreció al Perú miles de vidas, como las de los mártires de
Chan Chan.

La renovación está en la unión y respeto a la moral incorruptible del más grande del siglo XX:
Victor Raúl Haya de la Torre. La juventud debe tomar ya el control de este movimiento. Hoy se
ofrecen muchas caras para la renovación del partido. Renzo Ibañez, un amigo y compañero que
conocí hace unos meses, es un gran cuadro de renovación, al igual que Enrique Cornejo, mi
hermano Enrique Valderrama, quien posee cinco puntos esenciales que estoy seguro que si se
desarrollan lograran que este movimiento indoamericano vuelva a ser el más organizado. Y
también no dejo de lado al maestro Carlos Roca Cáceres, el único de la vieja escuela que sigue
los verdaderos planteamientos de nuestro maestro Víctor Raúl.

La pregunta está en: ¿Por qué no se unen?