MÉXICO“ETAC”
MATRICULA: 00000065772
Introducción
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Cancino, T. y R. Cornejo (2001): «La percepción del clima escolar en jóvenes estudiantes de liceos
municipales y particulares subvencionados de Santiago. Un estudio descriptivo y de factores asociados».
Tesis para optar al título de psicólogo, Universidad de Chile
(Arancibia, 1993)
Arancibia, V. (1993). Desarrollo socioafectivo en la enseñanza media. Santiago.
habíamos identificado por diversas razones se observaran y así reflexionar con los
alumnos sobre las conductas y actitudes no deseadas.
La vigilancia constante en el trabajo del día a día fortalece la dedicación a conocer a los
alumnos, para poder acercarse más estrechamente a ellos. Las disposiciones pedagógicas
resultan siempre premiadas por los efectos positivos en el trabajo de cada día. Es de sumo
interés el conocer, apoyar, animar y seguir a los alumnos, tanto a los que son buenos
escolares como a quienes se hallan con especiales dificultades de convivencia,
comportamiento o de aprendizaje.
Es un conocimiento pedagógico en el ambiente áulico resulta más provechoso cuanto
más delicado, discreto y transformador de las personas es. El maestro debe promocionar
la cultura para conseguir personas más libres. Y para ello precisa conocer a sus alumnos
hasta el fondo del alma.
Crear hábitos de disciplina y buenas disposiciones escolares son de suma importancia n
ya que la disciplina es una conducta que se debe adoptar por cada uno de los miembros
que integran la comunidad escolar, además de la formación de los hábitos en el trabajo y
de las buenas disposiciones de los escolares. Si estas actitudes y hábitos son adoptadas
por los alumnos, el resultado es muy superior a sí tenemos que esforzarnos
constantemente en infundirlo desde fuera por medio de presión o castigos.
La dedicación al trabajo y la fortaleza, evidentemente, se manifiestan en actitudes como
el esfuerzo, la normalidad, la armonía en la marcha de la vida escolar. Valorar la
dedicación al trabajo cotidiano debe convertirse en una costumbre. La comunicación
debe ser considerada como uno de los primeros medios para establecer el orden en la
escuela. Cada maestro observa exactamente en la clase que esta función se desarrolle de
manera asertiva.
Es inútil que el maestro se empeñe en que los alumnos se comuniquen si él mismo no lo
hace. Él les enseñará más esta actitud con su ejemplo que con sus palabras. La
comunicación del maestro produce más orden en la escuela que cualquier otro
procedimiento. Con él, el maestro vela mejor sobre sí mismo y sobre los escolares. El
ejemplo es un medio más eficaz de enseñar, por esto se recomienda al maestro ser
moderado y modesto.
Una actitud activa es aquella en la que se cuenta con la colaboración del alumno, su
solidaridad, su creatividad para asegurar la marcha de la tarea docente, repartir los oficios
en la clase, propiciar la participación de todos y de cada uno de los escolares, utilizar los
estímulos, valorar las relaciones con los padres, distribuir las responsabilidades, propiciar
una dinámica acogedora en el marco escolar de manera que todos los escolares se
encuentren agradablemente atendidos y valorados en todo momento, mantener el sentido
del orden, seriedad, trabajo, eficacia, responsabilidad, esfuerzo. Con verdadera
inteligencia práctica, apoyada en la experiencia que de cada maestro.
Otro punto fundamental es la participación activa de los padres ya que es la familia de
forma directa donde los alumnos conocen los valores cotidianos para la convivencia
poniéndolos en práctica en la institución y en el aula.
Es importante mencionar que lo anterior se lleva a cabo en las aulas y patios escolares
pero la convivencia entre docentes y directivos debe aplicarse de igual o mejor manera
para poder alcanzar los logros académicos con miras de alcanzar la calidad educativa. Por
consiguiente el servicio educativo está vinculado con los estilos de los docentes que se
van a promover en la escuela tales como la comprensión con las necesidades en donde el
trabajo favorezca las relaciones, la orientación en las incertidumbres, claridad en los
objetivos y metas a alcanzar. Como lo menciona::::::::
– Ha de dominar en las aulas un clima de relaciones fraternas de elevada calidad:
cordialidad en el trato de las personas, inquietud por sus dimensiones profundas,
sensibilidad solidaria y trascendencia más allá de los días limitados de la vida académica.
– Han de regir las actividades académicas por un sano rigor, orden y metodología, que
han hagan el trabajo eficaz y los resultados generalmente ventajosos.
– Ha hecho del orden, del trabajo, de la eficacia y del esfuerzo algo mágicamente
compatible con la alegría y la confianza en las relaciones, armonizando maravillosamente
la dignidad de las personas con la precisión de los objetivos y el rigor de los programas
escolares.
– Desde los primeros momentos de la infancia, la apertura a las familias y la solidaridad
con los padres sea la tónica de las escuelas que han pretendido ser la cumbre de todos los
ideales y procedimientos pedagógicos.
El poder considerar que todas los seres humanos cresemos y poseemos ciertos paradigmas
que rigen nuestra vida es uno de los obstáculos en la convivencia humana por tal motivo
debemos aprender a tolerar la diversidad y la pluralidad de los hombres, de los pueblos,
de las culturas, de los grupos humanos. Lejos de pretender uniformar a todos los hombres
en modelos unitarios y especulativos, siempre se he de tener conciencia de que hay que
respetar la intimidad, la identidad y la originalidad de las personas, de las familias y de los
grupos.
Este valor del pluralismo se cultiva de forma especial en los tiempos actuales, y arrastra
una experiencia creciente y enriquecedora de apertura y de solidaridad interracial, ínter
lingüístico e intercultural.
Entre los factores que están relacionados con un clima escolar positivo se pueden
señalar:2
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Fernández de Castro, I. (1980): Sistema de enseñanza y democracia. Madrid: Editorial Siglo XXI.
Apreciar los rasgos en favor de la democracia organizativa, por encima de
otros esquemas jerárquicos, consiguiendo nuevos cauces de conocimiento,
de abnegación y de servicio, incluso contando con las limitaciones de las
personas.
Se busca el acompañar al alumno en la vida escolar y también en la
personal, con miras a superar los simples niveles académicos e instructivos,
aun cuando se da la justa importancia a la calidad de la docencia, de la que
toda la comunidad suele estar orgullosa.
Se potencian los servicios personales, acogiendo incluso los modos
técnicos que hoy proporciona la Psicología, la sociología o las diversas
ciencias del hombre.
Se cultivan las relaciones extraescolares, incluso haciendo esfuerzos por
superar las barreras del aula o las condiciones sociales. Por eso se da tanta
importancia en las escuelas a las fiestas, servicios culturales, grupos
artísticos, deportes, folclore, ocio, esparcimientos, etc.
Se abren las estructuras a la participación de los padres y de cuantos
puedan aportar a la marcha del centro sus medios, su tiempo, sus iniciativas
o su apoyo moral y afectivo.
Se cultivan y estimulan las cualidades de los alumnos con actividades,
estímulos, experiencias y recursos que están por encima de los mismos
programas escolares y enriquecen las personas de manera intensa.
Conclusiones
Los resultados de un estilo organizativo compartido no pueden ser otros que la mayor
cualificación de la docencia y de la educación, en todos los niveles y desde todas las
perspectivas.
La escuela, para conseguir la mejor formación de los alumnos, precisa grandes recursos
humanos, reclama continuidad en los procesos y solicita compenetración entre quienes
intervienen en tareas comunes. Los educadores son cada vez más conscientes de esa
responsabilidad y se aprestan a dar respuesta adecuada.
Algunos rasgos que influyen en el ambiente son los este estilo de aprendizaje, el
orden y la eficacia, la previsión y el realismo, el conocimiento del escolar y el tratamiento
diferencial, el seguimiento y la vigilancia, la apertura y la cordialidad, la promoción de los
valores humanos y la proyección al mañana en la vida de cada persona, la sencillez y la
solidaridad.
Existen cosas que pueden contribuir a establecer y mantener el orden en las escuelas: la
vigilancia del maestro, las señales, los avisos, los estímulos, las correcciones, la asiduidad
y la puntualidad de los alumnos, el reglamento, el establecimiento de oficios y respon-
sabilidades entre los escolares y la estructura, calidad y uniformidad de las escuelas.
Bibliografía
Arancibia, V. (1993). Desarrollo socioafectivo en la enseñanza media. Santiago.