postulante de la Corporación de Asistencia Judicial, , vengo alegar ante esta Ilustrísima Corte, por la parte apelada, en nombre y representación de doña Elizabeth Yobanca Olivares Alcayaga, demandante en autos ordinarios, solicitando a S.S. Ilustrísima, que la sentencia pronunciada en primera instancia con fecha 18 de marzo del 2005 sea confirmada en todas sus partes, en base a las siguientes consideraciones que a continuación se exponen:
La ley establece un principio de control de la
viabilidad de la demanda. Principio consagrado en el ART.196 CC, en cuya virtud el juez solo dará curso a la demanda si con ella se presentan antecedentes que hagan plausibles los hechos en que se funda.
El proyecto definitivo que se presentó al Congreso decía
que el juez no solo dará curso a la demanda si con ella se presenta una prueba que hiciera plausible los hechos en que se funda. En el Congreso se sustituyó la palabra prueba por la palabra antecedentes, por existir el temor que los jueces fueran excesivamente exigentes con este requisito.
El CC español, que es el modelo de la ley 19.585,
establece en su ART.127 “El juez no admitirá la demanda si con ella no se presenta un principio de prueba de los hechos en que se funda.”
Este es un resguardo legal, ya que sin este control de
viabilidad la demanda no puede operar. El ART.197 inc.2 CC, establece la responsabilidad civil del demandante. Este es un caso de responsabilidad civil extracontractual en el derecho de familia. De tal manera que la persona que ejerza una acción de filiación de mala fe o con el propósito de lesionar la honra de la persona demandada queda obligado a la indemnización de todo perjuicio, sea éste patrimonial o moral. El ART.196 CC, en cuanto establece que el juez solo dará curso a la demanda si con ella se presentan antecedentes que hagan plausibles los hechos en que se funda, esta exigiendo que la demanda tenga, como dice el mensaje, un fundamento razonable. Esta exigiendo la seriedad de la pretensión, y esta protegiendo la paz y la armonía familiar evitando la coacción y el chantaje. Este precepto es aplicable a toda acción de filiación sea una acción de reclamación o sea de impugnación; se trate de la paternidad o de la maternidad, sea una filiación matrimonial o no matrimonial.
En concepto de la doctrina y entre estos del profesor
Hernán Corral la formula es amplia y bastaría con ofrecer rendir una información sumaria de testigos que abonen los hechos en que se funda la demanda, quedando entregada la cuestión a la prudencia del tribunal, porque no se trata de un prejuicio, el juez solo admite la demanda en la sentencia, aquí se trata precisamente de dar curso a la demanda, de admitirla a tramitación. Se trata de antecedentes que acrediten la seriedad de la pretensión, que acrediten que la demanda tiene, en expresión de peritaje, un fundamento razonable.
En cuanto a las pruebas periciales de carácter biológico
sólo pueden practicarse con el consentimiento del sujeto pasivo, en otros términos, no se puede exigir por la fuerza, porque están en juego ciertos derechos esenciales del hombre como el derecho a la integridad física y moral y el derecho a la libertad.
El problema radica en saber cómo valora el juez la
negativa a someterse a una prueba pericial biológica.
En España el Tribunal Supremo Español ha resuelto que la
negativa a someterse a una prueba pericial biológica no constituye una ficta confesio, o sea, no constituye una confesión de paternidad, ni menos configura una presunción de paternidad, sino que sólo puede ser valorada por el juez como un valioso indicio, que conjugado a otras pruebas permiten determinar la paternidad, por ej., negativa a someterse a una prueba biológica unida a la circunstancia que se acredita que la demandante y el demandado tuvieron relaciones.
En nuestro derecho el art.199 del código establece que
la negativa injustificada a someterse a una prueba pericial biológica por una de las partes constituye una presunción grave en su contra, que el juez apreciará de acuerdo al art.426 del Código de Procedimiento Civil.
Cabe hacer presente que para que se aplique la norma la
negativa debe ser injustificada.
Sin perjuicio de lo anterior, la sentencia no solo se
baso en la negativa o la no comparecencia del demandado a hacerse la prueba pericial, si no que hay otras pruebas que unida al caso de no comparecer a la prueba pericial, llevaron al tribunal pde primera instancia a determinar la efectividad de la reclamación de estado en este caso en concreto, por lo tanto establecer el reconocimiento forzado del estado de la menor, con las consecuencias del caso.
De lo otro que habla la parte apelante, es sabido que el
principio de la libre investigación de la paternidad o de la maternidad plantea una pugna entre dos intereses contrapuestos, por una parte el derecho inalienable del hijo a conocer la verdad real, y establecer su filiación, y por otro lado la paz y la armonía familiar que puede verse alterada por demandas en que se hagan falsas imputaciones de paternidad.
Este argumento estuvo presente en toda la discusión
parlamentaria, y fue el argumento que se esgrimió para oponerse al estatuto igualitario de todos los hijos en pos de la familia legalmente constituida a través del matrimonio. En realidad la defensa de la paz y armonía familiar no justifica la negativa a la libre investigación de la paternidad o de la maternidad, porque si se hace prevalecer la paz familiar pueden escudarse en el matrimonio conductas sexuales irresponsables.
El representante de la conferencia episcopal manifestó
en el Congreso Nacional que el fin no justifica los medios. En este caso el fin de proteger a la familia legalmente constituida sobre la base del matrimonio no puede lesionar los derechos ni la dignidad del hijo. Para solucionar este eventual conflicto de valores.
Por tanto, en mérito de lo expuesto y según lo probado en
primera instancia tanto los hechos que disponen la presunción de paternidad, la prueba pericial, declaración de testigos, confesión ficta de la absolución de posiciones.
SOLICITO a US., ILUSTRÍSIMA, se sirva confirmar en todas su
partes la sentencia dictada con fecha 18 de marzo del 2005, declarando que don Ángel Dagoberto Balmaceda Mera, es el padre en vinculo no matrimonial de la menor Erica Leonor Olivares Olivares, con expresa condenación en costa de la parte contraria.
Aspectos Constitucionales de La Legitimación Del Presunto Padre Biológico para Impugnar La Filiación Matrimonial. Reflexiones A Partir de Una Sentencia