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Porque debemos congregarnos

QUE REPRESENTA LA IGLESIA PARA EL CRISTIANO

Luis Ramirez | Sermón | Empedrado – Paso de la Patria


INTRODUCCION

Días tras días, satanás busca engañarnos, intenta confundirnos, y en especial trata que no logremos, utilizar

eficientemente las armas que nos da Dios, para vencer su influencia maligna, esas armas, son la oración, y la

lectura de la Palabra de Dios (BIBLIA), pero hay otra arma, que nos sostiene, nos fortalece y alienta, que es

el congregarnos como iglesia.

DESARROLLO

Cuando empezábamos a congregarnos con mi familia, conocimos a un matrimonio, que ya tenía cierta

antigüedad en la iglesia, participaban activamente en el culto, en la escuela sabática, eran consejeros de

aventureros, daban la historia de niños, conversábamos siempre, al final del culto sobre temas relacionados a

Dios, empezaron a faltar espaciadamente los sábados, hasta que en algún momento dejaron de ir a la iglesia,

así que pasado un tiempo empezamos a preguntar por ellos a los otros hermanos, pero lo que había pasado

con ellos era una incógnita, habrá pasado meses, tal vez un año, cuando una tarde al salir de la reunión de

JA, lo encontré al señor, traía a sus chicos a la reunión de aventureros, muy contento fui hacia a él y lo

salude, con un abrazo, y le pregunte que les había pasado que ya no se los veía en la iglesia, el me miro, y

me contesto: “ Nos tomamos , con mi familia un año sabático… Así que por eso no venimos a la

iglesia”, yo, tontamente, no entendí bien lo que me había dicho y le volví a preguntar casi inocentemente:

“y en que iglesia se congregan?” el me volvió a mirar, y sonriendo me dijo: “ no, no vamos a ninguna

iglesia, con mi familia, hacemos el cultito familiar, y todo bien….”, yo, entonces , no se porque le dije: “

Pero eso no está bien?” , entonces el con un aire de solvencia, casi como sentenciando una gran verdad me

dijo: “Hermano debería leer más la biblia, en Mateo 18: 20 : Porque donde estén dos o tres congregados

en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” , me líquido, y no solo eso, me dejo una duda espiritual

bastante profunda, había escuchado una y otra vez , la importancia de congregarnos en la casa de Dios, y

este hermano muy alegremente me soltaba un versículo, que parecía que respaldaba o al menos hasta ese

momento para mí, justificaba el reemplazar el congregarse en la casa del Señor, por el culto familiar en la

casa particular.

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Antes de profundizar en Mateo 18: 20 es bueno tener en cuenta algunos puntos, que tienen que ver mucho

con nuestra creencia adventista.

 Que la Biblia (Palabra de Dios), es un libro único, al cual no podemos ni quitarle ni agregarle nada,

no depende de nada ni de nadie, sino únicamente del Dios que la inspiro.

 Que todo aquel que quiera conocer a Dios y lo que el desea para la humanidad debe acudir a la

BIBLIA, porque en ella vamos a encontrar la última y más autorizada palabra.

Herido en mi entendimiento espiritual empecé a hurgar en el libro sagrado, no olvidando que la Oración

era fundamental para encontrar la respuesta a mis dudas.

“Mateo 18: 20 Porque donde estén dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”

Este versículo es crucial, porque de él se aferran los que de alguna manera quieren quitar el valor solemne de

la reunión de culto de la iglesia, de congregarnos en la Casa de Dios.

Existe un refrán que dice que un texto, fuera de contexto es usado para un pretexto. Así que para

comprender este pasaje debemos leer TODO EL CONTEXTO y no apenas un versículo aislado. Quiero

hacerles recordar que existía una ley de Dios que establecía que TODO asunto relacionado con acusaciones

y disciplina debía ser resuelto con la presencia de DOS O TRES TESTIGOS.

 (Deut. 17:6) “Por testimonio de dos o tres testigos morirá el que haya de morir; no morirá por el

testimonio de un solo testigo”

 (Deut. 19:15) “No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en

cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de DOS O

TRES TESTIGOS se mantendrá la acusación”.

E INCLUSO VEMOS LA MISMA APLICACIÓN POR PARTE DEL APOSTOL PABLO

(2 Corintios 13:1) Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por boca de DOS O TRES TESTIGOS se

decidirá todo asunto

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A continuación, citare el contexto y fíjese bien como este asunto se trata de un caso de DISCIPLINA y por

eso la aplicación de DOS O TRES EN SU NOMBRE.

Mateo 18: 15-22

15 por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu

hermano. 16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste

toda palabra. 17 si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
18 de cierto os digo que todo lo que atéis (autoridad) en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis

en la tierra, será desatado en el cielo. 19 otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la

tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 porque

donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. 21 entonces se le acercó

Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús

le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Y SI CONTINUAMOS LEYENDO HASTA EL FINAL SE CITA UNA PARABOLA (del siervo que no

quiso perdonar) Y TODO RELACIONADO A UN ACTO DE DISCIPLINA. Aquí nada tiene que ver con

asistir o no a un lugar, además si se lo quiere aplicar de esa manera se está limitando a Dios (blasfemia) ya

que para que él pueda estar presente es necesario dos, tres o más personas ¿entonces si estamos solos Dios

no está presente? ESO ES UN ABSURDO.

Blasfemia: Palabra o expresión injuriosa que se dice sobre Dios o las cosas sagradas (se pone en boca de

Dios una falsedad (una verdad a medias)

Dios está con nosotros en todo momento, y podemos hallarle con tan solo hablarle, pues su palabra dice:

“Clama a mí, y yo te responderé, y te ensañare cosas grandes y ocultas que tu no conoces” Jeremías 33:3

Dios mismo desea que nos congreguemos en la iglesia, pues hacer esto será de bien para cada uno de

nosotros y a cerca de esto su palabra nos dice: “… no dejando de congregarnos, como algunos tienen por

costumbres, sino exhortándonos (apoyándonos, alentándonos, sosteniéndonos unos a otros); y tanto más,

cuando veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:25)

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Esto es un mandato y no simplemente una sugerencia; por tanto, no debemos dejar de congregarnos.

Dios nos da dones y talentos, pero es en el contexto de la iglesia, donde yo descubro esos dones y donde yo

los puedo poner en acción para el beneficio de los demás.

Y, queridos hermanos, quiero dejar bien claro, que venir a la iglesia no nos hace ni más santos, ni más

bueno, ni más salvo; pero venir a la iglesia nos permite recibir la palabra que nos ayudara a ser más sabios,

más santos y más salvos, pues es la palabra viva que recibimos en la iglesia es la que hará algo en nosotros.

El enemigo muchas veces nos confunde con verdades a medias de la PALABRA, porque el conoce la biblia,

y todos sabemos que una verdad a medias es una mentira, y con una verdad a medias satanás confundió a

Adán y a Eva para que desobedecieran a Dios.

A este hermano, satanás lo engaño haciéndole creer una verdad a medias, sacando de contexto un versículo,

para así, hacerle creer que no estaba desobedeciendo a Dios.

¿Qué es una iglesia?

La primera vez que se menciona la palabra iglesia en toda la Biblia es en Mateo 16:13-20

En este pasaje, Jesús llevó a Sus discípulos fuera de Jerusalén y les preguntó quién pensaban que Él era (v.

15). Pedro respondió al declarar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Jesús le dijo a Pedro

que él había recibido esta revelación de Dios. Después de esta revelación tan importante, “De que Él era el

Cristo, el Hijo del Dios viviente” Jesús le respondió diciendo: “y yo también te digo, que tu eres Pedro y

sobre esta roca edificaré Mi iglesia”.

Veamos la palabra iglesia en el idioma original del Nuevo Testamento. La palabra griega para iglesia en este

versículo es ekklesía, la cual quiere decir congregación o asamblea de personas. De modo que la iglesia, la

ekklesía, es la asamblea de todas las personas que han sido llamadas por Dios a salir al mundo y predicar su

palabra. La iglesia no es un edificio físico; es un grupo de personas.

¿Qué es la iglesia para Dios? Y nuevamente Dios contesta esta pregunta con una historia bíblica.

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1 Reyes 9 Reina-Valera 1960 (RVR1960) la palabra de Dios dice así:

9 1Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso

hacer, 2Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. 3Y le dijo Jehová:

Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has

edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los

días.

Seguramente, esta historia alguna vez se repitió aquí, hermanos se reunían y oraban pidiendo a Dios, que

intercediera para poder llevar a cabo el sueño del templo, en donde podían reunirse la congregación de Dios,

para alabarlo y adorarlo.

¿Queda alguna duda de que Dios quiere que nos congreguemos, en la iglesia en la cual Él tiene puesto sus

ojos y corazón? A mí no me queda ninguna duda, ojalá hubiera tenido este entendimiento en ese momento, y

hubiera podido advertir al hermano que estaba siendo engañado por satanás.

Participar los sábados en el culto con los hermanos como iglesia, no es una reunión cualquiera entre

cristianos, es una reunión donde se reúnen cristianos, para oír la palabra de Dios, para realizar los propósitos

de Dios, y sobre todo para poder expresar o escuchar los testimonios de otros cristianos en lo referente a lo

que Dios ha hecho en su vida (eso se llama testimoniar). Es de juntarse con el propósito de cumplir con la

obra de Dios formalmente, como iglesia. Personalmente no vengo a la iglesia por ser santo, vengo para ser

santo y salvo. Y quiero relacionarme con personas que tampoco son santas, pero buscan la santidad. Porque

esa es la promesa de Jesús.

1° Timoteo 3:14-15 14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15 para que, si tardo,

sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de

la verdad.

La iglesia es el lugar donde la verdad de Dios (las Escrituras) es predicada. Esto es que la iglesia es la

“columna y baluarte de la verdad” (como la casa es soportado por sus bases y columnas), entonces Pablo

exhorta a cuidarse en la conducta hacia la Iglesia, donde Dios ha guardado Su Verdad. Entonces ¿cómo

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creen que debe ser nuestra relación hacia la única institución que Cristo dio para promover y promulgar la

verdad de Dios? Debe ser una relación de Fidelidad, apoyo, y sacrificio personal.

Ahora bien, alguien podría decir: “entendí, tengo que ir a la iglesia porque Dios, así lo ordeno, porque la

iglesia es una institución que Cristo promovió para que nos reunamos. Me congrego porque Dios lo dice, y

yo quiero hacer lo que a Dios le agrada…

Pero no solo es eso, hay cosas buenas, maravillosas, que pasan en mí y en las demás personas que se

congregan, en la iglesia, para adorar, y alabar a Dios”

POR QUÉ ES BUENO QUE VAYAMOS A LAS REUNIONES

Las reuniones nos ayudan a conocer mejor a Cristo.

Las reuniones nos enseñan a poner en práctica lo que aprendemos en la Biblia (1 Tesalonicenses 4:9, 10).

Por ejemplo, a conocer y utilizar nuestros talentos y ponerlos a disposición de Dios, a mejorar nuestras

oraciones o relaciones (como perdonar a un hermano que nos ofendió), aprendemos a predicar y a enseñar a

otras personas las verdades de la Biblia (Mateo 28:19, 20).

El mundo de Satanás intenta debilitar nuestra fe y desanimarnos. Pero las reuniones nos animan y fortalecen

para seguir sirviendo a Dios (Hechos 15:30-32).

Jesús usa el espíritu santo, para dirigir las congregaciones. (Lucas 11:13; Hechos 2:1-4). El espíritu santo

puede ayudarnos a resistir las tentaciones, a predicar con valor y a tomar buenas decisiones. Por eso es tan

importante que hagamos todo lo posible por estar siempre en las reuniones. Así recibiremos la ayuda que

Dios nos da mediante su espíritu.

Asistir a la iglesia, no solo nos beneficiamos nosotros, sino a otros, porque en las reuniones podemos

demostrarles a los hermanos que los queremos. Muchos hermanos están soportando problemas graves.

El apóstol Pablo escribió: “Considerémonos unos a otros” (hebreos 10:24, 25). Con estas palabras, Pablo

quiso decir que debemos interesarnos unos por otros. Una manera de hacerlo es reuniéndonos para darnos

ánimo. Cuando vamos a las reuniones, les demostramos a los hermanos que queremos estar con ellos, hablar

con ellos y saber cómo se sienten.


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Cuando vamos a las reuniones, ayudamos a que la congregación esté unida (Juan 10:16). Jesús dijo que

él es como un pastor y que sus seguidores son como un rebaño de ovejas. En un rebaño, las ovejas siempre

están juntas y siguen al pastor. Si dos ovejas están en una colina, dos ovejas están en un valle y una oveja

está en otro sitio, ¿verdad que no diríamos que esas cinco ovejas forman un rebaño? De forma parecida, si

queremos ser “un solo rebaño” que sigue a “un solo pastor”, tenemos que ir siempre a las reuniones para

estar junto con nuestros hermanos. Las reuniones nos ayudan a estar unidos y a ser como una familia que se

quiere (Salmo 133:1).

Algunos hermanos han sufrido el rechazo de sus padres o hermanos por haber aceptado pertenecer a la

iglesia adventista. Pero Jesús prometió que les daría una familia que los amaría y cuidaría (Marcos

10:29, 30).

Cuando participamos de las reuniones en la iglesia le damos a Dios lo que merece. Como Dios nos creó,

merece que le demos las gracias y que lo honremos y lo alabemos (Apocalipsis 7: 11-12). Todas las

semanas tenemos el gran privilegio de adorar a Dios. Y por sobre todas las cosas, queridos hermanos,

recuerden, Cristo conoce los esfuerzos que hacemos por asistir a las reuniones y los valora. (hebreos 6:10).

Después de la fiesta de Pentecostés del año 33, los cristianos “continuaron dedicándose a la enseñanza de

los apóstoles y a compartir unos con otros” (Hechos 2:42). Es decir, siguieron haciendo reuniones para

adorar a Jehová. Y no dejaron de reunirse, aunque fueron perseguidos por el gobierno romano y por los

líderes religiosos judíos. No fue fácil, pero hicieron todo lo posible por seguir reuniéndose.

Hoy día, nosotros como cristianos debemos agradecer a Dios la oportunidad que tenemos de poder

reunirnos, para poder alabarlo y adorarlo.

Hermanos, sigan haciendo todo lo posible por estar con sus hermanos en las reuniones, aunque no siempre

sea fácil, demuéstrele a Cristo que usted siente lo mismo que el rey David, quien dijo que amaba el lugar

donde adoraba a Dios (Salmo 26:8). Oremos por aquellos hermanos que no pueden venir a todas las

reuniones porque están en situaciones que no pueden controlar. Por ejemplo, quizás estén muy enfermos.

Pero ellos pueden confiar que hay una congregación de hermanos orando por ellos, y que Dios entiende su

situación y valora mucho sus esfuerzos por servirle.


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