primera reunión de los CIAM se produce en Bridgwater, Inglaterra, en 1947 (CIAM VI). En ella, el Secretario General de los CIAM, Sigfried Giedion, empujará a una nueva generación de arquitectos a retomar los principios humanísticos de las vanguardias, con objeto de acercar la arquitectura moderna a las personas y adecuarla a «sus necesidades emocionales y materiales».14 En los años siguientes, Giedion profundizará sus críticas hacia la arquitectura moderna institucionalizada en sus seminarios de Harvard sobre The Human Scale, mostrando un incipiente interés por la arquitectura anónima y vernácula, bajo el término de «regionalismo».15 En Bridgwater, fueron modificados los estatutos para permitir al CIAM expandirse como federación de grupos independientes, y de este modo, Giedion promocionó algunos grupos nacionales. Con este propósito solicitó a su alumno noruego de la ETH de Zúrich, Christian Norberg-Schulz, que constituyera un grupo noruego vinculado a los CIAM. Así nació PAGON (Progressive Arkitekters Gruppe Oslo Norge), liderado por Arne Korsmo.16 En este contexto de arquitectura internacional moderna, regionalismo noruego e inclinación afectiva y personal por la naturaleza, Norberg- Schulz va a ampliar sus horizontes intelectuales hacia la fenomenología, el existencialismo y la psicología genética de Jean Piaget durante su estancia en la Universidad de Harvard en 1952.17 Las investigaciones de Norberg-Schulz desembocarán en abundantes publicaciones durante los años sesenta y setenta. Entre ellas, destacan sus obras Intentions in Architecture (1963), Existence, Space and Architecture (1971) y Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture (1976). Esencialmente en estas dos últimas, Norberg- Schulz tratará de construir los fundamentos epistemológicos de una arquitectura bajo la idea de lugar, alejándose definitivamente del espacio- tiempo como categoría central para la arquitectura, defendida por su maestro Giedion. En su obra Existence, Space and Architecture (1971)18, Norberg-Schulz cuestiona el predomino de una concepción abstracta del espacio para la arquitectura que no hace referencia alguna a la vida ordinaria. En su opinión, esta noción del espacio había empobrecido y menospreciado los aspectos afectivos y la relación emocional que el ser humano mantiene con su ambiente. En este sentido, la arquitectura debía estar relacionada con los esquemas espaciales del ser humano, que dan significado a su entorno. Apoyándose entre otros en Heidegger, Piaget, Bachelard y Merleau-Ponty, introduce el concepto de espacio existencial.19 Describe sus elementos esenciales bajo las nociones de centro, dirección o camino, y área o región: ¿Qué significa, pues, “estar en alguna parte”? Sencillamente, significa estar ubicado en el espacio existencial de cada uno. Podemos estar “en casa”, “en camino” o “extraviados”. El término “en camino” expresa que nos hallamos en nuestra ruta para ir “a algún otro sitio”. La palabra alemana Weg, en efecto, significa “camino” y también “fuera”, “lejos” (away, en inglés). El término lost expresa que hemos dejado la estructura conocida del espacio existencial. La “experiencia” (percepción) del espacio, consiste así en la tensión entre la inmediata situación de uno y el espacio existencial. Cuando nuestra localización inmediata coincide con el centro de nuestro espacio existencial experimentamos la sensación de “estar en casa”. Si no es así, podemos hallarnos “en camino”, “en alguna parte” o “extraviados” (lost).20 En su obra Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture (1976),21 Norberg-Schulz descubre finalmente el lugar como una noción esencial para la arquitectura: «La finalidad existencial del construir (la arquitectura) es transformar un sitio en lugar, o sea, descubrir los significados potencialmente presentes en el ambiente dado a priori»,22 escribe.En ella, Norberg-Schulz propone los conceptos de «significado» y «estructura» como aspectos de una misma totalidad, a través de los cuáles podemos entender el genius loci. El significado es generalmente una función psicológica, que implica el sentido de pertenencia y constituye la premisa del habitar. La exigencia fundamental del ser humano es, en última instancia, la existencia como hecho significativo. El significado de los lugares naturales está repartido según cinco categorías (la cosa, el orden, el carácter, la luz y el tiempo) con las que el ser humano interactúa. El ser humano es una «cosa» entre cosas: vive entre montes y riscos, árboles y nubes. Vive en el «orden cósmico», con la trayectoria solar y los puntos cardinales. Las direcciones no son sólo geometría abstracta, sino una realidad cualitativa. El ser humano está además coaligado con el «carácter» de las cosas, de otro modo no podría entenderse una amistad con las cosas o con el entorno. Vive con la «luz» y el clima, está sincronizado con ellos, y también vive en el «tiempo»: con los ritmos del día y la noche, las estaciones y la historia. «La arquitectura es la acción de construir lugares», 23 escribe Norberg-Schulz. Al construir, el ser humano transmite los significados a una presencia concreta, para visualizar y simbolizar la propia forma de vida como totalidad. La arquitectura vernácula porta inmediatamente el significado local de la tierra y el cielo, al ser coyuntural y estar conectada íntimamente con una situación particular. En cambio, la arquitectura urbana tiene un valor más genérico, porque al estar basada en la simbolización y la trasposición, presupone un lenguaje formal y un estilo. Sin embargo, en el genius urbano, el carácter local juega un papel decisivo en su identidad particular. De este modo el hecho urbano puede entenderse como una interpretación del genius local. En general se puede decir que el significado que el lugar manifiesta constituye su genius loci. Para Norberg Schulz, «la fenomenología de la arquitectura se ocupa de los lugares en los que los elementos naturales y artificiales forman una síntesis».24 El término implantación expresa la relación entre estas dos categorías, que depende del espacio y del carácter. Desde el punto de vista espacial el ser humano tiene necesidad de envolvimiento y cierre, y tiende a implantarse donde la naturaleza ofrece un espacio bien delimitado. El carácter de un lugar natural se concreta mediante la existencia de varias cosas significativas, como rocas, árboles y agua. Cuando las condiciones son favorables, la visualización es el instrumento más importante para la construcción del lugar. De forma genérica, el relieve superficial de la tierra desciende hacia el mar. Espacios como llanuras, valles y bahías, han dado origen a los tipos característicos de asentamientos, y sobre todo los ríos y la costa, son usados para la determinación y la orientación espacial. Otro factor genérico de la implantación es la dirección del sol. Si el lugar artificial tiene alguna relación con el ambiente, debe existir una correspondencia significativa con las condiciones naturales y la morfología del asentamiento. La relación de un asentamiento con el ambiente, continúa Norberg-Schulz, constituye su estructura externa. La estructura interna debe estar coordinada con la externa, y no constituir un mundo independiente. En la ciudad europea, la estructura del recorrido y sus puntos de apoyo son los que provocan que todo el conjunto aparezca como un organismo significativo. Estos recorridos y plazas están definidos a su vez por edificios que incorporan el significado de la ciudad, que depende de cómo éstos se apoyen, se eleven y se abran. Los puntos críticos son, por tanto, la base, el techo, el ángulo y la apertura (la ventana y la puerta). En general los edificios se inscriben en el terreno, se apoyan en el terreno mediante una base o plataforma o se elevan sobre el terreno mediante palafitos. Los edificios pueden ser a su vez verticalmente abiertos y unirse al cielo con un perfil accidentado, o ser cerrados con un cuerpo individual o un pesado techo. La ventana es particularmente importante, porque no sólo expresa la estructura espacial del edificio, sino también su relación con la luz. La ventana «explica» y concentra el genius loci. La identidad de un lugar está determinada por la implantación, la configuración espacial general y las características de sus articulaciones internas, que no contribuyen siempre de la misma manera al resultado final. Cuando estos tres componentes encarnan el carácter existencial fundamental, se puede hablar de lugar «fuerte». En todos los casos, un lugar fuerte presupone la existencia de una correspondencia significativa entre el sitio, el asentamiento y el detalle arquitectónico. El lugar artificial debe conocer «lo que quiere ser» a través de la mirada del ambiente natural. El examen sobre la identidad del lugar desvela el problema de la constancia y la transformación. Norberg-Schulz se pregunta de qué modo un lugar preserva su identidad bajo la presión de las fuerzas históricas. La identidad humana presupone la identidad del lugar y por tanto la stabilitas loci es una necesidad fundamental. Gran parte de la alienación moderna se debe a la falta de orientación e identificación que ofrece el ambiente moderno. Del genius loci deben conservarse sus propiedades estructurales primarias, como el tipo de asentamiento, la modalidad de construcción y sus motivos característicos. De este modo se conserva la atmósfera general, la cualidad esencial que liga al ser humano con su lugar. Las transformaciones históricas pueden ser de tres tipos (prácticas, sociales o culturales) y conllevan transformaciones físicas del ambiente. Pero estas transformaciones históricas pueden llevarse a cabo respetando el genius loci, sin destruir su identidad. Las actitudes humanas locales son pertinaces y constantes, y por lo tanto, el contenido existencial de base no está subordinado a las transformaciones de las condiciones económicas, sociales y políticas, sino que tiene una raíz más profunda. Es necesario dejar de lado las utopías para retornar las cosas de la vida cotidiana. Es necesario saber «ver» el significado profundo de las cosas que nos rodean, sean naturales o artificiales. Las cosas cuentan siempre historias diversas, nos hablan de cómo han estado hechas y si son auténticas, revelan la verdad. La participación creativa, la concretización del significado en circunstancias históricas diversas, constituye el pedestal existencial del ser humano: su cultura. En definitiva, el significado profundo del lugar radica en la relación íntima del ser humano con la naturaleza, con el orden cósmico, el paisaje, la topografía y la historia de una región. Para Norberg-Schulz, por consiguiente, el problema fundamental del proyecto arquitectónico es el cómo revelar y manifestar el paisaje circundante. Sus escritos han tenido sin duda una enorme influencia en la cultura arquitectónica en general desde los años setenta y podemos encontrar su huella en muchos textos críticos sobre la obra de Siza. A continuación analizaré la Biblioteca de la Universidad de Aveiro (1988-1995) desde su capacidad de descubrir significados potenciales del ambiente en donde se inserta, pero también, desde su morfogénesis, en la que el paisaje de Aveiro parece infiltrarse decisivamente. 14 Ver: OTERO-PAILOS, Jorge. Theorizing the Anti-Avant- Garde: Invocations of Phenomenology in Architectural Discourse, 1945-1989. [Tesis doctoral]. Cambridge, MA, USA: MIT, Department of History and Theory of Architecture, 2002, p. 247. 15 Ibíd., p. 247. 16 Ibíd., p. 255. 17 Ibíd., p. 264. 18 NORBERG-SCHULZ, Christian. Existencia, espacio y arquitectura. Barcelona: Blume, 1975. Obra original: Existence, space & architecture. London: Studio Vista, 1971. 19 El concepto lo toma de Merleau-Ponty, quien escribe: «Hemos dicho que el espacio es existencial; de igual manera podíamos haber dicho que la existencia es espacial». Ibíd., p. 17. 20 Ibíd., pp. 42-43. 21 NORBERG-SCHULZ, Christian. Genius Loci. Paesaggio Ambiente Architettura. Norberg-Schulz, Anna María (trad.). 10ª ed., 2011. Milano: Electa, 1979. Obra original: Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture. New York: Rizzoli, 1979. 22 Ibíd., p. 18: «Lo scopo esistenziale dell’edificare (l’architettura) è dunque quello di trasformare un sito in un luogo, ossia di scoprire i significati potencialmente presenti nell’ambiente dato a priori». 23 NORBERG-SCHULZ, Genius Loci, óp. cit., p. 170: «L’architettura è l’azione del fare i luoghi». 24 Ibíd., p. 170: «Le fenomenología dell’architettura si occupa dei luoghi in cui elementi naturali e artificiali formano una sintesi».