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Bioética y persona

BIOÉTICA Y PERSONA *

Francesco D’Agostino
Università Tor Vergata di Roma

1. ¿Por qué el ser humano, cada ser Pero parece como si en el contexto
humano, merece protección? cultural actual esta identificación estu-
La respuesta que frecuentemente se viera en baja: la idea de persona está en
da a esta pregunta tiene un evidente ca- profunda crisis.
rácter kantiano y puede resumirse en este 2. En parte, esta crisis depende de la
modo: porque, a diferencia de cualquier crisis de la misma idea de subjetividad
otra cosa que sea parte de la natura, el humana, de la crisis del yo. Las raíces de
hombre es una persona y, consiguiente- este problema, típicamente moderno, son,
mente, tiene una dignidad, o sea, un valor de todas formas, lejanas. En clara contra-
intrínseco. Si no queremos incurrir en un posición con la tentativa cartesiana de
círculo vicioso, definiendo como persona reconducir la subjetividad al pensamien-
cada sujeto que tenga dignidad y cualifi- to, ya Lichtenberg afirmó que no es co-
cando a la dignidad como el atributo ex- rrecto decir «yo pienso», Ich denke, en su
clusivo y específico de las personas, es lugar seria oportuno decir «Es denkt»,
necesario definir la identidad, de manera anticipando de esta manera la crítica la-
unívoca y condivisa, sin recurrir a presu- caniana al cogito de Descartes: je pense où
puestos axiológicos. je ne suis pas, donc je suis où je ne pense pas
Hace unos decenios, este cometido no (Ecrits, Paris 1966, p. 517.) La subjetivi-
parecía particularmente difícil: ser huma- dad humana empieza, así, a perderse. El
no y persona parecían sinónimos, hasta el tema anticartesiano está ya plenamente
punto que en el pensamiento antropológi- presente en Schopenhauer y es reanuda-
co y personalista se identificaban (en par- do con vivacidad por Nietzsche: «Un pen-
ticular en importantes corrientes filosófi- samiento llega cuando es «él» el que lo
cas del Novecento). quiere y no cuando «yo» lo quiero» (Jen-
seits von Gut und Böse, 25), y sucesiva-
* Traducido al castellano por Guido Sara- mente viene a formar parte del paradig-
ceni. Profesor Asociado de Filosofía del Derecho en ma psicoanalítico. La exigencia de ofre-
la Universidad de Teramo. Italia. cer un sólido fundamento a la identidad

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parece hacerse cada vez menos relevan- duos humanos, no como personas– no tie-
te. Derek Parfit, en un libro que tuvo un nen valor intrínseco alguno: la eventual de-
gran éxito, llega a afirmar que el mismo fensa jurídico-social que podría serles re-
problema de la identidad personal es, conocida sólo sería indirecta, es decir, de-
ahora ya, poco significativo: Identity does terminada por la voluntad y por la opor-
not matter (Reasons and Persons, Oxford tunidad social de defender a esos sujetos
1984). por parte de los verdaderos sujetos hu-
3. Pero la crisis de la idea de persona manos que hubieran invertido en los en-
se manifiesta de manera muy particular fermos (lo que normalmente hacen los pa-
en los debates de bioética y parece desa- dres con sus hijos). Para contestar a es-
rrollarse de un modo autónomo con res- tas teorías, muchos estudiosos se han
pecto a la crítica filosófica de la identidad convencido de la necesidad de no ha-
personal. La crisis del paternalismo médi- blar, en el discurso filosófico, de la per-
co ha otorgado un gran relieve a la auto- sona, pensando que el tema sea teoréti-
nomía decisional del paciente: un relieve camente difícil.
no sólo ético, sino también jurídico. La 4. Las razones de la crisis de la idea
medicina, a pesar del hecho de que sea de persona son complejas y se recondu-
una práctica social, está comúnmente pen- cen, normalmente, a la fuerza que en es-
sada por los bioeticistas como una prác- tos últimos años ha ido ganando el empi-
tica individual, que tiene que asumir como rismo, totalmente anti-metafisico (que
estrella polar el respeto al paciente como muchos definen como anti-filosofico) y,
persona: a la luz de este principio, hay consiguientemente, reacio a atribuir a la
que leer los artículos de la Convention pour realidad de la persona un fundamento
la protection des droits de l’homme et de la ontológico. Mas si la crisis de la idea de
dignité de l’être humain à l’égard des appli- persona es hoy día tan evidente, no será
cations de la biologie et de la médicine. Pero verosímil que se vuelva a las mismas
el concepto de persona que se va afir- perspectivas metafísicas clásicas que se
mando en los debates bioéticos tiene di- han revelado incapaces de resistir a las
ferentes significados. Se ha llegado hasta criticas del empirismo. Entonces, es pre-
negar que la vida humana posea siempre ciso afirmar que esas perspectivas, aun
un carácter personal. Hay bioeticistas de siendo teoréticamente densas y compac-
fama mundial (en particular Peter Singer tas, no han conseguido fundar adecua-
y Tristam H. Engelhardt) que niegan que damente la idea de persona. Esta hipóte-
la vida humana terminal tenga valor, se sis puede fundarse sobre un importante
lo niegan también a la vida de los sujetos dato de facto. Cuando en la tradición
humanos afectados por un handicap gra- Occidental (pero no en la del Oriente Cris-
ve o a la misma vida humana cuando tiano) se ha ido planteando la exigencia
pueda cualificarse como pre-racional, de expresar de manera compacta la dig-
como en los ya nacidos. Consiguientemen- nidad especifica de los seres humanos
te, esos sujetos –definidos como indivi- (es decir, su dignidad de personas) se ha

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utilizado un término poco claro, que no acción, quien causa sus propias acciones. La
tenía un sentido cierto, se ha utilizado Teología cristiana encontró en el termino
una expresión metafórica. persona una expresión útil para enfocar
El uso metafórico del lenguaje es per- perfectamente su dogma central, el de la
fectamente lícito y, según el pensamiento Trinidad: la unicidad de Dios se une en el
más reciente, necesario; pero la metáfora dogma con la trinidad de su acción (como
es siempre de algún modo poco adecua- Padre creador, como Hijo redentor y
da y contiene una valencia más o menos como Espíritu Santo actor en la historia):
equívoca: no es el caso si la ciencia inten- un solo Dio se revela al hombre como
ta evitar de cualquier modo las metáfo- tres personas.
ras. Cuando el lenguaje (también el del 6. En una perspectiva teológica, el
filósofo) no consigue evitar las metáfo- hombre es una persona, porque ha sido
ras, eso quiere decir que no puede apre- creado a imagen de Dios (que es, exacta-
sar definitivamente su objeto: la metáfo- mente, un Dios personal, es decir, que ac-
ra quiere decir, precisamente, que habría túa) y porque ha sido llamado por Dios a
mucho más que decir de lo que, metafó- la acción, como sujeto libre y responsa-
ricamente, se ha dicho. ble, secundum quod et ipse est suorum ope-
5. Todo el mundo conoce la etimolo- rum principium, quasi liberum arbitrium
gía del termino persona, que apunta, en habens et suorum operum potestatem (se-
latín, a la máscara utilizada por los acto- gún la espléndida expresión de Tomás
res, para añadir fuerza a la voz, ofrecién- de Aquino en el Prólogo a la Prima Secun-
dole la posibilidad de per-sonare, y, consi- dae de la Summa Theologiae). La imago Dei,
guientemente, ofreciéndole la posibilidad nos explica S. Agustín, es un dato ontoló-
de ser oída por los espectadores más le- gico, porque no la borra el pecado y tam-
janos. Esto ha determinado el uso de in- poco el hombre «carnal» (De Trinitate, XIV
dicar como persona en primer lugar a los 4.6). En una perspectiva no teológica, sino
individuos humanos que, en cuanto ac- filosófica, el carácter personal del ser del
tores, en cuanto intérpretes de un rol, te- hombre deriva, pues, del hecho de que
nían que recitar, después, todos los hom- tiene un logos, es decir, una capacidad de
bres, en cuanto actores en el amplio tea- razonar, de actuar y de hablar, deriva de
tro del mundo, todos llamados a recitar su conciencia y de su responsabilidad.
correctamente la parte escrita por Dios, En la tradición occidental las dos pers-
por el destino, por la sociedad o por su pectivas permanecieron conjuntas y han
misma voluntad. En el célebre monólo- determinado el pensamiento de que el
go, All the world’s a stage and all the men logos, en el hombre, no es una capacidad
and women merely players…, que Shakes- eventual, determinada por el desarrollo
peare hace recitar a Jaque en As you like it ciego de la evolución biológica, sino su
(atto II, scena VII), el tema adquiere una misma esencia (según la célebre defini-
dimensión definitiva. Según la metáfora, ción de Boecio, para la cual persona es
es claramente persona quien sea sujeto de natura rationalis individualis substantia) e

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implica como causa final el haber sido la correspondencia entre ser humano y
querida así por Dios. Por consiguiente, persona determina, necesariamente, una
sólo la referencia a Dios ha sido en la doble lógica de discriminación, hacia arri-
tradición filosófica occidental la explica- ba y hacia abajo, que podría determinar
ción y la garantía de que haya una ac- una tutela jurídica de la vida diferenciada
ción moral humana: esta forma de enten- por grados.
der ha estado operante hasta el fin de la 8. ¿Qué podemos oponer a estas teo-
filosofía clásica alemana (su última ex- rías? En primer lugar, que se trata de hi-
presión fue formulada por Fichte, Über pótesis, que en abstracto pueden parecer
den Grund unseres Glaubens an eine göttli- correctas, pero actuar según ellas no es
chen Weltregierung, in Werke, Akade- posible. La primera dificultad sería la in-
mieausgabe, V, 347-357). Pero la separa- dividuación de los sujetos, a lo que se
ción de la perspectiva filosófica de la teo- añade que otros sujetos tendrían que juz-
lógica cambió ese paradigma plurisecu- gar quién posee más o menos el logos
lar. Si el logos no es la esencia del hombre, necesario para ser una persona. Esos su-
sino una cualidad, aún mas, una cualidad jetos no podrían no ser personas, pero
accidental (de la que parece carecer el ¿quiénes lo reconocieron y en nombre de
recién nacido, quien tenga un handicap, qué? El autootorgamiento de ese titulo
el enfermo…), ¿por qué definir como per- no podría tener ninguna otra justifica-
sona a los que aún no la poseen o la han ción que la del Faustrecht, como dirían
perdido definitivamente? los alemanes, o sea la de la brutal legali-
7. Si sólo al logos se refiere la dignidad zación de la fuerza; pero el autoconferi-
de la persona y si se entiende el logos miento daría lugar, necesariamente, a un
como una cualidad que se puede poseer, regreso al infinito, que haría mítica la
al igual que toda cualidad, de manera cualificación de la identidad personal, tal
mas o menos intensa, que se puede ad- como pasa en el sistema hindú. Para evi-
quirir y se puede perder, y que, consi- tar una y otra dificultad, la única vía po-
guientemente, no es constitutiva de la sible es la hipótesis de que el reconoci-
identidad del individuo, de esos pres- miento de la identidad personal de un
puestos se desprende, necesariamente, sujeto dependa exclusivamente de su
que para ser reconocido como persona el pertenencia objetiva a la especie huma-
individuo humano tendría que probar sus na. Esa solución es compartida por mu-
capacidades, exhibir (¿a quién?) su logos, chos estudiosos, entre ellos quisiera re-
su racionalidad. De todo eso se despren- cordar a Sergio Cotta (Diritto, persona,
de, también, que su subjetividad jurídi- mondo umano, Torino, 1989) y a Robert
co-social dependerá del éxito de esa prue- Spaemann, en su texto Personen, Stutt-
ba: su fracaso produciría la completa ex- gart, 1996; no parece ser diferente, a pe-
clusión. Al revés: la exhibición de una sar de su fuerte significación post-metafi-
evidente racionalidad tendría que deter- sica, la posiciòn de Jürgen Habermas (Die
minar una dignidad superior. Dudar de Zukunft der menschlichen Natur, Frankfurt

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a. M., 2001), cuando afirma que la digni- 10. Tenemos, pues, más que una bue-
dad personal –que en su perspectiva equi- na razón post-metafisica para adoptar un
vale al acceso a la comunidad ideal de concepto de persona que coincida plena-
los sujetos morales y a la comunidad real mente con el de individuo humano. Quien
de los ciudadanos políticos– depende sólo suponga que sean frágiles las razones teo-
de la casualidad del nacimiento como ser lógicas (la persona como creatura) y las
humano, casualidad que tiene que ser ga- clásicas razones metafísicas (la persona
rantizada como jurídicamente indisponible. como portadora de logos) tendrá post-me-
9. El pensamiento de Habermas es tafisicamente que afrontar el riesgo, obje-
muy interesante porque, como ya dije, tivamente no controlable, de que la re-
no utiliza un concepto de persona «nor- ducción de la idea de persona y el desgas-
mativamente saturado», ni un concepto te moral produzcan como efecto, a pesar
de naturaleza «metafísicamente substan- de que sea un efecto no querido, que la
cial». Según su teoría, es necesario, para identidad social se vuelva borrosa. Sabe-
garantizar el carácter humano de la con- mos que en la modernidad la crisis de la
vivencia (o, en términos políticos, de la identidad individual ha sido vivida con
sociedad civil), que a la categoría de per- sufrimiento, pero ha sido también (al
sona vaya unida la idea de status de in- menos por parte de algunos) reconocida
violabilidad; y este status tiene que ser an- como portadora de una positividad, por-
terior no sólo a la posibilidad de ejercer que el deterioro del yo podría causar efec-
derechos, sino también a la posibilidad tos de iluminación en la conciencia, obli-
de individuarlos y determinarlos. La se- gada a enfrentarse con su fragilidad y,
riedad, o mejor, el sentido del juego so- sobre todo, con su caducidad. Pero la cri-
cial –como en general el de cualquier jue- sis de la identidad social no ofrece espa-
go– depende de ese presupuesto. Antes cio para ninguna iluminación; al contra-
que señalar los derechos y los deberes de rio, lleva a la discriminación y a la vio-
cada jugador, es preciso suponer (y si esa lencia, a la crisis definitiva del equilibrio
suposición falta, es necesario hacer que entre el Yo y el Nosotros, del Balance Wir-
sea establecida) que nadie entre ellos ten- Ich– según la definición de Norbert Elias
ga el derecho de establecer a priori, de (Die Gesellschaft der Individuen, Frankfur-
manera unilateral y irrevocable, quién pue- ta. M., 1987), que expresa perfectamente
da jugar y quién tenga que quedarse fue- el sentido de la historia de los hombres.
ra. Quien tuviera o pretendiera ese dere- Si el Yo tiene que reconocer la superiori-
cho podría –sin carecer de coherencia– dad del Nosotros, el Nosotros no puede en
reservarse el derecho de excluir a un ju- cambio pensar en otorgar fundamento al
gador del juego, en cualquier momento, Yo: éste ya lo tiene, en virtud de su iden-
también después del comienzo del parti- tidad humana, de su pertenencia a un
do, el derecho de individuar al ganador «ser específicamente humano». Esto pue-
y al perdedor, independientemente del de ser suficiente, creo, para cualificar al
resultado del partido. individuo humano como persona y para

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reconocer a todo individuo humano ese encontrar y que el idioma objetivante del
valor intrínseco que en la era postmoder- empirismo no puede expresar.
na el pensamiento metafísico no acierta a

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