Enviado por dalafata • 19 de Diciembre de 2014 • 25.967 Palabras (104 Páginas) • 311 Visitas
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MODULO 1:
Estos aspectos quedan configurados por el conjunto de roles y status poseídos por
aquellos que operan bajo la cobertura formal de las normas jurídicas, sino en tanto
status sociológico, posiciones regidas por todo tipo de normas, con tal que el operador
también se encuentre alcanzado por normas jurídicas.
El control social puede extenderse hasta todo sistema de ideas o ideales, es así que
existe un control social derivado del arte, del conocimiento y de la educación y estos a
su vez tienen sus diversas subclases de sistemas. Así nos referimos a el control social
como cualquier sistema normativo. A condición de que su uso se encuentre prescripto y
el adaptarse sea de algún modo sancionado. El sistema de control puede ser represor o
constituirse democráticamente a partir de un consenso pero no puede faltar como
sistema de modelo de conducta, constituyendo el control social de una sociedad. No hay
sociedad que carezca de cultura y las conductas que prevén se encuentran
normativamente fijadas y sancionadas su desviación, es imposible una sociedad sin tales
regulaciones. Una convivencia sin control social es igual a una sociedad sin normas, ni
cultura, es así como los mecanismos de control aparecen como una necesidad de todo
sistema.
En nuestra concepción la sociología del derecho debe tomar en cuenta todo lo que
estudia la sociología del control social sea la del derecho o la de las costumbres, sin
privilegiar a ninguno. Tomaremos como modelo de control al de las costumbres que es
un modelo normativo no escrito que condiciona conductas con un sentimiento de
obligatoriedad y con una sanción aplicada por agentes no determinados de la
comunidad, las costumbres se infieren como las normas de las conductas practicadas y
varían según la sociedad en la que se desarrolle. Los cambios son el eje de la historia de
una sociedad y el derecho tratar de reflejar la vocación por ese cambio o el miedo a ese
cambio siendo consecuencia de la cultura que solo puede ser entendido desde la
costumbre y la norma jurídica. Para la sociología el desafío es explicar los fundamentos
de la conducta humana en cuanto a las normas jurídicas y su efectividad o inefectividad
ya que una norma jurídica valida puede ser inefectiva si su infractor no recibe sanción
ya sea social o jurídica.
1- Postura Positivista
2- Postura Historicista
1- Los Positivistas sostienen que el derecho puede generar cambios sociales porque es
coactivo, independiente y autónomo de la sociedad y esta compuesto por normas que
emanan del Estado.
2- Para los historicistas sostienen que el derecho proviene de la moral social por lo que
no puede producir cambio social sin que la costumbre se instale antes que la norma.
3- Evan sostiene que el derecho si puede producir cambio social pero para ello debe
reunir ciertos requisitos:
a) “Que la ley este dotada de autoridad y prestigio” : Este debe provenir de la creencia
de que si sanción mejorara la situación a la que corresponde.
b) “Que la nueva norma sea compatible y coherente con los principios culturales y
jurídicos ya establecidos”
c) “Que la norma pueda especificar o clarificar los fundamentos que tiene la reforma
para la comunidad”: debe ser pragmática, practica y explicativa dándose a conocer las
razones y fundamentos que llevaron a su creación.
d) “Que se haga un uso efectivo y rápido del factor tiempo para evitar una dilación
excesiva en la transición de la nueva norma”
g) “Debe existir protección efectiva para los derechos de los que pueden ser
perjudicados por la violación de la norma y que deben ser incentivados a utilizar los
mecanismos que ella provee para su defensa”.
1- “Debe existir una protección para los derechos de los perjudicados por la nueva
norma o por el cumplimiento de la misma”.
2- “Que los que dominan socialmente acepten el resultado adverso en los procesos
judiciales en que están involucrados”. Ej.: Que los poderosos no fuercen las decisiones
desfavorables ni presionen a los jueces para que lo hagan.
Podemos incluir sosteniendo que: cuanto mayor sea el numero de los requisitos
enumerados anteriormente, que se encuentren en la norma, mayor será la posibilidad de
producir un cambio social y de que sea efectiva jurídicamente,
La sociología del derecho es una rama de la sociología que trata de describir, explicar y
predecir los modos en que las personas interactúan tomando como referencia positiva o
negativa un conjunto de normas jurídicas, involucran como, porque aplican, derogan o eluden
en su vida social esas normas, y como se relacionan en la conducta tales normas creadas,
aplicadas, derogadas o eludidas, con otros sistemas normativos que también guían la acción.
Tiene una dimensión histórica de análisis y otra funcional, respecto del ordenamiento
jurídico en la vida social.
Si deseamos brindar una concepción sociológica del derecho, podemos decir que la
sociología considera al derecho como un fenómeno social y que solo puede ser entendido en
el contexto normativo al que una cultura en concreto atribuye significados, tratando de
determinar las funciones que cumple.
Determinación de los Aspectos Sociológicamente Relevantes del Derecho:
El control social permite a los individuos, miembros de la sociedad, nosotros, guiar nuestras
conductas y resolver una parte de los conflictos que existen en ella.
El sistema de control puede ser represor o constituirse democráticamente, a partir de un
consenso, pero no puede faltar como sistema de modelos de conducta para sus miembros.
Una convivencia sin control social equivale a una sociedad sin normas y por lo tanto sin
cultura; los mecanismos de control aparecen como una necesidad del sistema con cualquier
alcance, este sistema social lo requiere para su funcionamiento, mas allá de los tipos muy
variables que pueden constituirlos; cabe mencionar a demás que sociedades sin derecho o
sin control social podrán existir, pero como no han existido, no puede haber descripciones
de su funcionamiento.
El control social es un instrumento de descripción, y no es necesariamente político, menos
aun conservador.
Como conclusión final podemos mencionar, que en cierto sector de la sociedad, como estos
autodenominados “piqueteros”, se encuentran disconformes con alguna determinación del
Estado, o bien para que sean escuchados sus pedidos, realizan actividades que en la
sociedad son denominadas desviaciones, ante estas desviaciones es la sociedad misma la que
reacciona creando diversos mecanismos de control, porque imagínense si todas las personas
o grupos de la sociedad de un país como el nuestro para que sean escuchados o ya sea para
hacer vales sus opiniones actuaran como ustedes, la sociedad seria un verdadero caos, no
viviría tranquilo ningún miembro de nuestro querido país, entonces cuando no existe una
autorregulación aparecen los mecanismos de control social, este se sistematiza cuando se
produce la articulación de un conjunto de medios de control de conducta localizados en
algún sector de la vida social.
Las costumbres son modelos normativos no escritos, que condicionan conductas con un
sentimiento de obligatoriedad asociado a ellas y con una sanción informalmente aplicado por
agentes indeterminados de la comunidad en caso de incumplimiento, no son inmodificables
sino que, como todo sistema normativo varían en las sociedades.
Si en una cultura la normatividad se encuentra articulada sobre la base de costumbres
particularistas, perjuicios o intereses desnudos, el papel del orden positivo es puramente
ficticio.
Para lograr la influencia del derecho en la conducta humana es necesario que existan
realidades desviadas ya sean económicas, de trabajo, etc.; y con respecto a esto lo que
hace es remodelarlas;
Evan señala varios factores que favorecen al proceso de influencia del derecho en la
sociedad:
1) Que la ley este dotada de autoridad y prestigio: la ley parece provenir de la creencia en
que su sanción generara una situación mejor respecto de la existente, no del temor que
puede inspirar
2) Que las nuevas normas sean compatibles y coherentes con los principios culturales y
jurídicos establecidos: el margen de variabilidad sobre las creencias no es tan amplio como
el racionalismo jurídico pretende hacer creer. Cuando los cambios establecidos en la ley son
aceptados, es por que existe un sentimiento de necesidad en la población respecto de las
modificaciones, que excedan las ficciones y los acuerdos parlamentarios de base negociada
entre líneas partidarias.
3) Que puedan especificarse o clarificar los fundamentos que tiene la reforma para la
comunidad, si existe interés para clarificar y se explicitan los principios que fundan
reformas jurídicas de envergadura, esta clasificación requiere una ciudadanía de alta
escolarización que pueda entender lo que se le explica. El caso penal es un tema típico al
respecto, tanto por ideas vulgares que no tienen sustento empírico, como por ideas de
algunos ideólogos y juristas teóricos que se filtran en parlamentos y generan reformas.
4) Que se utilice racionalmente el factor tiempo, evitando una dilación excesiva en la
transición; no puede hacerse sin un período relativamente extenso para su análisis y
comprensión.
5) Que los organismos ejecutivos se comprometan en la conducta perseguida por el precepto
y en los valores implícitos en él; el Estado mismo y sus agentes deben comprometerse con el
cumplimiento y no con la elusión de la norma.
6) Que existan sanciones positivas, además de las negativas: el cambio se produce no solo por
medio de castigos, si no por compensaciones positivas para favorecerlo.
7) Debe existir una protección efectiva para los derechos de los que pueden ser perjudicados
como consecuencias de la violación de la norma, que deben ser incentivados a usar a los
mecanismos que ella provee, en su propia defensa: Esta regla significa que la ley debe
establecer mecanismos para su ejercicio, pero estas deben estar facilitados
institucionalmente.
De la primera época posterior a 1810 pueden señalarse dos tendencias; una iluminista y otra
tradicionalista. La primera partidaria de formar una conciencia nacional a partir de una
fuerte voluntad política; la segunda busca la continuidad del nuevo Estado en la comunidad
de tradiciones, lengua, intereses y religión. Estas tendencias se encontrarán en la obra de
todos los pensadores argentinos durante los siglos XIX y XX.
El cuadro de las ideas jurídicas en la Argentina deberá relacionarse con una dicotomía en lo
histórico, social, político y literal que subsiste hasta la actualidad. Muchos de los autores
que pueden considerarse presentan consideraciones en sus pensamientos, de modo que la
adopción de una línea no descarta necesariamente la otra. No se trata de definir si la
tendencia tradicional o la iluminista fue la de mayor influencia en los primeros tiempos; es
probable que los positivistas iniciales hayan compaginado sin demasiada prolijidad los
nuevos principios filosóficos y políticos que le llegaban sobre todo desde Francia, con las
ideas y sentimientos hispánicos tradicionales en que se habían formado. Los que hacen
prevalecer las ideas iluministas son partidarios del rechazo de cualquier tradición colonial
en materia jurídica y pretenden la insignificancia de las particularidades históricas y
geográficas, no es necesario reunir al derecho con sus bases sociales, sino reformar la
sociedad apelando a una radical reforma jurídica, entonces, que para la doctrina naciente al
igual que para el iluminismo europeo, el derecho se presenta como una variable
independiente de la sociedad, que puede influir fuertemente sobre ésta.
Es probable que los tradicionalistas no hayan observado que la base social del país estaba
cambiando y que las ideas jurídicas heredadas de España resultaban cada vez menos
aplicables a una sociedad que alteraba su base política y cultural.
Una figura destacada fue Gregorio Funes un experto en derecho y en teología, con
formación en humanidades cuya participación en nuestra historia inicial es bien conocida y
unió ideas tradicionales y renovadoras; es el que mas documentos escritos y obras dejo y el
autor de mayor influencia en el campo jurídico durante la revolución de mayo. Su posición
conciliatoria entre lo tradicional y lo moderno contrasto con figuras del iluminismo Expresó
una posición socialmente fundada: “Las nuevas costumbres, los nuevos negocios, las nuevas
necesidades exigen nuevas leyes”.
Francisco De Paula Castañeda (1776-1832) expresa una posición crítica al iluminismo
revisionista de patriotas y revolucionarios y critica la imitación de lo extranjero.
Cualquiera fuera la posición asumida, en este primer período se soslayaba todo ataque a la
religión.
La Argentina fue un ejemplo claro de la dificultad para modificar la realidad a través de las
leyes. La constitución de 1853 debió recorrer una larga senda hasta que se efectivizaron
las libertades fundamentales, y debería determinarse todavía hoy el grado de arraigo y
convencimiento profundo que muchas de ellas tienen en la población y en la clase política.
La novedad en las décadas siguientes (1820-1840) fue la introducción de una tendencia
derivad de la ilustración, conocida como ideología, para la que toda actividad mental
derivaba de sensaciones. Esta tendencia, próxima al materialismo, acentuaba los rasgos
iluministas.
El Historicismo Jurídico:
El historicismo implica, por tanto, una comprensión del hombre en la historia y por la
historia, y toda la vida humana, con sus ideologías, sus instituciones y estructuras, habría
de comprenderse en función de la historia y según una perspectiva histórica.
El historicismo está muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe la
historicidad al hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del espíritu, al
igual que con el aspecto cosmológico que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la
categoría de lo histórico al mundo entero. Lo mismo cabe darse en una relación del
historicismo con lo gnoseológico, ontológico y religioso como con muchas esferas de la
teología actual.
B. Representantes
1. Guillermo Dilthey.
Quiere entender la vida desde la vida misma, es decir, sin remontarse a un grado superior
como la metafísica o al mundo del valor abstracto lo cual lo han convertido en un gran
psicólogo e historiador de las ciencias del espíritu.
La filosofía de la historia, lo mismo que en el hombre, hay una escritura también en las
ciencias del espíritu hay un tipo histórico que por medio de la comparación entre las
diversas formas de concebir el mundo, la mentalidad de Dilthey es puramente historicista,
pues donde no hay más que vida y ésta se concibe meramente como tiempo que fluye
incesantemente. Todo es singular y único sin cesar surge lo nuevo, pero sin que aparezca lo
normativo o universal. Aunque este tipo de filosofía es muy importante, Dilthey no llegó a
superar el relativismo que conlleva, aunque lo intentó repetidas veces, esto sólo se logra
Simmel pero su filosofía ejerció positivo influjo sobre todo en hombre como Spranger
Clases de Historicismo
1. Historicismo Absoluto. La idea se desarrolla y determina a través de la historia que es
más que manifestaciones pasajeras integradas en el infinito devenir universal. Toda la
realidad es histórica, y en especial el hombre que es un ser esencialmente histórico, ya por
su movilidad y temporalidad, o ya por que es el único ser que llega a la conciencia del
devenir dialéctico de la idea.
De esta manera la historia sería el desarrollo de la humanidad, es decir, espíritu objetivo,
espíritu del mundo integrado como parte en el desenvolvimiento general de la idea que
evoluciona hasta convertirse en Dios: "la historia es por lo tanto, una revelación de Dios,
una teodicea, una justificación de Dios en el devenir del Absoluto".
2. Historicismo Relativista. Se fija más en la contraposición entre la naturaleza y espíritu
planteando varias ciencias entre las cuales atribuye a la historia un lugar preferente.
Reacciona también contra el positivismo, pero conserva su principio de que sólo existe lo
particular y concreto. Por ello no puede darse ningún sistema filosófico absoluto, porque la
historia nos atestigua el hecho de una pluralidad de sistemas, que sólo tiene un valor en
cuanto expresión de una conciencia en determinado momento del desarrollo histórico, pues
la historia misma está por encima de todo.
El Evolucionismo de Ernesto Quesada:
La criminología aparece a fines del siglo XIX como un intento científico (positivista) de
explicar al “criminal” y al “crimen”.
Si sostenemos que la sociología criminal se ocupa de la conducta desviada, o de la desviación
social estamos suponiendo, que existe un conjunto de modelos de conductas, o actividades
“debidas”, permitidas o toleradas y otras que son desviadas. Los criminólogos críticos no
aceptan estas definiciones, sino que remiten a la comprensión crítica de la sociedad,
entendiendo que las diferencias de clase y las situaciones de explotación social generan las
desviaciones y solo por la explicación básica de esas condiciones puede entenderse lo que
ella significa.
Hablar de “crimen” no es el exclusivo objeto de la materia, muchas conductas son
desviadas o infractora. El término más común en la sociología criminal liberal o
conservadora es “conducta desviada” o “desviación” debe quedar precisado que no coincide
con el concepto jurídico de delito. En el primer caso se trata una desviación tal que merece
una condena social por parte de ciertos grupos con poder, mientras que el segundo
corresponde a la definición que da ciencia penal. Una conducta puede considerarse
comúnmente desviada como lo fue en el pasado la drogadicción o la homosexualidad, pero no
delictiva y viceversa: una conducta delictiva puede no ser “criminal”. El hecho de considerar
“desviada” a una conducta y simultáneamente objeto de la sociología criminal se trata de
infracciones graves, tanto para el derecho como para un sistema jurídico prevaleciente.
Positivismo Biológico:
El positivismo biológico parte de una situación social distinta de la que un siglo antes había
enfrentado la escuela clásica que había adoptado el libre albedrio. El positivismo lo hacia en
la afirmación del determinismo científico y la ausencia de libertad en la conducta humana,
tanto en la ajustada a la sociedad como en la desviada, en las gráficas palabras de Ferri el
hombre que delinque es para Beccaria un enfermo de la voluntad, un desequilibrado
psicológicamente, a quien la sociedad por la pena reintegrará a su normalidad. Para
Lombroso “el criminal nato en sus reminiscencias atávicas, es un orangután lubrico y feroz
de cara humana, a quien hay que eliminar por la relegación y aún por la muerte, si la
sociedad se beneficia con ello”. Todos los aspectos de su teoría y la de Ferri fueron
rebatidos. Los estigmas son consecuencia absoluta del medio social, el tatuaje, y el argot;
desde la teoría de la rotulación social en este siglo, las consecuencias de la dimensión social
de todo etiquetamiento resultan, en la teoría criminológica, irreversibles. Lo que queda en
claro para la doctrina moderna es que personas con estigmas físicos evidentes pueden ser
rotulados como delincuentes sin haber cometidos hechos ilícitos y llegar a serlo como una
profecía de autocumplimiento. Si estos criminales sea por el atavismo rápidamente visible
en los rasgos “degenerados” que representan, sea por errores genéticos observados a
través de rigurosos análisis, no pueden regenerarse, la idea de pena carece de sentido y
cobra vigor, la de “curación” y también la “peligrosidad”, que permite su integración sin
límite para proteger a la sociedad. También pueden entroncarse estas teorías con las
concepciones políticas de corte racial, que pretendieron la eliminación de pueblos enteros
con el fin de “depurar razas inferiores”, “preservar la herencia genética”. La lectura de
Ferri es representativa de las creencias precientíficas de los criminólogos de finales del
siglo XIX, Ferri sistematizó la escuela positiva, llamando sociología criminal a su estudio
omnicomprensivo del delito, la sociología criminal de Ferri engloba el derecho penal y la
antropología de Lombroso.
Los positivistas de tipo biológico adoptan mediciones antropológicas, el positivismo plantea
una discrepancia sobre el valor que debe darse a las estadísticas sobre delitos, e incluso al
código penal como medida de los delitos que deben ser estudiados.
Positivismo Sociológico:
Tarde observa el delito como hecho social, critica a Lombroso y puntualiza que los tatuajes
son modas importadas por los marinos y militares tomadas de otros pueblos con los que
estuvieron en contacto, y que el argot no es más que el lenguaje particular de toda vieja
profesión, como puede ser la de los pintores abogados y ladrones, aunque no la de los locos.
Con criterio sociológico estima que hábitos musculares o nerviosos idénticos nacidos de la
rutina del mismo trabajo y adquiridos generan la figura y el aspecto de la propia profesión.
Se funda en una afirmación de Ferri para sostener que entre los individuos de clases
elevadas los instintos criminales pueden ser atenuados por el medio y disimularse bajo
formas veladas que evitan el Código Penal. Comenta Tarde cuantas sociedades anónimas,
cuantas agencias y comités son conjuntos de bandidos, pero bandidos mitigados por la
cultura. No cuestiona la antropología criminal, pero puntualiza suficientemente el olvido que
presentan sobre lo social, trata de fundar el delito, como ha querido hacer con toda la vida
social, en la imitación, la copia de otros delincuentes. Al tratar de la penalización del delito,
se pregunta por la relación entre el autor presunto y el condenado; considera que la
condenabilidad de un acusado es variable de un tribunal a otro.
Tarde sostiene que existe un momento en que un abogado experimentado sabe que es inútil
seguir hablándole al juez, que hay decisiones más que convicciones, que hay sugestiones
entre colegas o la influencia de los jueces más reputados o más autoritarios sobre sus
colegas, no necesariamente menos instruidos. También anticipa otras teorías sobre la
desviación como las que ponen el acento en la actitud de los que castigan y rotulan. “Un acto
es delictuoso no solo por la ofensa al sentimiento medio de piedad y justicia sino cuando es
juzgado delictivo por la opinión”. Y también la idea de evasión institucionalizada “Un acto
puede ser prohibido dentro del grupo y permitido más allá de ciertos límites, tanto en los
pueblos civilizados como en las tribus primitivas”. Tarde realiza su obra en la misma época
que Durkheim, ambos aportaron al fundamento de la sociología criminal elementos que
permitieron la discusión y el avance de esta rama de conocimientos.
Durkheim en cuanto a la conducta delictiva, su idea de la normalidad del crimen discutida
por el socialismo romántico y luego por los críticos. Su relación con la evolución de la moral
y del derecho y su rechazo a la idea de delito como enfermedad y la pena como remedio
propia de los criminólogos positivistas. Critica el presunto valor de la herencia genética en
la determinación de las conductas, que solo trasmitiría facultades muy generales, pero
aptitudes particulares para tal o cual ciencia. Crimen y delito son profesiones, como
sostenía Tarde y poseen a veces una técnica compleja, un falsificador tiene más arte que
muchos trabajadores de áreas aceptadas. En cuanto a la herencia determine el delito,
Durkheim señala que es imposible aislar los factores educacionales de los biológicos como
para sacar tales conclusiones. La de Durkheim es la primera definición clara de la distancia
que existe entre herencia genética y conducta desviada. Durkheim es sindicado como un
sociólogo del conflicto social debido a su obra “de la división del trabajo social”.
De los numerosos argumentos que podían oponerse a las teorías ecológicas uno fue
desarrollado por Suterland, que acerca la ecología a la sociología, como Tarde y Durkheim
habían hecho en Europa respecto de las teorías biológicas. Respecto del principio de la
asociación diferencial. Tanto la conducta criminal como la no criminal se dan a través de
acciones sociales contrapuestas, cuando las personas devienen criminales, esto se produce
tanto por el contacto con pautas de conductas criminales como por el aislamiento de pautas
anticriminales. La teoría también significa que las asociaciones que son neutrales o están
lejos del crimen carecen de efecto, o tienen muy poco, en la génesis de la conducta
criminal. La asociación diferencial puede variar en frecuencia, duración, prioridad e
intensidad, tanto en lo que refiere a la conducta criminal como en lo que atañe a la
anticriminal. Frecuencia y duración se toman en sentido usual, prioridad refiere a que la
conducta acorde con la ley desarrollada en épocas iniciales de la vida puede persistir a lo
largo de toda ella y también que la conducta delictiva desarrollada en esa misma época
puede persistir. La tendencia no ha sido adecuadamente demostrada y la prioridad parece
importante principalmente a través de su influencia selectiva. La intensidad no es definida
con precisión, pero tiene gravitación en elementos tales como el prestigio de las pautas
criminales o anticriminales y con las reacciones emocionales asociadas.
Entre los factores a tener en cuenta también esta el lugar de residencia de la familia y la
delincuencia esta relacionada con los grupos en los que se participa. El término
desorganización social resulta insatisfactorio para la teoría, ya que esta basado en un
postulado según el cual crimen esta fundado en la organización social y la expresa. El grupo
puede organizarse para la conducta criminal o contra ella. Muchas comunidades están
organizadas en ambos sentidos y el crimen expresa diferentes organizaciones.
La idea de organización diferencial trata de explicar la existencia de normas delictivas,
mientras que la asociación diferencial procura entender su transmisión. La persona queda
conformada por los significados que prevalecen en el medio social: si las definiciones van
hacia el delito, con intensidad, frecuencia, prioridad y durabilidad, será delincuente.
Se define al delincuente de cuello blanco como una persona con elevado status económico
que viola las leyes destinadas a regular sus actividades profesionales, se podría diferenciar
al delincuente de cuello blanco de la persona con un status socioeconómico bajo que viola el
Código Penal habitual o las normas específicas de comercio que le afectan, a su vez la
persona de elevado status económico que comete delitos como el asesinato o el adulterio,
que no tienen que ver con sus actividades profesionales queda excluida del grupo de los
delincuentes de cuello blanco.
Mientras que el delito de cuello blanco es “realmente delito” en el sentido de que es una
violación de las leyes que poseen la característica general de las leyes penales, sin embargo
no todas las acciones comprendidas bajo estas leyes tienen que ver con el comportamiento
criminal como lo es el pleito de patentes.
Las leyes que regulan estos delitos se aplican de una manera diferente al del Código Penal,
las personas acusadas rara vez se le toman las huellas dactilares y pocas veces ingresan a la
cárcel, son convocadas ante una comisión o un tribunal que se rige por el Código Civil.
Para Durkheim la anomia surge cuando por la desintegración del orden colectivo las
aspiraciones naturales del hombre emergen más allá de toda posibilidad de cumplimiento;
para Merton, las necesidades de status no son naturales, sino socialmente inducidas. Una de
las críticas más comunes a su teoría es que presenta una unificación del consenso social en
cuanto a las metas-éxito: todos deben aspirar a lo mismo y esto no es cierto. La segunda
critica en la que coinciden las posiciones más o menos radicalizadas, es que resulta difícil
pensar en adaptaciones individuales a la situación de ruptura sociocultural que plantea el
autor, puesto que enfrentados a problemas culturales similares, es probable que los grupos
desarrollen subculturas adaptativas; en otras palabras, las desviaciones son formas
colectivas, no individuales de adaptación. Otra crítica obvia es que Merton, a pesar de
reconocer el delito de los sectores altos, insiste en que la adaptación innovadora es propia
de los sectores bajos. Respecto del retraimiento, el beber en exceso o el consumo de
drogas, ¿no afecta la capacidad para alcanzar metas y no genera estigmatización que impide
la inserción? Por otra parte, el drogadicto privado de droga es activo, no pasivo y más
innovador que retraído. Docenas de historias del mundo del espectáculo, de la política, de
las empresas y el deporte muestran este proceso de degradación a partir del alcohol y las
drogas, originado por la necesidad de mostrar públicamente estados de ánimo divergentes
con la real situación personal. En la teoría de Merton, el desviado es alguien que no triunfa
y que por ello reacciona desviándose. Por último la identificación de metas sociales resulta
muy difícil en todas las sociedades y si bien es cierto que los medios de comunicación
presionan en los países capitalistas hacia el éxito, no sabemos cuantas personas incorporan
realmente ésta idea, más allá de los que participan de alguna subculturas (como las
organizacionales de la empresa capitalista) y tampoco sabemos si el éxito es para todos el
éxito dinerario, aún en el capitalismo.
Una subcultura referiría a aquellas costumbres, ideas, prácticas, valores, etc. sostenidas
por un grupo social minoritario que convive en el interior de una cultura dominante o
hegemónica.
Las subculturas delincuentes surgen cuando hay impedimento de acceso a los medios
legítimos y fuerte internalización de los fines-éxito sociales. El tema esta centrado en los
adolescentes de clases bajas, que carecen de oportunidades económicas y educacionales, se
puede ser delincuente en banda si se tiene disponibilidad de medios legítimos y oportunidad
de integrarla. Por último, la “destrucción hacia dentro”, que es considerada la única
realmente individual: alcoholismo, drogadicción. La posición de los autores, presuponen la
unificación cultural y de metas sociales frente a las cuales algunos grupos se separan
(desorganización, organización diferencial, subcultura). Albert Cohen sostiene que la
conducta de los miembros de pandillas de delincuentes juveniles se origina en los problemas
de status, necesidades y frustraciones de las clases bajas en un mundo de valores
predominantes de clase media (oposición a la violencia física, respeto a la propiedad,
ambición, autoconfianza, postergación de satisfacciones inmediatas, recreaciones
saludables, buenos modales y cortesía), rechazan esos valores porque no forman parte de
su sistema cultural y rechazan también a la clase media porque los representantes de esta
los rechazan a su vez y les otorgan un status inferior por la no aceptación de esos valores.
Las subculturas juveniles de clase baja se forman sobre la base de este rechazo que genera
sentimiento comunes de hostilidad, de oposición a los valores de la clase media y que deriva
en acciones que pueden perjudicar a estos valores: malignidad frente a las actividades
“virtuosas”, diversión no provechosa y a la vez perjudicial para el mundo que los rechaza,
nihilismo, actividades hedonistas.
Becker
La Crítica al Modelo Simultáneo
Becker critica los modelos explicativos de conducta desviada por se de tipo simultáneo. El
modelo necesario es secuencial. Los patrones de conducta se desarrollan en una secuencia
ordenada: cada etapa requiere una explicación y ésta es una parte de la explicación de la
conducta resultante. La variable que predispone a una persona a dar el paso
correspondiente a una etapa puede no actuar porque la persona no ha llegado aún a la etapa
anterior, a partir de la cual es posible dar ese paso. Las personas alienadas que no tienen
acceso a las drogas no pueden experimentar con las mismas y no pueden transformarse en
consumidores; hay una carrera hacia la desviación, el primer paso en la carrera es la
comisión de lo que llama un acto no conformista, es decir, que quebranta algún conjunto de
reglas en particular. Esto ocurre cuando personas profundamente inmersas en subculturas
religiosas o étnicas ignorar en principio que no todos actúan del modo que su propio grupo lo
hace. “Áreas estructuradas de ignorancia de ciertas reglas en particular”. En el autor
prevalece la idea de “compromiso”. La persona “normal”, cuando descubre un impulso
desviado consigue controlarlo pensando en las múltiples consecuencias que tendría para él
actuar de ese modo. Ha invertido mucho en el mantenimiento de su normalidad. La
“inconformidad deliberada” puede ser porque en su crecimiento no haya logrado establecer
alianzas con la sociedad convencional, no tiene reputación que mantener o elementos
valiosos que conservar, dependientes de ella. Becker acepta que la conducta desviada se
aprende, por participación en una subcultura organizada, alrededor de una actividad
desviada en particular. En el “descubrimiento” hay dos casos especiales: 1). Que el individuo
se autorotule y castigue como criminal. 2). Que busque ese castigo cometiendo el acto
desviado de un modo que necesariamente sea descubierto.
El cambio más importante, luego del descubrimiento y rotulación, es la drástica
modificación de la identidad pública del individuo. Se le otorga un nuevo status, ahora es un
asesino, ladrón, drogadicto, borracho o loco.
Para su teoría de la rotulación, Becker toma dos clasificaciones: 1). S tatus principal y
auxiliar: toda posición social esta definida por un rasgo fundamental que permite definir
quienes pertenecen o no al mismo. Hay status bien considerados y deseables, que exceden
lo formal y que son requisitos para la plena admisión en la clase (por ejemplo, en una cultura
blanca y “viril”, no lo tiene la medica mujer y negra) 2). Status principal y subordinado: los
primeros son los prioritarios. Por ejemplo, a un negro el ser medico, de clase media, o de
sexo femenino, no lo protege de ser tratado a partir de su status principal de negro en una
sociedad racista. El status criminal tiene esta característica: es prioritario y a el se
subordinan todos.
La calificación de una persona como criminal pone en marcha mecanismos para que la
persona se ajuste a la imagen que los demás tienen de ella: 1). El aislamiento de grupos
convencionales, aunque la desviada por sí misma y la rotulación consiguiente, lo produce. Es
el caso del homosexual que es marginado en la oficina aunque su trabajo no sea afectado
por su carácter. 2). El desviado descubierto es marginado y tratado represivamente, lo que
produce el aumento de la desviación, el trato dado a los desviados le niega los medios de
continuar con las rutinas de la vida cotidiana, debido a esta negación, el desviado debe
necesariamente desarrollar rutinas ilegítimas. 3). La exigencia en el cumplimiento de las
reglas, la iniciativa nacida de intereses personales, armada con el recurso de la publicidad y
condicionada por el carácter de la organización, resulta la variable clave en la imposición de
reglas. Si hay muchos grupos en competencia, el resultado es variable y depende del poder
relativo de cada grupo y de su acceso a los medios de publicidad. Becker sostiene que las
reglas son producto de la iniciativa de alguna persona o grupo y llama a las personas que
exhiben esa iniciativa instigadores de la moral. Los creadores de la regla son los “cruzados
reformadores”, insatisfechos con las reglas existentes, que deben corregirse. Algunos
cruzados tienen éxito en su misión y generan, al crear una nueva regla, un grupo nuevo de
marginales: algunos encuentran afición a la tarea y buscan nuevos problemas para atacar. La
cruzada se institucionaliza cuando se forman organismos para hacer cumplir las reglas
creadas. El destinatario final es la organización policial. Pero esta interesada en el
contenido de la regla, sino en la imposición de la misma; tiene una función objetiva e
impersonal y puede castigar lo que ayer permitía, lo mismo que permitir lo que antes
castigaba. El que impone las reglas dedica parte de su trabajo al lograr que se lo respete en
su función. Éste “imponer respeto” a las personas a las que trata hace que uno pueda ser
catalogado como desviado no por haber quebrantado una norma, sino por falta de respeto al
que la impone. El que aplica las normas no posee recursos suficientes para enfrentarse a
todas las infracciones que conoce; esto lo lleva a transar, actúa como un profesional,
careciendo del fervor moral del creador o del moralista. El “arreglo” forma parte de esta
elección: es parte de la decisión de rotular como desviado o no hacerlo.
El arreglo al que pueden llegar los delincuentes profesionales, por acceso a los medios,
contactos e información, es mucho mayor del que lograrían los aficionados. Por lo tanto,
estos tienen mayores posibilidades de ser atrapados y rotulados que los otros. Lo que
pretende demostrar el autor a partir de esta argumentación es que la catalogación de una
conducta como desviada depende de factores ajenos a la conducta real. La autonomía
policial para rotular o para crear nuevos delincuentes depende de los distintos países y en
cada uno, de las tendencias y tiempos políticos.
La desviación, entonces, es un proceso de interacción entre personas, alguna de las cuales,
en servicio de sus propios intereses, crean e imponen reglas que afectan a otros, que a su
vez, en servicio de sus propios intereses, cometen actos que son calificados como
desviados.
Para Becker toda infracción es creada al crear la regla. Cree que hasta que exista
rotulación no hay desviación, solo se puede referir a una “acción física”, nunca a una acción
social, pues los desviados como todos los actores sociales actúan en un marco normativo que
da sentido a sus actos y que no se inventan y reinventan cada vez que alguien comete una
infracción u otra persona lo rotula. Solo oponiendo acción física y acción social puede
sostener esta teoría de que no hay acción desviada hasta el señalamiento por los otros.
Becker parte de la base de una variación permanente en los marcos de significación (tales
como para hacer de algunos “infractores” solo personas que de modo ignorante cometen
“actos no conformistas”).
La mayoría de la gente sabe cuales son actos desviados y cuales no los son, sean los
“infractores”, sean los “rotuladores”. La desviación sea una cualidad del acto y no de la
rotulación, y la teoría de Becker adolezca de considerar al infractor como un ser pasivo,
que no sabe lo que hace, o lo hace por hedonismo, y sobre el cual cae implacablemente la
rotulación, que define su acción como desviada. El desviado (o el infractor de Becker) toma
decisiones y muchas veces viola deliberadamente los códigos morales y legales.
Según la teoría del control social (Hirschi, 1969), cuanto mayor sea la integración de un
individuo en la sociedad, menor será su tendencia a cometer delitos. Para los niños y
adolescentes, los principales agentes de integración social son la familia, la escuela y los
amigos. Estos agentes favorecen el desarrollo de vínculos entre el joven y el orden social
convencional y, cuando dichos vínculos son lo suficientemente fuertes, disuaden al joven de
violar la ley. Entre estos vínculos, el apego a los padres ocupa en la teoría de Hirschi un
lugar fundamental. El joven apegado a sus padres pasa más tiempo con ellos y, en
consecuencia, tiene menos ocasiones de cometer delitos. Sin embargo, según Hirschi, este
control directo ejercido por los padres sólo tiene una importancia relativa; lo
verdaderamente importante es que los padres estén psicológicamente presentes cuando al
joven se le presenta la ocasión de cometer un delito. Es precisamente en ese momento
cuando el joven debe preguntarse qué pensarían sus padres si lo vieran cometer ese delito.
Si el joven no se formula esa pregunta, queda libre de pasar al acto (Hirschi, 1969: 88). En
este contexto, la familia disociada sería nociva en la medida en que atenta contra la
formación de un vínculo fuerte entre padres e hijos y, según los postulados generales de la
teoría, cuánto más débil sea ese vínculo, menor será la integración social del joven y
mayores las probabilidades de que se convierta en delincuente. Sin embargo, esta
conclusión no fue extraída por Hirschi –quien considera que un solo padre debería ser
suficiente para socializar al joven–, sino por otros partidarios de la teoría del control
social. Para Hirschi (1969: 242 y s.), la sobrerrepresentación de los jóvenes de familias
disociadas en las estadísticas oficiales es decir el hecho de que estos jóvenes
representen en dichas estadísticas un porcentaje superior al que representan en la
población generalse debe ante todo a la reacción diferencial del sistema de justicia penal
que evocamos en el párrafo anterior.
Por su parte, la perspectiva estructuralista, considera a la familia como una unidad
socioeconómica que debe ayudar a sus miembros a ubicarse en unidades socioeconómicas y
culturales más amplias. La familia suministra, entre otros, bienes materiales, prestigio,
posibilidades de estudio y de trabajo. En este contexto, la familia monoparental constituye
una unidad socioeconómica desfavorecida porque los recursos y oportunidades que se
presentan a un solo padre son limitados. En consecuencia, el niño ve también limitadas sus
posibilidades. Además, los hijos de familias disociadas corren el riesgo de educarse en
contextos propicios a la delincuencia, como barrios y colegios de nivel socioeconómico
desfavorecido. En suma, para esta perspectiva, la familia disociada podría conducir a la
delincuencia al alterar las condiciones externas que determinan el estatus socioeconómico
de la familia.
Profesión Jurídica
La profesión Jurídica ha sido objeto de estudio tanto por la vertiente funcional como por la
crítica. En general, los temas tratados por ambas pueden agruparse: 1) Estratificación de la
profesión y relaciones entre el nivel social del abogado y el nivel social de los clientes.
Junto con este tema suelen tratarse los prejuicios sociales que afectan a la profesión y los
raciales en los países en que existe. 2) Conflicto profesionales de roles (defensa de
clientes o de la justicia, profesión ética o negocio privado). 3) Problemas que plantea la
relación profesional entre el abogado y el cliente. 4) relaciones entre abogados y jueces. 5)
los abogados y el ejercicio del poder político. 6) análisis económico de la profesión con
énfasis general en su proletarización. 7) evolución de la matricula, proporción por sexos y
relación entre número de abogados y número de casos, lo que lleva al análisis de las
diversas formas de ejercicio profesional (individual, colectivo, público, privado, etc.). 8)
Distribución (generalmente inequitativa) de los servicios legales y efectividad de las
defensorías de indigentes.
Para Calamandrei, la abogacía se ha transformado en un peligroso estimulo de la litigiosidad
y mala fe procesal, con motivo del exceso manifiesto del numero de abogados, respecto de
las causas que requieren tratamiento judicial. Este fenómeno hace aumentar el número de
los miembros del proletariado forense que vive de crear litigios para beneficiarse de sus
magros resultados, el aumento del número de abogados trajo aparejada la disminución de la
calidad técnica y cultural de la mayoría de los profesionales. A partir de esta obra es donde
observa el deterioro de la relación entre jueces y abogados, al considerar los primeros que
los letrados hacen todo lo posible para demorar las causas e impedir que se conozca la
verdad de los hechos. Esta obra de Calamandrei es una dura crítica a estudiantes y
abogados, pretende crear una conciencia sobre la importancia de la seriedad y honestidad
profesional, para cumplir acabadamente con los objetivos sociales de la profesión, aun
siendo el mismo abogado y procesalista, y reflexionando como tal.
Acceso a la Justicia
Deriva de la confrontación entre las expectativas que surgen de la ley (para la cual todos
los ciudadanos puedan acudir a los tribunales en defensa de los derechos y de igual manera
se encuentra garantizada la defensa en juicio) y las condiciones reales de tal acceso y de la
supuesta defensa. El derecho de acceder a la justicia se entendió como un “Derecho
Natural” que tenían las personas afectadas para litigar o defenderse, como un derecho del
cual el Estado sólo debía impedir su violación.
La contribución de la sociología consiste en investigar sistemática y empíricamente los
obstáculos al acceso efectivo a la justicia por parte de las clases populares con vista a
proponer las soluciones que las pudiesen superar.
La sociología crítica considera que la discriminación social en el acceso a la justicia no es
solo económica, sino además sociocultural, y que por ello las condiciones que permitan su
modificación exceden los recursos disponibles en una sociedad capitalista para tales fines,
descontando el fracaso de las defensorías pobres, consultorías gratuitas, etc., para hacer
frente íntegramente al problema.
Los Estados a su vez, poseen normativas específicas en sus Constituciones Nacionales que
de una u otra manera garantizan el acceso a la justicia o igualdad ante la ley.
El problema del acceso a la justicia afecta en mayor medida a los sectores más
desfavorables, entendidos como aquellos de menores ingreso económicos, al igual que su
capacidad para interactuar socialmente, que el resto de la sociedad. Dentro de estos
sectores de la sociedad más desfavorecidos, también se pueden incluir otros que no
necesariamente deben reunir los requisitos anteriormente mencionados.
Para el estudio del acceso a la Justicia, también se incluyen las Poblaciones Indígenas, las
Mujeres, las Poblaciones Autónomas por razones étnicas o culturales y los discapacitados.
A su vez el aumento en el perfeccionamiento de otros sistemas, la justicia en América
Latina posee una imagen pública baja. El descontento de la sociedad es muy claro, dado que
sostienen una visión del sistema como inaccesible en muchos casos, influyente en sectores
de la alta sociedad y la política en otros.
Los derechos humanos fueron creados como parte de una concepción preocupada por
defender a las personas de los abusos del poder político y económico, es decir, se refiere a
la relación “persona-organizaciones”. La preocupación de los críticos por este tema surge
del trato que el Estado autoritario y represivo dispensa a los opositores políticos y a los
que desafían por medio de las armas al sistema establecido. En muchos Estados para
enfrentar a los opositores y a los políticos contestatarios, han utilizado y utilizan técnicas
y medios aberrantes para suprimirlos, que dejan de lado los derechos que pueden
considerarse superiores al Estado mismo, tal como la integridad física. El tema de los
derechos humanos abarca también, la represión policial contra los detenidos humildes por
delitos comunes y en ambos casos ha partido de la negación del contraargumento que apela
a los “derechos humanos de las víctimas”. Los derechos humanos también significan en un
sentido más llano, “derechos de los pobres” y representan una idea de justicia diversa
ligada a “un futuro mejor”, para la que también se realiza como instrumento político un uso
alternativo del derecho. Éste uso puede significar tanto el empleo del derecho por parte de
los que no pueden utilizarlo por marginación social (se conecta entonces con el tema de
acceso a la justicia) como una aplicación del derecho en contra de las estructuras
sociojurídicas, este es el caso de las técnicas de los abogados de los ocupantes ilegales de
tierras frente a las demandas de desalojo, que plantea reiteradamente peticiones y
recursos que saben improcedentes, pero que poseen en su interposición efectos políticos.
También puede caracterizarse de uso alternativo del derecho la estrategia procesal de los
defensores de acusados por delitos políticos, que tienden a cuestionar al tribunal y a llevar
la argumentación a un campo ajeno al fijado en el proceso, en este caso no se trata de
obtener triunfos dentro del marco previsto por el sistema jurídico, ya que se entiende
perdida la causa de antemano, sino colocarse en situación de poder argumentar
discriminación de los jueces, arbitrariedad o limitación injustificada de la prueba,
prejuzgamiento, ilegalidad del tribunal, o su caracterización como tribunal meramente
político.