LOS MISIONEROS
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MES MISIONERO EXTRAORDINARIO
Callejear la Fe hasta
los confines más lejanos
Como Jesús, "Ve y haz tú lo mismo"
(Le 10, 35)
TOMADO DEL DOCUMENTO
“BAUTIZADOS Y ENVIADOS” -
MES MISIONERO EXTRAORINARIO
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA
Pg. 43-53
III. Subsidios
1. Preparación de los misioneros
1.1 La preparación espiritual
1.2. La preparación doctrinal
1.2.1. El anuncio del Kerygma
1.2.2. El Kerygma como anuncio y las formulas kerigmáticas
Los Comités Arciprestales tienen como finalidad
promover, fortalecer y acompañar la vida pastoral
en nuestra Arquidiócesis. Estamos en un año de
evangelización que debe generar un gran movi-
miento pastoral en cada una de nuestras comunida-
des parroquiales donde todos, y de una forma es-
pecial los laicos, se sientan Bautizados y Enviados
que es otra manera de recordar que somos discípu-
los misioneros.
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Se nos sugiere prepararnos como misioneros des-
de una formación espiritual para tener una gracia
interior y una formación doctrinal que nos permita
tener claridad en lo que debemos hacer.
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III. Subsidios
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dones y carismas necesarios para que el mi-
sionero anuncie con valentía aquel mensaje
de salvación del cual ya ha sido testigo, solo
mediante la acción continúa del Espíritu, se-
rá posible un anuncio eficaz de la Palabra de
Dios, de la cual el misionero debe ser un
constante interlocutor, a ella debe acudir
continuamente pidiendo la asistencia y la luz
del Espíritu para evitar el peligro de anun-
ciarse a sí mismo y dar a conocer solo el mensaje que Dios
nos ha revelado en su Divina Palabra.
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reconocimiento del pecado que se presen-
ta como un obstáculo que le impide al mi-
sionero realizar plenamente el querer de
Dios, pues solo mediante la ayuda de la
gracia sacramental se recupera la amistad
con Dios y se vive en plena comunión con
el Señor.
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La Lectio Divina: Será de mucha conve-
niencia que por grupos y equipos de misio-
neros se le dedique un buen espacio de lec-
tura, meditación y oración de la Palabra de
Dios con el ejercicio de la Lectio Divina,
pues el mensaje central de la misión debe
girar en torno al anuncio del kerygma con-
tenido en las Sagradas Escrituras.
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permanecen indiferentes frente al anuncio.
La vida fraterna en comunidad permite libe-
rarse de egoísmos y tensiones que lleven al
individualismo, para saber que el Señor nos
envía como sus discípulos para ir de dos en
dos a los pueblos y Jugares donde iba a ir Él
(cf. Le 10, 1).
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1.2 La preparación doctrinal
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instrucciones más elaboradas que se diri-
gen a los recién convertidos, exposiciones
de aspecto más didáctico en que se expli-
can las Escrituras a la luz del acontecimien-
to cristiano. Sin embargo, el kerigma sigue
siendo el punto de partida y la referencia
constante de la catequesis. Así, la explica-
ción de los sacramentos, las normas de vi-
da moral, no tienen sentido más que a la
luz del acontecimiento pascual y, en térmi-
nos más generales, a la luz global del acon-
tecimiento realizado en Cristo.
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En el A T, el pueblo de Israel recibe el decálo-
go para que viva según la alianza con el Dios
tres veces santo. Del mismo modo, en el NT,
si los cristianos son llamados por Dios para
ser hijos suyos, han de vivir según esta voca-
ción. La vocación a Cristo tiene como corola-
rio necesario una vida según Cristo. Los pre-
ceptos acompañan a la vocación. "Si os dejáis
conducir por el Espíritu, no estáis bajo la
ley" (Gál 5,18), sino "bajo la acción de la gra-
cia" (Rom 6,14). Vivir en Cristo es adoptar el
estilo de vida de Cristo; sus ideas y sus aficio-
nes. Las exhortaciones, las llamadas a la vigi-
lancia y a la práctica de las virtudes, los pre-
ceptos particulares de la parénesis precisan y
actualizan el precepto general del amor en los
detalles de la vida diaria. La apertura al amor
no hace inútil cierta "señalización" para que
no nos perdamos en la oscuridad y naufrague-
mos. Por tanto, la parénesis no es simple mo-
ralismo, sino realismo de una vida en Cristo,
que no carece de normas, aunque está más
allá de las normas en su impulso y en su obje-
tivo.
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No es preciso insistir en la importancia del
anuncio. El kerygma es el que introduce "en el
misterio del amor de Dios, quien lo llama [al
hombre] a iniciar una comunicación personal
con él en Cristo" (RM 44). Es el kerigma el que
abre el camino a la conversión y por eso es y
sigue siendo tarea primordial de la Iglesia. Es-
pecialmente hoy, por la situación alarmante
de descristianización (EN 52) que exige un
nuevo dinamismo misionero (CL 35). Es por
ello, que proponemos una misión kerygmáti-
ca qur ayudará a iniciar procesos de evangeli-
zación o a reforzarlos donde ya están encami-
nados.
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El kerigma es, por tanto y en primer lugar,
anuncio que provoca ineludiblemente una
respuesta, pero es así en cuanto testimonio
de algo que ha sucedido. Esto es su conteni-
do, que tiene mucho que ver con el carácter
de ineludible que tiene la respuesta.
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Las dificultades de interpretación del kerig-
ma primitivo tienen que ver con su carácter
escandaloso en un doble sentido: por un la-
do, porque resulta incómodo al hombre que,
por eso, es llamado a la conversión radical;
por otro, porque son expresión de un miste-
rio que provoca a la razón y la lleva a su má-
ximo límite. De aquí nace· la necesidad impe-
riosa de permanente interpretación que estas
fórmulas tienen: el misterio es incomprehen-
sible e inagotable, en primer lugar; hay que
interpretar las fórmulas para que no pierdan
nunca su carácter escandaloso y provocativo.
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intención de ser completo, queriendo ex-
presar con este término una estructura que
la distingue del kerygma. La catequesis ini-
cia a los ya iniciados en todo lo que deben
creer y vivir, mientras que el kerygma se
ciñe sólo a aquellos elementos que se esti-
man indispensables para atraer una inicial
conversación y la solicitud del bautismo o
la conversión a quienes ya están bautiza-
dos. La homilía tiene como misión profun-
dizar más en aspectos litúrgicos, espiritua-
les, morales o especulativos que no deben
sin embargo ser objeto de la catequesis,
que si bien es más completa que el keryg-
ma, es más "elemental", en cuanto que está
destinada sólo a "iniciar" en la vida cristi-
na.
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Los contenidos esenciales del kerygma son:
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Cristo por su muerte y su resurrección nos tra-
jo la vida nueva, por el don de su Espíritu, y
por la gracia que nos comunican objetivamen-
te los sacramentos, en la Iglesia de la que to-
dos estamos invitados a formar parte por el sa-
cramento del bautismo (Jn 14,16-17; Gal 4,6;
Rom 8,15-16; Le 4,17-19; Le 11,13; Hch 1,8;
Hch 2,2-4; Ez 36,25-27; Jn 14,26; Jn 20,19- 23;
,cor 6,19-20).
A los no Convertidos.
A los que no viven la fe.
A los no practicantes o indiferentes.
A los que no han tenido o ya perdieron un
encuentro vivo con Cristo.
Citas
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(28) Durante este tema utilizamos algunas siglas que hacen referencia a do-
cumentos del magisterio de la Iglesia, así: Redemptoris Missio (RM), Evangelii
Gaudium (EG), Evangelii Nuntiandi (EN), Lumen Gentium (LG), Catechesi
Tradendae (CT), Christifideles laici (CL). Las demás citas hacen referencia a
algún texto de la Palabra de Dios.
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