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Maite Morentin
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
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All content following this page was uploaded by Maite Morentin on 29 May 2014.
Resumen: Entre las múltiples funciones que los museos ofrecen a la sociedad, dentro de su
misión cultural y educativa, podemos destacar la de ser lugares de aprendizaje, espacios en los que se
estimula el innato deseo de aprender, se abren horizontes y se despierta la curiosidad. En este trabajo
se van a exponer los resultados obtenidos en estudios llevados a cabo en Museos y Centros de
Ciencia de diversos paises, prestando especial atención a los factores que parecen tener una
destacada influencia en el aprendizaje de los visitantes.
Introducción
El proceso de aprendizaje en los museos tiene unas características específicas. Se realiza de
forma espontánea, individualizada y no puede ser impuesto ya que cada persona llega con un bagaje
de conocimientos, experiencias, actitudes e intereses muy diferentes (Hein, G. 1998). Esto, que se
puede afirmar de cualquier tipo de museo, es especialmente aplicable a los Museos y Centros de
Ciencia. Tanto los objetivos como las actividades de estas instituciones tienen como finalidad un
acercamiento entre la Ciencia y el visitante por medio de experiencias interactivas, demostraciones y
otras formas de comunicación, que permiten una mayor comprensión de los fenómenos que tienen
lugar en la Naturaleza.
Las investigaciones sobre el aprendizaje en estas instituciones se han multiplicado en las dos
últimas décadas, como se puede comprobar al revisar publicaciones y bases de datos relacionadas
con la enseñanza de las Ciencias y la educación no-formal a través de estos centros. (Pérez, C. y
otras. 1998)
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científica- o simplemente están aprendiendo hechos y formas?. (Yahya, I. 1996)
Desde nuestra experiencia y después de numerosas visitas a Museos y Centros de Ciencia
hemos podido comprobar que, dado el interés que la gente joven muestra y la actividad con la que
participa en los módulos, su estancia en el Museo no es solamente un pasar el rato disfrutando.
Creemos que lo aprendido se manifestará quizá más adelante, bien al madurar su mente o al estudiar
cosas nuevas.
Muchas experiencias como la construcción de puentes y catenarias (Palais de la Decouvért-
París, Exploratorium-San Francisco), la reflexión del sonido en las parábolas (Museo de la Ciencia y el
Cosmos- Tenerife, Heureka-Helsinki), la refracción en esferas llenas de CO2 (Experimentarium-
Copenhague, Cité des Sciences et de l’Industrie-París), la observación de un hormiguero bajo luz
infrarroja (Cité-París, Museo de la Ciencia- Barcelona), el manejo de una grúa para elevar granos o
agua con el tornillo de Arquímedes (Launch Pad-Londres, Techniquest-Cardiff), comprobar la
posibilidad de tumbarse en un cama de fakir sin sufrir daño (Launch Pad, Techniquest), ... constituyen
una pequeña muestra de las múltiples posibilidades para el aprendizaje que ofrecen los Museos y
Centros de Ciencia.
En los ejemplos anteriores nos hemos referido a los módulos interactivos, tan abundantes en
estas instituciones. Pero en ellas se ofertan además otras muchas actividades, como demostraciones,
teatros de ciencia, planetarios, medios audiovisuales, información complementaria con ordenadores,
... que proporcionan entretenimiento y educación, lo cual hace la experiencia placentera y a la vez útil.
Ahora bien, nos podemos preguntar: dentro de la educación en Ciencias ¿qué objetivos se
alcanzan preferentemente mediante la visita a un Museo de la Ciencia? En la actualidad hay una
tendencia, en las reformas educativas de algunos paises, a diferenciar tres tipos de objetivos:
conceptuales, procedimentales y actitudinales. Si estos museos sirven a la educación, deben contribuir
a alcanzar todos o alguno de ellos.
Wellington (1990) ofrece en su trabajo aportaciones muy interesantes a este respecto. Para
realizarlo ha visitado y observado varios Centros de Ciencia del Reino Unido, el Exploratorium de San
Francisco y la Cité des Sciences de París. Ha recogido en vídeo el comportamiento de los visitantes y
ha entrevistado a un gran número de niños, profesores, monitores, padres y otros visitantes adultos,
llegando a la conclusión de que un Centro de Ciencia contribuye de alguna manera a los tres ámbitos,
siendo más significativa su aportación en los dominios procedimental y afectivo.
Dentro del ámbito cognitivo, Wellington ha tenido el acierto de distinguir entre el conocimiento
del qué, del cómo y del por qué, y afirma que los Centros de Ciencia en la práctica contribuyen casi
exclusivamente al conocimiento del qué y raramente al cómo y al por qué ocurren los fenómenos. Este
autor afirma que "los niños y las niñas, cuando visitan un Centro de Ciencia, ven y hacen muchas
cosas en un corto espacio de tiempo; algunas de ellas sin duda, aflorarán semanas, meses e incluso
años más tarde y por tanto, aunque la contribución de los centros interactivos no sea inmediata y
directa, puede tener un efecto indirecto". Opiniones similares se pueden encontrar en publicaciones
recientes (Hein, G. 1998/Ramey-Gassert, L. y otros. 1994).
En el caso del ámbito procedimental es claro que estos museos contribuyen muy positivamente
al desarrollo de habilidades manipulativas, destrezas manuales, coordinación entre las manos y la
vista, etc., pero es quizá en el dominio afectivo donde tienen mayor influencia. Este área comprende el
desarrollo del interés, la motivación, el deseo de aprender, la creatividad, .... Muchas veces estos
valores no han sido suficientemente tenidos en cuenta en la enseñanza tradicional, al menos
explícitamente. Hoy en día, sin embargo, son muy apreciados como factores importantes que influyen
en el aprendizaje tanto formal como informal.
Es de destacar que actualmente se consideran los Museos y Centros de Ciencia especialmente
apropiados para "aprender ciencia, aprender acerca de la ciencia y aprender a hacer ciencia" según la
formulación de Hodson (1996) al referirse al diseño de un buen curriculum en ciencias.
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En la actualidad quizá sea este tema el que focaliza los esfuerzos y los estudios de los
investigadores del aprendizaje en los Museos de la Ciencia. Entre los factores existentes hemos
seleccionado cuatro que parecen tener una importancia especial: las ideas previas de los visitantes,
las características de la exhibición, la preparación y realización de la visita y la interacción social, que
en el caso de los más jóvenes se traduce en el diálogo con los demás y especialmente con los adultos
(familiares, profesores, monitores, ...). De su influencia se encuentra abundante bibliografía en los
últimos años siendo difícil exponer en un espacio reducido los trabajos realizados. Una mayor
profundización en el tema se puede obtener en algunos libros publicados últimamente (Pérez, C. y
otros,1998/ Guichard, J. 1998)
Estos niveles están fuertemente influenciados por el estilo de la exhibición (alta o baja
interactividad, presentación concreta o abstracta e información sencilla o compleja), siendo los
módulos con alta interacción, presentación concreta e información compleja los que presentan
mayores valores en las tres variables de atracción, retención e implicación. Estudios futuros podrían
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determinar si el efecto educativo de una exposición se puede acrecentar combinando módulos de
diferentes estilos.
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LA INTERACCIÓN SOCIAL
Un factor al que se le está concediendo actualmente gran atención es la importancia de la
interacción entre los visitantes, tanto entre niños y adultos como entre los propios niños. Este tipo de
relaciones se consideran fundamentales en la construcción del proceso cognitivo. En las
investagaciones llevadas a cabo a este respecto se ha observado que los visitantes de menor edad
descubren mediante la acción, mientras que los adultos utilizan más los textos que acompañan a los
módulos. Esta forma de actuar favorece la verbalización, muy importante en la asimilación de
conocimientos (Benlloch, M. y Williams, V.N., 1998). Por otro lado, la interacción entre los niños
visitantes es un medio para enriquecer sus descubrimientos; analizan la situación desde sus diferentes
puntos de vista, se plantean interrogantes, buscan explicaciones coherentes, ... en resumen, realizan
una pequeña investigación en grupo que mejorará significativamente el aprendizaje. Ello lleva al
personal del museo a concebir módulos en los que varios niños y niñas puedan intervenir
conjuntamente (Guichard, op.cit.).
Como conclusión de lo expuesto en este trabajo se puede afirmar que los Museos y Centros de
Ciencia constituyen un ambiente apropiado para el aprendizaje de la ciencia, en los que se unen el
rigor científico y la transmisión de conocimientos con el placer del descubrimiento, la comprensión de
fenómenos, la sorpresa y la fascinación.
Bibliografía
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