Facultad de Humanidades
Escuela de Psicología
Electivo: Comprensión integrativa de los
fenómenos de violencia
Si bien, las agresiones físicas podrían ser las más evidentes, por ser más
fácilmente identificables, creemos importante destacar la violencia de corte más
psicológica que también se puede apreciar en la historia. Especialmente la categoría
de dominio, en la cual se engloban conductas que “limitan la libertad o capacidad de
movimiento, sea en un sentido físico (contención física, encierro) sea en sentido
psicológico (…). El mensaje que se transmite es ‘eres mía’” (Beyebach, 2007, p. 6).
A la base de aquello, consideramos que el patriarcado ha jugado un rol
fundamental, pues como lo señala Lerner (1990) éste es una construcción histórica
elaborada por hombres y mujeres que puede definirse como la manifestación e
institucionalización de la dominación masculina por sobre las mujeres y los niños de
la familia, así como la extensión de tal dominio a toda la sociedad, articulándose
también con la opresión de clase, raza, nación, política, entre otras (Lagarde, 2005).
Si nos remontamos al periodo arcaico, encontramos que la sexualidad de las
mujeres, es decir, sus capacidades y servicios sexuales y reproductivos, era vista
como una mercancía, pudiendo los hombres adquirir a éstas como un recurso, del
mismo modo en que se apropiaban de las tierras (Lerner, 1990). Del mismo modo,
en el caso de la película analizada, el viejo Nick (Sean Bridgers) secuestra a Joy
durante al menos 7 años, situación donde de la manera más literal posible ejerce
dominio sobre la protagonista, a quien limita de forma física sin permitirle huir del
encierro en el cual la mantiene confinada. Es en este contexto que Joy se convierte
en víctima de maltratos físicos e incluso violaciones, a partir de las cuales nace
Jack, quien también se ve obligado a vivir en este contexto de encierro.
En este punto resulta interesante analizar las diferencias respecto a cómo
vivencian el encierro tanto Jack como Joy, esto ya que, para la madre, esta
situación resulta violenta pues, como define Han (2016), su secuestrador se
presenta como una influencia exterior que le quita su poder de acción y destruye su
libertad.
Por el contrario, para su hijo, la habitación donde se encuentran ha sido el
único espacio que ha conocido, por lo que el encierro no le resulta problemático ni
extraño, ni mucho menos logra visualizarlo como violencia, ya que como señala Han
(2016) “no toda influencia externa desconocida es violencia. En el momento en que
yo la consiento y la incorporo en mi comportamiento (Handlung), es decir,
establezco una relación con ella, deja de ser violencia” (p. 72). En este sentido, no
nos referimos a que no exista violencia hacia Jack en dicho contexto, sino que él no
logra asimilarla como tal, por lo que queda normalizada desde un principio y no
toma lugar en su consciencia.
Así, incluso aunque Jack no haya logrado comprender la violencia en la cual
vivió sus primeros 5 años de vida (debido a que no conoce otra realidad), esto no
significa que una vez liberado de la habitación no presente problemáticas a nivel de
su desarrollo vital, especialmente en el área de las relaciones sociales, pues es
posible ver que luego de ser liberados, a Jack le es difícil relacionarse con otras
personas que no sean su madre, y en general, el mundo exterior le resulta
sumamente desconocido y atemorizante, incluso es posible observar que, cuando
aún se encontraban en la habitación le resulta casi imposible imaginarse un mundo
fuera, donde todas las cosas que ve a través de la televisión puedan existir
realmente.
Además, Jack pasa los primeros años de su desarrollo psicosocial encerrado
y sin posibilidad de conocer el exterior, lo cual podría traer consecuencias a largo
plazo, ya que es en esta etapa en que los y las niñas comienzan a construir una
representación del mundo, así como de quienes lo rodean e incluso de sí mismo,
representación que es la base fundamental para lograr desarrollar una personalidad
que le permita interactuar dentro del marco de normativas que provee una sociedad.
Así, es posible suponer que a partir del evento no normativo vivido por Jack en las
fases más tempranas de su desarrollo, este podría experimentar dificultades en el
desarrollo de habilidades que le permitan participar de manera efectiva en la
sociedad (Fernández, 2016).
Por otra parte, diversas investigaciones nos muestran los diversos efectos
que pueden provocar los secuestros en las personas, los cuales pueden afectar
diferentes áreas, como por ejemplo efectos a nivel cognitivo, entre los cuales
podemos mencionar confusión y desorientación, además de que se pueden producir
flashbacks. A nivel emocional es posible experimentar miedo, ansiedad, impotencia,
ira, depresión y culpa, entre otros. Por último, a nivel social las personas pueden
sentirse retraídos e irritables. En periodos de cautiverio muy largos, incluso se ha
llegado a observar una actitud de desesperanza aprendida (Alexander y Klein,
2009).
Los efectos anteriormente mencionados son expuestos por el personaje de
Joy, quien luego de lograr liberarse de su cautiverio comienza a sentir un gran
malestar, incluso intentando quitarse la vida tras comenzar a cuestionarse sus
decisiones respecto a su hijo Jack (gatillado por una periodista quien le insinúa que
debió pedirle a su secuestrador que se lo llevara cuando nació para que pudiera ser
libre) además de las dificultades que experimenta a la hora del reencuentro familiar,
pues este conlleva un proceso de adaptación por parte de toda la familia, en donde
surgen diversos sentimientos encontrados y discusiones causados por la sensación
de Joy de que todos continuaron con sus vidas mientras a ella se le arrebataron
más de 7 años.
En conclusión, todo lo anteriormente expuesto es una muestra clara de los
efectos nocivos sobre el bienestar psicológico de las personas que se ven
expuestas a un tipo de violencia sistemática y por un periodo de tiempo tan extenso.