2.1. ACCIONANTES
2.1.2. El señor Asambleísta Andrés Páez, indicó, que lo que su colega César Montúfar
ha sostenido es una violación de derechos constitucionales, que el Art. 4, de la Ley de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional al tratar sobre los principios
procesales, desarrollaba un precepto que está consagrado en la Constitución,
exactamente en el Art. 4.2 de ésta ley que es además una ley orgánica; que este
numeral hablaba sobre la aplicación directa de la Constitución, es decir, trataba sobre
la aplicación de los preceptos constitucionales con jerarquía y con prevalencia por
sobre otros preceptos de orden legal o reglamentario; que incluso trataba de preceptos
de carácter constitucional que eventualmente vienen en conflicto, que este numeral
decía que los derechos y garantías establecidas en la Constitución y en los
instrumentos internacionales de derechos humanos serán de directa e inmediata
aplicación por y ante cualquier servidora o servidor público, administrativo o judicial, de
oficio o a petición de parte; que la acción propuesta por los asambleístas que estaban
presentes buscaba precisamente eso, reivindicar no solo la vigencia de un derecho
constitucional que era el derecho a la libertad de expresión que tiene varias
connotaciones, sino también reivindicar, que se haga una aplicación efectiva de esos
derechos, que era precisamente lo que no había ocurrido durante los insucesos del 30
de septiembre; que ésta adicionalmente no versaba sobre los condenables hechos que
ese día han ocurrido, que de éstos acontecimientos han hecho pública su postura, que
eran acontecimientos que no pueden dejar de ser condenados, que solamente versa y
reivindica un derecho, que tenía varias manifestaciones, que no solo un derecho, que
como acababa de indicar tiene varias manifestaciones, que no era un derecho del
Estado, que se trataba de un derecho de las personas; que en este caso el derecho
constitucional controvertido era el de los ciudadanos, a que el 30 de septiembre del
2010, estuvieran informados a plenitud y cabalidad por los canales que los ciudadanos
libremente escojan; que lo que no podían admitir era que durante los insucesos del 30
de septiembre del 2010, se haya impuesto una visión oficial sobre lo que
lastimosamente estaba acaeciendo en el país; que lo que ellos invocaban era un
principio procesal que evidentemente debía ser garantizado en consonancia con el Art.
6 de la misma ley, que señalaba que “las garantías jurisdiccionales tienen como
finalidad la protección eficaz e inmediata de los derechos reconocidos en la
Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos, así como la
reparación integral de los daños causados por su violación”; en la acción propuesta
constaban no solamente las normas constitucionales sino también se invocaban las
normas del derecho internacional, que en su opinión, también habían sido vulnerados;
que la libertad de expresión es una institución que está consagrada en varios
instrumentos internacionales de la más alta jerarquía, al extremo que su vigencia ha
permitido el desarrollo de otras normas constitucionales posteriores como la Carta
Fundamental de los Derechos Humanos, como la Carta de los Derechos Políticos,
Sociales y Económicos de la Organización de Estados Americanos, que estaban ante
la evidencia de que se ha vulnerad un derecho en las acciones de carácter
constitucional; que se podía invocar la inminencia del daño, que en la especie no
estaban invocando la inminencia del daño para evitar que esos efectos vayan en contra
de los justiciables, que lo que estaban señalando es que había un daño que
efectivamente ha sido provocado a la ciudadanía que desesperada ha buscado de qué
manera informarse de lo que sucedía el 30 de septiembre del 2010, que no ha podido
hacerlo porque se les ha impuesto una cadena, que además dejaba en evidencia un
problema que también es vulneratorio de los derechos políticos de quienes ocupaban
una función, en este caso en la Asamblea Nacional; que se refería a un derecho que
estaba explícitamente consagrado en la Constitución, que era el derecho a la
oposición, que era un derecho universalmente reconocido, que le llamaba la atención
que durante los insucesos del 30 de septiembre, durante toda esa cadena que se les
ha impuesto no se ha recogido ni siquiera una declaración de quienes han sido parte
de la oposición, que muy a pesar de que, desde horas de la mañana, habían hecho ya
pronunciamientos en defensa de la institucionalidad, todo lo cual puede ser clara y
abiertamente probado; que inclusive los legisladores de oposición han dado una rueda
de prensa para condenar estos hechos, que no ha sido difundida en desmedro de los
propios intereses de la línea argumentativa que el gobierno ha querido sostener en ese
momento; que no se lo ha hecho porque no tenían en el Ecuador televisión pública, que
tampoco había una radio pública, que desgraciadamente existía una radio y una
televisión que eran gubernamentales, pero no públicas; que esos derechos implícitos
de los asambleístas de oposición que hacían esas manifestaciones ha sido del lado de
la institucionalidad, siendo implícitamente conculcados con esa medida, que por ello
creía que al invocar las normas constitucionales, estaban contribuyendo a un debate
sobre derechos esenciales de la ciudadanía, que no podían ser conculcados con una
medida de carácter administrativa; que además, desde el punto de vista formal no
alcanzaba a los requisitos y regulaciones que estaban consagrados en la Constitución
y en la ley, conforme lo invocado tan atinadamente por su colega César Montúfar, que
por esa razón al haberse hecho omisión de esos derechos, principios y de esas normas
regulatorias de carácter legal, lo que se ha provocado era algo tremendamente
gravoso, no para los asambleístas de oposición, tremendamente gravoso para la
ciudadanía, porque es el conjunto de la colectividad la que con un solo acto
administrativo, ha sido privada de ejercer un derecho; que no se trataba de un tema de
los asambleístas de oposición, que era un tema de una colectividad entera vulnerada
en sus derechos fundamentales, que en este caso el que invocaban en la presente
acción que era el derecho a la libertad de expresión, derechos de las personas, que no
era derecho del Estado, ¿derecho de quién?, del individuo común y corriente, derecho
de una persona para acceder a los canales de comunicación que escoja, que era una
dimensión del derecho a la libertad de expresión, pero también de expresar sus
pareceres, sin necesidad de ser hostigado, conculcado o impedido de hacerlo, que
solicitaba se considere esta doble dimensión del derecho de expresión, que no
solamente era la posibilidad de expresarse, sino de poder acceder a los canales
de información, en los que tomaba cuerpo el derecho a la libertad de expresión que
lo ejercen los otros; que aclaraba que cuando eran conculcados los derechos de los
otros a expresarse, se conculcaban los derechos subjetivos individuales; que en la
petición claramente invocaban el Art. 17 de la Ley Orgánica de Garantías
Jurisdiccionales y Control Constitucional en función del Art. 18, de la misma ley que
tratan de las responsabilidades por los abusos cometidos en un exceso en el ejercicio
de una facultad constitucional, que por eso también invocaban que el Tribunal, a través
de sus Magistrados, en estricto apego a lo señalado en los Art. 164 y 165 de la
Constitución de la República haga lo que le corresponde, es decir, que se constante a
través del fallo judicial que en los decretos en los cuales se declaró el estado de
excepción, con absoluta precisión y la determinación de la causal y su motivación, el
ámbito territorial de aplicación, el periodo de duración, las medidas que deberán
aplicarse, los derechos que podrán suspenderse o limitarse y las notificaciones que
correspondan de acuerdo a la Constitución y a los tratados Internacionales que han
sido repetidamente mencionados en la acción.- Al hacer el uso a su derecho a la
réplica indicó que: La acción constitucional formulada contenía una relación a los
hechos del 30 de septiembre, porque no podía ser de otra manera, que estaban
impugnando precisamente una cadena obligatoria e ininterrumpida que se dio el 30 de
septiembre del 2010, que había de explicarse el contexto en el que se ha producido
esta cadena, que por lo tanto la alusión que ha hecho el representante del ejecutivo no
tenía sentido; que en segundo lugar la relación que hacía el ejecutivo de una premisa
que para él era verdadera, que de ninguna manera ha sido reconocida ni establecida,
que él ha indicado de “un intento de golpe de Estado”, que otros decían
“amotinamiento”, “rebelión”, “insurrección”, que otros indicaban que incluso no ha
pasado nada, que se estaba partiendo de una apreciación personal que le conducía a
decir falsedades, como por ejemplo que la OEA ha conocido eso, que no ha habido ni
un solo pronunciamiento de la OEA, que lo único que ha habido ha sido un informe del
señor, que el mismo oficialismo le decía Insulso, que se trataba del señor Secretario
General de la OEA, que él ha dicho que según su parecer ha habido los
acontecimientos, que según su apreciación pretendieron un quebrantamiento al orden
constitucional, que por tanto eso era una falsedad; que el señor Abogado del Poder
Ejecutivo, ha omitido considerar lo que señalaban los Arts. 10 y 11 de la Constitución
de la República, que en ellos se dice: Art. 10.- “Las personas, comunidades, pueblos y
colectivos sin titulares, gozarán de los derechos garantizados en la Constitución; y el
Art. 11: “el ejercicio de los derechos se regirá por los siguientes principios”; que el
primer principio decía que: “los derechos se podrán ejercer, promover y exigir de forma
individual o colectiva ante las autoridades competentes”; que todos éramos un
colectivo, que estaban exigiendo el respeto de los derechos de una colectividad que ha
sido privada de los derechos consustanciales como el derecho de acceder a la
información libre, que por tanto esto era de carácter constitucional, que no han sido
invenciones, fábulas, ni teorías.; que textualmente lo ha dicho el Abogado del Ejecutivo:
“el decreto no restringió ni vulneró ningún tipo de derecho”, que aquí había que aplicar
una máxima del derecho universal que decía “a confesión de parte, relevo de prueba”,
que significaba que el ejecutivo ha declarado el día de hoy, a través de su Abogado,
que efectivamente ese decreto con el cual se ha impuesto un estado de emergencia no
era parte de la acción constitucional que ellos han llevado hasta el Tribunal, que lo de
ellos tenía que ver exclusivamente con la cadena de radio y televisión impuesta a la
colectividad; que ha dicho también a continuación “no habiendo restringido el decreto
derechos, las actuaciones deben sujetarse a la Constitución”; que se iba a permitir leer
lo que el Art. 59 de la Ley de Televisión y Radio difusión invocada por el Abogado del
Ejecutivo decía: “Toda estación está obligada a prestar los servicios sociales gratuitos
siguientes: a) Transmisión en cadena de los mensajes o informes del Presidente de la
República entre otras autoridades, en el reglamento general de esta ley se regulará el
uso de estos espacios, su tiempo de duración, la frecuencia de cada uno de ellos”, que
en qué parte del Art. 59 de la Ley de Radiodifusión y Televisión estaba que se pueden
imponer cadenas obligatorias en forma ininterrumpidas como se lo ha hecho?; que han
sido puntuales en lo que tenía que ver con la violación de un derecho colectivo, que
quería recordar dos normas que aquí han sido omitidas: el Art. 235 de la Constitución
de la República que habla que la Procuraduría del Estado es un “organismo público”, o
sea de todos, de la gente, no es un organismo del gobierno, que el Art. 237 de la
Constitución de la República indicaba que: “corresponderá al Procurador General del
Estado, interino, la representación judicial del Estado”, que el Estado ha sido el
instrumento mediante el cual la colectividad alcanzaba sus fines, que uno de ellos ha
sido “el bien común”; que el Estado materialmente no existía, que era una construcción
teórica de la que se valía la población para poder alcanzar sus fines, que aquí se ha
dicho auténticas barbaridades, como por ejemplo, que se ha ignorado el Art. 226 de la
Constitución que disponía: “las instituciones del Estado, sus organismos,
dependencias, las servidoras o servidores y las personas que actúen en virtud de una
potestad estatal, ejercerán solamente las competencias y facultades que le sean
atribuidas en la Constitución y en la Ley”, que esto decía con relación a la intervención
del Abogado de la Procuraduría del Estado que estaba violando el principio de
legalidad, no solamente por lo que ha dicho, sino por una frase puntual que aquí ha
indicado “vengo a defender la legitimidad”, que además se han dicho “circunstancias de
caotización” que esto era lógico; que el señor Abogado de la Procuraduría ha
entregado a la Secretaría un comunicado público, publicado en uno de los medios de
comunicación, que nada decía ese comunicado sobre lo que estaban tratando en esta
acción, que nada decía sobre la cadena ininterrumpida y obligatoria impuesta, que ni
en las actas de la Asamblea Nacional se denotaba esto, que ese comunicado sólo ha
tenido 62 votos, que la mayoría en la Asamblea se establecía con 63 votos, que
resaltaba que el grupo minoritario que está en el manifiesto, no era el que está aquí
sino el que aprobaron ese pronunciamiento, para simplemente hacer una mención con
62 votos, que la mayoría en la Asamblea era de 63 de sus miembros; que inclusive los
siguientes decretos, esto es los de carácter institucional, relacionados con temas de
orden legal o administrativo, como para invocar que ya una vez que se ha declarado la
constitucionalidad de una disposición resulta que ya todo lo demás que se haga es
constitucional; que iba a recurrir a la Constitución, que se permitía leer el Art. 25, del
régimen de transición, porque en su opinión no existía Corte Constitucional en el
Ecuador, que lo que existía eran unos señores que se auto designaron como tales, que
en esto no hay que ir sino al texto de la Constitución que en su Art. 25 decía “una vez
constituidas las nuevas funciones legislativa (1 de agosto del 2009), ejecutiva (10 de
agosto del 2009), y de transparencia y control social (febrero del año 2010), se
organizaría la comisión calificadora que designaría a los magistrados y magistradas
que integrarían la primera Corte Constitucional del Ecuador, que consecuentemente no
había Corte Constitucional, que por tanto qué valor podía tener esto que estaba escrito
por un organismo que funcionaba en contradicción no sólo con la Constitución sino con
la voluntad de una inmensa mayoría de ecuatorianos que ha aprobado ésta
Constitución; que nada de esto tenía que ver ni con golpes de estado ni con
apreciaciones subjetivas de lo que pasó el 30 de septiembre del 2010, que nada tenía
que ver con el estado de emergencia que debía dictarse, que únicamente ha tenido
que ver con la violación a un derecho colectivo de libertad de opinión a través de
una imposición de una cadena obligatoria e ininterrumpida, que hacía mención
que la figura de cadena obligatoria e ininterrumpida no constaba en la Constitución, ni
en la Ley de Radiodifusión y Televisión, ni en ninguna otra ley secundaria.-
2.2. ACCIONADOS
2.2.1. El señor Doctor Mauricio Jaramillo, a nombre de los accionados manifestó, que
por una parte se alegraba de escuchar ciertas expresiones de los asambleístas aquí
presentes en relación a que los hechos ocurridos el 30 de septiembre del 2010, que no
estaban en discusión, porque en el libelo de la demanda se podía apreciar que había
una relación de los hechos que no concordaba con la posición que estaban adoptando
en ese momento, que más bien lo que se pretendía era negar de alguna manera que el
30 de septiembre del 2010, lo ocurrido en el Ecuador haya sido un intento de golpe de
Estado, como lo había reconocido, no sólo la gran mayoría de los ciudadanos
ecuatorianos, sino internacionalmente la comunidad de naciones, así como la UNASUR
y la OEA; que se podría haber querido llevar a este Tribunal a decidir de alguna
manera sobre los hechos acaecidos ese día, pero que la acción de protección
planteada conforme ha dicho en esta audiencia el señor asambleísta Páez y ha
ratificado varias veces no era mas que irse en contra de la prohibición establecida, de
igual manera en la Constitución, en el Art. 66.23 que establece que “no se podrá dirigir
peticiones a nombre del pueblo”, que aquí se debía evidenciar quienes eran las
personas, individualizar a las personas que han sido sujetas de un posible o eventual
falta de sus garantías y violación de sus derechos; que a lo largo de la petición inicial
de la acción de protección, la parte más llamativa de la petición es la que se permitiría
dar lectura, que dice: “1) Atento a lo dispuesto en el Art. 17 de la Ley Orgánica de
Garantías Constitucionales y Control Social se declaren las violaciones a las garantías
constitucionales de las y los ecuatorianos”; en el siguiente: “2) Las responsabilidades
por los abusos cometidos en el ejercicio de sus facultades durante la vigencia del
estado de excepción por parte de los servidores públicos que dieron la orden de
enlazarse a una cadena de radio y televisión”; más adelante dice: “se repare de manera
adecuada las violaciones constitucionales a los derechos de las y los ecuatorianos”;
que nuevamente hablaban a nombre de todos los ecuatorianos, que no iba a ir más
allá, que le parecía que esto de plano viciaba la acción de protección; que ahora bien,
se ha hablado mucho lo que conllevaba la emisión de los decretos con los que se
estableció el estado de excepción, que se permitía agregar por Secretaría en copia
certificada el Dictamen No. 0017-10-FGE-CC, emitido el 01 de octubre por parte de la
Corte Constitucional; que los accionantes indicaban que los decretos ejecutivos con los
que se estableció el estado de excepción vulneraban la Constitución, porque no
determinaron las medidas que deberán aplicarse, ni los derechos que podrán
suspenderse, ahí se debe aclarar, que esto no tenía piso porque, si estaban buscando
decir que en base a estos decretos ejecutivos, con los que se declaró la excepción,
eran inconstitucionales porque no han determinado las medidas que deberán aplicarse,
ni los derechos que podrán suspenderse o limitarse, éste decreto ejecutivo madre, por
llamarlo así, que es el del 30 de septiembre del 2010, ya ha sido declarado su
constitucionalidad por el Juez Constitucional competente, que es la Corte
Constitucional; el Art. 176 inciso uno de la Constitución de la República dice: “La
Presidenta o Presidente de la República notificará la declaración del estado de
excepción a la Asamblea Nacional, a la Corte Constitucional y a los organismos
internacionales que correspondan dentro de las 48 horas siguientes a la firma del
decreto correspondiente. Si las circunstancias lo justifican, la Asamblea Nacional podrá
revocar el decreto en cualquier tiempo sin perjuicio del pronunciamiento que sobre su
constitucionalidad pueda realizar la Corte Constitucional”; que por su parte el Art. 436
de la Constitución de la República establecía que: “La Corte Constitucional ejercerá,
además de las que le confiera la ley, las siguientes atribuciones: (…) 8) Efectuar de
oficio y de modo inmediato el control de constitucionalidad de las declaratorias de
estado de excepción cuando impliquen la suspensión de derechos constitucionales”;
que todo esto guardaba relación con la letra “c” del Art. 75.3 de la Ley Orgánica de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, que señalaba que la Corte
Constitucional ejercerá el control de constitucionalidad en los siguientes casos “(...) c)
Decretos que se declaran o se dictan con fundamento en el estado de excepción”; que
sobre el estado de excepción declarado mediante decreto ejecutivo 488, del 30 de
septiembre del 2010, la Corte Constitucional, mediante el dictamen que ha entregado,
al hacer relación a la acción de protección presentada ya lo ha declarado
constitucional, que no veía porqué seguir discutiendo por esta declaración si ya ha sido
discutida y resuelta por el juez competente de la Corte Constitucional; que los decretos
siguientes han prorrogado la excepción sólo unos días más, que lo accesorio seguía la
suerte de su principal, que una vez que ya se ha declarado constitucional el primero, el
segundo ni siquiera ha sido catalogado por la Corte; que si los señores asambleístas
consideraban que los decretos son inconstitucionales porque se ha omitido lo que a su
criterio han omitido, que deberían acudir a la Corte Constitucional que es el juez
competente para éste tipo de acciones; que se podía apreciar de la lectura del
dictamen que he presentado por Secretaría, que tanto la Corte como la relación propia
del decreto, en ningún momento restringían derechos, que se ha hecho una lectura
muy equivocada del decreto de excepción, que se ha querido llevar el agua a su molino
indicando que el decreto debió haber dicho de qué manera se iban a afectar los
derechos, que al no constar, hacía un análisis muy valedero la Corte Constitucional,
que el decreto de por sí no ha restringido ningún tipo de derechos, que esto tenía
directa relación con lo que los señores Asambleístas han determinado en su acción,
que ellos han indicado a lo largo de su libelo que se han vulnerado los derechos a la
información, que al no haber restringido derechos el decreto, las acciones adoptadas
posteriormente se tienen que basar en la Constitución, en la ley y en los reglamentos;
que en la propia demanda han hecho un análisis claro de cuáles son los argumentos
que tuvo la Presidencia de la República y la Secretaría de Comunicación para la
cadena nacional de radio y televisión; que el oficio remitido por la Secretaría de
Comunicación a las estaciones de radio y televisión en la cual solicitaba la transmisión
de una cadena, se ha fundado expresamente en los artículos 59.b de la Ley de
Radiodifusión y Televisión, así como y en los Arts. 63, 65, 66 y 70 de su Reglamento;
que esto constaba claramente en el oficio que obra del proceso, que establecían: 1) La
obligación de los medios de comunicación, radios y televisora a realizar en forma
gratuita las transmisiones en cadenas, de informativos, partes o mensajes de
emergencia del Presidente de la República, Consejo de Seguridad Nacional, miembros
de gabinete, gobernadores de provincia, comandantes de zonas militares y autoridades
de salud; 2) La transmisión en cadena de los mensajes e informes del Presidente de la
República, de los Ministros de Estado y de los titulares de las demás dependencias de
la función ejecutiva que tengan rango ministerial, que serán dispuestas y notificadas
por la Secretaría Nacional de Comunicación del Estado con 24 horas de anticipación; el
plazo de notificación no regirá para el Presidente de la República cuando éste, de
conformidad con la Constitución Política del Estado hubiere declarado el estado de
emergencia, actualmente el de excepción; que en consecuencia, la SENACOM podía
disponer en este caso la realización de una cadena para el Presidente, el Ministro de
Estado o cualquier otro funcionario que el Presidente determine sin sujetarse a esto; 3)
Los funcionarios a los que se refiere el Art. 59, literal “a” de la Ley de Radiodifusión y
Televisión, tienen derecho a solicitar cadenas de radio y televisión o conjuntamente los
medios, una vez al mes como máximo y no podrán exceder de 10 minutos, se exceptúa
de lo dispuesto en este artículo al Presidente de la República, para el que no regirá
ninguna de éstas limitaciones; que al volver a los hechos del 30 de septiembre, desde
horas de la mañana, el señor Presidente se encontraba en el Hospital de la Policía
Nacional impedido de abandonar este recinto, que como él lo había manifestado en
varias ocasiones, tenía comunicación con el exterior a través de teléfonos celulares,
que siendo así la coordinación realizada con sus colaboradores ha sido permanente,
que ello además ha evitado que se produzca en el país un vacío de poder; que en ese
marco, dada la gravedad de los acontecimientos y verificado por el Secretario Nacional
de Comunicación, así como a través de los reporteros mediáticos, de funcionarios de
ésta Secretaría, el Dr. Fernando Alvarado Espinel ha visto la necesidad de realizar una
cadena ininterrumpida e indefinida para salvaguardar la seguridad interna, los derechos
de los ciudadanos, la vida del señor Presidente de la República, la continuidad del
orden democrático y la paz social; que a pesar de las difíciles circunstancias, de este
particular se ha logrado consultar con el señor Presidente, que él ha aprobado al Dr.
Fernando Alvarado, que por solicitud de la Presidencia de la República, la Secretaría
de Comunicación disponga a los medios que de manera indefinida e ininterrumpida se
enlazaran a una cadena nacional, que esto ha sido potestad legal de la Presidencia de
la República, según lo reconocen los propios accionantes en su escrito al manifestar
que las cadenas de radio y/o televisión solicitadas por el Presidente de la República
según el Art. 66 del Reglamento no tendrán limitación de tiempo; que resultaba por
tanto extraño que los accionantes señalen o pretendan atacar la legitimidad de la
disposición de transmitir una cadena nacional, un informativo de emergencia, que en
esas circunstancias de emergencia se ha encontrado el país, que los accionantes han
reconocido que todo ello preveía el ordenamiento jurídico interno; que en el desarrollo
de los hechos el compromiso de la Secretaria Nacional de Comunicación, respetando
los procedimientos legales y pese a la evidente situación de convulsión que vivía el
país, ha enviado la comunicación oficial de la cadena con los oficios suscritos por el
Subsecretario de Comunicación y dirigido respectivamente a las estaciones de radio y
televisión en el momento en el que se suscribía el estado de excepción por parte del
señor Presidente de la República, es decir luego de que se ha establecido el estado de
excepción, que dicha cadena no se ha hecho efectiva sino hasta pasadas las 13H30;
que en cuando a la hora del enlace en cadena puede ser atestiguado por cualquier
persona que haya observado la programación regular de los canales de televisión, tales
como ECUAVISA, TELEAMAZONAS y otros, que esto ha sido luego de que estaba en
vigor el estado de excepción; que los hechos y el derecho demostraban que la
Presidencia de la República ha actuado en ejercicio de las competencias que le
otorgaba la Constitución, la ley y los reglamentos al solicitar la transmisión en cadena
de un informativo de emergencia sin límite específico de tiempo, y sin necesidad de
notificarlo con 24 horas de antelación; que por ello todos los supuestos legales y
constitucionales le llevaban a una sola conclusión, que la cadena nacional ha cumplido
con todos los requisitos legales y reglamentarios para ser difundida; que ahora bien, la
realización de una cadena nacional en nada ha afectado a los derechos a los que
hacen relación los señores asambleístas y que han dicho se han conculcado,
mucho menos para las y los ecuatorianos y de manera general del pueblo
ecuatoriano; que se ha hablado de censura previa y violación a la libertad de
información, que los hechos han sido falsos y las interpretaciones antojadizas, que los
accionantes han afirmado que la información de la cadena del 30 de septiembre del
2010, ha sido la única a la que la ciudadanía ha tenido acceso ese día, que hablaba
del día, esto es desde las 00h00, hasta las 24h00, que olvidaban que el 30 de
septiembre, la gran mayoría, por no decir todos los medios de comunicación de nuestro
país, han difundido en forma regular sus espacios noticiosos de la mañana, medio día
y la noche, que una vez terminada la conmoción, todos los espacios han sido abiertos
sin ninguna censura, sin limitaciones, con todas las políticas editoriales que estaban
acostumbrados a utilizar y les reconocía la Constitución; que no era procedente
entonces hablar de censura ni previa ni definitiva, que el gobierno no ha realizado una
calificación de la información ni ha prohibido la difusión de información alguna, que era
de público conocimiento para todos que los medios radiales y televisivos del país una
vez cumplida la cadena han podido difundir como han querido todos los
acontecimientos de ese día; que la transmisión en cadena de un informativo de
emergencia indefinido e ininterrumpido no ha implicado violación alguna de derechos a
buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir veraz, oportuna y contextualizada,
plural y sin censura previa ningún tipo de información; que el estado de excepción no
detuvo ni limitó ningún derecho, que se ha tratado de una medida legal, razonable y
proporcional, con el objetivo de salvaguardar, como en efecto se ha resuelto la
seguridad interna, los derechos de los ciudadanos, la vida del señor Presidente, la
continuidad del orden democrático y la paz social, que en dicho momento ha sido
preocupación elemental del Gobierno Nacional; que por todo lo expuesto, la petición en
la acción presentada por los señores asambleístas, carecía de sustento constitucional y
legal, que no ha existido violación o vulneración de derechos, que tampoco existía la
obligación de reparar algún daño al tenor de lo que establece la Ley de Garantías
Jurisdiccionales y Control Constitucional, más aún si la Corte Constitucional ha
determinado la constitucionalidad del decreto ejecutivo, que por tanto no podía pedir
que se observe al gobierno del Ecuador a fin de que en situaciones similares actúe con
apego a la Constitución, cuando el dictamen que ha entregado en Secretaría y
adoptado por unanimidad por los Magistrados de la Corte Constitucional ha declarado
la constitucionalidad del decreto del 30 de septiembre del 2010; que adicionalmente
recalcaba que la fecha en la que se ha emitido este dictamen de constitucionalidad de
la Corte Constitucional era de 01 de octubre del 2010, es decir cuando la situación
había pasado, que la Corte no ha reconocido que se haya vulnerado algún tipo de
derechos, que si hubiera sido así, no se hubiera declarado constitucional el decreto
ejecutivo; que por todo lo expuesto solicitaba al tribunal que se rechace la acción de
protección planteada por los señores asambleístas.- Al hacer el uso a su derecho a la
réplica, agregó, que en primer lugar los señores Asambleístas no han leído su propia
acción, que los “informativos de emergencia” estaban contemplados en el Art. 59 de la
Ley de Radiodifusión y Televisión en el literal “b” que indicaba :(…)” la transmisión en
cadena de informativos, partes o mensajes de emergencia”, que por tanto no ha sido
una invención suya, que esta disposición le liberaba de cualquier otra cuestión sobre
esa parte puntual; que el Asambleísta Páez no ha reconocido a la Corte Constitucional,
desde su criterio, existe, está funcionando dentro del régimen democrático, que Art. 1
de la Constitución guste o no existe, que las resoluciones que mandaba la Corte
Constitucional se tienen que cumplir caso contrario este país no estaría viviendo un
orden democrático, les guste o no les guste; que el numeral 3 de la petición de acción
decía que el tribunal debía observar que en futuras ocasiones el gobierno actúe con
apego a lo estipulado en los Arts. 164 y 165 de la Constitución de la República, que
para él actuar con apego es actuar o no actuar; que ahí se decía que el decreto
ejecutivo dictado por el señor Presidente no se apegó a lo establecido en la
Constitución, es decir que era inconstitucional, que la actuación del señor Presidente
habría sido inconstitucional, que si se daba gusto a esta petición y se observa al
gobierno del Ecuador y se dice “si se dan situaciones similares en el futuro ahora sí
actúe de acuerdo a la Constitución”, se estaría diciendo que en lo anterior no se lo
hubiera hecho; que por tanto sí encontraba sesgos claros, que lo que se estaba
queriendo aquí era deslegitimar un decreto ejecutivo dictado por el Señor Presidente de
la República con el cual se estableció el estado de excepción, que este decreto no
restringía derechos, que bastaba leer lo que dice la Corte Constitucional, que no hace
relación a ninguna restricción, porque no existe; que sobre la cadena nacional
claramente se establecía en el reglamento que a quien no se le aplicaba el límite de
tiempo en una cadena, un informativo, un mensaje es a la Presidencia de la República,
que entonces no tenía sentido seguir hablando de lo mismo cuando el propio
reglamento habla que al señor Presidente se le exime del tiempo, del plazo fijado; que
no encontraba contradicción en lo que se ha dicho anteriormente, que por tanto se
ratificaba en lo que he señalado anteriormente, insistió en que se rechace la acción de
protección.- En la reinstalación de la audiencia, llevada a cabo el día 28 de octubre del
2010, a las 09h00, indicó, que todo lo que se ha dicho esta mañana ya se lo ha dicho el
martes de la semana anterior, que las dudas que ha tenido el Tribunal ya han sido
subsanadas por el señor Presidente de la República; que nuestro estado ha sido de
derecho, que las funciones del gobierno cumplían su papel, que el hecho de decir que
se vulneraron los derechos amparados en lo que dice la Constitución, las leyes y los
reglamentos, le parecía que estaba fuera de lugar; que el gobierno consideraba que no
se vulneraron los derechos de los ecuatorianos, que se permitía indicar éste momento
que han aparecido encuestas a nivel nacional en las que decían que el 65% de los
ecuatorianos han estado de acuerdo con que se dé una cadena nacional, que por tanto
no se podía hablar de todas y todos los ecuatorianos; que el señor Secretario de
Administración no ha tenido ninguna participación en cuanto a la aplicación del estado
de excepción y a las notificaciones enviadas a los medios de comunicación, que él
debía asesorar al señor Presidente de la República pero la comunicación se ha visto
afectada por todo el caos que acontecía en esos momentos, que incluir al señor
Secretario de la Administración, en este caso, estaba fuera de lugar, porque de hecho
en ese caso debían estar todos los funcionarios del gobierno, ya que todos deben
asesorar al señor Presidente de la República; que los miembros del gobierno
ecuatoriano pensaban que los hechos de ese día no deberían volverse a repetir; que
toda la población tenía que estar consciente que la visión del gobierno sobre los
acontecimientos sucedidos el 30 de septiembre del 2010, también debía ser puesta a
consideración de todos los ciudadanos; que los señores Asambleístas olvidaban que
todos los medios de comunicación pudieron transmitir sus noticieros en la mañana, en
la tarde y en la noche, que lo que hubo ese día fue una cadena nacional que debía
darse, que era cierto que ese día hemos vivido problemas, pero que ningún derecho ha
sido vulnerado, que por tanto solicitaba nuevamente que los señores jueces de este
Tribunal rechacen esta acción de protección;
2.2.2. El señor Dr. Jimmy Carvajal, en representación del señor Procurador General
del Estado indicó, que después de la intervención prácticamente completa, precisa y
contundente del Dr. Jaramillo, la Procuraduría General del Estado en esta oportunidad
va a complementarla, que debía hacer hincapié en que lo más importante en el
presente caso era determinar si la presente acción reúne o no los requisitos del Art. 88
de la Carta Magna, que en la especie no cabía duda de que no los reunía; que dentro
de la pretensión se atacaba dos aspectos, el de legalidad y un aspecto de una eventual
inconstitucionalidad que corresponde a dos esferas diferentes de la administración de
justicia constitucional, que específicamente, el ejercicio de la acción jurisdiccional y
acción de protección, si se trata de impugnar un acto ilegal de un acto administrativo,
tenía que haberse recurrido a lo contencioso administrativo, que si se quiere
cuestionar el aspecto de la inconstitucionalidad, tal cual lo ha dicho el Dr. Jaramillo,
tenía que haberse acudido en su debida oportunidad ante la Corte Constitucional; que
en consecuencia no debía el Tribunal actuar en torno a declarar o no la legitimidad del
acto ejecutado por el Presidente de la República en torno al decreto de excepción;
que la actuación del señor Presidente de la República estaba dada con sustento en lo
que disponen los Arts. 164, 165 de la Constitución de la República, que aquí había una
situación adicional que no se ha dicho, que debíamos indefectiblemente remitirnos a la
Ley de Radiodifusión y su respectivo reglamento, que concretamente lo actuado, esto
es el acto administrativo que contiene el decreto ejecutivo que está sustentado en el
Art. 59.a de la Ley de Radiodifusión y complementariamente en los Arts. 65 y 66 de su
Reglamento, que como ya lo había dicho el Dr. Jaramillo, le permiten el haber
decretado en los términos que el Presidente Constitucional lo ha hecho, y dentro de
este estado de excepción, la cadena nacional de radio y televisión; que desde el punto
de vista existencial, en contraste con el ámbito jurídico, era importante también denotar
el hecho de que dadas las circunstancias de caotización no hubiese sido factible poner
dentro de los medios de comunicación en evidencia de la ciudadanía
fundamentalmente los actos del latrocinio que se produjeron concretamente en la
ciudad de Guayaquil, que ésta situación hubiese sido exacerbar aún más los ánimos y
fundamentalmente exhortar a la delincuencia para que puedan seguir cometiendo actos
de esa naturaleza, que esto era lógico e importante denotarlo, que más todavía cuando
la propia Ley de Radiodifusión establecía y prohibía hacer una especie de apología del
delito, concretamente en su Art. 58.f, que lamentablemente eso es lo que hubiese
sucedido, que el propio artículo en su literal e), establecía también la imposibilidad de
brindar al público información que no sea debidamente investigada, que esta situación
también por lógica se hubiese producido en el momento del acontecimiento de los
hechos que caotizaron al país y que son de dominio público, que esto se debía
considerar por el Tribunal como una situación fundamental en la defensa para
demostrar la legitimidad de lo actuado por el señor Presidente Constitucional de la
República; que pedía se incorpore al proceso la publicación que se ha realizado el día
domingo 17 de octubre del año en curso, que contenía el manifiesto de la Asamblea
Nacional en que de manera directa se ha dado un pronunciamiento de carácter
institucional; que en este punto se refería a la institucionalidad de la Función
Legislativa, que no ha sido que la Asamblea no se ha mostrado en silencio ni ha
callado, sino que ha emitido su pronunciamiento, que por ello le extrañaba que un
grupo minoritario de asambleístas recurra en esta ocasión a través de una acción de
protección para plasmar implícitamente una postura contraria al criterio de la Asamblea
Nacional, que era por ello que los accionantes en definitiva pidieran a los señores
Jueces del Tribunal se pronuncien y avalen una postura contraria al régimen, que ello
demostraba que el ejercicio de esta acción jurisdiccional poseía evidentes vicios de
carácter político; que si algo tenía que discutirse en torno a esto, o dilucidar algo debía
ser dentro del seno de la Asamblea Nacional, para que en este pronunciamiento conste
la postura de los otros señores Asambleístas, cosa que no se ha dado en este acto;
que desde el punto de vista formal quería denotar que dentro de la petición concreta
de la acción existía una suerte de confusión eventual en lo que concernía al numeral 3)
de la presente petición, que se decía que se debería observar al Gobierno del Ecuador
a fin de que en lo posterior, en situaciones similares, en torno al decreto ejecutivo
habría podido interponerse en el hipotético caso de que existiera el asidero para
hacerlo, una medida cautelar, por lo que se ha confundido la situación jurídica de las
medidas cautelares con aquella de la acción de protección, pues la petición no
procede, no está dentro de lo que compete al ejercicio de una acción de protección; y
que la otra situación dentro de éste punto, era haber solicitado de manera concreta,
que se observe al Gobierno del Ecuador a efectos de evitar posteriormente acciones de
éste tipo, que contundentemente se estaría demandando la inconstitucionalidad del
decreto que declaró el estado de emergencia y también de los subsiguientes decretos
que tiene relación con el mismo, que esta situación también en el caso no consentido
de que hubiese algún asidero, se encontraba prevista expresamente en la norma del
Art. 436.2 de la Constitución, que esto era el impugnar o demandar una
inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional, que esta sería la Institución que
estaría envestida de la potestad para resolver al respecto; que quería denotar que el
petitorio plasmado en el numeral 2) del libelo pedía de una manera abierta e
indeterminada se repare de manera adecuada las violaciones constitucionales, que
esto no podía ser atendido, aún en el evento de que también existiese algún asidero
para ello, en vista de que debían haber hecho constar las maneras adecuadas en la
demanda, que más todavía no se podía romper el principio del derecho procesal de
solicitar que el administrador de justicia disponga situaciones que no han estado
expresamente defendidas en una demanda, que le parecía que la expresión era
absolutamente subjetiva y un tanto etérea; que se debía olvidar que esta incidencia
contenga un asunto de carácter político, que se tenía que cotejar con las normas
procedimentales en materia constitucional, que por tanto la conclusión a criterio de la
Procuraduría, después de haber hecho el análisis que en Derecho corresponde, era
que la presente acción no cumplía con ninguno de los requisitos establecidos en el Art.
40 de la Ley de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, que no se advierte
vulneración de derechos constitucionales, que tampoco se puede aceptar el hecho de
que exista un acto u omisión de autoridad pública no judicial que los haya ocasionado,
así como tampoco la inexistencia de mecanismo judicial; que además esta demanda
incurría en cuatro de las causales expresadas como de improcedencia en el Art. 42
ibídem, esto es en los numerales 1), 3), 4) y 5) por lo que solicitaba que en sentencia
se rechace la presente acción de protección.- Al hacer uso a su derecho a la réplica
indicó, que los que estaban allí han venido a defender el Derecho, que no estaban
discutiendo sobre el campo político; que quería reiterar que los señores asambleístas
han acudido a esta acción de protección auto representándose, es decir por sus
propios derechos, que del hecho de decir que están representando al pueblo
ecuatoriano es un hecho que cae en el ámbito de lo subjetivo, que ventajosamente
eran abogados, que en el ámbito procesal había dos posibilidades, que de ser
representantes debían adjuntar a la demanda las firmas de todo el pueblo ecuatoriano,
o que a su vez éstos escogerían un poder de acción judicial para poder legitimar el
poder procesalmente hablando, que ninguna de las dos cosas han acontecido, que por
tanto entendían que estaban acudiendo por sus propios y personales derechos; que en
lo que respecta a la actuación de la Procuraduría en esta audiencia, lo hacían por
cuanto estaban defendiendo al Estado, que la defensa del Estado no tenía ningún
asidero o quizás se podría interpretar que se estaba defendiendo, en este caso, al
Presidente de la República y no ha sido así, que debía dejar expresa constancia que lo
que se estaba defendiendo era al Estado ecuatoriano, que en esta oportunidad
simplemente atañe al señor Presidente de la República y a otros funcionarios, que
estaban en defensa absoluta de todos los personeros de las instituciones del Estado,
que era defender al Estado porque si bien el Estado somos todos, el Estado y la
autoridad pública se encarna a través de las autoridades legítimamente electas, que
por eso era lo que defendía al Estado, ¿porqué es que la Procuraduría ha iniciado su
intervención diciendo que se está defendiendo la legitimidad de lo actuado, que era
justamente porque la propia Constitución en su Art. 83.1 establecía que es deber de
todo ecuatoriano acatar las decisiones legítimas de autoridad competente, que era por
eso que la Procuraduría tenía que en su defensa denotar que ha existido entera
legitimidad en lo actuado en el presente asunto, que por tanto reiteraba en su pedido
respetuoso de que en sentencia se rechace la presente acción de protección.- En la
reinstalación de la audiencia llevada a cabo el día 28 de octubre del 2010, a las 09h00,
agregó, que debía hacer tres puntualizaciones, que reiteraba que la intervención que la
Procuraduría realizaba ha sido una defensa en estricto derecho y en conformidad con
lo que dicen las leyes y los reglamentos del país; que la propia Asamblea Nacional ha
sido defendida por la Procuraduría General de Estado en varias ocasiones, que incluso
él personalmente ha tenido la oportunidad de defenderla en representación de la
Procuraduría General del Estado, que esto lo expresaba para que quede constancia
que la Procuraduría se empeñaba en proteger el principio de la constitucionalidad del
Estado; que el juez debe responder en base a las pruebas que se presenten en la
acción de protección, que se indicaba en ellas que la cadena de televisión fue
presentada dentro del estado de excepción, que las pruebas explicaban acerca del
contenido actuado por el señor Presidente de la República, que por tanto al haberse
reconocido todo lo procedido por el señor Presidente de la República, solicitaba
nuevamente se rechace la presente acción de protección;
3. PRUEBA
3.2. El Decreto Ejecutivo 493 de 5 de octubre del 2010, suscrito por el señor Eco.
Rafael Correa Delgado, Presidente Constitucional de la República del Ecuador.
3.3. El Recorte de prensa del Diario El Comercio de 17 de octubre del 2010, pág. 33,
que contiene la Resolución dada por el Pleno de la Asamblea Nacional el 14 de octubre
del 2010, condenando los hechos ocurridos el día 30 de septiembre del 2010.
3.6. El acta de diligencia notarial practicada el 21 de octubre del 2010, por el señor Dr.
José Vicente Villacís, Notario Séptimo Suplente del Cantón Quito, en el interior de la
Secretaría Nacional de Comunicación, ubicada en el Palacio de Carondelet, en las
calles García Moreno y Chile en su computador, respecto al correo electrónico
hernandez@presidencia.gob.ec, con el objeto de verificar la hora de envío de e-mails,
a los diferentes medios de comunicación el día 30 de septiembre del 2010;
efectivamente, el Notario da fe pública de la existencia de varios correos en el indicado
correo electrónico perteneciente al señor Christian Alberto Hernández Yunda, Asesor
de la Secretaría Nacional de Comunicación; de éstos documentos se evidencia
principalmente el e-mail de 30 de septiembre del 2010, a las 1:22 pm dirigido a un
sinnúmero de medios de comunicación, en el que como asunto consta: “ Cadena
nacional de radio y tv emergencia. Indefinida e interrumpida; en él consta adjunto el
oficio SNCOM-O-10-721, descrito en el numeral 3.1.
4. FUNDAMENTACIÓN
b.1. Art. 13: “Libertad de Pensamiento y Expresión: 1.- Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras,
ya sea oralmente, o por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección. 2.- El ejercicio del derecho precedente no puede estar
sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) El respeto al
derecho o a la reputación de los demás, o b) La protección de la seguridad nacional, el
orden público, o la salud, o la moral públicas. (…)”
b.3. El Capítulo V, referente a los deberes de las personas, Art. 32; “Correlación entre
deberes y derechos: 2) Los derechos de cada persona están limitados por los derechos
de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en
una sociedad democrática”.
Esto significa que la libertad de una persona consiste justamente en poder realizar todo
lo que no sea perjudicial a otro individuo, por tanto entendemos a la luz de esta
disposición que el ejercicio material de los derechos de cada ser humano no debería
tener otro límite que los que aseguren a otros miembros de la sociedad el disfrute de
esos mismos derechos, siendo por tanto la ley la llamada a limitarlos, si éstos son de
aquellos que por su naturaleza y condición legal pueden restringirse.
Nótese, que la Convención al enunciar en este artículo el límite de los derechos de una
persona, se refiere justamente al “orden público”, que es un derecho reconocido
también por los instrumentos internacionales de los derechos humanos, y dentro de
este el derecho a la seguridad pública, al bien común y a la democracia; este orden
público es además un elemento de carácter esencial que el Estado, en este caso, el
Presidente Constitucional de la República como Jefe del Estado y del Gobierno, tiene
la obligación de mantener, respetar y garantizar el orden publico, con la finalidad de
que no se altere o distorsione; que en el caso que nos ocupa estaba en esa condición
como producto de un reclamo de la Policía Nacional por aparentes medidas que a decir
por lo que hemos escuchado todos a través de los medios de comunicación y sus
noticieros eran aparentemente contrarias a sus expectativas personales y familiares.
Este derecho al “orden público”, que se equipara también con la paz y tranquilidad
ciudadanas, a que tenemos derecho todos los ecuatorianos, se identifica además con
el orden jurídico y político que tiene un Estado, ya que para cumplir con las
obligaciones de respeto y garantía a las que nos comprometimos como Estado parte de
la Convención Americana de Derechos Humanos, se necesita de este tipo de
ordenamiento, que muchas veces se altera debido a la falta de acatamiento por parte
de los ciudadanos y ciudadanas a las disposiciones contenidas en su normatividad no
es por otra cosa que la protección como bien jurídico del Estado ecuatoriano, al
tipificarse como delito las diferentes manifestaciones que alteren la seguridad pública
del Estado; en nuestro Código Penal, a partir del Art. 123, se tipifican los delitos que
comprometen la paz social y la dignidad del Estado, así como su seguridad interna.
d) La Ley de Radiodifusión y Televisión: Art. 59: Toda estación está obligada a prestar
los siguientes servicios sociales gratuitos: a)”Transmisión en cadena de los mensajes o
informes del Presidente de la República, (…); En el Reglamento General de esta ley se
regulará el uso de estos espacios, su tiempo de duración, la frecuencia de cada uno de
ellos y su transmisión (…) salvo el caso de emergencia constitucionalmente
declarada” (lo resaltado es nuestro).
Para concluir con este tema, y lograr una mejor comprensión, es necesario también
transcribir lo que además dice este libro publicado por la Relatoría Especial para la
libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “ii) Las
limitaciones deben estar orientadas al logro de los objetivos imperiosos autorizados por
la Convención Americana.- Las limitaciones impuestas deben perseguir el logro de los
objetivos imperiosos establecidos taxativamente en la Convención Americana a saber:
La protección de los derechos de los demás, la protección de la seguridad
nacional, del orden público o de la salud o moral públicas. Son únicamente éstos
los objetivos autorizados por la Convención Americana, lo cual se explica que el
hecho de que las limitaciones deben ser necesarias para lograr intereses
públicos imperativos que, por su importancia en casos concretos, preponderen
claramente sobre la necesidad social del pleno goce de la libertad de expresión
protegida por el Art. 13” ( lo subrayado nos pertenece).- “ La protección de los
derechos de los demás, como objetivo que justifica limitar la libertad de expresión: Por
otra parte la jurisprudencia interamericana ha sido clara en precisar que en los casos
en que se impongan limitaciones a la libertad de expresión para la protección de los
derechos ajenos, es necesario que estos derechos se encuentren claramente
lesionados o amenazados, lo cual compete demostrar a la autoridad que impone la
limitación. Si no hay una lesión clara a un derecho ajeno, las responsabilidades
ulteriores resultan innecesarias”.
Con ello, nos preguntamos ¿no estuvo realmente amenazada y hasta lesionada la
seguridad ciudadana el día 30 de septiembre del 2010, mientras la fuerza pública no se
encontraba en las calles para proteger a los ciudadanos de la de la delincuencia que
hacía de las suyas?; se encuentra por tanto, solo con este hecho, justificada la
limitación o restricción al derecho a la información, que con la cadena de radio y
televisión se realizó por horas en ese día y que es objeto de esta acción de protección;
sin tomar en cuenta, que se suspendieron las clases a fin de que los estudiantes se
refugien en sus hogares desde donde la ciudadanía estaba debidamente informada en
forma oficial de los acontecimientos que estaban ocurriendo en los cuarteles policiales
a nivel nacional; siendo claro que durante ese tiempo no se dio la oportunidad de
escoger los medios por los cuales se debía acceder a esa información, justamente para
no alterar más la tranquilidad y paz ciudadanas, y;
Como tercera interrogante está ¿si la restricción era necesaria en una sociedad
democrática?; al hablar de “necesaria”, se debe entender que la propia Convención en
varios de sus artículos así como en el preámbulo menciona a las “instituciones
democráticas”; por tanto consideramos que efectivamente esta medida, de disponer la
cadena de radio y televisión era necesaria no solamente para proteger la
institucionalidad democrática, o la democracia participativa o democracia sustancial, de
la que ya habíamos mencionado, sino para todo el contexto que significa la protección
y garantía de los derechos fundamentales, que sin democracia se verían seriamente
vulnerados, consideramos entonces, que si uno de los objetivos de la Convención, es
la protección y respeto de las instituciones democráticas, esta medida ordenada por el
Gobierno Nacional, era necesaria y duró también lo estrictamente “necesario”, esto es,
mientras la Policía Nacional, persistía en su amotinamiento y el señor Presidente
Constitucional de la República, Eco. Rafael Correa Delgado, volvió al Palacio de
Carondelet; tal es así, que luego de éstas horas, los medios de comunicación volvieron
a transmitir sus noticieros e informaron a la ciudadanía sin ningún tipo de restricción ni
censura previa, pese como ya se dijo, persistir hasta la presente fecha el estado de
excepción en la provincia de Pichincha, pudiendo la ciudadanía enterarse libremente,
formando sus propias convicciones, de los acontecimientos y opiniones vertidas
durante y después del 30 de septiembre del 2010.
Continuando con este test, la siguiente interrogante consiste en que si ¿la restricción
era conducente para conseguir el objetivo invocado?, esta pregunta se refiere
básicamente a la idoneidad de la medida adoptada, que en este caso es la cadena
nacional de radio y televisión, tantas veces invocada, debemos analizar si
efectivamente cumplió con la finalidad que buscaba, esto es mantener el orden público
y el respeto a las instituciones democráticas, así como a la seguridad nacional y
ciudadana; siendo la respuesta tan clara que no necesita mayor análisis, por lo que
podemos decir que la Fuerza Pública se encuentra cumpliendo con las funciones y
deberes otorgados por la Constitución de la República, el orden público se ha
precautelado y mantenido en todo el país, y sobre todo continuamos gozando todas y
todos los ecuatorianos de un régimen democrático y de respeto a los derechos
humanos.
5.- RESOLUCIÓN