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DE CARVAJAL, MARTA ESCAVIAS . Correo Farmacéutico ; Madrid [Madrid]27 Feb 2012: 40.
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PEDIATRÍA. Expertos alertan de una 'fiebrefobia' en los padres, que tratan de bajar la temperatura a toda costa a
base de antitérmicos, que no son tan eficaces como se cree y pueden suponer un gasto energético injustificado en
los más pequeños
Combatir el estado febril de los niños se ha convertido en una prioridad absoluta por parte de algunos padres que,
por desconocimiento y miedo a que las décimas de más sean perjudiciales para el pequeño, tienden a la
fiebrefobia; es decir, bajar la temperatura a toda costa, sin vigilar el estado verdadero del niño y haciendo un uso
abusivo de los antitérmicos que, en muchas ocasiones, no son tan eficaces como se cree y pueden suponer un
gasto energético injustificado. Ésta es la denuncia de expertos reunidos en el IX Curso de Actualización en
Pediatría, celebrado la semana pasada en Madrid y auspiciado por la de la Asociación Española de Pediatría de
Atención Primaria (Aepap).Especialistas consultados por CF coinciden en señalar que para eliminar esta fobia las
familias deben entender que la fiebre es una respuesta normal del organismo para hacer frente a las infecciones y
no hay que tratarla. "Cuando un niño tiene fiebre hay que consultar y vigilar el proceso febril, pero no tratarlo",
explica Ramón Ugarte, del Centro de Salud Olaguibel, en Vitoria. La fiebre puede ser motivo de muchas cosas, pero
"lo más frecuente, sobre todo en niños que van a la guardería, son las infecciones víricas, que no precisan ningún
tratamiento específico y la fiebre remite espontáneamente", añade María Isabel Úbeda, del Centro de Salud de la
Eliana, de Valencia. La fiebre no es una enfermedad en sí misma y es deber de los padres vigilar el estado del
enfermo para averiguar cuál es la enfermedad de fondo que la ha provocado. "Cuando es causada por una
infección, la fiebre remite en uno o tres días en el 90 por ciento de los casos, mientras que la infección puede durar
entre cinco y siete días", apunta Begoña Domínguez, presidenta de la Aepap.Lo importante es observar que el niño
se encuentra bien. Por lo general, "si el niño está contento es señal de que se encuentra bien y no necesita
tratamiento, aunque si se encuentra mal se le puede dar un analgésico y antitérmico para que mejore", añade
Domínguez. Sin embargo, si su estado general sigue siendo malo a partir del tercer o cuarto día, e incluso hay
vómitos, la sintomatología nos está indicando que la fiebre puede deberse a otra cosa. Para aliviar el dolor se le
puede quitar algo de ropa, sin llegar a desabrigarle y bañarle en agua templada, nunca fría. "Es un error común
bañarle en agua fría y a lo único que esto ayuda es a que el cuerpo se enfríe y la energía desaparezca", indica
Ugarte. Lo que sí es importante, es que "el niño esté bien hidratado para reponer la pérdida de líquidos que
conlleva la fiebre", añade. Los especialistas recuerdan que no es conveniente usar dos antitérmicos a la vez ni
ácido acetilsalicílico. "Es común alternar paracetamol con ibuprofeno, y eso además de un disparate es una fuente
de intoxicación en muchos niños", alerta Ugarte. Y esto ocurre, precisa Úbeda, "porque falta educación sanitaria".
TOS AGUDALa tos aguda es también causa frecuente de consulta en pediatría. Al ser un síntoma molesto que
dificulta el descanso tanto de niños como de mayores se intenta buscar una solución administrando algún
fármaco que alivie estas molestias. La variedad disponible y su fácil dispensación (muchos no precisan receta)
hace que sean considerados como seguros, pero "el problema es que no se conoce su eficacia, pero sí algunos de
sus efectos adversos, como las arritmias o los trastornos cardiovasculares", indica Ugarte. La tos es un
mecanismo de limpieza de las infecciones del aparato respiratorio y necesaria en los más pequeños porque no
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Primera página: 40
Sección: MEDICINA
ISSN: 1695002X