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La combustión es generalmente entendida como sinónimo de arder, pero, desde un punto de vista
químico, la combustión es un fenómeno mucho más amplio. La combustión se puede definir como
una reacción de oxidación altamente exotérmica, lo que significa que es una reacción que
desprende energía en forma de calor, a veces acompañada de luz, como ocurre en el fuego.
Aunque la combustión sea una reacción exotérmica, su inicio puede requerir que se aporte calor
hasta llegar a la temperatura de ignición, una característica de cada sustancia. Una vez que
comienza la combustión, el propio calor que desprende la reacción sirve para que esta continúe.
Combustibles y comburentes
Como en toda reacción, hay unas sustancias que reaccionan entre sí, los sustratos, para formar
otras sustancias, los productos. Los sustratos de la combustión se denominan combustible y
comburente:
Los combustibles son sustancias que desprenden calor al oxidarse y algunos de los más habituales
son hidrocarburos, tanto gaseosos como líquidos y sólidos. Por ejemplo, el butano es un
hidrocarburo gaseoso, el gasóleo es líquido y el carbón es sólido. Entre los comburentes, el mas
común es el oxígeno propio del aire.
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Por ejemplo, en la combustión del metano (CH4) con oxígeno ocurre la siguiente reacción:
Como los enlaces C-H contienen más energía que los enlaces C-O y H-O, hay energía que se
libera y es la causante del calor.
La combustión es una reacción imprescindible para muchas formas de vida de nuestro planeta,
incluyendo los seres humanos, que utilizan la combustión controlada de nutrientes a nivel celular
como fuente de energía. Por ejemplo, las mitocondrias utilizan la energía que desprende la
combustión de glucosa para formar ATP, molécula que la célula puede utilizar posteriormente en
sus procesos vitales que requieran de aporte energético.
Viendo el ejemplo anterior de la combustión del metano, se puede ver que se necesitan dos
moléculas de O2 para la combustión de una molécula de CH4. Si hay suficiente oxígeno, habrá una
combustión completa en la que todo el metano se transforma en CO2 y H2O.
El control de la combustión es muy importante en ciertas aplicaciones, por ejemplo los motores
de combustión de los automóviles. El diseño del dispositivo debe asegurar un caudal de aire
adecuado que permita una combustión completa y minimice la formación de restos que puedan
dañar el propio dispositivo.
Para hacerse una idea de la mayor toxicidad, el límite de exposición permisible del OSHA para el
CO en aire es de 50 ppm mientras que es de 5000 ppm para el CO2(ASHRAE recomienda no
superar los 1000 ppm). Por este motivo, la producción de monóxido de carbono por combustión
incompleta es una de las principales consideraciones de seguridad en aparatos domésticos, tales
como estufas y cocinas.
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Referencias